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El problema de la autoridad en la iglesia católica

Castillo ¿Una potestad ilimitada?

Tal como está redactado y promulgado (1983) el vigente Código de Derecho Canónico, en él se da pie para hacerse esta pregunta: ¿se atribuye la Iglesia católica a sí misma un poder sin límites en este mundo? Es evidente que en la Iglesia a nadie se le ocurre semejante cosa. Porque, entre otras razones, los católicos sabemos que la Iglesia no tiene poder para matar, odiar o hacer lo que prohíbe el Evangelio. El problema está en que, como sabemos por la historia, la Iglesia ha gestionado las cosas de manera que, con frecuencia, ha hecho (y sigue haciendo) no pocas cosas que contradicen literalmente lo que manda el Evangelio. De ahí, la pregunta.

Una pregunta que tiene su razón de ser en el texto literal del Derecho Canónico. En él se afirma que el Romano Pontífice tiene una potestad, “que es suprema, plena, inmediata y universal” (c. 331). Una potestad, además, “contra la que no cabe apelación ni recurso” alguno (c. 333, 3). Es más, el Pontífice (la “Primera Sede”, c. 361) “no puede ser juzgado por nadie” (c. 1404). Es decir, el papa no tiene que dar cuenta a nadie de sus decisiones. Y, lo que es más sorprendente, “es derecho exclusivo del papa a ser juez” de toda decisión que se tome en asuntos espirituales o relacionados con ellos (c. 1401). O sea, en todo. Ya que cualquier decisión humana puede tener relación con asuntos que afecten al espíritu.

Pues bien, lo más llamativo es que el papa tiene un poder tal, en un campo tan ilimitado, que él es quien tiene el “derecho exclusivo” (“dumtaxat ius”) de actuar como juez de quienes quebrantan el citado canon 1401, empezando por “quienes ejercen la autoridad suprema de un Estado” (“qui supremum tenent civitastis magistratum”) (c. 1405, 1º). Con lo que el Derecho oficial de la Iglesia católica se apropia el poder de juzgar (y presuntamente condenar) a cualquier jefe de Estado, sea del país que sea y tenga la religión que tenga. Más aún, el papa “es juez supremo para todo el orbe católico, y dicta sentencia o personalmente… o por jueces en los cuales delega” (c. 1442).

Y para que no quede posible resquicio de escapatoria para limitar el poder papal, el c. 1372 establece que “quien recurre al Concilio Ecuménico o al Colegio de los Obispos contra un acto del Romano Pontífice, debe ser castigado con una censura”, que puede ser la “excomunión” (c. 1331), el “entredicho” (c. 1332) o la “suspensión a divinis” (c. 1333). Con lo que se intenta resolver “jurídicamente” un problema decisivo en eclesiología. El problema que consiste en saber quién es el sujeto de suprema potestad en la Iglesia. Un asunto que “teológicamente” no está en modo alguno resuelto. Esto quedó patente en el concilio Vaticano II (LG 22) donde se afirma que el papa es “sujeto de suprema y plana potestad sobre la Iglesia universal”. Pero es importante saber que ese poder no lo tiene sólo el papa. También lo tiene el colegio episcopal, como se dice igualmente en LG 22. Pero, entonces, ¿cómo se armonizan ambos poderes en uno? El Vaticano II lo dejó sin resolver. La Nota Explicativa Previa, que al final impuso Pablo VI (que ni él mismo la firmó), despachó el asunto recurriendo a la “potestad de jurisdicción”, que, según el c. 129, existe en la Iglesia “por institución divina”, cuando en realidad se sabe que la iurisdictio tiene su origen en el pensamiento medieval y quedó fijada por el jurista Bartolo de Sassoferrato, profesor en Bolonia a partir de 1328 [1][2].

Pero hay más. Porque el papa, además de sucesor de Pedro, es jefe del Estado de la Ciudad del Vaticano. Y, según el art. 1 de la Ley Fundamental de dicho Estado, “el Sumo Pontífice… tiene la plenitud de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial”. El Vaticano es, por tanto, la última monarquía absoluta que queda en Europa. En un Estado así, no cabe la distinción de poderes, que es la base del Estado de Derecho.

Hay pues, motivos para hacerse la pregunta: ¿se atribuye el papado una autoridad ilimitada? Aunque quizá a nadie se le ocurre semejante cosa, el lenguaje jurídico, que utiliza el Derecho eclesiástico, da pie para sospechar que, en cuanto se refiere al tema de la autoridad en la Iglesia católica, la teología admite tranquilamente una forma de expresarse que produce la impresión de manejar una mentalidad auténticamente paranoica. ¿A quién se le ocurre, a estas alturas, afirmar en documentos públicos y oficiales que él —y solamente él— tiene una potestad que es suprema, plena, inmediata, universal, que no puede ser juzgada por nadie, que además es un poder de juzgar y condenar incluso a los jefes de Estado del mundo entero, un poder además que no admite apelación o recurso alguno, y que si alguien recurre a un Concilio o a los obispos del mundo por las decisiones que toma ese poder, quien haga semejante cosa debe ser castigado? Una persona, que esté en su sano juicio, ¿no diría que es un despropósito considerarse tan importante y verse tan superior al resto de los mortales? Es evidente que detrás de este lenguaje jurídico existe una mentalidad teológica, que es la que sustenta una forma de entender una “autoridad” y un “poder” que jurídicamente y teológicamente son un esperpento y un fantasma. Porque ni existe tal autoridad. Ni existe tal poder. A no ser que no hablemos de la Iglesia, sino de Dios. Y en ese caso, en realidad no sabemos de qué estamos hablando. Porque a Dios, nadie lo ha visto jamás (Jn 1, 18).

Pero, sobre todo, lo más fuerte es que un sistema de gobierno así, equivale a un “poder absoluto”, en el que, entre otra cosas, la aceptación y la puesta en práctica de los Derechos Humanos se hace imposible. Es justamente lo que ocurre en la Iglesia católica. El papa concentra todos los derechos hasta tal extremo, que todos los demás católicos carecemos de derechos, si es que hablamos de “derechos” en sentido estricto.

Jesús y el poder

La palabra “poder” indica siempre una relación de dependencia. Cuando es relación entre personas, se expresa mediante el sustantivo exousía, que se puede entender también como “autoridad” [3]. En todo caso, el poder o la autoridad ponen de manifiesto una “desigualdad”. El que ejerce el poder está por encima del que se somete a ese poder. De ahí la utilización, en la vida y lenguaje de Jesús, del verbo “obedecer” (hypakoúô). En los evangelios, la obediencia se aplica únicamente a los demonios (Mc 1, 27), al viento y a las olas del mar (Mc 4, 41 par), y a una planta vegetal (una morera) (Lc 17, 6) [4]. Jamás ni se insinúa en los evangelios que Jesús se relacionase con ningún ser humano desde la superioridad del que manda y al que el inferior obedece. La relación de Jesús con los discípulos y con la gente se expresa siempre, en los evangelios, mediante la experiencia del “seguimiento”, que nace de la “ejemplaridad”, nunca de la “sumisión”, que es la respuesta del débil al fuerte, del pequeño al grande.

Jesús les dio “autoridad” (“exousía”) a los Doce discípulos (Mt 10, 1). Pero el evangelio puntualiza que se trata de una autoridad “para expulsar demonios y curar enfermos”. No es un poder doctrinal y, menos aún, judicial. Es un poder terapéutico, para aliviar sufrimientos y hacer feliz a la gente en sus relaciones con los demás y en su relación con Dios.

El problema, que repetidas veces aparece en los evangelios, es la resistencia que los discípulos presentaron para aceptar esta propuesta de Jesús. Desde las discusiones entre ellos sobre quién era el más importante (Mc 9, 33-37 par) hasta la ambición de los hijos de Zebedeo por los primeros puestos en el Reino (Mc 10, 35-41 par), con las severas advertencias que les hizo Jesús contra toda pretensión de parecerse a los “jefes de las naciones y a los grandes que imponen su autoridad” (Mc 10, 42-45 par). Y es sabido que, en estas resistencias al proyecto de Jesús contra la mentalidad del poder en los planes de Dios, destacó Pedro. Desde el momento en que Jesús le llamó “¡Satanás!” (Mt 16, 23 par), pasando por la resistencia a que Jesús hiciera el oficio de esclavo al lavarle los pies (Jn 13, 6-9), hasta las negaciones del mismo Pedro en la pasión. Lo que allí se planteó no fue la actitud de un cobarde, sino la reacción de un decepcionado ante el mesianismo de la ejemplaridad en el fracaso, cosa que ni a Pedro ni a los otros apóstoles les entraba en su cabeza.

El movimiento original de Jesús fue “un fenómeno de comportamiento social desviado”[5]. Un movimiento que encontró en la comunidad que él reunió el sustitutivo del Templo con sus dignidades y poderes. Hasta llegar a aceptar la función más baja que una sociedad puede adjudicar: la de delincuente ejecutado[6]. De forma que, a partir de semejante comportamiento, fue como Jesús entendió, vivió y ejerció una forma de autoridad que se impondría pronto sobre todos los demás poderes. Porque es una forma que no se basa en la imposición dominante de las conciencias, sino en la ejemplaridad de quien señala la conducta a seguir desde la debilidad y la pequeñez del esclavo y el subversivo, que atrae y arrastra por su bondad.

La primeras “iglesias”

Esta idea y esta forma de ejercer la autoridad ha llegado hasta nosotros (y la hemos podido conocer) gracias a los evangelios, que nos relatan cómo pensaba y cómo actuaba el Jesús terreno. Pero ocurre que, entre el Jesús terreno y el texto de los evangelios, que nosotros hoy leemos, están las cartas de Pablo. Y esto conlleva varios hechos de suma importancia.

  • 1) Las cartas de Pablo se escribieron entre los años 50 al 55/56[7], mientras que los evangelios se redactaron cerca de 30 años después, a partir del año 70.
  • 2) Pablo fue el que organizó las “asambleas del pueblo” cristiano denominándolas “iglesias” (“ekklesíai”)[8].
  • 3) Por tanto, las comunidades cristianas se organizaron como “iglesias” sin conocer —al menos en muchas de ellas— los evangelios, ya que Pablo no conoció al Jesús terreno, sino al “Resucitado” (Gal 1, 11-16; 1 Cor 9, 1; 15, 8; 2 Cor 4, 6; cf. Hech 9, 1-19; 22, 3-21; 26, 9-18). Incluso llegó a decir que el Cristo “según la carne” no le interesó nunca (2 Cor 5, 16).
  • 4) La consecuencia lógica, que esto entraña, es que la Iglesia se organizó y gestionó sus estructuras básicas sin conocer a Jesús, ya que, como bien se ha dicho, “el alcance del conocimiento pasivo de la tradición de Jesús que poseyera Pablo es, en el fondo, irrelevante para la comprensión de la teología paulina”[9]. Por eso las ideas sobre la comunidad cristiana, y sobre el modo de entender y ejercer el poder en las asambleas cristianas, son cuestiones que poco o nada pudieron influir en la Iglesia naciente, por más que este asunto fuera capital para Jesús en su vida terrena. Pablo no pudo sino elaborar sus ideas sobre el poder y su praxis del mismo, no desde el Jesús que anduvo por el mundo, sino desde Hijo de Dios resucitado y glorificado, Mesías y Señor nuestro (Rom 1, 4).

Pablo, Apóstol de Jesucristo

Desde su experiencia del Resucitado, en el camino de Damasco, Pablo tuvo una obsesión. Su vida y su tarea habían adquirido una orientación nueva, que no era solamente “la fe en Jesucristo”, sino que además de eso, él había sido constituido, directamente por Dios, “apóstol de Jesucristo”. Él sabía que hubo antes de él apóstoles en Jerusalén (1 Cor 15, 8-11; Gal 1, 17-19). Cono había quienes reclamaban para sí el título de “apóstol” (Fil 2, 25; 2 Cor 11, 5. 13; 12, 11 etc)[10]. Pero su apostolado dependía directa y únicamente de Dios. No era obra y gracia de los hombres (Gal 1, 1; cf. 1, 11). Su juez era únicamente el Señor (1 Cor 4, 3-5). Como es lógico, en tales condiciones, Pablo tenía que imponerse. Y además imponer su autoridad en las asambleas, es decir, en la Iglesia.

Y lo hizo. Pablo no sabía que Jesús había procedido de otra forma. Para Pablo el apostolado implica un mandato recibido del Señor resucitado (1 Cor 15, 8-9); su misión como apóstol de los gentiles quedó autorizada por una revelación (Gal 1, 15 s). Puesto aparte por Dios (Gal 1, 15; Rom 1, 1), Pablo se veía investido de una autoridad especial respecto a los gentiles (Rom 1, 5. 11-15; 11, 13; 15, 14-24). Lo que representaba, para Pablo, que cuando él predicaba, es como si Dios mismo hablara (1 Tes 2, 2-4. 13; 4, 15; 1 Cor 14, 37; 2 Cor 5,18-20). Hasta el extremo de quien niega el evangelio de Pablo rechaza a Dios (1 Tes 4, 8; Gal 1, 8)[11]. En definitiva, Pablo no tenía más remedio que subrayar su autoridad apostólica para legitimar su doctrina radical, en la que, como sabemos, llega a expresiones muy fuertes[12].

Así, quedaron asentadas las bases de una concepción enteramente peculiar de la autoridad en la Iglesia. Una autoridad que Dios concede directamente a los que escoge como apóstoles. Una autoridad que se identifica con la autoridad de Dios mismo. Y una autoridad que se ve como enteramente necesaria e irrenunciable para legitimar y mantener una enseñanza, la enseñanza que imparte la Iglesia. A partir de estas bases, se entiende perfectamente la evolución que no tardó en producirse. Por supuesto, en esta forma de entender y practicar la autoridad, se encuentran una serie de componentes básicos que poco o nada tienen que ver con lo que vivió y enseñó Jesús. Es más, algunos de esos componentes se ven como difícilmente conciliables con las enseñanzas del Evangelio. Pero, como ya se ha explicado, el Evangelio llegó tarde. Cuando las comunidades o “iglesias” conocieron los evangelios, las asambleas cristianas se venían gestionando, desde hacía bastantes años, por criterios diferentes a las enseñanzas de Jesús. Pero criterios perfectamente admitidos y ya asimilados como “lo que Dios quería y había dispuesto”.

