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La humanidad

A veces no sabe uno qué subir a la bitácora de ATRIO para que interese y se comente. Curiosamente las preguntas teológicas radicales y las tramas políticas ocultas son las que más interesan. Las elucubraciones intelectuales, aunque están hechas por pensadores con pedigri como Carlos suelen resbalar. Pero personalmente me sigue interesando, por ejemplo, analizar el optimismo y el pesimismo con que, según Carlos, afrontamos el concepto humanidad. AD.

     Algunos dicen que el pesimismo es un rasgo característico del uso adecuado del intelecto, no lo creo, pues hay pesimismos que parecen optimistas en comparación con otros pesimistas peores, como en el chiste marrón: –“A este paso vamos a comer mierda” –¿Tú crees que habrá mierda para todos?”. La verdad es que el ser humano a veces da rabia, otras risa, otras da pena, otras da compasión, y otras ni siquiera se sabe que da, y sin embargo sabemos que pertenecemos a la misma especie.

      Según los libros herméticos de Zósimo, las primeras sílabas de las palabras levante, poniente, norte y mediodía componen en griego el nombre Adam, es decir, la humanidad, que existió antes que su primer vástago, Adán. De Adán conocemos su relación con  Eva, pero ¿quién es la humanidad? Pues, a decir verdad, todos y nadie, un auténtico enigma, por eso repito con Blas Pascal: “El hombre no es sino una caña, la más débil de la naturaleza; pero es una caña que piensa. No es necesario que el universo entero se arme para aplastarle; un vapor, una gota de agua bastaría para matarle. Pero, aun cuando el universo le aplastara, el hombre sería aún más noble que aquello que le mata, pues él sabe que muere y conoce el poder del universo sobre él. Mientras que el universo no sabe nada”. No extrañará, pues, que de de él se haya dicho lo mejor y lo peor.

      Resulta además que el buen ser humano (a veces hombre bueno y a veces hombre malo) es histórico y por tanto constructor de épocas eufóricas y de estadios depresivos. Los más críticos con la evolución del género humano (perdón por lo de género, no quiere ser una declaración de guerra) coinciden en su pesimismo con Rogelio Bacon, que en pleno siglo XIII no se cansaba de  repetir esta cantinela: “Hay más pecados ahora que en tiempos anteriores, y la corrupción es infinita por doquier”. Para quienes así piensan, en la medida en que el tiempo presente es el peor, cualquier tiempo pasado fue mejor, y recordarlo entraña un enorme sufrimiento, como lo proclama el Canto quinto de la Divina Comedia: “No hay mayor dolor que acordarse del tiempo feliz en la miseria”.

      En paralelo a los pesimistas, entre los optimistas reina la convicción de que cualquier pasado fue peor, aunque también ellos tienen una punta de pesimistas al reconocer que el presente no es el mejor de los tiempos posibles, pues otros vendrán que malo lo harán. Los pesimistas son arrastrados por la inercia hacia atrás, y los pesimistas por la inercia hacia adelante, los extremos se tocan.

      Entre una y otra camada no han faltado los camaradas bomberos, esos irredentos  restauracionistas, reformistas o reforvolucionarios en cuyas voces resuena aún el eco  de Goethe espantado por la Revolución Francesa: “Prefiero la injusticia al desorden”, como si la justicia fuese el orden y el orden fuese justo.

      Indiscutible es que a muchos les fue y les va bien en sus vidas, pero la felicidad a otros tantos les resulta tan esquiva como a Abderramán III, el califa cordobés que anotó en su testamento: “He reinado más de cincuenta años, en victoria o paz. Amado por mis súbditos, temido por mis enemigos y respetado por mis aliados. Riqueza y honores, poder y placeres guardaron mi llamada para acudir de inmediato. No existe terrena bendición que me haya sido esquiva. En esta situación he anotado diligentemente los días de pura y auténtica felicidad que he disfrutado: suman catorce”. O más esquiva incluso, si atendemos al hipocondriaco y malhumorado Winston Churchill pegado a su cigarro puro: “La salud es un estado transitorio entre dos periodos de enfermedad que por lo tanto no augura nada bueno”.

      Sea como fuere, persona es el sustantivo y crisis el adjetivo, ya sea de crecimiento o de defunción, aunque separarlas draconianamente también tiene un aire infantil, porque la misma es la crisis de crecimiento que la de decrecimiento. Mi época, que empezó en 1944, ha conocido tres etapas, la creyente glorificante, la atea militante, y la agnóstica  en re menor, es decir, aferrada a cosas menores. Sin embargo, para los oídos más atentos al ruido de las galaxias, que los pitagóricos denominaban armonía de las esferas celestes y los gnósticos rumor de ángeles, nunca desapareció del todo un mismo ruido de fondo perturbador, el rumor de las desdichas: “Oyendo los gritos de alegría que subían de la ciudad, Rieux tenía presente que esta alegría está siempre amenazada, pues él sabía que esta muchedumbre dichosa ignoraba lo que se puede leer en los libros: que el bacilo de la peste no muere ni desaparece jamás, que puede permanecer durante decenios dormido en las alcobas, en las bodegas, en las maletas, los pañuelos y los papeles, y que puede llegar un día en que la peste, para desgracia y enseñanza de los hombres, despierte a sus ratas y las mande a morir en una ciudad dichosa” (Camus). Ayer peste, hoy covid, mañana pestecovid.

