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Necesitamos místicas y místicos muy humanos

María Pilar nos envía este artículo publicado en Eclesalia. Coincide mucho con la búsqueda de sentido último desde la secularidad que impulsa ATRIO. Y con nuestro propósito de ir incluyendo nuevas firmas.

El autor tiene un blog en Religión Digital –Otro mundo es posible y en él se presenta así:

Miguel Ángel Mesa Bouzas nació en 1959 en Madrid. Está casado y es padre de una hija y un hijo. Trabaja en Editorial Paulinas desde hace 15 años. Su formación teológica, bíblica y pastoral es totalmente autodidacta, aunque ha participado en numerosos cursos de formación y congresos. Forma parte de una comunidad cristiana de base desde hace unos treinta años. Su compromiso solidario lo ha realizado principalmente en el Comité de Solidaridad con África Negra y en la ONG “Proyecto Amanecer”.

Miguel Ángel Mesa Bouzas nació en 1959 en Madrid. Está casado y es padre de una hija y un hijo. Trabaja en Editorial Paulinas desde hace 15 años.
Su formación teológica, bíblica y pastoral es totalmente autodidacta, aunque ha participado en numerosos cursos de formación y congresos.
Forma parte de una comunidad cristiana de base desde hace unos treinta años. Su compromiso solidario lo ha realizado principalmente en el Comité de Solidaridad con África Negra y en la ONG “Proyecto Amanecer”.

Podríamos considerar que una persona mística es la que potencia al máximo, en todas sus capacidades, la más profunda dimensión de humanidad que está llamada a alcanzar. “Dios empeñado en ser humano y nosotros empeñados en ser místicos” (Federico Carrasquilla).

Sí, porque humanizarnos es divinizarnos, dar a luz la esencia más auténtica que llevamos dentro, compartir con gozo el ADN que nos une a los demás seres humanos, a los animales, las montañas, los ríos y mares, la atmósfera, el universo que nos rodea y acoge en su seno. Sintiéndonos uno con Todo, cercanos, familiarizados junto al otro.

No podemos entender hoy la mística como se vivía en el siglo XVI. Aunque haya que beber en las fuentes cristalinas de los místicos y místicas de ese siglo (Teresa de Jesús, Juan de la Cruz…) y de todos los tiempos, culturas, religiones, filosofías y creencias.

Porque los tiempos han cambiado. Ahora vivimos en un mundo globalizado, en la era digital de las redes sociales a escala mundial. No podemos creer, vivir o comprometernos, de la misma forma que antes, después de internet, la física cuántica y la teoría de la relatividad. Han cambiado las formas de conducta, las personas y grupos de referencia, los modelos de familia, los paradigmas en tantos órdenes de la vida.MESA BOUZAS

Y aunque nuestro mundo de las prisas no nos invite a ello, tenemos que buscar nuestros espacios de serenidad y silencio, detener un momento nuestras prisas, para aclararnos sobre todo lo que nos llega y mandar a la papelera tanta basura y spam, siendo capaces de reflexionar sobre lo importante y trascendente, tomando una postura comprometida para poder respirar, sentir y vivir de otra manera. Junto a otros muchos que, de distintas maneras, buscan lo mismo.

Aquí dejo unos cuantos rasgos que, bajo mi punto de vista, definirían a una persona mística de nuestros días. Evidentemente hay muchos más, desde otras sensibilidades, culturas, creencias. Ofrezco con humildad algunas, las mías:

  • Una persona mística no se cree que lo sea, sino que vive con mucha naturalidad todo lo que sucede a su alrededor, lo que experimenta en el día a día, lo que da sabor, valor y aliento a su cotidianidad, lo que le ofrece luz para seguir mirando, a través de su ventana, el horizonte que siempre hay más allá.
  • Una persona mística favorece un buen clima a su alrededor, sonríe al compañero de estudio o trabajo, intenta crear armonía, disculpar los errores de los demás, alentar los ánimos, enjugar una lágrima, llevar alegría para contrarrestar a tanta tristeza y mantener siempre el buen humor.
  • Una persona mística busca espacios propios para profundizar sobre todo lo que vive, lo que acontece en el mundo, lo que siente en su hondón personal. Serán cinco minutos o una hora, en su habitación o paseando, charlando o callando, pero no dejará de intentarlo cada día.
  • Una persona mística se deja afectar por las injusticias, la exclusión, el odio, la enfermedad, la muerte. Intenta que no le ahogue el mar de la indiferencia y se mueve como pez en el agua por senderos solidarios, junto a otras muchas personas que se esfuerzan por cambiar y mejorar su mundo.
  • Una persona mística hace todo lo posible para no dejarse abatir por las dificultades, las derrotas personales o las de los empobrecidos y desheredados. Eso no significa que no derrame lágrimas amargas, que no grite ni se enfurezca ante la prepotencia y el abuso de los poderosos.
  • Una persona mística sabe que “no se remienda con una tela nueva en un vestido viejo, ni se echa vino nuevo en barricas viejas”. Por eso, cuando ve que algo ya no sirve, ni tiene sentido seguirlo o creerlo, lo abandona con gozo, agradeciendo lo positivo que ha le ha aportado.
  • Una persona mística está siempre abierta a lo nuevo, a lo inédito y sorprendente. A lo que puede descubrir por sí misma o junto a los demás, manteniéndose siempre en búsqueda, en todos los órdenes de la vida.
  • Una persona mística se desprende (cuando se han superado), de viejas creencias, de dogmas rancios, de ideologías desfasadas, de oxidadas formas de entender la vida. Y, después de valorarlo bien, se apunta y contribuye a crear a nuevas realidades sociales, políticas, culturales o eclesiales, que aportan nueva savia a las instituciones, los partidos, estamentos y asociaciones…
  • Una persona mística procura ser coherente entre lo que piensa, habla y vive, en medio de un mundo de engaños, ocultamientos y mentiras, de tantas medias verdades. Porque solo así será aceptado por los demás. Solo así se podrá aceptar a sí mismo.
  • Una persona mística se deja afectar por el dolor, el sufrimiento, la discriminación, las leyes injustas, el odio, la guerra, el hambre de tanta gente, en tantas partes del mundo… Sentirá ante estas realidades cómo se le conmueve el corazón, e intentará remediarlo de alguna manera en la medida de sus posibilidades.
  • Una persona mística cree que otro mundo más justo, fraterno, pacífico y solidario es posible y se compromete para conseguirlo. En primer lugar en su entorno cercano, junto a otras personas solidarias, llenas de humanidad. Pero no olvidará ni dejará de trabajar nunca por cualquier persona, de cualquier parte del mundo, que sufra o esté oprimida.
  • Una persona mística se sentirá unida a todos los seres humanos, en sus alegrías y tristezas. Y también a todos los seres vivos, a toda la naturaleza, a la Madre Tierra, al sistema solar, al universo entero. Porque sabe que todos estamos unidos e interrelacionados con Todo y que formamos parte de una única familia. Nuestro ADN proviene del polvo sideral inicial.
  • Una persona mística reconoce que hay un eco de fondo, una presencia inefable, que le invita a realizarse, a humanizarse, a entrañarse en la realidad. Siente un aliento vital que le da la vida; que forma parte de un proyecto común, junto a toda la humanidad y el planeta Tierra del que forma parte.
  • Una persona mística no cree a pie juntillas o se deja influenciar solo por lo que ve y escucha en los medios de comunicación, sino que atiende a otros medios alternativos y mira con otros ojos, con otra mirada, más allá de lo que los hechos concretos le muestran. Sin despegarse de la realidad, sabe encontrar otros sentidos y mensajes ocultos, sabe esperar a que otros brotes vayan surgiendo a su alrededor, dentro de ella misma.
  • Una persona mística reconoce que su comportamiento y consumo afectan al medio ambiente en el que vive y a la humanidad más empobrecida y excluida. Por eso se esfuerza en vivir de una forma sencilla, austera, responsable, solidaria. Y que esta forma de vida, a pesar de los mensajes publicitarios, le hace feliz y que goce de tantos pequeños placeres que se nos ofrecen cada día y que están ahí, a mano, gratuitos, para ser degustados…
  • Una persona mística “cuida sobre todo de su corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida”, e intenta satisfacer en lo posible en su cotidianidad el anhelo de interioridad, de espiritualidad, de realización personal y humana que lleva dentro. Y desde ahí sale renovado, más humano y dichoso, para seguir caminando humildemente, en el día a día, con sus compañeros y compañeras de camino, compartiendo amor, ternura, afecto, ilusión para vivir en plenitud, desviviéndose por los demás.

