Hoy concluimos el análisis del “23 F” de 1873, con un relato de lo acontecido en la sesión de la Asamblea Nacional del lunes 24 de febrero. En esa sesión el Presidente de la Asamblea Cristino Martos, emulando con creces la actuación de “dictador”, trece días antes, del entonces Presidente Nicolás María Rivero, mostrará sus afanes autoritarios y dará lugar, con su anómalo y zigzagueante comportamiento, al “baile” de gobiernos de los que ya dimos cuenta.
De modo que La Época, diario monárquico, aristocrático y conservador (1849-1936) del siguiente día, martes 25 (pág. 2), podrá ridiculizar, para regocijo de los monárquicos (de aquel momento y futuros), los primeros 12 días de gobierno republicano, en los siguientes términos:
“En doce días que llevamos de República hemos tenido dos dictaduras, la del Sr. Rivero y la del Sr. Martos; dos abdicaciones, la de la monarquía en 11 del actual y la del partido radical ayer sin contar la del Senado; dos gobiernos interinos y dos definitivos; un gabinete de conciliación y otro homogéneo. Del número de capitanes generales y gobernadores civiles de Madrid, de generales en jefe de los ejércitos del Norte y de Cataluña, no hablaremos por no dar a esta reseña política aspecto de estadística. Todo esto ha sido necesario para que la transición de la monarquía electiva a la república se verificara sin conflictos ni sangre. (…)”
I – CONVULSO INICIO DE LA SESIÓN DEL 24
Bien fuese a las 6 (La Igualdad) o a las 7 horas (La Correspondencia de España) de la mañana (o a una hora intermedia entre ambas) del lunes 24 de febrero de 1873, cuando la Comisión de los 14 interrumpió sus deliberaciones, parece ser lo cierto que estas se reiniciaron a la una de la tarde. Y aún seguía la Comisión debatiendo cuando, a las cuatro y cuarto, se inició la sesión de la Asamblea Nacional, en cuyo orden del día figuraba simplemente proseguir con la discusión de la ley de abolición de la esclavitud en Puerto Rico.
Presidía Martos la sesión, se leyó y aprobó el acta de la anterior, El ambiente estaba tenso y enrarecido desde la noche anterior, por las exigencias de un cambio de gobierno y las intrigas de Martos. Eran conocida la constitución de la Comisión de los 14 y se rumoreaba sobre el alcance de sus deliberaciones. El Presidente del Ejecutivo, Figueras, estaba ausente del salón. (NOTA 1)
Pese a la crucial situación, Martos no da ningún tipo de explicación y no da lugar a ninguna intervención o pregunta de los parlamentarios, entrando directamente en el orden del día (las reformas en Puerto Rico); por ello se produce un gran alboroto y algunos parlamentarios abandonaron el salón en señal de protesta. Así lo cuenta La Igualdad (25-02-1873):
“El Sr. Martos ocupa la presidencia. Léese el acta del día anterior, y, antes que ningún representante pidiese la palabra, el Sr. Martos anuncia precipitadamente la orden del día, continuándose el debate sobre abolición de la esclavitud, y concede la palabra al Sr. Cintron. // Violentos murmullos estallan por todas partes, y el orador en un gran rato permanece de pié sin poder hablar. Muchos diputados abandonan el salón, y en medio de una agitación indescriptible usa al fin de la palabra el señor Cintron.”
Pero lo peor estaba por llegar, pues a las cinco de la tarde (La Época, citado), tras incorporarse Figueras al banco azul, presentó su renuncia y la de su Gobierno. Tomó entonces Martos la palabra y dijo que descartaba un gobierno homogéneo de antiguos radicales (porque ello podría suponer una batalla en Madrid) pero aceptaba un ministerio homogéneo de antiguos republicanos y especificó los plazos que consideraba razonables para la disolución de la Asamblea y nombramiento de una Mesa a partir de ese momento y hasta la celebración de nuevas elecciones, cuya fecha fijó para el 31 de marzo, de modo que consideraba que para el 20 de abril de 1873 habría de estar constituida la nueva Asamblea. (Gaceta 25-02-1873)
Tras esto, y tras aceptar la Asamblea la renuncia del Ejecutivo, Martos, sorpresivamente, suspendió la sesión, ante el asombro y protesta general, sin dar ocasión a proceder a la elección del nuevo Ejecutivo. Y ahí inició Martos su camino público de “dictador”, como seguidamente comentamos.
II – LA MAYORÍA ATÓNITA – MARTOS BUSCA VOTOS.
