I – ¿PREEMINENCIA DE LA ASAMBLEA EXTRAPARLAMENTARIA?
Para algunos de los republicanos intransigentes reunidos el 29 de mayo de 1873, “las Cortes eran una simple reunión para dar sanción legal a decisiones ya tomadas en las verdaderas asambleas democráticas: los clubs radicales de la capital” (Hennessy, cap. 8)
Es decir, donde debían de tomarse los acuerdos era fuera del Parlamento, y las Cortes lo único que tendrían que hacer era sancionar formalmente lo ya acordado.
Cabe preguntarse, ¿hasta qué punto concepciones similares –de preeminencia de la asamblea extraparlamentaria– parecen abrirse paso hoy día entre algunos políticos y no pocos ciudadanos?
II – FLATUS VOCIS: ABRIL 1873
Flatus vocis, simples palabras, en eso se convierten en ocasiones los problemas de legitimidad institucional, cuando la controversia de legitimidades no es más que una controversia de intereses de parte de carácter espurio. Y así actuó la Comisión Permanente de la Asamblea Nacional, en abril de 1873, intentando, sin haber causa para ello, convocar el plenario y derrocar al Gobierno, apoyándose además en ilegítimos movimientos de la milicia. El objetivo final era tomar posiciones de poder para ganar las elecciones Constituyentes que estaban previstas para los días 10 a 13 de mayo y que interesaría retrasar. Pi y Margall (citado, págs. 25 y 26) lo cuenta así:
“Pasó el teatro de la lucha de la Asamblea a la Comisión Permanente. (…) Agriábanse con esto las relaciones entre los dos cuerpos, y se creó una situación violenta (…) Era en efecto evidente que la Comisión no podía menos de llevar un oculto propósito en el examen, a presencia de los ministros todos , de la política general del gobierno. El propósito era, a no dudarlo, tomar del examen pretexto para reanudar las sesiones de la Asamblea, derrotar en ella a los republicanos , y prorrogar la convocatoria de las nuevas Cortes. Temíase, no sin razón el triunfo de los federales en los comicios; y quería el partido radical, a todo trance, recuperar la posición perdida. (…) “
En ese afán, los radicales conjuntaron sus acciones con sus antiguos antagonistas, los conservadores y los alfonsinos, muchos de ellos esclavistas. De este modo, la mayoría radical de la Comisión Permanente formó parte de una amplia conjura civil y militar, entre cuyos principales artífices se encontraba el vencedor de Alcolea, antiguo Regente, general Francisco Serrano Domínguez.
Fracasada la conspiración el 23 de abril, la mayoría de los radicales y conservadores implicados en ella huyeron voluntariamente al destierro. y con esa huída preventiva se reconocían culpables. Singular fue el caso del citado general Serrano que “ se refugió en la embajada británica y fue sacado del país, disfrazado con pastillas postizas, por el propio Layard“ (NOTA 1)
III – EL ENFRENTAMIENTO PASO A PASO
Acordada la disolución de la Asamblea Nacional en la sesión del 22 de abril (Gaceta del 23) se eligieron seguidamente, como ya dijimos, los integrantes de la Comisión Permanente, que celebró una primera reunión constitutiva el 27 de Marzo en la que tomó el acuerdo de reunirse todos los jueves y, circunstancialmente acordó que no tenía facultades legislativas de ningún género. Las siguientes sesiones de la Comisión se celebraron los días 3, 17, 20 y 23 de abril. No hubo reunión el jueves 10 de abril, Jueves Santo. (NOTA 2).
