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Catequesis sobre el error de Dios encarnado – y 8

Con esta entrada concluye la serie de catequesis sobre el error de Dios encarnado. Miquel responde a las preguntas iniciales que intentó contestar basándose en buenos autores: Cómo se originó la doctrina de la encarnación y cómo empezó a expresarse. Sus respuestas resumen sus catequesis y dan el auténtico sentido de las mismas. Se puede ir a los  temas anteriores de esta catequesis desde este enlace: errores del Dios encarnado. AD.

LAS RESPUESTA A LAS PREGUNTAS INICIALES

I. Las preguntas

1 ¿Cómo la doctrina de la encarnación se originó?

¿Era algo original al cristianismo, una reivindicación sin paralelos en las creencias religiosas de su tiempo y deudora sólo de la revelación cristiana para llegar a convertirse en su afirmación central?

¿O era una idea, un concepto asumido del entorno helenístico del primer cristianismo?

¿O era una mezcla sincretista de las diversas aspiraciones del espíritu religioso de aquel tiempo a la búsqueda de una redención de la corrupción y del pecado?

2. ¿Cómo y cuándo se expresó por primera vez?

¿Como un nuevo e inaudito desarrollo en la cristología hecho durante la segunda o tercera generación cristiana?

¿O como un explícito desarrollo de algo ya implícito en la fe cristiana en Jesús desde el principio, quizás incluso de la propia reivindicación de Jesús para sí mismo?

¿Qué es lo que se quería expresar en estas iniciales afirmaciones que ahora nos hablan a nosotros tan claramente de encarnación?

¿Qué sentido los autores originales de estas afirmaciones habrían querido transmitir a sus lectores?

¿Cómo los primeros lectores habrían comprendido estas afirmaciones?

¿Qué quiere decir hablar de “la pre-existencia de Cristo” en el Nuevo Testamento?

¿Los escritores del Nuevo Testamento pensaban que Jesús había existido en el cielo antes de su vida en la tierra?

¿O que Jesús era la encarnación de un ser celestial diferente de Dios?

¿O que Jesús era el mismo Dios venido a la tierra?

¿O al hacer tales distinciones no apreciamos la sofisticación de su pensamiento o, al menos, su diferencia con el nuestro?

¿Los escritos del Nuevo Testamento proporcionan alguna pista sobre el valor o no de utilizar la palabra “mito” para describir la doctrina, ya sea en sus inicios o en sus posteriores formulaciones?

 

II. Las respuestas

El origen de la doctrina de la encarnación

La doctrina de la encarnación no surge de…

 

  • No surgió a través de la identificación de Jesús con un ser divino individual o intermediario, cuya presencia en los cielos estuviera ya asumida
  • No surgió de la identificación de Jesús con Elías, Henoc regresados del cielo
  • No surgió como un inevitable corolario de la convicción de que Jesús había sido resucitado de la muerte o como conclusión lógica de llamar a Jesús Hijo de Dios
  • No surgió como corolario de la conclusión de que Jesús había estado divinamente inspirado por el Espíritu escatológico, un concepto de inspiración que daría paso imperceptiblemente al de la encarnación

La doctrina de la encarnación surge de…

 

  • Comenzó a surgir cuando se empezó a hablar de Cristo en términos del lenguaje imaginario del judaísmo pre-cristiano sobre la Sabiduría
  • …cuando Cristo fue visto como el que había cumplido totalmente de una manera completa y definitiva el papel asignado a la Sabiduría de realizar y mantener la relación entre Dios y su pueblo, y como el que había realmente manifestado el misterio del propósito primordial de Dios para el cosmos y su creación

¿Cómo y cuándo se expresó por primera vez?

Los principios de este proceso pueden ser datados en los pasajes sobre la Sabiduría de las cartas de Pablo, pero es sólo en el período post-paulino que surgirá una clara comprensión de Cristo como habiendo pre-existido con Dios antes de su ministerio en la tierra. Y sólo en el Cuarto Evangelio podremos hablar de una doctrina de la encarnación.

¿Cómo se fue preparando este surgimiento de una doctrina de la encarnación en el Cuarto Evangelio?

A finales del primer siglo y principios del segundo aparecen de forma repentina diversos frentes de ideas sobre figuras divinas redentoras de las cuales se afirmaba su pre-existencia en el cielo antes de su aparición sobre la tierra.

Diversos autores judíos hicieron el paso de identificar el “hijo del hombre” del libro de Daniel como una figura celestial pre-existente

Especulaciones sobre el retorno desde los cielos de los héroes de la fe (Elías, Henoc, Moisés, Esdras, Baruc) parece haber surgido a partir de este momento

Es probable también que en este período encontremos los comienzos del mito gnóstico del redentor (Simón y Menandro son descritos como redentores celestiales) y las especulaciones sobre Adán y la Sabiduría de judíos y cristianos proporcionan un importante estímulo hacia el mito del Hombre primordial

Encontramos también indicaciones de una creciente angelología, donde las jerarquías angélicas parecen disminuir la distancia entre Dios y sus mensajeros creados.

La especulación rabínica sobre quién o sobre qué pre-existió a la creación o sobre qué fue creado en la vigilia del primer Sábado podía muy bien haber comenzado en este mismo tiempo.

En los escritos cristianos, a medida que el primer siglo se acerca a su fin, vemos una casi imperceptible transición desde el pensamiento de Cristo como la revelación del misterio escondido (el designio original de Dios) al pensamiento (quizás) de Cristo como siendo él mismo el que había sido revelado y manifestado.

En particular, en el evangelio de Juan encontramos una cristología de la pre-existencia surgida de repente en una exposición vigorosa y sostenida: Logos encarnado, Hijo de Dios enviado, Hijo del hombre descendido.

La explicación más plausible

En las tres últimas décadas del siglo I la conceptualización de una pre-existencia real de seres celestiales redentore3s apareció (en diferentes lugares y al mismo tiempo) en la superficie del pensamiento relgioso.

Lo que antes no se había previsto surgió como una forma plausible de pensamiento y comprensión

Lo que antes no se había pensado se convirtió en algo pensable

…no de una manera abrupta, sino en parte como una natural progresión del pensamiento sobre la Sabiduría divina y sobre la predestinación divina y en parte como una respuesta a los desafíos que los acontecimientos del año 70 plantearon a la fe, que encontró una renovada esperanza en la especulación centrada en la escritura apocalíptica y en la posible intervención de los héroes de la fe de Israel, en cuyo retorno se creía.

Un proceso de ruptura en el pensamiento religioso

En este proceso que dio lugar a una ruptura en el pensamiento religioso, la fe cristiana jugó un papel cruacial

Fue la apropiación cristiana de la visión de Daniel la que muy probablemente atrajo la atención de la más amplia especulación judía a finales de la primera revuelta judía.

Fue la utilización cristiana del lenguaje imaginario sobre la Sabiduría del judaísmo pre-cristiano la que muy probablemente amplió la comprensión previa de la Sabiduría divina abriendo nuevas posibilidades, tanto para los judíos como para los cristianos, de habla r de la relación de Dios con el hombre.

En particular, el uso de Pablo sobre la Sabiduría para evaluar a Cristo, y su descripción del significado de Cristo en términos del papel de la Sabiduría en la creación. Aquí vemos cómo la conceptualización llega al punto de transición, al pensamiento casi impensable, que Juan posteriormente expresó tan claramente.

En los escritos de Pablo y de Juan nosotros vemos el pensamiento cristiano a la vanguardia de un movimiento de pensamiento más amplio y más incipiente jugando un papel decisivo y proporcionando un estímilo decisivo dentro de este movimiento de pensamiento

Resumiendo, fueron probablemente los intentos cristianos de expresar la realidad de Cristo y formular su significado los que abrieron un camino, en el pensamiento religioso más amplio de aquel tiempo, que generaron nuevas ideas de la relación de Dios con los hombres y formularon nuevas expresiones de su anhelo de salvación

 

III. Unas reflexiones a manera de conclusiones

Podemos ahora clarificar la definición de encarnación que dejamos abierta al principio y dar una respuesta a la pregunta formulada en la Introducción: ¿Qué es precisamente lo que se está expresando en esas declaraciones iniciales que ahora nos hablan tan claramente de la encarnación?

Inicialmente, al menos, Cristo no fue pensado como un ser divino que hubiera pre-existido con Dios, sino como la encarnación culminante (=la plena realización en nuestro mundo humano) del poder y del designio de Dios.

Cristo fue identificado con la sabiduría creadora de Dios, con el designio redentor de Dios, con la palabra reveladora de Dios expresada de una manera definitiva que hacía del acontecimiento-Cristo la definición normativa de la sabiduría y revelación divina: la auto-expresión más clara de Dios, la última palabra de Dios.

Las primeras formulaciones de una cristología de la Sabiduría expresaban -a su propia manera- que Jesús había revelado a Dios, a Dios como Padre, a Dios como creador-redentor

  • Querían expresar que Cristo les había mostrado cómo es Dios, que el acontecimiento-Cristo definía Dios más claramente de lo que nunca antes se había hecho
  • Querían expresar que Jesús como el Hijo de Dios revelaba a Dios como Padre, que Jesús como Sabiduría de Dios revelaba a Dios como Creador-Redentor

“Encarnación” significaba inicialmente que el amor y el poder de Dios habían sido experimentados de una manera total en y a través y como este hombre Jesús, que Cristo había sido experimentado como la auto-expresión de Dios, y el acontecimiento-Cristo como el efectivo y re-creador poder de Dios.

En esta primera etapa, en que el pensamiento sobre Cristo está todavía en transición, estas primeras afirmaciones de la cristología de la Sabiduría pueden de una manera apropiada ser consideradas como las formulaciones iniciales de la doctrina del Dios encarnado.

Pero hablar de mito es no comprender el concepto judío de la sabiduría divina: no era como un ser divino independiente de Dios, sino que era como una personificación de la acción divina

El judaísmo pre-cristiano era muy consciente de cómo su lenguaje sobre la sabiduría era utilizado por otros, pero para ellos era un vigoroso lenguaje imaginario y una metáfora para describir la inmanencia de Yahvé en este mundo, revelándose en y a través de la Torá. Y el primer cristianismo helenístico se apropió de este lenguaje imaginario y de esta metáfora como una manera de confesar que en Cristo ellos habían encontrado a Dios, el mismo poder divino que había creado y que ahora mantenía el cosmos, el mismo designio redentor que había elegido Israel, la misma manifestación reveladora que había hablado a través de los profetas y de la Torá.

Y entonces, ¿qué decir del Cuarto Evangelio? ¿Qué decir del lenguaje utilizado por Juan sobre el Hijo del Hombre y el Hijo de Dios? ¿Es Cristo un ser celestial distinto de Dios?

De alguna manera la cristología joánica del Logo-Hijo no era más que una elaboración de la tensión entre trascendencia e inmanencia de Dios, una tensión que siempre había estado presente en la concepción judía de Dios.

Juan no era el primer autor judío en combinar los conceptos de Logos e Hijo y Jesús era difícilmente e el primer judío en hablar de Dios como Padre

Y así podríamos incluso hablar de un “binitarismo judío naciente” en la concepción judía de Dios (el Dios lejano, el Dios cercano) y en este sentido la comprensión cristiana de Dios como Padre revelándose en Jesús sólo sería una extensión de este “binitarismo judíonaciente”.

El peligro para una fe monoteísta estaba en la relación personal entre el Padre y el Hijo (particularmente si el Hijo es una persona, es Jesús): el peligro era pasar del “binitarismo naciente” del judaísmo monoteísta a un inaceptable “diteísmo” (dos dioses).

  • quizás lo que vemos en el Cuarto Evangelio es lo que comenzó como una elaboración del lenguaje imaginario del Logos-Hijo aplicado a Jesús, inevitablemente, en la transición de las conceptualizaciones que llegarían a expresar una concepción de la pre-existencia personal de Cristo, que congeniaba más con el primer gnosticismo que con la ortodoxia primera.

