1. La vida como don y esfuerzo
Nada alcanza a igualar el valor del sublime regalo de la vida. Un regalo manifiestamente incompleto que exige ser consumado a base de decisiones en la cancha y el tiempo que ocupe su total desarrollo. Su carga de interrogantes demanda la búsqueda de respuestas razonables y convincentes. La inigualable aventura de vivir se convierte, así, en una oportunidad a no dejar pasar de vacío que invita a avanzar en un constante descubrimiento. Eso sí, su inherente encargo de ser llevada a término conlleva una responsabilidad intransferible. La vida acarrea el compromiso individual y colectivo de colmarla con cierto grado de coherencia y, a ser posible, una buena dosis de pasión.
2. ¿Cuánto dura?
El acabamiento de la vida resulta desolador. Ese límite ineludible asusta porque se exterioriza como pérdida total de la propia identidad y salida sin retorno del núcleo familiar y el paisaje acostumbrado. Ese grueso e irremediable muro que marca el final de la existencia es contemplado por algunos como destino último del ser humano. Otros, en cambio, lo conciben como frontera que da acceso a otra vida sin término y de diferente calidad. A esa supuesta otra vida se la conoce con el nombre de Vida Eterna.
3. ¿Qué dice Dios?
Los polos muerte-vida eterna constituyen un eje fundamental de la historia de las religiones. El criterio más común viene a ser que la vida eterna se entiende como participación de la eternidad divina. Según el AT, Dios hizo al ser humano inmortal:
“El Señor Dios mandó al hombre:
– Puedes comer de todos los árboles del jardín; pero del árbol de conocer el bien y el mal no comas; porque el día en que comas de él, tendrás que morir” (Gén 2,17).
Así se lee también en Sab 2,23:
“Dios creó al ser humano para la inmortalidad y lo hizo imagen de su propio ser”.
Una larga vida se concibe como bendición; la muerte, como castigo. La reflexión sobre la experiencia del pueblo judío a lo largo de siglos llevó a pensar que la muerte no tiene su origen en Dios. En el último libro del AT, un tratado de teología política, se sugiere que fue la injusticia la que introdujo la muerte: “Dios no hizo la muerte ni goza destruyendo a los vivientes. Todo lo creó para que subsistiera… …porque la Justicia es inmortal” (Sab 1,13-15).
La sagrada Ley constitucional judía marcó el camino a la justicia. Se pensaba que la amistad con Dios se logra por el cumplimiento de su Ley. Triunfa la creencia de que quienes disfrutan de ella tienen asegurada la vida eterna:
“Tú, malvado, nos arrancas la vida presente. Pero cuando hayamos muerto por su Ley, el rey del universo nos resucitará para una vida eterna” (II Mc 7,9).
La muerte para esos justos no se considera definitiva:
“Muchos de los que duermen en el polvo despertarán: unos para vida eterna, otros para ignominia perpetua” (Dan 12,2).
4. La otra vida: creíble, pero no demostrable
Pero esa otra vida de la que ya se hablaba en el AT resulta indemostrable. Escapa al dominio del conocimiento. Se enmarca en el terreno de la creencia. Existe un abismo entre creer y experimentar. La creencia supone; la experiencia comprueba. Sin experiencia, las creencias quedan a expensas de verificación y se agotan en sí mismas, incapaces de mostrar la realidad de aquello que sostienen. Resultan, pues, insuficientes para persuadir con razones y seducir con la exposición de lo evidente. Sin capacidad de demostración, la creencia en una vida más allá de la muerte actúa, sin embargo, como bálsamo ante ese desconsolador suceso.
5. ¿Cuándo empezó a inquietar la otra vida?
La invención en el siglo IV de una estructura religiosa registrada bajo el título de cristiana parte de la premisa de que Dios se hizo humano con el fin de salvarnos de la total desaparición y darnos la posibilidad de acceder a esa otra vida más allá de la muerte. ¿Desconocían el AT? Para la citada religión y sus derivadas esa fue en esencia la misión de Jesús. Está por ver si tal concepción es el resultado de un análisis crítico de los textos originales de los evangelios o es fruto de la imaginería teológica con la que se construyó el granítico andamiaje religioso. La importancia del tema reclama no pasar de largo admitiendo sin más tales enunciados. Se impone ir directamente a esos textos originales a preguntar qué dicen sobre esa vida posterior a la muerte, la denominada Vida Eterna.
6. La pregunta sobre la vida eterna
La expresión vida eterna ha sido la traducción generalizada de la fórmula griega usada en el NT: ζωὴ αἰώνιος. Cuando el sustantivo ζωή (‘vida`) alude a la existencia en una edad (αἰών) futura, el adjetivo αἰώνιος (`perdurable`, `eterno`, ‘definitivo’) asociado a él se abre en una doble significación: Por un lado expresa calidad (la singularidad propia de esa vida) y, por otro, durabilidad (un tiempo inconmensurable). De ahí que para recoger los dos sentidos sea más acertado traducir esta locución griega por: Vida definitiva.
