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Francisco, por una teología más abierta

CastilloEl nombramiento del jesuita Ladaria, para el cargo de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es una de las decisiones más importantes que el Papa Francisco ha tomado para el gobierno de la Iglesia. Es evidente que el actual Obispo de Roma, con su forma de ser y de actuar, le había dado un giro nuevo a la presencia del Papado en la Iglesia, en el mundo y en la sociedad. Pero también es cierto que, en los asuntos más determinantes, concretamente en cuanto se refiere a la actualización de una teología estancada, que por eso mismo no puede dar la respuesta que necesitan los enormes problemas que hoy tiene que afrontar la Iglesia, en la agitada y cambiante sociedad en que vivimos, en eso es patente que el depuesto cardenal Müller –y quienes se identifican con su pensamiento– han sido (hasta ahora) un freno para la puesta al día de esta Iglesia, crecientemente envejecida, en sus ideas básicas y decisivas.

Pues bien, así las cosas, el cambio decisivo se ha puesto en marcha. El arzobispo Ladaria, por su sólida formación teológica, su experiencia como vice-rector de la Universidad Gregoria, como excelente profesor y decano de la Facultad de Teología Dogmática, por la calidad de sus numerosas publicaciones en los temas más discutidos y de mayor hondura en la teología posconciliar, en todo esto y en su equilibrio como persona, como religioso y obispo, reúne sin duda alguna las condiciones para dar la necesaria solución a los problemas de mayor calado, que el pensamiento y el futuro de la Iglesia tiene que afrontar en este momento.

Se ha dicho, con toda razón, que “en asuntos de verdadera importancia, lo más práctico es tener una buena teoría”. La Iglesia tiene que dar solución ya a cuestiones que no admiten más espera. Y el Papa lo sabe. Por eso, ni más ni menos, el Papa ha puesto, donde tiene que estar, el Prefecto de la Doctrina de la Fe, que estamos necesitando. Ladaria es un hombre que sabe, es un hombre equilibrado, es un creyente que sólo quiere el bien de la Iglesia. Tenemos, pues, el camino abierto a un futuro de esperanza. Quien supo estar de parte de K. Rahner, Y. Congar, E. Schillebeeckx, H. U. von Balthasar, J. Alfaro y tantos otros que aceptaron lo más original y mejor que nos dejó el concilio Vaticano II, es un hombre, un teólogo y un creyente, que, en su fidelidad a la Iglesia, es un excelente gestor de la respuesta que necesitamos.

12 comentarios

  • George R Porta

    El azar no es inseguro, todo lo contrario, es lo único seguro però es siempre desconocido hasta que deje de serlo cuando «la suerte haya sido echada».

    El azar es la resolución del aparente caos.

    El azar es por lo tanto la seguridad de quien se abandona a él, confiando, con mucha razón, aunque no toda, que lo que ocurra sea lo más simple (parsimonia) y lo más eficiente, lo más posible de todas las posibilidades…quizás lo más probable.

    Me llama la atención que al azar se le considere inseguro solo porque sea tan desconocido. Existe la matemática del azar, la teoría combinatoria que quiso embridarlo, el cálculo probabilístico e infinitesimal de los que surgió andando el tiempo todo el rollo cuántico que casi emborracha aquí en Atrio.

    La muerte es azarosa, pero es segura, aunque sea desconocida. La lotería es segura pero desconocida. El alba es segura al final de la noche, pero es desconocida hasta que se hace la luz, sino griten desde Seír al Centinela cuanto queda de la noche (Is 21, 11) para que experimenten en la oración la angustia de quien desea entrar en batalla y no puede hasta que amanezca y escuchen la respuesta: “Ya llega la mañana, pero aún es de noche. Si queréis preguntar, volved otra vez”.

    Ya sabe el centinela que cuando amanezca la muerte dejará de ser una amenaza lejana, para acercarse cabalgando con la guadaña bajo el brazo y aún entonces nadie puede adivinar quienes sobrevivirán.

     
    Solo lo necesario, que se esconde entre las posibilidades al azar, será seguro.
     

