A propósito del curso escolar que comienza y del Congreso de la Red española de Filosofía celebrado en Zaragoza, he escrito el artículo que envío para Atrio. Con un abrazo. Pepe
Enseñar filosofía no es enseñar la filosofía hecha, que es letra muerta. Ni siquiera la historia de la filosofía es enseñar la que se ha hecho, sino enseñar a pensar. A leer si se quiere, a escuchar e interpretar, a dialogar con los filósofos o amantes de la sabiduría, a buscar con ellos la Verdad de todos sin dar nada por sabido. Es enseñar a mantener en vilo la pregunta que somos, con responsabilidad. Que nadie piensa si no es con su propia cabeza.
La filosofía en vivo es filosofía en camino, con un pie en tierra y otro en el aire, que no está lo que busca en el camino ni la respuesta cabal en la pregunta abierta. Y sin embargo – ¡ah sin embargo! – nadie pregunta por lo que ignora en absoluto y no hay camino -compañero- que no tenga algún sentido. Ni caminante que no se abra, que no es el camino lugar para quedarse ni hay camino verdadero que no lleve a casa: a la Verdad que a todos nos llama. Eso sabemos o creemos, confiamos y confesamos de algún modo cuando preguntamos en serio por lo que amamos por encima de todo.
La filosofía es amor a la sabiduría. Y el colmo de la sabiduría humana en este mundo es saber…que no se sabe. La verdad filosófica se sabe cuando se busca en la vida misma y , por tanto, en la propia vida. No en los relatos que cuentan o contamos, sino en la existencia y la vida que llevamos: mar a dentro y en el rumbo de la nave en que bregamos sin cesar personalmente.
La filosofía no es un medio de vida, es una forma de vida. Y en absoluto una pregunta retórica como la que hizo Pilatos: “ ¿Qué es la Verdad…?” , y la dejó caer como quien dice: “Ahí queda eso”. En ese amor a la Verdad nos va la vida y en la vida misma va la filosofía. La filosofía es, como dijo Arístóteles, teoría y praxis. No solo es saber sino saber vivir y vivir como se sabe, es praxis. No es vivir a tontas y a locas sino a sabiendas, a ciencia y conciencia. No es saber hacer cualquier cosa, que eso es una técnica, sino saber hacer la vida, que es una experiencia en curso y una pregunta viva. No es un saber para andar como Pedro por su casa, ni un medio de vida. No es una salida o anticipo de una colocación prevista en el mercado laboral. Ni siquiera es un remedio. La consolación de la filosofía en absoluto tiene que ver con los calmantes. “Tomarse la vida con filosofía” no significa precisamente confundir la filosofía con una tisana, no es eso sino todo lo contrario. Afrontar la vida con filosofía es un acto de coraje, del corazón y la cabeza: es poner la esperanza a trabajar, no estar a verlas venir sino abrirse y salir al encuentro.
Se puede decir incluso que lo que todos sabemos, lo que damos por sabido, lo que tanto da que pensar y no pensamos, lo obvio, eso es el tema y el problema de la filosofía. La filosofía es reflexión, una vuelta sobre sí mismo para estar en todo y pensar en todos: en todo el mundo. Es estar en este mundo. Es saber algo de todo por lo que preguntamos y nada del todo por lo que tenemos que preguntar. Es una posibilidad y una necesidad, una insistencia y una existencia auténtica, una experiencia abierta como la vida misma: no un experimento de laboratorio que siempre puede repetirse para salir de dudas. Es un camino abierto, paso a paso, con una planta del pie en tierra y otra en el aire como el futuro. No es una rutina, es una gran experiencia. La filosofía de la vida es la vida a ciencia y conciencia, acontece en la historia como una revelación: es el ser aquí y cabe sí, que va siendo…. Es la palabra del espíritu en el mundo.
