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Y ahora… ¿qué creo que creo? /II. Jesús de Nazaret

 

En la primera parte reflexioné sobre los límites del conocimiento y sobre nuestra idea de Dios. Ahora trataré de precisar qué significa para mí Jesús de Nazaret. GH.

          Jesús es el referente fundamental para los ideales y las complejidades de mi vida; lo reconozco como “el rostro humano de Dios”, como expresión de Dios en forma humana, dentro de los límites del espacio-tiempo. Fue tan hondamente humano que nos mostró lo que antes he llamado el “fundamento divino” de todo ser humano.

  • La revelación

          Un atisbo de ese fundamento divino sería lo que llamamos revelación, y lo logran algunas personas en momentos especialmente sensibles. Eso sucedió con el Segundo Isaías en los Cantos del Siervo de Yahvé; sus sufrimientos, y los de su pueblo, le permitieron intuir que la respuesta a la violencia no era oponer más violencia. Por su parte, los seguidores de Jesús, desconcertados por la inexplicable crucifixión del Mesías, aplicaron a Jesús la experiencia religiosa de los Cantos del Siervo.

          Lo mismo puede decirse de los fundadores de otras religiones, que tuvieron otras experiencias semejantes y las explicaron en los términos de su propia cultura y filosofía. Y a menor escala, también se dan pequeñas experiencias religiosas. Para ser sincero quiero decir, aun a sabiendas del ridículo que asumo al decirlo, que en algunos momentos llego a creer que alguien me sopla algunas ideas. Ya sé que es el subconsciente el que las elabora con viejas lecturas olvidadas, pero me permito pensar que el subconsciente –el silencio de la mente– es el estado más propicio para que nuestro espíritu se identifique con Dios Espíritu; aunque tengo que añadir aquello de “pero tampoco es eso”.

            A l traducir el término griego pneuma en el Nuevo testamento a veces he dudado si escribirlo con mayúscula o con minúscula, porque no queda claro si se trata del Espíritu de Dios o del espíritu humano; quizá los autores sagrados tampoco tenían muy claro hasta dónde llegaba la ación de cada uno.

          

  • La Biblia

          La Biblia es una antología de la experiencia religiosa del pueblo de Israel, con grandes momentos de profundidad mística; pro hay que tener en cuenta que los relatos más antiguos fueron reelaborados en el siglo VI o V antes de Cristo, tras la vuelta del cautiverio de Babilonia, con el propósito de afianzar el nacionalismo del pueblo, basado en la alianza con Dios.

          Sus escritos se dirigían a un pueblo analfabeto y tenían que presentar las ideas y las normas con ejemplos impactantes más o menos fabulados. Esto resulta inconcebible para nuestro sentido de la veracidad histórica, pero todavía durante mis años de seminario leíamos un libro del siglo XIX con frecuentes capítulos “donde se confirma lo dicho con algunos ejemplos” y nosotros añadíamos “con deliciosos e inverosímiles ejemplos”.

          Los primeros cristianos heredaron el sentido de pueblo elegido –pueblo sagrado– y elaboraron el Nuevo Testamento con la misma intención de interpretar los acontecimientos desde la perspectiva salvífica de Dios más que desde una estricta cronología de los hechos.

          Jesús también vivió condicionado por su propia cultura, y además su figura nos ha llegado tamizada por sus historiadores y discípulos. Él mismo se interpretó como el Mesías prometido, aunque no lo interpretó como el Rey triunfante que esperaba la mayoría sino como un Reinado (gobernanza) de Dios en igualdad y fraternidad compartida. Quizás en su fracaso en la cruz se sintió como el Siervo sufriente del salmo 21.

          Ni la Biblia ni los evangelios son “palabra de Dios”. En el mejor de los casos, podemos considerarlos como “mensajes de Dios”, expresados en palabras humanas, y entremezclados con mensajes meramente humanos, y a veces “demasiado humanos”. Nuestra tarea es discernir lo que hay de mensaje divino y de mejor o peor mensaje circunstancial humano.

 

  • Jesús de Nazaret

          El ejemplo de Jesús de Nazaret me (nos) revela los valores inscritos en toda conciencia humana; él percibió en su conciencia con la mayor nitidez cómo Dios amaba a los leprosos excluidos del templo, a la mujer adúltera, a la samaritana, a la cananea, al centurión del ejército invasor romano y al muchacho que le acompañaba.

          En sus parábolas reconocemos el mensaje de Dios porque traduce con claridad el apagado rumor que escuchamos en nuestra conciencia. No pretendió demostrarnos nada, le bastó mostrase tal cual era para que sus discípulos, y nosotros, reconociéramos al Dios que llevamos dentro. Él confirmó la autenticidad de sus palabras, de su proyecto de reinado de fraternidad, con la entrega de su propia vida.

          Sus parábolas sobre la Providencia del Padre parecen desentonar con la total autonomía de nuestro hombre occidental, pero yo no puedo dejar de ver su influencia –la atracción del Punto Omega– en los acontecimientos humanos. No se trata de una intervención despótica, sino de una insinuación perceptible para los que están a la escucha; una influencia semejante a la que tiene el ejemplo de los padres en el comportamiento de los hijos. Y en este sentido ya he mencionado también la teonomía de Lenaers y la identificación con nuestro espíritu.

          Lucas acuñó la expresión “en espíritu” para designar la acción conjunta del hombre con Dios. Marcos dice que el Espíritu empujó a Jesús al desierto (Mc 1,12); Mateo suaviza este tosco antropomorfismo y dice que Jesús fue conducido por el Espíritu (Mt 4,1); Lucas parece destacar el protagonismo de Jesús al decir que “fue conducido en espíritu” (Lc 4,1), sin precisar si se trata del Espíritu de Dios o del propio (como Juan Bautista en Lc 1,80. Comparar también el logion sobre la asisencia del Espíritu ante los tribunales según Mc 13,11; Mt 10,20; Lc 12,12 y 21,15 ).

          Más que desentonar, tengo que reconocer que me repugna –nos repugna– la idea de que Dios necesitó el sacrificio de su hijo como reparación por el pecado de Adán y por nuestros pecados. La idea del sacrificio ritual, del chivo expiatorio, del cordero pascual, nos viene de los sacrificios del Antiguo Testameto y fue reforzada por Pablo. Parece que procedía de una costumbre de los pueblos limítrofes, que disfrazaban como rey a un esclavo para que recayeran sobre él los maleficios destinados al verdadero rey.

          La idea melodramática de que Cristo murió por mis pecados habrá logrado multitud de conversiones, ¡a costa de nuestra imagen del Padre! Si queremos basarnos en una auténtica relación con Jesús y con el Padre tenemos que renunciar al sacrificio expiatorio. Jesús murió por nosotros o, mejor, para nosotros. Murió por proclamar un Reino –una gobernanza– de fraternidad, en la que todos –especialmente los excluidos– compartamos los bienes materiales.

          La Teología de la salvación tiene que ser reemplazada por una Teología de la creación. Todo ser humano es “imagen y semejanza de Dios”, aunque esta imagen esté moldeada en endeble barro. Es esa imagen, ese amor generoso, lo que tenemos que recuperar. Todos, creyentes y no creyentes, llevamos dentro el germen del amor. Es esa brasa lo que tenemos que espabilar, y más con ejemplos que con amenazas. Con ejemplos como el de Jesús.

          Hay otros muchos referentes, pero él es mi referente fundamental. En la penumbra de la noche, Jesús ilumina las tablas enmohecidas del puente de mi conciencia.

Gonzalo Haya

gonzalohaya@telefonica.net

 

 

42 comentarios

  • Carmen

    Miren ustedes. No sé en qué creo y tampoco me importa demasiado.

    He visto mil procesiones en mi tierra, son preciosas y alegres aunque ustedes no lo crean. Pero detesto todo lo que se montó alrededor de la muerte de Jesús.

    La legión la asocio a la guerra civil y al franquismo y a Millan Astray  y uf.

    Pero acabo de poner la tres y he visto a los legionarios llevando al Cristo de Mena de la buena muerte y cantando ese cuplé de Lola Montes, el novio de la muerte y , preciosisimo.

    Y si una parte de los españoles quiere adueñarse de nuestras tradiciones , es problema de ellos. Y si otros las quieren eliminar, pues es el suyo. Las tradiciones son de todos y sabemos distinguir unas cosas de otras.

    Me voy a mi playa.

    Un saludo cordial.