En los Sinópticos se habla de esa vida definitiva en contadas ocasiones. Solo se menciona ocho veces en los tres primeros evangelios (Mc 10,17 y par. Mt 19,16 y Lc 18,18; Mc 10,30 y par. Mt 19,29 y Lc 18,30; Lc 10,25 y Mt 25,46) y en su mayoría corresponden a un único relato. Tan escasa presencia revela que se trata de un asunto al que ni Marcos ni Mateo ni Lucas le concedieron especial relevancia. De hecho no hay constancia de que Jesús lo hubiera tratado como asunto prioritario de su mensaje, ni de que los discípulos hubiesen estado preocupados e interesados por esa creencia. Sus miras estaban posicionadas en esta vida sujeta a comprobación y en las cuestiones también medibles y palpables que podían garantizarla.
En siete de las mencionadas ocho ocasiones el tema se suscita a partir de una pregunta repetida en forma casi idéntica en cuatro de esos relatos (Mc 10,17 y par. Mt 19,16; Lc 18,18 y Lc 10,25):
“¿Qué tengo que hacer para heredad vida definitiva?”.
El texto base pertenece a Marcos y ocupa el cuerpo central de un tríptico (10,13-16; 17-22 y 23-31) cuyo tema no es precisamente la vida eterna sino un requisito inexcusable para formar parte de la sociedad alternativa o reinado de Dios: La absoluta disposición al servicio. El relato de entrada al tríptico describe la oposición de los discípulos al acercamiento a Jesús de unos chiquillos. Como en una narración anterior (Mc 9,33-37), los discípulos ambicionan posiciones de grandeza mientras los chiquillos se caracterizan por asumir complacidos su condición de servidores. Los discípulos rechazan a los chiquillos porque no les son útiles ni valiosos para la consecución de sus objetivos. Y se los quitan de en medio. El Galileo, por el contrario, los acogerá. Declarará que para integrarse en la sociedad alternativa hay que estar dispuesto a ser el servidor de todos. Ser el primero en el Proyecto de Jesús se obtiene ocupando ese último puesto:
“Si uno quiere ser primero, ha de ser último de todos y servidor de todos” (Mc 9,36).
Entrar a formar parte de la sociedad alternativa requiere esa disposición de aspirar al servicio a la comunidad:
“Os lo aseguro: quien no acoja el reino de Dios como un chiquillo, no entrará en él” (Mc 10, 15).
El relato central (Mc 10, 17-22), donde aparece la cuestión sobre la vida eterna, va a servir como ejemplo para aleccionar respecto a la disposición a ocupar el último puesto de servidor y el gran escollo que incapacita para arremangarse y prestarse a servir. La narración se inicia con la entrada en escena del personaje que plantea el interrogante. En todos los casos en que se repite esta pregunta en los sinópticos responde a una inquietud de alguien ajeno al círculo de adheridos al proyecto de Jesús (como hemos indicado más arriba, a los discípulos este asunto no les intranquilizaba). Marcos, el texto base, no identifica de inicio al personaje que la plantea. Pero sí destaca que acude al Galileo a todo correr, como si le fuera la vida en ello. Da así buena cuenta de su desasosiego y la necesidad de encontrar una respuesta convincente por parte del hombre de Galilea, al que da su reconocimiento (“arrodillándose ante él”) mientras este sigue firme en el trazado de su programa (“salía de camino”):
“Mientras salía de camino, se le acercó uno corriendo y, arrodillándose ante él, le preguntó:
– ¿Qué tengo que hacer para heredad vida definitiva?”(Mc 10,17).
Mateo (19,16) mantiene la indefinición del personaje (“uno”), aunque elimina sus prisas. Lucas, por su parte, registra al tipo reconociéndole una alta posición político-social: “Un magistrado” (Lc 18,18). La pregunta responde a una inquietud muy extendida por asegurarse la vida tras la muerte; una intranquilidad que sobrepasa, en todo tiempo y lugar, inteligencia, edad, títulos o posición social, aunque, como hemos reiterado, nunca manifestada por quienes seguían al Galileo.
7. Se trata de compromiso personal a actuar
Conviene advertir que en los relatos de estos tres evangelios donde se expresa la preocupación por la vida eterna, quienes formulan el interrogante eluden generalizar. No preguntan: “¿qué HAY que hacer?”; reclaman una respuesta personalizada: “¿qué TENGO que hacer?”. Muestran estar interesados en sí mismos más que por la colectividad humana.
Ese planteamiento de la cuestión refleja también un dato de interés: Los personajes están en un sinvivir, pero han superado una etapa superficial e inmadura, la que estima que la vida definitiva depende de las creencias. Parten de la posición de que esa otra vida está relacionada directamente con las decisiones y las actitudes adoptadas en el tiempo que duró la existencia de cada persona. No plantean: “¿qué tengo que CREER?”, sino: “¿qué tengo que HACER?”.
8. La respuesta de Jesús
“Ya sabes los mandamientos: no mates, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, sustenta a tu padre y a tu madre” (Mc 10,19)
posee un calado que suele pasar no pocas veces inadvertido. Exige, pues, ser considerada con detalle y en profundidad.
