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Secularización, oportunidad par la fe hoy.

La secularización ambiental,
¿es amenaza o es oportunidad?

Con ocasión de la Semana Santa 2022, el Señor Arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, escribió a sus feligreses que “las hermandades de Semana Santa son un muro de contención contra la secularización”. Por otra parte, el padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, declaró en su ponencia del Sínodo de la Juventud (2008) que “La secularización nos libera”. (Catalunya Religió. Mié, 26/09/2018). Posiblemente su percepción del fenómeno sociológico de la secularización es diferente. Pero desde ATRIO.ORG podemos postular que vivir como creyentes en un mundo secular, en la sociedad científico-técnica, nos puede hacer madurar como humanos. LS.

Los cristianos ilustrados españoles que tenemos más de setenta años, no olvidamos la lectura de “La ciudad Secular” del teólogo norteamericano Harvey Cox. Este alcanzó notoriedad al publicar en 1965 la obra The Secular City. Secularization and Urbanization in Theological Perspective (1965, Collier Books).

Sorprendentemente para ser un libro sobre teología el mismo alcanzó gran popularidad y fue muy influyente, se vendieron más de un millón de copias. Cox desarrolló la tesis que la iglesia es en esencia un conjunto de personas con fe y compulsión a la acción, en vez de ser una institución.

Cox sostuvo que “Dios esta tan presente en los aspectos seculares de la vida como lo está en los aspectos religiosos”. Lejos de ser una comunidad religiosa protectora, la iglesia debe estar encabezando los cambios en la sociedad, celebrar nuevas formas de religiosidad es expresarse en el mundo. Algunos consideraron que frases tales como “el conservadurismo intrínseco previene que las iglesias de denominación dejen sus palacios y den un paso hacia la revolución permanente de Dios en la historia” (p. 206) amenazaban el status quo, o eran entendidas como abrazando la revolución social de la década de 1960.

Harvey Gallagher Cox, Jr. (nacido 19 mayo de 1929 en Malvern, Pensilvania) es uno de los teólogos preeminentes de Estados Unidos y ha sido el Profesor Hollis de Divinidad en la Harvard Divinity School, hasta su jubilación en octubre del 2009. Las investigaciones y enseñanzas de Cox se enfocan en los desarrollos teológicos en el mundo cristiano, incluida la teología de la liberación y el rol de la cristiandad en América Latina.

Harvey Cox accedió a la Universidad de Pensilvania y obtuvo su BA con honores en historia. Luego en 1955 obtuvo su B.D. (Bachillerato en Divinidad) en la Yale Divinity School, y más tarde, en 1963, su Ph.D. en historia y filosofía de la religión de la Universidad de Harvard.

Con anterioridad, en 1957, Cox fue ordenado ministro de la iglesia Bautista Norteamericana, y comenzó a enseñar como profesor asistente en la Escuela Teológica Andover Newton en Massachusetts. Luego en 1965 impartió clases en la Escuela de Divinidad de Harvard en 1965 y en 1969 se convirtió en profesor.

El título completo de la edición española es: La ciudad secular. Secularización y urbanización en una perspectiva teológica. Como una teología comprometida llega a convertirse en política que define muy bien los objetivos del denso ensayo. Con posterioridad, en 1985, La religión en la sociedad secular. Hacia una Teología Posmoderna (Sal Terrae, 1997)

También la lectura de Sincero para con Dios del obispo Robinson nos ayudó a reencontrar un modo secular de vivir nuestra fe. Sincero para con Dios es un ensayo que critica la teología cristiana tradicional. Fue escrito por el obispo anglicano John Arthur Thomas Robinson y publicado por SCM Press en 1963.

Él mismo considera que la principal contribución de este su libro fue su síntesis satisfactoria de la labor de teólogos aparentemente opuestos como Paul TillichDietrich Bonhoeffer y Rudolf Bultmann. Robinson, asumió que se definía desde una mirada secular, distante y post moderna en la constante exploración de lo que significa estudiar a Dios. En este libro Robinson propone abandonar el concepto de un Dios “allá afuera”, existente en algún lugar del universo como un ser “supremo cósmico”, tal como se ha abandonado ya la idea de Dios “allá arriba”, como aquel viejo en el cielo.

