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Por una Iglesia sin curas

Redes

Juan Luis Herrero del Pozo inició su etapa de reflexión teológica madura –que continúa hoy en soledad, por las limitaciones impuestas por la enfermedad– con un artículo provocativo: ¿Por qué son aburridas las eucaristías?. Pareció un artículo escandaloso, que ocasionó entre los salesianos la destitución del equipo de la revista que lo publicó. Pero sus posteriores libros y artículos fueron desarrollando y fundamentando lo que que allí se decía. Parecido es el artículo de José Ramón Pérez Perea, más historiador y sociólogo que teólogo técnico, que tomamos de Redes Cristianas y que mañana comentará otro artículo de José Mª Urío Ruiz que publicó también hace unos días dicho portal. AD.

Por una Iglesia sin curas

José Ramón Pérez Perea

¿Es posible una Iglesia sin clérigos (curas obispos papas)?. Jesús no fue sacerdote, ni consta que instituyera el sacramento del Orden. Más bien criticó a la “casta sacerdotal”, que fueron los que le condenaron. Jesús crea la Comunidad de iguales, en la que se encuentran personas con distintas cualidades (karismas).

Históricamente los cristianos multiplican su número. Aparecen distintos modos de actuar, de pensar, se producen disensiones y van a sentir la necesidad de proteger su unidad, de gobernar la diferente y dispersa Comunidad. Se comienza a establecer poderes de gobierno: unos van a mandar y otros a obedecer, unos a enseñar y otros a aprender.

Los elegidos para el Gobierno tienen que justificar su autoridad recibiendo un “Plus”, que los legitime y diferencie de los demás. Se crea la sacramentalidad: el poder viene de Dios, a través de un Ritual y se traspasa de generación en generación, y se instituye un orden de menos a más (diáconos, sacerdotes, obispos, papas). Con ello, se obliga a la Comunidad a obedecer y bajo la amenaza de la excomunión al disidente: no hay salvación fuera de la Iglesia (de los curas). “Nula salus extra eclesiam” . Se llega a construir, pasados los primeros años, lo que Jesús nunca quiso, la casta Sacerdotal, que tanto había criticado en su tiempo, y en la que se desecha a las mujeres.

Si analizamos de dónde proceden lo poderes sobrenaturales de los clérigos, descubriremos que el Bautismo no es privativo suyo. Cualquier persona – si realiza diversas formalidades – tendrá capacidad de bautizar.

El perdón de los pecados, mediante la confesión individual, tampoco consta en ningún texto de la Escritura. Las recientes investigaciones determinan que el texto de S. Mateo (16,21) no fue pronunciado por Jesús, sino creado posteriormente, para poder justificar el “atar y desatar” de los clérigos. Es la Comunidad la que se reúne, oye y perdona a quien lo pide. La confesión individual se establecerá muchos siglos después.

La Unción de los enfermos, si bien aparece en la Carta de Santiago, no consta que lo fuera por mandato de Jesús. Más bien va en la línea del uso de ungüentos caseros contra las enfermedades y heridas, en un tiempo carente de procedimientos clínicos; a modo de lo que aparece en la parábola del samaritano (Lc. 10,34), no seguidor de Jesús, que cura con aceite y vino (desinfectante) al herido por salteadores.
El Sacramento del matrimonio ni fue instituido por Jesús ni es privilegio de los clérigos. Según la propia doctrina eclesiástica, son los mismos esposos, cuando se aceptan mutuamente, como marido y mujer, los que se constituyen como tales. La tarea del cura se reduce a ser mero testigo, de un contrato creado, en siglos posteriores, para asegurar la propiedad y su transmisión de padres a hijos.

La Eucaristía, como presencia física, de Jesús en las hostias consagradas por los sacerdotes por el mero hecho de la pronunciación de unas palabras míticas, que transforman “milagrosamente” el pan y vino en la persona de Jesús, tantas veces como se quiera y que se guardan por centenares en miles de sagrarios por todo el mundo, no resiste – hoy día – a un mínimo análisis racional.

La presencia eucarística de Jesús ha de entenderse como su presencia cuando sus discípulos se reúnen en Asamblea de iguales, movidos por el amor, en actitud de servicio a los otros (lavatorio de pies). Festejando el acontecimiento del amor sin límites, con un banquete, en el que se ofrece Pan y Vino, como señal de total entrega a los demás. Sólo el Amor hace presente a Jesús.