      Existe en la ciudad de Guadalajara, México, un hermoso edificio denominado El humilladero,  y cuando lo contemplo me viene por asociación de ideas la humanidad: “–Díjome la muerte, ¿qué miras? –Miro, respondí, el infierno y me parece que lo he visto otras veces. –¿Dónde?, dije yo. –En la codicia de los jueces, en el odio de los poderosos, en las lenguas de los malvados, en las malas intenciones, en las venganzas, en el apetito de los lujuriosos, en la vanidad de los príncipes” (Quevedo). El humilladero es para mí la corbata rosa de buena suerte, la herradura y pata de conejo, la mano de Fátima, las rayas de la propia mano, el horóscopo Tauro con ascendente en Virgo, el Yi-king de la casa Albin Michel, los fetiches de Oceanía y de Guinea, el no me puedo morir, soy el hombre más rico del mundo, el comer como cerdos, el cotorrear como loros, el contonearse como pavos, el olisquear el trono del soberano. En medio, y con el busto apoyado en una silla, Narciso marca en el aire los gestos del estilo de braza; para él muchas elecciones existenciales no significan ninguna elección real. Cada uno en su noche, tratando de evitar el coraje de tener miedo, cae en el miedo al miedo: sobre su catedral, su diarrea, nos han atiborrado de mermelada espiritual, ahora nos atiborran de purés de caca, ignorando que la ausencia de castigo es el peor de los castigos: nos deja sin corrección, corrompiéndonos en el mal. Corriente abajo, como peces muertos, el hermano entregará a su hermano a la muerte, y el padre a su hijo, y los hijos se alzarán contra sus padres y les darán muerte. –¿Nombre y apellido? –Desamparado, indigente. –¿Profesión? –Cesante.  –¿Domicilio? –Transeúnte. –¿Estado civil? –Marginado. –¿Grupo sanguíneo? –Insolvente. En Torino Nietzsche se precipita hacia el espejo, se mira, se aparta horrorizado. Antes, en el tren que lo conducía a Basilea, lo único que reclamaba con insistencia era un espejo. No sabía ya quién era, se buscaba, y él, tan ávido de sí mismo, no tenía ya, para encontrarse, sino el más vulgar de los recursos. Y esto que le ocurría a un hombre sumido en la noche de la locura le sucede –y con menor categoría– a toda una civilización que vive en la barbarie sin darse cuenta de ello: la barbarie de buscar el rostro del yo humano en el espejo de las cosas. Según su vida así su muerte, según su muerte, así fue su vida.

31 comentarios

  • Isidoro

        Lleva mucha razón el amigo Juan Antonio, cuando nos incita a Atrio, a una reflexión seria sobre la humanidad y sus obras, y dejarse de menudencias. Esos son temas mayores.
        Le atribuyen a Eleanor Roosewelt, que “La gente inteligente habla de ideas, la gente normal habla de cosas e instituciones, y la gente mediocre discute con otra gente, y habla sobre personas”.
     
    Digresión:  (Yo siempre he pensado que en el chiste de los buscadores campestres, sobre si ir a Setas o a Rólex, el primer absurdo es el mismo dilema en sí mismo: si se supone que hay Rólex desperdigados en el campo, ¿quién es tan tonto que se dedica a buscar unas miserables setas?.
        Jesús en sus parábolas era de la misma opinión: imaginemos que en la parábola del tesoro en el campo, hubiera dicho: “Había un campo en el que había unas cuantas setas por aquí y por allí, así que vendemos todo lo que tenemos y compramos ese campo”. Absurdo, o ser el loco de las setas).
     
        En la dialéctica optimismo-pesimismo, parecería que el optimismo va ligado a la ignorancia ingenua y/o estúpida, a la utopía inmadura e infantiloide, o al entregarse a la confianza ciega en la providencia divina.
        Y por la otra parte, el pesimismo, iría ligado inevitablemente al conocimiento de la realidad, y sus terribles efectos en nuestra vida humana, insertos en un Cosmos, con condena a muerte dictada, y con fecha de fenecimiento claramente estimada.
         Pero nuestros conocimientos del proceso evolutivo, y especialmente de la evolución emergente, dan razones suficientes para ser optimistas.
     
           Yo me confieso personalmente optimista a nivel grupal, comunal, como uno más de la Humanidad. (Más aún, me considero uno más, y solidario con todos los seres conscientes, con consciencia que puedan surgir en este planeta, aparte de nosotros).
          En ese sentido estoy convencido de que del conocimiento de las leyes que rigen el Universo, (“el orden cósmico universal”), se desprende que tarde o temprano, la consciencia triunfará, y acabará poseyendo el Universo, hasta el fin del mismo.
        Que lo consiga el “homo sapiens sapiens”, o alguno de sus sucesores, solo es un pequeño detalle secundario.

  • M.Luisa

    Hola, Iñaki  déjame que con dos palabras refuerce    un poco más lo que ya te adelanté  ayer  y para ello me acojo a esto que dices en el comienzo de tu comentario  “No sé si he entendido bien tu último párrafo, pero me apunto a la necesidad de hablar de la obertura y dinamismo de nuestra realidad humana, con un cierto optimismo”

    Como ya expresé, para saber que es eso de la humanidad, ese saber implica  no hacer de ese concepto una abstracción porque en ella quedaríamos atrapados entendiendo por humanidad   algo meramente conceptual y teórico,  ¿Puede ofrecernos un concepto  dinamismo y obertura? ¿O, más bien  nos deja encerrados a él?

    Por tanto, en contraste con este planteamiento,  hemos de hacer entrar en el problema el componente físico  de nuestras experiencias que es lo que nos llevará a universalizarlas   y así poder realmente hablar de humanidad.

    Leo por aquí varias consideraciones, pero hay una que me llama poderosamente la atención   y es la consideración de comenzar por la parte negativa de la cuestión  diciendo que nos falta madurez, pero entonces partiendo de lo negativo, de lo carencial,  ¿cuándo y como se supone  que la persona  llega a la madurez si  no se parte de la propia  realidad que la constituye?

    ¿De dónde se piensa emerge ese dinamismo sino de la obertura de la realidad en la que consiste la persona?

    • Iñaki SS

      Hola M. Luisa
      Gracias por el tiempo que estás dedicando para aclararme un poco las ideas.
      Me pierdo algo en lo de la consideración cuántica de la existencia humana. Vamos a ver si me explico.
      A los humanos, con nuestra inteligencia sentiente, lo humano se nos presenta estando ya en conexión formal con la realidad, fisicamente desde dentro de ella. Esto sería la verdadera inteligibilidad propia del ser humano. No tiene nada que ver con la mera intelectualidad para la que lo humano se nos presenta como algo a conjuntar desde fuera de esa realiad.
      Se podría decir, quizá, que el camino para captar la realidad, de eso que llamamos humanidad, sería el de la experiencia humana. En la práctica, en las experiencias vividas y compartidas es donde humanamente nos encontramos.
      Por cierto, veo con alegría que Isidoro se ha sumado al post, mostrándonos su optimismo.
      Un abrazo

      • Iñaki SS

        Hola M.Luisa
        Se me habia olvidado confirmarte que, en cuanto a la familia nuclear, todos estamos resistiendo bien a la pandemia.
        Si que hace tres meses se murió un hermano, con setenta y seis años, por cierto, dejando una familia preciosa de cuatro hij@s y ocho niet@s.
        También se me acaba de morir un íntimo amigo, compañero de colegio, fulminado por el Covid19. Fué una sorpresa, porque en teoria estaba mucho mejor que yo.
        Eskerrik asko por preocuparte de nuestra salud.
        Un abrazo.

