Mucha gente no se da cuenta de que lo más importante, que estamos viviendo ahora mismo, no es el cambio de gobierno, ni el deseado cambio en la economía, ni el anhelado (o temido) cambio de no pocas leyes y costumbres, ni los cambios en la religión y sus gobernantes. Todo eso, por supuesto, es importante. Pero no es lo fundamental.
La raíz de todos los cambios está, en este momento, en la radical transformación que estamos viviendo en nuestra cultura. Por eso anda todo revuelto. Y por eso también, en esta inquietante situación, son muchas (muchísimas) las personas que se hacen (o nos hacemos) incontables preguntas para las que no encontramos respuesta.
En muchos ámbitos de la vida, de los que no entiendo nada (o casi nada), ignoro incluso las preguntas más urgentes que ahora mismo hay que hacerse. En el terreno que trabajo, desde hace tantos años, es decir, en el ancho campo de la religión y sus muchas implicaciones en la vida, hay una respuesta a nuestras preguntas, que es sin duda alguna la respuesta más firme, fuerte y clara, que podemos afrontar. Y la respuesta también que – desde las creencias cristianas – tenemos que aceptar.
Voy derechamente al centro mismo de este asunto capital. Esta mañana, leyendo a san Juan de la Cruz, encontré este texto genial, que el santo pone en boca de Dios: “Si te tengo ya dichas todas las cosas en mi Palabras, que es mi Hijo, y no tengo otra, ¿qué te puedo yo ahora responder o revelar que sea más que eso? Pon los ojos sólo en él, porque en él lo tengo todo dicho y revelado, y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas. Porque tú pides locuciones y revelaciones en parte, y si pones en él los ojos, lo hallarás en todo; porque él es toda mi locución y respuesta y es toda mi visión y toda mi revelación. Lo cual os he ya hablado, respondido, manifestado y revelado, dándoosle por hermano, compañero y maestro, precio y premio” (“Subida del Monte Carmelo”, libro 2 – cap. 22, nº 5).
“Pon los ojos sólo en él, porque en él lo tengo todo dicho”. Efectivamente, todo lo que Dios nos puede responder o decir, sea cual sea la pregunta que le hagamos, y sea cual sea la situación en que nos encontremos, la respuesta que Dios nos puede dar está en Jesús. La respuesta está siempre en lo que fue la vida de Jesús. Su proyecto de vida. Su forma de entender la vida. Lo que fue importante para aquella vida.
Que todos tenemos problemas, ¿quién lo duda? Que muchas personas tienen preguntas graves, quizá muy graves, para las que no encuentran respuesta, es evidente. Y que tan evidente como lo es todo esto, lo es igualmente que, en las situaciones complicadas que nos presenta la vida, raro es el caso en el que personas, nacidas y educadas en la cultura cristiana, buscan la solución y la respuesta en la “Palabra” última, definitiva y total, la respuesta a los problemas y preguntas más serias de la vida, que es Jesús, la vida que llevó Jesús, la solución que siempre tendríamos que buscar y encontrar en Jesús.
Y, por favor, que nadie me diga que estoy sacando las cosas de quicio. Los problemas y las preguntas, que nos presenta la vida, ¿no son problemas y preguntas relacionadas con la salud, el dinero, el éxito y el fracaso, el poder y sus privilegios, las relaciones humanas, el sentido o el sin-sentido de la vida, el amor y el odio, la felicidad o la desgracia, la paz o la violencia, la libertad o el sometimiento, la buena o la mala conciencia, la culpa, el perdón o la venganza, la bondad o los malos sentimientos, el triunfo o el fracaso en la vida, la fama o el olvido general?
Pues bien, de todo esto es de lo que nos habla la vida de Jesús, el proyecto de Jesús, la Palabra que es Jesús. Por esto, yo me pregunto, tantas veces, ¿qué hemos hecho los cristianos con el Evangelio? ¿Por qué y para qué le llamamos “Palabra del Señor”? Sobre todo, cuando sabemos que nuestro verdadero “señor” es el dinero, es el poder, es la seguridad para el futuro, es el buen vivir, es el éxito, es el disfrute de la vida. Seamos sinceros y honestos. ¿Es el Evangelio el factor determinante de la vida de la Iglesia? ¿Está el Evangelio en el armazón fundamental de nuestra cultura? ¿Es el criterio rector de nuestras vidas? El día que todo esto quede resuelto y patente, ese día tendremos resuelta y patente la respuesta a nuestras preguntas, las grandes preguntas de la vida.
Me he dado cuenta que me quedaba en el tintero esta última frase del comentario de Oscar.
Dice él: Pienso, además, que lo “teologal” no es una situación-permanente de la vida humana (nada lo es).
Respuesta: Es que ateniéndome a lo ya expuesto, lo teologal no designa situación alguna sino estructura, es decir, constituye un momento de nuestra estructura interna y por tanto no es permanente en la vida sino superable precisamente en ella, realizándonos.
Vaya, esta es mi reflexión, igual me equivoco!
Un comentario al de Oscar en un formato breve apoyado en el de él mismo.
Dice:Lo “teológico” es un sustantivo que permite camuflar variopintas “teologías” de un supuesto (toda fe o creencia es un supuesto) hiper-sustantivo: el Teos (Dios). El “camuflaje” es una de las formas del gatopardismo (mareo de la perdiz).
Respuesta: De acuerdo
Dice: Lo “teologal” es un adjetivo que permite considerar el Asunto (Teos) como una “dimensión” (mensurable).
Respuesta: De acuerdo, pero lo que mensura no es el ser sino la magnitud de la realidad del ser.
……………….
Dice:Pienso que la primera adjetivación de “teologal” con pretensiones sustantivas fue el Azar, que las experiencias (praxis) humanas dimensionaron en los Teos habidos hasta la actualidad.
Esos dimensionamientos serían lo que denominamos “religiones”.
Respuesta: no es lo teologal sino lo teológico lo que ha derivado en religión. Lo teologal como dimensión humana es aquello que nos tiene ligados a la realidad como fundamento. Es la experiencia de la religación que es común a todo ser humano, creyentes, ateos y agnósticos, tal como recordaba ayer, y esto por el hecho mismo de estar todos nosotros en la vida experienciando con las cosas pero en tanto reales. Es decir, no con su “coseidad” sino en la realidad de ellas. Es la diferencia entre experimentar y experienciar.
Para mí el enfoque correcto sobre lo que sea esto de la dimensión teologal inscrita en la estructura de la realidad humana es el planteado por Mar Medina ya que el horizonte donde sitúa su comprensión va más allá del psicológico en el cual, como referencia, es dónde se sitúa Isidoro en su planteamiento.
Precisamente ésta reducción a lo psicológico es lo que da pie a toda construcción teórica sobre Dios visto como contrapuesto o como objeto de nuestra búsqueda por lo que ya es dar por supuesto la realidad de Dios. Yendo por esta ruta no se puede descubrir lo que ella nos dice hablando con Juan Luis herrero de que Jesús descubrió su filiación divina en los demás, es decir, descubrió aquella dimensión que lo abría inexorablemente a enfrentarse con los demás y con las cosas de su mundo a modo de ultimidad como fundamento de todas ellas lo cual cuando se llega ahí, para un cristiano, fundamento viene a ser sinónimo de dimensión teologal.