En su lugar, ofrece una reinterpretación de Dios, a quien definió como amor. ​ Después de respaldar la afirmación de Paul Tillich, que Dios es el “fundamento de todo ser”, Robinson escribió: “Porque es en la entrega de sí mismo, en su absoluta la auto-entrega a los demás en el amor, que [Jesús] revela y pone al descubierto que la tierra del ser humano es el amor “.​ Por otra parte habla también de la supresión de la iglesia como una institución, de la secularización de la fe cristiana y de la salvación universal.

 

Los debates sobre la secularidad siguen vivos en el siglo XXI

Secularización es una de las categorías con las cuales las ciencias sociales pretenden describir la modernidad. Designa el proceso de ruptura y emancipación de la política y la vida social de la autoridad de la religión, bajo la tendencia hacia la racionalización y el desencantamiento (Weber 2012, 369). Representativo de ello es el lema de la Ilustración Sapere aude, una entusiasta exhortación a tener valor para servirse del propio entendimiento (Kant 2010, 3).

De este modo, la religión -específicamente, el cristianismo-, al igual que la metafísica, representan las principales barreras que el pensamiento moderno pretende superar en el camino hacia su plena autonomía racional. El lema volteriano “écrasez l’ infame” simboliza el espíritu de una época que vio en la religión su principal enemiga. Por ello, la actitud crítica y escéptica frente a la religión fue una de las determinaciones esenciales de la Ilustración (Cassirer 1994, 156), al punto que su programa mismo era el desencantamiento del mundo (Horkheimer y Adorno 2009, 59), el cual trae consigo la expulsión de la religión del ámbito público.

Un profesor de sociología de la Universidad Complutense, Rafael Ruiz Andrés, ha publicado un estudio iluminador: “El proceso de secularización de la sociedad española (1960-2010): entre la Historia y la memoria” (en Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea. Universidad de Alicante). No es fácil un consenso sobre lo que se entiende por “secularización”: la definición de ‘secularización’ recogida en el Diccionario enciclopédico de historia de la Iglesia puede ayudarnos a iniciar nuestra reflexión: «En el entorno de la Ilustración, los bienes eclesiásticos fueron una vez más objeto de discusión crítica. En este proceso de diferenciación social marcado por una creciente secularización, y en el marco del crecimiento del saber y de la progresiva desacralización de todos los ámbitos de la vida humana, cada vez más aspectos seculares fueron retirados de la esfera de influencia de la Iglesia» (Kasper et al.,2005).

Como se vislumbra en el párrafo presentado, la progresiva desa-cralización de todos los ámbitos de la vida humana aparece como un proceso paralelo al crecimiento del saber y, en consecuencia, de la modernidad. Desde la Ilustración emerge con fuerza un discurso que tiende a la identificación entre la religión positiva a eliminar y el cristianismo eclesial, esencialmente el catolicismo.

Siguiendo la reflexión de Foucault (1999: 339-340) a propósito del texto de Kant sobre la Ilustración, la modernidad se caracteriza por la consciencia de la discontinuidad del tiempo: ruptura con la tradición y sentimiento de la novedad. Este sentimiento de novedad se acrecentó por medio de las revoluciones industriales. Los dos hechos, la Ilustración y la “génesis del capitalismo”, originaron un profundo seísmo en la vivencia de lo religioso en las sociedades europeas.

 

La secularización, una oportunidad para la maduración de la experiencia religiosa

En un artículo de internet, Más allá del fin de la religión: la secularización como «oportunidad» para la maduración del hecho religioso: una reflexión desde España (15 de mayo de 2021) leemos: contamos con la presencia de Rafael Ruiz Andrés que abordará la realidad de la secularización en España y Europa.

