El papa Francisco ha creado una Comisión, formada por seis hombres y seis mujeres y presidida por el secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el arzobispo español Luis Ladaria Ferrer, para el estudio del diaconado femenino en la Iglesia católica. De la Comisión han sido excluidos cuatro continentes: Asia, África, América Latina y Oceanía. Hay doce miembros europeos y una estadounidense.
Mi opinión es que se trata de una Comisión tan innecesaria como ineficaz. Innecesaria porque el estudio ya está hecho por exegetas, teólogos, teólogas e historiadores del cristianismo. Las conclusiones cuentan con un amplio consenso entre los investigadores: Jesús de Nazaret formó un movimiento contrahegemónico igualitario de hombres y mujeres que lo acompañaron por los caminos de Galilea, compartieron su estilo de vida itinerante y asumieron responsabilidades sin discriminación alguna. En los primeros siglos del cristianismo hubo mujeres sacerdotes, diaconisas y obispas que ejercieron funciones ministeriales y tareas directivas hasta que la Iglesia se jerarquizó, clericalizó y patriarcalizó y fueron reducidas al silencio. El libro de la teóloga Torjesen Cuando las mujeres eran sacerdotes lo demuestra con todo tipo de argumentos: arqueológicos, históricos, teológicos, hermenéuticos.
La Comisión me parece ineficaz, si falta voluntad de incorporar a las mujeres a las funciones directivas, al acceso directo a lo sagrado sin mediación patriarcal y a la elaboración de la doctrina y de la moral. Y hoy falta dicha voluntad. A los hechos me remito. En la encíclica Inter insigniores, el papa Pablo VI cerró a cal y canto la puerta al acceso de las mujeres al ministerio sacerdotal alegando que Jesucristo solo ordenó a varones.
Sus sucesores han repetido tan falaz argumento como un mantra. Juan Pablo II, asesorado por el cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, radicalizó el cierre al afirmar que el asunto quedaba zanjado definitivamente. Benedicto XVI, conocedor como teólogo que era, de la existencia de mujeres diaconisas, sacerdotes y obispas en el cristianismo primitivo, se mostró igualmente contumaz y siguió el mismo camino de obstrucción al sacerdocio de las mujeres. El papa Francisco ha vuelto a ratificarlo citando la contundente afirmación excluyente de Juan Pablo II.
Estoy en contra del diaconado femenino, porque, de instaurarse institucionalmente, las mujeres seguirían siendo subalternas y estarían al servicio de los sacerdotes y de los obispos, no de la comunidad cristiana. Creo que es hora de pasar de la subalternidad de las mujeres a la igualdad; de su sumisión al empoderamiento; de su estatuto de dependencia a la autonomía; de ser objetos decorativos a sujetos activos. Y eso con el diaconado femenino no se logra, sino todo lo contrario: se prolonga la minoría de edad de la mujeres bajo el espejismo de que se está dando un importante paso hacia adelante y de que se les concede protagonismo, cuando lo que se hace es perpetuar su estado de humillación y servidumbre. Para que se produzca un cambio real en el estatuto de inferioridad de las mujeres es necesario que sean reconocidas como sujetos religiosos, eclesiales, éticos y teológicos, cosa que ahora no sucede.
Para eso suceda es necesario mirar al pasado, ciertamente, pero no con la añoranza de reproducir acríticamente la tradición, sino con el objetivo de recuperar creativamente el protagonismo que las mujeres tuvieron en el movimiento de Jesús y en los primeros siglos de la Iglesia cristiana. Pero, sobre todo, hay que mirar al presente y al futuro para poner en práctica en el interior de la Iglesia el principio de igualdad y no discriminación de género que rige, aunque imperfectamente, en la sociedad. Un hombre, una mujer, un voto; un cristiano, una cristiana, un voto. Todas y todos son iguales por la común dignidad que poseemos hombres y mujeres y por el bautismo, que iguala a todos los cristianos y cristianas.