La filosofía no es una asignatura más en el programa. Es antes educación que enseñanza, es formación humana. No es el texto lo que importa, ni el título, ni el ejercicio profesional que demanda el sistema: la mano de obra o la cabeza bien equipada que se vende en el mercado. La filosofía no produce buenos “profesionales”, acaso buenos ciudadanos y en todo caso personas responsables. Pero eso no se produce, es más bien educar. Es mayéutica, el arte de ayudar a sacar lo que uno lleva consigo en las entrañas. Es pedagogía en el mejor sentido. El filósofo que lo es no vive de la enseñanza. El que de eso vive es más bien un sofista, no un maestro como Sócrates el hijo de la comadrona. La filosofía necesita maestros, no “profesores de filosofía” convencionales para cubrir puestos de trabajo en la enseñanza. Si bien es cierto -hay que reconocerlo- que también se vive de pan y el que trabaja merece su recompensa. Pero esa penuria o necesidad no saca de la miseria a la filosofía ni levanta la moral de los jóvenes a la altura que merece la dignidad humana. Enseñar filosofía es poner al hombre de pie con la cabeza levantada y el corazón abierto: en camino. Libre y con responsabilidad.
José Bada
15-9-20017
Hola!
Leo:
– “La filosofía es amor a la sabiduría“-
¡Es cierto, don Bada!
– Vale para la filosofía “domesticada“; esa que -con razón- critica.
¿Entonces?
El buen artículo de José Bada, sobre la filosofía, me ha dejado un regusto a quedarse a medias.
“La filosofía no es un medio de vida, es una forma de vida”, dice en él. Y esa creo que es la cuestión: la filosofía no es un fin, es un medio.
Es lo malo de profesionalizar algo, que entramos en una fuerte contradicción interna, porque guste o no guste, toda profesionalización tiene algo, (o un mucho) de prostitución.
Cuando nuestros garbanzos y los de nuestros hijos, dependen de algo, nuestras mentes ya no actúan libremente: caemos necesariamente en las garras de la necesidad: ¡más cornadas da el hambre! ¡Yo por mi hijos, me prostituyo lo que sea necesario!.
El humano no ha nacido para pensar, ha nacido primero para vivir, (sobrevivir), y segundo para vivir lo más gozosamente posible. Y para eso, el pensar, y pensar bien, es necesario.
Todo eso lo recoge muy bien José Bada en su artículo. Pero no prosigue su razonamiento. Se queda a la mitad, con lo que su artículo se queda solo en una espléndida loa a la buena filosofía.
Yo creo que debería haber dado un paso adelante. Si la filosofía es una escuela de vida, ¿por qué sigue existiendo en la enseñanza, la historia de la filosofía?.
La filosofía debería desaparecer de la Academia. Y debería ser refundada y sustituida por una Ética personal, una asignatura en la que se promueva que el alumno aprenda a organizar y repensar su vida. Y como iluminación, de ese su grave problema personal, los profesores, quizás entonces podrían exponer lo que pensaron de cada faceta de ese su problema, los grandes pensadores que han existido.
Es algo similar a la Literatura. Debería ser sustituida por un taller de escritura personal, para estimular que el alumno aprenda a exponer ordenada y claramente por escrito, sus ideas y fantasías. Y como material de ese aprendizaje, la revisión de escritos de otros literatos antiguos o presentes, serviría como guía. ¡Menos culto a lo maestros del pasado y más fomentar el bricolaje y la autoorganización de nuestras vidas!.
La historia no sirve para nada, solo para iluminar el presente y el futuro. Todo lo que no sea esto es poner el carro delante del caballo, y así nos va lo atascado que vamos.
Estoy leyendo un libro titulado Homo Deus por segunda vez, escrito por un judío Yuval Noah Harari, subtitulado Breve historia del mañana. Publicado por Penguin Rendome House Grupo Edotproañ SAU Barcelona. Os sugiero que intentéis hincarle el diente…Discutible, pero lleno de interrogantes que sería muy oportuno hacernos.
