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La revelación del Misterio permanece como un tesoro escondido

RománCuando le damos algún valor teológico al misterio, nos acercamos  a su significación cual si se tratase de hacer historia comparada de las religiones, el arcano presente en muchas de las mismas, nos remontamos tal vez a las llamadas religiones mistéricas, aquellos conjuntos de ceremonias secretas de los misterios paganos propias de algunas religiones euroasiáticas que aparecieron  en los siglos V y IV antes de Cristo y que se fueron extendiendo por la ecúmene grecorromana  alcanzando gran esplendor durante la época helenística  y que Roma cultivó.

Otras veces buscamos sus anclajes en la filosofía medieval europea que definía misterio en el sentido de algo inaccesible a la razón, pero que debía ser objeto de fe.

En este sentido, corrientes espiritualistas  sustentadas por las visiones de la “New Age” ven en el misterio un marco incomparable para expresar la nueva sensibilidad superadora de la razón, sin tener que dar explicación del término o trascendencia de esta religación, abandonándose al plano “intuitivo”, o sea, que permanece siempre oculto y que sigue sin ser conocido en su auténtica realidad.

Sin embargo, escrituralmente, el término, que aparece por primera vez en el texto arameo del libro de Daniel (Cap.  2,18) Raz, es una palabra de origen persa, pero en cuyo contexto ya se expresa que es una verdad sólo conocida de Dios y que llega a ser conocida por revelación, gracias a la iniciativa divina. El término griego novotestamentario, mysterion, se ve enriquecido por todos los matices de las  revelaciones de Jesús, en la nueva economía de la gracia.

La explicación del misterio desde la teología-filosofía, necesariamente tiene que ser analógica, porque sólo buscando alguna semejanza entre lo que se palpa (aquello que es objeto de nuestro conocimiento) y lo intangible (lo que suponemos divino) encontramos alguna respuesta a nuestras inquietudes. Pero tal cosa divina que encontramos permanece siendo una construcción nuestra sujeta a nuestra evolución cultural.

El misterio en nuestra religión cristiana no es un conjunto de verdades que convenientemente sistematizadas constituyen una doctrina, premisas encerradas en un dogma. Estaríamos hablando de una religión en su aspecto más cultural y habríamos reducido nuestra fe a un conjunto de creencias.

Si mantenemos fresca en la memoria la palabra de Jesús en Mateo 11,25 de nuestro apartado anterior (“El rostro de Dios; una aproximación al misterio”) podremos entender con mayor claridad a Pablo en Efesios 3,1-6, pues para nosotros no existe mayor misterio que el “misterio de Cristo”, pues con él, Dios ha dejado de ser un misterio, algo, alguien, desconocido para el Pueblo de los santos. Jesús es el dispensador de los misterios de Dios, por medio del Evangelio.

El Nuevo Testamento es el despliegue de un misterio que estaba oculto en Dios quien a través del Evangelio nos da a conocer sus designios, pues Dios quiere ser dado a conocer, pero que sólo lo entienden quienes reciben la revelación divina y la hacen crecer en sus corazones. Los mecanismos por los que se articula todo el conjunto del Nuevo Testamento son el propósito de Dios de salvar a sus criaturas caídas, que quiere salvar a sus hijos e hijas y que se ha comprometido  en revelarles  el motivo de cómo funciona la salvación.

No todo el mundo está preparado para recibir tamañas bendiciones, porque la libertad humana es atributo divino que Dios respeta hasta el límite, fiel a Sí mismo, un final que no comprendemos, pues la autonomía humana jamás es quebrantada por el poder de la gracia. La batalla de la fe se libra en el corazón, en el ámbito de nuestra voluntad, que aunque no lo creamos es la dominadora de nuestros razonamientos.

“No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen.(Mateo 7,6)

Jesús nos advirtió de que puede haber personas que no están dispuestas a recibir su doctrina.

¿No sigue pasando algo de esto?

45 comentarios

  • George R Porta

    Leo lo siguiente en tu última entrada, Juanel:
     
    “No busco que los que dialogan conmigo “cedan terreno”, George, lo que busco es expresar con claridad mis ideas, que entiendan bien su contenido, alcance y significados, que no se cambie lo que quiero decir por otra cosa, que cuando detecten incoherencias, irracionalidad o falta de credibilidad,…., me lo hagan saber para intentar mejorarlas, que me aporten algo nuevo que deba añadir desde mi misma perspectiva u otras próximas o semejantes…
     
    Saliéndome de la conversación sobre “Misterio” que obviamente de mi parte llegó a un impasse contigo que no sé superar, comento lo siguiente en cuanto al diálogo mismo, a su forma o estilo de comunicación, que es algo a lo que atribuyo enorme importancia:
     
    1.   No comprendo la aclaración de que no busques que quienes dialoguen cedan terreno. Eso fuera la controversia o la competencia, la lucha y no pienso que ese haya sido el “modo” tuyo al menos con respecto a mis entradas en este hilo y ciertamente no es el mío.
     
    2.   Miro al dialogar como enriquecedor. No me sorprenderá nunca tener que matizar o modificar mis afirmaciones a la luz de las de otras personas porque no tengo interés en “afincarme” en las mías, o levantar una barricada para guerrear. Por eso hago hasta lo imposible por nunca hablar en primera persona de plural.
     
    3.   Creo en la apertura para enriquecer mis puntos de vista y expreso los míos sin atribuirles mérito pero con la esperanza de que igual que la Burra de Balam que menciona en alguna parte la Biblia, accidentalmente quizás diga algo de significado o valor que sea nuevo para alguien. Lo único que sí ocurre es que conversando me sorprendo descubriendo ángulos nuevo a la luz de lo que otros me dicen o escriben.
     
    Leo, también: “Si las posiciones de los contertulios están distanciadas, yo tengo que hacerme una idea lo más clara posible en dónde se encuentra su posición y explicarle dónde está la mía, y a partir de aquí analizar convergencias que nos pueden enriquecer mutuamente y señalar las divergencias y sus razones.”
     
    4.   Yo también, pero en ese caso prefiero pedir a mi interlocutor/a por clarificación acerca del lugar del cual afirman lo que afirmen. Me consta es que la mejor fuente de información de o acerca de lo que alguien diga sea ese alguien.
     
    5.   Si algo me parece haber verificado una y otra y otra vez no sea posible escuchar libre de los propios filtros y, sobre todo, que la intencionalidad y el significado de lo que escuche o me sea comunicado estará siempre en posesión del otro/a primaria y principalmente (Esto no es descubrimiento mío sino aprendido de algo escrito por Umberto Eco).
     
    6.   Desde mi ángulo, sobre todo atribuir intenciones, solo puede ser proyección. Solo me interesa (ni vencer ni convencer) persuadir a que mi interlocutor/a considere mi pensar/sentir. Al responderme pudiera confirmármelo o persuadirme a revisarlo y ambas cosas las agradeceré.
     
    Y leo además:
     
    “…No busco en un diálogo el cambio de posición de nadie, y menos vencer en una supuesta lucha o confrontación, sino profundizar en las ideas de cada uno, sus razones y consecuencias. No sé si estos principios de un diálogo los aplico bien sobre todo cuando se acalora, pero lo que sí tengo claro son mis intenciones.”
     
    7.   Pero no se trata, en mi caso, de demostrar que llevo razón en algo. Si ofrezco alguna opinión difícilmente será con ánimo de vencer o de sobreponerme. Siempre, con la intención de persuadir a que mi interlocutor/a acepte o rechace mi propuesta, la cual antes de proponérsela, habré tratado de verificar con mis medios hasta que me parezca claro que no sea falsa. Esto, siempre consciente de que mi falibilidad que es más real que mi certidumbre. Opino con ánimo de que mi interlocutor/a se vea persuadido a considerar mi opinión. Ya será muy valioso que esa persona, si desea dialogar no utilice mi pensar para sí solamente, sino que en reacción a mi propuesta también la reconozca viable o no y, si es posible, me señale lo que vea de inválido en ella.
     
    8.   La principal significación que reconozco al diálogo o la conversación, es esta de la apertura a la mutua persuasión, aunque reconozco que pueda ser un vicio o virtud aprendido de mi profesión: Nunca imponer o contradecir, siempre persuadir a considerar diferentes o nuevas opciones que me parezcan suficientemente considerables por el/la otra persona. Siempre presuponiendo que puedan no serlo o que inconscientemente me engañe y que suelen surgir de escuchar a mi interlocutor/a y de ponderar su opinión críticamente lo que reconozco que me comunique. Los “no” o “sí” sin más son conclusivos y cierran el diálogo. No lo prefiero, pero los respeto. Siempre habrá partes de esa comunicación exógena que se me escapen. Generalmente, si mi interlocutor/a lo nota, posiblemente me lo hará saber a base de reproponerla.

  • Juanel

    No busco que los que dialogan conmigo “cedan terreno”, George, lo que busco es expresar con claridad mis ideas, que entiendan bien su contenido, alcance y significados, que no se cambie lo que quiero decir por otra cosa, que cuando detecten incoherencias, irracionalidad o falta de credibilidad,…., me lo hagan saber para intentar mejorarlas, que me aporten algo nuevo que deba añadir desde mi misma perspectiva u otras próximas o semejantes. Si las posiciones de los contertulios están distanciadas, yo tengo que hacerme una idea lo más clara posible en dónde se encuentra su posición y explicarle dónde está la mía, y a partir de aquí analizar convergencias que nos pueden enriquecer mutuamente y señalar las divergencias y sus razones. No busco en un diálogo el cambio de posición de nadie, y menos vencer en una supuesta lucha o confrontación, sino profundizar en las ideas de cada uno, sus razones y consecuencias. No sé si estos principios de un diálogo los aplico bien sobre todo cuando se acalora, pero lo que sí tengo claro son mis intenciones.

    La idea que me he hecho de la posición de George, corrígeme si me equivoco, es que ha optado por la ambigüedad, quiero decir que las cosas no son blancas o negras sino difuminadas en una amplia gama de grises. Posiblemente tenga razón y lo real sea difuso o nosotros sólo podamos percibirlo así. Mi posición está muy alejada pues yo busco claridad de ideas y los grises me molestan. Quiero ver un cuadro de líneas marcadas y colores intensos. Quizás por esto nuestro lenguaje se empantana en incomprensiones. Quizás no me he esforzado lo suficiente en entender tus puntos de vista, lo cual no quiere decir que tenga o deba asumirlos, como tú tampoco los míos.

    Con respecto a MªLuisa el problema que tengo es otro a parte del lenguaje técnico filosófico que me cuesta entender. Ve la Realidad y su percepción de un modo “casi” enigmático para mí. Pero a veces suelta frases que me hacen pensar, labor principal de toda filosofía. Repensarse las cosas. La frase de que “Jesús se revela no diciendo sino siendo” en cierto modo yo lo digo cuando afirmo, que Jesús revela la plenitud de vida humana porque al encarnarse se despojó de su divinidad, pero retuvo para sí la plenitud como condición propia. Entonces resulta verdad para mí, que Jesús para revelarse lo hace manifestando lo que es su condición de plenitud, el decir es solo su consecuencia.

     
    Saludos cordiales

  • George R Porta

    Juanel, con gusto te cedo el terreno. Si tu propuesta es que haya “Misterio” en plural o “misterios particulares” lo respeto pero ya no podemos tener un lenguaje común. Yo no he dicho que yo conciba un Misterio Total y en cambio he dicho encontrarme en esta contradicción antagónica de existir en el Misterio por no poder mirarlo como si estuviera fuera de Misterio de modo análogo a como no puedo mirarme a mí mismo sin dejar de ser parte en ese mí-mismo y por lo tanto depender en cierta medida de mediaciones para verme “más” para poder conocer “más de mí-mismo”.

