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La Revolución del Papa Francisco

ZUGASTIpEn los años ochenta del siglo pasado, el presidente de los EE.UU. Ronald Reagan y la primera ministra británica Margaret Thatcher, con la valiosa colaboración del Papa Juan Pablo II, impulsaron  la revolución conservadora que dominó el final del siglo, imponiendo un rígido neoliberalismo económico. Hoy, treinta y cinco años más tarde, el Papa Francisco es, por el contrario, la única voz con resonancia mundial que condena sin paliativos este sistema económico que lleva a la miseria y la muerte a millones de personas. En su exhortación apostólica La alegría del Evangelio podemos leer estos textos, que van mucho más allá de lo que hoy se atreve a decir cualquier político europeo.

“Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes sin  salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar”

No menciona el término ‘capitalismo’, pero la descripción no puede ser más clara, ni la condena puede ser más terminante:

“Algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo, mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante… Hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata”.

En el Evangelio de Jesús de Nazaret está clarísima la opción por los pobres en contra de la ambición y la riqueza. Pero en el siglo IV el emperador Teodosio, con la proclamación del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, consiguió que la jerarquía eclesiástica cambiara de bando y pasara a ser, desde entonces, uno de los estamentos del poder en todas las sociedades que se han sucedido en la historia europea.

En la Edad Media diversos movimientos populares, con una clara inspiración cristiana, intentaron, de forma más o menos pacífica, cambios profundos en la estructura social de su época. Pero en todos los casos el Vaticano estuvo al lado del poder para sofocar esos movimientos. Esa tendencia ha seguido a lo largo de los siglos, y la Iglesia ha sido vista como una de las principales fuerzas conservadoras de la sociedad. El Papa Juan XXIII trató de impulsar un cambio de sentido, pero el largo pontificado de Juan Pablo II acentuó el carácter conservador del Vaticano. Por eso resulta tan sorprendente y esperanzador, tan revolucionario, el giro de Francisco hacia los valores evangélicos y la crítica del sistema actual.

“Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio procede de unas ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera.  De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta”.

El sistema capitalista en el que estamos sumergidos no sólo provoca la miseria y la muerte de millones de seres humanos,  sino que tiene unas consecuencias nefastas para la moral, la cultura y los valores dominantes en la sociedad. Nos vuelve egoístas, insensibles al mal ajeno.

“Se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros. Ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado nos ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera”.

Cuando vemos que los socialismos de base materialista son totalmente incapaces de hacer frente al huracán neoliberal que amenaza gravemente el futuro de la humanidad, Francisco nos invita a mirar por debajo de la estructura económica. Ahí nos encontramos con las profundas raíces antropológicas de la crisis.

“La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humanos. La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo… pero resulta que el consumo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del tejido social. ”

Pero ver las profundas causas humanas de las crisis no supone volver a un cristianismo etéreo y desencarnado. Francisco critica con contundencia una visión espiritualista del cristianismo que nos lleva encerrarnos en prácticas piadosas, alejados de los problemas de la gente.

“Ya no se puede decir que la religión debe recluirse en el ámbito privado y que está sólo para preparar las almas para el cielo”. Por el contrario señala que: “Una auténtica fe –que nunca es cómoda e individualista− siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la tierra. Amamos este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, y amamos a la humanidad que lo habita, con todos sus dramas y cansancios, con sus anhelos y esperanzas, con sus valores y fragilidades… la Iglesia no puede ni debe quedarse al margen de la lucha por la justicia”.

Lucha por la justicia que, ciertamente, va mucho más allá de las tradicionales “obras de caridad”. Es necesario llegar a las causas de una pobreza masiva:

“Los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras… la necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar… Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo, y en definitiva ningún problema”.

Este sistema, además, genera violencia de una manera inevitable. Algo que es muy oportuno recordar a una sociedad trastornada por los últimos atentados islamistas.

Hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia… Cuando la sociedad –local, nacional o mundial− abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz… un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte”.

No son estos los únicos textos en que el Papa Francisco expresa su pensamiento sobre las cuestiones socioeconómicas. ¿Nos hemos dado cuenta los cristianos de la carga transformadora que encierran, o los vemos como un discurso más que pronto se olvida? ¿No sentimos revivir en ellos un auténtico espíritu evangélico? ¿Qué nos dicen para nuestras vidas?

