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La derrota del papa Francisco

En esta resaca tras la celebración de la cumbre episcopal en el Vaticano, están apareciendo resúmenes interesantes. Tras lo que yo escribí, Oscar Varela ha señalado medidas  necesarias para otra vez (colgar los hábitos, al menos por unos días…) y ha reproducido un artículo de Juan José Tamayo. Pero quien me ha parecido que apunta más a la raíz del problema es este del joven teólogo seglar murciano, Bernardo Pérez de Andreo. Pertenece al Consejo de Dirección de Iglesia Viva y está destacando cada vez más como teólogo y valiente voz de la base católica. Efectivamente, sin esa revisión a fondo de creencias y dogmas ajenos al evangelio en que se ha fundado el clericalismo, este irá impidiendo a Francisco cumplir sus objetivos de reforma. AD. 

        El Papa Francisco ha perdido la guerra contra el clericalismo. Aunque ha ganado algunas batallas importantes, el signo de la guerra ha caído definitivamente del lado de los fundamentalistas.         Ahora se están reorganizando al percibir con claridad que el Papa no acometerá las reformas doctrinales y pastorales de calado que exige el momento, y que son imprescindibles para acabar con el clericalismo secular en la Iglesia, de modo que podamos volver al espíritu del Evangelio de Jesús de Nazaret y de los dos primeros siglos de la iglesia. Estas reformas tienen que ver con la esencia misma del cristianismo, que durante milenios ha ido pervirtiéndose de la mano de una visión casi gnóstica de la realidad eclesial y de la fe. El clericalismo no es una mera deformación de la constitución práctica de la Iglesia, en realidad afecta al ser íntimo de la misma, por eso ha de haber una reformulación dogmática que cambie la definición de la misma Iglesia, para después llevar a la práctica pastoral este cambio.

        Durante los dos primeros siglos de la historia de la Iglesia, hasta mediados del siglo III, no existía una organización clerical, la Iglesia vivía de la conciencia de ser pueblo sacerdotal, no un pueblo de sacerdotes. En la Iglesia no había órdenes diferenciados, sino que por el bautismo todas y todos los files accedían al sacerdocio de Cristo, Sacerdote eterno en la línea de Melkisedek. No se trata de un sacerdocio hereditario, es un sacerdocio real del que participamos todos los bautizados, porque un solo sacrificio, el de Cristo, es el que establece la mediación entre Dios y los hombres, y todo bautizado participa de este sacerdocio. No hay por tanto, nada más que un orden dentro de la Iglesia, el que establece el bautismo como puerta de acceso tanto a la misma Iglesia como al sacerdocio de Cristo. Somos cristianos y por tanto, todos y todas, sacerdotes en Cristo. Este sacerdocio se vive en la experiencia sacramental, especialmente en la Eucaristía, como presencia del Espíritu Santo en medio de la comunidad que vive la koinonía y la caridad y construye a su alrededor el Reino de Dios en el mundo. El sacerdocio de Cristo en la comunidad cristiana es la expresión del Reino de Dios en la Iglesia para el mundo.

        Paolo Prodi* afirma que ya en el siglo II comienza, por ósmosis con el Imperio, una corrupción eclesial que deriva en el clericalismo. Este proceso estaría claro para Prodi en los Apologetas, que proponen una ley divina superior a la ley de los hombres que la supera, y llega en su punto culminante con San Agustín, quien fusiona el sacerdocio ministerial con los votos monacales para establecer de manera definitiva un orden distinto y superior en la Iglesia. Sin embargo, la organización de las iglesias hasta el siglo III, pero sobre todo en el IV, es la de comunidades organizadas que eligen personas para ciertos servicios, como puede ser el servicio a los pobres o la organización cotidiana. Estas personas pueden ser varones o, en muchos casos, mujeres. Su servicio se denomina diaconía, en la línea de la expresión del evangelio de Lucas “yo estoy en medio como el diakonos”. El servicio a la comunidad es lo que determina al principio el cargo que se ocupa. El problema de la herejía gnóstica hará necesario crear figuras como el episkopos, es decir, alguien enviado para que asegurara la unidad de otras comunidades en la misma fe. Pero, la famosa triada diácono-presbítero-obispo no tendrá hasta el siglo IV una determinación clerical vinculada al sacerdocio ministerial. Es, precisamente en este momento, más aún desde el siglo V, cuando la estructura clerical se habrá configurado plenamente y el sacerdocio quedará exclusivamente reservado a los varones, en muchos casos célibes, sobre todo los obispos.

        En la línea del pensamiento agustiniano, el orden sacerdotal tiene una realidad óntica distinta del resto de los bautizados. Esta forma de entender el sacerdocio llega hasta el Concilio Vaticano II que establece que la diferencia entre el sacerdocio común de los fieles y el sacerdocio ministerial es esencial y no solo de grado (LG 10). Esto implica que en la Iglesia existen dos órdenes de ser: el que nace del bautismo y el que nace del orden sacerdotal. Por el bautismo somos fieles que damos testimonio de Cristo en todo lugar, afirma el Concilio; por la sagrada potestad, a partir de la ordenación sacerdotal, otros modelan y dirigen la comunidad y efectúan el sacramento eucarístico, dice LG 10. Es decir, que por pertenecer al orden sagrado, algunos varones en la Iglesia efectúan el sacramento de la Eucaristía, para ofrecerlo a Dios y al pueblo. Se ha operado aquí, por tanto, una inversión del sacerdocio de Cristo. Hemos vuelto a la consideración hebrea de un sacerdote mediador entre Dios y el pueblo que ofrece sacrificios agradables. Ya no es Cristo quien, único Sacerdote en la línea de Melkisedek, ofreció el único sacrificio agradable a Dios, el de su propia vida por amor a Dios y los hombres. Volvemos a los múltiples sacrificios ofrecidos por simples hombres que deben reiterar las acciones sagradas porque no son en verdad eficientes.