La sesión del jueves 17 de abril se abrió a las dos y media y en ella “(…) se acordó pura y sencillamente que las sesiones semanales de la comisión se celebraran los domingos en lugar de los jueves, y que se invitara a ellas a los individuos del Poder ejecutivo que puedan concurrir” (“La Igualdad” del 18). Estos acuerdos tenían más enjundia de la que aparentaban, sobre todo si se atiende al contenido de lo que durante ella se manifestó. (NOTA 3)
Tras algunas intervenciones de otros miembros de la Comisión, Figuerola presentó lo que sería el contenido del acuerdo principal: «Pedimos a la comisión se sirva acordar que el domingo se celebrará una sesión extraordinaria, a la cual se invitará a todos los individuos del Poder Ejecutivo a quienes sea posible su asistencia“. Es decir, se instaba al Gobierno en pleno a acudir a la Comisión. Seguidamente se produjeron varios parlamentos de distinto signo tras los cuales intervino Rivero, abriendo claramente el camino para facilitar la convocatoria de la Asamblea, en los siguientes términos:
“Las Cortes están suspensas, dice, pero conservan la plenitud de su soberanía, hasta el momento en que se reúnan las Constituyentes. ¿Cuál es la misión principal de esta comisión? Resolver si se hace necesaria la convocatoria de las actuales Cortes. La manera de alcanzarlo es llamar al Gobierno y examinar cuál sea el estado general del país y cuál el sistema seguido por los ministros en estas circunstancias. Yo, por mi parte, declaro que tengo necesidad de hacer algunas observaciones y que las haré el próximo domingo“
El diario republicano “La Igualdad” del día 18, del que recojo el citado texto concluye su información diciendo: “(…) Después de seis horas de sesión y de tan graves acuerdos, la comisión, hambrienta, levantó la sesión, muy alarmados algunos individuos acerca de la duración de la próxima si llegan a asistir dos o más ministros // (…)”.
IV – EL PRETENDIDO PODER DE “RESIDENCIAR” AL GOBIERNO
El domingo 20 de abril de 1873, minutos antes de las dos, inició su sesión la Comisión Permanente. Recordemos que la comisión había solicitado la presencia de todos los ministros en esta sesión, pero solo asistió en representación del Gobierno, el Ministro de Ultramar José Cristóbal Sorní (NOTA 4)
Se leyó la extensa acta de la sesión anterior, que quedó aprobada y Rivero preguntó al ministro de Ultramar José Cristóbal Sorní, si el Ministerio estaba dispuesto a acudir a la invitación de la Comisión. A lo que Sorní manifestó que la triste situación de la esposa del Presidente Figueras y las urgentes atenciones del Gobierno tenían embargado todo el tiempo de todos los ministros, pero que el Ministerio “que no rehuye ni la discusión ni el debate, está dispuesto a dar cuantas explicaciones se crean necesarias, desea cumplir todos los deberes de mutua atención y deferencia.” Sardoal, “insistiendo con marcada pasión, dice que la comisión no puede revotarse, y, por tanto, que solo puede proponer aplazar la sesión de hoy hasta mañana, respetando las razones expuestas por el ministro de Ultramar.
Aceptó Rivero las explicaciones del Ministro Sorní; y este dijo que “si se entendía que en la comisión había poder para residenciar al Gobierno, este se reservaba toda la libertad de acción, pero que no por esto dejaba de estar dispuesto a continuar con todos en la mejor inteligencia. Propuso que el día se podía señalar, por acuerdo común de la presidencia de la comisión y el presidente del poder ejecutivo.