La valoración de este momento crucial en el desarrollo de la conjura liderada por Martos la hace, al siguiente día, el diario republicano La Igualdad que pone de manifiesto la desinformación y desconcierto de la mayoría de los antiguos radicales (ahora republicanos nuevos) que se sentían obligados a votar por lealdad al partido y a Martos, pero sin encontrar sentido a lo que estaba sucediendo. Dice también el citado diario republicano que Martos mientras tanto, durante la interrupción de la sesión, aprovechó para encargar a los más íntimos de su grupo parlamentario para que apaciguasen los ánimos y le asegurasen su voto de confianza Y así comenta el citado diario este trance de la sesión:
“La mayoría había quedado atónita, mas a los primeros momentos de estupor había sucedido muy luego un descontento y una agitación cada vez en aumento. Desde que la junta de la mayoría había nombrado su comisión no había sabido oficialmente una palabra de las gestiones de los árbitros y ni se había tenido la atención de pedir su conformidad a los acuerdos tomados. Las declaraciones del presidente eran la primera noticia que a los diputados y senadoras de su partido daba el Sr. Martos como una orden del día de lo que debían hacer y votar. //
Reclamábase contra esta manera de prescindir del natural apoyo de la presidencia, tanto más grave cuanto que se ponía a la mayoría en el duro trance de descomponerse y romper con sus jefes, ó de seguir, como manso rebaño, el camino que se le trazaba. Lamentábanse casi todos los nuevos republicanos de que ni siquiera se hubiese consultado a un hombre que, como Rivero, tanto tiempo los ha representado y dirigido y ha contribuido con tanto esfuerzo á constituir la actual situación, y aun se traían a la memoria aquellas célebres palabras que Martos arrojó al rostro del antiguo presidente de las Cortes al decirle que ahora que empezaba la República no podían sufrir las tiranías. //
Martos, entretanto, encarga a los más íntimos de su grupo que apacigüen los ánimos y le aseguren su voto de confianza, y sin perder un momento, como si en él residieran la soberanía, la ley y todos los poderes, dispone que el general Moriones tome el mando del ejército y quede inmediatamente a sus órdenes, y con una rapidez que acusa un plan premeditado, se reúnen varios generales radicales y sagastinos, se destituye algunos coroneles conocidos por sus ideas republicanas, se sacan tropas de los cuarteles, se toman posiciones y se prepara todo como para dar una batalla al pueblo de Madrid. // (La Igualdad, 25-02-1873)
III – “PODÍA NOMBRAR, Y HE NOMBRADO”
Suspendida intempestivamente, como ya dije. la sesión de la Asamblea, esta no se reanudaría hasta las seis y cuarto de la tarde. Y es a esa hora cuando Martos muestra el primer resultado de sus oscuras intrigas e informa con descaro a la Asamblea de que, sin consentimiento de ella, y aprovechando el vacío de poder producido por la dimisión del Gobierno sin que se hubiera elegido otro, procedió al nombramiento, por su cuenta, del Capitán General de Castilla la Nueva al Teniente General Domingo Moriones. Las razones que alega para haber actuado así resultan inconsistentes y contradictorias.
Martos apela, a lo que “no ha sucedido” para “desordenar” el orden, para amedrentar a la Asamblea mencionando que tiene en sus manos el poder del Ejercito más cercano. Al tiempo, como dice La Igualdad, hacía “campaña” entre los radicales en favor de sus movimientos. No hace referencia alguna Martos a la urgencia de nombrar un nuevo Poder Ejecutivo. Son otras sus prioridades. La conspiración estaba definitivamente en marcha y estamos en momentos decisivos. Los republicanos, quizá asustados de la exhibición del poder militar y ante los hechos consumados y sabiéndose en minoría, convalidaron, salvo los que estuviesen ausentes de la Asamblea, el “desafuero” de Cristino Martos, ya que según en el extracto oficial de la sesión (Gaceta 25-02-1873) se aprobó por “unanimidad”.
Previamente el Presidente de la Asamblea había explicado “a posteriori” su patente “desafuero”, en los siguientes términos:
«Señores, en la situación extraña en que nos hallamos, admitida la dimisión de los individuos del Poder Ejecutivo, y no habiendo otro poder que el de la Asamblea, consideré indispensable adoptar algunas medidas de orden público, pues había recibido la noticia de que en algún punto de Madrid se había turbado el orden.
La noticia, por fortuna, ha resultado inexacta: el orden es perfecto; tengamos, pues, la calma que corresponde a nuestro derecho y a nuestra fuerza. Sin embargo, como os decía, señores Representantes, he creído que, sin esperar a que la Asamblea Soberana resolviera acerca de las facultades del Presidente en este momento para adoptar alguna disposición, podía nombrar, y he nombrado alguna Autoridad, para que hubiera alguien que me respondiera á mí, como yo respondo á la Asamblea, del orden y la tranquilidad de Madrid; he nombrado, pues. General en Jefe, Autoridad superior militar del ejército de Castilla la Nueva al Teniente General D. Domingo Morlones. {Muy bien, muy bien) Todos los Generales que pertenecen á la Asamblea y otros varios que no pertenecen á ella se han puesto inmediatamente á las órdenes del Presidente. Estamos en una situación rara, pero no peligrosa; tengamos calma: y si la Asamblea lo considera necesario, deliberemos, pero con la serenidad propia de las circunstancias, que si son extrañas, no son por fortuna graves.»
Tras este extraño y contradictorio parlamento del Presidente de la Asamblea, preguntó el Secretario (López) “¿Aprueba la Asamblea la resolución adoptada por el Sr. Presidente?. // Quedó aprobada por unanimidad“.
Y en ese mismo momento, según el acta, una nueva noticia llega al Presidente de la Asamblea y de la que Martos informa a los parlamentarios, diciendo:
“Se me acerca en este momento el Jefe de Estado Mayor de los Voluntarios de la República manifestándome que los 20 batallones de esa fuerza están en sus puestos y que responden del orden, la libertad, la República y todos los intereses sociales; pudiendo la Asamblea deliberar tranquilamente, pues en la previsión de acontecimientos que no han sucedido yo tengo ya tomadas las medidas necesarias para su seguridad.”
