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Credulidad, creencia y fe

Fernando JiménezFenomenología de la Fe

Parto de la tesis o el supuesto de que la Fe no es un acto mental que se realiza y cobra su sentido total con la pronunciación de la palabra “creo”, sino que la palabra “creo” sería como el comienzo de un camino progresivo de compromiso vital y de descubrimiento de las realidades que envuelven la existencia de los seres humanos; un proceso que entra en la corriente del crecimiento, de su evolución hacia el Noos (la Inteligencia, el pleno conocimiento intelectual) y de su autorrealización total, tras-pasando el Noos y culminando en el Espíritu, el puente entre la inmanencia y la trascendencia, donde el ser humano se diviniza como culminación de su auto-realización existencial.

La vida humana, el aliento vital, se va re-creando y realizando progresivamente en diversos niveles: Hay un primer nivel de auto-realización que es el vegetativo, donde la vida humana se realiza en la supervivencia y donde el conocimiento, en cuanto captación y comprobación de la realidad circundante, resulta del instinto.

Este instinto de supervivencia, a impulsos del pneuma, aliento de vida, percibe un atisbo de Fe, como supervivencia continuada y pálpito vital detrás de las fronteras misteriosas que marca la muerte. Es el Nivel de la búsqueda instintiva.

El segundo nivel de auto-realización humana es el Afectivo, la reacción endo-tímica, donde el descubrimiento y el conocimiento de la realidad circundante y su compromiso con ella es una captación sensible, a través de las repercusiones emocionales que suscitan. Es la esfera de los sentimientos y emociones que la colorean las realidades imaginativamente re-presentadas. Es el nivel que voy a denominar Nivel de la Credulidad, a impulso de la psique, donde el ser cognitivo humano cree en lo que está viendo, por las repercusiones emocionales que esas cosas le suscitan; atracción, gusto, excitación, miedo, cólera, rechazo… Y desde ahí percibe y se hace consciente del Misterio, de lo que hay más allá de lo que se capta con los sentidos, sobretodo a partir de la experiencia de la muerte.

Cree en Dios, lo crea imaginativamente y lo incorpora en su mente, en cuanto le producen sentimientos de esperanza, de consuelo, de sosiego, también de miedo a ofenderle, de culpa… Más que conocerlo, lo imagina, lo “siente”, lo necesita. Más que conocimiento es anhelo, como le sucede también con el amor. Es nivel de la Credulidad, alimentada de mitos y milagros, de emociones y sentimientos.

El tercer nivel es el Noético o cognitivo-intelectual, donde el conocer es razonado y donde los conocimientos se sistematizan por comprobaciones científicas, las cuales propician el desarrollo de la Técnica imparable, capaz de descubrir, explorar y conocer la inmensidad del Universo, la Noo-esfera.

Es el nivel que denomino Nivel de las Creencias, conde los conocimientos están elaborados por la razón y la lógica, y están explorados y cuantificados por la Técnica, y comprobados y sistematizados por la Ciencia.

Aquí el conocimiento de Dios se considera razonablemente y científicamente admisible, por comprobaciones de sus rastros y acciones inmanentes. Estos conocimientos están contenidos en una “ciencia” llamada Teología, y se presentan sistematizados en una conjunto de Creencias como “Depósito de la Fe”, resumido en el Credo y enseñado en las catequesis, depósito del que se apacienta la “comunidad de los creyentes”.

Pero todavía no ha progresado el ser humano, en su camino de crecimiento existencial, hasta la esfera de la Fe, el punto Omega de su auto-realización y su compromiso existencial, aunque a ella le impulsen los atisbos pre-cognitivos de su instinto, y hacia ella se orienten los anhelos cognitivo-afectivos de su corazón, y para ella se sistematicen las comprobaciones y razones de su inteligencia.

