No resulta fácil entender lo que vemos y vivimos cada Semana Santa. Porque no es fácil entender por qué, cada año y cuando llegan estos días, paseamos por nuestras calles imágenes de dolor, agonía y muerte, en procesiones de respeto y devoción. Y, lo que es más llamativo, exhibimos las imágenes del fracaso en tronos de exaltación triunfal, con música gregoriana, incienso de dioses y bandas de música, tambores y trompetas. Todo eso, que es la expresión más elocuente del empeño incomprensible por hacer, del fracaso más humillante de la vida, el triunfo soñado de nuestras más sublimes ilusiones.
¿Por qué sucede, en el ámbito de la religión, lo que a nadie se le ocurre imaginar en los demás sectores de la vida?
No sé si este fenómeno –tan claramente contradictorio– se produce, con tanta naturalidad, en la historia y las costumbres de otras religiones. En el cristianismo es un hecho, que tiene una historia de siglos, y unas raíces que se adentran en los orígenes de la Iglesia. Y es que, por más vueltas que le demos al asunto, no es fácil entender la pasión de Jesús.
¿Dónde está la clave del problema? En los escritos más antiguos de la Iglesia, los documentos que llamamos el Nuevo Testamento, hay dos teologías, que no se han integrado debidamente la una en la otra, sino que se pensaron y se escribieron independientemente la una de la otra. Y que, en cuestiones muy decisivas, nos vienen a decir cosas que no son fáciles de armonizar. La primera de estas teologías (la que primero se escribió) fue la de San Pablo (entre los años 45 y 55). La segunda fue la de los evangelios (después del año 70, hasta los años 90).
La diferencia más obvia, que se advierte entre estas dos teologías, es que la de los evangelios es una “teología narrativa”, o sea, está construida sobre la base de una serie de relatos mediante los que se nos explica la forma de vida o el proyecto de vida que llevó el protagonista de tales relatos, un modesto galileo del s. I, Jesús de Nazaret. La teología de San Pablo es una “teología especulativa”, es decir, está construida sobre la base de una serie de reflexiones religiosas, que no se refieren ya directamente al humilde galileo, que fue Jesús, sino al Hijo de Dios, Mesías y Señor nuestro (Rom 1, 4), que es Cristo, el Resucitado que está junto al Padre del Cielo.
Esto supuesto –y como es lógico– estas dos teologías nos ofrecen dos explicaciones de la pasión y muerte de Jesús. Según la teología de los evangelios, la decisión de la muerte de Jesús la tomó la autoridad religiosa (el Sanedrín: sumos sacerdotes, senadores y maestros de la Ley). Y esta decisión fue aprobada por la autoridad política, el prefecto del Imperio. El motivo de la condena a muerte fue religioso (a Jesús se le acusó de ser un peligro para el templo, ser y actuar como un blasfemo y un delincuente); y fue político (como el gobernador mandó poner sobre la cruz). Según la teología de San Pablo, Cristo murió en la cruz, no por decisión humana alguna (un asunto que Pablo nunca menciona), sino porque “los pecados se expían por la sangre”, lo que se refiere a Cristo que soporta la ira desatada de Dios sobre todos los pecadores (Rom 3, 19-20. 25). Así, sobre el Crucificado cayó el juicio destructor de Dios, que, con la muerte de Jesús, condenó “el pecado en su carne” (Rom 8, 3). Lo que representa que, para san Pablo, Jesús se hizo “maldición” (Gal 3, 13) y “pecado” (2 Cor 5, 21) por nosotros. En definitiva, la teología de Pablo viene a ser la aceptación del principio sobrecogedor que presenta la carta a los Hebreos: “sin derramamiento de sangre no hay perdón” (Heb 9, 22).
Resumiendo: la pasión de Jesús, según la teología narrativa de los evangelios, se explica porque Jesús, en el que está presente Dios y se nos revela Dios (Jn 1, 18; 14, 9; Mt 11, 27 par), se enfrentó al sufrimiento humano (enfermedad, pobreza, hambre, marginación, desprecio, humillación, odio…). Según la teología especulativa de san Pablo, la pasión de Cristo se explica porque Dios necesitó el “sacrificio” y la “expiación” de los pecados, para así redimir al hombre pecador.
Ahora bien, aceptando que en el Nuevo Testamento se encuentran estas dos explicaciones de la pasión y muerte de Jesús el Señor, el problema concreto que se suele presentar, en las enseñanzas de la Iglesia y en la vida de los creyentes, está en que la explicación de la pasión, que ofrece Pablo, se ha constituido, se presenta y se le pide a la gente que la viva como el dogma de fe de nuestra salvación. Mientras que la explicación de la pasión, que presentan los evangelios, se le explica a la gente como un criterio de espiritualidad para practicar la devoción y la caridad cristiana.
Por supuesto, sabemos que Pablo insistió en la caridad y el amor cristiano (1 Cor 13, 1-13; Gal 5, 13-24; Rom 13, 8-10). Como sabemos que los evangelios hablan, una y otra vez, de la fe y de la salvación. Pero téngase en cuenta que, cuando Jesús habla de “salvación”, se refiere a la “curación de enfermedades”. Es decir, en los evangelios, “salvar” es remediar el “sufrimiento”. Por eso, cuando Jesús le decía a alguien: “Tu fe te ha salvado”, lo que en realidad le decía es: “Tu seguridad en mí te ha curado” (Mc 5, 34; Mt 9, 22; Lc 8, 48; cf. Mc 10, 52; Mt 8, 10. 13; 9, 30; 15, 28; Lc 7, 9; 17, 19; 18, 42). Y llama la atención que Jesús elogia la fe de un centurión romano (Mt 8, 5-13; Lc 7, 1-10), de una mujer cananea (Mt 15, 21-28; Mc 7, 24-30) o de un leproso samaritano (Lc 17, 11-19), todos ellos, personas que no tendrían la fe en el Dios de Israel. Sin duda alguna, lo central en la teología de Pablo es la victoria sobre el pecado. Pero, si nos atenemos, a la teología de los evangelios, lo central es la victoria sobre el sufrimiento.
Todo esto supuesto, me atrevo a decir que, mientras este asunto no tenga la debida y autorizada explicación (y aplicación a la vida), la Iglesia no podrá cumplir con su tarea y su misión en el mundo. En definitiva, con una teología desajustada y desquiciada, no podemos tener sino una Iglesia igualmente desajustada y desquiciada. En otras palabras, mientras Pablo siga siendo más determinante que Jesús, en la teología y en la gestión de la Iglesia, ni la Iglesia ni los cristianos vamos a ninguna parte.
Tal vez sea necesario para terminar, por mi parte, este diálogo con el amigo Santiago, una mínima explicación, dentro de mis posibilidades, claro, de lo que deba entenderse por el conocimiento no-dual campal y abierto, pues en mi comentario anterior me centré más en subrayar el subjetivismo propio del dualismo.
Existe una distinción esencial entre concebir dualmente la realidad en el aquí y el allí y concebirla partiendo de un hecho. De aquel hecho según el cual lo dado en mi experiencia me dice que es justamente la razón de ser de lo real percibido en ella.
Mientras en la primera concepción ya de entrada se opta por una separación, en la segunda se conceptúa previamente la existencia de una vinculación.
La no dualidad campal y abierta
En lo que sigue haré un análisis filosófico apoyado en la nueva física.
Las ondas electromagnéticas o sus fotones, por ejemplo, son necesarios para el color percibido. Pero son necesarios no sólo como causas productoras de la cualidad percibida en mi órgano sensorial, sino que son necesarias en un sentido más radical y hondo, por la sencilla razón de que aquellas ondas y sus fotones no quedan “fuera” de las cualidades percibida sino que son un momento (dentro de la estructura del conocimiento a la que siempre aludo) de la realidad del color mismo en profundidad.
El color no está producido de forma causal por la onda (como afirma el realismo crítico) sino que el color “es” la onda electromagnética misma en la percepción.
Ahora bien, como es sabido, las ondas electromagnéticas exceden del color y en este sentido, ciertamente, son “otra cosa” puesto que su realidad cósmica carece de estas cualidades que se perciben en la experiencia del color. Sin embargo, resulta que aquellas ondas al constituir el fondo formal del color con respecto a las cualidades sentidas no son simplemente dos cosas, porque si bien en lo que excede del ámbito de esta percepción, las ondas son otra cosa, sin embargo, dentro del ámbito de la percepción misma las cualidades y las ondas son numéricamente una misma cosa y no dos como lo serían si las ondas fuesen causa de las cualidades sentidas. O, no?
Ufff!!! Creo que con esto es ya suficiente… gracias por vuestra paciencia.
Lo que realmente está en el fondo del problema que abordamos, Santiago, son las dos perspectivas en las que diferenciadamente nos situamos. La tuya, en un dualismo causal y lineal y la mía en la no- dualidad campal y abierta.
Desde el dualismo clásico las impresiones subjetivas “nuestras” no se identifican, no definen por supuesto aquella experiencia que en días pasados, en su unicidad, afirmé como experiencia humana por excelencia.
En esta experiencia humana sentida no se pretende que lo sentido sea algo real (realismo ingenuo-subjetivismo) sino que lo sentido por ser real modifica nuestro sentir.
El problema nos sale al encuentro cuando se conceptúa la realidad dualmente en un aquí y un allí o lo que es lo mismo en un allende. Entonces es cuando surge el subjetivismo. Se me puede preguntar por qué? Pues porque por la prioridad concedida a la conceptuación del allende (no olvidemos la línea platónica en la que se sitúa Pablo) en lugar de abrirnos intelectivamente a lo sentido, invertimos los términos sensibilizando la intelección, es decir, lo real sentido lo convertimos en objeto sensible. Vertiendo de inmediato a lo cualitativamente sentido la propiedad de lo percibido con lo cual, entonces al tener el objeto en propiedad lo que se impone es su explicación, su predicación, sus juicios sobre el mismo. Esto ha sido filosoficamente hablando lo característico del Cristianismo en Occidente.
Si ahora con esta mínima exposición explano sobre ella lo expuesto por Santiago en esta frase “Por eso, si por subjetivismo se entiende en reducirse a un conocimiento cerrado, y a “priori” en MIS parámetros, sin ninguna otra salida, entonces nos quedamos sin la posibilidad de conocer mucho mas de esa misma realidad que pensamos y experimentamos…” Se verá entonces que la cerrazón de la que habla la produce este mismo subjetivismo-ideológico en el que la realidad queda reducida en objeto y por tanto toda posibilidad de avance se le cierra al conocimiento.
El conocimiento en toda su amplitud ni que decir tiene que ha de entenderse no de forma causal y lineal sino de forma campal y abierta.
Como se ve, en contra de lo que dije ayer, he podido hacerme un poco de tiempo.
Un cordial saludo
Es una gozo saber que alguien te entiende porque si no cómo podría seguir esforzándome cuando de lo que me doy cuenta, Santiago, es que me estás tergiversando las cosas que digo!!
Has pasado de hablar de lo subjetivo que es de lo que estábamos hablando al subjetivismo y son dos cosas completamente distintas.
Bien, sólo quería adelantar esto, de momento, porque este fin de semana tendré alguna dificultad para acceder al ordenador.
Iñaki, gracias por tu intervención…yo también celebro y hago votos por tu recuperación total…y no tengo que decirte que siempre eres bienvenido en cualquier diálogo en los que yo intervenga… y siempre, si éste es ordenado y democrático, es cabalmente constructivo debe ser motivo de aprendizaje y crecimiento para nosotros.
Por otro lado, tus experiencias del pasado no fueron inútiles…ya que nuestra postura humana actual en el presente tuvo un comienzo mucho tiempo atrás…Nunca abandonamos totalmente lo que aprendimos y vivimos en la infancia y juventud…Nuestro camino ha de ser siempre ascendente y revisionista….y de madurez…No siempre logramos acertar…lo importante es que sepamos que buscamos el camino con verdadera sinceridad…y total honestidad.