    No niego que otros puedan. No puedo y realmente no necesito pretender que pudiera. Es el punto en el que la omnisciente razón debe bajar la testuz y aceptar que puede no ser omnisciente.

    Un saludo cordial.

  • M.Luisa

    Hola George!
    Me ha gustado  tu  modo de responder en primera persona a lo dificultoso  planteado en   mi comentario del  3 de julio 12: 02.
     
    Yo,  por supuesto, no soy psicóloga ni en mi humilde vivir he necesitado el recurso de esta ciencia, sin embargo, sí  he sufrido colateralmente  unos  efectos   que sin duda  los adscribíria  a ese  lugar propio  que estudia    la  psicología.
     
    (Sere breve porque me doy cuenta que mi teclado tiene dificultad con los acentos y me obliga a prescindir del Word)
     
    Pienso que esta limitación sensorial que describes  en ti,  la puedes dar por generalizada., pues  es algo que nos sucede a todos/as, y es porque a lo real se llega necesariamente pasando por la irrealidad, lo malo  del caso seria quedarse estancados en ella. Permiteme, ya que me viene bien aquí,  recordar  tan sólo recordar,  pues en otro contexto detenernos en este punto daria para mucho, que  este   espacio o periodo  del que hablo,   en su letargo ha sido alimentado por uno de los poderes facticos mas influenciables  que ha tenido la historia sobre las personas.
     
    Dicho esto, vuelvo   ahora  a lo de antes  y  como tu muy bien dices los sentidos tienen un modo vectorial pero son vectores por ellos mismos no  es que tengan este caracter  para ser gestionados desde fuera. La alteridad es propiedad de ellos otorgada por la realidad que sienten. Y esto lo ves tu mismo cuando al final dices
     
    “En cambio en la relación con cada paciente en psicoterapia me resulta más possible reconocer la alteridad del paciente o la paciente y al mismo tiempo sentir la similitud humana entre dicha persona y yo, a veces por un momento. Quizás sea el dolerme con el paciente y su dolor y el alegrarme con él o ella y su alegría”.

     
    Esto es lo fundamental pienso…seguiría  pero el teclado me esta poniendo muchos impedimentos, aunque  esto es   lo de menos lo grave sería que ahora al pulsar surgieran aquellos tan molestos códigos.

  • Juanel

    Pues sí George, hay muchos más de un misterio. Tú mismo haces referencia a un misterio que nada tiene que ver con el Mysterium tremendum del que hablo, pues del que hablas se trata del misterio de “mi existir” del ir siendo, de la alteridad,….. Ni en el ser o el existir de la persona humana ni tampoco de la Realidad incluso como totalidad, se encuentra el Mysterium por poco que sea. El Mysterium no busca ni da razones para ir siendo o existiendo. Estas razones se buscan dentro de nuestro sistema, de hecho así lo hace la Ciencia, pero el Mysterium no se encuentra dentro de él sino más allá del límite.

     
    El problema que me parece intuir es que tú no ves el límite. Ves la Realidad o nuestro sistema como un Todo Absoluto, Infinito y Eterno, podría decirse que también estaría Dios incluido en esa Realidad, y para mí la Realidad no es divina, ni tampoco eterna ni absoluta ni infinita. Nada hay en la Naturaleza ni en la Realidad que permanezca para siempre y desde siempre. Quizás podría permanecer indefinidamente la energía física dispersa sin formas ni estructuras, pero esa vibración cuántica, quizás en las 11 dimensiones de las supercuerdas que diferencia los tipos de quarks (los cuantos de energía), nada tiene que ver su contenido con el contenido de Dios ni tampoco con el Mysterium. Quizás esa vibración de la energía cuántica esté de algún modo en relación con Dios, pero esa posible relación tampoco incide en el Mysterium. Y si nuestro sistema o Realidad es finita y temporal necesariamente tiene un límite.

  • George R Porta

    Siento, Juanel, que lo que afirmo represente para ti una dificultad. Confieso que me gustaría persuadirte a considerer que la dualidad sea inaceptable y “lo Santo” (vale decir lo escogido) ipso facto afirma  la exclusion o division con respect a “lo no santo”.

    Afirmar que el misterio pueda ser “tremendo” es afirmar o predica algo del misterio en cuestión como si pudiera haber más de un misterio, uno tremendo y otro/os menos tremendos.

    Mi ser, es decir, siendo ya ocurre en Misterio pero no puedo mirarme como si me mirase objetivamente desde fuera de mí. En una sugerencia propuesta de manera análoga Ricoeur se refiere a mirarse como si se fuera “otro/a” no siendo otro u otra.

    Eso no anula las fronteras o delimitaciones interpersonales, eso solo impide la absolutación narcisista de distinguir cualitativamente la dignidad en función de la imaginada individualidad.

    Que yo no necesite saber al Misterio o conocerlo de otra forma anticipadamente no tiene que presenter un desafío a nadie. Quizás se trate de mi error. Sinceramente yo no lo creo así, pero no me considero infalible ni siquiera momentáneamente. Quizás la razón te corresponda en estas consideraciones. Eso sí creo que no llevas la razón, pero muy bien que la evidencia esté en los repliegues de mi ignorancia y mañana lo vea con claridad. Como afirmó el/los autres de Qohelet, “Hay un tiempo para cada cosa” (más o menos).

  • Juanel

    Me ponéis las cosas difíciles ambos, George y Mª Luisa, porque yo siento intelectivamente el Misterio como lo totalmente distinto, quizás lo Otro. Rudolf Otto distinguía en “lo Santo” el mysterium tremendum,  de lo misterioso o problemático. Los misterios de nosotros mismos y de la Realidad Física que nos incluye, corresponde a lo que no sabemos pero podríamos llegar a saber tanto de las cosas que existen o podrían existir como de los procesos, fenómenos,.., que suceden o podrían suceder, incluso incluyendo la mirada holística al considerar a nosotros mismos y al mundo como un Todo. Hay misterios por todas partes de la Realidad, basta encadenar unas cuantas preguntas para quedarnos sin respuestas. Pero el Mysterium tremendum es otra cosa.

    Ambos habláis del misterio de las cosas reales sentidas intelectivamente, que existen en el ser de sí mismas y de nosotros al sentirlas reales simplemente siendo y existiendo. Todo ello está incluido en lo Real, en la Realidad Física, pero el Mysterium tremendum no está en ella. Nada de cuanto existe ni ningún ser de la Realidad, incluidos nosotros, contiene algo por pequeño o parcial o en potencia o por lo que sea,… del Mysterium. Nada de nada. Está más allá del límite, es externo a nuestro sistema, y por ello dentro de nuestra Realidad nada hay en donde podamos encontrarlo, ni con qué compararlo o analogarlo. Por mucho que conozcamos nuestro mundo, incluso alcanzando la totalidad del conocimiento sobre la Realidad Física, nada sabremos del Mysterium. No existe cualidad ni capacidad alguna en el ser humano para percibir, sentir, intuir, inteligir,…… alguna cosa del Mysterium. Sólo sabemos de nuestro límite, alcanzamos el horizonte de sucesos donde el Mysterium comienza, pero quedamos retenidos en él sin poder traspasar el límite y penetrar dentro de él aunque sólo sea un poco.

    Al Mysterium lo asocio al ámbito divino, simplemente porque no nos pertenece, aunque George me insista en que necesito conocimiento para asociarlo, sigo sin entender sus razones. Claro que si ponemos atributos en Dios como creador, etc., entonces asociarlo al Mysterium sería improcedente. Pero si predico de Dios el mismo desconocimiento que del Mysterium no veo los problemas que me indica al asociarlos. Es que me parece que aclara el contenido de Dios, dado que por lo común ese contenido está cargado con un montón de cosas diversas que proceden de las religiones, y para mí el contenido de Dios es Mysterium, precisamente para indicar que lo descargo de todo, por puro y simple desconocimiento.

     
    ¡Ah! Aunque mis expresiones sean rotundas, quiero decir que expresan la fuerza de mis convicciones, no son verdades absolutas se trata sólo de mi opinión, proposiciones provisionales y revisables. De hecho yo mismo las reviso y modifico cuando veo que es necesario, para mejorarlas. Y entiendo que al tratarse de opiniones otros puedan tener otras distintas a las mías. Lo digo por la insistencia de George en esta cuestión.

  • George R Porta

    Juanel, de nuevo pido a ti y a Pili que me disculpen porque lo del estilo etc., lo había propuesto hace tiempo en el hilo de atrieros somos y por levantarme de la computadora y no terminar lo que estaba escribiendo no me di cuenta de que estaba colgando lo que había escrito como siempre en Word directamente en un hilo que era sobre el Sínodo. Usualmente cuando tengo un propósito o una intención la expongo y mi intención no era la de controlar la expression de nadie, sino la de expresar mi deseo de saber cómo escribir en blogs. Yo soy denso y a menudo pedante, la combinación es ser menso de este lado del Mundo y por eso requiero de ese tipo de artilugios, manuaes., etc.

    A lo que escribes ahora en tu pregunta final. La expression el Misterio de Dios ya destruye lo mistérico. No tengo nada en contra de nada y menos si para ti es possible reconocer a Dios en la noción de misterio pues eso lo respeto y me parece bien. Mi dificultad está en que no puedo englobar Misterio e identificarlo con nada. No puedo acoger la noción de Dios o de divinidad. Como no puedo mirar el exterior de la habitación en la que voy estando cuando me encuentro dentro de ella.

    Mi comentario respuesta fuera que no sé si puedo afirmar el Misterio de Dios. la adjudicación a Dios de una cualidad oel nombrar al Misterio como Dios me causa dificultad. Desafortunadamente no sé expresarme major o de modo que me satisfaga más como para sentir que me explico. Esa misma didifucltad me parece que es sentir Misterio y sentirme en Misterio.

    Una imagen que he considerado a menudo es que en el cristianismo se nos olvda que Jesús deseaba seguramente vivir más tiempo que lo asesinaron muy temprano. No hay evidencia de que fuera suicida aunque hay evidencia de que se supiera perseguido y en grave peligro si uno se atiene a las narraciones.

    El Cristianismo primitive le ha comunicado a la posteridad desde su asesinato como si Jesús solo intentara una existencia corta. La realidad es que eso es gratuito, que yo puedo con derecho pensar que le entristeciese que el mal le arrebatara la vida tan pronto. La expression de que Dios se autorevele complete y suficientemente en él es solo un reflejo de quienes derivan su poder desde la vida de Jesús que necesitan afirmar algo que no saben para poder reclamar herencia de autoridad incuestionable, que no haya nada más que nadie más pueda añadir. Pero el martyrio de Jesús no fue deseado por él, lo que quiere decir que quizás hubiera querido seguir vivo y explorar adicionalmente lo que parece que Pablo viera claro, que Jesús aprendía, descubría y por lo tanto que Jesús es una revelación inconclusa, interrumpida si es cierto que Jesús es autorevelación de la divinidad.

    No le quito mérito. Solo digo que Jesús sea más revelación de Misterio porque es revelación inconclusa y como tal típicamente humana. Con su humanidad no tengo problemas. Afirmar su divinidad como algo más quizás possible me cuesta no por Jesús, sino por mis limitaciones tratando de comprender sin idolatrizarla la noción de divinidad atrapada en la imaginación que viene de abajo de lo no divino a menos que Misterio sea siendo y yo me sienta siendo en Misterio con Jesús por tener una humanidad en común.

  • George R Porta

    En cuanto a tu última entrada.