El Galileo sigue su pauta acostumbrada. Va al grano sin detenerse en sermones. Esto es lo que responde a la cuestión respecto a qué hacer para obtener la vida eterna:
9. Implicaciones de la respuesta de Jesús
1º No es necesario adherirse al Proyecto
Mucho menos, adscribirse a ninguna religión autoproclamada cristiana. Jesús eludirá hablar de su propuesta. No consideró la necesidad de que la persona saliera de su entorno socio-religioso. Su contestación nada tuvo que ver con su mensaje. Se limitó a dirigir al sujeto a la práctica habitual estipulada en sus leyes sociales aprendidas desde niños: “Ya sabes los mandamientos”. La citación de esas normas encaja con la demanda de su interlocutor respecto a qué hacer. No le habló de saber ni de creer en el supuesto origen divino de las sagradas normas, sino de responsabilizarse individualmente a llevarlas a la acción en cada circunstancia.
2º Las creencias religiosas carecen de utilidad para obtenerla
De las diez leyes fundamentales de la religión judía que citó Jesús descartó las cuatro primeras, las referidas a Dios. Exponer que no se precisaba ser religioso para heredar la vida eterna resultaba escandaloso y herético para los judíos de su tiempo. Incluso en la actualidad puede resultar inaceptable para personas pertenecientes a las religiones amparadas bajo el nombre de cristianas. Pero la repuesta de Jesús fue esa y no otra.
Es entendible que esta contestación de Jesús pueda incomodar a gente de marcada religiosidad. Sin embargo, el hecho de que con ella fracturara los cimientos de creencias tradicionales no justifica que se cierren los ojos ante el sentido del texto. Tampoco, el esconderlo o traicionarlo. Quienes acostumbran a aferrarse a la literalidad no tienen reparo en despreciarla en esta ocasión buscando interpretaciones infundadas tales como que Jesús dio por supuesto esos cuatro mandamientos relacionados con Dios o incluso defender que él mencionó los diez, pero Marcos omitió esas cuatro primeras leyes religiosas. Ignoran que el mismo Mateo confirmó la validez, integridad y autenticidad del texto de Marcos al introducir una breve y elocuente pregunta del interlocutor de Jesús solicitándole determinar qué normas sí y cuáles no:
“…y si quieres entrar en la vida guarda los mandamientos.
Él le preguntó: – ¿CUÁLES?” (Mt 19,17b-18ª)
3º Llevar la justicia al límite
Para el Galileo la vida eterna se alcanza cuando se desea y se favorece la vida de la humanidad al completo; en especial, de los más débiles. Jesús no se conformó con meter el bisturí a los cuatro mandamientos referidos a Dios, excluyó también el décimo:
“No codiciaras los bienes de tu prójimo; no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni sus esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de él” (Ex 20,17).
Esta ley con sentido social prohibía desposeer a alguien de todo lo necesario para su vida y su bienestar personal. La mujer, aunque colocada en primer lugar, estaba considerada por la Ley una propiedad más del hombre, al nivel de esclavos, bueyes o burros. La inventada religión cristiana, como depositaria y guardiana de la Sagrada Escritura, no se llenó de escrúpulos al darle un arreglito a este décimo mandamiento. Y lo desdobló en dos, uno sexual exclusivo para hombres (las mujeres se suponen descartadas; como si carecieran de deseos sexuales): “No desearás la mujer de tu prójimo” y otro que tiene toda la pinta de haber sido pensado y redactado para su cumplimiento por quienes carecen de todo: “no codiciarás los bienes ajenos”.
El de Galilea le dio un tijeretazo al último de los diez santos mandamientos e introdujo en su lugar una ley social más apropiada para quien tenía delante, una ley referida a la opresión y explotación del ser humano:
“No defraudes”.
Esa permuta hecha por Jesús tiene más enjundia de la que aparenta. El verbo griego utilizado por Marcos, ἀποστερέω, significa ‘quitar’ o ‘privar a alguien de lo que le pertenece’ y traduce al hebreo עשק (‘explotar’, ‘oprimir’) que introduce la detallada ley social de Dt 24,14-15:
“No EXPLOTARÁS al jornalero pobre y necesitado, sea hermano tuyo o emigrante que vive en tu tierra, en tu ciudad; cada jornada le darás su jornal, antes que el sol se ponga, porque pasa necesidad y está pendiente del salario. Si no, apelará al Señor, y tú serás culpable”.
Con este mismo sentido se emplea en Sant 5,4:
“Mirad, el jornal de los braceros que segaron vuestros campos, DEFRAUDADO por vosotros, está clamando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos”.
Habrá que preguntarse la razón de esta sustitución hecha por Jesús y el porqué de aludir a la ley social del Deuteronomio. La explicación la ofrecerá el mismo relato más adelante.
Mateo y Lucas confirman el sentido de este cambio, aunque lo describen a su manera. Los evangelios no se escribieron como crónicas. El objetivo de sus autores fue transmitir con fidelidad el Proyecto de Jesús adaptándolo a cada grupo de adheridos a ese Proyecto y al momento histórico que vivió cada uno de ellos. Así se explican muchas de sus diferencias.
Mateo sigue a Marcos en la omisión del décimo mandamiento, pero en su caso lo sustituye por un precepto considerado de menor rango extraído del Levítico y usado también en otro episodio (Mc 12,28-34; Mt 22,34-40):
“…ama a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 19,19).
