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El programa de Jesús (y 13)

E. La praxis del amor frente a toda ley y frontera

1. El último ejemplo

        El último de los ejemplos de Jesús a los suyos presenta una nueva oposición de su Programa frente a la ley. Le servirá para poner la guinda a sus anteriores declaraciones. Propondrá la práctica de un amor sin horizonte como seña identificativa de su comunidad. De ese modo, marcará el rumbo cierto a la plenitud humana. Así se lee el texto:

“43 Os han enseñado que se mandó: <<Amarás a tu prójimo>> y odiarás a tu enemigo.

44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, 45 para ser hijos de vuestro Padre del cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos. 46 Si queréis solo a los que os quieren, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen eso mismo también los recaudadores? 47 Y si mostráis afecto solo a vuestra gente, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen eso mismo también los paganos? 48 Por consiguiente, sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del cielo?” (Mt 5, 43-48).

        Como en los anteriores ejemplos, en este último persiste también la fórmula introductoria característica: “Os han enseñado que se mandó” y “pues yo os digo”. Por lo tanto, es equivocado entender que estas instrucciones de Jesús tenían como objetivo complementar o perfeccionar la antigua ley judía. No se trata de mejora, sino de oposición. La ley podrá mantenerse como válida por la moral de las religiones, pero ha quedado derogada en la sociedad alternativa.

2. Superando el egoísmo

        La ley enunciada: “Amarás a tu prójimo” forma parte del cuerpo legal del Levítico. Está citada literalmente (Ἀψαπήσεις τὸν πλησίον σου), aunque se ha recortado el final: Ἀψαπήσεις τὸν πλησίον σου ὡς σἑαυτὸν: “Amarás a tu prójimo COMO A TI MISMO” (Lev 19,18). El tijeretazo guarda coherencia con el mensaje del Galileo. El referente del amor no será “uno mismo” para los miembros de la comunidad. Hay otro modelo, alejado del egocentrismo, cuya práctica ha quedado refrendada y bien a la vista: la entrega leal y total del Galileo por sus amigos:

“Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros igual que yo os he amado. Nadie tiene amor más grande por los amigos que uno que entrega su vida por ellos” (Jn 15, 12-13).

3, El prójimo o la andadura para acercarse al diferente

        Para hablar del prójimo, los evangelistas usan un adverbio griego: πλησίον (‘cerca’, ‘próximo’) en forma sustantivada, precedido de artículo: ὁ πλησίον (‘el próximo’). El término aparece poco en los evangelios y en todos los casos, su empleo está relacionado con la ley del AT (Mt 5,43; 19,19; 22,39; Mc 12,31.33 y Lc 10,37). En el cuarto evangelio lo hallamos solo una vez actuando como simple adverbio para señalar una posición geográfica:

“Llegó así a un pueblo de Samaría que se llama Sicar, CERCA del terreno que dio Jacob a su hijo José” (Jn 4,5).

        Lucas lo utiliza en dos ocasiones sin artículo, como adverbio, aunque con referencia a la proximidad personal: La primera, en la pregunta capciosa del jurista al que Jesús había remitido a su código legal (Lc 10, 25-28): “¿Quién es mi prójimo?” (v. 29). La segunda, en la repregunta de Jesús tras su exposición del ejemplo del samaritano: “Qué te parece? ¿Cuál de estos tres se hizo prójimo (‘próximo’) del que cayó en manos de los bandidos?” (v. 36). La excelente respuesta del Galileo deshacía todas las dudas: El que está próximo es aquél a quien nos aproximamos. La proximidad responde a una praxis generosa, la del acercamiento que rompe las distancias.

        El relato de Lucas expone la forma didáctica en que el Galileo ayudó a superar los conceptos tradicionales y nacionalistas tenidos por sagrados. El prójimo para el AT era exclusivamente quien estaba distinguido por su pertenencia al pueblo judío. Ninguno de los cuatro evangelios empleará la denominación de ‘prójimo’ referida a los adheridos a la sociedad alternativa, el reinado de Dios.