    Creo que das en el clavo. Mi dificultad es que no puedo sentir la alteridad del misterio. Mis sentidos me parece claro que tienen una forma o modo vectorial, de dirección y sentido, de horizontal y que me hacen sentir parcialmente pero como al deshilar el hilo de Ariadna me relacionan coinmigo mismo y con el todo simultáneamente, esté yo consciente de ello o no y el no poder estar consciente de todo lo que siento es una cuestión mía de limitación cognitive que si la equiparara a sentir a lo sentiente o al sintiendo reduciría a mi mera sensación la realidad que intuyo que me desborda. Ni siquiera yo mismo puedo sentirme completamente sino que solo puedo sentirme primariamente o más específicamente de un modo u otro en esto o aquello que sienta de mí, como cuando me escucho respirar tratando de inducer la meditación o cuando simplemente me deja literalmente aplastar por algo bello que me sobrepasa o por la compassion o por la rabia frente a la injusticia. Si lo imagino dejo de sentirlo y se me vuelve una experiencia reductora. En cambio en la relación con cada paciente en psicoterapia me resulta más possible reconocer la alteridad del paciente o la paciente y al mismo tiempo sentir la similitud humana entre dicha persona y yo, a veces por un momento. Quizás sea el dolerme con el paciente y su dolor y el alegrarme con él o ella y su alegría.

    Me parece que debo regresar a esto antes de seguir y al mismo tiempo que siento miedo de errar siento la inevitabilidad de explorar, el impulse de explorar.

    Gracias por ofrecer tu ayuda y definitivamente volveré. En el extraordinario documental sobre La Sagrada Familia de Barcelona, Panikkar dice en medio de su dificultosa respiración que el dios Cristiano es un ídolo. Yo lo creo y lo siento así. Tras un momento de silencio repite
    Solo hay Misterio. Yo también lo creo. Mi sentirme es solo el Misterio que se manifiesta materialmente en mí como se manifiesta en casi todo. Revisando la carta Laudato si’ el problema fundamental que he encontrado es que mantenga esta especie de cosmovisión en tres niveles: Dios o el Misterio arriba, l;o humano en medio, el resto del Mundo o el Universo (por contradictorio que sea el término) debajo.

    Me gustaría sentir que no haya nada arriba o abajo porque todo esté sea, siendo, estando y entonces lo particular es solo como una instantánea completamente ilusoria. Pero ya ves no sé expresarlo major y al escribirlo ahora deseo callar porque cada vez que ceso de retener mi particularidad me parece que estoy permitiendo lo mistérico en mi, cosa que una hormiga no necesita para ser siendo.

  • George R Porta

    Gracias María Luisa. Piensoi en mi ignorancia porque me resulta difícil desatarme de la vision mecanicista de horizontalidad versus verticalidad que al anclarme en lo físico se convierte en aquella imagen de la vectorialidad y las coordenadas y al reduce el sentir a  pensamiento  y ésta a categorías mecanicistas pues me parece que voy por el camino cada vez más reduccionista y desde la periferia a mí, en lugar de poder sentir desde debajo o desde detrás y advertir el carácter más causal que me parece que tenga el fundamento. Quisiera llegar a la situación de quien puede deshacerse de estas figuras que ya no tienen sentido, me parece, de primero y después except como recurso didáctico o como metáfora para explicarse. En realidad, simplemente puesto, me lío y la confusion me parece que lleva la verdad en ella pero la lleva enmascarada con error y a eso llamo ignorancia hasta que la verdad o algo de ella se deja sentir or ver.

    Pero me atrae la idea de seguir explorando  aquello que escribiste y y quizás vuelva a hacerte preguntas al respecto.

    Investigando alrededor de Grande, Espinal Oscar Romero y Ellacuría y los demás mártires latinoamericanos y su concepto de la justicia resulta que encontré una cantidad inmensa de material que me hizo detener todo y leer tratando de sentir con ellos y en  sus palabras. Una cosa que me volvió a golpear es la proximidad que Ellacuría buscaba y tuvo con Zubiri y su Amistad de muchos años, desde las aulas universitarias. Son temas apasionantes. 

    Así que agradezco tu oferta de volver a preguntarte. Un abrazo cordial.  

  • M.Luisa

    …Pienso que la impotencia que dices tener   en no poder   diferenciar entre la  cosa  esta que llamo Misterio con lo que en mí me hace sentir no hay que verlo como algo negativo  sino todo lo contrario es el aspecto positivo de la cuestión. Por qué? Porque precisamente  su modo sentiente de presentársenos esta realidad mistérica  no consiste en ser meramente algo de tipo  emocional y/o  subjetual,   sino que al tratarse de  algo formalmente real  nos está diciendo que   antes de dualizar tal  experiencia o de sintetizarla ambiguamente lo que cabe hacer estructuralmente  es abrirnos   al carácter de alteridad que nos ofrecen los sentidos, por ejemplo el de la vista no se agota sólo viendo sino impeliéndonos a mirar  en profundidad, y es   entonces cuando  se perciben los sentidos ya  como siendo estos por sí  intelectivos  y  por  tanto  en esa intelección se funde aquella  insatisfecha indiferenciación.Por consiguiente,  en este hecho la inteligencia  no actúa sino que cumple  ahí   una función meramente actualizadora, que es justo cuando en mi comentario anterior, luego me he dado cuenta, que para expresar este momento intelectivo con más  rotundidad  debería haberlo expresado así   “Dices que vivir es Misterio, de acuerdo, pero no es algo misterioso que estuviera en un más allá sino precisamente se trata de algo  que me hace “ser-estando” en mi propio  vivir ” este ser estando expresa lo positivo de aquella primaria  imposibilidad de discernimiento entre el Misterio y Yo.

  • Juanel

    No me ha sido nada fácil contestarte George. Primero voy a lo concreto a esa percepción del Misterio asociado a la experiencia extática en la contemplación de un campo de trigo que describes. Estas experiencias las he tenido desde muy joven. Recuerdo una por su impacto siendo casi adolescente, el ascenso iniciático con mis hermanos mayores al Teide. Subimos a pie por el pinar de la Esperanza, pasando por las Raíces, las Lagunetas, Fuente Joco con el mar de nubes a nuestros pies, entrando en las Cañadas por Izaña. Ya de noche con las estrellas como faros y una Vía Láctea esplendida comenzamos el ascenso al Teide por Montaña Blanca hasta el Refugio de Altavista. Alcanzado el Pico del Teide, justo en el amanecer, fue estremecedor. ¡Dios mío, cuanta belleza! En un cielo nítido, la Isla de Tenerife en todo su esplendor, La Palma, La Gomera, El Hierro y Gran Canaria perfectamente visibles y la sombra del Teide proyectada en un mar que del gris pasaba al azul intenso, los colores de cuatro nubes que parecían colocadas a posta, el olor a azufre intenso, el silencio profundo… No hay palabras que puedan transmitir esa experiencia única. Esta fue la primera de las once veces que volví a mi Teide en su cima a buscar lo mismo, a volver a sentir esa intensa experiencia. La última vez con el teleférico todo lleno de turistas, pues todo fue muy distinto. No he vuelto más ni pienso volver.

    Pero mi pregunta es ¿Es el Misterio de Dios lo que se siente en las experiencias extáticas? Pues en mi opinión NO lo es. No lo es porque estas experiencias no nos colocan más allá del límite de lo humano. Son experiencias humanas, otro modo de percibir y sentir diferente pero tan natural como la mirada objetiva. La Realidad Física que tenemos delante y que nos envuelve e incluye no ha cambiado porque nosotros la “miremos” de un modo u otro, sigue estando ahí y sigue siendo la misma.

     
    La mirada al Misterio de Dios es radicalmente distinta, puesto que trata de “ver” lo imposible, más allá del límite humano. La imagen que me gusta es la de un gigantesco agujero negro, no como el objeto físico de gran masa y gravedad que es, sino como idea. Un círculo enorme con un horizonte de sucesos en el que todo cuanto existe, toda la Realidad Física y todo lo humano, queda retenido en ese horizonte de sucesos, sin poder penetrar en su círculo interior. El círculo no es negritud, no es la Nada, no es fundamento del ser, no es….., pero a partir del horizonte de sucesos comienza el esplendor de la eternidad y de la plenitud. Por eso paso algún tiempo a diario como envuelto en ese esplendor, un remanso de paz y de fuerza en el cual no me importa ni me interesa “saber” ni “decir”, me basta el silencio. ¿Es sólo imaginación? ¿Hay algo ahí o es todo una invención mía? Pues lo que digo es que no tiene importancia que lo sea o no, pues lo que me importa es que renuevo con ello la paz y la fuerza, y también se fortalecen mi fe y mi esperanza en Dios. ¿Qué más puedo pedir?

  • M.Luisa

    No creo, amigo George, que sea por ignorancia que inviertas el sentido de mi planteamiento, es lo último que se me ocurriría pensar  de ti, al contrario leyéndote me despiertas gran interés.
     
    No obstante no sé a qué atribuir  aquel hecho, que a mí me parece erróneo, es decir, que veas la horizontalidad no en el fundamento sino en ir a la causa cuando, por otro lado, dices  que el Misterio es algo para ti que sientes y que te abraza envolviéndote sin poderlo diferenciar completamente. Yo me sumo también a esta experiencia,  pero  no crees que por serlo, por ser experiencia nace de abajo  y por tanto antes de conferirle carácter de Misterio   a esta realidad sentida   ¿no crees, insisto,  habría de considerar antes el hecho mismo  de ese vínculo que enigmáticamente nos ata a las cosas? ¿No es esto partir de la horizontalidad?
    Entonces por qué abandonar esa experiencia que por entero nos envuelve y nos fundamenta para ser, dejarla, digo,  de lado y lanzarnos a abrir  epistemológicamente  el paréntesis  en solitario de la razón  para ir a la causa de qué sea esto del  Misterio.
     
    Dices que vivir es Misterio, de acuerdo, pero no es algo misterioso que estuviera en un más allá sino, precisamente, se trata de algo  que me hace ser viviendo,  que me fundamenta como realidad personal que soy, es  lo fundante lo que está en la base de todo, es aquello que nos es  aprehensible, en cambio la causalidad no tiene ese carácter primario a ella se accede por  mera abstracción.
     
    Espero, aunque muy resumidamente me haya   hecho entender mejor  pero, si queda algún resquicio, ya sabes, aquí estoy.
     
    Un abrazo

  • George R Porta

    Desde luego. Espero con gusto e ilusión. Gracias.

  • M.Luisa

    Otro saludo agradecido  para ti, George, por  mostrarme tu interés…
     
    Sólo te pido que aguardes un poco, porque reservo  siempre el trabajo  de redacción,  sobre todo a lo que concierne a las respuestas un poco complejas, en borradores que elaboro de madrugada antes de comenzar el día.
     
    Mientras tanto, te reitero, de nuevo  mi agradecimiento!

  • George R Porta

    ¡Hola María Luisa! Un saludo cordial
     
    Leo: “No es ir a la causa sino el fundamento” y me he detenido en ello porque me parece importante la sencillez o rotundidad de la expresión que, confieso que se me escape.
     
    Me cuesta ver horizontalidad en ir al fundamento y seguramente sea mi ignorancia. Viera horizontalidad en ir a la causa o al propósito de cualquier acción (incluso la de ser) porque me reconozco viciado de la imaginación mecánica, pero también porque dar significado horizontal a algo en cierto modo me parece que lo entiendo como recurriendo a esa misma imaginería.
     
    Lo que he querido decir es que Misterio es algo que siento y que me abraza o envuelve sin poderlo diferenciar completamente. Por ejemplo mi piel o el agua en la piscina o el mar, al nadar.
     
    Le reconozco una cierta alteridad al enfocar mi pensamiento pero mi pensamiento no lo agota. Se trata de que no puedo sentir y pensar conscientemente a la misma vez. Por otra parte comprendo mi limitación de lenguaje para expresar afortunadamente mi sentir.
     