Había un amigo mio. Sacerdote obrero y licenciado en filosofía, que nos hablaba de la mayéutica. Como eramos gente joven e inculta, le entendíamos a la mitad. El acababa siempre riendo….
La filosofía es mayeutica con uno mismo y con los demás.
https://es.wikipedia.org/wiki/May%C3%A9utica
Nunca me he dado una respuesta clara y automatica a la famosa frase que los siete sabios de Grecia colocaron en el frontispicio del templo de Delfos. “Conocete a ti mismo”. Y otra que también figuraba al parecer. “Nada en exceso”.
“Nada en exceso” se comprende bien. Es la famosa enseñanza del budismo también. “La vía del medio”. Nada en exceso.
La otra primera frase. Entiendo que significa que buscando en nuestro interior. Encontramos lisa y llanamente la faz del Gran Misterio, que nos mira y del que al mismo tiempo formamos parte. Es nuestro Padre o Madre.
Esto debía de ser lo que el sabio Sócrates, enseñase con su mayéutica. ¿Que sino?.
El discípulo de Socrates, nos pone el ejemplo, valorable en oro. De la caverna.
No creo. Estoy seguro. Que el conocerse a si mismo. Significa abandonar la realidad quimerica de las sombras. Abandonar el sueño y los sueños. Y despertar a una realidad que ni eramos capaces de soñar.
Esa es la filosofía suprema. Abandonar las sombras. Y ¿como lo hacemos?.
Traspasando el parloteo del mono loco. Que tenemos en nuestra mente. Permanentemente.
Entonces descubrimos en nosotros un espacio de suprema dicha y suprema felicidad. En lo que nada, sea lo que sea. Nos afecta. Porque aunque estemos tristes. O como se dice hoy frivolamente “deprimidos”. En el fondo de nuestra intimidad tendremos como una bola de material candente que nos da calor, e impide que “nos vengamos abajo”.
La chispa divina de los gnósticos antiguos. Es nuestra por el simple hecho de nacer, Si descubrimos esa chispa en nosotros, nos convertimos en invulnerables. Aunque nos partan a trozos. Alguien dijo. “La vida me podéis quitar. Mas no…”
Y si perdemos el miedo a la muerte y desechamos los apegos, como puede ser el dinero. Nos quitamos de encima un peso negro, con olor a muerte. Y seremos libres, alegres y felices. Lo que digo. Suprema dicha y suprema felicidad.
¿Y como traspasamos el parloteo del mono?.
No basta el saber. Aun siendo útil. Conozco auténticos estúpidos. Que son doctores, licenciados en la universidad.
Es necesario un camino iniciatico, que hoy podemos hacer sin maestro alguno. La información hoy la tenemos a un clic….
Y es mejor sin maestro alguno. Como entes absolutamente originales que somos. Muchas veces es peligrosamente contraproducente “chupar rueda” de maestro alguno.
De la filosofía pasamos a la espiritualidad. Es lo mismo. Nosotros separamos los conceptos, porque tenemos una visión deformada.
Los filosofos griegos, Eran maestros espirituales. Solemnes chamanes adeministradores de los solemnes Misterios. Como sino enseñaban unas ideas que se han mantenido por milenios, y se mantienen.
Se lo que pasa. A un joven se le pronuncia la palabra -espiritualidad-. y hace. Pufff….
Porque la identifica con una religión que si es para hacer. Pufff…
El Gran Misterio es todo. Y la ciencia autentica estudia el Kosmos con K. como lo concebían los sabios griegos. Porque con esa palabra suya. Apuntaban simbolicamente a la realidad objetiva. Y subjetiva.
Que si creyente, ateo, agnostico. es igual, lo que sea. Todos seremos cde la misma tribu si aceptamos que la ciencia. como estudia el Kosmos, con K. Estudia al mundo y estudia al Gran Misterio. Ya estaremos todos en el mismo saco científico que abarca tanto lo “material” como también lo filosófico-espiritual….
