UN PASO, UN MUNDO – Salvador Santos – “Destilado” de Oscar Varela
Ante el hombre nuevo: gente y gobierno revuelven nombres viejos
Los comentarios sobre el Galileo repercutían en la política:
“Llegó a oídos del rey Herodes“.El Galileo representaba un problema político.
La actuación de los discípulos condicionó sus conclusiones.
La decapitación de Juan no bastó para ahogar sus gritos reclamando justicia.
Ante las noticias sobre el Galileo la cabeza de Herodes revolvía una sospecha inquietante:
¡Otra vez aquí el Juan aquel al que yo le corté la cabeza!
Fascículo 23 – ANTE EL HOMBRE NUEVO:
GENTE Y GOBIERNO REVUELVEN NOMBRES VIEJOS
(Mc.6, 14-16)
Bueno, sigamos con Marcos.
“Como su fama se había extendido, llegó a oídos del rey Herodes. Unos decían:
— Juan Bautista ha resucitado de la muerte y por eso las potencias actúan por su medio.
Otros, en cambio, opinaban:
— Es Elías.
Otros, por su parte, decían:
— Es un profeta comparable a los antiguos.
Pero Herodes, al oírlo, decía:
— Aquel Juan a quien yo le corté la cabeza, ese ha resucitado.” (Mc 6, 14-16).
Marcos inicia la narración afirmando directamente que los comentarios que circulaban sobre el Galileo tuvieron repercusión en las altas esferas políticas de la región: “Llegó a oídos del rey Herodes“. De nuevo encontramos el famoso verbo “escuchar“, traducido en este caso por “llegó a oídos“. En esta circunstancia la acción no implica una disposición activa de escucha. Se limita a desempeñar una función de registro. Se traduce, por tanto, definiendo el carácter estático de quien oye. Traducirlo así, encaja con la forma de escuchar a esos niveles. Ahora bien, la nota de pasividad de la escucha no debe empañar el papel principal que nuestro narrador quiere conceder al sujeto al que llegan las noticias, citado con su nombre, “Herodes” y por su cargo político: “el rey“.
De todas las veces que Marcos nombra a Herodes, sólo en esta ocasión une su nombre a su cargo, lo que representa un claro indicio de la intencionalidad de nuestro narrador.
Con su nombre, identifica al individuo Herodes Antipas, hijo menor del rey Herodes llamado el Grande, que falleció hacia el año 4 antes de nuestra era. Herodes Antipas nació aproximadamente el 22 de ese mismo período. A la muerte de su padre, heredó el gobierno de los territorios de Galilea y Perea, que estaban separados entre sí por la franja de la Decápolis. El emperador Augusto confirmó su autoridad nombrándolo tetrarca de esas regiones.
Aunque popularmente fuera conocido como “el rey Herodes“, nunca ostentó ese título. Cuando lo reivindicó ante Calígula en el año 39, salieron a la luz antiguas rencillas familiares, un hijo de un hermanastro suyo, Herodes Agripa, lo denunció por traición, y fue desterrado a Lyón. Este último, conocido oficialmente más tarde por Agripa I, consiguió de su amigo Calígula la tetrarquía de Antipas con el título de rey. En el año 41, muerto Calígula y con Claudio como emperador, éste consolidó la realeza de Agripa I, ampliando su gobierno a Samaria y Judea. De este modo, fue rey de toda Palestina desde el 41 al 44. En su último año de reinado mandó ejecutar a Santiago, uno de los hijos del Trueno (Hech 12, 1-2).
Todos esos datos sobre Herodes Antipas eran de sobra conocidos por Marcos. Con esa misma información, Mateo y Lucas escriben con rigurosidad en sus lugares paralelos: “El tetrarca Herodes“. Nuestro narrador, en cambio, tuvo otra intención cuando lo denominó indebidamente con el título de “el rey“. Nuestro narrador pretende hacer ver a sus lectores el efecto de resonancia provocado por la acción de los emisarios y la penetración de la onda acústica en la cúspide del poder político de la región. Marcos llamó impropiamente “rey” a su representante máximo, Herodes, con el propósito de presentarlo en su calidad de adversario del proyecto del Galileo.
Así vemos colocado a este personaje en medio del escenario. La justificación de este súbito comienzo la ofrece seguidamente: “como su fama se había extendido” (literalmente: “porque su nombre cobró notoriedad“).
Los hechos desarrollados por el Galileo en su actividad por la región y, de manera especial, la actuación de los discípulos desataron en la gente una avalancha de comentarios respecto a él y su discurso. Las noticias se propagaron de boca en boca hasta el punto de que llegaron a oírse en el centro neurálgico de la corte. El autor del evangelio se servirá de ese mirador para descubrir a sus lectores la manera de pensar y el modo de operar del poder político.
Antes de eso, Marcos enumera previamente los diferentes juicios emitidos por la gente acerca del Galileo. Los resume en tres pareceres.