19 comentarios

  • George R Porta

    Leo esta cita de Francisco en el artículo: “Algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo, mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante… Hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata”.
     
    ¿Cómo puede afirmar el Papa esto y al mismo tiempo depender financieramente de instituciones que se nutren de esa misma economía que mata? ¿A quién se dirige al afirmar estas cosas?
     

  • pepe blanco

    Antonio Zugasti se/nos pregunta si el discurso del papa es o no es revolucionario.
     
    Hombre, revolucionario en el sentido de original, pues no. En esencia, es el discurso de Naomi Klein -que ha vendido millones de ejemplares de sus libros en todo el mundo- aunque algo edulcorado.
     
    Revolucionario en el sentido de ir contra el sistema, pues tampoco. Mas revolucionario en ese sentido era la afirmación según la cual “La propiedad privada no constituye para nadie un derecho incondicional y absoluto. No hay ninguna razón para reservarse en uso exclusivo lo que supera a la propia necesidad, cuando a los demás les falta lo necesario.” Afirmación que no es de Francisco, sino de Pablo VI.

    En fin, que el discurso de Francisco viene a ser una versión de las propuestas socialdemócratas de toda la vida sobre la necesidad de regular la economía de mercado por parte de los estados y sobre la necesidad de que éstos garanticen los derechos básicos a la educación y a la sanidad.

    Sinceramente, como ciudadano, lo que espero del papa es que transforme la iglesia católica. La transformación de la sociedad, prefiero que la deje a los gobernantes elegidos democráticamente a tal efecto. Y, respecto a la situación de la iglesia católica que, insisto, es lo que me interesa del papa, no veo ninguna revolución por ninguna parte. Peor aún, se puede interpretar que todo ese discurso progresista en lo económico de Francisco, solo es una cortina de humo para ocultar los cambios que está haciendo en el único sitio donde sí tiene todo el poder para hacer cambios, la iglesia católica: ninguno.

  • oscar varela

    Hola A. Zugasti!

    ¡Viejitos PELEONES! – ¡OK!
    ………………….

    Bueno: ¡pues de eso parece tratarse la “revolución” de Pancho!
    ………………….

    Para explicarme me basta reiterar un LEMA que tiene Enrique Orellana (chileno ya conocido en ATRIO)

    SI TU Y YO NO LE HACEMOS “LÍOS”
    A CORRUPTOS Y ABUSADORES …
    ¿ ENTONCES QUIÉN ?

    Jesús fue ayer en el templo y ahora: “UN INDIGNADO”
    ………………………….

    Se me ocurre que ese “¡HAGAN LÍO!” de Bergoglio es un CHEQUE EN BLANCO a los cristianos, sean quienes sean o del lado que estén.
     
    No se me escapa que no se trata de “cualquier cosa”, sino de un CHEQUE “CRUZADO”; e.d. dentro de cierto Sistema “controlado”, … pero “abierto”; se lo puede acreditar a la propia cuenta o transferirlo.

    Pero el CHEQUE está ahí; y para USO personal y común ¿o no?
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar-
    ……………………………
     
    NOTA: a veces pasan 2 días sin que tenga electricidad para la Compu. Cuando puedo entro y leo.
     

  • Antonio Zugasti

    ¿Es o no es revolucionario el discurso del Papa Francisco? ¿Son sólo palabras, o hay obras detrás? ¿Los socialismos de base materialista son o no son capaces de hacer frente al huracán neoliberal?  ¿Van los textos de Francisco  mucho más allá de lo que hoy se atreve a decir cualquier político europeo? ¿Es la única voz con resonancia mundial que condena sin paliativos este sistema económico? ¿El libro de Thomas Pikkety “El Capital en el siglo 21” es una crítica radical del capitalismo?
    Podríamos dedicarnos a debatir ampliamente todas estas cuestiones, pero ¿no estaríamos haciendo lo de mirar el dedo, cuando el dedo señala la luna? ¿A dónde señalan las palabras del Papa Francisco?
    Para Oscar Varela
    Hola Oscar
    El emprendimiento cooperativo va bien, y los viejitos seguimos peleones.
    Un abrazo


     
     
     

  • pepe blanco

    ¿La revolución del papa Francisco? ¿Qué revolución?
     
