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Y ahora… ¿qué creo que creo? y III.


El Reinado de Dios

Ya he reflexionado sobre Dios y nuestras limitaciones, y sobre Jesús. Ahora trato un aspecto más concreto, su mensaje, el Reinado de Dios y, al concretar, las posiblidades de interpretación son más amplias y más circunstanciales; por lo tanto más vesátiles y provisionales. GH.

           El término griego basileia significa reino o reinado, en el sentido que hoy diríamos gobernanza; un régimen social, un modo de relacionarse, establecido en un pueblo. El proyecto de Jesús era convocar a su pueblo para establecer voluntariamente unas relaciones de compartir en fraternidad como hijos de Dios. La opresión ejercida por los invasores romanos y por los epulones y el alto clero judío le urgía a liberar –redimir– a los marginados y anunciar la buena noticia a los pobres.

            Jesús inició este proyecto “para las ovejas descarriadas de Israel” pero, al entrar en contacto con los pueblos vecinos, comprendió que el amor del Padre era universal, y su proyecto era anterior a cualquier religión porque procedía desde la misma creación. Marcos y Mateo escenifican esta universalización de Jesús -esta conversión- en el episodio de la mujer cananea (Mt 15,21-28); pero más ampliamnte se muestra este universalimo, como ya he indicado, con los samaritanos, el publicano, el geraseno, y el centurión romano.

            Este proyecto fue asumido por sus discípulos como cumplimiento de la promesa mesiánica, y fue denominado cristianismo por el término griego Khristós, ungido, Mesías. Sin embargo este término vuelve a ser reduccionista porque reduce la universalidad de Jesús -y del Dios de la creación- a una determinada religión.

            No dudo que todos sus discípulos estuvieron impulsados por el Espíritu, pero este impulso se concreta de manera distinta en Isaías, en Jesús, en Pablo o en Santiago. También la electricidad que entra en mi casa produce efectos difrentes en las bombillas, en el radiador o en el televisor; y este escrito provocará diversas reacciones en cada uno de los que lo lean.

            Para comprender ahora su proyecto universal conviene relacionarlo con algunos conceptos de nuestra cultura.

 

  • Religiones

            Las religiones son elaboraciones humanas para socializar las tendencias espirituales inherentes a nuestra naturaleza. El desarrollo de nuestro cerebro ha roto de alguna manera el cerco espacio-tiempo, trasciende las sensaciones de placer-dolor, y se aventura por sentimientos irrenunciables de belleza, justicia, amor desinteresado, y ansias de infinito (vía intuitiva). Estos sentimientos -promovidos por nuestra naturaleza y fundamentados en Dios inmanente y trascendente- serían inútiles y crueles si no pudieran ser satisfechos de alguna manera. La noosfera nos ha abierto una ventana -”ya sí pero todavía no”– a una esfera espiritual; nuestra conciencia es como una interfaz que conecta con el “fundamento divino”.

           Las religiones concretan esos sentimientos con las realidades diarias de una sociedad y establecen unas explicaciones comunes (creencias), unos preceptos, y unas expresiones simbólicas (mitos, ritos, bailes), dirigidos por una jerarquía (más o menos rígida).

           Jesús partió de su religión judía, abrazó su creencia fundamental en un Dios amor que desea una convivencia feliz para todos sus hijos y ofrece un futuro trascendente; pero se desligó de “esas tradiciones vuestras” (Mc 7,5-13) porque se habían ido endureciendo en beneficio de la jerarquía dirigente. Él no fundó una nueva religión, solamente impulsó un movimiento para volver al fundamento espiritual -dignidad, justicia, amor- de toda religión. Ese movimiento espiritual y social era, y es, común con otras religiones. Jesús no trató de convertir a los “paganos” que acudieron a él, y hoy acogería lo que denominamos un pluralismo religioso o una laicidad éticamente responsible.

           El Reinado de Dios no es exclusivamente para los cristianos, es un proyecto para toda la humanidad. Todas las religiones lo han descubierto en su fondo humano espiritual y lo han socializado -con más o menos acierto- mediante creencias, preceptos y ritos de su propia cultura.

  • Cristianismo

            Las Iglesias cristianas tienen su origen en los seguidores de Jesús. Ellos tuvieron el mérito de creer en su mensaje divino a pesar de su fracaso humano, y trataron de concretar y socializar su movimiento en unas circunstancias desconcertantes.

