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La Verdad en Jesús y en Machado

  Pascual es un obrero metalúrgico, ya jubilado. Toda su vida lleva con el vicio de pensar a cuestas. Escribe desde y para ATRIO. Preguntémosle y comentemos. Aprenderemos. AD.

        El 22 de abril de 2018, Carlos F. Barberá publicó un artículo en Atrio que. con el título de La Verdad, empezaba con estas palabras: “Con motivo de los 500 años de la Reforma, el teólogo Jürgen Moltmann ha escrito una serie de reflexiones. Entre ellas argumenta que en los tiempos de Lutero se discutía con el ánimo de llegar a acuerdos, de encontrar una verdad común. Y con ese motivo critica el que hoy se han multiplicado las tertulias y los intercambios en los que no se busca la verdad sino únicamente el hecho de comunicarse. Esta reflexión del alemán me ha traído a la memoria el conocido verso de Machado: “¿Tu verdad? No, la verdad. Y ven conmigo a buscarla; la tuya guárdatela”. Una y otra posición chocan frontalmente con el clima de este tiempo de posmodernidad. ¿Hay una Verdad, con mayúscula? Afirmarlo equivale para muchos a optar por el autoritarismo, por la dictadura, por la eliminación del contrario. La Verdad no podrá evitar ser despótica porque lo que se sale de su órbita habrá de ser calificado de error. Ni siquiera los cristianos convencidos se atreven a defender que Cristo es la verdad, a pesar de que él lo afirmó expresamente. Pero ¿es que lo dijo verdaderamente?” Para después de unas reflexiones terminar con estas otras: Retomando el poema de Machado hay que ir a buscar la Verdad pero por los caminos en los que se encuentra el sufrimiento y el dolor.

        La cuestión es de suma importancia y me ha ocupado buena parte del mes transcurrido, pues aunque desde el primer momento vi que el problema residía en que el artículo estaba mal planteado, pues se refiere a una verdad doctrinal, imposible de alcanzar en un universo de probabilidades y, en consecuencia, de subjetividades, debido a su naturaleza cuántica, lo que obliga a diferenciar entre lo que podemos llamar la Verdad de Jesús y la Verdad de Machado, verdades totalmente compatibles porque se sitúan en diferentes y complementarios planos.

        Quise definir y clarificar lo mejor posible esos planos, pero eso exigía un extenso desarrollo, que podía dificultar su lectura y comprensión, por lo que, sin renunciar a extenderme lo necesario en otro momento, decidí limitarme a los planos directamente implicados.

* * *

        La actitud de Lutero tuvo muchos precedentes a lo largo de la historia, con suertes muy diferentes. No es necesario enumerarlas para señalar dos características comunes a muchas de ellas: Las diferencias doctrinales y las relaciones con el poder. Ninguna de ellas es fundamental para ser un buen cristiano, puesto que Jesucristo sólo pone una condición: Que os améis unos a otros como yo os he amado. Esto sólo rige colectivamente durante los primeros años del cristianismo. A partir del Decreto de Constantino, se empieza a gozar del poder político y muchos cristianos pasan de perseguidos a perseguidores de los que consideran paganos o cismáticos, lo que confirma la relación existente entre doctrina y poder.

        Lutero no pretendía crear un cisma doctrinal, una tesis teológica diferente. Las 95 tesis que contiene el escrito que en 1517 clavó en la puerta de la Iglesia de Wittenberg, iban dirigidas contra el extremo mercantilismo que acortaba el tiempo del purgatorio y aseguraba la entrada en el cielo mediante la venta tarifada de indulgencias. Lutero niega esta posibilidad y sitúa las obras de misericordia como la verdadera vía de salvación. De inmediato aparecieron defensores y críticos de las tesis y la reciente invención de la imprenta facilitó que el conflicto se extendiera a todo el Imperio Germánico y a todas las clases sociales y llevó a Lutero a mantener discusiones con renombrados teólogos como la que tuvo lugar en Leipzig en 1519 con Johann Eck, lo que le obliga a argumentar mejor la defensa de sus tesis y ese mismo año formula su doctrina de la justificación por la sola fe y la gracia de Dios, a la que seguirá su afirmación de que por encima de las enseñanzas del Papa están las que emanan de la Biblia y de los Evangelios y a la responsabilidad y libertad del cristiano de buscar la Verdad en estos textos que son la palabra de Dios.

El Papa declara heréticas muchas de sus afirmaciones y le excomulga al negarse a retractarse. También el Emperador Carlos V, le declaró proscrito tras escuchar sus razones en la Dieta de Worms. Pero Lutero cuenta con el apoyo y protección de varios príncipes que le permiten continuar su labor reformadora.

Su defensa de la libertad personal en la interpretación del evangelio venía a dar la razón a quienes se oponían al bautismo de los niños, pues consideraban que éstos carecían de capacidad para adherirse consciente y libremente al evangelio. La especial significación de la libertad en algunos cantones suizos hizo que esta oposición se extendiera lo suficiente para que se cohesionara y se posicionara colectivamente frente a los nuevos planteamientos luteranos, como ya lo estaban frente a quienes creían en la significación trascendente que, en sí mismos, tenían algunos rituales. El resultado fue que dentro de la dinámica de la Reforma surgiera una rama a la que los luteranos denominaron despectivamente como “anabaptistas”.

        No fue la única disidencia. El árbol de la Reforma es frondoso, consecuencia natural de la libertad de pensamiento. El pensamiento, el resultado de la actividad del cerebro cortical, del posible mayor desarrollo de sus funciones analíticas y prospectivas, es lo que diferencia al ser humano del animal, pero no es lo fundamental de la existencia, lo que cohesiona y hace avanzar la evolución, pues lo fundamental es lo que vincula a los diferentes sujetos implicados, lo que se manifiesta en el cerebro límbico, en lo que algunos han llamado “cerebro cardíaco”, y en sus funciones vinculantes axiales y radiales, capaces de generar sinergias, empatías y simbiosis, y que en la humanidad se concreta en actitudes de solidaridad, amistad, amor y en una fraternidad no excluyente.

        Cuando el pensamiento se desarrolla libremente y pretende apoyarse en los evangelios, es fácil descubrir la dinámica revolucionaria que éstos contienen en una sociedad excluyente y opresora, al proclamar que todos los seres humanos son hijos de Dios y llamados a convivir como hermanos, ayudándose mutuamente. Esta conclusión la alcanzarán pronto algunos ilustrados alemanes, pero también los campesinos, que son los que más duramente sufren la exclusión y la opresión y, por lo tanto, los más interesados en cambiar el orden social existente y que verán compensado su analfabetismo con el apoyo de algunos ilustrados en los que encontrarán para la exigencia del cambio a los necesarios líderes y referentes doctrinales.

        Entre estos últimos destacó Tomás Müntzer. Nacido en 1489 en Stolberg, se une a la reforma protestante desde el primer momento, pero, consecuente con el espíritu de libertad que predicaba Lutero, alcanza sus propias conclusiones con una vertiente social que pronto le enfrentó a los poderosos, tanto católicos como luteranos. Creó la primera liturgia cristiana en alemán y en 1523 organizó una comunidad ajustada a sus ideas, para después adherirse a los anabaptistas suizos y en 1524 convertirse en el principal referente de la rebelión campesina.

        Lutero no entró a discutir las tesis de Müntzer, pues consecuente con la imposibilidad de un pleno consenso con una base de plena libertad de pensamiento, prefirió optar por apoyarse en los poderosos, cualquiera que fuera su interpretación evangélica, como claramente se desprende de su escrito “Contra las sangrientas y rapaces hordas de los campesinos” en el que daba libertad a los grandes señores para hacer entrar “en razón” a sus vasallos con los medios que fueran necesarios. El ejército de los príncipes, unido y reorganizado en la Liga Suaba, venció rápidamente a los campesinos, matando a miles de ellos en las batallas, mientras que unos cien mil fueron ejecutados posteriormente, y entre ellos, Tomás Müntzer.

        Los sentimientos que en la actualidad produce el recuerdo de las atrocidades cometidas en lo que la historia recoge como la Guerra de los Campesinos Alemanes, quizá pueda encontrarse en los más de 200 actos de desagravio por las terribles persecuciones que sufrieron los anabaptistas en el pasado, que, en marzo de 2007, organizaron el Estado suizo y las jerarquías de las diversas iglesias helvéticas.