    Quiero decir que vivir es Misterio: No soy necesario, no soy suficiente, no soy completo, etc. Contrario a Kundera y parafraseándola licenciosamente tuviera que llamar a mi novela “la insoportable gravedad de ser” que es como el aire encerrado en un balón que se calienta algo que empuja o hala hacia arriba y que cuesta reducir por el anclaje de lo cotidiano, pero en ocasiones no resiste al anclaje Y su ser siendo a menudo impredecible es Misterio, es todo lo que se encierra en el ser que permanece abierto de un momento al siguiente.
     
    Como puedes ver, me lío con el pensar mi “siendo”. Al mirar al problema (para mí lo es) de la divinidad si la imagino solo puedo imaginarla desde mi alteridad con respecto a ella aunque desde luego sin sentirme en ella o sentirla en mi pudiera imaginar que exista en el mismo Misterio en el que me siento pero solo pudiera imaginarla como lo que no soy o lo que es lo mismo como algo que no siento.
     
    Sé que andes ocupada y no me atrevo a entablar una conversación que te robe tiempo pero si alguna vez puedes, quizás pudieras decirme si voy andando en tu dirección o no. Gracias.

  • M.Luisa

    …en definitiva, no es ir a la causa sino al fundamento

  • M.Luisa

    Después de leer estos últimos comentarios  creo conveniente retrotraerme   al mío del pasado 30 de junio   donde para alejarme de interpretar, precisamente,  como Misterio la cuestión que nos ocupa, en cuyo enfoque no se logra salir del dualismo clásico,  es por lo que traté el tema desde la  perspectiva no ya de querer saber qué sea lo misterioso, lo oculto, reduciendo así  la realidad a objeto de investigación, sino que abordé el problema desde  la horizontalidad, desde  el enigma que nos ofrecen las cosas en su trato con ellas.
     
    La presencia de la realidad en las cosas no es la de afirmarse en lo que ella es. No está en frente de mí a modo de objeto para que eidéticamente la identifique,  sino que consiste en “estarme” fundamentando, está en mí fundamentándome, está aconteciendo en mí.  Este es el sentido, que según mi opinión hay que darle a la   frase “Jesús no reveló a Dios diciendo lo que Dios  era, sino que nos lo reveló de una manera más radical,   no lo reveló diciéndolo, sino  siéndolo”

  • George R Porta

    Permíteme, Juanel, un comentario en tres partes  a tu última entrada de 01-Julio-2015 – 11:08 am:  

     
    1.    “El término Misterio no indica para mí sólo desconocimiento. Sin pretender ofrecer alguna enseñanza (lo cual fuera pedante y atribuirme una autoridad que no tengo) sino solo con el propósito de compartir una experiencia, te comento que en términos o nociones tan equívocas como esta de misterio, lo mismo en forma de nombre propio (con mayúscula) o cuando se trate de un nombre común, me ayuda a aclararme el referirme al significado no que arbitrariamente quiera yo otorgarle sino al que (en castellano o español no solamente es tu lengua propia me parece aunque la lengua “guanche” debe existir en algún lugar todavía ─no sé si es canario o tinerfeño de nacimiento─ es una ventaja contar con la RAE) por su etimología y por la historia de su uso, esté establecido que deba tener.
     
    2.    En “si existe Dios es para mí un Misterio” no significa simplemente “si existe Dios es para mí un Desconocido” pues no se trata ni de indiferencia ni tampoco que sea un algo o un alguien que no conozca porque no pueda o no quiera. Al contrario el “Misterio de Dios” ocupa un espacio preferente y determinante en mi vida. Con frecuencia diaria me sumerjo en sus profundidades en el silencio. Ese Misterio de Dios está más allá y más profundo que la plenitud de vida humana. Deja atrás la plenitud del amor, de la paz, de la justicia, del conocimiento, del bien, de la felicidad… que son cosas humanas.  
     
    La palabra “misterio”, muy por el contrario, aquí nombra algo que de alguna manera te es conocido. Si conoces de la equivocidad a que te refieres al escribir “no significa simplemente” yo no pudiera (obviamente tú sí puedes) aplicar la noción equívoca misterio a la noción igualmente equívoca de la divinidad. Desde mi horizonte ideológico nadie puede conocer la noción de “divinidad” de modo unívoco. Por eso no pudiera decir que conozco a la divinidad. Eso solo confiesa mi ignorancia y limitación pero en modo alguno desmiente la tuya. Solo siento y pienso que hablar equívocamente de lo equívoco anda en el sentido contrario a la mayor parsimonia (soy un defensor de la aplicación de la “Navaja o regla de Ockham”) y eso no me ayuda aunque para otras personas pueda incluso ser una ventaja.
     
    Por otra parte, mi vivir ocurre en un dominio en el que la divinidad no puede ocupar espacio si existe. En cambio yo pudiera, por mi cuenta y de mi parte, dedicar tiempo a tratar de comprender qué sea la noción “divinidad” y en ese caso estuviera utilizando un espacio de mi vivir o de mi “existencia” para especular acerca de ello, pero la realidad es que partiendo de que no creo que eso pueda llevarme a algún término, yo, en particular, no pueda permitírmelo. Esto no me impide callar cuando pre-siento Misterio. Permíteme una anécdota. Camino de Granada a Murcia, el autobús se detuvo una vez para reparar un neumático, a una altura en las afueras de Granada que me permitía ver el monasterio desde muy arriba y delante un trigal (el primero que veía en mi vida) que parecía un verdadero océano de oro salpicado de líneas rojizas que, después al descender más cerca, comprendí que fueran amapolas. Fue tal la impresión de inmensidad que no me percaté de que hubiera perdido el autobús. Es una anécdota tonta y simplista, pero no he podido olvidarla. Cuando me andando me desvío en mi oración de la ruta de Teresa de Ávila, y mi oración es mental, esa es la imagen que contemplo como si fuera la de Misterio, la de eso que me atrae y no se termina en el piso interior de mi futura tumba.
    3.   Lo que no nos pertenece es lo Eterno, la vida eterna en plenitud. Pero aun así lo Eterno no funciona ni como predicado ni como adjetivo del Misterio, sólo es el límite u horizonte de lo humano a partir del cual comienza el encuentro para mí con él. Y me pregunto, entendido así ¿cabe decir algo sobre él? ¿Cabe algún tipo de revelación?”
     
    Es precisamente frente a este tipo de proposiciones que decido guardar silencio porque solo puedo intuir que mi vivir, la vida en mí y en la forma existencia de la mía, pertenece a lo eterno como lo que trasciende atravesándome y superándome en profundidad y en anterioridad lo mismo. No sé qué decir, como “predicar” cualquier nombre sujetual que atribuya ese sentir. Mi ser es existir, “siendo” y en ese sentido límite no puede ser horizonte porque el límite no puede ser una ilusión proveniente de lo esférico y continuo sino de la humildad matemática de la noción de número.
     
    Puede que sea cierto y posible por lo tanto tu encuentro con algo que sientes o comprendes que sea Misterio, pero lo revelador es tu sentir y en mi caso nada puedo decir excepto en forma de silencio. Eso no quiere decir que me esté refiriendo a alguna otra cosa, ni que pretenda comprender lo que describes, sino que me parece mi presentir a Misterio sea una experiencia análoga (en el sentido aristotélico) de lo que parece que describes. Desafortunadamente si hablo o pienso predico de ello y destruyo su “misteriosidad” por llamarla de alguna forma, lo cual desafortunadamente siempre es destructiva, construccionista.

  • George R Porta

    Siempre sin intención polémica, permíteme, Juanel, añadir algo:
     
    1.     Del mismo modo que mi comprensión de qué sea el significado de “Misterio” éste es solo el mío y en modo alguno absoluto u obligatorio o necesario. Tu interpretación es igualmente válida aunque desde mi horizonte ideológico para mí haya sido inaceptable. Basta que lo sea para ti.
     
     
    2.     A tu pregunta “…si Dios existe es para mí un Misterio”… Misterio aquí ¿funciona como sustantivo?  Mi respuesta fuera que no, que no funciona como sustantivo sino que adjetiva a Dios. De hecho y si en efecto Dios es Misterio como supone tu expresión, que sea “un misterio” (con minúscula me parece que debiera escribirse) es predicado de Dios. Por lo tanto es consistente con la potencialidad de su existencia. Yo no puedo negar que Dios exista. No puedo afirmarlo tampoco. Eso no quiere decir que otras personas puedan hacerlo o no. Se trata de que para mí no sea necesario. Me basta con Jesús y la esperanza de que pudiera ser revelación siendo que fue, como apunta María Luisa. Él pudo creer en su Padre en el contexto de la teología y la filosofía de su Pueblo. Yo no soy de su tiempo y tampoco de su Pueblo. Tengo a mi alcance la memoria de Jesús que me ha llegado pero mi esperanza está en las promesas que parece que hiciera y no en lo que Jesús creía. No hay instancia de las narraciones evangélicas que sugiera que Jesús demandara creer intelectiva o cognitivamente. Hay evidencia de que quisiera que se le creyera y que se le esperara y de que se hicieran ambas cosas en él, es decir, manteniéndose en el seguimiento de su ser, obrar, decir, aunque no sé si él sabía que no dejando escritos de su propia mano, sus seguidores fabricarían el galimatías constructivo y deconstructivo que han armado, que hemos armado.  
     
    3.     Añades: “…bien, podría ser, dado que pongo nombre a un descubrimiento, a ese algo que desconozco yo y que está abierto a que otros pudieran conocer, aunque tengo dudas, fuertes dudas, de que alguien pueda hacerlo.”
     
    La clave de lo que especulo arriba está en esta aclaración. En nombre no nombras a Dios, sino que adjetivas ese nombre afirmando que quizás sea “un misterio” y aquí le adjudicas esa cualidad utilizando el nombre “Misterio” pero precedido del “un”, artículo indeterminado, en conjunto quizás pudiera ser sustantivante, pero me parece que se trate de una función es adjetivante. Después de todo mi castellano ya es corrupto por ser cubano y después de + 30 años de bilingüismo solo ha empeorado.
     
    4.     Finalmente dices en tu primera entrada de las dos últimas: “Y es que por ahora lo que cuentan acerca de Dios, no es el Dios que yo busco, incluida la mística…”
     
    A riesgo de que se me reproche preciosismo (pero en materia de comunicación por escrito me parece que reduzco el riesgo de imputar intenciones o significados si me atengo a las palabras con la mayor especificidad que pueda) admito que no busque a Dios. Si en efecto la divinidad existe no pudiera existir fuera de ella aunque no fuera divino. Estoy y soy bien consciente de mi humanidad y de que no necesite ser más que lo peor aunque no deseara ser de lo peor o lo peor. Si una cosa creo posible o imaginable desde “abajo”, es decir, desde mi humanidad, es que en cualquier caso la divinidad nunca ha podido abandonar la realidad aunque no puedo comprender el vínculo entre cualquier divinidad y esta realidad física en la que estoy inmerso y de la que soy parte, sobre todo creyendo que no haya ninguna otra, si bien creo que la porción de ella que siento y conozco puede ser solo parte de ella y en ella.
     
    Con esto no quiero decir que otras personas no deban o puedan buscarle.
     
    En cuanto a la mística con minúscula no sé qué decir. Me gusta la poesía y me gustan el mito y me parecen extraordinariamente reveladores, incluso en la etapa primitiva de Homero o de cualquier otro de los clásicos antiguos, por ejemplo, la poesía hindú. Creo como Teilhard que la naturaleza, el Universo o Multiverso, como prefiera en su totalidad progresa y deseo que mi cosmología incluya todo y haya estado andando siempre, desde siempre aunque no comprenda la totalidad de ese sentir/desear.