Le falta cubrir una etapa, a la que Juan Bautista, el Precursor de Cristo, convocaba clamando en el desierto: ”Metanóiete”, término verbal griego que significa ir más allá de la mente, superar el Noos, el conocimiento intelectual, traspasar incluso el pensamiento y el sistema de significaciones y de valores de las Creencias, para entrar en la esfera del Espíritu, en la que el Jesús anunciado era paradigma de auto-realización. (Quiero entender que esta etapa de progreso humano y de la humanidad sería la que Teillard de Chardin denominó la Cristosfera).

Este es el Nivel del Espiritu, espacio donde culmina la auto-realización humana, donde se integran las tendencias pre-cognitivas, del instinto descubridor, junto con las credualidaes afectivas, plenificadas en el amor, y con las creencias sistematizadotas de verdades conocidas y comprobadas por la mente, y se transportan en un “salto al vacío”, al encuentro con la Verdad Totalizadora, en la oscuridad total de la inteligencia en cuanto instrumento del conocimiento inmanente, cegada por la Luz inmensa. En estas regiones del Espíritu el término “conocimiento” y el verbo “conocer” adquieren un significado de compenetración o de interpenetración con lo conocido, que queda abarcado, incorporado o fundido en una experiencia de encuentro para la que no existe otro significante sinonímico que el de la palabra Amor.

Esta es la esfera de la Fe, significante verbal de un salto transcendente, divinizador y culminador del conocimiento humano. La Fe como dimensión posible de la experiencia más plena de la realidad y de la auto-realización del ser humano, por encima de las credulidades y de las creencias, incluso de los límites del conocimiento intelectual. Alojada ya en la región del Espíritu, la experiencia humana de conocer se compenetra con la experiencia plenificada del amor.

No conozco una ejemplificación más explícita de este de este fenómeno de auto-realización humana, síntesis de pneuma, psique y espíritu, que la de estos versos de San Juan de la Cruz, en los que se revela un encuentro donde, metafóricamente, la noche de la inteligencia queda iluminada por la alborada de Fe en la compenetración del amor: “Oh noche que guiaste / oh noche amable más que la alborada, / oh noche que juntaste / amado con amada, / amada en el amado transformada”.

Quizás aquí quede descrita la fenomenología de la Fe y la experiencia encuentro-conocimiento-amor de un hombre sencillo, fraile pequeñito de estatura, que andaba por caminos, sufrió cárceles, realizaba tareas propias de su profesión y remendaba su ropa.

14 comentarios

  • mª pilar

    En estos temas, nos sucede lo de siempre…
     
    Hablar de lo que no se conoce, de su verdadera manera de ser y actuar con el género humano, siempre es… una falacia. Ese atrevimiento que tienen las mentes humanas llevándoles a  crear dioses… a su imagen y semejanza.
     
    No el mucho, más, optimo… y sapiencial saber… nos acercará, a ese no se que… que todo ser nacido siente en su interior y que le supera y al mismo tiempo le atrae con fuerza.
     
    No se trata de conocimientos culturales (en todos los campos) se trata de capacidades y un corazón dispuesto a llevarlas a sus vidas, haciéndola así, vida para cuanto nos rodea.
     
    Ahí entra de lleno la libertad personal a la hora de tomar camino, dado que cada persona lleva impresa en su misma entraña, la capacidad de todo Bien y la capacidad de todo Mal.
     
    Ahí está la verdadera realidad de nuestras vidas, optamos la manera de caminar, actuar, amar, servir, compartir, arruinar, esclavizar, guerrear… etc.
     
    No porque es voluntad de “dios” sino porque lo que nos llama con fuerza es, aquello que deseamos, y si el deseo es extremado, la fuerza que ponemos en ello también es extrema y esta decisión lleva consigo unas consecuencias para bien o para mal.
     
    Las religiones, los pensamientos, los ejemplos de personas sobresalientes… son como el acicate que nos ayuda a optar y llevar a cabo el camino elegido.
     
    Y también en ese camino hay modulaciones, mejor dicho, vivencias de distinta categoría en la vivencia personal, que tiene innumerables medidas partiendo de nuestras capacidades o deseos.
     