El peso del poder sobre las ideas en la Reforma, queda todavía más manifiesto en la segunda disidencia del luteranismo, el anglicanismo, que se formalizó en 1533. No hace falta investigar mucho para conocer las razones poco evangélicas que tuvo Enrique VIII para romper con Roma y proclamarse máxima autoridad de la Iglesia Anglicana, título que siguen ostentando los monarcas ingleses, cualquiera que haya sido la historia de su proceso de elección.

        De estos últimos párrafos no puede concluirse que este artículo sea un ataque a la Reforma Luterana, puesto que la razón de la misma hay que buscarla en la conducta del Pontificado Romano, con frecuencia opresiva, despótica y dogmática, quedando esta última característica clara y oficialmente manifiesta en1870, cuando Pio IX, refrendado por el Concilio Vaticano I, promulgó la Constitución Dogmática Pastor Aeternus.

* * *

        Ni tampoco desmerecer el trabajo de Jürgen Moltmann, pues todo esfuerzo por lograr un consenso implica un acercamiento, actitud muy alejada del actual predominio de insolidarias comunicaciones. En cuanto a la salida ofrecida por Barberá de buscar la verdad por el camino del sufrimiento y el dolor, puede estar acertado si se refiere al dolor que sufre otro individuo. Un dolor que nos conmueve y nos empuja a buscar la forma de ayudarle a que lo supere. El que este impulso surja de forma instintiva, como le ocurre a una madre con el dolor del hijo, puede señalar la raíz de la solidaridad, pero no su desarrollo y posible plenitud, si ese impulse no surge también, aunque no sea con la misma fuerza, ante el dolor de los hijos de otras madres.

        Para que el impulso solidario alcance a toda la humanidad sin exclusiones de ningún tipo, necesita desarrollar estructuras precisas adecuadas mediante la armónica colaboración de tres líneas de actuación: la política, la científica y la religiosa, basadas a su vez en una amplia y precisa sinergia que aproveche las aportaciones de los millones de individuos que conforman la humanidad, puesto que todos y cada uno deben contar. Para que ese “todos y cada uno” sea efectivo, se precisa la Verdad de Machado, pues es tarea del cerebro cortical, de sus funciones analíticas y prospectivas y de los medios técnicos que las faciliten, como la Contabilidad Mundial de Necesidades y Recursos, que señale claramente la jerarquía de las actuaciones; disponer de un lenguaje sencillo, claro y efectivamente común, como podría ser el Criollo Escrito Mundial y transformar la actual nube informática, en una efectiva Inteligencia Común Artificial, que ponga el Internet de las personas, por delante del Internet de las cosas.

        Todo esto precisa, a su vez, que los sentimientos de los individuos, generados en el cerebro límbico, en su proyección radial, superen el estrecho y egocéntrico individualismo, asumiendo la naturaleza triuna del ser, formado por el individuo, su entorno, y su mutua interacción. Tanto el individuo como el entorno son finitos, espacial y temporalmente; lo que son infinitas son sus interacciones, al superponerse todas ellas, haciendo realidad el que, en cada individuo, todo está en todo y conforman un universo que, en su infinitud, registra la singularidad de cada interacción, haciendo efectivo el que “todo cuente”. Aquí reside la Verdad de Jesús.

* * *

        Si bien la Verdad de Jesús se asienta sobre el plano emocional y la de Machado sobre el racional, ambas son verdades trascendentes, porque parten de la Fe en lo que Leibniz llamó Razón Suficiente, presente en todos los ámbitos evolutivos, en los que precedieron a la especie humana y en los que le sucederán. Razón Suficiente que los humanos han identificado con distintos nombres y atributos, naturales o sobrenaturales. Sobre estos últimos, la obra de Tamayo Teologías del Sur, muestra su enorme pluralidad, como se mostraría también si se recopilaran las filosofías ateas o escépticas, sin que ninguna pueda basarse en alguna certeza debido quizá a la profunda y continuada vinculación entre Creador y Creación. El que a pesar de esa incerteza y de nuestras reconocidas limitaciones, nos esforcemos porque la vinculación entre todo lo que está a nuestro alcance se realice con justicia, libertad y armoniosa plenitud, será el indicador de que las dos Verdades se unen en una sola Fe que une, a su vez, el consciente con el inconsciente.

        A esta unión tiende a contribuir poderosamente la imaginación y el arte en sus distintas manifestaciones, incluida la simbología matemática, aunque ésta sea la que más precise de la ayuda de la palabra. Así, en la Exposición Internacional de París de 1937, la entrada al salón dedicado a las matemáticas estaba presidida por una igualdad que reunía con gran sencillez siete importantes signos matemáticos, por lo que se le buscó, sin encontrar, significados filosóficos. A Luca Pacioli le bastó un solo signo, el fi [Φ φ], (que no estaba con los de París) para disertar sobre la Santa Trinidad, escribir un libro, De la proporción divina y que lo ilustrara Leonardo da Vinci con insuperables figuras poliédricas. De los siete signos de París, el más famoso, al que se le dedica incluso el día 14 de marzo, es el más prosaico pues su origen está en la facilidad para establecer la relación entre el canto de una vasija redonda y su diámetro, que los escritores de la Biblia cifraron en 3. Los sacerdotes sumerios encontraron más significativa la relación entre la circunferencia y el radio, (que es igual al lado del hexágono inscrito) y el 6 resultante les sirvió para establecer la numeración sexagesimal y la división del círculo en 360 grados, aunque quizás el mejor camino para descubrir la dinámica existencial, sea acudir a su cuarta parte, al 1,5, pues esto nos da los puntos que definen una onda, al tiempo que surge de la relación del individuo con su entorno compartido hasta el infinito, cuando el individuo se representa por “i” y el entorno por “1”.

 

24 comentarios

  • Alberto Revuelta

    Me invitaba Pascual a leer, cuando tuviera tiempo, sus dos entradas en este hilo de la cometa de su columna sobre las verdades de Jesús y de Machado. Una ya la había leído, la última la he leído esta pasada madrugada y vuelto a leer recién salido de una comparecencia judicial.

    Admirado, embelesado, encantado, alentado. Así estoy después de repasar los tres textos de Pascual. Martin Buber en “El camino del hombre”, creo, se deleita morosamente en sacarle punta a la pregunta del Creador a Adan “dónde te escondes?. Sabes lo que me gustaría?. Pasarme quince días en la Font Rocha de Alcoy, ¡ay, Amargós!, oyéndote hablar y tomando notas. Y luego cavilar en silencio más días en la pequeñísima ermita donde suelo orar.

    Francamente eso es lo que necesito. Un abrazo.

  • Isidoro García

    Son admirables los conocimientos del amigo Pascual, y su afán sistematizador, para dar una coherencia a su pensamiento y discurso. ¡Chapeau, felicidades y agradecimiento!

    Creo importante señalar, que el darwinismo clásico, está en vías de superación total, por la evolución emergentista, de una forma similar a como la relatividad de Einstein, superó, (que no eliminó), el modelo más puntual de Newton.

    Las fuerzas evolutivas, no son ya simplemente el movimiento aleatorio, (que en biología suponen las mutaciones genéticas aleatorias).

    Lo que denomina “evolución endosimbiótica”, (que Teilhard llamó principio de la Complejidad creciente), que domina como fuerza fundamental evolutiva del Universo, desde el minuto uno, supone un cierto despliegue de una especie de modelo que es al mismo tiempo determinista y aleatorio.

    Como ejemplo aclaratorio, supongamos que estamos en la base del Everest, e iniciamos un movimiento aleatorio, pero con la condición de que cada media hora, debemos estar a mayor altura que al inicio de la misma. Acabaremos inevitablemente en la cúspide, aunque el camino será indeterminable previamente.

    Por eso, a mi entender, el humano, es un paso evolutivo del despliegue del Universo, necesario, e implícitamente previsto, (dada las leyes físicas y diseño inicial de la materia).

    Ahora bien, todo depende de lo que consideremos estrictamente como humano. Esto vale para la esencia, no para los accidentes. La esencia del humano es su conciencia inteligente, el haber entrado ya en el mundo de la Inteligencia.