    15 meses después de ser elegido papa, Benedicto XVI firmó el motu proprio que permitía oficiar la misa por el rito preconciliar. Fue, creo que nadie lo duda, una decisión legislativa personal (por el tipo de documento, un motu proprio) y de calado (por la importancia del contenido).
     
    ¿Qué documentos legislativos importantes ha firmado Francisco cuando lleva casi 15 meses de papado? Que yo sepa, ninguno. No solo no ha firmado ninguna norma importante, sino que hace apenas unos días nos enterábamos de que no acepta al embajador homosexual francés (que es católico practicante).
     
    Chicos y chicas de Atrio: ¿no os estarán tomando el pelo? ¿No nos estaréis tomando el pelo?

  • ELOY

    En EL PAÍS de hoy hay un editorial dedicado a Francisco.
     
    Sin tener que compartir todos los matices del editorial tal cual se expresan , parece evidente que el reconocimiento de Francisco como factor de logros  tangibles en pro de la paz y concordia en el mundo, con independencia de su labor en el interior de la Iglesia.
     
    Dice entre otras cosas el editorial:  
     
     
    Francisco, que se enfrenta a grandes desafíos dentro de la Iglesia, ha convertido en cuestión de pocos meses a la institución que dirige en un influyente actor internacional como tal vez no lo había sido desde el inicio del pontificado de Juan Pablo II, hace casi cuatro décadas. Por primera vez en años el papado dispone de una voz que se tiene en cuenta en aquellos centros en los que se toman las decisiones globales.
     
    Como buen entendedor de la política, Bergoglio sabe que un líder tiene que ganar la simpatía y la credibilidad del público en primer lugar para, en un segundo paso, emplearlas —aunque sufra desgaste— en lograr sus objetivos. El Papa es uno de los dirigentes mundiales más valorados y está empleando ese activo en cuestiones de relevancia internacional.
     
    Enlace:
     
    http://elpais.com/elpais/2015/04/14/opinion/1429031969_200475.html

  • mª pilar

    Pienso… Que a las hermosas palabras del papa Francisco, les falta el fundamental apoyo de las ¡obras!
     
    Pero estas son duras y radicales, y me temo… de momento no se tomarán; y si a los poderosos de la iglesia y sus poderosos seguidores… (que le  sigue fustigando) quizá nos encontremos con alguna sorpresa, y esta no será agradable.
     
    A pesar de ello, reconocer su buena manera de hacer es justo, sin olvidar, como nos dice Rodrigo, en muchas  partes del mundo, desde siempre, ha habido voces que han proclamado la injusticia, el injusto reparto, las riquezas extremas a costa de la vida de cuantos pasaban por su lado.
     
    mª pilar

  • ELOY

    ENCUENTRO OBAMA – RAÚL CASTRO
     
     
    Las relacione entre Cuba y los Estados Unidos, desde la llegada al poder del Fidel Castro, de origen gallego, se siguieron en España y en Galicia con mucho interés.
     
     
    Muchos españoles, y especialmente gallegos, Habían emigrado en su momento a Cuba  entre otros países de Hispanoamérica, cuando la emigración era un horizonte para huir de las necesidades imperantes en España.  
     
     
    Estamos, según parece, ante un hecho histórico, como reconocieron tanto Castro como Obama. Esperanzador encuentro propiciado también, junto a otros artífices, por el Papa Francisco.
     
     
    En todo caso es lo importante que el pueblo cubano recoja los frutos de este encuentro sin pérdida de los aspectos positivos (los que fueren) que le pudiera haber aportado, en su caso,  el régimen de Castro hasta la fecha.
     
     
    Enlace con la noticia:
     
     
    http://internacional.elpais.com/internacional/2015/04/11/actualidad/1428783737_670849.html
     
     

  • Rodrigo Olvera

    Vale la pena escuchar este discurso de Evo Morales en la sesión plenaria de la Cumbre de las Américas, aunque no sea el papa 😉
     
    https://www.youtube.com/watch?v=qxYDClz1SFQ
     

  • ELOY

    Con respeto y escuchando atentamente las voces eventuales o sistemáticas que muestran desconfianza o simplemente contrarías, he de afirmar que sigo teniendo mucha esperanza en la actuación del Papa Francisco

    Y la esperanza es algo que crece más allá de los razonamientos de la lógica con argumentaciones o silogismos por muy bien, razonados o fundamentados. que puedan ser o parecer.  