    Las hay totales, parciales, medianas, bajas, mediocres, frías, entregadas al máximo, dormidas, insulsas, bagas, estériles, fecundas…
     
    ¡Vamos! como somos los seres humanos, que de todo hay en la viña del Señor.
     
    Vivir en plenitud, es decisión personal y libre, y para llegar a ello, no es cuestión de saberes humanos, sino de:


    ¡¡¡Escuchar, desde lo más profundo del ser, reconocer lo que oímos en y de nosotros mismos y llevarlo a la pirática!!!


    Porque los caminos… tantos como personas; si hay un Dios (no trescientos millones de ellos) Todo lo creado llevará  su impronta, quiere eso decir, que ya  nuestro genoma está marcado por el espíritu del creador; si lo es en verdad, no entra ni sale ¡está! en el ser creado, y este a su vez, tiene en sus manos llevarlo a cabo.
     
    Ese es el precio de la libertad, cada ser, es, responsable de lo que hace y siempre tiene la oportunidad de cambiarlo, rectificar, si comprueba que estaba equivocado. Estar en este mundo, supone, acoger lo que recibimos de las anteriores generaciones, cuidarlo, mejorarlo y dejarlo para las venideras. No somos dueños de nada pero tenemos la capacidad de utilizar todo cuanto está a nuestro alcance.
     
    No es Dios (quien lo asuma como tal) quien quita, pone, sana, castiga, crea infiernos ni cielos. Eso lo hacemos los seres humanos solitos con  nuestras decisiones; y comprobamos cada día, que muchas decisiones tomadas… están arruinando el universo, porque van encaminadas a unas pocas personas que pasan por encima del resto de la humanidad.
     
    Eso no es Dios… eso son, nuestros dioses o demonios, que van creando vida o muerte por doquier.


    La escucha interior, nos dará la fuerza para “conocer” el sonido que bulle en mí, asumirlo, abrirme a cuanto me regala desde la vida que me rodea, y abrirle el corazón, la mente, sin dejar de mirar a todas las personas y a todo cuanto lo creado, y poner todo el amor en vivir lo que experimento para el bien de cuantos y cuanto me rodea.
    mª pilar
     
     

  • M.Luisa

    Sobre la distinción de campos…
     
    La opinión como momento subjetivo no engaña, es sólo una etapa en el camino del conocimiento hacia la realidad. Y tratándose de la fe hacia la realidad humana. El racionalismo ha soslayado ese momento   porque lo ha considerado un estorbo para la inteligencia,   pero     la función de lo sensible  en la subjetividad humana no es plantear un problema a la inteligencia sino ser su primera vía de acceso a la realidad.  Lo cual en lo concerniente a la ciencia, ésta  no sólo no lo elude    sino que  lo utiliza como hipótesis de trabajo.
     
    Este estadio intelectivo en el que queda el conocimiento  es análogo,pienso,  al  nivel que quedan   las creencias en orden a la fe.  Lo que ocurre es que  como  en las creencias median  las doctrinas éstas despejan toda duda  que en el tiempo puedan tramitar las creencias y hacer de este estadio no sólo un mero impasse hacia el objetivo final  sino   una posada permanente de convicciones y  creencias en falso. La realidad humana  en tanto realidad, es decir concibiéndola  no como subjetualidad sino como subjetividad sustantiva  es el crisol donde experienciar  esa dimensión que llamamos fe.

  • George R Porta

    Es muy interesante que Juan de la Cruz se refiera la noche en pretérito. Admirable!

  • Santiago

    ES realmente maravillosa la instrospección y la profundidad a que llega el doctor de “las nadas” que es Juan de la Cruz….El toca la clave del espíritu humano envuelto en las dudas y en lla oscuridad de su existencia……. y no vacila  -en su estudio psicológico- en afirmar que “para venir a gustarlo todo, no quieras tener gusto en nada”…..Pero para Juan, Dios es “el todo”…y al “todo” no se puede llegar sino por la senda estrecha de la negación absoluta de “las nadas”..
    Sin embargo, el objetivo del Místico Doctor no es aniquilar las tendencias naturales de nuestra voluntad sustrayéndolas de su objeto y dejándolas suspendidas “en la nada”,sino para orientarlas y dirigirlas hacia Dios, que es el único objeto de ellas, reduciendo así sus fuerzas a LA UNIDAD….