    Lo otro es accidental. Podríamos haber surgido de la evolución de los dinosaurios, y ser reptiles en vez de mamíferos. Y podríamos haber salido con seis orejas o cuatro piernas.

    Para un ser animal, pertenecientes al mundo de la Biología, sus características anatómicas, son lo que les define como especie. Para un ser inteligente perteneciente al mundo de la Inteligencia, lo que le define es sus capacidades mentales y psicológicas.

    El humano, es un ser híbrido, como los virus, a caballo entre lo inanimado y el reino de la Vida. Y de ahí lo confuso de nuestra situación. Tenemos una pierna a cada lado del río, y por eso estamos “espatarrados”, confusos, y en permanente controversia interna y externa.

    Pero las leyes del Universo, son incansables y siguen y seguirán actuando, independientemente de nuestra confusión. Los siguientes pasos evolutivos, irán en el sentido de menos cuerpo y más inteligencia.

    Yo sé que esto no les gustará a muchos, que le tienen mucho apego a la “animalidad” (en el buen sentido de la palabra).  Pero yo creo que nuestro destino evolutivo es mirar “hacia arriba”, más que mirar hacia abajo, tan contentos por lo bonito que tenemos el ombligo.

  • Pascual Pont

     
    La gran acogida que está teniendo la palabra epigenética por mostrar las modificaciones que experimenta el mensaje genético según sea la interacción del individuo con el entorno, confirma la naturaleza triuna del ser, formado por el individuo, su entorno y su mutua interacción. Tanto el individuo como el entorno son finitos espacial y temporalmente. Lo que es infinito es su interacción al superponerse las distintas ondas resultantes. Estas superposiciones crean resonancias que están en la base de la evolución endosimbiótica descrita por Lynn Margulis a partir de la transformación de las procariotas en eucariotas y que rápidamente está desplazando al darwinismo, que depende para su progreso de las mutaciones aleatorias de los genes.
     
    La relación de las resonancias simbióticas con la sinergia ha llevado a revisar todo el proceso existencial y a trazar una línea evolutiva que distingue dos fases cósmicas y cinco terráqueas. En la primera cósmica los cuantos de energía se unen hasta formar protones, neutrones y electrones. En la segunda éstos se unen para formar los 92 elementos que constituyen la tabla periódica. La física es la primera de las cinco fases terrestres y en ella se forma el planeta con lo materiales dispersados por la explosión de una estrella gigante. La segunda es la química que une átomos en razón de su valencia. Le sigue la biológica de gran complejidad, en la que cabe distinguir la formación de procariotas y eucariotas, y la unión de éstas formando individuos pluricelulares. La unión de éstos constituye la fase social, en la que varios individuos pluricelulares interactúan de forma solidaria.
     
    De esta fase parte el individuo humano para desarrollar la fase evolutiva cultural, en la que convergen diferentes vínculos. El primero de ellos es el trabajo, del que hay que destacar su sentido trascendente. El homo habilis no ejerce de picapedrero para satisfacer una necesidad directa e inmediata, sino para satisfacerla mejor en un futuro él u otros. El control del fuego le hace más poderoso frente a los otros animales, a la vez que convierte la madriguera en hogar y mejora su régimen alimenticio.
     
    La enorme trascendencia del habla reside al menos en tres aspectos: 1º) Los esfuerzos para emitir sonidos diferenciados a los que poder asignar significados precisos, hace descender la laringe por debajo de la faringe para dejar libre la lengua y operativas las cuerdas vocales. Esto presenta un grave peligro que no existía: que algo de comida de desvíe y produzca atragantamiento e incluso la muerte. El que a pesar de esto, la naturaleza considere que la capacidad de hablar es un gran progreso para la especie y para la evolución en general y por ello lo incorpora a la genética humana de forma que en todo individuo, a los pocos meses de nacer, se produzca ese descenso y ese riesgo, demuestra que la vida valora más el progreso evolutivo general que la seguridad individual.
     
    2º) Este cambio fisiológico no es suficiente para hablar. Necesita establecer una relación entre los diferentes sonidos que puede emitir y su significación. Esta relación se la proporciona el entorno. Para hablar primero hay que escuchar. Los sordomudos son mudos porque son sordos y el implante coclear al facilitar la escucha hace posible que se aprenda a hablar.
     
    3º El habla mejora extraordinariamente la comunicación de los sentimientos que emanan del cerebro cardíaco mediante ondas específicas en su doble vertiente, axial (enlaza con enorme rapidez la función instintivo/conservativa del llamado cerebro reptiliano, con la analítico/prospectiva del cerebro cortical o racional) y radial (trascienden al individuo al menos un par de metros, lo que hace que el diálogo personal directo tenga importantes efectos que no tienen los diálogos a distancia)
     
    La cuestión de la distancia tiene una significación fundamental en la naturaleza de la interacción con el entorno, pues si bien matemáticamente el “1/n” nos remite a un entorno universal no excluyente, en el que todo está en todo y “n” puede extenderse hasta el infinito, en las interacciones puntuales que se producen, tanto el entorno como el individuo adquieren valores concretos que hay que reconocer, sin que eso anule ni reduzca su naturaleza infinita. Esta relación entre finito e infinito en función de la proximidad de los interactivos, se plantea de forma específica en las siguientes interacciones: 1) En el diálogo personal. 2) En la relación sexual. 3) En la alimentación. 4) En la distinción entre cosas e individuos.
     
    1) En el diálogo directo personal, pues en él interviene el lenguaje no verbal, además de evidenciarse mejor la mayor o menor coherencia de lo que se dice con lo que se vive. Hasta hace relativamente pocos años, se podía identificar el pueblo de procedencia de un hablante, por el dejo de su habla, diferente al de otros pueblos, aunque usaran el mismo idioma, pero la comunidad de cada uno de ellos desarrollaba una resonancia común singular. Actualmente, el habla que difunden los modernos medios de comunicación incide en el habla local y tiende a restarle singularidad.
     
    2) En la relación sexual, pues en este caso la distancia física desaparece, pero no siempre va acompañado de un encuentro profundo emocional, que comprenda a la totalidad de las dos personas sin dejar de permanecer abiertos a todos los demás.
     
    3) En la alimentación. Se trata de una modalidad de simbiosis que parece poco ética, puesto que para que vivan unos hay que destruir a otros. Para valorarlo adecuadamente hay que conocer el proceso evolutivo y el orden en que se producen los sucesivos ámbitos, puesto que todos se generan sobre los individuos de los procesos anteriores. Aquí es donde más claramente se manifiesta el principio ya señalado en mi anterior comentario de que “El más es malo, si el menos es suficiente” tanto en lo que se refiere a la cantidad que se ingiere, como a la elaboración a que se le somete, como al orden que ocupan en la escala evolutiva, que debe llevar a comer más algas que carnes.
     
    4) En la distinción entre cosas e individuos. Para aclararlo podemos apoyarnos en los escarabajos peloteros que confeccionan pelotas de estiércol para transportarlas hasta donde tienen las larvas y que les sirvan de alimento. La pelota es una cosa, algo que no forma parte de las fases evolutivas enumeradas al principio de este escrito, sino que está generado por la actividad de unos individuos que sí son constituyentes de algunas de esas fases, como ocurre con las avispas que construyen los avisperos o el homo habilis que obtiene un cuchillo golpeando hábilmente una piedra con otra piedra.
     
    Esta distinción entre cosa e individuo afecta de forma muy especial al individuo humano, obligado a reconocer que cualquier cosa considerada está compuesta por individuos generados en las anteriores fases evolutivas. Esta obligación está motivada por: 1) la gran variedad de cosas que está fabricando, 2) el enorme poder alcanzada por algunas, 3) la capacidad humana de incidir directamente en el desarrollo de los individuos pre-humanos y 4) la posibilidad de establecer un nuevo y superior individuo que a todos comprenda.
     
    1) Entre la gran variedad de cosas que fabrica la humanidad podemos citar dos: el chip que se implanta a algunos perros y les confiere personalidad jurídica, y el costosísimo “destripador de hadrones” que ocupa el subsuelo del cantón de Ginebra, con el que se pretende encontrar la “partícula divina” que dé las claves de la estructuración de la materia, lo que difícilmente lograrán si, como parece ser, la naturaleza estructura la materia uniendo, no separando y destruyendo como se hace en Ginebra.
     