Tras presentar parte de las dinámicas que han caracterizado a la transformación socio-religiosa, reflexionaremos acerca de cómo la secularización también constituye una oportunidad para redescubrir la fe a través de un proceso de personalización e interpretación autónoma de la religiosidad más allá del «mero» cumplimiento de normas.

Esta charla da pautas para superar la visión que tiende a contemplar a la secularización como el irremediable «fin de la religión» y ubicar, así, al creyente en un plano más creativo, invitando a la búsqueda de nuevas formas de fidelidad a la figura de Jesús de Nazaret.

Por otra parte, el padre General de la Compañía de Jesús, Arturo Sosa, declaró en su ponencia del Sínodo de la Juventud (2008) que “La secularización nos libera”.(Catalunya Religió. Mié, 26/09/2018). Posiblemente su percepción del fenómeno sociológico de la secularización es diferente, pero sus opiniones son dignas de tener en cuenta. Y lo hizo en Barcelona durante la visita en 2018 a las comunidades de los jesuitas en Cataluña, en un encuentro abierto con personas vinculadas a los jesuitas en la Iglesia de Casp de Barcelona.

Arturo Sosa dejó de lado las lamentaciones: “A veces con la secularización creemos que perdemos algo, sin tener en cuenta la poca profundidad cristiana del régimen de cristiandad”.

Sosa sabe que la secularización “a más o menos velocidad se produce en todas las partes del mundo”, no sólo en Cataluña. Y por eso dice que debemos “atrevernos a ver la secularización como un signo de los tiempos, una manera con la que el Espíritu está hablando. En lugar de lamentaciones sobre el pasado, preguntémonos qué dice el Señor”.

Si bien reconoció una secularización fruto del ateísmo militante o de la rotura del proceso de transmisión de la fe, Sosa también cree que “cuando una sociedad es secular, sale la curiosidad por lo religioso”.

Antes del acto abierto, en un encuentro con periodistas insistía en la misma idea: “La secularización nos libera de ser cristianos por automatismo. Pone el cristianismo en el terreno de una opción libre”. También remarca que “la sociedad secular nos libera de asociar la religión a la identidad de la tribu o de la nación”. Esto permite al cristianismo “hacer llegar la buena noticia a cualquier cultura” y “encarnarse en cualquier cultura humana”.

El general de los jesuitas también alerta contra el “fundamentalismo, que es una manipulación de la religión, y en cierto modo una forma de secularización” porque vacía la fe y conduce a “sociedades que parecen muy religiosas pero que son las más seculares.

 

Conclusión: la armonía

Para el cristianismo Dios ha creado el universo de manera que todo hombre pueda llegar a conocer y aceptar su oferta de amistad. La naturaleza hace ya verosímil que un Dios creador pudiera ser su fundamento. Además, es posible creer en la existencia de un Dios oculto y liberador, cuya ausencia, lejanía y silencio en el mundo tienen un sentido, y se ha manifestado en el Misterio de Cristo.

Por último, el cristianismo cree que el Espíritu de Dios está interiormente presente en el espíritu de todo hombre de una forma sobrenatural o mística, misteriosa pero real, que no rompe su ocultamiento, pero que da el testimonio final de la verdad de Dios.

Todo hombre en el mundo que no ha conocido el cristianismo, ni la persona de Cristo, está igualmente abierto a la posibilidad “verosímil” de que el fundamento real fuera un Dios real y existente. Además, sería posible que ese Dios hubiera diseñado un universo en que permanece en silencio para constituir la historia humana en libertad que debe atravesar el camino del sufrimiento.

Al hombre le es posible creer en la existencia de un Dios oculto y liberador, a pesar de su lejanía y de su silencio. Por último, todo hombre vive abierto a la Voz interior, misteriosa, mística, de un Dios que apela al hombre para ser aceptado. Entre el “universal religioso”, es decir, entre el posible sentido de la religiosidad de todo ser en el mundo y el “universal cristiano”, es decir, la proclamación del kerigma cristiano que considera que sólo admitiendo a Cristo puede el hombre en el mundo encaminarse a Dios, existe una profunda armonía.

