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¿Deja de ser católica América latina?

Tercera

Artículo escrito a partir del reciente Informe de Pew Reserch Center
¿Es bueno o malo este “corrimiento de tierras”?

El mapa de los cambios en la religión de América Latina

Según un estudio realizado por el Pew Research Center en 18 países de la región, entre 1970 y 2014 los católicos pasaron del 92% al 69%. En el mismo período, los protestantes subieron de 4% a 19%.
por Fernando Fuentes – LA TERCERA.COM Chile – 14/11/2014


Pese a albergar a 425 millones de católicos -casi el 40% del total de la población católica mundial- y que el Vaticano tiene por primera vez en su historia a un Papa venido de América Latina, el catolicismo sigue en descenso en la región, a medida que la gente joven sigue siendo atraída hacia el protestantismo, según reveló un estudio del Pew Research Center, de Washington, que analiza la afiliación, las creencias y las prácticas religiosas en 18 países de América Latina y el Caribe.

“En casi todos los países encuestados, la Iglesia Católica ha sufrido pérdidas netas debido al cambio religioso de muchos latinoamericanos que se unieron a iglesias evangélicas protestantes o que rechazaron en general la religión organizada”, señala el estudio. Este muestra que entre 1970 y 2014 las personas católicas pasaron de representar el 92% de la población al 69%. Mientras que en ese mismo período, la proporción de protestantes se incrementó del 4% al 19%. Lo mismo sucedió con las personas sin afiliación religiosa -que se declaran ateas, agnósticas o nada en particular-, que hoy representan el 8%.

“El pentecostalismo y las filas cada vez más numerosas de los no afiliados a ninguna religión han crecido a expensas del catolicismo, que ha tenido un declive marcado en toda la región desde 1970”, dijo al diario The Wall Street Journal Andrew Chesnut, autor y profesor de estudios religiosos de la Universidad del Commonwealth de Virginia.

En efecto, entre 1970 y 2014 la caída más pronunciada de católicos se registró en Honduras, donde se redujo en 47 puntos porcentuales y fracción, al pasar de 94% al 46% actual. Sin embargo, el país menos católico de la región es Uruguay, con apenas un 42% de la población identificándose con esa religión. Este último índice no se debe a que el protestantismo esté muy extendido en ese país (15%), sino al elevado peso de los no creyentes (37%), destaca el diario español El País. Tras Uruguay, República Dominicana (18%) y Chile (16%) son los países latinoamericanos con mayor proporción de personas sin afiliación religiosa. En contraste, Paraguay es el país con el mayor porcentaje de adultos que se identifica como católicos, con un 90%, seguido de México (81%).

En total, el 84% de los adultos latinoamericanos manifestaron que fueron criados en el catolicismo, 15 puntos porcentuales más que los que actualmente se identifican como católicos. En cambio, sólo uno de cada 10 latinoamericanos (9%) fueron criados en credos protestantes, pero casi uno de cada cinco (19%) ahora se describe como protestante. Y, mientras sólo el 4% de los latinoamericanos fueron criados sin una afiliación religiosa, el doble de esa cantidad (8%) no tiene afiliación religiosa en la actualidad.

Según el estudio del Pew, esto muestra que “los esfuerzos de evangelización por parte de las iglesias protestantes parecen estar surtiendo efecto”. Si bien el cambio del catolicismo hacia el protestantismo se ha producido entre personas de todas las edades y niveles socioeconómicos, el sondeo revela que la mayoría de los convertidos manifestó haber dejado el catolicismo antes de los 25 años.

Sobre las razones de los latinoamericanos para dejar la Iglesia Católica, la más esgrimida (81%) fue la “búsqueda de una conexión personal con Dios”. Muchos ex católicos también dijeron que se hicieron protestantes porque querían un estilo de culto diferente (69%), un mayor énfasis en la moralidad (60%) o una iglesia que ayudara más a sus miembros (59%). Asimismo, más de la mitad (58%) de quienes cambiaron la Iglesia Católica por el protestantismo dicen que su nueva iglesia se acercó a ellos.

“Muchos católicos piensan que algunas de las enseñanzas de su iglesia deberían revisarse”, sostiene el estudio. Por ejemplo, en toda América Latina una media del 66% de los católicos dicen que la iglesia debería permitir que los católicos usaran métodos anticonceptivos artificiales, y en Chile, Venezuela, Argentina y Uruguay, aproximadamente ocho de cada 10 católicos está a favor del cambio de las enseñanzas de la iglesia en cuanto a anticoncepción.

También hay un apoyo sustancial entre los católicos latinoamericanos (una media regional del 60%) para ponerle fin a la prohibición del divorcio por parte de la iglesia. Nuevamente, los católicos de Chile (82%), Uruguay (78%) y Argentina (77%) están entre los que presentan una mayor tendencia a expresar su apoyo al cambio.

En la mayoría de los países latinoamericanos, en contraste, una firme mayoría se opone a permitir que los homosexuales y lesbianas se casen legalmente. Solo en un puñado de países, como Uruguay (62%), Argentina (52%) y México (49%), la mitad o más de la gente está a favor de legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. En la mayoría de los países latinoamericanos, la oposición al matrimonio entre personas del mismo sexo es más pronunciada entre los protestantes que entre los católicos. Por ejemplo, en el caso de Uruguay, un  59% a favor de la legalidad del matrimonio igualitario, opción que sólo es respaldada por un 35% de los protestantes.

