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La primera república española (VII)

 

IsornaLa relación entre Gobierno y Parlamento, entre libertad, orden y justicia social, entre los intereses de la burguesía y los de los asalariados… eran cuestiones que se ventilaban en 1873 y no muy distintas a las preocupaciones de nuestros días. También desde luego, cual podría ser el verdadero cambio que trajese a España el régimen republicano, más allá de la pura formalidad de su denominación.

I – UN DIÁLOGO PECULIAR

En la sesión del Congreso de los Diputados del 30 de noviembre de 2016, relativa al control del Gobierno, tuvo lugar el siguiente diálogo:

Pregunta el Diputado Pablo Iglesias“¿Qué piensa hacer el Ejecutivo para aplicar las decisiones del Legislativo?”

Responde el Presidente del Gobierno de España“Pensamos aplicar aquellas que sea obligatorio aplicarlas”

¿Qué significa este breve diálogo? Refleja una significativa tensión de poderes; la existencia de un pulso entre Gobierno y Parlamento.  (NOTA 1)

También en 1873, en los inicios de la Primera República española, se produjeron, con sus características propias, significativas tensiones entre el Gobierno y la Asamblea Nacional que lo había nombrado.

Recordemos que el 11 de febrero de 1873, un Parlamento (Asamblea Nacional)  mayoritariamente monárquico había, no obstante, proclamado la República; De modo que el Presidente del Gobierno, el republicano Estanislao Figueras, hubo, en este ámbito, de luchar, desde el primer momento en un doble frente: primero intentando consensuar las “soluciones republicanas” dentro de su propio gobierno (que tenía carácter mixto) y segundo esforzándose para que el Parlamento (la Asamblea Nacional), respaldase y promoviese las “soluciones y  acciones republicanas” del Gobierno.

Ante esta situación los republicanos piden, al menos tres cosas; un gobierno “homogéneo“, integrado única o mayoritariamente por republicanos “veteranos” (no por los “advenedizos”), la pronta disolución de la Asamblea Nacional y la convocatoria de elecciones para una Asamblea Constituyente en la que esperan obtener mayoría suficiente.

Unida a otros factores, esta situación provocará la dimisión del Gobierno el 24 de febrero, a los 13 días de haberse constituido.  (NOTA 2)

 

II –  UNA RELACIÓN COMPLEJA

Desde el primer momento la relación de radicales y republicanos bajo el régimen de República fue compleja, conflictiva e insatisfactoria para ambas partes. Además, al acecho estaban alfonsinos y carlistas (estos con las armas en la mano), cada uno de ellos soñando con su respectiva “restauración” monárquica; Como telón de fondo la guerra de Cuba. (NOTA 3)

Los republicanos ansiaban, como queda dicho, un gobierno “homogéneo” compuesto solo de republicanos “viejos” y además clamaban por la pronta disolución de la Asamblea Nacional pues su composición era favorable a los radicales, “republicanos nuevos”. Los radicales por su parte deseaban lo contrario: un mayor poder en el gobierno y retrasar la disolución de las Cortes en la que eran mayoría.

En el trasfondo una serie de problemas que afectaban no solo al reparto del poder parlamentario y del Ejecutivo sino a la concepción de la sociedad.

 

III – LA DESAFECCIÓN OBRERA

Los obreros y muy especialmente los obreros acogidos la Internacional, contemplaban la República como un cambio de “forma” en el poder, pero nada o poco esperaban de esa República burguesa y liberal.

