Marcelo Muñoz, el primer empresario español que en 1978 conectó con la China roja y Presidente de Catedra China, aparece por primera vez en ATRIO. Pero espero que volveremos a tenerlo por aquí con frecuencia. Porque él es el hombre que mejor puede ayudarnos a descifrar el enigma de China del que depende el futuro del mundo: ¿Qué es hoy la China milenaria y qué civilización y filosofía hay detrás de ese inmenso pueblo? ¿Su peculiar socialismo y su ateísmo provienen de ese breve espacio en que la dominó y despertó Mao o tienen raíces milenarias en el confucionismo? ¿Y qué es esa filosofía-cultura? Ya veis, desde este primer artículo, que Marcelo apunta al corazón del enigma: el diferente pensamiento de Aristóteles y Confucio. Gracias, Honorio, por conectarnos. ¡Bienvenido, Marcelo! AD.
Aristóteles es el primero de nuestros grandes pensadores o filósofos, que conforman, junto con otros muchos, el sustrato de la civilización occidental y sus valores. Su importancia radica, no sólo en estar entre los primeros entre ellos, sino en haber influido y seguir influyendo en lo que es el conjunto del pensamiento occidental, de tal manera que se le ha llegado a considerar el “filósofo” por excelencia.
Aristóteles nos plantea los grandes interrogantes de la persona humana: el entorno que nos rodea y nuestro papel en él, el deseo de conocer, pensar, debatir, simbolizar…la capacidad de reflexión ético-política para la consecución de la dignidad humana frente a la esclavitud.
Y de la capacidad de pensar, desde la metafísica, a los interrogantes “científicos” sobre la física, el universo, la clasificación de las especies….Con la penuria de instrumentos de su época, se atrevió a pensar y equivocarse, incluso con errores tan gruesos como la teoría de la tierra como centro, o la inmutabilidad de las especies.
Un sustrato riquísimo de pensamiento, de filosofía, que se ha ido enriqueciendo durante siglos con la aportación de otros muchos pensadores, que, en cierto modo culmina en la filosofía de la Ilustración y se sigue enriqueciendo. Tan importante que ya se empieza a hablar de su XXIV centenario, con años de antelación a lo que nosotros nos sumamos en estas líneas.
Porque valoramos nuestra civilización, queremos valorar y celebrar las raíces profundas de pensamiento que la conforman, de su “núcleo duro”, que lo son, a su vez, del pensamiento humano, el más preciado “patrimonio de la humanidad”, en el que se incluyen otros pensamientos humanos, otras civilizaciones.
Hasta hace poco, y quizá todavía es así para muchos, hemos considerado que la única civilización, el único “núcleo duro” de pensamiento, la única forma de entender y organizar las sociedad era la nuestra o, por lo menos, era la mejor. Hoy empezamos a entender y aceptar, en una perspectiva global, que coexisten diversas civilizaciones, diversas formas de pensar y de entender la persona humana en sociedad.
Y, entre las diversas civilizaciones dominantes por su número de seguidores, emerge, o, mejor, reemerge la civilización china, que influyó durante muchos siglos en un amplio abanico de pueblos y países, con una gran población. Aunque su peso milenario y sus grandes pensadores y filósofos hayan sido ignorados en la civilización occidental, tanto en Grecia como en Roma o Bizancio, o en el Renacimiento humanista europeo, y muy ignorados aún hoy día, hasta hace pocos años.
Hay una excepción importante y significativa en esa ignorancia: la mayor parte de los grandes filósofos de la Ilustración recibieron información sobre China, curiosamente, a través de algunos “ilustrados”, jesuitas científicos y filósofos, que habían llegado a China para transmitir su fe religiosa, profundamente occidental y, contradictoriamente, narraron maravillas del Estado, la civilización y la filosofía chinas, hasta con entusiasmo: empatizaron tanto con ellas que fueron condenados por el Papa, con la prohibición de sus ritos de asimilación.
Pero muchos de los grandes filósofos de la Ilustración, desde Montesquieu, a Voltaire, a Leibnitz (que valoró la civilización china como superior) o Kant (que fue apodado por sus colegas “el chino”… ) no se plegaron a tal condena y siguieron ese mismo proceso de empatía y admiración, incluso excesiva, con los pocos datos que tenían.