En el primero se comenta que el espectro del Bautista actuaba tras el Galileo: “Decían: Juan, el que bautiza, ha resucitado de entre los muertos“. La fórmula introductoria, sin sujeto, “decían“, introduce la opinión más generalizada. Se alude, en este caso, al personaje identificado por su nombre (“Juan“) y por la actividad característica desarrollada por él (“el que bautiza“). Para una gran mayoría de gente Juan representó el último umbral de sus esperanzas. Por lo que habían oído del Galileo, lo consideraban asimilado a Juan de forma compleja y fantasmagórica: “se ha levantado de entre los muertos“. Este amplio colectivo no alcanzó a ver novedad alguna en su mensaje.
Sorprende el hecho, desconocido por los lectores, de la muerte de Juan el Bautista, citada aquí de forma indirecta. La única noticia conocida era la de su apresamiento al comienzo de la actividad del Galileo (Mc 1, 14).
Después de la actividad de los discípulos, resulta lógico que la gente opinara sobre el Galileo asociándolo al fogoso discurso del Bautista. La propuesta hecha por ellos llamando a la enmienda coincidía con el pregón de Juan anunciando la pronta llegada del Reino.
La merma que hicieron los discípulos del mensaje del Reino, silenciando su condición de alternativa, enmascaró la fuerza innovadora de su praxis. La creencia popular no supo interpretar que la eficaz actuación del Galileo naciera de su compromiso individual y social; atribuyó el origen de su energía transformadora a la presencia oculta y misteriosa de Juan el Bautista: “y por eso las fuerzas actúan por medio de él“.
Marcos no llega a decir que la gente identificara al Galileo con Juan. Sostiene la vaguedad en armonía con lo etéreo de esta versión de fábula.
Una segunda estimación sobre la figura del Galileo se introduce con la fórmula: “Otros, en cambio, opinaban“. Marcos registra a un diferente sector de personas (“otros“) con un distinto convencimiento (“en cambio“). El nuevo juicio emitido sobre el Galileo se dice en dos palabras: “Es Elías“. Es decir, le reconocen como el profeta que, según la tradición, tenía que volver para reestablecer el orden global antes de la llegada del régimen político definitivo: el Reinado de Dios.
Este hombre, Elías, vivió y actuó en la primera mitad del siglo IX antes de nuestra era. Procedente de un lugar cercano al desierto Arábigo (1 Re 17, 1), fue un defensor a ultranza de la religión Judía. Tan singular personaje, inconfundible por su aspecto: “Llevaba una piel ceñida con un cinto de cuero” (2 Re 1, 8), sufrió persecución y huyó al monte sagrado Horeb, llamado también Sinaí: el Monte de la Alianza (1 Re 19). Al desaparecer en el desierto, se conservó la leyenda de que un carro de fuego con caballos de fuego lo arrebató hasta el cielo (2 Re 2, 11).
El final del libro de Malaquías, al que la tradición judía considera el último de los profetas, recuperó el protagonismo de Elías aludiendo a su regreso, como abanderado de la religión auténtica, para preparar el momento culminante de la intervención de Dios en la historia humana (Mal 3, 23-24). El libro de Ben Sirá, llamado oficialmente Eclesiástico, al comentar la grandeza del profeta, reafirmó la tradición de su vuelta para reestablecer la justicia (Eclo 48, 1-12). Los letrados sostuvieron la oficialidad de esta tesis, de manera que era común la idea de que Elías aparecería de nuevo poniéndolo todo a punto ante la llegada de la etapa definitiva. Así lo creía el pueblo y lo esperaba con ansia.
La identificación del Galileo con Elías descubre indirectamente que a Juan no se le dio esa consideración de precursor del momento culminante de la liberación y, en consecuencia, difícilmente pudieron atribuirle a nuestro protagonista la condición de abanderado del Reino definitivo. Pero, sobre todo, revela la equivocación de confundir su proyecto con una propuesta religiosa que invitaba a la conversión ante la inminencia de la era soñada. Sin duda, la intervención de los discípulos deformando los planteamientos del mensaje provocó que se le asignara a nuestro protagonista el papel negado a Juan; el que según el Antiguo Testamento correspondía ejecutar a Elías.
El grupo humano con esta línea de pensamiento respecto al Galileo coincide seguramente con aquellos individuos apegados a las doctrinas institucionales, aunque inquietamente deseosos de un giro radical en la situación política que soportaban. Con este criterio respecto a nuestro protagonista, expresaban su sentir respecto a las esperanzas de cambio que les animaban. La forma breve y enérgica con que Marcos expone su idea, destacando el nombre de Elías en primer término (“¡Elías es!“), pone de manifiesto sus enormes ganas de salir de aquella desesperada situación.
Con la misma formulación que en el caso anterior (“otros, sin embargo, decían“), Marcos nos descubre otra versión acerca del Galileo circulando entre la gente. La describe con rasgos muy distintos a los utilizados con la idea precedente: “Es un profeta como uno de los antiguos” (literalmente: “Un profeta como uno de los profetas“).
La frase tiene una estructura hebrea que contrasta con la concreción usada antes (“Es Elías“). El indeterminado “un profeta” declara la percepción de un mensaje desdibujado al que de ninguna manera se le concede carácter definitivo.