        • M.Luisa

          Ah! Iñaki, Buenos días! Ahora, al entrar para insertar desde mi escritorio el borrador para responder a tus dudas de manera más comprensible y fácil, veo que no andaba, el otro día, muy equivocada al intuir en tu comentario un estado de ánimo que algo me decía de estas pérdidas tan cercanas que últimamente has sufrido y por las cuales te envío mi pesar y mi sentir.
          ————————-
          Quizás con el concepto de inmadurez al que ayer me referí se vea de forma más clara. Si lo que nos proponemos es saber qué queremos decir cuando hablamos de la humanidad no podemos comenzar nuestra indagación por algún aspecto de lo humano mostrándosenos como negativamente por defecto , sino comenzar por todo lo que lo capacita por su condición propia, es decir, por lo que tiene de positivo lo humano y será entonces, desde esta nueva visión cuando desaparece lo que de abstracto tiene el concepto de humanidad. Porque hablar de la realidad humana no es hablar de ninguna abstracción, todo lo contrario, con ella tocamos de pies al suelo. Entonces voy a centrarme solo, para no desvariar demasiado, a lo que me preguntas cuando dices “Me pierdo algo en lo de la consideración cuántica de la existencia humana.”

          Verás, me referí a ello cuando hablé de la conexión (interna) como un momento anterior a toda unión posterior (externa) que por causa del dualismo inicial(cuerpo-psique) ha llevado a cavo la mente humana a lo largo de la historia.

          Como sabes, siempre me refiero a que para hacer filosofía actual hay que interesarse por las ciencias. Entonces, ¿qué se quiere decir con esto de la consideración cuántica de la existencia humana? Pues que se ha superado la idea de la física causal newtoniana, la propia del dualismo y entonces aparece no la necesidad de unir, sino de ver (inteligibilidad real) en ese campo de realidad (“campo” término científico) que ya está dada en él la existencia previa de esta conexión entre las cosas, en nuestro caso lo humano de toda persona, es decir aquello real que respectivamente nos hermana antes de cualquier separación posterior.

          Y para terminar decirte que:

          Sobre todo no bajéis la guardia y cuidaros!

  • Juan A. Vinagre Oviedo

    Deseo unir esta reflexión a las que preceden (en el tiempo, y que me han interesado.) Gracias. Las distintas lecturas, sobre todo la de Carlos, que abrió el camino, me llevaron a pensar una vez más que nuestra Humanidad está mediatizada por el misterio que nos envuelve, y por nuestra propia inmadurez y las consiguientes limitaciones (hablo en general.) Y misterio e inmadurez -psíquica sobre todo-, de alguna manera se compaginan mal, pese a que somos la consciencia del Universo, pero de un Universo en fase de maduración, todavía inmaduro…  Por eso, tantos tropiezos, errores, interpretaciones precipitadas  -a veces muy poco racionales-.  Por eso, tantas barbaries y salvajadas reiteradas, que agostan el optimismo…

    Nuestra inmadurez no siempre sabe valorar y dar sentido, que merezca tal nombre, a la vida. De ahí que frivolice o sobrevalore con frecuencia, incluso la razón… Así resulta difícil una postura equilibrada, madura… Por eso tanto se banaliza el mal…, como observó Arendt.

    En esta situación es fácil convertir lo efímero en eterno, la mentira en verdad, el mal en justicia, la tradición en norma sagrada, la innovación en desviación y peligro, el vecino en adversario, el ego en dios norma, la tierra en cielo (para unos pocos), el amor en sueño ingenuo, la esperanza en ilusión y espejismo, la moderación sabia en cobardía, el optimismo en ingenuidad…

    En suma, que este tema de la Humanidad y sus obras -también las positivas, que son muchas- debería ser objeto de reflexión quizá más frecuente en todas las edades de la vida, con el fin de aproximarnos a una Humanidad más madura, más sabia… (Esta reflexión vale también para el portal de Atrio.)

     

  • Román Díaz Ayala

    Es que para ser optimista y con un optimismo irreversible debemos estar instalados en una utopía o anclados en los designios de la providencia divina. Son pesimistas quienes andan a golpes con la realidad o batallando con sus dudas, aunque éstas sean del todo razonables  y avaladas por la lógica. Son pesimistas a fortiori, pues  el pesimismo cunde ante los problemas irresolubles de la existencia y la presencia del mal en las relaciones humanas y en la historia. No podemos ocultar el fracaso humano en medio de tantos triunfos y las miserias que ensombrecen las glorias.

    Las utopías nos hacen perseverantes ante los errores posponiendo el logro para un futurible que no puede abarcarse mas que por un acto de fe. Son las creencias de las ideologías cuyos únicos enemigos son la Historia, sus paradigmas sucesivos.

  • Carlos Diaz

    “A veces no sabe uno qué subir a la bitácora de ATRIO para que intereses y se comente. Curiosamente las preguntas teológicas radicales y las tramas políticas son las que más interesan. Las elucubraciones intelectuales, aunque estén hechas por pensadores con pedrigí como Carlos, suelen resbalar. Pero personalmente me sigue interesando, por ejemplo, analizar el optimismo y el pesimismo con que, según Carlos, afrontamos el concepto humanidad”.

    Esto lo escribe el fundador y afortunadamente todavía director de la revista digital Atrio, Antonio Duato, que viene de una actitud muy beligerante hace algunos años. Yo le agradezco muchísimo su acogida ocasional en su importante revista, y al mismo tiempo constato su lucidez sobre el estado de forma militante e intelectual en que se encuentra nuestra sociedad. Es lo que hay y, como decían los arrogantes marxistas-leninistas de antes, “los hechos son los hechos”, aunque entre los “hechos científicos” de que presumía la Ciencia-URSS estaba el rechazo de los virus por no  dialécticos, cosas contra las que he venido peleando en los últimos años incluso en la Academia de Ciencias de Cuba, donde siguen anclados en algo tan increíble a estas alturas del Partido, nunca mejor dicho.

    Afortunadamente para mí, sin embargo, el último artículo publicado en ATRIO ha tenido diecinueve comentarios, casi todos contrarios a mi supuesto “pesimismo”. También los agradezco, obviamente, pero discrepando. En mi opinión, el no optimista es aquel que lucha contra la muerte como si fuera a vencerla, o aquel otro que huye de ella como alma que lleva el diablo, o quien se enfada con quienes ponen de relieve la muerte que hay en la vida, o quien vive obsesionado neuróticamente por las vacunas a ver si en un descuido sirven también para alcanzar la inmortalidad, y, si se me apura, también aquel o aquella que han dejado de estudiar y de pensar.