12 comentarios

  • George R Porta

    Te agradezco, Oscar, tus comentarios, los cuales siempre leo. Aunque alguna vez no comparta tu forma de pensar y de comprender, ya el exponerme a ello me hace bien.
    Tratando de  interpretar lo que escribí, (con respecto a mi punto 1.- Ad – “Mi dificultad está en el “comprender-sentir” a un Todo, que aún no ocurra) me haces una nota gramatical preguntándome si “habré querido decir “que aun no ocurre (o “no acontece”). 

    Seguramente lo sabes y Olguita debe poder afirmarlo si conoció mi provincia. el “cubano” que hablamos en Pinar del Río, es malo y yo padezco en mi lenguaje de ese mal que el Spanglish miamense no ha hecho sino empeorar. De ahí que no sepa expresarme (o leer) siempre del modo menos equívoco. Traté de usar el presente de subjuntivo de “ocurrir” (o “acontecer”) y quizás no debí. Lo lamento.
    Quise expresarte que me cause confunsión aquello  de “comprender-sentir” algo que aún no estuviese ocurriendo  (o hubiese ocurrido) y en esa misma línea me pareció menos posible aún comprender-sentir aquello que ni siquiera puediera anticipar o pronosticar con algún grado de certidumbre, a partir de los deseos y la experiencia aprendida,  es decir, aquello que en un momento dado yo ignorase totalmente. 

    b) Me escribiste: Pienso que el Todo no es algo que “ocurra” sino que “me-está-ocurriendo”; e.d. “lo que hago y me pasa en vista de la circunstancia”. Esto es: vivir.
    Por mi parte creo que si vivo en este minuto que está pasando (quizás acabó ya de pasar) también haya podido  comprender-sentir anticipadamente lo que viniese de inmediato, a continuación y de ese modo en alguna medida estarlo viviendo. No puedo concebir un presente que sea como un balón neumático el cual se va expandiendo, y así vaya como englobando el pasado y el futuro (según que ocurra) y llamarle “mi Todo”.

    Evadiendo toda discusión de la naturaleza del Tiempo, me parece que mi vivir no puede ocurrir solamente conmigo como testigo, que mi vivencia sea  por naturaleza compartida, incluso cuando esté dormido o inconsciente,  y que solo por esa condición relacional es que mi vivencia pueda ser “gestión” o acción comunicativa, social.
    Por último añades lo siguiente: ‘La vida nos ha sida dada. Pero vacía de “lo-que-hay-que-hacer”. Todos los demás seres nacen sabiendo lo que tienen que hacer (las cosas pesadas: caer; la semilla: germinar; el Gato: perseguir Ratones;, etc.) Solo el ser humano viene sin programa determinado. Él tiene que hacérselo en el mundo en que le ha tocado nacer. Ese mundo dado (que otros ante-pasados hicieron y él hereda) no es “su mundo” (él no lo hizo). Se siente “des-plazado” en ese mundo heredado. Se siente “excéntrico” a ese mundo. No puede vivir  (hacer su vida) en él (lo sentirá como un “estar-mal” o “malestar”. Entonces trazas planes estratégicos para fabricar un mundo suyo, que coincida con su sentir íntimo, con su “alma”. El “alma” (que no es ni cuerpo ni espíritu) es lo propio de cada cual, es una “excentricidad” que no coincide con ningún otro. Es la Soledad del punto de vista abriendo un único e intransferible Paisaje al que solo se accede por el “sentir” o “sentimiento”. Cada cual tiene su “geometría sentimental” de entusiasmos y valores.’

    Si admitiese (que lo admito) que mi vida me haya sido dada y que, en gran medida, me sigue siendo dada pues tenga también que pensar que antes de serme dada, alguien o algo estaba en posesión de ella (para que me la pudiese dar y el imaginario popular o mítico lo llama Dios, etc.) y me la dio. Así el propósito de mi vida estuvo contenido en la imaginación de  quien o de aquello que me la dio.