Ya existe una teoría de Todo. Que nos valdrá por milenios. Que no es materialista. Porque le ha visto su esencia a la materia. Y esta esencia es el Gran Misterio. O Campo Cuántico.
O sea. La materia es espíritu. No al revés. La Teoría del Campo Cuántico. Si que nos pone la cabeza a girar. hasta quedar al revés…..
Cap. IX: FILOSOFÍA y ÉPOCA DE LIBERTAD
La filosofía es un fruto que nace en Grecia cuando sus pueblos entraron en la “época de la libertad”
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1- La libertad es el cariz que la vida entera del hombre toma cuando sus diversos componentes llegan a un punto en su desarrollo que produce entre ellos una determinada ecuación dinámica.
2- Toda civilización de un conjunto de pueblos afines pasa por esa forma de vida que es la libertad.
* Es una etapa luminosa y breve que se abre como un mediodía entre la mañana del arcaísmo y la declinación vespertina, la petrificación y necrosis de su senescencia.
3- En la etapa arcaica o primeriza se tiene la impresión de que
* las posibilidades apenas trasciende el de sus necesidades.
* Lo que el hombre puede hacer en su vida coincide casi estrictamente con lo que tiene que hacer.
* La vida no se le presenta con el carácter de «riqueza» vital.
* El mucho y el poco son relativos a lo que sienta por sus necesidades.
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4- Poco a poco las relaciones entre los pueblos integrantes de ese conjunto histórico aumentan,
* aumenta también el trato, conocimiento y tráfico con la periferia de ese conjunto que es el «extranjero».
* Se produce un aumento de la vida que es, por lo pronto, espacial.
* Se vive en un mundo más grande.
* Con ello empieza el desarrollo del comercio y de la industria,
* se descubren minas en costas remotas.
* Aparece la riqueza económica.
* Al mismo tiempo surgen con abundancia técnicas nuevas, nuevas artes, nuevos placeres.
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5- Se tiene la experiencia de que la vida
– no consiste solo en lo que hay,
– sino que crea,
– que saca de sí misma nuevas realidades,
– que la vida no se define exclusivamente por sus necesidades
– sino que más aún que en estas, y desbordándolas, consiste en abundantes posibilidades.
– la vida es abundancia.
– Hay más cosas, más posibles haceres que los que se necesitan.
– Comienza la luxuria o lujo.
– Vivir, ahora, es un problema totalmente distinto de lo que era en la etapa arcaica.
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5- Entonces era un atenerse a lo que hay y… ¡gracias a Dios!
* Resignación, humilde gratitud al Dios si da lo imprescindible.
* Mas ahora el problema es casi inverso:
– tener que optar entre muchas posibilidades.
– La vida se simboliza en la cornucopia.
– Hay que elegir.
* La emoción básica desde la cual se existe es lo contrario de la resignación
* porque vivir es «sobrarle a uno cosas».
* Comienza la emoción básica
– de petulancia,
– de prepotencia existencial
– del «humanismo».
* El ver que se han inventado nuevas cosas se funcionaliza y
* el hombre se pone deliberadamente a inventar.
* Crear nueva vida se hace función normal de la vida
(una cosa que a la etapa arcaica no le hubiera cabido en la cabeza)
* Comienzan las revoluciones.
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6- El individuo tiene por sí mismo que elegir entre las superabundantes posibilidades.
* Entre éstas, están las intelectuales.
* Al frecuentarse los pueblos,
* al viajar y
* sumergirse en lo exótico
se han aprendido diversas maneras de ver las cosas, modi res considerandi.
* En vez de estar atenido a un repertorio único e incuestionado de opiniones —la tradición—
* se encuentra ante un amplio surtido de ellas
* y forzado a elegir desde sí mismo la que le parezca más convincente.
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7- La posibilidad y la necesidad consecuente de elegir la opinión que se va a tener sobre algo
* es la vivencia en que se basa lo que llamamos «racionalismo».