En estas condiciones, los cambios que se produjeron (probablemente) durante el siglo segundo fueron decisivos.

El fondo de un proceso de perversión

No se trata aquí de estudiar la historia del proceso que, durante el s. II, hizo que el gobierno de la Iglesia se fuera concentrando en el obispo de Roma. Los datos seguros que, sobre este asunto, se conocen hasta este momento no dan para mucho[13]. Ni el Fragmento Muratoti, ni la conocida afirmación de Ireneo, obispo de Lyón, según la cual todos deben estar de acuerdo con la Iglesia de Roma, que es la que tiene “la principalidad más potente”, no ofrecen una argumentación suficiente para deducir de ahí una primacía ni jurídica, ni apostólica de la Iglesia romana. Tampoco en ella se alude a Pedro para justificar sus privilegios sobre las demás “iglesias” del mundo[14].

El mejor especialista que seguramente ha tenido, hasta ahora, la teología católica en cuanto se refiere a la historia de la eclesiología, Yves Congar, nos dejó un resumen condensado que ofrece mucha luz en este orden de cosas. Lamentándose de los abusos, que se cometían durante el papado de Pío XII, Congar escribió en su diario: “Veo cada vez con más claridad que el fondo de todo es una cuestión de eclesiología, y me doy cuenta de cuáles son las posiciones eclesiológicas que están en causa. Mi estudio de la historia de las doctrinas eclesiológicas me ayuda a ver las cosas con toda claridad. Todo parte de esto: en Mt 16, 19 los Padres han visto la institución del sacerdocio o del episcopado. Para ellos, lo que se funda en Pedro es la ecclesía, la primacía canónica del obispo de Roma. Sin embargo, la propia Roma, y esto a partir, tal vez, del siglo II, monta las cosas de otra forma. Ella ve en Mt 16, 19 su propia institución. Para ella, los poderes no pasan de Pedro a la ecclesía, sino de Pedro a la sede romana. De suerte que la ecclesía no se forma a partir de Cristo, vía Pedro, sino a partir del papa. Para la Iglesia, estar construida sobre Pedro significa, a los ojos de los papas, recibir consistencia y vida del papa, en el cual, como en la cabeza, reside la plenitudo potestatis [potestad plena]”[15].

Es claro que el mismo Congar, años después, habría matizado mejor este juicio de síntesis. En lo que respecta al valor del texto de Mt 16, 19[16]. Y en cuanto afecta a la inexplicable concentración de todo el poder de la Iglesia en un solo hombre, el papa, limitando —o incluso anulando en no pocas cosas— el poder de los laicos, de los sacerdotes y sobre todo del colegio episcopal, sirviéndose de argumentos teológicamente inexistentes, como se hizo en el Vaticano II, cosa que ya he quedado explicado en este artículo. En todo caso, Congar acierta plenamente en su juicio cuando afirma que la teología (de la Curia Romana) defiende que los poderes que el papado se atribuye y, de facto, ejerce en todo cuanto le conviene, provienen directamente de Dios, como es el caso de la llamada “potestad de jurisdicción” a la que el c. 129 le concede “origen divino”. Es uno de tantos casos en los que “lo jurídico” se ve elevado a la categoría de “lo teológico”. Sin otro argumento plausible que (sin decirlo) eso es lo que interesa al sistema romano.

Una institución —como es el caso de la Iglesia— que es débil en su capacidad de presionar por la fuerza de los jueces y la policía, suele echar mano de la fuerza de las amenazas divinas, elevando la impresión de los castigos a la dignidad social de la persona, y a la paz de la conciencia en la intimidad del sujeto, al que se le hace sentir como “pecado” lo que en realidad es el natural “sentimiento de culpa” que nace con cada bebé como mecanismo de defensa, según explican los psicólogos.

Una historia de falsedades

Entre las más importantes, y las que más han condicionado el creciente proceso de concentración del poder de la Iglesia en el poder papal, cabe enumerar, sin duda, la suplantación de la “auctoritas” por la “potestas”[17]. El papa Gelasio (492-496) asignaba la “autoridad” al papa, mientras que lo propio del emperador era la “potestad”. La “autoridad” evoca una fuente carismática de legitimidad, en tanto que la “potestad” indica un poder sustancialmente ejecutivo. Tal era la idea de ambos conceptos en la Alta Edad Media[18]. Con el paso de los tiempos, la potestas, que además se ha calificado como sacra, se ha concentrado en el papa, de modo que, sólo en el c. III de LG, se aplica al “poder jerárquico” 15 veces. Es evidente el desplazamiento del poder religioso a formas de poder político. Y no parece que sea un mero uso semántico. Es decir, la teología católica ha permitido y legitimado exactamente lo que Jesús había prohibido severamente en el Evangelio (Mc 10, 42-45 par).

Otro dato decisivo a tener en cuenta es el hecho de las Falsas Decretales, que se suelen datar hacia el año 850, y se supone que tienen su origen en Isidoro Mercator. Se trata de 313 documentos falsos en los que se atribuye a la autoridad de los papas del tiempo de los mártires el origen de las estructuras eclesiásticas del s. IX. Así, no sólo se arruinó el conocimiento histórico del ejercicio de la autoridad en la Iglesia. Además de eso, se acreditó la idea de que todas las determinaciones de la vida de la Iglesia habían brotado del papado como de su fuente. Y por si fuera poco, se impuso una concepción del papado meramente jurídica[19]. De esta manera, en la Iglesia se instaló el criterio teológico de que toda su vida depende de la cabeza que es la Iglesia romana[20]. Así se preparó el camino para que el papa Juan VIII (872-882) fomentase la convicción según la cual la cristiandad tenía que vivir sometida, no sólo al gobierno papal, sino además al de los príncipes cristianos[21]. El terreno teológico estaba perfectamente preparado para que Gregorio VII pusiera en marcha (S. XI) la reforma decisiva que concentró todo el poder de la Iglesia en el papa. Y así se pervirtió, hasta el día de hoy, la teología y la práctica de la autoridad en la Iglesia.

Conclusiones

  • 1. Jesús no pensó en esta Iglesia que tenemos. Ni tenemos trazas de que pretendiera organizar una institución estructurada sobre la base de la sumisión a un hombre, el papa.
  • 2. Jesús vio como la peor tentación, para el movimiento de seguidores que él puso en marcha, la pretensión de que alguno de sus seguidores quisiera situarse el primero, justificando semejante conducta en que así se mantendría la unidad.
  • 3. Es una ley del comportamiento social que un colectivo, que quiere perpetuarse en la historia, necesita alguna forma de institucionalización. Esto supone la existencia de una autoridad central que coordine al conjunto. Desde este punto de vista, es razonable la existencia del papado.
  • 4. Ningún papa tiene poder para actuar en contra del Evangelio.
  • 5. La autoridad en la Iglesia no es de naturaleza jurídica o política. Urge en la Iglesia acabar con este desplazamiento de estructuras mundanas que han adulterado el significado y la importancia del “seguimiento” de Jesús como principio determinante de la vida cristiana.
  • 6. Jesús no escogió, para el apostolado, sólo a Pedro. Jesús escogió a Doce, que la Iglesia no ha visto nunca la necesidad de perpetuarlos. Se buscó un sustituto para Judas, pero después, cuando fueron muriendo los demás, nadie pensó en elegir sucesores. En todo caso, la “sucesión episcopal”, como puesta en práctica de la “sucesión apostólica”, pertenece a la fe de la Iglesia. Y es al Colegio Episcopal en su conjunto al que corresponde coordinar la diversidad de ministerios y tareas que realiza la Iglesia. La “cabeza”, que coordina al Colegio Episcopal, desde el s. III, es el obispo de Roma.
  • 7. Es urgente que la Iglesia modifique su teología, de forma que en ella pueda encajar y ponerse en práctica la totalidad de los Derechos Humanos.

Publicado en ÉXODO, nº 118, Abril 2013


[1] P. Costa, Iurisdictio. Semantica del potere politico nella pubblicistica medievale (1100-1433), Università di Firenze, Milano 1969, 284; D. Quaglioni, Politica e Diritto nel Trecento italiano, Biblioteca 11, Firenze 1983, 20; E. Cortese, Il Diritto nella Storia Medievale, II, Il Cigno Galileo Galilei, Roma, 1999, 433.

[3] W. Mundle: DTNT III, 385-393.

[4] G. Schneider: DENT II, 1864.

[5] W. Schottroff – W. Stegemann, Der Gott der kleinen Leute, Keiser, München, 1979, 94-120; G. Theissen, Sociología del Movimiento de Jesús, Sígueme, Salamanca, 2005, 29.

[6] G. Theissen, Sociología del Movimiento de Jesús, 53.

[7] F. Vouga, “Cronología paulina”, en D. Marguerat (ed.), Introducción al Nuevo Testamento, Desclée, Bilbao, 2008, 136.

[8] A. Hilhorst, “Termes chrétiens issus du vocabulaire de la démocratie athénienne”: Filología Neotestamentaria I/1 (1988) 29.

[9] Jürgen Becker, Pablo. El Apóstol de los paganos, Sígueme, Salamanca, 2007, 148.

[10] J. Becker, O. c., 104-105.

[11] M. Y. Macdonald, Las comunidades paulinas, Sígueme, Salamanca, 1994, 78-79.

[12] Ch. Rowland, Christian Origins: An Account of the Setting and Character of the most Important Messianic Sect of Judaism, London 1985, 227-228; cf. M. Y. Macdonald, o. c., 79, n. 6.

[13] Un buen resumen en Juan A. Estrada, Para comprender cómo surgió la Iglesia, Verbo Divino, Estella, 1999, 213-235.

[14] J. A. Estrada, o. c., 233.

[15] Y. Congar, Diario de un teólogo (1946-1956), Trotta, Madrid, 2004, 404.

[16] Este dicho puede derivar de Jesús. Pero tal perspectiva tiene cada día menos defensores. Y los mejores estudiosos ven aquí un texto redaccional. Cf. U. Luz, El evangelio según san Mateo, II, Sígueme, Salamanca, 2006, 598, con abundante y selecta bibliografía en pgs. 591-593.

[17] PL 59, 42-43; 108-109. Y. Congar, L’Eglise de saint Augustin à l’époque moderne, Cerf, Paris, 1970, 31-32.

[18] A. Magdelain, “Auctoritas rerrum”: Rev. Intern. Des droits de l’Antiquité 5 (1950) Mélanges De Vischer =, 128 ss. W. Ullmann, The Growth of Papal Gouvernement…, London 1955, 20-23.

[19] Y. Congar, L’Eglie de saint Augustin à l’époque moderne, 62-63. Con selecta bibliografía.

[20] Y. Congar, L’ecclésiologie du Haut Moyen-Age, Cerf, Paris 1968, 230.

[21] J. Rupp, L’idée de Chretienté dans la pensée pontificale des origines à Innocence III (Tesis. Pont. Univ. Gregoriana) P. 1939, 35-52.

99 comentarios

  • Santiago

    Roman,   siguiendo el interesante diálogo con Juanel…me apunto a lo que dices de que “es la verdad, vivida en el seno de la comunidad Eclesial, la que ilumina el Magisterio”…puesto que esta verdad que se identifica con el mismo Cristo antecede a toda enseñanza cristiana posterior….Por eso, hemos hablado de la definición de Nicea como si Ossio de Córdoba hubiera sido forzado por Constantino a encontrar una formula “mágica” para formular el misterio de Cristo…Sin embargo, esta verdad precedió al Concilio y a Ossio…Existió desde que Cristo se definió a si mismo como Hijo de Dios, e igual (en naturaleza) al Padre….Esta definición estaba ya contenida como verdad apostólica en vida de Cristo, y si no era completamente comprendida entonces, era VIVIDA por los Apóstoles que vieron a Cristo resucitando muertos, curando leprosos….y ellos tambien tocaron fisicamente el cuerpo del Cristo Resucitado…Por supuesto, que desde Arrio se quiere negar esta verdad fundamental del cristianismo…y hoy mas que nunca se quiere empezar por ahi, ya que ésta es la verdadera “piedra de choque” y el “escándalo del mundo, principalmente del contemporáneo..Porque si Cristo no es sino una “adopción” de Dios, subordinándose al Padre, si el Hijo no tiene la misma naturaleza que el Padre…entonces es vano el cristianismo, como decía Pablo…Pierde toda su trascendencia y toda su relevancia…para caer en una de las tantas “explicaciones” existencialistas que pululan por ahí..De ahí el empeño del anti-cristianismo de negar esta verdad que fundamenta todas las otras verdades…
    Por otro lado el misterio de la razón y de la fe queda en pie desde la Encarnación…Podemos deducir e intuir que es posible conocer coherentemente la verdad con nuestra mente, una verdad que tienen un gran peso histórico…pero la fe ES – como dicen- un salto “libre” donde existe la interacción del don de Dios con nuestro intelecto y nuestra voluntad…Podemos no querer creer…podemos escoger no creer…pero tambien podemos aceptar la fe como algo válido…como algo posible…. que se abre camino… y que puede iluminar toda la existencia humana con un conocimiento mucho mejor que el de la simple razón, capaz de vencer todas nuestras resistencias….Aquí está la pregunta de como se puede “evangelizar” de nuevo al mundo que ha perdido el “deseo de creer”…por los motivos que sean…Sin embargo, los discípulos de Cristo lo hicieron…en un marcado paganismo existencial y mítico….en medio de grandes persecuciones…y con numerosos actos de martirio por la fe…de hecho atrajeron a la fe en Cristo aquel mundo de entonces…¿No nos dice ésto algo…? 
    Por eso, tambien suscribo a Juanel cuando escribe: “lo que tenemos que probar los que tenemos fe y seguimos el Magisterio de la Iglesia es que la alternativa propuesta por ella es plausible históricamente”….Pero el cristianismo, desde el punto de vista de la crítica histórica, tiene la mayor probabilidad de probarse a si mismo como genuinamente auténtico…y que, en realidad, proclama una verdad que existió y que ha sido abrazada por millones como válida…pero nada mas que eso…Porque si hubiéramos vivido en el siglo I y hubiéramos estado presente en la resurreccion de Lázaro…tambien entonces pudimos creer….o no creer…Porque hoy, como ayer, podemos rechazar la “evidencia”…y querer “no creer”…Cristo mismo -en boca del evangelio de Lucas- advierte en la parábola del rico epulón: “si no oyen a Moisés y a los profetas, ni aunque resucite uno de entre los muertos, CREERAN” (Lc16,30)
    Yo estoy pues, con vosotros, en el derecho a la libertad religiosa…cada cual es libre para escoger el sistema de vida y de fe que le parezca mejor…En el caso del cristianismo es necesario pues una decisión bien informada y correctamente estudiada….puesto que éste se basa en una persona histórica que formuló un mensaje importante y trascendente para todos….que es para todos los tiempos…Es por eso el empeño de los anti-cristianos de destruir esta base…que existió y existe en la historia…porque si se reduce Cristo y su mensaje a un mito vago, a una superchería, a una falsedad, a una mentira…la trascendencia y su importancia como algo “asequible” a nosotros y a nuestra vida, desaparece…Por eso, Pablo habla siempre de “lo recibido”, que es el legado fundamental que la Iglesia, como Pueblo de Dios, ha guardado y transmitido hasta hoy.
    Muchas gracias por vuestras aportaciones y vuestro interés
    abrazos    de Santiago Hernández    

