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Distopía de alta tecnología: la receta que se gesta en Nueva York para el post-coronavirus

Dos noticias muy relacionadas nos han llegado el miércoles,. La clásica y prestigiosa Universidad de Cambridge en Inglaterra, según Financial Times, solo va a aceptar matrículas para el curso 2020-2021 en enseñanzas impartidas a distancia, por medios telemáticos. Sigue así lo establecido en las universidades de California y tiene todas la bazas para que sea ya el futuro de las universidades. Y el Facebook de Atrio nos descubre este extraordinario artículo de Naomi Klein que enlaza con nuestra meditación de la técnica, más aún que con sus libros anteriores. ¡Que tremendos cambios están ya preparando, tras ese “pasado antiguo” del mes de febrero, los señores de la técnica! Aconsejo leerlo todo o, por lo menos, los apartados (destacados por Atrio) del final. AD.

Por Naomi Klein para The Intercept. Traducción de Lavaca.org, mayo 16, 2020

 En este revelador artículo para The Intercept, la periodista canadiense Naomi Klein analiza el fichaje del ex Ceo de Google Eric Schmidt para encabezar una comisión para «reimaginar la realidad post-Covid» en Nueva York donde, dice, comienza a gestarse un futuro dominado por la asociación de los estados con los gigantes tecnológicos: “Pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país”.

Klein define una Doctrina del Shock pandémico, a la que llama el nuevo pacto o New Deal de las Pantallas (Screen New Deal). Plantea el riesgo liso y llano de que esta política de las corporaciones amenace destruir al sistema educativo y de salud. El rastreo de datos, el comercio sin efectivo, la telesalud, la escuela virtual, y hasta los gimnasios y las cárceles, parte de una propuesta “sin contacto y altamente rentable”.

La cuarentena como laboratorio en vivo, un «Black Mirror», y la aceleración de esta distopía a partir del coronavirus: “Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia”. Cuáles son las dudas (de siempre) y cómo, bajo el pretexto de la inteligencia artificial, las corporaciones vuelven a pelear por el poder de controlar las vidas.

 

Durante la sesión informativa diaria sobre coronavirus del gobernador de Nueva York Andrew Cuomo el miércoles, la sombría mueca que llenó nuestras pantallas durante semanas fue reemplazada brevemente por algo parecido a una sonrisa.

La inspiración para estas vibraciones inusualmente buenas fue un contacto en video del ex CEO de Google Eric Schmidt, quien se unió a la reunión informativa del gobernador para anunciar que encabezará una comisión para reimaginar la realidad post-Covid del Estado de Nueva York, con énfasis en integrar permanentemente la tecnología en todos los aspectos de la vida cívica.

«Las primeras prioridades de lo que estamos tratando de hacer», dijo Schmidt, «se centran en telesalud, aprendizaje remoto y banda ancha… Necesitamos buscar soluciones que se puedan presentar ahora y acelerar la utilización de la tecnología para mejorar las cosas». Para que no haya dudas de que los objetivos del ex CEO de Google eran puramente benevolentes, su fondo de video presentaba un par de alas de ángel doradas enmarcadas.

Justo un día antes, Cuomo había anunciado una asociación similar con la Fundación Bill y Melinda Gates para desarrollar «un sistema educativo más inteligente». Al llamar a Gates un «visionario», Cuomo dijo que la pandemia ha creado «un momento en la historia en el que podemos incorporar y avanzar en las ideas [de Gates] … Todos estos edificios, todas estas aulas físicas, ¿para qué, con toda la tecnología que se tiene?» preguntó, aparentemente de modo retórico.

Ha tardado un tiempo en edificarse, pero está comenzando a surgir algo parecido a una doctrina del shock pandémico. Llamémoslo «Screen New Deal» (el New Deal de la pantalla). Con mucho más de alta tecnología que cualquier otra cosa que hayamos visto en desastres anteriores, el futuro que se está forjando a medida que los cuerpos aún acumulan las últimas semanas de aislamiento físico no como una necesidad dolorosa para salvar vidas, sino como un laboratorio vivo para un futuro permanente y altamente rentable sin contacto.

Anuja Sonalker, CEO de Steer Tech, una compañía con sede en Maryland que vende tecnología para el auto estacionamiento de vehículos (self parking), resumió recientemente el nuevo discurso que genera el virus. «Hay una tendencia definida a la tecnología sin contacto con humanos», dijo. «Los humanos son biopeligrosos, las máquinas no lo son».

Es un futuro en el que nuestros hogares nunca más serán espacios exclusivamente personales, sino también, a través de la conectividad digital de alta velocidad, nuestras escuelas, los consultorios médicos, nuestros gimnasios y, si el estado lo determina, nuestras cárceles. Por supuesto, para muchos de nosotros, esas mismas casas ya se estaban convirtiendo en nuestros lugares de trabajo que nunca se apagan y en nuestros principales lugares de entretenimiento antes de la pandemia, y el encarcelamiento de vigilancia «en la comunidad» ya estaba en auge. Pero en el futuro, bajo una construcción apresurada, todas estas tendencias están preparadas para una aceleración de velocidad warp (forma teórica de moverse más rápido que la velocidad de la luz).

Este es un futuro en el que, para los privilegiados, casi todo se entrega a domicilio, ya sea virtualmente a través de la tecnología de transmisión y en la nube, o físicamente a través de un vehículo sin conductor o un avión no tripulado, y luego la pantalla «compartida» en una plataforma mediada. Es un futuro que emplea muchos menos maestros, médicos y conductores. No acepta efectivo ni tarjetas de crédito (bajo el pretexto del control de virus) y tiene transporte público esquelético y mucho menos arte en vivo. Es un futuro que afirma estar basado en la «inteligencia artificial», pero en realidad se mantiene unido por decenas de millones de trabajadores anónimos escondidos en almacenes, centros de datos, fábricas de moderación de contenidos, talleres electrónicos, minas de litio, granjas industriales, plantas de procesamiento de carne, y las cárceles, donde quedan sin protección contra la enfermedad y la hiperexplotación. Es un futuro en el que cada uno de nuestros movimientos, nuestras palabras, nuestras relaciones pueden rastrearse y extraer datos mediante acuerdos sin precedentes entre el gobierno y los gigantes tecnológicos.

Si todo esto suena familiar es porque, antes del Covid, este preciso futuro impulsado por aplicaciones y lleno de conciertos nos fue vendido en nombre de la conveniencia, la falta de fricción y la personalización. Pero muchos de nosotros teníamos preocupaciones. Sobre la seguridad, la calidad y la inequidad de la telesalud y las aulas en línea. Sobre autos sin conductor que derriban peatones y aviones no tripulados que destrozan paquetes (y personas). Sobre el rastreo de ubicación y el comercio sin efectivo que borra nuestra privacidad y afianza la discriminación racial y de género. Sobre plataformas de redes sociales sin escrúpulos que envenenan nuestra ecología de la información y la salud mental de nuestros hijos. Sobre «ciudades inteligentes» llenas de sensores que suplantan al gobierno local. Sobre los buenos trabajos que estas tecnologías eliminaron. Sobre los malos trabajos que producían en masa.

