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Para entender el fenómeno de la crisis

BoffRaramente ha habido en la historia tanta acumulación de situaciones de crisis como en el momento actual. Algunas son coyunturales y superables. Otras son estructurales y exigen cambios profundos, como por ejemplo, la reforma política y tributaria brasilera. Pero hay una crisis que se presenta sistémica y que recubre toda la Tierra y la humanidad. Es una crisis ecológico-social. La percepción general es que la Tierra viva no puede continuar así como  se encuentra, pues nos puede llevar a un cuadro de tragedia con desaparición de millones de vidas humanas y porciones significativas de la biodiversidad.

En su encíclica sobre “el cuidado de la Casa Común” el Papa Francisco dice sin rodeos: “lo cierto es que el actual sistema mundial es insostenible desde diversos puntos de vista” (n.61). En su peregrinación por los países más pobres de América Latina, Ecuador, Bolivia y Paraguay, el discurso de cambio estructural y la exigencia de un nuevo estilo de producir, de consumir y de habitar la Casa Común ha sido afirmado repetidamente como algo impostergable.

La crisis sistémica es grave porque carga dentro de sí la posibilidad de destrucción de la vida sobre el planeta y eventualmente la desaparición de la especie humana. Los instrumentos ya han sido montados. Basta que surja un conflicto de mayor intensidad o un loco fundamentalista del tipo del expresidente Bush para abrir las puertas del infierno nuclear, químico o biológico hasta el punto de no quedar nadie para contar la historia.  No podemos subestimar la gravedad de esta última crisis sistémica y global. La actual crisis brasilera es un pálido reflejo de la crisis mayor planetaria. Pero incluso así es  desastrosa para todos, afectando especialmente a aquellos sobre cuyos hombros se colocó la carga mayor de los ajustes fiscales para salir o aliviar la crisis: los trabajadores y los jubilados.

Comulgamos con la esperanza del Papa Francisco: hay en el ser humano un capital de inteligencia y de medios que nos “ayudan a salir de la espiral de autodestrucción en la que nos estamos sumergiendo” (n.163). Y finalmente hay Alguien mayor, señor de los destinos de su creación, que es “el amante de la vida” (Sb 11,26). Él no permitirá que nos exterminemos miserablemente.

En este contexto cabe una profundización sobre la naturaleza de la crisis para salir de ella mejores. Desde el existencialismo, especialmente con Sören Kierkegaard, la vida es entendida como un proceso permanente de crisis y de superación de crisis. Ortega y Gasset, en un famoso ensayo de 1942 titulado “Esquema de las crisis”, mostró que la historia,  a causa de sus rupturas y  reconstrucciones, posee la estructura de crisis. Esta obedece a la siguiente lógica:

  • (1) el orden dominante deja de tener un sentido evidente;
  • (2) reina la duda,  el escepticismo y una crítica generalizada;
  • (3) urge una decisión que cree nuevas certezas y otro sentido, ¿cómo decidir si no se ve claro?, pero sin decisión no habrá salida;
  • (4) pero tomada una decisión, incluso con riesgo, se abre entonces un camino nuevo y otro espacio para la libertad. Se superó la crisis. Un nuevo orden puede comenzar.

La crisis es purificación y oportunidad de crecimiento. No necesitamos recurrir al ideograma chino de crisis para saber ese significado. Nos basta remitirnos al sánscrito, matriz de nuestras lenguas occidentales.

En sánscrito, crisis viene de kirkri que significa purificar y limpiar. De kri viene crisol, elemento con el cual limpiamos el oro de las gangas, y acrisolar que quiere decir depurar y decantar. La crisis representa un proceso crítico, de depuración de lo esencial: sólo lo verdadero y sustancial queda, lo accidental y agregado desaparece.

En torno y a partir de este núcleo se construye otro orden que representa la superación de la crisis. Esto se traducirá en un curso diferente de las cosas. Después, siguiendo la lógica de la crisis, este orden también entrará en crisis. Y permitirá, después de un proceso crítico de acrisolamiento y purificación, la emergencia de un nuevo orden. Y así sucesivamente, pues esa es la dinámica de la historia.

La crisis posee  también una dimensión personal, en varias situaciones de la vida y la mayor de todas, la crisis de la muerte. La crisis posee también una dimensión cósmica que es el fin del universo que para nosotros no acaba en la muerte térmica sino en una inconmensurable explosión e implosión hacia dentro de Dios.