  • roman diaz ayala

    Juanel,
    intervengo en tu discurso, porque veo en tu último comentario que reflejas más dudas que aclaraciones al respecto.
    Siguiendo por estos derroteros ( me refiero a nuestras últimas intervenciones) para muchos es lo más parecido a un PASTICHE, porque puede parecer a quienes no tienen esas preocupaciones que nos da la fe, que de independiente no tiene nada
    yquelo que estamos buscando es reconciliar nuestro discurso con la enseñanza tradicional de la Iglesia.
    …..pero todo eso se mueve en la línea del pensamiento…
    Yo hace mucho tiempo que le di la vuelta del revés al Magisterio de la Iglesia, como se hace con un calcetín. No es el Magisterio que me informa de la verdad, sino que es la verdad, vivida en el seno de la comunidad Eclesial, la que ilumina el Magisterio.
    La causa de fondo: Jesús habita en medio de su Pueblo.
    La estructura no da la vida, no es la Causa Mediadora, sino que existe un único mediador entre Dios y los seres humanos. Jesús.
    Este matiz, es el que Santiago no explica de manera, que se vea libre del lastre de una mentalidad que busca una continuidad histórica sin interrpuciones para legitimarse. Porque siempre tropezara con la limitación de que los seres hunanos, y también los hombres y mujeres de Iglesia, obran con total autonomía en la verdad y el error, en los aciertos y desaciertos, en el bien y en el mal. Siempre y en todo moment podemos decir que otras Iglesia es posible ( Si nos referimos a las estructuras creadas por los seres humanos, con sus mentalidades y sus intereses)
    Pero hay otros problemas de fondo, pero en Atrio todavía nadie ha entrado en esos ámbitos.
    esperemos.
    roman

  • Juanel

     
    Santiago, yo CREO también en lo que tu dices acerca del origen en Cristo de la autoridad y poder de la Iglesia, por que he tomado la decisión ya hace años de seguir su Magisterio sobre todo en temas tan fundamentales. Sin embargo, probarlo es algo muy distinto como veo que estás empeñado en hacerlo. Tras los abundantes trabajos de exégesis y crítica histórica es imposible probar nada. Lo que tenemos no es una única posibilidad verdadera como se pensaba hace no tantos años, sino un conjunto amplio de posibilidades históricas algunas con mayor probabilidad que otras. Por mucho que intentes demostrar documentalmente una única verdad histórica, los versados en crítica histórica te la refutarán. ¿Sabes que pienso? Que es mejor así, cuando hay una única verdad ésta se impone sin dejar opciones a la libertad de las personas, y la condición para la fe es la libertad de elección. Tenemos que poder elegir y no simplemente someternos a una verdad que se impone. Lo que tenemos que probar los que tenemos fe y seguimos el Magisterio de la Iglesia es que la alternativa propuesta por ella es plausible históricamente. Con esto nos basta. Si tenemos la probabilidad suficiente de que ocurriesen los hechos históricos tal como la Iglesia dice, esto nos basta para sostener la fe, y por la fe “sabemos” que son verdad. Es justo al revés, por fe llegamos a la verdad (no impuesta, no absoluta) y no por la verdad (impuesta) llegamos a la fe.
     
     
    Si el diálogo se realiza con personas cuya fe no les lleva a seguir el Magisterio de la Iglesia, entonces tenemos que ceñirnos a los hechos históricos plausibles o probables y dejar de lado lo que por la fe nos dice el Magisterio, si no queremos hacer un diálogo de sordos. El hecho histórico es que la autoridad en la Iglesia neotestamentaria ya estaba presente en ellas, por que así lo reflejan los documentos. Sin duda esa fue la organización que se dieron a sí mismas aquellas comunidades, dado que presentaban bastante variabilidad. Hay que esperar al siglo II para ver a la mayoría de las comunidades cristianas agrupadas entorno a sus obispos, aunque algunas ya lo hacían anteriormente. Por tanto la pregunta sobre el origen de la autoridad episcopal no tiene una base suficientemente clara para responder que está en Jesús. La pregunta sobre la autoridad episcopal es algo distinto a decir que las comunidades cristianas se forjaron a causa de Jesús. Sin Jesús ninguna de ellas tiene sentido histórico pero de ello no se sigue la autoridad de los obispos. Estos fueron “enviados” con poder desde la Iglesia de Jerusalén a las comunidades que se formaban en las ciudades del Imperio. Tenían por tanto la autoridad de los apóstoles. Lo que se deduce que la Iglesia en formación fue y sigue siendo eminentemente apostólica. Remontarse a Jesús pues es un salto, un salto que yo creo plausible pero que no resulta históricamente evidente.
     
    Saludos cordiales

  • roman diaz ayala

    Gracias Santiago por explicar con muchísima más claridad que la mía
    el origen de la autoridad en la Iglesia,
    Yo también veo que las dificultades actuales nacen de que nadie desea plantearse a fondo la verdadera identidad de Jesús.
    Un Jesús histórico en su dimensión más humana, sin ningún vínculo especial con lo divino, salvo aquello que nace de la aspiración del espíritu humano, es un cliché muy cómodo. Evita muchos inconvenientes a los estudiosos de las ciencias positivas.
    Pero la experiencia es otra, no cabe en esos conceptos.
    sigamos indagando
    un saludo
    roman

  • Santiago

    Muy oportunas todas vuestras intervenciones…respecto a mi ultimo comentario, en el yo no hablaba “ad personam” sino en general..sin acusar a nadie en particular, pero me refería a que “quien lee muchas de las “reconstrucciones” hechas en los últimos años sobre Jesus, lo que se ve mas bien es una foto de sus autores y de sus “propios” ideales, en vez, de poner al descubierto un ícono que se había desdibujado”  por eso dice Schnackenburg que sin el “enraizamiento de Jesus en Dios, Su persona resulta vaga, irreal e inexplicable” (La Persona de Cristo reflejada en los 4 Evangelios, pag. 353-354)..Es básico considerar a Jesus en comunión con el Padre, verdadero centro de su personalidad…
    Con respecto a la autoridad en la Iglesia concuerdo con Román que hay que matizar….o sea, ¿cual es su origen?….y ¿cual es su alcance?…La verdadera autoridad de la Iglesia se encuentra en el mismo Cristo..pero esta autoridad se refiere fundamentalmente a las verdades que el mismo Jesus quiso revelarnos para nuestra salvación..por eso lo de “atar y desatar” no solamente se aplica a Pedro y a sus sucesores…sino tambien al Colegio de los Apostoles y a sus sucesores…ya que la mision de la Iglesia va a comenzar despues de la muerte de Jesus y durará hasta el final de los tiempos…y es en orden a nuestra salvacion….por eso incluye la proclamación de la verdad del mensaje, junto con el bautismo, el perdon de los pecados, la Eucaristía etc….hasta donde alcanza “lo sacramental”
    Porque si esta autoridad y poder espiritual no proviene de Cristo, entonces ¿de donde proviene?..Otra cosa, es que el clero quiera ejercer OTRA clase de autoridad sobre los fieles…en otras materias que no tienen que ver nada ni con la Revelacion….ni con la salvación escatológica….Entonces la Iglesia no tiene potestad suficiente, ni autoridad, para dirimir “otras” cuestiones que no pertenecen a la Revelación de Cristo…Pero si en verdad cae bajo el “mandato” de Cristo, entonces la Iglesia desde el siglo I esta ejerciendo propiamente su funcion de “enseñar” a todas las GENTES…el mejor camino hacia el Padre…el mas seguro…que es a traves de Cristo, reflejo e ícono perfecto de la misma naturaleza que el Padre..que esta igualmente contenido en el Hijo…Por eso el Vaticano II resumió esta enseñanza de esta manera:
    “CRISTO, MEDIADOR ÚNICO, estableció y mantiene continuamente a su Iglesia…en este mundo como una trabazón visible, por la cual comunica a todos la verdad y la gracia. PERO la sociedad dotada de órganos jerárquicos y el Cuerpo Místico de Cristo,(o sea) la sociedad VISIBLE y la comunidad ESPIRITUAL, la Iglesia terrestre y la Iglesia de bienes celestiales, NO han de considerarse como dos cosas DISTINTAS, porque forman una realidad COMPLEJA, constituída por un ELEMENTO HUMANO y OTRO DIVINO.
    ESTA es la única Iglesia de Cristo…la que nuestro Salvador entregó a Pedro despues de su Resurrección para que la APACENTARA (Io. 21,17), confiándole a el y los demás apóstoles su difusión y gobierno (Mat. 28, 18 ss), y la eligió para siempre como “columna y fundamento de la verdad” (1 Tim, 3,15)
    ESTA IGLESIA, consituida y ordenada en este mundo como sociedad,  permanece en la Iglesia Católica, gobernada por el sucesor de Pedro y por los obispos en comunión con el, aunque se encuentren fuera de ella muchos elementos de santificación y de verdad que, como dones propios de la Iglesia de Cristo, impulsan hacia la unidad  católica” (LUMEN GENTIUM, La Iglesia visible y espiritual a un tiempo, Capítulo 8, del Concilio Vaticano II) (Los paréntesis y mayúsculas son míos)…Por tanto, el Cristo de la Iglesia es el mismo del Evangelio…no subordinado y por debajo del Padre, sino que es igual y de su misma naturaleza….en una sola voluntad….que es igual a la del Padre…y al de su Espíritu Paráclito…
    un saludo cordial de Santiago Hernández
     

  • Juanel

     
    Para ver el significado de Leviatán aparte del que yo tenía como ser mitológico, monstruo marino asociado a Satanás, o también en el Génesis como la serpiente del Paraíso tentadora de Eva, tuve que recurrir a Wikipedia y entre otras muchas cosas aparece el Leviathán de Thomas Hobbes. No lo recordaba después de tantos años que han pasado desde que lo leí y estudié. Sin duda te refieres a él pues es el primer tratado en el que se describe el paso entre el derecho natural y divino de la estructura del Estado al contrato social. Si no cualificas X Gundín, como sede del demonio Levitán-Roma tal como dices y sólo te refieres a su estructura, pues como comprenderás sólo puedo estar de acuerdo, sin duda la estructura jerárquica y piramidal por derecho divino de la IC es insostenible, incongruente con el Evangelio y tiene que acabarse.
     
     
    Otra cosa bien distinta es la autoridad de los obispos en comunión con el papa. Esta surge desde el inicio de la Iglesia apostólica, desde el tiempo neotestamentario inmediato a Jesús y llega sin interrupción a nuestros días. Estoy convencido de que esa autoridad es buena y necesaria para preservar la fidelidad al mensaje de Jesús, su tipología entre muchas posibles, con una sola interpretación de las Escrituras completas y coherentes, para resolver en situaciones de conflictos, etc. El problema no es la presencia en la Iglesia de esa autoridad, sino el cómo se ejerce, las estructuras de gobierno y su control, la economía, financiación y propiedades, los mecanismos de elección de los cargos o funciones…. En todo esto, la Iglesia y su historia se han alejado de un modo tan brutal y escandaloso del sentido evangélico, que impide su transmisión con un mínimo de credibilidad necesaria.
     
     
    Román, no has dicho que los derechos humanos, la libertad de conciencia y la dignidad de las personas son respetados en la Iglesia… ¿verdad? Si es así, perdona pero abre bien los ojos, porque confundes lo que dice la Iglesia con lo que hace, incluso en lo que dice con demasiada frecuencia lo olvida, contradice y opone.
     
    Saludos cordiales

  • roman diaz ayala

     
    Otra cuestión que debe ser despejada previamente, para no crrear más confusión.
    En toda organización o institución humana, hay persona revestidas de autoridad. y ésta siempre es entendida como un poder cohercitivo. Quien manda, recibe autoridad, está investido, para ejercer dominio.
    La autoridad que no s revelada por la fe, desde los tiempos pre-cristianos, y que se hace evidente en la Persona de Jesús, es una autoridad de naturaleza distinta, que puede ser entendida tan sólo en su aspecto moral, un poder testimonial de la verdad. Vine por tanto desde una connotación de “autoría”, ( Dios como Autor supremo de todas las cosas)
    La autoridad en la Iglesia ( la Ecccesía) siempre es la administración de los bienes espirituales otorgados por Dios, recibidos y vividos en los creyentes.
    Otra cuestión a dilucidar. La autonomía de las personas. Todo ser humano es autónomo en el ejercicio de su libertad de actuación y de conciencia. Aquí radica la dignidad humana y podemos hablar de los derechos humanos.
    Todo esto está garantizado en la Iglesia de Dios, por cuanto todos/as servimos a un único Señor, Jesús, y a un sólo Dios y Padre (figura protectora), Padre de Nuestro Señor Jesucristo.
    La humanidad toda, de todos los tiempos y de todas las partes, avanza libremente en la elección de su destino final, individual y escatológico.
    Dios no ha roto con esta vocación humana, sino que en Jesús ha abierto un libre camino de acceso a Su Padre.
     
    roman

  • X. Gundín

    Juanel, verás:
    Es cierto, el Leviathan puede estar en cualquier parte. Por eso tambien puede estar -de hecho está-en Roma.
    Yo no lo he calificado -ni de mal ni de bien- solo he dicho que es una función social. Una foma de liderar…Pretendía diseccionarlo, no calificarlo.
    El calificativo que cada uno le de, dependerá de donde cada uno esté.
    El calificativo que la historia le de dependerá de sus resultados, especialmente de si es ganador o perdedor.
    Lo que si parece fuera de discusión es que el Leviathan Roma
    * está algo fuera del tiempo en que vivimos, y
    *si no es parece, incongruente con el Evangelio.