Cualquier discriminación de género es contraria a los derechos humanos y al principio de fraternidad-sororidad que debe regir en la Iglesia. Sin igualdad, la Iglesia seguirá siendo una de los últimos, si no el último, de los bastiones del patriarcado que quedan en el mundo. En otras palabras, se mantendrá como una perfecta patriarquía. Y para ello no podrá apelar a Jesús de Nazaret, su fundador, sino al patriarcado religioso, basado en la masculinidad sagrada, que apela al carácter varonil de Dios para convertir al hombre en único representante y portavoz de la divinidad. Como afirma la filósofa feminista Mary Daly, “Si Dios es varón, entonces el varón es Dios”. ¡Patriarcado en estado puro!
En lo personal, ¿qué puedo esperar del ex padre Pikasa? ¿Que este de acuerdo totalmente EN TODO con el Papa Francisco?
En lo personal, no creo porque el ya no es católico propiamente dicho. Se ha alejado totalmente de las enseñanzas de la Iglesia.
Sin entrar en una critica constructiva, la Iglesia seguirá existiendo, pero nosotros, no. Dejemos que el Espiritu Santo la siga guiando a través del Papa y los sucesores de los apóstoles que son los obispos.
El llamado Evangelio de Maria es claramente de origen gnostico.El texto copto fue hallado en 1896 y publicado en 1955 y pertenece a una serie de escritos espurios y Apocrifos fuera de la tradicion testifical apostolica del siglo I y representa las tensiones ya existentes entre los cristianos Apostolicos y los que se apartaban de la doctrina de los Apostoles como era el gnosticismo.
Aqui aparece Maria Magdalena como depositaria del secreto de Cristo ya que los gnosticos eran excusivistas, reclamando un conocimiento superior que estaba por encima de cualquier doctrina evangelica. Pero pronto los Padres Apostlicos se opusieron a la tergiversacion de la verdadera doctrina de Cristo. Claro que estos errores estan presentes en la actualidad. Sin embargo, la Iglesia condeno la doctrina gnostica ya en el Primer Concilio de Nicea en el 325 de la era cristiana.
Pero la dignidad de la mujer ha estado siempre presente en la Iglesia puesto que Jesus siempre distinguio a Su madre en la infancia, en las Bodas de Cana y entregandola al discipulo amado junto a la Cruz y a nosotros en el, Juan Zebedeo
La dignidad de la mujer excede, pues, a todo ministerio y es inherente a lo femenino. Es por medio de ella que venimos a este mundo, toda mujer es madre espiritual de todo hombre y mujer y su silenciosa labor es interior pero imprescindible para nuestro desarrollo psiquico emotional.
Es por eso que Juan Pablo II reivindico la dignidad de la mujer en 1988 en Mulieris Dignitatem y en 1955 en su Carta a las Mujeres donde expresa como valorar a la mujer en el mundo actual, luchando por su dignidad, por sus derechos y combatiendo cualquier forma de violencia publica o domestica.Por eso Francisco quiere exaltar y requerir el papel de la mujer en la Iglesia del siglo XXI
un saludo cordial. Santiago Hernandez
En efecto, por la importancia representativa que la mujer podría tener dentro de la Iglesia resulta del todo insuficiente el marco canónico desde el cual se parte para establecer el tal criterio.
Hasta la saciedad son conocidas las secuencias evangélicas que se usan para defender la oposición al sacerdocio de las mujeres, el comentario de Santiago nos da el ejemplo más reciente.
Ahora bien, por qué no ampliar el horizonte para ver si de veras existen criterios que lo defiendan?
Los historiadores del cristianismo primitivo nos hablan de numerosos evangelios aparecidos en el año 1945 en el Alto Egipto que se atribuyen en su mayoría a discípulos que conocieron a Jesús, son los llamados evangelios apócrifos y entre ellos está el de Miriam de Magdala. Este evangelio de María que no reconoce la iglesia patriarcal, es junto con los demás uno de los textos fundadores del cristianismo.
A continuación transcribo unos apuntes extraídos de un trabajo de investigación realizado por Anna Boyé de la Universidad de Barcelona.