Con ello trata de descartar cualquier tipo de explotación humana.
Lucas mantiene también la omisión del décimo mandamiento, pero no lo sustituye y deja enunciados ¡SOLO CINCO!: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no des falso testimonio, sustenta a tu padre y a tu madre” (Lc 18,20). Pero hará uso del precepto menor del Levítico (“ama a tu prójimo como a ti mismo”) en otro relato que inicia con un nuevo personaje, un experto en leyes, que plantea idéntica pregunta respecto a la vida eterna, aunque esta vez con mala idea:
“En esto se levantó un jurista y le preguntó para ponerlo a prueba:
– Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar vida definitiva?” (Lc 10,25).
4º Lo primero, la justicia; la familia después
Por si no eran pocas las modificaciones, Jesús trasladó al último lugar el primero de los mandamientos sociales: “sustenta a tu padre y a tu madre”. La familia no está primero ni debe servir como justificación para inhibirse del compromiso con la justicia social.
10. Concluyendo: La otra vida no define el Proyecto de Jesús
De todo ello se concluye que para el Galileo esa supuesta otra vida posterior a la muerte, la conocida como vida eterna, depende exclusivamente de la opción sin fisuras por la justicia, expresada -en el caso del judío que le preguntó- en una fidelidad a lo más profundo de la ética propuesta por su sistema socio-religioso. No es lo esencial de su Proyecto. El objetivo de Jesús fue otro. Se confirmará más adelante al avanzar en el análisis de estos relatos.
Hola!
En nuestro tiempo los JÓVENES RICOS son:
“LOS EJECUTIVOS”
https://www.youtube.com/watch?v=4avEUH0WQ-I
El mundo nunca ha sido para todo el mundo,
Mas hoy al parecer es de un señor
Que en una escalerita de aeropuerto
Cultiva un maletín, pero ninguna flor.
Sonriente y afeitado para siempre,
Trajina para darnos la ilusión
De un cielo en technicolor donde muy poquitos
Aprenden a jugar al golf.
¡Ay!, ¡qué vivos son los ejecutivos!
Qué vivos que son,
Del sillón al avión,
Del avión al salón,
Del harén al edén
Siempre tienen razón
Y además tienen la sartén
La sartén por el mango
Y el mango también.
El mundo siempre fue de los que están arriba,
Pero hoy es de un señor en ascensor
A quien podemos ver en las revistas
Cortando el bacalao con aire triunfador.
No come para darnos el ejemplo
De rendimiento máximo y confort
Digiere por teléfono y después nos vende
Conciencias puras de robot.
El mundo siempre fue de algunos elegidos,
Hoy es para el que elige lo mejor.
Dinámico y rodeado de azafatas
Sacrificándose por un millón, o dos.
Como él tiene de todo menos tiempo,
Nos aconseja por televisión
Ahorrar para tener estatus en la muerte
La eternidad en un reloj.
Ay que vivos…
¡Ay!, ¡qué vivos son los ejecutivos!
Qué vivos que son,
Del sillón al avión,
Del avión al salón,
Del harén al edén
Siempre tienen razón
Y además tienen la sartén
La sartén por el mango
Y el mango también
NOTA sobre la palabreja “MANGO”;
en el lunfardo porteño-argentino es DINERO.
¡¡¡Genial, gracias Oscar!!!
¡Qué bueno! hasta hoy no sabía que el original de 1969 era de María Elena Walsh.
Yo recuerdo la canción de la adaptación que hizo Adolfo Marsillach de el Tartufo de Molière. Fue una obra y una interpretación genial, toda ella contra el franquismo. En los “ejecutivos” de la canción todos veíamos a los del Opus. “Que tienen la sartén por el mango y el mango también”. Al menos no oí yo nunca que la canción venía de Argentina. Y me alegro de haberlo sabido ahora gracias a Oscar.
Si alguien aún no ha seguido el vídeo ofrecido, que lo haga. ¡Hay que vivos son los ejecutivos!
Jesús nos salva en Su divinidad por medio de Su humanidad pues por eso quiso asumir nuestra humanidad. El accedió a “sentir” a lo humano para compartir nuestro sufrimiento y debilidad para podernos salvar de las garras del mal que nos destruye y esclaviza. Su venida fue para la derrota de la muerte con Su Resurrección y señalarnos nuestro camino a nuestro destino final que es “la vida eterna” que es la definitiva. No es que la vida terrestre NO sea importante sino que la “vida plena” se encuentra en la “eterna”. Ya nuestros deseos infinitos nos están diciendo que aquí no van a poder ser satisfechos. Que nuestra muerte NO es el final y que nuestro último destino trasciende la muerte y la vida de la tierra. Y que esta vida se ordena a la eterna y que ésta es sólo una preparación para aquella, la verdadera y definitiva.