  • Juanel

     
    Vamos a ver Román si logro explicarme con lo que dije sobre la apropiación de Dios por parte de la Iglesia. Lo primero es aclarar que la teología paulina no me parece una teología “añadida” sino plenamente neotestamentaria fiel a Jesús, (aunque expresada desde la formación helenística y judía de Pablo, al igual que hacen teología los autores de los sinópticos según su formación y criterio), por que así lo dictaminó la Iglesia al incluir sus escritos en el canon, que es la responsable de su mensaje y transmisión.
     
     
    Pablo habla en sus escritos con una fuerza arrolladora. Está convencido de que Cristo vive en él, el Espíritu de Cristo lo inunda y por ello cuando habla no lo hace de la sabiduría humana sino de la sabiduría de Dios (por ejemplo 1Co, 2-). Amonesta, prescribe normas, dictamina con autoridad y seguridad total, y también anima e invita en todo momento y de modo infatigable a vivir “en” Cristo a todos como él lo hace. Bien todo esto está muy bien siempre y cuando sea el Espíritu Santo “de verdad” el que está animando y fortaleciendo. Difícil comprobación. Lo que no es de recibo es que cualquier bautizado, ordenado al sacerdocio u obispado incluyendo la sede pontificia se crea con el derecho y la autoridad de Pablo, es decir, que piense que el sacramento lo ha autorizado y capacitado ya no a hablar con sabiduría humana sino divina, tal como hizo Pablo. Es a esto a lo que me refería cuando dije que “se igualan a Cristo-Dios apoyándose en la Teología Paulina”, apropiándose de Dios y lo que es peor en algunos, de forma exclusiva y excluyente.
     
    Saludos cordiales

  • ana rodrigo

    Juanel, no he entrado a matizar tu comentario precisamente porque habría mucho que decir y éste no es el hilo. Intentaste racionalizar alguna cosa, pero en otras sigues con lo conocido. Por otra parte, yo soy muy respetuosa con las creencias de cada cual
     
    A Santiago solamente decirle que que yo no he hablado de falsificar la historia de Jesús, sino de que quienes escribieron sobre él lo hicieron mediatizados según expuse ayer, y que, por consiguiente, habrá que leer los textos con ese filtro y con rigor científico, no sólo desde la fe, de lo contrario las interpretaciones sí pueden llegar a ser falsificaciones de lo que sí se quiso decir.

  • Juanel

     
    Supongo Ana Rodrigo que mis respuestas a tus preguntas al menos no te desagradaron del todo, pues si hubiese ocurrido no te habrías retenido en decirme cuatro cosas. Ciertamente estas cuestiones no son de este hilo, así que estoy de acuerdo en que lo dejemos para otra ocasión.
     
     
    Siento disentir con Francisco Asensi pues me cae muy bien, me gusta lo que escribe hacia la sencillez y la esperanza con tanta ternura. Pero en esta ocasión le tengo que decir que a estas alturas NO podemos prescindir de la historia de la Iglesia para ir sólo a sus fuentes. Es aquello de que si no prestamos atención a la historia estamos condenados a repetirla o algo así. Y es que cuando se dirigen las conciencias de las gentes desde los más grandes y poderosos hasta los más humildes de los siervos la tentación del control, dominio y poder, es demasiado fuerte. Además no podemos prescindir de las cuestiones y problemas, filosóficos, metafísicos, morales, doctrinales…. que se plantearon a lo largo de la historia y cómo se resolvieron, puesto que si siguen aún pendientes no podemos tratar de solucionarlos de la misma manera. No podemos ir a la sola Escritura, a los escritos del NT, prescindiendo de toda la exégesis realizada, puesto que a cada paso de lectura volverán a plantearse las mismas cuestiones de interpretación. La aparente sencillez de los escritos neotestamentarios no es tal en absoluto y lo sabes.
     
     
    No está el Leviathán sólo en la curia vaticana, X Gundín, sino en cualquier estructura social, en los colectivos humanos y hasta en los individuos. Y es que el mal nos sale al paso con mayor frecuencia de lo que quisiéramos. Sin embargo, no por ello se nos impone el derrotismo y la claudicación de nuestros intereses y esperanzas. El problema es, en mi opinión, que los tiempos del absolutismo han pasado, que las dictaduras y tiranías tan frecuentes en el s.XX no tienen ningún fundamento ni argumento para sostenerse, sólo la razón de la fuerza y éste no es el caso de la estructura vaticana. Para sostenerla tienen que fundamentarla, y en esto la Teología tiene una labor urgente que realizar para romper los apegos y los miedos que la sostienen. El pueblo de la IC tiene que saber que las estructuras vaticanas y de poder de la IC no son la forma adecuada a su mensaje y credibilidad, y que otra Iglesia mejor es posible. El problema es que muchos lo queremos ya y ahora, lo cual con los signos de los tiempos en los que estamos no lo veo probable, pero…. Hay que esperar, por que estoy convencido que con el tiempo habrá una reforma profunda. Lo que se hace insostenible no puede durar demasiado.
     
     
    El problema del poder en la IC, en mi opinión Santiago, no son los tres primeros siglos sino que comienza cuando el emperador Constantino mete mano en ella convocando concilios e interviniendo en ellos con su autoridad imperial. Poco poder podía la Iglesia tener antes de esto cuando los cristianos no eran ni siquiera tolerados sino muchas veces perseguidos, encarcelados, torturados, asesinados… El contrate con el Islam es enorme pues durante los cuatro primero califas se forja el Imperio Árabe en el que la religión es la Ley. No tengo ninguna duda de que la autoridad en la Iglesia estaba plenamente asentada antes de que el emperador interviniese. Es más creo que fue precisamente la organización jerarquizada de la Iglesia entorno a sus obispos en comunión con el papa, lo que hizo aprovecharse de ella a Constantino con el fin de unificar su Imperio que presentaba ya signos claros de fragmentación. Tanto es así que su intención al convocar el concilio de Nicea, el primero de la Iglesia, fue tratar de cortar la corriente arriana que la dividía.
     
     
    Por tanto la estructura de poder en la IC es distinto a la propia Iglesia, es algo importado a ella desde el Imperio Romano y mantenido en su historia, de muy difícil coherencia con su misión evangelizadora.
     
    Saludos cordiales

  • roman diaz ayala

    Estado de la cuestión:
    Se constata una autoridad papal en los tiempos actuales que ha todos parece excesiva. El actual papa Francisco está determinado a reformar la Curia, lo cual interpretamos todos como una iniciativa que tiene por objeto rectificar el actual estado de cosas.
    La monarquía pontificia obedece a  una herencia histórica, que se ha perpetuado más de los debido por dos motivos principales.
    En primer lugar el auge de la monarquía pontificia culminó por la Doctrina del Vaticano I, en defensa de los “bienes espirituales” de la Iglesia frente al Modernismo. era por tanto unasunto de mentalidad, perdida la posesión de los Estados Pontif.icios, que quería instalarse doctrinalmente en la Iglesia
    El vaticano II, intentó rectificar el rumbo 3doctrinalmente·, mediante una “Teología del Mundo”, para abrazar las realidades terrenas, pero existieron serias resistencias de la Curia Romana.
    Se unió a ello la ofensiva Neo-con de la actual civilización europea occidental de las dos partes del Atlántico, que incidió de forma muy particular en todas las confesiones cristianas. Podemos hablar de un movimiento de Restauración a partir de Juan Pablo II hasta ahora.
    Asismismo, la forma de enfrentarnos a este problema de la Autoridad en la Iglesia en la persona del Papa está sujeta a una gran presión, porque existen dos líneas muy diferenciadas de posturas.
    El autor hace tesis diferenciando el Mensaje de Jesús, el Jesús histórico, con lo que vino después en una labor colectiva enteramente humana. Existe, por tanto una ruptura entre el Mensaje y la Doctrina y la historia posterior, que la sitúa en Saulo de Tarso ( San Pablo)
    Otros comentaristas ven esa ruptura en la primera comunidad Cristiana, situando los Evangelios como mínimo 60 años después de la muerte por ejecución de Jesús en Jerusalén
    Se habla por tanto de Reino ( mensaje de Jesús) versus Iglesia                   ( invención de los discípulos y construcción histórica posterior)
    Otra línea  afirma que lo mismo es del todo imposible, porque la Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cargado de muchos testigos, los mismos que acompañaron a Jesús en vida y testifican habaer estado con él, hablado y comido con él, después de su vuelta a la vida de forma gloriosa. Jesús se despidió de ellos de forma solemne
    ¿Estamos ane un gran fraude de la historia? ¿La Iglesia fue fundada por un n+umero de más de cien personas quienes sufrían el mismo tipo de alucinación, y convencimiento interior ‘?
    ¿Son ciertas las interpretaciones teológicas/ de naturaleza científica – historicista, de quienes sostienen esta línea?
    román

  • Santiago

    Sin embargo, los documentos de la historia dicen todo lo contrario….El cristianismo tal y como lo presenta la Iglesia no es sujeto de invención…Cristo fue un personaje histórico…nació, vivió y murió en Palestina, colonia romana entonces….Su ejecución fue pública, sus sermones públicos, su vida pública y sus milagros a la vista del pueblo…El “movimiento” intencional de Cristo desde el principio de su predicación fue rodearse de 12 discípulos a los que, a pesar de su ignorancia, los fue instruyendo en su pensamiento y doctrina….pues segun El, ellos sería sus “testigos” hasta los ultimos confines del mundo…y que permanecería con ellos “hasta el final de los tiempos”…No solamente eso, aparece claro que Cristo quiso que Su presencia continuara en la tierra despues de su muerte…pues antes de morir quiso dejar “el memorial” de su Pasión cumpliendo la promesa de la Eucaristía y mandando que se esta se celebrase en la comunidad de los discipulos…No solamente esto, sino que dio a sus discipulos mas cercanos el mandato de “enseñar” a todas las gentes, bautizándolas, perdonando sus pecados, expulsando demonios, predicando su mensaje etc. etc….y diciendoles que permanecería con ellos siempre…Si a esto no se llama promover, instituir, fundar,  y organizar un movimiento o sistema, que es lo que llamamos Iglesia, y que el Concilio Vaticano II le llamó Pueblo de Dios entonces ¿Como debemos llamar a “eso” que llamamos los católicos Iglesia? Poco importa como se le llame, lo importante que su “comienzo” estuvo en Cristo, residió en EL. Y tampoco  importa que la enseñanza de Cristo fuera puesta por escrito años despues de la catequesis oral…Poco importa cuando esta cristología es pública, es del dominio de todos…Los que conocieron a Cristo en su vida mortal, amigos y enemigos, dan su mano al siglo II..No se puede inventar mucho mientras viven los testigos…Ademas estos testigos ya sabemos que no dejaron de practicar el mandato de Cristo…y de celebrar la Eucaristía, perdonar los pecados, ungir a los enfermos, expulsar demonios…Los datos que tenemos de todo esto son bastante prolijos….no solamente en el N. Testamento, sino en otros documentos antiguos como la Didajé, los escritos de los padres apostólicos empezando por Papías, obispo de Hierápolis…Los testigos fueron adamantes en defender y morieron todos por defender la doctrina…Sus tumbas testifican su martirio…las podemos visitar hoy en día…
    Por eso jamás el cristianismo pudo inventarse…Ninguno de estos testigos ignorantes, como eran entonces, tenía la capacidad de adjudicarse ningun poder extraordinario, ni individualmente ni en conjunto, menos el de perdonar pecados, máxime cuando los judíos sabían que esto pertenecía solamente a Dios…sin embargo consta que la en la Iglesia antigua se perdonaban los pecados….Jamas Simon -(Pedro, Cephas)- podría ejercer una primacía evangélica si Cristo mismo no lo hubiera escogido a el mismo como cabeza de los doce…y junto con ellos ejercerlo como en un colegio, en conjunto, y seguir predicando sin detenerse hasta su martirio….TODO está presente en el siglo I…Cristo no iba a actuar aislado…Su Revelación hubiera estado incompleta…si  esta no se hubiera transmitido a su Iglesia…como “memorial perpetuo” de su venida a este mundo terrestre….Sin esta trasmisión, su mensaje iba a esfumarse muy pronto…despues de su muerte
    No es un argumento válido negar la historia de la tradición cristiana…Los enemigos de Cristo del siglo II no lo negaron…sino que argumentaron en contra de la persona de Cristo..y usaban los Evangelios para combatir los argumentos….pues NO podían negar la historia del cristianismo del siglo I…Y asi MARCION (138-139) usa las cartas de Pablo y el evangelio de Lucas y no niega la apostolicidad de los libros neotestamentarios pero niega la autoridad de los libros del Antiguo Testamento.
    Por eso, la verdad de la Iglesia, o sea del “movimiento” que inició Cristo con su núcleo inicial de 12 personas, permanece todavía en el siglo XXI, a pesar de todos los intentos para hacerla desaparecer…Esta verdad, sostenida por el mismo Cristo, su iniciador, no va a ser destruida jamas…pues la esencia del mensaje salvador, mesiánico y sacramental de Cristo tiene caracter universal y permanente..por tanto es una verdad eterna..que no desaparecerá
    un saludo cordial   de Santiago Hernández.   

  • X. Gundín

    El retrato del  papa que Castillo pinta siguiendo los cánones del CIC es el de un Leviathan (http://es.wikipedia.org/wiki/Leviathan) tal cual lo bosquejó Hobbes.
     