Acabo de incrustar mi comentario sin antes haber leído estos últimos. Me quedé ayer noche con el de Isidoro, también leí el de Oscar pero todavía no lo he reflexionado.
La Iglesia, a la que se alude en el artículo, que tratamos no está limitada al clero sino también a los laicos, tema muy central del Concilio Vaticano II. Por eso, puede llamarse con propiedad a la Iglesia de Jesús, el Pueblo de Dios…Jesus es la Revelación visible del Padre por medio del Hijo..ya que todo lo que hace Jesús lo hace también su Padre… y todo se hizo en atención a esa revelación filial….donde existe una perfecta armonía y sincronía con respecto a la acción de las personas divinas…
Es por eso, que la “reforma” de la Iglesia se debe aplicar a ambos sectores por igual..porque tanto en el estado clerical y en el estado laical hay quienes siguen de cerca a Jesús imitándole en Su amor…y otros que se alejan del Evangelio y de la Palabra…ya que es esta PALABRA como afirma Juan de la Cruz “la que nos lo dice TODO”…Si muchos cristianos, tanto clérigos como seglares, idolatran “el dinero, el poder, la seguridad..el buen vivir, el éxito” en el radical hedonismo materialista que estamos presenciando en el mundo actual, que ES el producto despiadado del egoísmo, la respuesta sin duda está en la caridad y en la justicia del Evangelio…PERO junto a todo este tinglado negativo tenemos también una legión de los que han entendido y ponen en práctica el ideal de pureza y bondad infundida por Jesús a su Iglesia…preservado traves de los siglos por los que dieron y por lo que actualmente dan su vida por la FE del Evangelio en un martirio cruento….y por los otros miles de seres anónimos que dan testimonio de esa misma FE en el martirio callado, silencioso, del sacrificio diario…. dándose a los demás generosamente..por seguir a Jesús…En esto ciertamente está la respuesta a todos nuestros problemas existenciales…
Un saludo cordial Santiago Hernández .
Al hilo del comentario de Isidoro, me gustaría aclarar que, a mi entender, la espiritualidad trata de aquello que trasciende al ser humano, una dimensión interior que va más allá de sí mismo y que busca y da sentido a su existir. Que sea religiosa (o lo que entiendo que M. Luisa ha llamado teologal, como “origen” o raíz, al margen de instituciones religiosas) o laica, quizá dependa de la vivencia de cada cual, en una difícil equilibrio entre la razón y la intuición. De modo que si se pone el peso en la razón, no hay dios ni religión, y la espiritualidad se vive como una dimensión puramente humana, cuanto menos agnóstica, si no atea, pero igualmente plena de sentido. Mas si se atiende a que no solo somos razón, que hay una gran parte del ser humano que no se puede “explicar” por la razón y que hay una realidad que no pertenece a su ámbito, entonces la espiritualidad se vive como una dimensión religiosa, o radical, original. No necesariamente religiosa, en cuanto a aceptar el contenido de determinadas instituciones religiosas, pero sí como algo de lo formamos parte, en lo que todo es, a lo que todo pertenece.
Esta dimensión que va mas allá de nosotros mismos es la que pienso experimentan los contemplativos de diferentes tradiciones religiosas, así sean taoístas, budistas, sufíes o cristianos, con grandes similitudes en el lenguaje empleado para tratar de explicarlo o compartirlo, generalmente apofático y a la vez con grandes diferencias debidas a su cosmovisión religiosa o cultural. Así, tanto los patriarcas budistas como los patriarcas orientales cristianos de la “Filocalia” o la oración de Jesús, hablan de iluminación para quien experimenta quién es realmente, de que el pensamiento erróneo nos impide descubrir quiénes somos. A la hora de explicarlo utilizan el lenguaje de su tradición y los budistas hablan de “vacío” (distinto de la “nada”) y los cristianos de “amor”. Pero todos han tenido la misma experiencia, su diferencia reside en el lenguaje.
Y aquí enlazo con el comentario de Iñaqui, sobre la relación entre la experiencia de la filiación divina y el amor. Tal como yo lo entiendo, la experiencia de la verdadera naturaleza (que para el budista es vacío) es para el cristiano de amor, así lo viven los místicos San Juan de la Cruz y SantaTeresa de Jesús, por ejemplo. Creo que el observador jamás puede prescindir de su punto de vista, ya sea cultural o personal, y en Jesús de Nazaret evidentemente su experiencia fue de amor. Para mí es un punto de partida que compartí en mi comentario.
Gracias. Un saludo cordial
Lo del amor y la filiación divina suscita algunas preguntas.
¿Podría decirse, por ejemplo, que el amor desinteresado y solidario nos sumerge en el Misterio, permitiéndonos descubrir de algún modo, también a cada uno de nosotros, nuestra propia filiación divina?.
¿Hasta qué punto un amor auténtico es capaz de transportarnos a una vida eterna, superadora de todo presente y futuro?.
¿ Y si nuestra inmortalidad individual está ligada a la participación en la indestructible cadena de un amor que se hace realidad en el… dar , recibir y devolver?.
¿Es una utopia esta amor embriagador o ha existido y existe, por ejemplo, tanto en el siglo I como en el XXI, tanto en el corazón de Europa como en el rincón mas remoto de Africa?.
Según mi opinión, lo que la amiga M. Luisa denomina como dimensión “teologal”, (“búsqueda de fundamento y de movimiento dentro de un análisis de la realidad con vistas al problema de Dios”), es lo que se suele denominar como espiritualidad en sentido general.
Esto suele venir asociado a una búsqueda del conocimiento y del sentido de la vida, lo que ha sido siempre el camino de la filosofía o de la sabiduría.
Es casi universal, aunque hay personas que quizás enajenadas y alienadas por las circunstancias de la vida, no parecen sentir esa necesidad de significado, aunque a la larga, de una forma o de otra, esa carencia, cursa y aflora en neurosis y crisis personales varias, cuando las circunstancias, (dolor, enfermedad, muerte familiar, etc.), acaban subiendo dicha crisis de sentido a la superficie.
Y dentro de esta espiritualidad general, (o dimensión teologal), hay dos subespecies, según se crea o no en la intervención extrahumana en la historia humana: la religiosa y la laico-psicológica.
Esta idea me ha venido leyendo la expresión de Mar Medina: “… por caminos que ignoro pero que son reconocidos en otras tradiciones religiosas y en la misma judeo-cristiana, que podemos llamar místicos, (Jesús) descubrió su filiación divina, su relación con el Misterio, que era de amor, y él llamó Padre”.
Por eso hay dos tipos de espiritualidad, la espiritualidad religiosa, en la que se cree en que existe una persona o grupo de personas extrahumanas, que hablan o inspiran o transmiten información y emociones a algunos, (o todos) los seres humanos.