Y, sobre todo, nos preocupaba la riqueza y el poder que amenazaban a la democracia acumulados por un puñado de empresas tecnológicas que son maestros de la abdicación, evitando toda responsabilidad por los restos que quedan en los campos que ahora dominan, ya sean medios, minoristas o transporte.

Ese era el pasado antiguo conocido como «febrero». Hoy en día, una gran ola de pánico arrastra a muchas de esas preocupaciones bien fundadas, y esta distopía calentada está pasando por un cambio de marca de trabajo urgente. Ahora, en un contexto desgarrador de muerte masiva, se nos vende la dudosa promesa de que estas tecnologías son la única forma posible de proteger nuestras vidas contra una pandemia, las claves indispensables para mantenernos a salvo a nosotros mismos y a nuestros seres queridos.

Gracias a Cuomo y sus diversas asociaciones multimillonarias (incluida una con Michael Bloomberg para pruebas y rastreo), el estado de Nueva York se está posicionando como la brillante sala de exposición para este sombrío futuro, pero las ambiciones van mucho más allá de las fronteras de cualquier estado o país.

Y en el centro de todo está Eric Schmidt. Mucho antes de que los estadounidenses entendieran la amenaza de Covid-19, Schmidt había estado en una agresiva campaña de lobby, presiones y relaciones públicas impulsando precisamente la visión de la sociedad del Black Mirror (o Espeo Negro, por la serie inglesa) que Cuomo acaba de darle poder para construir. En el corazón de esta visión está la perfecta integración del gobierno con un puñado de gigantes de Silicon Valley: con escuelas públicas, hospitales, consultorios médicos, policías y militares, todas las funciones principales se externalizan (a un alto costo) a empresas privadas de tecnología.

Es una visión en la que Schmidt ha estado avanzando en sus funciones como presidente de la Junta de Innovación de Defensa, que asesora al Departamento de Defensa sobre el mayor uso de la inteligencia artificial en el ejército, y como presidente de la poderosa Comisión de Seguridad Nacional sobre Inteligencia Artificial, o NSCAI, que asesora al Congreso sobre «avances en inteligencia artificial, desarrollos relacionados con el aprendizaje automático y tecnologías asociadas», con el objetivo de abordar «las necesidades de seguridad nacional y económica de los Estados Unidos, incluido el riesgo económico». Ambas juntas están llenas de poderosos CEOS de Silicon Valley y altos ejecutivos de compañías como Oracle, Amazon, Microsoft, Facebook y, por supuesto, los colegas de Schmidt en Google.

Como presidente, Schmidt aún posee más de 5.3 mil millones de dólares en acciones de Alphabet (la compañía matriz de Google), así como grandes inversiones en otras empresas tecnológicas, esencialmente ha estado llevando a cabo una reestructuración con sede en Washington en nombre de Silicon Valley. El objetivo principal de las dos cámaras empresarias es solicitar aumentos exponenciales en el gasto del gobierno en investigación sobre inteligencia artificial y en infraestructura que permita tecnologías como la 5G, inversiones que beneficiarían directamente a las compañías en las que Schmidt y otros miembros de estos grupos tienen amplias participaciones.

Primero en presentaciones a puertas cerradas para legisladores y más tarde en artículos de opinión y entrevistas públicas, el argumento de Schmidt ha sido que, dado que el gobierno chino está dispuesto a gastar dinero público ilimitado para construir la infraestructura de vigilancia de alta tecnología, mientras permite a las empresas tecnológicas chinas como Alibaba, Baidu y Huawei obtener los beneficios de las aplicaciones comerciales, la posición dominante de los EE.UU en la economía global está al borde del colapso.

El Centro de Información de Privacidad Electrónica recientemente obtuvo acceso a través de una solicitud de la Ley de Libertad de Información a una presentación realizada por el NSCAI de Schmidt hace un año, en mayo de 2019. Sus diapositivas plantean una serie de afirmaciones alarmistas sobre cómo la infraestructura reguladora relativamente laxa de China y su apetito sin fondo por la vigilancia está haciendo que se adelante a los EE.UU. en varios campos, incluyendo la inteligencia artificial para médico, vehículos autónomos, infraestructura digital, ciudades inteligentes, viajes compartidos y comercio sin efectivo.

Las razones dadas para la ventaja competitiva de China son innumerables, desde el gran volumen de consumidores que compran en línea; «La falta de sistemas bancarios heredados en China», lo que le ha permitido saltar sobre efectivo y tarjetas de crédito y desatar «un enorme mercado de comercio electrónico y servicios digitales» utilizando «pagos digitales»; y una grave escasez de médicos, lo que ha llevado al gobierno a trabajar estrechamente con compañías tecnológicas como Tencent para usar la AI (inteligencia artificial) como medicina «predictiva». Las diapositivas señalan que en China, las compañías tecnológicas «tienen la autoridad de eliminar rápidamente las barreras regulatorias, mientras que las iniciativas estadounidenses se ven envueltas en el cumplimiento de HIPPA y la aprobación de la FDA».

Sin embargo, más que ningún otro factor, el NSCAI señala la voluntad de China de adoptar alianzas público-privadas en la vigilancia masiva y la recopilación de datos como una razón para su ventaja competitiva. La presentación promociona el «apoyo y participación explícita del gobierno de China, por ejemplo, en el despliegue del reconocimiento facial». Sostiene que «la vigilancia es uno de los ‘primeros y mejores clientes’ para Al» y, además, que «la vigilancia masiva es una aplicación asesina para el aprendizaje profundo».

Una diapositiva titulada «Conjuntos de datos estatales: vigilancia = ciudades inteligentes» señala que China, junto con el principal competidor chino de Google, Alibaba, están corriendo por delante.

Esto es notable porque la empresa matriz de Google, Alphabet, ha estado impulsando precisamente esta visión a través de su división Sidewalk Labs, eligiendo una gran parte de la costa de Toronto como su prototipo de «ciudad inteligente». Pero el proyecto de Toronto se cerró después de dos años de controversia incesante relacionada con las enormes cantidades de datos personales que Alphabet recolectaría, la falta de protecciones de privacidad y los beneficios cuestionables para la ciudad en general.

Cinco meses después de esta presentación, en noviembre, el NSCAI emitió un informe provisional al Congreso que suscitó la alarma sobre la necesidad de que EE.UU actúe frente a la adaptación China de estas tecnologías controvertidas. «Estamos en una competencia estratégica», afirma el informe , obtenido a través de FOIA por el Centro de Información Electrónica de Privacidad. “La inteligencia artificial estará en el centro. El futuro de nuestra seguridad y economía nacional está en juego ”.

A fines de febrero, Schmidt estaba llevando su campaña al público, tal vez entendiendo que el aumento de presupuesto que su junta directiva estaba pidiendo no podría aprobarse sin una mayor aceptación. En un artículo de opinión del New York Times titulado “Silicon Valley podría perder frente a China», Schmidt pidió «asociaciones sin precedentes entre el gobierno y la industria» y, una vez más, haciendo sonar la alarma de peligro amarilla:

AI (inteligencia artificial) abrirá nuevas fronteras en todo, desde biotecnología hasta banca, y también es una prioridad del Departamento de Defensa. … Si las tendencias actuales continúan, se espera que las inversiones generales de China en investigación y desarrollo superen a las de Estados Unidos dentro de 10 años, aproximadamente al mismo tiempo que se proyecta que su economía sea más grande que la nuestra .

