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Camino de la república (V)

Isorna

PRELUDIO

Cada vez que redacto uno de estos artículos me pregunto si las lectoras y lectores de ATRIO se sentirán desmotivados para emprender su lectura, o para intervenir con comentarios. Quizá piensen, me digo, que están ante una simple “verborrea histórica” ajena a la actualidad. Entiendo yo que no es así, al menos en mi intención y en mi experiencia no lo es. Cuando ahora digo “demócrata” o “republicano” me doy cuenta que estás voces van alcanzando sentido y profundidad como parte de un relato que hasta ahora me faltaba: un relato articulado de lo republicano.

Un relato que me permite ir adquiriendo conciencia histórica del ideario y de la acción republicana, como parte substancial de la lucha por la democracia. Un relato que ayuda a recuperar y mantener la memoria de muchas personas que lucharon con ilusión y entrega, y no pocas veces se jugaron la vida en el esfuerzo democratizador. Y de ese esfuerzo intento hablar hoy.

PRENSA Y SOCIEDADES SECRETAS

Aceptar con todas sus consecuencias el enunciado de la soberanía de la Nación proclamado en la Constitución de 1812, vino a ser un postulado demócrata; y profundizando en él se vislumbraba el horizonte republicano.

La línea que separaba el pensamiento progresista avanzado del pensamiento republicano era muy fina. Hasta el punto que a veces ambos pensamientos se unían o amalgamaban en distinto grado o intensidad. Y ambos llegaron a convivir en lo que se llamó pensamiento o ideario demócrata. Al respecto dice el profesor Eiras Roel que algunos disidentes del progresismo se vuelven republicanos. (NOTA 1) Y añade:

«Los que no se deciden todavía a tocar el tema de las formas de gobierno se quedan demócratas, sin más. Y todos estos disidentes del progresismo, quedaban, cuando menos, teñidos de un tinte de democracia que iba a desarrollarse poco a poco, llegando a dar cuerpo a aquella idea que se presentaba veladamente».

Porque declararse republicano no resultaba en modo alguno baladí, sino que significaba sufrir el menosprecio del poder, la persecución y según el momento, la cárcel o el exilio. Refiriéndose a las causas de la tardanza de la formalización organizativa del republicanismo en España, dice Ángel Duarte:

«(…) el mero enunciado de la voz república desencadenaba prevenciones. La república era sinónimo de caos, de impiedad y de anarquía. Con el rótulo de republicano se estigmatiza en el absolutista “Manifiesto de los Persas” a quienes en 1814, se muestran poco proclives a aceptar un rey absoluto y a aquellos que han cooperado con los franceses: se les presenta como demócratas, descreídos y libertinos, como gente que da vida a todo tipo de sectas..Los republicanos, individuos que se oponen al monarca o que manifiestan animosidad a las bases católicas que legitiman el poder real, serian los agentes de una trama oculta puesta al servicio de una agenda enigmática y terrible» (NOTA 2).

Así que lo republicano habrá de camuflarse, disimularse, ocultarse en las “sociedades secretas”. Y cuando sale a la luz lo hará refugiado en alguna prensa, no pocas veces amenazada y sancionada, y al calor de los grupos de redacción de la misma. (NOTA 3)

EDUARDO RUIZ PONS

Nos situamos en el año 1865. LA DISCUSIÓN, diario democrático, fundado en 1856 (NOTA 4) publicó el día 22 de Agosto de 1865, en primera página, en un pequeño recuadro, presidido por una cruz, es decir, lo que denominamos “una esquela”, con el siguiente texto:

« DON EDUARDO RUIZ PONS

Catedrático de Historia natural de la Universidad de Zaragoza y ex-diputado constituyente, emigrado últimamente a Portugal para librarse de la pena de DOCE años de presidio a que fue condenado en definitiva por la publicación de un escrito político, después de haber sido absuelto por dos tribunales diferentes que no satisficieron los humanitarios sentimientos de don Leopoldo O’Donnell, ha fallecido en la ciudad de Oporto el día 16 del actual.