Por eso el testamento final de Cristo es habernos dado “la vida eterna”. Por eso dijo en la Cruz: “Todo esta consumado” Todo se cumplió en El según la voluntad del Padre puesto que el que “cree en el Hijo, posee vida eterna” (Juan 3, 36) porque Juan convivió con el que la tiene y la da. Y así nos dice Jesús, el que vino a darnos la felicidad completa:
”El que escucha Mi palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no incurre en sentencia de condenación, sino que ha pasado de la muerte a la vida” (Juan 5,24) Estábamos muertos por el mal del pecado y por el vicio de las adicciones desordenadas y por Cristo hemos sido curados y resucitados al bien..Y finalmente nos dice Cristo: “ahora cierto tenéis congoja; mas otra vez os veré y se gozará vuestro corazón y vuestro gozo nadie os lo podrá quitar” (Juan 16:22)…Y es porque esto será ya en la eternidad donde NADIE podrá robarnos la felicidad, que será plena y perpetua.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
Qué estupendo.
Y los que no lo tenemos nada claro, qué podemos hacer?
Mire. Hay momentos en la vida que te producen un desasosiego infinito. Si encima nos dicen estás cosas, nos rematan.
Me encantaría poder creer todo eso que usted dice. Pero no puedo. Podría decir que sí lo creo, incluso podría ir a algún sitio para que me convencieran, pero sería un autoengaño. Y de los gordisimos.
A veces, a los que tienen estas cosas tan claras, tienen una deficiencia de empatía tremenda con los que no pueden aceptar esa seguridad absoluta.
No sé.
Siempre tenemos algo o mucho con respecto a la fe, aunque no nos demos cuenta. La certeza de la fe se basa en “lo recibido”, que es lo que nos transmitieron que es objetivo, y además….en “lo intuido” que es subjetivo, y que son mis inspiraciones y deseos.
Al ser verdades que superan nuestro intelecto natural, para poder llegar a ellas, necesitamos la iluminación de la fe. Cristo pedía primero que creyeran en El. Sin este requisito NO era posible seguirle. No puedo seguir y ser discípulo al que no le tengo confianza y creo que es un “impostor”.
Por eso para proseguir Su ministerio sobre la FE, JESÙS al ciego de nacimiento que curó de su ceguera total y congénita, le preguntó “¿Crees en el Hijo de Dios?” Y ante la muerte de Lázaro le dice a su hermana María si ella creía que El era en verdad la Resurrección y la Vida y directamente le pregunta Jesús: “¿Crees esto?..Y a la mujer del flujo de sangre cuya fe en El consistía sólo en “tocar” el manto de Jesús, le dice al curarla súbitamente: “Tu FE te ha salvado” ya que la FE en Cristo es salvadora.
Si Jesús es Misterio, entonces la FE en El es también un misterio puesto que supera nuestras fuerzas naturales. Para poder creer tenemos que abrirnos a la posibilidad de “querer creer”, puesto que Dios, misteriosamente, “tanto obra en el querer como en el obrar” porque NO quiere forzar nuestra propia decisión que siempre ha de ser libre.
Como en la FE ha de intervenir tanto la gracia de Dios que la concede como la libertad del que la recibe, podemos tratar de quererla o negarnos a ella, aún en su más mínima posibilidad. Por tanto, la apertura hacia la FE es de humildad al reconocer que no somos dioses y que existen cosas que nos superan, y también se trata de oración, para pedir el querer desearla. Lo demás ya no es obra nuestra porque Dios nunca negará la gracia abundante de la FE al que desea sinceramente tenerla.
Con esto no pretendo adoctrinar a nadie a pesar que soy empático con todos los que padecen que son mis hermanos, puesto que es precisamente mi FE lo que me hace querer imitar la empatía del Evangelio donde Cristo es capaz de dar la vida por sus amigos. No creo que pueda llegar a ello en la práctica pero si al menos en el deseo. La FE nos libera de la esclavitud del ego y de centrarnos en nosotros mismos y es un camino hacia la PAZ y sosiego del espíritu. No es un camino egoísta sino todo lo contrario.
Un saludo cordial
Santiago Hernández
La fe en Cristo o en ella misma?
No sé.
Tenemos ideas diferentes de las palabras Fe, Dios, Jesús, Iglesia, sacramentos, oración…
Es muy difícil hablar en estas condiciones. Supongo que es debido a esta cabeza mía. Las palabras dejan de tener el mismo significado que para el resto de personas. Y así no hay manera de hablar conmigo.
Le respeto profundamente.
Un abrazo.
Gracias. Es difícil pero no imposible. Nacimos en la misma cultura y con los mismos valores. La variante fue circunstancial y accidental. La esencia espiritual permanece intacta.
Claro que podemos dialogar, ya lo estamos haciendo. Se habla de fe como “desde la fe” o desde “la confianza” en una Persona. Puesto que el cristianismo se basa en la “confianza” en una Persona. Para los Apóstoles la fe era creer en la Persona que “veían” y tuvieron que dilucidar si los hechos que presenciaron escapaban de lo “natural”. Ellos mismos no creyeron ciegamente, especialmente Tomás el Dídimo, que pidió una “prueba palpable” según la narración evangélica, y la obtuvo. Sólo por la venida del Espíritu Santo los Apóstoles se abrieron a la FE plenamente.