            Los pequeños grupos que acogieron el proyecto de Jesús eran fundamentalmente judíos y esperaban una inminente escatología; a medida que pasaba el tiempo se fueron estableciendo comunidades cristianas de orign pagano y de cultura greco-romana. Las creencias se formularon en conceptos griegos y las normas en términos del derecho romano.

            El movimiento de Jesús fue perdiendo flexibilidad y se fueron acumulando tradiciones de creencias, preceptos y ritos, más preocupados por mantener la identidad del grupo que por alentar el compartir en fraternidad. Sería desmesurado el pretender analizar aquí, con los necesarios matices, esas creencias pero no puedo eludir referirme brevemente a lo que creo sobre las más significativas (reconociendo expresamente mis limitaciones culturales y personales).

            De una manera general puedo adelantar que la formulación de las creencias, normas y ritos, en una sociedad adulta, deberían ser orientaciones para ayudar a discernir y mantener alguna cohesión entre las distintas comunidades, pero dejando la última palabra a la propia conciencia (y la coacción a las leyes civiles que deben garantizar la convivencia social).

            Creo que lo importante no es ser cristiano, sino tratar de seguir el mensaje que trecuperó y promovió Jesús; sin embargo me considero cristiano como todos los que reconocemos a Jesús como mensajero de Dios y nos sentimos en el ámbito de creencias expresadas en el Nuevo Testamento.

           La iglesia no es la jerarquía sino el pueblo de Dios. La formulación de las creencias y preceptos no compete solamente a la jerarquía, sino también al sensus fidelium que debe recibir esas formulaciones y normas (y debería participar en su elaboración). Tanto las creencias como las normas son interpretaciones culturales -y por tanto evolutivas- de una percepción del amor y la justicia. La fe consiste en una adhesión confiada más que en unas explicciones conceptuales.

            Las creencias sobre el más allá rebasan nuestras limitaciones espacio-temporales, por tanto son un postulado, igual que la idea de Dios, y creo que pueden basarse en dos pilares. Por una parte somos seres abiertos a la trascendencia: justicia, amor, ansias de infinitud; por otra, las experiencias místicas han percibido -con más o menos intensidad en cada época y cultura- un atisbo de ese estado trascendente; en palabras de Raimon Panikkar, han tenido conciencia “de un contacto tangecial con la eternidad”.

           La resurrección no se planteó en la religión judía hasta el siglo II a.C, ante la muerte heroica de los hermanos Macabeos, porque pensaban que Dios no podía abandonar definitivamente a los que habían muerto por defender su nombre. El principal argumento para muchos de nosotros se basa igualmente en que la justicia y el amor de Dios no abandona definitivamente a los que han sufrido la marginación y la crueldad de nuestra sociedad. Jesús, por su experiencia de Dios, sabía que Dios no es un Dios de muertos sino un Dios de vivos. En qué consista la resurrección, no lo sabemos; Jesús lo comparaba a lo que entonces se entendía como los ángeles de Dios; Pablo como un cuerpo espiritual. Si creemos en la existencia de Dios y en realidades como la justicia y el amor, podemos pensar que la resurección puede ser un estado de plenitud en una esfera o ámbito espiritual.

           Los ritos religiosos son expresiones simbólicas de nuestros sentimientos, y la mejor pedagogia para interiorizar las creencias; por eso se formularon según las creencia y la cultura de una determinada época, pero al cambiar las costumbres van perdiendo su poder de evocación, o incluso llegan a ser incomprensibles. Y los símbolos que no sugieren nada son como la sal que pierde su sabor; se los mantiene para asegurar la permanencia de esas creencias a pesar de los cambios culturales. Actualmente urge la renovación de nuestros símbolos religiosos,

            A lo largo de la Historia se han producido brotes de vuelta al movimiento impulsado por Jesús -semejante al de los profetas de Israel- y felizmente rebrota también en estos momentos. Pero se está produciendo en un radical cambio cultural, que algunos consideran una nueva era axial. Quizás en la cultura occidental estemos pasando a una era posreligional. Estos cambios exigen una nueva socialización del mensaje de Jesús; espero que se desarrollen en una atmósfera de libertad y compromiso fraternal.

 

Conclusiones
Propongo unos mantras para mantener unos recuerdos útiles en el día a día.