    No tengo hijos/as pero he estado presente muchas veces cuando  futuros progenitores/as van a recibir algún pronóstico abnormal de ultrasonido y muy frecuentemente se imaginaban a la criatura en gestación de otra manera a como les parece verlo en lo borroso de la imagen ultrasónica. De alguna manera la criatura no vivirá una vida imaginada en precedencia y quizás ni siquiera estará suficientemente consciente de vivirla como la vivirá, pero de cualquier modo tendrá su “vivir”.
    En realidad creo que mucho de lo que me ha ido pareciendo aceptable o no, agradable o no, me lo haya parecido como tal porque me fuera inculcado por quienes me dieron originalmente la vida y después la posibilidad de vivirla, pero también por las muchas personas que después de nacer me han ido “donando” más vida, experiencias de sentir y comprender lo que me parece que “solo yo vivo” pero que en realidad lo vivo en contexto o circunstancias compartidas.  Así “yo y mis circunstancias” demasiado a menudo realmente será en alguna proporción “tú y tus circunstancias”, los demás y sus circunstancias conmigo.

    Mi vivir (o mi vida) no la puedo ver como mía a solas. Un ejemplo que a menudo he propuesto a mis alumnos y pacientes es el siguiente. No sé quién esterilizó el quirófano en el que nací, nunca lo supe. Ciertamente esa persona lo hizo y al hacerlo inconscientemente redujo el riesgo de infecciones al que estuve expuesto y estuvo expuesta mi madre cuando nací.
    Creo que, recurriendo al Manolo Kant (aunque lo haga a regañadientes porque no me cae bien o no le conozco lo suficiente como para
     admirarle) pueda decir que no se trata solo de la buena voluntad (imperativo categórico autonómicamente concebido) si esa voluntad no es agradecida, relacionada en términos de gratitud y por lo tanto de endeudamiento, de empatía.

    No puedo vivir dejando de agradecer por tanto bien recibido. En este sentido hay una parte de ese “Todo” que es mi vivir, ciertamente, pero que quizás no le conozca en su totalidad y otros lo conocieron o conocen; que es real aunque se escape a mi consciencia, que quizás no pude elegirlo, ni rechazarlo; que quizás me dejó marcado y ni siquiera sé como, pero por el efecto de su onda expansiva (mi memoria, mis miedos que fueron y son aprendidos, etc.) está impactando mis expectativas actuales y  aquellas que viviré en los próximos minutos.

    En suma puede haber una “porción de mi vivir”, de mi “Todo”, por expresarlo de alguna manera, que no la pueda comprender-sentir como completamente mía porque ese Todo es simultáneamente mío y compartido y me incita a orientarme hacia afuera de mí pero yo no tengo total consciencia ni dominio de cómo ello ocurra.

    Me escribes: ‘2.- Ad – “porque si bien se realiza en presente aún deba realizarse en el yo que “sientes estar llamado a ser” El “presente” no es sino un rebote del “porvenir”. La vida la hacemos de cara al futuro. Es el futuro la cosa más in-cierta que tenemos. Nos pone en movimiento, e.d. nos in-quieta. Todo lo que hacemos lo hacemos en vista de ese futuro que adventuramos. El “¿qué será de mí, de nosotros?” nos excita e in-cita a no quedarnos de brazos cruzados. El presente es la fábrica del pre-tendido por-venir. La auténtica “Posada” es el “Camino”.’

    Imposible no recordar a Antonio Machado y su “haciendo camino al andar” pero este argumento me hace pensar que (como el resto de “lo/s viviente/s”) que recibieron su/s vida/s,  vivo para algún futuro que solo conoceré en la medida que ocurra, que se haga presente aunque en realidad lo viva a base de intentar alcanzar lo que me proponga, de rectificar o cambiar o renunciar según que eso vaya ocurriendo o no. Pero en esas preferencias mías que cualifican mi vivir, está presente el interés o la intención formative de mis predecesores, sobre todo progenitors/as, maestros.as, etc., y en esa medida mi Todo, mi vivir, se entrecruza con el vivir de cada uno de ellos, individual y colectivamente.
    La conclusión obligada fuera que cuando este mi vivir muriendo o desgastándome cese, resulta que habré dado mi vida, sirviendo, construyendo, haciendo pero yo mismo no tendré conciencia de mi Todo porque solo existirá en la medida que sea recordado por aquellos que fueron testigos de mi “yo”, el cual, además, no era sololo mío, porque una porción de mi yo lo viví compartiéndolo,
     consciente o inconscientemente, voluntaria o involuntariamente.
    Y ahora pedirte que disculpes todo el tiempo que te haya robado, pero que te agradezco.

  • oscar varela

    Hola George!
     