Inmediatamente, tras estas palabras –sin que conste autorización el Presidente Martos ni de alguno de los vicepresidentes de la Asamblea – el “subsecretario” López subió a la tribuna y dio lectura, sin más explicaciones, a una proposición incidental.
IV – MARTOS ASUME TODOS LOS PODERES
La proposición incidental decía lo siguiente:
Los Diputados que suscriben tienen la honra de proponer a la Asamblea la siguiente proposición: “Artículo único. Ínterin se constituye el Gobierno por designación de la Asamblea, se inviste al Presidente de ella de la facultad que concierne al Poder Ejecutivo. Palacio de la Asamblea 24 de Febrero de 1873 “». Firman: L. Figuerola, Manuel Becerra, Salvador Saulate, Ignacio Rojo Arias, Cayo López, Joaquín de Huelves y Rafael Yagüe.
Seguidamente el Vicepresidente de la Asamblea Gómez, da la palabra el hasta esa misma tarde ministro de Figueras, e implicado en la conjura, según testimonia Estévanez, Manuel Becerra. Concluye su intervención pidiendo que se tome en consideración la proposición “evitando la discusión en cuanto no sea indispensable, porque los momentos actuales no exigen debates largos”; curiosa exigencia que intenta poner mordaza al debate contradictorio.
La proposición fue tomada en consideración y, habiéndose acordado que no pasase a las secciones, se abrió en seguida la discusión sobre ella, pronunciándose en contra el expresidente Estanislao Figueras, que pide la urgente elección de un nuevo Ejecutivo y manifiesta no ver razones que fundamenten la propuesta presenta por Becerra y demás firmantes:
“Sres. Representantes (…) he de tener sumo cuidado de no decir nada que pueda excitar los ánimos. Se trata de revestir de todas las facultades al Presidente de la Asamblea. ¿Por qué y para qué? Si no hubiera otro medio de salvar el orden y la libertad de nuestras deliberaciones, deberíais hacerlo; pero ¿no tiene la Cámara en su mano el medio de hacer que todo esto termine? ¿Hubo necesidad la noche del 11 de este mes de investir al Presidente de facultades extraordinarias, creando ese fantasma de dictadura, cuyo solo nombre alarma? Pues si entonces no se creía necesario, tampoco lo es ahora. La Cámara es Soberana, pero no puede delegar sus facultades de esa manera; que se avenga la mayoría, que delibere y nombre el nuevo Poder Ejecutivo. (…). Póngase, pues, la Asamblea de acuerdo; nombre el Poder Ejecutivo, y haga lo necesario para preparar la reunión de la futura Cámara que ha de reemplazar á esta, para que no tengamos que pasar por la vergüenza del triunfo del único partido que hoy está compacto en medio de las divisiones de los demás, del triunfo de aquello que todos combatimos hace 40 años. ¿Os disputa alguien el derecho de nombrar el Poder Ejecutivo? ¿Hay quien tenga siquiera el pensamiento de no obedecer y respetar el que nombréis en uso de vuestra soberanía? Pues nombradlo sin demora, que esa es vuestra obligación.”
Toma la palabra en defensa de la proposición Rojo Arias que, entre otras manifestaciones, rechaza el que se tenga a los proponentes como partidarios de la dictadura. Algunos representantes piden que se vote y, no habiendo más intervenciones solicitadas, se procede a votar, resultando aprobada la proposición presentada que da máximos poderes al Presidente de la Asamblea.
V – MARTOS SE DESINFLA
Y aquí llega un nuevo “requiebro” de Martos que posiblemente vislumbra ya el irremediable fracaso de la conjura, dado que las fuerzas republicanas están prestas a defender la democracia y algunas fuerzas militares habían desoído a sus jefes como lo refiere La igualdad (25-02-1873) al decir que “al negarse a entregar el mando algunos jefes de la guarnición a los decretos de Moriones, obraron con arreglo a la Ordenanza, y tal vez prestaron sin saberlo un g r a n servicio á la causa de la libertad y de la República.”
En efecto, acabado de recibir el poder de la Asamblea, Martos decide nombrar de inmediato un gobierno interino presidido por Figueras, que no puede dejar de mostrar su asombro ante tan retorcido comportamiento del Presidente de la Asamblea y dice: “Es bien anómala y bien extraña mi situación. Acabo de combatir una proposición y en virtud de ella me veo obligado á volver a sentarme este sitio. Respeto el acuerdo de la Asamblea, y aquí estoy sentado. Dios sabe si con recta intención y con hondísimo pesar, pero a condición de que la Asamblea se declare en sesión permanente y nombre esta misma noche el Poder Ejecutivo. ”
Rápidamente Martos asume íntegramente la condición impuesta por Figueras y aún la supera poniéndola en práctica de inmediato y solicitando para su Gobierno la confianza de la Asamblea, pues dice: “Propongo a la Cámara dos resoluciones: una la que acaba de indicar el Sr. Presidente del Poder Ejecutivo y otra un voto absoluto de confianza a ese Gobierno.”