La relativa popularidad del Cuarto Evangelio en el gnosticismo del siglo II y la relativa indiferencia que encontró entre los más ortodoxos eclesiásticos de aquel tiempo ilumina una cierta inquietud que la presentación de Juan causó en el primer cristianismo

  • quizás lo que vemos en Juan es la clarificación de la naturaleza y del carácter de Dios que Cristo llevó hasta el punto en que las categorías disponibles del lenguaje humano se encuentran en peligro de simplificar la concepción tanto de Dios como del mismo Cristo

Podemos resumir la contribución de Juan a los inicios de la cristología así: Juan está luchando con el problema de cómo pensar de Dios y cómo pensar de Cristo en relación con Dios a la luz del esclarecimiento de la naturaleza y del carácter de Dios que el acontecimiento-Cristo proporcionó.

El predominio posterior de la presentación de Juan no ha de impedir ver la diversidad de las formulaciones cristológicas, que es una característica de los escritos cristianos del primer siglo.

La diversidad de las formulaciones cristológicas en los escritos cristianos del primer siglo

  • Como siendo engendrado o entronizado Hijo de Dios en su resurrección o en el Jordán
  • Como siendo nacido Hijo de Dios a través del poder creador del Espíritu de Dios
  • Es identificado con la figura humana de la visión de Daniel, el Hijo del Hombre en la humildad y en sufrimiento sobre la tierra, pero ahora exaltado y viniendo (de nuevo) entre las nubes del cielo
  • Representa el hombre pecador, Adán, en esta vida y en su resurrección completa y lleva a su plenitud el designio de Dios por la humanidad, inaugurando una nueva (resucitada) humanidad, señor de todas las otras criaturas, último Adán, hermano mayor en la familia escatológica de Dios
  • Es el profeta escatológico durante su ministerio en la tierra, el profeta semejante a Moisés, inspirado y ungido por el Espíritu, pero en su resurrección es el Señor del Espíritu, o, al menos, conocido sólo en y a través y como Espíritu dador de vida, como el Espíritu es ahora para los cristianos conocido como el Espíritu de Jesús.
  • Él es la Sabiduría de Dios que ha creado el mundo, el único la vida del cual encarna en la medida más grande posible el poder creador y el designio redentor de Dios, la muerte del cual define de una manera definitiva el carácter de la divina sabiduría, la resurrección del cual es el cumplimiento escatológico de la interacción de Dios con el cosmos desde los principios.
  • Él es la Palabra de Dios, la culminación de la manifestación de Yahvé a través de los profetas y de la Torá, la revelación final del misterio divino escondido a los hombres desde el principio, la encarnación de la propia expresión de Dios.
  • En el intento de evaluar esta diversidad de formulaciones cristológicas y evaluar su importancia para hoy hemos de evitar soluciones en exceso simplificadoras

Ni por una síntesis armonizadora que haría perder el valor distintivo de cada presentación individual

Este intento armonizador, difícilmente evidente durante el primer siglo, será ya bien visible en el segundo siglo.

Durante el primer siglo

  • Existen diversas presentaciones de cómo llegar a ser Hijo de Dios en diferentes etapas, puestas unas al lado de las otras sin ninguna dificultad.
  • No hay indicios de un intento de mezclar el concepto de una concepción virginal con el de la encarnación.
  • El hablar del Hijo de Dios que es enviado y del de la bajada desde los cielos del Hijo del Hombre, todavía no se han integrado en el Cuarto Evangelio
  • La cristología de Adán y la cristología de la Sabiduría no son fácilmente compatibles sin desdibujar la distinción creador / criaturas más de lo que la tradición judeo-cristiana encontraría aceptable.
  • La lógica de la firme distinción mantenida entre la inspiración por el Espíritu y la encarnación de la Sabiduría-Logos no es del todo fácil de entender, especialmente en el contexto del pensamiento judío pre-cristiano donde el Espíritu, Sabiduría, Logos eran formas más o menos sinónimas de hablar de la relación de Dios con el hombre.

Ni por un intento de reducir la complejidad de la cristología del NT,

  • centrando la atención en una sola de la formulaciones

En el caso de Pablo, sería ignorar el hecho de que él encontró necesario hablar de Cristo utilizando diversas categorías y diversos conceptos

  • o reduciendo la totalidad a un cierto común denominador

Sería ignorar deliberadamente las tensiones y presiones que se dieron en la más antigua comprensión del acontecimiento-Cristo que forzó al pensamiento cristiano hacia una modificación del monoteísmo judío para dar un lugar adecuado a Cristo

Esta diversidad cristológica de los principios del cristianismo ¿qué sentido tiene para la moderna cristología?

La cristología

  • no se ha de limitar estrictamente a una evaluación particular de Cristo
  • ni ha de confrontarlas la una contra la otra
  • ni ha de insistir en reducir todas las diferentes conceptualizaciones del NT en un único “molde”
  • sino que ha de reconocer que desde el principio el significado de Cristo sólo podía ser aprehendido por una diversidad de formulaciones que, aunque no siempre estrictamente compatibles entre sí, nunca fueron consideradas como invalidándose mutuamente.

Si el NT nos sirve de norma, la verdad de Cristo ha de ser encontrada tanto en el énfasis individual de las diferentes formulaciones como en aquello que las une.

Finalmente, un punto en particular debería ser mencionado especialmente: el énfasis que la cristología del NT da a la resurrección de Cristo

  • todos los escritos del NT dan relevancia a la resurrección / exaltación de Cristo y ya hemos puesto de relieve la centralidad de la resurrección en los primeros intentos cristianos para expresar el significado del acontecimiento-Cristo
  • la disminución del papel de la resurrección de Cristo (como factor de una nueva relación de Cristo con Dios) en el Cuarto Evangelio plantea el peligro que una cristología ortodoxa posterior (por poseer en el evangelio de Juan su fuente primaria y su principal influencia canónica) otorgue una atención insuficiente a la resurrección en su evaluación de Cristo.

Esta centralidad de la resurrección como factor de una nueva relación e Jesús con Dios, un nuevo estado en su función y en su condición de Hijo de Dios, continúa a través de los escritos del primer siglo y sólo se desvanece en el cuarto Evangelio (pág. 254)

 

 

39 comentarios

  • Jorge

    Amigo Santiago, ahora que la cosa va más calmada voy a responder a tus comentarios. Si te he relegado es porque entiendo que compartimos una misma fe, aunque con marcadas diferencias.

    En tu último comentario hablas de la fe como iluminación cuyo origen, según tu punto de vista, es nada menos que el Espíritu Santo. Evidentemente esto es coherente con la lectura del NT, pues reiteradamente se lee en los Evangelios y en las Cartas, que el Espíritu Santo inspira y habla por boca de hombres y mujeres de fe. No me opongo a ello, es más mi nieto me preguntó por qué Dios no habla, y mi contestación fue no habla directamente porque Dios no pertenece a nuestro mundo sino a lo eterno, y por ello habla por medio de las buenas personas. Y esto aunque lo creo así, mi afirmación está matizada con una interpretación no espiritualista.

    En mi proposición materialista de la fe nosotros no tenemos un ser espiritual dentro que tenga línea directa con el Espíritu Santo. Sin embargo, nosotros podemos comunicarnos entre sí, a veces sin palabras, cuando el cerebro de dos o más personas se encuentra en sincronía de su actividad respectiva, en momentos de atención y mutua empatía, en los cuales se produce una transmisión de información, de comprensión, de emociones, …, entre ellas. Yo creo que los humanos de la Plenitud, como seres humanos que son, pueden comunicarse con nosotros en la misma forma. Por ello a menudo sentimos que recibimos inspiración, incluso revelación o iluminación, como venida de fuera externa a nosotros. No hay nada espiritual o sobrenatural en ello, sólo capacidad natural de la comunicación humana.

    Cuando en las Escrituras se habla del Espíritu Santo, yo leo Plenitud Humana en referencia a las características y capacidades de lo humano en plenitud que comparten entre sí los seres humanos de ese tiempo futuro de Plenitud. No leo algo sobrenatural o espiritual propio del ámbito divino sino del humano. Y es que para mí Dios como Misterio-Trascendente solo se relaciona con los seres humanos por medio de la Plenitud y en ésta sólo por medio de Jesús de Nazaret, que es el único ser humano que es a la vez divino. Lo divino no está presente en lo humano ni siquiera en el tiempo de plenitud. Para ello es necesaria nuestra espiritualización, la transformación de lo humano en divino, para entrar en él, por la acción del Espíritu Santo. 

  • Jorge

    Estoy de acuerdo contigo Isidoro en que, si nos quedamos solo con el conocimiento científico, nos quedamos sin respuestas en la búsqueda de sentido y en la decisión que tomemos entre las múltiples alternativas existenciales. Por esto una cosmovisión estrictamente cientificista resulta insuficiente. Pero en mi opinión, para ampliarla requiere una sólida base científica y que no la altere con añadidos (espiritualistas, sobrenaturales, metafísicos, …) que la contradicen, lo cual hace muy difícil su ampliación para dar respuesta de sentido a la cosmovisión cientista.

    No es Ciencia ni tampoco pertenece a la cosmovisión cientificista el decir que todo cuanto existe surgió por un asunto del azar y la necesidad (Monod), sino que se trata de una ampliación de la misma profundamente negativa, pues lleva a la pérdida de valor y permanencia de todos los seres que existen incluidos nosotros. El construir un piso de arriba, ya sea con un Dios Creador Todopoderoso o con seres inteligentes, no me sirve si alteran la autonomía del mundo y el libre albedrío humano. Por esto y otros motivos, he optado por dejar en suspenso la búsqueda de sentido en el cosmos y restringirlo a lo humano exclusivamente, individual y colectivamente, que es en realidad lo que me importa, y quizás poniendo el cosmos en función de lo humano, por su capacidad para aumentar el conocimiento y memoria del cosmos, de los seres que en él hay y su historia.

     
    Es cierto que para avanzar en ciencia y lanzar nuevas hipótesis hace falta flexibilidad para extender los límites actuales, con audacia e imaginación, pero si pretendemos con ellas que aumente el conocimiento científico tienen que ser predictivas y con un correlato experimental, aunque hoy no pueda realizarse. Si se quedan en el plano narrativo, mitos descriptivos, (pues no sabemos la distancia que las separa de la realidad), quizás y con suerte nos sean valiosas en la comprensión y sentido del campo en el que se proponen, aunque sean provisionales y revisables. Pero por mi posición cientificista no puedo ni quiero considerarlas conocimiento y menos aún como Verdad.

  • Santiago

    Coincido con Jorge en que tenemos que leer el Evangelio en el conjunto y en el contexto de la Escritura. Es un mensaje universal y para todos los tiempos, y la suma, compendio y Revelación final del amor  d e  Dios.

    Por eso su lectura pertenece doblemente a la historia y a la fe, y no puede ser enseñado y aprehendido cabalmente sin estas 2 premisas fundamentales pues ambas son complementarias. Los enemigos del cristianismo, por tanto, se han empeñado en el ataque destructivo de estas 2 bases durante 21 siglos pero infructuosamente ya que su magisterio es perenne.

    Pero con respecto a la fe, coincido con Isidoro en gran parte, que NO se trata simplemente de una ilusión “interna” que bloquea nuestra libertad, ni una iluminación subjetiva. La LUZ de la razón autónoma es insuficiente para iluminar el futuro y es por esto que gran parte de los seres humanos han renunciado a priori a la búsqueda de la FE. Y es por su ausencia vital que vemos esta confusión y caos mundial donde ya no se puede distinguir entre el bien y el mal, ni sabemos el camino a elegir para nuestro destino final, y estamos muchas veces en un círculo sin salida.

    PERO la fe es una luz capaz de ILUMINAR todos los aspectos de la vida. Por tanto una luz semejante tan potente no tiene su origen en nosotros sino que proviene de una fuente primordial que es la plenitud misma  d e  Dios. Es El mismo el que nos llama, y nos revela Su amor que nos precede y sobre el que nos apoyamos para nuestra seguridad y para construir nuestra vida.

    La fe es un don del pasado, de la memoria de La vida de Cristo y es un don del futuro pues Cristo resucitó y nos conduce más allá de nuestra propia muerte y nos saca de nuestro aislamiento para conducirnos a la comunión con nuestros semejantes.