Para muchos intelectuales y pensadores chinos fue el mayor esfuerzo de diálogo que se ha realizado entre nuestras dos civilizaciones, personalizado en ese grupo de intelectuales y sobre todo, en la figura más conocida de ellos: Mateo Ricci, o “Li Ma Dou”. Buena parte del acervo de estudios, traducciones y escritos suyos y de sus compañeros se encuentra en la Biblioteca de Shanghai, “Xu Jiahui”, nombre de su antigua residencia: unos 600.000 volúmenes, en 20 idiomas, acumulados durante 200 años y, sorprendentemente, salvados de guerras e incendios.
Aquella experiencia de diálogo, tan amplia en el tiempo y profunda, se interrumpió, en gran medida, por el veto de un Papa y la reacción airada del Emperador Jianlong que consideró esa prohibición como un insulto a la cultura china. Como consecuencia, los “sabios extranjeros” perdieron parte de sus privilegios e influencia.
Evidentemente, son muchos los occidentales que han seguido esa tradición de estudio y diálogo con la civilización china en los últimos dos siglos: infinidad de libros, traducciones, Congresos, debates… Y seguimos en ese empeño desde muchos foros: modestamente lo intentamos desde Cátedra China, como Centro de Pensamiento multidisciplinar. Esfuerzo que tropieza con no pocas dificultades por la resistencia, los estereotipos….
Ahora surge una nueva esperanza de encuentro, de posibilidad de diálogo, de aproximación: la Nueva Ruta de la Seda es esa nueva esperanza, la oportunidad de repetir aquel intento. Hoy con grandes ventajas históricas: la reemergencia de China se consolida, la globalización ofrece nuevas perspectivas, los intercambios turísticos crecen, la internacionalización de la ciencia y la tecnología, la extensión de las infraestructuras y la comunicación…. En el espacio el espacio euroasiático de la Ruta dela Seda conviven las cuatros civilizaciones principales, con sus grandes conflictos no resueltos, con la necesidad imperiosa de diálogo, con múltiples plataformas de cooperación…, que confluyen en el proyecto global de la Nueva Ruta de la Seda, que incluye entre sus objetivos básicos el intercambio cultural, el diálogo entre pueblos, naciones y civilizaciones.
El siglo XXI puede ser, tiene que ser el del diálogo entre civilizaciones para resolver todos los conflictos que nos enfrentan, reconociendo nuestras diferencias y buscando los puntos fundamentales que nos pueden aproximar, y los principios ético-políticos de la convivencia global. Nosotros, en nuestra modesta aportación, apostamos por ello.
Hola!
Interesante saber de gente como la que nos trae Román:
John Ching Hsiung Wu considerado como el Chesterton chino.
¡Vamos todavía! – Óscar.
Con la llegada del siglo XX se notó el interés de China por el mundo exterior y más concretamente por las sociedades de las potencias occidentales que competían en entablar relaciones con ella. Poco de sus artículos le interesaban, pero sí su avance científico y técnico. En lo cultural, poco le podían ofrecer a su civilización milenaria. Sin embargo fue aquella generación de estudiantes chinos quienes desde Rusia hasta Estados Unidos no sólo hacían viajes de reconocimiento empapándose de conocimientos, sino que incluso estudiaban en sus inversidades, quienes llevaron las ideas políticas con la necesidad de cambios en el modelo de Estado.
Uno de ellos era John Ching Hsiung Wu, artífice de la Constitución China y que fue nombrado Ministro plenipotenciario de China ante la Santa Sede durante la guerra civil que asolaba su país. No se le conoce mucho porque los vencidos sufren la pena del olvido, y porque sus escritos, principalmente en Inglés, aunque escribió también en Alemán y Francés, y también las referencias que sobre él existen abundantemente no se encuentran en Castellano.
Sin embargo resulta clave para quienes querramos conocer la mentalidad china y el impacto del cristianismo occidental en su cultura. Al mismo tiempo es una ventana abierta a un acercamiento sin prejuicio al confusionismo que modeló la mentalidad china. Los grandes pensadores chinos Confucio, Mencio, Lao Tsé y el taoismo e incluso algo del budismo chino, visto con los ojos y el alma de un chino que absorbió lo más profundo del pensamiento intelectual occidental, que conoció el protestantismo misionero con sus luchas entre liberales y tradicionales o fundamentalistas en lo teológico, pero orgullosos de su cultura, y un catolicismo que le hizo descubrir los profundos valores humanistas de su chinidad.
Una frase de Honorio, que dice, “no pretendo sentar cátedra. Como verás, lo mío suelen ser preguntas, oscuridades que uno tiene”, me ha hecho reflexionar, sin ánimo de polémica alguna.