    • Jorge

      Si las procesiones sobre todo de Semana Santa se toman como tradiciones culturales, deberían conservarse y promocionarse como bienes culturales, lo cual ya se hace. Pero en mi opinión la Iglesia haría bien desligándose de ellas, cediendo el protagonismo y dirección a las cofradías y hermandades, para que se ocupen de ellas con total autonomía. La Iglesia podría participar en ellas, pero desligadas de la liturgia eclesial, como otras instituciones sociales que también lo hacen. Por ejemplo, la legión que citas, lo cual no entiendo la relación, a no ser que estén ahí del lado de los verdugos de la tragedia que se representa. Yo carezco de esta tradición y si alguna vez he ido a verlas, por ejemplo, la de Málaga, o Granada, o Murcia, …, o Sevilla la cual me impactó, nada religioso me dicen, las veo como puro espectáculo por lo demás interesante.

  • Carmen

    El error enorme y que veremos a ver cómo lo solucionan los que  lo tengan que solucionar , ha sido separar los fundamentos teológicos de la vivencia del catolicismo. Les deseo suerte, la van a necesitar.

    Si es que quieren solucionar el problema de la iglesia, claro. Porque el tiempo de pan y circo ha terminado, por lo menos para las personas que nos tomamos el cristianismo en serio. Que somos  los que hemos abandonado las iglesias.

    Un saludo cordial.

    • Jorge

      Pues sí, las personas que se toman el cristianismo en serio ha abandonado las Iglesias con toda la razón del mundo. Pues es patente que las comunidades de la Iglesia en general no manifiestan en absoluto que estén por la labor de seguimiento a Jesús de Nazaret, sino muy ocupados en otras cosas que en nada tiene que ver con ello. Hay escasísimas excepciones que confirman la regla. La Iglesia conoce el gravísimo problema, pero la cuestión es que no está nada claro el cómo podría resolverse.

      En mi opinión, la Iglesia tiene necesariamente que pasar por una larga crisis, disminuyendo drásticamente el número de fieles, y no está nada claro que el tiempo de crisis termine. Es que es necesario que las comunidades actuales sean SUSTITUIDAS por otras en las que la radicalidad del mensaje y seguimiento a Jesús sea su raíz, y se manifieste en ellas de modo patente. ¿Cómo? Pues formando nuevas comunidades, comunidades laicas y “de base” en general, que vayan colonizando la Iglesia. Es un proceso lento y largo, por lo que el tiempo de crisis de la Iglesia será largo y cargado de dificultades.

      ¿Qué hacer? Pues en mi opinión será el favorecer a las comunidades “laicas” y “de base” de seguimiento radical a Jesús, favorecer que se afiancen en el tiempo, y favorecer su surgimiento por todas partes dentro de la Iglesia. Dentro de la Iglesia porque el objetivo es su renovación radical. ¿Y yo qué tendría que hacer? Pues participar en ellas si tengo la oportunidad y si no pues tratar de crearlas entre los que participan conmigo en mi parroquia.

  • Jorge

    Tienes razón Carmen en lo que dices sobre la inmensa mayoría de las personas en tu comentario 26/3, 12:24. Es que pienso que es cierto que los temas sobre Dios y las teologías le interesan a muy poca gente y esto que me parece que a lo largo de la historia siempre ha sido así, hoy resulta más patente. Dios se encuentra para una muy amplia mayoría alejado muy muy alejado de sus vidas, y entrar en el galimatías ininteligible, incomprensible e irracional de lo que les han trasmitido sobre Dios, cuando esto les ha ocurrido generalmente en su infancia, pues ni les interesa ni les preocupa el arreglarlo, porque nada de ello les afecta en su vida. Es que también ocurre en el ambiente religioso, tal y como dices, la gran mayoría que practican devociones, ritos, cultos, …, lo hacen sin tener ningún interés ni preocupación por aclarar o justificar su fe, la coherencia o contenido de Dios, las teologías, …, y el “algo habrá” les es suficiente.

    A los/as que nos preocupa e interesan las teologías somos pocos, un corralito de especialistas como dice Oscar. Y tiene razón. Sin embargo, no porque seamos pocos tenemos que abandonar nuestros esfuerzos para aclarar las cosas buscando racionalidad y coherencia. Los/as especialistas en campos cuánticos bosónicos son bastante menos, y que además su trabajo interesa a mucha menos gente de la que podría interesarse por nuestro trabajo. Lo que ocurre es que por tratarse de la cuestión de la fe religiosa, siempre a lo largo de la historia se ha intentado imponer y a veces conseguido por la fuerza, ciertas teologías a la gente común por medio de la amenaza y la autoridad. Y esto ya es hora de que se considere inmoral. Las propuestas teológicas son solo eso propuestas u ofertas, para aquellos/as que les interesen y a los que no pues que las dejen de lado sin ninguna obligación y mucho menos culpabilidad.

    Y es que lo importante de Jesús no está en Dios y las diversas teologías sean coherentes o no, sino en la Plenitud Humana del Reino, el centro de su mensaje. Y la PH habla de justicia, paz, libertad, igualdad, fraternidad, amor, …, esto sí es importante e implica a todos y todas, sea cual sea la religión, pueblo, cultura, ideología, filosofía, posición vital, …, con la que se sientan identificados/as y vinculados/as.

    • Carmen

      Y por qué presupone que Dios solamente le interesa a los especialistas? Especialista exactamente en qué?
      Siempre que he preguntado a algún especialista algo acerca de Dios,me ha mirado con cara de especialista.
      Sigan su camino. Nosotros seguiremos el nuestro.

      • Jorge

        No es eso Carmen, me he explicado mal. Mucha, muchísima gente se pregunta por Dios, pero lo que a mí me parece que pasa es que las respuestas de siempre que oyen de la Iglesia, de sacerdotes o teólogos tradicionales, les hace posicionarse en el rechazo total a lo que les dicen. Ante ello, lo que por lo común se hace es elaborar respuestas propias personales, o bien, buscando en otra parte otras respuestas, o bien, no las buscan dejando las preguntas sin respuesta. Lo que tienen por lo general claro es que aquello que les han dicho o dicen es un no más o menos rotundo.

        Es por esto por lo que la teología tiene necesariamente que renovarse con urgencia. Pero las nuevas propuestas teológicas, que ya hay un montón de ellas, no llegan a la gente, tienen dificultades de divulgación, a lo cual se añade que la Iglesia oficial a menudo se le opone con vehemencia, por lo cual la gente común cuando las oye lo hace con desconfianza. La resistencia al cambio de paradigmas es evidente, por la inercia de los anteriores, y las dificultades para el cambio de paradigma teológico es un ejemplo de ello.

  • Jorge

    (sigue del anterior)
    El Espíritu Santo. Dices Isidoro que en el Mundo Espiritual, el llamado Espíritu Santo, encontramos la tercera incertidumbre y en su modo de actuación. Aquí mi incertidumbre es bastante menor puesto que por mi opción materialista-cientista, la propuesta de un Mundo Espiritual, junto con todo lo sobrenatural queda descartado, se elimina. No niego la espiritualidad humana, pues me apunto a la tesis de que hay una inteligencia espiritual que podemos practicar, al igual que otra religiosa, junto a la emocional y la racional. Pero no hay para mí un Mundo Espiritual sobrepuesto a nuestras capacidades humanas.

    Sin embargo, creo que no estamos solos en nuestro esfuerzo y progreso hacia la Plenitud del Reino, (me parece recordar que tú también lo crees así). Y esta ayuda actúa en nosotros como polo o centro de atracción en la dirección hacia ella, la Plenitud Humana. Pero el relato explicativo espiritualista que puede darse sobre ello no es mi relato. Tiendo a basar mi relato en las posibilidades o capacidades humanas de los seres humanos en plenitud, en sus conocimientos y tecnología completamente desarrolladas. Prefiero la imaginación de la ciencia ficción que está en mi contexto, que no el recurso espiritualista que no lo está.

    Para mí esa atracción hacia la PH se da sobre toda la humanidad sin exclusiones, pues la PH no es cosa de unos cuantos sino de todos y todas sin que falte nadie. Y si esa atracción parte de la PH ya realizada en nuestro mundo futuro, no puede hacer cualquier cosa en cualquier lugar, (milagros), sino actuar justo con las posibilidades que el mundo y la vida de las personas tienen, con total y plena autonomía.

