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Una revolución en la evolución

BoffExiste una percepción generalizada de que el ser humano de hoy es alguien que debe ser superado. Todavía no ha terminado de nacer,  pero está latente dentro de los dinamismos del proceso evolutivo. Esta búsqueda del hombre y mujer nuevos tal vez sea uno de esos anhelos que jamás lograron progresar en la historia.

Demos dos ejemplos. El pensamiento mesopotámico produjo la epopeya de Gilgamesh (siglo VII a.C) que está muy cerca del relato bíblico de la creación y del diluvio. El héroe Gilgamesh, angustiado por el drama de la muerte, busca el árbol de la vida. Quiere encontrar a Utnapishtim que había escapado del diluvio, había sido inmortalizado,  y vivía en una isla maravillosa donde no reinaba la muerte. En su camino, el dios Sol (Shamash) le apostrofa: «Gilgamesh, la vida que buscas nunca la vas a encontrar». La divina ninfa Siduri le advierte: «cuando los dioses crearon la humanidad le dieron como destino la muerte; ellos retuvieron para sí la vida eterna. Gilgamesh, harías mejor llenando el vientre y gozando la vida de día y de noche; alégrate con lo poco que tienes en tus manos».

Gilgamesh no desiste. Llega a la isla de la inmortalidad. Consigue le árbol de la vida y regresa.  Al volver, la serpiente sopla con su aliento fétido el árbol de la vida y lo roba. El héroe de la epopeya muere desilusionado y va «al país donde no hay retorno, donde la comida es polvo y barro y los reyes son despojados de sus coronas». La inmortalidad sigue siendo una búsqueda perenne.

Nuestros tupi-guaraní y apopocuva-guaraní crearon la utopía de la “tierra sin males” y la “patria de la inmortalidad”. Vivían en movilidad constante. De la costa de Pernambuco de repente se desplazaban hacia el interior de la selva, junto a las cabeceras del río Madeira. De allí, otro grupo se ponía en marcha hasta llegar a Perú. De la frontera de Paraguay, otro grupo se dirigía a la costa atlántica y así sucesivamente. El estudio de los mitos por los antropólogos desveló su significado. El mito de la “tierra sin males” ponía en marcha a toda la tribu. El chamán profetizaba: “va a aparecer en el mar”. Para allí marchaban esperanzados. Mediante ritos, danzas y ayunos creían volver el cuerpo ligero e ir al encuentro en las nubes de la “patria de la inmortalidad.” Desilusionados, regresaba a la selva hasta oír otro mensaje e ir en busca de la ansiada “tierra sin males”, anhelo de una esperanza imperecedera.

Los dos relatos expresan en forma mítica lo mismo que expresan los modernos en el dialecto de las ciencias. Estos no esperan el ser nuevo del cielo, quieren gestarlo con los medios que les ofrece la manipulación genética. Seguimos buscando y no obstante, muriendo siempre, jóvenes o mayores.

El cristianismo se inscribe también dentro de esta utopía. Con la diferencia de que ya no es una utopía sino una topía, es decir, un acontecimiento bienaventurado e inaudito que irrumpió dentro de la historia. El testimonio más antiguo del paleocristianismo es este: “Christus ressurrexit vere et aparuit Simoni” (Lc 24,34): “Cristo resucitó verdaderamente y apareció a Simón”.

Entendieron la resurrección no como la reanimación de un cadáver, como el de Lázaro, que después acabó muriendo nuevamente, sino como la emergencia del ser humano nuevo, el “novíssimus Adam” (1Cor 15,45), el “novísimo Adán”, como realización plena de todas las virtualidades presentes en lo humano.

No encuentran palabras para expresar ese fenómeno inaudito. Lo denominan “cuerpo espiritual” (1Cor 15,44). Eso parece contradictorio para la filosofía dominante en la época: si es cuerpo no puede ser espíritu; si es espíritu no puede ser cuerpo. Solo uniendo los dos conceptos, según los primeros cristianos, hacían justicia al hecho nuevo: es cuerpo pero transfigurado; es espíritu pero liberado de los límites materiales y con dimensiones cósmicas.

Dicen más: la resurrección no es simplemente un acontecimiento personal, realizado en la vida de Jesús. Es algo para todos e incluso cósmico, como aparece en las epístolas de san Pablo a los Colosenses y a los Efesios. Por eso san Pablo reafirma: “él es la anticipación de los que han muerto… Así como por Adán todos murieron, así por Cristo todos volverán a vivir” (1Cor 15,22).

Este es un discurso de fe y religioso, pero no deja de tener su importancia antropológica. Representa una entre tantas respuestas al enigma de la muerte, tal vez la más prometedora.

Si es así, estamos ante una revolución dentro de la evolución, como si la evolución anticipase su fin bueno en el auge de la realización de sus potencialidades escondidas. Sería una miniatura que nos muestra a qué gloria y a qué destino sumamente feliz estamos llamados.

Así vale la pena vivir y morir. En realidad, no vivimos para morir. Morimos para resucitar. Para vivir más y mejor.

A todos los que creen y a aquellos que dejan en suspenso su juicio, buenas fiestas de Pascua.

*Leonardo Boff escribió La resurrección de Cristo, nuestra resurrección en la muerte, 5ª ed., Sal Terrae 2007.

Traducción Mª José Gavito Milano

34 comentarios

  • M.Luisa

    Si la  interpretación que se ha de hacer  del escrito de Merton  trata de  moldes, de plantillas, de esquemas y de arquetipos, entonces es claro que, con respecto al conocimiento, será  un  optar por pensar que la solución habrá  de venir de la mano de añadiduras externas a modo como así lo ha  venido siendo el hecho de haber instalado, prioritariamente, el conocimiento  dentro de la lógica, es decir, en lo meramente teórico  de la realidad.  Como tal,en esta  perspectiva,  opera tan sólo  el mecanismo cognitivo y judicativo de toda aquella estructura unitaria  que constituye la inteligencia humana.
     
    No es que esté en total desacuerdo con la idea que subyace como  fondo de lo que se está  diciendo, pero al desarrollarla creo que se mezclan muchas cosas.  Es falso  decir, por ejemplo,  que desde los seres unicelulares, la vida consiste en evaluar rápida y urgentemente el entorno.
     
    ¿Por qué, me parece falso?  pues porque evaluar el entorno  no es lo primero, lo primero consiste en  aprehenderlo, en aprehender el entorno y las cosas que hay en él mediante los  sentidos para circunscribir la habitud correspondiente, entre los seres vivientes. Pues los humanos por su inteligencia es  aprehendido no como medio selectivo y moviente,  sino como mundo electivo y cambiante.     Haber invertido  inicialmente el orden ha supuesto, como expresé ayer,  la objetivación de la realidad o lo que es lo mismo, la logificación de ella desde el punto de vista del cual hoy me expreso. La evaluación, a mi modo de ver, recae sobre las cosas del entorno y por tanto, pienso, que debe inscribirse no en el aspecto filogenético de la evolución sino en el  ontogénetico.
     
    En lo que sí estoy de acuerdo, es con  la cita de Hermann Hesse: “Cuando alguien que de verdad necesita algo lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura, sino él mismo; su propio deseo y su propia necesidad lo conducen a ello”. Pero estar de acuerdo con ello representa entender el ser humano  como autónomo de su propia realidad, poseerse por entero, es decir reduplicativamente con lo que se tiene y con lo que se es.

  • George R Porta

    Amigo Isidoro: Un abrazo cordial.
     
    La introspección que la escuela psicoanalítica (no solo Freud) llevó por muchos caminos a algunas conclusiones generales es uno de los modos. Y, cuando uno sólo cuenta consigo mismo, quizás tu referencia a las invenciones humorísticas del barón de Münchhausen y su relato de escapar de una ciénaga tirándose de su propia coleta, sea en ese sentido válida. DE ahí el uso de la metáfora para definir el diagnóstico del síndrome de Münchhausen, aunque en realidad éste está más fundado en las historias narradas por el germano-irlandés Rudolf Erich Raspe 1734-1797 que las creó basadas en las que se atribuían al mismo Münchhausen.

     
    En general en ciencias, la psicología entre ellas, es preferible tener, comparando con la técnica de agrimensura, una referencia objetiva que otros puedan validar, y a cuya objetividad en la interpretación Freud aspiraba y no consiguió del todo, pero lograron algunos de sus discípulos.
     
    Por eso negarse a sí mismo es negar el “falso ego”, que es el sentir de sí que supedita el valor o significado del objeto a la propia satisfacción (ergo el desprecio por lo que no satisface o place o coincide o se rebela).
     