A menos que estas tendencias cambien, en la década de 2030 competiremos con un país que tiene una economía más grande, más inversiones en investigación y desarrollo, mejor investigación, un mayor despliegue de nuevas tecnologías y una infraestructura informática más sólida. … En última instancia, los chinos están compitiendo para convertirse en los principales innovadores del mundo, y Estados Unidos no está jugando para ganar.

La única solución, para Schmidt, era un chorro de dinero público. Elogiando a la Casa Blanca por solicitar una duplicación de la financiación de la investigación en inteligencia artificial y ciencia de la información cuántica, escribió: “Deberíamos planear duplicar la financiación en esos campos nuevamente a medida que creamos capacidad institucional en laboratorios y centros de investigación. … Al mismo tiempo, el Congreso debe cumplir con la solicitud del presidente para obtener el nivel más alto de financiamiento de I + D de defensa en más de 70 años , y el Departamento de Defensa debe capitalizar ese aumento de recursos para desarrollar capacidades innovadoras en inteligencia artificial, cuántica, hipersónica y otras prioritarias áreas tecnológicas».

Eso fue exactamente dos semanas antes de que el brote de coronavirus se declarara una pandemia, y no se mencionó que el objetivo de esta vasta expansión de alta tecnología era proteger la salud de los estadounidenses. Solo que era necesario evitar ser superado por China. Pero, por supuesto, eso pronto cambiaría.

En los dos meses transcurridos desde entonces, Schmidt ha sometido estas demandas preexistentes, para gastos públicos masivos en investigación e infraestructura de alta tecnología, para una serie de «asociaciones público-privadas» en inteligencia artificial y para el aflojamiento de innumerables protecciones de privacidad y seguridad, a través de un ejercicio agresivo de reposicionamiento discursivo. Ahora, todas estas medidas (y más) se están vendiendo al público como nuestra única esperanza posible de protegernos de un nuevo virus que nos acompañará en los próximos  .

Y las compañías tecnológicas con las que Schmidt tiene vínculos profundos, y que pueblan las influyentes juntas asesoras que preside, se han reposicionado como protectores benevolentes de la salud pública y generosos campeones de los «héroes cotidianos» de los trabajos esenciales (muchos de los cuales perderían sus empleos si estas compañías se salieran con la suya). Menos de dos semanas después del cierre del estado de Nueva York, Schmidt escribió un artículo de opinión para el Wall Street Journal que estableció el nuevo tono y dejó en claro que Silicon Valley tiene toda la intención de aprovechar la crisis para una transformación permanente.

Al igual que otros estadounidenses, los tecnólogos están tratando de hacer su parte para apoyar primera línea de respuesta a la pandemia. …

Pero cada estadounidense debería preguntarse dónde queremos que esté la nación cuando termine la pandemia de Covid-19. ¿Cómo podrían las tecnologías emergentes desplegadas en la crisis actual impulsarnos hacia un futuro mejor? … Empresas como Amazon saben cómo suministrar y distribuir de manera eficiente. Tendrán que proporcionar servicios y asesoramiento a los funcionarios del gobierno que carecen de los sistemas informáticos y de la experiencia.

También deberíamos acelerar la tendencia hacia el aprendizaje remoto, que se está probando hoy como nunca antes. On line, no existe un requisito de proximidad, lo que permite a los estudiantes obtener instrucción de los mejores maestros, sin importar en qué distrito escolar residan …

La necesidad de una experimentación rápida a gran escala también acelerará la revolución biotecnológica. … Finalmente, el país está atrasado hace tiempo en infraestructura digital real … Si queremos construir una economía futura y un sistema educativo basado en tele-todo, necesitamos una población totalmente conectada y una infraestructura ultrarrápida. El gobierno debe hacer una inversión masiva, tal vez como parte de un paquete de estímulo, para convertir la infraestructura digital de la nación en plataformas basadas en la nube y vincularlas con una red 5G.

De hecho, Schmidt ha sido implacable en la búsqueda de esta visión. Dos semanas después de la aparición de ese artículo de opinión, describió la programación ad hoc de educación en el hogar que los maestros y las familias de todo el país se vieron obligados a improvisar durante esta emergencia de salud pública como «un experimento masivo en el aprendizaje remoto». El objetivo de este experimento, dijo, era «tratar de descubrir: ¿cómo aprenden los niños de forma remota? Y con esos datos deberíamos ser capaces de construir mejores herramientas de aprendizaje a distancia que, cuando se combinan con el maestro … ayudarán a los niños a aprender mejor”. Durante esta misma videollamada, organizada por el Club Económico de Nueva York, Schmidt también pidió más telesalud, más 5G, más comercio digital y el resto de la lista de deseos preexistente. Todo en nombre de la lucha contra el ..

Sin embargo, su comentario más revelador fue el siguiente: “El beneficio de estas corporaciones, que amamos difamar, en términos de la capacidad de comunicarse, la capacidad de lidiar con la salud, la capacidad de obtener información, es profundo. Piensa en cómo sería tu vida en Estados Unidos sin Amazon «. Agregó que la gente debería «estar un poco agradecida de que estas compañías obtuvieron el capital, hicieron la inversión, construyeron las herramientas que estamos usando ahora y realmente nos han ayudado».

  • Tras la pandemia mejorará la imagen de las grandes tecnológicas

Es un recordatorio sobre que, hasta hace muy poco, el rechazo público contra estas corporaciones estaba creciendo. Los candidatos presidenciales discutían abiertamente la caída de la gran tecnología. Amazon se vio obligado a abandonar sus planes para una sede en Nueva York debido a la feroz oposición local. El proyecto Sidewalk Labs de Google estaba en una crisis perenne, y los propios trabajadores de Google se negaban a construir tecnología de vigilancia con aplicaciones militares.

En resumen, la democracia se estaba convirtiendo en el mayor obstáculo para la visión que Schmidt estaba promoviendo, primero desde su posición en la cima de Google y Alphabet y luego como presidente de dos poderosas juntas asesorando al Congreso y al Departamento de Defensa. Como revelan los documentos de NSCAI, este inconveniente ejercicio del poder por parte del público y los trabajadores tecnológicos dentro de estas megaempresas, desde la perspectiva de hombres como Schmidt y el CEO de Amazon, Jeff Bezos, desaceleró enloquecedoramente la carrera armamentista de la inteligencia artificial, manteniendo flotas de automóviles y camiones sin conductor potencialmente mortales fuera de las carreteras, evitando que los registros de salud privados se conviertan en un arma utilizada por los empleadores contra los trabajadores, evitando que los espacios urbanos se cubran con software de reconocimiento facial, y mucho más.

