Ayer fue la Epifanía, o sea cuando Herodes (Occidente) y Los Magos de Oriente (China) se presentaron en el Portal de Belén cogidos de la mano a adorar el Niño Hijo del Hombre e Hijo de Dios (¿qué pasa? todos los niños nacen Hijos del Hombre e Hijos de Dios). La Epifanía no es un hecho que sucedió, es una ensoñación, una esperanza, una nostalgia, un futuro… Este sueño llevó un día a unos jesuitas a encontrar en el Oriente a los hijos de Dios.
La Iglesia católica de los siglos XVI-XVII estuvo a punto de encontrar, de la mano del jesuíta Mateo Ricci, la verdadera ruta de la evangelización en el respeto y la fraternidad con las culturas de todo el mundo. Desgraciadamente, los afanes colonialistas de las potencias europeas y la manía de bautizar infieles como se marcan las reses de un rebaño, malograron el esfuerzo de Mateo Ricci y de la Compañía de Jesús, que a través de las Reducciones del Paraguay intentó una fórmula similar a la que Ricci aplicó en China.
Mateo Ricci se equipó en su época de formación en Europa en todos los saberes matemáticos, astronómicos, geográficos y linguísticos, antes de dar el salto a Goa, como primera etapa, y finalmente al continente asiático.
Viajaba bajo el amparo de las instituciones mandadas por los navegantes portugueses y su Patronato, pero con una perspectiva clarísima, que pivotaba sobre tres consignas: 1) adaptar el mensaje evangélico a la cultura china; 2) adoptar la cultura china en la cultura europea. Este empeño le planteaba varias dificultades difícilmente salvables: a) no existe la idea de Dios en la cultura china. De entrada, era necesario adoptar un nombre de Dios comprensible y aceptable para la cultura china b) Ricci debía asignar a Confucio, los honores y el respeto que le tenían los chinos, sin excederse en el encumbramiento de un profeta “pagano” c) definir el culto o veneración de los difuntos en consonancia con el cristianismo y la cultura china.
Ricci tuvo muy claro desde el principio que los destinatario de su mensaje eran los sabios chinos, las personas cultas, y que a través de ellos llegaría al pueblo llano. Es decir, debía competir con la sabiduría china en conocimientos tecnológicos, y aprender a hablar y escribir el chino.
Su camino le llevó del sur de la China, la puerta de entrada, a sucesivos avances hacia el norte, hasta ser recibido con todos los honores en Pekín, ganarse la simpatía y el apoyo del Emperador, y conseguir el permiso oportuno para fundar iglesias y evangelizar a los que aceptaban el evangelio . Al mismo tiempo necesitaba adaptar la liturgia europea a los ritos de la cultura china, problema éste que le traería los primeros conflictos con sus hermanos en religión dominicos, franciscanos, agustinos y otras órdenes mendicantes.
Pero tal vez la gran dificultad era compaginar cultura europea con cultura china, y orientar la una y la otra hacia una visión trascendente, es decir asignar a la ciencia y la teología una correcta relación .
Mateo Ricci consiguió muy fácilmente generar un diálogo de la cultura china con la europea. No basta con ensalzar el recibimiento que la cultura china le prestó, del otro lado de la Europa que se asomaba a la Ilustración, sabios como Leibniz,Montesquieu, Montaigne, Voltaire, Diderot o Kant, y más tarde el mismo Hegel, celebraron sus aportaciones y el encuentro de dos culturas. “Es difícil describir las leyes de los chinos por comparación con los otros pueblos, ellos buscan la tranquilidad pública y el establecimiento del orden social de manera quj los hombres se vean irrumpidos en sus relaciones lo menos posible”, dice Leibniz.
Pero, desgraciadamente, la Ilustración no encajaba con las concepciones y la praxis política de las monarquías europeas, que consideraban la evangelización como un elemento más del dominio y la imposición de una cultura a los pueblos conquistados.. Tampoco con en el estilo misionero propiciado por el Vaticano. Las órdenes mendicantes y los Patronatos de Portugal y España se opusieron al estilo Ricci, los jansenistas atacaron rabiosamente sus principios, y finalmente Benedicto XIV, en 1742, condenó los métodos misioneros de los jesuítas.
En el siglo pasado, tuvo que llegar el año 1939 para que la Iglesia volviese sobre esa prohibición y diese el visto bueno a la praxis misionera de Mateo Ricci. Era demasiado tarde, China respondió al rechazo de Roma con el mismo rechazo. El Vaticano II lamentó también aquel error del siglo XVIII.