4. El odio; camuflado en la Palabra de Dios

        La segunda parte de la cita de Jesús, expresada por él como concepto legal: “…y odiarás a tu enemigo”, no se encuentra bajo el formato de ley en todo el AT. No obstante, el odio y hasta la matanza de los tenidos por enemigos sí fue una constante en la historia de Israel. La manera de justificar las crueldades contra los adversarios consistía en atribuirlas a órdenes divinas que quedaron plasmadas en el AT como Palabra de Dios. Como muestra, dos ejemplos:

“Consagraron al exterminio todo lo que había dentro: hombres y mujeres, muchachos y ancianos, vacas, ovejas y burros, todo lo pasaron a cuchillo” (Jos 6,21).

“Josué los trató como había dicho el Señor: les desjarretó los caballos y les quemó los carros. Luego se volvió, se apoderó de Jasor y ajustició a su rey y pasó a cuchillo a todos sus habitantes, consagrándolos al exterminio; no quedó uno vivo. A Jasor la incendió” (Jos 11, 9-11).

        La enemistad y el odio suelen caminar en parejo. El sustantivo griego utilizado por Mateo al hablar de enemigo (ἐχθρός: ‘enemigo’) se usa también en esa lengua como adjetivo con el significado de: ‘odioso’, ‘detestable’. El término ‘enemigo’ se atribuye en el AT a naciones, regiones, grupos tribales o personas ajenas y distantes del pueblo de Israel. Se explica el odio contra los enemigos bajo la excusa de identificarlos como contrarios a Yahvé. Por tal razón, merecen odio y condena:

“Dios mío, si matases al malvado,
si se apartasen de mí los asesinos
que hablan de ti pérfidamente
y se rebelan en vano contra ti.
¿No aborreceré, Señor, a los que te aborrecen,
no me repugnarán los que se te rebelan?
Los odio con odio implacable, los tengo por enemigos”
(Sal 139, 19-22).

        Con todo, el radicalismo del odio hacia el enemigo, dejaba algunas rendijas a la solidaridad:

“Cuando encuentres extraviados el toro o el asno de tu enemigo, se los llevarás a su dueño.
Cuando veas al asno de tu adversario caído bajo la carga, no pases de largo; préstale ayuda”.
(Ex 23, 4-5).

        Aunque exhibiendo cierto aire de superioridad y en espera de obtener a cambio algún regalito de arriba:

“Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer;
si tiene sed, dale de beber;
así le sacarás los colores
y el Señor te lo pagará”
(Prov 25, 21-22; texto citado por Pablo en Rom 12,20).

        Las enquistadas ideas nacionalistas, los escollos derivados de la falta de autonomía a causa de la sujeción a un imperio dominante y el irreductible sentido teocrático de la vida, alimentaron y extendieron en tiempos de Jesús la práctica del amor al prójimo y el odio a los enemigos. La secta de los esenios de Qumrám la implantó como una regla esencial a cumplir por sus miembros.

5. El DNI de los seguidores de Jesús

        Jesús propuso a la comunidad de los adheridos a su Proyecto lo que se convertiría en una seña de identidad. Su propuesta no solo se oponía a las ideas y prácticas tradicionales más arraigadas, sino que hacía saltar en pedazos los cimientos sagrados sobre el que se había estructurado la vida de un pueblo considerado elegido por Dios. Su planteamiento desbarataba las más firmes creencias y doctrinas religiosas:

“Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen” (v. 44).

6. Rebasando toda utopía

        Las multitudes situadas a distancia en la falda del monte difícilmente podían aceptar tal instrucción. Sus mentes identificaban a los enemigos con las legiones romanas, con su violencia, con la pérdida de autonomía, con los impuestos al invasor… Para una sociedad enferma, dominada por los poseedores de la tierra, esta enseñanza resulta inentendible e impracticable. Pero Jesús sigue invitando a salir del abrigo de esa sociedad esclava, a abandonar la sumisión a las directrices del capital y optar por la humilde utopía del reinado de Dios. Su enseñanza e invitación a amar a los enemigos está dirigida a quienes han optado por esa utopía. Es a ellos a quienes anima a seguir una práctica subversiva.

        En este punto, tiene sentido preguntarse: ¿A quiénes se refiere el texto al hablar de enemigos? ¿Cómo identificarlos? Aquí se habla de “los enemigos” en referencia a quienes se comportan como tales contra el reinado de Dios: esa sociedad alternativa. Porque el Galileo no habla de enemigos en general (‘los enemigos’). El texto aporta un apunte especificando que son los enemistados contra el grupo: ἀψαπᾶτε τοὺς ἐχθροὺς ὐμῶν (lit.: “amad a los enemigos vuestros”).

