I.- UN PROGRAMA DE ALTURA
1. Marcos, el originario
Alrededor de medio siglo después de haber visto la luz el evangelio de Marcos y una vez este expandido por una buena parte del oriente de la cuenca mediterránea, el autor del texto de Mateo lo recogió como su fuente principal. Marcos representa aproximadamente el cincuenta por ciento de Mateo. Este lo engarzó con otra fuente compartida también por Lucas para elaborar un texto intensamente didáctico. El conjunto presenta claros indicios de haber sido adaptado a unos destinatarios, en su mayor parte de origen judío, y a unas circunstancias históricas muy distintas a las existentes en el período en que fue escrito el primero de los evangelios.
2. Mateo se sirve del AT
El autor del evangelio de Mateo demuestra ser profundo conocedor del AT. Redactó su texto usando con precisión abundantes citas de los libros judíos tenidos por sagrados en un intento por hacer ver a los integrantes de las comunidades destinatarias de su evangelio que el mensaje de Jesús daba exacto cumplimiento a las antiguas promesas, las que ellos creían a pies juntillas ofrecidas en exclusiva por Dios al pueblo judío. Ese sentido aparece desde el comienzo de su obra al exponer una larga genealogía de Jesús que se alarga, pasando por David, hasta arrancar en Abrahán (Mt 1,1-17), el receptor de un compromiso divino de bendición universal:
“El Señor dijo a Abrahán:
…Haré de ti un gran pueblo…
…Con tu nombre se bendecirán
Todas las familias del mundo” (Gén 12,1-3).
Abrahán será también para los escritores del AT el beneficiario de un pacto a través del cual Dios le prometía ser padre de una multitud de pueblos:
“Mira, este es mi pacto contigo: serás padre de una multitud de pueblos” (Gén 17,3).
3. Los cinco discursos o el nuevo pentateuco
Mateo estructuró en torno a un eje constituido por cinco discursos la explicación del mensaje del Galileo y su tema central: el Proyecto del Reino, una sociedad alternativa bajo una sola soberanía, la única que garantiza la felicidad y la plenitud humana:
N° | DISCURSO |
I | Presentación del Proyecto (Mt 5 – 7) |
II | Constitución de la sociedad alternativa y primeras indicaciones y advertencias a sus integrantes (Mt 10 – 11,1) |
III | Explicación de su Proyecto a la gente usando ejemplos (Mt 13) |
IV | Instrucción respecto a las relaciones entre los adheridos a su programa (Mt 18) |
V | Avisos para el futuro de la sociedad alternativa y su responsabilidad histórica (Mt 24-25) |
Las comunidades receptoras del evangelio de Mateo tenían fácil relacionar los cinco discursos explicando el programa y la trayectoria histórica a seguir por la sociedad alternativa, la que acepta el reinado de Dios, con los cinco primeros libros del AT(el Pentateuco), donde diversas escuelas de escritores a lo largo de siglos escribieron sobre los antecedentes, el origen y la constitución y primeros pasos del pueblo de Israel. Esos cinco primeros libros del AT, que la creencia popular atribuía a Moisés como su autor directo, constituían la sagrada Torá, la ley constitucional del pueblo judío.
4. Un contenido “DICHOSO”
El contenido de los cinco discursos puestos por Mateo en boca del Galileo representaba el gran alivio y feliz desenlace de una historia llena de sinsabores; también, el cumplimiento de todos los anuncios y promesas hechas al pueblo desde sus inicios. En el final de cada uno de ellos se advierte la mano del redactor. Todos terminan con una parecida coletilla (Mt 7,28; 11,1; 13,53; 19,1; 26,1). En todos los casos ese remate se introduce de idéntico modo: Καὶ ἐγένετο ὅτε ἐτέλεσεν ὁ ᾽Ιησοῦς (“Y resulta que cuando terminó Jesús…”). En unas ocasiones se referirá a sus palabras (Mt 7,23; 19,1; 26,1); en Mt 11,1 precisará indicando que eran instrucciones y en 13,53 hablará de parábolas.