* Aristóteles definirá: «La ciencia es la presunción más convincente.»
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8- Esto trae consigo un cambio en la actitud ante la religión.
* La religión es siempre trascendencia, aun en el caso de la menos trascendente como la griega.
* Los dioses son poderes ultra o supermundanos.
* En la vida pobre el individuo necesita tanto de Dios que vive desde Dios.
* Cada acto, cada instante de su existir es referido a la divinidad, conectado con ella.
* Los utensilios mismos con que se vive son tan toscos, tan poco eficaces de suyo y, en cuanto meras cosas cismundanas, que el hombre fía poco en su servicio y solo confía en la virtud que el Dios, mediante un rito mágico, insufle en ellos.
* Entre el hombre y Dios, apenas se interpone la vida misma y este mísero mundo.
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9- Pero, al hincharse aquella y enriquecerse este,
* lo cismundano intercala su grosor creciente entre el hombre y Dios y los separa.
* Se hace la afirmación de este mundo y la vida en él como algo por sí valioso.
* La irreligiosidad es el resultado.
* Este entretenerse en el vivir mundano le desarraiga de la religión.
* Esto lleva al extremo lo que todo lo anterior significa:
* que, en la vida rica, el hombre queda sin raíces en nada, suelto en el aire.
* Flota en el elemento aéreo de sus crecientes posibilidades.
* Es la inevitable contrapartida:
– el asiento y seguridad vital para la existencia no le son dados desde luego y sin esfuerzo propio
(por su encaje nativo en la tradición incuestionada),
* sino que tiene que fabricarse un cimiento, una tierra firme sobre que apoyarse.
* No tiene más remedio que
(con el material fluido, etéreo que son las posibilidades),
* construirse él un mundo y una vida.
* Esto es «racionalizar» el simple existir, en vez de existir espontáneamente, en abandono y sin más.
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10- En las «épocas de libertad» vive el hombre sobre la base de una emoción de petulancia y prepotencia
* no se implicado en ello el atributo de seguridad.
* La vida humana es siempre inseguridad, si bien en cada una cobra distinto cariz.
* La inseguridad del pobre es una y la inseguridad del rico otra.
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11- La inseguridad del hombre «libre» y prepotente es sumamente curiosa:
* es el no saber qué hacer de puro poder hacer muchas cosas y
* la impresión de perderse, de volatilizarse en meras posibilidades.
Buscar el sentido profundo de la propia vida es la filosofia y el filosofar. Entre pocos, pues se deja seducir en el silencio.Los silencios íntimos donde buscamos estan casi siempre llenos de palabras no verdaderas.Como dice José Bada, dialogar con los amantes de la filosofia sin dar nada por sabido en su totalidad. La filosofía es siempre búsqueda. Esos poquitos pasos que damos buscandola son en sí existencia de viviente. Gracias José Bada. Carmen
¡Gracias!
Crucial, necesario… Especialmente pienso en mis nietos/as…
Es lo que más me preocupa porque ellos/as están en camino, y todo dependerá de como cada cual lo afronte y luche por el.
mª pilar
Si, Bravo!!!
Excelente exposición!! Así, en una primera entrada podría decir que la filosofía como valor se realiza filosofando. Es ante todo una acción, una actitud frente a la vida, no un vivir para pensar sino un pensar para vivir.
El filosofar nos sitúa frente a algo sentido como imprescindible que al no poder ser definido de antemano nos encamina creativamente hacia su comprensión, lo cual no quiere decir llegar a un absoluto conocimiento.
SOBRE EL ESTUDIAR Y EL ESTUDIANTE
1- Estudiar es una falsedad.
* Decimos que hemos encontrado una verdad cuando hemos hallado un cierto pensamiento que satisface una necesidad intelectual previamente sentida por nosotros.
* Si no nos sentimos menesterosos de ese pensamiento, éste no será para nosotros una verdad.
* Verdad es, por lo tanto, aquello que aquieta una inquietud de nuestra inteligencia.