    Esa actuación en la Iglesia y en los sacramentos no la entiendo como exclusividad, sino una forma de ella junto con otras muchas muy diversas y en muchos tiempos y lugares distintos. Como Jesús decía “pues el que no está contra vosotros está con vosotros” (Lc 9, 50), todo vale con tal que colabore y apunte a la PH. Y también lo contrario si se está contra la PH, es decir, si no se está con Jesús, se está contra él (Lc 11, 23). De este modo múltiple y diverso no se elimina la acción en la Iglesia ni en los sacramentos, sino solamente se relativiza.

    Hay en el mundo humano el espíritu de plenitud, pero no entendido de forma sustancialista o espiritualista, y menos aún lo entiendo como Ley del Universo que propones, pues en este caso habría que echar mano de cierta metafísica, o bien cambiar la cosmovisión materialista de la realidad física. El espíritu humano de plenitud es la tendencia o atracción hacia la PH, suscitada de modo natural desde ella. Pero este espíritu de plenitud NO es el Espíritu Santo de Dios Trino. El ES de Dios trino, es transformador y en solo una acción, total y completa como corresponde a Dios, se derramará sobre toda la humanidad en plenitud, para hacer posible que sea llevada a lo eterno. Bueno, claro esto no lo sé, pero con la precaución de la incertidumbre, me parece coherente con mi propuesta.

    • Isidoro García

      Al “Mundo espiritual”, le llevo dedicado un libro, que nunca acabo, ni acabaré, por lo que veo.

      Yo ese “Mundo espiritual o “Espíritu Santo, lo considero un sistema u organización, que engloba toda labor de intermediación o “epifanía”, entre los “sacral” y lo humano. Y se le personaliza con un nombre: “Espíritu Santo”, que para mí no es de una persona o ente, sino de una función. Por eso se lo nombra en la Biblia judía como el Espíritu de Dios, y se le considera una cualidad divina. (Sería algo así como cuando el Gobierno de una nación lo personalizamos con el nombre del ocupante del puesto).

      Naturalmente esa “organización”, está operada por unos seres, que genéricamente se pueden designar genéricamente como “Dios”, pero pueden ser simplemente “emanaciones” de Dios, o sea criaturas, tipo ángeles, o inteligencias no humanas, pero no necesariamente de un mundo “sobrenatural”, sino integrantes de este Universo, pero de zonas del mismo aún no conocidas, o poco conocidas por nosotros.

      (Antes de conocerse, el espectro radioeléctrico, era algo impensable su existencia, y si hubiésemos captado algo de ahí en un transistor, hubiéramos pensado en algo “sobrenatural”. Sin embargo ahora lo conocemos perfectamente).

      Pues puede haber un “espectro telepático”, o “espirituálico”, tan natural como el radioeléctrico, el lumínico, o el gravitatorio, dentro del cual se puede realizar la “influencia espiritual”, que realizaría el hipotético “Mundo espiritual”.

      De todas las maneras, eso explicaría el Mundo espiritual “exterior”. Pero en los últimos tiempos, está cada vez más de moda considerar el Mundo espiritual “interior”, que sería el que disponemos en el interior de nuestra mente, en forma de programas neurológicos heredados genéticamente e implementados en nuestro desarrollo embrionario y perinatal.

      Cada vez toma más fuerza la espiritualidad del “Dios interno”, que sería ese tesoro oculto del que disponemos y que precisamos descubrir primero, y activar después, y que sería la voz de “Dios”, en forma de nuestro “daimon socrático”, ángel de la guarda, atman hindú, chispa de Dios, Cristo interior, etc., de todas las espiritualidades del mundo.

      • Jorge

        Desde luego Isidoro tienes imaginación, aunque hay que poner cuidado de no confundirla con la realidad.
        Me gusta eso de atribuir la comunicación entre lo que tú llamas seres inteligentes superiores (que a mí me basta con los humanos de la Plenitud futura) y nosotros, por medio de una especie de “ondas” naturales aún desconocidas, semejantes a la “telepatía”. A mí me gusta hacer responsable de ello a los ángeles personales (los de la guarda), quienes no son otra cosa para mi imaginación, que nosotros mismos actuando y hablándonos desde el tiempo de plenitud. Pero para recibir esta comunicación no me parece necesario ni coherente con mi cosmovisión que tengamos un añadido sobrenatural en nosotros, un “Dios interno” como lo llamas, nos basta nuestra consciencia natural, que me parece el receptor adecuado y suficiente.

        ¿Por qué razón propones un Mundo Espiritual, un mundo de seres celestes surgidos por emanaciones divinas plotinianas? En mi propuesta me basta con este mundo el que tenemos, para llevar la evolución y desarrollo humano hasta la Plenitud del Reino. Pero esta Plenitud no la pienso en otro mundo sino en el nuestro en nuestra historia, solo que al final de ella en un tiempo futuro en la que culmine. Y esto me facilita las cosas al pertenecer a nuestra realidad física, pues pueden actuar exactamente como nosotros en ella, con conocimientos y tecnologías mucho más avanzadas hasta su límite máximo, completando el conocimiento de la realidad física. Ninguna ley física se opone a que se pueda interactuar con el pasado desde el futuro. Y además la Física nos tiene acostumbrados a que lo que en un tiempo se pensaba con rotundidad que era imposible, hoy ha dejado de serlo.

        Si propones un mundo distinto al nuestro de emanaciones divinas, necesariamente tienes que hablar y explicar cómo son las relaciones entre nuestro mundo y el suyo, y qué estructuras, mecanismos, procesos, o lo que sea, les permita interactuar o comunicarse con nosotros y nuestro mundo.

    • Carmen

      Perdón.
      Soy de respuesta rápida. A veces demasiado.
      Un abrazo.
      carmen

  • oscar varela

    Hola!

    No sé cuánta gente hay

    (pero creo que “mucha”),

    que -como Carmen-, son socráticas:

    De tanto “no sé

    van mostrando que

    se las saben todas” … o casi.

    • Carmen

      Supongo que Sócrates no entendía nada porque cuanto más sabes de un tema, más preguntas te surgen. Pero de verdad que no es el caso de la gente a la que me refiero. Nosotros directamente no entendemos.

  • Jorge

    Hoy Isidoro, hacer un esfuerzo para obtener seguridades lo encuentro inútil y un imposible, pues la firme seguridad o certeza plena solo puede darla el fundamentalismo, aquel/lla que está convencido/a de poseer verdades eternas, absolutas, reveladas por Dios y dadas solo por la fe, aunque existen fundamentalismos no religiosos. Por tanto, si no se quiere ser fundamentalista, que es mi caso y supongo que el tuyo, pues hay que lidiar con la incertidumbre.

    Yo tengo incertidumbre en mi esperanza en el triunfo final del bien, por tanto, mi propuesta teológica, que arranca de ella, está toda ella enfangada en una incertidumbre desde sus cimientos. Y las incertidumbres siguen, pues si no hay triunfo final del bien, o bien, la Plenitud Humana no se alcanza, o bien, el Proyecto de Vida de Jesús puede que no sea el adecuado para ello. Puede que en el supuesto que se alcance no sea transformada por el Espíritu para llevarla a lo eterno, y entonces puede que Dios no esté implicado en la humanidad o simplemente que no exista. Pero a pesar de esta incertidumbre de raíz, yo apuesto por la esperanza con mi vida, porque le añade un sentido, un modo de vivir, un objetivo último, …, que me permite afrontar mejor y con optimismo mi vida, la de los demás y la historia del colectivo humano.

    Nombras Isidoro tres incertidumbres referidas a la Trinidad, en el Padre, en el Hijo, y en el Espíritu Santo, y afirmas que para lograr reconciliar los principios del cristianismo tradicional con el modernismo se ha tenido que forzar, tergiversar y hasta falsear, muchos argumentos. Como supondrás yo no estoy de acuerdo. Lo que hay es un cambio radical de contexto, y en este contexto actual y nuestro si seguimos diciendo lo mismo que en el anterior SÍ estaríamos diciendo cosas completamente diferentes, forzando lo que antes se decía para encajarlo como sea, empecinados en propuestas y argumentos incomprensibles y tergiversando su sentido.