Y luego está la espiritualidad psicológica o laica, que no es más que una búsqueda de la filosofía-sabiduría humanas, y a lo más que llega es a creer que la mente humana en determinadas circunstancias puede conectar activamente, y zambullirse en algo desconocido y trascendente, que podría denominarse como el “Misterio”, (que en cualquier caso sería absolutamente pasivo respecto a nosotros).
Por ahí van, las espiritualidades tan en boga, de las que hablaba hace días Carlos Barberá, y que son un intento de hacer conciliables, la modernidad cultural, con el ansia de encontrar sentido y significado a nuestra vida.
El repudio a todo lo “sobrenatural”, hace que la espiritualidad que sienten muchas personas en su interior, (esa búsqueda de sentido de la realidad), se transforme en una trampa de elefantes, donde o se refugia uno en una abstracción indefinible e incognoscible, (que al final acaba estragando y aburriendo), o se mete uno en una serie complicadísima de razones irrazonables, que no justifican nada.
Eso es lo que yo he dicho muchas veces de ponerse cien veces amarillo para no ponerse una vez colorados.
Porque además ese rechazo a lo sobrenatural, hoy día, con los nuevos con conocimientos científicos modernos, cada vez es menos necesario. La ciencia nos demuestra cada día, que el Universo y sus integrantes son tan maravillosos, que cada vez es menos necesario, incluir el acceso a nuestra historia del mismísimo supuesto Dios-Creador, del que no sabemos nada, ni siquiera si existe como tal.
Es verdad que, si nos atenemos a lo estrictamente probado, aún nos faltan elementos naturales para sustituir a lo “sobrenatural”. Pero todo apunta en esa dirección.
Y por eso cada vez hay más indicios que van en la dirección de que muchas de las referencias mitológicas y de los testimonios experienciales de personas señaladas, que ellos y nosotros hemos absolutizados, y que nuestra modernidad cultural rechaza, quizás sean reales, aunque con un redimensionamiento del significado y del “revelador”.
Decía Picasso, que “el arte es una mentira, que nos acerca a la verdad”. Y toda expresión literaria, testimonial y profética, puede cumplir esa norma. En muchas ocasiones hay que saber reinterpretar el mensaje, y sacar la verdad escondida, desde la aparente mentira.
Hola!
Pensando lo de Jesús la Cumpa María Luisa nos dice que:
– “no se trata de una versión a lo religioso
sino de la dimensión teologal-,
(y nos alerta de) No confundir teologal con teológico”-
……………..
Interesante el hallazgo de distinguir “teologal” de “teológico”.
………………
* Lo “teológico” es un sustantivo que permite camuflar variopintas “teologías” de un supuesto (toda fe o creencia es un supuesto) hiper-sustantivo: el Teos (Dios).
El “camuflaje” es una de las formas del gatopardismo (mareo de la perdiz).
* Lo “teologal” es un adjetivo que permite considerar el Asunto (Teos) como una “dimensión” (mensurable).
……………….
Tal vez convenga ir a la cuenca o matrix en que hervían fervorosa e in-dimensionadamente las adjetivizaciones varias.
Pienso que la primera adjetivación de “teologal” con pretensiones sustantivas fue el Azar, que las experiencias (praxis) humanas dimensionaron en los Teos habidos hasta la actualidad.
Esos dimensionamientos serían lo que denominamos “religiones”.
Pienso, además, que lo “teologal” no es una situación-permanente de la vida humana (nada lo es).
La fue, sí, pero no “constituye” necesariamente la vida de nadie; menos la de todos.
Lo que “constituye” la vida humana son sus “contingencias-vigentes”: e.d. su Historia.
………………
¡Voy todavía! – Óscar.
No te preocupes Pepe
Nota aclaratoria necesaria:
Tras al pulsar siempre nos damos cuenta que nos dejamos algo…y esta vez ha sido porque como ayer aludí a mis estudios teológicos pudiera haber esto dar motivo a la confusión. Sólo iba a la facultad una vez por semana después del trabajo diario y durante dos años. Lo fuerte del estudio, por tanto, lo realizaba en casa en horas intempestivas con los datos que de allí me llevaba.
Cuánto me alegra que Mar Medina a quien recordaba por sus excelentes comentarios en épocas anteriores, sea favorable a la diferencia conceptual entre lo teologal y lo religioso que introduje ayer al creerla necesaria como punto de partida al problema en cuestión. Pero, además ¡Qué bien lo explicas! Se nota que lo has comprendido!
Mis temores escondidos los voy liberando gracias a vuestro reconocimiento que cuando son explícitos como hoy el tuyo, como otras veces el de Asun, el del reciente de Iñaki, por ejemplo que tanto me complació al leerlo…el de antes también de Rodrigo Olvera y que ahora echo tanto en falta! Entonces es cuando pongo en valor todo el esfuerzo en el estudio que durante años, debido a mis circunstancias, he llevado de forma silenciosa y autodidacta.
¡Ya ves, querida Mar, mis conocimientos son ante todo modestos!.
Un abrazo agradecido.
Tengo la impresión de que en esta cuestión de la validez del mensaje de Jesús hay planos diferentes. La sociedad del tiempo de Jesús no es extrapolable a la nuestra, pero no creo que Jesús pueda ser considerado un reformador social.
Pienso que hay que atender a otro nivel. No tengo la capacidad ni conocimiento filosófico ni menos aún, teológico, de María Luisa, pero creo que entiendo la distinción entre las dimensiones religiosa y teologal de todo ser humano, y en este sentido, a mi parecer, el mensaje de Jesús no es religioso, de hecho superó la ley de su comunidad religiosa, ni social, su reino no era de este mundo, sino profundamente espiritual (¿teologal?), porque por caminos que ignoro pero que son reconocidos en otras tradiciones religiosas y en la misma judeo-cristiana, que podemos llamar místicos, descubrió su filiación divina, su relación con el Misterio, que era de amor, y él llamó Padre (a propósito de esto, apunto que Juan Luis Herrero Del Pozo me dijo en una ocasión que esa filiación la descubrió en los demás, en los desposeídos, en el hermano), y apeló a una única ley, el amor, en sintonía con esa filiación divina.
Si realmente buscáramos el bien ajeno en la misma medida que el nuestro, el mundo sería distinto. Claro que eso lo apartamos de un plumazo porque lo calificamos de utopía. No tendría por qué: muchas personas tratan de vivir así.
Pienso que lo mas valioso del cristianismo, lo que le diferencia de otras tradiciones religiosas, es precisamente la igualdad radical de todo ser humano, sin distinción de condicion social, raza o sexo (grandes escollos en prácticamente todas las sociedades) y eso es válido en cualquier sociedad y tiempo, no depende de nada de esto, sino de auténtica fe, que no es ciega, sino una reminiscencia, un recuerdo casi olvidado de quiénes somos realmente.