Aceptada la propuesta por la Asamblea, se procedió seguidamente a la elección del nuevo Poder Ejecutivo. Tomaron parte en la votación 245 parlamentarios. El resultado fue el siguiente:
Presidente, Estanislao Figueras ( 231 votos) // Ministro de Estado, Castelar (234) // Gobernación, Pi y Margall (226) // Hacienda, Tutau (169) // Gracias y Justicia Nicolás Salmerón (220) // Guerra, Acosta (159) // Marina, Oreiro (176) // Fomento, Chao (172) // Ultramar, Sorní (173) (NOTA 2)
Hizo una última intervención el Presidente Figueras afirmando que el Gobierno no haría política de partido, que, antiguos o nuevos republicanos, todos serian considerados de mérito, que se garantizaría la libertad de voto para todas las opciones políticas y solicitó la colaboración de todos. A las diez de la noche se levantó la sesión.
Y así concluyó el que denominados “23F de 1873”, que duró hasta últimas horas de la tarde del día 24 y concluyó con el nuevo gobierno republicano “homogéneo” de Estanislao Figueras. (NOTA 3)
NOTAS
NOTA 1. Entretanto la Conferencia de los 14 seguía deliberando, en el “salón de ministros”, y ante ella se presentó el general Nouvilas, según ya dijimos (entrega XI) a descartarse para formar parte de un posible próximo gobierno: “Dijo que no quería saber quién sospechaba de él, ni preguntar siquiera las razones de la malevolencia que lo mostraban algunos de los antiguos radicales; pero que, decidido á no servir, ni ocasionalmente, de dificultad á una solución conciliadora, rogaba y aun exigía a sus amigos que renunciaran á sostener su candidatura para entrar en el Gobierno.” Consecuentemente, “Todo estaba, al parecer, resuelto; el ministerio homogéneo era ya un hecho, aunque con el contrapeso de un ministro de la Guerra no significado en política y puesto por los antiguos radicales (…)” (“La Igualdad” 25-02-1873).
Por otra parte, dice el diario democrático “La Discusión” (25-02-1873): “Reanudada la conferencia á la una, radicales y republicanos prosiguieron deliberando sobre el modo de resolver la crisis, y a las cuatro había acuerdo respecto a la formación de un ministerio homogéneo y de la disolución de la Cámara en un plazo breve, quedando con la mesa de la Asamblea una comisión permanente; sin embargo, aun después de aceptadas las bases principales, ofrecían dificultades su forma y accidentes; pero por último se convino en el nombramiento del Gabinete homogéneo, en la suspensión de las sesiones después de la votación de algunas leyes urgentes, en que representase a la Asamblea, ínterin las sesiones estuviesen suspendidas, la mesa y una comisión compuesta por iguales partes de radicales y republicanos, y en la convocación de las Constituyentes en un plazo dado.”
NOTA 2. Es de destacar que, aunque no resultaron elegidos, el general Moriones obtuvo 78 votos para el ministerio de la Guerra, y Becerra 45 votos para Fomento.
NOTA 3. Me refiero al “23 F de 1873” en relación de equivalencia – mutatis mutandis – “al 23 F de 1981”, en que la rebelión de Tejero duró desde el día 23 hasta el medio día del 24 de Febrero. Los mismos días 23 y 24 están implicados en ambos procesos de 1981 y de 1873, aunque, lógicamente, de forma distinta y con las similitudes puestas de manifiesto en el artículo X de esta serie.
NOTA FINAL: En los textos reproducidos, el subrayado de palabras o frases y la utilización de negrita son míos.
Gracias por tu información, Eloy. Desgraciadamente yo vivo algo alejado de Madrid (ciudad), y además dispongo de poco tiempo para dedicarlo al estudio o la investigación. Mis hijos me suelen regalar libros con alguna frecuencia. Apunto el de E. Higueras Castañeda, por si no estuviera descatalogado.
Opino igual que tú que Ruiz Zorrilla puede ser fundamental para entender el período. Otra personalidad que me resulta atractiva y quizás figura cumbre del republicanismo de ese período sería Pi y Margall. Por la labor de oposición que le hizo Martos, al igual que su intento de defenestración, éste, Martos, se me hace antipático. Con Pi y Margall habríamos tenido una España Federal, y quizás Cuba y Puerto Rico, seguirían perteneciendo a la Federación, tal y como estaba diseñada la constitución republicana. Nos habríamos evitado la guerra del 98 y la intervención norteamericana.
…¡Son especulaciones mías!…
Hola de nuevo Román.
Tienes razón es muy interesante conocer algunos de los personajes que fueron “actores” en la Primera República.
Quizá te interese el siguiente libro:
“Manuel Ruíz Zorrilla. Con los borbones, jamás”
Autor: Eduardo Higueras Castañeda. Editado por Marcial Pons, Ediciones de Historia S.A. Madrid 2016
Probablemente podrás encontrar el libro en las bibliotecas de la Comunidad de Madrid y quizá también en las del Ayuntamiento. Ambas hacen prestamos de libros para casa.
Cualquiera de los personajes que fueron actores políticos en esa I República Española está necesitado para su estudio de “una guía de perplejos, o para perplejos”, y Cristino Martos no es una excepción.