    El Padre: si seguimos empecinados afirmando un Dios providente, intervencionista y milagrero en el mundo, lo cual encajaba perfectamente en la cosmovisión anterior al modernismo, pues resulta que un Dios así no encaja ni forzando todo lo que se pueda, en nuestro contexto. Entonces ¿esto supone la muerte de Dios? Pues no necesariamente, pues el contenido de Dios en nuestro contexto responde a otras preguntas diferentes del anterior, y por tanto tiene que tener un contenido distinto, lo cual no tiene que significar una rotura con el anterior sino en continuidad con nuevos sentidos y significados de los mismos términos. Es que no dicen lo mismo en un contexto que en el otro. En nuestro contexto NO hay “dos pisos” uno arriba con un Dios extrahumano, vigilando y siendo providente o milagroso cuando le apetece y además solo con unos pocos y otro el de abajo donde Dios “prueba” nuestra fe, lleno de mal y sufrimiento en un valle de lágrimas para expiar nuestros pecados. Nuestro mundo es complejo y “sabemos” más, los relatos simples e infantiles ya no nos sirven.

    El Hijo-Jesús de Nazaret: me remito a mi comentario en esta misma línea del 19/3,13:30. Si tienes Isidoro ejemplos o argumentos para decir que en Jesús hay algo, lo que sea, contrario a la Plenitud Humana pues me lo dices y lo comentamos. Todo lo demás lo encuentro irrelevante. Es que no se trata de lo que diga o no diga la Iglesia sobre Jesús, se trata de si Jesús responde o no a la Plenitud Humana, a la excelencia de lo humano. Si esto falla también falla su divinidad, y si falla su divinidad la Trinidad carece de sentido.

  • Carmen

    No sé .

    Quizás sea imposible racionalizar a Dios. Al menos para mí es imposible. A lo mejor para los que saben mucha teología y filosofía sean capaces. Estupendo. Me alegro por ellos.

    Pero el problema es que la inmensa mayoría de personas, a día de hoy, es que no tenemos nada claro de nada de todo lo relacionado con lo que nos han contado de Dios, supongo que al decir Dios me estoy refiriendo a Dios padre, es que ni lo sé. En cuanto al hijo nos gusta Jesús. Y además la gente le está muy agradecida porque dio su vida para que su padre nos perdone porque, buenos, buenos, pues no somos. Nos encanta la resurrección porque nos permite creer que nosotros también resucitaremos y viviremos para siempre. Nos da muchas cosas.

    En cuanto al espíritu santo, eso es algo exclusivo del Papa y de los que lo eligen.

    Menudo desastre.

    Por eso hay tantas personas que no pisan una iglesia, no les convence esto nada. Además, todos hemos pasado por experiencias de oraciones de petición que no han sido escuchadas. Así que nos quedamos con lo bonito: procesiones, romerías, bodas, bautizos, las flores a la virgen de nuestra tierra, las velas, el abrazo al apóstol Santiago, los regalos de Navidad, los belenes, los reyes magos… en fin, que hemos olvidado a Dios. Y tampoco nos importa demasiado . Y a nadie le importa lo que sintamos o pensemos respecto a ese tema. Solamente preocupa que no llenemos las iglesias.

    A nosotros  nos preocupa la vida , es lo suficientemente difícil como para centrarnos en ella. La iglesia en la actualidad no nos aporta nada, salvo a los que tienen algún tipo de interés relacionado con ella. Que los hay.

    Así que de alguna manera buscamos a Dios cuando podemos y dónde podemos. Y nos da igual ser herejes o no serlo. Tampoco creemos en el infierno. El único referente que nos queda a los cristianos, es Jesús. Nos gusta como hombre, aunque a veces no lo entendamos como dios. Pero es que el tema de Dios, ese Dios que nos han transmitido, nos ha defraudado demasiado.

    En fin.

    Un saludo cordial.

     

    • Asun Poudereux

      !Pobres! No han sabido hacerlo mejor, Carmen.
      Y es que eso de no convivir con una mujer, madre, novia, esposa y amiga, arreando con la vida y problemas familiares da para mucho porfiar en lo mismo.
      Claro que de lo bueno, siempre queda para dormir tranquilos.
      Gracias, Carmen. Das buenas sacudidas para despertar.
      Un abrazo.

      • Carmen

        Es que es como todo.
        Los padres no nos llegamos a enterar de los problemas reales de los hijos, aunque lo intentemos. Cuando he sido hija he procurado que mis padres no se enteraran de ningún problema importante que tuviese.
        En las clases, hay unas corrientes subterráneas que los profesores jamás llegamos a conocer.
        Lo que piensan y sienten los cristianos de a pie tampoco lo saben los de arriba.
        Pero los padres lo intentamos, los profesores lo intentamos aunque no lo consigamos
        La sensación que tengo es que la jerarquía de la iglesia nunca lo ha intentado. Solamente le interesa el orden aparente.
        Su única reacción ha sido siempre hacer uso de su autoridad. Pero el concepto de autoridad ha cambiado. Como no te ganes esa autoridad no te hace caso nadie. No es que haya desaparecido la idea de autoridad en la sociedad, es que ya no se acepta la impuesta, sino la elegida. Por eso es definitivo convencer. Y
        a día de hoy,el convencimiento viene precedido por un mínimo de razonamiento. De lo cual estoy encantada.
        No lo sé explicar mejor.
        Es que los tiempos cambian. Hay quien lo llama evolución.
        Besos
        carmen.

      • Carmen

        Perdón
        Quizás por haberlo intentado , los hijos siempre querrán a sus padres y la mayoría de los alumnos recuerden con cariño a muchos de sus profesores.
        Quizás.

    • Isidoro García

      Respecto a tu actitud, Carmen, respecto al Espíritu Santo, me confirma en mi idea, de que para ser cristiano, (sin quedarse solo en una mero humanismo sentimental, o en refugiarse en una fe ciega y/o obediencia ovejuna, dispuesto a tragar lo que te echen), hay que ser esotérico.
      Y el esoterismo, implica bastante de credulidad, otro poco de imaginación algo calenturienta, visión cósmica muy por encima de los andurriales terrenales, y otra pizca de proyección de la ciencia del futuro.
      Teniendo de todo lo anterior, y procurando que no te ingresen en un manicomio, y que no te importe que se rían de tí, la religión y especialmente la cristiana, otorga un sentido a todo, (esa búsqueda de sentido que tanto busca Tamayo en su libro, por otros andurriales terrenales), y todo te llega a cuadrar perfectamente.

  • Isidoro García

    Carlo Rovelli: “La falta de certeza se suele percibir como una debilidad cuando en realidad es la principal fuente de nuestro conocimiento”.

     

    Vivimos espiritualmente en una época de incertidumbres, y de equívocos. Se dice que el misterio mas inextricable es el de la Trinidad, y muy posiblemente sea cierto.

    Porque sobre sus tres figuras-componentes, penden sendas incertidumbres, que el hombre es incapaz de descifrar. Todas las actuales controversias religiosas se pueden reducir a esas tres incertidumbres.

    La primera sobre el Padre, la segunda sobre el Hijo, y la tercera sobre el Espíritu Santo.

     

    Para lograr una “reconciliación” con la modernidad, el cristianismo tradicional, ha buscado racionalizar y razonabilizar sus principios. Y eso creo yo que es un error, porque para conseguirlo ha tenido que forzar, tergiversar y en algunos casos hasta falsear muchos argumentos.

    Jesús mismo, como hombre sabio que “sabía”, era consciente de que sus seguidores no le entendían, y por eso su obsesiva pregunta, (ilógica en cualquier otro contexto), ¿quién creéis vosotros que soy yo?

    Todo cristiano moderno, se siente interpelado sobre la realidad cultural en que vivimos, del “silencio de Dios”, de un vivir “sin noticias de Dios”, y por la obsuridad en que transcurre nuestra búsqueda. Bonhoeffer, en 1936, decía:

          “Dios, solamente responde, si le buscamos. En cualquier caso solamente podemos buscar algo que ya conocemos.    

            Por eso debemos saber qué Dios buscamos, antes de ponernos realmente a buscarlo”.

     

    La primera incertidumbre, es la del “Dios” extrahumano.  Según vamos conociendo la enorme complejidad del Universo, al hombre moderno se le hace mas difícil encajar que el inefable y misterioso Dios-origen del Universo, intervenga directa y personalmente en la vida de cada uno de nosotros.

    La teodicea primordial, de intentar explicar la supuesta providencia divina, y el trato especial al hombre en el Universo, es cada vez menos asumible al hombre moderno.

    Para obtener algo de luz sobre esta primera incertidumbre, el cristiano debe acudir al autoproclamado portavoz de ese Dios incierto, su camino: Jesús.