  • Hay un asunto en la tierra / Más importante que Dios / Y es que nadie escupa sangre / Pa’ que otro viva mejor “ (Atahualpa yupanqui)
  • Hechos son amores, que no buenas razones”
  • Dios es amor, y el verdadero amor nos identifica con él
  • Tres parábolas de Jesús: el buen samaritano, la oración del publicano, y la del hijo pródigo

            Y quiero terminar asumiendo lo que repetía mi estimado maestro Díez Alegría

Aunque sabemos que Dios no tiene manos,
me pongo en manos de Dios”

8 comentarios

  • oscar varela

    Hola!
    Leo de Gonzalo en respuesta a Jorge: 
    – “para mí tiene mucha importancia la “vía unitiva de conocimiento”
    – aunque no sea demostrable con la razón discursiva y,
    – menos aún, con la experimentación física.
    – Hasta ahí no más llego, y no podría añadir mucho más.”-
    ………………
    El Título de la Trilogía se pregunta:
    ¿Qué creo que creo?
    Y, en excelente “confesión personal”, Gonzalo reitera algo así:
    “Creo que creo lo que creo”.
    Coherencia plena, porque la “fe” es “tautológica”.

  • Gonzalo Haya

    Veo que me ha faltado decir algo muy importante, que la resurrección no es una revivificación del cuerpo, como cuenta el evangelio de Juan sobre Lázaro. La resurrección es la existencia en un estado diferente, del que apenas podemos vislumbrar algo.

  • Gonzalo Haya

    Estimado Jorge, agradezco tus comentarios y, por tus preguntas, veo que debería haber citado dos pasajes concretos del Nuevo Testamento: la respuesta de Jesús sobre la resurrección en Mt 22,23-31, y la de Pablo en 1Cor 15,44. Otras dificultades sobre la resurrección son más complejas, por eso la considero como un postulado, cuya existencia percibimos de algún modo pero sin acertar a explicarla.

    Además de esos dos argumentos sobre la resurrección, para mí tiene fuerza la experiencia de los místicos, y la creencia en una vida espiritual (una manera de ser o de existir); porque para mí tiene mucha importancia lo que he llamado “vía unitiva de conocimiento” (más que unitiva, sería conocimiento por connaturalidad, o vivencia inmediata) aunque no sea demostrable con la razón discursiva y, menos aún, con la experimentación física. Hasta ahí no más llego, y no podría añadir mucho más.

  • Asun Poudereux

    Gracias, Gonzalo,  por  esta exposición personal abierta a tod@s.
    Cuando más nos sumergimos en el tema de lo que llamamos Dios,  me parece  ver más claro que cada persona está condicionada a la cosmovisión que la vida  propia le ha ido y le va ofreciendo,  pudiéndose quedar re- atrapada en la interpretación  heredada y adquirida,  no pasando,  más allá y acá,  de ese filtro,  de ser  un simple remolino  de reflejos y encantos. 
    ¿Y  por qué  me arriesgo en decir eso? (hablo como cristiana) Porque, a mi parecer,  falta ahí lo esencial de lo nuclear,  si no se dan pasos firmes en lo que llamamos Reinado de Dios,  en  el que  se supone participamos y nos implicamos los seres humanos  en todos los aspectos y  órdenes de la vida. Lo excluimos y nos excluimos, de un portazo, (menos mal que solo es un portazo)  de la vida que entrelaza y nada excluye.
    Queda entonces claro, muy claro,  que no es como las gallinas poniendo huevos entre cacareo y cacareo,  a veces, en jaulas sublimes. Y qué bien sabemos hacerlo.  Unos más que otros.  Sino más bien como  el cerdo, que no para de nutrirse  en la vida y  termina  implicándose de lleno en  ella.  Ha captado  el importante papel, apenas un granito de arena,  que juega en la vida de la que forma parte  interactuando y entretejiendo vida en un todo incluyente y expansivo. Y lo hace, sin más,  agradecido.
    Se nos transparenta en el proyecto de vida de Jesús, como dice nuestra querida M.Pilar. Jesús,  sencillo y abierto a la vida, a toda vida: La tuya, la mía y  la de la persona más insospechada de vida. Jesús somos tod@s.  Y tod@s tenemos voz y pies para andar sobre tierra firme.
    Hoy, también  en el hoy de Jesús,  en términos transpersonales y modo de ver no-dual, se podría y  podemos decir  que Jesús supo alinearse con la Vida,  integradora,  que no separa, tampoco excluye.  Y en la vida  bien integrada en su ser,  descubre que toda vida no está des-entretejida de él,  ni de nada ni de nadie.
    Ahora bien,  lo  que no descubra la persona en  ella misma y  por ella misma,  y  es más,  lo deje morir en su interior, sin actuar como cauce de todo ello,  en apariencia,  es mucho decir que se  ha quedado a mitad del camino.
    No creo  que la  persona ajena  a los condicionamientos y circunstancias personales de una vida particular y  concreta,  empezando por la suya propia,  pueda emitir juicios,  que decimos nada más y nada menos  “de valor” , pues antes que nada y de eso precisamente, se ha puesto al instante en su piel,  es ella misma también,  sin apariencias. La comprende.