Este modo de pensar captó en el mensaje del Galileo un valor independiente e incluso superior a la enseñanza oficial de los letrados. Llegó a reconocer en él la exigencia de justicia y libertad característica del discurso profético. Sin embargo, no alcanzó a distinguir su peculiaridad como alternativa, donde se colmaban de una vez por todas las esperanzas pregonadas por esos mismos profetas. La llamada de los discípulos a la conversión generó un clima que otorgó prestigio al Galileo, pero restándole lo más subversivo de su propuesta. Esta manera de comprenderle “como un profeta de los antiguos” es propia de aquellos sectores machacados que ni siquiera confían en la posibilidad de tener esperanzas.
Después de destacar las diferentes corrientes de opinión que circulaban entre los habitantes de Galilea respecto a nuestro protagonista, Marcos retoma la idea inicial: “Pero Herodes, al oírlo, decía“. La repetición del verbo “escuchar” (“al oírlo“) sirve como enlace para que el relato penetre de nuevo en la cumbre del poder político de la región. Los comentarios han llegado hasta allí. Herodes no ha hecho ningún esfuerzo por oír. Es la onda expansiva de la noticia la que se acerca a él. Desde su emplazamiento, Herodes no observa la realidad directamente ni obtiene sus propias conclusiones después de haberse detenido a analizar los hechos con objetividad y sin filtros. Lo que le alcanza son los combados reflujos de las diferentes opiniones sobre nuestro protagonista. A partir de ellas, juzga y actúa. Lo hace alejado de la realidad, por la acción de rebote de los juicios distorsionados de amplios sectores de la población.
Después de sopesar la ya de por sí desfigurada información sobre el Galileo, logra una interpretación política distinta y distante (“pero“) de la tónica general. Marcos dibuja con el imperfecto “decía” el cálculo reflexivo hecho por Herodes tras situarse en la irreal perspectiva real. La frase, expresando el soberano pensamiento acerca del Galileo, demuestra el desenfoque del punto de mira, no apostado en su cabeza, sino algo más arriba, en lo que ella realmente ampara y sustenta: la corona.
Su tono displicente sugiere el alejamiento de la realidad propio de tan alta posición: “Aquel Juan a quien yo le corté la cabeza, ese ha resucitado“. Destaca el pronombre personal de primera persona, Yo, característico de su condición y autoinculpatorio de la terrible noticia aportada por el verbo que él mismo pronuncia (“decapité” o “corté la cabeza“). El verbo informa de que el fallecimiento de Juan no se debió a causas naturales, sino que fue asesinado por orden directa suya. La fórmula “aquel Juan” define a Juan como receptor de la acción del verbo “decapitar“, lo que manifiesta que el tetrarca no reconoce a Juan por su peculiar función (“el que bautiza“) sino por el hecho de haberlo ejecutado.
Esta forma de escribir expresa el interés de Marcos por perfilar el pensamiento de Herodes. La memoria de los acontecimientos que hicieron a Juan ingrato y molesto para el poder rezuman por entre los silencios insinuados por la frase: “… Aquel Juan…a quien yo… le corté la cabeza…“.
Esta primera parte de la intervención de Herodes no manifiesta una opinión sobre Juan. Se trata de la declaración de un hecho histórico con dos protagonistas. Uno, Herodes, representante del poder legítimamente constituido, que aboga por matar para acallar la voz que reivindica justicia, El otro, Juan, que pierde su vida porque la reclama para el pueblo. Por eso Marcos llama a Herodes “rey” al comienzo de esta narración, porque quiere que sus lectores identifiquen la esencia del poder adversario del Reino.
La segunda parte de la frase de Herodes (“ése ha resucitado“) comienza aludiendo de nuevo a Juan con un tono despectivo (ése) que se observa especialmente en su contraste con el pronombre “Yo” con el que Herodes proclamó sus poderes asesinos.
La terminación de la frase con la forma verbal “ha resucitado” o “se levantó“, sin que vaya acompañada de la expresión “entre los muertos” ni se den explicaciones sobre las fuerzas misteriosas que le relacionen con el Galileo, no significa que la versión de Herodes sobre nuestro protagonista sea incompleta, sino que no da ninguna. A Herodes…, el Galileo le importaba tanto como Juan Bautista.
Herodes no ofreció su parecer. Su observación reflejaba únicamente la preocupación que le causaba
la creciente popularidad de nuestro protagonista.
Como hombre eminentemente político asentado en el poder, al tetrarca le traía sin cuidado quién fuera el Galileo. Le preocupaba, eso sí, la repercusión social y política de sus actuaciones; de manera especial, la desestabilización que pudiera acarrear en sus dominios, sabiendo, como sabía, que el imperio dominante respondía sin remilgos a cualquier vibración que afectara a su paz social aplicando de forma drástica sus temidas recetas militares.
El Galileo representaba un problema político, pero Herodes ni siquiera había atisbado su verdadera magnitud. La actuación de los discípulos condicionó sus conclusiones. Él siguió el único punto de referencia al que le llevaron los comentarios de la gente, que la decapitación de Juan no bastó para ahogar sus gritos reclamando justicia. Ante las noticias sobre el Galileo, en su cabeza daba vueltas, sin duda, una sospecha inquietante: Otra vez aquí el Juan aquel al que yo le corté la cabeza.