        Los sujetos actuantes contra la sociedad alternativa, aludidos con la expresión “Vuestros enemigos”, están identificados acto seguido mediante la fórmula “los que os persiguen”. La persecución no tiene otro objetivo sino hacer desaparecer una realidad social que pone en total evidencia el engaño del orden establecido por los poderosos. La relación con Mt 5,10.11 es directa. En los tres casos se emplea el mismo verbo: διὡκω (‘perseguir’, ‘ir detrás de’). Mt 5,10 habla de una persecución hacia quienes mantienen su lealtad al Proyecto: “Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad”. En Mt 5,11 se llama a la alegría de saberse perseguido porque confirma estar en el buen camino. La cosa viene de lejos: “Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan… …porque lo mismo persiguieron a los profetas que os han precedido” (https://www.atrio.org/2022/04/el-programa-de-jesus-5/).

        La idea de amar a los enemigos no es una primicia atribuible a Jesús. Ya apareció con diferentes formulaciones en la filosofía helenística y en algunas religiones orientales. La gran novedad consistió en que la propuesta del Galileo sobrepasaba con mucho los íntimos límites de los sentimientos para expandirse en una praxis frente a quienes arremetían con violencia contra una revolucionaria manera de vivir. La actitud de los suyos, en respuesta al acoso permanente de los oponentes a la vida de la comunidad, está expresada con el verbo griego προσεύχομαι (‘rezar’, ‘suplicar’) seguido de una preposición ὑπέρ (‘en favor de’, ‘en provecho de’) señalando al beneficiario de la acción llevada a cabo. Orar no ha de entenderse como una recitación de plegarias, sino como la manifestación de los más sinceros deseos, siempre en favor de los obsesionados por destruir la vida del colectivo.

        Entre las dos partes de la instrucción de Jesús: “amad a vuestros enemigos” y “rezad por los que os persiguen” se da una doble equivalencia: los enemigos se identifican con los perseguidores y el amor, con la praxis acorde a los mejores deseos hacia ellos. Deseos y praxis a no confundir con la aceptación de la violencia y sus premisas. Deseos y praxis son respuestas de inteligencia y acción explicadas por el Galileo en el ejemplo anterior contra la violencia (https://www.atrio.org/2022/05/el-programa-de-jesus-12).

7. Parecerse al Padre del cielo

        Tal comportamiento solicitado por el Galileo encaja con la opción tomada por el colectivo de quienes se acercaron a él en el monte. Ellos han apostado por una sociedad alternativa o reinado de Dios, donde no se acepta más soberanía que la de quien no domina, sino emancipa e impulsa: “para ser hijos de vuestro Padre del cielo”. La finalidad del amor a los violentos perseguidores no es otra, sino la de llevar hasta el extremo la opción tomada. Esa praxis del amor logra que quienes la ejecutan se parezcan a Él (“ser hijos”). La conquista de la plenitud humana aparece como ofrecimiento, pero su realización compete al ser humano y a su libertad. La respuesta a la violencia mediante la praxis del amor llega a convertir a cualquier ser humano en el vivo retrato de Dios.

8. La pregunta que suele acosarnos

        Cabe preguntarse: Pero, ¿quién es Dios para el Galileo? ¿Cómo lo entendió él?

        Por lo expuesto con anterioridad, Jesús no comprendió a Dios como el gran legislador que implantó su soberanía mediante leyes y mandamientos a ser cumplidos bajo amenaza de una condena eterna. Para él, Dios no impone, espera. El Galileo pensó en Él como defensor a ultranza de la libertad, de manera que el omnipotente se ha vuelto impotente como consecuencia de haber dejado abierta la puerta a la libertad, al diálogo y el entendimiento entre humanos. Jesús no lo concibió como el inaccesible que deja al ser humano anonadado, rebajado y a sus expensas; lo entendió como el que ha puesto al alcance del ser humano todas las posibilidades para poder satisfacer sus aspiraciones de plenitud. En la mente del Galileo, Dios estaba lejos de ser un juez castigador; lo identificaba como el defensor siempre dispuesto a perdonar. De ninguna manera le entró en la cabeza que fuera el más violento y vengativo, sino el modelo de afabilidad, todo corazón. No aceptó que Dios impusiera a la mujer el castigo de tener una condición inferior a la del hombre y que fuera dominada por este (Gén 3,16); Jesús estuvo convencido de que Él estaba radicalmente a favor de la igualdad. No podía ser sino contrario al engaño y apostador empedernido por la verdad. Aunque a distancia, se hallaba siempre cercano, El Galileo nunca se refirió a Él hablando de: “El Misterio”. No lo concibió como el gran desconocido, sino el dispuesto a todas horas a dejarse conocer. Para hablar de Dios, estaban alejados de la mente del Galileo los nombres altisonantes. Él le llamó: EL PADRE.

