Unas jornadas de reflexión sobre ecología y religiones celebradas en Bilbao estos días han reunido a profesores de la universidad de Deusto con representantes de hinduismo y budismo, islamismo, cristianismo, Fe Bahai, WICCA, y charrúas de Uruguay y Argentina, y poblaciones indígenas de Costa Rica. Como moderadoras han actuado una asistenta social del centro Ellacuría de acogida a emigrantes y la norteamericana Donna Fernández, profesora de Deusto.
El teólogo Joxé Arregui abundó en el déficit de conciencia ecológica que ha generado en las confesiones de signo cristiano la interpretación que se ha dado al mandato de Dios Creador en el Génesis: “Creced y multiplicaos y dominad la tierra y a todos los animales…”, aunque subrayó también los acentos líricos de los salmos en los que se descubre y canta la gloria de Dios que se manifiesta en toda la creación.
Hiteem Abdul Haleem, musulmán palestino profesor de Deusto, presentó detalles y anécdotas del respeto del profeta Mahoma hacia animales y plantas.
Naiara Sagarmínaga, de WICCA, presentó la filosofía de este grupo de origen anglosajón que intenta recuperar y actualizar los valores de las religiones precristianas politeístas, y la veneración de las mismas por los elementos naturales: la luna, el sol, las estrellas, tantos lugares sagrados, a los cuales se les otorga vida y dignidad divina. Y lamentó que la presión del cristianismo, que primero se apoyó en los símbolos, lugares y templos de las religiones anteriores para luego suplantar a los dioses por una teología y santoral de nuevo cuño, han terminado por destruir toda la veneración y respeto a la naturaleza que aquellas religiones pasadas nos inspiraban. Naiara Sagarmínaga explicó que WICCA pretende recuperar los valores de respeto y cuidado de la naturaleza que animaron a las religiones politeístas del pasado y del presente.
Desde Nepal, un maestro de espiritualidad subrayó la veneración por todos los seres que es dato esencial en el budismo y el hinduismo, y cómo la exhortación a alcanzar el nirvana conduce a los seres humanos a moderar sus deseos y necesidades, y a una forma de vida sobria y austera que cortaría de raíz el ansia de consumo y acaparamiento de riqueza que envenena a la sociedad y pone al planeta y a la humanidad en riesgo de agotamiento y de desaparición.
El politeísmo, la veneración y el cuidado de la naturaleza en la que vive el ser hujmano, figuraron como primer dogma de los representantes de las tribus charrúas y de Costa Rica.
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Un primer análisis de los mensajes recibidos en este ciclo de conferencias nos llevaría quizá a una valoración muy positiva del fenómeno religioso con relación a la ecología. Se constata que todas las religiones reconocen la presencia de dios o de dioses en la naturaleza y en el mundo que nos rodea, presencia que otorga a ese mundo un carácter sagrado y le hace acreedor a un respeto y veneración por parte de los seres humanos. La tierra, Pachamama entre los indígenas americanos, Ama Lur entre los vascos, comparte con la Luna una dignidad divina ampliamente reconocida por casi todos los pueblos…Y los montes, y los ríos, y el mar…
La vida humana, la existencia humana, se convierte en estas visiones religiosas en una relación de amor, de fraternidad, de cuidado, de respeto, de adoración hacia todo lo que existe. Habitantes la pampa uruguaya y argentina, un paisaje de llanuras, horizontal, sin apenas colinas que destaquen, los charrúas interpretan esa horizontalidad de su paisaje como una llamada a la igualdad de derechos y obligaciones de todos los seres humanos, y desconocen por completo a jefes, caciques o autoridad alguna. El paisaje les transmite ese mandato de igualdad y respeto mutuo… Señores de la pampa que fueron víctima de un genocidio en 1831, y hoy, despojados de su tierra, son “sojeros”, condenados a cultivar inmensos campos de soja para el beneficio de multinacionales de la alimentación.
La ruptura con el mundo que nos rodea, la violencia y explotación de la naturaleza, se ha producido fundamentalmente en lo que llamamos, quizá injusta y cruelmente, el mundo desarrollado; en las regiones históricamente dominadas por las religiones monoteístas.
Sería un tanto arriesgado culpar a esa interpretación monoteísta de la religión este abuso de la naturaleza, pero hay que reconocer que el ansia de poder, dinero y dominio del medio natural que se ha desarrollado especialmente entre nosotros, los países del mundo occidental, el Oriente Medio del petróleo, hasta límites de absoluta irracionalidad y locura. Y, preciso es reconocerlo, con la tolerancia y hasta complicidad de las instituciones religiosas de esos países hacia esa opresión y explotación irracional del medio natural, y su actitud de colaboración con los poderes civiles y militares.
Al mismo tiempo, el fanatismo y el orgullo que han expresado estas religiones al proclamarse poseedoras de “sola la verdad y toda la verdad”, y el consiguiente rechazo sistemático a toda expresión religiosa o agnóstica, han exacerbado y ahondado ese tratamiento cruel y suicida del medio natural.
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Una de las conclusiones de este encuentro apuntaba entre los participantes a la necesidad de sustituir en la enseñanza y en la educación el estudio de esta o aquella religión concreta por una asignatura que tenga en cuenta a todas las religiones y un análisis global del fenómeno religioso autocrítica severa de la teología en uso dentro de las confesiones cristianas.