    2) Sobre el gran poder alcanzado por algunas de estas cosas bastará citar las bombas que destruyeron Hiroshima y Nagasaki y recordar que estas bombas eran muy débiles, en comparación con las últimas fabricadas.
     
    3) La humana y directa incidencia en el desarrollo de los individuos pre-humanos se inició hace unos diez mil años, cuando se descubrió la posibilidad de cultivar las plantas y domesticar a los animales, facilitándoles los recursos que precisaban y protegiéndoles de los peligros y amenazas, lo que recompensaron facilitando extraordinariamente la alimentación humana, lo que se tradujo en incremento de población, de tiempo disponible, de recursos de todo tipo y de proyectos y sueños de progreso.
     
    4) El punto anterior abrió la posibilidad de establecer un nuevo y superior individuo que a todos comprenda. El marxista Vernadski y el católico Teilhard coincidieron en soñar un futuro solidario al que llamaron Noosfera. Yo prefiero designarlo como “Homgaya” pues reúne el desarrollo natural de la Tierra que ha conducido a lo humano y la acción humana que debe continuar la evolución endosimbiótica.
     
    Todo esto me conduce a la necesidad de intervenir en la “explicación de base científica” que Alberto Revuelta solicita a Oscar Varela sobre su afirmación de que “la vida del humano no estaba prevista en la naturaleza”. No sé lo que le habrá parecido a Alberto la respuesta de Oscar, pues a mi parecer exige, en primer lugar, una aclaración de lo que se entiende por “prevista”. Si alguna vez llega a realizarse esa unión de todo lo humano con lo desarrollado por la naturaleza en la Tierra, formando una efectiva y superior individualidad, lo más probable es que no presente las características que hemos imaginado, con claras diferencias, Vernadski, Teilhard y yo, sino la resultante de la propia dinámica de su simbiosis, algo previsible conociendo la dinámica evolutiva de la naturaleza, que no parece corresponderse con el “milieu darwiniano”. Lo mismo puede decirse de “la vida del humano”. ¿Hasta qué punto podía preverse que de los tres brotes que salieron de una de las ramas de los homínidos (bonobo, chimpancé y homo), los dos primeros permanecieran sin evolucionar durante los dos o tres millones de años transcurridos, mientras el tercero, si lo hizo, lentamente al principio, más rápidamente hace unos diez mil años, y con grandes avances y retrocesos desde hace unos 4.500 años? Lo que si parece claro es que no es una “extrañeza” en la naturaleza, sino el resultado de una serie de factores, como el que, de todos los homínidos, era el que más tenía que ingeniárselas para sobrevivir, pues no era capaz de trepar, ni tenía músculos, ni colmillos, ni garras, para competir con un entorno hostil.
     
    En cualquier caso, el que mi pensamiento difiera notablemente del de Oscar Varela, es consecuencia de la subjetividad individual, lo que no significa que nos podamos encerrar en nuestras respectivas verdades, puesto que debemos buscar el máximo consenso, sabiendo diferenciar entre la Verdad de Jesús que hay que reconocer en cada uno de nosotros, y la Verdad de Machado a cuya búsqueda debemos contribuir todos, incluyendo en ese todos, no sólo al amplio abanico de colaboradores de Atrio, sino a todos los que se crucen en nuestro camino, incluyendo en las actuales circunstancias a quienes vierten sus opiniones en los diferentes canales de Internet.
     
    El inmenso volumen de opiniones, que internacionalmente viene reconocido como Big Data, hace que esta tarea sobrepase al equipo que se pueda formar con los individuos más capaces y tenga que descansar en un sistema especialmente diseñado para esta función, como puede ser una Inteligencia Artificial capaz de aprovechar la experiencia de las diferentes Inteligencias Artificiales actualmente desarrolladas para generar una que lleve a su plenitud la Verdad de Machado, objetivo sobre el que ya están trabajando muchos informáticos. El hecho de que tengan que ser los informáticos y no los filósofos los que propicien este encuentro nos indica claramente la diferencia con otros esfuerzos que se vienen realizando y que están en la línea de lo que Jürgen Moltmann planteaba y que motivó el trabajo de Carlos F. Barberá sobre la Verdad publicado en Atrio el 22 de abril de 2018.
     
    Como avance de las diferencias entre esas dos búsquedas, podemos recurrir a lo que ha cambiado la corrección de galeradas. Hace 60 años las galeradas eran la primera impresión que se hacía de las páginas de un periódico y que el corrector de galeradas tenía que leer detenidamente para señalar las faltas de ortografía, de tipografía o de cualquier otra clase, que exigiera corregirse antes de pasar a las rotativas. Ahora este trabajo ha sido extraordinariamente facilitado, por los programas informáticos de tratamiento de texto, que señalan e incluso corrigen las faltas de ortografía y de mecanografía e incluso de redacción como son la repetición de palabras e incluso de frases o las contradicciones evidentes, como decir una cosa y justamente la contraria.
     
    La Inteligencia Artificial está haciendo grandes progresos en los intentos por igualar e incluso superar a la inteligencia del individuo humano en tareas concretas, como por ejemplo, en la conducción de vehículos. Pero no es esa la inteligencia que más precisa la humanidad, sino una inteligencia que ayude a todos los individuos a entenderse y colaborar, una inteligencia que pueda ejercer como inteligencia colectiva, comunitaria.
     
    A este fin parece dirigirse la iniciativa del Gobierno Español que en julio de 2017 lanzó una consulta pública para elaborar una “Estrategia Digital para una España inteligente” con la que crear “un espacio de diálogo permanente con el número más amplio de representantes de la sociedad para que la transformación digital sea eficaz, productiva, inclusiva y solidaria”. Todos los países más avanzados están trabajando en esa dirección, especialmente Rusia y China convencidas de que será clave para lograr la hegemonía mundial. Lo ideal sería que informáticos de todo el mundo y representantes de las diferentes corrientes ideológicas se unieran para elaborar una Inteligencia Artificial al alcance de todos los pueblos y clases sociales, que facilitara el diálogo mundial, mediara en cualquier conflicto, mostrara las injusticias y evitara el recurso a la acción militar, hasta convertirse en la inteligencia de Homgaya, la inteligencia de un individuo superior que interactuara como tal con su entorno, el Sistema Solar.
     
    Como ocurre con los programas de tratamientos de texto, que la última palabra para aceptar o no las correcciones digitales, la tiene el escritor, tampoco la Inteligencia Artificial debe anular la inteligencia individual humana, que debe ser la que interprete, acepte o rechace, las conclusiones que muestre la máquina.
     

     

    • He leído atentamente lo que ha escrito.
      No he tenido gran dificultad en entender, si estuviese escrito en una lengua que desconozco, como por ejemplo latín, seguramente me hubiese quedado sin aprender algunas cosas de las que dice,sin duda interesantes.
      Pero permítame que discrepe con la idea que usted tiene acerca de lo que quiere decir D.Antonio Machado cuando se refería a la Verdad.
      Era algo mucho más sencillo. Al menos así lo interpreta mi sencilla cabeza que no sabe latín, pero sí sabe leer un texto,lo que dice, lo que no dice,lo que quiere decir cuando algo dice y lo que quiere decir cuando algo calla.
      Un respetuoso saludo

  • Pascual Pont

     
    La llamada de Antonio interesándose por mi posible respuesta a su pregunta sobre el significado de la última frase de mi trabajo “La Verdad en Jesús y en Machado” venía motivada por las dudas de Oscar Varela sobre si habría respuesta ya que habían pasado tres días sin que se produjera. Tres días no son nada si se compara con los 39 que me costó el comentario que hice al trabajo de Barberá y que tuve que convertir en artículo para que no tuvieran que buscarlo en el segundo cajón donde Atrio guarda los trabajos que superan la actualidad.
     