En cuanto al diálogo que hemos seguido aquí, pues, yo trato de ser ecléctico..ya que creo que la experiencia humana puede ser una, una unidad, pero llena de matices muy diferentes…Yo como persona NO constituyo TODA la realidad sino que formo parte de los seres y objetos del Cosmos, del que soy una infinitésima parte pensante, pero físicamente finita, y por tanto, muy limitada. Pero existe un conocimiento que se encuentra fuera de mi propio ser que yo puedo descubrir y llegar a conocer. NO se trata solamente de MI propia realidad existencial, sino que fuera de mi también hay existencia, y en distintas formas, ya que yo no poseo esta existencia en mi mismo, sino que me fue dada y yo la recibí en el tiempo. POR ESO, no todo es centrípeto, no todo se centra en mi ser exclusivamente, sino que existe la POSIBILIDAD, al menos, de una APERTURA hacia lo trascendente, un conocimiento superior que se encuentra por encima del mío y que es diferente de mi mismo….Es esta apertura lo que me conduce a la trascendencia que yo tanto ansío.. y que todos ansiamos desde que nacemos…y que no puede estar solamente en esta vida de la tierra…Por eso, si por subjetivismo se entiende en reducirse a un conocimiento cerrado, y a “priori” en MIS parámetros, sin ninguna otra salida, entonces nos quedamos sin la posibilidad de conocer mucho mas de esa misma realidad que pensamos y experimentamos…Entonces nos hemos reducido demasiado, a pesar, de que nos creamos que ya lo hemos encontrado TODO…Aún nos falta, quizás, mucho más…
Un saludo cordial de Santiago Hernández
Gracias a ti, Iñaki! Por cierto, leí por ahí que te estabas recuperando de dos operaciones recientes, cuídate!! Y de la foto-perfil no te cuento lo mucho que me gusta tu porte y tu simpatía!!
Gracias por todo, amigo!
Hola M Luisa
Dado el sabroso e instructivo diálogo que mantenéis tu y Santiago, no me ha parecido oportuno intervenir. Diría que hace sesenta años estaba más en línea con la forma de pensar de Santiago. Sin embargo, ya de mayorcito te doy la razón a ti, de todas todas. Estoy aprendiendo mucho con tu forma de explicar las cosas. Saludos y muchas gracias.
“Si por experiencia entendemos que existe una experiencia subjetiva interna y otra objetiva externa…”
Es que no se trata de dos experiencias, Santiago, una subjetiva y otra objetiva sino de una única experiencia, la experiencia humana por excelencia.
Y es que al decir tú que no “sólo” podemos sentir, con este sólo le sustraes al sentir humano su propio objeto, aquello que más lo dignifica: sentir realidad.
Es lo que en días pasados también discrepé de aquel “solamente” cuando te referiste al conocimiento meramente subjetivo.
Tú haces depender esta unidad de la experiencia humana a que “nos” demos cuenta, y no te das cuenta que situar en este orden la cuestión sí que en ella puede entrar lo que de egoíco tiene nuestro sentir.
Un saludo cordial
Nota. Ayer el seleccionador se me comió letras en esta parte final del saludo
Dos opiniones opuestas, dos puntos de vista diferentes, no son necesariamente antagónicos..Por tanto, somos seres morales “per se”, con la potencialidad desde el nacimiento de desarrollar nuestra libertad de decisión y de escoger el mejor camino y,.. al mismo tiempo necesitamos una luz, no solamente interna, sino externa, para poder escoger bien…Si por experiencia entendemos que existe una experiencia subjetiva interna y otra objetiva externa entonces no importa el orden de la subordinación…siempre que nos demos cuenta de que no sólo puedo sentir, sino conocer también algo fuera de mi…sin reducirnos dentro de la pared de nuestro yo egoísta…y por ende abrirnos a un mundo que existe realmente fuera de nosotros mismos en un realismo crítico que nos descubra mejor realidad del Cosmos donde vinimos a existir y vivir nuestro destino como humanos.
Un saludo cordial de Santiago Hernández
No tenía intención de asomarme ya más por aquí aunque, entiéndase, no porque no tuviera ya nada más que decir sino porque quería de algún modo corregir así mi impaciencia del otro día por no haber esperado que fuera el propio Iñaki quien, por ser él el autor de aquellas preguntas que le hiciera a Santiago, le respondiera primero.
Vamos a ver, Santiago, todas mis argumentaciones pasadas arrancan de aquella idea que dejé días atrás según la cual el cristianismo no fue en primera instancia religión de salvación sino que primordialmente antes que nada lo fue de realización.De realización humana
Esta realización en el artículo de Castillo toma cuerpo precisamente cuando nos dice…que Jesús se enfrentó al sufrimiento humano (enfermedad, pobreza, hambre, desprecio, humillación, odio) entonces, lo que sucede ahí es que este modo humano de enfrentamiento con estas realidades que Jesús con su vida nos mostró, al ser físicas lo primero de estas realidades es la constatación y la experiencia que es por lo que en simultaneidad con ellas y en ellas nos realizamos también nosotros en lo que somos.Esto es lo primero, es decir,el don no la culpa.
Esta experiencia real, de hecho, por su contenido físico y no meramente conceptual o ideal es por lo que anteriormente, días atrás, comenté que la subjetividad humana, en la estructura cognitiva es de todos los conocimientos que exponías, el más fiable. Ya no es la subjetividad aquel residuo que estorba al conocimiento y que por eso a Pablo no le importaba no haber conocido a Jesús en vida.
Esto tiene que ver con lo que hace tiempo respecto a los cambios que se produjeron en la nueva interpretación de la física, la filosofía tuvo que revisar conceptos y uno de ellos es el de subjetividad. Y decía entonces que no es que la experiencia se subordine a la teoría sino que es ésta la que se subordina a la experiencia. Tal vez algún día me alarge más.
Entiendo que tu perspectiva, Santiago, es a la inversa. Tu argumentación está basada, en contra de la mía, tomando como primer carácter del cristianismo la “salvación” en la línea de Pablo y vuelcas sobre ésta interpretación no la realización “unitaria y estética” del evangelio sino que decantas primero sobre él una deontología, unos deberes éticos inamovibles que hay que cumplir.
Saludo.
No hay dificultad en conocer y realizar lo conocido el mismo tiempo, es decir …si nuestro quehacer, “cuando pongamos en marcha el proyecto de apropiación de la realidad para realizar nuestra vida”, como señala el autor del link,…. estuviera siempre orientado hacia lo correcto moralmente, entonces no importaría conocer después y “buscar, idear y elaborar aquellas normas morales que nos permitan del mejor modo posible alcanzar la felicidad”…Pero desafortunadamente el saber del hombre no es infuso, no nacemos sabiendo y conociendo…muchas veces nos equivocamos…no solamente el profesional sino también la simple persona, el simple fiel, el simple obrero, necesita consultar…estudiar…para no cometer errores cuyas consecuencias serán adversas para nosotros y para nuestros hermanos…Porque si las profesiones en general necesitan una constante supervisión para que su función se cumpla cabalmente para el bien común, con mas razón la ciencia de la moral ha de formular principios claros para que podamos nosotros mismos descubrir el camino, sin temor a equivocarnos gravemente..De hecho, en la mayoría de los centros dedicados a la salud del mundo, existen comités éticos que tratan sobre la moralidad de los múltiples y complejos problemas que presenta actualmente la medicina moderna.
Sería cruel dejar a un piloto de aviación, a sabiendas, en la ignorancia sobre una norma básica que evitaría un accidente aéreo…con el objeto que el mismo¨”busque” y “aprenda” a través de errores repetidos, pero esto no corresponde a lo “humanamente correcto” como tampoco debemos esperar para educar a un niño a que el mismo decida cuando debe empezar su educación, ya que somos nosotros, los padres y tutores, los encargados de encaminarle hacia el bien, en general..De la misma manera, no debemos dejar en la ignorancia al ser humano que necesita, hoy mas que nunca, de guías y modelos correctos para no caer en el crimen, en la corrupción, en la adicción inordinada a lo incorrecto..No hay lugar aquí para experimentar con la sacralidad de la vida…..Debemos dar lo mejor de nosotros, no solo a nuestros hijos y familia, sino a todos los que nos rodean, nuestra experiencia del bien, nuestros principios morales adquiridos con el estudio y con nuestra propia vivencia…para evitar un mal que puede prevenirse…Podemos experimentar pero debemos saber…No debemos ignorar…Somos responsables también de la ignorancia culpable…No podemos ignorar lo que obviamente nos conduce hacia el bien..pero todo lo contrario, debemos proclamar este camino hacia el bien como coherente y eficaz, lo que nos conducirá a la felicidad…
Un saludo cordial de Santiago Hernández
Saber lo que es moral? primero y ser morales después? Es decir, saber el contenido de una moral concreta y luego casuísticamente ser morales? Es lo que hizo Pablo ¿no? enseñar teorías…
No sería mejor plantearlo a la inversa? Entender que el ser humano es un ser constitutivamente moral y realizándose como tal construye moralmente valores?
Aquí está la diferencia que debatimos tiempo atrás entre una moral de “estructura” y una moral de “contenidos” y que ahora su problemática reaparece de nuevo.
Dejo un enlace al respecto por si pudiera interesar.
http://plesiologos.blogspot.com.es/2008/11/moral-como-estructura-y-la-moral-como.html
Exactamente, de eso se trata:de saber lo que es moral y de ser morales. Seguir lo que propone Jesus de Nazaret. SH
Permitidme una indiscreción.
La respuesta que Santiago le da a la pregunta de Iñaki me da la impresión de que ya se la hemos leído en sábanas anteriores. Creo que la respuesta adecuada a la pregunta de Iñaki la encontrará mejor en el comentario que Antonio Rejas hace en el hilo de Antonio Gil “El concordato”
Volviendo ahora a este hilo, leo:
(…) los que conocen a ciencia cierta el pensamiento de Jesús de Nazaret, dice Santiago, como sucede con los miembros del clero católico que forzosamente han tenido que estudiar la moral a fondo…”
Es que no se trata de estudiar la moral a fondo, Santiago, sino de ser morales. SERES MORALES
De los tipos de conocimiento que cita Santiago: el intuitivo, el infuso, el deductivo que es más conciencial, que experimental, (el de Pablo, por cierto) y sigue con el objetivo, el teórico, etc., pues de todos ellos yo me quedo con ese que, por considerarlo él insuficiente, le pone delante el adverbio “solamente” solamente subjetivo dice, pues para mí este tipo de conocimiento subjetivo es el más real de todos.
Lo subjetivo en la unitaria estructura del conocimiento adquiere, en el cambio de paradigma de la física, la forma primaria del conocer humano, es decir, en ella está el modo subjetivo de la primera presencia objetiva de las cosas, que es lo que justamente llamamos sensibilidad.
Pero la sensibilidad subjetiva no se identifica con la sensitividad del sujeto. (diferencia entre sustancia y sustantividad)
Lo que siente la sensibilidad subjetiva no es simplemente algo que siente el ser humano para responder a lo que está ahí, sino como algo que está siendo ante todo y sobre todo como algo que de suyo es. Hay dos dimensiones que se actualizan en un sólo acto unitario, en inteligencia sentiente.
Por esto hace unos días me referí a la reflexión como un momento estructural dentro del esquema cognitivo humano, expresándome así
“Por otro lado, lo que caracteriza la reflexión como momento del pensar mismo no consiste en ser un acto de meditación simple que nos llevase a otro nuevo objeto, sino que en esa reflexión va implicado un nuevo acto que sobre el anterior (no hay dualidad sino dos momentos unitarios) nos reabre a una nueva dimensión.”
Por tanto, y para resumir, entre lo subjetivo y la reflesión se ha colado la predicación paulina…¡Este es el problema!
Esto daría para mucho más pero de momento lo dejo aquí.