Ahora, en medio de la carnicería de esta pandemia en curso, y el miedo y la incertidumbre sobre el futuro que ha traído, estas corporaciones ven claramente su momento para barrer todo ese compromiso democrático. Para tener así el mismo tipo de poder que sus competidores chinos, que ostentan el lujo de funcionar sin verse obstaculizados por intrusiones de derechos laborales o civiles.

Todo esto se está moviendo muy rápido. El gobierno australiano ha contratado a Amazon para almacenar los datos de su controvertida aplicación de seguimiento de coronavirus. El gobierno canadiense ha contratado a Amazon para entregar equipos médicos, generando preguntas sobre por qué omitió el servicio postal público. Y en solo unos pocos días a principios de mayo, Alphabet ha puesto en marcha una nueva iniciativa de Sidewalk Labs para rehacer la infraestructura urbana con $ 400 millones en capital semilla. Josh Marcuse, director ejecutivo de la Junta de Innovación en Defensa que preside Schmidt, anunció que dejaría ese trabajo para trabajar a tiempo completo en Google como jefe de estrategia e innovación para el sector público mundial, lo que significa que ayudará a Google a sacar provecho de algunas de las muchas oportunidades que él y Schmidt han estado creando con su lobby.

Para ser claros, la tecnología es sin duda una parte clave de cómo debemos proteger la salud pública en los próximos meses y años. La pregunta es: ¿estará la tecnología sujeta a las disciplinas de la democracia y la supervisión pública, o se implementará en un frenesí de estado de excepción, sin hacer preguntas críticas, dando forma a nuestras vidas en las próximas décadas? Preguntas como, por ejemplo: si realmente estamos viendo cuán crítica es la conectividad digital en tiempos de crisis, ¿deberían estas redes y nuestros datos estar realmente en manos de jugadores privados como Google, Amazon y Apple? Si los fondos públicos están pagando gran parte de eso, ¿el público no debería también poseerlo y controlarlo? Si Internet es esencial para muchas cosas en nuestras vidas, como lo es claramente, ¿no debería tratarse como una utilidad pública sin fines de lucro?

  • Una alternativa más justa y humana que la enseñanza por teleconferencia

Y aunque no hay duda de que la capacidad de teleconferencia ha sido un salvavidas en este período de bloqueo, hay serios debates sobre si nuestras protecciones más duraderas son claramente más humanas. Tomemos la educación. Schmidt tiene razón en que las aulas superpobladas presentan un riesgo para la salud, al menos hasta que tengamos una vacuna. Entonces, ¿no se podría contratar el doble de maestros y reducir el tamaño de los cursos a la mitad? ¿Qué tal asegurarse de que cada escuela tenga una enfermera?

Eso crearía empleos muy necesarios en una crisis de desempleo a nivel de depresión y les daría mayor margen a todos en el ambiente educativo. Si los edificios están demasiado llenos, ¿qué tal dividir el día en turnos y tener más educación al aire libre, aprovechando la abundante investigación que muestra que el tiempo en la naturaleza mejora la capacidad de los niños para aprender?

Introducir ese tipo de cambios sería difícil, sin duda. Pero no son tan arriesgados como renunciar a la tecnología probada y verdadera de humanos entrenados que enseñan a los humanos más jóvenes cara a cara, en grupos donde aprenden a socializar entre ellos.

Al enterarse de la nueva asociación del estado de Nueva York con la Fundación Gates, Andy Pallotta, presidente de United Teachers del Estado de Nueva York, reaccionó rápidamente: “Si queremos reimaginar la educación, comencemos por abordar la necesidad de trabajadores sociales, consejeros de salud mental , enfermeras escolares, cursos de artes enriquecedores, cursos avanzados y clases más pequeñas en distritos escolares de todo el estado «, dijo. Una coalición de grupos de padres también señaló que si realmente habían estado viviendo un «experimento de aprendizaje remoto» (como lo expresó Schmidt), los resultados fueron profundamente preocupantes: «Dado que las escuelas cerraron a mediados de marzo, nuestro la comprensión de las profundas deficiencias de la instrucción basada en pantalla solo ha crecido «.

  • Mayor marginación de los excluidos de siempre

Además de los obvios sesgos de clase y raza contra los niños que carecen de acceso a Internet y computadoras en el hogar (problema que las compañías tecnológicas están ansiosas por cobrar, mediante grandes ventas tecnológicas), hay grandes preguntas sobre si la enseñanza remota puede servir a muchos niños con discapacidades, como lo exige la ley . Y no existe una solución tecnológica para el problema de aprender en un entorno hogareño superpoblado y / o abusivo.

El problema no es si las escuelas deben cambiar ante un virus altamente contagioso para el cual no tenemos cura ni vacuna. Al igual que todas las instituciones donde los humanos actúan en grupos, las escuelas cambiarán. El problema, como siempre en estos momentos de conmoción colectiva, es la ausencia de debate público sobre cómo deberían ser esos cambios y a quién deberían beneficiar. ¿Empresas tecnológicas privadas o estudiantes?

Las mismas preguntas deben hacerse sobre la salud. Evitar los consultorios médicos y los hospitales durante una pandemia tiene sentido. Pero la telesalud pierde en gran medida frente a la atención persona a pesona. Por lo tanto, debemos tener un debate basado en la evidencia sobre los pros y los contras de gastar recursos públicos escasos en telesalud, en comparación con enfermeras más capacitadas, equipadas con todo el equipo de protección necesario, que pueden hacer visitas a domicilio para diagnosticar y tratar pacientes en sus hogares. Y quizás lo más urgente es que necesitamos lograr el equilibrio correcto entre las aplicaciones de seguimiento del virus, que con las protecciones de privacidad adecuadas tienen un papel que desempeñar, y los llamados a un Cuerpo de Salud Comunitario que pondría a millones de estadounidenses a trabajar no solo haciendo seguimiento de contactos sino asegurándose de que todos tengan los recursos materiales y el apoyo que necesitan para estar en cuarentena de manera segura.

  • ¿Invertir en humanos o invertir en tecnología?

En cada caso, enfrentamos decisiones reales y difíciles entre invertir en humanos e invertir en tecnología. Porque la verdad brutal es que, tal como están las cosas, es muy poco probable que hagamos ambas cosas. La negativa a transferir los recursos necesarios a los estados y ciudades en sucesivos rescates federales significa que la crisis de salud del coronavirus ahora se está convirtiendo en una crisis de austeridad fabricada. Las escuelas públicas, universidades, hospitales y tránsito se enfrentan a preguntas existenciales sobre su futuro. Si las compañías tecnológicas ganan su feroz campaña de presiones y lobby para el aprendizaje remoto, telesalud, 5G y vehículos sin conductor, su Screen New Deal, simplemente no quedará dinero para prioridades públicas urgentes, sin importar el Green New Deal (el Nuevo Pacto Verde) que nuestro planeta necesita con urgencia.

Por el contrario: el precio de todos los brillantes dispositivos será el despido masivo de maestros y el cierre de hospitales.