Aunque no me siento muy orgullosa de la civilización a la que pertenezco, me pregunto si la conquista de libertades individuales (todavía deficiente) no se debe precisamente a su base cristiana de igualdad radical.
Aprovecho para daros las gracias por vuestro recuerdo y amistad, queridos Antonio, Ana, Honorio, Asun, María Luisa.
Un saludo cordial.
Disculpa, Javier. Redacté mi último comentario de ayer de tal forma que parecía que habías dicho algo que no habías dicho. Fue un lapsus, por las prisas, supongo.
En mi modesta opinión, pienso que si se entiende a Jesús como un hombre religioso se cae en la consideración dual todavía no superada de la persona, la humana y la religiosa, pero además, con ello, se da facilidades a quienes sostienen que Jesús fundara una religión.
Se trata más bien, creo, no de una versión a lo religioso sino de la dimensión teologal de Jesús y de toda persona.
Ahora bien, no se confunda teologal con teológico. Lo teologal es una dimensión constitutiva o intrínseca, como se quiera llamar, de toda persona incluso también de la atea, porque se trata de una experiencia de búsqueda de fundamento y de movimiento dentro de un análisis de la realidad con vistas al problema de Dios. Y si para un creyente al final de esta búsqueda el fundamento es Dios, el ateo para negar a Dios en el suyo tiene también que dar razones de su negación y por tanto Dios entra en sus consideraciones. En los dos casos se esta necesitado de fundamentar la actitud que se defiende, porque no basta con la firmeza de un estado de creencia, tanto creyente como atea, sino que es necesaria su justificación intelectual. En cambio, el término teológico ya no hace alusión a ningún problema porque en él ya hay una determinación teórica de Dios. No así en la experiencia problemática de lo teologal, porque en ella lo que se busca es un análisis de hechos que nos den cuenta de la realidad humana tomada en y por sí misma tal como decía esta mañana en mi primer comentario.
Entonces, si en nuestro trato con las cosas en las que nos movemos en la vida descubrimos alguna dimensión que de hecho envuelva de forma constitutiva un enfrentamiento inexorable con la ultimidad (profundidad) que nos ofrecen las cosas, esa experiencia humana no es ninguna experiencia religiosa, se trata, como decía, de la llamada dimensión teologal de toda persona, y a mi modo de ver, por tanto, es la experiencia que vivió Jesús.
Ana Rodrigo, destaco tres ideas de tu comentario:
– Nada puede invalidar el mensaje de Jesús, es perenne.
– No es necesario ser cristiano para vivir dicho mensaje.
-Ya que están ahí las religiones, en este caso la cristiana en todas sus versiones, sería bueno que humanicen a sus creyentes en vez de dedicarse exclusivamente a recitar oraciones.
Yo creo que cada personaje histórico nos ha legado, diríamos, su “especialización”: Sócrates, Cicerón, Gandhi, Luther King, Santa Teresa, Madame Curie, etc., etc. Jesús por el hecho de ser un hombre religioso, no dejó un legado ni de ciencia, ni de derecho, ni otras ramas de conocimiento o consuetudiniarias, sino que abarcó dos vertientes, la humana y la religiosa.
En su vertiente estrictamente humana dejó un legado de actitudes humanas (dispersas entre relatos, parábolas, mensajes directos, eso sí tal como lo vivieron y lo transmitieron los redactores del NT) que conducen a una serie de valores universales en el tiempo y en el espacio: el amor, el respeto al ser humano en general y a las mujeres en particular, la compasión, la justicia, la misericordia, fraternidad, la igualdad, la paz, etc. Valores que existían y existen independientemente de que Jesús u otro personaje se convirtiese en un compendio de estos valores hechos realidad en su vida.
Así pues, ¿qué tiene Jesús el Galileo para que haya tenido tantos y tantas seguidoras a lo largo de veinte siglos? ¿Su vertiente religiosa solamente? Yo pienso que ha sido el haber humanizado un mensaje religioso preexistente. Ya sé que fueron muchos los factores de difusión del cristianismo, pero, en el momento actual su mensaje sigue siendo válido, aunque sus seguidores, como dice Castillo, tengamos otros señores y otros dioses que rigen nuestra vida, pero eso no invalida el mensaje. Y no es menos cierto que no hace falta ser cristiano para vivir estos valores y comprometerse con la sociedad de la época que nos toque vivir. Da igual vivirlo desde un punto de vista laico que religioso, pero, ya que existe la religión, bien está que la religión humanice al creyente lo más posible y que no sea una excusa de evasión espiritualista de la vida real.
Este podría ser el gran regalo de Jesús: que los creyentes de un Dios que nadie ha visto ni escuchado, vivan humanizados y humanizadores desde ese mensaje de alguien, Jesús, que habló de este concepto de Dios que va a lo más hondo de nuestros anhelos y deseos de bondad en todos sus matices. Eso sí, sin exclusiones de otros caminos que conduzcan al mismo objetivo.
El conocimiento y el derecho no liberan a la persona del egoismo. Un egoismo origen de demasiadas desigualdades que privan a la buena gente, por ejemplo, de la posibilidad de vivir con unos mínimos de dignidad.
El caso es que los egoistas, entre los que me incluyo, somos como el perro del hortelano: ni comemos, ni dejamos comer. Nunca llegamos a ser felices y se nos va pasando la vida amargando la existencia a los demás. Que verdad es eso de….consejos vendo, para mi no tengo.
La creación (o lo que sea), la evolución y la historia no se paran, nos guste o no, así que ninguna sociedad actual es igual a las que existían hace dos mil años. Pero decir que no tienen nada que ver es demasiado, sería como decir que no tenemos nada que ver con nuestros antepasados. Somos herederos directos de la civilización judía y también de la griega y de la romana. Muchas cosas han cambiado, evidentemente.
Cosas que no han cambiado en esencia, pues que sigue habiendo ricos y pobres y que sigue siendo cierto aquello de que no se puede servir al mismo tiempo a Dios y al dinero.
Jesús, hasta donde nos lo muestran los evangelios, pasa olímpicamente del poder, pero no de los dolores de los débiles.
Y ahí está la clave de ser seguidor o no de Jesús. Vamos, eso es lo que yo creo y me ha servido para ir viviendo, pero puedo estar equivocado, ¡quien sabe!
Así pues, el poder, para quien se lo trabaja. En el pecado llevan la penitencia, basta con mirar los rostros de nuestros ricos y nuestros políticos.
Como todos los sntos tienen octava, allá va mi felicitación para las dos Asun de Atrio, la una en plena y lúcida actividad y la otra, la de Lardero (Rioja) con un largo eclipse que ojalá se acabe pronto. No sé, eso de Asunta en cuerpo y alma a los cielos cada vez me cuadra menos…Dichoso cristianismo o catolicismo con su pesada herencia de fantasías ultramegasupra medievales… Por muy madre de Jesús que fuese, tengo para mí que su presente es el mismo de la mía. Mejor descanso que volver al polvo de donde salimos…Eso sí, queridas Asun, el nombre que os ha dado este dogma-leyenda es precioso. Habéis tenido suerte…y seguro que os la maerecéis.