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APÉNDICE o EXCURSUS
Teófila empezó a contar algo acerca del Autor de la traducción del Texto de Marcos que estaban leyendo:
Una mañana de 1974, poco antes de que se publicara traducción del Nuevo Testamento, Juan Mateos salió nervioso del Instituto Oriental de Roma, donde residía. No durmió bien la noche anterior. Estaba preocupado por su visita al prepósito general de la Compañía de Jesús, a la que él pertenecía. Éste le había citado en su despacho, preocupado por las advertencias que le llegaban desde altas instancias sobre las supuestas y peligrosas desviaciones de Juan Mateos respecto a la interpretación tradicional de los textos sagrados.
La entrevista fue muy cordial. El viejo Arrupe acogió a Juan con enorme cariño. Cuando Juan le informó acerca de su trabajo y le explicó en síntesis sus investigaciones sobre el mensaje del Galileo, él se quedó impresionado. Admitió no poder seguir los razonamientos técnicos que Juan utilizaba, aunque comprendía el valor de la base científica con la que desarrollaba su inmensa tarea. Le animó a continuar hasta el final en su esfuerzo y le aconsejó ser prudente.
Juan regresó a su cuarto en el Instituto Oriental lleno de satisfacción al sentirse amparado por el máximo representante de la Compañía. Yo estuve con él aquella misma tarde.
El Nuevo Testamento se publicó sin problemas gracias a un renombrado cardenal italiano, también jesuita. Pero, pese a que el público dio una excelente acogida a la traducción, a niveles institucionales fue recibida con frialdad. Años más tarde, después de salir la edición de 1987, la reacción oficial fue muy negativa. La oposición se centró en algunas notas explicativas. Se instó a Juan a retirarlas y, naturalmente, no lo hizo. De modo que se declaró un discreto boicot sobre esta traducción del Nuevo Testamento.
La nota explicativa al pie que no gustó fue la referida a Mateo 16, 18 donde se lee: “Ahora te digo yo: Tú eres Piedra y sobre esa roca voy a edificar mi comunidad...”
En la nota que aparece bajo el texto haciendo referencia a este verso se escribe: “Piedra/Pedro y roca no son equivalentes: la piedra puede lanzarse; la roca es inamovible“.
Esta aclaración de Juan Mateos resultó, a todas luces, inaceptable. Reducía a polvo el supuesto fundamento evangélico sobre el que se había basado históricamente la institución del papado.
Siempre se ha traducido así: “Tú eres Pedro y sobre esta piedra…”
Esa traducción es adecuada para el marketing religioso. Sin embargo, Piedra no fue nombre propio (Pedro) hasta más tarde; después de haber sido utilizado como mote por el Galileo. Debe traducirse como tal, por piedra, en el sentido de guijarro. El segundo término griego utilizado por Mateo es diferente al primero y su significado es roca. Son dos términos distintos, La traducción hecha por Juan Mateos es intachable. No tiene discusión. Por eso se atacó la nota y no la traducción. No cabe oponerse a la traducción. No hay base para hacerlo.
El caso de Juan Mateos y su traducción no trascendieron al público. No convenía levantar mucha polvareda. Convino el silencio diplomático y encerrar el libro en el escondrijo. El tema se mantuvo, pues, en la confidencialidad. Se buscó que no trascendiera para no dar publicidad a la traducción. La mejor vía fue que la gente lo ignorara. “La verdad se esconde“.
Por otra parte, habría resultado paradójico desautorizar a Juan Mateos. Él fue el autor de la traducción de los textos del Nuevo Testamento que aparecen en los leccionarios oficiales usados en las iglesias para hacer las lecturas bíblicas. El cardenal Tarancón realizó ese encargo. Llevar las cosas más lejos habría levantado una polémica nada beneficiosa.
La comprensión del mensaje requiere, como estamos viendo, de lectores y grupos humanos dispuestos a eliminar prejuicios para poder oírlo con objetividad. Una gran mayoría prefiere, sin embargo, prestar oídos a las palabras huecas de los voceros de la insensatez.
La genial traducción del Nuevo Testamento no se conoce suficientemente porque se ha escondido en los armarios. Si está en juego el poder, se silencia el mensaje.
Eso exactamente hicieron los emisarios enviados por el Galileo de dos en dos. Callaron lo que no les convenía a sus ansias de poder y largaron otro mensaje más propio para enardecer masas. A ellos les interesaban las multitudes. El Galileo exigía compromiso.
Además, ni Marcos ni Lucas citan esa frase.
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Hola Oscar!
Algo no cuadra aquí… y no será por falta de voluntad en querer disponerme a entender tu modo de filosofar ante el cual tú mismo nos pones en sobre aviso. Dices que la realidad está en función de las opiniones, decires, ideas, etc., y por tanto de realidades hay tantas como opiniones, ideas, etc.
Pregunto: entonces a que viene hacer acto de presencia “la sociedad (realidad) alternativa”? Si tantas de ellas hay a gusto de todos!
Dices:- La Realidad es una Construcción que cada cual se fabrica en su corazón preferenciante.
(alezeuontes en tes ágapes –en el decir del chinchudo Pablo)
Bien, aquí la nota emotiva del corazón ya me gusta pero en las opiniones, en las ideas, en los decires, ¿se cuenta con ella?
Dices – La Realidad no es, primariamente, “Lo Que Es”.