Amigo Iñaki de S.S., gracias por tu oportuna observación en tu acertado comentario…No hay duda ninguna que todos los que escandalizan a sabiendas del mal que realizan, merecen un severo castigo, no importa su estado civil o social, y mucho más sin son clérigos de cualquier denominación cristiana o no cristiana, pero particularmente los que conocen a ciencia cierta el pensamiento de Jesús de Nazaret, como sucede con los miembros del clero católico que forzosamente han tenido que estudiar la moral a fondo..y como, creo, por tus palabras que parece que es también conoces…
El ideal, sin duda, es imitar la santidad de Jesús…y eso es lo que aprendimos los que fuimos instruidos y educados en la FE católica y apostólica, que somos la mayoría de nosotros durante nuestra infancia y juventud….Sin embargo, si analizamos con cuidado el Evangelio vemos que el mensaje de Jesús no fue sólo para los judíos seguidores de El, sino también para los “gentiles”, es decir, su mensaje sacramental y doctrinal, es UNIVERSAL…Jesús pues escogió a hombres del pueblo principalmente para el ministerio y prometió a ese grupo de sus íntimos seguidores que estaría “con ellos” y les asistiría para que transmitieran su VERDADERO MENSAJE “hasta el final de los tiempos”…Por eso, no prometió la impecabilidad de TODOS los miembros de este grupo que el llamó hacia El. De otra manera, no hubiera escogido hombres tan imperfectos como Pedro y Judas, miembros de ese Colegio de los Apóstoles…y ese mismo grupo, tristemente, fué el que abandonó a Jesús en la hora crucial de su Pasión y Muerte…
Sería deseable que los clérigos fueran modelos de vida ejemplar, permaneciendo fieles al Evangelio…Pero la medicina, ni el derecho dejan de serlo en su objeto y fines, porque haya médicos y abogados corruptos, porque todos sabemos que existen, mientras los médicos traten de aliviar el sufrimiento y los abogados defiendan a sus clientes y mantengan los principios del derecho en las Cortes jurídicas, poco importa su vida personal…Sin embargo, también hemos conocido profesionales ejemplares en su labor, en gran profusión…De la misma manera, la Iglesia de Cristo, como Pueblo de Dios, no deja de serlo por la corrupción de algunos o de muchos de sus miembros, porque su objeto principal ha sido y ES transmitir el MENSAJE sacramental y doctrinal de SALVACIÓN para todo el mundo, y para todos los tiempos…Jesus vino en el tiempo…pero su obra redentora ES atemporal, trasciende el tiempo y el espacio, desde el comienzo de la Creación hasta su realización total al final de los tiempos…
Por eso, como dice Jesus en la parábola de la cizaña, el bien y el mal, crecerán juntos en la viña del Señor…Es al final donde será la siega y la recogida…Nuestra libertad, ya de clérigos como de laicos, será entonces materia de ponderación y de como hemos usado de ella durante nuestra vida terrestre..Pero en la Iglesia siempre ha existido esta tensión entre el hacer el bien y la tentación de decantarnos por lo desordenado y realizar lo incorrecto…Y así la pléyade de los que siguieron las huellas de Cristo a través de los siglos, anónimamente o visiblemente, es enorme. Ahí están redactadas las actas de los mártires y los testimonios de los que confesaron y practicaron la misma FE del Evangelio de Cristo…..y junto a ellos existen también una legión que pactaron y quisieron seguir el camino del mal…Es notable, que a pesar de esto, la misma Iglesia de Cristo haya podido subsistir durante mas de 2000 años, y no la hayamos destruidos nosotros mismos, los fieles,…. y por lo que veo, a pesar de las crisis actuales, en muchas partes del mundo, la Iglesia Católica está mas activa que nunca..ya que la Iglesia NO es local..no está solamente en Europa, sino que se ha expandido desde el siglo I a todas partes del mundo…
Y por ejemplo, hablando de Papas..pues tenemos que junto a S. Clemente Romano existió también el Papa Liberio, junto a San León Magno, tenemos a Vigilio, junto a San Celestino V tenemos a Benedicto IX, junto a S. Pío V tenemos al famoso Alejandro VI y posteriormente a San Juan XXIII…Por eso decimos que el Papa solo habla con autoridad verdadera cuando representando a la Iglesia, intenta ex-profeso, de manera ordinaria o extraordinaria, de enseñar la verdad del Evangelio, aclarando su significado “oficialmente”. De otra manera, habla solamente como persona privada, con errores políticos, sociales,y hasta religiosos…Y es que el carisma de Cristo fue dado fundamentalmente a la Iglesia para el bien de TODA Ella…y el ministerio sacramental y magisterial NO dependen, por tanto, en ningún momento, de la dignidad o indignidad personal del ministro celebrante…TODOS los sacramentos son válidos en la Iglesia Católica administrados por un clérigo ordenado in sacris, y son independientes de la persona privada, aunque la vida de esa persona no esté en consonancia con la moral cristiana…ya que los sacramentos y la doctrina de la Iglesia están ordenados al bien común de TODOS los fieles…
Por tanto, es mejor que empecemos por nosotros mismos…y los que queremos seguir a Jesús empecemos por nuestra labor de mejora personal y contribución a la causa del bien común del mundo en nuestros hermanos los seres humanos…Lo demás está fuera de nuestro alcance..solo se encuentra en las MANOS del Padre…
Un abrazo de Santiago Hernández
Amigo Santiago, me vas a permitir una pregunta. ¿Cómo una Iglesia capaz de mantener la fe intacta, a pesar de tantas tribulaciones y ataques, ha podido y puede alimentar en su seno personajes aparentemente tan poco evangélicos como, por ejemplo, el Sr. Rouco o el Sr. Bertone, etc?. ¿Seguro que leen el mismo evangelio que el pueblo al que escandalizan?. En caso afirmativo, ¿con qué argumentos se autoliberan de la ….piedra del molino y de su responsabilidad en el alejamiento de la gente sencilla de la Iglesia católica?.
Tristemente ¡Cuanta razón nos presenta J. Mª. Castillo en este art.!
Copio el final:
…En otras palabras, mientras Pablo siga siendo más determinante que Jesús, en la teología y en la gestión de la Iglesia, ni la Iglesia ni los cristianos vamos a ninguna parte.
Para mí, no es complicado comprender la muerte de Jesús de Nazaret… Fue la aberración humana más flagrante, por qué Jesús era…:
¡Un hombre justo!
Les molestaba, les rompía todos sus esquemas, intentaba bajares del poder al que se habían encumbrado a costa del dolor humano; en la esclavitud (toda clase de esclavitud) religiosa, solo para su propio beneficio.
¿Quién a lo largo de la historia, fuera y dentro de las religiónes, es capaz de dejar sus puestos de poder?
Sobre un hecho doloroso e injusto, se ha montado un “tinglado” que solo alimenta la mente adormilada de quienes basan su fe… en aparentes dolorismos, o todo lo contrario, en glorias y triunfos.
Es cierto que en la iglesia hace ya muchos siglos… es más importante, no solo Pablo, sino cada persona que tiene alguna clase de poder o mano derecha para hacerse leer, oír, seguir.
Si contemplamos la fuerza de los grupos que se han montado dentro de las iglesias…
No se llevan como hermanos, la rivalidad y los enfrentamientos son tristes y muy reales… Y así:
¡¡¡No vamos a ninguna parte!!!
Más escuchar las palabras de Jesús… sin componendas… y menos hacer de cada escrito que se hace famoso… el centro de la fe.
El seguimiento de Jesús el Galileo, lo puede hacer vida, cualquier persona de buena voluntad.
Otra cosa es, pertenecer a una religión o movimiento, allí, las libertades personales, dejan de ser importantes, lo que se busca es… la obediencia ciega y el seguimiento a tal o cual persona o pensamiento, sacando de “quicio” el mensaje de la Fuente, la piedra angular.
mª pilar
“Quridos amigos, hay que tener en cuenta que todo conocimiento no es exclusivamente intuitivo, ni infuso sino tambien deductivo y experimental, no solamente subjetivo sino tambien objetivo, ni tampoco totalmente teorico sino tambien practico”————–
Ah! Querido amigo Santiago, ahí quería llegar yo.
Qué entiendes tú por subjetivo? Porque no es lo mismo lo subjetivo de la naturaleza humana considerada ésta desde la sustancia (aristotélica) que lo subjetivo humano considerado desde su propia sustantividad (física cuántica). Es una diferencia esencial que la he puesto varias veces sobre la mesa pero por falta de foro sin éxito de continuidad y por tanto perdida de la oportunidad de discernirla. Me reservo de hacerlo ahora pues hoy por otras ocupaciones no pensaba entrar, ya veré de todos modos si procede su explanación.
Por otro lado, Isodoro, la Iglesia primitiva de los primeros siglos particularmente la del siglo I era una comunidad de testigos oculares apostollicos que prefirieron morir antes que dejar de testificar y predicar lo que “oyeron con los oidos y vieron con los ojos”. Segun autores como Quadratus estos testigos vivieron , muchos de ellos hasta el siglo II. Uno no muere por una causa ambigua sino por la conviccion de lo que creo. Los escritos Apostolicos con la catequesis primaria estan basados en la prueba de los testigos que LLENAN todo el siglo I No es tiempo de INVENTAR doctrinas cuando se exponia la vida por la verdad de la FE.
Es por eso que la Iglesia tuvo que discernir entre lo verdadero de lo falso, aceptando solamente 4 versiones del Evangelio y rechazando los Apocrifos y condenando los Gnosticos y todo lo que tanto oral como escrito contradecia la FE que ensenaba Jesus. Solo a traves de este carisma como la Iglesia pudo mantener la verdadera fe que ha llegado hasta nosotros esencialmente intacta a pesar de las tribulaciones y ataques.
un saludo cordial. Santiago Hernandez
Quridos amigos, hay que tener en cuenta que todo conocimiento no es exclusivamente intuitivo, ni infuso sino tambien deductivo y experimental, no solamente subjetivo sino tambien objetivo, ni tampoco totalmente teorico sino tambien practico. Por eso para poder acercarnos al verdadero Cristo tenemos que conocer primero al Cristo historico evangelico porque El es la PALABRA.que nos va a hablar interiormente. El pues se nos presenta en su doble realidad objetiva y subjetiva ya que El trasciende la historia de los siglos y continua viviendo entre nosotros en nuestro tiempo actual.
Pero la fe del Pueblo de Dios esta centrada en una sola PERSONA por tanto es UNA sola FE. Y por eso no altera la ESENCIA de esta FE la narrativa de los Sinopticos, la teologia testifical de S Juan ni el desarrollo teologico- testamentario de S Pablo, doctor de la Ley Antigua que pudo ver y comprobar como esta tuvo su cumplimiento cabal en Jesus de Nazaret. Por eso estas “visiones” son parte de esa fe y no son antagonicas sino que son armonicamente complementarias.
saludos cordiales. Santiago Hernandez
Desde mi humilde atalaya, sigo quedándome con la forma de ver las cosas de M. Luisa.
Creo que la verdad más universal, inteligible en cualquier rincón del planeta,…está en los hechos mismos narrativos y descriptivos que uno mismo puede experimentar, sin interferencia alguna autoritaria.
No tengo inconvenente en creer en la transcripción de una revelación a una mente, más o menos privilegiada, siempre que se respete…el HABER que el espíritu cobra del trato efectivo que en la vida tenemos de las cosas.
Ya desde mi sencillez, diría que la teología especulativa paulina, en cuanto se separa de la narrativa evangélica, se convierte en una mágnífica construcción meramente humana. Seguro que es preciosa para los estudiosos, pero a los menos cultivados, en general bien pateados por la vida, nos plantea demasiadas dudas en cuanto a credibilidad.
Aquí, de lo que se trataba era de la aparente discrepancia entre la teología “de los evangelios”, y la teología paulina. Y yo lo que pretendo señalar es que en ambas, pero especialmente en la paulina, influyen fuertemente las revelaciones de las experiencias de videncia mística, sucedidas en los siglos I y II.
La Iglesia Católica describe la base de su doctrina sobre dos pilares: los escritos y la Tradición, (que es negada por los protestantes).
A partir de la “Ascensión” de Jesús, desaparece el contacto multitudinario con Él, y se inicia un periodo de un gran número de manifestaciones del “Espíritu” y de manifestaciones privadas de Jesús, como por ejemplo las de Pentcostés y las confesadas por Pablo.
En los primeros tiempos del cristianismo, muchos fueron “gnósticos”, en el sentido de que “conocieron” experimentalmente, mediante revelaciones particulares. Como anécdota curiosa Pablo cuenta que el “Espíritu” le prohibió explícitamente que predicara en Asia. El gnóstico Valentín (h. 140), decía que Pablo tenía una enseñanza secreta que le había sido transmitida a él, a través de Teudas, discípulo de Pablo.