Demasiado tarde…Porque La “evangelización de China en el siglo XX, como en el resto del Tercer Mundo, seguía siendo importada como un elemento más de la colonización, y en el caso de China Europa impuso una estrategia canalla de humillación y aplastamiento, de fomento del opio y las drogas, de ocupación militar. Y la presencia en el escenario chino de las potencias anglosajonas Inglaterra y USA añadía al escenario un crecimiento de la presencia protestante, del cual nos presenta una muestra la novelista Pearl Buck.
Con la revolución de Mao, el rechazo a Europa y al cristianismo han conducido a la prohibición de una Iglesia sometida al Vaticano, y la tolerancia de otra sumisa a las condiciones impuestas por Pekín. El gobierno chino no tolera en China una religión católica sometida al Vaticano, ni mucho menos que el Vaticano mantenga relaciones diplomáticas con Taiwan.
La vieja receta de predicar el evangelio a la sombra de los colonizadores sigue en pie. El Cardenal Lavigerie, fundador de los Padres Blancos, decía a los militares franceses que sus misioneros se adelantarían a preparar la cama a los generales franceses en su avance desde la costa mediterránea hasta el África subsahariana..
Pero claro, en China no es como en África. En China, justamente, se dan las condiciones ideales para un encuentro entre dos culturas y dos mundos diametralmente diferentes, y para una proyección de lo religioso sobre lo temporal en que ambas esferas se respeten y no se interfieran, en que puede ponerse a prueba aquello de Dietrich Von Hoeffer: Construir una nueva sociedad “como si Dios no existiese”, reservando a ese Dios que no tiene nombre en la cultura china el lugar que todo ser humano necesita reconocerle.
Es muy interesante leer los libros que Marcelo nos ofrece.
No es un convencer, es, un informar desde las fuentes de la misma cultura y con ojos abiertos a la realidad.
Se leen muy bien, es como participar desde el silencio en una tertulia, donde dos culturas van descubriendo su caminar a lo largo de la historia.
¡Gracias Marcelo!
mª pilar
Muy digno de ser conocido y valorado en lo que es, todo esto que nos transmites, Oscar, en tu último comentario. Muchas gracias.
Parece que las filosofías y los conocimientos se respetaban con admiración, pero una globalización basada en las ideas y culturas con toda su riqueza, no se hizo posible por los detentadores de la única “verdad”. Tuvo que ser el interés económico de los diferentes poderes occidentales lo que la abrió las puertas.
Y desafortunadamente, en lo que vale la pena, hay tal enredo, que va a ser lento, difícil y finalmente posible ¿? desandar y reconducir los valores que unen y dignifican al ser humano, como al planeta Tierra.
Aún así. ¡Vamos todavía!
Hola!
Leo de Marcelo Muñoz en su “EL ENIGMA CHINO”
…………..
La genialidad de Mateo Ricci
Lao Cheng, como historiador, lo tiene muy claro: -“Vino a predicar su fe, pero, al percatarse de que estaba en otro mundo, hizo un esfuerzo genial de aproximación, sin renunciar a sus creencias”-
– dedicó diez años a dominar el chino,
-estudió los textos clásicos chinos de filosofía confuciana y taoísta…
-aceptó nombrar a su Dios con el término chino “Señor del Cielo”,
-asimiló el culto a los antepasados y a Confucio,
-adoptó nombre chino,
-se vistió y comportó como letrado confuciano y mandarín,
-tradujo cantidad tratados de filosofía, matemáticas, astronomía, relojería, óptica, cartografía,
-hasta compuso canciones, a petición del Emperador Wanli.
Y completa el resumen con esta frase solemne:
“Mateo Ricci y sus sucesores, protagonizaron el intento más profundo de aproximación entre la cultura europea y la civilización china, que se haya realizado, hasta ahora, en la historia…Parece mucho decir, pero he estudiado a fondo, tanto los textos que dejaron, como su repercusión en China…”
“Y lo mismo hicieron sus sucesores: algunos vinieron a petición del Emperador, que solicitó “más científicos” a diversas Cortes europeas, recibidos con los honores de invitados suyos: geógrafos, ingenieros, constructores, historiadores…Varios consiguieron trato directo con el “Hijo del Cielo”, al que “nadie podía mirar” y hasta le dieron clases de matemáticas, geometría, filosofía…
Otros llegaron a mandarines de Primera y a ocupar cargos importantes en la Corte como Adam Schall, astrónomo, Presidente del Tribunal de las Matemáticas, con jurisdicción sobre la política científica del Gobierno Imperial…Un excelente pintor, como el lego Attiret, se pasó meses pintando, por deseo expreso y bajo las supervisión del Emperador Jien Long, las instalaciones del Palacio de Verano, entonces en construcción.”