La realidad es primariamente, pero este “es” no surge de una afirmación de la inteligencia sino de una impresión humana que por serlo es intelectiva. Naturalmente no se sabe “Lo Que Es “la realidad simplisiter” (Panikkar) pero dado el hecho de la impresión, por estar ya en ella, nos impulsa a saber, a conocer.
Dices –La Realidad es “este estar haciendo lo que hago”.
Para mí y en coherencia con lo que acabo de expresar: La realidad es este estar sabiendo lo que hago (actitud humana, praxis humana, autonomía) Cómo si no se puede decir entonces que: La MEDIDA de las cosas, su modo, su “ni más ni menos”, su así y no de la otra manera, es su “ser” Y este ser implica la intervención del ser humano. ” ¿Acaso esta adecuación dorre a cuenta de una mera opinión o para ello el ser humano, en su intervención, no tendría que hacer uso de su inteligencia?
El correlato de la inteligencia no son las opiniones sino la realidad. Por supuesto que la inteligencia no la alcanza pero moviéndose en ella constituye un MUNDO. Está abierto a la alternativa de la realidad.
Volviendo al punto donde dices. – La Realidad es una Construcción que cada cual se fabrica en su corazón preferenciante.(…)
La realidad no es una Construcción si se tiene en cuenta esa ausencia de carácter lógico- afirmativo que se le ha dado tradicionalmente al ser de la realidad y que lo acabo de criticar. Paradójicamente esa ausencia es lo que permite dar paso, dejar espacio, al elemento emocional (experiencial) en el ámbito cognitivo. Por tanto, más que esa idea de que la Realidad es Construcción la cual nos presenta algo como cerrado, sería, tal vez, mejor decir, dada la obertura en que nos deja la experiencia, que la Realidad es formalidad, es realización, es alternativa.
En definitiva es la razón por la cual podemos hablar de la Sociedad alternativa de la realidad del Mensaje
¿No sé que opinarás? pero come veo que ya estamos en el capitulo 25 no quisiera sobrecargarte.
Hola M. Luisa!
Leo tu decir:
– “¿Entonces, la realidad está en función de las opiniones, decires, ideas, etc.,?”-
OK! Sí! Exactamente eso!
…………………..
¿Qué es Óscar para M. Luisa?
¿Qué es M. Luisa para Óscar?
…
¿Qué es El Galileo para …?
…
Pues son las Opiniones (ideas, pareceres, etc.) que de ellos nos “hacemos-en-vista-de-nuestros-intereses-que-nos-importan”.
* Yo no me como un zapato; sino que me lo pongo para caminar y no dañar mis pies.
* Yo no me tomo un litro de bencina; sino que la pongo en el tanque del vehículo para desplazarme.
Las tales “Opiniones” son infartadas “razones prácticas” (vitales)
que se manifiestan en lo que estamos haciendo = nuestra Praxis.
Nadie puede hacer la vida por nadie; sino uno mismo.
Somos: Lo Que Nos Hacemos.
……………
Sí! M. Luisa:
– La Realidad es una Construcción que cada cual se fabrica en su corazón preferenciante.
(alezeuontes en tes ágapes –en el decir del chinchudo Pablo)
– La Realidad no es, primariamente, “Lo Que Es”.
– La Realidad es “este estar haciendo lo que hago”.
– La Verdad es “la coincidencia de mi Hacer con mi Opinión”.
(está ¡A la Vista! en lo que me ven y me-veo hacer)
………………
¿Tal vez, no?
¿Qué Opinas?
¿Qué te Parece?
¿Qué Idea de Haces?
¿Vamos todavía? – Oscar.
Hola Oscar!
Leo:
Se trata de dar razón de este hecho:
Sobre UNA “realidad” (cosa) (El Galileo)
Hay MUCHAS “opiniones, decires, ideas, etc.
¿No será que (en última instancia = filosofía) NO HAY “UNA” realidad, sino MUCHAS
¿Entonces, la realidad está en función de las opiniones, decires, ideas, etc.,? porque si es así de todo ello no se extrae ninguna verdad. ¡Ojo! No quiero decir que alguien la tenga pero todos vamos en su búsqueda y no hay que ir muy lejos para probar este hecho!
Es cierto que no es idéntica la realidad de una cosa material a la realidad de una persona, a la realidad de la sociedad, a la realidad de lo moral, etc., pero respecto a nuestra percepción de ello por muy distintos que sean estos modos de realidad se nos presentan no como efecto de algo que estuviera allende lo percibido, sino que se nos presenta como siendo en sí mismo algo propiamente de suyo. Por ejemplo el calor se nos presenta no sólo calentando sino siendo caliente, siendo real. Esto mismo si no te he entendido mal lo expresas tú diciendo:
La MEDIDA de las cosas, su modo, su “ni más ni menos”, su así y no de la otra manera, es su “ser”;
Y este ser implica la intervención del ser humano
Totalmente de acuerdo, pero precisamente esa implicación del ser humano en la medida de las cosas hace que, en primer lugar se haya de tener en cuenta la medida, la configuración de lo humano, es decir de “su así y no de otra manera” o sea de su “ser”. Justo en ese punto, si traigo ahora aquí lo que muchas veces expreso diciendo que la realidad es anterior al ser entonces según lo expresado, el ser de lo humano es una actualización de su realidad. Digo actualización para no decir concienciación y dejar fuera lo físico de su realidad. Con esta actualización es como puede hacer frente a las cosas, esta, a mi modo de ver, es la medida, con la que puede medir lo real de las cosas.