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Comentario más personal como asistente al encuentro:
Cada vez me convenzo más de la necesidad y de lo saludable que es el diálogo interreligioso. Tuvimos un día dedicado a una oración común, cada uno a sus propios dioses o dios. Hizo su oración una saharahui, hizo su danza-oración una mujer nepalí, hizo su oración la WICCA, y la de la Fe Baha´i, hicimos nuestras oraciones los cristianos… Un pastor pretestante lanzó una pregunta muy filosofico-teológica sobre la relación de identidad-diferenciación entre Dios y el medionatural. Eramos unos 50 personas, la mayoría fieles del montón, pueblo, emigrantes y nativos…
Cuando el pueblo se pone a pensar y a definirse, es formidable. Hasta la doctora norteamericana Donna Fernández se puso al nivel del pueblo llano… A Joxé Arregui le costó un poco más bajarse de su cátedra-púlpito..
“De verdad, el diálogo interreligioso creo que es enormemente educativo y evangelizador.” Adhiero totalmente a esta formulación, realizable solamente si no esquivamos los datos. En 1831 una emboscada tendida por el Presidente Rivera mata a casi cuarenta charrúas, un golpe duro a una etnia ya vapuleada. Uruguay en ocasiones se precia vilmente de ser el país más blanco de Latinoamérica, elude la población negra y la descendencia de indígenas. Los charrúas (voz de origen gallego), por varios motivos no serían quienes más aportaron a la cultura nacional, la agresión blanca y patricia los aniquiló. Recuperar es una empresa loable, no tanto imaginar cómo habrán sido y proyectar deseos y aspiraciones del siglo XXI.
Ana Rodrigo: No es justo decir que todas las religiones se postulan como poseedoras de la verdad en exclusiva. Laa intransigencia y la intolerancia han arraigado mucho más en religiones de signo monoteísta. Habría que analizar este tema religión por religión.
Pero, a mi juicio, sí es cierto que la actitud hacia la ecología ha sido más abierta en las religiones politeístas que en las monoteístas.
Vale, hay que contar también en este debate con los ateos y agnósticos. Pero vale la pena hacer un balance correcto del contenido ecológico del patrimonio que nos han transmitido las religiones, y sobre todo, como tú apuntas, profundizar y frecuentar el diálogo entre todas las religiones.
Claro, Rodrigo Olvera, los nuevos y actuales balances sobre la herencia religiosa de la humanidad están condicionados por el pensamiento y las modas actuales. Importa intentar liberarse de todo esto, pero vale la pena profundicar en esa herencia.
No soy especialista en cultura charrúa ni en nada, he intentado reflejar lo que se dijo en el encuentro de Bilbao. A Teresa le diré que según allí se dijo ele genocidio de los charrúas de 1831 exterminó a casi todos los charrúas, pero los supervivientes han hecho un gran esfuerzo por resucitar de sus propias cenizas, como el Ave Fénix. Y siguen en su empeño de recuperar su cultura anterior, seguramente un poco a ciegas, pero creo que es justo aplaudir su empeño.
Acabo de leer un comentario que me llega desde Africa sobre la masacre que las religiones foráneas como el cristianismo y el Islam han llevado a cabo sobre las religiones o la religión africana primitiva. Lo de Africa ha sido una colonización religiosa vergonzosa, y sin embargo, la religiosidad africana sigue viva en todo el mundo.
De verdad, el diálogo interreligioso creo que es enormemente educativo y evangelizador.
Se me ocurren dos o tres cosillas.
Una, todas las religiones nacen con un sentido de sacralidad y trascendencia. Casi todas tienen como fin el bien propio y el común. Pero como esto tiene interpretaciones muy relativas, algunas religiones han sacralizado también la violencia.
Cada religión se cree poesedora de la única verdad, y de ahí a la intolerencia y a la violencia sólo hay un paso.
También habrá que establecer diálogo, no sólo entre religiones, sino con el ateismo, poseedores, a su vez, de su única verdad, tan dogmática como las creencias religiosas, con igual peligro de intolrancia y violencia que cualquier otra religión.
Por eso, creo, que la mejor religión es la convivencia pacífica entre creyentes y no creyentes, todos persiguiendo la justicia, la paz y los derechos humanos. A partir de aquí, que cada cua crea en el dios que quiera o no crea en ninguno.
El Pluralismo religioso es el despliegue humano de la espiritualidad. La ecología puede ser el punto de encuentro de las religiones; de las que ya estaban allí y de las que regresamos al Génesis: “y vió Dios que era bueno”.
Hay que tener cuidado con ciertas formas de indigenismo, que proyectan cosmovisiones de hoy como si fueran cosmovisiones tradicionales de pueblos (algunos extintos y otros aún vivos) que no se reconocerían en ellas. Algo semejante ha pasado en los últimos 5 años con los pueblos mayas. Eso de que los charrúas no reconocen ningún tipo de autoridad no se sostiene antropológicamente. Y algo similar vale la para el movimiento WICCA: sí, retoma algunas tradiciones de los pueblos precristianos, pero los aglutina en una cosmovisión contemporánea en la que la mayoría de esos pueblos no se reconocerían.
Ese es un proceso cultural válido: retomar tradiciones culturales y re-organizarlas y re-inyerpretarlas. Nada que cuestionar. Lo cuestionable es no reconocer que es una re-interpretación y presentarlo como que es rescate de lo que había. [Nota… mismo proceso en ciertos estudios e invocaciones al movimiento original del paleo-cristianismo palestinense del siglo I].
Quisiéramos no caer en meticulosidades pero la referencia a los “charrúas” es confusa. Su exterminio ocurrió en el primer tercio decimonónico, por lo tanto mal pueden ser “sojeros”. La pampa no es el paisaje de mayor predominio de la República Oriental del Uruguay, sino la penillanura, claro que ésta no funcional a la metáfora de la igualdad de derechos. Temo que en ambientes europeos, lo exótico se sobredimensiona, nada que reprochar pero al menos exijamos veracidad. Que una uruguaya se entere de tales datos de los charrúas no deja de ser insólito.