    Como dice Antonio, la razón de mi retraso es la problemática familiar. Mi mujer sufre una terrible depresión desde que hace dos años murió de cáncer uno de nuestros hijos, agravada porque el día 6 de junio, han operado a nuestra hija de una metástasis de un cáncer del que fue operada hace año y medio. Y lo primero es atenderlas y buscar cómo ayudarlas, porque ellas SON la Verdad de Jesús. Como lo ES el hijo fallecido. Como lo SON todos los individuos de cualquier ámbito evolutivo, porque cada uno de ello ES, EN SI MISMO, el sentido del universo. Por eso TODOS pueden ser representados por un mismo símbolo matemático, y parece que el más adecuado es la unidad imaginaria “i”.
     
    La muerte de mi hijo alteró mi consideración de la Verdad de Machado y, en concreto, me hizo centrar la búsqueda del sentido de la existencia en los mecanismos que generan su realidad, pues el cáncer, causante de su muerte hacía preguntarme por qué las células eucariotas que habían mostrado sobradamente su capacidad creativa en la inmensa diversidad de individuos pluricelulares, se volvían destructivas, y en lugar de especializarse según las necesidades del individuo que conformaban, se repetían a sí mismas en un individualismo absurdo.
     
    Los organismos oficiales lo atribuyen a la genética y en concreto a una mutación aleatoria que produce oncogenes, que son los que hacen crecer las células cancerosas, mutación que puede ser heredada o resultar de la exposición a sustancias del ambiente. Con el fin de poder determinar con mayor precisión la causa de la mutación, los investigadores están prestando una especial atención a los gemelos univitelinos que heredan exactamente la misma genética, por lo que si uno de ellos sufre cáncer y el otro no, es evidente que la causa procede del entorno, por lo que distinguen entre los gemelos univitelinos que crecen en diferentes entornos y los que comparten el mismo durante los años evolutivos, pues en estos se reducen las diferencias, que consideran ya definidas si uno de ellos fuma y el otro no.
     
    Pero hay casos, como el de mis hijos en que los dos compartían las mismas costumbres, virtudes y vicios y entonces hay que buscar por otros caminos. Y en esa búsqueda he llegado a la conclusión de que la diferencia entre ellos se produjo en el momento de nacer. En 1965 no habían ecografías. Cuando mi mujer quedó embarazada pronto notó que su embarazo era muy diferente al primero, del que nació nuestra hija. A medida que avanzó el embarazo las diferencias eran mayores y aunque a los ginecólogos informó con detalle de lo que percibía, ninguno fue capaz de detectar que llevaba gemelos. Incluso hubo uno que al decirle que notaba movimientos simultáneos en partes opuestas del vientre, le espetó: “Será boxeador y futbolista”.
     
    Al momento de parir apareció dramática la realidad. Mi mujer recordaba que cuando nació la hija se quedó en la gloria, pero ahora, después de nacer Santiago seguía teniendo los mismos dolores. Se asustó porque no sabía a qué se debía y gritó de dolor y miedo, mientras las dos comadronas que se disponían a coser el desgarro producido, le afeaban su falta de valor. A los gritos acudió un ginecólogo que al observarla le dijo. “Tranquila, que viene otro”. Y a las comadronas, “preparen el oxígeno”. No hizo falta el oxigeno. El grito que lanzó al sacar la cabeza era señal de su potente naturaleza, pero también de la tensión sufrida cuando dificultaban su salida.
     
    En 1923 Rank publicó “El trauma del nacimiento” en el que planteaba los posibles efectos en el inconsciente, lo que le valió la expulsión de los círculos freudianos, al igual que pasó con Jung, Reich y Tausk, aunque sus disidencias fueran diferentes. La ciencia oficial no reconocía el influjo traumático del parto, por la razón de que no existía memoria de este acontecimiento debido a la inmadurez del sistema nervioso del neonato. Es lamentable la estrecha visión de muchos especialistas en un mundo global en el que todo está en todo. La memoria del neonato comprende los 13.500 millones de años que dicen que tiene nuestro Universo, pues en cuanto individuo es resultado de la sucesión de simbiosis que se han producido, memoria que contribuye a conformar el instinto en el cerebro reptiliano, responsable de las funciones de supervivencia y reproducción.
     
    La esencia del nacimiento reside en un cambio de entorno, al tener que pasar de un entorno acuoso, cálido y previsible a un entorno aéreo, imprevisible, no siempre cálido y a veces incluso hostil, y tener que realizar ese tránsito arrastrando el cordón umbilical por un conducto que a veces se estrecha. En el caso de los gemelos y mellizos, el segundo en salir parece gozar de ventaja al tener abierto el camino por el primero. En el caso de Juan, se convirtió en desventaja, pues quiso seguir a su hermano, pero no pudo, porque no se le esperaba. Obstaculizar el proceso natural es indudable que afecta de alguna forma a la constitución profunda del individuo y a singularizar a los que son designados como gemelos idénticos.
     
    Esta singularización perjudicó a Juan, y es cuanto menos curioso, que quien podía estar resentido con el entorno, por ser éste el causante de la agravación de su trauma de nacimiento, no haya desarrollado un resentimiento contra el entorno, sino que, por el contrario, haya destacado por su empeño en mejorarlo a través de una intensa actividad en el campo de la agricultura ecológica. Como prueba de esa actividad bastará citar la necrológica que insertó la revista de la SEAE Sociedad Española de Agricultura Ecológica, que bajo el título JUAN PONT ANDRES, ECOLÓGICO DE CORAZON, empezaba así. “Los que hemos tenido la suerte de estar al lado de Juan Pont, pudimos comprobar la enorme valía de sus principios, pero sobre todo, de su corazón” para terminar con estas palabras “Juntos aprendimos a amar lo auténtico y que incluso lo más pequeño es hermoso, que todos estamos relacionados, y que esa relación ha de ser como Juan, sincera y respetuosa. “No te’n vas perquè, per tot el que has fet, sempre estaràs amb nosaltres… “ Descanse en paz”.
     
    La nueva ciencia de la epigenética se dedica a estudiar estos efectos, es decir, el resultado final de la interacción entre individuo y entorno. El que este registro se produzca en el campo inconsciente impide conocer con detalle los cambios que se van produciendo en el genoma y que van configurando el fenotipo singular de cada individuo. Pero el entorno, como realidad total es común para todos pues no tiene barreras y por eso podemos ver hasta las estrellas más lejanas y estudiar desde las primeras fases de la evolución hasta las distintas posibilidades de su evolución futura, utilizando para ello nuestro cerebro cortical y sus funciones analíticas y prospectivas. Esa totalidad convierte al entorno en una unidad, que puede ser representada por el uno “1” matemáticamente generador de todos los números, pero existencialmente, al ser compartido por todos los individuos de todos los ámbitos evolutivo, su interacción es puntual y debe expresarse como 1/n, aunque como esa interacción tiene lugar con un individuo concreto la expresión completa debe ser ( i + 1/n ) elevado todo ello a la potencia de “n”, caracterizándose ambas “n” por tender al infinito. Aplicando a esta función el cálculo integral nos conduce a cuatro valores complejos que se reparten el recorrido del círculo de tal forma que a cada unidad que avanza “n” en su camino hacia el infinito, se produce un cambio de cuadrante, una pulsión que los ginecólogos no supieron escuchar en Juan y que define la naturaleza vinculante, no sólo del cerebro límbico de los humanos, sino de todos los individuos que cubren la dinámica evolutiva. Una pulsión que, como cuadrante del círculo, puede representarse por el número real 1,5708 y ser designado por la letra griega tau “τ” pues su forma aparenta ser la mitad de pi “π”,
     
    No sé si esto habrá clarificado lo que planteaba Antonio de que “eso del uno y medio (1,5) como clave existencial no lo he entendido”, lo que es totalmente comprensible, dada la extrema simplificación con que lo expuse, debido a que tan sólo pretendía señalar que si las dos Verdades, la de Jesús y la de Machado, se unen en una sola Fe, ésta es personal porque compromete a la totalidad del individuo, descansa en la capacidad vinculante del cerebro del corazón y constituye la Verdad de Jesús, pero tiene distintas formas colectivas de expresarse, como claramente muestra la gran variedad de teologías y filosofías existentes, que necesitan encontrarse y elaborar la Verdad de Machado, una mínima respuesta común a la grave problemática humana, para lo cual necesitan de un lenguaje simbólico sencillo y universal, función que podría cumplir el lenguaje matemático si relativiza su pretensión de ciencia exacta y abandona viejos mitos que no conducen a ninguna parte, como es el caso del número pi.
     