Desvanecido el carácter sobrenatural, de las acciones clericales, su poder exclusivo de Gobernar cae por su propio peso. La gobernabilidad de las Comunidades ha de recaer en personas, democráticamente elegidas por la propia comunidad, sin Plus alguno de sobrenaturalidad. Basta que sean buenos gestores, honrados, transparentes y sometidos a las decisiones de las Asambleas.

En conclusión:

Es el Pueblo de Dios (Concilio Vaticano II) el que recoge el testigo que Jesús nos pasó. Ya no hay clérigos-laicos, hombres-mujeres, libres-esclavos, que decía s. Pablo (Gal. 3,28). Es el Pueblo de Dios el que es sacerdotal, sin diferencias entre un@s y otr@s.

11 comentarios

  • Gonzalo Haya

    Totalmente de acuerdo en superar el clericalismo. Jesús fue un profeta laico, actuó al margen del clericalismo tradicional de su religión, pero aceptó y vivió sus creencias fundamentales. Sus primeros discípulos interpretaron de diversas maneras su actitud ante la religión. Marcos, Esteban y el redactor del cuarto evangelio consideran obsoleto cualquier templo “construido por manos de hombres”; Pedro y Juan siguen acudiendo al templo para orar. Pablo interpreta la Cena del Señor como sacrificio por nuestros pecados. Las comunidades sienten la necesidad de organizarse. Para mantener unas creencias comunes van delimitando lo que reconocen como Escritos canónicos (Antiguo y Nuevo Testamento). El paso de los siglos ha ido acumulando dogmas y mandatos para mantener (sin mucho éxito) la unidad de las Iglesias. Ahora nos encontramos en un “cambio de época”, un cambio axial, ¿Qué queda a nivel personal y a nivel comunitario?

    Es difícil de precisar, pero dentro de nuestras limitaciones debemos decir con responsabilidad. Creo que Dios -¿personal, impersonal, transpersonal?- se ha dado a conocer de diversas maneras a los diversos pueblos y en las diversas épocas. Creo que la conciencia es el cordón umbilical que une a cada persona con Dios; más aún, puede ser la misma presencia de Dios en el hombre. Jesús es para mí la manifestación más perceptible de Dios en términos humanos. Las comunidades cristianas constituyen el ambiente que me ha transmitido el conocimiento de Jesús y una orientación para actualizarlo (Francisco de Asís, Monseñor Romero y tantos otros); y esas comunidades requieren unas normas flexibles para mantener su cohesión, adaptando las creencias y las prácticas a la cultura de cada época. Creo que lo más inmediato para los cristianos sería tomarse muy en serio la Iglesia como pueblo de Dios (no el único, pero sí un pueblo cohesionado). Las diversas Iglesias o comunidades cristianas podrían ir coordinando la expresión de nuestras creencias y de nuestras prácticas en términos actuales, respetando -pero orientando- la conciencia individual

  • mª pilar

    Tantos años de lenguaje clerical …

    Nos atan a definiciones, a las que  Jesús no dio … ese sentido que se ha repetido hasta la saciedad.

    El recordar-rememorar-extrañar-amar … no hace de ello un “espíritu” como “persona” añadida, diferente, otra.

    Nos hace sentir la presencia del ser amado, admirado, respetado, añorado … desde unos corazones agradecidos, ante la posibilidad de hacer ¡Vida!  … lo cotidiano que nos va acompañando.

    ¡El lenguaje está … envejecido!

    Y da lugar a montajes muy desfasados hoy.

    mª pilar

     

  • ROMAN DIAZ AYALA

    Puede que no me haya expresado bien,  pero lo segundo explica lo primero.

    La naturaleza espiritual de la iglesia viene dada por el espíritu del resucitado,  el  consolador.  A pesar del sistema catolico romano es decir,  nuestras traiciones, Jesús no nos ha retirado al espíritu santo.  La realidad espiritual de lo que verdaderamente es la iglesia permanece.

  • oscar varela

    Hola Román!

