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Teresa de Jesús, hoy

tERESA HOY
TERESA DE JESÚS HOY

Un número extraordinario de la revista ÉXODO, con la firma de Jesús SANCHEZ ADALID, Olga de la CRUZ, Evaristo VILLAR, Juan Antonio MARCOS, Javier MELLONI, Silvia MARTÍNEZ, Francisco Javier SANCHO, Isabel GÓMEZ ACEBO, Juanjo SÁNCHEZ, Benjamín FORCANO, Pepa TORRES, Maite ZABALZA, María SIERRA, Luis SANDALIO, Miguel Ángel de PRADA.

Si la máxima de Ortega, “yo soy yo y mis circunstancias” fuera cierta, no lo sería menos referida a la espiritualidad del ser humano. En cualquier circunstancia, una espiritualidad que diera la espalda a la realidad histórica estaría renunciando a un componente muy sustancial de su propia identidad, y, por eso mismo, estaría acumulando sobrados motivos para ser tachada de engañabobos.

Pero, a su vez, una espiritualidad religiosa, cristiana, que renunciara a la tras”-des”-cendencia” y “calidez” del misterio, sería, cuando menos,  imperfecta y difícil de entender. Uniendo ambas dimensiones, el papa Francisco, desde su llegada al obispado de Roma,  no cesa de clamar contra la “cultura de la indiferencia” y de proponer como revulsivo “la revolución de la ternura”.

La espiritualidad en las religiones siempre ha estado tentada por el escapismo o la  huída de la realidad,  y por refugiarse en mundos imaginarios y fantásticos frecuentemente aberrantes. La historia, como se irá evidenciando en estas páginas, está cuajada de ejemplos en este sentido. Pero simultáneamente se ha venido desarrollando otro tipo de espiritualidad, generalmente incomprendida por las instituciones, que, desde tiempos inmemoriales, se ha ido haciendo cargo de las irritaciones y desafíos de la realidad. Las tradiciones bíblicas —desde los primeros capítulos del libro del Éxodo, pasando por los Salmos, Job y los profetas hasta Jesús de Nazaret—,  no han cesado de preguntarse, desde el lado oscuro de la historia, “¿dónde está tu Dios?”. Porque el Dios bíblico, descubierto como amor, es también Dios de justicia; siendo  la justicia  la mejor imagen que representa al Dios que es amor.

Desde el último cuarto del  pasado siglo, el teólogo J. B. Metz ha venido calificando este tipo de espiritualidad, profundamente bíblico, como “Mística de ojos abiertos” (cfr. Por una Mística de los ojos abiertos. Cuando irrumpe la espiritualidad).  Una espiritualidad samaritana que, en  la terminología del mártir Ignacio Ellacuría, se hace cargo de, carga con, y se encarga de la realidad doliente. A juicio de este eminente teólogo de Münster, cofundador de la revista Concilium, se trata de una espiritualidad que, mirando de reojo al juicio evangélico de las naciones (Mt 25), asume como imperativo ético y político la centralidad y autoridad de las víctimas.  Pues la búsqueda incesante del ser humano por un más allá —que la teodicea reasume en la pregunta por Dios— solo se justifica plenamente desde el sufrimiento y la justicia debida a las personas que sufren y a las empobrecidas. Se trata entonces de una espiritualidad que sitúa en la encrucijada de la historia humana el conflicto entre la injusticia reinante (que proyecta el ser humano a una terea mesiánica, liberadora)  y la plenitud de la justicia que se espera del futuro.