El Evangelio de María está datado
hacia el año150 y es junto con los demás unos de los textos fundadores del cristianismo. Consta de 19
páginas. En cada página hay 21, 22 o 23 líneas y en cada línea 22 o 23 letras. Faltan varios folios
(13,5X10,5cm), del 1 al 6 y del 11 al 14.
Comienza así la pag 7: “1 ¿Qué es la materia? /2 ¿Durará por siempre? /3 El Enseñador respondió /4
“Todo lo nacido, todo lo creado /5 todos los elementos de la naturaleza /6 están vinculados y unidos
entre sí. /7 Todo lo compuesto se descompondrá; /8 todo volverá a sus raíces; /9 la materia regresará
a los orígenes de la materia /10 Quien tenga oídos para oír, que oiga”
Con el Evangelio de María entramos en un orden metafísico. Antes de obrar nos importa saber si
somos y qué somos, si este mundo existe, como y por qué… El cristianismo tal como aparece en este
evangelio es una vía de conocimiento que no sólo da normas de vida y propone mejorar nuestros
hábitos. Yeshúa habla también de nuestra naturaleza.(Leloup, 2007: 54).
Y en esta profundidad Maria Magdalena pregunta: “13/ ¿Qué es el pecado del mundo? /14 El
Enseñador dijo: /15 No hay pecado. /16 Sois vosotros quienes hacéis que el pecado exista /17 cuando
obráis según los hábitos /18 de vuestra naturaleza adúltera; /19 ahí está el pecado
El pecado no está en las cosas, ni en los elementos de los compuestos humanos o cósmicos, sino en
el uso que hacemos de esos compuestos. Es la desorientación del deseo: “error de tiro” que es el
sentido etimológico de la palabra griega pecado. La palabra adúltera no tiene aquí, connotaciones
sexuales (Leloup, 2007:57), es equivalente a idolatría, a tener lo “real” por lo que no lo és
Hacia el final debe decir , “este dictamen debe ser”. Reconozco el error tipografico. Y para resumir, cualquier ceremonia de instalacion de las diaconisas en la Iglesia primitiva nunca fue con un caracter sacramental, y en esto concuerda con la misma tradicion de los Apostoles que se remonta a Jesus. Vale. SH
CREO que la actitud del Papa al crear una comisión de estudio de las diaconisas en la Iglesia no es innecesaria en estos momentos actuales….La mujer representa un papel importante en la Iglesia y no puede prescindirse de ello si queremos ponernos al día..
Sin embargo, el ministerio ordenado está fuera de los “poderes” de la Iglesia…De hecho si Cristo hubiera querido llamar a los Doce incluyendo mujeres lo hubiera hecho. Jesús va contra la cultura judía de aquel tiempo de muchas maneras. En realidad no le importaron mucho las “formas sociales” y mucho menos las interpretaciones erróneas de los fariseos, incluyendo las de la Ley, añadiendo “cargas innecesarias” para los judíos ordinarios de la época…Por eso no duda conversar públicamente con mujeres especialmente con las enemigas de los judíos como las samaritanas, tampoco tiene en cuenta el estado “impuro” de la hemorroísa, permite que una pecadora impura se le acerque en casa de Simón el fariseo, perdona a la adúltera y dice que no se debe ser mas severo con las faltas de una mujer que con las del hombre (Juan 8,11) Jesús combate la Ley de Moisés en lo que se refiere al matrimonio (Mc. 10, 2-11). Jesús lleva en su séquito a un grupo de mujeres como “María Magdalena, Juana que era mujer de Cusa, administrador de Herodes, Susana y otras varias”
Por eso, Jesús no llamó a Doce hombres a un ministerio ordenado especial movido y forzado por las costumbres judías…Este ministerio especial lo reservó para este grupo y lo hizo segun Marcos, escribiendo en la decada de los 40, libremente “llamó a si a los que El quiso” (Mc. 2,13) ya que El quiso que sus ministros actuaran “como su Persona” cuando distribuían particularmente Su PALABRA y la unción sacramental…
Por eso, las Diaconisas en la Iglesia no recibían propiamente la ordenación sacerdotal y es por eso que no impartían los sacramentos. En Siria, donde circulaba la Didascalia Apostolorum, las diaconisas ayudaban a las mujeres en el bautismo que era por inmersión donde había que despojarse de las ropas…Generalmente las diaconisas están sujetas a las viudas, y figuran entre los laicos despues de los hombres. LLevan la comunión pascual a las mujeres embarazadas, han de vigilar la puerta de la Iglesia. Generalmente en las Constituciones Apostólicas se prohíbe predicar a las mujeres, sin mencionar explícitamente a las diaconisas.