“Fue una aproximación profunda a la civilización china, y de la civilización china a Europa, insiste lao Cheng. Las cartas y los escritos de esos sabios llegaron a Voltaire, Leibniz, Montesquieu…,
“En sus Cartas explicaron el proceso de producción de la porcelana, la vacuna eficaz contra la viruela, el sistema de exámenes, la organización administrativa del Imperio, el sistema de silos contra las hambrunas, los sistemas de navegación por el Gran Canal…Aportaron, con datos técnicos y reflexiones filosóficas, un primer conocimiento de la civilización china, provocando en la intelectualidad europea, la admiración por un mundo tan desconocido.”
Y concluye con este dato:
“Quizá el exponente más claro de todo este intercambio entre dos mundos es la Biblioteca ZI KA WEI:
– “Unos 600.000 volúmenes, en más de 20 idiomas, acumulados durante 200 años por ese grupo de científicos… con algunas de las traducciones más antiguas de Confucio,…textos clásicos chinos y europeos de todos los sectores de la ciencia y el pensamiento …documentos históricos, algunos inéditos…
– “Un auténtico depósito de cultura, monumento al esfuerzo de comunicación entre dos civilizaciones.
– “Adscrito a la biblioteca de Shanghai, se salvó de guerras y revoluciones.”
“Y todo ese esfuerzo quedó truncado. El Vaticano, en 1705, condenó a estos misioneros y su esfuerzo de aproximación. El Emperador Jien Long consideró esa condena como un desprecio a la cultura y china y prohibió la religión católica que, según él, la despreciaba… Sólo los jesuitas de Beijing fueron autorizados a continuar su labor científica y su culto, durante un siglo más.”
– ¿Y, si esa aproximación entre dos civilizaciones hubiera seguido…?
– “No me atrevo a contestar esa pregunta.”
La aportación histórica de Mateo Ricci y sus compañeros se sigue considerando en China un hecho cultural importante. Precisamente para la “Historia de la Dinastía Ching” que se está recopilando, mi amigo Lao Ma tiene el encargo de traducir aquellas cartas de los jesuitas.
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NotAS A VUESTROS COMENTARIOS:
1.-Lo que escribí es que la experiencia de diálogo de los jesuítas del S.XVI-XVII fue truncada, entonces, por el fundamentalismo vaticano, con la prohibición del Bendicto XIV, a laque respondió el Emperador Jien Long con la prohibición de los ritos cristianos”si vuestro Emperador no admite nuestras COTUMBRES, NOSOTROS NO ADMITIMOS LAS SUYAS”
2.-yo no hablo de “Alianza” de civilizaciones, pues tienen muchos puntos incompatibles. Quiero hablar de “diálogo” de civilizaciones: hay mucho trecho para ese diálogo, si ninguna de las partes habla desde su pedestal.
3.-LOS CHINOSEN ESPAÑA SON UNOS200.00, pero se les “ve” mucho; y el 80% de ellos proceden de una sola ciudad media (1,5 millones), QIANTIAN.
Hace poco estuve con unos familiares que desde que salieron de Cuba viven en Leganés (afueras de la Ciudad de Madrid) y escuché comentar a unos amigos de ellos que mis familiares habían invitado a la mesa, que Leganés se ha venido convirtiendo en una especie de “China Town” de “villa china” lo que me hizo pensar en ¿qué pueda estar motivando tanta emigración china a Leganés y a tantos lugares?
Da la coincidencia que solo escucho quejas de lo mala que se está poniendo la vida en Barcelona, Madrid y en tantos lugares y me parece un contrasentido que los chinos vengan del naciente paraíso chino al desastroso futuro de nuestras ciudades occidentales.
Varias ciudades de los estados norteamericanos de California y de Oregón, New York, Illinois también han visto incrementar sus poblaciones chinas —no japonesas o tailandesas, vietnamitas— que esas también han aumentado, sino específicamente provenientes de la República Popular de China.
Es tan notable el fenómeno que recordando la conversación en Leganés me cuestioné el hecho aparente de tantos huyamos tan a menudo de nuestros paraísos para venir a estos otros destinos que con el tiempo nos parecen terribles.
¿Para qué necesita salir de China, de Asia, hacia Europa y América, tanta gente?