La Revista Social” del 14 de febrero de 1873 decía:

“(…) La República ha sido proclamada. // (…)  Los momentos son supremos; y debemos aprovecharlos. No debemos esperar que los poderes autoritarios nos cedan nada. Debemos tomarnos todo lo que podamos, apoyados en nuestra Unidad y Solidaridad, y escudados con la razón y el derecho que nos asiste: // (…) hoy estamos en el caso ni de contentarnos solo con el cambio que se ha hecho ni de mostrarnos débiles en la conquista de nuestros derechos. (…)” (Ver José Luís Fernández Rúa: “1873 La Primera República“, Ediciones Giner. 1975, pág. 269)

Y “La Federación” del día 15 de febrero afirmaba:

<< Un cambio brusco en la política de la clase media, llevado por la fuerza de las circunstancias, por el ruinoso estado de la Hacienda, y por la imposibilidad de sustituir un rey por otro, ha establecido en España la República. // Este cambio en la política burguesa en nada altera nuestras aspiraciones y deseos. Aspiramos a la Liquidación Social, y esta no se ha realizado todavía. // ¿Cual es nuestra actitud hoy ? // Nadie más que nosotros los internacionales, los hijos del trabajo, las víctimas de todas las tiranías políticas, económicas y religiosas ( …) nadie más que nosotros ama la Libertad, esta eterna mensajera de la Revolución, de la Regeneración del mundo . // (…) La palabra “orden“, en boca de los que no quieren la transformación radical de la sociedad, significa la continuación de la explotación de la clase media y de los poderes autoritarios, sobre el infeliz asalariado (…) >>   (Ver Javier Echeganusia, citado, pág. 457) (NOTA 4)

También el 15 de febrero de 1873, “La Emancipación“, bajo el título de “Ya tenemos República” decía:

<< La república conservadora ha sucedido en España a la monarquía democrática. El paso es muy natural y lógico, y a nosotros no nos ha sorprendido, pues la aguardábamos hace ya tiempo; por supuesto, tratándose de la República conservadora del orden social, o lo que es lo mismo, conservadora de todas las injusticias que constituyen la sociedad presente (…)  Se comprende: la República es la última tabla de salvación de la asendereada burguesía.  (…) // Admitimos sin esfuerzo que la República viene a afianzar la libertad; que los derechos individuales (…) tendrán ahora garantía segura la soberanía de la nación representada en las Cortes, y que hasta el sufragio universal será respetado y libérrimamente ejercido. Es cuanto podemos conceder a la República, mejor dicho, es todo lo más que la República promete. (…) // Mientras haya clases (…) no puede haber verdadera igualdad, y no habiendo igualdad, la libertad es una mistificación, es una palabra que carece de sentido para la clase socialmente perjudicada. (…) Desarme primero la República a las clases poseedoras de todos sus privilegios económicos, prívelas del monopolio de los instrumentos de trabajo, monopolio que les permite explotar “legalmente a la clase proletaria, y entonces podrá decir a esta “Eres libre. Antes no. (…) >>  (Ver Javier Echeganusia, pág. 461, 462 y 463)

IV – LA OPINIÓN DE TUÑÓN DE LARA

Respecto a la proclamación de la Primera República dice Tuñón de Lara (“La España del siglo XIX”, citado):

“(…) La derecha estaba desconcertada o solo pensaba en las soluciones de fuerza; la izquierda burguesa y liberal se encontraba con el poder nominal en las manos  y falta de base social; los trabajadores, cuya mayoría activa estaba influenciada por el “apoliticismo” de Bakunin, no eran, por esta razón fuerza capaz de consolidar la República ni de reforzar sus propias posiciones dentro de ésta. El gobierno recibía un Estado de estructura conservadora, un Ejercito cada día más moderado, un Tesoro exhausto y una guerra civil en el norte del país.

¿Qué iba a suceder?.

Toda la reacción se alzó contra la naciente República. La sedición carlista asoló las regiones del norte. Las potencias extranjeras no reconocieron al gobierno republicano. La nobleza continuó conspirando y los militares la siguieron por ese camino. (…) ”