Es decir, Sorní plantea abiertamente que la Comisión no tiene legitimidad para “pedir cuentas” al Gobierno, y ni por obligación legal ni por sumisión le va a dar explicaciones; para hacerlo o no, se reserva su legítima libertad de acción, pero que en todo caso está dispuesto a seguir en la mejor relación y entendimiento con la Comisión. (NOTA 5)
Finalmente la Comisión acordó que se autorizaba a su presidencia “para que señale con el Gobierno el día de la próxima reunión“. Sardoal, Díaz Quintero, Mompeon “y otros varios reservan su voto“. Finalmente, la comisión “por unanimidad manifiesta su sentimiento por el fallecimiento de la virtuosa esposa del señor Figueras” (NOTA 6)
Cabe significar el afán de Sardoal, Alcalde de Madrid, de imponer la reunión para el siguiente día 21, pese a estar en velatorio el cadáver de la esposa del Presidente del Ejecutivo. que sería enterrado el día 22. El cambio de fecha alteraba a Sardoal que debía tener todo previsto para “el golpe”. Finalmente la reunión de la Comisión Permanente se fijó para el miércoles 23 de abril
V – EL MIÉRCOLES 23 DE ABRIL DE 1873
Por su interés y cercanía a los hechos, reproducimos el texto de la narración de de lo acontecido el 23 de abril de 1873 publicado por “La Igualdad” del siguiente día 24. Dice así:
“Narremos los hechos. // A las doce del día, por orden del señor alcalde primero de Madrid, los nueve batallones de la antigua milicia en número de 3.500 a 4.000 hombres perfectamente municionados ocuparon el boulevard Serrano y la Plaza de Toros. // Al tener conocimiento de este hecho el brigadier Carmona, jefe de estado mayor de la Milicia presentó su dimisión al Gobierno, por ver desconocida su autoridad por el Ayuntamiento de Madrid. // El Gobierno no la admitió y le confirió el mando general de todas las fuerzas ciudadanas. A los pocos momentos el mismo brigadier Carmona acompañado de los comandantes de la milicia republicana, celebró una entrevista con el Consejo al que ofrecieron todos su cooperación más enérgica y decidida. // El gobernador, entretanto, acordó la suspensión del alcalde insurrecto, el nombramiento del concejal Orcasitas y la prisión de varias personas comprometidas en la rebelión. Al mismo tiempo los batallones republicanos ocuparon todos los puntos estratégicos de la ciudad, sin molestar en nada al vecindario ni entrar en ningún edificio particular. //
A las tres y media el brigadier Carmona se personó en la Plaza de Toros para exhortar a los batallones insurrectos a que volvieran al orden y cumplieran con su deber, pero, al dirigirles la palabra, fue interrumpido por un general (el general Letona) que le declaró que él era el comandante de aquellas fuerzas, y que obraba en nombre del general Serrano.//
El Gobierno, entretanto, admitía la dimisión de Pavía de capitán general de Castilla la Nueva, nombraba para reemplazarle al general Hidalgo, confiaba al general Socías el mando de la guardia civil, delegaba al general Ferrer cerca de las fuerzas del batallón de Mendigorría, que le acogieron a los gritos de ¡viva la República federal!; daba la custodia del Principal al brigadier Fernando Pierrard: y al brigadier Peco confiaba la caballería, conservando al brigadier Arin al frente de la artillería, que a los pocos instantes tomó posiciones contra la Plaza de Toros con doce piezas. La comisión permanente de la Asamblea estaba reunida y empezó sus discurso el señor Castelar, cuando el ministro de la Guerra, allí presente, hubo de interrumpirle para dar cuenta a los ministros de la marcha de los sucesos. El Gobierno pidió a la comisión suspendiera sus sesiones; pero esta, la primera que se ha atrevido á hacer esto, se negó, constituyéndose en sesión permanente, pero declarando que esperaría la vuelta del Gobierno para deliberar. //
La complicidad de la mayoría de los individuos de la comisión era manifiesta, como lo prueba esta actitud ilegal y facciosa, sin contar los hechos que en otro lugar narramos. // ¿Qué esperaban, qué hacían los sublevados? Era evidente que todo su plan había fracasado. No sabemos a punto fijo con que elementos podían contar, y por qué causas estos fracasaron; ignoramos si alguna parte de la fuerza del brigadier Soria Santa Cruz, que habla llegado a Guadalajara, estaba comprometida; lo cierto es que a las siete de la tarde, temerosos del ataque, pidieron parlamento, y a los pocos instantes se rindieron, entregando las armas a las fuerzas republicanas. //