        Si en la Iglesia existen dos órdenes del ser, hay por tanto un dualismo ontológico, pues solo el ámbito de los ordenados entran en la esfera de lo sagrado, mientras el resto de bautizados quedan fuera de esa realidad ontológica. Esto es, en esencia, la base del gnosticismo dualista que la Iglesia combatió en sus comienzos pero que infectó de alguna forma, como dice Ricoeur, a la doctrina eclesial. He aquí la base, por tanto, del clericalismo, la existencia de dos órdenes de ser dentro de la Iglesia, dos órdenes diferenciados esencialmente, no solo gradualmente.Si se quiere acabar con el clericalismo hay que destruir esta doctrina espuria del sacerdocio ministerial como realidad óntica diferenciada. Solo hay un orden de ser en la Iglesia, el de los bautizados, solo hay un sacrificio efectivo, el de Cristo en la cruz, solo hay un bautismo para el perdón de los pecados, solo hay un sacrificio agradable de a Dios, misericordia y justicia. Si el Papa quiere destruir el cáncer del clericalismo, como él mismo lo ha llamado, debe restituir la sana doctrina que emana del Evangelio y que vivió la Iglesia en los primeros siglos. Restituida esta, entonces debe tomar las decisiones pastorales oportunas, como pudieran ser la ordenación para el sacerdocio ministerial, entendido como un servicio eclesial, de varones no célibes o de mujeres.

        Sin embargo, el Papa ya ha declarado que en este pontificado ni se ordenará varones no célibes ni a mujeres. Con esto ha dado el pistoletazo de salida a los fundamentalistas para reconquistar el poder perdido. Ha decido Francisco, con absoluta firmeza, acabar con los abusos sexuales en la Iglesia, no dar espacio a la impunidad y borrar de raíz esta lacra. Ahora bien, siendo esto loable, si no se quita el sostén ideológico de los abusos que es el clericalismo, será como el que construye sobre arena, vendrán las lluvias y caerá la casa. Hay que construir sobre roca, en este caso, sobre la eliminación del sustento doctrinal del clericalismo.

        Puede ser que el miedo al cisma frene la toma de decisiones de calado contra el clericalismo, pero de producirse el cisma sería para depurar la Iglesia, no para dividirla, como sucedió con los lefebvrianos.

______

* Paolo Prodi: “Corrupción en la Iglesia: ¿existe una era constantiniana?”, en Concilium 358 (2014) 83-96.

 

24 comentarios

  • Alberto Revuelta

    El Tribunal Correccional de Lyon condenó este jueves a una pena de seis meses exentos de cumplimiento al cardenal francés Philippe Barbarin por haber ocultado los abusos cometidos sobre niños por un cura de su archidiócesis, al que mantuvo en su puesto hasta 2015. Barbarin, que ha dimitido este jueves, es el hombre fuerte de la Iglesia en el país galo.

    Los jueces estimaron al final que no había prescripción por su inacción entre julio de 2014 y junio de 2015 y lo condenaron por no denunciar en ese periodo malos tratos a menores, aunque éstos se hubieran producido mucho tiempo ante.

    Junto a la pena de cárcel de seis meses, que Barbarin solo tendría que cumplir efectivamente en caso de reincidencia, tendrá que pagar una indemnización simbólica de un euro a ocho de las víctimas.

    En enero de 2015 pidió consejo al Vaticano, que le recomendó alejar al cura de la parroquia y evitar el escándalo, aunque el cardenal tardó todavía unos meses en aplicar esa medida.

     
    La acusación había pedido la comparecencia en el proceso del cardenal español Luis Ladaria Ferrer, prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, al que Barbarin consultó cuando se dirigió al Vaticano, pero la Santa Sede lo rechazó alegando inmunidad diplomática.
     

  • Santiago

    No yo no creo que el Obispo de Roma haya perdido la batalla…El sin duda representa la Iglesia…reafirmando su doctrina y siendo el vínculo de la unidad….Su link es con los Doce…pues consta que Cristo llamó a los doce para su misión partiendo del siglo I…Puede cambiar la disciplina de la Iglesia, por supuesto, la práctica para adaptarla a los “signos de los tiempos” pero es una ilusión que pueda cambiar la doctrina apostólica pues esto se opone a la historia…Claro que desde el siglo I muchos han querido “cambiar” pues “dura es la doctrina” de Cristo ya decían entonces Sus mismos discípulos…pero la doctrina de Jesucristo, su deseo y lo que expresó en la historia…en cuanto a principios esenciales y sustanciales…es incambiable…Sería una sorpresa que “alguien” pudiera cambiarla, no por ser fundamentalista, sino simplemente porque es “la verdad”…

    No se puede confundir la corrupción “personal” de los clérigos en un “clericalismo del siglo XXI”,… con la corrupción de la doctrina de la Iglesia de Jesucristo, que El mismo inició…reclutando a los Doce…que dieron testimonio de Su Vida y de Su muerte…No podemos sacar del panorama a los testigos…pues todavía se encuentran presentes en la historia….Podemos intentar desautorizarlos, desaparecerlos, tergiversarlos…pero ellos seguirán presentes…en lo que predicaron y escribieron..por mas cenizas que hagamos de sus documentos…