  • Jorge

    Gonzalo dejó pendiente el tema de la resurrección para una tercera entrega.  Pero veo que en esta tercera entrega sobre la resurrección solo le dedica un párrafo, en lo demás expone de forma concisa un plan o proyecto de seguimiento a Jesús centrado en el Reino. Los temas son variados y un índice de los mismos sería algo así como: I. Religiones 1. Concepto 2. Jesús 3. Reinado de Dios II. Cristianismo 1. Orígenes y desarrollos 2. El movimiento de Jesús 3. La iglesia 4. La resurrección 5. Los ritos religiosos. Todo un amplio programa. Como no parece que vaya a hacer un nuevo comentario específico sobre la resurrección, tal como dijo, pues ceñiré mi comentario al párrafo que escribe aquí sobre ella.

    En dos argumentos apoya Gonzalo el tema de la resurrección. Por un lado, el amor de Dios no puede abandonar a los que han sufrido la marginación y crueldad de nuestra sociedad, y esto en relación con la muerte injusta de los que han defendido el nombre de Dios (Macabeos). Por otro, Jesús sabía que Dios no era un Dios de muertos sino de vivos. Bien estoy de acuerdo con los dos argumentos, pero en mi opinión falta alguno más y de mayor peso dadas las dificultades para el acceso a este tema, y muchas más para tenerlo en cuenta y poder asumirlo.

    Luego ya solo me quedan tres escasas líneas para comentarlas. Para colmo empieza con algo descorazonador que es además cierto, “en qué consista la resurrección, no lo sabemos”. No sé más bien que ayudar a la comprensión, en lo que se pueda parece más bien que pretenda que desistamos.

    Añade, “Jesús lo comparaba a los ángeles de Dios”, no sé de dónde ha sacado Gonzalo esto ni tampoco qué es lo que quiere decir. Como no tengo más datos pues me abstengo al menos por ahora de comentarlo. Y también añade un lacónico “Pablo (¿lo explica?) como un cuerpo espiritual” pues lo mismo espero que Gonzalo me dé mas pistas sobre esto, pues por ahora no quiero añadir nada por mi cuenta.

    Y termina: “si creemos en Dios y en realidades como la justicia y el amor, podemos pensar que la resurrección puede ser un estado de plenitud en una esfera o ámbito espiritual” Mucho me temo que Gonzalo pasa de puntillas y con desconcierto sobre el tema. Tampoco aquí me deja entrar en el tema, pues me faltan datos de referencia y contenido de “realidades”, “estado de plenitud” y “esfera o ámbito espiritual”. Me pregunto ¿qué es lo que sucede? ¿acaso es un tema que tiene en revisión personal o bien podemos esperar un nuevo comentario suyo que lo amplíe?

  • Mª Pilar

    Me uno a Oscar y Carmen…

    Cuanto creemos saber sobre Jesús… pero que lejos estamos de vivir su hermoso Proyecto…

    mª pilar

  • Carmen

    Preciosísimo.

    Me ha gustado muchísimo eso que dice de nuestro cerebro, si, es cierto, ha superado las barreras del espacio y el tiempo.

    Sería estupendo que los que no vemos nada claro eso de la resurrección, nos pudiéramos considerar cristianos totalmente. Es que no sé por qué no me creo lo que cuentan de Jesús una vez que murió. Lo siento, no puedo.

    Hace una lectura de como empezó y cristalizó nuestra religión cargada de buenas intenciones. Me alegro por usted. No puedo evitar pensar que el fundador ,. Pablo de Tarso, no llegó a entender al personaje de Jesús. Construyó su religión utilizando la figura de Jesús, pero ese es otro tema.

    Es un texto estupendo, escrito para que todas las personas lo podamos entender, tengamos o no estudios teológicos raros.

    Gracias.

    Un saludo cordial.

  • oscar varela

    Hola!

    Excelente trilogía.

    Confesada síntesis.

    ……………….

    DOS cosas a las Conclusiones y a la Terminación:

    UNA: Lo de Don Ata

    DOS: Prefiero el Lema profaino:

    Que la Vida te sostenga en la palma de TU mano