Buscando información acerca de esta cuestión que hace tiempo que trato de comprender, encontré en la primera página de Google (que produjo 317,000 resultados adicionales ) estos 2: (http://www.stats.gov.cn/english/ y http://www.stats.gov.cn/english/NewsEvents/201104/t20110429_26451.html que son sitios oficiales del Gobierno de la República Popular China que consulté hoy 10 de enero de 2017 aunque la información está disponible en inglés y otros idiomas asiáticos):
El censo de 2010 registró un total de 593 832 ciudadanos extranjeros viviendo en China. Los grupos más grandes provenían de Corea del Sur (120 750), Estados Unidos (71 493) y Japón (66 159).
En comparación, Google produjo 317,000 páginas al respecto de la emigración de la República Popular China a Norte América y Europa.
Habiendo consultado algunos, estas cifras publicados por la propia República Popular China del número de emigrantes que recibe procedentes de EE UU y de Japón parecen insignificantes.
Imagino que la lengua explique en parte la dificultad para quienes estén deseosos de emigrar a la RP de China, pero no puedo dejar de reconocer que a la inversa la lengua no representa el mismo tipo de dificultad.
Claro está, que pudiera ser que los chinos aventajen en capacidad de aprender idiomas extranjeros a los nacionales de los países de habla inglesa o española a los cuales emigran.
Considero que es un lujo contar con Marcelo Muñoz en nuestro foro. Ha mencionado en su último comentario la consabida “Alianza de las Civilizaciones”, tan querida de José Luis Rodríguez Zapatero y que incorporó en su ideario político como elemento programático de la nueva socialdemocracia europea, que no acaba de arrancar tras la crisis.
Que la experiencia de diálogo haya sido truncada por el fundamentalismo vaticano cargando las tintas sin más es tesis del autor, Honorio, quien sobredimensiona la responsabilidad del Catolicismo Romano en todos estos asuntos como una manera de interpretación de nuestras respectivas historias personales de católicos españoles.
Mateo Ricci (1552-1610) fue un adelantado en sus intentos de adaptar el cristianismo a la mentalidad y la cultura chinas. La condena de Roma fue desastroza no sólo desde los puntos de vista moral y religioso, sino también política, pues fue un síntoma más de la cerrazón del Occidente Europeo que dió pie al repliegue chino sobre toda influencia extranjera,aislamiento posterior que duró aproximadamente dos largos siglos hasta los albores del siglo XX.
Pero también es cierto, que aquella que un actitud no sólo del estamento religioso europeo, sino de toda la civilización europea que había nacido con el Renacimiento, y su creencia de la llegada a la edad adulta.Se elaboraban entonces teorías basadas en ideas universalistas (categorías universales) sobre las excelencias de la civilización propia. El mundo estaba programado para su conquista y colonización, y para llevar esta civilización de forma hegemónica al resto del planeta cuyas verdaderas dimensiones habían sido descubiertas muy recientemente.
Mi comentario sobre el artículo de Honorio sobre Mateo Ricci (su nombre chino fue Lima Tou) iba en otra dirección, pero,por un duende informático quedó interrumpido. Lo completo hoy, trasleer vuestras aportaciones:
La reflexión, hoy, sobre esa experiencia de diálogo, truncado por el fundamentalismo del poder vaticano, podría –debería?- orientarse hacia el diálogo de civilizaciones, especialmente entre la civilización occidental –con los valores de la Ilustración- y la civilización china confuciana –con los valores confucianos. Son las dos civilizaciones de más peso poblacional hoy en el mundo –similar, en nivel numérico a la hindú y la islámica- pero quizá con mayor elaboración filosófica y ética que las otras dos.
Simplificando al máximo, desde una reflexión muy general:
La ética de la Ilustración se basa, paradigmáticamente, en la ética kantiana de la razón práctica: “no hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”, y de ahí los derechos de la persona en sociedad, los derechos humanos.
Y la ética confuciana, con una formulación similar casi literal: “ compórtate con los demás, como quieres que lo hagan contigo”, y de ahí el valor de la persona en sociedad, su continuidad en la histórica, la familia, los antepasados…
Y hay una gran diferencia –para estimular el diálogo-: la ética confuciana es inmanente, no tiene más sentido de trascendencia que la de la continuidad histórica de los seres humanos en sociedad. Es decir la ética confuciana no dimana de ningún poder ajeno-ni religioso (el concepto ”dios” no existe en el confucianismo, como demostró Mateo Ricci)- ni político – el emperador pierde su legitimidad si no gobierna para el beneficio del conjunto de la sociedad…y se le derroca: de ahí la sucesión de Dinastías, de ahí el derrocamiento del Maoismo…-
Pero esa gran diferencia podría propiciar una gran fuerza al diálogo entre nuestras dos civilizaciones. Pues ahí radica el gran conflicto del siglo XXI: las guerras de religión, los fundamentalismos religioso-políticos: cristiano (se apedille católico, luterano, baptista, evangélico…) o judaico (ortodoxo, étnico , político…) islámico (en sus diversas versiones, e hindú…
Y, por otra parte, la aportación diferente de la civilización confuciana, sin referencia religiosa alguna, con su política de no injerencia y su interpretación ética específica y, en aspectos, contradictoria…
Creía que aquel asunto de “la condición forastera” de algunas de las personas intervinientes en uno u otro foro había quedado debidamente solventada como problema u ofensa. Está claro que andamos casi siempre a distintas velocidades en este foro tan vivo y tan actual. La respuesta se hizo patente: toda persona tiene el derecho a intervenir, porque no existen “localismos” en la búsqueda de una verdad, aquella que ciframos en Atrio como causa, o principio de las cosas.