    La fe es una luz que nos ilumina desde dentro que podemos aceptar y que cuando accedemos a la PALABRA de Jesús es entonces cuando el Espíritu nos transforma, iluminando nuestro futuro y nos capacita para entrar en el camino de la esperanza.

    Por tanto la FE es la fuerza imprescindible de la vida cristiana

    Saludos cordiales

    Santiago Hernández

  • Isidoro García

    Jorge, yo creo que ante la gravedad de nuestros problemas hay que ser menos conservadores en temas de metodología, sin por eso abandonarse a la locura y el delirio.

    Ante la complejidad del conocimiento de una realidad hipercompleja, especialmente en las ciencias psicológicas, y que no puede abarcar solo una rama de la ciencia, se impone una síntesis interdisciplinar muy difícil, y que exige bastante flexibilidad, e imaginación a la hora de lanzar hipótesis, aún a riesgo de múltiples errores.

    El premio Nobel de Física, Erwin Schrödinger, lo dijo así:

    “El progreso, tanto en cantidad como en profundidad, de las muchas ramas del conocimiento, nos ha puesto frente a un dilema extraño. 

          Percibimos claramente que sólo ahora se empieza a recoger material fiable para la soldadura de un todo único, la suma de todos nuestros conocimientos, pero por otro lado, se ha vuelto casi imposible que una sola mente coloque juntos, tanto conocimiento especializado.

        No veo otra manera de resolver este dilema (a menos de renunciar para siempre a nuestro propósito) que no sea el que algunos de nosotros nos atrevamos a realizar a tientas una síntesis de hechos y teorías, aunque ello se haga con un conocimiento de segunda mano e incompleto de algunos aspectos de ellos, y corriendo el riesgo equivocarse”.

    Síntesis de hipótesis que, como dice César Molinas, “si es buena, permite conectar sucesos aparentemente inconexos y explicar sucesos aparentemente inexplicables. Es decir, dar sentido a cosas que antes no lo tenían. Y, en segundo lugar, de una buena teoría pueden extraerse predicciones útiles sobre lo que ocurrirá en el futuro”. 

    Por ello es bueno tener bastante flexibilidad, y falta de rigidez metodológica, para facilitar esa difícil síntesis.

    Estamos ante problemas gravísimos de la humanidad, y por ello es la hora de ser imaginativos, y no ser demasiado amarrateguis.

     

  • Jorge

    Reconsiderando el significado e importancia de los mitos en el que insiste Isidoro, pues me he dado cuenta de que en mi propuesta hay una parte que es argumentada lo más plausible y razonablemente posible, coherente con mi fe religiosa, llevando las expectativas y esperanzas humanas a sus últimas consecuencias, y de otra hay una parte narrativa o descriptiva que podría considerarla como mito, no con criterios de verdadero/falso, sino de validez en la expresión descriptiva.

    La primera parte (razonable, plausible y coherente con mi fe) me lleva de la esperanza a la Plenitud Humana que permanece en lo Eterno y por tanto en Dios, y que como lo humano tiene que ser concretado en un ser humano, en un individuo de nuestra especie, deduzco de ello el proceso de encarnación-resurrección en Jesús de Nazaret. Esto forma parte del contenido de mi fe religiosa y cristiana, y es central en ella.

    La segunda parte es narrativa, que intenta “contar” del modo más simple posible lo que se dice en la primera. Previamente pienso que si Dios actúa o interviene en el mundo humano lo hace de una sola vez y para siempre, en un solo acto completo y pleno, no cabe una segunda acción de Dios, como si a la primera le faltase algo, fuese incompleta o imperfecta. Por tanto, en un solo acto de Dios sucede la encarnación-resurrección en un ser humano y la espiritualización de la humanidad plenificada para llevarla al ámbito divino en lo eterno.  Se trata de un proceso doble humano-divino, que transcurren en sentido inverso. De un lado la humanización de Dios y de otro la divinización humana, por la acción del Espíritu Santo o divino. La mejor narración que encuentro por ahora del proceso es que Dios se humanice tomando el cuerpo humano muerto de Jesús (encarnación) devolviéndolo a la vida (resurrección) en el tiempo histórico de la Plenitud Humana futura (¿la segunda venida?). Luego desde este tiempo de Plenitud Jesús acepta vivir su vida en el tiempo de la historia mediante su concepción en María, por medio de los conocimientos completos del tiempo de plenitud (¿clonación, del cuerpo de Jesús resucitado?).

    Cierto es una narrativa cargada cuestiones y problemas sin resolver, pero que no forma parte de mi fe. Además, es una narrativa sin datos, sin poderla poner a prueba ni falsarla, y por tanto no tengo problemas en considerarla como mito. Mito que me es valioso en la comprensión y expresión de mi fe. En la narración no se habla del ámbito divino que desconozco, sólo se habla desde la perspectiva o ámbito humano, la divinización de la humanidad en referencia a las últimas expectativas humanas, y la humanización de Dios que la posibilita. Y la concepción de Jesús no trascurre en el ámbito divino sino en el ámbito humano de la Plenitud.

  • Jorge

    Cierto Isidoro, a un materialista-cientificista como yo que he asumido hasta los tuétanos esta posición y opción en la filosofía de la ciencia, me suena a chino lo que comentas sobre los arquetipos y procesos mitológicos internos, que citas de Carl G.Jung. Me suenen como me suenen, en cualquier caso, no me perecen que sean una solución plausible a los problemas que planteas, por supuesto desde mi punto de vista.

    El fondo oscuro, el misterio que aún persiste en el fondo de la realidad, pienso que es posible que sea mejor expresarlo con mitos o incluso con un lenguaje poético, pero no desvelan el misterio sólo expresan lo que se siente ante él. Son valiosos y algunos expresan la verdad de lo que sentimos, pero no la verdad sobre el misterio, que sigue siendo misterio, aunque sepamos expresar la profundidad a la que se puede llegar sin desvelarlo ni conocerlo. Para avanzar en su conocimiento necesitamos más ciencia, los supuestos arquetipos y los mitos no son suficientes.

    La iluminación de la que hablas, que implica “ver” el mundo o entorno y a nosotros mismos en él, con otra mirada que lo transforma, no pasa de nuestro mundo interior, que quizás nos permita vivir mejor y más felices o serenos, pero es que el mundo se empeña en seguir siendo tal cual sin trasformación alguna a pesar de nuestro distinto modo de mirarlo. Qué fácil y formidable sería trasformar el mundo con sólo nuestra mirada, pero la realidad de ahí fuera siempre se nos impone sobre lo que nosotros quisiéramos que fuese.

     
    Ya lo sé soy reduccionista y cientificista, por lo que las explicaciones de la realidad que no tienen el rigor de la ciencia no las considero como avances del conocimiento, hasta que no se ajusten a ella. Y sobre lo que me cuentas, en mi opinión manifiestan un ajuste excesivamente precario, por lo que difícilmente puedo considerarlo como conocimiento y menos como verdad, pues en esto hasta la ciencia está lejos de conseguirla.

  • Isidoro García

    Vamos a ver amigo George. Paz, bien y salud para todos.

    Está claro, que mi comentario de ayer a las 18,45, en el hilo de Miquel Sunyol, sobre el tema de la Encarnación, es un artículo, que podría haber titulado “¿Qué es la “voz interior” que “oímos” o nos fluye muchas veces?”, en el que explico lo que he aprendido y reflexionado yo, sobre dicho fenómeno psicológico-espiritual, y su relación con los mitos que los interesados en la historia de las religiones, leemos constantemente.

    Realmente debería haber seguido su curso normal: Redactarlo como artículo, mandarlo a Antonio, revisión de él, y su publicación (en el caso de considerarlo oportuno, que casi siempre sucede), dentro de 8-10 días. (De hecho Antonio me había solicitado el envío de cosas al blog, como imagino hará con todos los que hemos escrito artículos).

    Pero en aras de la rapidez, y de la reanimación de la parte del blog ajena a la política del día a día, (que agobia mucho y encona odios y rencores personales), y de la politiquilla eclesial, (que a mí me aburre soberanamente, y creo que no va a ningún sitio más que a la dudosa supervivencia de una institución humana y sus cargos y carguitos), primero Jorge, (que no sé sus motivos), y luego yo, reanimamos este hilo, por agotamiento personal con lo “otro”.

    Y como lo de la “Encarnación” a estas alturas del siglo XXI, tiene muy poco recorrido, por deslizamiento desde una cierta descalificación científica de los mitos, realizada por Jorge, surge lo de los mitos.

    Ese atajo en la publicación convirtiendo un artículo en comentario inmediato, es un abuso al sistema del blog, que yo realizo mucho y que realizamos casi todos, incluido tú, George, que publicas muchos comentarios-artículos. Abuso que Antonio, si lo considera oportuno, corregirá o no, aunque realmente dinamiza el blog.

     

    Pero vamos al tema. Si uno manda un artículo, del tema que sea, lógicamente se expone a las opiniones contrarias, a los argumentos contra los suyos, y hasta incluso la amiga M.Luisa puede decirte inocentemente y sin mala intención, “que como siempre estás equivocado”. (Pelillos a la mar, M.Luisa).

    Pero a nadie sin animadversión previa, se le ocurre descalificar al autor, por exponer sus ideas sobre el tema: DE ESO SE TRATA EL ASUNTO DE ESCRIBIR UN ARTÍCULO.

    Cuando uno escribe una exposición sobre el tema, está dando su opinión, a veces corroborada con citas de otros, generalmente en el mismo sentido que el autor.

    El diálogo intelectual consiste en utilizar argumentos teóricos para apoyar una idea que será distinta de la del lector/oyente.

    Entonces sobra tu crítica de utilizar “argumentos tan exclusivos que se reducen a argumentar teóricamente solo para atacar las convicciones de otra persona”. Y lo del “estilo «pontifical» de quien afirma «aquello que es cierto» sin aclarar debidamente que solo afirma «aquello que personalmente cree que sea más cierto».

    ¿Es que cada autor de un artículo debe poner una entradilla en cada comentario o artículo que diga: “Solo es lo que personalmente creo que es cierto”. ¿Tú lo haces?. Eso se da por sentado.

    Se da por sentado si hay buena voluntad. Hace poco al amigo Oscar definía “La CASTIDAD es una MIRADA LIMPIA sobre las cosas de la vida”.

    Pues paralelamente, el pacifismo y las buenas maneras, son UNA MIRADA LIMPIA DE ODIOS, SOBRE LAS PERSONAS QUE TE ENCUENTRAS EN LA VIDA.

    Yo personalmente, sé que eso no es fácil. Somos muchos, (y más a nuestra edad), a los que nos cuesta mucho y nos dominan la irritación y la animadversión hacia otros. Hay una tendencia que se agudiza con la edad, a irritarse fácilmente, y a perder tolerancia.

    Tú mismo, como eres tan “autobiográfico” como yo, (como solitarios que somos), nos reconociste hace poco, que has detectado ese problema en ti, como ahora yo lo confieso también en mí. (Confesiones que no son necesarias, porque el que escribe o habla mucho, desnuda su alma lo quiera o no).

    De todas las maneras una cosa es tener un problema, otra auto reconocerlo teóricamente, y otra es hacerlo prácticamente, tomando medidas para evitarlo.

    Es un tema que me preocupa mucho últimamente, y por eso mi interés últimamente por el fanatismo, sectarismo, victimismo, fundamentalismo, y en general por todas las expresiones del odio. Tenía pensado escribir un artículo sobre el tema.

    Porque lo malo del odio es que al provenir de lo más profundo de nuestra mente, (la parte más animal y primitiva), contiene en sí una enorme carga de energía vital y psicológica, que es lo que nos mantiene vivos y no nos tiramos por la ventana.

    El gran éxito del odio en muchos de nosotros, es porque nos aporta esa energía, que sobre todo ya de mayores nos es tan escasa.

    Por eso los fanatismos, se agudizan durante las crisis existenciales, y en la vejez, y más aún en la vejez solitaria. Los jóvenes tienen el sexo como fuente de esa energía (líbido freudiana), y también eso explica el éxito social de drogas y alcohol. No son más que unos sucedáneos de la energía madura y sabia. La fanatización terrorista es mucho más fácil en situaciones de crisis existenciales, y desgraciadamente esas abundan mucho a lo largo de una vida.