    Te leo:
     
    – “Mi dificultad está en el “comprender-sentir” a un Todo, que aún no ocurra
    * porque si bien se realiza en presente aún deba realizarse en el yo que “sientes estar llamado a ser”.-

    Ok!
    …………..

    Trato de interpretar lo que me dices:

    1.- Ad – “Mi dificultad está en el “comprender-sentir” a un Todo, que aún no ocurra.

    (nota gramatical: habrás querido decir “que aun no ocurre (o “no acontece”)

    Pienso que el Todo no es algo que “ocurra” sino que “me-está-ocurriendo”; e.d. “lo que hago y me pasa en vista de la circunstancia”. Esto es: vivir.

    La vida nos ha sida dada. Pero vacía de “lo-que-hay-que-hacer”. Todos los demás seres nacen sabiendo lo que tienen que hacer (las cosas pesadas: caer; la semilla: germinar; el Gato: perseguir Ratones;, etc.) Solo el ser humano viene sin programa determinado. Él tiene que hacérselo en el mundo en que le ha tocado nacer. Ese mundo dado (que otros ante-pasados hicieron y él hereda) no es “su mundo” (él no lo hizo). Se siente “des-plazado” en ese mundo heredado. Se siente “excéntrico” a ese mundo. No puede vivir  (hacer su vida) en él (lo sentirá como un “estar-mal” o “malestar”. Entonces trazas planes estratégicos para fabricar un mundo suyo, que coincida con su sentir íntimo, con su “alma”. El “alma” (que no es ni cuerpo ni espíritu) es lo propio de cada cual, es una “excentricidad” que no coincide con ningún otro. Es la Soledad del punto de vista abriendo un único e intransferible Paisaje al que solo se accede por el “sentir” o “sentimiento”. Cada cual tiene su “geometría sentimental” de entusiasmos y valores.

    2.- Ad – “porque si bien se realiza en presente aún deba realizarse en el yo que “sientes estar llamado a ser”-

    El “presente” no es sino un rebote del “porvenir”.

    La vida la hacemos de cara al futuro. Es el futuro la cosa más in-cierta que tenemos. Nos pone en movimiento, e.d. nos in-quieta. Todo lo que hacemos lo hacemos en vista de ese futuro que adventuramos. El “¿qué será de mí, de nosotros?” nos excita e in-cita a no quedarnos de brazos cruzados. El presente es la fábrica del pre-tendido por-venir. La auténtica “Posada” es el “Camino”.
    …………………

    Tal vez, George, estos borradores puedan servirte.

    Y como decía el Groucho Marx: si no te sirvieran, tengo otros.

     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • George R Porta

    Hola Oscar: Deseo que Olguita y tu y el resto de vuestra familia estén todos bien. Permíteme una pregunta acerca de tu comentario de esta mañana a las 11:49 en respuesta a Pascual. Mi saludo cordial a ambos.

    Copio de tu comentario, Oscar, lo siguiente: “Mi experiencia de los añitos me fueron llevando a comprendo-sentir ese Todo como algo en el que mi yo está dentro, haciéndose en los Quehaceres que ocupan mi vida, que no es otra que la “mundanal” (hacemos “mundo”). El “contacto con el “Todo” (que es el Argumento de mi vida -cada cual la suya en el mundo-) va llenando de sentido al personaje que voy siendo y al que siento estar llamado a ser.”

    He subrayado dos frases que no puedo comprender. Que no las comprenda en realidad es mi problema, y sé que no confías en mi sinceridad porque me lo has dicho antes, pero aunque no sea importante para ti has de saber que presto atención a tus comentarios y deseo apreciarlos por cuya razón te pido ahora un poco de aclaración, y que agradezco los comentarios que hagas a cualquiera de los míos.

    1. “…ese Todo como algo en el que mi yo está dentro, haciéndose en los Quehaceres que ocupan mi vida…”
    2. El “contacto con el “Todo”…va llenando de sentido al personaje que voy siendo y al que siento estar llamado a ser.”

    Mi dificultad está en el “comprender-sentir” a un Todo que aún no ocurra porque si bien se realiza en presente aún deba realizarse en el yo que “sientes estar llamado a ser”.

    Solo una nota marginal: No cuestiono la validez de lo que comentas porque en realidad lo único que vale es que ya tú lo
    comprender-sientes porque “es el Argumento de mi vida -cada cual la suya en el mundo” pero me gustaría tratar de comprender lo que comentas y ya sabes que mi procedencia en cuanto a cultura, formación, etc., no solamente es diferente sino que no me parece que coincida mucho con la tuya.