    En el más adulto narcisismo secundario la sospecha teresiana de estar engañándose por negligencia ayuda a definir el “negarse a sí mismo no como el prohibirse nada o el ser antihumano o inhumano, sino el pensar críticamente y sin carga emocional inadecuada, que uno puede engañarse cuando asegura que el horizonte esté a la distancia que lo percibe cuando en realidad alguien con mejor o peor visión lo puede ver, respectivamente más lejos o más cerca.
     
    Será siempre mejor cuando se viaje en avión el no negarse a sí mismo y colocarse la máscara plástica que provee de aire en caso de despresurización de la cabina, antes de intentar colocársela al vecino si éste/a no puede hacerlo por sí mismo/a. También será mejor compartir el pedazo de pan con el/la acompañante en la desventura, si no por caridad, porque nunca se puede saber que pueda ocurrir en el futuro que haga que la supervivencia dependa de él o ella.
     
    Desde luego, respeto tu opinión que siempre puede ser mejor autorizada y por eso es categórica y te aseguro que no me mueva el deseo de antagonismo o iniciar controversia.

     

     

     

  • Isidoro García

    Amigo George, ¿cómo “se vacía el interior de tus propios embrollos, o cómo se limpia uno su espacio interior, por sí mismo”?: es querer subirse uno mismo tirándonos del pelo, como el barón de Munchausen. No nos queda mas remedio que seguir trabajando hasta que nos muramos con nuestros embrollos y nuestras miserias interiores.
     
    Yo, lo de Mateo, 16,24, del negarse a sí mismo, lo interpreto, no como ir contra nuestro propio yo, que es lo único que tenemos, lo que sería antihumano, sino como un concentrarse cuasi obsesivamente, en el aprendizaje, negándonos otros objetivos que serían legítimos, pero que nos distraerían del objetivo perseguido. Leo recientemente en la revista “Espacio Humano”, una cita que hace Ramiro Calle, del poeta Khabir a sus discípulos: “Miradme a mí: ¡soy un esclavo de mi propia intensidad!”.
     
    De ahí la última cita que hacía de Hermann Hesse: “Cuando alguien que de verdad necesita algo lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura, sino él mismo; su propio deseo y su propia necesidad lo conducen a ello”. Cuando uno quiere algo de verdad, con toda intensidad, lo obtiene. Pero hay que estar a lo que se está, y no todo el mundo tiene la misma vocación. Cada uno recibe diferente número de talentos, y el sentido que obtenemos de nuestra vida, está en función de lo que hacemos con los mismos.  “O estamos a setas, o estamos a Rolex”, y si estamos a setas, no pierde uno el tiempo y las fuerzas agachándose a por un rolex de oro.
     
    De ahí mi reticencia al “Carpe diem”, que es bueno para pasar la vida lo mejor posible, pero no para encontrar el Santo Grial. Por eso es válido para la mayoría, pero no para el que quiera pertenecer a la “élite” humana. Uno de los grandes enemigos del humano es pensar que se puede obtener todo y al mismo tiempo, idea muy negativa que estamos inculcando a nuestros hijos. Nuestra capacidad es muy limitada y por ello para obtener algo hay que concentrarse en solo una cosa. Y el que no quiera, pues no pasa nada. Pero la Humanidad avanza gracias a los esforzados, y tocándose las narices tumbados ante la televisión no se inventan las vacunas que salvan a los niños.
     
    Y eso no solo es válido para la vida espiritual, es igualmente válido para la creación laica y corriente. El gran novelista Balzac era de la opinión de que la castidad favorecía la imaginación y la claridad de la inteligencia, y cifraba en una pérdida de medio libro, por cada intensa noche de amor. Decía que le costaba luego muchos días retomar el hilo de sus novelas, y eso que era novelista y no pensador. Aunque tuvo amoríos, consideraba que tratar a las mujeres le hacía perder tiempo, serenidad y clarividencia. Por eso a los escritores les aconsejaba mejor escribir a las mujeres que tratarlas en persona, porque además eso les ayudaría a mejorar su estilo.
     
    Quizás Balzac, se pasaba un poco, pero lo que está claro, que a gran objetivo en la vida, gran esfuerzo y dedicación. Las cosas de gratis no vienen.

  • George R Porta

    Recibo con pena la noticia del fallecimiento de Eudrado Galeano pero celebro su vida y su obra. Si algunas personas ganan el descanso por tanto bregar contra corriente en la vida por desenmascarar las mentiras y tartar de ajustar las injusticias, Galeano es una de ellas y merece la gratitude de todos/as. Gracias por comunicar la noticia aunque sea triste. 

  • oscar varela

    Hola!

    Un tipo que es (fue) una REVOLUCIÓN en la EVOLUCIÓN, es decir:
    Hacia un renacido laicismo democrático abierto
     
    Murió Eduardo Galeano
    http://www.pagina12.com.ar/diario/ultimas/20-270412-2015-04-13.html
     
    El escritor y periodista uruguayo, autor de libros emblemáticos como “Las venas abiertas de América Latina”, “Memoria del fuego” y “El libro de los abrazos”, murió en Montevideo a los 74 años. El jurado que le entregó el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Habana en 2001 lo definió como “un recuperador de la memoria real y colectiva sudamericana y un cronista de su tiempo”.
     
    Eduardo Germán Hughes Galeano nació en Montevideo el 3 de septiembre de 1940, era hijo de Eduardo Hughes Roosen y de Licia Ester Galeano Muñoz, de quien tomó el apellido para firmar como escritor o periodista. Cuando era un adolescente comenzó a publicar caricaturas para El Sol, un periódico socialista en Uruguay, con el seudónimo de “Gius”, también fue obrero en una fábrica de insecticidas y pintor de carteles entre otros oficios, a pesar de provenir de una familia de la clase alta.
     
    Se inició como periodista a comienzos de 1960 como editor del semanario Marcha y del diario Época luego del golpe de Estado en su país del 27 de junio de 1973 fue encarcelado y posteriormente se instaló en la Argentina. Una década después fue el director de la revista cultural y política Crisis, fundada por Federico Vogelius (1919-1986): “Fue un largo acto de fe en la palabra humana solidaria y creadora (…) Por creer en la palabra, en esa palabra, Crisis eligió el silencio. Cuando la dictadura militar le impidió decir lo que tenía que decir, se negó a seguir hablando”, dijo al cierre en agosto de 1976.
     
    Ese mismo año, su nombre integró la lista de condenados por la dictadura militar argentina, presidida por Jorge Rafael Videla, y viajó a España. Allí escribió la trilogía “Memoria del fuego” (Los nacimientos, 1982; Las caras y las máscaras, 1984, y El siglo del viento, 1986) donde revisita la historia del continente latinoamericano.
     
    Cronista de su tiempo, la visión de una América Latina unida se vio reflejada en su narrativa que se remonta a títulos como “Los días siguientes” (1963), los relatos de “Vagamundo” (1973), “El libro de los abrazos” (1989), “Patas arriba. La escuela del mundo al revés” (1998).
     
    En 1985 regresó a Montevideo cuando Julio Marí­a Sanguinetti asumió la presidencia del paí­s por medio de elecciones democráticas. Junto a Mario Benedetti, Hugo Alfaro, entre otros funda el semanario Brecha. Y luego su propia editorial El Chanchito. Además, integró la “Comisión Nacional Pro Referéndum” (entre 1987-1989), constituida para revocar la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, promulgada en diciembre de 1986 para impedir el juzgamiento de los crí­menes cometidos durante la dictadura militar en su país (1973-1985).
     
    Por su obra, Galeano fue galardonado con el Premio Casa de las Américas 1975, 1978; Premio del Ministerio de Cultura del Uruguay 1982, 1984, 1986, American Book Award 1989, Premio Stig Dagerman 2010 y Premio Alba de las letras 2013.
     
    En ocasión de recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Habana en 2001, el escritor dijo: “He amado a esta isla de la única manera que es, digna de fe, con sus luces y sombras”, mientras que el jurado definió con certeza al escritor y periodista como “un recuperador de la memoria real y colectiva sudamericana y un cronista de su tiempo”.
     
    En 2004 escribió una “Carta al señor futuro”, que sintetiza sus anhelos. “Nos estamos quedando sin mundo. Los violentos lo patean, como si fuera una pelota. Juegan con él los señores de la guerra, como si fuera una granada de mano; y los voraces lo exprimen, como si fuera un limón. A este paso, me temo, más temprano que tarde el mundo podrí­a no ser más que una piedra muerta girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma”, advierte en esa carta. “De eso se trata, señor Futuro. Yo le pido, nosotros le pedimos, que no se deje desalojar. Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando, que usted siga siendo -apunta-. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa del tiempo”.
     