Repasemos algunos datos biográficos.
1854-1856. Participa en aquella “revolución que parió la Constitución de 1856, la “no nata”, porque nunca tuvo la oportunidad de llegar a promulgarse (Así se cerró el Bienio Progresista) que rompía con rompia con la legalidad anterior que proclamaba que la spoberanía residiía en dos instituciones formadas por la historia. El Rey las Cortes conjuntamente, porque ésta sancionaba que todos los poderes públicos emanan de la nación, en la que reside esencalmente la soberanía; y, por lo mismo, pertenece exclusivamente a la nación el derecho de establecer sus leyes fundamentales. Pues, bien a la izquierda figuraba el partido “democrático” en el que figura Cristino Martos que propugna el establecimiento del sufragio universal.
1866 conoció dos ataques armados contra el gobierno, el pronunciamiento de Villarejos dirigido por el general Prim, en cuyos participó Cristino Martos, y la sublevación del cuartel de San Gil.(Pacto de Ostende)
Constituía un recurso frecuente sustituir las urnas por las armas, habida cuenta de que para una población de aproximadamente 15 millones y medio de habitantes el cuerpo electoral apenas rebasaba los 400.000 electores antes de “La Gloriosa”. A Martos se le conmutó la pena de muerte por el destierro.Regresando a España después de septiembre de 1868 ocupando la presidencia de la Diputación Provincial de Madrid
1869 Tiene un escaño en la constituyente. ministro de Estado con Prim.
º1871 sigue de ministro con Amadeo de Saboya (Gracia y Justicia) bajo Serrano y luego con Ruíz Zorrilla desde junio de 1872 al 12 de febrero de 1873
Debemos de reconocer que tras la abdicación del rey Amadeo, la reunión conjunta del Senado y el Congreso en Asamblea Nacional vulneraba el artículos 47 de la Constitución, y así la preoclamación de la república como forma de gobierno.
Por otro lado, si existía la tentación constante y muchas veces practicada de sustituir las urnas por las armas, la profesión política se consideraba como un “ejercicio de poder”, donde “los principios o ideales” actuaban como en una nebulosa ante las prácticas de gobierno. Hoy se pide de nuestros políticos un ejercicio de “representación” como administradores condicionados por la “voluntad popular” expresada en las urnas y en ordenamiento jurídico. ¿Era aquello igualmente exigible en una sociedad rectora que además estaba filosóficamente condicionada por el “eclecticismo”?
El Rey Amadeo de Saboya podía mantener su equilibrio porque la unión de las tres fuerzas políticas que administraban los logrros de la Revolución de Septiembre del 68. tenían un consenso mediante el gabinete de conciliación revolucionaria: unionistas, progresistas y demócratas, pero este consenso empezó a requebrajarse a partir de julio de 1871, y como siempre a causa de nombramientos militares. A partir de entonces las fracturas fueron continuas y progresivamente los gobiernos se hacían más débiles. El Partido Progresista se partió en dos, y el ala izquierda, los radicales (Ruíz Zorrilla) sde acercaban más a los demócratas (Martos y Rivero)
Que los rasgos autoritarios de Martos puedan ser considerados de golpistas se puso nuevamente en evidencia cuando con la presidencia de Pi i Margall encaminaba abiertamente la nueva constitución hacia el federalismo, se estableció en oposición (unitario, centralista y de carácter conservador). El partido radical estaba siendo dirigido entonces por Cristino Martos. Apoyado por el General Pavía, el 23 de abril de ese mismo año de 1873 protagonizaron un intento de golpe de Estado.
Cristino Martos siguió su carrera política durante la Restauración militando de monárquico.
Hola de nuevo Asun .
Algunas de las “ayudas” ( o “miguitas de pan”) con las que cuento son las de Internet.
A través de Internet y la Hemeroteca digital de la “BIBLIOTERCA NACIONAL DE ESPAÑA” se puede acceder libremente a la prensa de la época.
También a través del “BOE. GACETA DE MADRID”, y sin moverme de casa, puedo acceder a la “Gaceta de Madrid” en la que se publicaban todas las disposiciones legales y los extractos de las sesiones parlamentarias.
Un saludo de nuevo y muchas gracias.
Gracias, a ti, Eloy. Me ha encantado la cita de este excelente escritor. Y no pongo el nombre, porque no me sale con acento.
Ah! Miguitas de pan! La estrategia de Pulgarcito… Menos mal que lo dices…, porque me tenías asombrada y un tanto acomplejada, todo hay que decirlo.
Un abrazo
Muchas gracias a ti ASUN POUDEREUX .
Tienes razón en que el seguimiento en detalle de la Primera República española resulta complicado y todo parece (en parte quizá lo sea realmente) un “embrollo“; palabra que según el diccionario significa “enredo, confusión, maraña“.