    Evidentemente solo la Historia y el futuro podrán hacer balance definitivo, con la relativa objetividad que toda historia puede o intenta hacer.

    Mientras tanto, la esperanza, por tenue que pueda parecer, que se mantiene  en la actitud, con aciertos y errores, del papa Francisco, ayuda a seguir día a día con la carga vital y la emoción de querer alentar tantos atisbos de nuevos caminos  y trasformaciones estructurales y de conciencia que la razón y la imaginación pugnan por configurar. 
     
    Con ocasión de una conferencia impartida por Heidegger y otra por Ortega y Gasset, sobre la técnica,  en un coloquio celebrado durante una reunión de arquitectos en Darmstadt, ciudad del estado de Hesse en Alemania,  en 1951 (1), Ortega, en referencia a los distintos estilos filosóficos de Heidegger y el suyo propio, hace algunas disquisiciones sobre  la diferencia entre “escritor” y pensador”.
     
    Dice Ortega que “el buen estilo en el decir tiene muy varias especies, pero hay, sobre todo, dos que conviene aquí contraponer. Hay en efecto el buen estilo literario, del escritor que es formalmente escritor, y hay el buen estilo filosófico. Heidegger no es un escritor en el sentido predomínate de esa palabra, pero tiene,  en cambio, un admirable estilo filosófico.
      
    Y estas diferencias me sugieren a mí ahora (con razón o sin ella, pero me la sugieren), la diferencia entre aquello que se “actúa” y se comprende desde ese simple actuar de una persona, Papa o no, y aquello que se verbaliza y se describe atribuyendo una u otra intencionalidad a los actuado, o uno u otro sentido, intentando establecer un discurso hipotéticamente “lógico”, explicativo, definitorio, de encomio o descalificación  de lo actuado en función de la previa “catalogación” o !a “etiquetación” de la persona actuante.

    No sé si cabe aquí alegar, para mejor comprensión, el dicho clásico de que “la verdad es la verdad dígala Agamenón o su porquero”. Y las “verdades”, en términos generales (con errores y aciertos, como he dicho antes)  que me llegan directamente del “actuar “de Francisco, calan en mí, alentado, velis nolis,   mi esperanza.. Y esta es la realidad subjetivamente “descubierta” y “pensada” que desearía manifestar, quizá con torpe estilo de “escritor formal”, que diría Ortega.
     
    Agradezco a Antonio Zugasti (entre otros méritos luchador sindicalista), su artículo, que me ha dado lugar a este comentario, más allá de la coincidencia total o parcial con la formulación que hace de la valoración “histórica” de Francisco.
     
    NOTA. (1) Ver “Meditación de la Técnica y Otros Ensayos sobre Ciencia y Filosofía” de Ortega y Gasset, Octava reimpresión en Alianza Editorial en 2004. Páginas 109 a 133.
     

  • Rodrigo Olvera

    En México tenemos un dicho popular “A cualquier taco le llaman cena”.
    a) “… el Papa Francisco es, por el contrario, la única voz con resonancia mundial que condena sin paliativos este sistema económico” Inexacto, por decirlo generosamente. Hay otras voces de resonancia mundial que lo condenan, incluso con más argumentos. Tan sólo recordar que el libro Capital in the twenty-first century (El Capital en el siglo 21) de Thomas Pikkety ha vendido más de 1.5 millones de copias, en Francés, Inglés, Alemán, Chino y Español. Y a otro nivel, el zapatismo ha hecho esta denuncia de manera ininterrumpida desde 1994, y actualmente está convocando a un seminario mundial “El pensamiento crítico frente a la Hidra capitalista”. Que estas voces no salgan en Vatican Insider o El Observador Romano no significa que no existan. Quien quiera, puede leer este análisis-diagnóstico-invitación-reto: La Tormenta, el Centinela y el Síndrome del Vígia
     