    Es por eso que puede decir  ” ¡Oh noche que guiaste!……¿Como puede esta oscuridad mística ser guía de nadie, ni de nada?    PERO es que la causa de la oscuridad es  mas bien  el deslumbre de la FE que se desborda en nuestra humanidad y que no podemos cabalmente abarcar….y es esto lo que causa nuestra ceguera…..

    Por eso esta pseudo-oscuridad no impide que Juan pueda decir al principio:

    En una noche oscura,
    con ansias, en amores inflamada,
    ¡Oh dichosa ventura!,
    salí sin ser notada
    estando ya mi casa sosegada.

    Porque a la vista de los frutos que le trajeron “aquellas oscuridades y angustias” de la noche de la fe, tiene el por “dichosa ventura” SALIR “sin ser notada”, es decir sin que ya le molesten sus apetitos, deseos y pasiones que antes le atormentaban….”A COMENZAR el camino y la vía del espíritu, que es el principal componente de nuestra persona,….que es el sendero de los aprovechados…conque “Dios, de suyo, anda apacentando y reficionando el alma” (N.O.,14,1)…teniendo YA perfectamente en calma todas sus pasiones inordinadas..

    Un saludo cordial    de Santiago Hernández. 
     

  • George R Porta

    Rectificación: Por error omití “responsablemente” en la cuarta línea de mi comentario arriba (17:11 Pm) y por tanto quise escribir:

    “Se trata solo de la “fe”, es decir, de la confiabilidad de la que cada uno sea ‘responsablemente’ capaz. Gracias.

  • George R Porta

    Me resulta imposible comprender como una “experiencia” como la de la “confianza” pueda ser generalizada o expresada en una sola generalización. Precisamente lo que hace de la confianza un “fenómeno” es que sea “personal” o individual y que las circunstancias de cada uno la cualifiquen consecuentemente. Se trata solo de la “fe”, es decir, de la confiabilidad de la que cada uno sea capaz.

    Hace tiempo ya que, al menos en Occidente, la hipótesis epigenética del desarrollo humano entró en crisis debido posiblemente al impacto del ateísmo sobre la cultura y las antropologías después de Feuerbach y del desarrollo intercontinental del capitalismo liberal y su individualismo (no digo individuación) versus toda forma de colectivismo, especialmente el de “manufactura” useña, y aún más tras de la desaparición de la URSS y la neocapitalización liberal de China y el Oriente Lejano. La fe no es ya una parte del crecimiento como cuando a Dios se le daba por conocido y actuante en la Historia sin cuestionamientos. Esto impacta el concepto de Iglesia bajo una jerarquía piramidal a nivel global o a nivel doméstico o particular.