NOTAS

NOTA 1. En 2016, el Gobierno no mantiene ese “pulso” con la misma o similar intensidad frente a los distintos grupos de la oposición. Porque la vieja pero eficaz fórmula de “divide y vencerás” también resulta útil en ese duelo de poderes. Lo que se niega a la oposición “en bloque”, se concede (sin ser “obligatorio”) a la “negociación bilateral” (do ut des) con alguno de los partidos de la oposición. Así, por ejemplo, el PSOE vende como logro propio de su “enfrentamiento-negociación” con el Gobierno la subida del salario mínimo (a 707 euros mes). Lo que no es para este partido, un logro políticamente baladí (amén de la mejora real que pueda suponer para los trabajadores) pues supone un significativo paso para revalidar su papel como “la” oposición eficaz y posible, como “el primer partido de la oposición”, frente a las aspiraciones de otros grupos para ocupar ese puesto. Se divide a la oposición, se revalida al PSOE y se fortalece la posición parlamentaria del Gobierno. ¿”Podemos” y otros grupos pierden presencia y eficacia parlamentaria?

NOTA 2. El mismo día en que se proclamaba la República, Emilio Castelar, destacó en la Asamblea Nacional que la adopción por la forma republicana de gobierno, más que una opción era una necesidad que imponían las circunstancias, diciendo en la Asamblea: 

El partido republicano no reivindica la gloria de haber destruido la Monarquía. No os echéis tampoco vosotros en cara la responsabilidad en este momento supremo. Nadie ha matado la Monarquía. Yo, que tanto he deseado que este momento viniera, debo decir que no entra en mi conciencia el mérito de haber concluido con ella. 

Con Fernando VII murió la Monarquía tradicional; con la fuga de Doña Isabel II murió la Monarquía parlamentaria, y con la renuncia  de D. Amadeo ha muerto la Monarquía democrática; pero estas Monarquías han muerto por sí mismas. Nadie trae la República; la traen todas las circunstancias; la trae la fuerza aunada de la sociedad, de la naturaleza y de la historia.

Señores, saludémosla como un sol que se levanta por sus propias fuerzas en el suelo de nuestra patria. >> (Extracto oficial de la sesión celebrada el lunes 10 de Febrero de 1873 prorrogada al día 11 de Febrero. Gaceta del  12 -02-1873).

NOTA 3. Dice Hennessy (página 180 y sgtes.)

En el primer período de la República que duró hasta el fracasado golpe de los radicales del 23 de abril, el poder fue difícilmente compartido por radicales y federales en dos gobiernos de conciliación. En el primer gabinete, formado el 11 de febrero, Figueras, presidente del poder ejecutivo, fue apoyado por los radicales por su falta de entusiasmo doctrinario, su carácter débil y su supuesta tibieza republicana. Sin embargo, fue táctico hábil y, al ponderado juicio de Layard, más próximo al concepto británico de parlamentario que ningún otro de sus contemporáneos. (….) // Los cinco ministros radicales serian aves de paso (…) // En provincias la reacción inmediata a la caída de Amadeo fue el establecimiento de juntas revolucionarias, la destitución de los ayuntamientos no republicanos y algunos disturbios tales como el incendio de las oficinas de aduanas de Málaga y generalizados ataques a las propiedades del Estado. El estallido más violento fue en Montilla (…) //

NOTA 4. El diario digital infoLibre” del 4-12-2016, recoge unas declaraciones hechas por Íñigo Errejón al Faro de Vigo en esa misma fecha, en las que hace referencia a la necesidad de que Podemos sea percibida como “una alternativa de orden”. Dice “infoLibre“:

<< El secretario político de Podemos, Iñigo Errejón, manifestó que la formación morada no podrá “ganar las elecciones” hasta que el conjunto de la ciudadanía de España los perciba como “una alternativa de orden”.
Así lo indicó en una entrevista al diario Faro de Vigo recogida por Europa Press, en la que el número dos de Podemos defiende que tiene “diferencias en algunas cuestiones” con Pablo Iglesias pero que se guardan “lealtad” mutuamente gracias a que ambos son “honestos” en sus “convicciones”.
“Nos toca a nosotros demostrar que los verdaderos antisistema están en el gobierno y que nosotros tenemos una alternativa de orden. No vamos a ganar las elecciones hasta que en España se nos imagine gobernando”, resaltó Errejón, que ve en “los ayuntamientos del cambio” una “clave” para “demostrar” a la gente quién es Podemos. >>

6 comentarios

  • h.cadarso

    Quizá ese traslado del momento político del siglo XIX que tratamos aquí se transfiere al momento actual un tanto caprichosamente, y se enfrentan las tesis y praxis de Errejón a las de sus otros componentes del trío iniciador de Podemos. Y nos permitimos dictar sentencia entre los miembros de ese trío.