    Si miramos el asunto con ojos simplemente humanos -como son los nuestros- podemos establecer:
     
    1ª.- El Leviathan no es un capicho sino una función social. Una determinada forma de liderar una sociedad.
    2ª.-De esa forma de liderar emerge un individuo formalmente plenipotenciario. Su poder absoluto sobre todo y todos es indiscutible, pero…la experiencia nos dice que el grupo que lo rodea para ayudarlo, aunque tambien está formalmente sometido a su poder, procura controlarlo y, en caso de apuro, intenta sustituirlo.
    El Leviathan tiene todo el poder de decisión final. Pero en el proceso de toma de decisiones habrá muchos pasos antes del final. Los individuos a cargo de esos pasos son formalmente ayudantes del Leviathan y nombrados por él. Pero eso no les quita la conciencia e intereses que como propios puedan tener y representar. Esa conciencia e intereses propios pueden entrar en colisión con lo representado y mandado por el Leviathan. Entonces…..
    ¿Cómo se sustituye a un individuo que tiene todo el poder dentro de una sociedad que niega la pluralidad social y la posibilidad del conflicto interno?. Pues…normalmente… de forma expeditiva.
    En una tiranía estabilizada la masa de súbditos raramente representa un peligro para la integridad del Leviathan (otra cosa puede ser si se desestabiliza). Su peligro está en la elite cercana.
     
    4ª.- La mayoría de la elite cercana -y esto da caracter al conjunto- suele ser más convervadora de lo establecido (ideas, doctrinas, organización, etc..) que el mismo Leviathan. Parece raro que este pueda contar mucho con aquella para cambiar algo (¿habría cambiado algo Juan XXIII solo con la curia, sin el CVII?. Suponiendo que Bergoglio quiera cambiar algo -cosa que yo ignoro- ¿está ahí la función dese grupo extra de cardenales?).
     
    Lo anterior lo digo en mi ignorancia de lo que, con quien y como, va a hacer el E.S.
     
    5ª.- Es muy dificil que de propia iniciativa cambie algo en una organización leviathanica como la IC.

  • francisco asensi

    Vaya por delante mi admiración por José María Castillo, a quien leo y sigo con admiración.
    Sin entrar en disputas teológicas (recuerdo aquí la definición que, con sorna, daba Borges de la Teología: “la rama más excelsa de la ciencia-ficción”), expongo mis puntos de vista:
    1.- Jesús no estudió Teología ni compartió las doctrinas teológicas de los Sumos Sacerdotes de su tiempo. Sus enseñanzas y mensaje  están a años luz de las excrecencias teológicas que han surgido con el tiempo al margen de su Evangelio, o suplantándolo. 
    2.- Su mensaje fue formulado para que la gente, el  pueblo, lo viviese; no para que fuese diseccionado en las universidades. Es tan sencillo que no necesita de intermediarios ni interpretaciones. Los limpios de corazón lo compreenden a la primera, como los niños.
    3.- Jesús no fundó  Iglesia alguna; si, acaso, un “movimiento”: quien quiera que me siga.
     4.- Pedro se sorprendería de eso qué se llama”ministerio petrino“;  y de todo esa burocracia y parafernalia que, a su costa, se ha mantado en el Vaticano.
    5.- Creía que Erasmo ya había dejado claro para qué servía la Teología (al menos alguna clase de Teología).
    6.- Pienso que hay que volver al Evangelio; y leerlo simple y sencillamente (como fue enseñado), sin necesidad de elucubraciones.
    7.- Otra cuestión será qué hacer con esa institución eclesiástica que nos hemos encontrado. ¿Es fiel al Evangelio? ¿Tiene hoy alguna utilidad? ¿Qué cosas son servibles y cuáles sobran?
    Et sic de coeteris

  • ana rodrigo

    Respecto al origen y evolución de cómo estos hombres se han ido quedando con todo el poder en la tierra y en los cielos (es decir hablando en nombre de Dios), hay que cuestionar un montón de cosas.
     
    1- Los escritos del NT fueron hechos por unos hombres 60 o 70 o 90 años después de morir Jesús. Pablo, el primero en escribir de lo que conservamos, ni siquiera conoció al Jesús hombre.
    2- Como estos señores no tenían ni grabadora ni videos, sus escritos están mediatizados por sus circunstancias personales, religiosas y sociales.
    3- Las circunstancias que los condicionaron fueron varias: Una, que escriben desde el convencimiento de la resurrección; dos, que veían en Jesús, sus milagros y su resurrección el cumplimiento de las promesas de Dios a Israel y que Jesús era el Mesías esperado; Y tres, que al ser todos varones escribieron desde una religión y una sociedad patriarcal, androcéntrica y machista.
    4- A partir de aquí toman la batuta de la interpretación ortodoxa de las escrituras, grupos de hombres que desde esa autoridad que se autoadjudican, interpretan literalmente ciertos textos del NT, según les interese, y retuercen a gusto y placer aquellos textos que no les conviene reconocer lo que dicen. Y todo lo que han dicho varones investidos como los únicos que tienen la verdad, lo sacralizan y convierten en Santa Tradición, intocable y dogmática, aunque sean auténticas tonterías.
    5- Como varones varones varones, fueron marginando a las mujeres de todo tipo de intervención en todos los ámbitos de decisión, interpretación y colaboración que no sea apagar las velas y limpiar los templos.

    ¿Diríamos que a esto se le puede llamar autoridad moral de la Iglesia? Pues que baje Dios y lo vea.

     

  • ana rodrigo

    Vamos al tema de la autoridad de la Iglesia, mejor dicho de la autoridad de un grupo de hombre con poder auto atribuido.
     
    En primer lugar tenemos que diferenciar cuando la palabra autoridad se refiere al poder de dar órdenes, tomar decisiones unilateralmente o mandar sobre lo que otros tienen que hacer.
     
    Y el otro tipo de autoridad como la referida a Jesús  cuando hablaba, tenía autoridad moral.
     
    Pienso que los jerarcas hacen uso de autoridad en el primer sentido, con poder y poder absoluto, con el añadido de hacerlo como intérpretes de lo que Dios quiere…ufff. ¡qué fuerte!

  • ana rodrigo

    Querido Juanel, gracias por entrar en mis preguntas. Como ya dije, éste no es el hilo, y espero tener la oportunidad de seguir este debate en otro momento. Pienso que tenemos muchas creencias encapsuladas y ofreciendo resistencias infinitas para salir a respirar otros aires más libres y racionales.

  • Juanel

     
    Ana Rodrigo, si me permites me gustaría responder a las preguntas que planteas porque van al meollo de la cuestión.
     
     
    Sobre la pregunta 1ª mi respuesta es que para mí el objetivo final de la humanidad es el Reino de Dios, identificado en mi opinión exactamente con la Plenitud Humana que incluye a “todos” sin exclusiones de ninguna clase o condición. En consecuencia es indiferente que se vaya explícitamente a través de Cristo o no, basta asumir la dirección correcta desde cualquier religión, ideología, principios, valores…. Ahora bien, si es correcta la identificación entre el Reino de Dios anunciado por Jesús con la Plenitud Humana, que significa la “salvación del ser humano”, entonces esta salvación converge en Jesús, vengas de donde vengas.
     
     
    Sobre la 2ª pregunta mi respuesta es que Jesús libera de la esclavitud del mal mediante el perdón y la reconciliación que es ofrecido según él por el mismo Dios a través de él. Recuerda aquello de “para que veáis que el Hijo del Hombre (título enigmático donde los haya) tiene poder en la Tierra para perdonar el pecado yo te digo levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”. Jesús envió a sus discípulos con su mismo poder de perdonar el pecado y de ellos a su Iglesia. Este poder no es mágico o espiritual, sino que lo que hace Jesús, y sus discípulos después, es abrinos los ojos de que el mal no tiene la última palabra, de que no podemos ir por la vida cargados de culpas por el mal hecho en el pasado. ¡Liberémonos de esa carga con el perdón de unos con otros, porque tampoco Dios lo tiene en cuenta! El perdón y la reconciliación mutua es la clave para la liberación del mal, porque le quitamos su poder y el daño que hace al paralizarnos, al sentirnos que no somos dignos ni servimos para nada ni nadie, siempre fallamos. Como siempre la Iglesia se reserva ese poder en exclusiva, pero cuando se trata de tomar posesión de un poder sea cual sea excluyendo a los demás, inmediatamente surge en mi la sospecha de fraude. Lo que en mi opinión es la misión de la Iglesia es promocionar en el mundo por activa y por pasiva el perdón y la reconciliación mutua, para liberarlo de sus esclavitudes. Es que la reconciliación entre todos los seres humanos es en mi opinión condición necesaria para la Plenitud. La Iglesia tiene que ser levadura y sal para todos, no podemos dejar desvirtuarla.
     
     
    Sobre la 3ª pregunta mi respuesta no es inmediata como las dos anteriores. Reconozco que tengo graves dificultades para acomodar lo que dice la IC sobre el particular y mis conocimientos sobre neurociencia. Jesús dice que sobre aquel que le ama, sigue sus enseñanzas y las cumple, algo así como “bajaremos a él y haremos morada en él” Me pregunto ¿cómo es esto posible? ¿cómo es posible que pueda tener en mí si cumplo las condiciones, a Jesús morando en mí, o peor aún la Trinidad, Dios mismo al completo? Siempre Jesús logra romperme los esquemas y andar muchas millas por delante. Mi dificultad es enorme pues estoy convencido de que todas las funciones cerebrales superiores, tanto racionales como emocionales incluidas la conciencia y el yo, son producto de la organización neuronal y sináptica del cerebro humano. No hay para mí un hombrecillo en el cerebro que dirige, ni un yo, ni un espíritu encargado de las labores mentales. De nada me sirven las explicaciones metafísicas, antropológicas, teológicas ……que la IC usa como explicación, hace ya muchos años que han perdido para mí un fundamento sostenible. Por tanto es una cuestión que tiene que esperar la respuesta. Investigo a base del amor. Yo amo a mi mujer con la que llevo felizmente casado más de 40 años, forma parte de mi vida como yo formo parte de la de ella. ¿Es a esto a lo que se refiere Jesús cuando dice que morará en mí? No lo sé, pues la dificultad es que a mi mujer la tengo a mi lado la puedo abrazar, besar entre otras cosas, pero ¿a Jesús? No me extraña que tu Ana apuntes a un presencia subjetiva, imaginativa… pero no es esto lo que voy buscando. Tengo que esperar.
     
    Saludos cordiales

  • roman diaz ayala

    Juanel,
    permíteme que haga alguna observación a tu comentario último.
    Ves la autoridad papal, llamémoslo primacía, al menos para la Iglesia Latina de Occidente, que debe ser entendida siendo el primero entre hermanos. Bien
    La sucesión apostólica es un hecho histórico, indiscutible. Bien.
    Se puede discutir sobre los mecanismos o las formas de la sucesión, tanto con espíritu  investigador o doctrinal ( por aquello de la Tradición). Bien
    La autoridad actual emana de los apóstoles, quienes actuaron como testigos, y tal testimonio  se trasmite. Bien
    No podemos ceñirnos sólo a la Escritura como norma absoluta de fe.Bien
    Existe también una interpretación que se perpetúa por la Tradición como fuente de fe. Bien.
    La Ecclesía tiene el privilegio de celebrar el Misterio de la fe, es la Comunidad de la fe, El Depósito siempre es actualizado. Bien.
    El Espíritu nos provee de Pastores ( y maestros/maestras) y no siempre son cargos institucionales, ministerios que a veces no son reconocidos por la oficialidad, pero sí por el Pueblo de Dios ( La Comunidad de fe)
    Dices que la Iglesia se apropia de Dios ( y eso no te parece bien), Creo que quieres decir que hace gestos de suplantar a Dios. Es posible, y sucede siempre que confundimos autoridad con dominio/poder
    Pero el concepto de CRISTO-DIOS es de elaboración paulina, teología añadida. Aquí, te debes explicar, porque no lo veo ni en la tradición de la Iglesia, ni en mis lecturas de los textos paulinos.
    roman
     

  • Juanel

     
    Hablando de la autoridad papal yo no la pongo en duda, la tiene en la IC, la tiene como primacía, el primero entre los hermanos. La tradición e historia de la sucesión apostólica para mí es un hecho, que además de resultar suficientemente documentado aunque no probado, me parece significativamente lógica y coherente. Otra cosa es el poder absoluto del papa desde el medioevo para acá y su jurisdicción, que creo insostenible. La autoridad del papa no proviene de un origen divino sino de los apóstoles como sucesor de Pedro, el primero entre ellos, no de Jesús. Son los apóstoles quienes tienen la misión de ser “testigos” fieles al mensaje de Jesús desde su inicio. Por tanto tienen la autoridad suficiente para determinar que es coherente o no lo es con ese mensaje a lo largo de toda la historia de la Iglesia. No basta la sola Escritura, la que fue canonizada por la IC a partir del s.IV entre muchos otros escritos referidos a Jesús desde entonces apócrifos, sino que es necesaria también la interpretación de esas escrituras que dependen de la decisión de la propia Iglesia al canonizarlas, interpretaciones que se ajusten al mensaje de Jesús de la que son portadores y no otras posibles.
     
     
    Lo que no tengo nada claro y me parece improcedente es la apropiación de Dios que hace la Iglesia. El propio maestro Jesús no se apropió de la voluntad de Dios, al contrario la obedecía, “que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Se basan en un subterfugio para hacerlo, cuando hablan dicen que no hablan de lo suyo sino que lo hacen de lo recibido. Y esto que han recibido proviene de Jesucristo que es Dios según la fe, y por tanto sus palabras son Palabra de Dios. ¡Sorprendente! Se igualan a sí mismos a Cristo-Dios, apoyándose en la teología paulina. De guardar con fidelidad el mensaje de Jesús se da una salto cuasi-infinito hasta Dios, y lo creen coherente. Pero ¡qué idea de Dios tienen tan ramplona que se acomoda mágicamente a lo que les sale de su boca poéticamente “inspirada”!
     
     
    Saludos cordiales

  • ana rodrigo

    Querido Santiago, aunque no me mencionas, deduzco que tu último comentario es respuesta a las preguntas que te formulé. Gracias por tu respuesta, desde tu fe, claro. Yo pondría muchas objeciones, pero no es el hilo propio para este tipo de debate.
    Un saludo cordial.