Además de las angelofanías contenidas en los evangelios canónicos, en los evangelios gnósticos descubiertos en Nag Hammadi, son múltiples las referencias a visiones de todo tipo. Lo más probable es que provengan de diversas visiones por parte de sus verdaderos autores, cristianos de los siglos II, III y IV, de personajes “celestiales” que se autodenominaban como Tomás, Pedro, Felipe o María Magdalena.
La Tradición es un conjunto heterogéneo de ideas sobre Jesús y su discurso, que mezcla recuerdos transmitidos boca a oreja, por los antiguos contemporáneos de Jesús, con las múltiples revelaciones, que la afluencia de los dones del Espíritu, produjo entre los cristianos del siglo I.
Cuando fue pasando el tiempo y se fueron escribiendo los recuerdos de los dichos de Jesús, ya en muchos casos no se sabía si eran dichos por Jesús en vida, o en las apariciones post-resurrección, o incluso en apariciones personales a videntes con experiencias místicas.
Este magma doctrinal, con una innegable parte de ideas delirantes de todo género, no solo dió origen a las primitivas sectas gnósticas del siglo I y II, sino también dió origen a muchos de los evangelios apócrifos.
Pero también esa tradición oral, se introdujo en los mismos evangelios canónicos, especialmente en el más posterior, el de Juan.
El caso de Pablo, es paradigmático de lo anterior, por su aparición temprana, y por su trascendencia en la aportación de sus visiones en la doctrina cristiana que al final cristalizó en la historia.
Por esto, el cristianismo es difícilmente entendible si no se acepta toda esta fenomenología espiritual que se produce en todo momento, pero especialmente se produjo en los siglos I y II, y que configuró la doctrina tradicional.
Déjame que ahora te pregunte yo a ti…amigo Isidoro
Entonces, tu crees que es más verdadera la transcripción de una revelación directa a una mente privilegiada y formada por una superinteligencia como la de Pablo, según dices, que la verdad que entraña lo previamente manifestado en ella por los hechos mismos narrativos y descriptivos a aquella prescripción meramente intelectualista, y que tu mismo sin interferencia alguna autoritaria puedes experimentar?
No es cuestión de creer, Isidoro, sino de razonar lo que creemos. Y lo que a mí me parece ininteligible, refiriéndome a tu comentario de ayer, son tus preguntas que extrapolas a la actualidad sin un previo estudio de lo que ha representado en la historia los distintos conceptos que sobre la índole del conocer humano se han tenido. Sin esto previo das tu mismo a tus preguntas un aire inquisitorial en el que por descontado no voy a entrar, me bastan y hasta me sobrepasan con las que en mi propio entorno he de bregar.
Muy rápido y sin enrollamientos.
Amigo Santiago: Yo no soy experto biblista. Solo constato que en el tema tratado, hay fuertes discrepancias entre especialistas, entre los “oficialistas” en los que todo está muy claro, y entre los que no lo está. Y a mí personalmente me convencen más estos últimos. Yo leo un poco a Piñero, y Montserrat. Es un tema a debate y no le seguirá siendo, aunque a la Iglesia institución le moleste, perder el control de la historia, que hasta ahora había tenido. Lo siento.
Amiga M.Luisa: Eres especialista en distraerte del tema señalado, fijándote en cualquier otra cosa, (quiero creer que lo haces inconscientemente). Y el tema señalado, no es el artículo sino el comentario mío, al que se supone que contestas.
En resumen y sin rollos: ¿Tú crees en la iluminación “divina” a Pablo, mediante unas apariciones del “espíritu de Jesús”, en las que se le informó del conocimiento de la misión jesusita, o no?. ¿O crees que el “Espíritu santo”, cometió el grave error de contárselo a un loco poco fiable, (independientemente de que tuviera sus cosillas como todos)?.
Un saludo cordial a todo el mundo.
…Y a despecho, de las teorías antiintelectuales, que piensan que quizás la profundización en el pensamiento sea el cáncer de este foro, y lo que hace que muchos huyan de él, M.Luisa y yo seguimos en nuestras trece. ¡Lo siento!.
A ver, amigo Isidoro, yo intento comprenderte pero desde el punto de vista de la estructura cognitiva del ser humano, el pensar ya es aquel momento estructural en el que se profundiza, por eso y sobre todo por la temática de la cual trata este artículo, no es que nos hayamos de poner a pensar teorías independientemente (observa que me estoy ciñendo al tema) de lo que en primera instancia en impresión cognitiva se aprehende de Aquel que pasó por ahí abajo con nuestra misma naturaleza, sino que es de eso mismo primario aprehendido sobre lo que hay que profundizar, de ahí la complejidad entre lo que “es” y lo que “sea”.
Lo que lo complicó todo, como dije, fue el hecho de haber invertido aquel orden de prioridades testamentarias que dislocan de facto la estructura humana del conocimiento.
Lo constitutivo de la complejidad son pues estas dos dimensiones de una misma realidad. No es que el carácter de complejo recaiga sobre teoría alguna que fuese más o menos complicada, sino que la complejidad viene dada precisa y formalmente por la articulación misma de estas dos dimensiones.
Por otro lado, lo que caracteriza la reflexión como momento del pensar mismo no consiste en ser un acto de meditación simple que nos llevase a otro nuevo objeto, sino que en esa reflexión va implicado un nuevo acto que sobre el anterior nos reabre a una nueva dimensión.
Y lo que pienso al respecto es que esta nueva dimensión quedó anulada en la ofuscación de la predicación paulina.
No sé si sobre Pablo habrás leído algo del estudio que de su psicologismo hace John Shelby Spong.
Sólo una muestra: dice
“Veo al joven Pablo como un ser religioso de tipo zelote, lo cual es fácil de documentar porque lo reconoce él mismo (Gal. 1:11-14). Nadie desata su furia perseguidora como adulto, tal como él lo hizo, a no ser que el fanatismo haya formado parte de su naturaleza durante largo tiempo. Pablo se describe a sí mismo como celoso de la ley y aventajando a muchos en la dedicación a sus estudios (Gal. 1:14). Sospecho que Pablo, cuando de joven fue a Jerusalén como un judío más de la diáspora, tuvo que defender sus convicciones ortodoxas en contra de quienes, a la luz de su visión de la pureza religiosa”…etc,etc,
Mi tiempo ya no da para más.
Isidoro, pedirle a los Evangelios y a las cartas de S. Pablo lo que no pedimos a ningún documento de la Edad Antigua no se ajusta a una crítica histórica, coherente y honesta. Todo el Nuevo Testamento ha sido sometido a críticas textuales e históricas y cada vez nos hemos aproximado mucho mas a su autenticidad y genuinidad de estos documentos. Si consideramos que la primera mención que encontramos en favor del historiador antiguo Herodoto es en Aristóteles, nada menos que 100 años después de la muerte de Herodoto y la segunda, en Cicerón, más de 300 años después. Y de Virgilio, el poeta nacional romano, de la época de Augusto, solo se conservan 3 códices unciales. De los discursos de Cicerón, eñ único códice en alguna manera completa es el Vaticanus del siglo VIII. Bickel nos dice en su Literatura Romana que de todos los autores latinos no se conservan sino 30 manuscritos que lleguen al siglo IV. Hay un intervalo de mas de mil años entre la fecha de composición de los originales de Eurípides, Sófocles, Esquilo, Aristófanes, Tucídides, Platón y Demóstenes y los manuscritos mas ANTIGUOS de sus obras. Sin embargo, es costumbre en la comunidad “científica” y “humanística” no poner en duda la autenticidad, ni de sus autores, ni del contenido que se citan constantemente en los libros de historia de la literatura universal..
Sin embargo, ha de existir un marcado prejuicio antihistórico y antirreligioso cuando hay tanta negatividad incondicional para negarle constantemente el verdadero valor a los escritos Apostólicos del primer siglo, al contrario, pues es la crítica, la exégesis y la arqueología moderna la que se ha desarrollado mucho mas con el avance de la informática dándonos cada vez mas datos que confirman la veracidad de las narraciones de los libros del Nuevo Testamento. Pues en contraste con todos los “otros” documentos antiguos, los Evangelios nos han llegado de manera segura y amplia por 3 clases de documentos. DIRECTAMENTE por los códices que llegan a casi 3000. De ellos mas de 200 son Unciales o mayúsculos. Hay mas de 50 papiros y los leccionarios llegan hasta mas de 1600. Un total de mas de 1300 testigos directos del texto sagrado. Tambien INDIRECTAMENTE y por completo lo tenemos en versiones que se entroncan con los primeros siglos e implícitamente encontramos el texto mismo de los Evangelios en la citas de los autores antiguos. Citas frecuentes principalmente de los Padres Apostólicos (siglo I-II) y de los Padres de la Iglesia (siglo II-V). Y además existen MILES de manuscritos, además de la lengua griega, en latín, siríaco y cóptico.
La crítica textual moderna está bien positiva a favor del Nuevo Testamento. El profesor de Nuevo Testamento en Griego, J. Harold Greenlee, en su libros El Texto del Nuevo Testamento: De los Manuscritos a las Modernas Ediciones, La Introducción a la Crítica Textual y la Concisa Gramática Exegética del Nuevo Testamento en Griego (Hendrickson Publishers, PO Box 3473, Peabody, Mass.) demuestran como ni las múltiples copias, ni las pocas interpolaciones de los copistas, ni las numerosas traducciones, han alterado esencialmente el sentido auténtico de los originales que se pudieran reconstruir usando exclusivamente las “citas” y los “graffitis”. Dice Greenlee “que es clara la evidencia que las pocas diferencias existentes en las copias son solamente accidentales o insignificantes….y no existen evidencias que un escriba intencionalmente hubiera tratado de corromper y debilitar un texto” (pag. 120, El Texto del Nuevo Testamento)
De los Evangelios se ha hecho el análisis más minucioso que se puede hacer de una obra. Ningún otro libro de valor histórico se ha sometido a tantas y duras pruebas. Sin embargo, son los libros de los que mas impresiones se han hecho y se hacen en la actualidad…porque relatan la verdad de los testigos…
Por otro lado, coincido en que no basta la FE muerta, hacen falta las obras…..Podemos no darnos cuenta, podemos ser religiosos siguiendo nuestra recta conciencia…Nuestra capacidad de trascendencia es única y nos capacita para encontrar la LUZ que tarde o temprano se abrirá paso a través de la gracia.
Un saludo cordial de Santiago Hernández
Disculpadme,se me olvidó aclarar que la entrevista se la hacen a J,J, Tamayo
Hola Isidoro, de momento te comento de tu último comentario la alusión que de mí en él haces, más adelante, si acaso, me referiré al resto porque intuyo que encontraré bastantes puntos sustanciosos .
Algo certero hay sobre lo que dices de mí, pero te equivocas en lo que concierne a mí actitud. Y es que, no es que me esconda inconscientemente sino que lo hago totalmente a conciencia y confiada en el lenguaje filosófico que precisamente le confiero, en contra de lo que tu consideras, total inteligibilidad.
Acabo de leer la entrevista a Castillo que la amiga M.Luisa, nos ha enlazado en el hilo de Fernando Cardenal, y me ha parecido muy iluminadora, como lo era también su artículo origen del hilo.
(Por cierto, a M.Luisa se la entiende muy bien, lo que quiere decir que cuando quiere, se la entiende. Y me da la impresión que a veces se esconde inconscientemente en su lenguaje filosófico ininteligible, como defensa inconsciente de sus argumentos).
Y a despecho, de las teorías antiintelectuales, que piensan que quizás la profundización en el pensamiento sea el cáncer de este foro, y lo que hace que muchos huyan de él, M.Luisa y yo seguimos en nuestras trece. ¡Lo siento!.
Y repensaba el tema, y el enfoque que todos le hemos dado, y pensaba que todos estamos más de acuerdo que en desacuerdo, (como pasa casi siempre: ¡es la maldición de las polémicas, que más que juntar, separan!).
Y pensaba yo que quizás una de las claves profundas que están detrás de esas divergencias, entre las teologías “evangélica” y “paulina”, está en el origen de ambas. Pablo no conoció personalmente a Jesús, sino que lo conoció en apariciones que tuvo. Por eso no tenía mucho interés en hablar con los testigos personales de Judea.
Y yo creo que la cuestión central es: ¿Qué Jesús es más creíble, el de los evangelios o el de Pablo?.