Aquí siempre estamos en una tensión constante, si el artículo formato “periodístico”, o el ensayo puro y duro. El ejemplo más reciente ha sido el ensayo de George Porta bao el título sugerente de El poder y la gloria”, con su correlato de artículo periodístico: “El sabotaaje a la reforma de Francisco”. El uno no se explica sin el otro.
También existe tensión en cuanto a la extensión de los comentarios, si prolijos y bien argumentados y reflexivos, o tendentes a una simple pinceladas de cuarenta y cinco caracteres, en un efectos más visual que intelectivo. Periódico o espacio de reflexión (¿?)
A todo ello siempre asoma de vez en vez, la tentativa de buscar los aspectos formales de la verdad, pues para algunas de las personas intervinientes parece que debe ser como si esta verdad tuviera que estar revestida de un aspecto forense, es decir, que lo que realmente importa es el uso más adecuado de “los resortes de la persuasión”, olvidando que no existe otro tribunal que el de nuestras conciencias individuales, donde con libérrima voluntad hacemos un uso constante de aquello de “o lo tomas o lo dejas”.
Algún intelectual apuro los sentidos que nos ofrece la nueva era y cree ver en ello unos cambios transformadores en el pensamiento que ven en ello una transformación más trascendental ( axial) que lo que significó la revolución del neolítico para la humanidad cuando la tecnología se anticipó varios siglos ( y milenios) a la revolución del pensamiento.
Para estas reflexiones sobre el cambio de época, aparte de leer y documentarme sobre el siglo XX a través de la historiografía tan abundante, he encontrado en Hans Küng una gran ayuda, poeque lo considero que mejor que teólogo, de cuya valía y excelencia nadie duda, ha sido un gran intelectual en la vanguardia del pensamiento y analista fino sobre las claves del cambio de época. Él más modestamente, en sus escritos de los años noventa, por ejemplo “El Judaísmo”, en “Proyecto de una ética mundial”, basaba su análisis en algunos datos que hasta ahora no son controvertidos, como que la modernidad nacida en el siglo XVII, una vez entrada en crisis pereció definitivamente en las dos guerras mundiales del 14 y del 40 y de que todavía no podemos definir adecuadamente la época actual porque sus parámetros siguen sin definirse claramente, aunque lo llamemos posmodernidad.
En lo geopolítico, que es lo que viene al caso, en este hilo, a la división de dos bloques hegemónicos se le abren dos alternativas, y el multilateralismo (EE.UU, Rusia, China, Japón, UE, India…) puede ser el siguiente paso. A propósito de un mundo global, según este autor, los brotes de nacionalismos son una de sus consecuencias. Hasta ahora no he encontrado nada en mis lecturas que me haga variar el sentido de sus reflexiones,por el contrario, los nacionalismos tanto de aquí como foráneos se me han hecho más comprensibles.
Hola!
Leo de Rodrigo, que dice que Pelaez dijo:
– “no se puede conocer ni opinar de la política de un país si no se vive en él“-
1- un “extranjero” no vive en el País. Mejor, entonces, que “no opine” porqu estará “meando fuera del tarro”.
La razón es que un País es una “intimidad”, de lo “consabido, que por serlo “se calla”; y el “extranjero” no podrá “oirlo”.
2- pero un “forastero” puede ver cosas que “los de dentro” no pueden ver porque, precisamente, está “dentro”. Solo que tiene que tener el atino de “colocarse a la justa distancia”. Toda realidad humana es una PERSPECTIVA; así como los HECHOS nunca son “Hechos brutos” sino “INTERPRETACIONES”.
El FORASTERO es una Institución valio-sagrada en las cosas de las vidas humanas; siempre han sido distinguidos en Países maduros.