Eduardo Ruíz Pons ha muerto: ¡viva la democracia! »

Ruiz Pons es considerado uno de los “mártires” de la causa republicana. Hasta cierto punto esta esquela marca simbólicamente el inicio del final de una larga y dolorosa etapa. Un año más tarde, el 18 de agosto de 1866 el Partido Progresista y el Partido Demócrata firmarán en la ciudad belga de Ostende el pacto que lleva su nombre, que culminará con la revolución “Gloriosa” de Septiembre de 1868 que expulsará a Isabel II del trono de España. Al pacto de Ostende se había unido, a principios de 1868, el partido de la Unión Liberal, una vez fallecido su líder, O’Donnell.

Eduardo Ruíz Pons nació en la villa de Padrón, situada a unos 20 km. de Compostela en cuya Universidad estudió Derecho. Allí trabó amistad, entre otros, con Agustín Faraldo, quien en abril de 1846 habría de participar en el levantamiento contra Narváez y su política, reclamando también un mayor reconocimiento de los derechos y libertades de Galicia. Con motivo de este levantamiento se formará en Santiago una Junta Superior del Gobierno de Galicia, cuyo Secretario será precisamente Antolín Faraldo. Fracasado el levantamiento su dirigente el Comandante Solís y once oficiales más serán, tras un juicio tachado de farsa, fusilados en la villa coruñesa de Carral (“Mártires de Carral”). En la conspiración y realización del levantamiento, nos dice el profesor Xosé Ramón Barreiro Fernández, había tres grupos diversos: un sector progresista, un sector moderado, y un sector que fue considerado la primera generación “galleguista” formado por profesionales libres y, sobre todo por universitarios que militaban a la izquierda del progresismo muy próximos a los republicanos. (NOTA 5)

El 11 de febrero de 1846, es decir, apenas dos meses antes del levantamiento de Solís en Lugo, el 2 de abril, Eduardo Ruíz Pons figuraba como primer firmante de una proposición presentada en Las Cortes solicitando que los batallones del Regimiento de Zaragoza en la Coruña, no fuesen trasladados, cosa que precisamente había ordenado el Gobierno al sospechar que estaban preparando un levantamiento en Galicia. Traslado que precipitó o contribuyó al levantamiento de Solís. (NOTA 6)

Ruiz Pons hubo de emigrar junto a muchos otros, entre ellos Antolín Faraldo. Posteriormente después de muchas peripecias y siendo catedrático de Ciencias Naturales en Zaragoza, el 2 de junio de 1861 imprimió el Programa Demócrata de José María Orense en una gran hoja con pie de imprenta falso, situándolo en Francia, lo cual dio lugar a un famoso proceso. Fue encarcelado y aunque puesto en libertad, junto con otros compañeros, fue nuevamente procesado por lo que huyó a Francia en Agosto de 1862 y de allí a Italia, donde residió y coincidió con Fernando Garrido y otros exiliados. Residió en Italia los años 1862 y 1863. Allí Ruíz Pons estuvo ayudando a reorganizar junto a Garrido, Sixto Cámara, Carlos Beltrán, Pablo Soler y varios más la «Legión Ibérica» con el propósito de ayudar a Mazzini y Garibaldi a combatir por la unidad italiana. Finalmente marchó a Lisboa, donde se enteró de que la Audiencia de Zaragoza lo había condenado a los doce años de presidio por la publicación del Programa Democrático. De Lisboa se trasladó a Oporto donde falleció el 16 de Agosto de 1865.

LA DISCUSIÓN: SU CABECERA.

En esa fechas “LA DISCUSIÓN” publicaba diariamente en portada su ideario dividido en tres apartados: “Libertades y Derechos Individuales”, “Organización del Estado e Instituciones” y “Reformas Administrativas y Económicas”. Publicaba también bajo la cabecera, diariamente, por esas fechas, la siguiente información: “El Programa Económico Político y Administrativo de la democracia con que encabezamos nuestro periódico, fue denunciado el 23 de Enero de 1859 y absuelto el 7 de marzo de ese mismo año. Nuevamente denunciado el 16 de Julio de 1861, fue otra vez absuelto el 8 de Agosto del mismo año.”

NOTAS

NOTA 1 Dice Antonio Eiras Roel (“El Partido Demócrata Español”, citado, página 85), que algunos de los disidentes del progresismo << se vuelven republicanos declarados, como Víctor Pruneda, que reparte hojas sueltas en Teruel con propaganda republicana. Este Víctor Pruneda fundó en el mismo año 1837 el periódico republicano titulado “Centinela de Aragón”, y fue considerado decano del partido “republicano” español >>

NOTA 2 Ángel Duarte: “El Republicanismo”, citado, página 53. Recibe el nombre de ” Manifiesto de los Persas” un documento de fecha 12 de abril de 1814 suscrito por 69 diputados solicitando a Fernando VII, la vuelta al Antiguo Régimen. y la abolición de la legislación emanada de las Cortes de Cádiz.