     

  • George R Porta

    Quizás implícito en el texto de Mateo “Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden.…” esté contenido el mensaje de que cualquiera abierto a recibir se le pueda dar más porque más habrá vaciado su interior de sus propios embrollos, o lo que es lo mismo, que no haya que quitarle porque ya habrá abierto o limpiado su espacio interior por sí mismo, lo cual hiciera este texto consistente o congruente con la invitación atribuida unos capítulos más adelante al proponer una condición de seguirle como discípulo, la del negarse a sí mismo de Mateo 16, 24. Esa hipótesis que parece plausible pudiera resolver la paradoja que conduce a hablar en parábolas.

    La noción de lo que ahora literariamente llamamos parábola en su uso pedagógico aparece en la Biblia Hebrea (dos en Samuel, una en 1 Reyes, 2 en Isaías). En la literatura pos-bíblica es ampliamente utilizada para explicar la Ley (Talmud y Midrash).  La influencia del posible redactor del Deuteronomio sitúa su redacción cerca de 600 años antes de la posible fecha atribuida al nacimiento de Jesús.
     
    El uso de la noción geométrica de parábola  ya era conocida 300 o 400 años antes de la posible fecha del nacimiento de Jesús y el nombre mismo en griego durante el segundo siglo antes de la fecha atribuida al nacimiento de Jesús.
     
    Nadie ha asegurado o desmentido que Jesús, habiendo al parecer conocido tanta gente extraña y habiendo sido tan abierto al pensar de toda clase de personas (no hay biografía de Jesús y ya no las habrá y eso más que ser reductivo invita a abrirse a su recepción y su valoración) no conociera de alguna geometría.
     
    Se puede hipotetizar que los judíos conocieron probablemente de las matemáticas avanzadas que ya tenían más de un milenio de tradición en el territorio, durante el exilio babilónico y del mismo que aprendieron de la literatura y la escritura, debieron aprender de su tradición científica a la que no es obligatorio imaginar que fueran indiferentes. 
     
    El pensamiento crítico contemporáneo debe ser simultáneamente autocrítico y abierto.
     
    Personalmente agradezco mucho al pensamiento o el trabajo de  aquellos a quienes Ricoeur llamó los maestros de la hermenéutica de la sospecha y a quienes trató de complementar proponiendo la de la afirmación como contrapartida. 
     
    Quizás Jesús e Ignacio de Loyola en su discernimiento de sí aplicaran este método dialéctico y no solo dialógico en su modo de proceder para enseñar o auto-conocerse. Ni parece que estuviera tan lejos del mismo modo de pensar Teresa de Ávila, cuya amistad me hubiera gustado disfrutar, quien tan a menudo repitió la importancia de la búsqueda de la Verdad  y hasta aconseja partir de la proposición del Salmo 116, 11, por ejemplo de que “todo hombre es mentiroso”. (Cf, también Morada Sexta, 10, 7 y también en el Camino de Perfección 12, 6, Vida 40, 3).
     
    Francisco mismo no anduvo muy lejos de ello cuando redactó su “Sobre la Acusación de Sí Mismo” sobre textos de Doroteo de Gaza (originalmente escrito como texto de inspiración para una reunión de sus diocesanos tras  del fin de la Junta de Videla).

  • Isidoro García

    Yo interpreto este escrito de Merton, como un tema de moldes, de plantillas, de esquemas, de arquetipos.

    La mente humana, está diseñada filogenética y evolutivamente, como un instrumento da análisis urgente de la realidad. Desde los seres unicelulares, la vida consiste en evaluar rápida y urgentemente el entorno, para aprovechar las oportunidades de comer que surjan, y/o evitar los peligros de ser absorbido por otros seres del entorno cercano. Telúricamente la vida consiste en eso.

    Este mecanismo se ha ido perfeccionando y sofisticando evolutivamente, diseñando paulatinamente y almacenando en el cerebro animal, toda una gama de esquemas de las situaciones encontrables, así como las estrategias oportunas para cada caso, en una serie de circuitos neuronales que se van transmitiendo a los descendientes. Constituyendo así el cerebro como un gran manual de supervivencia “para toda situación previsible” donde se almacenan todas las tácticas instintivas de supervivencia.

    Este mecanismo evolutivo, se ha perfeccionado en el hombre, y eso es lo que nos ha llevado a dominar nuestro mundo. Los elementos cognitivos de ese conjunto de circuitos neuronales con los que viene nuestro cerebro “de fábrica”, son lo que Jung denominaba los “arquetipos”, unos más sencillos y otros más sofisticados. Y cada uno de ellos conlleva consigo, una segunda parte “ejecutiva” con la reacción más conveniente para cada caso.

    El conjunto de circuitos neuronales cognitivos más utilizados por nosotros, con los que cada uno, interpretamos la realidad, y de sus correspondientes circuitos comportamentales, (lo que constituye nuestra escala de valores), es lo que constituye nuestra “cosmovisión”, nuestra “filosofía personal”, los ojos con los que vemos el mundo y actuamos en él.

    Por motivos de la herencia genética y del aprendizaje infantil, ese arsenal de donde radica muestra cosmovisión, está muy influída por la cultura en la que nacemos y vivimos. Y hay mucha gente que no se plantea nunca en la vida modificarla, más que en pequeños detalles.

    ¿Cuál es el problema?. Pues que en los tiempos modernos, desde hace diez mil años, la situación social es cada vez más fluída y más compleja, (y la complejidad se va acelerando), y se nos presentan muy a menudo situaciones nuevas, para las que no tenemos “plantilla” disponible, y la mente echa mano de aquella que más se acerque a esa nueva situación.

    Pero casi siempre es insuficiente. Y entonces casi siempre vamos por la vida con una prótesis mental, que no se nos ajusta bien a la cabeza, y por eso masticamos el conocimiento de la cosas con mucha dificultad, y luego vienen las indigestiones y las acideces de estómago.

    Necesitamos un cambio significativo de modelo, lo que José Monzó, (Blog “Pensamiento sistémico”), mediante lo que denomina “puntos de apalancamiento”, donde con el mínimo esfuerzo se puede lograr una mejora significativa y duradera en el sistema.
    Sigue Monzó: “El único problema es, como nos recuerda Peter Senge, que las zonas de alto apalancamiento no son evidentes para la mayoría de integrantes del sistema porque los puntos de apalancamiento no están próximos en el tiempo y el espacio respecto de los síntomas.  Sin embargo sí existe una pista para encontrarlos, como nos recuerda Donella H. Meadows: los mejores puntos de apalancamiento se encuentra en el cambio de los modelos mentales, es decir, cambios en el cómo nos representamos a nosotros mismos el sistema, esto es, el paradigma o filtro con el que observamos la realidad”.

    El hombre “viejo” de Merton, ya por pereza o por cansancio mental, o por insuficiente vitalidad psíquica, paraliza o al menos ralentiza la actividad de pensamiento de nuevas alternativas y posibilidades ante las contínuas novedades de la vida. No quiere decir que no piense, a lo mejor como dice Merton, “puede moverse mucho de un lado para otro aunque se trata de cambios que no llevan a ninguna parte… (Mientras más cambia la cosa, más es la misma cosa)”. Se mueve siempre dentro de la plantilla antigua, y de ahí no sale.

    (Es como intentar modernizar un SEAT 1500, de los años sesenta. Si le tienes que cambiar de todo con cosas nuevas y modernas, a no ser que seas un coleccionista de trastos viejos, lo mejor y más barato, es tirarlo y comprarte uno nuevo). (Y mucho me temo que con la Iglesia Católica pasa algo parecido, aunque es solo una idea personal mía).

    La panoplia de plantillas de que disponemos, es como la caja de herramientas de un mecánico. Si dispones solo de un martillo y un destornillador, irá la cosa mucho peor, que si dispone de múltiples destornilladores de diferentes tamaño y tipo de boca. Muchas veces si no dispones del destornillador adecuado, no puedes hacer nada por mucho que lo intentes.

    El hombre “nuevo”, es el que vive al lado de una ferretería, o de un amigo, o de un cuñado manitas que tiene de todo, y por ello no hay tornillo que se le resista, aunque eso sí, está todo el día buscando la herramienta adecuada y su mujer le dirá que pasa más tiempo con el ferretero que con ella.

    Por eso no es cuestión solo de mirar para ver. Necesitamos el “destornillador” adecuado, y por eso no se encuentra lo que no se busca. Como decía Sherlock Holmes: “Solo se puede ver lo invisible, si se lo estás buscando”. Porque aunque por casualidad topáramos con ello ante nuestros ojos como dice Claude Bernat: “El que no sabe lo que busca, no entiende lo que encuentra”.