¡Vamos todavía! – Óscar.
Perdón, es uruguayo. Ups.
Muy bueno lo de Raúl. Siendo argentino que no vive en México ha comprendido mejor que muchos politólogos mexicanos viviendo en México los resolutivos del Congreso Nacional Indígena. Excelente ejemplo que desvirtúa la idea de Pelaez de que no se puede conocer ni opinar de la política de un país si no se vive en él.
Diálogo abierto, ética mínima como norma universal no es lo mismo que homologación cultural mundial. Todo lo contrario, donde hay homologación cultural no hay necesidad de ética mínima, porque hay una sola ética; y donde hay diálogo hay diversidad, pues si hubiera homologación sería monólogo.
Cito a Antonio Duato:
“Realmente, en la era de la globalización total, debería ser posible una nueva era axial como la que produjo en el siglo V antes de Cristo, pero no de forma independiente en cada región del mundo (Confucio, Zoroastro, Isaías, Sócrates…) sino en diálogo abierto y libre entre todos. Hasta encontrar una regla de oro, una ética mínima, que pudiera aceptarse como norma universal. Una nueva versión tal vez de los derechos humanos y del planeta tierra que es nuestra nave común. Las tradiciones y sabidurías filosóficas y religiosas provenientes de la era axial servirían para ese diálogo”.
Hola!
Leo del Cumpa optimistinconciente Isidoro:
– “la tesis de mi comentario:
a) el futuro está arrollando las diferencias culturales localistas,
b) hacia una globalización cultural imparable”-
¿Tan “im-parable“?- me pregunto,
* porque también leo de Raúl Zibechi: El poder de abajo http://www.jornada.unam.mx/2017/01/06/opinion/018a1pol
¡Sigo yendo todavía! – Óscar.
Pues de verdad que no entendiste nada, Isidoro. Pues si tu “tesis” (sic, en todo caso hipótesis) es que el confucionismo es cosa del pasado y se irá desvaneciendo aceleradamente debido a la globalización; y los datos estadísticos y estudio de campo muestran que en vez de desvanecerse, resurge…. pues tu hipótesis no sólo queda abordada sino contradicha.
Respecto de la globalización, no es la primera que ocurre, probablemente no será la última que ocurra; pero al menos la que nos ha tocado vivir en el arco temporal de los 80’s a la fecha, ha llegado a su clímax y entrado en recesión: resurgen los localismos, resurgen los nacionalismos políticos y culturales, resurge el proteccionismo económico (ver por ejemplo cómo Trump antes siquiera de tomar posesión ha conseguido que Ford retire un compromiso firmado de crear una planta en México, y está presionando a Toyota a que haga lo mismo). La idea de una homologación cultural mundial no parece sustentada en la realidad. Vamos, que incluso en pleno siglo XXI siguen co-existiendo con la cultura posmoderna, la cultura moderna y diversas culturas premodernas, como se nota con observar el cristianismo popular no sólo en las periferias sino en la misma Europa.
Habría mucho que hablar sobre cómo mucho pensamiento discriminador (sea patriarcalismo, clasismo, racismo o paternalismo) se esconde y naturaliza en el lenguaje “coloquial”, pero mejor aquí lo dejo.
siempre se hablado de las lenguas francas históricamente, y en la guerra fría de la hegemonía cultural de los dos bloques.
Ahora hablamos de una cultura franca.
? Por qué esperar a que hayamos fenecido. ?
Como del comentario de Rodrigo, casi de lo único que me ha quedado claro, es que lo de la prepotencia paternalista, va por mí, quiero aclarar que lo de lo “chinitos” y “negritos”, no va despectivamente, sino coloquialmente, pues los que se suelen poner las camisetas del Barça y del Madrid, son niños o jóvenes.
De todas formas, la tesis de mi comentario, la de que el futuro está arrollando las diferencias culturales localistas, hacia una globalización cultural imparable, desde la que se tienen que afrontar los problemas globales perentorios de la humanidad, no ha sido abordada en absoluto. Y eso es lo que quedará.
El pasado está muriéndose con cada viejo que nos morimos, y el futuro nace con cada niño que nace. Dentro de poco ya no quedaremos ningún viejo, ni de edad, ni de pensamiento.
