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El Paráclito y el universo complejo evolutivo (3/4)

Ver índice de las cuatro entregas en la anterior entrada. AD.

11 Dinámica vibratoria universal

      El cambio cultural que precisa el conjunto planetario tiene que ser obra del ser humano, del individuo y de su entorno, atendiendo la experiencia y las enseñanzas que el Paráclito ha ido depositando en los individuos constructivos de los diferentes ámbitos evolutivos, empezando por el entrelazamiento cuántico, por la vinculación de la esencia de la energía potencial y la cinética, en el 0,1 con que efectivamente se inicia la espiral áurea de Fibonacci, que tan claramente se manifiesta en el ámbito biológico, a pesar de que la ignorancia humana la iniciara en el 1,1.

      Lo fundamental para el avance de la espiral áurea es que el nuevo ámbito se genere con la fusión armónica de los dos Paráclitos anteriores. En el ser humano, su específico proceso se inicia con la relación individuo-entorno en el seno materno durante el embarazo, en donde está contenida toda la evolución anterior y se continua con el inicio a la lengua materna y su ensanche con las resonancias familiares, vecinales y locales hasta que el individuo asume una determinada lengua vernácula que facilita su interacción con su entorno geográfico, biológico, social y cultural.

Esta profunda y eficiente interacción entre el individuo, su comunidad vernácula y un determinado entorno geográfico, es lo que hizo posible que la humanidad poblara toda la Tierra habitable, desplazándose en condiciones que con frecuencia exigían una gran intrepidez, dada la peligrosidad de algunos lugares que debió de atravesar y la escasez de medios con que contaban.

      Las comunidades humanas que han llegado a nuestro tiempo manteniendo unas condiciones de vida similares a las que desarrollaron hace más de diez mil años, muestran, en su inmensa mayoría, una estructura matriarcal y pacífica, así como un conocimiento profundo de su reducido entorno. El inicio de la agricultura y la ganadería mejoró esta buena convivencia e interacción, al facilitar a los humanos una mayor y más segura alimentación, al tiempo que un mejor conocimiento de los procesos y las necesidades de animales y plantas.

      Esto reveló a los varones su participación en el proceso reproductor que hasta entonces creían privativo de las hembras y fue sustituyendo progresivamente la estructura social matriarcal por un machismo dominante que redujo a las mujeres a simples depósitos del proceso que ellos propiciaban, lo que unido al aumento de población de las ciudades y a la división del trabajo y de funciones, resquebrajó el sentido comunitario y la convivencia pacífica entre comunidades al establecerse comparaciones y atribuir a malas artes los privilegios que algunos disfrutaban, lo que condujo a enfrentamientos cada vez más frecuentes, que detuvieron el proceso evolutivo y provocaron graves involuciones, como la que estamos atravesando en la actualidad, sin que se cumplan los acuerdos adoptados para evitar la hecatombe que se avecina.

      Las dos imágenes que se adjuntan nos muestran las interacciones individuo-entono en el universo Luxón. La primera está obtenida en Internet como resultado de haber introducido en la búsqueda el texto “superposición cuántica resultado vibratorio”. La segunda es la imagen de un electrocardiograma en el momento de fallecer el individuo observando y por lo tanto deja de existir en el universo Lentor, pero mantiene su rastro en el Luxón y no sabemos lo que ocurrirá en el Taquión, aunque sabiendo que la energía ni se crea, ni se destruye es de esperar que el balance energético del individuo fallecido se trascienda al universo global.

      En cualquier caso, no siempre es posible determinar cuál de las ondas superpuestas corresponde al individuo y cual al entorno, y en qué medida contribuyen al desarrollo constructivo o destructivo del proceso evolutivo.

 

12 Vías para un futuro áureo

      La correcta y plena comunicación entre individuo y entorno es el instrumento fundamental para la buena armonización de los elementos relacionados y en el ámbito humano, la modificación fisiológica de la anatomía para lograr el habla es mérito del individuo, pero el entorno contribuyó poderosamente en la asignación de significados a los diferentes sonidos emitidos, a partir de la lengua materna hasta lograr una lengua vernácula capaz de identificar a una determinada comunidad consigo misma y con el entorno natural en el que transcurría su existencia.

      Las más de dos mil lenguas vernáculas existentes, deben conservarse, cuidarse e incluso aumentar en su diversidad para responder adecuadamente a las singularidades individuales y comunitarias, pero junto a ellas, la humanidad precisa de una lengua común para responder a la creciente globalidad planetaria.