    Pero no es verdad que no existía un “organización clerical” durante los dos primeros años de la Iglesia…No existirá de la manera como se encuentra la institución actual de la Iglesia pero se encuentra esencialmente en cuando a la palabra evangélica y a la esencia del orden en la transmisión de la doctrina…

    El Vaticano II distingue claramente 2 sacerdocios…el común de los fieles al que accedemos en el bautismo y el sacerdocio ministerial apostólico que “se ordenan el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del único sacerdocio de Cristo. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad que goza, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo; los fieles en cambio, en virtud de su sacerdocio real, asisten a la oblación de la eucaristía y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante” (Conc. Vat II, Lumen Gentium, No 10, pag 25 BAC)

    Por eso San Pablo predicando en Listra, Iconio y Antioquía  exhortaban a los discípulos a permanecer en la FE…y “les constituyeron en presbíteros en cada Iglesia por la imposición de las manos (kheirotonésantes), orando y ayunando y los encomendaron al Señor (Hechos 14,19-23)

    “Y habiendo los 12 convocado a la multitud dijeron: poned los ojos en 7 varones…y escogieron a Esteban, Felipe, Prócor, Nicanor, Timón, Parmenes y Nicolao a los cuales presentaron ante los Apóstoles y, haciendo oración, les impusieron las manos” (Hechos 6, 6)….Y dijo el Espíritu Santo: separadme a Bernabé y Saulo para la obra para lo cual los he llamado. Y después haber ayunado y orado, habiéndoles impuesto las manos, los despidieron” (Hechos 13, 2-3; 1, 24-26)

    Por eso Clemente Romano, tercer sucesor de Pedro en la Sede Romana, siglo I, dice que “Los Apóstoles nos evangelizaron de parte de NS Jesucristo y Jesucristo fue enviado de parte de Dios…Los Apóstoles después de haber sido instruídos…salieron llenos de la certidumbre que les dio el Espíritu Santo…predicando por lugares y ciudades la Buena Nueva y bautizaban a los que aceptaban al designio de Dios e iban estableciendo, una vez probados por el Espíritu, como obispos y diáconos (episkopoi y diakonoi) de los que habían de creer. (Clemente Romano, 8 Ibd 42,1-4)

    Y la Didajé catecismo litúrgico del siglo I habla del sacerdote celebrante  de la celebración eucarística, lo mismo que San Justino y los Padres Apostólicos…Y corresponde solamente al sacerdocio ministerial celebrar los sacramentos de la confirmación (Hechos 8, 16-17) Penitencia (2 Cor 5, 18-21) Unción de los Enfermos (Mt. 10,1; Mk 16:18; Mk 6:13; Santiago 5: 13-16). Ya Jesús mandó solo a los 12 celebrar la Eucaristía y Pablo habla de como se celebraba en las primeras comunidades cristianas. Y los Padres Apostólicos siguen el mandato de Jesús sobre el ministerio sacerdotal exclusivamente sacramental..

    Por eso, no le corresponde a Francisco cambiar la doctrina de la Iglesia…Pero si ser el vínculo de la unidad para reafirmar lo que Cristo enseñó y quiso transmitirnos… Y por supuesto corregir los abusos y corrupciones personales y las desviaciones del Evangelio en la Iglesia de Jesucristo.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

    • Carmen

      Ay, Santiago, ay.
      Sabe qué pienso? Pues imagínate que Jesús echase de menos eso de ser humano y dijese, Abba, voy a darme un paseo por la tierra. Su padre le diría, a lo mejor no te gusta lo que ves, pero ya se sabe, los hijos nunca hacen caso a los padres y su madre, pobrecica, un cero a la izquierda.

      Llega a Palestina y piensa, uf, aquí siguen igual, menos mal que no me metí en jaleos de política. Me daré una vuelta por el país del vaticano, me han dicho que es como una especie de reino de ese que llamé de dios. Seguro que me gusta más.

      Y llega a la explanada de la basílica de San Pedro y se queda maravillado ante esa cúpula y pregunta. Y este edificio? Como lo ven guiri total , un romano le dice hablando fuerte , despacito y con las manos más que con la voz: la iglesia católica, la de los cristianos, la más grande, la más bonita, un orgullo para Roma. Cristianos? Pregunta. Quiénes son? El romano alucinado le contesta, pues los seguidores de Jesús el de Nazaret, el de los evangelios, ese que murió en la cruz.
      Eso ya le pone un poco inquieto. Y entra a la basílica. Y se que da maravillado ante su belleza. En el lateral hay una escultura protegida por un cristal , es de una maravilla y pregunta. Quiénes son? Pues Jesús y su madre. Usted no es cristiano , verdad?, Le pregunta a su vez la señora a la que le ha preguntado. No, contesta, no. Yo soy judío, pero voy a mí aire.
      Y sigue su paseo por la preciosísima basílica.
      Y me he cansado de escribir. Esta tarde tengo clase de piano y tengo que ir a rehabilitación , a ver si esto de la cadera mejora porque no me apetece en absoluto eso de la prótesis. Qué manía han cogido, uf.
      Así que el resto de la historia se la imagina.

      Un abrazo.

      • Mª Pilar

        Jajajaja… Carmen ¡Genial!