  • Alberto Revuelta

    Leo con delectación y temor los DOS extensos comentarios de Oscar. Recuerdo Cadiz, un noviembre de finales de los sesenta o comienzos de los setenta del siglo pasado. Levante fuerte, lluvia batiente. Todavía con sotana, dulleta y canoa. El Cerro del Moro, uno de los barrios más pobres y abatidos de la capital. Soy el párroco y voy a visitar a una enferma, avisado por las vecinas. Entre las ocho y media y las nueve, ya cerrada la Iglesia.

    Tercer bloque de San Jose Obrero, tercera planta, derecha, la puerta a medio cerrar, tocó con los nudillos y pregunto si puedo pasar. Un murmullo me da el si. El cuarto que hace de estar, de comedor y que ahora ocupa una cama de un cuerpo en medio del espacio desnudo. Ni un cuadro, ni una foto, una sola bombilla de cuarenta sátiros colgada del techo sobre la cama. Alrededor de la cama y sentados en ella los más chicos, nueve criaturas de dieciséis años hasta dos. Niños y niñas. El mayor, Francisco, me mira y mira hacia la enferma que ocupa la cama. Es su madre, la madre de los nueve.

    Consumida, sin carne, sin músculos, la piel amarilla, los pómulos salientes los ojos aterrados, el pelo pegado a las sienes. Los niños más chicos sentados en los largueros de la cama, verde cuartel, el brevísimo colchón, que es colchoneta del cuartel de instrucción de San Fernando, gotea el líquido que el cancer destila de lo que queda del cuerpo de Carmen. Y el olor, el olor a corrupción, a suciedad, al acre sabor que solo conocemos quienes vivimos entre miseria y suciedad en barrios donde el sol y el azul del cielo ocultan la otra verdad que pocos se atreven a mirar y a nombrar.

    Recojo mis faldas, me siento en un lado del larguero, le pongo la canoa en la cabeza a la más chica, se ríen los demás cuando quiere quitársela y no puede pues pesa más el castoreño que poder tienen las manos de Rocio, cojo la mano de la madre y pasamos minutos y minutos callados, mirándonos unos a otros. “Me voy a morir, padre,me estoy muriendo, usted lo ve, lo está viendo……no es justo, usted sabe que no es justo….”.

    El hombre de la casa, Jesús, no el Galileo, sino el basurero, está en el turno de noche y no vendrá hasta las siete. Francisco se encarga de darles la esmirriada cena. Carmen me agarra la mano: “Que va a ser de mis niños, padre?, quien los va recoger?. Me tiene que prometer que va estar encima para que su padre los cuide…….Me duelen más mis niños que mi cuerpo, padre…..No es justo, este mundo no es justo.”.

    A las cuatro de la madrugada murió Carmen, sin que su marido hubiera regresado del turno de noche. Los niños, las vecinas, yo mismo, lloramos de pena negra, de rabia sorda, de impotencia total.

    Han pasado cuarenta y tantos años. Al rezar el rosario, cuando encarta, hago memoria de Carmen, de la injusticia, de sus niños, del responsable último de tanto dolor al que pese a todo, espero encontrar con Carmen para tratar de recuperar la canoa que Rocio se quitaba haciendo sonreír a su madre. Su última sonrisa.

     

     

     

  • oscar varela

    DOS: AZAR: base original de DIOS.

    …………………

    1- ¿Qué va a pasar con el mundo? ¿Qué nos va a pasar?

    * Vivir es estar en lo problemático ¿Qué será de cada uno dentro de un año? No lo sabemos. El porvenir es, por definición, lo inseguro.

    * El ser humano vive pendiente de lo que le va a pasar; su vida depende casi toda de lo que va a pasar-le, lo que le está por-venir.

    * Vivir es estar en el por venir. Por ello es que la raíz de la existencia humana es la inseguridad.

    * Constantemente estamos proyectados sobre el futuro, atentos a él, en espera y alerta a lo que pueda venir. Porvenir, futuro es precisamente lo que no está en nuestra mano.

    ……………….

    2- Esta indocilidad del porvenir, esta su insumisión a nuestra voluntad, esta dolorida conciencia de que mañana puede pasarnos una cosa que otra, nos la representamos bajo la fisonomía de un poder misterioso sin figura ni personalidad, inexorable y despectivo que llamamos Azar.

    * El Azar es el primer Dios ante el que la humanidad se encontró. Pero ese Dios primigenio, el Azar, no tiene inteligencia, no tiene voluntad, no tiene compasión ni sensibilidad alguna; en suma, no es un Dios personal.