Por eso -como la FE es meritoria ya que supone un esfuerzo personal- “bienaventurados” se llaman los que sin “haber visto” creen. Por eso aquí entra de lleno la gracia que siempre “se da” a menos que le pongamos óbice para poder acceder y traspasar a la “razón” que no puede entrar de lleno en lo “supra” natural. Pero el conocimiento humano abarca mucho más de lo que nos indica la deducción porque intuímos certeramente, contemplamos y amamos con el espíritu, experimentamos personalmente, especulamos razonablemente. La inteligencia se detiene en el umbral. Sólo el espíritu puede amar y este amor es el que puede penetrar la verdad porque la capacidad de “captación” del amor sobrepasa la mera inteligencia. El que “ama” conoce el corazón del ser que ama y se dirige a la verdad profunda anclada en su intimidad.
Solamente somos instrumentos en las manos de Dios. Es el discernimiento el que nos hace “poder ver” y consecuentemente consentir a la gracia que se nos da gratuitamente. Porque “todo” es gracia y “todo” es dirigido por la gracia…para el Bien.
Un saludo cordial. Todo irá bien.
Santiago Hernández
Saludos cordiales
Y qué más da que unos crean que el reino de Dios seguirá después de la muerte, otros crean que no y otras personas no se lo planteen siquiera?
El problema no está ahí. Bueno, a mí juicio, claro. Lo que ha liado todo ha sido enfocar el mensaje de Jesús, o su proyecto, o como se le quiera llamar, para alcanzar ‘ la vida eterna’ casi exclusivamente. Parece que lo que suceda aquí no importa, porque como de todas formas no lo vamos a alcanzar aquí y sí después de la muerte…
Eso ha desvirtuado todo por completo.
Me parece.
Empecemos aquí y luego, dios dirá…
Es que tengo la sensación de que no se cree casi nadie el proyecto humano de Jesús. El divino sí, pero el humano…
Pues dejémoslo todo cómo está. Si nos falta fe en esa utopía, pues es todo inútil. Porque desde luego, aquí lo que se suele plantear es la fe en Jesús como dios. Pues ya está. Para muchos de aquí lo es. Y todo lo que dicen que dijo acerca de fundar la iglesia, que si Pedro es la primera piedra, que si Pablo lo hizo genial , que si los sacramentos… Pues estupendo. Me alegro mucho por todos, por todas. Pero fe en su proyecto humano no la veo nada claro. Creo que se ve como algo teórico, inalcanzable, precioso, bonito… pero irreal. Y claro, así no hay manera
No sé.
Hola Carmen
¿Cómo está ese cuerpo? Recuerdo que tenían que darle un arreglillo a tu cadera. ¿Otra vez en el Morales?
Hay un problema que sale a flote cuando se habla de FE. Se piensa que la fe es la aceptación sin reservas de algo imperceptible. Y se utiliza la fe como recurso y como burladero. Hay tres artículos en Atrio que explican la cuestión (Cinco fotografías de la fe). Recuerdo aquí de nuevo el detalle del relato del paralítico (Mc 2,1-13):
La acción se desarrolla mediante siete verbos activos:
“Llegaron”,
“llevándole”,
“transportado”,
“no podían acercárselo”,
“levantaron el techo”,
“abrieron un boquete”
“y descolgaron la camilla”
Inmediatamente a continuación dice el texto:
“Viendo Jesús la fe que tenían…”.
La fe SE VE. Se ve EN LOS PIES. Es la adhesión a un Proyecto; no, la aceptación mental de lo que no se ve. Lo opuesto a la fe no es la incredulidad; es EL MIEDO.
Así que vamos sin miedo a arreglar esa cadera, Carmen
Un beso
Pues eso quiero decir. Que se pusieron manos a la obra con la construcción de una nueva religión. Porque la fe está en los pies y en las manos. Pero primero tienes que creer en la idea.
Y no lo hicieron nada mal. No sé mucho de otras religiones, pero se adueñaron de medio mundo. Y del que se descubrió.
Sin embargo, creo que la parte humana, que es la que a mí me interesa, pues como que no interesó demasiado. Todo lo hacían en nombre de Dios.
Pero se da la circunstancia de que ese Dios no es el mío. Y me temo que en la actualidad tampoco es el de muchas personas.
Y me pregunto. Y la parte humana? Anda que no han tenido problemas los que de alguna manera entendieron que eso del evangelio era otra cosa.
Pero bueno. A estas alturas del cuento creo que ya es demasiado tarde. A ver si alguna vez incluyen en los libros de sociología o de filosofía o de lo que sea el proyecto de Jesús, como tú lo llamas. Es la única manera, diría, me parece, que a día de hoy se tome en serio. Mientras que no se separe de Dios, seguirá unido para siempre a la iglesia. Me parece genial. Pero, y los que se sienten profundamente defraudados por ella? Qué se hace con nosotros, con nosotras? Decimos que la iglesia es un desastre y el que la fundó también? Quién la fundó? Pues que lo digan de una vez. La iglesia es Posterior a Jesús. Que no lo metan en ese jaleo.
Pero, jamás lo harán . Lo necesitan absolutamente.
Y no sé porqué te digo todo esto. Lo sabes mejor que yo.
Un abrazo
Querida Carmen:
¡Si hay muchas personas que creemos en el Proyecto de Jesús, tal cual…sin añadiduras ni adornos… que han salido de la conveniencia de…quienes han montado algo a su alrededor; y que nada tiene que ver con su verdadera esencia.