    De ese colectivo de personas, lo que mayoritariamente obtengo es un rechazo mayor o menor, y no pocos jaloncitos de orejas al muchacho inmaduro en nombre de una sensatez icónica: “¿A quien no nos ha tocado, más o menos de cerca, la muerte de algún ser querido y nos hemos sentido integrados, de algún modo, en la conocida cadena amorosa del dar, recibir devolver? Normal que en la aldea global y a cuenta del Covid19, se repitan escenarios como este: Lloramos la pérdida de alguien que nos dio su amor. Al aceptarlo e interiorizar la alegría sentida por quien vivió dándonoslo, lo reconvertimos en un amor totalmente nuestro que nos desborda y vamos devolviendo a quien lo necesite de nuestro entorno. ¿No es esto una forma de ver el amor humano como una energía con tintes de inmortalidad? ¿Un amor capaz de poner la felicidad en nuestras manos, es decir al alcance de una Humanidad repleta de alegrías y penas, sin exclusivismos religiosos de ningún tipo? La posibilidad de ser feliz dando, lo que cada uno pueda, su tiempo, su sonrisa, su palabra amable, su calderilla, su patrimonio… es un tesoro que nada ni nadie puede arrebatárnoslo. ¿Por qué no pensar que quedará algún rastro de mi yo integral, en este amor inmortal?”.

    Estas personas que con su buena actitud conmiseran al pesimista ¿tuvieron en su día alguna voluntad de aventura, alguna inquietud social, alguna juventud? Pues si así fue, las mordeduras del tiempo han hecho su trabajo sobre su agrietado rostro rugoso, y después se han echado  a dormir, que es una forma de echarse a morir. Yo lo siento mucho, me duele compasivamente en el mejor sentido de la palabra compasión. Quizá es que no soy tan pesimista gracias a este sentimiento. De todos modos, que me tironeen un poco las orejas no me viene tan mal, porque de lo contrario tendría que empezar a fijarme las gafas con chinchetas. Contra pesimismo, un poco de humor al año no hace daño, bellos durmientes amigos.

     

    • carmen

      Igualmente.
      Felices sueños.

    • Iñaki SS

      Hola Carlos
      Retengo eso de..”Contra el pesimismo, un poco de humor al año no hace daño, bellos amigos durmiente”.
      En lo que pueda tocarme, acepto con humor lo de la sensatez icónica.
      Tambien ma han hecho gracia, por lo que me pueda tocar, sus dudas sobre si algunos habremos tenido, en su día, alguna juventud. En mi caso concreto, precisamente mi señora esposa, con la que llevo conviviendo más de cincuenta años, cuando me oye quejarme por lo viejo que soy, suele recordarme algo así como que… siempre he sido un poco viejillo.
      De lo que no hay duda es de las mordeduras del tiempo. Suelo decir que tengo la sensación de haber resucitado hasta tres veces. Claro, con ochenta tres tacos a cuestas, se me pone difícil hacerlo por cuarta vez.
      En este sentido, no se si por ingenuo, utópico o por seguir manteniendo raicillas con la fe de carbonero (sin ánimo de ofender a nadie), pensando en el inevitable salto a la eternidad, puede ser comprensible mi empeño en buscar una salida. Ahí podría encajar mis ganas de aferrarme a alguna chispita de amor inmortal que haya podido dejar por el camino. Un amor capaz de mantener despierto mi yo integral, en la aventura del viaje por el misterio.
      Un cordial saludo

      • carmen

        Iñaki
        Es que eres un señor supereducado.
        A mí no me ha hecho ninguna gracia eso de agrietado rostro rugoso. Me he ido derecha al espejo y he pensado, pues para 68 años no estoy tan agrietada y rugosa. Cosas de mujeres.
        Respecto a lo de la sensatez icónica me río yo de los peces de colores, además, es una palabra que no me gusta.
        Pero mira, ya tiene un comentario más.
        Sé sensato y cuídate. Ya falta menos para salir de esto. Estoy deseaaaaannndo que me vacunen. No me importa seguir con la mascarilla y ese jaleo con las manos, esas sí que las tengo agrietadas por exceso de sensatez.

        • Iñaki SS

          Hola Carmen
          ¡Qué bien me tratas! Lo de supereducado lo tomo como un piropo que te agradezco, aunque no me lo crea del todo. A veces también se me escapa alguna impertinencia.
          Por mi parte te diré que me encanta leerte porque es evidente que pisas tierra firme y eres inasequible al desaliento.
          Un abrazo

  • Asun Poudereux

    Muchas gracias, Atrio, por este cambio de tema. La verdad es que no soy capaz de ponerme en la intención del autor al exponernos la humanidad de tal modo.

    Concuerdo en lo contradictorio que en la persona se puede vivenciar. Un amigo de la familia de profesión psiquiatra me decía que mi madre era animosa, dado que siempre que hablaban mi madre dejaba salir lo mejor de ella, su gracia y optimismo, cosa no extraña en reuniones familiares y amigos de siempre. Por mi parte le dije que no siempre era así tal como la veía. Su respuesta fue que lo que la definía era el tono que más abundaba en ella, pues nadie se libra de momentos tristes y no deseados.

    Aun así, son demasiadas facetas las que aquí se presentan en el lado del optimismo y del pesimismo haciendo barrera entre ellas. Tendemos, sin apenas darnos cuenta, en clasificar en dos zonas lo múltiple y diverso. La mente no puede hacerlo de otro modo que de la mano de la separación.

    La realidad se despliega en todos los colores en medio de la luz, mucho más allá del blanco y el negro y los grises que entran en nuestro análisis mental que descarta de antemano tonalidades de múltiples colores, ambiguas a la mirada que se auto otorga la más rigurosa reflexión.

    La persona realista es lúcida en ese sentido, sabe que el conceptuar y clasificar le cierra puertas a otro modo de ver y mirar más amplio y profundo, si con ello pretende terminar con las inacabables dudas.
     
    La Humanidad va desplegándose desde lo que ha sido y sigue siendo, dejando que emerja en las personas lo que las constituye en la unidad plural y diversa de un todo.  La historia no para de repetirse mientras el motor que la sacude siga alimentándose de egoísmo, narcisismo y frustración constante, que lo dispara más aún y la lleva por lugares inexplorados para seguir chocándose de pleno con el vacío del ego siempre insatisfecho.