Es la armonía entre la aceptación natural del Dios oculto y liberador y la aceptación del Misterio de Cristo que acepta al Dios oculto y kenótico en la cruz y al Dios liberador en la resurrección. Hasta el punto de que tiene sentido afirmar que la aceptación del Dios oculto y liberador, como esencia de la religión natural del hombre, es ya, implícitamente, una aceptación del Misterio de Cristo, del Dios que aceptamos a pesar de su anonadamiento en la cruz y en el que esperamos por la resurrección que anticipa el destino de la humanidad.
La Era de la Ciencia ha sido uno de los elementos más importantes en la configuración de la cultura moderna, hasta llegar a la modernidad crítica de los dos últimos tercios del siglo XX.

En punto crucial en la imagen del universo en el mundo moderno es que, en la modernidad crítica, nos ha permitido pasar a un una cultura de “patencia absoluta” de la Verdad a una cultura de la incertidumbre derivada del enigma del universo.

¿Es posible y legítima la opción natural por el ateísmo? Sin duda ninguna, tal como puede comprobarse por el estado de la ciencia y de la filosofía contemporánea, así como por el análisis sociológico que muestra que el ateísmo, el agnosticismo y la increencia popular son posibles. El ateísmo es una toma de posición ante el silencio-de-Dios, como hemos explicado.

¿Es posible la creencia en Dios, en el teísmo, en la experiencia religiosa personal y en las religiones? Es también posible y supone igualmente una toma de posición ante el hecho del silencio divino, tal como hoy se nos muestra en la Era de la Ciencia. A todo hombre en el mundo, en efecto, le es posible ser religioso creyendo en un Dios oculto y liberador.

Pero aquellos hombres que han conocido el cristianismo y han profundizado en la imagen del Misterio de Cristo, tienen también la posibilidad de reforzar su creencia en que el misterio de la creación.

 

5 comentarios

  • La secularización es, en primer lugar, la consecuencia lógica de las incoherencias defendidas por la Iglesia durante siglos y los avances de la ciencia.

    Pero esas incoherencias se deben a que las religiones oficiales, con esa prepotencia que les ha caracterizado siempre y su pretensión de estar en posesión de TODA la verdad se ha metido en jardines que no son suyos.

    ¿Qué creencias religiosas han sido destruidas por la ciencia? Sólo aquellas que la religión no puede atender porque no forman parte de su área.

    ¿Qué puñetas pinta la religión en asuntos como la rotación de la Tierra (asunto Galileo) o la circulación sanguínea pulmonar (Miguel Servet, para no centrarnos sólo en las estupideces de la Iglesia Católica)

    Si la religión se hubiera limitado a los asuntos de la trascendencia religiosa, de la existencia de Dios y de los criterios de praxis diaria (moral, cotidiana, etc…) y además revisase esos criterios conforme la ciencia va avanzando en la resolución de las razones de los mismos en vez de mantener obsesivamente que está en posesión de la verdad, otro gallo cantaría a la religión.

    Por ejemplo. La Iglesia Católica, sigue manteniendo que la masturbación es pecado y se basa en primer lugar en el relato de Onán del AT (relato retorcido torticeramente porque lo que condena el AT no es la masturbación en si, sino el engaño que Onán hace a su esposa para quedarse con la herencia de su hermano, es decir el egoísmo y el robo) y en conceptos medievales sobre el esperma y la vida que “se encuentra en él en si mismos” haciendo de la mujer un mero receptáculo.

    ¿Qué pasaría si la Iglesia dijera: “Nos hemos dado cuenta de que las razones que teníamos para considerarlo pecado son erróneas. Cámbiese”? Porque el concepto de pecado no cambia, simplemente cambia el conocimiento que lleva a esa conclusión. Con datos erróneos no se puede llegar a conclusiones acertadas.

    Pero es que la ciencia, hoy en día que quien “manda” es ella, está cometiendo los mismos errores. Y con más delito que la religión.

    Porque la ciencia SÍ TIENE un método  de saber si lo que afirma es de su competencia o no. Si se puede conocer por medio de la experimentación física, si se puede medir, es su competencia, si no no.