Entre tanto, todo proceso de purificación no se hace sin cortes y rupturas. De ahí la necesidad de de-cisión. La de-cisión lleva a cabo una cisión con lo anterior e inaugura lo nuevo. Aquí nos puede ayudar el sentido griego de crisis.

En griego krisis, crisis significa la decisión tomada por un juez o un médico.  El juez pesa y sopesa los pros y los contras y el médico ausculta los varios síntomas de la enfermedad. Sobre la base de este proceso toman sus  decisiones sobre el tipo de sentencia a ser emitida o sobre el tipo de enfermedad a ser combatida. Ese proceso decisorio se llama crisis.

Brasil vive, desde hace siglos,  demorando sus crisis por faltarles a los líderes la osadía histórica de tomar decisiones que corten con el pasado perverso. Se hacen siempre conciliaciones negociadas con el pretexto de la gobernabilidad. De esta forma se preservan sutilmente los privilegios de las élites y nuevamente las grandes mayorías son condenadas a continuar en la marginalidad social.

La crisis del capitalismo es notoria. Pero nunca se hacen cortes estructurales que inauguren un nuevo orden económico. Siempre se recurre a ajustes que mantienen la lógica explotadora de base, como ocurrió recientemente con Grecia. Bien dijo Platón en medio de la crisis de la cultura griega: “las cosas grandes sólo suceden en el caos y en la krisis”. Con la de-cisión, el caos y la crisis desaparecen y nace una nueva esperanza.

Entonces se inicia un nuevo tiempo que, esperamos, sea más integrador, más humanitario y más cuidador de la Casa Común.

*Leonardo Boff, columnista del JB online y  teólogo, ha hecho el DVD: Crise: chance de crescimento, publicado por Mar de Idéias, Río.

Traducción de MJ Gavito Milano

9 comentarios

  • Carlos alejos

    Me refería a las características de la crisis

  • Carlos alejos

    Que  bueno que sepamos profundizar las caraceros tocas de las crisis, así es la única manera de asumirlas en lo que nos toque hacer solos o con otros.
     
     

  • oscar varela

    Hola!
     
    Había yo leído los 4 pasos en que Boff resume el ESQUEMA DE LA CRISIS según Ortega:
    Dice Leonardo:
    – “Ortega y Gasset, en un famoso ensayo de 1942 titulado “Esquema de las crisis”, mostró que la historia, a causa de sus rupturas y reconstrucciones, posee la estructura de crisis. Esta obedece a la siguiente lógica:
    (1) el orden dominante deja de tener un sentido evidente;
    (2) reina la duda, el escepticismo y una crítica generalizada;
    (3) urge una decisión que cree nuevas certezas y otro sentido, ¿cómo decidir si no se ve claro?, pero sin decisión no habrá salida;
    (4) pero tomada una decisión, incluso con riesgo, se abre entonces un camino nuevo y otro espacio para la libertad. Se superó la crisis. Un nuevo orden puede comenzar.
     
    Este resumen en 4 pasos, aunque no está formalmente en el Curso de Ortega. Pienso, sin embargo, que responde bastante bien a lo que allá se expone.
     
    Tal vez se le podría agregar alguna otra consideración que en el mismo Curso tiene una relevancia de primer orden (2 capítulos: el 4º- y el 5º-) para dar razón del concepto de “CRISIS” en la vida humana. Se trata del concepto de GENERACIÓN.
     
    A mi edad este Concepto de Generación debo tenerlo extremadamente en cuenta porque ya ando pa’viejo; e.d. Generación de influencia totalmente irrelevante en vistas de cómo sigue esta Novela de la vida.
    ……………….
     
    Pienso que Boff es consecuente con su pretensión a la que ha dedicado su vida (sobre este Asunto de “dedicar-se” habría cosas interesantes que decir porque es un descubrimiento específico del cristianismo). Boff está dedicado a mantener la ESPERANZA. Tal vez en un eco a Helder Cámara que no cejaba de alentar a no olvidar la profecía.
    …………………….
     
    La pregunta que nos hace la situación en que nos encontramos (CRISIS) es:
    – “¿Pa’dónde mierda tenemos que ir, metidos en este Caos catastrófico?”
    …………………….
     