    Pero entonces caemos en la segunda incertidumbre, sobre lo que nos ha llegado de la predicación del Jesús de la historia.

    Sigue diciendo Bonhoeffer: “Cualquier otro lugar en que le busquemos (a Jesús), fuera de la Biblia, me resulta demasiado incierto. Temería toparme allí solamente, con un doble divino de mí mismo”.

    Pero negar toda la historiografía crítica de los escritos de hace 2.000 años, es cada vez mas difícil, y al final solo queda acudir al círculo vicioso de que Jesús fue, aquello que dice la Iglesia, que no puede equivocarse, porque así lo prometió Jesús en los escritos de la Iglesia: un sinsentido lógico e infumable.

    Aquí, por una parte está la historiografía falsificada y tergiversada por la corriente teológica, que ha prosperado a lo largo de la historia desde el momento cero: la cristología tradicional.

    Otros con los materiales que nos han llegado, (traducciones erróneas y/o equivocadas, canon bíblico, índices prohibidos, persecuciones al hereje, eliminación de toda discrepancia, monopolio cultural de dos mil años, etc.), hacemos una labor de lectura personal, mediante un corta y pega individual, para hacerla coincidir con su cosmovisión ética y cultural personal, y eliminar a capón, unas molestas y desestabilizadoras “disonancias cognitivas”.

    Y como apoyo ante tanta incertidumbre sobre el auténtico mensaje de Jesús, y su utilidad y enseñanza al hombre moderno, inserto en un mundo complejo, se nos conduce hacia la asistencia del Espíritu.

    Pero ahí nos encontramos la tercera incertidumbre, que reside en el Mundo Espiritual, (el llamado Espíritu Santo), y su verdadera estrategia de actuación.

    Siguiendo el mismo proceso psicológico anterior, y en busca de una tan anhelada seguridad, (por pulsiones y fuertes y profundas necesidades psicológicas), se ha diseñado una “economía de la gracia”, muy “perfecta”, demasiado perfecta.

    Cuando una cosa muy compleja, se puede explicar perfectamente como un reloj, existe el riesgo de que alguien haya encajado las piezas a martillazos.

    Todas las controversias eclesiológicas, son fruto de esta tercera incertidumbre: la del “Espíritu”.

    La Iglesia, se basa en dos principios básicos:

    – Disposición de un apoyo directo y exclusivo del “Espíritu Santo”, (aunque últimamente esa exclusividad cuesta reconocerla en público, por lo antiuniversal), y

    – Un sistema sacramental, por el que circula, igualmente en exclusiva dicho apoyo (“gracia”), del Espíritu.

    Todas esta incertidumbres son terribles barreras al hombre moderno, que respira en la realidad de este mundo, (la mundanidad), contra la creencia en el mensaje cristiano.

    Hoy día tener unas ideas sobre el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo, que no sean disonantes con la cultura moderna, (lo que sabemos hoy día de muchas cosas), es una labor muy compleja y difícil. Y por ello podemos caer en la tentación,

    – De la esquizofrenia cultural, viviendo en dos mundos diferentes simultáneamente, (lo que tiene nos efectos psicológicos insospechados y perversos)

    – O de la increencia en algo intuído interiormente,

    – O en el reduccionismo, la poda dela lechuga, el baño del niño sucio…, eliminando la mitad del mensaje, que no sabemos interpretar o entender para que sea coherente con nuestra modernidad cultural.

    En 1939, Bonhoeffer, ya veía la cortedad de vuelo de la moderna teología. Y opinaba sobre la situación de la teología americana: “El viraje decisivo hacia la palabra parece no haber tenido lugar todavía, sino más bien se ha producido, desde la fe en el progreso, hacia el nihilismo, y desde el eticismo, hacia la filosofía de la “actualidad”, de la situación concreta”.

    Eso conduce inevitablemente a un nihilismo perplejizante y a un cinismo miope y cortoplacista. Sin embargo, una visión religiosa moderna no puede ser ajena al apocalipticismo, o mejor aún a la versión milenarista del mismo.

    O sea una creencia en una época futura, en la que culmine el progreso y la evolución de la especie hacia un nuevo nivel superior, en la que el Señorío del “Designado” aflore al exterior, se haga visible y pilote el timón de una humanidad global y unificada.

     

    Total, que la creencia ante este desolador panorama, parece una actitud imposible. La búsqueda ansiosa de seguridades en este mundo complejo, nos paraliza la reflexión y el análisis. Porque como dice Albert Einstein: “Si no se peca a veces contra la razón no se descubre nada desconocido”.

    Hay que imaginar nuevas explicaciones a esas incertidumbres que llenen esos vacíos cognitivos tan desequilibradores. “Es sabio arrojar luz sobre todo aquello que sólo se supone”, decía Mark Twain,

    Pero la imaginación está urdida de conocimientos previos, de memoria. “La imaginación está hecha de convenciones de la memoria. “Si yo no tuviera memoria no podría imaginar”, decía el muy imaginativo Jorge Luis Borges.

     

    Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.

    Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte.

    Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del amor. Miguel Hernández)

     

     

     

  • Jorge

    La decisión de no tomar a Jesús de Nazaret como Dios, o como Hijo de Dios, parece la más razonable y yo la respeto, y aún más lo parece en nuestro contexto social laico y de cosmovisión científica-tecnológica. La propuesta de que un hombre concreto de la historia (Jesús) en la Judea del s.I sea Dios, es como poco una especie de locura irracional, fruto del deseo o de la ingenuidad de muchos, ¿o no? Lo divino y lo humano son racionalmente incompatibles entre sí, ¿o no? Antropomorfizar a Dios de la manera en que lo hace el cristianismo es razonablemente un contrasentido idólatra, ¿o no?

    Mi decisión de fe afirma la divinidad de Jesús de Nazaret, el hombre que fue en la historia. Y ¿por qué lo hago si veo racional la proposición contraria? Esta afirmación de fe mía NO la apoyo en una revelación o don personal por la cual veo claramente la verdad de que “Jesús es Dios” como principio axiomático de ella. Esta afirmación no es para mí un principio sino consecuencia coherente con respecto a mi fe en el triunfo final del bien, en el Reino de Plenitud anunciado, originado, desarrollado y culminado, por Jesús de Nazaret el responsable único del mismo.

    Para mí es una evidencia clara que Jesús manifiesta en toda su magnitud, total y completa, la Plenitud Humana. Y esto sí es el principio fundamental de mi fe, y es una hipótesis contrastable y defendible que Jesús manifiesta siempre y en cualquier escenario esa plenitud o excelencia humana, nada hay en Jesús contrario a la Plenitud. Y como el resto de seres humanos solemos dar bandazos al respecto, me parece lo más racional y coherente con la vida y la muerte, con lo que dice y lo que hace, …, que concluyo que Jesús tiene la Plenitud Humana constitutivamente, y esto solo me resulta racional y coherente afirmando de Jesús su divinidad. Si Jesús es la manifestación total y completa de la Plenitud Humana solo resulta racionalmente explicable por su origen divino.

  • Jorge

    La teología de la expiación, (Dios que entrega a su Hijo al sacrificio, a la muerte en el patíbulo de la cruz romana, como remisión del pecado infinito (transmitido desde Adán y Eva) al ser ofensa a un Dios infinito, solo compensable por la muerte en sacrificio del Hijo de Dios), propuesta por Anselmo de Canterbury que interpreta a Saulo de Tarso el converso, para mí como también lo expresa Antonio Tostón, es un despropósito y gravísimamente INMORAL. Saulo de Tarso no es Jesús y en esta propuesta de Anselmo de C. que le inspira Saulo se equivocan ambos, y se equivocan porque transforma a Dios-Padre de Jesús todo amor y misericordia, en un Dios vengativo sediento de sacrificios y de sangre, similar a muchos escenarios del Dios judío en el A.T. En esta propuesta de Anselmo de C. inspirada en Saulo no ha sustituido el contenido de Dios judío por el de Jesús. La teología de la expiación es clarísimamente inmoral. Dios-Padre no puede ponerse de parte de los verdugos entregando a su Hijo al sacrificio y a la muerte, justo en el lado opuesto al de Jesús precisamente del lado de las víctimas.