    Dos cositas:

    UNA: – “La Iglesia, fue:

    * siempre “la asamblea”

    * nunca el colegio de los que gobiernan,

    * nunca el lugar de reunión convertido “en templo”,

    * nunca existió una casta de administradores de “lo divino”

    (frente convertidos en “intermediarios” de Jesús, o de Dios)

    ¿Te parece que siempre y nunca?

    ¿No lo sigue siendo –insanablemente- HOY?

    Raro en ti que eres bien versado y sensato en apreciaciones históricas!

    ……………………….

    DOS: – “no podemos prescindir

    * de la “naturaleza sobrenatural de la Iglesia de Cristo y el Ministerio del E. S.”-

    Bueno, que tú no puedas no querrá decir que no se pueda ¿no?

    ……………………….

    ¡Voy todavía! – Óscar.

  • Román Díaz Ayala

    Sin embargo, no nos es lícito o conveniente, caer en la sectarización, como han caído otras confesiones cristianas distintas al Catolicismo Romano, porque no podemos prescindir de la “naturaleza sobrenatural de la Iglesia de Cristo y el Ministerio del Espíritu Santo.”No os dejaré huérfanos”

  • Román Díaz Ayala

    La Iglesia, fue siempre “la asamblea” y nunca el colegio de los que gobiernan, ni el lugar de reunión convertido “en templo”, ni existió una casta de administradores de “lo divino” frente convertidos en “intermediarios” de Jesús, o de Dios, el Padre frente a un pueblo obediente. La doctrina sacramental, de hasta siete (7) sacramentos es muy tardía y tomó su expresión definitiva con la Escolástica (Tomás de Aquino)

  • Román Díaz Ayala

    La forma de organización de la Iglesia, aquellas primeras comunidades de convertidos, no obedecía a esquemas construido sobre las necesidades de preservar la unidad y el gobierno por culpa de las disenciones, sino que fue el uso del sistema sinagogal, muchas veces con locales construidos y tras no, simple lugares de reuniones,  bien conocido de judios arameos y judíos helenistas. Está perfectamente documentado en el Libro de Hechos y en las Epístolas sin necesidad de “hacer arqueología”. Sólo mucho después, en la parte Latina del Imperio se pasó a la Basílica Romana”, pero hablamos de época más tardía.Estas comunidades estaban administradan por “ancianos” (presbíteros) y la comunidad y sus cultos se organizaban por “el presidente”, diáconos, evangelistas, y algunos oficios “carismáticos”, donde destacaban “los profetas”, personas dotadas `por el carisma de profecía.

  • Román Díaz Ayala

    La filosofía Escolástica al hacer del presbítero (anciano en dignidad) un sacerdote al estilo levítico construyó el sacramento del “orden sagrado” haciendo de la Eucaristía un sacrificio. En un primer grado al sacerdocio  se hace “clérigo” , “la heredad de Dios” (Salmo 16,5: Yahvé es la parte de mi herencia y de mi copa, tú aseguras mi suerte; me ha tocado un lote precioso, me encanta mi heredad.” Lo cuall se hizo significar por la tonsura del clérigo como perteneciente al clero.

    Cuando decimos que el pueblo de Dios es un Pueblo Sacerdotal, ya no nos estamos refiriendo a este tipo de sacerdocio, sombra y figura que desaparecería, al igual que los sacrificios del Templo, por la Nueva Alianza. Mateo 26,26; Marcos 14,22;Lucas 22,19; 1ª Corintios 11, 23; Juan 6, 51-58 y 1ª Cor. 10,16

  • Román Díaz Ayala

    Puede parecer paradójico que no siendo Jesús de la tribu de Leví, digamos, sin embargo que el Pueblo de Dios es un Pueblo sacerdotal refiriéndonos a la asamblea de seguidores de Jesús, igual que de Israel se decía ser un pueblo sacerdotal. Términos bastante familiares para los teólogos y estudiosos de la Biblia.Y así podemos repetir que hay un sacerdocio de las personas cristianas que no es exclusivo de los presbíterios o sacerdotes ordenados, sino que es patrimonio de todo el Pueblo de Dios, Pueblo Sacerdotal.

    Pedro Apóstol dijo: “Vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os la llamado de las tinieblas a su admirable luz…” La Carta a los Hebreos nos ilustra profundamente sobre el sacerdocio de Jesús, el Cristo. Sin ello tendría otro sentido la cruz y estaríamos ignorantes de los varios siglos de la pedagogía de Yahvé.