Muchas gracias, queridos amigos atrieros! Gracias a Atrio , este lugar de encuentro, aún en los “desencuentros”. Ayer noche, casi, hoy quise agradeceros vuestro cariñoso recuerdo y felicitación, pero el móvil no me dejó. Y estaba ya muy cansada. Fue y sigue siendo un inmenso regalo de compañía y alegría de muchas personas queridas.
Un abrazo.
…Pero es que los hechos evangélicos no tienen carácter deontológico sino sentido físico, no tratan de normas, deberes o costumbres, abarcan a la persona por entero, tienen carácter ontológico. Me sorprende que un físico no repare en esta distinción conceptual de persona. El concepto de persona es una de las aportaciones fundamentales del cristianismo a la historia del pensamiento filosófico. El problema está en que tal concepto se entendió en términos subjetuales, es decir, para acercar esta idea a nuestra discusión, el ejemplo sería: la persona sujeta a… normas, deberes, etc., Pero el sentido bíblico de persona no tiene este carácter subjetual, la persona es ante todo “una” una realidad de por sí, hablando en términos filosóficos como normalmente suelo hacer.
No quiero repetir las mismas ideas expuestas ya en algunos comentarios, por ello me limito a identificarme con los comentarios de H. Cadarso de los días 14 y 15 de agosto, aunque también podría hacerlo con otros, a pesar de que no me considero forofo del catolicismo, pero sí del proyecto de Jesús que ha devenido lamentablemente en el catolicismo. La implantación universal de dicho proyecto hubiese evitado llegar al mundo actual corrupto, corruptor e inhumano que padecemos.
Entre los pilares de nuestra civilizada sociedad y los los de las sociedades de hace 2000 años yo, desde ki ignorancia, encuentro ciertas similitudes. Por ejemplo, la utilización del conocimiento para acumular poder y hacer que la fuerza se convierta en derecho.
20 siglos después seguimos chapoteando en la esclavitud de los débiles. No hay mas que echarle un vistazo al mapa y ver lo que está pasando en muchos de los paises que bañan sus costas en el mare nostrum. Estadísticas ante que conmueve cada vez menos.
Entre tanto, en España a vivir que son dos días, recibiendo a los mas de setenta y cinco millones de turistas.
Yo dije “similitudes”:ninguna…
Pues sin tener ni idea de derecho, yo sí encuentro una diferencia profunda entre la Ley de la Torá y el Derecho Romano: la primera era aceptada y firmemente creída como revelada por Dios, mientras que la Ley de las XII Tablas (451 a. C.), las Leges Liciniæ-Sextiæ (367 a. C.) – que culminaron el proceso de igualación entre patricios y plebeyos- y, en general, todo el ordenamiento jurídico romano lo redactaron ellos, los romanos. Romanos de carne y hueso. Y su origen humano era conocido y aceptado por todos. El Derecho Romano no lo redactó Júpiter, ni Juno, ni Minerva.
La misma que el derecho continental y el inglés.Ninguna.No necesitamos que Jesús se pronunciará sobre el derecho romano.Es más universal que se pronuciará sobre las relaciones entre derecho y ética.En cuanto al otro punto el conocimiento,Jesús no era un filósofo griego.Por eso algunos como Simone Weil hablaban de un doble revelación:Grecia y Jesús.Queria construir un sistema filosófico cristiano.Yo digo que ideas típicamente griegas,como el alma,es muy poco cristiana.Esto lo saben los biblistas que saben que en la Biblia no se distingue cuerpo y alma porque se habla de carne para referirse al conjunto.
Hola Javier,
“Conceptualmente”, ¿encuentras muchas similitudes entre la Ley de la Torá y el Derecho Romano?
No estoy de acuerdo con Pepe.Es más Jesús dijo muchas cosas sobre la ley-no en vano viviía en una sociedad teocrática-y sus relaciones con el hombre.Es más se saltó la ley en más de una ocasión.Luego está lo que sus seguidores se pueden inventar,con más o menos fortuna,de los principios inspiradores de su vida.Jesús actüa en el ámbito de lo que en derecho se llama los “principios generales del derecho”.Claro que en el derecho,desde Kelsen,se predica la plenitud del ordenamiento jurídico,es decir,que no hay caso que no esté regulado por el ordenamiento jurídico ;mientras que en el caso de los “principios generales de Jesús” la capacidad de inventiva del creyente es bastante amplia.
Para Asun y MAR Medina (Asun), millones de felicidades y un abrazo grande.
Hola Honorio,
Ya me voy acostumbrando a nuestros desencuentros cada vez más freuentes.
Dos de los grandes pilares de nuestra sociedad y de nuestra civilización actual son el conocimiento (y la información) y el derecho. ¿Dijo algo Jesús al respecto? Que yo sepa, no. Y no dijo nada a pesar de que, cinco siglos antes de él, con los griegos nació lo que mucho después se convertiría en la sociedad del conocimiento. No dijo nada a pesar de que los mismos romanos que ocupaban Palestina inventaron el derecho que, desarrollado hasta límites insospechados, ha llegado hasta nuestros días. No sé por qué a Jesús no le preocupó en absoluto esa agenda tan humana, pero lo cierto es que la obvió por completo. Por desconocimiento, por desidia o por rechazo o por lo que fuera, el caso es que no dijo nada.
Yo no quiero que un bienaventurado me cure cuando estoy enfermo. Yo quiero que haya un buen servicio de salud pública que cuide de mi salud. Yo no quiero que haya un bienaventurado me enseñe lo no sé. Yo quiero que haya un buen servicio de educación pública, gratuito y universal que se ocupe de mi educación. Etc., etc.
El mensaje de Jesús es un mensaje sencillo, para una comunidad pequeña, poco o nada ilustrada, sostenida por una economía de subsistencia y sometida a las numerosas y rígidas normas de una religión antigua y, además, sometida al dominio militar de una potencia extranjera. Sinceramente, no encuentro ninguna similitud con nuestra sociedad actual. Ni me parece que el mensaje que le dirige Jesús a su gente sea universalizable en general ni, en particular, a nuestra sociedad actual.
Una vez mas me quedo con los discursos de M. Luisa y de H. Cadarso. Son los más inteligibles para mi. Zorionak.
¿Será verdad, como parece sostener Mathew Fox, …que hoy vivimos el fin del catolicismo romano…?. ¿Cuanto van a durar sus últimos coletazos?. Ciertamente, no nos hacen falta malos intermediarios para relacionarnos con el misterio. Y la impresión de la gente de pie, (¿todos ignorantes?), es mas bien que …..entre los líderes de las grandes religiones abundan los mentirosos que no practican lo que predican. Tan apegados al dinero y al poder….¿Acabarán ilegalizando la pobreza?.
Soy tan torpe manejando el facebook que no me fío de que le llegue por ese medio la felicitación que a primera hora le he enviado a nuestra querida Asun, por esto lo hago de nuevo aquí que me manejo mejor, jeje!!