      Esta lengua común no debe ser ninguna de las lenguas vernáculas existentes pues entonces es imposible la necesaria igualdad y la comunidad de la lengua elegida se siente autorizada para dirigir los diferentes aspectos del conjunto de la humanidad lo que no admiten las comunidades más poderosas y se sienten ninguneadas las más sencillas. Es lo que ha ocurrido con el latín, el francés y el inglés, entre otras lenguas de amplias pretensiones.

      El Imperio Romano borró las lenguas de las tribus y pueblos conquistados y extendió el latín por todos sus dominios. La destrucción posterior del Imperio supuso la progresiva degradación de la lengua imperial, degradación que se produjo a dos ritmos diferentes, unos más lento, que hizo que el latín se siguiera utilizando como idioma culto de toda Europa hasta el siglo 17, y otro más rápido a cargo de aquellos que sólo disponían de la comunicación oral y que desembocó en dialectos regionales.

      En el sur de Francia uno de estos dialectos tomó el nombre de lengua de Oc, y alrededor del año 1100 los trovadores empezaron a utilizarlo en sus poemas de amor, rompiendo el monopolio del latín en el mundo de la escritura y la literatura. La derrota en 1215 de los albigenses por los ejércitos de los nobles del norte de Francia supuso también el fin de los trovadores y el comienzo de los troveros, que utilizaron el dialecto del norte, la lengua de Oil, que pasó a ser conocida como lengua francesa.

      La lengua imperialista más interesante para extraer su experiencia, es la francesa, pues tiene claramente definido su inicio con la cruzada albigense y la destrucción de la culta lengua occitana, y su final se puede considerar que se inicia en 1890, al reunirse el Tribunal de Arbitraje para tratar el desacuerdo Anglo-Estadounidense sobre las jurisdicciones del Mar de Bering. Nadie discutía todavía la función de lengua franca internacional del francés, pero como las dos partes en litigio, tenían como idioma propio el inglés, decidieron utilizarlo en las sesiones. Francia protestó por lo que consideró un paso regresivo hacia la dispersión, pero el presidente de Estados Unidos, Harrison, intervino enérgicamente y logró que el Tribunal aceptara que el inglés fuera utilizado por las partes contendientes. Una muestra importante de la inestabilidad de cualquier solución imperialista, es la rapidez con que otros dos miembros del Tribunal, uno italiano y otro sueco, aprovecharan al percance para liberarse de la obligatoriedad de expresarse en francés y lograr que se aceptara que dieran su dictamen en su respectiva lengua.

 

13 El espíritu de las lenguas criollas

      Para lograr una lengua efectivamente común hay que acudir al espíritu de las lenguas criollas. Por lo general, las lenguas criollas son consideradas lenguas inferiores porque la mayoría de ellas fueron generadas por esclavos en muy malas condiciones, pero también hay lenguas que se sienten poderosas que tienen un origen criollo, pues están formadas por lo que hablaban los que estaban sometidos a quienes controlaban la lengua imperial. Es lo que ocurre con las lenguas latinas.

      La esencia del problema es la misma que se sufre actualmente pero con un ámbito mundial. El Consejo de Seguridad, máximo órgano efectivo de la ONU, utiliza seis lenguas que pugnan entre sí por ser hegemónicas, al menos en lo que consideran su área de influencia y se encuentran con la resistencia de las comunidades vernáculas que luchan por mantener su identidad singular e incluso, algunas de ellas, alcanzar un reconocimiento internacional, lo que logran en el ámbito comercial, por lo que algunas multinacionales se tienen que desenvolver con varias decenas de lenguas diferentes.

      El coste económico de esta estructura de comunicación mundial es inmenso, poco eficiente, excluyente y altamente negativo para la gente poco diestra en los idiomas, cuyo fracaso en el estudio de idiomas ajenos ha tenido graves consecuencias en el estudio y desarrollo de las materias en que era competente. Pero para aquellos cuya lengua vernácula era la que ejercía de lengua imperial, el beneficio que lograban en los más diversos campos eran fáciles y elevados.

      Asumir una lengua efectivamente común, que reúna la máxima lógica y sencillez para que pueda ser utilizada plenamente por todos los pueblos, en armonía con sus lenguas vernáculas, cualquiera que sea la historia y estructura de cada una de ellas, es la condición imprescindible para lograr un diálogo mundial en el que todos participen en igualdad de condiciones, sean genios o discapacitados.

      Esa lengua podría llamar CEM, Criollo Escrito Mundial. La clave está en la condición escrita de las reglas a utilizar, que permite fijarlas con plena claridad, en lugar de la sucesión de cambios que arrastran las lenguas vernáculas.

      Esas reglas ya existen desde hace más de cien años. Se trata del Esperanto, que si no ha logrado ejercer como lengua común de la humanidad, no ha sido por los defectos e  insuficiencias que se le puedan señalar, sino por la oposición de la comunidad cuya lengua ejercía de lengua franca mundial, que veía peligrar los enormes privilegios de que gozaba.