Por tanto de esta reflexión extraigo que lo determinante no son los Yoes= MENTES sino los yoes liberados de ella. No el yo soy sino el soy yo. La mente abierta queda configurada por la realidad de las cosas, no al revés.
sigo leyendo:
La RAZÓN PRÁCTICA consiste en que el Sujeto (moral) se determina a sí mismo, absolutamente.
De acuerdo también pero el sujeto moral kantiano, creo, no es el primer yo sino el segundo. Y para que ello sea así, pienso que “NUESTRA VIDA” La tendremos de hacer que sea “VIDA NUESTRA” de ahí que también esté de acuerdo con lo que dices al final:
Mi vivir consiste en actitudes últimas
Sin embargo en la línea del pensamiento postmoderno no es tanto la unificación, la síntesis (Kant) lo que opera sino la unidad estructural.
Gracias por tu interés aunque no me nombres.
Hola!
Leo:
“Unos decían:
— Juan Bautista …
Otros, en cambio, opinaban:
— Es Elías.
Otros, por su parte, decían:
— Es un profeta.
Pero Herodes, al oírlo, decía:
— Aquel Juan.
…………………..
AVISO: Voy a filosofar (a mi modo)
………………….
Se trata de dar razón de este hecho:
Sobre UNA “realidad” (cosa) (El Galileo)
Hay MUCHAS “opiniones, decires, ideas, etc.)
¿Quién tiene la manija de la pelota? –me pregunto.
…………………
¿No será que (en última instancia = filosofía) NO HAY “UNA” realidad, sino MUCHAS?
¿Cuántas?
¡Tantas cuantos Yoes = MENTES!.
“El ser humano es la MEDIDA de todas las COSAS:
de las que son en cuanto que son
de las que no son en cuanto no son”- (PROTÁGORAS)
Es que las cosas, de por sí, no tienen MEDIDA; son des-mesuradas;
no son ni más ni menos,
ni así ni del otro modo,
en suma, ni son ni no son.
La MEDIDA de las cosas, su modo, su “ni más ni menos”, su así y no de la otra manera, es su “ser”;
Y este ser implica la intervención del ser humano.
……………….
¿Qué es, hablando con precisión y lealtad, la “RAZÓN PRÁCTICA” (KANT)?
Esa razón que, a diferencia de la teorética, es “incondicionada”, absoluta, válida sólo para el Sujeto como tal y no para las cosas de la Ciencia Física ni Metafísica.
La RAZÓN PRÁCTICA consiste en que el Sujeto (moral) se determina a sí mismo, absolutamente.
Y esto es lo que llamamos “NUESTRA VIDA” como tal.
Mi vivir consiste en actitudes últimas
-no parciales, espectrales, más o menos ficticias, como las actitudes sensu stricto teoréticas-
……………………
– “Quién dicen que soy yo?”- pregunto esa cosa
Marcos muestra que NADIE le dijo: – “Tú eres EL GALILEO”-
¿Qué macana, no?
Después, algunos se dijeron es Verdad desnuda
Y la fueron vistiendo con la int-elegancia que había a mano.
“La realidad es una casi-nada muy envuelta, que llamamos nuestra vida”
¡Voy todavía! – Oscar.
Quizá con los distingos y subdistingos exegéticos tomados como un esfuerzo positivo pudiera ser que se llegase pausadamente y como quien no quiere la cosa, por fin, a ver un poco de luz sobre el porqué de ese gran muro que aún perdura en la actualidad entre los comprometidos con el mensaje y aquellos que de él callan lo que les conviene como así leo en el último párrafo del articulo.
Hola Asun! Hasta esta mañana no he visto tu comentario, pues ayer noche me entretuve viendo el debate político en TV de Catalunya. ¡Por cierto Luis Troyano estoy un poco preocupada! Lo digo por si a lo mejor entras por ahí!
Bien, la lectura de tu comentario me ha sugerido una reflexión. Arrastramos en Occidente desde hace mucho (Kant) el hecho de concederle al entendimiento y no a la comprensión el ámbito preferencial del conocimiento. Y entender la realidad no es posible. Por eso yo, a veces, me he referido que con ello lo que se ha conseguido es hacer de la realidad un ente. Con la inteligencia como facultad hemos “entificado” la realidad, y aunque eso ayer lo dije de otro modo usando el término objetivación, viene a significar lo mismo. Esta perspectiva, aunque cueste de admitir, es lo que hace que todavía se considere a la realidad como algo que está más allá y entonces los que la describen se quedan cortos y los que la explican la elucubran valiéndose del lenguaje teológico ininteligible propio del pasado cuando la teología y la filosofía eran inseparables hasta el punto de confundirse. Ahora la cosa ha cambiado, si se quiere hacer teología habrá que partir de una base filosófica puesta al día científicamente.