    …………………

    3- Depender pura y simplemente de un poder sobre el cual no cabe ejercer ningún influjo, que es sordo, que es ciego, que, en rigor, es …Nadie, resulta demasiado horrible y por eso los hombres tuvieron que imaginar figuras de dioses más asequibles, a quienes se pudiese llegar con la plegaria, el culto y el sacrificio.

    * Y esas figuras de dioses asequibles fueron puestas como máscaras tranquilizadoras, sobre el Azar, para ocultar el Dios primigenio que no tiene cara.

    ·················

    4- El porvenir es la inseguridad.

    * Esta inseguridad está administrada, regida por el poder irracional del Azar. Si la vida es un sistema de ocupaciones, nuestra primera ocupación es ocuparnos de nuestro porvenir. Pero el porvenir es lo que aún no es, por tanto, ocuparnos por anticipado con algo.

    * La ocupación con el porvenir es pre-ocupación. El porvenir nos ocupa porque nos preocupa.

    5- A esto –preocuparnos- reaccionamos buscando medios para asegurar esa inseguridad. Entonces retrocedemos del porvenir y descubrimos el presente y el pasado como arsenales de medios con que podemos contar.

    * Al chocar, pues, con el porvenir que no tenemos en nuestra mano rebotamos en él y somos lanzados hacia lo que tenemos: presente y pasado.

    * De esta manera nacen la técnica y la historia.

    …………………..

    6- Pero es evidente que no podríamos hacer esto

    si ante la terrible inseguridad que es el Azar no hubiese en el hombre una última confianza tan irracional como el Azar: es la Esperanza.

  • oscar varela

    UNO: El CREYENTE Y el ESCÉPTICO en n/tiempo.

    ……………………

    1- Acostumbramos hoy a juzgar que la verdad es cosa muy difícil. La costumbre es razonable.

    * Pero, a la vez, acostumbramos a opinar que el error es cosa demasiado fácil, y esto es ya uso menos discreto.

    2- Que el error exista nos parece lo más «natural» del mundo.

    * No nos hacemos cuestión del hecho del error. Lo aceptamos, sin más.

    * ¿Será, acaso, el escepticismo congènito del hombre contemporáneo?

    …………………..

    3- «Escép­tico» es un término técnico acuñado en Grecia en la época mejor de su inteligencia.

    * Con él se denominó a ciertos hombres tremebundos que negaban la posibilidad de verdad, primordial y básica ilusión del hombre.

    * No se trata, pues, simplemente de gentes que «no creían en nada».

    * Siempre y en todas partes ha habido muchos que «no creían en nada», precisamente porque «no se hacían cuestión» de nada, sino que vivir era para ellos un simple dejarse ir de un minuto al siguiente, en puro abandono, sin reacción íntima ni toma de actitud ante dilema alguno.

    * No se da en él un efectivo no-creer. Ese personaje ni cree ni deja de creer. Se halla a sotavento de todo eso, no «embraga» con la realidad ni con la nada. Existe en vitalicio duerme-vela. Las cosas ni le son ni no le son y, por lo mismo, no pegan en él el culatazo de creerlas o no creerlas.

    * A este temple de vital embotamiento se llama hoy «escepticismo» por una degeneración de la palabra.

    ……………………..

    4- Un griego no conseguiría entender hoy este empleo del vocablo porque lo que él llamó «escépticos» —sképticoi— le eran unos hombres terribles.

    * Terribles, no porque ellos «no creyesen en nada»,

    * sino porque no le dejaban a usted vivir;

    * porque venían a usted y le extirpaban la creencia en las cosas que parecían más seguras, metiendo en la cabeza de usted, como buidos aparatos quirúrgicos, una serie de argumentos rigoro­sos, apretados, de que no había manera de zafarse.

    * Y ello implicaba que previamente esos hombres habían ejecutado en sí mismos la propia operación, sin anestesia, en carne viva—se habían concien­zudamente «descreído».

    * Y además y en fin, que aun antes de esto se habían esforzado tenazmente para fabricar esos utensilios tajantes, esos «argumentos contra la verdad» con que practicaban su faena de amputación.

    * El nombre revela que los griegos veían al escéptico como la figura más opuesta a ese hombre somnolente que se aban­dona y se deja ir por la vida.