* Sin esta inquietud no cabe aquel aquietamiento.
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2- Una verdad no existe propiamente sino para quien la ha menester;
* Para entender verdaderamente algo:
– no hace falta tener eso que se llama talento ni poseer grandes sabidurías previas,
– sino una condición elemental, pero fundamental: lo que hace falta es necesitarlo.
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3- Ser estudiante es verse obligado a interesarse directamente por lo que no le interesa.
* ¿Quién va a pretender que el joven sienta efectiva necesidad, en un cierto año de su vida, por tal ciencia que a algunos antecesores les vino en gana inventar?
* De lo que fue una necesidad tan auténtica y vivaz que a ella dedicaron su vida íntegra los creadores de la ciencia, se hace una necesidad muerta y un falso hacer.
* Estudiar es, pues, algo constitutivamente contradictorio y falso. El estudiante es una falsificación del ser humano.
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4- El ser humano por sí mismo no sería nunca estudiante,
* como por sí mismo no sería nunca contribuyente.
* Tiene que pagar contribuciones,
* tiene que estudiar,
* pero no es ni contribuyente ni estudiante.
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5- Esta es la tragedia constitutiva de la pedagogía.
* porque entretanto se amontona gigantescamente, generación tras generación, la mole pavorosa de los saberes humanos que el estudiante tiene que asimilarse, tiene que estudiar.
* Y conforme aumenta y se enriquece y especializa el saber, más lejos estará el estudiante de sentir inmediata y auténticamente la necesidad de él.
* Es decir, que cada vez habrá menos congruencia entre el triste hacer humano que es el estudiar y el admirable hacer humano que es el verdadero saber.
* Y esto acrecerá la terrible disociación, que hace un siglo por lo menos se inició, entre la cultura vivaz, entre el auténtico saber y el hombre medio.
Porque:
– como la cultura o saber no tiene más realidad que responder y satisfacer en una u otra medida a necesidades efectivamente sentidas
– y el modo de transmitir la cultura es el estudiar, el cual no es sentir esas necesidades,
– tendremos que la cultura o saber se va quedando en el aire, sin raíces de sinceridad en el hombre medio a quien se obliga a ingurgitarlo, a tragárselo.
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6- Se introduce en la mente humana un cuerpo extraño,
* un repertorio de ideas muertas, inasimilables o, lo que es lo mismo, inertes.
* Esta cultura sin raigambre, que no brota espontáneamente, carece de autoctonía, de indigenato, es algo impuesto, extrínseco, extraño, extranjero, ininteligible; en suma, irreal.
* Por debajo de la cultura recibida, pero no auténticamente asimilada:
– quedará intacto el ser humano;
– quedará inculto;
– quedará bárbaro.
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7- Cuando el saber era más breve, más elemental y más orgánico,
* estaba más cerca de poder ser verdaderamente sentido por el hombre medio, quien entonces:
– lo asimilaba,
– lo recreaba y
– revitalizaba dentro de sí.
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8- Así se explica la colosal paradoja de estos decenios:
* que un gigantesco progreso de la cultura haya producido un tipo de hombre como el actual, indiscutiblemente más bárbaro que el de hace cien años.
* Y que la aculturación o acumulo de cultura produzca paradójica, pero automáticamente, una rebarbarización de la humanidad.
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9- No se resuelve el problema diciendo:
– “Bueno; pues si estudiar es una falsificación del hombre, y además lleva o puede llevar a tales consecuencias, que no se estudie”.
* Decir esto no sería resolver el problema: sería sencillamente ignorarlo.
* Estudiar y ser estudiante es siempre, y sobre todo hoy, una necesidad inexorable del humano.
* Tiene que asimilarse el saber acumulado, so pena de sucumbir individual o colectivamente.
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10- La solución a tan crudo y bicorne problema:
* no consiste en decretar que no se estudie,
* sino, antes que la ciencia misma: su necesidad.
¡Bravo!