Muchas Felicidades!! Amiga y querida atriera!!
…Y felicidades especiales a nuestra Asun y a todas las Marías. Sed felices en vuestro Santo.
Leo en un blog, una lección, que me he apuntado, pues personalmente estoy muy necesitado de lecciones de este tipo.
“La verdadera escucha no es un acto pasivo, sino frenética diligencia interior que excava estancias en nuestra entraña donde se acomode el otro, ese alguien que habla, y que tantas veces te habla con el afán de arrojar fuera de sí el lastre que ha dejado en su existencia el dolor o la enfermedad o el sufrimiento o el miedo o la soledad o la duda o…”. Amando Carabias
Es algo obvio, pero como pasa tantas veces, lo que más nos cuesta tener siempre presente, es lo obvio, y por eso hay que repetirlo una y otra vez.
Todos viajamos con el lastre, y las cicatrices mal cerradas del dolor, la enfermedad, el sufrimiento, el miedo, la soledad, las dudas y muchos más avatares que suceden en nuestras vidas.
Y cada elemento de ese lastre, son sendos cristales que se colocan en nuestra “mirada”, y a través de los cuales malvemos la realidad. Lo que creemos que es una visión lúcida y preclara de la realidad, es el fruto de la visión a través de unas gafas repletas de “suciedad” y de lentes desfocalizadas y deformantes de la realidad.
Por eso, yo creo, que no podemos descalificar la visión de nadie, en mayor grado en que descalifiquemos la nuestra. Y menos descalificar la condición de seguidores de Jesús, de nadie. Seguro que su perspectiva está llena de errores, pero está por ver, si lo está en mayor o menor grado que la propia perspectiva nuestra.
No es relativismo. Es la miserable realidad humana.
Y por eso podemos/debemos confiar en la misericordia y comprensión del/la que lee en nuestros corazones, y sabe que por muy listos que nos consideremos, no dejamos de ser unos monos con pantalones o faldas, listillos para ser monos, pero poco más.
(Aprovecho en este día de María-Sofía, la Virgen de la Paloma, (clara referencia a María – la “Espíritu”), para decirle públicamente: “Apóyanos y guíanos, ahora y en la hora de nuestra muerte”).
Honorio ni locos forman parte de la iglesia muchos de los enterrados en las cunetas.No mixtifiques…
http://www.redescristianas.net/la-mision-del-teologo-en-la-iglesia-jose-maria-castillo/
De este enlace destaco estos párrafos que son muy significativos si se quiere entrar en el fondo de la cuestión que plantea el enunciado de Castillo en este artículo.
“Hoy la situación de los teólogos está mucho peor que entonces. Ni se sabe ya el número de profesores expulsados de sus cátedras y centros de enseñanza, a partir del pontificado de Juan Pablo II. Un teólogo puede decir cosas contrarias al Evangelio. Si enseña algo en contra de lo que dice el Papa, que se atenga a las consecuencias.
Y la primera de esas consecuencias es que la teología, que sale de los centros eclesiásticos, no suele responder a las preguntas de la gente, (las negritas son mías)sino a los intereses de poder y control del magisterio. Un magisterio que oculta tales intereses con el disfraz de argumentos que “se mueven por completo en un esquema conceptual metafísico” (Hünermann). Un esquema que casi nadie entiende ya y que a nadie interesa.
Así las cosas, al profesor de un centro eclesiástico, que quiera trabajar, no desde una mentalidad sumisa, sino desde una responsabilidad coherente con el Evangelio, no le quedan más que dos salidas: el engaño o el sufrimiento. El engaño del que enseña, no lo que debe, sino lo que conviene. O el sufrimiento del que, desde la debida libertad, se juega su puesto de trabajo y su imagen pública. Ejemplo de engaño: hace unos años, en una reunión de profesores de teología, uno de ellos dijo: “El día que me jubile, me gustaría exponer la teología que yo habría querido explicar toda mi vida”. Confieso que, al oír aquello, me quedé impresionado. Y no pude evitar un pensamiento: “Este hombre se ha pasado la vida engañando a sus alumnos”. Es triste. Muy triste. Pero así es de real.
Tan real como destructivo. El destrozo que causa un profesor, que hace eso, es mayor de lo que imaginamos.
Ejemplo de sufrimiento: el 10 de septiembre de 1956, el citado Congar le escribía a su madre: “Me han destruido prácticamente. En la medida de su capacidad, me han destruido. Se me ha desprovisto de todo aquello en lo que he creído y a lo que me he entregado: No han tocado mi cuerpo; en principio, no han tocado mi alma; nada se me ha pedido. Pero la persona de un hombre no se limita a su piel y a su alma. Sobre todo, cuando este hombre es un apóstol doctrinal, él es su actividad, es sus amigos, sus relaciones, es su irradiación normal. Todo esto me ha sido retirado; se ha pisoteado todo ello, y así me han herido profundamente. Se me ha reducido a nada y, consiguientemente, se me ha destruido. Cuando, en ciertos momentos, repaso lo que había acariciado ser y hacer, lo que había empezado a realizar, soy presa de un inmenso desconsuelo”.
Amigo Pelaez: Decía aquel que “ni están todos los que son, ni son todos los que están”. No, yo no he bautizado ni a Nelson Mandela, ni a Gandhi, ni a los que están enterrados en las cunetas desde 1936. Ni falta que les hace. Otra cosa es que los tenga por seguidores o compañeros de fatigas de Jesús de Nazaret, y no considere compañeros de Jesús de Nazaret al Opusdeísta ministro del Interior, a la Botella, a la Fátima que dice que la “Virgen” del Rocío crea empleo, y a tantos beatificados de los que lucharon al lado de Franco.
Las fronteras de la iglesia de Jesús son muy imprecisas, la iglesia tiene dentro mucho trigo y mucha cizaña, y fuera de ella pasa lo mismo.
Creo Honorio que bautizar a todos los que están en las cunetas;es mucho bautizar…Evidentemente por las fechas muchos eran bautizados por la fuerza,pero algunos de ellos no tenían mucha simpatía por la religión,menos por la iglesia…Es mucho suponer que su praxis la guiaban explícitamente por la vida de Jesús.Por lo menos me resulta difícil de creer de los que eran de la CNT,por poner un ejemplo.Creo Honorio que tus prédicas son para los creyentes o para los forofos del catolicismo.
Jesús solucionó sabiamente el problema de la mujer sorprendida en adulterio (¿?) y de sus acusadores; Jesús pasó su vida entre los pobres, enfrentado a los abusos de los poderosos, a los engoladamente sabios presuntuosos y jueces corrompidos.
¿Cómo se puede decir que esa trayectoria no tiene nada aplicable a nuestra época? La praxis de Jesús la han aplicado en nuestros tiempos los Ignacio Ellacuría, los Gandhi, los Nelson Mandela, los Martin Luther King, los que todavía siguen enterrados en las cunetas de las carreteras de España desde 1936, los que intentan sacar adelante un programa que saque a nuestro país de la corrupción. Y deforma más anónima, tantos y tantos ciudadanos de a pie que intentan que las cosas funcionen.