    Pero a los viejos, solo nos queda el odio… o el amor. Pero el amor, es mucho más difícil que el odio. Casi diría que el gran camino de la sabiduría, (tan esquivo para todos), pasa por la sustitución de nuestra energía vital espúrea, por el amor. Es un paralelo a lo de energías sucias y energías limpias.

     

    En resumen y terminando, mirémonos con buenos ojos, y si eso no es posible, no leamos cosas que nos van a irritar. No es necesario leerlo todo.

    Reitero: paz y amor para todos, especialmente para ti George y para mí.

  • Jorge

    George, suerte y que Dios acompañe tus decisiones. Pienso que si un huracán de tipo 5 devastador se me echase encima intentaría la huida del máximo número de personas, sin confiar demasiado en las medidas de protección, pues lo importante son las vidas humanas. Claro que, si se cumplen los pronósticos, cuando escribo esto y te has quedado, ya lo tendrás encima. Te deseo lo mejor y sobre todo ánimo y fortaleza ante un panorama desolador previsible.

    En el comentario de George del 9 de septiembre me preocupa el párrafo final: “La representación que en el siglo XVIII se atrevía a hacer Luis María Grignon de Monfort de una deidad trinitaria que en la persona de su Hijo se lanzaba a lo más profundo y bajo de la naturaleza humana, para rescatarla consigo ascendiendo en la resurrección no es sostenible hoy día”. Estoy de acuerdo en que esta afirmación hoy no es sostenible, entre otras cosas porque presupone el conocimiento de Dios y de lo que hace. La encarnación-resurrección está expuesta aquí  desde arriba, desde el ámbito divino, y yo lo que intento es expresarlo desde abajo, desde el ámbito humano, desde la perspectiva y esperanza humana. Intento expresarla no como certeza, una Verdad Absoluta de fe que se impone como obligatoria, sino como una propuesta u oferta opcional de sentido en la culminación de las esperanzas humanas. De aquí mi esfuerzo por hacer la encarnación-resurrección lo más plausible y razonable posible, para aumentar su margen de credibilidad y pueda ser asumida en el mundo de hoy.
     
    La otra cuestión que me preocupa del mismo párrafo final es: “En cambio, el paradigma implícito en Mateo 25, 35-45 sí lo es: Tuve sed y me diste de beber, hambre y me alimentaste, desolado y me consolaste …” Me preocupa porque parece decir que lo único que nos queda de Jesús sea una ética de máximos. Cierto que Jesús manifiesta la excelencia humana en plenitud, y se nos presenta como modelo y maestro de su enseñanza, pero con ello no concluye ni cierra lo que nos queda de él. Hay cierto interés en despojar al cristianismo de religión para extraer de él una ética laica de máximos, de excelencia humana. En Jesús hay mucho más que una ética, que un modelo y maestro de vida. En Jesús hay una referencia constante a Dios, a la Plenitud del Reino de Dios, y a la vida eterna. Anular lo religioso presente en Jesús quizás nos lo haga más creíble y asimilable en el mundo de hoy cada vez más anti-religioso. Pero hacer esto en mi opinión implica perder una parte muy importante en la comprensión de Jesús, y quizás, si lo que se dice de él en las Escrituras y en la Iglesia es verdad, entonces estaríamos perdiendo lo más valioso e importante ocurrido en la historia humana.
     
     
    ¡Suerte George! Y un abrazo.

  • George R Porta

    Gracias, Antonio, por tu saludo y tus buenos deseos.
    «Irma» ha causado inmensos destrozos en el Caribe, arrasando a su paso las islas pequeñas y planas que son las más pobres, aunque paradójicamente tan turísticas.
    En Cuba También ha arrasado poblaciones costeras de la costa norteña del centro del país, que apenas se habían podido recuperar de los últimos huracanes.
    A esta hora que escribo (las 18.23 h en la Florida) esperamos su entrada por el sur de la península esta noche tarde, procedente de Cuba. Su vórtice se ha desplazado hacia el oeste, es decir, hacia el Golfo de México, y si no vuelve a cambiar (lo cual es poco probable) aunque este es un huracán de vórtice danzarín, la desviación pudiera aliviar el impacto sobre el área donde vivo, que es al centro sur de la Florida, siempre más próxima al este, la costa del Atlántico.
    Las marejadas que predicen los modelos digitales europeos y estadounidenses son de hasta 15 pies de altura lo cual es catastrófico y las áreas más afectadas serán progresiva y sucesivamente las más cercanas a la costa oeste, la del Golfo, que incluye a poblaciones más pobres comparadas con las de la costa Atlántica.
    Confiemos que no haya demasiado que lamentar, sobre todo en muertes, porque lo material es más o menos recuperable.
    Hace tres días que un éxodo masivo de un poco más de millón y medio de personas comenzando en Cayo Hueso (Key West) mantiene las carreteras hacia el norte taponadas llegando a North Carolina y eso obviamente disminuye el riesgo de víctimas.
    Me mantengo al tanto del terremoto de México y desgraciadamente ha habido más derrumbes y muertes, pero sé que Rodrigo Olvera y su familia están bien.
    En las casas de mi familia estamos protegidos porque nuestras ventanas y puertas son a prueba de vientos hasta de 180 millas por hora (unos 288 Km por hora), y el mayor problema si no ocurre algo desastroso y muy extraordinario, será que no haya fluido eléctrico quizás por semanas con en un calor asfixiante y muy húmedo que el huracán dejará a su paso y la obstrucción de las calles por los árboles derribados por los remolinos de viento, los problemas de contaminación del agua de pila y cosas de ese tipo. Esperemos que sea solo eso rango de incidencias.
    Hay sin embargo regiones de Miami y a lo largo y ancho del estado de Florida en las que muchas familias han tenido que refugiarse en las construcciones escolares o religiosas sin riesgo de inundación y capaces de tolerar el embate de los vientos.
    El ancho de la tormenta sobrepasa la distancia de costa a costa de la parte más ancha de la península de Florida y a todos nos tocará un poco del huracán.
    Gracias por tu preocupación y esperemos que el huracán de alguna manera deje un recuerdo clemente. Una muy estimada «atriera» me escribió privadamente y le agradezco mucho su solidaridad.
    Espero y deseo que los catalanes a quienes quiero por razones familiares, pero por tantas otras razones, puedan encaminar su futuro político del mejor modo posible que prefieran para ellos y para España a la que también quiero por otras muchas razones.
    Un abrazo cordial y agradecido.  
     

  • Equipo Atrio

    Es curioso lo que ha pasado con este hilo.

    Se recibieron seis comentarios tras su publicación.

    Y después de diez dían sin ninguno más, Jorge publicó uno muy enjundioso sobre Plenitud humana y divinidad, y en los últimos cuatro días, sobre todo entre ayer y hoy, habéis enviado más veinte extensos comentarios.

    Ya me gustaría entrar en la cuestión que suscitó Jorge.

    Pero hoy quiero enviar un abrazo de solidaridad a George, que seguamente pronto quedará aislado a causa del Irma. Esperamos que no os ocurra nada malo a tí y a tu familia, George. Pensaremos en tí. Y en las muchas víctimas de este desastre natural, seguramente más evitables que las víctimas del terremoto, casi simultáneo, de México.

    Aquí parece que los tifones y movimientos tectónicos provienen más del choque de entre Catalunya y el resto de España. ¿Independencia o sedición? Yo sí que tengo miedo de que esos movimientos de política emocional pueda producir víctimas…

    Pero esto último, seguidlo en otros hilos. Yo he entrado en este porque es el único en el que ha entrado George tras su retorno.

  • George R Porta

    No sé si tantos días sin un interlocutor o interlocutora y sin ordenador —por lo tanto, sin la posibilidad de onanísmicamente inventarme un/a interlocutor/a imaginario— me ha hecho repeler los argumentos tan exclusivos que se reducen a argumentar teóricamente solo para atacar las convicciones de otra persona. Incluso se me ha agudizado la repulsión del estilo «pontifical» de quien afirma «aquello que es cierto» sin aclarar debidamente que solo afirma «aquello que personalmente cree que sea más cierto».
    Hoy día la divulgación instantánea de información y la incesante multiplicación de ésta en cada asunto actual o pasado, permite que muchas personas puedan opinar con conocimiento básico acerca de muchos temas distintos, si bien la prudencia obliga a reconocer que nadie tenga la última palabra en nada y que tenerla no es siquiera necesario excepto para el propio funcionamiento en la vida privada. Quien se sienta feliz con lo que cree o sabe, me parece que merezca que se le respete esa felicidad. No me parece que alguien tenga derecho a estar diciendo a todo el mundo lo que tiene que creer o saber sólo porque crea saberlo todo y en cierto modo se auto atribuya la infalibilidad universal que ni los Papas más ilusos se atreverían a atribuirse —la infalibilidad papal fue definida con limitaciones y hace mucho que los Papas no se atreven a utilizarla aunque Ratzinger puso en boca de Juan Pablo II opiniones excediendo los límites de lo razonable—  porque hoy día no parece que se pueda o deba hablar pretendiendo inerrancia.
    Uno de esos campos en los que la individualidad y la auto determinación requiere el mayor respeto es el de la imaginación y sobre todo el de la imaginación religiosa.
    Los mitos no parece que originen las creencias religiosas excepto para quienes no los conocen. Los mitos, más bien, parece que sean el producto dinámico de dichas creencias. Que las mismas contengan algún grano de veracidad es lo que las eterniza como mitos y cuando ese grano de veracidad se vuelve irreconocible, parece que la consecuencia sea la desaparición del mito. Los mitos de la superioridad racial que enloquecieron a Hitler no parece que subsistirán mucho más tiempo, aunque sigan resonando, por ejemplo, entre los grupos neonazis, creyentes en la supremacía de la raza blanca, y otros similares que aún existen en los EE. UU. y otros países.
    Esto que afirmo sobre los mitos puede verificarse leyendo a investigadores bien reconocidos en general. Entre los que prefiero hay dos que me parecen muy convincentes: Uno es Rene Girard, directamente interesado en la antropología y el estudio de los mitos y el otro es Paul Ricœur, aunque éste se haya especializado más en hermenéutica y ésta aplicada al lenguaje de las creencias, o a las teorías de la interpretación y la aproximación a la verdad comunicada.

  • George R Porta

    ¡Hola Jorge! Saludos.

    Para nada me referí a tus comentarios. Gracias por preguntar en lugar de hacer lo que otras persona hacen que sacan conclusiones.

  • Isidoro García

    El necesario reduccionismo materialista y cientifista, para hacer más comprensible la realidad y evitar especulaciones exageradas, asocia erróneamente mito con falso, o incluso, Jorge, lo asocia a “dogma”, en el sentido de achacar al mito una compulsión a creerlo. Claro es que en muchas ocasiones ha ocurrido así, pero no es culpa del mito, sino de sus sostenedores cuando se fanatizan.

    Los mitos tienen mucha más importancia de lo que parece, como fuente de conocimiento de la realidad oculta. Quizás sean por ahora la única fuente de conocimiento en muchos temas ocultos.

    Este conocimiento de la realidad, a despecho de lo que piensa el amigo Georges, es el objetivo vital de todo intelectual y más todavía de todo espiritual. Si Dios o el destino no le han dado a uno, esa inquietud, ¡enhorabuena!, vivirá más tranquilo, pero no tiene porqué irritarle que otros sí que estemos infestados de ese virus.

    Y es una fuente de conocimiento de la realidad, porque como decía Ortega, en “Una interpretación de la historia universal”, XI, “llamar a algo mito no supone que se le niegue un fondo de realidad, todo lo contrario. Nada es mito si no lleva dentro la médula de una experiencia humana real. Cuando esto falta no se llama “mito”, se llama “tontería”. 

    Por eso como dice Andrés Ortiz Osés: “El mito es el cuento, (relato), que cuenta, (narra) lo que cuenta, o sea lo que importa (lo valioso)”.

    Y esta realidad misteriosa ha sido intuída por todos los grandes místicos de las religiones, así Edith Stein, dice: “Hay una luz en la noche, que descubre un nuevo mundo en lo más hondo del alma, y en cierto modo, ilumina desde dentro el mundo exterior, que se nos devuelve completamente transformado”. 