Cabe recordar que todo un escrito Benito Pérez Galdós (10 mayo 1843 a 4 de Enero de 1920) que vivió y conoció personalmente la República no dudo en decir al comienzo del “Episodio Nacional” que dedica al período republicano, lo siguiente:
“Venid acá (…) y escuchad la voz (…) que os contará las fatigas, desazones y horribles discordias que afligieron a esta patrias nuestra, tan animosa como incauta, y por fin el traqueteo nervioso y epiléptico que la precipitó a su desdichada caída. (…) //
(…) Ansío penetrar con vosotros en la selva histórica que nos ofrecen los adalides republicanos en once meses del año 1873, año de sarampión agudísimo del que salimos por la intensa vitalidad de esta vejancona robusta que llamamos España. La historia de aquel año es, como he dicho, selva o manigua tan enmarañada que es difícil abrir caminos en su densa vegetación. es en parte luminosa, en parte siniestra y oscura, entretejida de malezas con las cuales lucha difícilmente el hacha del leñador. En lo alto, bandadas de cotorras y otras aves parleras aturden con su charla retórica; abajo, alimañas saltonas o reptantes, antropoides que sube y bajan por las ramas hostigándose unos a otros, sin que ninguno logre someter a los demás; millonadas de espléndidas mariposas, millonadas de zánganos zumbantes y molestos; rayos de sol que iluminan la fronda espesa, negros vapores que la sumergen en temerosa penumbra. (…) “
Me pregunto, Asun, hasta que punto estos “tiempos revueltos” no podrían encajar en la descripción que de aquellos años hace Galdós.
Por otra parte también es verdad que uno se pierde en los nombres de los personajes porque son muchos y son de otra época que ya nos resulta algo lejana (aunque 140 años no es nada).
No pocas veces tengo que volver sobre lo escrito o sobre el texto que manejo para saber quién es quién. Pero, dado que en ocasiones me pierdo en la maraña, a mí me resulta ir dejando , como Pulgarcito, esas “miguitas de pan” que me sirven en algunos momentos de guía para saber donde estoy y qué relación existe entre unos y otros acontecimientos y personajes.
Mi intención en persistir en este proyecto de “desmenuzar” en lo posible la Primera República en su vertiente política principalmente, es llegar a saber y entender algo que me resulte coherente.
Es decir tejer un relato que comprendiéndolo yo – aunque sea incompleto y defectuoso – pueda ser útil también a otros (por las “miguitas de pan” que voy dejando) para iniciarse en el conocimiento de esa nuestra primera experiencia republicana, y podamos integrarla como experiencia con sus pros y sus contras en nuestro relato vital.
Muchas gracias de nuevo Asun Poudereux.
Tus comentarios siempre resultan de gran interés y cuando, como en este caso, es en un “hilo” que me corresponde, me son muy útiles, a la vez que me llenan de satisfacción
Muchas gracias, Eloy, por el artículo y este último comentario, tu esfuerzo y dedicación en dar toda clase de información se aprecian.
También te agradezco Román tu reflexión y el modo desentrañar la situación.
La verdad es que me resulta complicado y sigo viendo bastante embrollo en todo ello, a lo que se añaden los distintos nombres y cargos de diferente estamentos.
Este saber hacer a nivel de formalidades y de leyes, antes y ahora, vemos que no garantizan el establecimiento de un régimen democrático al cien por cien, en lo que de fondo conlleva la auténtica democracia: El control y el poder real es de los ciudadanos, que con su voto a los representantes directos lo hacen viable, para que no haya abusos en los poderes legislativos, ejecutivos y judiciales, ni juntos ni por separado, y por supuesto, se consientan y silencien las corrupciones.
Padecemos los españoles, el síndrome del miedo a lo desconocido y oculto, el no querer ver ni exigir más allá de lo que las autoridades nos imponen y empujan a creer, contentándonos en perseverar en el no saber y dejar hacer a las bien sonantes y bien medidas palabras llenas de intenciones que no hacen pie en nuestras vidas, sino todo lo contrario nos aplastan por arriba, con los hechos, que, con maestría, diluyen nuevas frases bien sonantes y medidas… y así parece, sin solución de continuidad.
¿Estamos listos para terminar con eso, de una vez por todas?
Hola de nuevo Román, me alegra y agradezco mucho tu planteamiento porque me obliga a repensar y a dar razón de mis afirmaciones o hipótesis.
Así que, con mucho gusto, intentaré seguir dialogando sobre el tema. Para mayor claridad contesto en distintos apartados.
Primero. La existencia de una conjura planificada de la cual formaban parte Martos y el Ministro Becerra, entre otros, pienso que no es una mera opinión puntual de un diario, sino que, aparte de tener otras evidencias históricas, es aceptada por muchos historiadores, como por ejemplo el prestigioso Josep Fontana, cuya cita aporté en el artículo XI de esta serie, en los siguientes términos:
<< Sobre el alcance de la conspiración de Martos, aporta Josep Fontana el testimonio de Nicolás Estévanez que fue nombrado el mismo día 24 de Febrero (Gaceta del 25), Gobernador de Madrid por Figueras. Dice Fontana:
“Estévanez a quien Figueras hizo gobernador de Madrid en plena noche para que le ayudara a parar el golpe, nos explica que “dirigían la conspiración el señor Martos, presidente del la Asamblea legislativa, el marqués de Sardoal, alcalde de Madrid, y el ministro Becerra, con la aquiescencia de tres ministros más … Contaban con el general Moriones en Vitoria, con el general Gaminde en Barcelona y con bastantes fuerzas para un movimiento militar…>>
Allí doy la fuente, en Nota 4: << “Historia de España” dirigida por Josep Fontana y Ramón Villares. Tomo VI, “La época del liberalismo”. Crítica/ Marcial Pons 2007, págs. 386 y 387. >>.