    Tal vez pueda ser útil en Atrio -donde se comenta hasta el hartazgo la fe cristiana-  considerar cómo el cristianismo se originó en una situación semejante, e.d. de CRISIS del Mundo Antiguo.
     
    (También podría considerarse otra CRISIS mucho más fuerte que dio origen a la situación de la que estamos viendo cómo podemos salir: la CRISIS del RACIONALISMO. Pero quede para otra oportunidad).
    ————————
     
    – “No sabemos lo que nos pasa, y esto es precisamente lo que nos pasa, no saber lo que nos pasa: el hombre de hoy empieza a estar desorientado con respecto a sí mismo, dépaysé, está fuera de su país, arrojado a una circunstancia nueva que es como una tierra incógnita.
     
    Tal es siempre la sensación vital que se apodera del hombre en las crisis históricas.
     
    Esta desorientación, esta iniciación de pánico, este no saber lo que nos pasa es percibido con cariz diferente por los que habiendo vivido una parte de nuestra vida en tierra conocida hemos asistido con plena conciencia a nuestro propio destierro de ella y por los jóvenes que han nacido ya en el territorio desconocido.
    …………………………
     
    Siempre, por una propensión mecánicamente dialéctica de la mente humana, cuando se desespera de una forma de vida, la primera solución que se ocurre, la más obvia, la más simple, es volver del revés todas las valoraciones.
     
    * Si la riqueza no da la felicidad, la dará la pobreza;
     
    * si la sabiduría no resuelve todo, entonces el verdadero saber será la ignorancia,
    (Paralelos del siglo xv; los “simples” y laicos de la devotio moderna, de la Imitación de Cristo, la “docta ignorancia” de Cusano, su encomio del idiota, es decir, del insipiente. Elogio de la necedad, de Erasmo. Último residuo en el siglo XVI, la lode del asino, alabanza del asno, en Giordano Bruno).
     
    * Si la ley y la institución no nos hacen felices, esperemos todo de la iniuria y la violencia. (Desde el año 70 no se pueden celebrar normalmente elecciones ni asambleas en Roma porque César y sus amigos ricos han financiado la organización de grupos de asalto formados por gladiadores del circo y esclavos, por gentes no latinas, frigios, misios, griegos, judíos -casi ninguno de ellos efectivos ciudadanos. Esto último puede verse en el discurso de Cicerón pro Flaccio).
     
    * Si los hombres no han acertado, atendamos a las mujeres. Y, en efecto, va a comenzar la intervención de la mujer en la vida pública, política e intelectual, se entiende religiosa.
     
    Esta es la situación en que va a prender el cristianismo,
     
    como el hecho, antes subrayado, de que desde una cierta altura y a cierta distancia pudiesen confundirse los ajetreos del cínico y el proselitista cristiano.
     
    Esta fácil dialéctica, puramente mecánica, que consiste en encontrar lo nuevo sin más que afirmar lo contrario de lo que parecía vigente prepara las almas elementales, y aun las superiores, para recibir la grande y auténtica innovación del cristianismo.
     
    (tómese nota de que la mente en los comienzos de una crisis toma la forma dialéctica. Ésta, que en su verdad es la cima del más sutil pensamiento, se vulgariza, como pasa en nuestros días).
     
    Al fracasar el intento de socialización del hombre que fue el Imperio romano,
     
    queda aquél desprendido de todo principio objetivo y público que le sea promesa de solución, que dé un sentido a su vida y le sirva de punto de apoyo. Porque con el Estado y sus formas sociales fracasa también la ciencia en cuanto instancia objetiva y pública a que poder referirse. Entonces el hombre se siente totalmente perdido, sin nada a que agarrarse, y recae en lo único que le queda.
     
    Cuando todo en derredor nos falla,
     
    caemos en la cuenta de que nada de eso era, en verdad, la auténtica realidad, lo importante, lo decisivo: la realidad que para cada cual queda bajo todas las demás aparentes es su vida individual.
     
    Vuelve entonces el hombre a ver ésta como lo que en rigor y en última instancia es el problema individualísimo, intransferible del propio destino.
     
    Ésta es la disposición del hombre que lleva a la solución cristiana.
     
    No esto o lo otro es ya problema, sino la vida misma de la persona en su integridad. No es que tenga hambre, no es que padezca enfermedad o tiranía política, no es que ignore lo que son los astros. Ahora es el ser mismo del sujeto lo problemático.
     