    Pero un científico, ante esa idea anteriormente expuesta dirá, ¿y cómo, dónde y porqué está la verdad escondida?. Porque si no queremos caer en un abstracto y etéreo “mundo delas ideas” platónico, debería haber una teoría explicativa.

    De eso se encargaron Carl Jung, y Campbell, y la nueva teoría de la emergencia de informaciones cada vez más complejas, en el proceso evolucionario, podrían explicar su origen.

    Jung habló de la existencia de unos programas cognitivos arquetípicos, en el equipamiento mental heredado de nuestra información genética. Hoy día se podría asimilar dichos “arquetipos”, a unos programas informáticos, tipo “bot”, similar al “Siri”, o a muchos otros que ya se utilizan hoy en día.

    Serían unos programas autónomos, que se activan involuntariamente (están en la mente subconsciente), mediante la “resonancia” de algunas experiencias, (oración o meditación), experiencias artísticas, o experiencias psicotrópicas o psicóticas, mas o menos leves, como “conversiones”, “caídas del caballo” o hasta “apariciones”.  Pero la mayoría son normales.

    Son como “personalidades” independientes de nuestro yo consciente, y que de vez en cuando “nos hablan”, (son muy dialógicas, y muchas veces sientes que son externas a nuestro yo, y nos suelen dar intuiciones muy lúcidas y sabias, y que por supuesto desconocíamos.

    Por eso en muchos casos esos “arquetipos”, se han asociado, a la voz de Dios, o a la voz de un angel de la guarda, o a un “daimon” socrático, o a un “dios” de la antigüedad.

    A los antiguos, les hablaban los dioses. Ahora pasa igual, pero simplemente lo consideramos una intuición o en casos excepcionales, una “iluminación”, sin preocuparnos muchas veces de su origen.

    Y de ahí les viene a los creadores de “mitos”. Dice Carl G. Jung, “Cuarta entrevista en Houston”, en Encuentros con Jung:

    “Los arquetipos son dinámicos, son imágenes instintivas, no inventadas por el intelecto. Siempre están ahí, y producen ciertos procesos en lo inconsciente que uno perfectamente podría comparar a los mitos. Es el origen de la mitología. 

         La mitología es una dramatización de las constelaciones de imágenes que formulan la vida de los arquetipos. 

       Los fundamentos de todas las religiones, y de muchas poesías, son los fundamentos del proceso mitológico interno, algo necesario porque el Ser Humano no está completo si no es consciente de este aspecto de las cosas”. 

    Yo comprendo que para los materialistas a ultranza esto les sonará a chino. Y a los religiosos clásicos, pensarán que estamos sustituyendo la voz personal de “Dios” o de María o de un personaje “celestial”, por un programa que todos heredamos en nuestro código genético.

    Pero esta idea puede ser la piedra de Rosetta, que engarza el mundo de lo numinoso y espiritual, con la materia del Universo. En ese sentido esta teoría solo no es antimaterialista, sino que es la culminación del Materialismo del Universo: todo en el Universo, está compuesto de materia e información.

    Y respecto a los religiosos clásicos, no se desplaza en nada a Dios, solo se descubren los mecanismos por los que quizás esté actuando en nosotros. Ya solo la idea del origen emergentista de esos múltiples programas de sabiduría interna, es tan maravilloso, habla por sí mismo de las maravillas del Universo y de su hipotético diseñador.

  • Jorge

    No entiendo George, (si lo que escribes se refiere a mis comentarios), en qué parte de mi propuesta falla la argumentación o se da un salto a las cumbres del Himalaya inventando mitos y divinidades. He intentado no hacerlo al hablar de encarnación-resurrección, pero según parece y comentas, o no me he explicado bien, o he fallado en el intento. Si es así, me gustaría que entraras en detalle.

    Mi propuesta parte de mi fe en el triunfo final del bien, ¿es un error o simplemente como yo creo que se trata de una opción válida entre las alternativas existenciales que conozco? Y el bien significa para mí, que podamos permanecer en plenitud y en lo Eterno, y no que todo acabe en destrucción, extinción y muerte. Y si la Plenitud culmina en lo Eterno no me cabe otra opción que situarla en el ámbito divino, porque nuestro ámbito y entorno humano en esta Realidad Física en la estamos viviendo y siendo, tiene los días contados, y nada puede permanecer en ella. En consecuencia, la Plenitud Humana si culmina en lo Eterno forma parte de la divinidad. ¿Hay algún fallo aquí, algún salto recurriendo a mitos, me invento divinidades?

    Y me pregunto ¿cómo es posible que lo humano forme parte de la divinidad? Yo no conozco otro modo de ser humano que siéndolo, por lo cual lo divino y lo humano tienen que converger y darse en un ser humano concreto, porque lo humano no lo entiendo como una entidad abstracta con sus cualidades, sino como un individuo de nuestra especie con sus características y cualidades humanas que compartimos. Hablo de humanización de la divinidad y por tanto de encarnación-resurrección. ¿Hay algún fallo aquí, algún salto recurriendo a mitos, me invento divinidades?

    La Plenitud Humana habla de justicia, de paz, de amor, …, y no me sirve de nada el tratar de entenderla y comprenderla, hacerla lo más plausible y razonable posible, tener una fe confiada y la esperanza de que algún día se alcanzará, si mi vida no trascurre en coherencia y en la dirección hacia ella. Lo importante es vivir hacia la plenitud, junto con todas las personas buenas o malas, crean o no crean, tengan espiritualidad o religión o bien pasen de ellas. Porque lo importante es exactamente lo que dices al final: “tuve hambre y me disteis de comer, …” y es que esta actitud y praxis de vida apunta directamente a la Plenitud.

     
    Mi querida MªPilar, aunque te parezca que hablo de Dios o de la divinidad como si la conociera de toda la vida, no es así. Yo sólo hablo de la Plenitud sobre la cual creo y espero que esté o forme parte de Dios, para que mi esperanza no termine en nada. Pero saber qué o quién es Dios eso no lo sé, y por tanto me abstengo de hablar sobre el ámbito divino, de lo que hablo es sobre el ámbito humano de sus expectativas y esperanzas.

  • Jorge

    No niego Isidoro que existan “mitos” en el desarrollo de la Ciencia, sobre todo en las narrativas de corte científico que intentan describir las interpretaciones de la realidad. Por ejemplo, en el campo de la cosmología, el de la evolución biológica, el del nivel cuántico, …, al pasar de los datos y del uso instrumental de los métodos científicos cuando se aplican teorías, fórmulas y leyes, al sustrato subyacente, en un intento de describir una realidad. Esto es patente en el nivel cuántico, en el que se aplican con una enorme precisión predictiva las formulaciones que contiene la Teoría Cuántica, mientras que su significado en la descripción de la realidad que le corresponde, no hay consenso científico sino confusión y variadas propuestas, algunas de ellas parecen dictadas por una mente alucinada.

    ¿Son mitos? Pues en el sentido que tú lo empleas Isidoro en mi opinión lo son, pero con la diferencia que no son proposiciones de fe, de creencia, sino de posibilidad más o menos cercana con respecto a la realidad, la cual ciertamente tiene un fondo de misterio que no hemos alcanzado. Es verdad que las narrativas científicas que intentan describir la realidad son dichas con cierto grado de plausibilidad, pero en realidad son propuestas provisionales y en revisión no como artículos de fe, pues no se sabe cuál es la distancia que las separa de la realidad, aunque nuestro conocimiento actual sea muy superior al de cualquier tiempo anterior de la historia.

     
    Ya conoces mi posición en Filosofía de la Ciencia radicalmente materialista-cientificista, que es filosofía y no ciencia, que elimina expresamente toda interpretación sobrenatural o principios metafísicos para interpretar el mundo, el cosmos, la realidad, la vida natural y humana, … Y ciertamente es una filosofía propia de ateos y agnósticos. No conozco a nadie ni he leído a nadie que teniendo una fe religiosa, (que sea además practicante de ella con coherencia), y a la vez se mantenga como yo hago esa posición materialista en filosofía, para interpretar el entorno, el ser humano incluido. No pretendo universalizar esta posición filosófica imponiéndola como único criterio interpretativo, sino que la he asumido por ser para mí el mejor modo de entender las cosas y por ser también el mayor reto e impulso para seguir avanzando en ciencia, porque hace patente los misterios y desconocimientos que aún quedan por resolver. No nos conformamos por ejemplo con la explicación sobrenatural de la conciencia humana como solución, sino que el materialismo nos impone seguir trabajando con el fin de conseguir explicarla mediante neuronas y redes neuronales, con un mayor conocimiento del cerebro humano.

  • m. pilar

    Seguimos sin aprender nada de nada…

    Nadie puede ni debería hablar de “Dios” porque cuanto sobre Él diga… será invento de su mente.

    Jesús, lo presento como Abba-Padre porque es lo que la humanidad necesitaba a gritos, dada la falacia y precio de los ritos y costumbres, porque todas ellas anulaban la libertad humana y los convertía en siervos sin capacidad alguna de decidir.

    El Misterio de la Vida… que lo hay,  y muchas personas lo sienten latir en sus entrañas, no pueden concretarlo, asirlo, descubrirlo… pero sí, pueden buscar la manera de hacerlo posible en su vivir como persona, decidiendo por qué camino realizarlo.

    Jesús de Nazaret lo plasmó, en hacer que la persona ¡Viva y su vida sea abundante en su hacer y sentir!

    A eso le llamo yo (personilla insignificante) Plenitud humana, revestida de esa fuerza interior que se inclina hacia ella, sin buscar glorias, reconocimientos etc. y creo que hasta la persona más humilde y sencilla de la tierra, si lo siente y lo sigue…

    ¡La logrará!

    m* pilar

  • Jorge

    Mª Luisa, es verdad que muchas veces corto el diálogo que sigo a veces contigo, me salgo del aula en la que expones la filosofía zubiriana. Y es que además de ser para mí una filosofía con conceptos y lenguaje difíciles de entender y manejar como muchas otras (hegeliana p.ej.), por lo común no me aporta propuestas o argumentos que me sirvan o que sean de mi interés. Tengo que tener muchas ganas de hacer el esfuerzo de meterme en filosofías alejadas de mi sistema de pensamiento para poder hacerlo. Me pasa con filosofías deconstructivistas, analíticas, lingüísticas, y también espiritualistas, vitalistas, místicas, orientalistas, … Cada cual sabrá que filosofía se adapta mejor a su sistema de pensamiento, expectativas y motivaciones. Ahora bien, cuando desde una filosofía o teología se trata de imponer como la Verdad única que implica necesariamente a todos, entonces la discusión es otra: ¿qué es la Verdad y cómo podemos alcanzarla? Para mí esto es inalcanzable, quizás algún día llegaremos a ella, pero aún no. Así que lo que tenemos es un conjunto amplio de direcciones, caminos, opciones, …, en principio con las mismas posibilidades de validez, coherencia, plausibilidad, razonabilidad, …, entre las cuales podemos elegir si queremos o inventarnos otra.

    No obstante, si tú o cualquiera me dice que mi sistema de pensamiento y mi propuesta de Plenitud tiene un fallo, yo me siento obligado a entender y atender las razones y argumentos que se me dicen, y responder a ese error si lo hubiere.

    Yo no encuentro el error que me indicas. Me dices que el concepto o contenido de Plenitud, central en mi fe y pensamiento, es un concepto abstracto y que debería partir de lo humano (¿quizás para sustentar su validez?). En mi sistema de pensamiento, la Plenitud no la propongo como ente o principio metafísico que funcione como base axiomática, sino como consecuencia de la fe y esperanzas humanas llevadas a su meta o últimas consecuencias. No es un principio sino un concepto, quizás abstracto, derivado de lo humano. Por tanto, es que tiene ya su raíz en lo humano. Además, no es un concepto universal que implique y obligue a todos los seres humanos, sino que es propuesto sólo para aquellos que comparten las expectativas, esperanzas y fe confiada, en que algún día la Plenitud será alcanzada.