El Jesús de Pablo, es la transcripción directa, de unas revelaciones a un hombre superinteligente, (creo que el genio religioso de Pablo está fuera de dudad), de doble y amplia cultura, helenística y judía, con lo que tenía muchas más categorías culturales para entender los mensajes, y además en una situación histórica en la que ya no existían urgencias políticas y concretas de la realidad.
El conocimiento de Jesús por Pablo, fue vía “iluminación”, en la que de un golpe se ve todo en profundidad, con ojos nuevos. (San Ignacio en el Cardoner, en Manresa, tuvo una iluminación de ese tipo que describe muy bien en su vida). (¿Pero creemos en la existencia de este tipo de iluminación?).
Por el contrario, el Jesús “evangélico”, que nos ha llegado, primero ya es una mezcla entre el Jesús histórico, (podríamos decir, el del documento Q, fuente de los sinópticos), y el paulino. (Los sinópticos fueron escritos por paulinos, y ya no digamos Juan).
Segundo, es la imagen del Jesús, de unos señores, ente cuarenta y setenta años después de los hechos, imagen que era la mezcla de recuerdos personales de ancianos, de lectura de algunos protoescritos perdidos, (documento Q), y hasta de posibles apariciones y revelaciones a múltiples personas que hubo en ese periodo posterior a su muerte, como se escribe en los Hechos. (¿Pero creemos en esas revelaciones?)
Y si a todo ese magma, le unimos las interpolaciones y añadiduras posteriores, pro domo sua, en el siglo II, cuando ya la Iglesia institución empieza a funcionar, vemos que la cosa está muy poco clara, (ya escucho las protestas del amigo Santiago).
Yo me admiro cuando oigo reiteradamente hablar de la sencillez del mensaje evangélico. No es tal. Lo que pasa es que muchos lo hacen sencillo, a base de leer lo que quieren.
Decía Simone Weil, que una de las mayores virtudes del hombre era la atención, el estar atento a algo. Y es verdad, que es preferible fijarse en una cosa sola. La complejidad siempre genera ansiedad. Muchas veces hay que lidiar con contradicciones directas, o con jerarquizaciones indirectas: ¿qué es preferido, esto o lo otro?.
Y la tentación es la unidimensionalidad: ponerse las anteojeras y no querer ver más que nuestro tema favorito.
Pero en los evangelios, hay varios Jesús. El Jesús mesías judío, político y hasta guerrero, de los zelotes y los nacionalistas, el Jesús sanador, con poderes terapéuticos para ir sanando enfermos que sufrían, y el Jesús sabio, que llamaba a la autenticidad personal y a las relaciones sociales justas y caritativas, (que no fue ninguna novedad de él: Los profeta del Antiguo Testamento y los estoicos griegos, (y ya no digamos los budistas, etc,), llamaban a un amor universal).
Respecto al Jesús cósmico, o sea a la clarificación de su estatus en el Cosmos, sus relaciones con “el Padre”, y su puesto jerárquico en la Humanidad, es algo que es muy poco probable que el Jesús histórico tratara mucho, pues era un tema muy fuerte, en la Judea de su época.
Y ahí es donde entra la “novedad” de la teología paulina. Cuando ya ha pasado la urgencia concreta de la realidad histórica, Jesús se lo dice a Pablo, y Pablo lo transmite.
Y como no quiero alargarme, hago dos preguntas a los muchos lectores de Atrio. ¿ Para nosotros, es importante o no lo es, saber el curriculum cósmico de Jesús?. ¿La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero?. Sí, y no. Seamos realistas. No es lo mismo un Jesús sabio, tipo Gandhi o Sócrates, que un Jesús Rey del Mundo, con poderes de todo tipo.
Y la segunda, y muy importante, pues de esos polvos, vienen luego los lodos de las discusiones actuales: ¿Creemos o no creemos en las apariciones y revelaciones espirituales?. ¿El Jesús de Pablo no era el mismo Jesús que el que oyeron Pedro y los apóstoles?.
Porque si empezamos por no creer en esas revelaciones, si no creemos en la vida después de la muerte, si no creemos en la existencia real del Espíritu y de su Mundo, todo lo demás, cambia mucho.
Porque entonces seremos un/una humanista honrados y justos, algo en sí suficientemente noble, digno, meritorio y saludable, pero que es algo distinto, no digo si mejor o peor, pero distinto.
Me acabo de asomar a Atrio y sin dudarlo, leo primeramente la intervención de nuestra buena amiga atriera, M. Luisa y sigo fielmente a la de Iñaqui. Gracias a los dos en lo que de riqueza singular aportáis.
Desde luego, parecen toques de violín lejanos lo que intentan alejarnos de forma cíclica y espectacular de la vida real que parte de la experiencia y del conocimiento, la que se queda grabada en todo nuestro consciente e inconsciente personal y colectivo, la que sacude y remueve por dentro y que nada ni nadie puede arrebatar.
La música que producen no resuelve las necesidades más acuciantes del ser humano en toda su dignidad. Se queda en puro teatro, pura actuación y despliegue de emociones que cumplen con el expediente del guion y escenario previos.
Dos mil años antes alguien buscó la sencillez que junto con la inteligencia en todo su despliegue de bondad compasiva se muestra coherente en palabras y hechos. Valentía que se desploma y paraliza hoy día en la pluma y por la boca.
Seguimos enganchados en todos los sentidos, el miedo produce muchas personas incondicionales e ingresos incalculables.
¿A quién sirve en realidad la religión? Siempre viene imponiendo su modo de ver las cosas los más intransigentes, “intelectuales” y/ ò “políticos-gobernantes” allá donde vayas y estés.
El mundo en el trato a las personas se desajusta más y más, porque no nos reconocemos en los otros: mujeres, niños, ancianos, olvidados y despreciados. Ni creo tampoco se esté trabajando en consciencia de ello, de manera prioritaria y esencial. La Pasión de Jesús se hace realidad todos los días con personas que se han convertido en números, como el mayor reconocimiento a su dignidad intransferible y hay desgraciadamente muchísimas más que no cuentan más que las hormigas, que se van pisoteando por el camino.
Por lo extraordinario y familiar que tienen de festividad estos días, no me ha sido posible leer todavía cuantos artículos en ellos han ido saliendo, por lo que, antes que nada, si se me permite y sin pretensión de insistir, me detendré una vez más a éste de J.M. Castillo aunque sea sólo para darle un último toque de comprensión a lo que ya expresé anteriormente.
Y este último toque explicativo lo basaré en aquella frase seleccionada por el amigo Iñaki. “Entonces es obvio que la sencillez se circunscribe solamente en lo que tiene de narrativo el evangelio que como experiencia de vida es universal”
Dicho esto, si extrapolamos ahora la frase en aquel sentido más filosófico al cual recurro tantas veces para referirme a la etiología del conocimiento humano, entonces, lo que la intuición nos dice es que si la experiencia significa algo adquirido en la vida, es comprensible que lo que ella nos aporta no puede ser resultado de lo que el intelecto forja independientemente de aquella experiencia sino el “haber” que el espíritu cobra de aquel trato efectivo que en la vida tenemos con las cosas. Por tanto esta unidad es la que se perdió en aquellas dos direcciones emprendidas en el Nuevo Testamento, la narrativa y la especulativa……
Tras haber leído tu esplendida carta de Viernes Santo, Iñaki, me asomo sólo por un momento para agradecerte que pensaras en compartirla con l@s “cumpas” de Atrio. También te agradezco mucho tu atención hacia mí, pues nunca quedo satisfecha con lo que escribo pero me sostiene y me anima a seguir estos pequeños dulces que de vez en cuando me encuentro y que no merezco.
Un abrazo!
Incluyo mi cartita de Viernes Santo para la prensa local.
Via crucis demoledores
Con cerca de ocho décadas a la espalda, puede considerarse hasta normal que a uno se le marchiten las ilusiones. De todos modos, me reconoceréis que el arranque de las ansiadas vacaciones de primavera/2016 se nos muestra un poco tenebroso. Demasiadas lágrimas tanto a nivel nacional como internacional. Mis respetos para quien llora por la suspensión de una procesión, pero mis condolencias van más bien en otra dirección. Por ejemplo, hacia familiares y amistades de las víctimas que, implacablemente, se ha tragado la carretera. Hacia los que se han visto directamente envueltos en los escalofriantes atentados de Bruselas. Y, cómo no, hacia quienes van quedando por el camino o estrellan su desesperación, en las alambradas que les cortan el paso a la dorada Europa.
No voy a entrar en detalles, porque si algo sobra es información. Lo que me asaltan son las preguntas. ¿No parecen demasiados via crucis demoledores, como para mirar hacia otro lado sin dedicarles una mínima reflexión?. ¿Dónde se compra un poquito de esperanza para atravesar el túnel del dolor y de la muerte?. ¿Por qué se ha de cruzar tanto sufrimiento en nuestro caminar hacia la siempre ansiada y aparentemente inalcanzable felicidad?. ¿Porqué las religiones caen con tanta facilidad en el fanatismo y, demasiadas veces, multiplican los problemas en lugar de resolverlos?. ¿Dónde encontrar respuesta a tanta pregunta?.
En medio de tanta calamidad, me llaman la atención la cantidad de personas que se vuelcan en favor de las víctimas. Impresiona su entusiasmo, su capacidad de atender, de dar ánimos en medio de tanta desgracia. Y, para colmo, inasequibles al desaliento, son capaces de transparentar una especie de felicidad contagiosa que cautiva. Por ponerle un nombre, la bautizaría como Felicidad Samaritana. ¿Este tipo de felicidad podrá ser , algún día, más popular que la felicidad aparentemente proporcionada por el dinero y el poder?: Seguro que la Humanidad acabaría agradeciéndolo.
El problema, amigo Isidoro, no creo que esté en la fe del carbonero o del pastor. Al verdadero problema, a mi modo de ver, habría que situarlo en otro lugar. Por ejemplo, en la fe, sin obras, de demasiados expertos en teología que, incomprensiblemente, no parecen sentirse obligados a practicar lo que predican. Con esta actitud han conseguido echar a Jesús de Nazaret de demasiados templos, dejándolos vacios. Incluso, se podría llegar a decir que le han echado hasta del mismísimo Vaticano. Haz un pequeño esfuerzo y trata de entender a M. Luisa. Yo, con todas mis limitaciones, aprendo mucho con ella y no me cuesta nada darle toda la razón.
En relación a tu comentario sobre ATRIO, me quedo con una frase de M. Luisa: Es obvio que la sencillez se circunscribe solamente en lo que tiene de narrativo el evangelio, que como experiencia de vida es universal.
Según esto, siguiendo una estrategia de mercado, lo lógico sería que la filosofía de la sencillez,(narrativa evangélica),al tener un alcance mucho más universal que la teología especulativa de Pablo, atrajera una mayor participación, tanto teórica como práctica.
Con tu permiso, Isidoro, permíteme que me detenga ahora que dispongo de algún “tiempecillo” a opinar sobre lo que dices en este párrafo tuyo suponiendo que lo explicado por mí anteriormente sobre la economía del pensamiento de Ockham, tampoco lo hayas entendido.
Dices, “Con esa filosofía de la “sencillez”, que mantiene Iñaki y apoyas tú, yo si fuera Antonio Duato, cerraría el foro, y nos mandaría todos los días a nuestro e-mail, la parábola del buen samaritano, en un corta y pega. ¿Para qué tanta especulación y complejidad?. ¡Hagámonos carboneros todos, o pastores en el campo!.”
Vamos a ver, supongo que después de andarnos tanto por las ramas aún conservarás el núcleo fundamental del artículo que no es otro que el de la distinción de aquellas dos teologías que le preocupan a Castillo. Entonces es obvio que la sencillez se circunscribe solamente en lo que tiene de narrativo el evangelio que como experiencia de vida es universal.
Ahora bien, lo complicado del caso que no la complejidad misma (a ella me referiré luego) se origina precisamente por haber invertido desde el inicio el sentido evangélico en cuya inversión tomó prioridad la teología especulativa de Pablo frente a la narrativa de los evangelistas.
Esto es lo que, a mi modo de ver lo complica todo, porque con respecto a la experiencia humana del conocimiento éste se configura primero emocionalmente lo cual sería del todo inviable suponer la estructura del pensamiento a la inversa, es decir, primero las razones y luego las emociones, significaría, a mi modo de ver, la complicación en estado puro. Es lo que intuyo ve Castillo como lo dificultoso del tema.