Dedicamos estas páginas a Teresa de Ávila en el quinto centenario de su nacimiento. Es nuestro pequeño homenaje a esta mujer tan entrañablemente nuestra. Fue la suya una espiritualidad de “ojos abiertos”. Nos sigue cautivando aquel su gracejo del que es ejemplo su disgusto ante el único retrato en su vida,  que le hizo fray Juan de la Miseria: “Me habéis hecho fea y legañosa, fray Miseria, ¡Que Dios os lo perdone!”. Nos sigue sorprendiendo la profundidad que una mujer “sin letras” — como ella misma se dice en el Libro de su Vida— llegó a cultivar su propio “huerto” y alcanzar una tal experiencia del ser humano y de la divinidad. Nos sobrecoge, sobre todo, su gran habilidad para moverse al filo de la censura doctrinaria  de la institución y sortear las siempre amenazantes llamas de la Inquisición. La riqueza personal, de la que Teresa es plenamente consciente, la empuja a  moverse con serenidad y sabiduría  entre aquellas aguas turbulentas de la religión de su tiempo. El extraordinario temple de esta mujer singular se refleja plenamente en la confesión que le hizo a un fraile carmelita cuando ya rondaba los cincuenta años: “Sabed, padre, que en mi juventud me dirigían tres clases de cumplidos; decían que era inteligente, que era una santa y que era hermosa; en cuanto a hermosa, a la vista está; en cuanto a discreta, nunca me tuve por boba, en cuanto a santa, solo Dios sabe”.

4 comentarios

  • George R Porta

    Von Balthazar describió como laical versus eclesiástico el estilo de la teología que salía de la vida religiosa de votos (Cf. Gloria, una estética Teológica, Vol. 3, Madrid, Encuento, 1995).
     
    Se pudiera hipotetizar que a tal “estilo” de discurso teológico laical corresponda una “praxis” similarmente “laical” o seglar. (El tema merecería mayor exploración, desde luego).
     

    La vida religiosa conventual se ha corrompido como todo. Los conventos, monasterios y sus respectivas riquezas son injustos y escandalosos. Lo es y lo es toda la riqueza acumulada y sobrante (eclesiástica o seglar) de quienes nos reconozcamos cristianos.
     
     
    Teresa y Juan de la Cruz quisieron terminar la corrupción monástica de su época aunque con el tiempo “haya vuelto la burra al trigo”. Entonces y hoy día las dimensiones de los conventos (sobre todo en el Mundo Cristiano Occidental son a menudo escandalosamente contrarias al ejemplo de sencillez ofrecido por Jesús. No lo son menos las mansiones de tantos seglares cristianos comparadas con las “villa miseria”, las fabelas, los barrios insalubres, social y físicamente, junto a los grandes basureros de las grandes ciudades, y frente al hacinamiento de tantas familias que carecen de la privacidad mínima que los estándares que los propios cristianos seglares proclamamos como necesarios. Compárece el convento de Juan en Duruelo con el de Salamanca o el de Calle Bailén en Madrid, por ejemplo.
     
     
    La eliminación del convento de los jardines del Vaticano para convertirlo en palacete refugio de Benedicto 16 es una muestra sugerente de que esa crisis de reconocimiento del estilo “laical”de Jesús (Juan A. Estrada) sea bastante general.

    Cabe la pregunta de si los seglares, desde nuestra perspectiva actual debemos cuestionar la posibilidad de realizar la vida en una pequeña cooperativa de exploración espiritual o mística, de mujeres que desean vivir de esa forma por el solo motivo de querer generalizar un estilo secular de evangelización. Después de todo Jesús parece, según atribuyen los evangelios, que se retirara periódica y regularmente de las multitudes que le seguían y demandaban atención constante, sobre todo cuando constituía su obrar se convertía en un espectáculo incomprendido.
     
     
    En alguna ocasión, si hay que creer a los evangelios que nos han llegado, Jesús  se escurrió o envió a sus discípulos sa que se “adelantaran” para disponer de un lugar de alejamiento y espacio propio  (Marcos 6, 32ss. 45) a fin de orar, pensar, descansar, sin interrupción. Más escandalosamente parece que al menos en sus tres últimos años vivía de lo que laboraban los demás. No consta que pagase su pan con el sudor de su frente. Los evangelios no sugieren que cuando iba en la barca pescaba, sino que podía hasta quedarse dormido.

  • Miguel Ángel Mesa

    Espero ya impaciente este número dedicado a nuestra Teresa. Será una gozada leerlo. Una gran iniciativa, felicidades.

  • Antonio Vicedo

    Una cuestión, no se si oportuna, pero si preocupante ante este empeño de celebraciones y valoraciones , no se si soportadoras de una crítica seria a la luz del testimonio y mensaje de Jesús y, sobre todo, desde esos destellos tan brillantes que  suelen deslumbrarnos si cogen a nuestros ojos como objetivo certero.
     