    Si el Magisterio de la Iglesia durante siglos y de tan funestas consecuencias asumió la teología de la expiación, pues simplemente cometió un gravísimo error sin paliativos. Sin embargo, yo hago una lectura muy distinta del sacrificio y cruz de Cristo, en sintonía con la Teología de la Liberación. Son las víctimas inocentes y sobre todo aquellas que se producen por causa de la justicia, la causa de Jesús, por ponerse del lado de los que pasan necesitad, de los pobres y sus derechos vulnerados, los que sufren por causa de la injusticia, …, los que ponen en juego su vida por defenderla y la pierden, llegan justo al lugar donde llegó Jesús, comparten su cruz, y esta cruz por la justicia yo creo que sí es expiatoria de todo pecado. La lucha por la justicia de los excluidos y necesitados, a favor de la liberación de sus esclavitudes, es la piedra angular del Reino de Plenitud.

    Y lo que se celebra en la Misa no es la exaltación del dolor, del sacrificio, como si el dolor y el sacrificio por sí mismo tuviese valor expiatorio del pecado en particular el de Jesús, o bien la exaltación del sacrificio auto infligido o peor aún causado a los demás, sino que la Misa celebra la muerte en cruz de Cristo junto a la victoria de la resurrección. No repitiendo una y otra vez todos los días el sacrificio de la cruz, sino reviviendo y haciendo presente la cruz que conlleva la causa de la justicia con todas sus consecuencias, imitando a Jesús para ir asumiendo hasta el final este compromiso.

  • Antonio Toston De la Calle

    Siento no coincidir con el Jesús que Jorge me atribuye. Seguramente es que no me he sabido expresar debidamente. A ver si acierto esta vez a expresarlo. Para mi Jesús no es Dios ni Jesús creo que lo dice, aunque en su boca hayan puesto esa certeza que a mi me parece totalmente contradictora con lo  que fue su vida. Y pienso que Dios no manda a ningún hijo a la tierra para que como dice Saulo el converso, sea la contrafigura de Adán, o sea: por Adán entró el pecado, el mal, el sufrimiento, la muerte, y con Jesús la salvación-resurrección.  Con este sacrificio de ¿su hijo? queda equilibrada la !!! justicia !!! del Dios-Padre….por un “pecado” que Jesus no ha cometido. O sea, aquí tenemos una justicia vicaria. ¿Queremos un Jesús “chivo expiatorio” de una justicia tan primitiva que estremece sólo pensarlo?. Esa sí es la justicia de Saulo el converso, que sólo admite la muerte y resurrección de un Cristo que él, Saulo,  se inventa, como se inventa la elección de él mismo, puesto que afirma que fue elegido, “desde el vientre de su madre”. Por eso mismo inventa la iglesia,  Saulo el converso  Por tanto, la iglesia no es fundada por Jesús, y la historia de la misma ha sido lo que ha sido y es lo que es a través de la Historia de la misma. Por eso mismo la ceremonia de la misa es la reproducción de ese sacrifico que fue la cruz. Y no es verdad que eso fuera un sacrificio, fue un crimen, el asesinato de un hombre justo, al que la religión (el templo) y el imperio romano se llevaron por delante, por reclamar, él sí, justicia para los despojados del reino  que predicaba , es decir, los don nadie de su tiempo.Los últimos de aquella sociedad.

     

    • m. pilar

      Lo comparto Antonio:
      También me rompe el alma, pensar en ese camino tan intrigante del hijo como “chivo expiatorio” ¿Por qué el “nacimiento del pecado” y la necesidad de un salvador “hecho” comfigurado… de una forma tan rocambolesca… ¿En que clase de “dios” creemos?

      El ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor por deseo personal, cada ser, decide cómo vivir, y cada ser, tiene en sus manos, cambiar de rumbo si cae en la cuenta de que es malo lo que está sembrando.

      Si algo tiene iportante cada persona es… ¡¡¡Su libertad!!! El como la lleve a cabo, depende de sus decisiones u opciones, cueste lo que cueste, hasta dar la vida.
      ¡Gracias Antonio!
      m* pilar

  • Jorge

    El catecismo nos dice que Dios está en todas partes, y yo me pregunto entonces, ¿cómo es posible que no lo vemos o sentimos su presencia? ¿Cómo es que aquellos que lo hemos afirmado alguna vez ternemos que emplear subterfugios imaginativos, intuitivos, argumentales, …, para poder decirlo y explicarlo, y que no se trate de una cosa evidente para todos? La respuesta común es que Dios es espíritu invisible y además oculto, en silencio, que se esconde. Y mi pregunta es ¿por qué razón Dios haría una cosa como esa? ¿es que acaso juega al escondite con nosotros? ¿por qué? Lo lógico y razonable es que si estuviese en todas partes y fuese Dios, sería claramente manifiesto, no habría modo de eludirlo. Muchos hemos buscado con esfuerzos signos ocultos de Dios, en el orden del mundo y sus leyes, en la belleza de la Naturaleza y el Cosmos, en la bondad de cuanto sucede, …, pero para otros muchos estos signos no evidencian la presencia de Dios. Pregunto: ¿por qué razón tendríamos que esforzarnos para interpretar esos supuestos signos a favor de la presencia de Dios, como si nos pusiéramos en su defensa? ¿Es que acaso Dios necesita defensa?

    Todo esto tiene una fácil solución: a Dios no lo vemos en todas partes porque NO está en ninguna. Empeñarnos en descubrirlo y mostrarlo se debe a que en realidad no hemos cambiado el contenido de Dios por el de Jesús. Lo que por lo común hemos hecho los cristianos y la Iglesia es añadir Padre (de Jesús) al contenido de Dios del A.T., acaso también al de las demás religiones en lo que tienen de común, pero sobre todo al de Dios racional de la filosofía, en lugar de sustituirlo.

    El Padre (de Jesús) no da ninguna explicación del mundo ni le proporciona sentido, no es el origen de todas las cosas ni su fundamento, no está en todas partes, ni en la totalidad de la realidad, …, ni siquiera en el hondón del alma humana. Si estuviese en el hondón del alma humana, no es posible que pueda pasar desapercibido u oculto. Si fuese así el poder del ser humano sería super-divino, puesto que puede echarlo de ahí cuando quiera.

    La cosmovisión anterior a la Ilustración y el Modernismo era fundamentalmente sagrada, Dios pertenecía a ella de un modo natural sin fisuras. Mi cosmovisión personal incluido el ser humano por el contrario es desacralizada, profana, …, y sí también a-tea. ¿Esto quiere decir que he perdido la fe en Dios? En absoluto, mi fe en Dios es la de Jesús, Dios como Padre, sin añadidos teológicos o filosóficos o religiosos o … Y pregunto ¿este Dios-Padre sin añadidos, puede cumplir o realizar las expectativas que cubría el contenido de Dios radicalmente distinto al de Jesús? Pues en mi opinión sí, y por exceso, si dejamos de utilizar a Dios como explicación del mundo, y nos servimos para esta explicación de otras fuentes del conocimiento, independientes de Dios.

  • Antonio Rejas

    El presente artículo (siento haberme perdido otros según leo en los comentarios) me satisface en gran manera porque considero confirmadas alguna de mis ideas relativas a la vida y muerte de Jesús por alguien mucho más competente que yo en temas filosóficos y teológicos. Mis conocimientos sobre ellos proceden de mis lecturas y una cierta intuición.

    Coincido plenamente con lo expresado en el primer párrafo: “Jesús es el referente……”, aunque me siento identificado con el texto en general. Mis coincidencias son:

    Semejanza de Jesús con fundadores de otras Religiones ( parece ser que Jesús no fundó            propiamente el Cristianismo) con formato muy diferente debido a la cultura en la que se          desarrollaron.

    Pienso que el Antiguo Testamento es la historia de Israel ligada a  su  experiencia religiosa,      aunque alguno de sus pasajes sean inaceptables en la actualidad.  Por citar un ejemplo de        los  muchos que hay me referiré a la conquista de Jericó.

    . Creo que el pueblo elegido fue toda la Humanidad, aunque evidentemente de Israel surgió la    Luz para iluminarla y por eso Pablo dice “no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no    hay hombre ni mujer porque todos sois uno en Cristo Jesús (Gálatas 3,28).

    . No puedo entender la Biblia (Antiguo y Nuevo T.) como “palabra de Dios”. En lo que nos ha        llegado escrito por personas existen mensajes divinos que cada cual tendrá que descubrir        con buena voluntad y un mínimo de formación o aceptando las enseñanzas de otras                  personas más preparadas.

    . Conociendo el estado actual de la Humanidad, y aún peor en la época de Jesús, me resulta        difícil comprender sus palabras sobre la providencia del Padre (Mt 6, 25-34).