Segundo. La actuación “golpista” de Martos puede deducirse también, a mi entender del testimonio de Morayta, republicano unitario y parlamentario en la sesión del Congrso del día 24 (ver artículo XI) que dice:
“Conocedor Martos con mucha antelación de aquellos propósitos, en buena parte por el incitados, a título de presidente de la asamblea y por tanto sin facultad ninguna para ello, antes de haberse hecho público, nombró por sí y ante sí jefe superior del ejercito de Castilla la Nueva al general Moriones; llamó a su lado a los generales de su intimidad, todos radicales, ordenó, de acuerdo con Moriones que se establecieran fuertes piquetes del ejército y de la guardia civil en varios edificios públicos y en los alrededores del Congreso, y se presentó en este horas antes de abrirse la sesión, con la arrogancia de quien contaba con los medios necesarios para imponer su voluntad (…) “
Tercero. Para ampliar el conocimiento de la “fuente” y ámbito en que se produce la conjura, acudí a consultar en la Biblioteca Nacional de Madrid, el texto original de Estévanez (“Fragmentos de mis memorias“. Madrid en 1903) que reproduzco y comento en el artículo XII de esta serie, donde lo puedes consultar.
Cuarto: Hay un aspecto conceptual muy interesante y que he de agradecer que lo hayas planteado:
¿ Cual era el papel y las funciones propias del Presidente de la Asamblea Cristino Martos?.
La cuestión ya se había planteado en relación al Presidente Nicolás María Rivero en la sesión conjunta del Congreso y del Senado del 11 de Febrero de 1873, de la cual surgió la Asamblea Nacional.
Allí, al intentar Rivero dar órdenes terminantes al Gobierno dimitido de Zorrilla, el parlamentario Fernández de las Cuevas, le preguntó: “¿Quién le ha dado á S. S. la dictadura?” y posteriormente, en la msma sesión, por parte del propio Cristino Martos, se acusaría a Rivero de comportamiento dictatorial al decir: “(…) no está bien que contra la voluntad de todos parezca como que empieza la tiranía el día que la Monarquía acaba”. (Gaceta del 12-02-1873):
¿Cómo intenta justificar Rivero su comportamiento?.
Dice así:
“(…) La posición del Presidente es esta: creía, y creo, que asumía todos los poderes por algunos momentos y en nombre de la Asamblea. ( Varios Sres. diputados: No, no.) Me he equivocado: los asume la Asamblea; pero como Presidente de ella, y en su representación, yo creo que asumo el poder de Gobierno, el ejercicio de autoridad. (Rumores.) Es conveniente que me escuchéis, sobre todo para el orden público; escuchadme. Yo creía que sucediendo aquí lo que ha sucedido en circunstancias análogas en el mundo, podíamos proceder como en esas circunstancias se ha procedido. Pero ¿qué hay aquí? Dos Cuerpos Colegisladores que asumen la Soberanía Nacional en el auto de reunirse, y un Gobierno que ha dimitido; y preguntaba yo: ínterin se nombra el Ministerio, ¿quién sino yo tenía la autoridad y la responsabilidad de las atenciones del Gobierno? (Varios señores: Sí, sí. —Otros: No, no. — Confusión.) Si no queréis oírme, me bajo: ya veis que yo estoy sereno; tened calma corno yo la tengo. ”
Quinto. Posteriormente, en la sesión del 24 de Febrero, cuando actúa “en dictador” y sin consultar previamente a la Asamblea (que había asumido “todos los poderes”) Martos era ya muy consciente de su actuación ilegal al nombrar, por sí y ante sí, Capitán General de Castilla la Nueva al Teniente General Domingo Moriones. sin previa consulta a la Asamblea, e intentando retrasar el nombramiento del nuevo gobierno lo más que podía.
Por ello hace dos cosas al reiniciarse la sesión: 1) pide a la Asamblea (previamente intimidada) que apruebe su nombramiento y 2) hace que Becerra y otros que se citan en este articulo XIII, presenten la propuesta ante la Asamblea parar que se le otorguen todos los poderes del Ejecutivo a él.
Al razonar sobre la necesidad de aprobar esto, es el propio Becerra que viene a reconocer, la ilegalidad e irregularidad de lo actuado, pues dice:
“La Asamblea acaba de aprobar la conducta del Sr. Presidente; pero bueno es que siempre que sea posible las cosas se hagan regularmente”
Y concluye pidiendo se evite “la discusión en cuanto no sea indispensable, porque los momentos actuales no exigen debates largos”, lo que como dice el artículo, es “curiosa exigencia que intenta poner mordaza al debate contradictorio”.
Y por hoy sin más Román. Gracias de nuevo.
Valoro el esfuerzo pedagógico de comparación de dos hechos históricos separados por ciento diez años de diferencia y el análisis que se hace de los mismos “mutatis mutandis” con el juego de las dos fechas “23-F”, y en aceptación del reto hice mis observaciones. Dos sociedades distintas, aunque tuvieran lugar los hechos en el mismo punto geográfico de las Cortes Españolas de Madrid.