NOTA 3 Cuenta Antonio Eiras Roel, citado página 87, que según un informe policiaco de la época, referido a diciembre de 1837, se constituyó en Madrid una sociedad secreta republicana llamada “La Federación”, fruto de la unión de otras cuatro sociedades secretas, dos de Barcelona (la de “los Derechos del ” y la de ” Vengadores de Alibaud”) y otras dos de Madrid (la de la “Joven España” y la de los “Unitarios”). Y dice que los confederados juraban, entre otros postulados, no reconocer autoridad alguna “que no proceda del pueblo” y “considerar como usurpación hecha al pueblo el poder y la autoridad llamada Real”. Añade, página 89, que en 1840 “existía ya alguna agrupación política organizada de tendencia republicana“, así como republicanos notoriamente conocidos, citando entre otros a Espronceda (1808 – 1842). En cuanto a la prensa, el 1 de mayo de 1840 comenzó a publicarse “La Revolución” dirigido por Patricio Olavarría. Salieron cinco números, siendo suprimido por Real Orden del día 6 del mismo mes. Aunque el 10 de junio volvió Olavarría a publicar otro periódico llamado “El Huracán” (Eiras, citado , página 90 y siguientes.)

NOTA 4 El diario “LA DISCUSIÓN”, que lleva el subtitulo de Diario Democrático, fue fundado en 1856 por José María Rivero (1814-1878) quien desde 1851 presidia el Partido Democrático, partido fundado en 1849 y se consideraba una escisión del Partido Progresista, aunque no solo, pues como dice Eiras Roel, citado, página 136 “no es menos verdad que a su formación concurren, siquiera sea en menor número, pero con mayor fecundidad ideológica, los antiguos elementos republicanos, y aún los neófitos del socialismo español” Entre sus redactores y colaboradores está la que se considera la primera generación de demócratas y republicanos españoles. Entre ellos: Emilio Castelar, Estanislao Figueras, Cristino Martos, José María Orense, Pedro Antonio de Alarcón, Manuel Zorrilla, Carolina Coronado y muchos otros.

NOTA 5 Xosé Ramón Barreiro Fernández: “Historia de Galicia” IV Edad Contemporánea”, página 269, Edita Galaxia . Vigo 1981.

NOTA 6 Decía esta proposición: “Pedimos a las Cortes se sirvan declarar que han visto con desagrado la orden que el señor ministro de la Guerra ha comunicado a D. Fernando Macías, segundo comandante graduado de infantería y comandante de la Milicia Nacional de La Coruña, para que saliese inmediatamente de la población, provocando de esta manera conflictos y alarmas innecesarias en una ciudad pacifica, cuya Milicia tiene dadas eminentes pruebas de sensatez y patriotismo.- Palacio de las Cortes 11 de Febrero de 1856.- Eduardo Ruiz Pons.- José Marugan.- José María de Orense.- P Pomés y Miguel.- Juan Manuel Pereyra.- Eugenio García Ruiz.- Benito A Gaminde” (Periódico “LA OLIVA” del 20 de febrero de 1856 página 2) Fernando Macías fue uno de los fusilados en Carral. Ver también Antonio Eiras Roel, citado, página 127 y siguientes.

Un comentario

  • ROMAN DIAZ AYALA

    Un comentario al preludio.
    Aparte de legítimo se puede discutir la oportunidad de explicar el republicanismo como una opción a tener en cuenta en la actual coyuntura política y social.
    Yo lo considero necesario,  si es que nos proponemos reconstruir esta España inacabada. Y todo nos empuja a no ser que hagamos un fraude de lo que será  la campaña para las elecciones  generales y para Cataluña y Euskadi que son las que tocan.
    La España Federal que de diversas formas se propone tiene que demostrar su encaje bien por un lado frente al neo centralismo de la derecha más conservadora,  o bien frente a la opción republicana siempre presente o un rearme ético de la monarquía constitucional refrendando nuestra actual Constitución.