    * Y si la respuesta a aquellas deficiencias parciales se llama solución,
    * la que hay que dar a este problema absoluto del ser personal se llama salvaciónsotería.
     
    La desesperación, en que la crisis consiste, lleva en una primera etapa a la exasperación,
     
    y la historia se llena de fenómenos exagerados, extremo con que el hombre procura embotarse, alcoholizarse.
     
    Luego viene nueva calma:
     
    se acepta y reconoce lealmente que no hay esperanza, que esperar algo de sí mismo es desconocer la propia realidad.
     
    He aquí cómo el hombre descubre se esencial nulidad. Y esto, precisamente esto, es la salvación según el cristianismo.
     
    En vez de creer que el hombre natural es por sí algo suficiente, que se sostiene a sí mismo, descubre que consiste en pura dependencia, que su ser, su sustento, su realidad y su verdad no están en él, sino fuera de su naturaleza, es decir, que padecía un error de perspectiva, que el asunto más importante para él, su vida, no era un asunto natural, no consistía en ir y venir sobre la tierra, comer o pasar hambre, sufrir o gozar, llorar o reír, ni siquiera pensar.
     
    Todo eso es mero antifaz, aspecto y mise en scène de su verdadero asunto vital, su vida sobrenatural, su cuestión con Dios. Todas las cuestiones intramundanas flotan como anécdotas en esta cuestión previa que el hombre tiene con Dios.
     
    Diríase que cuanto hacemos y nos pasa, en suma, “esta vida”, está ahí sólo para ocultarnos como una máscara nuestra auténtica realidad, la que tenemos en lo absoluto, en Dios. De suerte que lo que parecía real -la naturaleza y nosotros como parte de ella- resulta ahora irreal, pura fantasmagoría, y lo que parecía irreal, nuestra preocupación por lo absoluto o Dios, eso es la verdadera realidad.
     
    Esta paradoja, esta suma inversión de la perspectiva, es la base del cristianismo.
     
    * Los problemas del hombre natural no tienen solución: vivir, estar en el mundo, es constitutiva e irremediable perdición.
     
    * El hombre tiene que ser salvado por lo sobrenatural.
     
    * Esta vida no se cura sino con la otra.
     
    * Lo único que el hombre puede hacer con sus propias fuerzas es negativo -negarse y negar el mundo, retraer de sí y de las cosas su atención y así, aligerado de peso terrenal, ser sorbido por Dios.
     
    Esto es lo esencial para la estructura de la vida medieval. Porque trae consigo la radical tendencia a desentenderse del mundo natural. Para el griego y el romano, la existencia era el problema de las relaciones entre el hombre y la naturaleza circundante -visible o invisible. Mas ahora el mundo es propiamente ultramundo y sobrenaturaleza. El hombre se queda, por lo pronto, sólo con Dios.
     
    El hombre una vez -una vez que ha durado muchos siglos- estuvo en esta creencia cristiana y su vivir tomó el aspecto de una faena sobrenatural.
     
    La Edad Moderna nos ha retrotraído a la naturaleza, y nos cuesta trabajo repensar aquel modo de vida que consiste en vivir desde Dios. Nos sabe, por lo pronto, a paradoja.
     
    Pero San Pablo tiene plena conciencia del frenético paradojismo, del radicalismo subversivo que llevaba en sí la idea cristiana.
     
    * No predicaba la buena nueva como una cosa razonable. En sazón de crisis, predicar cosas razonables es gana de perder la partida.
     
    * Predica y recomienda precisamente porque tiene todo el aire de una locura y de un absurdo.
     
    San Pablo es… un extremista.
     
    En la epístola primera a los corintios leemos:
     
    – “Porque la palabra de la cruz, a la verdad, locura es para los que perecen: mas para los que se salvan, esto es, para nosotros, es virtud de Dios”. Oigan ustedes cómo este hombre vuelve el mundo del revés: “Porque escrito está: Destruiré la sabiduría de los sabios y desecharé la prudencia de los prudentes.
     