        ¿Sabes una cosa? Creo sinceramente, que Jesús, volvería a coger el látigo en el Vaticano.

        Yo cuando fui, me entró una gran tristeza, y pedí profundamente perdón… por lo que allí sucedía.

        Ni siquiera quise ver las hermosas obras de arte… me pareció todo cuanto vi… un despropósito… En un lugar, llamado templo de “oración”.

        Si Jesús volviese al Vaticano… lo volverían a coger preso y lo volverían a ajusticiar… ¡no lo dudes!

        No camina por esos grandiosos pasillos su… ¡Espíritu!

        Un abrazo preciosa.
        mª pilar

  • Santiago

    No yo no creo que el Obispo de Roma haya perdido la batalla…El sin duda representa la Iglesia…reafirmando su doctrina y siendo el vínculo de la unidad….Su link es con los Doce…pues consta que Cristo llamó a los doce para su misión partiendo del siglo I…Puede cambiar la disciplina de la Iglesia, por supuesto, la práctica para adaptarla a los “signos de los tiempos” pero es una ilusión que pueda cambiar la doctrina apostólica pues esto se opone a la historia…Claro que desde el siglo I muchos han querido “cambiar” pues “dura es la doctrina” de Cristo ya decían entonces Sus mismos discípulos…pero la doctrina de Jesucristo, su deseo y lo que expresó en la historia…en cuanto a principios esenciales y sustanciales…es incambiable…Sería una sorpresa que “alguien” pudiera cambiarla, no por ser fundamentalista, sino simplemente porque es “la verdad”…

    No se puede confundir la corrupción “personal” de los clérigos en un “clericalismo del siglo XXI”,… con la corrupción de la doctrina de la Iglesia de Jesucristo, que El mismo inició…reclutando a los Doce…que dieron testimonio de Su Vida y de Su muerte…No podemos sacar del panorama a los testigos…pues todavía se encuentran presentes en la historia….Podemos intentar desautorizarlos, desaparecerlos, tergiversarlos…pero ellos seguirán presentes…en lo que predicaron y escribieron..por mas cenizas que hagamos de sus documentos…

    Pero no es verdad que no existía un “organización clerical” durante los dos primeros años de la Iglesia…No existirá de la manera como se encuentra la institución actual de la Iglesia pero se encuentra esencialmente en cuando a la palabra evangélica y a la esencia del orden en la transmisión de la doctrina…

    El Vaticano II distingue claramente 2 sacerdocios…el común de los fieles al que accedemos en el bautismo y el sacerdocio ministerial apostólico que “se ordenan el uno para el otro, aunque cada cual participa de forma peculiar del único sacerdocio de Cristo. Porque el sacerdocio ministerial, en virtud de la sagrada potestad que goza, modela y dirige al pueblo sacerdotal, efectúa el sacrificio eucarístico ofreciéndolo a Dios en nombre de todo el pueblo; los fieles en cambio, en virtud de su sacerdocio real, asisten a la oblación de la eucaristía y lo ejercen en la recepción de los sacramentos, en la oración y acción de gracias con el testimonio de una vida santa, con la abnegación y caridad operante” (Conc. Vat II, Lumen Gentium, No 10, pag 25 BAC)

    Por eso San Pablo predicando en Listra, Iconio y Antioquía  exhortaban a los discípulos a permanecer en la FE…y “les constituyeron en presbíteros en cada Iglesia por la imposición de las manos (kheirotonésantes), orando y ayunando y los encomendaron al Señor (Hechos 14,19-23)

    “Y habiendo los 12 convocado a la multitud dijeron: poned los ojos en 7 varones…y escogieron a Esteban, Felipe, Prócor, Nicanor, Timón, Parmenes y Nicolao a los cuales presentaron ante los Apóstoles y, haciendo oración, les impusieron las manos” (Hechos 6, 6)….Y dijo el Espíritu Santo: separadme a Bernabé y Saulo para la obra para lo cual los he llamado. Y después haber ayunado y orado, habiéndoles impuesto las manos, los despidieron” (Hechos 13, 2-3; 1, 24-26)

    Por eso Clemente Romano, tercer sucesor de Pedro en la Sede Romana, siglo I, dice que “Los Apóstoles nos evangelizaron de parte de NS Jesucristo y Jesucristo fue enviado de parte de Dios…Los Apóstoles después de haber sido instruídos…salieron llenos de la certidumbre que les dio el Espíritu Santo…predicando por lugares y ciudades la Buena Nueva y bautizaban a los que aceptaban al designio de Dios e iban estableciendo, una vez probados por el Espíritu, como obispos y diáconos (episkopoi y diakonoi) de los que habían de creer. (Clemente Romano, 8 Ibd 42,1-4)

    Y la Didajé catecismo litúrgico del siglo I habla del sacerdote celebrante  de la celebración eucarística, lo mismo que San Justino y los Padres Apostólicos…Y corresponde solamente al sacerdocio ministerial celebrar los sacramentos de la confirmación (Hechos 8, 16-17) Penitencia (2 Cor 5, 18-21) Unción de los Enfermos (Mt. 10,1; Mk 16:18; Mk 6:13; Santiago 5: 13-16). Ya Jesús mandó solo a los 12 celebrar la Eucaristía y Pablo habla de como se celebraba en las primeras comunidades cristianas. Y los Padres Apostólicos siguen el mandato de Jesús sobre el ministerio sacerdotal exclusivamente sacramental..