     
    Es verdad, que la Plenitud la propongo para toda la humanidad sin exclusiones, pero sólo implica a aquellos que confían en ella. Para aquellos que no confían ni piensan en ella la Plenitud desaparece. Insisto, no es planteada como principio universal, como Verdad, sino solo como vehículo de expresión de las metas humanas, que no son comunes para todos, sino sólo de unos cuantos, aquellos que han optado por ella, que piensan y creen que vamos progresando en ruta hacia la Plenitud.

  • George R Porta

     
    Lo primero que me salta a la vista y me preocupa es el sentimiento de inferioridad que me impone la lectura de las opiniones expresadas en este hilo. No puedo sentir las mismas aspiraciones ni la compulsión de comprender o explicar el Misterio oscurísimo que oculta el origen de la realidad que experimentamos.
     
    Hay algo muy humano pero que me parece altamente cuestionable en esa compulsión de ascender hasta la cima del Everest, al posible precio de la propia vida y, por tanto, de la imposibilidad de disfrutar haberlo logrado; de descender hasta el mismo fondo de la Fosa de Bartlett en el Caribe al riesgo de no explotar bajo la inmensa presión en la profundidad muriendo en el intento y en total ignorancia de los descubrimientos; de desarrollar tecnología capaz de fotografiar con absoluta definición óptica cualquier cosa y estar condenado a fotografiar solo el pasado remotísimo y ya inexistente del Universo como quien persigue la más imposible utopía; de enviar una cámara televisiva por el axis de una neurona para micro fotografiar las reacciones químicas implicadas en las sinapsis del amor o el odio.
     
    Mi cerebro es tan poco desarrollado que no siento ese atractivo a una tal encumbrada excepcionalidad, seguramente porque padezco de las cualidades necesarias. Peor aún es me deja indiferente no sentir envidia de quienes experimentan todas esas compulsiones científicas y disfrutan de tales habilidades intelectuales.
     
    Con perdón de quienes saben mejor, no puedo creer que la deidad necesite abajarse a ser precisamente aquello que, según se le atribuye, lleva milenios creando sin poder concluir. Eso representaría a la deidad como un alfarero que necesitase ser como los cántaros que moldea y hornea.
     
    No es la deidad la que necesita humanizarse, sino que más bien parece que sea su creatura humana la que necesite rebajarla hasta su propio nivel de abyección. Es la criatura humana la que necesita encarnar a la o las divinidades que imagina y crea. Eso hicieron los paganos al crear sus mitos y ese mismo modelo mitológico ha mantenido la humanidad. Las religiones modernas, incluyendo la científica no son excepciones.
     

    La representación que en el siglo xviii se atrevía a hacer Luis María Grignon de Monfort de una a la deidad trinitaria que en la persona del Hijo se lanzaba a lo más profundo y bajo de la naturaleza humana para rescatarla consigo ascendiendo en la resurrección no es sostenible hoy día. En cambio, el paradigma implícito en Mateo 25, 35-45 sí lo es: Tuve sed y me diste de beber, hambre y me alimentaste, desolado y me consolaste… 

  • Santiago

    Jorge, yo también quiero saludarte, a pesar de que no dispongo de mucho tiempo para escribir. Coincido que las aportaciones a este este tema por estos 5 participantes ha  sido muy interesantes y ponen de relieve que las diferencias de opiniones pueden ser una fuente constructiva en el desarrollo de la fe, que en este sentido, nos dice que existe madurez cuando podemos ver sus diferentes aspectos sin apartarnos del objeto central de ella.

    Por eso sí existe un fundamento trascendente, la fe no excluye ni la evolución, no el diseño inteligente, ni la autonomía, sino que incluye la libertad y la plenitud como inherentes a la misma Creación porque somos nosotros los que ampliamos cada vez más nuestra visión sobre la realidad al penetrar más profundamente en la verdad del don de la fe. Por tanto, no necesariamente podemos excluir sino por el contrario, el cristianismo es incluyente per se. No es necesario la mezcla de la teología con la ciencia. Ambas se complementan porque parten de la mismísima verdad. Ya Tomas de Aquino sugirió que  lo que no es Dios es una vía solamente que nos conduce ante el Misterio sin que necesitemos afirmarlo, sino basta con rozarlo. El acto de fe va más allá porque nos trasciende totalmente. Pero porque se encuentra en un sujeto humano se encuentra sometido al cambio, y puede crecer, o no crecer, disminuír o desaparecer, porque es dependiente también de un acto de una acción y motivación de nuestra voluntad que puede también ser imperada interna o externamente. Dios es el todo en todo.

    Saludos cordiales

    Santiago Hernández

  • Isidoro García

    Solo como aclaración, yo entiendo como “mito”, a todo relato hipotético de la Realidad. Esas hipótesis pueden estar más o menos justificados y apoyados en pruebas, indicios o simplemente intuiciones personales.

    Y por eso se puede hablar de “mitos” científicos, pues en Ciencia se expresan hipótesis falsables, mejor o peor apoyados por pruebas, indicios o simples intuiciones.

    Lo que es un error es separar drásticamente el mundo de los mitos del mundo de la Ciencia. La Ciencia contiene muchos mitos, y en su historia muchos se han derrumbado y otros no,… por ahora.

    Hay una fuerte tendencia a contraponer mito con realidad y sentido común. Pero el sentido común a veces es muy engañoso. La Tierra parece plana, y el Sol parece que se mueve alrededor de la Tierra. Eso lo ve cualquiera que no sea ciego. Pero no es así.

    Y respecto a la realidad, esta es tan misteriosa, que pueden ser las cosas mucho mas “míticas” o “mitológicas” de lo que nos parece a los hombres modernos. Me recuerda el tema a esos nativos que contaban con los dedos de las manos, y a partir de 11 ovejas tenían un número incontable-mítico de ovejas.

    Cuando un día que se lavaron los pies, y se les despegó la mierda de los dedos de los pies, y descubrieron que tenían también dedos en los pies, su mundo “científico” dió un salto cuantitativo revolucionario, y muchos dejaron de tener un número mítico de ovejas a simplemente tener catorce. ¡Qué desilusión!.

  • M.Luisa

    Quisiera referirme brevemente al tema de la evolución  que aquí se está tratando  pues pienso que por lo que respecta al ser humano ha de contemplarse en un doble  tratamiento de niveles.

    Uno,  el de la evolución  que estudia la estabilización  de la materia, su vitalización y dos,  la inteligización de la vida en lo que aparece como un despliegue o emergentismo de las potencialidades de la materia .

    Ahora bien, un análisis de este emergentismo estructural, por su propio dinamismo interno  no tiene ya nada de materialista.    La distinción entre potencias y facultad conduce a admitir ingredientes no materiales en el origen de la evolución humana.

  • Jorge

    Antes de seguir (hablando sobre la Plenitud central en el contenido de mi fe religiosa), quiero comentar las aportaciones de mis amigos atrieros, Isidoro, MªLuisa, Oscar y Santiago. Un saludo afectuoso después de mi intervalo de silencio en Atrio. Quizás surja de aquí un diálogo interesante y enriquecedor para todos.

    Isidoro me invita a que extienda el contenido de la Plenitud a múltiples inteligencias inteligentes, sustituyendo a los dioses o seres celestes antiguos, con lo cual abriría mi propuesta a un sentido cósmico, renovando los mitos grecolatinos por otros más actualizados como “mitos científicos”. Me propone considerar a Jesús como primicia y culmen de la humanidad en plenitud, incorporado a la mesa de los dioses hijos de Dios o del mismo Universo.
    Comento: yo no estoy interesado en explicar, comprensible o razonablemente, el mundo o el cosmos mediante mi fe religiosa y menos aún con mitos aunque sea utilizando un lenguaje científico, ni tampoco con el contenido de Dios que para mí no es explicación de nada. Para explicar y comprender el mundo o el cosmos incluido el ser humano me basta la ciencia, y a pesar de lo mucho que aún le falta para completar el conocimiento, no intento añadirle nada y menos aún mitos, aunque partan de una base científica.

    La propuesta de Plenitud ya está extendida a múltiples seres inteligentes, tantos como seres humanos hayan existido o existirán, y que además no tiene necesariamente que circunscribirse solo a nuestra Tierra, sino que puede incluir a todos los seres de otros planetas habitables de nuestra galaxia, de todas las galaxias y del Multiverso si es que existe. Lo imprescindible para mi propuesta es que todos esos seres compartan lo humano y que alcancen no solo la inteligencia sino las todas y cada una de las características de la Plenitud.

    Lo que no incluye mi propuesta de Plenitud es los dos pisos, quiero decir de una parte nuestro mundo aquí abajo, sujeto a la Naturaleza y su evolución, y otro allá arriba de seres celestes, hijos o creados por Dios que dirigen el mundo. Apuntas a que podrían ser originados en el mismo Universo y por esta vía podríamos coincidir. Mi propuesta no incluye la creación de seres celestes o inteligentes, ni siquiera de la Plenitud pues ésta se incluye en Dios, sino que ésta se alcanza por un largo proceso de evolución, de acumulación de conocimientos y progreso del nivel ético. Pero es verdad que mi propuesta incluye la posibilidad de que los seres humanos de la Plenitud, de nuestro futuro en la historia, manejando el espacio-tiempo o sus conocimientos, puedan cuidar, dirigir y guiar el proceso, interviniendo en él, para atraerlos hacia sí, (como si fuesen santos o ángeles de Dios).

     
    Sobre Jesús no propongo lo mismo que el resto de seres humanos en plenitud, incorporado a su mesa, sino algo muy distinto. Mientras que los seres humanos alcanzan la Plenitud por un largo proceso de evolución y progreso paulatino de conocimiento, capacidades y ética, Jesús es el único que tiene constitutivamente la Plenitud desde siempre. Y esto lo pienso así porque me parece el modo más plausible y razonable, de que la Plenitud que es humana pueda alcanzar el ámbito divino, Dios tiene que humanizarse primero. Y si esto lo hace Dios no cabe que lo haga repetitivamente, puesto que el modo de hacer de Dios para mí es pleno y completo, no cabe hacerlo otra vez, pues nada quedaría de Dios que no hubiese hecho en la primera.
     

    (Nota: veo al pinchar este que Isidoro tiene un nuevo comentario que no he leído)

  • Isidoro García

    El Universo, está diseñado, (o autodiseñado), de tal forma que desde su momento cero, se despliega en un continuo incremento de complejidad contra-entrópica, mediante la repetición contínua de unos patrones organizativos, que se repiten fractalmente en todo el Universo, como resultado de las condiciones concretas del Primer Diseño.

    Esa homogeneidad de patrones organizativos, es lo que justifica que conceptos e hipótesis científicas encontradas en algún campo de la ciencia, pueden extenderse a otros campos lejanos y sin aparente relación, y hasta se pueden extender universalmente a todo el Universo, lo que supone un salto de los campos de la Ciencia a los de la Filosofía. (Aunque eso a veces supone abusos y excesos).

    Eso sucede con el tema de la Evolución biológica, que Darwin descubrió, que se han podido extender a la evolución perpetua de todo el Universo y cada uno de sus integrantes, desde la Cosmología, a la evolución de la conciencia individual y colectiva.

    Por eso, (entrando en el tema), la Plenitud del hombre intuida y deseada por Jorge, no es algo meramente concerniente a la voluntad humana, sino que es el resultado obligado de una tendencia universal, de un patrón fractal que se repite en el Universo, como resultado de la actuación de las Leyes originarias del mismo, (=el Tao, o “Dios” si queremos llamarlo así).

    Por eso esa Plenitud o evolución  un estado evolutivo superior, se dará sí o sí. Y si la actual especie humana resultara fallida, se daría en otra especie inteligente que evolucionará de los chimpancés, o de la especie mas inteligente que quedara.

    Solo que los cristianos, contamos con la apuesta personal, la esperanza confiada en que ese fallo de nuestra especie no llegará a mayores, pues contaríamos con una guía y ayuda exterior, a través de una serie de humanos de los nuestros, encabezados por un Líder, que nosotros personificamos en Jesús de Galilea.

    Por eso el cristianismo, además de instar a un trabajo contínuo de la especie hacia nuestra transformación y autosuperación, es una esperanza cósmica, de que no estamos solos y abandonados en el Universo, ante un destino incierto.