    “¿En dónde está el sabio? ¿En dónde el escriba? ¿En dónde el escudriñador de este siglo? ¿No hizo Dios loco el saber de este mundo?
    “Y así, por cuanto en la sabiduría de Dios no conoció el mundo a Dios, por la sabiduría, quiso Dios hacer salvos a los que creyesen en él, por la locura de la predicación.
    “Puesto que los judíos piden milagros y los griegos buscan sabiduría.
    “Mas nosotros predicamos a Cristo crucificado, que es escándalo para los judíos y locura para los gentiles;
    “Mas para los que han sido llamados, tanto judíos, como griegos, predicamos a Cristo, virtud de Dios y sabiduría de Dios:
    “Pues lo que parece loco en Dios es más sabio que los hombres, y lo que parece flaco en Dios es más fuerte que los hombres.
    “Y así, hermanos, ved vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles.
    “Mas las cosas locas del mundo escogió Dios para confundir a los sabios, y las cosas flacas del mundo escogió Dios para confundir las fuertes;
    “Y las cosas viles y despreciables del mundo escogió Dios, y aquellas que no son, para destruir las que son;
    “Para que ningún hombre se jacte delante de él.
    Para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor”.
     
    Conviene, conviene de cuando en cuando recordar el pasado -recordar que se han dicho estas cosas. Un alto burgués del Imperio que oyera leer estos gritos manuscritos de San Pablo, ¿qué pensaría? Que era un poco subversivo, ¿no es cierto? Y, sin embargo, eso que predicaba -el cristianismo- fue luego, según la frase tópica, el más firme sostén de la sociedad.
    …………………..

  • mª pilar

    ¡Gracias Antonio!
    Me ha parecido ¡¡¡Genial!!!
    Y habiendo personas así en este país, con tantas posibilidades de hacer las cosas bien…
    ¿Que carajo estamos haciendo, y consintiendo, a los gobernantes que tenemos hace ya… ni sé?
    Como digo siempre…. y sé, que no tiene ningún valor, precisamente por venir de esta personilla…:
     
    “La ciencia avanza sin descanso, intentando hacernos la vida mejor (la mayoría de las veces… porque a veces, también se vende al mejor postor)
    Pero la raza humana… se parece al baile de la yenca… tres pasitos adelante… tres pasitos atrás… o sea; que nos movemos muchísimo más despacio que un mocoso caracol.
     
    Y así nos va. ¡¡¡No crecemos!!! Entretenidos en monsergas… que están costando la vida a millones de personas cada día.
     
    ¿Cuando vamos a despertar de este letargo, a formar nuestra conciencia para el bien, vivir la vida, sin hacer la puñeta a cuantas más personas mejor, a no ir por la vida… matando de mil maneras a nadie… porque… quien creemos que somos?
     
    ¡¡¡Como ansío… un Nuevo amanecer!!!
    mª pilar

  • Antonio Duato

    Ya que quitado ese mosquito inoportun de la tilde en el comentario de Silvestre.

    Pensaba poner el enlace al artículo de Leopoldo Abadía. Pero tras  el comentario de Oscar, recogiendo el guante de Leonardo que citaba a Ortega, solo cabría citas de Hegel o Marx sobre la dialéctica de la Historia o de Kuhn sobre los cambios de paradigma científico.

    Pero bueno, ya que se ha citado, lo pongo.

    El sabio-humorista Leopoldo Abadía exponía así el otro día “Mi programa de Gobierno”.

     

     

  • oscar varela

    Hola!
     
    1.- Leo:
    Ortega y Gasset, en un famoso ensayo de 1942 titulado “Esquema de las crisis”, mostró que la historia, a causa de sus rupturas y reconstrucciones, posee la estructura de crisis. Esta obedece a la siguiente lógica:
    (1) el orden dominante deja de tener un sentido evidente;
    (2) reina la duda, el escepticismo y una crítica generalizada;
    (3) urge una decisión que cree nuevas certezas y otro sentido, ¿cómo decidir si no se ve claro?, pero sin decisión no habrá salida;
    (4) pero tomada una decisión, incluso con riesgo, se abre entonces un camino nuevo y otro espacio para la libertad. Se superó la crisis. Un nuevo orden puede comenzar.
    ………………………..
     
    2.- Sin embargo lo de 1942 es parte de un Curso de 1933 “EN TORNO A GALILEO”.
     
    Copio más abajo el Índice del Curso y la Nota introductoria de las Obras Completas Tomo 5.
    …………..
     
    Me importa resaltar el asunto más serio del asunto; el referido a las CREENCIAS.
     