    El conflicto pendiente de Alava, donde 5 diputados se proponen votar no a los presupuestos forales, y tres se inclinan por la abstención, y la dirección de Podemos-Euskadi pretende imponer la abstención que proponen los minoritarios y amenaza a los cinco mayoritarios con la expulsión, plantea unos interrogantes inquietantes sobre las tesis y praxis de Errejón. Desde aquí se aprecia en la dirección vasca de Podemos y de los errejonistas que la controlan un cierto seguidismo de las políticas que viene practicando Euskadi de la mano de PNV y PSE desde siempre y para siempre. Es decir, prima la preocupación por el conflicto de soberanía e independencia y por el ADN y por la violencia sobre los problemas sociales y la crisis. De manera que parece que para Podemos lo social ha quedado en un segundo plano y lo otro, lo de siempre, cubre todo el escenario.

    Vamos, que con estas recetas estamos varados y en callados en lo de siempre, y no salimos a alta mar a navegar…

    Tal vez deberíamos ser menos audaces en juzgar sobre temas que nos quedan un poco a desamano.

  • ELOY

    Gracias nuevamente Román por tus comentarios que enriquecen y complementan el texto del artículo.

  • Román Díaz Ayala

    De los componentes del trio que idearon y ejecutraron el plan que ha cristalizado en Podemos, Monedero, Iglesias y Errejón destaca este último. Iñigo Errejón es un ideólogo fino que siempre ha manifestado unas firmes convicciones, un teórico cargado de pragmatismo.

    Propo de él, una expresión como la señalada, que Podemos  tendrá que ser percibido como una alternativa de orden para ganar elecciones.

    Mientras Errejón despliega sus ideas sobre la base de una crisis del sistema, entendiendo por el mismo el orden establecido, la otra corriente de Podemos y que triunfó en Vistalegre, rechaza el orden  tachándolo de continuista del Franquismo. Para este ideólogo,  revolución (si  se alcanzase a hablar en estos términos) será una crisis benéfica que permita la introducción de “alternativas” de progreso.

     

  • Román Díaz Ayala

    En la Sección III que se titula “La desafección obrera”, dice  el autor que “los obreros y muy especialmente los obreros acogidos a la internacional contemplaban la república como un cambio de forma pero nada o poco esperaban de esa república burquesa y liberal”

    España vivía entonces todavía sobre los parámetros de la sociedad isabelina cuyo modelo pretendía ser clasista y burgués y con el Sexenio Domcrático se hicieron los últimos esfuerzos por declarar la defunción del Antiguo Régimen. La clase de protagonismo ascendente fue sin duda la burguesía sin que todavía la amenazase la ascención del mundo obrero, todavía muy exiguo. El censo de 1860 hacía indicación de “ese nuevo proletariado” con 150.000 jornaleros de fábrica (casi todos ellos obreros; hombres, mujeres y niños, de la industria textil de Cataluña), 23.000 mineros y 5.000 empleados de ferrocarriles.

    Cierto  que a partir de la década de los 60 de ese siglo loss obreros eempezaron a buscar mejoras de su situación a través del asociacionismo, peromientras el proletariado industrial era muy débil en cambio el prletariado rural, numerosísimo, como corresponde a una sociedad preindustrial, menos capacitado por su situación de miseria y su atraso cultural.

    No hay nada extraño en que la burguesía fuese la dueña del poder político junto con el económico.Existía, pues un abismo entre la clase dirigente y los rectores de dicha sociedad y las masas populares, sus diferentes formas de vida determinaban mentalidades distintas, aunque el modelo propuesto y seguido sea el de las élites, y los que conformaban la respetabilidad social.