  • Santiago

    EL PROBLEMA del ser humano es, como reflexionaba Agustin de Hipona, que en realidad hemos llegado a ser  una verdadera interrogación para nosotros mismos…Como dice la filosofía, mi ser no puede ser su propio objeto de conocimiento..El sujeto debe ser mas que el objeto…Por eso no podemos ser completamente objetivos..no podemos “objetivizar” nuestro ser totalmente No podemos conocer nuestros espíritu totalmente…NECESITAMOS algo o alquien trascendente que ilumine este conocimiento…desde fuera…para poder realizarnos completa y totalmente…para satisfacer todas nuestras aspiraciones y deseos…para aprehender al final nuestra felicidad.
    Por otro lado, la entrada del mal en el mundo, frustró -digamos- el plan de Dios….Ahora no había ya ninguna “sinergia” con el Creador…sino mas bien “oposición” a nuestra original vocación que es encontrar y posesionarnos del bien supremo…Esta continuada “oposición” a nuestro destino primario es lo que nos mantiene afirmados en nuestro egoísmo personal actualmente…al centrarnos en nosotros mismos..y dificultar nuestra relación con nosotros y con los demas….Cristo, pues, al encarnarse y asumir nuestra humanidad, restauró para siempre la brecha que el mal produjo….y este amor permite nuestra participación en su misma vida trascendente, es el puente por el que podemos llegar a la otra orilla sin ahogarnos….Por tanto, la Revelación de Cristo es doble, porque nació en el tiempo y le conocimos visiblemente externamente aqui en la tierra como el Hijo de Dios encarnado,……y al mismo tiempo este mismo Cristo trascendente nos llama a todos desde dentro….No importa si se es  consciente o inconsciente de esta llamada reveladora….Este amor del Padre, que está contenido perfectamente e igualmente en Cristo, nos llama a un encuentro personal….de la misma manera que se mostró en el Evangelio, a aquel ciego de nacimiento diciendole: ¿Crees tu en el Hijo del Hombre” — ¿Quien eres, Señor para que crea en el ? Y Jesus respondió: “soy yo, el mismo que está hablando contigo”….La trascendencia del Hijo encarnado es atemporal….La liberación del mal consiste en que mediante esta asunción y esta restauracion de la naturaleza humana hundida por el mal, somos capaces de rechazar el vicio, el crimen, la mentira, la calumnia, la maledicencia, la traición y tantos “males” como existen en la miseria de este mundo, que parece se ha convertido en un incendio de odio..Conscientes o inconscientementes estamos siguiendo el camino trazado por Cristo cuando enderezamos nuestra  vida y rechazamos el mal que se nos presenta cada día como un “plato apetecible”…Bienaventurados pues son los que pueden encontrar esa Revelación completa del Hijo del Hombre..bienaventurados los que pudieron hallarle en ese encuentro personal….y por supuesto bienaventurados los que lo siguen,cuando hacen el bien…sin saber que lo han encontrado….Pero el que ve en el secreto de los corazones es el único que puede juzgar….Por lo pronto, los que intentamos -al menos- encontrarle de alguna manera…en la búsqueda de la verdad no estamos lejos de ese camino interno que nos conduce al Padre, al unico amor verdadero, que proviene de Dios    un saludo cordial de Santiago Hernández

  • pepe blanco

    Después de excederme participando el fin de semana, me toca descansar unos días. Pero veo el comentario que ha colgado Óscar Varela y necesito intervenir.
     
    Te has pasao, Oscar Varela. Después de comparar a Francisco con el Jesús de Dostoievski, has agotado todos los elogios. Ya sólo os falta por decir que, en realidad, Francisco no es Bergoglio, sino el mismísimo Jesús que ha vuelto para juzgar a vivos y muertos.
     
    A lo mejor es mucho más sencillo que todo eso. A lo mejor, tienen razón quienes dentro del vaticano supuestamente lo critican. Tal vez también ellos hayan visto lo que, por otra parte, parece bastante evidente: que el mensaje de Francisco es simple y antiguo.

  • oscar varela

    Hola!

    La DEMAGOGIA si bien no es una “Forma de Gobierno”, es un “Modo”.
     
    Un amigo argentino pero belga formado con Houtart, Comblin, Hoorneart, etc.
    me escribe mandando esto:
    ………………….
     
    ¿Francisco es un papa demagogo?
     
    Según el diario Página 12 del 16/6/2013, el periodista italiano Vittorio Messori , considerado especialista en vaticanología, se habría hecho eco de críticas que surgen en el Vaticano en contra del papa Francisco.
     
    Al papa lo tildan de demagogo.
     
    Todavía no usaron la palabra populismo; pero no tardará.
     
    Le reprochan palabras simplistas, imprudentes, indignas de alguien que debería tomar en cuenta lo complejo que son muchas cuestiones.
     
    A un amigo mío que vive en Barrio Norte y se sorprendía por la euforia papista que se manifestó en los primeros días de la asunción de Francisco, le hice notar que si se confirmaba el perfil de Francisco, esta euforia no tardaría en mutarse en desconfianza o en hostilidad.
     
    Los chismes de Vittorio Messori son quizás un primer indicio de esta mutación. Y no sería nada raro si estas nacientes murmuraciones se transformaran en resistencias u hostilidades.
     
    En los evangelios, se nota muy bien como la predicación de Jesús le valió resistencia hipócrita que pasó luego a oposición abierta y a violencia. Y Jesús nos advierte que el servidor no está por encima de su maestro.
     
    Los que lanzan reproches raras veces  develarán sus motivos verdaderos; siempre lo harán a partir de consideraciones formales, de sentido común, de experiencia, de prudencia…
     
    ¿No será que estas críticas a Francisco preanuncian lo que tan bien nos contó Dostoievski en “Los hermanos Karamazov”? :
     
    Jesús vuelve sobre la tierra, luego de 15 siglos, en Sevilla. No se da a conocer, pero las masas lo adivinan.
     
    Y está el Gran Inquisidor, sumamente inteligente, que lo descubre y le ordena:
    – “calláte… no tienes el derecho de añadir nada a lo que dijiste en otros tiempos… ¿por qué viniste a molestarnos?
     
    Porque, ciertamente, molestas…
     
    Y si molestas, mañana serás quemado…
     
    Hemos trabajado durante 15 siglos para hacer que los hombres sean felices…
     
    ¿Por qué ahora vienes a molestarnos?  Nosotros hemos tomado la espada de César, y te hemos abandonado para seguirle a él…
     
    Al final del relato, el Gran Inquisidor abre la puerta y empuja a Jesús:
     
    ¡Vete, vete y no vuelvas más, jamás..!
    …………………
    Hasta acá lo mandado por mi amigo
    ¿Qué más, no?

  • roman diaz ayala

    No quisiera entorpecer mucho más la marcha de este diálogo tan abierto especialmente porque  h. cadarso apunta a lo más inquietante, ¿a donde nos conduce todo esto? y porque Ana Rodrigo espera unas respuestas, que no son tan a vuelapluma como parecería
    Sólo quiero aclarar que el concepto de soberanía  fué arrebatado por la política,en los albores de la civilización  al dominio o el ámbito de las divinidades, cuando el ser humano empezó a comprenderse como la medida de todas las cosas.
    modernamente tenemos otro concepto de soberanía. Pero permítaseme hacer un uso instrumental de los términos
    Los beneficios de la Redención de Cristo en todos los creyentes, no es una sobrevaloración que yo haga ( jamás podríamos alcanzar tanta gloria por nuestro propio esfuerzo). Es lo que Dios ha dispuesto para todos nosotros/as en Jesús.
    Jesús lo ofrece gratis para todo aquel/aquella que confíe en él
     
    roman
     
     

  • ana rodrigo

    Ayer entré en el blog de Pikaza a ver qué decía de las declaraciones del obispo de Córdoba sobre el sacerdocio femenino, y la sorpresa me la encontré en los comentaristas que entran en este blog.
    Copio dos ejemplos:

    Comentario por Patricio 16.06.13 | 23:31
    Las mujeres no pueden actuar en representación de Cristo esposo de la Iglesia, que quiso encarnarse como varón. La masculinidad es una categoría cristológica pertinente.

       Comentario por Salvador 16.06.13 | 13:31
    Siniestras coincidencias encuentro entre el discurso de aquellos que defienden a las “miembras” dentro del sacerdocio de la IC y el discurso feminazi y progresista. La misma retórica, el mismo lenguaje y hasta los mismos ejemplos. A mí no me cabe que el Enemigo está detrás de la progresía: ¿estará detrás del feminazismo supuestamente católico, al igual que lo está detrás del protestantismo?

     
    Con este ganao, ¿alguien piensa que el pobre Francisco va a poder mover muchas fichas? Claro que no toda la feligresía es tan “bestia” como estos dos, pero el 95% de quienes van a misa y asisten a todas las alharacas papales, son poco flexibles a cambios sustanciales.

  • ana rodrigo

    Querido Santiago, dices: “La liberación verdadera esta en Cristo…y EL vino precisamente a liberarnos de la esclavitud del mal…que siempre estará presente entre nosotros hasta el final de los tiempos…” Sin ánimo de molestarte, me gustaría que me dijeses de forma que la sociedad racionalista actual lo entienda bien, lo siguiente:
    1-Si no es en Cristo ¿no puede haber liberación verdadera?           
    Conozco a mucha gente que no quiere saber nada de Cristo, y lucha por librarse del mal por su propia cuenta, y no es ni mejor ni peor que quienes lo hacen a través de Cristo.
     
     
    2- ¿Cuál es la forma y el modo como Cristo nos libera de la esclavitud del mal
    ¿Cristo actúa de forma exógena o es el individuo que subjetivamente se pone en ese trance de que alguien desde fuera le libera?
     
     
    3-¿De qué manera Cristo está presente entre nosotros?
    La presencia de Cristo ¿es subjetiva, es imaginaria, es una memoria histórica?
     
    No te sientas obligado a contestarme, si quieres lo haces, y si no, no te preocupes, no trato de examinarte. Es que se me han ocurrido. Y, además, me pasa lo que a Honorio, que hay cosas que me da pereza pensarlas…

  • Santiago

    La liberación verdadera esta en Cristo…y EL vino precisamente a liberarnos de la esclavitud del mal…que siempre estará presente entre nosotros hasta el final de los tiempos…Por eso Cristo vivo, en su humanidad y en la nuestra, estará siempre con nosotros….tambien hasta que este mundo “pase”…Las demas formas de filosofías tambien han de pasar…Sin embargo, la promesa de Cristo no va a morir…Esta permanece en su Iglesia…en sus discipulos que las transmitieron hasta hoy…como mensaje universal y unico de salvación..Este mensaje esta dirigido por Cristo a todos…y no a “una sola clase”…en una verdadera revolucion de amor…del amor del Padre…Las demas interpretaciones que se han hecho y se han hecho del Evangelio de Cristo son falsas…y pasaran…pero la palabra verdadera no pasará pues permanece con su Iglesia….y Francisco lo ha especificado bien….pues el no representa una “variante” de algo nuevo…sino que encarna el verdadero mensaje expresado a sus discipulos por el Resucitado…un saludo    de Santiago Hernandez

  • h.cadarso

      Me canso cuando tengo que pensar demasiado. Lo de Pepe blanco me preocupa: eso de “progresistas adolescentes” que dijo Francisco, y otras lindezas. Y la polémica en que se mete con Duato por mor de sus sintonías no confesadas con el señor ese de la Cigoña.
      Eso sí, lo de Castillo me parece una verdad como un pino, ese discurso que desmonta los poderes omnímodos de ese señor feudal que nos han instalado en Roma…Lo tiene crudo Francisco para desmontar ese tinglado que nos viene cocido y salpimentado a fuerza de siglos y milenios…
       Y ahora me suena como nuevo e inesperado que la teología de la liberación tiene una variante en la teología argentina de la liberación, o como le digan, que dicen que es la que le cae bien a Francisco Bergoglio.
      Yo no voy a decirles a ustedes, mis colegas de Atrio, que se me vuelvan Martinluteros y expongan sus tesis antipapales en las puertas de la catedral de Augsburgo o de no sé qué ciudad alemana. Estos no son tiempos para rupturas y anatemas.
      Yo no voy a decirles que se empeñen en esto o aquello hasta la cruz y el calvario, ni en pelear contra molinos de viento y rebaños de merinas trashumantes.
      Tratamos de hacer avanzar al PUEBLO DE DIOS por el desierto, sin manás y sin lluvia de perdices…Y una colectividad como es la grey de los creyentes en Jesús o la humanidad entera no se cambia así como así, de la noche a la mañana. Con paciencia y saliva, ya saben lo que le hizo el elefante a la hormiga.
      Como el agua mansa; con la misma tenacidad de las olas del mar contra las rocas, de la soga contra el brocal del pozo…Allá se las componga Pancho en sus mansiones vaticanas, y que Dios le dé mucha paciencia y tenacidad, y que nosotros apoyemos los gestos que veamos positivos en él. Y nosotros peleemos cada uno en su lugar con más paciencia que agresividad, sin empujones, mantso mantso, como decimos los vascos.

  • roman diaz ayala

    El asunto de Iglesia y Reino de Dios, tarde o temprano
    será abordado aquí en Atrio, porque está en la misma valija de la construcción teológica de Jesús histórico predicando el Reino de Dios, y unos apóstoles que le siguieron quienes supuestamente 2predicaban la Iglesia”.
    Pero quisiera en esta ocasión, para seguir con lo de la autoridad en el seno de la Iglesia,
    ¿Quién fue Santiago,? En los evangelios se nos dice que en un principio Jesús y su familia ( madre yhermanos, no se cita a José) convivían en los tiempos en que el Bautista predicaban y Jesús reclutó a sus primeros discípulos de dentro del círculo de Juan.
    Realizó un primer milagro en Caná en presencia de este primer grupo.
    A raíz del rechazo de Nazaret, o poco después,  ya sabemos que sus hermanos y hermanas le rechazaron. También sabemos que su madre, María, formaba parte del grupo de mujeres discípulas, que muchas veces le acompañaban.
    Pero en Jerusalén, Jacobo (Santiago) el hermano de Jesús es jefe indiscutible de aquella comunidad y es considerado uno de los apóstoles. Pedro, Santiago y Juan son columnas de aquella Iglesia naciente.
    Entonces el asunto de la sucesión apostólica fué más sencilla, y menos solemne de que lo que acostumbramos a considerar. (Siempre se nos olvida la función – el protagonismo – del Espíritu Santo) porqe hemos dejado hace mucho tiempo de considerar a la Iglesia como Ppueblo de Dios.
    roman

  • Juanel

     
    No olvido Román que la irrupción del Espíritu Santo que se describe escuetamente en los Hechos (2,1-4) , en el escenario de una casa en Jerusalén en la que vivían los apóstoles, acompañados de algunas mujeres, de María la madre de Jesús y de sus hermanos. Expresamente por tanto se nos dice que el Espíritu Santo no es exclusivo ni de Pedro, ni de los doce apóstoles, sino que irrumpe en “todos” los que se mantenían unidos en oración, en el conjunto de una comunidad. Estoy de acuerdo con lo que dices: “ Primera y más directa deducción: cualquier cristiano o cristiana, en posesión del Espíritu de Cristo tiene la misma autoridad del papa, o de otro cualquier obispo.” , aunque yo añadiría orando unidos en comunidad. No basta a mi modo de ver con ser cristiano como condición y menos de forma individual, ni siquiera como tu dices considerando al conjunto de cristianos de la Iglesia, sino que es preciso la comunidad orante.
     