    . Me inclino a pensar que puede haber una acción conjunta del hombre/mujer con Dios y,          aparentemente, la iniciativa parte de la persona, aunque dudo si esta iniciativa puede estar      provocada por el Espíritu de Dios sin que el protagonista humano lo perciba. No obstante,        creo que todo lo bueno del ser humano tiene origen divino.

    . Estoy convencido de que el Padre no necesitaba el sacrificio de Jesús ni fue una exigencia en    reparación de los pecados. La explicación dada en el artículo refuerza mi convencimiento.        Nada de sacrificio expiatorio. Fue condenado por el Poder establecido que no entendía o no      quería entender la predicación de un Reino de fraternidad. Todos sabemos que esto se ha        repetido hasta la saciedad contra auténticos seguidores de Jesús. Son sobradamente                conocidos ejemplos concretos posteriores a Jesús hasta nuestros días y así seguirá hasta el      fin de los tiempos.

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

     

    L

     

  • Jorge

    Muchos reconocen la excelencia humana de Jesús, incluso sienten su cercanía, pero al hablar de su divinidad, como dice Antonio Tostón, se aleja. Y esto entiendo que pasa cuando se busca en Jesús un contenido de Dios radicalmente distinto al de Jesús. Jesús no reescribe el Génesis, no habla de creación, no habla de Dios como origen y fundamento de todas las cosas, ni como explicación del mundo y de nosotros (ciencia). No habla de filosofías ni de metafísicas helenísticas tan difundidas en su entorno cultural, para abordar el tema de Dios. Tampoco habla de trascendencia o inmanencia de Dios, ni fundamento del ser, ni como Ser o Ser Supremo, ni como Absoluto, ni de la Realidad, …, ni especifica de Dios ningún atributo. Jesús no hace teología. Y esta ausencia es para mí muy significativa. Y es que Jesús para mí cambia radicalmente el contenido de Dios. No solamente en cuanto al Dios judío lo que se ha destacado reiterativamente señalando sus diferencias, sino para mí sobre todo al Dios racional de las filosofías sean trascendentales u ontológicas, o las que sean. Si buscamos en Jesús este contenido de Dios NO lo encontraremos y por tanto no encontraremos en Jesús su divinidad.

    Si pensamos qué contenido o qué significa Dios previamente de un modo racional o el que sea y luego con esas ideas (Ser Supremo, Creador, Todopoderoso, …) buscamos en Jesús estas características, pues evidentemente decimos sin duda de equivocarnos que Jesús ni es Dios ni puede serlo.

    Pero el contenido de Dios en Jesús es el de Padre, un Padre de bondad, justicia, misericordia, …, y este contenido de Dios sí lo encontramos en Jesús y es plenamente manifestado en él. Lo que está en juego con respecto a la divinidad de Jesús es precisamente el contenido de Dios. Y para aceptar la divinidad de Jesús con coherencia es necesario abrirse a un contenido de Dios radicalmente diferente a los que derivan de la racionalidad filosófica, y también deshacerse de las ideas previas que nos habíamos hecho sobre Dios. Para aceptar la divinidad de Jesús hay que poner toda la atención en el contenido de Dios que Jesús expresa y manifiesta. Y es entonces cuando podemos decidir, pues en caso contrario estamos hablando de cosas diferentes.

  • Asun Poudereux

    Es enriquecedor, esta segunda entrega, también los comentarios que suscita. Muchas Gracias.
     
    1-Intervengo, en primer lugar, para decir que cuando hablo de estar presente, es decir, en conexión con la Realidad que es, no es mi afán e intención apuntar al tiempo, sino a algo llamado de mil formas y una de ellas es Presencia.
     
    2- Me extraña un poco que no se señale,  como referente de Jesús,  el contraste entre la experiencia de vida que es,  que intuye y vive Jesús,  y la que se desarrolla ante sus ojos en un entorno injusto, como era el de su época, el desencadenante de su Mensaje abierto y liberador en contracorriente  a la ignorancia que se inhibe y privilegia.
     
    3- Cierto, se refleja en el pasaje del Jordán el punto de inflexión.
     
    4- No obstante,  su experiencia de la vida, siendo  ya adulto,  en la que está incluido el sufrimiento de los otros,  los más injustamente tratados,  por lo así establecido, son ambos los ingredientes fundamentales  para darle Luz y Libertad en su actuar conscientemente asumido.  
    5-Y desafortunadamente fue nada o muy poco comprendido, pero sí temido, dada su inteligencia y autoridad,  por los que ejercían el poder directa o indirectamente.
     
    6-En su corta, pero intensa,  andadura, Jesús se va abriendo más y más a otros modos de conocer y actuar, fuera de su tradición y  cultura, envueltas  y  bien atadas en  una religión excluyente.
     
    7- Como decía una niña que se estaba preparando para la comunión para así “ser más Jesús”,  me atrevo a decir que ser más Jesús implica  y conlleva el abrirse a otros referentes, en tanto en cuanto se interconectan en su fondo,  al ser priorizada  la vida, vida  en abundancia y  plenitud para todos.
     
    8- A modo de conclusión. El problema de toda religión no está tanto en esta u otra creencia,  sino la pérdida de la espiritualidad genuina abierta a lo diferente,  la que une en la diversidad,    sin cerrar puertas,  en creerse siempre, con definición incontestable,  en  la posesión de la Verdad.
     
    9- Donde hay Amor prima al ser humano, lo nuclear de la persona, la vida que la hace posible y es en  ella. No se priman sus creencias,  culturas, éxitos,  todo lo que tiene acumulado en tradición y apropiándose  para sí.
     
    10- Su nivel de consciencia transpersonal, le hace amar, seguir amando  en los momentos de más crueldad, hacia su persona, toda persona. 

    • oscar varela

      Hola Asun!
      Te leo el item 2:
      – “Me extraña un poco que no se señale, como referente de Jesús,
      * el contraste entre la experiencia de vida que es, que intuye y vive Jesús,
      * y la que se desarrolla ante sus ojos en un entorno injusto, como era el de su época.”-
      ……………….
      Esa sería (a mi modo de ver) el “referente radical”:
      La propia vida que nos trasciende al c/cual que somos,
      porque “no está hecha”
      sino es la que “hay que hacer”.
      ……………….
      Entonces:
      Cualquier otro “referente” (la vida de él -aunque sea el mismo Jesús) solo puede serlo:
      – en un segundo plano, y
      – como parte integrante de la propia circunstancia.
      Toda otra interpretación es “esquivar el bulto”.;
      una especie de “auto-engaño” de una conciencia in-madura.

      • Asun Poudereux

        Hola, Oscar:

        Sí, la vida “que hay que hacer” puede llevar integrada varios y hasta múltiples referentes de testigos de modos de vida.
        Pero la nuestra, la de cada cual:
        -con condicionamientos diversos y circunstancias diferentes, que acompañan
        -es a nosotros,
        -asumirla
        -realizarla, y sobre todo,
        -vivirla madurando en consciencia.
        Es, entonces, que la vida, su sentido, no se siente tan personalmente delimitada, aunque se encarne
        -en este cuerpo-mente
        -en esta forma concreta y particular de sentirla.

        Gracias, Oscar, por tu sacudida palante. Un abrazo.

  • Antonio Toston De la Calle

    Se están escribiendo artículos que son una verdadera tentación para entrar en ellos, para aportar experiencias sobre temas tan interesantes para mi, como nuestras creencias, sobre Jesús de Nazaret, sobre la iglesia……en batallas que han absorbido años de estudios, de lecturas tan personales y difíciles de resolver…..

    Por ejemplo: Yo creo que existe un sólo Dios.Es decir, monoteísta. Jesús de Nazaret un hombre, como dice Mayer un judío marginal pero Maestro de vida. Un Jesús divinizado se me aleja, se desvanece. Un Jesús hombre solo, se me acerca. Lo siento próximo. No resucitó. Su cuerpo fue a la fosa común. Pero su espíritu en el momento de su muerte dejó el espacio-tiempo, como todos, y allí está, junto al Creador. La palabra Cristo, o Jesucristo es un invento de Saulo el converso, que ignora casi por completo la vida de Jesús del que sólo le interesa su nacimiento y su muerte-resurrección que le sirven para desarrollar su teología. Ha sido el gran negocio de la iglesia. Un cordial saludo para todos y todas.

     

     

     

    .