La escogida reunión que estaba en casa del duque de la Torre, entre otros Baldrieh, Baaols, Letona, Topete, Gándara, Gasset, Moratilla, Albareda, Magen, Ros de Olano, Caballero de Rodas. Martos y Gallo, se disipó como por encanto. A las ocho y media quedaba ocupada la Plaza de los Toros por fuerzas del ejército y voluntarios de la República. El batallón de Martínez Brau, que ocupó la casa de Medinaceli, fue el ultimo que se desarmó, a las once de la noche.//
El Gobierno durante el día de ayer ha tenido que combatir una insurrección que por sus ramificaciones y por los hombres que estaban a su frente se presentaba formidable; la ha vencido, en nombre de la ley, sin proclamar el estado de sitio, sin tomar una sola medida extraordinaria, sin derramar una sola gota de sangre. Nuestra victoria ha sido tan grande como insensata y miserable la conducta da los radicales y conservadores. //
El Gobierno ha herido de muerte la reacción, acabando con el foco de desórdenes y conspiraciones, al disolver la comisión permanente.// Ahora resolución y energía: cumplamos nuestra obra. ¡Adelante!” (NOTA 7)
Recuerda Morayta que el hoy destruido palacio de Medinaceli, estaba situado esquina al Prado, casi frente al Congreso; parte de sus terrenos son hoy ocupados por el Hotel Palace; la antigua plaza de toros estaba situada “donde ahora se alzan las casas esquina a la de Alcalá en las calles de Serrano y Claudio Coello, tocando a la residencia del duque de la Torre” (citado, pág. 90)
Como consecuencia de estos sucesos el Poder Ejecutivo, en una especie de “golpe de estado”, disolverá, mediante un motivado Decreto de 24 de abril de 1873 (Gaceta del 24), la Comisión Permanente de la Asamblea y se erigirá, de hecho, en la única y máxima autoridad política hasta la constitución de las próximas Cortes Constituyentes. En su parte dispositiva dice el Decreto:
“Artículo 1º. Queda disuelta la Comisión permanente de la Asamblea. // Art. 2º. El Gobierno dará en su día cuenta a las Cortes Constituyentes de lo resuelto en este decreto. // Madrid veinticuatro de abril de mil ochocientos setenta. Por acuerdo del Consejo de Ministros, // El Presidente interino del Poder Ejecutivo, Francisco Pi y Margall.”
NOTAS
NOTA 1. Hennessy, “La República Federal en España” citado, capítulo 8. Layard era el embajador británico en España. El general Serrano parecía estar “en todas las salsas” conspiratorias y su nombre era invocado con aureola de salvador para todas las causas, lo cual lógicamente no agradaba nada a los republicanos que lo contemplaban con gran desconfianza. “La Igualdad” del viernes 4 de abril de 1873 (pág. 1) comentaba: “Se decía anoche que la cuestión de los artilleros estaba en vías de arreglo o más bien arreglada ya, en términos convenientes y honrosos para todos, y que para llegar a este resultado los jefes y oficiales de dicho cuerpo habían conferido amplios poderes al general Serrano // (…) Pero, francamente, la intervención del general Serrano en la cuestión de los artilleros no favorecería a estos y colocaría al Gobierno de la República en una situación sumamente crítica (…) ” Y seis días antes de la crisis del 23 de abril, decía “La igualdad” del 17 (pág. 2): “Ha descubierto un colega que el general Serrano es una garantía de paz, de orden y de libertad verdadera. Aun por eso, desde que el expresado general ha tenido mando, poder e influencia en España (desde 1849) no hemos tenido un momento de paz, de orden, de reposo, ni de verdadera libertad. // Et voila comme on ecrit l’histoire”
Pi y Margall (“La Republica de 1873” citado pág. 27 y s.s.) se refiere crípticamente al general Serrano al decir que “sobre la cuatro de la tarde se supo el verdadero estado de insurrección de los batallones de la Plaza de Toros y el nombre del general conservador que se había puesto a la cabeza.” No cita Pi el nombre del general porque el texto que citamos lleva fecha del 20 de Marzo de 1874, y era arriesgado nombrar al general Serrano Domínguez, Duque de la Torre, que era en esa fecha Presidente del Poder Ejecutivo de la República con las atribuciones propias de las que la Constitución de 1869 atribuía taxativamente al Jefe del Estado, al haber renunciado Serrano a las de presidencia del Consejo de Ministros que delegó en el Ministro de la Guerra, Juan Zavala y de la Puente, por Decreto de 26 de marzo de 1874 (Gaceta del 27).