Ahora bien, si a la inteligencia se le quiere dar el estatus de facultad habrá de ser en unidad estructural con la sensibilidad, sólo así se puede hablar propiamente de facultad. Creo que valdrá para el ejemplo lo que ayer mismo dije sobre el oír y el escuchar. Pero es que además, Asun, he leído de tu comentario algo que puede esclarecer mucho lo que estoy diciendo;
“(…) no se trata de elucubraciones sino de captar, de experienciar lo real directamente, en una inmediatez, que es totalmente anterior a toda objetivación, a todo juicio preliminar, y que hace caer en la cuenta del engaño en el que incurrimos al identificarnos con la mente y la realidad que ella crea, que creemos es”
Perfecto, el entendimiento es cosa de la razón por tanto, en la estructura del conocimiento humano es un momento ulterior al de la comprensión. Pero si además ahora asumimos lo de la unidad cognitiva a la que me acabo de referir, aún vemos que anterior a la comprensión hay un modo primario de conocer que es el de la aprehensión y este es el momento en el que no sólo encajan tus palabras sino que éstas lo iluminan.. Porque ese momento de inmediatez, de totalidad, de unidad con el todo, es el momento en donde opera la aprehensión como confianza, ahí nada se sabe pero se confía, ese momento del conocimiento es universal y a él se vuelve cuando la fe adquiere su madurez. Luego a partir de ahí la sensibilidad ya no se suelta de manera que en los niveles ulteriores como el de la comprensión y el de la percepción en ellos llevan consigo esa nota física de la sensibilidad originaria. De ahí que, al ser tan fuerte esa experiencia se quiera entonces saber. Y aquí es donde entra en escena la razón, el querer entender que es eso que me impele a conocer más y más. Ahora bien como en ese caso no se ha abandonado en todo el proceso cognitivo la progresión sensible de la realidad de las cosas cuando se llega al nivel de la razón ésta es también razón sensible, o sea, razón abierta a la realidad
Lo contrario a esto, lo que tradicionalmente a imperado no es la razón sensible sino que en el dualismo ha sido la realidad la que ha quedado sensibilizada en el habitáculo de la razón y ahí es donde cabe todo, ha sido el cajón de sastre en la historia del conocimiento.
Gracias Asun, un fuerte abrazo
Hola!
Algo había en este tipo “movedizo”
para que el Poder político
le quisiera, también, cortar la cabeza …
… bueno … hoy diríamos “desaparecerlo”
La tipología de “DESAPARECIDO” no existía en la legislación.
Pareciera ser que los “desaparecidos” son los “Adelantados” de “este mundo”:
simepre “vuelven” ¿no?
¡Vamos todavía! – Oscar.
Ningún hombre es, en sí,
equiparable a una isla;
Todo hombre es un pedazo del continente,
Una parte de la tierra firme;
Si el mar llevara lejos un terrón,
Europa perdería,
Como si fuera un promontorio,
Como si se llevara una casa solariega
De tus amigos o la tuya propia.
La opresión de cualquier hombre me disminuye,
Porque soy una parte de la humanidad.
Por eso no preguntes a
Quién oprimen los opresores,
te oprimen a ti.
Jesús María Dapena Botero (Vigo, España)
Hola!
Andaba yo medio mareado con distingos y subdistingos.
Fui a verlo a mi amigo Isidoro Blaisten y, entonces, me contó este diálogo:
Ella: Pero al final, qué querés, ¿algo perfecto como el ajedrez?
Él: El ajedrez no es perfecto.
Ella: ¿Por qué no es perfecto?
Él: Porque las mujeres no lo juegan.
Ella: ¿Por qué las mujeres no lo juegan?
Él: Porque no es perfecto.
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Como tampoco le entendí mucho, volvió a la carga:
Él: ¿En qué sentido tengo que dar la vuelta?
Ella: En el sentido de las agujas del reloj.
Él: ¿Y qué sentido tienen las agujas del reloj?
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Ya en la desesperación de no comprender nada, me miró y me dijo:
– Tenés una lágrima.
– ¿Dónde? –le contesté.
……………………….
Y me fui silbando bajito
Efectivamente, Mª Luisa, al decir comprender la realidad que es y que somos, no nos estamos refiriendo al entendimiento mental y al acto voluntarista consecuente que pueda deducirse de ello. Es más un estar más allá o más acá, por decirlo de alguna forma, no tratándose, aunque lo parezca, de hacer elucubraciones, sino de captar, de experienciar lo real directamente, en una inmediatez, que es totalmente anterior a toda objetivación, a todo juicio preliminar, y que hace caer en la cuenta del engaño en el que incurrimos al identificarnos con la mente y la realidad que ella crea, que creemos es.
Lo cierto es que situados y condicionamos como estamos todos por la realidad que creemos es, vemos cada uno, cada una, múltiples y diferentes formas de la realidad desde la mente y solemos defender lo que creemos es la razón y la verdad. Y siendo intolerantes caer en el fanatismo.
Así a Jesús, desde distintos niveles de profundidad, según se está más o menos identificado con lo que se cree y la realidad que se ve desde la mirada mental, se le considera ya como un buen hombre que pasó la vida haciendo el bien, ya como un incomprendido y hasta un fanático, ya un estorbo para el poder establecido.