Menos mal que hay todavía muchos que siguen la senda de Jesús, en su nombre o de forma absolutamente anónima. Menos mal que quedan todavía muchos que siguen el camino de las bienaventuranzas del Sermón del Monte.
A algunos les llaman populistas porque dicen que buscan remedios simples a problemas complejos. Simpre y anodino fue lo que hizo Jesús con unos panes y unos peces y dió de comer acinco mil personas.
Yo estoy con aquel que dijo: Cristo es de ayer, de hoy, y será de todos los siglos que vendrán. El y todos los que le siguen.
Creo que Castillo tiene bastante razón.Dirigiéndose como se dirige a los creyentes,es evidente que los creyentes buscan sus respuestas en múltiples cosas,ideas…Es raro conocer un creyente que se fije en la vida de Jesús como principio orientador.Tanto en los temas más complejos-la enfermedad,la “muerte antes de tiempo”,como diría Bartolomé de las Casas-como en los mas simples-la convivencia con los distintos-es raro ver un creyente que siga los patrones de Jesús.Y cuando digo “seguir” me refiero a “creer” que lo que dijo aquel tío del siglo I era relevante.
Ah! y otra cosa, amigo Román, desde que escribo en Atrio, he sido coherente con mi línea de pensamiento, mis comentarios no han sufrido alteración alguna por el paso del tiempo.
Los primeros escritos teológicos que tuve en mis manos, cuando en el año 1992 estudie teología en la facultad de Barcelona, fueron los de J.M. Castillo que por ser todos ellos críticos con la iglesia eran en aquel ambiente clandestinos y el profesor nos los entregaba en folios, nunca en libros. Y es por esto , que a mi parecer, este escrito junto con los últimos de Castillo, en su núcleo más duro no deja de apuntar aunque indirectamente a la iglesia. El problema está en que las reminiscencias del pasado se están enquistando en hechos, si no, por qué entonces Francisco tiene tanto empeño en volver al Evangelio?
Todavía nos quedan algunas reminiscencias del pasado cuando hacemos cita de la Iglesia haciendo referencia del clero y de la Jerarquía con preferencia o protagonizando y representanto al pueblo de Dios, algo que era propio del pasado, digamos que de una mentalidad preconciliar. El autor no habla por él, ni para la Jerarquía, sino como parte integrande de nuestro más amplio colectivo y sus problemas (“Que tenemos problemas”)
Confieso que conozco muy poco a don José María. En los apenas cuatro años que participo en Atrio, primero sólo como lector, he seguido fielmente sus colaboraciones, aunque he venido notando algunos cambios en la exposición de sus pensamientos a posiciones más afines a las mías. Quizás sólo haya cambiado el contexto, pues son notables los cambios sobrevenidos en Roma y que han alterado las rutinas de las colaboraciones y de las variadas intervenciones todas de las personas comentaristas en este foro.
Don José María saca a relucir cuestiones, que para algunas partes parecían ya definitivamente resueltas a favor del progresismo tales como el Jesús histórico y el Jesús de la fe, o su momento histórico y nuestros cambios epocales. Una visión de los evangelios canónicos como testimonios escritos que arrastraban consigo una incipiente tradición oral, estudiados con la mirada de la antropología y la historiografía, o el Evangelio valorado y aceptado como “Palabra del Señor” que alimenta a la Comunidad Cristiana actual.
La verdad no es algo que se ve, sino algo que acontece. Recae más en lo que se hace que en lo que se dice y concierne no tanto a un presente sino a un porvenir. El carácter de verdad en las cosas no es algo que nuestra inteligencia haya que añadir, porque lo propio de ella se produce de forma justamente a la inversa, es decir, nos basta con saber que aquello que es inteligido cobra en nuestra inteligencia actualidad. Y esta actualidad es la base de toda actuación humana adaptada a los tiempos.
Palabras sabias las de Castillo.
Efectivamente creo que por Jesucristo habla Dios mismo a todos los hombres, de ayer, de hoy, de siempre. Porque la cultura cambia pero el hombre siempre es el mismo, y su mayor anhelo sigue siendo la búsqueda de la felicidad que le hace ir siempre corriendo detrás de la zanahoria sin alcanzarla jamás. “Mis palabras no pasarán…” efectivamnte, y quien busca de corazón, encuentra.
Pero al fijarnos en Jesucristo y antes de oir nada de lo que nos diga, lo primero que podemos observar, no es su inteligente autorealización, como dice Isidoro, sino su entrega a los demás y un total sometimiento a la voluntad de Dios (hasta morir de aquella manera
Y ahí, ahí, ahí es donde está nuestro problema, por eso es por lo que andamos perdidos en nuestra actual Babel sin entender nada, sin entendernos.
A mí, en cambio, siguiendo mi línea de pensamiento, me resulta fácil la comprensión de lo que Castillo expresa en este artículo, igual aun así me puedo equivocar pero esforzándome en afianzarlo, como digo, en el pensamiento filosófico que defiendo se me revela, al menos para mí, consistente.
Castillo lo que hace es ir al fundamento del problema, cosa muy distinta de ser un fundamentalista. Ir al fundamento de las cosas es ir en busca de su realidad última. De aquello que las hace ser. Por eso Jesús no nos presenta a Dios directamente sino que nos lo manifiesta en sus actos que como humanos nos son extrapolables y podemos vivir al ejecutarlos la misma realidad experiencial que él vivió. Fue la iglesia la que, precipitándose por salvar el sacerdocio pasó por encima de esta experiencia y petrificó en idea lo que en ella nos hubiera sido dado humanamente presencial. En cambio Jesús, esta presencia nos la manifestó en forma de proyecto de vida, y un proyecto es algo que está por realizar, se le ha de dar forma personal, social e histórica, es decir, es algo abierto a diferentes formalidades. Es la diferencia entre realidad objeto y realidad fundamento. En el fondo, a mi modo de ver, Castillo en este artículo como en tantos otros no deja en buen criterio a la iglesia y por tanto ésta es en parte responsable de lo que actualmente está ocurriendo en el mundo.
En mi opinión lleva parte de razón Pepe Blanco, pero otra parte la lleva Castillo.
Yo sí que creo que en Jesús, como en todo hombre sabio, (sin entrar en el estatus ontológico del mismo), hay enseñanzas para el hombre de hoy y sus problemas complejos.
El problema está en qué cosa nos fijamos. Aquí se puede dar lo del sabio señalando la luna con el dedo. Podemos ver la luna, aunque lo normal es que nos quedemos mirando el dedo.
Y el dedo no nos sirve para nada. Y en eso lleva razón Pepe, en que las enseñanzas históricas del Jesús de su época, son poco o nada útiles para el hombre de hoy día, además de que no sabemos a ciencia cierta mucho de lo que pensó y dijo e hizo, debido a las dificultades de transmisión cultural y a las tergiversaciones bienintencionadas de su mensaje, debidas al sustrato cultural de sus seguidores.