No duda La Igualdad” del 24 de abril, pág. 1 en citar a Serrano como cabeza de la conspiración del día 23 anterior: “Al fin esos insensatos radicales nos dieron la batalla, у nos la han dado unidos a los conservadores, con los moderados, con los sagastinos, bajo el mando del general Serrano y de la mayor parte de los generales unionistas. A las cuatro se reunió la comisión permanente de la Asamblea; a las doce la milicia monárquica estaba sublevada y esperaba las ordenes del cuartel general de la insurrección que funcionaba en el hotel del Duque de la Torre. (…)“
NOTA 2. Ayer se reunió la comisión permanente de la Asamblea, y se constituyó bajo la presidencia de la mesa del Parlamento. Al darse cuenta de la renuncia de algunos diputados, la comisión acordó que no tenía facultades legislativas de ningún género, y que no podía ni aceptar ni rechazar ningún oficio, y que se limitaba a pasarlo a la mesa para los efectos oportunos. // La comisión permanente se reunirá todos los jueves a las cuatro, y siempre que el Gobierno, la presidencia de la Asamblea, el Poder Ejecutivo o tres de los individuos de su seno, lo crean conveniente.” (“La Igualdad” 28 -03- 1873) La reunión de la Comisión del jueves 3 de abril, comenzó a las cuatro y media e instantes después acudió voluntariamente a ella, sin haber sido llamado por nadie, el Presidente Figueras, y contestó a cuantas cuestiones se le plantearon.
NOTA 3. Trasladar la reunión de los jueves a los domingos significaba la posibilidad de convocar la siguiente reunión, como así se hizo, para el siguiente domingo día 20, e invitar expresamente a los miembros del Poder Ejecutivo significaba el afán de examinar a todo el Gobierno en conjunto y, además la ventaja de tener allí a los ministros reunidos y ocupados, mientras se desarrollasen los planes de movimientos de hombres armados previstos por los conjurados. Dice Morayta (citado, pág. 90) que el intento de “la convocatoria de la asamblea nacional” fue acordado previamente en una “reunión secreta celebrada en casa del señor Figuerola“.
NOTA 4. “Residenciar” significa “pedir cuenta” de la conducta. Nacidos, tanto la Comisión Permanente como el Gobierno de Figueras, del poder soberano de la Asamblea Nacional, ambos ostentaban idéntica legitimidad Otros asistentes a la reunión fueron Salmerón Labra, Romero Ortiz, Mompeon, Salaverría, Moliní, Figuerola, Rivero, Sardoal, Cala, Cervera, Canalejas, Perales Mosquera, Beranguer, Díaz Quintero, Estaban Collantes y Martra. Ver “La Igualdad” del día 21, págs. 3 y 4.