    * Le llamaban «el investigador», y como también este vocablo nuestro está bajo de forma, diremos más exactamente que le llamaban «el perescrutador».

    ………………….

    5- Ya el filósofo era un hombre de extraordinaria actividad mental y moral.

    * Pero el escéptico lo era mucho más,

    * porque mientras aquel se extenuaba para llegar a la verdad, este no se contentaba con eso, sino que seguía, seguía pensando, analizando esa verdad hasta mostrar que era vana.

    * De aquí que junto al sentido básico de «perescrutador» resuenan en la palabra griega connotaciones como «hombre hiperactivo», «heroico», pero con mucho de «héroe siniestro», «incansable» y, por lo mismo, «fatigante», con el cual «no hay nada que hacer».

    ……………………..

    6- La voz «escéptico» solo posteriormente pasó a denominar una escuela filosófica, una doctrina.

    * Originariamente significó la ocu­pación vocacional e incoercible de ciertos determinados hombres, ocupación inaudita, que nadie antes había ejercitado, que aún no tiene, por lo mismo, nombre establecido y que es preciso llamar por lo que les vemos hacer: «perescrutar» las verdades, es decir, escrutarlas más allá que los demás, hacerse cuestión de las cosas allí donde el filósofo cree haber llegado, con su esfuerzo, a hacerlas incuestionables.

    …………………….

    7- El verdadero escéptico no se encuentra su escepticismo en la cuna y donado, como el hombre contemporáneo.

    * Su duda no es un «estado de espíritu» sino una adquisición, un resul­tado a que se llega en virtud de una construcción tan laboriosa como la más compacta filosofía dogmática.

    * En las generaciones anteriores ha habido, sí, enorme y fecunda «curiosidad» —de aquí la expansión y exquisito refinamiento en las ciencias—, pero ha faltado impetuoso afán por ponerse en claro respecto a los problemas radicales (uno de estos es el de la verdad y su correlato, el problema de la auténtica Realidad)

    * Han vivido recostadas en la maravilla progrediente de las ciencias naturales que terminan en técnicas. Se han dejado llevar en tren o en automóvil.

    …………………..

    8- Solo quien está en actitud de hacerse cuestión precisa y peren­toria de las cosas —-de si, en definitiva, son o no son— puede vivir un genuino creer y no-creer.

    * Esa misma astenia en el ataque al pro­blema de la verdad nos impide también ver en el error un bravísimo problema.

    ………………….

    9- Un aspecto del pasado es ser un arsenal y tesoro de los errores,

    * hemos pensado solo a medias este concepto del «error precioso», del error trasmutado en magnitud positiva y fecunda.

    * El error no solo contiene algo de verdad, sino que, además, es preciso detectarlo, es decir, que, al pronto, parecía una verdad. Lo cual patentiza que tenía no poco de esta cuando tan bien la suplantaba.

    * A la postre se revela que no era error porque no fuese verdad, sino porque era una verdad insuficiente.

    * No es bueno “detenerse”, hay que «siguir pensando».

    * El sucesor aprovecha aquella doctrina, la mete en su nuevo ideario y únicamente evita el error de detenerse.

    * La cosa es clara: el anterior tuvo que fatigarse en llegar hasta un punto; el sucesor, sin fatiga, recibe esa labor ya hecha, la aprehende y, con vigor fresco, puede partir de allí y llegar más lejos. La tesis recibida no queda en el nuevo sistema tal y como era en el antiguo, queda completada.

    * En verdad, pues, se trata de una idea nueva y distinta de la primero criticada y luego integrada.

    * Aquella verdad manca, convicta de error, desaparece en la nueva construcción intelectual. Pero desaparece porque es asimilada en otra más completa, que la «absorbe» (Aufhebung, de Hegel)

    …………………….

    10- Esas verdades insuficientes o parciales son experiencias de pen­samiento que es preciso hacer.

    * Cada una de ellas es una «vía» o «camino» —methodos— por el cual se recorre un trecho de la verdad y se contempla uno de sus lados. Pero llega un punto en que por ese camino no se puede llegar a más. Es forzoso ensayar otro distinto.

    * Para ello, para que sea distinto, hay que tener en cuenta el primero y, en este sentido, es una continuación de aquel con cambio de dirección.