La complejidad, por otra parte, toma cuerpo al explicar de las cosas su realidad, pero, ojo! su realidad previamente sentida que, para evitar tanto la subjetividad que pudiera quedar en nuestro sentir de ella como para evitar caer el pensamiento en el abismo de la especulación del “sería”, aquel (el pensamiento) abandona el esquema lineal del mismo esbozando otro más complejo y sistemático, sobre el cual reflexionar.
La experiencia humana no se obtiene con añadiduras explicativas que den seguridad, ni se queda suspendida en lo que tu llamas fe del carbonero sino que se completa en la complejidad de este último nivel, la razón.
Además, Isidoro, esta pregunta que me lanzas a partir de la lectura seleccionada que haces de mi comentario anterior
¿Te atreves a pensar que todos los teólogos activan la razón, en vez de vivir la experiencia?.
Denota muy claramente que eres tu el que hace una mala interpretación de la misma. No se trata de atrevimiento, el pensamiento es libre y cuando lo expongo nunca he faltado a nadie, hablo siempre con objetividad y nunca de experiencias puntuales y menos de las propias. Quien activa ese tipo de razón especulativa, en consecuencia, son los sujetos oyentes de esta predicación ideológica, no quienes la han elaborado previamente, (que también), con este fin
Ya te dije amigo Isidoro que no tienes que preocuparte en si me contestas o no, pero ahora que acabo de leerte en tu otro artículo en donde hablas del principio de economía del pensamiento de Ockham, me extraña que quieras convertir en simple la compleja temática de este l articulo de Castillo.
Pienso que tendemos a convertir los sistemas complejos en sistemas simples y la construcción del pensamiento, sobre todo, en la física actual no obedece a procesos lineales y por tanto la vida intelectual tiene que luchar contra esta enorme pereza mental que nos lleva constantemente a evitar lo complejo y a no ver que lo simple no es sino un caso límite de la complejidad misma en cuanto ésta es un carácter de la realidad en su dar de sí.
Déjame añadir que a veces soy yo la que no te entiende pero no hago de ello ningún problema, si me interesa te releo e intento desde tu punto de vista comprenderte.
Amiga M.Luisa: Ya sé que te molesta que no se te conteste. Créeme cuando te digo, que eres para mí una frustración perpetua.
Ya ves que somos pocos los que intervenimos, y mi deseo constante es el diálogo. Pero comentarios como el tuyo del 23, son para mí, ininteligibles, (no lo puedo remediar), y no sé qué contestar. (Desde aquí, y en pro de un feliz diálogo, te suplicaría, que hicieras un esfuerzo de expresar lo mismo, pero como si fueras a explicárselo a tu abuela la del pueblo. Yo no doy para mucho más que tu difunta abuela).
Hoy, parece que te entiendo un poco más.
Me alegro un montón, que seas de “la gran mayoría de la gente sencilla que vive el evangelio”.
Dices: “La complicación entra en escena por el hecho de haber invertido el orden de los términos, lo cual ha favorecido, entre otras cosas, que en nosotros, entonces, se active primero, antes de vivir la experiencia, la razón. La razón, así, al estar vacía de contenido, propicia especulativamente la reflexión teológica que predica Pablo”.
¿Te atreves a pensar que todos los teólogos activan la razón, en vez de vivir la experiencia?. Eso es mucho decir. Habrá de todo, como en botica.
Pero de todas formas, concretando, aquí estamos en un foro de pensamiento, no de experiencias personales. ¿Qué sabe nadie de las experiencias personales de cada uno de nosotros?. ¿Y quién somos nadie para criticar las supuestamente escasas experiencias personales de los demás?.
Uno da sus razones, y otro da las suyas, y así vamos aprendiendo todos. Pero pensar que el razonar es contrario a la actuación personal, es un poco atrevido, ¿no?.
Con esa filosofía de la “sencillez”, que mantiene Iñaki y apoyas tú, yo si fuera Antonio Duato, cerraría el foro, y nos mandaría todos los días a nuestro e-mail, la parábola del buen samaritano, en un corta y pega. ¿Para qué tanta especulación y complejidad?. ¡Hagámonos carboneros todos, o pastores en el campo!.
Buenos días, es la primera vez que escribo en este foro, aunque ya lo conocía de oídas.
Brevemente porque me voy a la celebración del Oficio de Viernes Santo.
Me sorprende mucho que en el escrito del teólogo J. M. Castillo se indique que los evangelistas se fijaron sobre todo en el testimonio de vida de Jesús en contraposición de Pablo.
Precisamente lo primero que me ha venido a la cabeza es lo que se llama “La Hora de Jesús” en el Evangelio de San Juan. El evangelista místico y teólogo hace especial hincapié en el momento salvífico de la entrega de la vida de Jesús. Todo el evangelio está enfocado a Su Hora: la glorificación de la cruz. Voy a citar unos pasajes del Padre Silvio José Báez, ocd:
“Antes de analizar con cierto detenimiento la narración de la pasión conviene señalar algunas ideas teológicas fundamentales del cuarto evangelio, sin las cuales no sería posible comprender tal narración: “la Hora” de Jesús, “la elevación” del Hijo del Hombre y “el juicio” de este mundo.
Toda la vida de Jesús está orientada hacia ese momento que Juan llama “la Hora”, que será como la meta del camino. Es el momento en que Dios mostrará toda su gloria -su amor fiel a los hombres- en el Hijo. Se habla de “la Hora” desde el inicio del evangelio (cf. 2,4), pero será hasta después del capítulo 12 que “la Hora” aparece cercana: “Ha llegado la Hora de que el Hijo del Hombre sea glorificado” (12,23); “había llegado su Hora de pasar de este mundo al Padre” (13,1). Y las primeras palabras de la llamada oración sacerdotal de Jesús son: “Padre, ha llegado la Hora, glorifica a tu Hijo” (17,1).
“La Hora” aparece íntimamente unida al momento de la glorificación que tiene lugar en la crucifixión. El texto más significativo sobre el otro tema, la elevación del Hijo del Hombre, es Jn 12,32: “Y yo cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí”. Se trata de la elevación en la cruz, simbolizada -por contraste- con “la caída” en la tierra del grano de trigo (12,24-32). La muerte del grano de trigo, en el plano de la naturaleza, hace brotar “mucho fruto”, una vida nueva. En otro plano, la muerte de Jesús también hará surgir la vida eternamente nueva.
“El juicio de este mundo” es una idea joánica que refleja su teología acerca de la venida de Jesús. Juan describe la obra de Cristo en el mundo, en términos de un gran enfrentamiento, casi de un proceso judicial, entre la luz y las tinieblas: “El juicio está en que vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz” (3,19). La muerte de Jesús se considera como el punto culminante de ese juicio: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera” (12,31).
Toda esa teología se percibe en la narración de la pasión. Y además todo esto explica el porqué de un Jesús tan distinto al de los otros evangelios: posee plena conciencia de su misión, demuestra una libertad asombrosa para donar la vida y es descrito con una majestad imponente al afrontar su pasión y muerte. Historia y fe se funden maravillosamente. Juan, sin traicionar el dato histórico, más bien partiendo de él, lee los hechos desde la fe y los transfigura a la luz del profundo misterio que en ellos se encierra.”
Y ahora, porque las palabras de otros son más precisas de las que yo pudiera escribir, cito otro texto escrito por misioneros del Sagrado Corazón:
(Inserto el enlace por si a alguien le interesa el texto completo: http://www.mscperu.org/teologia/1dogmatica/12CristoJPII/blcristo6.htm)
“San Juan registra otro signo cuando describe que ‘uno de los soldados con una lanza le abrió el costado y al punto salió sangre y agua’ (Jn 19, 34).
Nótese que Jesús ya está muerto. Ha muerto antes que los dos malhechores crucificados con El. Esto prueba la intensidad de sus sufrimientos.
La lanzada no es, por tanto, un nuevo sufrimiento infligido a Jesús. Más bien sirve como signo del don total que El ha hecho de sí mismo, signo inscrito en su misma carne con la transfixión del costado, y puede decirse que con a apertura de su corazón, manifiesta simbólicamente aquel amor por el que Jesús dio y continuará dando todo a la humanidad.
4. De aquella abertura del corazón corren el agua y la sangre. Es un hecho que puede explicarse fisiológicamente. Pero el Evangelio lo cita por su valor simbólico: es un signo y anuncio de la fecundidad del sacrificio. Es tan grande la importancia que le atribuye el Evangelista que, apenas narrado el episodio, añade: ‘El que lo vio lo atestigua y su testimonio es válido, y el sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis’ (Jn 19, 35). Se apela, por tanto, a una constatación directa, realizada por el mismo, para subrayar que se trata de un acontecimiento cargado de un valor significativo respecto a los motivos y efectos del sacrificio de Cristo.
5. De hecho el Evangelista reconoce en el suceso el cumplimiento de lo que había sido predicho en dos textos proféticos. El primero, respecto al cordero pascual de los hebreos, al cual, ‘no se le quebrará hueso alguno’ (Ex 12, 46; Nm 9 12; cfr. Sal 54, 21). Para el Evangelista Cristo crucificado es pues, el Cordero pascual y el ‘Cordero desangrado’, como dice Santa Catalina de Siena, el Cordero de la Nueva Alianza prefigurado en la pascua de la ley antigua y ‘signo eficaz’ de la nueva liberación de la esclavitud del pecado no sólo de Israel sino de toda la humanidad.
6. La otra cita bíblica que hace Juan es un texto oscuro atribuido al Profeta Zacarías que dice: ‘Mirarán al que traspasaron’ (Zac 12, 10). La profecía se refiere a la liberación de Jerusalén y Judá por manos de un Rey, por cuya venida la nación reconoce su culpa y se lamenta sobre aquel que ella ha traspasado de la misma manera que se llora por un hijo único que se ha perdido. El Evangelista aplica el texto a Jesús traspasado y crucificado, ahora contemplado con amor. A las miradas hostiles del enemigo suceden las miradas contemplativas y amorosas de los que se convierten. Esta posible interpretación sirve para comprender la perspectiva teológico-profética en la que el Evangelista considera la historia que ve desarrollarse desde el corazón abierto de Jesús.
7. La sangre y el agua han sido interpretados de diversa forma en su valor simbólico.
En el Evangelio de Juan es posible observar una relación entre el agua que brota del corazón traspasado y la invitación de Jesús en la fiesta de los Tabernáculos: ‘Si alguno tiene sed, venga a mí y beba el que cree en mí. De su seno correrán ríos de agua viva’ (Jn 7, 37-38; cfr. 4 1, 10-14; Ap 22, 1). El Evangelista precisa después que Jesús se refería al Espíritu que iban a recibirlos que creyeran en El (Jn 7, 39).
Algunos han interpretado la sangre como símbolo de la remisión de los pecados por el sacrificio expiatorio y el agua como símbolo de purificación.
Otros han puesto en relación el agua y la sangre con el bautismo y la Eucaristía.
El Evangelista no ha ofrecido los elementos suficientes para interpretaciones precisas. Pero parece que se haya dado una indicación en el texto sobre el corazón traspasado del que manan sangre y agua; la efusión de gracia que proviene del sacrificio, como él mismo dice del Verbo encarnado desde el comienzo de su Evangelio: ‘De su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia’ (Jn 1, 16).
8. Queremos concluir observando que el testimonio del discípulo predilecto asume todo su sentido si pensamos que este discípulo había reclinado su cabeza sobre el pecho de Jesús durante la ultima Cena. Ahora él veía ese pecho desgarrado. Por esto sentía la necesidad de subrayar el símbolo de la caridad infinita que había descubierto en aquel corazón e invitaba a los lectores de su Evangelio y a todos los cristianos a que contemplaran ese corazón ‘que tanto había amado a los hombres’ que se habían entregado en sacrificio por ellos.”
Gracias. Un cordial saludo.
No puedo, estimado Iñaki, estar más de acuerdo contigo en apreciar la sencillez del evangelio contándome entre esta mayoría, que dices, de gente sencilla que sólo con vivirlo les basta.