    Desconocer que la fe o confianza requiere asentimiento voluntario e intencional o es mera superstición es incomprensible. La Verdad, en la medida que se haga progresivamente accesible a la razón y a la afectividad requiere un asentimiento consciente, informado, voluntario, intencional. No me extrañara que (en mi vida no llegaré a verlo) que el bautismo de menores llegara a ser reinterpretado como una especie de violencia de los mayores (incluidos ambos progenitores) sobre los menores. La tendencia cultural hacia el individualismo parece demostrada (Cf. http://www.worldvaluessurveys.org) y los países nórdicos se han revelado como los de mayor incidencia del ateísmo de adultos y los más fuertemente correlacionables con la tendencia a una creciente autonomía. Eso sugiere que los padres y madres nórdicos pudieran imponer a sus hijos menores la indiferencia religiosa o la no creencia, activa o pasivamente, y en virtud de esa misma evidencia estadística que en los países más pobres y más apegados a valores familiares tradicionales pudiera ocurrir lo opuesto, que los padres y madres impusieran a sus hijos menores su propia preferencia religiosa o sus creencias, incluídas las creencias animistas, etc.
    Parece interesante notar, al menos de pasada, que hasta ni los Estados Unidos de Norteamérica ni Sudán del Sur (nótese que en este último país acaban de ser liberados 3000 niños-soldados) se hayan abstenido de suscribir la Convención sobre los derechos del niño (http://www.unicef.es/infancia/derechos-del-nino/convencion-derechos-nino). Esto es relevante porque un informe publicado por Unicef y Unesco en Londres (2015) 58 millones de niños en edad de cursar la primaria estaban fuera de la escuela en 2012. De ellos: Un 23% asistió anteriormente a la escuela, pero la abandonó. Un 34% es probable que ingrese a la escuela en el futuro. Un 43% probablemente no ingresará nunca al sistema educativo. Además, 63 millones de adolescentes en edad de cursar el primer ciclo de la educación secundaria se encontraban fuera de la escuela. (Cf. Instituto de Estadística de la UNESCO y UNICEF, Subsanar la promesa incumplida de la Educación para Todos Conclusiones de la Iniciativa Mundial sobre los Niños Sin Escolarizar. Montréal: Instituto de Estadística de la UNESCO. http://dx.doi.org/10.15220/978-92-9189-165-8-sp).

    Parece más bien difícil imaginar que esta proporción de deficit educacional los y las menores o los/las adolescentes de los países pobres que son los países clásificamente reconocidos como territorios de “misión” y donde las religiones tienen más impacto porque se han involucrado en la provisión de alimentos y ayuda social en sustitución de los Gobiernos, logren alcanzar una comprensión del compromiso de fe-esperanza al que sus mayores (padres y madres sobre todo) les sujetaran por el bautismo.

    Por otra parte, con respecto a la pobreza que es el motor de la ignorancia por excelencia y por lo tanto de la angustia y del pensamiento supersticioso o mágico (por lo tanto del ejercicio y la capacidad de reclamar el respeto al derecho de cada uno), esta otra noticia es reveladora: “Mientras los líderes mundiales se reúnen esta semana en el Foro Económico de Davos (Suiza), UNICEF ha presentado una ambiciosa Agenda para todos los niños 2015 con la que exhorta a la comunidad internacional  a situar la infancia como una prioridad en los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”. De ello se deduce que los/las niñas en su totalidad no sean aún la prioridad de los líderes mundiales en 2015. (Cf. http://www.unicef.es/actualidad-documentacion/noticias/foro-de-davos-una-oportunidad-de-poner-los-ninos-en-la-cumbre-de). Por lo tanto que la riqueza del mundo no será dirigida a mejorar la libertad religiosa en el mundo a través de una mayor com,prensión autónoma de las creencias o los credos.

    Si y cuando las situaciones socio-políticas en distintos lugares son tan disímiles y por lo tanto una generalización sobre que sea la fe, parece más bien imposible concebir del mismo modo el ejercicio del derecho a acoger la creencia con el mismo grado de autonomía. Y las creencias que informan la autonomía y el comportamiento, en todo sentido de creencia o increencia, son un fenómeno social y político indudablemente.

  • Antonio Vicedo

    Localicemos el problema y no confundamos campos.
    La ciencia tiene que llegar hasta donde pueda y deba llegar y sus pruebas o evidencias enmarcan, no las opiniones, sino las convicciones.
     
    Pero ¿que pasa en un campo al que no tiene entrada entrada la razón con posibilidad de utilizar datos reales y trenzar con ellos discurso racional probatorio? ¿No le queda solo el comprobar que no encuentra absurdo ni afirmar, ni negar una realidad a la que no puede llegar con certeza ciemtífica?
     
    ¿Y que es lo que sucede en ese momento vital a parte de quedarle la libertad de opción siempre de fe  inclinándose por la existencia o negación de la realidad en otra dimensión?
     