    Por eso, no le corresponde a Francisco cambiar la doctrina de la Iglesia…Pero si ser el vínculo de la unidad para reafirmar lo que Cristo enseñó y quiso transmitirnos… Y por supuesto corregir los abusos y corrupciones personales y las desviaciones del Evangelio en la Iglesia de Jesucristo.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

     

  • oscar varela

    Hola ana!
    Te leo:
    1-yo creo que, con un mínimo de conocimientos sobre interpretación de textos, es más asequible”-
    ¿Cuál sería ese ”mínimo de conocimientos”?
    Estimo que ¡nada que ver para nosotros: “vulgo”!
    Para la “interpretación de textos” dependemos de los “especialistas”.
    NOTAS:
    a) Yo me fío más de Salvador Santos.
                – Ya tiene ATRIO una serie ejemplificadora de 7 Artículos
                – con una Introducción donde se apunta en ese sentido.
    b) Creo que tú apuntas
                    – hacia las “pautas” que pujan la “decisión personal”,
                    – que son dos:
                                   – la historia de vida propia (curriculum)
                                   – la formación mental (que ha ido pautando esa propia vida)
                                   – ahí es donde entran a jugar los “especialistas”
                                   – (no son los únicos ni primeros, por lo tanto)
    ……………………
    2- Sobre la ponencia del buen hombre (y de avanzada) JMCastillo.
    a) Es un (engañador) intento de contraponer Religión a Evangelio.
    Pienso que su “evangelio” es:
                    – “religioso”: sustentado en un “BAUTISMO” salvador, que supone
                    – la “configuración mítica” de
                                   – una “Creación” y
                                   – una “Caída original”.
    b) La “Teología” tiene derecho a hablar de
                    – ese ser humano “paradisíaco”,
                                    – y de “relatar el mito” salvífico;
                    – pero hay “otros” relatos míticos,
                                    – a los que apunta nuestro tiempo.
    c) Esto último lo encuentro en la Interpretación de Salvador Santos.
    NOTA a este 2-c:
    Hace aprox. un mes que EDITÉ
                    – en fotocopias anilladas (318 Págs. = 159 hojas) y
                    – en PDF
    – los “destilados” tallerizados en ATRIO” de “Un paso, un mundo”,
    – más un Cuento-Conversación entre una abuela y su nieto
                    – sobre lo que hizo y le pasó a Jesús, el Galileo.
    * Los (en papel) anillados, los DOY (no lo vendo).
                    – El Archivo en PDF también lo DOY.
                                   – el interesado, me lo pide y ¡listo; Ahí irá!

    • Carmen

      Diría que la teología del señor Castillo ha variado un poquito en los últimos años. A mí me gusta . Es absolutamente humana. Y luego está su idea de dios, como cada uno tiene.
      Salvador
      Santos me encanta leerlo,pero no sé si es teólogo o exégeta. No lo he oído mucho hablar de eso que llamamos Dios.
      Y Arregi, que es teólogo , estoy en su línea de pensamiento.

      Es que no creo que nadie tenga la verdad absoluta en estas cosas. Imposible. Como tenerla si no se sabe qué es dios? Quizás leyendo libros y artículos de personas de la talla de estos tres señores y otros, quizás se va haciendo un poquito de luz dentro de mí cabeza.

      Me apetecía decirlo.
      Un saludo.

  • ana rodrigo

     
    J.M. Castillo acaba de publicar un libro titulado El Evangelio marginado, donde va explicando cómo el movimiento de Jesús fue convirtiéndose en una institución en la que es la misma institución el centro de atención y la que marca el paso, con una teología especulativa al alcance una élite que sigue enredando las explicaciones hasta que nadie las entiendan si no es, como dicen, desde la fe.
     
    El mismo Castillo dice que los evangelios nos presentan una teología narrativa; yo creo que, con un mínimo de conocimientos sobre interpretación de textos, es más asequible, pues los hechos en la vida de Jesús son elocuentes por sí mismos.
     
    Ni este Papa ni el que venga durante siglos podrá “restaurar” ese retablo del Evangelio que originó un giro en el modo de ser y estar en la vida desde unos valores al alcance de cualquier ser humano, que busque un sentido a este vivir tan limitado, pero tan estimulante hacia la humanización plena.
     
     Pero esto, como dice Gonzalo, le costó la vida a Jesús, fue la misma religión de los sumos sacerdotes los que promovieron el que muriese como un execrable delincuente.
    Mi conclusión es que poco podemos esperar de esta milenaria institución llamada Iglesia. Hay que ir laborando desde abajo, desde la base, incluso fuera de la institución, como hace muchísima gente ya en este momento, sin sentido de pertenencia a la Iglesia, pero con una gran responsabilidad en sus vidas.

  • oscar varela

    Hola, de nuevo (o de viejo, que soy)!
    OTRA “DERROTA”, que se le achacará a Pancho:
    La recurrencia a EL DEMONIO.
    …………………
    Por ahí anda Don Castillo diciendo que:
    – “NO EXISTE EL DEMONIO.
    – Es una figura mítica para describir en aquellos tiempos
    el mal
    …………………
    Ok!
    ¿No se da cuenta Don José María que
    ESO que “nombramos” EL MAL
    también es una “figura mítica”?
    …………………
    Pero lo entiendo;
    Don Castillo no tiene una Antropo-filosofía
    capaz de no desdeñar las “figuras míticas”.