    • Carmen

      Hubiese dado cualquier cosa por haber leído esto hace treinta años. Sí, ha sido una lucha dura y en absoluta soledad. Creyendo por una parte que me iba al infierno de cabeza y por otra pensando: pues ahí que me voy, pero mi cabeza no me la rompen.
      Al final, como a todos , la vida me la rompió un poco,pero he salido adelante con la ayuda de ese dios que creía que solamente estaba en mi cabeza, pero no. Está en la cabeza de muchas personas
      Porque la vida es muy extraña.
      Un saludo cordial.

  • Jorge

    Como parece que Gonzalo apunta una tercera entrega para el tema de la resurrección pues espero a él para comentarlo. Pero ya dice cosas que me interesan como “la noosfera espiritual” porque puedo asociarla a mi propuesta de Plenitud. Es que mi esperanza en el triunfo final del bien sin muerte, ni extinción, ni destrucción, …, que implica permanecer para siempre en lo eterno, tiene que suceder necesariamente en la esfera espiritual (por llamarlo de algún modo, aunque se preste a confusiones varias), pues en esta realidad física en la que estamos nada puede permanecer para siempre.

    En cuanto a las referencias que tuvo que tener Jesús para su propia vida por la que pregunta Oscar, pues estoy de acuerdo con Gonzalo que por el contexto de Jesús fue el Antiguo Testamento o la Biblia Hebrea. Pero Jesús da de ella una interpretación muy particular, cambiando los acentos con la clave y referencia continua a Dios como Padre. Un Padre todo bondad, amor, justicia, misericordia, …, un Padre que es su referencia y referencia de la plenitud humana.

  • Carmen

    Es que el problema está en la resurrección. Hay quien la entiende en cuerpo y alma, un cuerpo raro, glorioso, dicen, pero cuerpo.

    Hay quien empieza a pensar que es otro tipo de resurrección.

    Pero pienso, y qué más da un tipo de resurrección u otro? A lo mejor lo que queremos al creer que resucitó es asegurar nuestra propia resurrección, no sé.

    Y claro, si cambiamos el tipo de resurrección, hay que cambiar el cristianismo enterito. Por eso nunca se podrá aceptar. Para el cristianismo siempre será resurrección en cuerpo y alma.

    Es que es todo muy complejo.  Se tenían que cumplir una serie de profecías para que fuese el  Mesías y no había otra. Pues bueno.

    Personalmente no tengo problema con ese tema.

    Espero que los cristianos que crean en la resurrección tal y como nos la han contado, no tengan problemas con los que pensamos de otra manera.

    En fin.

    Un artículo estupendo. Digo estupendo porque pienso algo muy parecido. Aaaaaaayyyyyyyyy, así somos las personas…

    Un saludo cordial.

  • Gonzalo Haya

    La resurrección queda más allá del espacio-tiempo y no podemos explicar, y ni siquiera imaginar, en qué puede consistir, si es un futuro eterno (y ya estamos hablando de tiempo) o si se identificariía con el presente (y sguimos hablando de tiempo). Yo creo que existe una especie de noosfera espiritual que tendría su plenitud en la resurrección. Me lo confirma la experiencia mística de Jesús y la de místicos de otras religiones. Quizás diga algo de esto en la tercera parte. Y ¿un referente para Jesús? Creo que sus referentes serían los profetas del Antiguo Testamento y, sobre todo, su propia experiencia mística del Jordán.

    Respecto lo dicho en la primera parte disculpad que no respondiera a nada porque estaba fuera de Madrid y porque tendríaque dedicar más de una página a cada uno; pero me gustaría que leyerais la respuesta general (y tardía) que incluí creo que el día 18

  • oscar varela

    Hola!

    Leo (al principio nomás):

    – “Jesús es el referente fundamental

    para los ideales y las complejidades de mi vida“-

    Ok!

    Pregunto:

    – ¿Tuvo Jesús alguien referente

    para los ideales y las complejidades de su vida?-

    Entonces:

    1- Si lo tuvo ¿quién fue?

    2- Si no lo tuvo ¿cómo se las arregló?

  • Gracias, Gonzalo, por este compartir sobre Jesús de Nazaret,  personaje central de la fe cristiana. Su nacimiento, su enseñanza y su testimonio de vida nos revelan la Humanidad herida,  que es la nuestra, y  nos ensena el camino a seguir para que nazca la humanidad nueva y sana.  El camino de la verdad, de la justicia, de la cruz es el camino inevitable del “parto” de la Humanidad nueva que canta el Apocalipsis en su capitulo 21. “Vi un cielo nuevo…. “ El Espíritu de Jesús es el mismo que nos conduce al camino por el cual  tenemos todos y todas que elegir entre JESUS O MAMMON.  
    Me permito añadir que por mi, el Espíritu santo, es una presencia activa en la consciencia de cada uno, que se reconoce por la paz que lleva con Él y las inspiraciones que nos superan. Nos lleva mas allá de donde uno solo puede llegar.

     

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    Con todo mi respeto

  • Jorge

    Esta nueva entrega de Gonzalo tan personal y hermosa exposición de su relación con Jesús, me interpela a responder ¿qué es lo que yo digo sobre Jesús? Y mi respuesta de entrada es que Jesús es la más clara manifestación de la más alta y máxima calidad humana. Es que no veo a partir de él ninguna posibilidad de superarlo, es manifestación de la humanidad plena. No conozco a nadie ni he leído a nadie que no reconozca la calidad y calidez humana de Jesús. Sí que he oído y leído con frecuencia que los que se dice sobre Jesús es un invento, falsedades, tergiversación de la historia, hagiografía, mitificación de un personaje histórico, una manipulación de sus seguidores, que en la exégesis y hermenéutica de los documentos que nos han llegado pues hay múltiples, diversas y divergentes interpretaciones, que es difícil discernir y quedarse con lo cierto o lo verdadero histórico, que hay grandes dudas y lapsus sobre la verdadera historia de Jesús, etc., etc. Pero lo que nunca se oye o se lee es que esa tipología de la excelencia humana de Jesús no sea excelencia, que no sirve como ejemplo de plenitud humana porque presenta fallos, errores, hechos, acciones, dichos …, de Jesús claramente contrarios a la excelencia humana. Cuando algunos han intentado hacerlo fracasan.

    La excelencia de la calidad y calidez humana de Jesús produce un gran respeto y admiración, en ambientes muy diversos, en otras religiones, incluso entre agnósticos, ateos o indiferentes. Nada que ver con lo que produce las religiones en general, las Iglesias, …, que es un rechazo total y con frecuencia odios.

    Y yo lo que creo es que esa calidad de excelencia humana de Jesús es cierta históricamente, que existió un hombre real histórico en la Judea del s.I que verdaderamente tenía, hablaba, hacía, manifestaba, …, toda esa calidez de vida humana que llevaba dentro. Aunque muchos de los hechos y dichos de Jesús no fuesen tal como cuentan los documentos, sí están escritos con la función de expresar la humanidad de Jesús y revelan su humanidad.

  • Román Díaz Ayala

    Estas entregas a Gonzalo Haya para Atrio  las estoy siguiendo con un vivo interés por su alcance medular. No hay nada más que ver el perfil del conjunto de los muchos y variados comentarios que entre unos hilos y otros realizan de continuo los/las comentaristas. No es que sea “un ideario”, porque seguimos siendo una tribuna abierta donde caben todas las opiniones y posicionamientos más diversos, sino porque saltando de un comentario a otro ( y yo soy uno que suelo leerlos todos) parece como si algunas cosas se dan ya por asumidas, o planteamientos resueltos, cuando en realidad son cuestiones permanentemente abiertas. Mientras “primen las personas” sobre lo que digan o dejen de decir Atrio seguirá gozando de buena salud.

    Esta segunda entrega se centra en Jesús de Nazaret y alcanza su climax en la muerte ¿sacrifical? del Gólgota.

    Tengo algunas dudas. No sé, por ejemplo, si Gonzalo Haya ha omitido la resurrección para realizar una tercera u otra posterior entrega, o no le cabe en una teología de la Creación, en oposición a la teología de la Salvación.

    La muerte de Jesús, ejecutado por la autoridad romana ,mediante el suplicio habitual de unos palos cruzados es un hecho histórico. El sentido de sacrificio en expiación es una categoría teológica, y como tal debe ser tratada, como verdad revelada que sólo podría ser aceptada en su conjunto, es decir, dándole valor “histórico” al Jesús resucitado.