    …………………

  • oscar varela

    Hola!

    I- Los cumpas comentaristas dan “por supuesta”

    * una “verdadera” Iglesia: la del “verdadero” Jesús;

    * y su “teología” resultante

    Estimo que ven las “periferias existenciales” de la azarosa vida humana;

                    – pero solo en modo “oblicuo-declinante”,

                    – no en modo “directo-nominativo”.

    El modo “directo-nominativo” sería el de atender a sus propias vidas, que:

                    – no son solo la parcela “divina” (cooptada por las religiones)

                    – ni tampoco la “adoración” de una “Ciencia-salvadora”

                    – sino el CORAJE de apechugar el azaroso y complejo PROBLEMA de cada día.

    …………………

    II- Los cumpas comentaristas “apechugan” con CORAJE,

    * el azaroso devenir de una “herencia” repleta de los mejores (ni solo buenos ni únicos) ADNs en sus Pasos biogáficos-evolutivos.

    …………………

    III- Me sumo a los cumpas comentaristas “corajudos”, invitándolos a:

    ahondar la consideración de sus “por supuestos”.

    …………………

    IV- Para lo cual propongo la  reflexión de dos Asuntos:

    UNO: El CREYENTE Y el ESCÉPTICO en n/tiempo.

    DOS: AZAR: base original de DIOS.

    ………………..

    V- Pienso que, de alcanzar ese nivel reflexivo,

     podremos hablar “seriamente” de UNA TEOLOGÍA MÁS ABIERTA.

  • Alberto Revuelta

    Me uno al contenido del punto 10 de uno de los comentarios de George. En una de las lecturas de hoy Basilio de Seleucia dice que el ejército seducido por el Señor no porta armas, sino que carga con sus cruces. Creerán y le adorarán. De esos “habemos” millones.

  • Román Díaz Ayala

    Las instituciones (humanas) se adaptan, se reforman, o desaparecen con el cambio de lis tiempos.

    Es habitual que confundamos  las diversas formas de organizarnos ( estructuras, instituciones) con la verdadera Iglesia de Jesucristo.

    Y como nos resulta a nuestras mentalidades algo muy difícil saber distinguir lo que pertenece o es producto de nuestro patrimonio cultural (las creencias pertenecen, por ejemplo a lo puramente cultural, pues es creación nuestra, también las ideologías y con ellas las doctrinas que las conforman) pues, siendo así tan difícil identificamos una institución dada, una confesión determinada, con la verdadera Iglesia de Jesucristo.

    Y como es tan arduamente difícil negamos la mayor; “Jesucristo nó fundó la Iglesia, lo cual para una persona católica es lo mismo que decir que la Iglesia Católica Romana no tiene su origen en Jesús”.

    ¿Cuándo darán en siguiente paso afirmándo que repudian al Catolicismo Romano, a la Iglesia, porque “no responde al proyecto del Nazareno”….?

    difícil dilema.

    ¡Tanto pesa la institución! (¿O es pura retórica intelectual?)