     
    ¿Qué quieres decir con “el Espíritu de Jesús es Soberano en su Iglesia”? No sé hay algo que no me suena bien. Para mí hablar de soberanía de Dios es hablar del Reino de Dios en la que ejerce su soberanía, pero ello implica igualar Reino e Iglesia con lo que no estoy de acuerdo. Además si el Espíritu de Jesús es Soberano lo será no sólo de su Iglesia, sino del mundo y de todos.
     
     
    Tampoco me suena bien tu última frase: “el conjunto de quienes participando de la vida gloriosa de Jesús Resucitado, somos el Pueblo de los Santos de Dios, o sea, la Iglesia”. Me explico, cuando nos sobrevaloramos de esta forma tan grandilocuente del resto de los mortales, se me ponen de punta las neuronas. La función de la Iglesia no tiene por objetivo entresacar del conjunto de la humanidad a los “santos” separándolos y diferenciándolos de los demás, sino colocarse al servicio de los hombres y mujeres de cualquier edad, siendo el fermento, la levadura y la sal como decía Jesús, para hacer realidad el Reino, yendo juntos hacia la plenitud humana. Es en el Reino y en la medida que éste se vaya formando, el modo como podríamos participar de esa vida gloriosa del resucitado. Es a la humanidad en su totalidad a la que se llama la santidad, no sólo a la Iglesia. Bueno, es mi opinión por supuesto discutible.
     
     
    Saludos cordiales

  • Santiago

    En el artículo que discutimos J.M. Castillo en su afán de re-construir la tradición olvida los datos históricos y atribuye todo “a la fe de la Iglesia”.  Sin embargo, “la fe de la Iglesia” está basada en un personaje histórico como es Jesus de Nazaret, en su vida como nos la presenta el Evangelio y en los “hechos” sucedidos a lo largo de la trayectoria de la Iglesia que efectivamente es el Pueblo de Dios, tal y como lo subrayó acertadamente el Concilio Vaticano II…Pero cuando en sus conclusiones el autor Castillo dice que “cuando fueron muriendo los demas (apóstoles), nadie pensó en elegir sucesores” evidentemente ESTO no concuerda con los datos “lógicos” e “históricos” que poseemos en la tradición” y asi no solamente en los Hechos y en las Cartas de Pablo se habla de eleccion de sucesores apostólicos, sino que el historiador Eusebio habla en su historia de este hecho incontrovertible: “DESPUES del martirio de Pablo y de Pedro, el primero en ser designado Obispo de Roma fue Lino. El es el que menciona Pablo cuando escribe a Timoteo desde Roma cuando le saluda al final de su epístola. (1Tim 4:21)…Entonces, en el segundo año del reinado de Tito, reinando Lino como Obispo de Roma, despues de 12 años de ministerio, este fue pasado  a Anacleto” (EHC, capitulos 2 y 13, pag. 65 y 80)…FINALMENTE, tambien despues de 12 años, Anacleto, Obispo de Roma, fue sucedido por CLEMENTE” (EHC, capítulo 15, 80)
    CLEMENTE ROMANO nació en el año 30 de la era cristiana y fue el TERCER sucesor de Pedro entre el año 91-101, y ya en su Carta a los Corintios, en el año 96, habla Clemente de la “sucesion apostólica” o sea de la sucesión “ordenada” de obispos y diáconos que segun el descansa y proviene de
     Jesucristo mismo….y como en esta Iglesia de Corintio había entonces luchas internas entre el clero que concluyeron en la “expulsión” de varios presbíteros,  Clemente, de manera fraternal, pero autoritativamente, manda que los presbiteros vuelvan a sere restaurados en sus posiciones “pero si alguno desobedeciera lo que esta dicho por EL (Cristo) a traves de Nosotros, querríamos que ellos entendieran que ellos (los culpables) se enredarían en trangresiones no exenta de peligros” (EHC, cap 58, no 2-59, ACW 1:45).
    Por lo demas la historicidad de Clemente como sucesor de Pedro en el siglo I está basada en documentos verdaderos…y segun el anglicano J.N.D. Kelly, en su famoso “Oxford Diccionary of the Popes”, en la pagina 8, hablando de Clemente dice que lo mas probable que la casa de Clemente exista todavia en lo que es hoy la Basílica de S. Clemente en Roma, asentada encima de su       casa original” y Kelly provee varias referencias entre ellas Lowther Clarke, Bihlmayer, Eusebius, Jerome etc. etc.
    Por lo tanto, ya Clemente, Obispo de Roma, tenía conciencia de que su autoridad no era personal, sino que provenia del mismo Cristo (por supuesto tambien se la dio al Colegio de los Apostoles, junto con la cabeza y junto con el Primado de Pedro) y tambien Clemente pudo dirimir con éxito y con su autoridad apostólica un asunto disciplinar de una Iglesia que quedaba a cientos de kilometros de Roma…
    Por tanto, ningun teólogo puede desmantelar ni reconstruir la verdad histórica en la que la Iglesia basa su fe…pues la fe de la Iglesia no es vana, ni es mítica, ni fue “inventada” por los “curas” en el siglo III, mucho menos el Primado de Pedro,que, como e ve  aparece claramente en la tradicion apostolica desde el siglo I hasta Francisco   en el siglo XXI….un saludo cordial de Santiago Hernández

  • mª pilar

    ¡Gracias Gonzalo Haya!
     
    Me uno a sus deseos… quizá en algún momento empiece un camino con más luces y comience un nuevo amanecer.
     
    mª pilar

  • oscar varela

    Hola!

    Yo ando por la línea del Cumpa Gonzalo Haya.

    Gracias1 ¡Sigo todavía! – Oscar.

  • roman diaz ayala

    Podemos seguir abundando en la actual clave
    teológica de Juanel ( junto con su referecia histórica)
    “el origen de la autoridad en la Iglesia es apostólica”, lo cual no contradice el célebre lugar de Mateo, cualquiera que sea la interpretación que se quiera dar al texto o su validez.
    Es apostólica, porque nació con los apóstoles ( cronos) y es apostólica porque se hizo en el tiempo de Dios (cairós) con el Misterio Pascual.
    De esta manera y dentro del cairós de Dios, podemos decir que la Autoridad de la Iglesia nace de Cristo Resucitado y permanece en Jesús,
    pero se manifiesta en la Iglesia por la infusión del Espíritu del Resucitado en Pentecostés. El Espíritu de Jesús es Soberano en en su Iglesia.
    Primera y más directa deducción: cualquier cristiano o cristiana, en posesión del Espíritu de Cristo tiene la misma autoridad del papa, o de otro cualquier obispo. No debemos vernos individualmente (mentalidad moderna, a donde hemos llegado por la fuerza de la historia), sino como el conjunto de quienes participando de la vida gloriosa de Jesús Resucitado, somos el Pueblo de los Santos de Dios, o sea, la Iglesia.
    roman

  • Gonzalo Haya

    Creo que tendríamos que ir dejando el concepto de Iglesia, que esta muy delimitado (bautismo, creencias, preceptos), y volver a la idea del Reinado de Dios, que es mucho más amplia, y que fue lo que proclamó Jesús.

  • Juanel

     
    Se me ocurre que la reforma de la autoridad de la IC y su Magisterio puede venir desde arriba, es decir, del papa que tantas esperanzas está generando Francisco. Quizás su anunciada reforma de la curia refleje cambios en el sistema de autoridad cediendo cotas de poder, como hizo la sociedad civil hace más de dos siglos, constituyendo formas institucionales de control del ejercicio del poder con mecanismos electorales democráticos. Podría sorprendernos a todos instituyendo una democracia real participativa saltándose estos dos siglos de historia. Tiene autoridad suficiente para ello, pero mucho me temo que no va a suceder ni lo uno ni lo otro, al menos por ahora. También la reforma puede venir desde abajo, es decir, del pueblo no sólo de los fieles de la IC sino sobre todo de la sociedad civil, harta de que la jerarquía eclesiástica pretenda influir y manejar las leyes de los Estados a su antojo. Pero también en este caso mucho me temo que los signos de los tiempos no están por la labor de fondo, pues sólo hay movilizaciones por cuestiones marginales al poder de la Iglesia aunque sean tan importantes como las leyes sobre el aborto, la homosexualidad, la religión doctrinal en la enseñanza,….
     
     
    A mí me parece que no hay razones teológicas ni históricas que puedan apoyar suficientemente el poder absoluto del papa y menos el origen divino del poder. Creo que habría que insistir en que Jesús no fundó ninguna Iglesia y menos un reino o imperio al estilo de Mahoma. La autoridad de Jesús no fue transferida a nadie, ninguno de sus discípulos puede ser tomado como su sucesor con el poder y autoridad del maestro, que es exclusiva de Jesús. La Iglesia es una fundación apostólica, no de Jesús. La Iglesia no es ningún reino, ni tampoco el Reino de Dios que anuncia Jesús, y por tanto no puede tener un rey asimilado al pontífice, y menos un rey absoluto. La divinidad de Jesús de ningún modo pasa a los apóstoles ni siquiera al colegio apostólico, por tanto su autoridad no puede ser divina, sino que proviene de ser los portadores del mensaje de Jesús, el depósito de la fe. La función de Pedro de “confirmar a los hermanos” sin duda es importante y lo coloca en lugar preeminente entre los apóstoles pero de aquí al poder divino hay un abismo. Claro, está lo de Cesarea con lo de las llaves y las ataduras sobre la cual se han vertido ríos de tinta a raudales. No voy a ser yo, que no soy nadie ni tengo formación suficiente, quien lo aclare, sin embargo, en mi opinión las cosas se han salido de madre de forma exageradamente interesada. Deducir de ello que la autoridad y poder en la Iglesia provine de Dios es, en mi opinión, tomar a Dios en falso y revela una pretensión sin límite, hacerse a sí mismos Dios en la Tierra (suavizada con lo de vicario), pues ni siquiera Jesús hizo de sí mismo tal cosa. El origen de la autoridad en la Iglesia es apostólica no de Jesús y menos de Dios, cosa que me parece más que suficiente. Pablo fue autorizado y enviado a evangelizar a los gentiles por las columnas de la Iglesia, Pedro, Santiago y Juan, y por ello es admitido como apóstol sin conocer a Jesús. Muchos vendrían después de él en las mismas condiciones.
     
     
    No voy a negar que el Espíritu Santo esté asistiendo a la Iglesia a lo largo de su historia. Jesús prometió el envío del Paráclito que tomaría de lo suyo y del Padre y daría a conocer lo que aún falta. Entiendo que asiste expresamente a los apóstoles y a la Iglesia, pero atribuirse la exclusividad vuelve a parecerme una apropiación indebida de Dios. Someten la voluntad de Dios a la suya propia haciendo decir a Dios lo que a ellos se les ocurra “inspiradamente”. El Paráclito no es enviado solamente a los apóstoles y a la Iglesia sino al mundo para toda la humanidad, tal como se entiende que fue enviado Jesús al mundo, no exclusivamente para la Iglesia.
     
    Saludos cordiales

  • roman diaz ayala

    Gonzalo Haya acaba de dar con una de las claves
    “sólo un teólogo puede deconstruir la teología·
    Pero es sólo una pista, Tenemos que evitar esa pertinaz visión de una Iglesia que se construye de espaldas a Jesús. ¿No es prejuicio cultural?
    roman

  • Gonzalo Haya

    Excelente síntesis teológica e histórica de Castillo. Para mí el punto clave estaría en que la Iglesia -la primeras comunidades- se organizó sin especial atención a la vida misma de Jesús. Pikaza, en su comentario a Marcos, insiste en que Marcos quiso corregir esta desviación mediante el mensaje final del resucitado “volved a Galilea”. Creo que las comunidades cristianas debemos volver a la vida de Jesús, al programa que él se fijó de “llevar la buena noticia a los pobres… la libertad a los cautivos”. Esto es lo que me llega de Jesús, pero en realidad no me llega desde afuera, porque al leerlo reconozco que ese es el ideal que yo llevaba dentro sin saberlo. Castillo aquí nos habla desde la teología porque un teólogo es el que puede deconstruir el montaje de la teología.; pero si a nosotros nos dice algo este discurso de Castillo es porque nuestra propia conciencia ya nos lo estaba anunciando. Gracias, Pepe.

  • X. Gundín

    Las dos formas antedichas (negación o reforma) no son necesariamente excluyentes. Por si mismas pueden coexistir, e incluso apoyarse. Es posible, pero no inevitable optar por una de ellas. Lo malo puede ser que precisamente -por ser esa autoridad como es- ella te excluya, por activa o por pasiva, pero siempre inapelablemente.
     
    El poder absoluto es algo terrible.

  • X. Gundín

    Con la expresión “autoridad en la Iglesia” Castillo se refiere a la autoridad papal según CIC y no toca otras formas de autoridad que pudiese haber (con excepción de una mención a los poderes del colego episcopal).
    La lectura del detallado trabajo de Castillo sobre la autoridad papal puede producir rechazo y repugnancia a una mentalidad actual. Pero la culpa no la tiene Castillo, sino la autoridad papal según CIC
     
    De la lectura de Castillo se deduce que el problema de esta determinada autoridad en la Iglesia no está en ciertos detalles suyos, sino que consiste precisamente en su existencia, incongruente con el Evangelio.
    Castillo presenta una enmienda a la totalidad de la actual (según CIC) autoridad papal, no una corrección parcial.
     