5. Enseñado con autoridad
En la segunda parte de la muletilla final del primero de los llamados discursos (Mt 5-7) Mateo reproduce al pie de la letra una afirmación del evangelio de Marcos expresada allí en otro contexto (ἐξεπλήσσοντο ἐπὶ τῇ διδαχῇ αὐτοῦ· ἦν γὰρ διδάσκων αὐτοὺς ὡς ἐξουσίαν ἔχων καὶ οὐκ ὡς οἱ γραμματεῖς αὐτῶν.):
“estaban impresionados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, no como sus letrados”. (Mc 1,22 y Mt 7,28b-29).
Tanto Marcos como Mateo (también Lucas en 4,31) distinguen la forma de enseñar de Jesús por su “autoridad” (ἐξουσíα: ‘libertad’, ‘capacidad’, ‘autoridad’). Con este término expresan que no repetía lo ya sabido por todos ni se atenía a la tradición; mostraba, en cambio, un mensaje novedoso con bases sólidas salidas de la experiencia. Y, sobre todo, aportaba soluciones a los problemas humanos y sociales tal y como se mostraban en la realidad de su tiempo. Mateo y Marcos añaden un matiz más a esa manera de enseñar “con autoridad”, al decir: “…no como sus letrados”. Los letrados, juristas con altos cargos, muy reconocidos y respetados hasta con temor por la gente, pertenecientes en su mayoría al partido fariseo, hacían sus exposiciones engarzando y repitiendo, una tras otra, citas de afamados rabinos. De manera que ni lo que hablaban había salido de su reflexión ni decían nada nuevo; toda su perorata consistía en insistir cansinamente hasta el empacho en una tradición salida de otros. Frente a esa incapacidad pedagógica arraigada en lo de siempre, el Galileo destacó por la libertad y la autoridad con que enseñaba. A la gente, acostumbrada a lo mismo, no le pasó desapercibida ni la forma ni el contenido del novedoso mensaje de aquel hombre de Nazaret.
6. El escenario: de Galilea a las periferias
En Marcos, el asombro de la gente ante su enseñanza se produce en una sinagoga. Mateo modificó ese entorno por el de un amplio espacio natural ocupado por una gran multitud de personas. En ese contexto situó Mateo el primero y más largo de sus discursos, el conocido por el afamado título: ‘El sermón de la montaña’, un enunciado impertinente y erróneo, porque ni fue sermón ni hubo montaña. Se trata de una elaboración de Mateo que recogió en este formato adaptado a sus destinatarios lo que interpretó como esencial del Proyecto de Jesús. La comunidad receptora de su evangelio podía reconocer que El Galileo no dependía de Moisés ni su mensaje tenía como base la Torá ni era una prolongación renovada del orden establecido. Las antiguas estructuras habían quedado invalidadas. Su Programa se configuraba como alternativa al sistema injusto. El texto, que ocupa tres capítulos de este evangelio, comienza de este modo:
4,25 “Lo siguieron grandes multitudes procedentes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania.
5,1 Al ver Jesús las multitudes subió al monte, se sentó y se le acercaron sus discípulos. 2 Él tomó la palabra y se puso a enseñarles así:
3 Dichosos los que eligen ser pobres,
porque esos tienen a Dios por rey.
4 Dichosos los que sufren,
porque esos van a recibir el consuelo.
5 Dichosos los sometidos,
porque esos van a heredar la tierra.
6 Dichosos los que tienen hambre y sed de esa justicia,
porque esos van a ser saciados.
7 Dichosos los que prestan ayuda,
porque esos van a recibir ayuda.
8 Dichosos los limpios de corazón,
porque esos van a ver a Dios.
9 Dichosos los que trabajan por la paz,
porque a esos los va a llamar Dios hijos suyos.
10 Dichosos los que viven perseguidos por su fidelidad,
porque esos tienen a Dios por rey.
11 Dichosos vosotros cuando os insulten, os persigan y os calumnien de cualquier modo por causa mía. 12 Estad alegres y contentos que grande es la recompensa que Dios os da; porque lo mismo persiguieron a los profetas que os han precedido”
El extenso relato de Mateo (capítulos 5 al 7) está situado en Galilea:
“Jesús fue recorriendo Galilea entera” (Mt 4,23).