Los católicos de América Latina están más divididos a la hora de plantear cambios en el sacerdocio. En todos los países encuestados, un promedio del 48% de los católicos cree que se debería permitir casarse a los sacerdotes.

“Los católicos aman al Papa Francisco”, indicó Neha Sahgal, una investigadora del Pew. Pero “actualmente no hay evidencia de que los ex católicos están particularmente enamorados, o que regresarán a la Iglesia Católica. Parece que su separación ha sido bastante decisiva”, concluyó.

4 comentarios

  • Rodrigo Olvera

    Para ser precisos:
    a) un sector de la iglesia católica latinoamericana optó por los pobres,
    b) la jerarquía vaticana de la iglesia católica estigmátizó y reprimió a ese sector de la iglesia católica latinoamericana, ofreciendo a cambio movimientos elitistas para los ricos (Opus, Legios) y movimientos populistas pentecostalistas disfrazados de católicos para los pobres (renovación carismática, kikos), pero sin los fuertes vínculos de ayuda eclesial a los pobres que tiene el pentecostalismo no católico
    c) los pobres eligieron el pentecostalismo solidario no católico, a la imitación no solidaria del catolicismo
    d) los grupops conservadores culpan al sector de la iglesia que optó por lo pobres del fracaso de las decisiones de la jerarquía vaticana
     
    Saludos

  • Alfonso

    La Iglesia católica optó por los pobres,  pero los pobres optaron por el pentecostalismo.

  • Justiniano Liebl


    Sin interés de asistir a una autopsia, ni de matar el mensajero por el mensaje traído, me meto en esta chanfaina solamente para ofrecer algunos pensamientos muy personales después de 60 años de “vivir y trabajar la fe católica” en la Nicaragua de América Latina.

    1) A PEW se pregunta: ¿Con cuál rasero sacaste tus conclusiones? ¿Tal vez? -à¿Número de bautizados? ¿Número de Asistencia a la Misa Dominical? ¿Número de “matrimonios eclesiásticos”? ¿Dentro de las ciudades, o de los pueblos o de las montañas? Entre la gente de “habla española”, o de “habla indígena” o el propio idioma de un de nuestros cuatro grupos de gente originaria? o de “habla criollo” de nuestros Afro-Americanos?

    2) Hay gente que “van a la iglesia” y hay gente “que son y se sienten Iglesia”. Por ejemplo, en Nicaragua la “religiosidad popular” es histórica e incrustada en su cultura: se celebran vb.gr.
    a) La alegre Purísima Concepción de María con cantos, visitas y oraciones especiales; se comparten golosinas libremente “antes, durante y después” de esta fiesta;
    b) La lúgubre celebración del Viernes Santo; La alegre celebración folklórica de las “Fiestas Patronales”; lo mismo por Santo Domingo y San Jerónimo y algunos otros.
    c) La Semana Santa, puesto que nacionalmente trae asueto laboral, es para todos los que pueden (y los que no pueden) salir para las playas de uno de nuestros dos océanos, nuestro lago interno más grande de A.L., e innumerables ríos y caños para bañarse.
    d) En las montañas de toda nuestra Costa del Caribe y en varias secciones de la Costa del Pacífico desde más de 40 años existen por lo menos 600 comunidades desarrolladas por sus “Campesinos Delegados de la Palabra de Dios” donde sí, se llevan un fuerte sentido de “Somos Iglesia” con todo lo que implica buscando edificar el Reino de Dios según el plan de vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazareth.
    Justiniano de Managua

  • Teresa Walsh

    Varios serían los elementos a señalar en mi condición de uruguaya. Pese a cierta homogeneización de la historia de los paíess latinoamericanos, nuestro país   procesón una fuerte secularización que despegó en la década de los sesenta del siglo XIX con el pasaje de los cementerios a la órbita estatal y se densificó a prinicipios del siglo XX con el batllismo. En ese período se formalizó la separación Iglesia- Estado, de habilitó el divorcio ( ” a sólo pedido de la mujer”, incluso), se eliminaron diferencias entre hijos habidos en matrimonio y fuera de él (casi por completo), se secularizaron las fiestas: Navidad, “Día de la Familia”, Epifanía, “Día de los NIños”, Semana Santa, “Semana de Turismo”, Inmaculada, ” Día de las playas”.
    La tolerancia hacia los no católicos abrigó la presencia de valdenses y judíos. Cierto clima de apertura atrajo a exilados politicos de izquierda, enfrentados a la Iglesia.
    Este proceso fue equilibrado, se limaron los más jacobinos planteos, no existió persecución religiosa, sí alguna tensión. Así el futuro  presidente y luego dictador Terra, fue descalificado para la elección a la primera magistratura por el líder José Batlle pues se lo había visto en un templo católico….en el casamiento de su hija.
    Durante todo el siglo XX el conflicto no se ocultó pero no llevó a la tragedia. Los católicos no sufrimos por nuestra condición.
    Durante la última dictadura, el desapego de la Iglesia al poder político la posicionó ( gracia a Dios) en un enfrentamiento acérrimo.
    Luego, es cierto nos vimos en parte envueltos en cierta añoranza, “no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás existió”, canta el español. Nos lamentamos de lo que decimos haber disfrutado. Lejos del lamento, la acción de alabanza a Dios que permite que seamos cristianos sin cálculos mezquinos.