La tecnología nos proporciona herramientas poderosas, pero no todas las soluciones son tecnológicas. Y el problema de externalizar decisiones clave sobre cómo «reimaginar» nuestros estados y ciudades a hombres como Bill Gates y Eric Schmidt es que se han pasado la vida demostrando la creencia de que no hay problema que la tecnología no pueda solucionar.

Para ellos, y para muchos otros en Silicon Valley, la pandemia es una oportunidad de oro para recibir no solo la gratitud, sino también la deferencia y el poder que sienten que se les ha negado injustamente. Y Andrew Cuomo, al poner al ex presidente de Google a cargo del cuerpo que dará forma a la reapertura del estado, parece haberle dado algo cercano al reinado libre.

Traducción de Lavaca.org

 

25 comentarios

  • Isidoro García

    Para mí es innegable que como dice Pinker existe “una hostilidad general de los intelectuales hacia las ciencias”, lo que constituye (según Pinker), uno de los enemigos del progreso, junto con los nacionalismos, los populismos y la religión tradicional.
       Esa hostilidad proviene de que en la perspectiva científica, no hay una dictadura de apriorismos, si acaso solo la dictadura de la realidad que se va descubriendo mediante el método, realidad que puede variar si se demuestra así.
        La crítica hacia la mirada científica, en estos tiempos modernos, es difícilmente asumible. Se empezó con la consideración de impía e irrespetuosa con las instituciones, (Sócrates, Galileo), luego ya se pasó a descalificarla como soberbia, y fruto de hibrys y desmesura, y se acusó y se acusa al humano de “querer ser autosuficiente” (¡¡!!), “querer ser como Dios” –(¿no dijo Jesús: “Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto”?).
      Y por último, ante la dificultad de la crítica, se utilizó el viejo y tan socorrido truco del espantajo de la ciencia, (o cualquier cosa), mal hecha. Todo en esta vida se puede hacer bien y se puede hacer mal. Y tratándose de humanos los que la hacen, lo normal, es que muchas veces se haga mal: el “cientifismo” es ese espantajo de una ciencia, cuando esta es miope, cortoplacista y reduccionista. Y ya está todo solucionado.
    Pero esto es tan injusto y tramposo, como las críticas a la religión porque haya clérigos pecadores.
        El grave problema proviene de la dificultad de la interdisciplinariedad. Si los filósofos ven “su terreno” invadido con nuevos métodos mas objetivos a los que ellos son ajenos, los científicos, muchas veces en la vanguardia de la investigación, se enfrentan a temas “filosóficos”, para los que muchas veces no están preparados. Y entonces la fastidian. Todos somos víctimas del Principio de Peter, y muchas veces acabamos en nuestro nivel de incompetencia.
        Esta interdisciplinariedad se manifiesta en la filosofía “cuántica”, que pensaron los principales físicos de la primera mitad del siglo XX, para darse cuenta de que eran ellos, los científicos los únicos que estaban medianamente preparados para abordar esos temas que los nuevos descubrimientos suscitaban, ante el silencio clamoroso de los filósofos de la época.
    Y eso ha dado lugar al naturalismo filosófico, con grandes científicos como E. O. Wilson, que aborda los problemas de la naturaleza humana, cuando los filósofos se entretienen en cuestiones especulativas.
        Alexander Pope dió el pistoletazo de salida cuando escribió en el s. XVIII: “La naturaleza y sus leyes se escondían en la obscura noche. Y Dios dijo: ¡Hágase Newton!, y todo fue luz”.
           Antes de Newton había especulaciones. Después de Newton había leyes. Yo al conocimiento de esas leyes lo llamo simplemente ciencia.
    (Y cada uno que piense lo que le venga en gana, exponga sus ideas, y deje en paz a los demás en su arduo esfuerzo).

    • Asun Poudereux

      Hola, Isidoro, te voy a dejar en paz enseguida. Te echo un guiño y una sonrisa que levantan los ánimos, a ambas personas, la que lo hace y la que lo recibe.
      Me voy a referir a esto que citas en boca de Jesús:

      “Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto”.

      Si, según me indicaron en su momento, se trata más bien de completitud más que de perfección, es decir de ser completos, sin menospreciar nada de lo que se es, así como todo lo que es movilizado a ser, siendo, cuánto sufrimiento, pregunto, a todos los niveles, se hubiese evitado al tomar las palabras en su literalidad inflexible por mentes obsesivas, ávidas de verdad, reflejo de sus inseguridades ocultas ¿?

      Como verás entiendo bien a lo que apuntas. Hay mucho por hacer en desandar lo andado, en reintegrar de continuo lo que nos llega de fuera, ya sea a través de la ciencia, como lo heredado en nuestra cultura, que tanto impacto ha podido hacer, ha hecho y sigue haciendo en lo personal y social, y sobre todo, tal es mi caso, en nuestra vida interior.

      Un abrazo amistoso siempre sonriente.

  • M. Luisa

    Creo recordar que aquí se ha hablado  bastantes veces, al menos por  mi parte,  de que el cientificismo  representa la cara más negativa de la ciencia. Destaca de ella su aspecto más empírico reduciendo el conocimiento  a todo lo que es medible en la naturaleza. Otra particularidad negativa  del cientificismo es el vanagloriarse  del éxito técnico  y predictivo  que penosamente las propias ciencias van consiguiendo. Por tanto es un error pensar que el objetivo cientificista sea conocer LO QUE ES (en realidad) Todo lo contrario,  su conocimiento se contenta a partir de LO QUE ESTÁ. (como tal) potencialmente, ahí en su natural estatus.
    Una vez hecha esta distinción  esquemática podría decirse, entonces sí con más razón, que el transhumanismo al caracterizarse por ser una filosofía futurista  considera la capacidad humana a posteriori, es decir,  al albur de alguna técnica ideológica que la dote, que la capacite y en este sentido  ¿cómo no se nos va a colar,  en una forma o en otra, aquel “deber ser” que en principio ha sido rechazado por confundir cientificismo y ciencia?.

    La capacidad en el transhumanismo  es entendida como especulación extensiva y por tanto de alguna manera llevará su prospecto que “deberá” cumplimentarse. ¿pero esto es realizarse como humanos?

    Si por el contrario  la capacidad humana se la considera   desde la perspectiva unitaria de  ciencia y filosofía, dicha capacidad  se la pensará de forma intrínseca y por tanto dotada de estructura propia para realizarse en lo que es. En lo que de suyo es la realidad humana.  Ahí sí que el ser humano no viene condicionado por ningún deber, su ser mismo es sustantividad, o lo que es lo mismo realidad siendo.

    • Isidoro García

      Amiga M.Luisa: Tú hablas de TU cientifismo, que es MU MALO, MU MALO, PERO QUE MU MALO. Y yo hablo de MI cientifismo, que es MU BUENO, MU BUENO, PERO QUE MU BUENO.

      Y probablemente los dos llevemos razón, porque el espantajo que tú defines como cientifismo, posiblemente sea muy malo. Y el ideal que yo defino como cientifismo, es la única luz objetiva que medianamente puede guiar nuestros pasos, de nuestro terrible subjetivismo.