    En mi artículo ya señalaba la referencia bíblica a la que le bastaba el número 3, pues partía de una vasija ceñida por un cordón de 30 codos, mientras que de un lado a otro medía diez codos. En Enero de 2010 toda la prensa mundial informaba de que Fabrice Bellard había calculado el valor de pi en 2,7 billones de dígitos. El periódico “Público” del día 8 de ese mes, al informar de este logro, reproducía de forma singular el primer centenar de estos dígitos, equivocándose en el quinto decimal, con lo que quedaba inservible el multimillonario resto. A las calculadoras les basta con mostrar nueve dígitos 3,141592654, aunque el uso habitual es 3,1416, sin que tenga importancia la pérdida de exactitud, pérdida que arrastra en el frecuente uso de y π/2, y sus respectivos valores de 6,2832 y 1,5708. Pero el esoterismo que rodea al número pi, ha impedido percibir que la raíz de sus múltiples y maravillosas aplicaciones se deben a que su mitad, el número tau, viene originado por la dinámica de la unidad compleja “i+1”, tal como se ha expuesto anteriormente.
     
    Esto lo traté con bastante extensión hace cuatro años en mi artículo “El hilo conductor: la dinámica triuna”, enriquecido con variados, extensos y abundantes comentarios, así como en mi libro “Los símbolos complejos” editado por la Universidad Politécnica de Valencia en 2001. De este libro quisiera destacar la imagen de la portada, realizada por mi yerno Jesús Zaldívar, para destacar la condición simbólica del lenguaje matemático y la intervención de la subjetividad individual cuando es aplicado a la realidad viva y evolutiva de la existencia. Si en mi escrito del 1 de junio, resumí toda mi formulación matemática en el 1,5, mi yerno, que realizó esta imagen por su cuenta y con total libertad, después de leer el original del libro, destacó la letra tau, mientras que yo ahora quisiera quedarme con el 1/n, que tiende a cero cuando “n” tiende al infinito. Esto mereció unas duras críticas del obispo Berkeley cuando Newton y Leibniz crearon el cálculo infinitesimal. Su crítica se centró en “la inconsistencia lógica que supone trabajar con incrementos pequeños que, para empezar, se suponen distintos de cero con objeto de poder dividir por ellos, y que finalmente se los considera como iguales a cero para poder librarse de ellos”.
     
    Lo que quiere decir “tender a cero” en el cálculo infinitesimal, no es tender a nada, sino tender a un mínimo estable con el que poder operar, siguiendo el principio de que “lo más es malo, si lo menos es suficiente”, lo que es fundamental para que todos los individuos, desde los más primitivos a los más evolucionados, puedan disponer de la energía necesaria para su pleno desarrollo, teniendo en cuenta que la energía existente es limitada, tanto en la Tierra como en el Sol y como en el Universo, pues como consensan todos los físicos, “La energía ni se crea ni se destruye. Se transforma”.
     
    Esto debería llevar a la humanidad a revisar las transformaciones que realiza, a cambiar radicalmente la política económica consumista que actualmente predomina, que hace que mientras unos derrochan hasta el absurdo, otros no dispongan ni de los mínimos recursos para subsistir, así como la dinámica de poder destructivo que lleva a bombardear ciudades, ametrallar compañeros de clase y a interpretar interesadamente una determinada expresión matemática, como es el caso de la equivalencia matemática entre (m = e / c^2) y (e = m · c^2).
     
    La primera (m = e / c^2) nos sitúa ante lo dicho respecto a la unidad dividida por un “n” que tiende al infinito, dado el alto valor que alcanza el cuadrado de la velocidad de la luz, lo que indica la enorme cantidad de energía que se precisa para lograr una determinada cantidad de masa, como cuando se produce la simbiosis de dos protones, generando un átomo de helio, proceso que intentan reproducir los físicos de altas energías en los reactores de fusión, para así aprovechar la energía que libera la sinergia. Esto obliga a preguntarse como lo hace la naturaleza para reunir nada menos que 92 protones en el corazón de las estrellas, formando un átomo de uranio y por qué cuando éste entra a formar parte de la Tierra no soporta tanto poder y se va desintegrando generando el gas argón, que puede resultar cancerígeno si se concentra en un espacio cerrado.
     
    La segundo expresión (e = m · c^2) nos indica la inmensa cantidad de energía contenida en la materia y sirvió a los humanos para destruir Hiroshima y Nagasaki y almacenar cantidad de energía suficiente para destruir toda la Tierra. Comparado con esta capacidad destructiva, otros usos de este poder parecen inofensivos, como son las distintas pruebas realizadas, e incluso son calificados de pacíficos cuando se trata de las centrales nucleares, aunque consiste también en la destrucción de lo que se construyó en el corazón de las estrellas.
     
    Durante los últimos 4.500 años de trayectoria humana el poder viene sofocando el saber, pero el conflicto se planteaba en un ámbito relativamente local y el ser (individuo, entorno y mutua interacción) lo ha ido sorteando y logrando progresar. Pero desde hace unos 70 años el poder está interviniendo en ámbitos que preceden y sobrepasan el ámbito terrestre y del que se ignora totalmente la naturaleza de su interacción, y aunque el uranio y el argón ya nos advirtieron de que su interacción en las estrellas era diferente al que mantenían en los planetas, su advertencia ha sido ignorada por completo, con el resultado de que toda la Tierra se ha cubierto de una capa de plutonio radioactivo que amenaza de cáncer, no sólo a toda la humanidad, sino a todos los individuos biológicos y en mayor medida a quienes están débiles de defensas, a quienes su sistema inmunológico está dañado, bien por la herencia recibida o bien por traumas sobrevenidos.
     
    Superar esta situación exige cambios radicales. La humanidad dispone de medios para realizarlos, pero necesita que todos se sientan afectados y colaboren en su aplicación. Estoy trabajando sobre esta cuestión, que me va a permitir también responder a unos comentarios que acompañan a mi artículo del 1 de junio. Como desarrollarlo me llevará un tiempo y como creo que con lo dicho respondo al interés de Duato y Varela, está iniciándose como un trabajo separado.
     

    • Un abrazo
      Gracias.

      Superinteresante

    • Asun Poudereux

      La ciencia tiene mucho que decirnos, si la “dejamos hablar”. Cosa en entredicho según he entendido a Pascual.
      Muchísimas gracias. Un gran abrazo.

  • Antonio Duato

    También me extrañaba que no contestase Pascual.

    He hablado con él y me dice que lo está haciendo y con claridad unida a profundidad. Pero no ha podido acabar de redactarlo por problemas familiares que no le permiten concentrarse en ello plenamente.

    Me dice que piensa recordar cosas que ya dijo en otro hilo: El hilo conductor = La dinámica triuna. Veremos…

    • oscar varela

      Gracias Antonio!
      Dices que Pascual
      “lo está haciendo y con claridad unida a profundidad”
      ¡Ok!
      No sé si Pascual ha usado esas dos adjetivaciones:
      “claridad” y “profundidad”.
      Me pregunto_ ¿claro y profundo para quién?
      Para “la gente menuda” pareciera que no.
      Para una entre miles de especialidades, es posible que sí.
      “claridad” y “profundidad” solo para “los que están en el ajo de la especialidad”.
      La Ciencia con sus postulados ha avanzado muchísimo:
      Su “gracia” está en alejarse cada vez más del “sentido común”;
      En eso mismo consiste su “des-gracia”
      (no ser ni clara ni profunda para la Gente)

  • oscar varela

    Hola!
    Hace ya tres días que a Pascual
    (que según A.D. Escribe desde y para ATRIO-)
    el mismo A.D. le preguntó:
    –          Empiezo preguntando, tras leerlo todo con atención.
    –          – ¿Qué significa la última frase?:
    –          – quizás el mejor camino para descubrir la dinámica existencial, sea acudir a su cuarta parte, al 1,5, pues esto nos da los puntos que definen una onda, al tiempo que surge de la relación del individuo con su entorno compartido hasta el infinito, cuando el individuo se representa por “i” y el entorno por “1”.-
    ¿Responderá?