¿Por qué le mataron de manera tan vil e injusta?
¡No fue “voluntad de ningún “dios” y mucho menos, de aquel que Él, sentía como Abba!
Aquellas personas, que han hecho de su proyecto la piedra angular de sus vidas, no lucharían/luchan jamás por engordar su riqueza y el poder que esta consigue…a cualquier precio…los que de verdad lo viven, pasan del todo desapercibidos; solo quienes viven a su alrededor, y de alguna manera “se levantan de sus calamidades” o lo intentan cada día, comprenden que son personas en las que se puede confiar y que en muchas ocasiones pagan con sus vidas por ello.
No hay nada que moleste más, quienes trabajan para que los siempre apaleados de alguna manera, se levanten, y luchen por una vida más digna.
¡Yo…he tenido el gozo de conocerlos/as y he visto, como la Vida crece a su alrededor!
Y Carmen, mucha fuerza y mucho ánimo, ya nos dirás cuando estés ya despierta y animada, como ha ido todo.
Un abrazo entrañable.
Si Pilar. Claro que hay personas que creen en ese proyecto. Claro que sí. Pero mucho me temo que no se pueda hacer nada globalmente. Sí a nivel individual. A nivel de grupos más o menos pequeños. Pues como empezaría.
Pues ya está.
Un abrazo fuerte
Un placer leerte Salvador. Esta mañana pensaba yo que Dios está dentro de nosotros, y que nuestra vida no es otra “cosa” que ser capaces, en hechos, de hacer evidente cuanto uno lleva de Dios. Jesús lo hizo. Mándame lo tuyo, por favor. Un abrazo.
Hola Giordano Bruno
Dime qué quieres que te mande. Este es mi correo: salsanpac@yahoo.es.
Si te refieres a los artículos aparecidos en Atrio con anterioridad a este, te sugiero que eches un vistazo al comentario que ha escrito Oscar Varela más abajo. Él tiene compilado y te puede mandar al completo todos los artículos.
Te FELICITO por lo que has expresado en tu comentario. Ese pensamiento tuyo da en la clave. Me ha alegrado tanto que lo he leído cinco o seis veces. Gracias. Me ayuda y me anima.
Un fuerte abrazo
El Reino de Cristo pertenece a la vida eterna en su plenitud aunque se inicie en esta vida terrestre. El mensaje de Cristo en esencia es escatológico pues “no vale” ganar “todo el mundo” si perdemos esa vida eterna que es definitiva
Por eso, Cristo al “joven rico” que era un judío observante y devoto la menciona parte del Decálogo. No era posible que el ignorara los primeros mandamientos que se refieren a Yavé directamente pues el “guardaba” todos desde la juventud y el evangelista hace la citas pertinentes del AT.
No, Jesús enseñó el orden del Decálogo y preguntado por un fariseo cuál era el PRIMER Mandamiento El respondió: “ Amarás al Señor con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”..”El SEGUNDO es semejantes al primero: Amarás al prójimo como a ti mismo”. (Mateo 22:34-40)
Y en el Padre Nuestro Jesús se dirige al Padre Nuestro primero para pedir que el nombre de Dios “sea santificado”’pues de El procede toda nuestra santidad y todo bien.
Y “todo el que be al Hijo y cree en El tenga vida eterna y Yo le resucitaré en el último día” (Juan 6:40)
Saludos cordiales
Santiago Hernández
El “be” del ordenador abajo debe ser “ve”. Mil disculpas. Vale SH
Salvador, echaba de menos tus minuciosos análisis de los textos del evangelio. Caigo en la cuenta de que en los sinópticos apenas se trata de la vida eterna o definitiva; no era lo fundamental en el proyecto de Jesús. Espero la continuación de este análisis, sobre todo de otros textos de los sinópticos los previos a su muerte, el vino nuevo en el reino, hoy estarás conmigo en el paraíso. En Juan ya será otra cosa, pero para mí ya será pura teología. Espero la continuación. Gracias.
Hola Gonzalo
El tema del “vino nuevo” ya se explicó en un artículo dedicado a la cena de despedida que se publicó en Atrio en dos partes. Lo encontrarás en la segunda de ellas. Este es el enlace: https://www.atrio.org/2019/06/la-cena-segunda-parte-invitacion-al-compromiso/ .
En cuanto la respuesta -según Lucas- dada por Jesús a uno de los crucificados con él: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”, solo unos apuntes:
1º El texto base de Marcos dice que: “también los que estaban crucificados con él lo ultrajaban” (Mc 15,32b); es decir: ¡LOS DOS!
2º Mateo sigue a Marcos: “Hasta los bandidos que estaban crucificados con él lo insultaban” (Mt 27,44).