Sebastien Billioud y Joel Thoraval publicaron el 2015 un extenso estudio interdisciplinario sobre el resurgimiento del confucionismo en China. Lo más interesante es que es un estudio de campo, no meramente de cúbiculo académico. Tiene un doble abordaje: a) de “abajo-hacia-arriba” va mostrando como multitud de personas, de muy diversos estratos sociales, se van apropiando de distintos aspectos del confucionismo y otros saberes tradicionales para la búsqueda de sentido en sus vidas personales, siendo interesante que no es una apropiación mecánica ni mera repetición, sino una re-interpretación; b) de “arriba-hacia-abajo” van mostrando los esfuerzos de diversos funcionarios chinos, de distintos niveles de gobierno, para apropiarse su propia interpretación de los valores confucionistas para obtener legitimación política. En síntesis, hay una enorme diversidad en la propia interpretación de lo que es el cinfucionismo y en su uso en la China contemporánea. Pero es claro que hay un fuerte resurgimiento de su relevancia en el discurso y la práctica social.
Durante décadas, lo que llegaba a Occidente de China era las versiones de la diáspora nacionalista, especialmente de la asentada en Taipei y la dispersada en otros paises cercanos como Indonesia o Singapur. Cada vez crecen las posibilidades de contacto y divulgación de los estudios realizados por la academia de China continental, y éso está ampliando nuestra visión. La vitalidad que muestra la academia china – sea en las áreas de ingenierias, robótica, ciencias aeroespaciales, filosofía, historia y arqueología- es impresionante. En materia de Confucionismo, hay debates muy interesantes. Uno de los pocos libros en idiomas occidentales que reflejan este “momento” es El estado confucionista-legalista, escrito por Dingxin Zhao, publicado en noviembre de 2015. El libro es de lo más interesante, al abordar históricamente las constitución de las estructuras de gobierno en el periodo de los Estados Combatientes: hace una interpretación novedosa, afirmando que la estructura institucional no es -como se ha afirmado- confucionista; sino que es una estructura legalista legitimada con ideología confucionista. Esta es una gran diferencia, y muy interesante observación.
A partir de esta interpretación, Zhao responde a la clásica pregunta de por qué no se desarrolló un capitalismo industrial de forma autóctona en China, afirmando que no es una cuestión “cultural” sino precisamente una cuestión estructural. Al haberse estructurado China desde las dinastías Qin y Han no como un estado confucionista sino como una síntesis confucionista-legalista, en la dicotomía entre racionalidad instrumental (pragmatismo de cálculo de costo-beneficio, donde el fin justifica los medios) y la racionalidad sustantiva (enfocada a los fines y su valor, donde hay un imperativo de hacer lo correcto) el pueblo Chino desarrolla una síntesis alternativa: racionalidad instrumental en la vida privada y racionalidad instrumental-sustantiva en la vida pública que podría resumirse en: cálculo de fines-medios para el beneficio privado y el bien público. [Nota mía: en la tesis clásica del liberalismo europeo, se afirma que el cálculo de fines-medios para beneficio privado necesaria y automáticamente lleva al bien público; en esta interpretación de la síntesis confucionista-legalista que hace Zhao, lo particular del pensamiento Chino es el requerir que el cálculo fines-medios contempla a la vez ambas valoraciones, el beneficio privado y el bien público. Esto explicaría por qué el socialismo chino jamás encajó en el socialismo leninista; pero al mismo tiempo explica por qué el actual sistema no encaja completamente en el capitalismo.]
Zhao muestra claramente que ni los confucionistas ni los legalistas aceptarían la lógica del contrario; los confucionistas denunciando claramente la búsqueda de ganancia privada [por ejemplo Mencio, en los textos de la entrada publicada del artículo de Sam Crane]; y los legalistas afirmando que si bien el pragmatismo es negativo cuando es para la búsqueda de ganancia individual, es no sólo eficaz sino virtuoso cuando es para la búsqueda del bien público.
Así, si Weber afirmaba que la modernización es el proceso de predominio de la racionalidad instrumental sobre la racionalidad sustancial, Zhao distingue en el pensamiento chino la racionalidad sustancial, la racionalidad del instrumentalismo privado y la racionalidad del instrumentalismo público. El actual sistema chino enfatiza la racionalidad instrumental privada, tratando de atemperar los peores casos de abuso mediante una racionalidad instrumental pública (los valores del socialismo tienen beneficio pragmático socialmente). Pero como el socialismo no tiene una verdadera profundidad en el alma china, no cumple la función de motivación y por ello es que las personas buscan sentido en lo que pueda darles más sentido de racionalidad sustancial: el confucionismo. Zhong afirma que si el pueblo chino logra hacer hoy una síntesis similar a las que hicieron las dinastías Qin y Han, en donde no se adopte un Confucionismo sustancialista absoluto sino usar al Confucionismo como racionalidad instrumental pública, el Confucionismo podrá sobrevivir la modernización. Pero el límite de esta posibilidad se encuentra en el carácter despótico del actual gobierno chino, que hace dificil ser aceptable de apoyar desde una perspectiva confucionista.