    Por eso no debería ser problema preocupante el enfrentamiento entre diferentes opciones de fe procedentes de diferentes sujetos libres, situando lo relacional entre una y otra fe en las coherencias o incoherencias prácticas adoptadas por los distintos sujetos “optantes”.
     
    De aquí que en la Escritura se nos recuerde que: La fe sin obras es fe muerta; o que.- No se puede decir que creemos en Dios a quien no vemos, si no aceptamos y reconocemos como obra suya cuanto comprobamos, especialmente la identidad inalienable de todos los seres humanos y su justa relación con el Universo no humano.

  • oscar varela

    Hola!
     
    ¿Una Fenomenología que parte de un Supuesto?
     
    ¿No huele mal?
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • M.Luisa

    Agradeciéndole de antemano al autor, el presente artículo  me  anima a   incidir un poco más en lo que  sobre la fe  opiné hace muy pocos  días.
     
    Venía a decir entonces que la fe es un momento de la razón, por tanto inscrito  al final del proceso cognitivo  propio de todo ser humano. Ahora bien, me es obligado para evitar confusiones, aunque  aquí los que me conocen ya saben que no estoy hablando del  racionalismo clásico,  advertir que   la verdad argumentativa de la razón, sea para argumentar sobre la fe sea para argumentar sobre aquella ultimidad a la que se llega también  mediante   lo real de lo  intramundano,  está ya dada en impresión  en la experiencia humana que como tal es sentida. Aquí no se trata de la verdad conceptiva ni lógica sino de la verdad real. En este punto se hallaría tal vez lo que me distancia del autor.
     
    Me explico. Si  en lugar de partir del “aliento vital”  partimos  de la misma  vida humana,    se parte ya de un modo de realidad específico en el que  ya se han subsumido  aquellos  niveles previos a los que se refiere el autor. Quizá aquí pienso que al hablar  él de aliento vital, puede darnos a entender  que  se está haciendo referencia a los meros estímulos vitales o en su polo opuesto  al alma, al espíritu, etc., términos cuyas connotaciones    negativas  nos remitirían  al pasado y por tanto a tener que volver a construir teorías. A mi modo de ver no se trata de aliento vital sino  de vivencias humanas que  por serlo van más allá de la mera supervivencia,  de tal manera  que entre estas vivencias   la vivencia concerniente al conocimiento hay ya en ella   una incoación intelectiva en lo instintivo. De ahí mis  sucesivas reiteraciones en decir  a modo zubiriano que aprehender (aquí el vocablo aprehender envuelve el instinto, es decir, el sentir humano que capta sin quedar preso) realidad es el acto humano por excelencia. Más tarde la razón en la  búsqueda  de qué sea  esta realidad sentida le dará diversidad de formas una de ellas en forma de fe.

  • Gonzalo Haya

    “la palabra “creo” sería como el comienzo de un camino progresivo de compromiso vital y de descubrimiento de las realidades que envuelven la existencia de los seres humanos”. Lo que denominamos fe es la expresión verbal de un proceso de querer y esperar. Más difícil es ponerle palabras al contenido de esa fe. Le hemos llamado Dios, pero esta palabra ha sido tan manipulada que algunos la rechazan de plano. Yo diría que se trata de querer y esperar algo/alguien más allá de nuestros propios intereses (y los de nuestro pequeño circulito) por lo que vale la pena entregarse en “un compromiso vital”. Poco a poco se irán “descubriendo realidades” poniéndole nombres o solamente “barruntándolas” como diría san Juan de la cruz.

  • Román Díaz Ayala.

    Una buena  exposición cientificista que examina el hecho histórico de las creencias y aperturas de las personas, sin ninguna concesión al también hecho histórico
    de que Dios se nos hace/ se nos ha hecho presente,
    y que está al alcance inmediato de todo ser humano sin excepción alguna.
    Establecer categorías en las cuestiones de la fe ( creencias en general), resultaría una reducción muy mediatizada por nuestra mentalidad actual en la excelencia propia de nuestra cultura.
    ¡Por algún motivo, decía Jesús que teníamos que volvernos como niños!