  • M.Luisa

    De entrada   agradecerle  a D. Pascual el esfuerzo a la reflexión al que nos ha llevado su escrito. En ella estaba cuando  tras una pertinente relectura  me he quedado  un poco dudosa   en un punto que me parece fundamental.

    Será cierto,  me he preguntado, eso de que la Verdad de Jesús se asienta en el plano de lo emocional  a diferencia del plano  racional  en el que se asienta, leo,  la verdad  de Machado? Si una y otra, como dice el escrito,  son verdades trascendentales y en ello coincido yo también, presiento que  ambos planos entonces  presentarán inconvenientes para que se dé en ellos  la trascendencia. Uno por defecto y otro por exceso

    La emotividad es sólo un momento de la sensibilidad humana en su unitaria estructura. Y no haber sabido diferenciar ambos niveles   ha sido el grave error que ha persistido a lo largo de la historia de la filosofía . Hasta el punto que   Leibnitz  como buen matemático pensó  que para llegar a esas verdades necesarias había  que prescindir de la sensibilidad    pues ésta  no puede hacer otra cosa  que confundirnos.

    Leibniz es la versión más exagerada o extrema de la teoría de la sustancia, buen ejemplo de lo que el racionalismo antiguo de la filosofía  entendió  por realidad.

    Ahora bien, aquí está mi duda ¿había sólo emotividad en Jesús? Y  racionalidad a secas en Machado?

    Creo que no

    Verdad, entonces, tanto en el plano emocional  como en el otro extremo, el racional, sería  meramente  objetividad. Verdad objetiva.  Se trataría  de la verdad  en el sentido que nos dan las cosas cuando las enjuiciamos o las afirmamos conceptualmente   y esto es justo lo que Leibnitz llamó principio de razón suficiente, el colmo de haber inscrito el problema de la realidad dentro de la razón, cuando la cuestión ha de considerarse a la inversa, pues   es lo real de las cosas  lo que trasciende y da verdad.

    Este punto de vista  es justo el que   en otro lugar expresé diciendo que la realidad humana de Jesús, es decir su humanidad trascendida al mundo   se le desvelaba al tiempo que ejercía su actividad  de mutuo respecto con   la realidad de las cosas, no de manera objetiva sino plena. Algo que nosotr@s mismos podemos experimentar.

     

  • Perdón, es un momento solo

    Una frase de Antonio Machado que leí hace muchos años: oscuro para que me atiendan y claro, muy claro para que me entiendan.

    Un saludo cordial.

  • Un tema mas que interesante. Podemos hablar de la verdad en términos de conceptos, de conocimiento,  de ideología, de creencia etc. Relacionado a esos referentes de la verdad, cada uno puede tener la suya. Por otro lado, si la verdad era vida, nunca fijada o parada en un bloqueo de hielo o de cimento,  nuestra manera de verla como una realidad viva, llevando con ella la harmonía y paz en cada ser humano y entre  todos. El enemigo mas grande de la Verdad es la Mentira, fuente de contradicciones, de divisiones, de pelea y guerra. Jesús dijo: soy el Camino, la Verdad y la Vida. El todo empieza con el vivir con la Verdad en si mismo. Todo lo que conduce a la harmonía  es obra de la verdad y trae paz. 
     
    A base de esta manera de entender la verdad y la vida, no considero como prioritarias las distintas instituciones religiosas sino, la verdad que les da vida y harmonía.
     
    Un saludo a mi tocayo con el cual comparto su idea de la verdad que unifica al ser humano, llevando alegría y paz. 
     

  • Saben que? D. Antonio Machado fue profesor de secundaria, antes bachillerato.

    Han visto su aula ? Yo sí. Hace ya muchos años. Una doble fila de aproximadamente media docena de pupitres dobles. En un pueblecito de Granada.

    Y saben? También vi la tumba de su mujer, casi una adolescente. Una lápida sencilla, en el suelo.

    Subí a la laguna negra. Quería ver la tierra del que no descansaba en la tierra, aunque la había labrado.

    Me emocioné al ver el Moncayo Azul y blanco.

    No puedo aportar nada a Atrio, salvo mis vivencias personales y lo que siento y pienso.

    Posiblemente no es suficiente, pero les aseguro que a Antonio Machado lo entiendo perfectamente, creo.

    Sencillamente dijo que hay que buscar la verdad. Buscarla. Ven conmigo a buscarla, dijo.

    Eso es lo que creía que se buscaba en Atrio. Cada uno , una, de nosotros, de nosotras, aportando lo.que podamos.

    Pero a lo mejor…

    Mucha suerte a todos.

     

    • Isidoro García

      Amiga Carmen: Has tenido suerte. Pero yo la he tenido más. Yo durante seis años, me senté en los mismos bancos, (creo, porque estaban muy desgastados y viejos), en las aulas del Instituto de Segovia, en el que Machado fué profesor de Francés.Fueron los últimos años de ese Instituto, pues justo en 1963, cuando yo me fuí, inauguraron el nuevo. Un cordial saludo.

  • oscar varela

    Hola!
    1- El Cumpa Isidoro, antes de la linda expresión “entrar en harina”,
    nos sitúa en un contexto de lo que sería ATRIO.
    2- Nos dice:
    – “pienso que Atrio debe aspirar a ser un foro de pensamiento”-
    * De acuerdo!
    * Tal vez prefiera yo la expresión “de comprensión”,
    porque parte y no deja fuera la vida concreta del “pensante”.
    3- Me recuerda al Spot de mi Programa radial “Taller de Ciudadanía”:
    – “Traemos al Taller
    Algunas piezas
    De la Mecánica ciudadana
    Y le hacemos un chequeo”-

  • oscar varela

    Hola!

    1- El Cumpa Pascual ya nos tenía anoticiado de interesantes “trilogías” destiladas de la Ciencias “Naturales” hasta las máximas Ab-stractas (una especie de tracción a la rastra por Caminos “lógico-mentales” en asfaltos aceitados).

    2- No sé si Pascual (Isidoro hasta ahora no) sea capaz de comprender que:

    La vida del humano

    no estaba pre-vista

    en la Naturaleza;

    le ha resultado una “extrañeza“-

    3- Por mi parte considero que:

    – “La VERDAD es la COINCIDENCIA DEL HUMANO CONSIGO MISMO“-

    4- Por lo tanto:

    a) “La verdad en Jesús y en Machado”

    esta consistiendo “en Jesús y en Machado”

    5- Todo lo demás:

    son “ex-plicaciones” intencionales

    de este “com-plicado” que es la vida de cada cual.

    • Alberto Revuelta

      Desearía un ex-plicacion de base cientifica de la afirmación in toto de que la vida del humano no estaba prevista en la naturaleza. No se que quiere decir. Y si me dejo llevar por lo que entiendo que significa, me parece una afirmación gratuita ya que nadie, creo, sabe lo que Deus sirve natura preveían, prevén y preverán.

      Pascual, hermano, he leído tres veces el trabajo, con el mismo afán con el que leía el Boletín de Aprendices de la JOC hace sesenta años cuando no tenía ningún idea de que tú y yo, por lo menos, teníamos cerebro limbico. Un abrazo y otro a Rosa.

      • oscar varela

        Hola Revuelta!
        Dices:
        – “Desearía un ex-plicación
        de base científica
        de la afirmación in toto
        de que la vida del humano
        no estaba prevista en la naturaleza”-
        ……………………….
        Ok! Gracias por pedir:
        1- Lo que la Ciencia entiende hoy por “Naturaleza” son
        “El Conjunto de Leyes des-cubiertas
        que explican la manifestación de las Cosas”.
        2- Las Cosas se manifiestan en su actividad con el Medio (milieu darwiniano).
        3- Son al actuar en ese Medio “natural”.
        4- (también la “quántica” es “natural”; es un “medio mundano”.
        5- Las Cosas son homogéneas al Mundo, que es donde “son, existen y viven”.
        ………………..
        Lo “EXTRAÑO” a ese “mundo-natural” atado a “Leyes”
        acontece cuando nos encontramos con Algo
        que no solo “es, existe y vive” en ese “mundo-natural”
        sino que además y principalmente tiene “otro mundo”;
        un “mundo interior” efervescente, imaginario-lírico,
        desde el cual trata de modi-ficar aquel “mundo exterior”
        (asunto, entonces, ingenieril),
        que le resulta molesto a su pujante-pretencioso “mundo interior”.
        Nos percatamos que nos solo “Algo” sino ante-todo un “Alguien”.
        ………………….
        Es por eso que la vida humana es un “estar en el mundo”:
        a) sintiéndolo como un “mal-estar”; y
        b) al mismo tiempo, pretendiendo un “bien-estar” (ser feliz)
        ………………….
        Vuelve a aparecer aquí lo dicho para la VERDAD:
        La FELICIDAD es la “coincidencia con uno mismo”
        “Llegar a ser el que uno tiene que ser”.