Las multitudes asombradas por la enseñanza con “autoridad” (ἐξουσíα) del Galileo (Mt 7,28) son nombradas en los instantes previos al discurso. El mensaje de aquel hombre atrae:
“Lo siguieron grandes multitudes procedentes de Galilea, Decápolis, Jerusalén, Judea y Transjordania” (Mt 4,25).
El texto arranca precisando su procedencia. No es solo gente de su zona, nombrada en primer lugar. El mensaje ha sobrepasado el espacio local. Su resonancia ha alcanzado a todo el pueblo judío. Ha calado de norte (Galilea) a sur (Judea) llegando hasta su centro neurálgico, la capital: Jerusalén. Incluso ha traspasado sus fronteras atrayendo a personas de regiones circundantes (Decápolis y Transjordania). No es un mensaje nacionalista, como el proveniente de Moisés, sino humano y universal. Ha captado la atención de otros pueblos. El seguimiento de que se habla aquí (“Lo siguieron”) indica proximidad, inclinación, afinidad e incluso simpatía hacia Jesús y el mensaje que presenta. Sin embargo, la aproximación de las multitudes al Galileo no ha ido acompañada previamente de una adhesión individual a su Proyecto. Este seguimiento carece de continuidad. Tal afluencia de personas ocupará solo un espacio y un tiempo determinado.
A Jesús no se le escapa la cercanía del tropel de admiradores venidos de diferentes zonas geográficas:
“Al ver Jesús las multitudes” (v. 1).
Su actividad no se limita a Israel; tiene un objetivo universal. Los lectores de origen judío de Mateo tienen fácil relacionar estas multitudes con las promesas hechas a Abrahán: “…a todas las familias del mundo” (Gén 12,3). Habrán de desprenderse del sentido nacionalista. El Proyecto es universal. Ante la abundancia de entusiastas y sus expectativas, Mateo presenta a Jesús actuando con desenvoltura y ejecutando unos movimientos cargados de significación. Sus acciones tienen una relación directa con la multitud de admiradores.
7. El monte como pivote
El autor del texto detalla su primera actuación diciendo que “subió al monte”. Pero ¿a qué monte? No se trata de un monte cualquiera. No se dice “a un monte”. El término ‘monte’ (ὄρος: ‘montaña’, ‘monte’, ‘altura’) está escrito con artículo (εἰς τὸ ὄρος). Hace referencia a un monte determinado, aunque sin mencionar su nombre. Lejos de aludir a un paraje específico, “el monte” alude a un lugar simbólico. La altura es signo de distinción, prestigio, grandeza… frente a la bajura, que representa lo común y ordinario. La tierra se considera el sitio propio de la humanidad; el lugar de Dios es el más inaccesible, el cielo. “El monte” se significa por ser el nivel más cercano a Dios. Jesús ha subido a ese emplazamiento fronterizo con el área divina, “el monte”, con libertad, sin sobresaltarse ni solicitar autorización. El hombre de Galilea ha escalado al más alto peldaño.
Los integrantes de las comunidades a quienes Mateo dirigía su texto conocían al detalle la llegada del pueblo de Israel a la falda del monte Sinaí:
“…llegaron al desierto de Sinaí y acamparon allí, frente al monte” (Ex 19,2).
Sabían también que la subida a la cumbre requería del permiso divino. Desde su cumbre es Yahvé quien llama a Moisés:
“…y el Señor lo llamó desde el monte” (Ex 19,3).
Es Él quien autoriza a subir y quien avisa a todos de las consecuencias de acercarse:
“El Señor bajó a la cumbre del monte Sinaí, y llamó a Moisés a la cumbre. Cuando este subió, el Señor le dijo:
– Baja al pueblo y mándales que no traspasen los límites para ver al Señor, porque morirían muchísimos” (Ex 19,20-21).
Jesús supera en mucho a Moisés, el liberador de Israel, quien superó la alta frontera por expresa invitación divina. El Galileo, en cambio, sube al monte por propia iniciativa. No necesita de permisos. Y no se conforma con llegar al espacio cercano a la divinidad, tomará asiento en el lugar sagrado: “…se sentó”. Señalaba, así, convicción, autonomía y autoridad. El hombre de Galilea ha tomado posesión del monte.