  • Juanel

    Un apunte. El término Misterio no indica para mí sólo desconocimiento En “si existe Dios es para mí un Misterio” no significa simplemente “si existe Dios es para mí un Desconocido” pues no se trata ni de indiferencia ni tampoco que sea un algo o un alguien que no conozca porque no pueda o no quiera. Al contrario el “Misterio de Dios” ocupa un espacio preferente y determinante en mi vida. Con frecuencia diaria me sumerjo en sus profundidades en el silencio. Ese Misterio de Dios está más allá y más profundo que la plenitud de vida humana. Deja atrás la plenitud del amor, de la paz, de la justicia, del conocimiento, del bien, de la felicidad….. que son cosas humanas. Lo que no nos pertenece es lo Eterno, la vida eterna en plenitud. Pero aún así lo Eterno no funciona ni como predicado ni como adjetivo del Misterio, sólo es el límite u horizonte de lo humano a partir del cual comienza el encuentro para mí con él. Y me pregunto, entendido así ¿cabe decir algo sobre él? ¿cabe algún tipo de revelación?

  • Juanel

    George hace en mi opinión un discurso analítico-lingüístico del término “Misterio” interesante. Con todas las precauciones da cierta seguridad a no tener en cuenta las afirmaciones de certeza absoluta pues implican sometimiento a la autoridad, y si esto es así lo comparto. Si he entendido bien lo que dice de que todo predicado supone la existencia del sujeto, con lo cual Misterio no puede ser predicado, ni anteponerle articulo ni seguido de adjetivos, quizás debería corregir mi frase “el Misterio de Dios” en un condicional algo así como “si Dios existe es para mí un Misterio”, dado que para otros pudiera ser otra cosa. Misterio aquí ¿funciona como sustantivo? bien, podría ser, dado que pongo nombre a un descubrimiento, a ese algo que desconozco yo y que está abierto a que otros pudieran conocer, aunque tengo dudas, fuertes dudas, de que alguien pueda hacerlo. Y es que por ahora lo que cuentan acerca de Dios, no es el Dios que yo busco, incluida la mística.

  • Luís Troyano Cobo

    Hola Juanel:

    Había mirado muchos videos y algunos libros, sobre el origen del cristianismo. Pero lo que me resultó determinante para descubrir la farsa en torno a un supuesto Jesús, es el libro que te regalo. Que regalo a todo cristiano
    http://www.academia.edu/4333456/Freke_Y_Gandy_Los_Misterios_De_Jesus
    Además en el último post que me publicó ATRIO, me explico un poco.
    Si vas a –colaboradores- y buscas mi nombre, te aparecerá “La Cruz Ansada”.
    De la antigüedad pagana, no quedo nada, efectivamente. “Gracias” al cristianismo literalista… que paso a ser “el” cristianismo. Pero cuando se volvió a descubrir el saber pagano, dio lugar al Renacimiento, precursor de la Ilustración. Y ¿Dime que filosofía se estudia todavía en las universidades?

    Un cordial saludo, también

  • M.Luisa

    Este apunte de mi cosecha  que dices tienes que meditar, Juanel, no es algo nuevo que me haya venido   bien decirlo ahora aquí en este contexto sino   que, en un registro pero más filosófico que teológico,  me vengo refiriendo desde tiempo inmemorial(es broma), pero sí que forma parte de mi horizonte argumentativo  habitual.
     
    Voy  a ver si  puedo condensar la idea en pocas palabras. En primer lugar, yo no estoy dada a hablar de misterios ni tampoco de lo escondido, el fondo filosófico del cual parto  es de la realidad pero no de la realidad entendida como absoluto porque   la realidad no tiene ni sustantividad ni independencia al margen de las cosas. Realidad es siempre realidad de esta cosa, y de aquella otra, por ejemplo, y   por consiguiente  entre cosas es cómo nos realizamos.
     
    Ahora bien, la frase en cuestión, es decir, la frase  a meditar “Jesús no reveló a Dios diciendo lo que Dios  era, sino que nos lo reveló de una manera más radical,   no lo reveló diciéndolo, sino  siéndolo” Esto expresado así  no es más que la traducción teológica  de aquella visión filosófica, ya que si comentaba sobre el artículo me era obligado hacer  esa traslación. No obstante,   la frase se ha de entender como un desafío de la versión teológica al uso,  ya que en la citada frase  no  hay afirmación judicativa alguna que afirme que Jesús sea Dios. Es ahí donde se acogió la teología, y haciendo honor al conocimiento eidético  volcó todo su discurso en hablar sólo de una  presencia abstracta sin tener en cuenta que lo real de toda presencia, en una realidad que siente como la humana,  se nos manifiesta primero en un “estar  sintiéndola”, es decir,  en un estarnos presente algo,  ¿No es esta la tarea que vino a realizar Jesús?.
     
    saludos

  • George R Porta

    En la línea 14 de mi entrada de las 16:09 h al trasladar el texto corté mal y donde dice “invento” debe decir “descubro”. Originalmente decía no que invento sino que descubro y al reducer la longitude corté mal la frase. Lo siento. Gracias por la paciencia.

  • George R Porta

    Esto que comento a continuación solo lo propongo como esclarecimiento de mi comprensión de lo que escribí antes y no con ánimo de interpretar a nadie. Es en parte por lo tanto un comentario a lo que has comentado Juanel, pero en modo alguno un intento de interpretarte. Si me lo permites solo quiero ser claro en lo que escribí.
     
    Me parece que cualquier predicado presupone la existencia del sujeto. Por eso Misterio no puede ser un predicado de “la divinidad” (creo que nunca quise afirmar eso, sino que me refería a predicar cualquier cosa de “misterio” convirtiéndolo en sujeto o agente) porque eso supone un cierto conocimiento.
     
    En mi opinión no puede siquiera anteponérsele un artículo ni tampoco seguirlo con adjetivos. En cuanto afirmo Misterio es lo que sea lo es solo para mí y entonces Misterio tiene su función de nombre sustantivo y que lo afirmo como correspondiente a aquello que en realidad considero “misterioso” porque me queda englobado en mi limitación lingüística, mi equivocidad, la de mi lenguaje y mi imaginación de lo que desconozco pero otros puedan ya conocer. Yo no puedo conocer al Misterio en su totalidad. Después de todo, Misterio y misterioso son nociones que he aprendido a aplicar solo en mi propio ámbito.
     
    Imaginando la univocidad de la palabra Misterio solo puedo callar, ponderar el nombre en silencio absteniéndome de cualquier elaboración, un equilibrio que como cualquier otro es típicamente inestable, instantáneo. Lo misterioso es una noción humana y también lo es “misterio” y en ese sentido, por ser algo que me invento solo lo puedo describir como lo comprendo, es decir como lo que no puede ser sujeto o agente, siempre a mi modo de mirarlo. Las demás personas son libres de hacerlo de otra manera.
     
    El sujeto puede actuar y Misterio no puede ni puede ser consecuencia o efecto. Pero queda la experiencia no de la invención de esa noción que es imposible sino de su  descubrimiento porque puedo (de hecho me ocurre) descubrir lo nuevo aunque siempre teniendo en cuenta que sea nuevo para mí pero quizás conocido de o por otra persona.
     
    De cada experiencia de descubrimiento puedo inferir que puede y debe haber otras “cosas”, muchas que aún me sean desconocidas (incluso otras dimensiones o aspectos de lo descubierto que aún no conozca) y eso lo puedo generalizar bajo la categoría de “desconocido/a” para mí, por mí e incluso en mí. La certeza absoluta o definitiva no es una noción científica. La certidumbre científica siempre requiere una definición de la probabilidad de error que le sea aceptable al científico.
     
    Puedo categorizar imaginando como “todo”, sea cuanto sea, la categoría que nombre “Misterio” y al hacerlo uso ese calificativo en relación a mi ignorancia pero en modo alguno puedo incluir (no lo sé) lo que otra persona conozca. Sí puedo afirmar que ninguna otra persona pueda conocer con absoluta certeza algo que yo mismo no conozco porque si no lo conozco no puedo aceptarlo sino sometiéndome a la autoridad de esa persona y eso es algo que no deseo. Prefiero confesar mi ignorancia al respecto de eso que esa persona quiere que yo acepte como cierto solo por su autoridad. Esto vale tanto para los Evangelios cuanto para el Popol Vuh, etc.
     
    Otro modo de decir esto mismo, es afirmar que al pensar “Misterio” solo pueda callar. DE ahí lo inestable de mi oración contemplativa cuando es solo meditación “desde abajo” y se aparte de la afectividad (la de Teresa de Ávila, que la prefiero).
     
    No digo que otras personas necesariamente sufran mis limitaciones. De ahí que la controversia no sea un objetivo para mí y menos un “método”.
     
    Puedo presumir de no conocer porque me consta empíricamente que conozco limitadamente pero no puedo decir nada de eso que precisamente desconozco, excepto que otros puedan quizás conocerlo ya.
     
    Presumir que lo no desvelado o descubierto (a, por o para mí) sea Misterio es algo que no quise decir si lo he dicho alguna vez.
     
    “Solo sé que no sé nada” me parece en realidad una especie de corrupción de esta otra paradoja más bien irónica atribuida o quizás dicha por Sócrates: “solo sé puede saber que no se sepa absolutamente lo que se crea saber”.
     
    Si no ando errado, que a menudo pudiera estarlo, Platón, en Apología de Sócrates, pone en boca de éste lo siguiente: Este hombre, por una parte, cree que sabe algo, mientras que no sabe [nada]. Por otra parte, yo, que igualmente no sé [nada], tampoco creo [saber algo].”
     
    Quizás fuera afortunado reducir este platónico a “solo sé que no sé nada” porque parece que Platón no quiere afirmar en nombre de Sócrates que éste afirmara, de sí, que no supiera nada, sino que quería afirmar que no se pueda saber nada con absoluta certeza, incluso en los casos en los que uno crea estar seguro de saber.
     
    Platón pondrá en boca de Sócrates en el Menón una afirmación en estos términos ahora menos explícitos: y ahora no sé qué es la virtud; tú quizás lo sabías antes de hablar conmigo, pero ahora eres ciertamente igual a uno que no sabe,” con la intención de que Menón admita que cualquier certeza incuestionable, a los ojos de Sócrates, sea imposible.

  • M.Luisa

    Sigo un poco más… Lo humano no es lo resultante de la magnificación de sus cualidades como producto de una predicación.  Sí, en cambio, estoy  de acuerdo en que se diga que todo conocimiento posible arranca de lo que los humanos de hecho  tenemos, en efecto,  pero modificado precisamente por las circunstancias. Las circunstancias convierten el yo en un mí,  es el mí de mi realidad, por lo que entonces ya no se trata  de un mero tener sino de un poseerse, inscrito justo en el  momento estructural de la experiencia.

  • Juanel

    Luis, lo que los exégetas dicen no es que todo el cristianismo inicial fuese gnóstico ni tampoco ortodoxo (el que presenta la Iglesia) sino que fue múltiple, diverso y divergente desde el origen. Los escritos más antiguos que son algunas de las Cartas de Pablo así lo reflejan. ¿Cabe nombrar y explicar aquí las distintas corrientes y escuelas de pensamiento en el origen del cristianismo? Lo que no cabe duda alguna es que la corriente ortodoxa apoyada en Pedro y Pablo surge desde el principio en competencia con las demás que estaban presentes o que fueron surgiendo en los s.I y II, y que no han parado de surgir a lo largo de toda la historia de la Iglesia hasta el presente.