En fin, que hay mucho que conocer, para quien tenga la disposición de hacerlo. La otra opción, es continuar pintificando desde la ignorancia, la prepotencia paternalista (“los chinitos”) y los prejuicios eurocéntricos. Cada quien, según su índole; diría Confucio 😉
Llevo cuarenta años dialogando con intelectuales chinos y estoy convencido de que la filosofía confuciana -entreverada con otros valores como los del taoísmo, es el “disco duro” de su civilización y convivido con “chinitos” de a pie que me muestran lo mismo.
Podemos seguir “conociendo el tema ligeramente”, o ignorándolo, pero la civilización china es el modo de pensar que influye en, aproximadamente, la cuarta parte de la humanidad -aun
Me vas a perdonar Honorio, que te haga un comentario reticente.
China y todo el Oriente tienen un aura de exotismo que atrae. Nosotros de niños descubríamos esa China en las películas de Fumanchú, con sus malos de grandes bigotes y sus alfanjes muy anchos, ideales para decapitar cabezas.
Pero mucho me temo que la China de hoy, (por las noticias y fotos que se ven), sea tan confuciana, como Europa y América decimos que son cristianas.
Los últimos cincuenta años ha soplado un viento globalizador y universalizador que ha desdibujado todas esas caracterizaciones que nos distinguían.
Ya casi no existen tribus perdidas en el Amazonas, (hace unos días salió otra), y los negritos del Congo o los chinitos en China, salen con la camiseta del Barça o del Madrid. Las diferencias se van desdibujando a toda prisa.
Ese proceso empezó hace mucho tiempo, pero culminó, un día en 1967, en que fruto de los lanzamientos de satélites de comunicación se produjo la primera transmisión televisiva simultánea mundial, en la que salieron los Beatles cantando “All you need is love”, y España sacó a unos pescadores de Huelva.
Comenta Fernando Savater que “uno de los mayores fraudes intelectuales de nuestro siglo es haber llamado antropología a lo que suele ser habitualmente etnografía, y todo lo más etnología”.
Y continúa: “De este modo la reflexión conceptual sobre lo común a la condición humana, se ve sustituida por descripciones y observaciones de particularidades, que en vez de servir de punto de partida al pensamiento, se presentan como su logro final. Esto nos instala en la mayor esterilidad: reivindicando las diferencias, y así resulta que el valor más respetable de los caníbales es el canibalismo. La antropología es precisamente uno de los campos del pensamiento filosófico y quizás el más característicamente filosófico de ellos”.
Yo creo que el problema de seguir insistiendo en las diferencias, es que es mucho más fácil la labor intelectual de análisis, que la de síntesis, que exige una labor de interdisciplinariedad o “consiliencia” como dice Wilson, y por eso los mismos antropólogos caen en ese defecto.
Nigel Barley, en su libro “El antropólogo inocente”, hace una crítica muy graciosa sobre la práctica académica común de la antropología, que lejos de ser una labor de románticos aventureros, lo es más bien de funcionarios enseñantes, a la búsqueda de justificar la subvención obtenida, y preparando material para la solicitud de la del trienio próximo.
Decía: “No son precisamente datos lo que le falta a la antropología, sino más bien algo inteligente que hacer con ellos. Únicamente mediante el avance en la abstracción y especulación teórica, se accederá a una posible interpretación de los datos. No apartar los ojos del suelo es el modo más seguro de tener una visión parcial y falta de interés”.
En resumen, que creo que esa China cultural exótica, tan querida por tí, Honorio, o por los sinólogos, se irá desvaneciendo cada vez más y de una forma acelerada.
Eso no quiere decir que la aportación de los sabios chinos del pasado, se ignore. Pero yo particularmente, (sin conocer el tema más que ligeramente), creo que los sabios chinos con más “modernidad” en sus ideas, son Lao Tse y Chuang Tzu, los taoístas, mucho más que Confucio, que fue un gran filósofo moralista adaptado al sistema cultural y legal imperial, que ya es cosa del pasado.
Respecto a la lección histórica de Mateo Ricci, y la situación de la Iglesia en el presente y el futuro, cuando ya no hay ni habrá más “chinos”, sino que todos seremos “modernos”, es preciso aprender la lección, y desear que surja un nuevo Mateo Ricci que adapte el cristianismo greco-romano a los nuevos “nativos” del momento histórico actual y futuro, tanto en ritos, como en terminología, como sobre todo en atender a las necesidades actuales de la humanidad.