    Se conservaba y se proclamaba la considerada Palabra Revelada en latines griegos, hebreos y otros idiomas, poco a la mano de las gentes sencillas que tenían que atenerse a las traducciones e interpretaciones de sabios y entendidos; y ello puede que explique lo que venía a suceder en ciertas zonas de semioscuridad o cerradas tinieblas, no invadidas por la luz de Quien es LA LUZ.
     
    Bien que entendamos y nos expliquemos  muchas incoherencias a la fe en Jesús desde esas zonas sociales.
     
    ¿Pero es tan fácil la explicación, al considerar los movimientos religiosos cristianos tanto de santos  varones, como de esposas virgenes de Divino y Celestial Esposo , sobre tan claras y opuestas incoherencias al testimonio y mensaje de Jesús?
     
    Me mueve a proponer estas reflexiones, la consideración merecida de la hermana Teresa, en tanto mujer de vivencias y de letras,  en discurso testimonial sobre  ellas y de magisterio para las hermanas de sus comunidades.
     
    1.- ¿Qué tal, la vida monástica a la luz del testimonio de HUMANIZACIÓN de Jesús en su Encarnación?
     
    2.-¿Por donde ensamblamos el claro contenido del coloquio de Jesús con la Samaritana junto al Pozo y todo el montaje de monasterios y conventos de clausura y buenos muros exaltando la diferencia entre el aquí y el alli?
     
    3.-Lo primero dice Jesús es la búsqueda del Reino de Dios y su Justicia de lo que  vendrán las añadiduras ¿Se refería Jesús principalmente a un Reino en el considerado cielo, o un reconocimiento de que el Dios de Jesús es Rey en este mundo habitado por sus hij*s porque Él es el ÚNICO PADRE y TOD*S somos HERMAN*S?
    ¿Aparecia claro este testimonio  en plena coherncia con la Fe, o dejaba mucho que desear mas allá de las tapias de los conventos, desde donde Jesús clamaba:- CONMIGO hacéis, o no, LO QUE con UN*  cualquiera de mis más PEQUEÑ*S HERMAN*S?
     
    4.-Las parábolas de Jesús presentaban un modo de entender las relaciones entre los humanos y entre estos y Dios de un modo muy abierto y siempre proclive a la igualdad y la solidaria unión, no al despegue y el ambiente de privilegio clasificador
     
    ¿Fueron de verdad estas instituciones eclesiales, testimonios coherentes de esa solidaridad humana, o casi todo lo contrario?
     
    ¿Cómo se llegó a entender aquello de la confidencia entre Jesús y padre conservado por el Ev, de JU.-“Padre no te ido que los saques del mundo, sino que los preserves del mal”?
     
    ¿Se podían tener como y llamar carismas del Espíritu aquellos modos de separarse definitivamente de sus herman*s, acaparando lo que se les escamoteaba en la retribución de sus trabajos y ocupaciones por medio de los Amos Feudales que, con celestial generosidad, daban prebendas para templos. monasterios y mantenimientos de vidas contemplativas celestiales?
     
    ¿Que ha quedado de las chozas populares por los entornos de monasterios y conventos?
     
    ¿No pasaba días y noches Jesús sin pan ni techo, ni vestido…, mientras  las buenas construcciones mantenían cerradas sus puertas y celosías; y jerarcas y clero compartían feudos con los grandes señores protectores ?
     
    ¿Desde esta perspectiva y aceptando la influencia de la circunstancialidad cultural y costumbrista de la época, salía de esos modos de vida un Anuncio claro de BUENA NOTICIA para la Humanidad, especialmente para l*s mas necesitados de ella?
     
    Y conforme a ello ¿cómo vivir la celebración del recuerdo de la hermana Teresa de Jesús , o de Avila,  sin sufrir la ausencia de Jesús, que sigue estando y esperando donde Él quiso y quiere que le encontremos y atendamos en sus mas PEQUEÑ*S HERMAN*S?

  • George R Porta

    Me alegra y agradezco a Atrio este hilo en la vecinidad del Día Internacional de la Mujer. Teresa de Avila sige teniendo una recepción amplia como mujer y como espiritual y eso es bueno, o al menos lo es para mí.