    Respetaré tu silencio si no deseas responder y te ofrezco igual un abrazo cordial.

  • m* pilar

     
    !!!Gracias Oscar!!!
     
    Clarito y al grano… No te canses mucho, y al finalizar… compartir… espero.
     
    pili-m*pilar

  • Pascual

    Querido Óscar, no has podido decirlo mejor y con tanta profundidad y belleza. Yo no iba descaminado cuendo te dediqué la historia. ¡Eres grande! Ahora lo que te deseo es que tu casa salga a tu gusto en todo y que sigas…
    Un abrazo.

  • oscar varela

    Hola Pascual!
     
    Nuestro imaginario se hubo construido por las experiencias históricas de nuestros ante-pasados; una de cuyas concreciones queda plastificada en el Lenguaje, del que somos rehenes.
     
    Heredado el vocablo “mística” me suena a “contemplación” en la que el individuo “contacta” con el que considera su Todo. Si ese “Todo” lo piensa como siendo más allá de la muerte, es consecuente que “muera porque no muera”.
     
    Mi experiencia de los añitos me fueron llevando a comprendo-sentir ese Todo como algo en el que mi yo está dentro, haciéndose en los Quehaceres que ocupan mi vida, que no es otra que la “mundanal” (hacemos “mundo”).
     
    El “contacto con el “Todo” (que es el Argumento de mi vida -cada cual la suya en el mundo-) va llenando de sentido al personaje que voy siendo y al que siento estar llamado a ser.
     
    En el estado “místico” cabe todo lo que “hacemos” (plantar jardines, o construir una casa y echar al constructor que me tiene abandonada la Obra y que desde el lunes me hice cargo de terminarla yo).
     
    Ok!, Cabe todo, TODO …
     
    … menos BOSTEZAR.
     
    El BOSTEZO es el Pecado contra el Espíritu Santo,
    Porque el BOSTEZO  es el ANTI-ENTUSIASMO, un trampolín al sin-sentido.
    ……………………
     
    NOTA: si tú te fijas, Pascual, cuando todo tu ser está entusiasmado en lo que estás haciendo, las horas se te pasan volando; es la experiencia de la “eternidad”; y así sucesivamente en lo que hay que des-sacralizar el acaparamiento por un Pasado que nos asfixiaría si no lo qprovechamos como corresponde, e.d. “pasándolo”. ¿no?
     
    Abrazo mientras ¡Voy todavía! al laburo de la Construcción – Oscar.

  • Román Díaz Ayala.

    Parece como si estuviéramos a vueltas en un juego de conceptos, pero sólo es eso, un parecer,
    porque bajo nuestro léxico se esconde un ambiente de realidades que buscamos dilucidar.
    Para evitar tanto bucle, idas y venidas, hasta tener la sensación de que no se avanza hacia ninguna parte, sería “sabio” empezar por el principio.
    La agudeza de Oscar nos mete en un brete, ¿qué se esconde entre decidir entre “laicisar” y “laicizar”? ¿qué se esconde detrás de nuestro léxico? ¿Un simple asunto de ortografía? Oscar lo tiene claro. Hemos hecho un acaparamiento de nuestra mentalidad religiosa.
    Y es que nuestras experiencias lo trastocan todo, no podemos vivir ajenamente a nuestras experiencia religiosa y nuestras preocupaciones se filtran en el particular ámbito de lo profano.La “mística” y la “sabiduría” son las grandes perdedoras. ( o beneficiadas según se mire)
    andamos de forma equivocada considerando que lo espiritual y lo profano, su diferenciación, es un producto de nuestra particular herencia religiosa nacida en el Catolicismo, tan útil para una teología que hacía de “los que mandan”, algo sacro, intermediarios entre Dios y el ser humano, de dos espacios diferentes con leyes diferentes para cada cual, en busca de un Cielo más allá de nuestra realidad biológica.(el alma y el cuerpo, dos entes distintos y con destinos finales diferentes)
    La cosa adquiere dimensiones de marasmo intelectual, cuando aproximándonos al Jesús histórico hemos descubierto que Jesús hizo sagrado lo profano.
    En fin, para qué explicarlo, si Saulo de Tarso está vetado.