  • oscar varela

    Hola!
    Para no abundar:
    1: EL HÁBITO HACE AL MONJE
    (¡fuera el clericalismo)
    2- EL BAUTISMO TAMBIÉN ES UN HÁBITO
    (¡fuera el “cristianismo”!)
    3- ¿A DÓNDE IR, ENTONCES?
                    – a donde se está (insoslayablemente)
                                   – en la VIDA HUMANA (natural)
    ……………………
    Conclusión a Artículo:
    “La derrota de Bernardo Pérez Andreo”

    • Alberto Revuelta

      Tractatus logico-philosophicus 6.52. Sentimos que, incluso si todas las posibles cuestiones científicas pudieran responderse, el problema de nuestra vida permanecería del todo intacto. Ciertamente no quedaría ya ninguna pregunta y, precisamente, ésta es la respuesta.

      Oscar, en serio, el pasado lunes entre en quirófano para una intervención de cinco horas. Tranquilo pensé: si me despierto y veo el rostro de Encarnacion estoy vivo; si me despierto y veo una luz inmarcesible, estoy con el Eterno; si no veo ni a una ni a Otro, tendría razón mi amigo Oscar y no podría seguir leyendo su destilación ilustrativa. Un abrazo. Vi a Encarnacion. Aquí sigo.

      • oscar varela

        Te felicito por salir de la anestesia
        viendo a Encarnación.
        De todas maneras ¡NO HAY OTRA! para el humano:
        La VIDA HUMANA es una Intimidad “apareciendo” (saliendo afuera):
        un ALMA esculpiendo un CUERPO, que es CARNE.
        Vida humana es ENCARNACIÓN.
        Vida humana es EXPRESIÓN (no primariamente “significación”).
        Lo de la “lucesita y el Eterno son significaciones conjeturales.
        Ahora: ¡A CUIDARSE como EN-CARNADO!

      • Alberto Revuelta

        Gracias por la felicitación. Los significantes conjeturales también salen hacia la carne del alma que se expresa en ella. “He de hablar aquí sólo en hipótesis, diciendo no lo que sé, sino lo que supongo más probable.” Dr. JeckilL

  • José Ignacio Calleja Sáenz de Navarrete

    Cierto, María Luisa. En nuestro lenguaje, “la historia y el cosmos, todo y siempre, con la dignidad de los más frágiles en el centro, es el lugar del ser y hacer de Dios, “ya sí” en todo y siempre, “todavía no”, en plenitud en nada. O en otro lenguaje, “el lugar del proceso -tarea, compromiso y don para nosotros- del Reino de Dios”, o en palabras de Gustavo Gutiérrez, “Dios trajina su salvación en y con los ingredientes de la historia”, y no hay otro lugar del crecimiento o retroceso del Reinado de Dios.

     

    Pero todo esto es teología y lenguaje de la fe, claro está. Es una comprensión de la fe que, fuera de ella, tiene que contarse en una filosofía de la historia humana y en una antropología que no la contradigan, que cohonesten con ella sin traicionar a la razón humana rica y plural. Y esto es posible. Si se olvida este carácter humano, histórico-cósmico del Reino, la fe cristiana, y su forma religiosa, se hace metafísica y con ella, la Iglesia, sus sacramentos y su clero. Cristo habría vivido, así, en vano, porque no tiene un Jesús que lo defina en su identidad de qué clase de Mesías de Dios es ese Cristo.

     

    Sin esa “Encarnación” del Reino en Jesús, en la fe, Cristo es ya cualquier metafísica teológica y cualquier religión. A la medida de su clero, de sus promotores, o de los miedos de la gente. Nuestro concepto de historia de la salvación -concepto de la fe, insisto- es vital para situarnos con acierto y respeto en lo más elemental de la vida cotidiana justa, solidaria, exigente, respetuosa, pacífica, plural, etc.

    • M.Luisa

      De acuerdo José Ignacio, el autor hace su diagnóstico desde una perspectiva teológica, lo que pasa es que yo para no alejarme demasiado y complicar así mi exposición, parto de ella pero dándole no un sentido teológico lo cual creo que esto pudo entenderse por la manera como describo la trascendencia no montada sobre la lógica de afirmaciones, sino posibilitada por el Poder de lo real. Luego, esta experiencia básica que está al alcance de toda persona, será ésta cuando con posterioridad le podrá dar a la misma un sentido bien teológico, bien laico. ¿No sé si me explico? Ya me dirás, pues tu opinión me será de gran valía.

    • oscar varela

      Hola!
      Lo de “LAICADO”
      (batida del parche al Bautismo: ¡es lo que se viene!)
      es un Paso TRAMPOSO del CLERICALISMO.
      ¡estos tipos no van a soltar la “presa” así nomás!

  • Carmen

    Porque claro, reconozco que estoy en un momento de esos que te sientes supersensible, muy frágil y , en fin. Lo sé.

    Pero si hubiesen estado en el funeral de mi compañera y hubiesen oído y sentido el aplauso atronador que se llevó el poema del viaje a itaca, entenderían hasta qué punto es una verdad que la iglesia necesita una renovación teológica. No, no estoy desvariando en absoluto. La gente joven necesita otra teología. La que dice este señor joven que escribe este artículo. Diría este muchacho que escribe el artículo, pero no sé si se va a molestar.

    Es que en las iglesias se tiene que oir otras cosas, otra visión de la vida que vivimos, dejar abiertas posibilidades a la duda sin por eso sentirte fuera de la iglesia, como una especie de hereje. La gente joven de treinta, cuarenta… sencillamente se va. Y se quedan los que se quedan, como muy bien dice este teólogo.