    Ni Boff ni ningún teólogo que yo tenga noticias ha asimilado la noción de CREENCIA elaborada por Ortega en varios y pormenorizados artículos; y hasta en un ensayo llamado IDEAS Y CREENCIAS.
     
    Pienso que mientras esto no se haga se seguirá dando vueltas y más vueltas a la teología y a la religión.
    ……………
     
    Nota: en cuanto a los 4 pasos que Leonardo dice tomar de Ortega lo veré e otro comentario (está en la Lección VI).
     
    ¡Voy todavía! – Óscar.
    …………………….
     
    Nota introductoria a EN TORNO A GALILEO en Obras Completas Tomo 5
     
    Las lecciones V, VI, VII y VIII de este curso explicado en 1933 se publicaron en libro aparte con el título Esquema de las crisis (1942), precedidas de esta nota:
     
    Se trata de unas lecciones entresacadas de un curso (dado en la Cátedra Valdecillas, de la Universidad Central, con el título: En torno a Galileo (1550-1650). Ideas sobre las generaciones decisivas en la evolución del pensamiento europeo.), donde el autor se propuso fijar, con el mayor rigor posible, la situación vital de aquellas generaciones entre 1550 y 1650 que instauraron el pensamiento moderno.
     
    De ordinario, la historia de las ideas, por ejemplo, de los sistemas filosóficos, nos presenta a éstos emergiendo los unos de los otros en virtud de un mágico emanatismo. Es una historia espectral y adinámica inspirada en el error intelectualista que atribuye a la inteligencia una sustantividad e independencia que no tiene.
     
    Es de presumir que si los historiadores de las ideas, especialmente de las filosóficas, hubiesen sido historiadores de vocación y no más bien hombres de ciencia y filósofos, no habrían caído tan de lleno en ese error y se habrían resistido a creer que la inteligencia funciona por su propia cuenta, cuando es tan obvio advertir que va gobernada por las profundas necesidades de nuestra vida, que su ejercicio no es sino reacción a menesteres preintelectuales del hombre.
     
    De aquí que fuese forzoso insinuar —ya que más completo desarrollo del tema era inoportuno— a los oyentes del citado curso, algo sobre ese carácter preintelectual, esto es, viviente de la inteligencia misma, oponiéndose a la doctrina inveterada, según la cual el hombre se ocupa en conocer simplemente porque tiene entendimiento.
     
    Al descender por debato del conocimiento mismo, por tanto, de la ciencia como hecho genérico y descubrir la función vital que la inspira y moviliza, nos encontramos con que no es sino una forma especial de otra más decisiva y básica —la creencia.
     
    Esto nos prepara para com­prender cómo el hombre puede pasar de una fe a otra y en qué situación se halla mientras dura el tránsito, mientras vive en dos creencias, sin sentirse instalado en ninguna, por tanto en sustancial crisis.
     
    A continuación se publican en su orden todas las lecciones, recons­truyendo la totalidad orgánica que tuvo el curso, al cual había de seguir una segunda parte que los acontecimientos españoles impi­dieron llevar a cabo.
    ……………………………………………………..
     
    ÍNDICE de EN TORNO A GALILEO (1933)
     
    Lección I.             Galileísmo de la historia   
    »              II.           La estructura de la vida, sustancia de la historia
    »              III.          La idea de la generación  
    »              IV.          El método do las generacionones en historia
    »              V.            De nuevo la idea de generación     
    »              VI.          Cambio y crisis   
    »              VII.        La verdad como coincidencia del hombre consigo mismo      
    »              VIII.       En el tránsito del Criatianimno al racionalismo
    »              IX.          Sobro el extremismo como forma de vida
    »              X.            Estadios del pensamiento cristiano
    »              XI.          El hombre del siglo xv      
    »              XII.        Renacimiento y retorno
     

     

  • Pascual

    Lástima que Leonardo no leyó el artículo del Profesor Leopoldo Abadía el viernes de la pasada semana en El confidencial.com

  • Pascual

    Esa tilde de Silvester es como un mosquito inoportuno.
    Con independencia de esto, anda por ahí un artículo de Joaquín Leguina sobre “Los pobres y las estadísticas” muy ilustrativo. Lo publica El País.

  • silvestre

    Creo y opino que para ilustrarse sobre lo de la crisis tendríamos que molestarnos en leer a Leopoldo Abadía hoy en El Confidencial.com