      Con posterioridad han aparecido otras lenguas que aseguran mejorar las condiciones para ejercer de lengua mundial. Pero el problema no es gramatical, pues como obra humana siempre será mejorable, como han demostrado las matemáticas. El mismo Zamenhof, creador de la lengua, quiso mejorarla introduciendo algunos cambios, pero se le opuso la amplia comunidad que ya la estaba utilizando, y Zamenhof retiró su propuesta, mostrando su talante democrático.

      Que el problema no es gramatical, sino social, lo demuestra el hecho de que desde 1887 en que Zamenhof publicó la gramática y un vocabulario con 921 términos, en ruso, polaco, francés y alemán, se han publicado miles de obras en Esperanto y éste ha ejercido y sigue ejerciendo de idioma común en toda clase de conferencias y reuniones internacionales.

      Pero las dos ocasiones más serias en que el Esperanto pudo ser reconocido como idioma común de la humanidad, no fracasó por desacuerdo de los gramáticos, sino por la dura oposición de quienes gozaban de los beneficios de que su lengua vernácula desempeñara esa función.

      Así, al final de la Primera Guerra Mundial la Sociedad de Naciones se planteó ese reconocimiento y designó a un japonés para que comprobara la efectividad de su funcionamiento. Su informe fue favorable, pero encontró la dura y retorcida oposición de Francia, pues entonces el francés ejercía como lengua mundial. Al final de la Segunda Guerra Mundial la ONU resolvió el problema lingüístico con las seis lenguas oficiales del Consejo de Seguridad, pero la Asamblea General de la Unesco si que se planteó la cuestión de una lengua común y confió a un tunecino la misión de comprobar si el Esperanto podía desempeñar esa función. Su informe fue favorable, como lo había sido el del japonés, pero ahora era el inglés la lengua internacional y la oposición de EEUU e Inglaterra llegó al extremo de criticar dura e injustamente el Director General de la Unesco, darse de baja de la entidad, con  lo que suponía de privarla de una importante contribución y permanecer fuera de ella durante varios mandatos, incluyendo los de Mayor Zaragozá que repitió en el cargo, lo que probaba su buen hacer.

      Disponer de una lengua común, que se complemente armónicamente con la gran diversidad de lenguas vernáculas siempre ha sido una cuestión fundamental, pero con el paso del siglo 20 al 21incrementó extraordinariamente su importancia para poder aprovechar al máximo los nuevos medios de comunicación que situaban el diálogo y la interacción en un ámbito superior al humano. Se trata del lenguaje algorítmico, las redes cuánticas y el universo Taquión.

 

14 El lenguaje algorítmico

      Para aclarar el problema voy a recurrir a una experiencia personal. En la década de 1960 llevé a la imprenta una circular en la que había escrito la palabra abrir con h, y ni la máquina de escribir, ni los impresores, percibieron el error, pero si los compañeros implicados en la circular, por lo que hubo que repetir la impresión corregida. Para evitar esto, los periódicos y editoriales imprimían una primera copia de su trabajo llamadas “galeradas” que entregaban a profesionales, llamados “correctores” que las revisaban detenidamente para señalar los errores cometidos con el fin de evitarlos en la obra impresa.

      Ahora (2022) estoy escribiendo en un ordenador que utiliza un tratamiento de texto que me cambia automáticamente la palabra abrir si la escribo con h, y si tengo necesidad de hacerlo por exigencias del tema tratado, tengo que borrar lo corregido y volver a escribirlo con h, y entonces, ante mi insistencia, me admite habrir, subrayándolo para señalar la anomalía. No hay ningún individuo leyendo lo que he escrito, para corregir mis faltas y ni siquiera para ayudarme en mis dudas sobre alguna cuestión muy concreta, sino que es la misma aplicación utilizada la que compara lo que escribo con las reglas gramaticales y los vocabularios que le han insertado, para admitirlo, corregirlo o señalar el posible error.

      Lo mismo ocurre con los cajeros automáticos de los bancos. Si inserto mi libreta o tarjeta y le pido una determinada cantidad de dinero, me lo entrega después de realizar las comprobaciones que tiene programadas, sin que intervenga ningún empleado del banco. Más complejo es el tratamiento de voz, pues si llamo a un teléfono de información de una gran empresa o servicio oficial, me responde una máquina preparada para responder a preguntas muy concretas con respuestas igualmente preparadas entre las que debo elegir, a menos que la voz te diga que esperes a que te pueda atender y te ponga una música para aliviarte la espera, que con frecuencia suele prolongarse o incluso interrumpirse, obligando al usuario a realizar una nueva llamada, lo que ha provocado reclamaciones y alguna ley que intenta limitar la robotización del diálogo humano.