    Es que no es tan difícil de entender. Solamente hay que actualizar las creencias. Todos necesitamos creer en algo, pero algo que no nos rompa la cabeza. Y no es que los jóvenes no crean en dios, es que confunden a dios con lo que dice la teología que es. Y claro, pues no están dispuestos. Se van.

    Estoy cansadita de decir que sin una renovación teología nada es posible que pueda cambiar. Ya ni lo digo, para qué? No es cuestión de imagen ni de lavar pies, ni de dormir en una casa más pequeña, o de que tu traje o sotana o como se llame no sea de Armani. No es eso. Eso son gestos que están muy bien, pero la iglesia necesita algo más que un cambio de estética, algo más que un lifting. Le hace falta una operación a corazón abierto.

    Me alegro mucho de haber leído este artículo. Lo que hace falta son personas jóvenes como el autor , teólogos jóvenes , con capacidad de lucha y sin miedos. Pero sin ningún miedo.

    En fin.

  • M.Luisa

    Una visión muy acertada del problema en la que coincido plenamente en el diagnóstico.   Una visión en la que por ir a la raíz del problema puede  desgranar paso a paso todos  los impedimentos que en cada circunstancia histórica han hecho nulo  el   espíritu del Evangelio.

    Por ejemplo, uno de los impedimentos   que  ha obstruido  la labor de examinar la razón de ser del clericato en la actualidad se me  hace evidente cada vez, y no son pocas, que aquí mismo en Atrio se lee algo así como “Cuando hablamos de la Trascendencia entiendo que es para reconocer que nos es imposible conocer a Dios por nuestras fuerzas. Está más allá de nuestra capacidad tan limitada”  ¿Cómo si esta concepción que está tan generalizada en la iglesia  habrá autoridad alguna que se atreva a socavar  los cimientos del clericalismo cuando ha sido éste el que, en falso,  ha venido haciendo de mediador?

    Qué se ha de entender por trascendencia.

    La trascendencia no es algo que esté más allá,  a lo que se haya de ir,  y  a lo que, como  creencia,  luego también se tuviera que explicar como un hecho, no, nada de eso, pienso.  La trascendencia no es un hecho sino  un suceso,  un suceder. Un suceder que transcurre  en el aquí y ahora, en  la realidad del mundo, es decir sucede  intramundanamente por profundización. Nada más y nada menos, que no es poco!

    Ciertamente muere aquí  la metafísica, es decir, el dualismo pero no “lo” metafísico de la no dualidad.

    Por tanto, qué ha de haber, cómo hemos de concebir  respectivamente    ese trascender? Como  un conocimiento limitado?  O bien, un  impeler    a tener que  reconocernos   como seres  capacitados?

    Ahora bien, claro!  la capacidad  humana referida a este tipo de  conocimiento habrá de contemplarse no desde el punto de vista de una  naturaleza como ya  capacitada sino desde el punto de vista de la realidad de esta misma naturaleza pero en tanto humana dinámica no estática, (se entiend no?) es decir,  abierta a su dar de sí.

    Resumiendo mucho   ¿no explicaría esto  un poco el sentido  que el autor en el artículo  describe,  diferenciándolos, lo que es un sacerdocio hereditario y un sacerdocio real?

    Solo la  noble y digna  resistencia  a este convencimiento propio de las bases  sería lo que podría dar paso a los  cambios tan esperados  dentro de la Iglesia.

  • Gonzalo Haya

    Muy de acuerdo en que, para cambiar vida práctica (pastoral) de la Iglesia, hay que reelaborar su base dogmática (ontológica, jurídica). Francisco ha escogido el camino inverso, renovar poco a poco la práctica para lograr que la base teórica caiga por sí sola. En temas de pastoral discrecional, como la sexualidad, quizás este método dé buenos resultados, pero en temas teóricos, que poco interesan a la mayoría del pueblo cristiano, les deja armas muy eficaces a sus adversarios que están en el poder administrativo o especulativo. Así planteada la batalla, Francisco tiene todas las de perder, a no ser que lo rescate una especie de movimiento popular. A Jesús, este enfrentamiento le costó la vida, aunque su grupito fue saliendo adelante mediante un cisma, y gracias a los romanos que destruyeron el Templo de Jerusalén y dispersaron a sus creyentes.

    Sólo quisiera añadir que este artículo se mantiene dentro de la institución eclesial, que es una estructura humana con un fundamento teórico y jurídico mejor o peor adaptado al proyecto de Jesús, y susceptible no sólo de mejor interpretación sino incluso de una radical renovación. El Reino de Dios es mucho más universal que la Iglesia institución. A pesar de esto, creo que el autor hace bien mantener su argumento dentro del terreno de la Iglesia institucional, porque de otra manera no sería escuchado ni por los conservadores ni por los que ya abandonaron la institución.