    Esa puede ser una de las explicaciones posibles de la paradoja evangélica de Mateo 13,12-13: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará más, y tendrá en abundancia; pero a cualquiera que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. Por eso les hablo en parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen ni entienden.…
    Todo el tema acerca de la “iluminación”, consiste en eso: no en conocer cosas nuevas de la realidad, sino en ver e interpretar las viejas, con una “plantilla”, con unas gafas nuevas y limpias, mucho más adecuadas a esa realidad.
     

    Y se puede ir uno acercando parcial y paulatinamente a esa “Sabiduría”, siempre con un trabajo constante y con paciencia, mucha paciencia. “Cuando alguien que de verdad necesita algo lo encuentra, no es la casualidad quien se lo procura, sino él mismo; su propio deseo y su propia necesidad lo conducen a ello”. (Hermann Hesse).

  • M.Luisa

    Si me atengo a este escrito, Isidoro, entre el hombre viejo y el hombre nuevo se detecta no una diferencia específica, sustancial o gradual a la manera cómo tú mismo vienes  señalando en diferentes hilos sino que, a mi modo de ver, se trataría formalmente de estructura, es decir, de superación de niveles, aunque manteniéndose en ellos.
     
    Tanto el hombre viejo como el nuevo, de los que habla el escrito,   poseen una misma estructura procesual sentiente,  ya que,  si bien, en ella el sentido del gusto le da  objetividad  gustosa (identificándose en ella el hombre viejo)   es también en este mismo órgano del sentir  en donde   existe también la posibilidad ya no de gustar sólo objetivamente sino de “saborear” realmente. El órgano sensitivo, sería a ese nivel, por tanto,  donde  cumpliría  así  su función última.
     
    Retrotraer la realidad a lo meramente objetivo es la razón por la cual el hombre viejo le gusta lo viejo y le cuesta salir de ahí. ¿Por qué? ¿Porque la objetividad de la realidad material no tiene porque no gustar   materialmente. Pero esto tiene un precio, porque el proceso se cierra así  en su forma sensible.   Sin embargo su función no termina ahí sino que, dada la estructura unitaria de la sustantividad humana, de la que ya me referí en otra ocasión,  llega un momento en el que aquella  deja de mostrarse  “procesualmente”  para advenirse a un modo nuevo   “direccional”, es lo que a veces se da a entender cuando se dice que el ojo para ver bien  ha de mirar. El primer momento es objetivo y por tanto cerrado el segundo en cambio es direccional y abierto.

  • Isidoro García

    He visto este escrito en el Blog “Amigos de Thomas Merton”, -http://mertonpito.blogspot.com.es/, y lo coloco aquí, por que quizás tiene algo que ver con el tema del hilo, pero podía ir en cualquiera.
    LO VIEJO Y LO NUEVO – THOMAS MERTON – DIARIOS, I – 18 de marzo de 1959.
     
    “Para el ‘hombre viejo’, todo es viejo. Él lo ha visto todo, o piensa que lo ha visto todo. Ha perdido la esperanza en cualquier cosa nueva. Lo que a él le gusta es ‘lo viejo’, a lo que se aferra, temiendo perderlo, aunque por otra parte esto no lo hace feliz. De este modo, él mismo se mantiene ‘viejo’ y no puede cambiar. No se muestra abierto a ninguna novedad. Su vida está estancada y es vana. Sin embargo, puede moverse mucho de un lado para otro aunque se trata de cambios que no llevan a ninguna parte… (Mientras más cambia la cosa, más es la misma cosa).
     
    Para el ‘hombre nuevo’ todo es nuevo. Incluso lo viejo es transformado en el Espíritu Santo y se conserva siempre nuevo. No hay nada a lo que aferrarse. No hay nada que esperar de lo que ya forma parte del pasado…El hombre nuevo es aquel que es capaz de encontrar realidad donde ésta no es visible con los ojos de la carne, donde no lo es todavía, donde la realidad se hace presente en el momento en que él la ve. Y donde la realidad no existiría (al menos para él), si él no la viese.
     
    El hombre nuevo vive en un mundo que siempre está en proceso de creación y renovación. Vive en este ambiente de renovación y creación. Vive en la vida.”
     
     

  • mª pilar

    Me apunto totalmente a las miradas reales (porque tienen los pies en la tierra)  y esperanzadas de Olga y Oscar
     
    Son un ejemplo de vida abierta y recibida con gozo, poniendo los dos lo mejor que cada cual posee, produciendo en ellos una armonía espléndida.
     
    Sin disfrazar la vida ni lo que ambos llevan vivido… ¡Que no es poco!
     
    Mi querida Olga… ¡cómo me gustaría tener un conocimiento como tienes de tus “compañeros/as de camino en los astros! porque no es una tontería.
     
    Pero sí, procuro leeros-escucharos y aprender; me parece una gran lección de vida cotidiana… esa que  toda persona nacida tiene que vivir; cómo llevarla y orientarla, dará unos u otros frutos, para cada cual,  y para cuantas personas nos rodean.
     
    ¡¡¡Gracias por ello pareja, os quiero!!!
     
    pili-mª pilar
     
     

  • olga larrazabal

    Estimado Isidoro: Yo  siendo una persona de naturaleza alegre, he pasado llorando la mitad de mi vida, y me ha costado mucho adquirir un estado basal de calma y acomodo con el medio ambiente que me permita decir que me siento feliz por días enteros.  Y la vejez me ha permitido de librarme de pensamientos negativos y de sentimientos de carencia, y cuando la salud no me joroba mucho, me aflora la sensación de felicidad. Según la Astrología, técnica tan válida como cualquier otra para analizar caracteres sentimientos y estados de ánimo, mi Sol, que representa el tipo de energía a la que soy llamada, está en Sagitario y mi santo patrono es Júpiter que es el más optimista del Zodíaco. Mi Ascendente, que es la máscara con que vivo, es Leo, signo del Sol, optimista.  Y mi Luna, que habla de la naturaleza de mis necesidades  emocionales y de mi ambiente de nacimiento, está en Capricornio, regido por Saturno, que es como haber nacido en Auschwitz.  Y con ese cocktail  adobado   por otros matices bastante fuertes he tenido que tejer mi existencia. Y mi conocimiento de mi vida y mi interioridad, confirman exactamente lo que dice la Astrología.Yo se que la-Astrología no tiene buena prensa, pero te recuerdo que Jung, Leibnitz y Newton y si no me equivoco Goethe, eran astrólogos. Entonces para mi salir de la sensación de vivir en  Auschwitz, me permite percibirme como feliz.  Y es tan simple como eso.  No necesito ni pildoritas ni yerbecitas, me basta una buena compañia, una ausencia de dolorcillos, una buena música o una puesta de sol, y se me produce el milagro. ¿Hasta cuando dura?  No lo se.

  • Isidoro García

    Perdona que te diga, con todo cariño, amiga Olga, que esa exhibición que hacéis los “felices” de vuestra felicidad, ese “en este momento no cambiaría mi vida con nadie, porque estoy donde quiero estar, con los que quiero estar”, suscita, (por lo menos en mí), demasiada envidia, que yo no puedo reprimir. (Sé que la vida es así, pero ya sabes que el hambriento con pan sueña).
     
    Yo he sido mucho tiempo un hedonista teórico, que no práctico, (para desgracia mía), y por eso siempre me ha gustado más el epicureísmo, que el estoicismo, aunque se diferencian muy poquito. Lo del “carpe diem”, me lo sé muy bien, pues yo mismo lo he repetido y aconsejado mucho.
     
    Pero confesaré que siempre me ha sonado a voluntarismo, a intento de engaño a uno mismo. “Me conservo entero, decía el cascote”, nos cuenta con sorna Sánchez-Ferlosio. Me suena a optimismo desesperado como el que iba cayendo al vacío desde el piso veinte, y a su paso por el tercero comentaba sus impresiones: “Por ahora no me puedo quejar, buenas vistas, airecillo en la cara, ¡ya veremos cuando llegue abajo!”.
     
    El presentismo, y el existencialismo a palo seco, tienen buena prensa, pero también esconden un mucho de desesperación maquillada y travestida en optimismo de garrafón, que sirve para salir del paso, pero que te asegura una buena resaca “al día siguiente”. Los que somos optimistas con razones, y que nos ha costado mucho esfuerzo encontrarlas, (lo cual no es siempre fácil), somos enemigos acérrimos de los optimistas ligeros: ¡las cosas hay que currárselas!.
     
    Hace unos meses, en este mismo foro, un compañero, decía que él no comprendía como se puede tener angustia vital, y me pareció de un optimismo exagerado, y de una gran suerte para él, naturalmente. Muchos de nuestros lectores serán psicólogos o psiquiatras, y podrían contar las miserias y dolores que pasan por sus consultas, (me acuerdo ahora de George). Y los que pasan por consultas, son solo la punta del iceberg.
     