NOTA 5. Tras terciar brevemente en el debate Díaz Quintero, dijo Rivero que “la comisión tenía tan solo que fijar el día de la reunión” y Sorní aceptó las indicaciones de Rivero. Entonces Sardoal formuló “con una intemperancia incalificable una proposición invitando al Gobierno para que asista a la sesión de mañana, que retira después, a su decir, por invitación del Sr. Rivero. Este señor dice que confía en el patriotismo del Gobierno y del presidente de la comisión.” Ver “La Igualdad” del día 21,
NOTA 6. En efecto, a las dos de la tarde de ese mismo día 20, es decir al inicio mismo de la sesión comisión, había fallecido la esposa de Estanislao Figueras, doña Josefa Serrano de Magriñá. Tenía Josefa cuatro hermanos: Manuel, Delfín, Rafael y Concepción. Se fijó la hora del traslado del cadáver para las once de la mañana del día 22, desde la casa mortuoria, calle de la Salud nº 13, a la Iglesia de San Martín. donde se habría de celebrar funeral de cuerpo presente “La Igualdad” del 21 publicó una esquela, con cruz incorporada, facilitando lo datos indicados.
NOTA 7. De forma complementaria a esta narración de lo acontecido el 23 de abril, puede verse Morayta, “Las Constituyentes de la República española”, citado págs. 89 y siguientes; Pi y Margall, “La Republica de 1873” citado, página 24 y siguientes; Hennessy, “La República Federal en España, citado, capítulo 8.
NOTA FINAL. En los textos reproducidos, el subrayado de palabras o frases y la utilización de negrita son míos
Hola Román, paso a dar contestación a tu comentario del 7 de Agosto pasado.
Amplio comentario que mucho te agradezco y que no pude leer hasta hoy por no disponer de acceso a Internet durante el mes de Agosto. Así que ruego disculpes mi tardanza en contestarte.
Comienzas tu texto haciendo expresa referencia a la Historia y aludes expresamente a su relación, significado e importancia para comprender y explicar el presente más inmediato, llegando a afirmar que por olvido del pasado “Se ha convertido nuestro ahora en un punto suspendido de la historia“:
“Puede parecer que lo acaecido en España en 1873, va ya por los ciento cincuenta años, tenga poca relación con el presente hasta el modo de no haber merecido un poquito de atención. Se ha convertido nuestro ahora en un punto suspendido de la historia. (…)
Vienes así a afirmar que, obviada la Historia, vendrá a ser “el presente” un punto suspendido en el aire, sin precedentes reconocibles, sin raíces, sin origen y sin destino.
En tu misma línea de pensamiento, que comparto, acabo de leer la siguiente afirmación de Josep Fontana ( “Historia Análisis del Pasado y Proyecto Social.”. Austral. 2013 reimpresión 2016):
“Toda visión global de la historia constituye una genealogía del presente“.
Y detalla el autor la labor del historiador en los siguientes términos:
<< (…) el historiador nos muestra una sucesión ordenada de de acontecimientos que van encadenándose hasta dar como resultado “natural” la realidad social en que vive y trabaja, (…) >>
Pero, posteriormente, no dejará de advertirnos:
“Nada puede parecer más objetivo que una genealogía, pero en las sociedades pastoriles las genealogías sirven para legitimar derechos sobre la tierra y pueden modificarse, cuando se modifican las necesidades a que responden”
No es posible entrar ahora en los matices que sobre lo dicho agrega Josp Fontana, pero no quisiera dejar de ofrecer el siguiente texto:
“Desde sus comienzos, en sus manifestaciones más primarias y elementales, la historia ha tenido siempre una función social – generalmente la de legitimar el orden establecido -, aunque haya tendido a enmascararla, presentándose con la apariencia de una narración objetiva de acontecimientos concretos. El propio cuerpo de tradiciones orales de las sociedades que no conocen la escritura ha sido elaborado para justificar y transmitir lo que se considera importante para su estabilidad. (…) // (Cap. I)
Y antes (Introducción) había expresado Josep Fontana un deseo:
“Hay que comenzar a construir , a un tiempo, la nueva historia, y el nuevo proyecto social, asentados en una comprensión crítica de la realidad presente (…)”
Gracias de nuevo Román por tus aportaciones y comentarios.