    El todavía más del ego humano es insaciable de continuo al vivir de espaldas a lo realmente real: La vida que no cesa de fluir en un permanente estado no estable y que, sin embargo, se la quiere atrapar y ajustar al sin fin de deseos personales. Y por otra parte y no menos esencial, la incomprensión e ignorancia de lo que realmente es, Es y permanece en todo cambio, crisis y transformación que va produciéndose en la vida del ser humano, en toda su  realidad humana universal.

  • M.Luisa

     

    Afrontar, lo que se dice afrontar    no es lo que hacemos al interpretar un concepto, por ejemplo el de humanidad. El afrontamiento es algo previo a todo concepto, es el cara a cara con la realidad misma, tratase de la forma de realidad que sea.

    Si acaso los conceptos, lejos de todo afrontamiento con   ellos simplemente  los tomamos de las cosas como aquello que les da validez representativa, por tanto el concepto de humanidad  está  montado sobre otro concepto, el concepto de persona y la persona ya se sabe ha sido interpretada de múltiples maneras a lo largo de la historia. Pues bien desde esta perspectiva  conceptual es cuando  el pesimismo se adueña del problema.     Hablar de la humanidad como punto de partida y fuera de toda abstracción ha de llevarnos necesariamente a  hablar de la realidad humana, de su obertura y de su dinamismo  pero desde su concreción   y en este sentido hemos de ser optimistas.

    • Iñaki SS

      Hola M. Luisa
      No se si he entendido bien tu último parrafo, pero me apunto a la necesidad de hablar de la obertura y dinamismo de nuestra realidad humana, con un cierto optimismo.
      Sin olvidar eso de la felicidad esquiva del tener, del infierno en vida bajo la amenaza de pandemias de todo tipo, de la barbarie de buscar el rostro humano en el espejo de las cosas…, intento ser un poco más positivo. Le doy vueltas a una realidad tan contundente como las experiencias de amor entre personas de todo género y condición, en cualquier rincón del planeta Tierra. ¿A quien no nos ha tocado, más o menos de cerca, la muerte de algún ser querido y nos hemos sentido integrados, de algún modo, en la conocida cadena amorosa del dar,recibir devolver? Normal que en la aldea global y a cuenta del Covid19, se repitan escenarios como este: Lloramos la pérdida de alguien que nos dió su amor. Al aceptarlo e interiorizar la alegría sentida por quien vivió dándonoslo, lo reconvertimos en un amor totalmente nuestro que nos desborda y vamos devolviendo a quien lo necesite de nuestro entorno. ¿No es esto una forma de ver el amor humano como una energía con tintes de inmortalidad? ¿Un amor capaz de poner la felicidad en nuestras manos, es decir al alcance de una Humanidad repleta de alegrias y penas,sin exclusivismos religiosos de ningún tipo? La posibilidad de ser feliz dando, lo que cada uno pueda, su tiempo, su sonrisa, su palabra amable, su calderilla, su patrimonio… es un tesoro que nada ni nadie puede arrebatarnoslo. ¿Por qué no pensar que quedará algún rastro de mi yo integral, en este amor inmortal?

      • M.Luisa

        ¡Qué cosas más bonitas dices Iñaki! Parece las propias de una experiencia reciente! Espero que el Covid-19, no haya tenido nada que ver y que tú y tu familia sigáis bien de salud.

        Entrando ahora un poquito en el asunto, y a propósito de la lectura que en estos días tengo entre manos, claro si tenemos en cuenta que todavía no nos hemos librado de la prevalencia del ser en sí, el ente, sobre la realidad que tengo delante, entonces es por lo que la sombra del entendimiento abstracto coge las riendas ofuscando esta realidad que abriéndonos a ella haría despertar nuestros sentidos y dotarlos de la verdadera inteligibilidad propia del ser humano (aquí aparece el ser, pero en instancia segunda).

        ¿Por qué esta previa histórica? Porque la obtención real de esto que llamamos humanidad se da desde esta experiencia de lo humano.

        Desde una consideración no causal ni lineal, sino ateniéndonos a la actualidad, es decir, desde una consideración cuántica de la existencia humana, lo humano se nos presenta estando ya en conexión formal, no como algo que tuviésemos que conjuntar desde fuera. De esto se derivan dos cosas: en el primer caso, desde esta previa conexión es cuando surge la verdadera inteligibilidad, es decir, la esencia de la inteligencia. En el segundo caso se trata de intelectualidad meramente.

        Resumiendo, querido Iñaki, con esta breve explicación no hago sino mostrar que son en estas experiencias que vives y que nos compartes donde humanamente las personas nos encontramos.

        Abrazos!

  • carmen

    La verdad. Estoy desconcertada.

    Con razón es necesario un Salvador, con esas ideas acerca de la humanidad. Es como no aceptar la realidad de nuestra especie. Es como si quisiéramos no ser nosotros mismos. Con razón se necesitan religiónes. Es tremendo.

    Nadie tiene una vida fácil. Nadie. La vida es pura supervivencia, pero tiene momentos, situaciones, épocas en las que te sientes que te roza la felicidad y eso compensa todo lo demás. Claro, para eso hay que valorar la vida. Si tienes la idea de que todo tiene que ser según tú piensas que debe de ser, estás perdido. Pero es que si piensas que esta vida es un puro tránsito para otra , a ver, no sé cómo decir. No entiendo cómo se puede vivir así.

    Pero bueno, allá cada cual.

    No entiendo el planteamiento del artículo. A lo largo de la vida tienes momentos de optimismo y de querer sencillamente terminar porque lo que tú creas que era, sencillamente no es. Muchísimas personas, pero muchísimas hemos pensado en algún momento acabar. Pero la gente que te rodea, esa gente materialista, sindios, hedonista, absurda, sin espiritualidad ninguna, esa gente tira de ti y te saca de esa piscina sin fondo en la que estás cayendo. Y sales. Y sigues. Porque el amor de ese dios no sabemos cómo es, pero el amor humano, ese sí lo hemos experimentado muchas veces. Y no siempre las personas que creen en ese amor de Dios  las que están a tu lado. Les podría contar alguna historia, pero no voy a contar ninguna más.

    El optimismo, y el pesimismo son estados de ánimo por los que todos pasamos. Y no somos mejores ni peores cuando estamos pasando por un estado u otro, sencillamente somos humanos.