      Los conceptos detrás de cada término, los ponemos cada cual, según nuestra cosmovisión personal. Y a mí no me valen las “autoridades” ni académicas, ni intelectuales, que definan la enciclopedia de los conceptos. Los tiempos son muy fluídos, todo cambia muy deprisa, y cada uno se atiene a su propia terminología personal, dentro de un mínimo denominador común, para malentenderse.

      Por eso a mí no me gusta las controversias sobre los términos, que no sirven para nada, porque cada uno tiene derecho a llamar a las cosas como estime, y eso será bueno o malo, si mediante ese sistema, llega a conclusiones que le ayuden a tirar para adelante, o acaba en una perplejidad paralizante e inútil.

      Yendo al grano: ¿Tú consideras que la Ciencia y la Filosofía, deben intentar conocer la realidad como es, o como debería ser, o como diga el Papa o la Autoridad pertinente?. Todo lo demás son flatus vocis.

      Dicho lo anterior, con el cariño correspondiente.

      • M. Luisa

        Vaya Isidoro parece que te has desahogado a gusto, y además a gritos aunque luego eches mano de una capa de falso cariño. Pero a mí esto no me va, yo nunca he faltado el respeto a nadie, y antes de confundir en imposición el énfasis de mi interlocutor siempre la buena fe y la empatía va por delante.

        Aquí se habla, se opina, se piensa y se discrepa, faltaría más pero de forma abierta, reflexiva y dialogada. Todos los temas incluido el del cientificismo siempre los expongo de modo objetivo nunca por cuenta propia, y luego naturalmente desde la objetividad opino. Mis fuentes sobre el tema en cuestión están bien acreditadas pero yo te recomendaría que al menos te pasaras por la Wiqui y le echaras una ojeada. Bien amigo recupérate pronto de este mal humor incontrolable.

    • Román Díaz Ayala

      Exacto, M. Luisa. El cientificismo no es ciencia. Una cosa son las ciencias y otra el cientificismo. De él podemos decir que es una filosofía sobre la ciencia. Pero he aquí que existen varias teorías filosóficas sobre las ciencias, por lo que el cientificismo es una teoría filosófica sobre las ciencias muy particular.
      ¿dónde está su error?. Pues, en su reduccionismo. Cuando afirma que que la investigación científica basta para dar satisfacción a todas las necesidades de la inteligencia humana dejando afuera la teología, por ejemplo, pero también la filosofía, y hasta el supuesto racional de que se haya podido llegar al conocimiento de Dios y de las cosas espirituales que se refieren a Dios y la ser humano mediante “revelación de iniciativa divina”. Yerra afirmando que es ello suficiente extendiendo sus dominios a ´toda´la vida intelectual y moral. Yerra cuando establece que todo conocimiento es engañoso por subjetivo y que cualquier conocimiento válido se da tan sólo en las ciencias positivas.. Sustituye toda la actividad intelectual a la investigación científica y al método. En la “New Age” se convierte en un dogma seudo-religioso”.

      • M. Luisa

        Bien, Román, se agradece ese intento de acercamiento a la idea de cientificismo la cual es claro que nada tiene que ver con la mía propia. A veces las precipitaciones nos juegan una mala pasada.

        El carácter reductor del cientificismo al que ayer me referí viene dado por el empobrecimiento de la realidad material en el positivismo, el cual rebajó la materia hasta identificarla con el sistema físico-químico lo cual es falso porque la materia tiene otras muchas características estructurales distintas de las que se formulan en las leyes de la física y de la química al uso.

        Por ejemplo, las expresadas en las leyes biológicas que surgen de propiedades sistemáticas nuevas. Y con ello, a poco que se me conozca se advertirá que no es la primera vez a las cuales hago referencia. Se me critica sin advertir que mi insistencia, a veces también mi tono expresan únicamente mi pretensión de que reverbere la coherencia en el conjunto de la argumentación, querer que aflore la conexión expresada en los comentarios de un día y de otro. En ellos no digo cosas aisladas sino entrelazadas las unas con las otras para alcanzar con paciencia pero con rigor la totalidad del pensamiento que se está defendiendo.

        Con todo verás Román que para el tema no ha hecho falta meternos en teologías. Es lo único que tal vez me ha estorbado para entenderte porque al menos contigo sí ha habido algún acercamiento.

  • Isidoro García

    Yo tengo otra visión del transhumanismo. Dices Román que  “tiene por base una valoración de lo humano basada en el cientificismo y que se aparta de todo el caudal acumulado de la tradición humanista de nuestra civilización europea”.
       En parte, (según mi opinión), es verdad, y en parte no lo es. El cientifismo, en lo tocante a la naturaleza del humano, no parte de apriorismos éticos: intenta conocer LO QUE ES, NO LO QUE DEBÍA SER. Mientras que la tradición humanista fundamentalmente cristiana, parte de LO QUE DEBE SER, Y LO QUE ES, NO LE INTERESA.
      Y yo creo que eso, es hacerle un feo muy grande al Creador: ¿Cómo Dios va a hacer algo, por decirlo suavemente, mal diseñado?. (El cristianismo con esa concepción negativa del humano, está metido en un callejón sin salida: necesita que seamos muy malos, para darle lustre a Jesús, y hacer indispensable al Dios-providente-fuente de Gracia, cuando en realidad, Jesús no necesitaría de nuestro abajamiento para ser lo que en realidad es). (En el fondo de lo que acuso a los cristianos institucionales es de no ser buenos cristianos).
    Afortunadamente, para tranquilidad de muchos, la moderna psicología ha creído ver en el humano, un ente éticamente bueno y en palabras de Maslow “deiforme”. Lo único que nos sucede es que precisamos un proceso de desarrollo de nuestra naturaleza, bien realizado, y es cuando no se realiza bien, por lo que se suceden todos los errores y lacras del ser humano.
    Por ello el transhumanismo, (si se realiza bien), nos pondrá en nuestro auténtico sitio, en el de seres inteligentes, empáticos y razonables. Ahora bien, si se hace mal, pues entonces no será así. Decía el sabio danés Piet Hein: “Hay solo un arte, ni más ni menos: Hacer todas las cosas con destreza”.
       Y como dice muy bien Santiago, “el panorama futuro del planeta  aparece lleno de sombras y preguntas incapaces de ser respondidas en el presente momento”, pero ese ha sido nuestro gran reto, desde que “salimos del Jardín del Edén”. Si en verdad somos los primeros seres auténticamente inteligentes autóctonos de nuestro planeta, lo tenemos que demostrar. Hasta ahora, mal que bien, lo hemos demostrado, solo nos queda el sprint final.

    • Román Díaz Ayala

      Tienes razón al decir que el trans-humanismo no tiene como unica corriente y apoyo en el cientificismo, porque nace tras las corrientes post-humanistas, que consideran que el humanismo de la Ilustración quedó definitivamente finiquitado tras la II Guerra Mundial. Pero, en definitiva, estams hablando de lo mismo; que el trans-humanismo ni siquiera es un intento de superación del humanismo en que se asienta nuestra civilización, sino que claudica ante ella en una aventura utópica o futurista.