Las diaconisas asisten materialmente y espiritual a las mujeres enfermas en sus casas, ungen a las mujeres en el bautismo, pero no bautizan que es funcion del obispo y han de instruir y educar a las mujeres despues del bautismo, tal y como aparece en el Testamentum Domini…Por eso en el canon 19 de Nicea se dice que no reciben la imposicion de las manos y que han de ser contadas entre los laicos…
Es por eso que Juan Pablo II en 1994 dijo: “declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamente debe sedr considerado como definitivo para todos los fieles de la Iglesia”.
Un saludo cordial Santiago Hernández
(sigo)
Cabe notar que LA SEDUCCIÓN es el máximo MÉTODO FILOSÓFICO.
Porque es la mejor manera de estar “enterado” de las cosas.
Este MÉTODO deL SEDUCIR consiste en “IR DANDO VUELTAS EN TORNO A LA COSA”.
Toda “vista” necesariamente es “PARCIAL”; no ve la cosa “ENTERA” ¿cómo podrá “enterarse” entonces?
Lo dicho: “IR DANDO VUELTAS EN TORNO A LA COSA”…
… hasta que, uno a uno, caigan lo qe la velan y fulgure LA VERDAD DESNUDA.
…………….
Para ls qe gustan o necesiten “ejemplitos sagrados” pueden inspirarse en la Caída de Jericó, Hebreos 11:30 y Josué 5:13-6:27
(sigo)
Me pregunto cuál pudiera ser el “modo de Gobernanza-Mujer”
que “¡haga el justo y necesario lío!”
al predominante “modo de Gobernanza-Varón“.
En esa cuenca de fecundidad pienso en ese otro “tipo de Poder”:
SEDUCIR,
SEDUCIR SIEMPRE
NO PARAR DE SEDUCIR.
Hola!
De acuerdo con M. Luisa, lo que se extiende a Juanjo.
Pienso que las dos máximas cuencas multíparas de la Vida son:
SEXO y EDAD
…………………
EDAD:
Por ahora se les ha pedido a los JÓVENES que ¡hagan lío!
La cosa tiene su riesgo, pero es controlable en los modos de Gobernanza actuales: estructuración jerárquica del Poder (eclesiástico que copia al civil).
SEXO MUJER:
Acá la cosa se complica exponencialmente por el círculo vicioso:
– “Porque no le dan cabida en el ¡lío!: no participan;
– “Porque no participan ¡haciendo lío!: no se (ni se les) hacen lugar.
¿Qué lío, no?
¡Voy todavía! – Óscar.
A mi, este tema del diaconado femenino me llegó a interesar y lo seguía bastante de cerca a finales del siglo pasado en la efervescencia que se vivía, sobre todo en la Iglesia Anglicana, sin embargo, después de tanto tiempo transcurrido desde entonces y con un bagaje católico clerical lleno de obstáculos, ahora mi aspiración mira más hacia otro lado, hacia la laicidad.
Son muchos, como digo, los obstáculos, pero hay uno que lo considero de gran calado y difícil de superar y es el miedo que tiene la jerarquía de que el feminismo en la iglesia conlleve cambios transformadores en la teología tradicional o masculina, la verdaderamente incuestionable!
Este problema del feminismo en la iglesia como tantos que hoy vive la institución, habrá que solucionarse por esta cosa tan sencilla que consiste en desoír la tradición transmitida y buscar la tradición vivida a través de las mujeres contemporáneas de Jesús, tal como apunta J.J. Tamayo, y a partir de aquí ver cuales son las raíces donde poder agarrarse.
Un cordial saludo