    No iba a decir nada, pero soy de las que piensan que la persona que calla, otorga, sobre todo en un foro. Y , sorry, pero es demasiado para mí lo que estoy leyendo.

    Que tengan un día optimista.

  • Santiago

    Claro que en la presente sociedad materialista y dialéctica en que vivimos no existe lugar para una felicidad permanente..Una sociedad que vive de valores relativos nunca encontrará un horizonte equilibrado pues su filosofía  se aleja cada vez más  de la realidad del ser humano que es fundamentalmente espiritual.

    Es el gozo espiritual el que está siempre presente en los atisbos y momentos de felicidad que nos intercala la vida: el amor correspondido, el disfrute con nuestros íntimos familiares, la ocasión del nacimiento de un hijo o hija, una boda, reunión de amistades, un premio merecido, una obra de misericordia, una dádiva generosa, un acto heroico que nos rescata de un mal,  la audición de una sublime melodía, presenciar una obra de arte, la donación de mi vida a los demás y viceversa etc etc

    Cuando existe una sociedad que enfatiza sólo el bienestar personal y material, por naturaleza, no puede lograr ni siquiera momentos felices reales sino “fachadas” para disimular la “angustia vital” en un mundo incapaz de garantizar, no sólo l a  paz espiritual sino sólo un sólo momento de sosiego anímico que aleje los temores del vivir. Sólo nuestro corazón reposará cuando encuentre su último y verdadero fin que se reside  en lo más profundo de nuestro espíritu inmortal destinado “per se” a la trascendencia.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

     

     

  • Román Díaz Ayala

    Carlos Diaz, nos ofrece el título “Humanidad” porque pretende disertar sobre  nuestra propia naturaleza, somos ese conjunto de personas que tiene características comunes. Frágil e ínfimo en  el entorno del Universo cósmico, pero abarcador del mismo. Somos la conciencia del Universo dándole sentido aunque apenas lo conozcamos.

    Pero hay algo más en el término humanidad que da pie a que nos enjuiciemos a nosotros mismos y no sólo por la sensibilidad o compasión que nos despierten las desgracias ajenas, también que nuestra conciencia es necesariamente moral, tendente a la búsqueda del bien y la bondad.

    De lo dicho se desprende el sentimiento de fracaso o de satisfacción (pesimista u optimista) cuando nos damos de bruces con la condición humana, en la sociedad en que vivimos, en la historia.

     

     

  • Román Díaz Ayala

    Ya que Carlos Díaz nos habla de, “el rumor de las desdichas” y nos introduce en su tema con un chiste. “A este paso vamos a comer mierda- ¿Tú crees que habrá mierda para todos?”. Pues resulta que he oído lo mismo, con la misma pregunta envolvente en la boca de un paisano cubano, por Youtube, claro, en algún momento del año pasado. Sigo con alguna frecuencia las notas informativas de la televisión oficial cubana preocupado como estoy por las incidencias del coronavirus y la búsqueda ansiosa de alguna noticia sobre la actitud del Gobierno  ante la aguda crisis económica, con unas reformas anunciadas hace tres años, pero nunca iniciadas. Las medidas desesperadas de última hora carecen de un planteamiento claro, rodeadas de consignas y propaganda, van orientadas a cerrar los conductos del trabajo informal (cuentapropistas o “autónomos”) que han permanecido sin ser legalizados a pesar de que se contempla su legitimidad, en la Constitución de 2019.

    Cuba, cerrada al turismo des de hace un año a causa de la pandemia, ausentes los cubanos que desde EE.UU viajaban frecuentemente hasta La Habana, sin el comercio, que no había sido legalizado, pero sí tolerado de “las mulas”, personas que viajaban al extranjero, preferiblemente Haití o Panamá para revender después sus productos. Ahora han sido definitivamente prohibidos, aunque se reanude el tráfico aéreo.

    Cuba no produce ni para alimentar la población, once millones, y para cumplir sus compromisos alguna vez ha tenido que importar azúcar de Francia. El café, mezclado en un 50 por ciento de chícharos, casi no se encuentra, a no ser en el mercado informal. Cuando hay divisas suficientes se han importaciones de pollo desde EE.UU. El año pasado se redujeron estas importaciones y otros alimentos básicos  por un valor de un centenar y medio de millones de dólares.

    El consumo de carne casi toda ella se ha reducido al consumo de “carne picada “vendida en las tiendas” donde se paga con pesos cubanos. Un alto funcionario del partido habló por la televisión del Estado (la única) que se importarían “tripas” para el consumo.

    En otra ocasión se anunció también oficialmente que se hacía extensible el consumo de “gallinas decrépitas”, es decir, de aquellas aves que extenuadas de poner huevos podían ser aprovechadas convenientemente.

    El chiste de la mierda, parece que corrió durante varios días.

    • oscar varela

      Hola Román!
      Los cubanos ¿comen mierda?
      Convendría, tal vez,que comentes ¡quién los caga!
      ¿no te parece?

      • Román Díaz Ayala

        Hola, Oscar,
        acepto tu invitación, aunque no se si lo hago abusivamente en este hilo por lo que trataré de ser lo más sucinto posible.
        Al principio del triunfo de la revolución en Cuba, una de las primeras medias fue la Ley de Reforma Agraria, con la que según su articulado se le asestaba un contundente golpe al imperialismo. Entonces, finalizada la década de los años cincuenta su principal rublo exportador era el cultivo y la industria alimentaria y aunque el azúcar de caña ocupaba un lugar muy principal, existían excedentes agrícolas suficientes para el comercio de exportación y una parte notable del PIB. Una ley anti-latifundio que supuestamente devolvía la propiedad de la tierra y su explotación al pueblo cubano.
        En 2008, Raúl Castro al relevo de su hermano en el control del Gobierno y del Partido inicia una tibia reforma y cuyo anuncio la oposición aplaudió como el inicio de una apertura. Eran los años del subsidio de la Venezuela de Hugo Chávez y los intentos de promocionar el turismo. Se trata de la entrega en usufructo de tierras de titularidad estatal. Cuba es un gran latifundio con el 80 por ciento de las tierras cultivables en manos del Estado, y ociosas en un 50 por ciento, abandonadas al marabú. Entonces, 2008, Cuba importaba alimentos por valor de mil millones de dólares. El 35 por ciento de las tierras cultivadas estaba en manos de particulares que producía el 60 por ciento de los alimentos.
        En 2019 las cosas no habían mejorado, de los 11 millones de hectáreas disponibles, 6,5 estaban dedicadas a la agricultura y la ganadería, y los trabajos del campo ocupaban un millón de personas, produciendo aproximadamente la mitad de lo que el país consumía.
        Y Así llegamos al 2020, el año de la pandemia, de los cierres de los aeropuertos, y con la única ayuda del dinero que circula abiertamente desde los bolsillos de los emigrados, en su inmensa mayoría exiliados, a sus familiares y conocidos en la isla.
        La actitud de los gobernantes con los cuentapropistas y sus producciones ha sido errática y hostil durante la pandemia. En ocasiones los únicos alimentos y productos de primera necesidad que llegaban del campo a los núcleos urbanos ha sido en ese mercado informal.
        Han olvidado que quienes trabajan para que comamos son la gente del campo y que se merecen nuestro reconocimiento, como nos decía el escritor Miguel Delibes.
        Creo que la respuesta a tu pregunta no puede ser más clara. Cuba ni tiene ningún embargo para las compras de alimentos y medicinas en el mercado norteamericano, siempre que tenga dinero para pagarlos. De hecho el mercado no ha sido interrumpido durante muchos años hasta ahora.