  • Santiago

    Todo lo de la tecnología está muy bien a ese nivel. Sin embargo el trans-humanismo, si quiere ser coherente, no puede prescindir del elemento positivo que le da el valor “de lo humano”. Si somos los humanos los creadores de esta alta tecnología, esta debe servirnos a nosotros, los autores de ella y no acabar por destruir lo verdaderamente valioso de nuestra especie como la compasión y la protección de los mas desvalidos y vulnerables de la sociedad, los que se “quedarán atrás y serán “eliminados” a la larga cuando el estado “tecnológico” en si decida quién debe vivir o morir.

    Y NO hablemos de cómo con la destrucción de la economía mundial, al menos parcial, el mundo va a recuperarse. No se trata de USA o China solamente sino de la gran mayoría del globo. Se puede pensar que este desastre está ya siendo aprovechado por este “consorcio” de poderes del que solo sabemos algunos nombres pero no hemos penetrado íntimamente en su verdadera estructura global y en sus planes para el futuro.

    La tecnología, aplicada sin ninguna ética social, económica, o religiosa, y con fines exclusivamente centrípetos y egocentricos. está destinada a una manipulación injusta de la sociedad y fácilmente degenerará en una dictadura global que solo mirará a sus propios intereses productivos y materiales. Si no surge algo más, el panorama futuro del planeta  aparece lleno de sombras y preguntas incapaces de ser respondidas en el presente momento,  aún usando la misma supertecnología que nos quieren implantar post-pandemia.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernsándex

    • Román Díaz Ayala

      Santiago,
      el trans-humanismo es una doctrina que tiene por base una valoración de lo humano basada en el cientificismo y que se aparta de todo el caudal acumulado de la tradición humanista de nuestra civilización europea. Pedirle que tenga en cuenta el valor de “lo humano” es una contradicción in terminis. A boga por ir más allá de lo netamente humano.

      • Santiago

        De acuerdo contigo Román, si el trans-humanismo es tan radical que se aleja totalmente del ser humano que lo creó. Pero esto también es una imposibilidad ya que el trans-humanismo no es autónomo ya que la técnica que lo llevó a término es humana y está controlada y va a seguir siempre controlada por nosotros. Las “máquinas” jamás podrán autocrearse si no existe el elemento humano. Por eso queda un sustrato humanista-anímico aunque la técnica sustituya cada una de nuestros órganos vitales. No se podrá transplantar el espíritu puesto que esto es por divina infusión. Seguiremos siendo humanos en esencia aún con partes mecánicas. Por otro lado las puras máquinas pueden sustituir parcialmente el trabajo humano, Pero siempre tendrán un control central y el elemento humano prevalecerá.

        Un saludo cordial
        Santiago Hernández

  • Gonzoalo Haya

    Todo lo que la tecnología pueda hacer, lo hará. El problema está que los beneficios económicos se acumularán cada vez más en un pequeño grupo de personas, que impondrán sus normas y sus intereses a los políticos y a toda la población.

    Los beneficios obtenidos tendrían que aplicarse al cuidado de la población, de la población mundial, especialmente de los actualmente más marginados.

    Si nos empeñáramos en ello, podríamos lograrlo, pero lamentablemente no veo que vayamos por ese camino. No estamos dispuestos a arriesgar lo poco que tegamos.

  • Carmen

    Pues si.

    Una distopía total.

    Prefiero las utopías. Porque toda moneda tiene una cara y una cruz. Debe de ser que mi cabeza no me da para entender que hay una lucha brutal soterrada , algo que no alcanzo a entender. Si sé que ya estamos en guerra. Aunque no tengo ni idea de qué bandos están luchando ni porqué. Supongo que por alcanzar el Poder, como siempre.

    En las guerras convencionales por lo menos sabíamos quienes luchaban contra quienes. Al menos era una pista.

    La verdad, he leído tantísimos clásicos de ciencia ficción que, no se yo esto.

    Estaría bonico que ahora en vez de quemar libros como en la distopía de Bradbury, quememos ordenadores. Porque está claro que a martillazos, pues no. Al menos el PP no lo consiguió y mira que puso empeño.

    En fin.

     

     

    • Isidoro García

      Las guerras ideológicas, se inician por discrepancias en cuanto a los objetivos finales a conseguir y los métodos mejores para ello.

      Pero como en toda tangana humana, se va acalorando uno, (si no venía uno ya acalorado o desquiciado), y al final el 99% de los participantes, lo que intentan es demostrar que llevamos razón, y que en general, los contrarios o son tontos o peor aún, son malignos y perversos.

      • Carmen

        Pues si.
        Somos todavía un poco bestias, dicho en el mejor sentido de la palabra. Todavía nos queda mucho que avanzar como especie.
        Cuídate mucho. No te olvides de la mascarilla, aunque te agobie. A mí me agobia un montón, pero…

  • Carmen

    Perdona Antonio.

    Este Facebook Atrio tiene algo que ver con el Atrio en el que estoy escribiendo ahora mismo o es otra cosa?

    • Antonio Duato

      El Facebook Atrio nació del mismo equipo que el blog Atrio. Pero a, diferencia del facebook de otras revistas, no como mera reproducción del original en otro formato. Realmente el estilo de Facebook impone otra metodología y, poco a poco, las dos webs se fueron separando para ir respondiendo más a la naturaleza de la plataforma. En el ATRIO blog prima la reflexión personal escrita sobre temas más relacionados con el análisis de la realidad profunda, la espiritualidad y la ética. En el facebook domina la imagen, lo ingenioso, la realidad más inmediata y una participación menos elaborada, con los típicos instrumentos del “me gusta” y el compartir; es más para la gente que está acostumbrada a este tipo de red social. Otros, como yo, prefieren el de los blogs y foros.

  • Isidoro García

    Cuando se lee o escucha un alegato antitecnológico, que aduce todos los peligros que las nuevas tecnologías conllevan, habría que situarse como un juez, que acaba de escuchar el alegato del fiscal en un juicio criminal. Quizás sea parte de la verdad, pero no es toda la verdad.

    El juez sensato, aplazará su juicio y escuchará al abogado defensor. Y solo así se podrá hacer una idea equilibrada de la verdad.

    Da la impresión de que en la política actual se da muy a menudo la actitud fanática, propia del hincha de fútbol, de ser exclusivamente, o “fiscalista” o “defensorista”.

    Todo discurso antitecnológico se caracteriza por una dialéctica del cortoplacismo, contra el largo y medio-placismo. Para ello se apoya en fomentar la paranoia del miedo al futuro, y en la hiperempatía obsesiva con el pobre relativo, hiperempatía que no tiene fin hasta lograr un igualitarismo pleno.

    No se acepta que desde siempre, la mejora del futuro se fundamenta en un cierto nivel se sacrificio del presente: el bien de nuestros hijos, se basa en cierta abnegación de los padres. Investigar supone invertir, e invertir supone posponer parte del consumo no imprescindible.

    La alternativa se pone entre invertir en humanos, (el presente), o invertir en tecnología, (el futuro).

    Nuestros primeros orígenes tecnológicos, suponen grandes saltos de productividad, que compensan de sobra el sacrificio del presente.