    Y por eso está pontificando (nunca mejor dicho) sobre cosas en las que no puede aportar nada.

    Y lo hace en muchas más cosas, no solo en la religión. Los científicos de hoy tienen tendencia a que cuando no pueden entender algo, se inventan algo que cuadre e los números y les basta con llamarlo “oscuro” y ya está.

    Y los más beligerantes (cuyos intereses sí que son oscuros) o bien simplemente mienten a sabiendas (como Dawkins cuyos argumentos son cada día más surrealistas) o bien retuercen lo justo su argumento para que cuadre (como Hawkings confundiendo el “vacío cuántico” con la “nada” para que cuadre su argumento sobre la inexistencia de Dios, quizás con la esperanza de alcanzar una notoriedad científica que sus estudios serios no le aportaron y que no le aportarán) con las especulaciones que más le gustan.

    Falta humildad, tanto en teólogos como en científicos, en especial en aquellos que han vivido o viven en el momento en que sus especialidades son dominantes en el conocimiento del mundo.

    Por eso la secularidad es una oportunidad de oro para los creyentes. Nos da la oportunidad de revisar nuestros argumentos y de hacerlo en posición de inferioridad, de debilidad; siendo imprescindible ponernos a la altura de nuestros interlocutores, tratando de que estén a su alcance y no se conviertan en “dogmas infalibles que no necesitan justificación”.

    Quizás entonces podamos llegar a conclusiones sólidas entre ambas partes.

    Hay por ahí un comentario en que piden comentarios más cortos, pero esto no se puede comentar por twiter. Sorry

  • carmen

    Creo que la ciencia choca contra un modelo concreto de Dios. Me parece.

    Hay muchísimas personas que saben de eso que llaman ciencia, supongo que se refiere al descubrimiento del mundo que nos rodea, a asomarnos al universo en el que vivimos, al funcionamiento de nuestro organismo…en fin, a una serie de conocimientos. Y no sé eso qué tiene que ver con Dios. Pero si es todo tan tan tan asombroso que sobrecoge. Y ahí entra esa dimensión que llevamos dentro. Esa impronta de preguntarnos, y, cómo es posible? Esa pregunta nos la hemos hecho los seres humanos desde todos los siempres. Y siempre se han encontrado respuestas. Quizás lo que estemos buscando la mayoría de los que no queremos saber nada con la iglesia, es algo en lo que podamos apoyarnos.

    Hablo con mucha gente, mucha. Y a lo largo de muchos años. Conforme nos hacemos mayores nos hacemos más reflexivos y al final de las reuniones que ya son mucho más tranquilas que cuando éramos jóvenes, se acaba hablando como más en serio. Por no decir la de entierros a la que hemos asistido, la de alboroques que hemos echado a la persona que se ha ido y a las cosas que te salen del alma y las dices , casi sin pensar. Te aseguro que mucha gente no sabe qué hay. Lo que sí sabe es lo que no puede haber. Creo que esa línea se llama apofática o algo así. Y en esas estamos. Muchas personas salen de los tanatorios pensando que han asistido a una obra de teatro. Normalmente se la carga el pobre sacerdote.

    Mucha gente cree en cosas muy raras, muy extrañas, porque nuestra religión no da más que rotura de neuronas. Un día mi hermana, la inmediatamente superior a mí, me dijo que tenía en su casa a unos ángeles muy importante, no sé, arcángeles o algo así, se los había mandado una amiga, que si quería, me los mandaba. Ni se te ocurra, le dije. Pero ni se te ocurra. Nada más que me faltaba a mí que se colara algún demonio. Ni hablar.

    Colegio de monjas desde siempre hasta los dieciocho años. Menudo jaleeeeeeo tiene en esa cabeza.