  • oscar varela

    Hola!
    HUMANIDAD
    ¡Ojito con la palabreja! = terminada en “-DAD” = desinencia para la ABSTRACCIÓN.
    …………………..
     
    NOTA:
     
    “En 1912, in­vitado por la Sociedad de Matemática, di en el Ateneo una conferencia, donde pronosticaba que al siglo «evolucionista» y, por tanto, unitarista seguiría una época de mayor atención a lo discontinuo y diferencial.
    – En aquella fecha, y, claro está, sin que yo lo supiese, trabajaba Plank en su teoría do la «quanta».
     
    – En 1915 descubría Einstein su principio general de relatividad.
     
    – En 1913 aparecía la obra de Uexküll, que he hecho recientemente traducir al castellano.
     
    – En 1918 publicaba Spengler su libro histórico.
     
    – En esos años adquiere el mendelismo un valor de doctrina clásica.
     
    – En fin, la misma matemática, que era la matriz de la idea de continuidad, empieza a afirmar la necesidad de renunciar a ella y afianzarse en lo discontinuo.
    * Las dos cabezas más geniales de matemáticos que hoy existen —Brouwer y Weyl— trabajan a estas horas en ello.
     
    -Frente a esta masa gigante de ejemplares hechos intelectuales, los gestos de unitarismo utópico que veo hacer a algunos me parecen simplemente eso: gestos.”-
    ………………………………………

  • oscar varela

    Hola!
    HUMANIDAD
    ¡Ojito con la palabreja! = terminada en “-DAD” = desinencia para la ABSTRACCIÓN.
    …………………..
     
    1- El siglo XIX ha sido, como su padre el XVIII, radicalmente unitarista.
    – En su primera mitad vive bajo la constelación de Hegel, para quien la historia es el desarrollo de la Idea, término que exige ser escrito con mayúscula a fin de recal­car que no tolera pluralidad ninguna.
    * El sujeto de la historia es el Espíritu, un espíritu único, que, en cierto modo, es el heredero de la «Humanidad» dieciochesca (la cual a su vez se perpetúa en la «Humanidad» de Augusto Comte).
     
    2- En su segunda mitad vive el siglo XIX bajo el doble signo de Darwin y Carlos Marx.
    – Este últi­mo es el hijo pródigo de Hegel, que cambia en moneda la ideal herencia paterna. Para él, también es la historia un proceso unita­rio, salvo que el protagonista no es el Espíritu, sino la Materia Eco­nómica.
    – Hegel y Marx hablan de una evolución, que en ambos pre­senta carácter dialéctico.
    – Darwin habla asimismo de una evolución, pero de carácter biológico.
     
    * El acontecer histórico es el mismo siem­pre y en todas partes:
    – lucha por la existencia, selección, triunfo de los mejores adaptados, proceso unidimensional.
    – ¿Se puede dudar de que para el siglo XIX no existía más que una realidad histórica, o, dicho en otra forma,
    – que la historia era para él una realidad homo­génea —como es homogénea la materia física?
     
    3- Sin embargo, a la hora de la verdad,
    – al elaborar efectivamente la historia, ocurría siempre que el principio unitario, que el supuesto de homogeneidad fallaba y era preciso recurrir —velada o claramente, pero ya tarde y a modo de complemento-—, a la peculiaridad de las razas, al «espíritu nacio­nal», etc., etc.
    – Es decir, que el historiador partía caprichosamente de una quimera: la unidad humana, la Humanidad homogénea y luego se daba de bruces con el hecho bruto, irracional, alógico, pero innegable, de la pluralidad de las formas humanas, de la heterogeneidad de los espíritus colectivos, de la incomunicación efectiva entre ellos.
    …………………………………….
     
    4- Ahora bien; el rasgo más característico hasta ahora de la época que en nosotros comienza es
    – la alegre aceptación de lo real, cualquiera que sea nuestra ulterior resolución sobre esa realidad.
    – Por lo pronto, se toman las cosas según son y no según deseamos que sean o creemos que deben ser.
    – Esto no implica desdén hacia lo que debe ser pero no es;
    – significa meramente una enérgica pulcritud mental que repugna la confusión entre ello y lo que, en efecto, es.
     
    5- Puede que la unidad espiritual de los hombres merezca ser ambicionada, que constituya un ideal;
    – pero esa Huma­nidad no ha sido ni es un hecho.
     La situación verdaderamente omi­nosa, ridícula, caquéctica, en que se hallan aún las ciencias históricas —tan retrasadas respecto a las naturales— procede de que en el estudio de los astros y de la electricidad, de los cuerpos químicos y de la geología, nadie hace ya intervenir los «ideales», la ética ni la religión.
     