    No quiero amargaros el fin de semana citando a Baudelaire: “La existencia humana es un oasis de horror en un océano de hastío”. Ni a Pascal: “Imagínese un número de hombres encadenados y condenados todos a muerte, varios de los cuales son degollados cada día a la vista de los otros, quienes ven su propia condición en la de sus semejantes y mirándose unos a otros con dolor y sin esperanza, aguardan su turno. Esa es la imagen de la condición de los hombres”. Por eso no lo haré, y porque quizás lo dijeron el día que les dejó la novia, o que cogieron ladillas o que iba a venir el casero a cobrar el alquiler, o que simplemente había perdido el París Saint Garmain.
     
    Pero si citaré a Habermas, cuando decía que “cuando se secan los manantiales utópicos, se difunde un desierto de trivialidad y perplejidad”. De ahí mi afición, quizás obsesión, por beber de esos manantiales de un futuro maravilloso, para nuestros descendientes, y de esperar las migajas que nos lleguen a nosotros. Dice Baltasar Gracian que “se vive de esperanza. Los excesos de felicidad son mortales. Si no hay nada que desear, se teme todo”.
     
     
    Y os contaré a todos un secreto que he descubierto. Muchas veces la esperanza y la desesperanza es cuestión de imaginación. Leí por ahí, que “toda esperanza eficaz se apoya en el pedestal que la imaginación le presta; cuando no podemos hacernos una idea concreta de lo que esperamos, tendemos a expulsarlo de nuestra mente”.
     
    Hay que lograr imaginarse con el mayor número de detalles posible el futuro en el que esperamos, porque la mente tiene fobia  a las abstracciones poco imaginables. Por eso una de las mayores palancas de la esperanza está en los blogs y revistas de ciencia seria, en la ciencia-ficción inteligente y en algunas narraciones gnósticas y esotéricas, fáciles de comprender. (Leyendo a Pablo, a Juan y a Tomás con ojos “modernos” se saca mucha más información de lo que quizás podemos esperar. Y consuela bastante: sé que quizás es poco, pero algo es algo).

  • olga larrazabal

    Coincido con Oscar en su resumen  y creo que lo importante es “cómo bebemos del pozo de la vida” y esa es la diferencia entre la felicidad y la infelicidad, entre mirar la muerte de frente y decir “lo comido y lo bailado, lo tomado y lo cantado, no me lo quita nadie” o angustiarte porque desapareces y sientes que la vida te debe algo.  Y si coincidiste contigo mismo, y te gustó lo que comiste y tomaste, ¿por qué no morirte?  Y tus tataranietos…harán lo mismo y ni sabrán que tu exististe a menos que tengan un árbol genealógico colgado en la casa, y solo serás un nombre, si es que..
    Y si compartiste los momentos de felicidad con otro, o lloraste con otro, es que tuviste a alguien que te dio su tiempo. ¿No es eso una gracia?
    En este momento no cambiaría mi vida con nadie, porque estoy donde quiero estar, con los que quiero estar, y si me muero, ojalá sea de repente y no jorobe a nadie con mis enfermedades.
     

  • Isidoro García

    Amigo Oscar, te agradezco el “feeling”. No conozco lo que dijo Ortega de Teilhard, pero hay que pensar que hace ochenta o noventa años, se estaba empezando a desbrozar este tema, y por ello todos los pensadores de la época, (era un tema estrella en la primer tercio del siglo XX), además de Teilhard, Henri Bergson, Whitehead, y muchos más, fueron unos pioneros, a los que hay que seguir y mejorar.

    La cultura es una escalada continua. Hay que subir escalón tras escalón, y cuando se sube un escalón, primero se le mira, luego se le pisa apoyándose en él, y luego se le deja atrás y se le olvida, camino del próximo superior.

    El mayor honor a que puede aspirar cualquiera que quiera investigar en el mundo de la cultura, es que en el futuro, haya alguien que haga lo mismo con nosotros: significaría haber logrado ser escalón en la larga escalera hacia la Sabiduría. Es lo mismo que decía el Buda Sakyamuni o alguno de sus seguidores que sucede con la barca con la que se cruza un río: se monta uno, cruza, prosigue el camino y deja la barca atrás.

    Por eso yo creo que no acierta Ortega si considera al ser humano sin “milieu” propio; que no estaba previsto en la llamada Naturaleza del Cosmos”. El problema es que no es que no tengamos un medio propio, sino que al inaugurarlo no somos conscientes de que es un nuevo “medio”.

    Todos los elementos del Universo constan de materia/energía + información, (que es algo así como el destilado de la “Inteligencia”. Por eso el Universo es “inteligente”, ya sea por sí mismo, o porque se lo ha donado una “Inteligencia” extra-Universo).

    Los elementos inanimados, tienen muy poca “información”. Los seres vivos, tienen bastante mas información, y la materia inteligente, cada vez tiene mas información y menos materia/energía.

    Nosotros, al ser los primeros seres “inteligentes” en este proceso evolutivo de la Tierra, estamos a caballo entre dos “Reinos”, con leyes y características distintas, y por ello quizás Ortega pensó que no estábamos en nuestro “medio”.

    Es verdad que como monos, estamos un poco descolocados, (¡somos unos monos con la bomba atómica!). Al igual que como seres inteligentes, nuestra naturaleza de primates resulta un lastre y somos bastante impresentables. (Somos como un serio conferenciante que mientras da la conferencia se está comiendo un bocata de calamares, o peor aún, le mete mano a la profesora jamona que tiene al lado).

    Es el problema de estar con un pie en una orilla y el otro en la otra: somos extranjeros en los dos lados. En eso nuestra etapa evolutiva consiste, en desprimatizarnos e incorporarnos definitivamente en el reino de la inteligencia, donde prime lo intelectual, la creatividad, el aprendizaje contínuos, en resumen, la racionalidad.

    En la cosmovisión de Whitehead, “toda la realidad es un vasto proceso de relaciones libres, siempre animado por una atracción creativa hacia una mayor complejidad, armonía y belleza”. Y por eso el mismo Whitehead señalaba que la razón está inscrita en el proceso ascendente de la evolución biológica, y que tiene como principal función el promover “el arte de la vida”.

    La idea de Ortega de que nuestra llegada “no estaba previsto en la llamada Naturaleza del Cosmos”, sería un pequeño borrón en Ortega, que demostraría que no entendió de verdad el significado de la Evolución.

    (Por cierto, no sé si habéis visto la noticia de los inminentes preparativos de la primera operación de trasplante de una cabeza, en el cuerpo de un fallecido. Me ha traído a la memoria, los muchos titubeos, fracasos y pruebas que  hubo en la primera operación de trasplante de corazón de Barnard, en 1967, hace casi cincuenta años, que hoy se hacen como el que lava y plancha. ¡Fijaos, si el futuro ya está aquí!).

  • oscar varela

    Hola Isidoro García!

    Me alegro que recuerdes y NOS lo recuerdes al gran Teilhard.

    Yo lo hube recibido de labios del Obispo Jerónimo Podestá y, más aun, de su esposa Clelia Luro. Ellos tenían preferencia por él y se sentían enamorados hacia la Cristosfera. El otro gran referente era Raimon Panikkar. Pero el más cercano fue para ellos dom Helder Cámara, que ahora le han aceptado iniciar el proceso de santidad.

    También Ortega muere en ese año de 1955 (17 de octubre), sindo 2 años más joven que Teilhard. Supongo que conocerás las buenas cosas que dijo Ortega de Teilhard ¿no? Una de ellas que resalta es la de considerar al ser humano sin “milieu” propio; que no estaba previsto en la llamada Naturaleza del Cosmos.

    Abrazo Cumpa y ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Isidoro García

    Que tengas las cosas claras cuando corran vientos de cambio.
    Que construyas una escalera a las estrellas y subas un peldaño cada día.
    Que siempre permanezcas joven, siempre joven, siempre joven, que siempre permanezcas joven”.
    (“Forever Young” – Bob Dylan)

    Hoy se cumple el 60º aniversario de la muerte de Teilhard de Chardin, en 1955. Él que miró tanto el Cosmos y la situación del hombre en él, murió solo dos años antes de que se iniciara la salida del hombre hacia el espacio, con el lanzamiento del Sputnik ruso. ¡Lo que le hubiera dado para pensar, ese acontecimiento tan simbólico, a un soñador como él!.
     
     
    Otro caso más de síndrome del Moisés mítico, que murió a las puertas de la Tierra Prometida, sin llegar a verla. Y como nos pasará a todos los soñadores de un futuro maravilloso que espera a la Humanidad.