    El sujeto de una revolución siempre es el pueblo, pero ser sujeto de la misma no significa que sea igualmente su beneficiario.Igual que ha ocurrido en Cuba a partir de 1959. Han sido más beneficiados directa o indirectamentelos movimientos de otras áreas geograficas  que la propia población cubana del interior.

  • ELOY

     
    Efectivamente Román en el párrafo transcrito de Manuel Tuñon de Lara no se menciona la guerra de Cuba, lo cual evidentemente, no quiere decir que él la ignore, ni tampoco la importancia que tuvo en el devenir de la realidad de España.
     
    En su citada obra “La España del siglo XIX“, Tuñón de Lara hace referencia  a la guerra de Cuba al tratar de forma general “la crisis revolucionaria de 1868 a 1874″ en el capítulo VII (según el Índice de la edición de Akal S.A del año 2000, reimpresión de 2015, Tomo I, que es la que ahora tengo a mano).
     
    Ello es antes de abordar específicamente  la Primera República en el primer capítulo del tomo II, en el que volverá a abordar la guerra de Cuba, pero no al tratar específicamente de la República.  
     
    Destaco un párrafo del citado capítulo VII del Tomo I (pág. 320):
     
    << // (…) No es pues extraño que la revolución de setiembre fuera para el pueblo cubano señal de un levantamiento por su libertad; el llamado alzamiento de Yara. La intransigencia del general Lerchundi, capitán general de Cuba, llegó hasta impedir la difusión del telegrama de los cubanos a Madrid, pro reformas, que terminaba con el grito de  ¡Viva Cuba liberal española!. Cuando el nuevo capitán general, Domingo Dulce, se hizo cargo del mando, los patriotas cubanos, al grito de ¡Viva Cuba independiente!, habían realizado grandes progresos. Raymond Carr ha escrito : “El cáncer de la revolución de setiembre, que minaba su vitalidad, era la guerra de cuba, herencia de veinte años de negligencia liberal”.
     
    En Madrid dominaba la intransigencia de López de Ayala y Romero Robledo (ministro y subsecretario, respectivamente, de Ultramar), estimulados desde la oposición por Cánovas. Se aplazó la representación de Cuba en Cortes, se negó toda posibilidad de negociación, creando el espíritu de lo que Pi y Margall llamó “circulo de hierro”. En febrero de 1870, apoyado por los “unionistas”, Romero Robledo consiguió aplazar la discusión de la Constitución, que hubiera dado la autonomía a Puerto Rico. Se acordó no obstante, la autonomía administrativa de esta isla // (…) >>      
     
    (Los destacados de negrita y subrayado son míos)    
     
     
     
    ¡Ay! ¡¡¡ Cuántos errores se pueden cometer y reproducir, en esencia, a lo largo de la Historia, sin que nada hayamos aprendido de esta !!!
     
    Gracias  Román.      
     

  • Román Díaz Ayala

    Tuñón de Lara, al menos en la cita traida por el autor para la Sección IV, no menciona a Cuba entre los problemas acuciantes del momento político. Y fue determinante, al menos en dos aspectos.

    Carlos Manuel de Céspedes inició la insurrección en octubre de 1868, con el inicio del Sexenio Democrático e inmediatamente el presupuesto del Estado se vió mermado.España se endeudaba, mientras perdía los caudales que esta entonces ingresaba de la espléndida ¿colonia? El levantamiento carlista ocurría el 8 de abril de 1872 en Navarra y las tres provincias vascas.

    En el momento en que aparecía en España el sentimiento nacional, y estoy hablando del segundo aspecto, en los esfuerzos dieciochotescos por la creación del Estado liberal, a Cuba no se le estaba dando el tratamiento de parte integrante territorialmente e identitariamente de esa unidad. La historiografía posterior en ese profundo desencuentro entre la peninsula y la isla, asocia a Cuba y Puerto Rico al colonialismo, como un residuo de la emancipación de los pueblos americanos. Quizás por su condición mestiza, producto de la esclavitud africana.