Jesús, nos dio una gran lección: actuó “divinamente”, o sea “inteligentemente”. La inteligencia es “divina”, es la esencia de Dios. Y cuanto más usamos nuestra inteligencia más “divinos” somos.
La actuación de Jesús ante los problemas concretos de su vida, la debemos suponer, (y las torpes descripciones de su vida así lo reflejan), con las características de la inteligencia: adquisición de conocimiento, creatividad, y autonomía y libertad personal.
O sea podemos decir que Jesús, como parecería que antes lo fue el Buda Sakyamuni, Sócrates, Pitágoras, y un largo número de humanos, fue un hombre que alcanzó la “autorrealización personal” y la maduración psicológica. Y en ese sentido Jesús es un ejemplo en el que mirarnos.
Por eso quizás las palabras de San Juan de la Cruz, de su revelación particular, (que cita Castillo), son adecuadas: “Ahí, en Jesús está toda respuesta”. Lo que pasa es que hay que saber mirarla.
(Decían los judíos, que la revelación en los sueños, no estaba en el sueño mismo, sino en la interpretación del mismo que nos advenía sin saber cómo. Pasa lo mismo con toda revelación: puedes tener una gran joya delante de tus narices, que si no sabemos verla por debajo de las adherencias culturales y las mixtificaciones históricas que arrastra, no encontraremos nada, o peor aún caeremos en la superstición de dar importancia a cosas secundarias y no significativas).
En resumen ¿qué nos dice Jesús a los hombres de hoy, ante los problemas de hoy día?: “Busca la autorrealización personal”, la ampliación de la conciencia, la sabiduría en general, y todo lo demás vendrá por añadidura.
Las muchas personas que no pueden, (por sus circunstancias personales y sociales limitantes), encarar esa búsqueda, que se metan en el rebaño, (dicho con todo respeto), de la Ley y de los pastores de la misma, (los clérigos, llamémoslos como los llamemos), que les llevarán lo mejor que puedan y sepan: ciegos conduciendo ciegos.
Pero si estás en situación de cultivar tu autonomía personal y en posesión de una cierta base cultural y filosófica, emprende tu propio camino, aún a riesgo de equivocarte. Es el camino que más nos acerca a “Dios”, en cuanto que hacemos lo que hace Él: inteligir = entender.
Si no se entiende no se atiende.
Siguiendo en mi línea de pensamiento largamente expresada en numerosos comentarios en los últimos diez años, tengo que decir que sí, que parece que Castillo está sacando las cosas de quicio. Peor aún, parece la actitud de un fundamentalista. En realidad el mundo que vivió Jesús no tenía nada que ver con el nuestro, ni en las cosas profundas ni en las superficiales, salvo que admitamos una premisa insostenible, a saber, que nuestro mundo occidental actual es exactamente igual que la Palestina de siglo I. Las recetas que dio Jesús tal vez valían para ser feliz en su mundo (tal vez, no lo sé) pero no nos dicen nada a muchas personas de hoy. Nuestro mundo es mucho más complejo y mucho más difícil que el que vivió Jesús
Hace poco, decía Joaquín Leguina que el populismo consiste en ofrecer soluciones simples a problemas complejos. El mensaje de Jesús es, ateniéndonos a esa caracterización del populismo, un mensaje bastante populista.
José María empieza citando a Juan de la Cruz: Si te tengo ya dichas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo… y continúa: la respuesta que Dios nos puede dar está en Jesús. Y concluye: ¿Qué hemos hecho los cristianos con el Evangelio?
Lo anterior son preguntas-respuestas, son preguntas con respuestas implícitas. Es la pregunta misma la que deja patente la respuesta, la que nos dice cómo puede ser resuelto. No hay respuestas equivocadas, sino preguntas mal formuladas, hasta ahora, y por eso no habíamos dado con el hilo que nos lleva al ovillo.
Empezando por Dios (“Mi Palabra”, “Mi Hijo”), y hablamos de la familia humana, podemos entender así la humanidad toda creada, y de forma especialísima La Iglesia de Dios, un proyecto de Dios, con el sello de Dios. Sabemos que el sello de Dios es el Espíritu Santo.
Si sentimos que todo lo abarcable en nuestra vida “religiosa”, que en toda nuestra dimensión “espiritual” reside nuestra forma expresa de humanismo y que tal humanismo lo absolutiza todo hasta el punto de excluir o apartar las referencias con lo divino, ésto concebido como “lo inabarcable” (fuera de ese humanismo donde pretendemos encontrar las respuestas, la explicación de todo) entonces estamos dejando fuera también , abandonando, la presencia activa de Dios, de su Espíritu en nosotros. Hemos reducido nuestra fe a una forma particular de humanismo que nos impide el poder escuchar la voz de Dios en lo íntimo de nuestra conciencia.
¿No es un problema de conciencia lo que plantea José María?
Andamos todavía a vueltas entre lo sublime y lo ridículo, lo humano y lo divino ( no lo digo sólo por el autor, que conste,a quien admiro cada vez más por su sinceridad lacerante o lacerada, lo digo también por mí, y por todo lo que estoy leyendo y escuchando, a través de los medios de comunicación incluido Atrio, por las cosas que me veo obligado a decir en mis círculos más cercanos)
Decir de forma subrayada que las causas últimas se deben a la radical transformación que estamos viviendo en nuestra cultura, es casi lo mismo que no decir nada. El autor empieza por el momento político, pero para no detenerse en él, pero yo sí que quiero hacer pausa en ello. Hace muy poco me decía que las democracias se desmoronan , cambian sus aspectos formales por regímenes autoritarios ( democracias presidencialistas) y citaba a Turquía. Ahora ya sabemos que Ortega conduce a Nicaragua a otra república presidencialista de partido único y economía capitalista. Ya Vietnam lo ensayó mejor que China y con más éxito inmediato. La Rusia de Putin también lo es.
España está votando derechas ya desde el 20 de diciembre, pero entonces no quisimos verlo porque nos vendieron el mito de que votar el derecho a decidir, o sea, la autodeterminación, era una aspiración de las izquierdas englobada en los derechos y libertades individuales. No quisimos comprender que los hacían partidos de la derecha, como el PNV o CDC. A pesar de ello antes de las últimas elecciones de junio teníamos las izquierdas una oportunida de formar gobierno y la malogramos. Fue cuando la derecha aún se debatía entre mantener un programa de regeneracón democrática que acercaba a Ciudadanos a las izquierdas ante la corruppción generalizada de la legislatura del Partido popular en el Gobierno, o apuntalar a Mariano Rajoy para afianzar el nuevo modelo neoliberal.
La derecha ha salido más reforzada y ha perdido el complejo de culpa y opta (y optará) por la forma de Gobierno que es natural a ella, No digo que nacionalistas vascos y catalanes no tengan principios, pero siempre adecúan la eficacia a la ideología y vivimos inmersos en un fenómeno social y político, un momento histórico, que va más allá de las ideologías, aunque vayan envueltas con el ideal romántico de la patria chica.