8. “Los discípulos”: un grupo de mujeres y hombres
El texto nombra a continuación a unos nuevos personajes: “sus discípulos”. Aunque hasta ahora Mateo solo ha citado a cuatro, las dos parejas de hermanos (Mt 4,18-22), con el plural “sus discípulos” alude siempre al grupo más numeroso, mujeres y hombres, que le acompañará hasta su detención en la capital. Conviene no perder de vista que en los evangelios prevalece la continuidad pedagógica sobre el encadenamiento temporal de los relatos. El movimiento de los discípulos: “…se le acercaron”, realizado después de haberse sentado el Galileo, prepara la actuación pedagógica de este. El grupo manifiesta así su disposición al aprendizaje. La enseñanza solía hacerse sentados con el maestro en el centro y los discípulos rodeándole.
En el caso de Moisés, es Yahvé el que habla, da instrucciones y promulga unos mandatos. Aquí Yahvé no interviene. La diferencia con el Sinaí es esencial. La pedagogía de Mateo resulta deslumbrante. La expone sin inmutarse. El puesto de Dios lo ocupa un ser humano. Será el hombre de Galilea quien lleve la iniciativa. Y demuestra hacerlo con absoluto desparpajo y autoridad:
“Él tomó la palabra y se puso a enseñarles así” (v.2).
9. Puesta en escena de estilo dialogal
El escenario ha quedado a la vista y los actores han ocupado sus lugares. La escena introductoria se ha completado. Un monte aparece dominando el decorado. En su zona baja se acumulan las multitudes. El Galileo ocupa la cumbre. Él aparece sentado con sus discípulos rodeándole. Hay tiempo por delante. Está a punto de comenzar la acción pedagógica del principal protagonista: Jesús. La enseñanza va dirigida en especial a los discípulos. A ellos les corresponde asumirla y responder con su compromiso. La multitud de simpatizantes oirá el aleccionamiento y decidirá quedarse a distancia, solo como simpatizantes, o integrarse al colectivo como seguidores permanentes. Hay una diferencia sustancial con lo sucedido en el Sinaí. Allí Yahvé dictó sus leyes. La única opción del pueblo era aceptarlas y cumplirlas a rajatabla sin rechistar. Aquí Dios ha quedado al margen. No hay leyes, sino enseñanza. Toda enseñanza implica libertad para el aprendizaje y una respuesta en cualquier orden. En el Sinaí se impuso un código para un pueblo; aquí el Galileo presentará su Proyecto para la humanidad, un Programa de Altura.
10. La dicha como contenido
El bloque inicial de su enseñanza está conformado por una unidad textual reconocida tradicionalmente por: ‘Las bienaventuranzas’. El adjetivo griego al que alude este título (μακάριος) significa: ‘feliz’, ‘dichoso’, ‘digno de envidia’ y aparece repetido en nueve ocasiones en este texto abriendo cada una de las ocho proposiciones de que consta y una puntualización sobre la octava. La traducción de este adjetivo (μακάριος) por “bienaventurado” le aporta un extraño tinte religioso y espectral del que carece. Aquí no se habla de una felicidad supra terrena, sino de la natural y esperada con ansia por un género humano que nunca ha alcanzado a conocerla. De ahí que la traducción más cercana sea: ‘Dichoso’.
11. Las ocho proposiciones
El cuerpo central de este bloque está constituido, como hemos indicado más arriba, por ocho proposiciones (vv.3-10) cuyos sujetos son mencionados en tercera persona, forma acostumbrada:
“Dichoso el que cuida del desvalido,
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor” (Sal 41,2).
“Dichoso el que encuentra sensatez,
el que adquiere inteligencia:
es mejor mercancía que la plata,
produce más rentas que el oro” (Prov 3, 13-14).
Este formato supera así el círculo de oyentes y confirma su vigencia para todo tiempo y lugar. Una última proposición más larga y expresada en segunda persona: “vosotros” (vv. 11-12) identifica a los principales destinatarios del discurso.