  • Isidoro García

    Lleva toda la razón Oscar, nos pasa que no sabemos lo que nos pasa, como ya decía en su época su admirado Ortega.
     
    A mí, personalmente, me da la impresión que los discursos que más abundan son discursos como de boxeador sonado. Hemos recibido un fuerte impacto, y nos ha dejado turulatos. Para algunos ese gran impacto ha sido la conciencia directa y/o personal de la miseria humana, lo que en personas altamente sensibles y empáticas, les supone un trauma alienativo, que los descoloca, y los obsesiona, disminuyéndoles fuertemente su razón crítica, y su discernimiento de la realidad.
    A otros, (quizás los más), les ha alienado, la “buena vida”. Decía Henri Michaux, que “todo es droga, para quien elige vivir al otro lado”. El ser humano ancestralmente no estaba acostumbrado a grandes satisfacciones, y las pocas que tenía eran superadas con mucho, por los peligros y desgracias. Y por eso el coche, el turismo y los langostinos han causado en muchos un desquiciamiento general: ya no pueden vivir sin ellos.

    La imparable droga del consumismo, que trae consigo la apetencia ilimitada de dinero, no solo nos hace esclavos de este, sino que también nos anula o disminuye fuertemente toda razón crítica y buen discernimiento de la realidad. Y eso no les pasa solo a los ricos, les pasa a casi todos los humanos cuando prueban las cosas buenas: el sexo, el lujo, y todo tipo de placeres, que en sí no son malos, pero que en exceso nos noquea. Por eso decía el segundo consejo délfico: “De nada demasiado”.

    Y aparte de que cada uno, tiene su telón de Aquiles, a todos, nos tiene noqueados, el exceso de información, que al que lo intenta, (que ya de por sí es una minoría), le dificulta, el saber distinguir lo importante de lo accesorio, la nuez de la cáscara, el plátano de la piel incomestible e indigesta. En resumen es el gran obstáculo para acercarse a la Sabiduría.

    Si a esto se le une que con esto de la Complejidad, vamos descubriendo que las cosas son mucho más complicadas de lo que parece y que por ello muchas veces somos víctimas propiciatorias del “sentido común”, las cosas ya se complican más aún. A veces hay que girar para seguir recto. Esta filosofía, funciona muy bien en las rotondas.
     
    No hay más que ver el desastre y el caos general en el discurso entre las izquierdas, para encontrar ir haciendo un mundo mejor. (La derecha semejan al boxeador sonado que se ha quedado inmóvil y K.O., y la izquierda al boxeador sonado, al que le entra el tembleque, y se dedica al activismo per se, intentando arreglar todas las cosas a martillazos, porque algo hay que hacer: ¡estamos al borde del precipicio, por lo que no nos podemos quedar quietos, hay que dar un paso adelante!).
     
     
    Desgraciadamente en esto como en casi todo, las buenas intenciones no son suficientes. Por eso se impone la reflexión intensa y sin desmayo.

  • oscar varela

    Hola!

    Andaba, hace unos días, el Cumpa Olvera preguntándose por lo que tiene en su cabecita este Oscar en torno a el término “nuestro tiempo”.

    Pienso que NUESTRO TIEMPO es  LO QUE NOS PASA.

    – ¿Qué nos pasa?

    – Pues eso: NOS PASA no saber lo que nos pasa.

    ¿Tal vez, no?

    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Isidoro García

    Sobre la inmortalidad que viene, podéis leer:  http://hipertextual.com/2012/07/billonario-ruso-busca-inmortalidad

  • Isidoro García

    Que quede claro, es que lo expuesto por mí, no pretende convencer a nadie. Solo de que sí se puede encontrar un sistema o un puente de un unión entre el mensaje cristiano y la Ciencia.
    Cada uno tiene que encontrar su propio camino.
    “Es bueno el que guarda, cual venta del camino, para el sediento agua, para el borracho vino”. (Antonio Machado)

  • Isidoro García

    Dices Oscar, muy bien: “estamos SOLOS ante nuestro Destino, siendo éste la tarea de “re-absorber nuestras propias circunstancias”. “Ese Quehacer de re-absorción sería lo que más se pareciera a la de re-suscitar poniendo en las circunstancias el “sentido” que ellas por sí no tienen, son brutas clamando por des-en-brutecerse”. Pero la “salida” auténtica para la vida de cada cual es jugar el Partido hasta que venga el relevo.
     
    Estamos diciendo casi lo mismo. Concuerdo en que estamos SOLOS ante nuestro Destino, lo que sucede es que unos piensan que estamos toreando en una plaza vacía, y otros pensamos que somos toreros buscando la “alternativa”, y por eso nos dejan solos en la plaza ante el toro, pero están todos en el tendido mirando a ver si lo conseguimos.
     
    (Sobre el tema de nuestra “soledad”, copio y pego una cosa que leía hace poco: “Estamos en la Vía Láctea que contiene entre 200.000 y 400.000 millones de estrellas. Nuestra galaxia pertenece al Grupo Local de galaxias, que está formado por unas 45 galaxias que giran conjuntamente alrededor de otro cúmulo galáctico más grande (cúmulo de Virgo formado 1.300 galaxias).  Y Nuestro Cúmulo de Virgo está con otros cuatro cúmulos más formando un gran cúmulo (llamado de Piscis-Cetus). Por ahora parece que pertenecemos a un gran supercúmulo de 100.000 galaxias denominado Lanaikea (“cielo inmenso”). Este sería como nuestro “continente” pero hay otros miles de supercúmulos como este”).
     
    Y si a todas esas 100.000 galaxias, con sus muy posibles y correspondientes hipotéticos habitantes, los metes en un  gran paquete, y le pones la etiqueta de “El Padre”, y al torero de la plaza, representando a la Humanidad, le pones en el traje una etiqueta como “El Hijo”, empiezas a darte cuenta que para aclararse de verdad, hay que comprender el auténtico significado (“logos”) de las palabras y los nombres.
     
    Comprendo que esto es demasiado para muchos. Pero yo creo que el maestro Teilhard, nos enseñó el camino de la conciliación entre Religión y Ciencia: si ambos son expresiones de una misma Realidad, hay que adecuar los nombres de esa Realidad dados por ambas ramas del Conocimiento.  O sea hay que retraducir el lenguaje religioso en lenguaje científico.
     
    Eso no significa que la Religión, (en este caso el cristianismo), exprese necesariamente la Realidad. Hasta que se conozcan las cosas científicamente, sus afirmaciones serán hipótesis objeto de fe, y por tanto de duda y confianza sin plena justificación, por el creyente. Pero lo que está claro es que el creyente moderno, exigirá que sus descripciones sean homologables con los planteamientos científicos conocidos, que sean razonables, que no choquen frontalmente con ellos.
     
    Y respecto a nuestro destino, nuestra “alternativa”, que Oscar lo expresa como “re-absorber nuestras propias circunstancias”, yo le llamo ir evolucionando las condiciones y características de nuestra especie, en otras mucho más perfectas, para así lograr una vida feliz y creativa, tanto personal como socialmente. En resumen para transformarnos en una especie un escalón por encima de la nuestra.
     
    Y da la casualidad que entre esas circunstancias “mejorables” en la actual especie humana, está el envejecimiento, la enfermedad y la muerte. Por eso afirmo que el mensaje-clave del Cristo, (su kerigma), coincide plenamente con la trayectoria que nos señala la Ciencia de la Evolución del Universo.
     
    Ahora bien esto se refiere a la Humanidad como especie. Cuando hablamos de que la subespecie de los Neandertales, evolucionó en una nueva, los Cromañones, (nosotros), lo que estamos diciendo en realidad es que los Neandertales desaparecieron y dejaron su espacio a los nuevos hombres, surgidos en Africa.
     
    Porque su evolución se produjo por mutaciones aleatorias darwinianamente. Pero en nuestro caso no será así. Serán nuestros descendientes los que paulatinamente se transformarán, poco a poco, en una especie nueva. Posiblemente casi imperceptiblemente, generación a generación irán transformándose hasta que cuando vean unas fotos nuestras, (sus antepasados), las pondrán como etiqueta de un anís, como hicimos nosotros con el Anís del Mono.
     
    Y a todo esto, ¿qué pasará con nosotros, los abueletes que nos hemos ido quedando por el camino?. Aquí divergen la Ciencia del mensaje del Cristo. Según la Ciencia, en principio, como muy bien dice Oscar, jugaremos nuestro partido, hasta que llegue el relevo, y sanseacabó.
     