    b) “…En su exhortación apostólica La alegría del Evangelio podemos leer estos textos, que van mucho más allá de lo que hoy se atreve a decir cualquier político europeo.” Simplemente falso. Hay muchas afirmaciones, verbales y escritas, de diversas personalidades políticas europeas dentro del movimiento anticapitalista, qye van mucho más allá de lo que se atreve a decir Bergoglio en su encíclica. Empezando porque Bergoglio no condena el capitalismo, sino esta versión neoliberal del mismo. Mientras que en la izquierda radical europea hay muchos políticos, y políticas, anticapitalistas. Nuevamente, el que los posicionamientos de Syriza o de la Conferencia de la Izquierda Anticapitalista Europea o más radical aún del movimiento neoanarquista no aparezcan en las hojas parroquiales, no significa que no existan.
     
    c)  Sobre las citas de Bergoglio, son buenas pero no son revolucionarias. Basta leer los textos de la Doctrina Social de la Iglesia Católica para encontrar condenas a los excesos del capitalismo, semejantes. Mucho mejor redactadas las de Bergoglio, más accesibles, sí; pero no revolucionarias. Incluso, en el tema de las organizaciones sindicales, Bergoglio da pasos atrás frente a Montini y Wojtila. En todo caso, si el contexto de Wojtila fue la alianza con el gobierno neolineral de EEUU, el contexto de Bergoglio es su alianza con el gobierno keynesiano de EEUU.
     
    d) “Cuando vemos que los socialismos de base materialista son totalmente incapaces de hacer frente al huracán neoliberal que amenaza gravemente el futuro de la humanidad“. Pues es lo que decide ver el autor. Como si no existiera Syriza, como si no hubiera ganado el gobierno en Grecia, como si no estuviera renegociando los aspectos más neoliberales, como si no estuviera implementando medidas inmediatas como la garantía social a la vivienda.  Como si Bolivia no fuera el país con mayor crecimiento de personas rescatadas de la miseria; como si… como si… como si…. (no sigo; quien tenga ojos para ver…)
     
    e) ¿Nos hemos dado cuenta los cristianos de la carga transformadora que encierran, o los vemos como un discurso más que pronto se olvida? ¿No sentimos revivir en ellos un auténtico espíritu evangélico? No hablaré yo por “los cristianos”, sólo por mí. A mí si que me recuerdan las palabras de Bergoglio varios pasajes del evangelio. Especialmente aquella crítica a los fariseos y maestros de quienes decía Jesús que se hiciera caso a lo que decían, pero no se imitara lo que hacían. Pues mientras el papado de Bergoglio en materia económica estpe dominado por los neoliberales a los que tanto fustiga, no veo más que parole parole parole…. buenas palabras, pero sólo palabras.
     
    Ahora, ¿por qué cierto sector del catolicismo sólo da valor a las palabras cuando las dice el papa, y no cuando las dicen los movimientos anticapitalistas no confesionales?

  • Tomas

    Los comentarios del Papa me parecen interesantes, y dignos de ser tenidos en cuenta. Pero son solo comentarios, y muchos de ellos, la mayoría , al menos la mayoría que yo veo publicados, tratan de temas que deben resolver otros. Sus reflexiones o recomendaciones las hace para que otros las tengan que llevar a cabo. En mi opinión, difícilmente podemos calificar a eso de Revolución. La revolución la harían otros en todo caso. La revolución que esta en su mano es la de realizar los cambios sobre los que si puede actuar: doctrinales, estructurales, etc.
    Hasta ahora, y no me parece poco, el cambio es en las formas, en sus comentarios de acogida y misericordia a quienes hasta ahora la iglesia marginaba,etc. Si se queda solo ahí, habrá sido un cambio anecdótico. El valor para decir a los demás lo que hay que hacer es bueno aplicarlo también para hacer lo que esta en las propias manos. Entonces sí podríamos hablar de revolución . Ojalá que lo veamos, pero me parece que el tiempo pasa muy rápido  y los cambios que puedan tener carácter permanente no se van concretando…

  • Julian Diaz Lucio

    El problema de la Iglesia hoy no esta en papa Francisco, sino en lod que estan mas abajo, que no les interesa cambiar, aunque ahora citen abundantemente sus palabras, pero sus accioines van en otra direccion

  • Manuel

    El papa ha dicho eso y otras cosas parecidas ¿y?