Cada proposición está constituida por dos elementos: el primero consiste en una oración principal que distingue a los beneficiarios de la felicidad; el segundo, otra causal que explica la razón de esa dicha. El primer elemento de todas las proposiciones se estrena con énfasis usando la palabra: ‘Dichoso’. La invitación a ser feliz despierta la atención y pone en alerta para no perder detalle al oír las señas de los agraciados y el porqué de alcanzar ese triunfo. Está escrito en plural (μακάριοι: “dichosos”) en cada una de las proposiciones como cualidad característica alcanzada por unos sujetos igualmente nombrados en plural. Atañe en todos los casos a un colectivo y no a sujetos individuales aislados. Según la pedagogía de Mateo, la voz del Galileo presentando un programa que invitaba a la felicidad reanimaba el ánimo y despertaba la expectación de unos colectivos abatidos por una historia de calamidades y desconsolados ante un porvenir ennegrecido.
12. Las razones de la dicha
El segundo elemento, introducido siempre con una partícula griega (ὅτι: ‘porque’, ‘puesto que’) con sentido causal: “porque”, explica la razón de que los sujetos nombrados en primera instancia logren vivir “dichosos”. Jesús no ofrece una felicidad para después de la muerte; la gran novedad y el fuerte atractivo de su programa consiste en que asegura alcanzarla ahora de manera real y definitiva, algo que siempre pareció y sigue pareciendo, desde fuera, algo del todo imposible.
13. La felicidad ¡AQUÍ Y AHORA!
Si observamos el relato desde una mirada panorámica, encontramos que mientras los verbos desde la segunda hasta la penúltima proposición (vv. 4-9) se escriben en futuro, los de la primera (v.3) y la última (v.10), las que sirven de embalaje al resto de ellas, ¡SE HALLAN EN PRESENTE! Desde esa misma perspectiva constatamos, además, que ambas proposiciones coinciden a la letra en su segundo elemento, donde se ofrece la razón de esa vida dichosa:
“porque esos tienen a Dios por rey” (vv. 3b y 10b).
El texto presenta el reinado de Dios o sociedad alternativa como marco donde se incluyen el resto de proposiciones y la razón última que explica la posibilidad de alcanzar la mayor de las dichas. La totalidad del programa nace y desemboca en la felicidad que se produce una vez aceptado y haberse comprometido con él hasta los huesos.
14. Felices: al salir de la adversidad y por la actividad liberadora
Con esa mirada a vista de pájaro resulta fácil observar que tras la primera (v.3) y la última (v.10), hay dos series de constituidas por tres proposiciones. La primera (vv. 4,5 y 6) habla de situaciones negativas que serán completamente superadas. La segunda (vv. 7,8 y 9), en cambio, alude a actuaciones positivas hacia terceros que conllevan beneficios al más alto nivel.
Un Programa de esta incomparable envergadura oculta sus esencias ante una mirada superficial. Eso sí, su hondura reclama a gritos el despliegue de todas sus entrañas invitando al análisis a fondo de su desarrollo sin dejar por rastrear ni uno solo de sus detalles.
Hola!
1- La UTOPIA consiste en
“Hablar de la TORTILLA
sin hablar de los HUEVOS que hay que romper”
2- El “AQUÍ y AHORA!”: Ok!
Pero ¿de QUIÉN?
(Porque c/u hace su vida en el Mundo de su Tiempo)
3- El LEGADO que nos va dejando Salvador:
– comprensión novedosa de la UTOPÍA “de Jesús”.
4- Esa ENSEÑANZA utópica la estructura así:
a) DICHA (felicidad) de los adheridos
b) a una SOCIEDAD alternativa
c) donde REINA Dios
d) que es PADRE.
5- En el “MIENTRAS TANTO” (en el “AQUÍ y AHORA”)
– nos toca “ROMPER LOS HUEVOS”.
………………………………………………………
6- Coda final para “nuestro” aquí y ahora:
¿Entre esos “huevos a romper” no están estos dos:
– REINO y PADRE?