  • Rodrigo Olvera

    ¿O sea que quienes no tienen fe, quienes no perciben ni un atisbo de fe en su estadio vegetativo, quienes no creen en Dios, quienes no se divinizan, quienes no perciben misterio alguno más allá de lo que se capta con los sentidos; esas personas se encuentran en niveles evolutivos inferiores incluso al vegetativo? ¿Se encuentran mutiladas en su auto-realización? ¿Carecen de compromiso vital?
     
    Lo que hay que leer!!!
     
    Me parece que mucha gente creyente ni siquiera se da cuenta de las implicaciones de sus afirmaciones, y quizá hasta se espantarían si tan sólo un minuto se imaginaran en los zapatos de personas no creyentes.
     
    Aquí hay una falacia: aunque se use la palabra “fenomenología”, es un discurso de abstracción de la “vida humana” (como si ubiera una vida humana abtstracta) alrededor de un ser humano genérico, al que se atribuye necesariamente un proceso de fe. Sin considerar que fenomenológicamente la primera distinción que se encuentra una persona observadora del fenómeno religioso/espiritual es que hay personas con fe y personas sin fe.
     
    Saludos
     

  • Antonio Vicedo

    Recuerdo que me impactó escuchar del amigo Tomás Malagón:- CREER es QUERER.
    Y claro que no se puede querer sin intervención de la mente, pero en este caso, el aporte de ella, a parte de la acumulación de cualidades buenas incalculables, es de aspecto negativo,  en tanto no encontrarse con el concepto de absurdo opuesto a la opción de fe.

  • George R Porta

    Gracias a Atrio y al autor por esta reflexión y le ruego que me perdone si me quedo con su párrafo final que es extraordinario y reproduzco:

    “‘Oh noche que guiaste / oh noche amable más que la alborada, / oh noche que juntaste / amado con amada, / amada en el amado transformada’. Quizás aquí quede descrita la fenomenología de la Fe y la experiencia encuentro-conocimiento-amor de un hombre sencillo, fraile pequeñito de estatura, que andaba por caminos, sufrió cárceles, realizaba tareas propias de su profesión y remendaba su ropa”.

    No puedo definir si el “aquí” que sigue a los versos se refiere a que los versos describan la fenomenología de la fe, paralelamente a la hipótesis que el autor propone en el resto que precede a este último párrafo.

    Respeto el conocimiento del autor y su explicación desarrollada hasta proponer los versos de San Juan, pero esos versos serán el tema de mi meditación de esta noche (en el Este de los EE UU escribo a las 8:30 PM). Esos versos representan la andadura de San Juan tras de su Jesús, su seguimiento de él, una andadura que en las palabras del autor son:
    “1. Experiencia encuentro-conocimiento-amor de un hombre sencillo
    2. Fraile pequeñito de estatura (medio fraile le llamó Teresa)
    3. Que anduvo por los caminos
    4. Que sufrió cárceles
    5. Realizaba tareas propias de su profesión
    6. Remendaba sus ropas…”

    Al riesgo de parecer recurrente, la Esperanza precede a la Fe. La criatura humana no puede no andar en pos de lo por venir y nace esperando y para esperar. La fe es la confianza que aprende a tener en que esa sea su “vocación” a falta de otra palabra mejor, y por eso creer no puede realizarse imaginando aquello que se cree, porque en realidad solamente se puede creer esperando y la Esperanza es absolutamente dinámica. El discurso, aún este mio, queda superado tan pronto la siguiente palabra comienza a ser escrita. Creer es andadura, descubrimiento, sentimiento, experiencia, amor efectivo no platónico.

    Para la mayoría entre la que me cuento creer es esperar más que nunca, porque todo es pequeño, sencillo, en contínuo andar, entrando y saliendo de cárceles muchas veces construidas por los propios hermanos/hermanas del caminar, efectuando lo que haya que efectuar no lo que se prefiera, y sobre todo, remendando los jirones que la vida deja marcados en la ropa, es decir la piel.

    Un abrazo a todos.