    6- Esta pulcra disociación no fue obra mollar. Ha costado siglos de lucha.
    – Recuérdese que hasta después de 1800 la Iglesia no retira del índice, oficialmente, los libros en que se sostiene la mecánica copernicana.
    – La tierra —pensaban muchos— no debe moverse. Y, sin embargo, se movía.
    – Igualmente, el positivismo de viejo cuño, que es una divinización de lo sensible, se negaba y se niega a admitir como hecho cuanto no sea fenómeno táctil o visual.
    – Y, sin embargo, la idea pura, los fenómenos espirituales, existen con no menor evidencia: son hechos que se dan al lado de los sensibles y con pareja espontaneidad.
    – El imperativo de pulcritud mental hace que nuestro tiempo parta en toda ciencia —y tal vez no sólo en ciencia— de la pluralidad que es el hecho.
    – La geometría se ha pluralizado.
    – La física de los quanta y de Einstein es discontinua y pluralista;
    – la biología se ha instalado en el pluralismo.
    – Por fin, la historia, en vez de tropezar a la postre como con una roca de irracionalidad, como con un misterio, con la peculiaridad de los pueblos, qué son de hecho irreductibles, hace de ella el punto de partida; es decir, toma el hecho según se presen­ta.
    ………………….

  • Rodrigo Olvera

    Pues me queda lejana y ajena tanto su versión de pesimismo como su versión de optimismo.

     

    Y en el fondo de mi sentipensar resuena la Canción de la muerte enamorada, de Nachón.

     

    Alguien llamó a mi puerta de madrugada

    era la vida vacía, el vivir por nada

    Sigue de largo, le dije, aquí no entras

    que aquí solo entra la muerte enamorada.

     

    Que aquí sólo entran las penas

    que aquí sólo entran las ansias

    Que aquí sólo entra la rabia

    y a veces, muy raras veces, la dicha entra.

     

    Alguien llamó a mi puerta al caer el alba

    era la muerte vacía, el morir por nada

    Sigue de largo, le dije, aquí no entras

    que aquí sólo entra la vida enamorada

    Enamorada!

     

     

     

     

     

     

     

  • oscar varela

    Hola!
    HUMANIDAD
    ¡Ojito con la palabreja! = terminada en “-DAD” = desinencia para la ABSTRACCIÓN.
    …………………..
     
    1- En la región de los munchi, pueblo del Níger,
    – quiere un día el viajero inglés sorprender a los indígenas con la destreza del europeo.
    – A este fin sale de caza acom­pañado por algunos de ellos.
    – Pronto descubren una manada de antí­lopes.
    – El europeo apunta desde una distancia de doscientas yardas y mata uno.
     
    2- Pero se sintió desilusionado ante los escasos elogios de un viejo cazador manchi que le había seguido.
    – «Para un blanco no ha estado mal —había dicho el negro—. Pero nosotros lo hace­mos mejor».
    – Entonces ató a su cabeza el cuello y la cabeza de una especie de grulla
    – y con la flecha dispuesta en el arco se arrastró, agachándose, hasta el rebaño,
    – del cual hizo destacarse un espléndido macho.
    – Luego se levantó súbitamente y se fue acercando a él mien­tras movía su cabeza enmascarada de un lado a otro,
    – imitando el ave con perfecta pantomima.
    – De esta manera, llegó a pocos pasos del animal y disparó hiriéndole en la paletilla.
    – El antílope dio un gran brinco, y cayó al punto en redondo, muerto instantáneamente por el veneno de la flecha.
     
    3- He aquí dos técnicas opuestas, frente a frente.
    – El europeo, amigo de la mecánica, mata por medio de una ley física.
    – El negro, más próximo a las fuentes de la vida, se finge ave, es decir, mata con una metáfora.
    (Del libro de Boyd Alexander “Del Níger al Nilo”)
    ——————

  • mª pilar

    Hermosa explicación de la humanidad que todas las personas somos.

    Siempre he sido una mujer luchadora…sin hacer mucho ruido para no despertar enemistades…pero llevo un tiempo, que me siento algo “triste” comprobando que el ser humano…no toda la humanidad…está como ¿adormilada?  en sus sueños-deseos personales cueste lo que cueste, cuando miro en rededor mío.

    Creo ser “buena persona” creo, que nunca me he vendido al mejor postor, he vivido siempre desde una opción personal, y a pesar que la experiencia y el conocimiento siempre en crecimiento, me han señalado otras maneras de interpretar mi opción, he seguido siendo fiel.

    Ahora ya con 80 años largos, siento que mis fuerzas para la lucha, han disminuido, e intento que crezca la comprensión ante aquellas miradas “incomprensibles” para mí; siempre he creído, que el ser humano si es bueno con quienes le rodean, el mundo en que vivimos, de alguna manera puede cambiar, aunque solo fuera allá donde el bien es la esencia de la vida.

    Por eso me siento “triste” porque lo que ven mis ojos y oyen mis oídos, es como si nos hubiésemos convertidos en pat@s con los ojos vendados.

    Y eso marea muchísimos, y crece en mí la tristeza, es como si no pudiésemos escuchar a las demás personas, nos guste o no lo que dicen; en algunos casos, he decidido no leer algunas materias de personas inamovibles, porque no me aportan nada nuevo; quizá no sea la mejor opción, pero no encuentro otro camino mejor.

    Gracias de corazón por esta hermosa exposición, y procuraré que la tristeza no ciegue mi capacidad para:

    ¡Ser buena persona!

    Gracias

  • Isidoro

    -Dadme cretinos optimistas -decía un político a Juan de Mairena-, porque ya estoy hasta los pelos del pesimismo de nuestros sabios. Sin optimismo no vamos a ninguna parte.
     
    -¿Y qué diría usted de un optimismo con sentido común?
     
    -¡Ah, miel sobre hojuelas! Pero ya sabe usted lo difícil que es eso, amigo Mairena.

  • carmen

    Antonio

    Es que en casa no es prudente hablar ni de Religión ni de política, así que por lo menos aquí podemos.

    De todas formas ya he abandonado en tema de la teología radical. O no radical. Tema fuera.

    Y en cuanto al 23 F, es que ha sido una celebración muy extraña. Cuarenta Años y el rey Juan Carlos no estaba. A mí por lo menos se me han revuelto muchas cosas. Y…

    • carmen

      En cuanto al resto de temas, aquí hay especialista en casi todo. No soy especialista en nada, en enseñanza quizás sepa algo.
      En realidad lo que soy es una contadora de historias aprovechando el tema.Tengo mil historias que contar, reales, inventadas, vividas en primera persona, observadas… pero no sé yo esto aquí.
      A mí me encantan las historias. Y se aprende un montonazo con ellas. A través de una historia se puede comunicar una idea, un pensamiento o algo de eso muchisimo mejor que con una definición dada por un sabio. Aunque el sabio sea de Grecia. Seguramente es deformación profesional. Y eso es absolutamente cierto. Salvo en el lenguaje científico. Esa es otra historia.
      En fin.
      Un abrazo