Las luchas políticas del siglo XIX tuvieron lugar para instaurar, como signo de avance y de modernidad, el sistema liberal-burgués y el republicanismo ( ¿deberíamos hablar de varios republicanismos como modelos alternativos?) era uno de sus contextos.
Valoro también que se utilice la prensa de la época, porque una historia donde no se facilite el lugar testimonial de las experiencias vividas, lo que pensaban y sentían, sería esquemática y descontextualizada.
Los pronunciamientos y levantamientos militares tenían siempre un contexto político,porque entre otras cosas, la salvaguardia del orden público y el control férreo de la sociedad “manu militari” era también un valor establecido. Llevando el militarismo a las causas políticas se garantizaba arrebatar el poder de los estamentos que se perpetuaban del antiguo régimen.
Me he permitido, quizás un poco exageradamente, minimizar los gestos y acciones de autoritarismo de Cristino Martos desde su puesto de Presidente de la Asamblea tras la dimisión del Ejecutivo, para asumir “provisionalmente” sus funciones. La clase política de entonces, cuando no eran altos cargos militares, casi toda ella había pasado por las facultades de Derecho, por lo que deféndían siempre “la verdad formal” en los procedimientos. En ése contexto, la acusación de “dictador”, de un períodico de la época suena más a recurso retórico que a declaración de principios, a argumentación dentro de la refriega política de los partidos y facciones políticas, que a hondos convencimientos de una mentalidad democrática más madura, como puede ser la nuestra, ciento cincuenta años después.
Aunque no sé, si tambien estoy exagerando en la evaluación de nuestra madurez democrática, habida cuenta de lo que se lee, sin ir más lejos en los comentarios políticos de ATRIO, que es un fiel reflejo de lo que está pasando en nuestra sociedad. ¿Cómo es posible que un Ejecutivo actual y el partido que lo sustenta,(en el plano nacional y de alguna autonomía) pueda seguir siendo el más valorado y votado, según las encuestas dentro de nuestro clima generalizado de corrupción? Hasta ahora se hacen reproches “eticos”, cuando la cuestión exigiría un análisis más de fondo, contextualizado con la transformación galopante de la sociedad civil y su necesidad de modelos alternativos
Hola Román.
Muchas gracias por tu atención de siempre a esta serie sobre la Primera República Española.
Me queda la duda de si en algunos puntos concretos del análisis que haces en tu comentario partimos de las mismas premisas.
Por eso me gustaría saber qué opinión te merece el análisis comparativo de los dos procesos, en mi opinión, “golpistas” (sin que quiera hacer hincapié en la cuestión nominal) , de Febrero de 1981 y de Febrero 1873 que se detalla en el artículo X de esta serie sobre la Primera República española, con el que adjunto enlace.
Adelantaré que la definición que da Wikipedia de “golpe de estado”, es la siguiente:
“Un golpe de Estado (calco del francés coup d’État) es la toma del poder político, de un modo repentino de forma violenta, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida en un Estado, es decir, las normas legales de sucesión en el poder vigente con anterioridad nacidas del sufragio universal (voto) y propias de un estado de derecho. (…) ”
http://www.atrio.org/2017/02/la-primera-republica-espanola-x/
Muchas gracias . Un abrazo.
El coronel Tejero actuaba en nombre del ejército en 1981 reclamando el protagonismo de las fuerzas armadas “para enderezar el país”. Cristino Martos a la sazón (1873) actuaba en calidad de presidente de la Asamblea Nacional, que en aquellas circunstancias sustituía al rey Amadeo de Saboya que había abdicado el 11 de febrero tras el conflicto de los artilleros. En lugar de buscar otro monarca para el trono vacante, la república, proclamada por la Asamblea no pudo llegar en un momento de mayor debilidad.
1. La guerra en Cuba iniciada en 1868
2. La guerra carlista había dado comienzo en Navarra el 8 de abril del año anterior de 1872
3. La unión de los partidos que habían posibilitado la introducción de una monarquía constitucional en un ensayo de monarquía democrática que había sido igualmente breve, como la república ( enero 1871 a febrero 1873), con el gobierno de Ruiz Zorrilla vivía los momentos de más debilidad y enfrentamiento partidista.
4.El ejército era un actor político.(El mismo Cristino Martos había participado en el levantamiento de Prim de 1866), por lo que la propia Asamblea necesitaba contar con él en las personas de sus altos cargos, como otro poder dentro del Estado.
4. Hasta 1870 el asociacionismo obrero se alineaba políticamente con el republicanismo (de alguna manera formaban parte del sistema)Pero las consignas cambiaron, pues era una “lucha de clases”,la proclamación de la revolución para acabar con la “sociedad burguesa”. Los braceros agrícolas daban otra forma de revolución diferente a “La Gloriosa” (septiembre 1868) con el anarcosindicalismo. El obrerismo industrial era exiguo, pero no así el agrícola.
5. Las maniobras Marto iban dirigidas a reforzar a su partido y aliados, y nó a un “golpe de Estado”, para que el Ejecutivo resultante tuviese reforzada su autoridad (¿No fué éso lo que obligó a Figueras a renunciar en primera instancia?
6. Para ello Martos también tubo que aceptar que la cuestión unitaria o federal se aplazara para la constituyente.