    • Carmen

      Es que desde fuera de esta iglesia no se puede mejorar o modificar o cambiar o como se le quiera llamar,a esta iglesia.
      Se podrá fundar otra, pero la renovación de esta iglesia tiene que venir desde dentro de ella misma. Como hacerlo si no? De ahí la importancia de una teología y unos teólogos con otros parámetros. O al contrario, de unos teólogos que construyan otra teología y convenzan a los clásicos. Se trata de convencer con razonamientos teológicos. Y eso no lo pueden hacer más que los teólogos. El resto de personas podemos opinar, decir cosas… pero nada más.
      Y por supuesto que tiene que ser andando el camino despacio. Aquí no hay atajos. Se trata de repensar la institución que ha ido construyéndose a lo largo de dieciocho siglos por lo menos. Pero hay que empezar, aunque sea por esto del sacerdocio, porqué entonces, cuando todos seamos iguales dentro de la iglesia, entonces, tal vez, las comunidades de base y lo que ahora se llama laicado, tendrá peso dentro de la organización eclesiástica. Algo parecido a un sistema democrático. Con todas sus limitaciones, intentando mejorar poquito a poco. Unas cosas vendrán de la mano de otras .
      Diría que esa la batalla crucial. Y también diría que no soy la única persona que lo piensa en la iglesia de arriba. Y no van a ceder un milímetro en estas cosas del sacerdocio. Saben que es abrir la puerta y no están dispuestos. No es machismo, que también, es mucho más profundo que dar voz a la mujer. Es que no van a tocar nada, de momento. Las personas como el teólogo de este artículo son los que tienen que
      presentar la batalla. La guerra no se gana de golpe, se gana batalla a batalla.
      Así pienso. La verdad es que no tengo mucha idea de esto, pero me gusta pensar.

      Hay que reestructurar la iglesia y se tiene que hacer con una base teológica. Está superclaro.

      Sorry, soy muy, muuuuuuyy cabezona.
      Un saludo cordial.

      • Carmen

        Y ya me callo.
        Pero claro, luego está el tema de quién acuerda estás cosas de teología. Supongo que en los concilios y esos jaleos. Y quiénes intervienen? Pues supongo que obispos y cardenales y ese tipo de cargos. Y quién los elige? No sé, supongo que el Papa tendrá algo que ver. No sé qué estará haciendo en ese aspecto, pero me ha parecido leer en algún sitio que hizo como una especie de G9 con gente de su confianza y resulta que su número tres , creo, está metido hasta las cejas en los líos estos de pederastia. Entonces me pregunto. Si esto es así. Cómo se va a poder cambiar algo por las buenas y razonando?
        A lo mejor ese es el jaleo que hay ahora en la iglesia. A lo mejor es a eso a lo que se refieren cuando hablan de la guerra contra el Papa actual.
        Pues muy buen ojo no tiene. Y muy por la labor de reformar eso del sacerdocio no parece que esté.
        Pues bueno.
        Pues a ver entonces qué.
        Pues a lo mejor no he entendido nada.
        Uf, me duele la cabeza. Me sale humo por las orejas. Me está bien empleado por pensar en estas cosas.

        Anda que buena les ha caído conmigo. Sorry.
        Les recomiendo que me pongan en modo spam.

  • josela

    Felicidades a Bernardo, a Murcia por hacer posibles tales laicos..y al Atrio por publicar una síntesis, un poco mucho aparentemente trágica..pero muy bella..situándola en el tiempo y la historia..aparentemente, como caótica (decía el otro que el caos es un orden no descubierto)…pero muy bello..quizá todo según las necesidades de la época…Quizá fuera necesario un S. Agustín..quizá fueran necesarios los gnósticos ( quien sabe todos los porqués y el caos)..quizá no fué baldío S. Bernardo abad..pero hoy son “indispensables”, no sólo necesarios los nuevos BERNARDOS ANDRE0s…..Muchas gracias..y viva la evolución, incluso en los dogmas….En este mundo no hay nada completamente divino, todo es humano ( y debe ser humanizado)..no hay pura revelación ..no hay…ya es hora de desterrar los capirotes de los carnavales (ah, perdona, quería decir cardenales..o si quieren que continuen pero contestualizados y bien avisados, sino vuelve el ecumenismo del lobo frente al ecumenismo del hermano-socio….A la luz de esto, es bonita la vida, es bonita la reforma, es bonito poderse mirarse y tomar conciencia de todo, incluso de lo poliédrico  del caos….Es bonito lo que le dice un laico a Francisco..Muchas gracias..

  • Carmen

    El aire de Murcia es que sienta muy bien.

    Pero , a ver, El Papa forma parte del clero? Es que no entiendo. Cómo se llega a Papa? Por qué ese título al artículo? Por qué se empeñan en pensar que el este señor piensa de otra manera? No entiendo. Pero si dice cosas tremendas, pero tremendas. Qué guerra ha perdido? No entiendo.

    Un Papa es per se  la quintaesencia del clero.

    O es que hay dos clases de clero, los que piensan como uno mismo y los que no piensan igual?

    A veces me desconcierto.

    Además, vengo de una cena de esas de celebración de 25 años de un compañero de mi colegio. No vean la conversación de dos minutos y medio que he mantenido con mi vecino de mesa ante el silencio sepulcral de los de alrededor. Su postura, supersencilla: las mujeres que ahora salen denunciando a los pobres curas que tiene ochenta años y no se pueden defender, lo que no tienen es vergüenza.

    Alucinante. Pero qué mujeres, pero qué lío tienes en la cabeza? Pero si la mayoría eran niños de diez o doce años… Pues que lo hubiesen dicho en su momento porque… Pero vamos a ver, que los pobres son los niños… Toooooodos callados . Así que le he dicho una frase que decía una compañera mía, muy mayor,: mira, con razón hay guerra… Y he cambiado de tema.

    Esa es la iglesia que tenemos. Esa es la real. No la que se desea aquí, en Atrio.

    Menudo desastre.