  • George R Porta

     
    «Si desapareciera la Iglesia Católico-Romana…»
    1.    Mirando a la historia de la Iglesia impresiona que haya cambiado de forma más de una vez, pero mayoritariamente preservando su substancia;
    2.  Saulo/Pablo dividió la primera cristiandad que ya sufría contradicciones y disensiones, quebró la unidad original, fuera aquella la que fuera, pero la substancia de quienes no siguieron a Pablo que se exilió allende el Mediterráneo, sobrevivió a las maniobras paulinas;
    3.    La fusión de la cristiandad europea con el Imperio de Constantino, en el siglo iv y después en el ix gracias a la mentira de Pipino, traicionó de manera profunda el Evangelio jesuánico, pero la substancia sobrevivió hasta el siglo xi;
    4.    El Gran Cisma de Oriente y Occidente, en el siglo xi dio otro hachazo mortal a la tambaleante Iglesia y separó en dos grandes porciones y una serie de pequeñas sectas a la Iglesia que había sobrevivido. Cambió la forma, pero se mantuvo la substancia;
    5.    El Cisma de Avignon (ss. xiv-xv) que debilitó a la más romana de las católicas de 1378–1417 sentando un precedente de vulnerabilidad que nunca ha sanado, no pudo eliminar la substancia y ni siquiera cambió la forma por mucho tiempo.
    6.    La Reforma, que culminó con las 95 tesis de Lutero, estuvo bullendo invisible por lo menos desde la Querella de las Investiduras en el siglo x, pero en el xvi dividió a la Iglesia de Occidente al separarse de Roma las comunidades «protestantes» o al corromperse más de la cuenta la jerarquía de Roma.
    7.    Pio ix, Pio x, Benedicto xv, Pío xii, cada uno martirizó o rescató la forma de la Iglesia a su manera, pero la substancia fue capaz de producir la erupción del Concilio Vaticano II a pesar del Vaticano I, y aparecieron Juan xxiii y Pablo vi;
    8.    Juan Pablo II y Benedicto realmente hirieron a profundidad la forma y la substancia del Catolicismo Romano. Con todo, la substancia fue capaz de producir de algún a manera a Francisco que con mayor o menor parece estar «sacando aguas con gozo del pozo de la salvación» (Cf. Is 12, 3) aunque de vez en vez, echa el cubo demasiado abajo y saca poso que debiera quedar reposando;
    9.    Pero hay un componente de la Iglesia que nunca ha sido leal, que es el componente laico o secular. Si los jerarcas han sido corruptos, no lo hemos sido menos los no jerarcas y basta mirar al estado del planeta, ecológica y social, económica y políticamente, no solo deformado en esas cuatro dimensiones, sino gravemente intoxicado en su substancia.
    10. A la pregunta de qué y cómo se ha preservado la substancia responde la pléyade de cristianos, católicos, protestantes, agnósticos que fieles al Evangelio jesuánico, conscientes o no, la han preservado en su servicio, su martirio, su silenciosa lealtad.
     

     

     

     

  • George R Porta

    El valenciano Ladaria tiene no solo la larga y fructífera experiencia académica, importante en este caso de la Congregación para la Fe, sino que además trae una larga experienciar como acompañante spiritual en la propia Gregoriana durante sus años de profesor.

    También in jesuita muy discrete y bien reconocido como director de los Ejercicios de S. Ignacio, que no ha publicado sobre ello, lo cual para mí es importante y bueno. Además Ladaria no ha sido nunca un carrerista y tenia fama de ser muy modesto y discrete, in investigador de antropología teológica muy serio, però no un tipo ambicioso ni de politica, grupitos.

    En la Congregación para la Fe ha hecho falta eso. Ratzinger no tenia una experiencia con gente fuera de lo académico y Gerhard Müller tampoco.

    Me alegro mucho que Ladaria tenga ahora voz y voto y acceso regurlar y directo a Francisco, sobre todo como tercero al mando con Parolin.

    El futuro de cualquier cosa lo hace la gente que trabaje en ella. Con Ladaria a bordo de la nave que capitanea Bergoglio, aumentan las posibilidades de que ésta pueda navegar mejor las aguas difíciles por las que anda ahora el Vaticano.

    El escándalo de Pell (Finanzas) y el del secretario de Cocopalmeiro (Textos Legislativos) le abre a Francisco otras dos puertas importantes al nido de víboras que le dejó Benedicto y quizás pueda encontrar otros dos individuos con fama de honestos y además que lo sean, porque Cocopalmeiro le facilitaba a su secretario el apartamento de los escándalos y hasta el coche con bandera del Vaticano para que la policía italiana no pudiera detenerlo en sus correrías de drugas, tragos y fiestas orgíacas, lo cual pone al viejo cardinal de los textos en serio entredicho. Quizás le cueste la renuncia.

  • Román Díaz Ayala

    Un planteamiento muy interesante el que acabo de leer  del comentario anterior.

    Si se acaba la Iglesia Católico Romana, si se queda en algo residual, ¿dejaría de existir la Iglesia de Jesucristo? ¿En alguna parte encontraríamos al Pueblo de Dios?

    ¡¡¡Uhm!!!

    ¿?

  • Pedro Bosch

    Me parece muy bien todo lo que dice José María pero pretender que la iglesia que tenemos tiene futuro creo que es ser muy optimista. La persona que haría falta en ese puesto de Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la fe sería una que supiera leer el Evangelio y ponerlo en práctica. Si esto no se lleva a cavo ese futuro de la Iglesia se puede tocar con la mano.

  • oscar varela

    ¡Bien-venido!