Porque yo creo que parece contraponer dos cosas distintas. Hablar “sentando cátedra”, no se contrapone con tener preguntas y oscuridades.
Yo creo que hablar sentando cátedra, es basar o al menos reforzar la argumentación y la fiabilidad de las ideas expuestas, en el cargo, o el prestigio profesional o personal del que las sustenta.
El exponer unas ideas firmemente fundamentándolas con argumentos científicos o filosóficos, con citas de escritos de otra gente, etc, aunque se expongan con la firmeza de la convicción de los argumentos, no es sentar cátedra, ni hablar excátedra, es simplemente tomar parte en el proceso cultural del conocimiento de la realidad.
Sin embargo, eso no está muy bien visto en ciertos ambientes, y se suele tildar al que lo hace de pedante, sabihondo, creído, y demás. Así es la vida.
Por otra parte lo de la oscuridad, es el pan nuestro de cada día. “Hombres en tiempos obscuros”, es el título de un ensayo de Hannah Arent. En él dice:
“Aún en los tiempos más oscuros tenemos el derecho de esperar cierta iluminación, y que dicha iluminación pueda provenir menos de las teorías y conceptos, que de la luz incierta, vacilante, y a menudo débil, que algunos hombres y mujeres, reflejarán en sus vidas y sus obras, bajo casi cualquier circunstancia, y sobre la época que les tocó vivir en la tierra.
Ojos tan acostumbrados a la oscuridad como los nuestros, apenas podrán distinguir si su luz fue la luz de una vela o la de un sol brillante. Sin embargo, una evaluación tan objetiva es más una cuestión de importancia secundaria que puede ser dejada a la posteridad”.
Tenemos que buscar esa luz, que como dice Arent, puede ser de una vela o de un sol, y para ello, tenemos que encender cada uno la luz que pueda, y luego se verá su calidad y cantidad.
Y de entrada hay que aceptar que los demás enciendan su vela, y no descalificarlos por intentarlo, por el hecho de que nosotros no seamos capaces o estemos ya cansados del proceso.
Y digo esto porque cunde por ahí la descalificación general de todo intento de poner un poco de luz en esta obscuridad general, con los pretextos más peregrinos.
La cultura se mueve dando cada uno sus ideas sobre las cosas que preocupan a la gente. Y estas ideas, se expresan con el grado de firmeza subjetiva con la que se intuyen y se sustentan.
Pero eso no significa siempre flotar en las nubes, (aunque en muchas ocasiones lo sea), pues las cosas mas terrenales, exigen un saber hacer, que proviene de una teoría previa.
Si no lo hacemos así, y todos nos dedicamos a hacer solo preguntas, sin arriesgar esbozando respuestas, no salimos de la oscuridad.
Y hasta casi hacemos de la necesidad virtud, y nos vanagloriamos de dicha oscuridad. El capitán que quiere asegurar su barco, no lo saca de puerto. Pero ¿para qué sirve entonces?.
No hay que tener miedo a equivocarnos, y hasta a la incomprensión y el insulto de alguno, que siempre lo habrá. El conocimiento de la realidad es una carrera de relevos, vamos encendiendo nuestra luz, con la luz de otros, para dar luz a todos.
(Dicho lo cual como reflexión general y sin ánimo de polémica alguna).
Amigo Román.
Al cura católico padre Chen (yo no recordaba el nombre) que citas, lo vi yo muchas veces por la zona de “Puerta del Angel” y por la “Rambla de las Flores”, cruzando de un lado para otro, siempre atareado.
Me extrañaba aquella figura de un cura católico chino del que me decían era gerente o propietario de un “restaurante chino” y , según me contaban decía Misa en una Iglesia que hay en las Ramblas y cuyo nombre no recuerdo (bajando en dirección al mar, a la derecha).
Una de las personas que me suministraba la información era mi hermano mayor ya fallecido, que hacía estudios en Barcelona y residía precisamente en una pensión en la Puerta del Ángel.
Yo había llegado a Barcelona en Septiembre de 1966, beneficiario de una beca para realizar estudios de un Master en Economía y Dirección de Empresas, pero luego fui reclamado para hacer “la mili” y no pude volver a reiniciar mis estudios hasta 1969.
Pero recuerdo muy bien la figura de aquel sacerdote chino, que regentaba un restaurante “ídem”.
¡Cuantos recuerdo me ha traído tu información!