    La clave del cristianismo es la esperanza de que todo acabará bien, como le decía en sus apariciones Jesús a Juliana de Norwich.

          “Para ella, según Merton, hay un secreto escatológico, un dinamismo oculto, que apunta a una resolución final de bondad; se trata así de no resolver la contradicción, sino permanecer en medio de ella, en paz, con la certeza de saber que ya está resuelta y sólo aguardamos su plena revelación.

         “Tener un corazón juicioso es vivir centrado en ese dinamismo y en la secreta esperanza, en ese secreto (guardado y) aguardado””.

  • M.Luisa

    Cuando me decidí a opinar después de leer los dos últimos comentarios de Jorge también hube de optar por dónde empezaba el Asunto y me pareció que con el poco tiempo del que disponía hacerlo, mediante su concepto estrella, como idea simple y basal,  resultaría  más comprensible con pocas palabras.

    De todas maneras ni con pocas ni con muchas está visto que siempre puede haber quien se decida a complicar el Asunto.

    En cualquier caso, ya puesta, déjenme hacer una puntualización, pues  mi consideración de abstracto, en este caso,   no la hacía recaer sobre la frase entera   sino sólo en el concepto de Plenitud. Entonces si la perspectiva es esta lo que yo me preguntaba era por qué  no empezar por lo humano  que no es ninguna abstracción y ver hasta dónde nos lleva. ¡Eso era todo! Ya ven qué sencillo!

  • Jorge

    La Plenitud Humana fortalece la fe y la esperanza y da un sentido pleno a la historia y al esfuerzo humano. Pero la Plenitud Humana no pasaría de una vana ilusión, de una utopía, si sólo contamos con la fuerza y las capacidades humanas. Si Dios no estuviese fuertemente implicado en ella prácticamente sería inalcanzable. Para proponerla sin Dios, habría que tener una fe en la humanidad demasiado alta. Pero con Dios, si pensamos en su contenido como Espíritu de lo Absoluto-Eterno y Plenitud Humana, entonces la Plenitud Humana ya está realizada formando parte de Dios desde siempre.

    Si pensamos el contenido de Dios a la vez como Espíritu de lo Absoluto-Eterno y Plenitud Humana, presenta para mí ventajas interpretativas. En primer lugar: de un lado, se guarda el Misterio que corresponde a Dios, como lo Otro Incognoscible, que pertenece al ámbito divino; y de otro, podemos seguir atribuyendo a Dios cualidades humanas en plenitud, los atributos divinos, que pertenecen al ámbito humano. En segundo lugar, de un lado el ámbito divino queda preservado en sí mismo sin mezcla con el mundo natural y humano cuya relación siempre ha sido un problema de difícil solución, y de otro podemos seguir manteniendo la acción de Dios en el mundo natural y humano desde dentro del ámbito humano por su Plenitud Humana.

    Esto tiene consecuencias muy importantes para mí: no es necesario la imagen de un Dios intervencionista todopoderoso; tampoco es necesario buscar un lugar para Dios en el mundo ya sea como realidad total, o dimensión sobrenatural, o energía espiritual, o consciencia individual o cósmica, etc. Me basta que Dios sea Plenitud Humana para que Dios esté presente en el mundo y pueda intervenir en él desde dentro, (y no externo a él), y también en el colectivo de la humanidad y en cada ser humano atrayéndolo hacia sí, hacia la Plenitud, sin alterar la autonomía del mundo y el libre albedrío humano.

     
    Por todo ello me resulta coherente y razonable que Dios entre en el ámbito humano por su encarnación-resurrección en un hombre concreto, Jesús de Nazaret, responsable único del origen, desarrollo y culminación de la Plenitud Humana, implicando en ello al conjunto de la humanidad sin exclusiones.

  • Santiago

    La duda vital pertenece a la misma naturaleza humana..Es precisamente Cristo el que vino a resolverla elevando nuestra naturaleza a una razón trascendente..La abstracción es esta capacidad exclusivamente humana por la cual podemos sintetizar la realidad llegando a los conceptos esenciales por lo que podemos reflexionar y profundizar, y nos permite pensar trascendiendo, y salir de nuestro propio yo. La abstracción, pues, no es extraña a nuestra humanidad sino que forma parte de nuestro diario pensamiento. Y si la fe es una decisión y adquiere diversas formas, podemos “optar” también por extraer lo que ES esencial a ella como es la trascendencia, ya que ella traspasa lo simplemente material para conducirnos a nuestra verdadera plenitud esencial.

    Tanto la fe como la filosofía y la ciencia son y pueden expresarse en conceptos tanto abstractos como concretos. Lo teórico y lo práctico. Maritain escribe que “para comprender lo fundamental de las ciencias especulativas es necesario investigar sobre el dominio de las ciencias en su jerarquía y divisiones, las cuales pueden diferenciarse de acuerdo al grado de inteligibilidad que poseen en ellas los objetos del conocimiento”.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

  • oscar varela

    Hola!
    Mientras espero a ver si Miquel se conecta a este Canal Atrio;
    podría devariar un poco diciendo que:
    El punto de partida de Jorge, que lo repitió en cuanta ocasión se le presentaba, no es un algo abstracto, sino lo más concreto que puesda haber entre las realidades del mundo: SU OPCIÓN; por lo tanto un Asunto de “decisión” (la Entscheigung de R. Bultmann), la cual siempre está motivada por su propia circunstancia.
    La circunstancia de dicha OPCIÓN es una “in-certidumbre”, e.d.una DUDA vital.
    ……………..
    No deja, por ello, de ser exacto la advertencia de M. Luisa. En efecto, la “Plenitud humana” (de Jorge) es una abstracción concretamente “optada”.
    ……………..
    Si no se tiene en cuenta lo dicho, se podrá seguir dis-cutiendo inutilmente hasta que las velas no ardan.
    ……………..
    La muy rica profusión de aportes de Isidoro puede, también, ocultar que lo de Isidoro sea una “apuesta”.
    ……………..
    Entretanto, Miquel se debe estar tirando de los pelos …

  • M.Luisa

    Estimado Jorge, a pesar de que  últimamente hace algún tiempo ya no respondías a mis objeciones, yo te he seguido leyendo  y sin esperar que me respondas te daré  hoy también mi humilde opinión respecto de dónde pienso pudiera fallar tu planteamiento.  Tú partes de algo abstracto como es el concepto de Plenitud en lugar de partir de lo humano y dejar que sea la realidad humana que  nos lleve de la mano hasta su plenificación. Creo que aquí se encuentra  la clave.

  • oscar varela

    Hola!

    Me pregunto (si es que “todavía” pincha atrio.org):

    ¿Qué puede decir Miquel a las propuestas de Jorge e Isidoro?

  • Isidoro García

    Amigo Jorge:

    Si a tu planteamiento de la Plenitud humana, (o la evolución de la actual humanidad, a un nuevo estadio evolutivo de inteligencia práctica), le unimos, la hipótesis, (cada día más razonable), de la existencia de múltiples inteligencias en el Universo, (cada una de las cuales, podría haber llegado a su propia Plenitud inteligente), entonces el cuadro religioso de la humanidad, adquiere un nuevo sentido.

    Simplemente con que sustituyamos la palabra “dioses” o “seres celestiales”, con la expresión “seres inteligentes en Plenitud”, entonces todo el tema de la Encarnación queda explicado cósmicamente.

    Entonces Jesús, como vanguardia, anticipo, primicia, y quizás culmen de la “Humanidad en Plenitud” o “Nueva Humanidad”, se incorporaría a la mesa de los “dioses” (= “seres inteligentes del Universo en Plenitud”), todos ellos “hijos” (=creaturas) del “Dios” ignoto creador del Universo, o quizás “hijos” del mismo Universo, que se habría autocreado de forma incomprensible para nosotros.

     

    Toda esta expresión de la hipotética realidad cósmica, solo empezaría a ser comprensible, en estos tiempos, con nuestros conocimientos científicos actuales. Es lógico que en tiempo de los romanos, se expresara con un lenguaje y una filosofía de su época.

    Eso es lo que hay que adaptar para que lo acepte el hombre moderno. Hay que cambiar los mitos greco-romanos, por los actuales “mitos” científicos. Esa es la difícil travesía que las religiones organizadas deben hacer, o se ahogarán en el proceso.

    La Humanidad espera la llegada de un nuevo Moisés-Mahoma-Pablo moderno. Yo estoy convencido que el “Espíritu” lo suscitará. ¿Encontrará “vírgenes” despiertas o estarán dormidas entre tantas misas y ritos vacíos de sentido, activismos políticos materialistas, y politiquilla curialesca vaticana?.

  • Jorge

    ¿Por qué afirmo que la resurrección de Jesús es un hecho histórico? Pues porque se habla de un hecho que tiene una fecha y lugar concreto de la historia, el día de la Pascua judía del año 33 del s.I en Jerusalén de Judea. En ningún otro caso, en los que se habla en leyendas o mitos de resurrección de héroes o dioses, tienen referencia histórica. Se puede creer o no que tal suceso aconteció, pero lo que no puede decirse es que no tiene referencia histórica.

    Ciertamente si se toma la resurrección de Jesús como un hecho histórico resulta increíble, irracional, contrario a la naturaleza humana, a la ciencia y al conocimiento. Sin embargo, resulta compatible, coherente y razonable con respecto al contenido de la Plenitud Humana. La Plenitud Humana habla de la plenitud de la justicia, de la paz, de la libertad, del amor, …, de la abundancia y de la plenitud del conocimiento, …, y también del triunfo del bien sobre el mal, sobre el sufrimiento y la enfermedad, sobre el envejecimiento y la muerte. La Plenitud Humana habla de lo humano, del ámbito humano, no del divino; no habla de lo Eterno, del Espíritu, de lo Transcendente, … Si la Plenitud Humana vence el mal y la muerte, implica el aumento progresivo del nivel ético de la humanidad, y también del conocimiento (incluido el científico) hasta completarse en plenitud. Y esto significa el control total sobre la vida humana y su entorno, pero no para degradarlo o contaminarlo o someterlo, sino con un sentido ético en plenitud. Los seres humanos del tiempo de la Plenitud tendrán el poder sobre la vida y la muerte, (poder atribuido desde antiguo a Dios o a los dioses), y por tanto también el de la resurrección a la vida. La resurrección es coherente y razonable con el contenido de la Plenitud Humana.

    Para entender la resurrección no hace falta la intervención mágica y directa de Dios, ni tampoco trasladarlo a un hecho real transcendente o espiritual del ámbito divino, pero no del humano, con lo cual se niega su historicidad. Para entenderlo o hacerlo razonable, basta llevar la Plenitud Humana hasta sus últimas consecuencias en la plenitud del conocimiento de la vida humana y de su entorno. A la pregunta de cómo lo harán, o la búsqueda de posibilidades científicas para realizarlo, todo lo más será por ahora un juego especulativo extendiendo las posibilidades y límites de la Ciencia, pues no podemos saber cuál será el contenido de la plenitud del conocimiento de la humanidad futura.

    Evidentemente todo esto se derrumba si pensamos que la Plenitud Humana es simplemente una utopía irrealizable. Sin embargo, se puede seguir creyendo en la resurrección y la Plenitud Humana, en el Cielo o Reino de Dios, por intervención directa y mágica de Dios, y su traslado al ámbito divino trascendente. Pero, en mi opinión, si se hace esto se pierde el sentido de la historia y del esfuerzo humano, pues si la meta humana es obra directa y mágica de Dios, entonces surge el desconcierto, ¿qué hacemos aquí?… Si nuestra meta es la Plenitud Humana en nuestro tiempo histórico futuro, el desconcierto desaparece, pues el sentido de la vida humana individual y colectiva cobra vigor y se fortalecen la fe y la esperanza.

  • Jorge

    ¿Por qué razón los cristianos tenemos que matizar, diversificar o difuminar el centro de nuestra fe, encarnación-resurrección de Jesús de Nazaret, envuelto en un ropaje mitológico, simbólico, metafórico, misterioso, …?  ¿Por qué razón indagar y poner el acento en la multiplicidad de formulaciones en los tres primeros siglos, para matizar y rebajar la importancia de la conjunción que logra la Iglesia en los concilios cristológicos (Calcedonia, …)? ¿Es que acaso la afirmación de la encarnación-resurrección de Jesús resulta incomprensible, irracional, incoherente, …, contraria a la Ciencia y al conocimiento?