    ¿Te puedo preguntar por las razones de tu cambio de tomar a Jesús como patrimonio de la humanidad a considerarlo sólo como un mito entre otros? Ciertamente hay mito en el relato de Jesús que hay que detectar y si se quiere, descartar. Pero de los mitos griegos y egipcios con los que comparas al de Jesús, no se concluye que puedan ser igualados. ¿Me puedes explicar por qué lo haces?

     
    Decir que nuestra civilización occidental se basa en la egipcia y griega clásicas, es una afirmación que no se puede sostener ni por la Historia, ni por la Historia de la Filosofía, ni por la Historia de las Religiones,… No queda hoy nada que se mantenga en pie desde la época clásica, nada de nada. Me refiero a la cultura ilustrada, no a la cultura popular pues en ésta sí que perduran encendidas ciertas brazas desde antaño.

     
    Apunta MªLuisa algo que me gustaría meditar “Jesús no reveló a Dios diciendo sino siendo”. Y ciertamente lo que no puede hacerse, también en mi opinión, es atribuir cualidades humanas a Dios, es improcedente.
    Saludos cordiales

  • M.Luisa

    Es esto precisamente lo que no se puede hacer, tomar la divinidad como misterio “posicional” para sacar de ella sus supuestos atributos. El conocimiento que aportan los predicados es un conocimiento de meros añadidos  al sujeto que los soporta y son de tipo sustancial, no dicen nada sobre el conocimiento de la realidad  en su      estructural devenir.

  • Juanel

    Comento el texto de George
    1. Misterio tomado como predicado de la divinidad. Todo predicado implica conocimiento. De acuerdo, pero si Misterio se refiere a lo NO desvelado, a lo que permanece oculto, a lo que no se sabe o incluso no puede saberse, entonces lo que se dice, es algo así como “solo sé que no sé nada” acerca de la divinidad. Lo que manifiesta el predicado no es conocimiento sino justo lo contrario, desconocimiento.

    2. Cualidades humanas llevadas hasta la divinidad o a la personificación del Mal (Satanás). Aunque el texto no lo dice, me parece ver que resulta improcedente proyectar lo humano magnificando sus cualidades (del bien o del mal) con el fin de conocer la divinidad o Satanás, sin embargo, resulta lógico que se haga pues sólo podemos partir de lo que tenemos, el yo y sus circunstancias, para adquirir conocimiento y experiencia. Si lo que se dice es que esa proyección es improcedente, no tengo nada que añadir pues estoy de acuerdo.

    3. Jesús y los textos de referencia. Por supuesto que los textos canónicos del NT tienen múltiples versiones, transposiciones, translocaciones, añadidos posteriores, errores de copia, etc., sobre lo que la exégesis moderna nos ha informado. En cuanto a los Apócrifos los hay en cantidad desde los de la Natividad, de la Infancia, de la Pasión y Resurrección, los Asuncionistas… especulativos como Pistis Sophia o el Libro de Juan, dichos de Jesús o diálogos de Jesús,… y en particular los apócrifos gnósticos de Nag Hammadi tan importantes por su antigüedad como son los evangelios de Tomás y de Felipe y también el de Judas. Además el texto que expone George también comenta las dificultades de la elaboración de los textos en general, al poner por escrito algo transmitido oralmente, con clara intención apologética y para uso cultual en las primitivas comunidades cristianas. Teniendo en cuenta que la canonicidad de los textos del NT no fue fijada hasta un tiempo muy posterior en el s.IV, es lógico que surjan dudas acerca de la autenticidad de la tipología de Jesús que la Iglesia transmite y que ha llegado a nuestros días.

     
    Mi posición al respecto es que mientras no exista la demostración evidente de que el Jesús que predica la Iglesia sea incompatible con el Jesús histórico, el hombre que vivió en la Judea del s.I, yo seguiré poniendo mi fe y mi confianza en él, puesto que su personalidad, su plenitud de vida, su excelencia humana es tan grandiosa y coherente que me resulta muy muy improbable que pudiera ser inventada. ¿cómo poner de acuerdo a un conjunto amplio de seguidores en la figura de Jesús que estaban inventando? ¿no es más fácil de entender que todo partió de una misma persona, Jesús el maestro, que tenía esas cualidades en grado de plenitud, que sus hagiógrafos explican?

  • M.Luisa

    Sitúo  mi reflexión sobre lo que se comenta  de lo mistérico del cristianismo, en la misma línea en la que la sitúa el amigo George.
     
    Desde esta perspectiva, pues,  la revelación es algo que no está pura y simplemente “puesto”  entre los humanos para que de ella se saquen todas las luces que se quiera en orden a lo que la Revelación sea, sino que se trata, a mi modo de ver, de una cosa completamente distinta. La revelación no es “posición” positum, sino de-positum. Entiéndase bien el sentido de lo dicho (no me voy a entretener)ya que su corrección interpretativa se ha debatido aquí en varias ocasiones, anteriormente. No se trata, pues,  de ningún depósito guardado por ninguna institución, sino guardado por la tradición misma en razón de lo que late en ella trascendiéndola,  es decir,  por  su carácter somático.
     
    No se transmite mecánicamente, intelectualmente, cognoscitivamente,  Jesús no reveló a Dios diciendo lo que Dios  era, sino que nos lo reveló de una manera más radical,   no lo reveló diciéndolo, sino  siéndolo.

  • George R Porta

    ¿Cómo se puede afirmar algo sin que dicha afirmación constituya ella misma una declaración de conocimiento considerado cierto?  
     
    Si afirmo que la divinidad sea misterio no puedo negar que conozco en esa medida a la divinidad porque “predico” algo de ella. Sabiendo además que muy posiblemente ningún ser humano sea divino parece que sea razonable afirmar que cualquier noción de divinidad es gratuita.
     
    Así, parece que de la divinidad solo sea posible afirmar algo “desde abajo”, desde condición humana, y a través del existir humanamente. De la divinidad se afirman cosas bien sea  magnificando lo humano o proyectando la imaginación de aquello que deseamos porque no nos lo reconocemos, sobre todo virtudes o cualidades morales. Lo mismo pudiéramos decir en sentido contrario de lo demoníaco o del Mal.  No acabamos de reconocer que nos sorprenda el grado heroico de la virtud o la horrible degradación del vicio que hasta el momento no podíamos imaginar sino atribuyéndola a la divinidad o a Satanás.
     
    Si digo de mí que “yo soy yo y mi circunstancia” no puedo negar afirmo que debo mi conocimiento de mí a mi circunstancia porque solo aprendí de mí a través de ella, el medio en el que he devenido quien soy reflexionando estarlo siendo.  
     
    Nada ni nadie puede ser conocido a partir de cero. Sartre llevó razón afirmando en El existencialismo es un humanismo que primero es el individuo “siendo” (existencia) y después su (su ser esta o aquella persona. Se llega a ser quien se es precisamente siéndolo.
     
    Eso es imposible afirmarlo acerca del misterio a menos que el nombre mismo de Misterio sea redefinido.
     
    En el Cristianismo, Jesús ha sido el dato central del modo y en la medida que las narraciones evangélicas y el resto de los documentos neo testamentarios han podido permanecer “memoria” de su vivir y hacer, tomando cuenta de que el conjunto de libros adicionales a las cuatro narraciones evangélicas mismas constituyen un comentario sobre ellas, un intento de esclarecerlas. Lo mismo pudiera o debiera poder decirse de los evangelios apócrifos leídos en conjunto.
     
    Precisamente en y por el proceso por el que pasaron de ser solo versiones orales de eventos recientes, versiones orales de eventos no tan recientes, versiones orales y escritas (con cualquier grado de precisión) de eventos lejanos, a través de testigos presenciales o no, hasta que comenzaron a ser puestas por escrito por uno o varios redactores y no con el mismo sino diferentes propósitos excluyendo el de historiar (en su noción moderna), para comunicarlas persuasivamente a este o aquel otro grupo con intensión proselitista ─que pudo ser más o menos legítima o no─ tanto las narraciones evangélicas como el resto de los documentos neo testamentarios son documentos que cada uno está obligado a actualizar desde la historia en la que existe y en la que no existe solo..
     
    Esos documentos no revelan el Misterio o algún misterio, sino que, padeciendo de los condicionamientos históricos del momento de su redacción y del subsiguiente proceso de preservación y comunicación ( el cual ha sido cuidadoso, descuidado, y al fin modificado como ocurre con todo lo que se traduce a tantísimas lenguas que no tienen raíces comunes o se adapta pastoralmente, como tan a menudo se escucha, o para otros propósitos como la liturgia, la oración, la catequesis a las diversas edades, etc.) han sido comunicados en diversidad de formas y estilos literarios, cargando incongruencias y demandando el esfuerzo exegético o hermenéutico no de una persona por su propia cuenta y aisladamente sino en referencia a su colectivo o comunidad.
     
    Lluís Espinal en Bolivia o Mons. Romero en El Salvador pudieron leer de modo muy parecido lo que sus persecutores o asesinos, también en nombre de la ortodoxia, leyeron de forma opuesta. Lo mismo ocurrió con la Ley y Jesús y sus asesinos. El problema estuvo en que Jesús, Romero y Espinal lo leyeron y comprendieron desde la situación de los pobres y sus persecutores y asesinos no.
     

    Me queda mi propio vivir en seguimiento no del  Jesús que existió sino de la “memoria” que me ha llegado de él y que leo e interpreto desde mi circunstancia y fuera arrogante y sin sentido atribuirme infalibilidad a mí mismo en esa tarea. Lo mismo vale de predicar cualquier cosa del Misterio convirtiéndolo en sujeto de algo o definiendo su noción.

     

     

  • Luís Troyano Cobo

    Mira Juanel, eres muy dueño de ver las cosas tal como en tu último comentario. Yo mismo, antes de saber más, defendía que Jesús es “patrimonio ce la humanidad”. Refiriéndome al Jesús histórico. Y ahora digo igual, pero sosteniendo que Jesús es un mito similar al Dioniso griego o al Osiris-Horus, egipcios.
    El cristianismo inicialmente fue gnóstico. En esto están de acuerdo todos los exegetas estudiosos.
    Si los evangelios canónicos atraen también, como los evangelios gnósticos hallados en Nag Hammadi. Es porque parten de la rica espiritualidad egipcia.
    Un ejemplo: el padrenuestro, es copia de la “oración del ciego” de Egipto.
    El cristianismo gnóstico no presenta doblez alguno. Su esquema es como el de todas las religiones mistéricas. Muerte al viejo ego, y resurrección a una vida nueva, con un ego trascendido, que no muerto. Luego Jesús su mito arquetípico, muere y resucita. Pero eso solo míticamente.
    El paganismo egipcio y griego, por ejemplo. Fue algo más…, que la religión de un pueblo, “cazador, recolector”. Nada menos que es la base de nuestra civilización occidental. Y todavía estamos aprendiendo de ellos.
    Por otra parte. Cuidado con lo que mucho cuesta. Porque quizá se éste machacando hierro en frio…

  • Juanel

    Sobre los planteamientos gnósticos no tengo duda alguna que nada tienen que ver con los cristianos. No puedo saber el rumbo que podrá tomar el cristianismo en el futuro, pero estoy “casi” seguro (para no absolutizar), de que la vía gnóstica está cerrada y bien cerrada. No es coherente con el Jesús de Nazaret que el cristianismo presenta y transmite, con conocimientos ocultos reservados a unos pocos iniciados. Si las palabras de Jesús tienen algo grandioso, es precisamente su sencillez aplastante que penetran hasta lo más profundo del ser humano. Sus parábolas no son desarrollos teológicos complejos, ni tampoco son oráculos cargados de misterios ocultos, sino sacados de la vida cotidiana que todo el mundo conoce. No es coherente que se afirme la doblez en Jesús al proponer en él una doble enseñanza, una para iniciados y otra para el común. El sentido de la cita evangélica sacada a colación, no tiene nada que ver con la interpretación o las consecuencias que se deducen en los comentarios de Luis e Isidoro.