Gracias.
Tu testimonio, Román, es una delicia. De vez en cuando es bueno bajar de las altas ideas a los placeres terrenales y las receetas culinarias.
No, no pretendo sentar cátedra. Como verás, lo mío suelen ser preguntas, oscuridades que uno tiene. Y contaba con tus opiniones sobre el tema propuesto por Marcelo.
No sé hasta qué punto se puede hablar de la guerra entre los de Mao y los de Changkaichek como una guerra civil. A mí este último, y la actual Taipeh, me suenan a presencia norteamericana. Pero a lo mejor estoy equivocado…
Fe de errata:
Al mencionar al sacerdote católico he escrito “Padre Yang”, pero creo que la memoria me ha jugado una mala pasada: Su nombre era el Padre Chen. (el padre Yang es otro personaje que no entra en el relato.)
No tengo respuesta, Honorio, a casi ninguna de tus preguntas ni alternativa a tus observaciones, así que me acojo a tu mejor criterio para que me ilustres, pues eres tú quien nos abres horizontes ya sea hacia Africa negra, como tambien hace China, y me consta la gran acogida de tus reflexiones en este foro.
En 1946 se reanudó la guerra civil en China y en estaban juego dos modelos importados de Occidente, ajenos a lo que había sido la China milenaria, mientras en Europa se reorganizaban los nuevos Estados salidos de la guerra y se establecían los límites de las dos áreas de influencia. en 1949 nace la República Popular China y por occidente se extiende la teoría política de que la única democracia verdadera es la Democracia popular, la del partido único, en sustitución de las democracias liberales decimonónicas. Los nacionalistas de Chang Kai Che ( Ahora Jiang Jieshi según la nueva grafía china) se refugieron en la isla de Formosa (ahora Taiwan) lugar de refugio de quienes huían del continente por mar.Hong Kong siguió siendo un enclave británico hasta años más recientes.
Los reflujos de aquella contienda llegaron hasta España. Los jesuítas trajeron a España a grupos de estudiantes chinos huídos o refugiados en Taiwan con becas de estudios, casi todos ellos universitarios.
Miguel Hsiao Han era un ode elloos, estudiante en Madrid, caso con Peggy Hsiao ( ignoro su apellido de soltera) porcedente de Hong Kong quien trabajaba de profesora de Mandarín en la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid. Miguel Shiao se preguntaba y él mismo se contestaba: ¿que hace un chino sin trabajo en España? ¡Abrir un restaurante chino!. Y así él y Peggy abrieron un local para restaurante en la calle KLeganitos 22 de Madrid, junto a la Plaza de España. Nos contaba el matrimono que los primeros momentos fueron díficiles. Tenían que adecuar la gastronomía china a los añlimentos disponibles en el mercado español y darle alguna forma de “sabor oriental”. Peggy ensayaba recetas con los productos de la tierra y Miguel las escribía mientras buscaba los modos de que algún importador se interesase por determinados productos básicos.
Así fue como los conocí. El sistema de licencias era muy complicados a pesar de que España había firmado los acuerdos con la O. E. C. D. que si bien liberaba algunso productos, casi todos los productos chinos entraban en el sistema de cuota “Globalizado” o de “Régimen Bilateral”. No existía tratado con la República Popular hasta muchos después de que Nixon visitara China (creo que 1972) El comercio se reducía a Taiwan y a Hong Kong, plaza fuerte de los negocios con la China continental. Existía otra gran dificultad: la ignorancia sobre los productos objetos de importación. Las traducciones literales del chino eran muy imaginativas, por lo que les pedía un lista con sus traducciones en Inglés y a ser posible lista de ingredientes cuando se tratase de conservas u otro producto envasado, . De esta manera pude irle aplicando el arancel y el régimen de comercio, si liberalizado, global o bilateral. Al final salió una lista curiosa de productos que se podían importar libremente o que previo acuerdo con un importador favorecido por los cupos de importación nos ayudase con sus licencias. Brotes de Bambú en conserva, diferentes salsas de Soja, licores, vinos, lychees y rambutang en almíbar, salsas, encurtidos etc.