Buscando la verdad sobre los hechos. Este rincón de pensar permanece desierto de comentarios
Puede parecer que lo acaecido en España en 1873, va ya por los ciento cincuenta años, tenga poca relación con el presente hasta el modo de no haber merecido un poquito de atención. Se ha convertido nuestro ahora en un punto suspendido de la historia. Pueda parecer también que el dramatismo bañado de tragedia por el número de muertos que va produciendo el conflicto de la situación en Venezuela sirva por aquí tan sólo para afianzar posicionamientos ideológicos y en función de ellos establecer verdades individuales.
Y, tal vez, tampoco se llegue a contextualizar a la manera histórica los actuales acontecimientos protagonizados por la clase política catalana dentro del llamado “procés” para la independencia de una Cataluña separada políticamente de España.
Los hechos aquí narrados y concienzudamente estudiados en la España de 1873, lo que acontece ahora aquí y en la hermana Venezuela, tienen un denominador común llamado democracia, su naturaleza y sus límites.
Con la democracia inauguramos la Edad Contemporánea en la conciencia de una nueva época para el género humano, Dos siglos después, tras el conocimiento de haber entrado en un nuevo milenio, el tercero después de Cristo, parece que se hace imprescindible la defensa de este legado, o por el contrario, sostener ideológicamente alguno de los diversos totalitarismos, presentes en el pasado siglo XX y hasta ahora.
Igual que en el Sexenio Democrático ( 1868-1874) la democracia liberal dejó atrás la vieja España del absolutismo.
La democracia “social”, hasta ahora último episodio evolutivo de las democracias liberales ha mostrado en muy breve tiempo seguir siendo el sistema menos malo de organización de la convivencia ciudadana en las sociedades que han optado libremente y en conjunto por ella.
Su acierto o posible grandeza radica en el establecimiento de unas principios de respeto por la vida y por la conciencia individual fundamentando la sociedad civil. El fracaso antes que económico, ético, de las tiranías populistas o personalistas se traslada también a los social y a sus economías.
Esta presente entrega de Eloy Isorna evidencia que en la España de 1873 coexistían junto al proceso revolucionario otro proceso contrarrevolucionario muy unido al primero, dentro de las instituciones del Estado y en las propias instancias del poder tanto político como militar.
La clase política libraba sus batallas en aquel momento histórico sintiéndose depositaria de su legitimación que le había sido otorgada por la revolución de Septiembre de 1868, la Gloriosa, e inauguradora del Sexenio. Entonces la cuestión planteada no era monarquía o democracia, sino que el concepto de “pueblo” se había hecho incompatible con el absolutismo, de uno o de unos pocos, y que el pueblo se había hecho soberano lo que barruntaba a la ciudadanía como sede de la soberanía.
Y así Prim, catalán presidente de Gobierno siguió siendo monárquico convencido hasta su temparana muerte. Fracasado el ensayo de una monarquía parlamentaria tras Amadeo, las Cortes Constituyentes afrontaba la posibilidad de un sistema republicano federal de la mano de otro catalán Pi i Margall. En aquellos precisos momentos del 23 de abril era otro catalán, Figueras, quien conducía el proceso hasta donde se podía alcanzar.
La búsqueda de la verdad reside en un instinto fuerte con el que nacen los humanos, y sin embargo no es nada comparable con las ansias de libertad residentes en las personas, que se dignifica en el ejercicio del amor individual y en la solidaridad social.
Libertad y amor solidario son un marco existencial, ese grado escalón evolutivo, que hace de las sociedades estar compuestas por personas en sus entornos culturales y emanante de derechos.
Sin libertad no existe pensamiento alguno que reconcilie con la verdad, ni sociedad que se ufane de estar establecida en fundamentos éticos.
La dialéctica amigo-enemigo engendra todo tipo de violencias y supresión de derechos, de descartes, de exclusiones sociales. Destruyó los ideales democráticos de la I República Española, lo mismo que había hecho inviable la monarquía constitucional de Prim.
Una lección de historia que agradecemos a Eloy Isorna.