9. Para Jesús, el nombre entrañable de Dios fue: EL PADRE

        EL PADRE destaca por su disposición siempre acogedora. En la relación con Él no tiene cabida el miedo. EL PADRE no genera temor, sino plena confianza. El miedo arranca de la maldad del Embaucador Global. EL PADRE se halla en todo momento cercano y en disposición de ser descubierto por el trato, a través de la experiencia de un amor sin fronteras. Así se lo enseñó Jesús a los suyos. La aceptación como Padre invita a tenerlo como original al que asemejarse, a reconocer en los propios rasgos personales el parecido a Él: “para ser hijos de vuestro Padre”.

10. El Padre, sí: pero “el del cielo”; el alejado del dominio, el comprensivo

        En la mentalidad del AT y NT el padre estaba investido en cada familia de total autoridad. Representaba la continuidad de la tradición. Su dominio en ese entorno era absoluto. La mujer y los hijos le pertenecían en propiedad y él disponía de ellos según su criterio e intereses. Ellos, por su parte, le debían completa obediencia. El Galileo rechazó ese criterio. Al referirse a Dios como “vuestro Padre del cielo” excluye la idea de dominio y se adentra en la del ser que despliega ante todo ser humano un horizonte de libertad capaz de permitirle aspirar a un grado de plenitud por él inimaginable. Una opción no discriminatoria, abierta a cualquiera independientemente de estar situado a favor o en contra de dicha posibilidad. Tal concepción está descrita con un simple ejemplo propio de la cultura contemporánea de Mateo: “que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia sobre justos e injustos”.

        El parecido al Padre supone dar a conocer a la sociedad enferma y, en especial, a los más desfavorecidos, un referente por el que apasionarse. La praxis del amor sin fronteras, plasmado en el amor a quienes acometen contra ese referente con pretensión de aniquilarlo, genera felicidad en los adheridos al Proyecto. La sociedad alternativa o reinado de Dios se presenta como recompensa por esa opción tomada. Un amor confinado en el círculo de la reciprocidad tiene escasa capacidad de enamorar al mundo. Ese amor de pequeño recorrido está incluso apoyado firmemente por los poseedores del capital, les sirve a sus intereses y carece de singularidad para representar una alternativa de sociedad. El Galileo lo expuso con dos sencillos ejemplos:

“Si queréis solo a los que os quieren, ¿qué recompensa merecéis? ¿No hacen eso mismo también los recaudadores? Y si mostráis afecto solo a vuestra gente, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen eso mismo también los paganos?”

11. Concluyendo

        Como conclusión de todo lo expresado con anterioridad, Jesús anima a los suyos a una praxis del amor sin fronteras como la ruta que conduce a la plenitud humana, de la que EL PADRE es el referente:

“Por consiguiente, sed buenos del todo, como es bueno vuestro Padre del Cielo”

        En una mayoría de versiones encontramos: “sed perfectos como perfecto es vuestro Padre del cielo”. Tales versiones siguen la pauta del latín de la Vulgata de Jerónimo de Estridón y traducen el término griego τέλειος (‘acabado’, ‘realizado’, ‘completo’) por ‘perfecto’. Ese vocablo (‘perfecto’) con fuerte sentido moral no encaja en un contexto donde se reclama generosidad. El Galileo no pide a los suyos el cumplimiento estricto de normas. Esa exigencia la manejaban constantemente los líderes religiosos judíos para tener a la población amedrentada y bajo sus riendas. La Ley ha sido derogada. La praxis de un amor desbordante ha superado sus imposiciones. El cumplimiento de una ley no hace bueno al ser humano. Lo que logra el efecto de parecerse al Padre (‘ser hijos’) es un amor llevado al extremo hacia quien actúa como enemigo. EL PADRE no ama al ser humano porque este demuestre ser bueno; ama a todo ser humano porque Él es el BUENO.