En este punto del restaurante el matrimonio Shiao no eran originales. En Barcelona residía el sacerdote católico, Padre Yang, otro refugiado de la guerra, anciano ya, cuando yo le conocí y de alguna manera aglutinaba para orientarles y darles consejos a ese pequeño grupo de refugiados que tenían en común sus titulaciones académicas y su vinculación con la religión católica. El Padre Yang había abierto en el Barrio Gótico de Barcelona el Restaurante “La Gran Muralla”. que según él servía para apoyar económicamente y darles oficios a sus compatriotas. El Padre Yang, con el tiempo se había convertido en una persona de respeto para la comunidad china que se nutría de otros refugiados, mayoritariamente políticos, pero también económicos que venían a España conocedores del auge del turismo.
La comunidad china. estaba dividida y enfrentada por la política. hisao estaba tachado “de comunista”, porque a la primera oportunidad que tuvo visitó a la República Popular para visitar a su familia (madre y hermanos) mientras que su padre, militar nacionalista, residía en Taiwan. Una figura que destacaba por su supuesto anticomunismo de aquela primera época fué Román Huang, propietario de unas oficinas de negocios y agencia de viaje en la Calle Barquillo de Madrid. Lideraba una asociación de personas de negocios con Taiwan. pero hay que tomar estos antagonismos en un sentido muy relativo, dado el pragmatismo del pueblo chino y su alto nivel de solidaridad.
Cuando estuve trabajando en Barcelona ( 1979-1981) se me presentó un ciudadano chino con un regalo para mí. Yo ya sabía que según la cortesía china, cuando una persona desea pedirte un favor se presenta ofreciéndote previamente un regalo. Despues de varios minutos de amena conversación que explicó que había traído a su padre de Taiwan, cocinero de profesión, y que se había hecho traer un contenedor completo desde Taipeih con todo lo necesario para abrir un restaurante, pero que estaba detenido en el puerto de Barcelona desde hacía seis meses y en la aduana le recomendaban que lo devolviese a origen, al carecer de documentos comerciales y no poder presentar licencia de importación.
Yo le pedí toda la documentación de su padre y donde acreditase su profesión, así como una lista exhaustiva de todo el contenido del contenedor, indicando lo que eran instrumentos y herramientas de su oficio de cocinero, utensilios, equipamiento y objetos de decoración tìpico de un restaurante chino. Una declaración jurada de que no tenía fines comerciales y que todo era para su uso personal.
El contenedor salió de puerto.
Dos semanas más tarde fuimos mi mujer y yo invitados a un restaurante chino de uns conocidos. El restaurante estaba cerrado, pero una persona nos espera en la puerta y nos hicieron pasar al salón donde en una sola mesa había hasta quince comensales, y el Padre Yang (¡traidor!) Nos presentaron al padre cocinero de mi peticionario, quien en agradecimiento cocinaba para nosotros !Os juro que los platos que fueron presentados y que todos comimos en nada se parecían a los habituales menús de los restaurantes chinos!.
Miguel Hsiao publicó su librito de recetas chinas que reeditaba constantemente.
Espero no haberos aburrido.
Si no me equivoco, la denominación de “la nueva ruta de la seda”, parece indicar la prioridad de objetivos comerciales y de intercambio empresarial, si bien para ello, hay intentos de aproximar y esclarecer la importancia y hegemonía de diferentes culturas, que durante siglos se han topado con el prejuicio y cerrazón de uno y otro lado, aunque con mínimas excepciones y en cualquier caso, sin llegar nunca a resultados de convivencia tolerante y relaciones a más amplio nivel.
Lástima. Como suele ocurrir, nos aproximamos a lo que sacamos partido de ello, aún en contra de los principios cristianos, de los que, cuando ha interesado, han primado como la primera causa del rechazo a lo diferente, a lo no católico. Somos muy contradictorios…
No me cuadra el tratamiento del tema que haces, Ayala, parece como que pones en el mismo plano a Jesús de Nazaret frente a Aristóteles o el pensamiento y la cultura chinas. Yo sin embargo creo que son dos planos diferentes, el mensaje de Jesús trasciende a todas las culturas, admite versiones diferentes a cada una de ellas. Lo que hicieron Ricci y sus compañeros en China era vaciar el mensaje evangélico en moldes chinos. El planteamiento tuyo parece como que deja fuera de juego a todo aquello que haya surgido al margen del evangelio Y DE LA VERSIÓN QUE HA HECHO DE ESE MENSAJE LA CULTURA QUE HEMOS HEREDADO DE ARISTÓTELES. Y quizá por esa razón el Papa de Roma, más europeopensante que mensajero del evangelio, prohibió y declaró fuera de la Iglesia el intento de Mateo Ricci.