  • Pascual

    Pregunto. ¿Es mi vecina Margarita una mística? “Cuida de sus plantas con muchísimo amor y tiene unas terrazas que son un vergel; ella habla a sus plantas, las saluda, les habla del tiempo, la temperatura…de todo y las riega con espero. Pregunto: ¿es una mística o tendría que rezarle un Padrenuestro? ¿qué me dices, Óscar Varela, que tú eres un filósofo?

  • oscar varela

    Hola!
     
    Luego de leer las 16 apreciaciones sobre lo que el Autor considera “una persona mística”, tal vez se pudiera decir que:
     
    “una persona mística” es lo menos místico a que nos acostumbraron pensar sobre “una persona mística”.
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.
    ………………………………
     
    Nota: es que la “mística” está paradigmáticamente acaparada por la “religiosidad”, y por más que se la intente “laicisar” siempre la zota mostrará los pies ¿no?

  • Isidoro García

    Estoy de acuerdo con el artículo, solo que me gustaría hacer un apunte terminológico. Una cosa es la Mística, otra es la Espiritualidad y otra es la Sabiduría.
     
    Es verdad que cada uno puede llamar a los conceptos como desee, pero entonces la confusión está asegurada, y más fácilmente se sale del error que de la confusión. Yo creo que todo lo que refiere el artículo como místico, corresponde al concepto laico de “sabio”.
     
    Yo creo que el ideal de perfección del humano está en alcanzar la sabiduría, que se puede definir como un conocimiento cabal y certero de la realidad. Y de este conocimiento certero de la realidad se desprende como consecuencia un comportamiento virtuoso, que se puede luego particularizar en todos esas virtudes humanas que Miguel Angel Mesa describe en su artículo.
     
    Esta búsqueda de la sabiduría, se puede hacer utilizando varios recursos. Principalmente hay que utilizar los recursos humanos diríamos que “normales”, a base de estudio, lecturas, reflexión personal, compromiso social, activismo personal, y en general de una praxis humana virtuosa.
     
    Pero hay un recurso necesario para reforzar ese camino “corriente” de búsqueda de la Sabiduría, y es apoyar esa búsqueda en el camino “espiritual”, que podría definirse como sanando nuestra mente de todos esos obstáculos psicológicos, que nos dificultan esa percepción correcta de la Realidad, y nos envuelven en círculos viciosos, de complejos, inseguridades, depresiones, ansiedades, situaciones de estrés, etc., que nos “distraen” del camino de la sabiduría. Sería la vía espiritual, o mejor sería llamarla la vía de saneamiento psicológico, sin la cual la búsqueda “corriente”, está condenada al fracaso. La Espiritualidad en la búsqueda de la Sabiduría es como el entrenamiento físico para cualquier acción corporal difícil.
     
    Por último hay un tercer recurso a utilizar en la búsqueda de la Sabiduría, que está solo reservada a los creyentes: y es la vía de la “Mística”, que aunque suena muy pomposa, y está muy diosificada por muchos hoy día, no es ni más, ni menos que la búsqueda de apoyo de la “trascendencia”, a través del contacto con un mundo Espiritual, con unos seres que nos consuelan y apoyan en nuestra búsqueda, (por eso se denomina al Espíritu, el Consolador). Y que se concede a todo el que lo pide, aunque no sea uno un “santo”. (Por eso esa idea general de místico = santo, es totalmente errónea y equívoca para mucha gente).
     
    Es verdad que Dios hace llover por encima de todos, y que la acción del Espíritu es misteriosa y sopla donde quiere, pero yo creo que la gran acción del Espíritu sobre el que conecta con él, (el “turn on, tune in”, de Timothy Leary), se produce en los momentos de desmoralización, desencanto y tentación de abandono que toda búsqueda meramente humana, trae consigo.
     
    En resumen, yo creo que hay que buscar humanamente la Sabiduría, (estudio, reflexión y praxis correcta), pero es necesario apoyarse en la Espiritualidad, para estar en la forma psicológica necesaria para esa dura y difícil tarea. Y si a esto le unimos el uso de la Mística, (que sería como contar con un buen coach, tutor o consejero personal),  entonces la dificultad, aun siendo mucha, parece como que se hace más llevadera.
     
     

  • mª pilar

    Me encanta este art.
     
    Porque nos pone delante, que todo ser humano, tiene...”Ese, no se que…” con más fuerza que él mismo, y lo induce a buscar, a mirar, contemplar cuanto le rodea para ir descubriendo que le quiere decir, insinuar, iluminar.
     