    El estar una semana dando golpes a una piedra, para lograr una buena punta de lanza, se vieron multiplicados por mil, los beneficios de caza obtenidos. Y el inicio de la agricultura, fue justo justo eso: trabajar el presente, para recolectar ciento por uno en el futuro.

    De todas formas, tanto para una u otra postura, la “moratoria natalista”, es urgentísima, y justo de eso no se habla en absoluto: es el secreto mejor guardado del mundo.

    Si los problemas del mundo son muchos y difíciles, mucho mas difícil son, si la población crece y crece indefinidamente.

    Este silencio generalizado en analistas tan dedicados, prevenidos y suspicaces, es lo que a mí más me desconcierta.

    • Isidoro García

      Se intentó enseñar a los bosquimanos, a ser ganaderos, y para ello se les regaló un rebaño de cabras. La experiencia acabó prematuramente cuando se comieron todas sus cabras.

      Los cazadores recolectores vivían al día, y no estaban en absoluto obsesionados por el mañana. (Pablo Malo).

      ¿Estaremos entrando en una regresión?.

      • Carmen

        Me encanta lo de las cabras.
        Tendrían hambre.
        Por lo visto no entendieron bien las instrucciones. Me parto.
        Yo tampoco entiendo casi ninguna instrucción de esas que vienen en los papeles.
        Pues si. A lo mejor estamos en una regresión. Mi hijo mayor, muy cariñoso él, a veces me dice: pero mamá, si esto lo hace un mono con manos…

        Pero dejemos a los jóvenes y sus instrucciones enigmáticas.

    • Román Díaz Ayala

      Hola, Isidoro:
      pones en negrita la moratoria natalista, pero, sinceramente, no se aqué te refieres, pero que parece que le das importancia para comprender mejor tu explicación.
      Creo que vale la pena que me des alguna pista.
      gracias, y cuídate.

      • Isidoro García

        Lo de la “moratoria natalista”, solo es un desideratum mío, de que deberíamos llegar a un acuerdo global mundial de paro de la natalidad.

        Yo tengo la teoría, (muy simple por cierto) del quebrado: el bienestar general medio humano, tiene como numerador la producción mundial de bienes y servicios, corregido por un índice de homogeneización del reparto de las rentas. Y en el denominador, el número total de humanos.

        Para mejorar el resultado, habría que mejorar el numerador y disminuir el denominador. Mejorar el numerador es muy complicado, y sobre todo lleva a la esquilmación del planeta. Disminuir el denominador, implicaría una investigación médica sobre la anticoncepción, que creo que la tecnología podría alcanzar con relativa facilidad, pero sobre todo, se precisaría un acuerdo global del interés general de los intereses y derechos de los hijos, sobre el interés paterno/maternal de los mayores. Y dar por obsoleto lo del “creced y multiplicaos.

        Yo pienso que la humanidad dentro de cincuenta años, tendrá no mas de 3.000 millones de habitantes. La cuestión está si será por las buenas o por las malas.

        Si será fruto de una auto regulación consensuada globalmente, o como resultado de guerras nucleares de exterminio, o por pandemias, hambrunas y catástrofes ecológicas, con las subsiguientes guerras que eso traerá consigo entre los desesperados hambrientos y sedientos.

        Es por esta convicción personal, por la que quiero creer en la intervención esotérica del Mesías, o al menos en la intervención indirecta del “Espíritu”, mediante la inspiración de racionalidad en los dirigentes mundiales. Quiero creer lo que le dijo Jesús a Juliana de Norwich: “Todo, todo, acabará bien”. Pero es que yo soy muy naif y muy credulón.

  • oscar varela

    Hola!
     
    1- ¿Habrá cuerpo que resista?
     
    El Capital(ismo) que Carlos Marx critica versa sobre una pregunta
    – ¿quién se queda con el “valor agregado” al producido?: la “plus-valía”.
    Marx responde: “el dueño de los medios de producción”.
     
    La instauración del Consum(ismo) desde mitad del siglo pasado exponenció el deseo de “comprar”, dejándolo la mayor ganancia en manos de la “venta” (Mercado).
     
    La “plu-valía” no va a manos del productor-capital(ista) sino del “mercantilista”.
    …………………………
     
    Zoom (App de videollamadas y reuniones virtuales), vale más que las siete aerolíneas más grandes del mundo.
    Mercadolibre (compras, ventas y pagos por Internet) vale más que la General Motors o que el Deutsche Bank.
    – Amazon (comercio electrónico) es la empresa más capitalizada del mundo.
     
    – Son empresas de inversiones que entran y salen. Tienen una enorme volatilidad, que no necesitan tener un asentamiento físico en ningún lado. Intermediaciones que no producen, no generan riqueza.
    – ¿cuánto de esto es sustentable y sostenible en el tiempo?
    – ¿cuánto trabajo humano va quedando en el camino?
    – ¿cómo se va a resolver esto en el futuro?
     
    – Esos son los desafíos cuando la pandemia vaya a terminar…
    …………………….
     
    2- Después de la Pandemia
     
    – Esta mañana, en la capital de la comunidad europea, Bruselas se decía:
    – “Ahora hay que ayudar porque hay sostener a la gente que se queda sin trabajo, y hay que subsidiar y entonces hay que excederse en el gasto y demás, pero pasado esto, esto puede durar un par de años, pero luego hay que volver a la idea de los ajustes estructurales.”.
     
    – El gran riesgo es que después de la pandemia venga la instalación de la lógica de “bueno muchachos, hay que ajustarse el cinturón porque tenemos que volver a recomponer la situación, y entonces los salarios se tienen que achicar, hay que ganar un poco menos y los beneficios sociales se tienen que recortar, tiene que ser un poco menos.”.
     
    – No necesariamente después de la pandemia viene un mundo más justo y más solidario, como algunos creen.
    – Va a venir una feroz pelea por como quién paga el costo que indudablemente tiene todo este proceso de caída de la actividad, de aumento del gasto por todo lo que significa la pandemia en todos los aspectos.
    – ¿Quién se va a hacer cargo de eso?
    …………………….
     
    3- Otra cosa (Renta Básica Universal)
     
    Hoy la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL) dijo que “hay que plantearse un ingreso básico de emergencia por seis meses en la región”, porque va a haber 215 millones de personas afectadas por esta pandemia en América.
    – Ok, pero hay que tener claridad sobre eso. Puede estar bien para la transición pero que no deben ser el diseño del futuro.
     
    – Ese mundo con la mayoría de la gente sustentada en un ingreso básico universal y una minoría que tiene toda la riqueza y todos los bienes y demás, no es un mundo equitativo, solidario, justo.
     
    – Los programas de subsidios son programas de sustentabilidad transitoria y de gran responsabilidad de los gobiernos para asegurar mínimos de subsistencia, pero el objetivo como sociedad no puede ser tener a media humanidad viviendo con los mínimos de subsistencia.
    – Por otro lado, viendo cómo se acumula riqueza de una manera brutal, porque no es que no hay riqueza. El problema del mundo de hoy no es la escasez sino la injusta distribución de la abundancia. Hay riqueza de sobra en muy pocas manos.