¿Acaso estamos intentando ahora repetir aquella cerrazón de Roma y del Papa ante la cultura china, ante la versión del evangelio a la mentalidad china? ¿Acaso estamos ahondando la muralla que nos separa del universo chino?
Tú, Ayala, te aventuras en un acercamiento a la cultura islámica, que, no sé por qué, me parece tan aristotélica y occidental como la nuestra europea. Al fin y al cabo estamos ante una religión del libro, quee recogió no pocas cosas de Nestorio, Arrio y otros cristianos de Oriente…Ya lo intentó Zapatero, fue un vuelo corto, de gorrión en pelo malo…El tampoco se enteró de que mucho ntes Leibniz y la Ilustración, saliéndose de los cauces estrechos marcados por Roma, intentaron salir al encuentro de la cultura china.
La cultura china desconoce el nombre y la realidad de Dios, sitúa al ser humano en el centro del universo, intenta formar personas éticamente perfectas creo yo…¿Cómo podemos nosotros, creyentes en un Dios Padre, conectar con esa cultura, tender puentes entre la nuestra y la suya? Porque eso sí que es un salto a otra cultura, y no el diálogo con el Islam, que está mucho más cerca de nosotros.
Al fin y al cabo, tenemos ese mismo problema con la cultura moderna que ha vuelto las espaldas a Dios. El que se planteó en su momento Dietrich Bonhoeffer, que decía que hay que vivir como si Dios no existiese, y que le era mucho más fácil entenderse con ateos que con creyentes. O sea que el problema de la cultura china y el diálogo con ella es el mismo que tenemos con una amplia esfera de hombres de hoy, el mismo de Mateo Ricci con los chinos…
No sé, me da la impresión como que sentimos vértigo a la hora de abordar el diálogo con esa cultura que se ha dejado olvidado a Dios en la trastienda de los siglos, o de los milenios.
Y a lo mejor estoy dando palos de ciego…¿Alguien puede echarme una mano? Por favor, Marcelo, ¿tú cómo lo ves?
Hola!
Por ahora solo “aprontes”
Veremos si hay “Largada”.
Ilustración musical:
El tanguito imprescindible “NP” (No Placé)
NOTAS:
1- “Apronte” es el ensayo que hacen los burros en la pista, pero también significa “alarde”, ya que en él hacían ostentación de su velocidad o porte (lo que no significaba nada, ya que “en la cancha se ven los pingos”).
2- “No placé” es el caballo que no llega ni a tercero, y por lo tanto no paga (“placé” es el segundo y tercer puesto, que dan dinero). También se les dice “enepé” (por “N.P.”).
¡Vamos todavía! – Óscar.
La Alianza de Civilizaciones.
Resulta que el concepto de Alianza de Civilizaciones para promover el diálogo de las civilizaciones fue una iniciativa de José Luis Rodríguez Zapatero siendo presidente de España y que tuvo un gran eco y acogida en foros internacionales hasta tomar carta de naturaleza en Las Naciones Unidas.
El reconocimiento expreso de que el mundo actual y globalizado está constituido por grandes civilizaciones históricas, no fue un producto de los cambios geopolíticos surgidos tras el desmoronamiento del bloque soviético, cuando la hegemonía mundial estaba dividida en dos grandes bloques y el mundo se lo repartían según sus intereses. Podemos decir con justeza que que la iniciativa tuvo éxito porque en esos momentos el presidente de España, cuando era candidato en el segundo gobierno del Presidente Aznar se opuso a la Guerra de Irak con el firme compromiso de sacar a España de la misma en virtud de los valores europeos y occidentales de la democracia. Fue una acción valiente que alineó a la socialdemocracia europea frente a la confrontación del Presidente Busch que todos entendíamos que estaba cargada de prejuicios civilizatorios contra el Islam desde su fundamentalismo religioso, aunque escondía oscuros intereses económicos.
Y siguiendo en esta misma línea argumental considero muy sintomático que el autor de este trabajo haga figurar como personaje occidental de más relive y figura “Cementera” ( de cimiento) a Aristóteles, en lugar del judío Jesus de Nazaret de cuya doctrina nació el Cristianismo en nuestra civilización Judeo-Cristiana.
No es que esté en mal lugar hacer nuestra presentación buscando como referente el razonamiento griego, sino significativo del momento histórico que estamos viviendo donde la vuelta a los orígenes y que nos identifican es nuestro pasado laico tal y como vienen siendo desde los inicios de la Modernidad.