  • Isidoro García

    Llevas razón Oscar. Nada más empezar a leer el artículo del amigo Pascual, se me ha encendido la luz del interés, que desgraciadamente no siempre es fácil que se encienda.

     

    Primero, un apunte de “meta-atrierismo” al pairo de una referencia del amigo Carlos Barberá, (injustamente zaherido últimamente –No hagas caso Carlos, le das vida a Atrio), en el que quizás premonitoriamente, señala la referencia de Moltmann a “las tertulias y los intercambios en los que no se busca la verdad sino únicamente el hecho de comunicarse”.

    Apuntaba, muy lúcidamente,  hace días, la simpática y amiga Carmen, que no sabía bien, si Atrio era un foro, o qué cosa era en realidad. Yo no se lo que en realidad preferirían que fuera Atrio los lectores, (esos lectores anónimos para los que siempre se escribe), pero pienso que Atrio debe aspirar a ser un foro de pensamiento, y no una red social, al estilo de un grupo de Whatsapp, o diario exhibicionista de cuchipandi de amiguetes, (aunque esto último tenga su morbo “salvameril”).

    Un sitio, donde como dice el alma de Atrio, Antonio, se aprenda cada día una cosa nueva, para luchar contra la acción de la imparable entropía neuronal e intelectual, que nos ataca inmisericordemente, como el gusano o la carcoma.

    Carcoma infatigable que solo se contrarresta con conocimientos verdaderamente nuevos, con sabiduría nueva. Pero eso es difícil si ya no tenemos ese ansia de saber, y nos conformamos con que nos confirmen nuestras actuales creencias.

     

    Entrando en harina, yo creo que las verdades de Jesús y de Machado, solo se diferencian, en que Jesús, (o el Buda o Sócrates…), tenían la verdad del que sabe. Y Machado, tiene la verdad del que busca, y aún no ha llegado, pero al menos ya sabe que está en búsqueda, y no se encastilla en la primera verdad que le viene a la cabeza.

    (Aunque no se si al final de su vida, Machado habrá llegado más o menos cerca de la Verdad: dicen que al final de la vida, quizás porque en esa época, el “yo consciente”, se debilita y reprimimos menos nuestro subconsciente, y nos llega más fácilmente la “iluminación” de nuestro interior).

    Para mí, la verdad de Jesús, no es emocional, en contraposición a una hipotética razón racional de Machado. No quiero entrar en la manida trampa dialéctica del dualismo, no-dualismo, pero la Verdad es el conocimiento exacto de la Realidad, conocimiento que a su vez es la superposición de todas las perspectivas posibles de esa Realidad.

    De mis lejanos estudios de dibujo técnico, aprendí, que el plano de una máquina, objeto o edificio, se establece con un conjunto coordinado de planos: planta superior, (visto desde arriba), plano inferior, (visto desde abajo), alzado de izquierda, alzado de derecha, y múltiples alzados más, desde diversas direcciones, si son necesarios y significativos).

    El conocimiento de la realidad, supone el tener todos esos planos parciales en la cabeza, y hacer un fundido tridimensional. Los pocos sabios que en el mundo han sido, (y Jesús, independientemente de su hipotético estatus cósmico), al igual que el Buda Sakiamuny, o Sócrates y Platón, tenían en su cabeza esa síntesis multidimensional de los diversos planos-perspectiva.

    Por eso Machado, se expresó mal, para obtener una rima consonante. No debía haber dicho: (tu verdad) guárdatela, sino tu verdad, si es fiel reflejo de tu perspectiva, (que no todas lo son, pues el error y el delirio campan en nuestra mente), la incorporaremos al conjunto de planos-perspectivas, junto con la mía, para así obtener una síntesis global de la Verdad.

     

    Por otra parte, basar la religión de Jesús, o todas las religiones, en la sentimentalidad, es un reduccionismo, que es útil a nivel pastoral, pero no a nivel intelectual.

    Sirve y muy bien, a la religión-consuelo popular, alivio de sufrimientos, y angustias ante la enfermedad y la inevitable muerte. Para ello se ha vendido, y muy bien,  el placebo de la “salvación” personal, (lo que a su vez exige la existencia de un infierno o no-salvación).

    Pero el mensaje de Jesús, su “Evangelio” = su Buena noticia, es la noticia de una realidad: que nuestra existencia tiene un sentido dentro de la dinámica del Universo, y que además él asegura, que todo acabará bien, = ese quizás es el verdadero sentido de la “Redención”, (a pesar de los negros nubarrones que se ciernen en todos los momentos de la historia).

    Jesús denomina ese proceso evolutivo histórico en el que estamos insertos, como la construcción del Reino de Dios, pero no dio muchos detalles de cómo construirlo. Lo del bonhomismo, y la caridad cristiana, (que sin duda es uno de los mimbres de esa construcción), es lo único que les podía decir a unos señores del siglo I.

    No les iba a hablar de evolucionismo emergente, o de psicología profunda, o de la complejidad. Eso nos lo dice a nosotros en el siglo XXI.

    Por eso, lo del amigo Carlos de que “hay que ir a buscar la Verdad pero por los caminos en los que se encuentra el sufrimiento y el dolor”, es solo un indicio de acercamiento a la verdad.

    Es una señal indicadora: cuando nos entran dudas sobre si vamos por el buen camino o no, es claro, que si nuestro camino, va en la dirección de disminuir y evitar el sufrimiento y el dolor, es señal de que vamos por buen camino.

    Pero la dirección general nos la tiene que dar la Ciencia, (“toda ciencia trascendiendo”), que es el estudio del conocimiento de la Realidad.

    Ciencia que a su vez es una superposición de ideas e hipótesis, de planos, de perspectivas, de especialidades. Conjunto que hay que sintetizar interdisciplinariamente.

    Y que no solo es tema de las Ciencias físicas, sino de todas, especialmente las Ciencias del hombre, la Antropología, de la que la Psicología es su gran estrella, pues nos enseña como pensamos y como actuamos: la Epistemología y la Ética y la Política, respectivamente.

     

    Explica muy bien Pascual, que la libertad de pensamiento, es un torrente incontenible. Lutero, empezó con lo de las indulgencias, pero, cuando uno se autoconcede la libertad de pensar, es como el rascar, (o como con  las bolsas de almendras o de “panchitos”), que ya no puede uno parar.

    Ese, el de pensar libremente, es el mayor don que “Dios” o el “Universo”, nos ha concedido, y por eso cada vez creo más que el famoso y misterioso “pecado contra el Espíritu santo”, es autocercenarse por pereza o peor aún, por una “humildad y obediencia ovejuna”, ese gran don.

  • Antonio Duato

    ¡Ojala este pensamiento de Pascual nos haga pensar sobre la Verdad, en sus diversos órdenes!

    Empiezo preguntando, tras leerlo todo con atención. ¿Qué significa la última frase?: quizás el mejor camino para descubrir la dinámica existencial, sea acudir a su cuarta parte, al 1,5, pues esto nos da los puntos que definen una onda, al tiempo que surge de la relación del individuo con su entorno compartido hasta el infinito, cuando el individuo se representa por “i” y el entorno por “1”.

    Hasta lo del exágono inscrito en el círculo, empezando así la numeración sexagesimal, llegué sin problemas. Pero eso del uno y medio (1,5) como clave existencial no lo he entendido. Por eso puse en la entradilla lo de “Preguntémosle”, pues no es este sitio para presumir de coocimientos sino para preguntar y aprender a pensar.

  • oscar varela

    Hola Pascual!

    En cuanto se entere Isidoro de tu escrito,

    ambos nos darán tela para un buen rato!