Me alegra volver a leerte, Óscar! Pero si me permites dada la profundidad del tema y tal como nos lo presenta Salvador, me parece insuficiente que nos atengamos solo a la mensurabilidad de lo que HAY. El aquí y ahora que se interpreta en el relato no creo que se refiera simplemente a lo que “hay” en sentido lógico, sino como aquel “haber” físico que lo constituye funcional e interiormente
Entonces el aquí, el espacio, no se define como un ámbito contenedor de cosas que se pueden mensurar, sino que son estas mismas cosas que por ser espaciosas, reales, constituyen ese ámbito. Es lo que entiendo por esa mirada panorámica a la que se alude al final. En coyuntura filosófica – científica es la diferencia entre la teoría de conjuntos del filósofo y matemático de J. Brouwer y la ecuación de la incompletitud de Gödel.
¡Espero que sigas bien, un saludo!
Estoy con los que creen que el mensaje de Jesús, tanto en el monte como en la llanura o en una barca o en una sinagoga, es un mensaje referido al “aquí y ahora” (una alternativa social y religiosa más humana y auténtica), y también un mensaje para “después”, donde todo se verá con sentido pleno y se consumará esa dicha… El problema surge cuando vemos o interpretamos la vida con ojos saduceos (con los que Jesús fue muy comprensivo) o al estilo de Feuerbach: solo hay un aquí y un ahora… Esto es lo inmediato a nuestros sentidos, lo inmediato cierto, aunque no siempre consigamos interpretar bien la oscuridad que nos envuelve… Como advirtió Jesús, los limpios de corazón ven más lejos…, aunque la fe siga siendo necesaria…, para poder explicar algo el misterio que nos trasciende…
(Aprovecho para enviarle un cordial saludo al amigo Oscar; En bastantes ocasiones sugieres y haces pensar… Lo que es de agradecer.)
Hola!
Otras implicancias del “AQUÍ y AHORA”
Ambas realidades son “emergencias”
de amplitudes que las totalizan:
a- HERENCIA y
b- UOPÍA.
Por ejemplo:
a- HERENCIA
Rusia “invade” (¿?) su “OESTE”
porque la OTAN (que tenía que desaparecer)
se viene “corriendo al Este” (ya se corrió 14 Estados).
b- UOPÍA.
La PAZ.
Gracias, Salvador. Entrar en detalles nos permite apreciar los matices que solemos perder en una lectura rápida, o en un indagar solamente en el mensaje de fondo.
Destaco especialmente: En el Sinaí “Yahvé dictó sus leyes… Aquí Dios ha quedado al margen. No hay leyes, sino enseñanza”.
Hola!
Algunas cositas acerca del “AQUÍ y AHORA”:
Una: No hay NADA de “LO QUE HAY” (que lo “HAYA”)
– fuera de “AQUÍ y AHORA”.
Dos: AQUÍ (espacio) y AHORA (tiempo) son las dos realidades mensurables;
– todo lo demás es fantasía (cálculo, ideología, ganas de …).
Tres: Lo único cierto (seguro) del AQUÍ y AHORA
– es que son in-ciertos (in-seguros)
[de donde siempre estamos saliendo]
Hola!
– Un Programa UTÓPICO
– La DICHA: un IMPOSIBLE NECESARIO
Querido Oscar: Todo depende de lo que ansíes conseguir. Personalmente, la dicha es un estado interior que no necesita “cosas” o situaciones gratas. Es optar por una manera de vivir y sentir que te llena.
Para mi personilla. es suficiente.
Las otras situaciones de la vida, mucho depende de nuestra entrega, lo que ansiamos…quizá sin hacer todo lo posible por conseguirlo… muchas veces por desconocimiento o desinformación; y en esto último, sé de que hablo.
Abrazos.
¡¡¡Hermoso!!!
Es tan atrayente su propuesta, que te hace sentir:
¡Dichosa hasta la médula!
Por difícil que la vida pueda volverse, en cuanto guardas un profundo silencio…brilla como la luz del sol…que no solo ilumina, nos da calor, nos acoge, sino que abre un gran deseo de hacerlo:
¡Vida!
Gracias Salvador, me emociona profundamente escuchar sus palabras de esta manera tan profunda, con fundamento, para: ¡Aquí y ahora!
Un abrazo entrañable.
Sigo leyéndote.