        La Ley ha sido superada por la praxis del amor sin fronteras. Entre una y otro existe una distancia abismal: La ley impone; el amor SE REGALA.

 

 

3 comentarios

  • Juan A. Vinagre

    Tu última frase, Salvador: “La Ley se impone, el amor se regala”, a mi juicio, expresa y sintetiza muy bien el Mensaje Nuevo de Jesús de Nazaret. La esencia de Dios Padre Abbá, y del Mensaje del Reino, es AMOR, un Amor humilde, que convive, que acoge y que deja salir el sol sobre todos, sin exclusiones. Dios Padre no discrimina, aunque tiene “preferidos”…    El mal en la tierra, que muchos consideran una cuestión no resuelta, tiene una razonable explicación y fundamentación en ese concepto de Dios Padre Abbá Amor humilde, que se da sin reservas, pese al mal inevitable en un ser humano encarnado en materia, y que además es relativamente libre (no un robot)…  El amor es la explicación de que nosotros -tan frágiles y falibles y relativamente libres y crueles… y cortitos de miras-, estemos aquí… El Amor se inclinó por lo más frágil, pese a los riesgos, que Él en su día reciclará…    (Me convence  y comparto  y reitero esta explicación de Torres Queiruga.)                  Y porque se trata de un AMOR que es divino, es decir, que nos trasciende, comprendo que solo pueda entenderlo a medias, como visto en un espejo con poca luz.   Ante tal amor, que necesariamente trasciende, comprendo que no pueda comprender mucho más. Y este comprender que no pueda comprender mucho más es un convencimiento racional, razonable. No una decisión solo emocional.         El esfuerzo de un exégeta, por bueno que sea, como Salvador, puede despejar algunas nieblas, pero no mucho más.  Dios Padre Amor Abbá, como nos enseñó Jesús, por ser necesariamente trascendente, rebasa nuestra capacidad de entenderlo. Sigue siendo el Misterio inefable. Pero esas tres palabras “Padre-Abbá-Amor”, que nos enseñó Jesús, en mi opinión (y en mi fe) ¡son suficientes para dar sentido a la vida y para apostar por la ESPERANZA!

  • oscar varela

    Hola!
     
    Se lee al inicio del Artículo:
    “persiste la característica: “Os han enseñado que se mandó” y “pues yo os digo”.
     
    Entonces Salvador concluye:
     
    1- “es equivocado entender que estas instrucciones tenían como objetivo
    – complementar o perfeccionar la antigua ley judía.
     
    2-  No se trata de mejora, sino de oposición.
    – La ley ha quedado derogada en la sociedad alternativa”
    ………………………………
     
    Ad 1:
    Ok.
     
    Ad 2:
    No parece “potable” tamaño “EXTREMISMO”
     
    La “necesidad” de
    – los Semáforos en las Ciudades, o
    – el “uso y costumbre” de sentarse a la mesa “a la hora de comer”, o
    – la infinidad de “ritos” de la Sociedad,
    Parecen desmentir la “absoluta derogación”
     
    Se parte de la “utópica ideología”:
    (casi de marca automovilística):
    “FIAT … y vio que era BUENO”
     
    Pero la molesta Realidad mostraba que “nada era ASÍ de BUENO”
    (las cosas se “oxidan” y los neumáticos se pinchan)
    se le intermedió la “ideología complementaria” (el Pecado Original).
     
    Y la persistente Realidad no tuvo (y tiene) más remedio
    que inventarse “muletas ortopédicas” para andar y no quebrarse del todo.
     
    Esto último es lo que llamamos “Cultura”.
     
    Etc. Etc. Etc.

  • mª pilar

    ¡¡¡Hermoso art. o explicación del Amor que el Padre regala a manos llenas!!!

    Se siente una gran paz al leer esta enseñanza que el Galileo Jesús daba a quienes querían escuchar, optar, y hacerlo:

    ¡Vida!

    Es un hermoso camino ha seguir, porque no te sientes “encorsetada” a unas normas frías y totalmente injustas  precisamente, porque se quedan fuera de ellas las personas más vulnerables y abandonadas por todas aquellas que de alguna manera tienen poder y riquezas sin límites.

    Gracias Salvador por esta hermosa labor de pregonar…a pesar de los pesares…que arrastra esta humanidad que dudo sepa hacia donde se dirige.

    Un abrazo entrañable.