3º Es Lucas quien -según él mismo afirmaba- investigó a fondo los hechos (Lc 1,1ss), el que hace un retoque a la fuente más fidedigna introduciendo una idea suya para aleccionar a los destinatarios de su evangelio. Parte de un hecho ficticio: la petición de uno de los crucificados: “…acuérdate de mí cuando vengas como rey”. La lección puesta en boca de Jesús (“hoy estarás conmigo en el paraíso”) indica:
a) Que se trata de “hoy”, no de un futuro incierto y muy lejano.
b) Hoy es el día de su muerte.
c) Al demostrar su muerte la gran equivocación del sistema que lo ajustició,
d) ella certifica la razón y la realeza de Jesús. Su muerte significa su entronización como rey. Ha demostrado hasta el final su parecido al Padre.
e) Jesús, no solo se acordará del crucificado con él, lo tendrá a su lado.
f) La muerte de Jesús inaugura y abre de par en par las puertas de la sociedad alternativa. A diferencia del sistema que genera muerte, la sociedad alternativa da comienzo a la vida definitiva. Ella es El paraíso.
Del evangelio de Juan se hablará en la última parte (la cuarta) de este artículo titulado: La vida eterna. Y aclarará algunas cosas.
Aprovecho para mandarte un abrazo
Apreciado Salvador, No me resuelve mucho tu respuesta, y creo que tendríamos que dialogar muy extensamente para explicarnos. Coincido contigo en tu idea fundamental de que Jesús proclamaba el Reinado de Dios como una sociedad justa y fraternal en esta vida. Parece que también esperaba algo parecido a una vida más allá de la muerte. En todo caso, en los evangelios habría que distinguir lo que dijo Jesús, lo que interpretó y quiso transmitir cada evangelista, y lo que entendió y practicaba cada comunidad local. Creo que es muy difícil desenredar esa madeja, y prefiero tomar el mensaje de Jesús en bloque tal como lo percibe mi conciencia iluminada por los signos de los tiempos. En los signos de los tiempos incluyo la rica tradición de las iglesias, las reflexiones de toda persona de buena voluntad, y muy especialmente lo que aportan estos comentarios bíblicos. Aprecio mucho tus detallados análisis, aunque no siempre esté de acuerdo con cada detalle y necesitaría dialogar mucho más para entendernos. Un abrazo
Salvador, entre la Ascensión y Pentecostés, te has hecho presente en la sala alta de Atrio para encaminarnos a Galilea. Resulta, hermano, que a los de Pozo Estrecho les designan por “galileos” y uno de los hermanos de uno de mis numerosos tíos políticos le llamaban Jesús el galileo, un prenda bueno. Eso explica que no me guste mucho el título escatologico que le has buscado a Jesús de Nazaret, que, como a los galileos de Pozo Estrecho, era un sitio donde no podía esperarse que saliera nada bueno. Salvo las “pelotas galileas” que cada 16 de enero juntan miles de voraces asistente al milagro de su multiplicación. Este año 24.000 se han manducado. Magro de cedro, butifarra blanca y roja, tocino, perejil y ajo, amasadas con pan rayado o harina. El caldo cocido con carne de pava. El joven rico no se hubiera ido de junto a Jesús el galileo , de haber parado en Pozo Estrecho. Un placer leerte, ver tu foto y poder darte la coña un ratico. Abrazos, Salvador.
Hola Salvador
Una gozada leerte. También creo que lo que le importaba a Jesús de Nazaret o de Galilea es la vida aquí. Que se paliaran en lo posible y lentamente las injusticias que sufría la mayoría del pueblo judío. Pero no mediante una revolución armada. La violencia trae consigo una respuesta aún más violenta. El tiempo le dió la razón y a las pocas décadas vino la debacle. Y a día de hoy. Menuda hay liada en la franja de Gaza. Veinte siglos después. Es alucinante.
Era un idealista, creía en una utopía. Me gusta, la comparto totalmente. Aunque no se llegue a alcanzar nunca, si se sigue ese camino todo mejorará. Estoy convencida.
A ver si alguna vez somos capaces de intentar llevarlo a la práctica.
Un abrazo fuerte.
Qué alegría, Salvador. Me gusta sentir tus pies en tierra firme.
Esto de la vida eterna, se ha ido interpretando según demandara el narcisismo inherente religioso. Teísmo patriarcal sin fisuras. Un escape al compromiso personal de hacer el bien ya y sin mirar a quien.
La vida entregada hondamente humana se va llenando de plenitud a pesar de todas las angustias, soledades que forman parte de la vida. No se trata de acumular méritos, sino de sentir la paz vivificadora de nuestra pobreza, aceptarla y hasta llegar a perdonarse, en los desvaríos.
Que paséis un buen día. Un abrazo atriero.
Hola!
Re-aparece Salvador Santos
llegando casi a la mitad de este año 2021.
Compendié en un Archivo Word los Escritos (18 Artículos)
aparecidos en Atrio durante el año 2020.
Quien quiera tener ese Archivo,
me lo pide por Correo electrónico a mi Dir .de Correo:
olgoscar05@yahoo.com.ar
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Que gozó produce, leer-escuchar sin adornos estos temas tan fundamentales para una vida coherente, buena y capaz, de hacernos crecer como personas.
Cuánto daño han causado y causan las religiones modificando los textos según sus “intereses”.
Gracias Salvador, resulta para mí muy gozoso, escuchar las palabras del Galileo expresadas asi, sin “añadidos” que le ensombrecen su verdadero sentido.
Gracias de todo corazón.
Disculpas…se me “coló” un acento.