    Si esa búsqueda, le lleva a descubrir un camino, el que sea, y va comprobando que en el mundo hay muchas personas que están viviendo desde ese mismo encuentro o llamada; se acercará a aquellas enseñanzas,  vivencias, que más le impulsen a crecer y descubrir lo que lleva grabado a fuego de Amor en si mismo/a.
     
    Cada persona lo llamará como lo hace la cultura donde ha nacido, los encuentros que haya vivido; porque este “no se que” que nos invade; lo tiene que desarrollar cada cual desde su impronta personal, y así, todas las personas seríamos capaces de encontrarnos sin estridencias, odios, luchas, castigos, penas…
     
    Y toda persona tendría la capacidad de llegar a ser persona en camino de plenitud.
    Se acabarían los enfrentamientos, la persecuciones, las guerras en nombre de los “dioses” a los que, según donde estemos o vivamos, nos hayan educado, formado; tomaremos como únicos y verdaderos.
     
    Si nos paráramos a pensar… son “dioses” muy hechos a nuestra imagen y semejanza, o los encumbramos a lo desconocido, pero rodeado su seguimiento, a la manera de pensar, de quienes hay llevado la batuta desde que se levanta un nuevo movimiento religioso.
     
    Lo curioso es, que dentro de cada movimiento, nacen otros, por que quieren más exigencia, o los contrarios, más laxitud.
    Los mandatos y leyes, los va “sacando” (desd el principio de los tiempos) la mente más o menos tortuosa o esperanzada de cada quien, que es, colocado al frente de cada movimiento.
     
    Recordemos la época de Lutero,  Erasmo… sus consecuencias terribles de persecución y quema de herejes; y cuando lees algo sobre alguna persona que había seguido a uno u otro, compruebas, que los que creían en uno o en otro, lo hacían con un corazón sencillo, sin desearle al otro ningún mal; sencillamente, se sentían mejor en uno u otro lado, más concorde con su mane de ser, hacer, vivir.
     
    “Ese… no se que” que bulle en muchas personas, lo más importante es, educar en ese espíritu, que les llevará a  conseguir, ser:
    ¡Buenas personas!
    El resto, cada uno de nosotros tendrá que buscarlo y enfocarlo como más centrado se encuentre en uno u otro lugar.
     
    Lo importante es, caminar creciendo en dignidad humana, viendo esa dignidad en cada persona que puebla nuestro mundo. En todas y cada una de ellas, sean de la raza que sea, color, capacidad.
     
    Eso nos llevaría a un mundo mejor, más igualado, justo, humano, solidario, en constante crecimiento en el saber ya hacer… todo lo necesario para mejorar la raza, conservar cada vez mejor la creación entera, y con ello, ir erradicando la explotación, la injusticia, las guerras…
     
    Jesús nos dice, que se nos examinara por nuestros hechos… Bienaventuranzas.
     
    Cómo llamarlo a “Ese…no sé que” que bulle en mí, es, decisión personal e intransferible y deberá elegir como hacerlo si eso lo lleva a una plenitud humana más plena.
     
    ¿Dios, Esencia, Abundancia, Amor,  Energía, Maravilla, Hermosura, Profundidad, Entrega, Dios, Señor…?
     
    Y tantos más que recorren este mundo.
    mª pilar

  • Román Díaz Ayala.

    “Coincido mucho con la búsqueda de sentido último desde la secularidad que impulsa ATRIO.”
    Antonio Duato nos ha regalado esta perla  para presentarnos la reflexión de Miguel Ángel Bouzas.
    Viene a decir que la secularidad en sí misma encierra una mística, una forma de espiritualidad, y que podríamos honestamente, aparte de que es algo para la cual estamos en búsqueda, algo, repito, que tendríamos que diferenciar de un puro racionalismo absolutizador de la razón como instancia superior, o quizás última.
    ¿Cabe alguna posibilidad de que lleguemos por ese camino a la comprensión de que tal búsqueda, finaliza con el encuentro de Jesús, dios que se nos ha hecho cercano? ¿Por qué seguir elucubrando sobre un Jesús, que sea un buscador como nosotros/as, y que se pone al frente, sólo para iluminarnos ese tramo que recorremos del camino, que no sabemos todavía si llega a alguna parte?