  • George R Porta

    Quizás no exista “una fórmula” mágica. Los problemas sociales surgen de deciones primariamente personales que engendran sus ondas expansivas de mayor o menos intensidad, per ineluctablemente y solo perduran aquellas que favorecen las relaciones sociales preferidas por los centros de poder que se benefician de ellas: Esa es “la política”.

    Si la felicidad universal fuera alcanzable, me parece que tras de tantos siglos de humanidad-a los que se les atribuye tanto daño a la naturaleza primero lentos y ahora a una velocidad exponencial-algún atisbo de ella pudiera verse, aunque fuera en un horizonte lejano.
     Quienes creen que perciben ese atisbo no pueden estar seguros de si solo proyectan sus propios deseos o no. La Historia solo existe materialmente no virtualmente aunque nos hayamos habituado a los juegos electrónicos y al cine, la TV, la mentira comunicada, la pub;icidad manipulada para crear mercados a base de dirigirnos sutilmente, etc.

    Celebro el optimismo, pero lamento no poder imaginar las soluciones sino allí, en la circunstancia (en singular)  donde una persona específica pued optar por simplementadas accionar con su dedo que pudiera tirar del gatillo y matar o no.

    A nivel grupal es agradable saber se piense como piensan otras 1000 o 100.000 personas pero hay generaciones que cada día desaparecen y otras que nacen y siempre habrá un gap generacional que no estará vacío, sino de lleno por las generaciones que están en proceso de maduración (a todo nivel de proficiencia y en todas las dimensiones en las que alla que madurar) y por lo tanto frenarán el progreso o lo distraerán. Las generaciones ya maduras que han llegado a comprenda el dilema o trilema moral de su período y a encontrarle respuestas no pueden evitar el ralentameniento de su impacto sobre la realidad y saltan afuera del esfuerzo o simplemente se retiran porque ya les ha llegado la hora de hacerlo.

    En el cronograma que va construyendo históricamente la realidad siempre ha de haber un abanico de niveles de adaptación qy ésta, la maduración. ue solo se alcanza por la acumulación de una misma o compatible clase de modificaciones capaces de perdurar porque son factores favorecedorea de las circunstancias del momento y de los momentos sucesivos, aunque otras serán incompatibles a largo plazo.

    Lo que sí es posible es discernir en cada momento, en cada lugar, dejar que la libertad en proceso de adquisición sea adiestrada adecuadamente según el criterio de amar y servir cuanto más mejor y contribuir a que, sobre todo los/las más jóvenes, lejos de crecer en un ambiente hedonista y centrados/as en sí, descubran que no se puede tener sin al menos recordar que haya tantos/as que carecen hasta de lo más esencial. La compasión es un valor integrador, mucho más que el conocimiento racional.

  • oscar varela

    Hola A. Zugasti!

    Muy acertadas meditaciones de un Texto importante. Gracias.

    ¿Cómo anda la Gestión de tu emprendimiebto cooperativo (pa’ viejitos)?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Isidoro García

    “Los planes asistenciales que atienden ciertas urgencias sólo deberían pensarse como respuestas pasajeras… la necesidad de resolver las causas estructurales de la pobreza no puede esperar…
    Mientras no se resuelvan radicalmente los problemas de los pobres, renunciando a la autonomía absoluta de los mercados y de la especulación financiera y atacando las causas estructurales de la inequidad, no se resolverán los problemas del mundo, y en definitiva ningún problema”.

    Para mí, la clave de todo está en las palabras arriba citadas, especialmente las resaltadas. La Iglesia y como efecto de su dominio cultural, el resto de la sociedad está mirando el problema con su paradigma moral: el modelo de la disyunción pecado-bondad, buenos y malos. Este modelo se basa en la premisa antropológica previa de que el hombre decide con plena libertad su conducta personal y social. Y por ello, puede actuar bien o puede actuar mal. Y la cosa con esa premisa es clara: hay que ser buenos, y no hay que ser malos.
     