    Según la promesa del Cristo, objeto de nuestra esperanza, por la vía del “espíritu”, (quizás de forma cibernética-realidad virtual), podremos seguir pensando, aprendiendo, creando y colaborando con el resto de los humanos, tanto vivos como ya muertos, en la evolución de la especie humana en una especie superior, capaz de hacernos felices y de organizarnos mediante una sociedad justa y bien avenida.
     
    Pero eso es asunto de fe personal, que quieras que no, al que lo crea así, le consuela bastante ante el panorama de la muerte. (Lo de podernos comer un bocadillo de jamón, u otros placeres terrenales, yo lo veo algo más difícil).
     
     
    De todas maneras, de cara a que el próximo viernes es el 60º aniversario de la muerte de Teilhard, voy a mandar un artículo más explicativo sobre el asunto. Sirva este comentario de anticipo.

  • George R Porta

    Iñaki: Perdona que me atreva a responder siendo cinco años más joven y que hable quien deba callar, ?pero hacer lo que sientas como lo piensas y disciernes no lo único que cuenta cuando lo sientas y pienses sinceramente y del mejor modo que puedas?  Me fascina que se sepa tanto del futuro si es realmente futuro cuando el propio presente se escapa sin ser agotado.

    No sé imaginar qué esté ocurriendo ahora mismo cuando miro a mi reloj digital marcar las 19:34 h del Este de los EE UU y de repente le veo marcar las 19:35 y se me ha escapado el medio minuto sin acabar de formular mi pensamiento. Un abrazo cordial.

  • Iñaki S:S,

    De alguno de  los comentarios de Isidoro García creí entender algo así como:

    -Que nuestros conocimiento de la gran Dinámica del Universo, nos ha permitido saber la trayectoria cósmica que todo lleva.
    -Que es muy difícil conocer cual será el futuro de nuestros sucesores dentro de mil millones de años.
    -Que tenemos una idea, bastante clara, de cual será el próximo escalón que subirá nuestra especie.
    -Que una de sus característica será el haber alcanzado la cuasi-inmortalidad.
     
    Desde mi solo sé que no se nada, como especimen humano, no puedo evitar el preguntarme por mi propia cuasi-inmortalidad….y la de todos esos que se van quedando por el camino,  sin llegar a mis 77 privilegiados añitos.  La respuesta que me voy dando es algo así como… olvídate un poco de ti mismo y preocúpate un poquito más de los demás. ¿Puede ser este un buen camino para encontrar la piedra filosofal?
     

  • Rodrigo Olvera

    Hablar de “nuestro tiempo” es también una huida hacia adelante, huyendo de la complejidad de las experiencias/vidas humanas. Pues en este 6 de abril de 2015 conviven personas para las que de acuerdo a su yo-y-mi-circunstancia es válido el paradigma mítico pre-industrial, el paradigma mítico industrial, el paradigma crítico moderno, el paradigma crítico posmoderno, el paradigma mítico posmoderno, etc etc etc.
     
    Si para Oscar en su ser Oscar-y-su-circunstancia la teología dejó de tener validez, eso no significa necesariamente que para “nuestro tiempo” la teología dejó de tener validez. Si para José María Castillo y su circunstancia, la teología tiene validez, ¿no es una arrogancia afirmarle que la teología dejó de tener validez “para nuestro tiempo”?  Porque, además, lo que se afirma que tiene validez o dejó de tener validez para “nuestro tiempo” siempre coincide con lo que tiene validez o dejó de tener validez para la persona que define “nuestro tiempo”. ¿no?
     
    El hecho es que sólo se puede llegar a definir “nuestro tiempo” mediante un proceso de abstracción, en que justamente lo que se abstrae, lo que se excluye, es lo que teórica y abstractamente tanto se repite: las circunstancias plurales y complejas de la pluralidad y complejidad de vidas humanas.
     
    Hace varios años le había ya hecho esta observación a Oscar, y estuvo de acuerdo. Pero los viejos hábitos son difíciles de cambiar. Supongo.
     
    Para mí, tanto el monje budista en una cueva en el Himalaya, como la persona agnóstica, como la devota de la Wicca, todas ellas forman parte de “nuestro tiempo”, porque todas ellas viven su vida humana este 6 de abril de 2015…. y si hubiera que definir “nuestro tiempo” habría que definirlo entonces con bases estadísticas… y entonces “nuestro tiempo” sigue siendo un tiempo teísta: aunque la tendencia vaya a una disminución, la mayor parte de la humanidad sigue viviendo su vida desde esa cosmovisión.
     
    Abrazos y esperanzas

  • oscar varela

    Hola!

    Con el asuntito de “la resurrección de la carne” Boff está convencido que hay que re-novar la expectativa o esperanza.

    Lo que le pasa a “los desesperados” es que ven que el Partido de fútbol de su Equipo se les va de las manos y en cualquier momento les suena el pito final, lo que hacen es seguir el Partido fuera de la cancha. Por eso tiran la pelota a las tribunas o al patio de al lado.

    Pienso que seriamente no pueden pensar que el patio de al lado sea donde el Partido seguirá de manera “resucitada”. Por eso cité a Borges en su frase “huyen hacia adelante”. No disimulo que esa gente “huye”.

    También R. Lenaers “huye” de una “Encarnación” que deja a medio camino cuando de la Heteronomía pasaba a la Autonomía; y justo cuando habría que dar el paso de nuestro tiempo (atisbo de la Vida) se encierra en el Patio internod e una conciencia que en su “fondo” estaría el “teos” encajador: la “Teonomía”. Solo él parecía entenderse, y pasado un tiempito se fue retrayendo de tal interpretación. Pero quedó encerrado aunque no tan desesperado.

    La cosa es mucho más sencilla cuando aceptamos convencidamente que la vida de cada cual se parece mucho a la Mónada leibniciana: estamos SOLOS (no digo solitarios, sino todo lo contrario, e, d. “circunstanciados”) ante nuestro Destino, siendo éste la tarea de “re-absober nuestras propias circu-stancias”.

    Ese Quehacer de re-absorción sería lo que más se pareciera a la de re-suscitar poniendo en las circunstancias el “sentido2 que ellas por sí no tienen, son brutas clamando por des-en-brutecerse.

    Si a Boff le gustara, podría extender ese des-en-brutecimiento al Kosmos entero habido y por haber. Pero la “salida” auténtica para la vida de cada cual es jugar el Partido hasta que venga el relevo. Porque el Partido sigue … con ganancias y pérdidas, con faules, expulsiones y goles de cabeza o de penal.

    Yo pretendo jugar el Partido en la parte que me toca (y yo no elegí ni me consultaros de venir a la Cancha); jugar honestamente y a pleno. (alguito así decía Pablo ¿no?, aunque con ello no avale todo lo que el tenía en su cabezota)

    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • George R Porta

    Mi mala memoria no tan precoz debe ser la causante (esta suposición es paliativa) de que olvidara especificar que el dictum que me atribuye Isidore pertenezca a una entrada que hice en otro hilo, el originado por el artículo “Pascua” de José Arregui y él no lo aclaró tampoco, deseo que por otras causas diferentes a la que posiblemente lo atribuyo en mi caso (mala memoria). Me confío a la generosidad de quien lea lo que escribí. 

  • George R Porta

    Amigo Isidoro: Habiendo trabajado profesionalmente algunos años en cuidados paliativos provistos a enfermos terminales apoyo el uso ético de paliativos y analgésicos, anestésicos, etc., Lo que dices de mí y de mi dentista no es cierto.

    Si no me hago entender es porque me exprese mal, incompletamente. Confieso gustosamente mi admiración por la efectividad comunicativa de Oscar Varela y Rodrigo Olvera. Mi verborrea es crónica, compulsiva e indeseable a fuer de inefectiva. Mi valentía es más autoengaño y excesiva imprudencia..
     
     
    Quise expresar la inmoralidad hallada en especular (DRAE: especular2. (Del latín speculāri). 1. tr. Registrar, mirar con atención algo para reconocerlo y examinarlo. 2. tr. Meditar, reflexionar con hondura, teorizar. U. t. c. intr. 3. intr. Perderse en sutilezas o hipótesis sin base real. 4. intr. Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios. Usado más en sentido peyorativo.5. intr. Comerciar, traficar) en una “industria” mediática que predica la segura perdición infernal de quien no consuma sus productos y la exclusión segura en la distribución de la “energía” (gracia) de la vida, de quien no “suscriba” sus “formulaciones” en un “lugar” provisto eterna y gratuitamente de combustible por la Divinidad que predica, y que carece de acceso a químicos analgésicos y paliativos.
     
     
    Sobre todo si los publicitarios de dicha industria esconden crímenes que causan un tormento terminal en sus víctimas y se encubren unos a otros.