     
    El problema del gnosticismo es su fuente, quiero decir, de dónde provienen las claves para desvelar el Misterio. Me respondo que hay dos, de un lado “profetas iluminados” que creen tener las claves para hacerlo, y de otro, de conocimientos ancestrales transmitidos de generación en generación a unos pocos. Ambas fuentes tienen problemas y muy graves. ¿Fuentes ancestrales? ¿pretenden acaso que en el pasado remoto de la humanidad poseían mayor conocimiento de la verdad que ahora? ¿entre los chamanes de los pueblos cazadores-recolectores? ¡por favor! El problema de los conocimientos adquiridos por iluminación depende de la respuesta que se dé al cómo se obtienen y la credibilidad que resulta de cuanto dicen.¡¡¡Con lo difícil que es el adquirir conocimientos científicos por el esfuerzo de estudio e investigación, resulta que una mente iluminada adquiere mágicamente un acercamiento mayor a la Verdad!!! ¡¡¡La Verdad no sólo del Cosmos o Mundo que nos rodea que ya es decir, sino lo que es más difícil aún la Verdad del Misterio de Dios!!!

  • Luís Troyano Cobo

     
    (Gracias Juanel, por darme la razón.)

    Por “Misterio” entiendo la parte esotérica de todas las religiones principales, (excepto el cristianismo). Que obviamente tienen acceso a esa parte esotérica, los que pasan por un proceso de iniciación. En el paganismo, esa parte que digo, la esotérica, se traducía en la iniciación a los Misterios.
    En el cristianismo gnóstico, como una marca del paganismo que es. Se le revelaba la gnosis-Misterios, a los iniciados. Las “malas lenguas” cristiano-literalistas, los detentadores de la discutible ortodoxia. Dice que este cristianismo gnóstico es “elitista”. Todo porque se le facilita la -experimentación- de la gnosis, a los que la pueden asimilar.
    El cristianismo que conocemos, no es “elitista”, porque no tiene nada que dar más allá de la doctrina, del catecismo. Para ello, no es necesaria ninguna iniciación “elitista”.
    Otra cuestión, es que grandes hombres han escrito, desde la confesión cristiana. Y lo que hayan expuesto sea aceptable a veces para aprender. Pero ya no es el cristianismo en si. Son hombres cristianos, que han engrosado la “tradición”. (Personalmente pienso, en hombres lucidos, pero dentro de la Matrix.)
    La gran tragedia, del abandono de la senda liberadora del cristianismo, para meternos en la cárcel del control mental, creo que fue así:
    En sus comienzos, la cristiandad se resquebrajaba, por los debates teológicos. Una Iglesia literalista con una jerarquía creciente de sacerdotes y obispos, se enfrenta con los cristianos gnósticos, los que buscan a Dios dentro de si mismo. Los que cuestionaban las bases de la fe “institucionalizada”. Los que no reconocían la Iglesia que se establecía. No la necesitaban. Ellos se comunicaban directamente con Dios, no necesitaban de mediadores. (Era una fe individual, que hoy está ganando cada vez más terreno.)
    Esto era peligroso, para las estructuras del poder, fatalmente subversivo, entonces:
    Los evangelios gnósticos, arden. Cristianos matan a cristianos por millares. Los gnósticos y los paganos, son arrasados. El templo de Osiris en Alejandría, y su gran biblioteca, son pasto de las llamas. Y lo que reemplazó al sistema de conocimiento, fue la fe ciega y fanática. Que después traducida en doctrina y dogmas, seria impuesta, a toda la población, cristiana o no.
    Claro que no todo es negro en el cristianismo ortodoxo-literalista. Tiene una cara amable y caritativa, que es lo que ha hecho caer en sus redes, por espacio de siglos, a millones de incautos. Pero su esencia última es perversa. Entre otras cosas, porque nos dicta lo que hemos de pensar. Aterrándonos con el infierno, haciéndonos culpables desde el nacimiento, y aún en tiempos no muy lejanos. Quemándonos vivos, si manifestábamos disidencia.
    El cristianismo “ortodoxo”, es una manera falaz de mantenernos dentro de la Matrix. Tras la pantalla de Jesús. Se esconde el demonio.

  • Isidoro García

    Con la cita de Dyson, quise poner en el tapete, varias ideas-fuerza, que yo comparto:
    Uno. “Los seres humanos, buscamos a tientas el conocimiento y la comprensión del extraño universo en el que hemos nacido. Tenemos muchos modos de interpretar las cosas y la ciencia es sólo uno de ellos”.
    Dos. “Nuestros procesos mentales se basan sólo parcialmente en la lógica, y están inextricablemente mezclados con las emociones, los deseos y las interacciones sociales”.
    Tres. “Podemos estar todos de acuerdo en que la religión es un fenómeno natural, pero en la naturaleza pueden estar incluidas muchas más cosas de las que podemos captar con los métodos de la ciencia”.
     
    La número uno, va en contra del reduccionismo que realizan muchos no-científicos, idolatrando a la ciencia racional, como único método de acceso al conocimiento. Es claro, que es el método más importante, pero no el único. Y eso lo dice, (de ahí la especial relevancia del autor de la cita), un físico renombrado, lo cual nos debería hacer reflexionar: tendemos a ser más papistas que el Papa.
     
    La nº dos, vuelve a poner sobre tema, toda la psicología freudiana, ya bastante antigua, pero que muchos se niegan a aceptar de verdad, porque complica mucho los esquemas simplones y decimonónicos, de buenos y malos, virtuosos y viciosos, santos y pecadores, salvados y condenados.
    (Hay que reconocer que los escritos evangélicos en los que se supone se transcriben palabras de Jesús, están en esa onda. Pero eran el lenguaje y la sintaxis de la época, y por ello, son palabras que hay que retraducir al nuevo lenguaje, asumiendo los riesgos de toda traducción. Si no se hace así seremos fieles en la palabra e infieles en el espíritu. A veces la única manera de llegar al destino es desviarse del camino aparente).
     
    Y la nº tres, expresa la mente brillante de un físico de vanguardia como Dyson. Es una versión de la frase de Shakespeare: “Hay más cosas entre el cielo y la tierra, Horacio. Que las que sospecha tu filosofía”.
     
    Todo lo que sucede en el Universo por definición es natural. Y por ello la religión como creación humana, es natural. Pero es que “en la naturaleza pueden estar incluidas muchas más cosas de las que podemos captar con los métodos de la ciencia”. (Aquí, particularmente le faltó un “todavía”, pues quizás en el futuro, podamos captar muchas cosas, que hoy están en el ámbito de la religión y fuera del de la ciencia).
     
    Si esto fuera así, muchas discusiones presentes entre fé y ciencia, en el futuro serán inútiles y fuera de lugar, y la teología a lo mejor dentro de diez mil años, (espero que muchos menos), será un capítulo de la Historia del Descubrimiento del Cosmos.
     
    Porque pudiera ser que el Dios de las religiones, (objeto de las mismas), sea también natural y miembro del Universo, creado (o no, ¿quién lo sabrá?), por el “Desconocible-Indefinible”.
     
    El cristianismo, a pesar de las adherencias abstractas que sufrió del platonismo griego vigente en el mundo cultural de sus inicios, parece indicarlo así: los cristianos sabemos que Jesús es un humano de nuestra misma especie, y el Padre que le enseñó, era alguien también muy “tangible” y “conversacional”.
     
    El cristianismo oficial, al querer llegar a todo el mundo, y más aún al hacerse religión oficial, eliminó el gnosticismo, minoritario por principio, y por eso se refugió en el platonismo abstracto que como no se entiende casi nada, compromete poco, y se refugia en el Misterio inexplicable, (anécdota del cubito de agua de San Agustín).
     
    Mientras que el gnosticismo, aborda el Misterio desde un intento de explicaciones concretas, que pueden ser aceptadas o no, pero que explican las cosas claras.
     
    De ahí lo de las supuestas palabras de Jesús, de no echar las perlas a los cerdos, (sin que se ofenda nadie), o sea reconoce que ese mensaje, esa explicación del Misterio, la inmensa mayoría no solo no la aceptaría la mayoría sino que la atacarían. (La actuación y resultados de Pablo en el Atrio del Areópago ateniense, deberían hacernos aprender sobre la utilidad real de los Atrios de los Gentiles informáticos modernos como éste).
     
    Pero yo creo que hoy día, el único futuro del cristianismo es el del cristianismo gnóstico minoritario, porque en el mundo moderno, puestos a ser racionales, lo mejor es coger el original y no la copia: no se puede ser solo un poquito racionales, (o lo eres o no lo eres), y por eso Juanel tiene el gran conflicto interno que manifiesta en sus escritos.
     
    Este carácter minoritario de la aceptación del mensaje de Jesús, tiene dos salidas posibles. O sólo se “salvarán” los que crean en él, como los escritos evangélicos parecen indicar, o, (lo más probable para mí), todo se universaliza si contamos con una segunda “oportunidad”, en una supuesta segunda vida intelectual después de la muerte del cuerpo, en la que todos aprenderían lo que les falte por aprender en la vida biológica.
     
    Y quizás todo esto, dentro del Universo, pues como dice Dyson, “en la naturaleza pueden estar incluidas muchas más cosas de las que podemos captar con los métodos de la ciencia”.
     
     

  • Juanel

    El misterio que desvela el Evangelio, oculto a lo largo del AT, no es resolver la cuestión de quien ES Dios sino su voluntad, lo que Dios quiere de nosotros. Lo que estaba oculto es la Plenitud, la vida plena y eterna para toda la humanidad sin exclusiones. Como estaba oculta la resurrección a una nueva vida. Oculto estaba el Reino de Dios que es la causa de Jesús. Y es que sobre el Misterio de Dios “casi” no hay ningún versículo del NT que pueda citarse y menos que revele en algún sentido su naturaleza o esencia. Para hablar del Misterio de Dios hay que recurrir a la Filosofía o a la Teología medieval, pero el NT es marcadamente insuficiente en el desarrollo de este tema.

     
    Así que Luis Troyano dice bien en mi opinión cuando opina que el cristianismo “carece del Misterio”. Y a mí me parece no sólo que es verdad sino que es la mejor comprensión del cristianismo, y entiendo que para un pagano le resulte prácticamente ateo. Y es que el Misterio de Dios permanece en el fondo de toda su propuesta, pero muy rara vez por no decir nunca ocupa el primer plano de interés. Por tanto el cristianismo ni es una religión mistérica ni tampoco gnóstica, que son sólo para iniciados que creen tener las claves para desvelarlo, tendencias que en absoluto fueron primigenias u originales del cristianismo, sino que fueron muy pronto apartadas de la corriente principal de la Iglesia.

  • Rodrigo Olvera

    Interesante que Isidoro cite una parte de la descalificación que hizo Freeman Dyson del libro de Daniel Dennett “Religion from the Outside”.
     
    El libro, cuyo título puede traducirse como “La religión vista desde fuera” propone estudiar las religiones en las escuelas públicas desde un punto de vista neutral y objetivo, desprejuiciado.  Dyson, reconociendo su propio prejuicio positivo a favor de las religiones, descalifica esa propuesta, diciendo que se debe enseñar la religión en las escuelas desde su interior (un acercamiento catequético) y hace varias afirmaciones sobre lo que Danneet “cree”, a pesar de que contradice lo que expresamente Dannett escribió de sus propias creencias.  Como hacen muchos autores anglosajones, Dyson recurrió  a una “anecdota personal” de un viaje en tren en que tenía que pagar un boleto si llevaba un perro, pero como llevaba una tortuga, el conductor le dijo que la tortuga es un insecto y viajaba gratis.
     