    Pero el problema es que en estos doscientos años, hemos aprendido muchas cosas, pero no las interiorizamos. Yo me acuerdo mucho de una expresión que se decía cuando yo era niño, (en esa época en que hubo mucho flujo del campo a la ciudad). Se decía de algunos: “Ha entrado en la ciudad, pero la ciudad no ha entrado en él”.
     
    En estos doscientos años, (por no remontarnos algo más), los conocimientos de la psique humana y de su comportamiento, han avanzado extraordinariamente, y ahora conocemos la alta complejidad de su comportamiento, con una mente dividida entre la conciencia y la mente subconsciente, y con todos los circuitos neuronales automáticos, relacionados con los sentimientos y las emociones, que rigen realmente nuestra vida, aunque luego la mente consciente, busque una justificación a esos “dictum”, y simule que es ella la que toma las decisiones.
     
    Seguir razonando sobre los problemas del comportamiento humano, como si no supiésemos todas esas cosas, es entrar en la Modernidad, pero que la Modernidad no entre en nosotros. A eso me refería yo hace poco, sobre la diferencia entre ser del siglo XIX, y ser del siglo XXII, casi.
     
    En resumen, y por ir al tema que tratamos. La cuestión tiene dos alternativas. O ir al consabido y cansino lamentarse sobre lo malos que son algunos, y lo buenos que deberían ser, (el clásico y lacrimógeno Coro de Nabucco), o hacer un análisis radical, (de ir a la raíz de los problemas), mirando la cuestión con ojos nuevos, modernos, científicos, con los conocimientos de la psicología moderna.
     
    Yo comprendo que no es justamente a la Iglesia Católica, que ha sido la depositaria histórica de la visión moralista clásica de la Historia, a la que se le puede pedir estar en la vanguardia de la modernidad. Es a la sociedad laica y con estudios universitarios. Pero lamentablemente está clericalizada subconscientemente, sin darse cuenta.
     
    Cuando se habla de catolicismo cultural, se habla de esto. De que la inmensa mayoría, a lo mejor no pisan una iglesia, pero siguen colonizados culturalmente por esas ideas-base que se les ha inculcado de niños, por sus padres en una cadena viciosa. Es más difícil cambiar de mentalidad que cambiarse la nariz. O como decía Einstein es más difícil destruir un prejuicio, que un átomo.
     
    Yo, naturalmente, no dispongo de la fórmula mágica que resuelva los problemas del mundo. Pero sí que creo, que se puede señalar el terreno donde se debe “picar” y trabajar para encontrarla. Y este terreno está en el fomento de la universalización efectiva, con una autoridad mundial,
    que imponga la paz mundial efectiva, (eliminando gastos militares superfluos),
    que limite el derecho personal a tener todos los hijos que uno quiera e imponga un control de la natalidad radical, que asegure unos servicios dignos a todo nacido,
    que elimine las zonas de impunidad fiscal que fomentan la insolidaridad fiscal y el blanqueo de dinero
    que prohíba o al menos penalice fiscalmente de forma fuerte, la mayor parte de la industria y el servicio dedicados al despilfarro y el lujo estrambótico
    que canalice, fomente y dirija la investigación mundial hacia los asuntos mas urgentes y productivos
    que planifique y organice los temas de recursos minerales, alimenticios y energéticos, teniendo en cuenta la ecología mundial: el clima no conoce de fronteras
    y en general a que imponga una administración racional e inteligente de la sociedad.
     
    En resumen, eso es lo que hay que hacer de cara a ver si llegamos al siglo XX, dentro de 85 años. Porque mientras estamos con lo de los buenos y los malos, (que si galgos que si podencos), nos va a comer la miseria.
     
     

  • George R Porta

    En la Amazonia, en la estepa rusa, en el corazón del Africa subsahariana no ocurren censos de población. Imagino que por eso la cifra de la renta mundial per cápita sea relativamente alta, el problema es que no sea significativa.

  • Antonio Vicedo

     
    CITA:”-olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano!, es el virus o bacteria que, infectando criterios y actitudes humanas individuales y generalizadas, provoca infecciones epidémicas o pandémicas que empujan a la Humanidad hacia situaciones de injusticias violentas y aberrantes genocidios.
     
    A pesar de la alta renta per cápita a nivel de Humanidad (¿? 85.000 $)