Mi opción, como así lo expresé en mi comentario anterior, se centra también en la narrativa por la que al narrar vivencias entra en coherente vinculación con lo esencial del cristianismo que no es tanto que sea religión de salvación como de posibilidades ofrecidas de realización personal obtenida por nosotros mismos, que es lo que, en definitiva significa la frase “vino por nosotros” es decir, no vino primero por nuestros pecados sino por nosotros, de ahí que primero sea el “don” como buena noticia y no el “pecado”.
Este orden desde una perspectiva filosófica del saber y del conocimiento no ofrece complicación alguna porque tiene en cuenta el esquema cognitivo que le es propio al ser humano.
La complicación entra en escena por el hecho de haber invertido el orden de los términos, lo cual ha favorecido, entre otras cosas, que en nosotros, entonces, se active primero, antes de vivir la experiencia, la razón.
La razón, así, al estar vacía de contenido, propicia especulativamente la reflexión teológica que predica Pablo.
Ahora bien, la cosa se complica todavía más si cabe cuando en el trato entra en divergencia aquel universo, dices, de personas de toda clase y condición que adscritas unas y otras en aquellas distintas opciones, ha sido la ideológica especulativa la que, en un cierto tramo histórico, fue ganando fuerza y alcanzando así mismo cada vez más elevadas cotas de violencia dentro del cristianismo… y hasta aquí puedo leer.
Un cordial saludo
Amigo Iñaki: Ya sé que no lo entiendes, ni lo vas a entender. Dos mil años de la ética tradicional, son muchos años. Casi todos nosotros estamos ya muy viejos, pero intento explicarme por si algún joven nos está leyendo y todavía a él le puede ser útil.
¿Te has preguntado alguna vez, por qué una lección como la de la parábola del buen samaritano, es algo que no cunde, no se repite, mas que en un número muy pequeño de héroes abnegados, a pesar de tantos sermones como se ha dado en estos dos mil años?.
Pues porque es poner el carro delante de los bueyes, es querer levantar cien kilos del suelo, sin haber hecho antes el periodo de ejercicio necesario para tener la musculatura para poder hacerlo.
“La prueba de la liberación, (o de la maduración humana, o la autorrealización, o la santificación católica), no reside en las buenas acciones. La prueba de las buenas obras consiste en que son consecuencia de la liberación: en la capacidad de ser todo lo que uno, sin represión interna ni alienación. Es el mismo principio de que el SABATH (las buenas obras), fue hecho para el hombre, no el hombre para el Sabath: La conducta moral es siempre secundaria y subordinada”. (Alan Wats).
Cuando hablamos de teología evangélica como una teología de la felicidad, o como concretamente dice Castillo, la teología de la victoria contra el sufrimiento, de lo que se está hablando en el fondo es de la teología de la sabiduría humana, que subyace en el fondo del sermón de la montaña.
Lo que pasa es que en su época Jesús hablaba a gente de su época, pero ahora nos habla a gente del tercer milenio, con muchos saberes de psicología, antropología y demás ciencias humanas a cuestas. Y ahora sabemos que la naturaleza humana es deiforme, (Maslow), y en su desarrollo natural, cuando se realiza plenamente, tiende a esa “liberación”-maduración-santificación, de forma natural, sin cuestiones religiosas por medio.
Por eso no es tan contradictoria, la religión sin Dios, de Bonhoefer, y por eso hay tantos sabios y santos, laicos, ateos, agnósticos y de todas las religiones. Y por eso ahora comprendemos que primero debemos propiciar la maduración humana, la liberación personal, y la autorrealización nuestra y de los demás, y todos entonces seremos “buenos samaritanos”, sin esfuerzo, por nuestra propia condición humana: ama y haz lo que quieras, (San Agustín).
Pero esa religión sin Dios, debe ir acompañada de una sabiduría humana de la autorrealización, pues, si a esa religión sin Dios, la acompañamos de una moral tradicional, entonces estamos haciendo un pan como unas hostias, un sinsentido, que tiene muy poco recorrido, como se puede comprobar diariamente fácilmente.
Y si a esta búsqueda de la sabiduría humana, (que tiene que venir del conocimiento de la realidad por la ciencia y del reequilibrado psicológico mejor que se pueda), se le une la tercera pata, que es la teología paulina del Misterio, que nos sitúa al humano en el Universo, afianzando un sentido de la vida, y un centro de gravedad permanente, (Battiato), mejor que mejor. Pero eso es opcional de cada uno.
Isidoro, no existe ninguna contradicción entre los Evangelios…La Iglesia preservó solo 4 porque eras los únicos que decían la verdad lo mas objetivamente posible…..De hecho, las reconstrucciones que han querido hacerse de ellos y de la figura de Jesús se han esfumado..porque no se puede inventar la figura de un Jesús fuera del que presentan los Evangelios….En los últimos tiempos, se han tratado de destruir y desfigurar sin ningun resultado Todas las reconstrucciones se han esfumado poco a poco….La Iglesia primitiva fue la mejor testigo….No se puede crear un mito cuando viven los testigos oculares de los hechos…como yo no puedo inventar algo como la muerte de Kennedy, ni el Holocausto de los judíos aunque algunos se empeñen en negarlo…Ningun documento de la antiguedad presenta tantas referencias próximas y tantas copias como los Evangelios de Cristo…Son libros muy estudiados y muy atacados y sin embargo son los que se imprimen en mayor número todavía en nuestro siglo XXI…Por eso el gran exégeta alemán Rudolf Schnackenburg en su su extenso estudio histórico-crítico escriturístico, re-afirma la paternidad del 4to. Evangelio al Apóstol Juan, el discípulo amado de Cristo que junto con su escuela de Éfeso,escribió sus Memorias a petición de los Obispo del Asia Menor a finales del siglo I, y que algunos han osado e intentar negar, pero la crítica interna y externa, no sostiene seriamente esta afirmación…Esta negación no se puede sostener en la actual exégesis cristiana…
Isidoro, no hay duda que cada uno puede hacer de la historia lo que le parezca..Los Evangelios son los documentos mas atacados entre TODOS los de la antiguedad…y es porque lo que en ellos se narra y que los testigos mártires afirman ES la vida de una PERSONA que nos involucra a todos y que cambió la historia de la humanidad estableciendo una nueva ERA. Por tanto, el empeño es destruir su autenticidad, para desvirtuar la verdadera historia…No es accidental ese empeño diario en el ataque despiadado a esos pequeños tratados, visiones de la vida de Cristo…Es un empeño denodado y “a priori” de que no pueden ser verdaderos…Sin embargo, a pesar de todo, son los libros mas leídos y los que nunca están agotados en las librerías y bibliotecas universales, a pesar de las batallas para lograr lo contrario…
Pero es mejor afirmar que no creemos en lo que allí se narra con detalle, aunque sea posible, que tratar de negar los hechos…Puedo inventar lo que yo quiera…y puedo tener la cosmovisión que me parezca…Soy libre….Como soy libre también para con los datos de una exégesis seria y coherente, y el testimonio de autores fidedignos, aceptarlos, al menos como veraces….Entonces estaré actuando honestamente y a favor de mi conciencia…Negar su autenticidad es supérfluo y artificial.
Un saludo cordial de Santiago Hernández
Cuando leo comentarios de tanto nivel, no puedo evitar el pensar en los siete mil quinientos millones de personas, la mayoría gente muy sencillita, que pululamos por el planeta Tierra. En ese universo de personas, de toda clase y condición, diría que la teología evangélica resulta mucho más asequible que la teología paulina.
No sé por qué hay que complicarse tanto la vida cuando, por ejemplo, una parábola como la del buen samaritano, la entiende casi todo el mundo……mucho mejor que la mayoría de los cristianos bien instalados en nuestro buen vivir.
Cuando decía que las dos teologías señaladas por Castillo, la de la madurez y la felicidad humana, y la mística-esotérica-dogmática, son compatibles, es claro que me refiero a que lo son, si cada uno va por su cuenta, sin seguir las reglas y estructuras eclesiales.
Porque la teología del evangelio, estrictamente hablando no es más que un vagorosa llamada a la perfección y a la sabiduría personal: el sermón de la montaña.
Encontrar relación entre Jesús y la Iglesia, es algo que no tiene sentido. Porque todo el mundo sabe que Jesús no vino a fundar ninguna iglesia, y que los textos que podrían señalarlo, son apócrifos y añadidos, “pro bien de la institución”. Entre otras razones, porque Jesús esperaba el final del mundo para muy poco tiempo después.
Los desconcertados seguidores de Jesús, primero por su fracaso histórico, y después porque no llegaba el fin del mundo anunciado, recordaban las palabras de Jesús.
Lleva razón Santiago en que había muchos testigos y muchos recuerdos, pero lo que no quiere entender Santiago, es primero que uno entiende según su cosmovisión personal, y tanto Jesús y sus oyentes eran judíos mesiánicos de la Judea del siglo I.
Cada uno de los muchos estudios psicológicos modernos sobre psicología cognitiva, sobre como entendemos e interpretamos los inputs sensoriales, son sendos clavos en el ataúd de la teoría de que los oyentes de Jesús, entendieron lo que decía. (En los mismos evangelios, hay indicios de que posiblemente ni Jesús entendió bien lo que “el Padre” le habían contado a él, aunque al final las tergiversaciones involuntarias son tales y tan constantes, que al final, todo relato es un puro dislate).
Porque los evangelios, ni son una cinta magnetofónica, ni siquiera son la transcripción inmediatamente escrita de un oyente, sino que es la transcripción de una cadena sucesiva de oyentes, cuarenta años después de ocurrido, (cuando menos).
Por ello para entender los evangelios hay que hacerlo con una idea previa del “kerigma”, el espíritu”, el mensaje clave. Los detalles solo son válidos si mantienen una coherencia interna con ese espíritu.
Pero la predicación de Jesús, que mal que tal se reflejan en los evangelios, sin la “cocina” de Pablo, no tiene más que un kerigma: “El Reino mesiánico a la judía, de Dios, está a punto de llegar: ¡Preparaos!”.
Y claro los pobres judíos-cristianos de la 2ª generación, ante el retraso de la vuelta de Jesús, ya no sabían que decir en las sinagogas, y seguro que empezaban a reírse de ellos, y entonces la particular teología paulina, fruto de sus éxtasis y visiones, fue el único cartucho que tenían a mano para una espera que se hacía cada vez más decepcionante.
Además, el remate y el pistoletazo de la Iglesia, fue el final de la guerra del 66-70, que tuvo tres consecuencias:
1. Los rebeldes liquidaron a los no partidarios de su Mesías, entre ellos los protocristianos de Judea.
2. El aplastamiento por los romanos, les hizo pensar, que no eran buenos tiempos para las esperanzas escatológicas a corto plazo.
3. La toma del poder de los fariseos, en el mundo judío, (por la destrucción del Templo), empezó a expulsar de las sinagogas a todos los que pensaban “cosas raras”. Y no les quedó más remedio que crear sus propias sinagogas.
Total, que si quedaba un poco de lío con los tres sinópticos, con sus múltiples contradicciones sobre Jesús, la escuela joánica, (de Juan el evangelista, que no el apóstol), realiza la fusión entre las dos teologías, la evangélica (sinóptica), y la paulina.
Además el despegue forzoso del mundo judío, helenizó ya definitivamente el mensaje de un judío, (tan judío integrista y mesiánico) como Jesús, con categorías filosóficas helenizantes e influencias indirectas de la mitología greco-romana, (deificación de Jesús a la griega).
Total, un lío: demasiado bien nos ha salido el niño. Como decía el del chiste: -“¡Mamá, si tú eres blanca y papá es negro, ¿cómo es que yo soy amarillo?!. Y le dice la madre: ¡Ay hijo, con lo oscuro que estaba aquello, da gracias que no estés ladrando!. (Dicho lo cual, jocosamente y sin ánimo de ofender: es solo humor).
Por eso, el cristianismo hay que repensarlo casi desde cero, y sacar todo lo positivo que tiene lo que sabemos e intuímos de la predicación de Jesús, un gran hombre, que según le dijeron a Pablo, (y yo lo creo), es muy posible que haya sido el humano mejor de la especie, y nombrado por “el Padre”, Jefe de la humanidad.
He leído por aquí que se decía que estas dos teologías que Castillo distingue en el Nuevo Testamento son compatibles.