    Mi amiga Carmen, que murió hace un par de años o tres, ya no sé, la Pandemia me ha hecho perder el control de los años que han pasado, cuando ya estaba muy malita, su hija mayor la llevó a un sitio de esos zen. Mira, me dijo. Eso, eso es tremendo, cuánta música rara, estoy yo para tonterías ahora…

    Cómo estas cosas te puedo contar mil. Acabo riéndome siempre. Pero es que hay un desconcierto total. No sé cómo decirlo ya. Es una pena todo. Una pena.

    Y luego están los quicos y demás. Esos ganarán la batalla como la iglesia se descuide. Tengo mucha gente que conozco en ese movimiento o lo que sea. Y mucha gente muy inteligente. Hay algo que no llego a entender. Porque si hablas con algunos, tampoco creen en determinadas cosas y acaban encogiéndose de hombros. Algo no me encaja. Algunos y algunas son de esos de primer nivel. De esos que bautizan el el Jordán y esas cosas. Pero algo hay que no llego a entender.

    En fin.

    Gracias. Me gusta que alguien de vez en cuando piense y diga que no digo tonterías, aunque sea por variar un poquito. Tenéis muuuuuucho trabajo que hacer. Muchiiiiisimo.

    Yo estoy ya jubilada.

  • Jose Ramon Jimenez Cuesta

    Buen artículo Leandro y buena respuesta Carmen. Carmen, la Ciencia sí tiene que ver y mucho, pues depende cómo “definas Dios y qué propiedades le des”. De hecho, eso es parte del problema contemporáneno. Yo soy como tú creyente porque mi visión científica (según me la planteo) no entra en conflicto con lo trascendente, pero hay gente que sí. Coincido, y mucho, contigo, que la Iglesia tiene algunas cosas que replantearse. No soy muy optimista en que vaya a ocurrir….No veo signos de esos cambios. Un saludo a ambos y gracias

  • carmen

    Hola.

    No entiendo qué tiene que ver la ciencia con todo esto. Siempre ha habido ciencia. Pero la sociedad era diferente, al menos en Europa. Las monarquías eran absolutas cuando todo el jaleo de Galileo. No cabía el oponerse a la Iglesia, monarquía absoluta donde las haya. O sea, imposible. Era una de las cabezas del águila. Las monarquías empezaron a perder su absolutismo y ya con la revolución francesa todo cambió, de golpe. Y las concepciones de muchas cosas empezaron a cambiar. Ese concepto de Dios como amo y señor ya no valía como antes. Pero no por la ciencia, sino por la sociedad. La sociedad era la que estaba empezando a cambiar.

    La ciencia sigue, gracias a Dios avanzando, y las sociedades también. El problema no es la ciencia. En absoluto. El problema es de encaje entre tu sentido de la vida con los conocimientos que ya son para todas las personas y no solamente para los ilustrados y lo que dice la religión que tienes que creer. Ya no sé está dispuesto a ello, pero no por la ciencia, sino por la sociedad. Somos diferentes. Hemos aprendido a leer y a escribir. Sabemos que somos valiosos.

    La persona que tiene una creencia en Dios, da igual qué concepto tenga de Dios, no hay concepto científico que la destruya. Ahí está Procusto.Lo que sí puede modificar es su modelo de Dios. Eso , creo entender, es lo que trata de hacer el modelo posteista, pero no para destruir a Dios, sino justamente lo contrario, para salvarlo. Eso creo. Eso pienso.

    Pero claro, qué se hace entonces con la iglesia católica? Defiende un modelo de Dios. Y una serie de cosas que habría que replantearse.

    Ahora hay una serie de artículos de personas que se dedican al mundo científico y dicen que el conocimiento les acerca a Dios. Es que no veo el problema. Pero, a qué modelo de Dios? Leí Honesto para con Dios. Un libro magnífico. Y en castellano. Lo entendí muy bien. He leído mucho a Spong, me encanta. Y a Hans Küng, en fin, he leído cosas. También sé algo del pensamiento del Teilhard de  Chardin.

    Estoy segura de que la iglesia entrará en razón. Lo que no sé es el tiempo que tardará. Pero si ha sobrevivido diecisiete o dieciocho siglos, encontrará la manera. Seguro.

    Un abrazo