      Pero quizá lo más importante del lenguaje algorítmico es su capacidad de enlazar un gran número de informaciones para extraer conclusiones de gran fiabilidad y alcance. Cuando por la tele nos informan de los pronósticos meteorológicos de la próxima semana, acompañados de gráficos sobre la evolución de las borrascas, las bajas presiones, los vientos, las temperaturas y otros varios factores, lo hacen a partir de cientos, o quizás miles, de puntos de observación que ofrecen datos puntuales que los algoritmos enlazan y construyen las futuras líneas de evolución, con bastante acierto, como se puede comprobar cuando llega el momento pronosticado.

      Cuando los pronósticos los hacían los individuos humanos, lo más que enlazaban eran dos o tres fenómenos que observaban personalmente, como indica el siguiente refrán: Si la tramuntana s´emborrasca – i la Murta fa capell – llaurador, ves-te´n a casa – pica espart i fes cordell. Al pronóstico algorítmico le falta precisión local, pues aunque la lluvia anunciada se cumple en la comarca, en un pueblo el agua entra en las casas, mientras en otro vecino apenas moja la calle. Pero es de esperar que se progrese en este sentido.

      Esta capacidad de enlace y pronóstico de futuro también se cumple en los medios económicos, políticos, sociales, … pero tropieza en cuanto interviene la libertad humana, que habría que limitarla y regularla cuando está en juego la vida de muchos, e incluso de todos.

 

15 Brecha digital y manipulación digital

      Evidentemente hay una gran diferencia entre los que preparan y controlan los sistemas de comunicación digital o confeccionan los adecuados algoritmos y el público común que los utiliza, lo que tiende a crear diferentes problemas si los primeros los realizan buscando obtener el máximo provecho, sin considerar suficientemente las limitaciones de los diferentes usuarios, creándose lo que se conoce como brecha o fractura digital.

      Los que más han protestado de esta situación han sido los jubilados, tanto por depender mensualmente del sistema para el cobro de la pensión y no disponer de un cajero cercano, como que, por su edad, estos nuevos sistemas les resultan extraños y cualquier variación o error les provoca situaciones desesperantes, lo que ha conducido a que los gobiernos legislen limitando la robotización de ciertos servicios y exigiendo una mayor atención personal.

      Más grave puede resultar la información que la digitalización puede almacenar sobre los distintos aspectos de la existencia de cada individuo. El coronel Gómez de Ágreda ha estudiado ampliamente el problema y ha llegado a afirmar: Llevar un móvil encima es tener un espía en el bolsillo.

      Pero el espía cada vez extiende más sus tentáculos para llegar hasta los cajeros de los supermercados, pues las cajas no sólo registran los que se compra, sino quien lo compra, para hacer un listado de las preferencias de cada individuo y dirigirle ofertas a su medida, y lo mismo ocurre con los libros que compras y los temas que buscas en Internet.

 

Un comentario

  • Juan A. Vinagre

    Gracias, Pascual, por tus interesantes informaciones, no siempre fáciles de entender para los que no somos expertos. De tus informaciones y sugerencias me quedo con lo que aún es una utopía, a la que aspiro: la necesidad o alta conveniencia de una lengua común universal, que no sea impuesta por el “imperio” (el que sea) y que nos unifique más, a fin de que fuerce la instauración de un gobierno común universal que mire por todos  (y no esté al servicio de unos pocos.)  Creo que solo así  -mirando hacia adelante con una nueva visión más solidaria-, seremos capaces de no repetir tanto la historia más negra…, que tanto nos rebaja como personas.   Aunque cabe la diversidad en muchas cosas -respetables-, pienso que difícilmente nos sentiremos como pueblo global, como un solo pueblo, mientras las etnias, lenguas, patrias, mitos y religiones…  sean separadoras… o quieran imponerse.  Cuando las diversidades legítimas se “desacralicen” y humanicen más, será posible  -o más fácil- una convivencia en relativa armonía.  Digo “relativa”, para no soñar demasiado, porque en la convivencia armónica entran en juego otros factores personales, que requieren una madurez capaz de desmontar ídolos y egos…; madurez que será necesario cultivar…  Si así fuere, viviríamos en un relativo paraíso…                          Quizá por ahí nos quiera llevar el Paráclito (si somos capaces de escucharlo), del que estos días están hablando algunos articulistas. Ojalá que la multitud de lenguas nos lleve a entendernos en una sola lengua, que no sea la impuesta por ningún imperio. Los imperios, pese a sus “grandezas”, son muy cortitos de vista…              Por eso: Ven…