Contrariamente, pienso, que en este caso sí que diría que el orden de los factores ha alterado el producto, porque pienso que así es como se ha podido producir en la historia esta subrepticia prioridad según la cual lo más determinante para la iglesia no ha sido Jesús sino Pablo y en consecuencia, por tanto, se ha producido también la prioridad de la “ratio cognoscendi” sobre la “ratio essendi”.
Con respecto al evangelio, el conocimiento, entonces, no le interesa tanto la razón de lo manifestado en nosotros sino la presentación objetiva que de ello hace Pablo a nuestra mente, con lo cual se ha perdido todo el aporte sensible de lo manifestado ya no en tanto presencia sino en su estarnos presente mismo.
La peculiaridad de esta manifestación en la que se circunscribe lo notificante ,lo evangélico, está en que se advierte en ella dos dimensiones, dos actualizaciones de experiencia sensible. Es decir, por un lado el sentimiento supera la mera sensación y por tanto no hay nada en ello que sea meramente subjetivo, y por el otro se actualiza lo que lo sentido “sea” formalmente. Digo sea y no “es” porque lo que en realidad sea, es algo que en nuestro sentir queda de momento abierto, y es lo que precipitadamente se cuidó en cerrar Pablo explicándolo de un plumazo, es decir, resbalando sobre el estar mismo (aquí abajo) de la presencia y fue directamente a explicar allí mismo donde señala el dedo.
Con todo, pues, lo que hasta aquí aquella experiencia ha supuesto para vivir el evangelio se complicó ya en los inicios del cristianismo porque aquella diferencia meramente fenoménica que es la que los humanos por nuestra parte y con anterioridad habríamos que “salvar” (salvación es realización como ya expuse en alguna otra parte) entonces es por lo que de mera diferencia y además positiva, por cierto,se ha convertido históricamente en complicada divergencia. En definitiva, como percibe el autor lo que la iglesia defiende se convirtió en una desajustada y desquiciada teología.
Coincido con Isidoro que existe un fin y propósito escatológico en la teología evangélica….Por eso, la “salvación” no se refiere solamente a las “enfermedades corporales” y a las “enfermedades físicas” sino particularmente a las del espíritu, tema central de Jesús…Y asi Jesús perdona “los pecados” primero, a aquel paralítico descolgado por el techo de aquella vivienda judía, ANTES de curarlo y también dice Jesus que “quien quisiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien perdiera su vida por el Evangelio, la salvará” es decir la salvará “eternamente” pues ¿Qué aprovecha ganar todo el mundo y perder el alma? Pues ¿Qué podrá dar un hombre a trueque de recuperar su alma? Porque quien se avergonzare de Mí y de mis palabras en esa generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avegonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los ángeles santos” (Marcos 8, 35-38) POR eso la FE del “centurión”, de la “cananea” es una fe que cura, puesto que esta basada en CRISTO JESUS que es el único que cura y el único que salva. Esto es lo que los Sinópticos tratan de exponer, que Jesús es el Mesías prometido, el verdadero Hijo de Dios y asi es El mismo el que lo afirma cuando “de nuevo el sumo sacerdote (Caifás) le interroga (a Jesús) y le dice: ¿Eres Tú el Mesías, el Hijo del Bendito? Dice Jesús: YO SOY y veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo entre las nubes del cielo (Salmo 109, 1 y Daniel 7,13). Y el Sumo Sacerdote, rasgando su túnica, dice ¿Qué necesidad tenemos de testigos? Oísteis la blasfemia” (Marcos 14, 61-64)
Por eso, coincido tambien en un “continuum” de la teología evangélica que no puede ser sino cristólogica…Solo existe una teología que es Jesus de Nazaret…El es el centro teológico de la Nueva Alianza y en El se cumplió todo el Antiguo Testamento…En el se realizan todas las profecías antiguas…Por tanto, mas que diferentes teologías evangélicas, hay que hablar de diferentes aspectos del AMOR de Dios…puesto que existe un solo mandamiento del amor que es “Amar a Dios y amar al prójimo como a uno mismo” Ese amor es el mismo Jesús y…según Jesús en esa frase se resume TODA la Ley y los profetas…
Por otra parte, la predicación primaria fue oral y apostólica…Muriendo los Apóstoles, se empezó a escribir esta primitiva catequesis apostólica que tenía su origen en el núcleo de Jesus y los 11, en ausencia de Judas Iscariote…La predicación fue sobre el KERYGMA inicial…Los Evangelistas y las Cartas Apostólicas pertenecían a la comunidad cristiana primitiva del siglo I…Vivían los testigos…incluyendo a Lázaro, resucitado por Jesús, que aparece en el Evangelio de la Misa de hoy en el banquete de Betania junto a sus hermanas Marta y María…Marcos, discípulo de Pedro y Pablo que los modernos exégetas, incluyendo el trabajo hecho en el teologado de S. Cugat del Vallés, sitúan su Evangelio hacia entre la década de los 40 y 50, fue el primero en escribir, aunque no puede descartarse que la fuente Q se basara en el Mateo arameo. Lucas, discípulo de Pablo, fue un médico investigador y evangelista, y aparece en las cartas de Pablo, como muy afecto a la predicación apostólica, como el mismo lo relata también en el prólogo de su Evangelio. Por eso Pablo, tampoco estuvo desconectado de la predicación de los Apóstoles, al contrario, fue recibido por el Colegio Apostólico como uno mas participando activamente en el Concilio de Jerusalén, “subiendo” a Jerusalén varias veces para conversar con “Cefas” y otros discípulos de Cristo, compañero de Bernabé, es el Apóstol de las Gentes…Su teología tiende a ser mas desarrollada puesto que era un doctor de la Ley judía, discípulo directo del rabino Gamaliel…Por tanto, era el mas indicado para explicar como el Antiguo Testamento se cumplió totalmente en Jesús de Nazaret…
Pablo, pues, no se sale de la tradición de los Apóstoles en lo esencial de la FE…Es esta UNIDAD en la FE la que la Iglesia Apostólica conservó a través del tiempo en ese consenso general del “sensus fidelium”..Por eso Pablo siempre habla una enseñanza “que os TRANSMITÍ, en primer lugar, lo que a su vez RECIBÍ” (1 Cor. 15,3-11) de ¿quién o quienes? Indudablemente del Colegio Apostólico al que estaba el íntimamente unido en el cuerpo de la Iglesia primitiva. Y en escribiendo sobre la institución de la Eucaristía dice S. Pablo: “Porque YO HE RECIBIDO DEL SEÑOR lo que os he TRANSMITIDO: que el Señor Jesús en la noche en que fué entregado, tomó pan y, después de dar gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, el que se ENTREGA por vosotros; Y de la misma manera el cáliz, después de haber cenado, diciendo: El cáliz éste es la NUEVA ALIANZA en MI SANGRE; cuantas veces lo bebáis, haced esto EN MEMORIA MÍA. Pues cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciáis LA MUERTE DEL SEÑOR hasta que venga” (1 Cor. 11,23-26)
Por eso, Pablo, no está separado, sino que forma parte, con los demás Apóstoles y Evangelistas, del núcleo principal del KERYGMA primitivo y auténtico de la Iglesia Católica. Es en esta UNIDAD querida por Jesús, como el Hijo estaba en el Padre y viceversa, como se constituyó el mensaje de Cristo, que en diferentes versiones, aspectos y matices ha llegado hasta nosotros en el siglo XXI. Esta es la FE de la Iglesia..
Un saludo cordial de Santiago Hernández
El artículo de Castillo, es muy aclarador. Y disecciona muy bien dos planos, dos niveles, dos mundos que circulan paralelos, aunque en algún punto interseccionan.
Estos dos mundos son el del mundo de la “sabiduría” humana, y el del hipotético, oculto y esotérico mundo cósmico. El mundo de la sabiduría humana, lo que busca es la felicidad.
Castillo dice que ese es el mundo de los evangelios, (posteriores a Pablo), y adjudica a Jesús, la idea de que la “salvación” que predica, se refiere a la sanación física, que hoy día podríamos hacer extensiva a la sanación psíquica, del equilibrio psicológico, y la autorrealización, que en conjunto es la base de la felicidad.
(Esta idea, de Castillo, es muy aclaratoria, como todos los reduccionismos que quitan hojarasca, aunque la verdad, es que ni Castillo ni nadie, sabe realmente, qué pensaba Jesús en su paso por la historia).
Aquí en mi humilde opinión hay un pequeño error. La frase “mientras Pablo siga siendo más determinante que Jesús”, debería ser “mientras (sobre Jesús), Pablo siga siendo más determinante que los evangelistas”.
Lo dice después bien, muy lúcido y certero, cuando dice “lo central en la teología de Pablo es la victoria sobre el pecado. Pero, si nos atenemos, a la teología de los evangelios, lo central es la victoria sobre el sufrimiento”.
Esta teología de la sabiduría humana, la de la victoria contra el sufrimiento, que podríamos denominar como una teología de la felicidad, es justo lo que necesita el hombre de hoy día, y además la única que puede entender, pues habla sobre el lenguaje, la cosmovisión y el Weltanschauung del hombre actual y futuro.
Pero claro, esta no es una teología de teólogos, ni de obispos, sino una “teología” de psicólogos, antropólogos y filósofos en general. Y sus centros de culto, no están en iglesias y catedrales, sino en los centros culturales y en centros de meditación, de crecimiento personal y de ampliación de la conciencia.
(Cuando leía el libro “El hombre autorrealizado” de Maslow, me dí cuenta de que era un libro de ascesis personal, de búsqueda del despliegue de nuestra naturaleza humana, que Maslow dice que es “deiforme”. Es todo un manual laico de “santificación”, la “Imitación de Cristo”, del tercer milenio). (Y como ese libro habrá mil más, que yo no he leído).
Exige esta nueva moderna “teología” de la felicidad, la renuncia al monopolio de la moral, que se adjudica la religión, dejando la moral, (el comportamiento adecuado del hombre), al conocimiento humano, a la ciencia, en el más amplio sentido de la palabra. Reconocer que no hay que ser buenos porque Dios lo pide, sino que tenemos que ser “humanos”, dando amplitud y desarrollo a la naturaleza humana que el Universo, (¿?), nos ha proporcionado.
¿Y qué pasa con la teología de Pablo?. ¿La enterramos, y olvidamos?. El que quiera hacerlo, lo puede hacer. Pero, releída, reinterpretada y subordinándola a la teología “humana de la felicidad”, sigue siendo válida, pues la complementa y amplia.
Se dirá, ¿y qué hay de Dios?. Pues, muy bien, gracias. Subordinar la teología “mística-esotérica- mistérica”, a la teología humana de la felicidad, no es hacer de menos a Dios, si partimos de la base que Dios lo que quiere es que el león mate y coma, el perro ladre, el gato maulle, y el hombre, realice al máximo su naturaleza, Dios no solo no puede oponerse, sino que al final dirá: ¡Mira que a estos “sapiens”, les ha costado entenderlo!
Entonces, yo creo que las dos teologías son compatibles. La teología humana de la felicidad para todos, realizando un mundo perfecto. Y la teología del otro mundo, del “Misterio”, como complemento perfeccionador, para la minoría, que sienta en su interior esa necesidad psicológica.
“Y si Cristo es predicado que resucitó de los muertos ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó: Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe. Y aun somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios que él haya levantado á Cristo; al cual no levantó, si en verdad los muertos no resucitan. Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aun estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo son perdidos. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, los másmiserables somos de todos los hombres.”
En primer lugar: existió Jesús realmente?. O es un mitico dios solar mas. Una copia del mito de Osiris o Dioniso. Yo lo tengo claro. Pero “ca uno es ca uno….”
Por otra parte. Si existió. Se puede admitir que resucitó de entre los muertos?. Esto tambien lo tengo claro, de que no.
Pero estamos en una ruleta, en la que cada cual tiene sus numeros. Unos tenemos numeros que no resultaran premiados porque son falsos. Solo los avalados por la Verdad, tendrán el premio.
La falacia cristiana, se ha mantenido con sangre y represión. Cuando ya no puede imponerse de este modo, sencillamente desaparece. Bien es cierto que contribuye el estado de consciencia del Planeta. Mas evolucionado, de existente hace 2000 años.