    Verás cuán iluso puedo ser imaginando que dichos publicitarios fueran siempre honrados, honestos, veraces y se midan con la vara que miden a otros/as.
     

    El Jesús en el que espero arriesgada pero confiadamente mi muerte era enemigo de la mentira en cualquiera de sus formas y, me lo parece al menos a mí, que sí estoy dispuesto a arriesgarme a creerle y confiarle, valga la pena de aprender a aceptar la incertidumbre sobre él y sus dichos y hechos. con la esperanza de llegar a conocer lo que ahora parece que no puedo conocer más completamente. Mi problema está con el dictum de Pablo de que el ministro del altar tenga derecho a que le paguen sus gastos personales (vivir del altar) más o menos como los boticarios y farmacéuticos dispensadores reclamando unos beneficios que ellos mismos no pagan si se automedican aunque debieran hacerlo.

    La ansiedad no es mala si no se convierte en patológica, por ejemplo la de los enamorados/as y la de los progenitores, que esa es buena aunque sea demandante. Pero ojalá que los enamorados/as no comiencen a utilizar analgésicos o paliativos para disminuir o evadir sus placenteras penas de amores.

  • Isidoro García

    (Sirva este comentario, para contestar especialmente a Asun, (que lo tenía pendiente), a George y Oscar).
     
    El otro día hacía una defensa (no del todo clara), de la religión, como tratamiento paliativo para las angustias y dolores morales y psicológicos, que nos asolan a los humanos. Y Asun lo achacaba a la cultura que recibimos los ya mayorcitos, en nuestra juventud. Y quizás también a que los viejos, como nos vemos cada vez más cerca del “hoyo”, somos más proclives a estos temas, que los jóvenes, que piensan que eso no va con ellos. Puede ser: “A cierta edad todos somos más o menos, ciclistas acabados”.
     
    Y veo que George, que aunque diga que lo contrario, es un valiente, parece que prefiere que le saquen las muelas sin anestesia, porque dice: “No se puede crear una industria de indulgencia y sacramentos y otros rollos similares precisamente para satisfacer la angustia de la incertidumbre”.
     
    Amigo George, te has cargado de un plumazo, toda la bendita industria de los anestésicos, y de los cuidados paliativos, que no curan, pero al menos hacen la vida más llevadera, para la gente menos valiente, que somos muchos.
     
    Oscar y yo coincidimos en que la vida acaba desesperando al más pintado. Y por eso comprendo a Oscar perfectamente. La experiencia nos dice que todo puede ser peor aún de lo que parece, y por eso parece que lo más inteligente es optimistamente no indagar demasiado. Si no lo hacemos así nos puede pasar como al cliente del restaurante que le dice a la camarera: “¡Oiga señorita, lleva el filete, sujetándolo en el plato con el dedo!”. Y ésta le responde, muy amablemente: “Es que no quiero que se me vuelva a caer al suelo”.
     
    Dicen algunos que un optimista no es más que un pesimista mal informado. Sin embargo yo creo que la Ciencia, (concordando con la Buena Nueva cristiana, ¡qué casualidad!), nos está empezando a señalar que es todo lo contrario: que los pesimistas, son optimistas potenciales, a los que les falta información, (o no acaban de creérsela del todo).
     
    Un pesimista al estilo de Oscar es el que cuando le hablan de volver al Paraíso, no puede dejar de imaginarse, “en pelotas”, con una mano delante y otra detrás, y comiendo todo el día a base de manzanas. Mientras que el optimista piensa que un ser que ha tenido el ingenio y la ambición de meter una anchoa en una aceituna, no puede acabar mal.
     
    Y lo de la anchoa, no es solo una broma. Traducido a lenguaje serio, un optimista es el que piensa que un ser con la inteligencia suficiente para llegar donde hemos llegado, (con todas las pegas que se quiera, pero este juego aún no ha terminado), no puede acabar mal.
     
    Pero acabe como acabe, todo lo que sirva para que la gente lo pase menos mal, no solo es legítimo, sino que es recomendable. Tanto si son aspirinas, morfinas para terminales, fútbol, o religión. Más aún, deberían estar subvencionados por el Gobierno. Y como soy muy optimista creo que todos os unireis a mi sentir.
     
     

  • Iñaki S:S,

    Entiendo que Oscar nos recomienda, una vez más, que no le busquemos cinco pies al gato. Sin embargo, el comentario de Sergio García me parece fantástico y sería bueno que las cabezas pensantes de ATRIO  le dedicaran un poco de tiempo.

  • oscar varela

    en cuanto al tanguito te recomiendo medites “SOY UNA CANCIÓN DESESPERADA”

    ahora se me acaba la electricidad. Luego, tal vez te lo comente.

    oscar.

  • oscar varela

    Hola Isidoro!

    Ye lo resumo en 2 frases de J.L. Borges:

    1.- “No nos une el amor sino el espanto” (eso es el “cristianismo”: vida de desesperados.

    2.- Por eso su “salida” e.d. SALVACIÓN” es HUIR HACIA ADELANTE.

    Oscar.

  • Isidoro García

    “Coincidir consigo mismo, beber del pozo de la vida y saber dejar lugar al otro que viene en la caravana generacional más joven”.
     
    Amigo Oscar, ¡con que poco te conformas!. Más bien da la impresión de que intentas poner al mal tiempo buena cara, y hacer de la necesidad, virtud, como hizo la zorra con las uvas: “me conformo con estos gusanitos, las uvas están verdes”.
     
    Es verdad que cada persona es un mundo, y el que no se conforma es porque no quiere y todo eso, pero hace unos días yo ya decía que “lo primero es afrontar la realidad con un par, y dejarse de floripondios”. (Perdón por la autocita pero es que venía a huevo).
     
    La gran revolución de la Evolución, que todavía muchos no comprenden, es que antes de ella, para intentar diluir un poco la angustia natural de la vejez y la muerte, lo que había eran mitos ilusionadores o fe religiosa a palo seco. Y a partir de que nuestro conocimiento de la gran Dinámica del Universo, (con “Dios” o sin “Dios”, ¿quién lo sabe?), nos ha permitido saber la trayectoria cósmica que todo lleva, (incluída nuestra especie), y aunque es muy difícil conocer cuál será el futuro de nuestros sucesores dentro de mil millones de años, tenemos una idea bastante clara, de cuál será el próximo escalón que subirá nuestra especie, entre cuyas características estará la cuasi inmortalidad.
     
    Antes, creer en la vida cuasi eterna de nuestros tataratataranietos, era cuestión de escribir infantilmente la carta a los Reyes Magos. Ahora es saber nuestro futuro destino. SABER.
     
    Lo único que, (para los cristianos), sigue siendo objeto de fe, y por tanto de duda, son dos cosas. La primera, que el proceso está pilotado y dirigido en la sombra por un humano, que por razones desconocidas, ha sido nombrado Rey o presidente de la humanidad, que nosotros llamamos el Cristo. Y la segunda, que también los humanos que hemos participado en el proceso de evolución, seguiremos existiendo de alguna misteriosa manera, tal y como el Cristo ha prometido.
     
    Pero incluso, para tener esperanzas de esto último, no hace falta pensar en soluciones sobrenaturales o ultranaturales. La tecnología que poco a poco vamos desarrollando, y que se conseguirá en un futuro muy próximo, nos indica cómo puede lograrse.
     
    Sólo con que alguien con la capacidad tecnológica adecuada, y voluntad de hacerlo, te hiciera, Oscar, un escaneo cerebral completo y un backup de todo el contenido de tu mente, con tus circuitos neuronales y tus bases de memoria, y lo metiera todo en un simple superprendrive de tres euros en los chinos, y luego lo volcara en un artilugio de realidad virtual suficientemente desarrollado, similar a los de los juegos de los chicos, tendríamos a Oscar, “para siempre”, lunfardeando, y entonces es cuando dirías con todo derecho: “Sigo yendo, todavía… y lo que me queda de cuerda”.
     
    Modernicémosnos, que a veces parecemos gente del siglo XIX, y estamos camino del XXII. No hay que tener miedo a pensar, aunque nos lleve a terrenos desconocidos. El filósofo Francis Bacon decía: “Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede pensar, es un idiota; QUIEN NO OSA PENSAR ES UN COBARDE”.

     
     
     

  • oscar varela

    Hola!

    Está bien todo este jurguito de palabras que no cambian nada el cuento antiguo que no nos satisface; al menos a mí.

    Pienso que hay otro modo de comprender la felicidad (sentido de la vida humana): coicidir consigo mismo, beber del pozo de la vida y saber dejar lugar al otro que viene en la caravana genracional más joven.

    Voy todavía! – Oscar.