    No es el Catolicismo Romano lo que se deconstruye, como se dice ahora como sinónimo de desmontaje de un sistema sino el profundo sentido y el valor de la Obra de Jesús, la esencia del Cristianismo.

  • oscar varela

    Hola!

    La Cabeza y el Pié de este Artículo “no tiene ni pié no cabeza”;

    * El Autor anda a las Patadas con la Cabeza.

    1) Leo en el “En-Cabezado”:

    – “Jesús no fue sacerdote, ni consta que instituyera el sacramento del Orden”

    2) A la cual afirmación le da una “Patada” con su otra afirmación al “Pié”:

    – “Es el Pueblo de Dios el que es sacerdotal.”-

    3) ¿En qué quedamos?

    * “SACERDOCIO” ¿Sí o No?

    ………………………….

    Si al menos hubiera leído a Roger Lenaers hubiera aprovechado el sentido pleno del vocablo “ORDEN”.

    No hay SOCIEDAD sin ORDEN.

    ………………………….

    ¡Gatopardismo en estado puro!

    * Aun a pesar de la buena voluntad que pueda haber puesto el Autor!

    Tal vez ¿no?

    ¡Voy todavía! – Óscar.

  • mª pilar

    Me entusiasma este art.

    Este deseo grande, me acompaña desde hace ya mucho tiempo.

    Estando de acuerdo totalmente con cuanto se nos narra en el; tengo que plantear algunos problemas que hay que resolver de manera acuciante.

    Durante siglos, los sacramentos se han impartido en los primeros años de vida; constatando, una gran debilidad en la formación recibida, casi siempre derivada a los pecados o prohibiciones que su incumplimiento llevan consigo. Muy pocas veces a la esperanza, al compromiso, al amor por el proyecto elegido.

    Por tanto, padres e hijos… estos con mayor motivo, no reciben la formación requerida ante el compromiso de pertenecer a un grupo o comunidad creyente en un determinado Proyecto de vida.

    Ese es un motivo fundamental… El desconocimiento profundo, para decidir libremente que camino seguir, y las consecuencias, a la hora de dirigir dicho Proyecto.

    No es conseguir un título que avale nuestra preparación; se trata de responsabilidad, para poder vivir conscientemente dicho Proyecto.

    Es muy necesario, para descargarse de tantos entramados, que esconden el verdadero sentido de un seguimiento.

    Sería necesario, que los “sacramentos” no se reciban a edades tempranas, sino cuando la persona lo decida libremente y con responsabilidad de pertenencia a la comunidad.

    Entonces…

    !Sería mucho más sencillo!

    Comenzar una nueva andadura … la que tantas personas ya viven pero casi… en soledad.

    Los “vicios” o alteraciones vividas durante siglos… hacen este paso muy complicado. Reconociendo, que siempre han existido personas,  entregadas por completo  a vivir de esta manera… desde alguna comunidad religiosa o sacerdotes diocesanos… por no estar preparadas para acogerlos en las comunidades laicas; quiero decir, que no es necesario ser “consagrados” como curas etc… sino que puede haber personas que quieran vivir sin ser casadas. Toda persona, que demuestre unas capacidades … necesarias para la buena administración de cualquier grupo o comunidad. Y siempre hay que contar … con desengaños … Jesús, también lo vivió y no se rasgó las vestiduras por ello.

    Es necesaria una formación profunda (en nuestro caso) de:

    ¡La Palabra de Jesús!

    Sin arreglos … o al menos, los menos posibles, porque no podemos olvidar … la debilidad humana.

    Jesús lo vivió en su grupo con mucha fuerza-

    Claro que Él, tenía una plenitud humana que no hemos conocido igual.

    Cuando trabajamos el libro de S. Santos, “Un paso un mundo” pudimos comprobar el estilo, la manera de llevarlo a cabo; y otras personas lo vemos constantemente reflejado en pequeños grupos o comunidades de vida.

    Gran art. Esperanzador y lleno de posibilidades para aquellas personas que lo ansían, viven… de alguna manera, y no pierden la esperanza de que:

    ¡¡¡Otra iglesia es posible… y necesaria!!!

    mª pilar