    Se me ocurren dos formas de librarse de esa tiranía: la primera será simplemente negarla; la segunda sería intentar reformarla y traerla al buen camino.
    Son previsibles las resistencias contra la segunda fórmula, hasta el punto de que el éxito desa reforma puede ser una excepción a la regla expresada por Teresa de Ávila de que la paciencia todo lo puede.
     
    En cualquier caso: ¡haya suerte!

  • Juanel

     
    Ir por libre como si fuese la panacea de la madurez, al haber roto el “cascaron en el que estamos encapsulados”, o bien ese “darse cuenta de que la persona no está hecha para que se la soborne”, lo cual interpreto como un desligarse de cuanto dicen los “voceros de Dios”, es una opción de vida tan válida como ir por ella con sentido comunitario participando en una Iglesia, junto con los que han optado por lo mismo sean cuales sean sus motivos, razones, intereses…. Me pregunto ¿es mejor ir por libre, incluyendo o no el seguimiento a Jesús? Pues depende. Estar metido en una Iglesia puede ser por motivos fatuos, borreguiles, irracionales….. , pero también puede ser debido a una maduración progresiva, “cayendo en la cuenta” de ciertas cosas que lo impulsan, superando conflictos racionales y éticos, etc., para llegar a participar en ella como respuesta responsable y coherente.
     
     
    Puede que el seguimiento a Jesús yendo de forma libre y autónoma no sea tal seguimiento, pues lo que importa sean unos cuantos valores humanos en los que Jesús sea un mero ejemplo de un modo excelente de llevarlos a la práctica. Jesús aquí ni siquiera toma la posición de maestro pues el interesado no se toma tampoco como discípulo. Jesús entonces es tomado como un hecho histórico tal vez significativo pero que no incide en las opciones existenciales personales. Nada que objetar. Por el contrario, Jesús puede ser tomado como modelo de vida y que esa relación discípulo-maestro se dé, habiendo entonces seguimiento, pero también aquí puede ocurrir que lo que interesa de Jesús sean sólo unos cuantos escenarios que concretan una determinada tipología de Jesús, que se adapte mejor a las propias expectativas de plenitud y valores humanos. Se construye así un Jesús particular a la medida del interesado.
     
     
    Todas estas alternativas y otras varias son proposiciones que hice mías en tiempos diversos. A la larga el sostener un Jesús a mi medida me resultó insuficiente. Paso a paso superando rechazos y miedos me fui acercando al Jesús que la IC propone, y un día hace ya bastantes años retorné a ella. Esto me implicó e me implica aceptar las Escrituras, la Tradición y el Magisterio, no para claudicar de mi inteligencia emocional y racional, sino para colocarlas en función de mis elecciones personales tratando de asumirlas y racionalizarlas. A mí me parece y lo siento como apasionante el tratar de buscar todos los argumentos y subterfugios posibles, para suavizar lo que a primera vista parece incompatible entre lo que dice el Magisterio de la Iglesia (dogmas y demás) y la sensibilidad moderna o posmoderna actual, en particular respecto a la Ciencia, pero también en lo que se trata aquí de la autoridad papal y su infalibilidad en contraste con los derechos humanos individuales y colectivos. No comparto la estrategia de ahondar en las incompatibilidades precisamente para justificar la ruptura con la IC, al contrario las incompatibilidades son para mí un reto y un estímulo para calentar mis neuronas incluso yendo de listillo, para suavizarlas, disminuirlas y hasta eliminarlas cuando me sea posible y si no puedo, pues mantenerlas presentes en espera hasta que se me ocurra o lea algo que me sirva en este sentido. Es una cuestión a mi modo de ver de jerarquía de valores.
     
    Saludos cordiales

  • M.Luisa

    Hola Oscar.
     
    creo entenderte perfectamente y es normal  que conociendo tu línea de pensamiento todo el problema que aquí nos presenta Castillo   y que  en su raíz misma subyace en la directriz  dominante  de todas  las preocupaciones atrieras lo resuelvas…

    Te leo;
     
    Mi postulado es el de que cada uno no tiene más remedio que “fabricarse su vida”. Insobornablemente. Y para fabricarla tiene que darse cuenta que es “heredero” de todo lo que acá el Autor nos aporta … y muchísimas otras cosas más, e.d. las Circunstancias de su vida concreta.

    Claro, tú  partes, como pienso que  es razonable haría cualquier persona que haya vivido la experiencia  durante un periodo de tiempo bajo este régimen subversivo que denuncia Castillo. Menos mal que esta situación no tiene la última palabra y es, naturalmente,  porque   como la persona no está hecha  para que se la soborne siempre estará abierta  la posibilidad  de este darse cuenta.  aunque también es verdad que  no tod@s lo aprovechen,  viven mejor queriendo desconocer su propia realidad. En este punto no percibes  cómo la vida adquiere distintas formas de ejecutividad? praxis y praxis verdadera. Pienso que cuando Ortega se refería a ella era en el sentido de referirse  a lo pleno de cualquier acto humano,  esos actos que no son agentes sino plenamente autores  capaces de crear humanidad. Ya se ve, pues, que para ello,  sin llegar tarde  ese   darse cuenta, (más vale tarde que nunca) sí   que previamente  a ese momento  en el que el ser  es llevado  por sus respectos  se antepone, porque si no,   no habría manera  de  darnos   cuenta, se antepone, digo ,    la realidad que somos. Es en esta dinámica   de subversión   donde se ha cocido,  a mi manera de ver, todo lo que aquí   denuncia de Castillo
     
    Mi postura, pues, con respecto a este excelente artículo,  coge pie  en lo  que  expreso  en el portal de E. M. Lozano,  que para ser breve  me apoyaré  solamente a esto de  Pablo que dice incluso se muestra desinteresado  en conocer a Cristo “según la carne”  a la fuerza así tiene que  elaborar una idea sobre   Él,  por lo que   ahí se ve  la razón  de por qué filosóficamente  ha prevalecido la “explicación  metafísica” a la “descripción de los hechos”, es decir,  lo ideal sobre lo real.
     
    Si me permites, te robaré  este final  ¡Voy todavía!

  • ana rodrigo

     

    Querido Oscar, qué bien si antes-de-ayer hubieses estado en la tertulia que tuvimos en su casa Castillo, su mujer y yo misma. Precisamente, entre otras muchas cosas, estuvimos hablando de lo que tú llamas catalepsia y lo que yo llamo encapsulamiento en unas creencias que se creen porque sí, porque siempre se han creído, porque las cosas de Dios son así de inasequibles y misteriosas, sin más.
     
    Reconocimos mutuamente cómo muchos y muchas estamos queriendo romper ese cascarón en que el estamos encapsulados para adquirir autonomía racional propia, si autoridades divino-clericales que nos traten como bobos/as.
     
    El tejemaneje de los listillos hasta llegar a la conclusión de que lo escrito es palabra de Dios, o que lo que los jerarcas investidos de poder viene de Dios y ellos son sus voceros, ha conseguido la hipnotización masiva en la cristiandad.
     
    Aquí, mejor que nunca, pega muy requetebién eso tuyo de “seguimos yendo”.

  • Juanel

     
    En mi opinión el poder absoluto papal entendido como de origen divino, no proviene de una determinada teología supuestamente derivada de ciertos textos de las Escrituras, sino de los emperadores romanos investidos de autoridad divina y con culto religioso propio. Curiosamente aparece en la Iglesia claramente cuando el cristianismo se convierte en religión del Imperio con Teodosio y se fortalece tras la caída del Imperio en Occidente, s.IV, en el que el papado intenta con mayor o menor fortuna sostener el origen divino del poder del emperador investido por el papa, a partir de Carlomagno en el 800, y de los reyes cristianos. La pretensión del papado romano de ejercer la autoridad jurisdiccional de modo universal trajo consigo la ruptura con la Iglesia de Oriente dependiente del emperador romano de Bizancio, al comienzo del s.XI. El poder absoluto de origen divino de las monarquías europeas perdura hasta el final de la Edad Moderna incluidos por supuesto los Estados Pontificios. La Ilustración y la Revolución Francesa del s.XVIII, inicia el proceso de desmantelamiento del absolutismo, cambiando el origen divino del poder para situarlo en el pueblo, excepto en el Estado Vaticano y por extensión en el sistema de autoridad dentro de la Iglesia Católica. No ha habido en ella una “revolución” ni “reforma” que cambie el sistema de autoridad que ha heredado de su historia. Sin embargo, no puedo culpar a la IC de haber sido protagonista destacado a lo largo de la historia europea. La culpa se extendería a todos los que hicieron posible esa historia. Pero ahora, ¡qué lentitud y empecinamiento en sostener lo insostenible!
     
     
    La reforma tiene necesariamente que llegar y es urgente. No puede la IC quedarse aislada del mundo contemporáneo manteniendo estructuras y formas ancladas en un pasado al que la inmensa mayoría de sus jerarcas y fieles se sienten tan apegados. Creen que si las cambian destruyen la Iglesia. Confunden las estructuras y sus formas con ella. Pero la incompatibilidad de éstas con el testimonio que tiene que dar la IC es escandaloso. ¿Cómo puede el papa Francisco hablar de la opción por los pobres desde el marco y lugar donde lo hace?
     
     
    Sin embargo, la reforma que busco no es la Reforma Protestante, cargándose el papado. No me interesan una multitud de Iglesias divididas según particulares interpretaciones de las Escrituras, sino una Iglesia unida, no uniformada, pero sí unificada precisamente por la función del papado romano.
     
     
    Las estructuras y formas anquilosadas de la IC no caerán por sí solas, hay demasiado apego y miedos que vencer. Por ello la labor teológica que hace aquí José Mª Castillo sobre la autoridad papal me parece necesaria y urgente. Hay que dar con la fórmula teológica que sostenga la función papal que permita unirla al colegio apostólico y a los fieles, sin que provoque separaciones o excomuniones. Por ello me parece que no es muy buen camino fundamentar la autoridad de la IC en Pablo contraponiéndolo a la autoridad personal de Jesús histórico que J.M. Castillo trata de disolver, argumentando que Jesús carecía de esa autoridad y no sólo eso sino que se oponía a ella. Por aquí no vamos bien.
     
     
    Saludos cordiales a todos, pues sigo leyendo Atrio con atención y disfrutando, pero hace ya bastante tiempo que no participo en los diálogos, quizás por desánimo, por no querer implicarme. A ver si consigo superarlo y vuelvo al ruedo.

  • mª pilar

    ¡¡¡Excelente Oscar!!!


    Comparto completamente cuanto comentas; es un camino personal que hay que   ¡vivir-experimentar!


     
    Y tomar opciones ante la visa personal de cada cual.
     
     
    ¡Gracias amigo… y sigue yendo cada minuto!


    Un abrazo para ambos…Olgoscar.
     
    pili-mª pilar

  • roman diaz ayala

    Te sigo oscar;
    el sistema de la Iglesia de Roma, que es la que conozco, se fundamenta en una fuerte ideología, y siempre se analiza desde la ideología. Hay que estar en las claves del asunto.
    Me sucede algo parecido con los sistemasfilosóficos y las personalidades muy profundas, como recientemente con Zubiri. Se necesita llevar un cuadernillo de anotaciones para saber en cada momento qué definición le da el sistema/autor a determinadas palabras, con el uso que luego  se hace alternando el sentido.convencional con el atribuido
    Luego está la dificultad de las interpretaciones históricas, porque sólo admiten otra/otras interpretaciones, pero tú luego te quedas con la que es más afín a tu manera de ver las cosas.
    El problema sigue residiendo en que hay que dar con las claves del asunto. ( si interesa)
     
    roman

  • oscar varela

    ¡Segunda opinión!
     
    1) Leo por ahí:
     
    -“ como ya se ha explicado, el Evangelio llegó tarde”-
     
    Comento: A la “teología” que sustenta y propone el Autor en su ítem final
    (7. Es urgente que la Iglesia modifique su teología, de forma que en ella pueda encajar y ponerse en práctica la totalidad de los Derechos Humanos.)  
    ¿no le está llegando tarde una -¿cómo llamarla?-, digamos “ANTROPO-KOSMO-LOGÍA” integral?
    ………………..
     
    2) Porque, también leo:
     
    – “Es evidente que detrás de este lenguaje jurídico existe una mentalidad teológica, que es la que sustenta una forma de entender una “autoridad” y un “poder” que jurídicamente y teológicamente son un esperpento y un fantasma. Porque ni existe tal autoridad.
     
    Ni existe tal poder. A no ser que no hablemos de la Iglesia, sino de Dios.
     
    Y en ese caso, en realidad no sabemos de qué estamos hablando.
     
     
    Comento: Parece que el Autor postula-pide a la Iglesia una “teo-logía” que loguee de un teos que no se deja loguear.
    …………….
     
    3) y, para colmo, leo la razón en que se apoya:
     
    – “Porque a Dios, nadie lo ha visto jamás (Jn 1, 18).”-
     
    Comento: ¿por qué no decir de Juan lo que el Autor dice de Pablo?:
     
    – “Pablo (léase Juan) no sabía que Jesús había procedido de otra forma.”-
    …………………….
     
    Resumiendo:
     
    – Estos berenjenales teológico-eclesiásticos son válidos dentro del paradigma de “el cuento de la buena pipa”, cuya característica es un diálogo interminable entre un vivillo que se burla y un  cataléptico que no puede salir de su hipnotismo o creencia (que es lo mismo)-
     
    – El Autor postula acceder a “la forma que había procedido Jesús”.
    Esto es muy bueno. Pero hace muchos siglos que se viene pretendiendo eso. El mismo Pablo estaba convencido de eso. Y los Jerarcas eclesiásticos también.
    ¿No sería mejor entrar en la duda de que ese sea el camino correcto para salir de “el cuento de la buena pipa”?
     
    –  Mi postulado es el de que cada uno no tiene más remedio que “fabricarse su vida”. Insobornablemente. Y para fabricarla tiene que darse cuenta que es “heredero” de todo lo que acá el Autor nos aporta … y muchísimas otras cosas más, e.d. las Circunstancias de su vida concreta.
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • oscar varela

    Hola!

    Sobre este laburito del Sr. Castillo:

    ¡Primera opinión! ¡¡¡E X C E L E N T E!!!

    (en la Zamba se dice que “no hay Primera sin segunda“).

    …………..

    ¡Segunda opinión! … ¿para qué arruinar ahora-acá la ¡Primera opinión! ¿no?

    ¡Voy todavía! – Oscar.