    La respuesta de Dannet exhibiendo lo que realmente escribió, en contra de los prejuicios comentarios de Dyson, no se hizo esperar.  Más aún, Nicholas Humphrey escribió al editor de la revista demostrando que lo que Dyson afirmaba ser una anécdota personal, realmente era una caricatura aparecida en  1869.
     
    Finalmente Dyson tuvo que escribir al editor, ofreciendo una disculpa a Dennett por “malinterpretar” lo que escribió; y aclaró que la explicación de su anécdota y la caricatura es que posiblemente él recordara haber oido la caricatura mientras viajaba en tren siendo niño, diciendo textulamente “ésta no sería la primera vez que recuerdo algo que nunca ocurrió”  (????) o que la anecdota realmente ocurrió y el conductor conocía la caricatura.
     
    Fue una polémica que dió mucho de qué hablar, y al final dejó muy mal parado a Dyson.  En este vínculo aún se puede leer el intercambio original (en inglés)  http://www.nybooks.com/articles/archives/2006/aug/10/breaking-the-spell/
     
    Vale… sólo es que me acordé de buenos tiempos y tertulias antiguas

  • mª pilar

    ¿En que “clase” de “dios” creemos?
     
    Si fuéramos capaces de desnudar las enseñanzas de hombres ¡¡¡Sobresalientes!!! que a… habido a lo largo de la historia;  de todo aquello que descubrieron, vivieron y enseñaron…
     
    Nos cambiaría la vida. Algunos de esos hombres, tuvieron seguidores, discípulos, amigos, que estaban dispuestos a seguir sus pasos.
     
    No olvidemos que los cristianos:
    ¡¡¡No estamos solos en el mundo, ni somos los mejores, ni los únicos que desde su base  hablan de Dios!!!
    (con sus distintos nombres según el lugar donde nacieron esos movimientos)
     
    Para todas esas personas ¡creyentes! de lo que han mamado… a quien intentan seguir es, al Dios de sus ancestros, sus profetas, sus maestros, sus libros.
     
    ¿Somos mejores y por eso queremos estar por encima de creencias mucho más antiguas que el cristianismo?
    ¿Todo queda en nada desde el nacimiento de Jesús a la vida pública, como enviado, profeta, maestro, hijo…?
     
    Vuelvo a preguntar: ¿En que “clase” de “dios” creemos?
     
    A poquito que hayamos estudiado la Escritura, sabemos; que ritos, ceremonias, composición de las autoridades en cada movimiento, han sido copiados… o tomados de la antigüedad de otras tribus, pueblos; para ofrecer así los nuevos caminos abiertos en la historia.
    Y de ahí, vienen también… las “alteraciones” a lo ofrecido, enseñado, vivido en el nacimiento de cada movimiento.
     
    La iglesia católica… tuvo la gran desgracia de acoplarse a un rey terreno… y de aquellos polvos perversos y manipuladores… padecemos hoy estos lodos que nadie ha tenido el valor de lavar, arreglar tanto mal causado, enderezar el camino.
     
    Hay momentos de una gran valentía como el C. Vaticano II, la teología de la liberación, algunos profetas que una y otra vez… han levantado la voz de alarma, intentando volver a la fuente… y todo ha sido acallado, ocultado, castigado, enterrado… por el poder de los altos o medios representantes.
     
    Ya no siguen al Maestro: (en nuestro caso)
    “Haced lo que yo he hecho” “Sed servidores no explotadores”Etc….
    Dejad tranquilos a los que no son de los nuestros, porque si enseñan la misma manera de caminar…  demuestran que… “con nosotros están”.
     
    ¿Qué queda de el hermoso Proyecto de Jesús?
     
    Una iglesia poder asentada en su cabeza visible… que haga lo que haga (y hay cosas tremendas que se han consentido, porque tiene “conversaciones directas con… ¿dios?)
    De unos príncipes, la mayoría de ellos asentados en su “categoría” para hacer y deshacer a su antojo; en la riqueza y opulencia a la que le abre las puertas sus títulos; siguen vistiendo como los reyes de este mundo… bueno ellos, ya no lo hacen, pero nuestra iglesia… tristemente ¡¡¡si!!!
     
    ¿Cómo vestía el Maestro? ¿Cómo vivía, trataba con las demás personas, como hablaba de los ritos, del templo, de sus sacerdotes y políticos… dado que todo estaba unido… casi como ahora, con todos los privilegios que puede conseguir?
     
    ¿Donde queda la Esencia primera, que levantaba a los caídos, liberaba a los oprimidos, no explotaba a los pequeños, nos los esclavizaba…?
     
    ¡¡¡Todo lo contrario!!!
     
    Le dijo a la samaritana: “Llegará un día, que no se adorará a Dios ni aquí o allá… porque:
    ¡¡¡Ya está en cada persona nacida!!! Solo hay que abrirle las puertas de nuestro corazón.
     
    Cada nuevo “iluminado” trata de corregir a la Fuente, para conseguir estar en la cabeza de cada nuevo movimiento que nace… y terminan convirtiéndose en núcleos cerrados y separados de los ya existentes,  porque se sienten mejores, más dignos, más “cumplidores”… de lo que dice ver y sentir el “iluminado de turno”.
     
    Así que,  en lugar de aglutinar la idea “fuente” cada cual le da un “toque” que la diferencie de los demás.
     
    Y nos estamos convirtiendo, en colores, costumbres, ritos…y lo más triste… en seguidores de…
    No de Jesús en el caso cristiano, sino de quien levanta la voz y consigue unos seguidores.
     
    Si ya nos cuesta respetar las experiencias personales…
    Porque  personal es el trato, la mirada, la experiencia  con el Misterio que rige a…:
     
    ¡¡¡Toda la humanidad!!!
     
    No a nosotros solitos porque somos más guapos, más listos, más…
     
    Estamos todavía muy lejos de comprender la maravilla que es…
    La creación entera y su… ¡¡¡Esencia!!!
    mª pilar

  • Isidoro García

    Réplica del físico Freeman Dyson a Daniel Dennet:

    “Como seres humanos, buscamos a tientas el conocimiento y la comprensión del extraño uiniverso en el que hemos nacido. Tenemos muchos modos de interpretar las cosas y la ciencia es sólo uno de ellos.

    Nuestros procesos mentales se basan sólo parcialmente en la lógica, y están inextricablemente mezclados con las emociones, los deseos y las interacciones sociales.

    Para entender la religión es necesario explorarla desde su interior, como lo hizo William James en Las variedades de la experiencia religiosa. El testimonio de los santos y los místicos, son la materia prima de la cual puede surgir una comprensión más profunda de la religión.

     
    Las escrituras sagradas, como el Bhagavad Gita, el Corán y la Biblia, nos dicen sobre la esencia de la religión más que cualquier estudio científico sobre organizaciones religiosas.

    La investigación por la que aboga Dennet, utilizando sólo un conjunto de herramientas científicas que fueron diseñadas para un objetivo diferente, siempre fracasará. Podemos estar todos de acuerdo en que la religión es un fenómeno natural, pero en la naturaleza pueden estar incluidas muchas más cosas de las que podemos captar con los métodos de la ciencia”.

  • Luís Troyano Cobo

    Hola Rodrigo.
    Debes saber ya, que el cristianismo literalista, que da validez sin cuestionar a las palabras de los evangelios canónicos. Los elegidos “por inspiración divina”. Se construye el edificio religioso, en oposición al legítimo cristianismo gnóstico primitivo. Lo pagano, que incluye el cristianismo gnóstico, no le interesa a los obispos literalistas, por lo tanto es demoniaco.
    El predicador calvinista, lleva al extremo el rechazo. Lo que creo es que rema en dirección completamente opuesta a lo razonable. El paganismo no es demoniaco, al contrario. Es espiritualmente superior al cristianismo, huérfano de lo mistérico, el literalista, que al ganar en el conflicto con el cristianismo gnóstico, se convirtió en “el” cristianismo. Y  el cristianismo ya “ortodoxo” es el que califica de demoniaco todo lo pagano. Pero el fanatismo cristiano es el que despreció lo razonable, y se impuso violentamente en el mundo antiguo.
    Hay multitud de estudiosos que saben la verdad del cristianismo.
    Sin estar de acuerdo para nada, con todo lo que dice el enlace que te pongo. Te lo pongo porque salen nombres de escritores que refleja la polémica en torno a Jesucristo.
    https://es.wikipedia.org/wiki/Jesucristo_en_la_mitolog%C3%ADa_comparada
    Y para quien tenga 45 minutos que gastar bien. Le recomiendo ver el video que cuelgo. Hasta el final.

  • Rodrigo Olvera

    Hola Luis
     
    El tema de las transferencias entre las religiones mistéricas y el cristianismo primitivo es un interés común nuestro. Acabo de leer un artículo sobre el tema, y encontré un dato que es nuevo para mí: el primer estudio en este tema fue producto de un predicador calvinista. Su punto fue que los sacramentos católicos eran derivaciones de cultos mistéricos, por tanto eran demoníacos. Con esta argumentación, reforzaba el principio calvinista de rechazo a los sacramentos. Interesante ¿no?
     
     

  • Luís Troyano Cobo

    “No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose, os despedacen.(Mateo 7,6)
    Jesús nos advirtió de que puede haber personas que no están dispuestas a recibir su doctrina.
    ¿No sigue pasando algo de esto?
    *************
    Misterio, hoy día lo asociamos a esoterismo. ¿Por qué?. Porque en las religiones mistéricas, la ultima verdad que contenían, se la revelaban a los iniciados. Ni a perros ni a puercos. Iniciados.
    ¿Que verdad escondida tiene el cristianismo hoy?. Lo que ocurre es que con el idioma de la RAE. Se pueden hacer maravillosas piruetas, y presentar mil circunloquios para pugnar por hacer lo no presentable, en presentable. Pero la realidad se impone siempre, aunque permanezca oculta por milenios.
    En las religiones mistericas, su parte -exoterica-, que si la tenia, se consideraba que era comida, no para puercos, sino para -niños-.

  • Rodrigo Olvera

    Dios quiere ser dado a conocer, pero que sólo lo entienden quienes reciben la revelación divina y la hacen crecer en sus corazones… No todo el mundo está preparado para recibir tamañas bendiciones
     
    Que tristeza ver que siga funcionando este recurso apologético. Es el pretexto perfecto para salir intacto a  toda la critica a las incongruencias presentes en los textos y creencias religiosas.  Simplemente, “es un misterio” y a seguir igual.

  • Luís Troyano Cobo

    “En este sentido, corrientes espiritualistas  sustentadas por las visiones de la “New Age” ven en el misterio un marco incomparable para expresar la nueva sensibilidad superadora de la razón, sin tener que dar explicación del término o trascendencia de esta religación, abandonándose al plano “intuitivo”, o sea, que permanece siempre oculto y que sigue sin ser conocido en su auténtica realidad.”
    En mi opinión, la base sustentadora de lo que puede denominarse Misterio, está en el budismo principalmente, y también en el taoísmo, el hinduismo, el sufismo, y un largo etc.
    O sea no es la corriente de un grupo preracional como mayormente es la New Age, la propagadora de un paradigma que contempla, el ego trascendido, que pasa a tener una visión más amplia y armoniosa de la realidad. Esto que digo. Está ampliamente y secularmente contrastado. Lo que ocurre es que: a quien no le interesa reconocerlo, lo minimiza y lo ensucia.
    Se pongan como se pongan los teólogos ortodoxo-literalistas. La religión cristiana, tal como la conocemos hoy. Carece del Misterio. Es decir, de la parte esotérica que tienen la mayoría de las principales religiones.
    Hablar del Misterio en el cristianismo de hoy. Es hablar de un sucedáneo huéro.