    Yo afirmo, sin ropajes matizadores y difuminadores la encarnación-resurrección de Jesús, como hecho histórico. En mi opinión es un hecho coherente con el contenido de Dios entendido como Espíritu de lo Absoluto-Eterno y Plenitud Humana. Si Dios tiene constitutivamente un componente humano y humanizador es coherente que la Plenitud Humana se haga efectiva en un ser humano concreto, Jesús de Nazaret. Sin embargo, el proceso por el cual Dios se hace un ser humano no podemos observarlo puesto que pertenece al ámbito divino, sólo podemos observar su resultado en nuestro ámbito humano, es decir, un ser humano Jesús que es Dios hecho hombre, pues tiene constitutivamente la Plenitud Humana desde siempre. Lo que podemos observar en Jesús es la Plenitud Humana porque pertenece al ámbito humano, mientras que su divinidad queda velada por ser del ámbito divino que no nos pertenece.

    Lo que está en juego es el contenido de Dios. Si se piensa de Dios solamente lo que se supone pertenece al ámbito divino, Ser Supremo, Creador Todopoderoso, …, difícilmente se puede entender su encarnación en un ser humano, resulta incoherente e irracional. Pero si pensamos en Dios que al menos es también humano como Plenitud Humana, al tener un componente humano y humanizador, la cosa se hace mucho más coherente y racional.

    Lo que hay que descubrir en Jesús no es su divinidad, pues esta no podemos observarla, sino su humanidad en plenitud. Y si quedamos asombrados y perplejos ante la plenitud humana de Jesús, y damos el paso de afirmarla con fe confiada, al mismo tiempo estamos afirmando su divinidad, puesto que la Plenitud Humana pertenece a Dios. Cuanto más humano descubramos en Jesús más divino resulta.

     
    ¿Es acaso irracional, incoherente, contrario a la Ciencia,…, que un ser humano nazca, viva y muera, como cualquiera, aunque tenga constitutivamente la Plenitud Humana?

  • Santiago

    Sobre la Resurreción no hay duda de su importancia. Y es que tanto la Encarnación como la Resurrección forman una UNIDAD en la verdad de Cristo, ambas son la base de la FE cristiana y una no puede existir sin la otra, porque “vana sería la fe” si no existiera esta relación vital

    Ya Pablo, hacia los 50 DC expresaba la fe “recibida” de los Apóstoles en esta Epístola:

    “Dando gracias al Padre, el cual…nos trasladó al Hijo de su amor, en quien tenemos la redención, la remisión de los pecados. El cual es imagen del Dios invisible, primogénito de la Creación, como que en El fueron creadas todas las cosas en los cielos y sobre la tierra, tanto las visibles como las invisibles..; todas las cosas han sido creadas por medio de El y para El. Y El es antes que todas las cosas y todas tienen en El su consistencia” (Col. 12-17)

    Recoge Pablo la enseñanza apostólica de que el Hijo preexistía ante de la Encarnación, incoada en los Salmos, en la Sabiduría, en Isaías, en Miqueas, Malaquías en el AT, y afirmada con claridad en los Sinópticos y en Juan,

    Pedro afirma y Jesus confirma lo que dice: “¿Quién decís que soy Yo” y Pedro: “Tu eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo” Jesus: “Bienaventurado eres..no es la carne o la sangre quien te lo reveló, sino mi Padre que está en los cielos” (Mateo 16, 15-17) Y ante la pregunta de Caifás: “Eres Tu el Hijo  d e  Dios” Jesus le dice: “Yo soy” (Marcos 14, 61-64)

    En verdad, en verdad os digo, antes que Abraham existiese , existo Yo” (Juan 8, 57-58)

    “Mi Padre y Yo somos una misma cosa”. (Juan 10, 30)

    Y Jesús se revela como el Mesías, único Hijo de Dios, al ciego de nacimiento y a la mujer samaritana.

    Tanto la Encarnación como la Resurrección existían como parte del kerygma primitivo  d e  la Iglesia. Las fórmulas de estas verdades, como otras, tienen su origen en esta fuente primordial de la predicación apostólica.

    Un saludo cordial

    Santiago Hernández

  • George R Porta

     
    También en el mismo # II: «Pero hablar de mito es no comprender el concepto judío de la sabiduría divina: no era como un ser divino independiente de Dios, sino que era como una personificación de la acción divina». (Énfasis y subrayado míos).
     
    Si se trata de una personificación o simbolización o representación imaginaria sin una existencia histórica entonces es casi imposible aceptar la definición de Calcedonia y entonces el tema entra en la categoría mitológica.
     
    Parece que los mitos emergen de la imposibilidad de responder conclusivamente a las preguntas que a través del tiempo permanecen sin respuesta. Si Freud, Marx, o Nietzsche, recientemente, o Sócrates, Buda o Confucio en la antigüedad respondieron parcialmente a las preguntas sobre estos temas que apasionan a los metafísicos, lo real es que ninguno ofreció una respuesta conclusiva, suficiente.
     
    Este no es un tema concluido en la investigación teológica y parece que esa sea la posición de James D. G. Dunn. En efecto, recientemente Roger Haight, Roger Bultmann, Jacques Duquesne, Peter Phan, Jacques Dupuis han tratado la diversidad de propuestas a estas preguntas sobre la encarnación y la salvación en curso a pesar del documento autoritario de Ratzinger (Christus Dominus) y han sido condenados por la Congregación Para la Fe o están siendo cuestionados.
     
     
     
    Otro punto del # II que atrae mi atención: «Podemos resumir la contribución de Juan a los inicios de la cristología así: Juan está luchando con el problema de cómo pensar de Dios y cómo pensar de Cristo en relación con Dios a la luz del esclarecimiento de la naturaleza y del carácter de Dios que el acontecimiento-Cristo proporcionó. El predominio posterior de la presentación de Juan no ha de impedir ver la diversidad de las formulaciones cristológicas, que es una característica de los escritos cristianos del primer siglo.» (Énfasis y subrayado míos).
     
    Esta afirmación confirma, a mi modo de ver, que lejos de poder formularse dogmáticamente, la esperanza humana en que llegará a escapar de su inmanencia y alcanzar la participación en la vida de la divinidad que imagina es posible, aunque permanezca improbable o mítica con tal de que no trate de esgrimirlas como verdades incontrovertibles para oprimir tiránicamente a quien no las comparta. Que la religión organizada puede maltratar psicológica o emocionalmente es un hecho demostrado históricamente. Quizás no haya estatua más justificada para recordar esto sea la erigida en Roma, en memoria de Giordano Bruno en el Campo dei Fiori.  
     

  • George R Porta

     
    Leo al final del # II: «Resumiendo, fueron probablemente los intentos cristianos de expresar la realidad de Cristo y formular su significado los que abrieron un camino, en el pensamiento religioso más amplio de aquel tiempo, que generaron nuevas ideas de la relación de Dios con los hombres y formularon nuevas expresiones de su anhelo de salvación».
     
    1.    Esta afirmación parece expresar claramente que la noción de «encarnación» no es cuestión inspirada excepto si se reconoce y confiesa como cierto el a priori de la existencia de Dios. Desde mi punto de vista esto fuera innecesario porque emerge no de una urgencia práctica, sino de la necesidad humana compulsive de comprender lo incomprensible que yace en el «pasado»; una noción, esta del pasado como historia o tiempo, que carece de otra materialidad que la que la imaginación matemática, le atribuye como cuantificación de memorias empíricas sucesivas en relación con un lugar y con un observador específico.
     
    2.    N o intent condenar ni reducir la importancia del «hecho» religioso, solo intento enfatizar que lo religioso no tiene ninguna dimensión sobrehumana o sobrenatural sin esa afirmación apriorística de la existencia de una divinidad externa, a falta de otra mejor, y que dicha entidad divina opere según las atribuciones antropomórficas que se le hagan.
     
    3.    Esta creencia es resultado del desarrollo dialéctico teórico, filosófico, contrastado sobre el trasfondo de la no-creencia o de la abstención de ella. No es el pensamiento religioso teístico el único que recurre a la metafísica para pensar apriorísticamente en la necesidad de una divinidad que intervenga históricamente de este u otro modo. El pensamiento religioso ateístico, su contrapartida, es también metafísico al intentar negar aquello cuya existencia es indemostrable de una manera no metafísica.
     
    4.    Por tanto, no es imposible ni necesariamente errado proponer que la doctrina de la encarnación solo puede ser expresión del pensamiento metafísico en desarrollo, no concluido, y por lo tanto incomprensible fuera de la Metafísica y por tanto ni necesario ni vinculante. Más confiable es desde el punto de la comprensión humana la afirmación de lo no explicable o de lo desconocido como «misteria» o signo o símbolo que convoca a la exploración y entonces los místicos con su vocabulario poético (en el sentido más aristotélico) tienen derecho a hablar recurriendo al sentido estético de la imaginación, al atractivo materialmente empírico de la belleza y de la bondad cuando se refieren a lo divino o a la posibilidad de una divinidad, análogamente a como se puede hablar de las dimensiones o de la naturaleza física de la luz.
     

  • ana rodrigo

    Muy agradecida al trabajo y pedagogía que Miquel nos ha ofrecido. Buen estudio y buena síntesis. Gracias

  • Carmen

    Para mí ha terminado y con un final feliz.

    Nunca he entendido ese jaleeeeeeo de que para que yo no me condenase por algo terrible que he debido hacer y no sé qué es, hizo falta que el hijo de un dios , que en realidad era el mismo dios porque era  trino ? , tuviese que morir de esa manera…

    Es que prefiero condenarme, pobre muchacho. No hizo mal a nadie. Menuda sinrazón, que diría don Quijote .

    Me alegro de que haya algún teólogo que piense que quizás no era hijo de Dios tal y como se nos ha dicho. Será hijo de Dios en otra acepción de la expresión.

    Me da tranquilidad, no me siento tan rara.

    A lo mejor porque soy laica en estado puro y nada tengo que ver con la iglesia oficial.

    Pero le aseguro que no me siento menos cristiana que otro cristiano que acepte todos los dogmas.

    Opiniones.

    Un saludo cordial.

  • George R Porta

     
    Leo: «…sino que ha de reconocer que desde el principio el significado de Cristo sólo podía ser aprehendido por una diversidad de formulaciones que, aunque no siempre estrictamente compatibles entre sí, nunca fueron consideradas como invalidándose mutuamente.»
     
    En esta conclusión, teniendo en cuenta las que preceden, parece que ya no se habla de la «historia» o del desarrollo de la noción de encarnación como suficiente para comprender a Jesús como el Cristo y creerle como lo define Calcedonia. Más bien parece que se habla del presente, en el cual sea imposible reconocer conclusivamente una completa compatibilidad entre las diversas interpretaciones; o una relación comparativa que invalidándose entre sí deje claramente visible alguna formulación definitiva. En suma, parece que queda la puerta abierta a la esperanza confiada de cada creyente, de cada seguidor del Galileo.
     
    A la luz de esta precedente interpretación parece que el tema de la resurrección solo puede ser considerado necesario porque históricamente ha estado presente siempre en la tradición cristiana, de una forma u otra y, por lo tanto, también al respecto queda la puerta abierta a su afirmación conclusiva o no por parte de cada creyente.
     
    Si a Jn 3, 8-10 se le hace entrar en la ecuación, parece obvio que en múltiples ocasiones los puedan sugerir diferentes niveles de fe y enfatizar que, habiendo una diversa tipología de creyentes, la fe de los unos/as no sea comparable con la de los/as demás, sino que solo es observable en el contexto de la vida de cada persona, quizás, robando sus palabras e idea, en la línea de Ortega en las Meditaciones del Quijote: La esperanza de cada uno puede ser más o menos confiada de este u otro modo según «la circunstancia» pertinente.

  • oscar varela

    Hola!
    ¡Lindo esfuerzo el del Cumpa Miquel!
    ¡Y provechoso!
    ¡Felicitaciones!
    Y, AHORA: ¿cómo sigue la cosa?