Pero en la realidad que es y somos, ¿Quién es Jesús? ¿Qué le lleva a verse en los demás, a recono
cerse en todo otro? ¿A mostrar de mil formas lo que de fondo, todos y todas, somos?
Jesús es un ser humano unificado, adulto bien integrado sicológicamente, que le permite ver lo real tal cual es, y se alinea con ella, no haciendo separaciones de las diferencias, dejando fluir lo que lleva dentro de potencialidad de amor y humanidad, volviéndose todo en él creativo y compasivo.
Un abrazo. Buenas noches a todos.
Lo que yo intento, Asun, y creo que tu también es precisamente salirnos de ese dualismo que comienza en lo humano y ya como consecuencia de ello distorsionamos la realidad reduciéndola a objeto entendible para la mente.
Es en esta objetivación de la realidad del mensaje lo que ha permitido su manipulación histórica por parte del poder.
Lo que pretende la mente no es comprender sino entender. Y es en esta satisfacción en que queda el entendimiento lo que impide que se manifieste nuestra capacidad. La cual, según expresé en días pasados, es la que posibilita darle a la razón como nota propiamente humana, su pleno cometido, su pleno sentido. Desde esta perspectiva el oír y el escuchar, a mi modo de ver, no se identifican, ni casual ni circunstancialmente sino que con respecto a la realidad que nos constituye son dos momentos de ella que forman una unidad en virtud de la cual nos configuramos, nos realizamos en lo que somos. Vamos en obertura comprendiendo lo que en realidad somos, nuestro fondo, la no dualidad, como gustas decir .
Alcanzarla, por tanto, no depende de un acto nuestro voluntarista para eliminar prejuicios sino que lo que se impone es situar el horizonte de nuestros actos no en función de lo que nos faculta sino en nuestra capacidad para ser.
Un abrazo.
Estaba segura de que te atrairía esta objeción mía. querida Asun. Ahora salgo,voy a por un poco de pan calentito y fresco del día y cuando regrese acabaré de leer tu comentario y veré cómo con él enfoco el mío coherentemente …
Gracias por tu comentario, Mª Luisa. Me ha gustado mucho. Estoy muy de acuerdo con la conclusión:
Entonces siguiendo mi reflexión lo que requiere la comprensión del mensaje no es oírlo con objetividad porque precisamente los prejuicios provienen de esa objetivación, sino escuchar el mensaje en su realidad que por serlo nos mantiene abiertos a ella mostrándonos al mismo tiempo nuestra capacidad receptiva orientada a la creatividad y haciéndola extensiva a los tiempos.
En principio, también me produjo cierta disonancia al leer lo de objetivación, ya en la primera lectura del libro. Pero hemos de admitir que la dualidad está muy presente en el análisis de los acontecimientos, y creo que es difícil de evitar.
Objetivar es un vehículo para la comprensión mental. Sin embargo puede quedarse fuera la percepción de la realidad que implica y que lleva, en coherencia a esa más amplia y profunda visión, a un despliegue de lo que somos y llevamos dentro en la vida práctica y cotidiana.
Un fuerte abrazo.
Buenos días!
Del articulo, aunque sería muy interesante para mí entrar en la diferencia entre piedra y roca, pues me trae recuerdos de cuando estudie algo de teología, destaco sólo de momento en mi reflexión esto:
“De nuevo encontramos el famoso verbo “escuchar” traducido en este caso por “Llegó a oídos”
Me viene como anillo al dedo y lo aprovecho en un nuevo intento de humilde concesión a mi planteamiento de matiz que ya consideré para este problema tiempo atrás, como el punto de partida fundamental. Así pues:
Sigo leyendo: “En esta circunstancia la acción no implica una disposición activa de escucha. Se limita a desempeñar una función de registro. Se traduce, por tanto, definiendo el carácter estático de quien oye”
Pienso que no son recíprocamente traducibles ambas expresiones. ¿Por qué? Pues porque escuchar no implica ninguna acción sólo se requiere una actitud personal abierta a algo otro que es real que compromete a toda la persona por entero. Contrariamente “llegó a oídos” si que implica un acto; el de querer oír esto y no a lo que esto me lleva, desapareciendo en él, por tanto, en ese acto el carácter estático en el que se pretende llevar a cabo la identificación de ambas expresiones. Además la escucha es dinámica no tiene nada de estática y aunque la expresión “llegar a oídos” denote pasividad, envuelve una opción producto de la objetividad la cual lleva necesariamente a actuar de un modo que hasta impide a la persona llegar a el conocimiento de su propia capacidad. No olvidemos que lo que le llega a Herodes son opiniones, comentarios, pero a él para el objeto que pretende ya le está bien partir de lo que le llega al oído.
Lo grave, sin embargo, es que también fue así para los discípulos quienes para ellos era la realidad y no la opinión del mensaje lo que tenían delante.
Concluyendo, si he comenzado mi reflexión con el párrafo introductorio del artículo, termino con otro de su final.
La comprensión del mensaje requiere, como estamos viendo, de lectores y grupos humanos dispuestos a eliminar prejuicios para poder oírlo con objetividad. Una gran mayoría prefiere, sin embargo, prestar oídos a las palabras huecas de los voceros de la insensatez.
Entonces siguiendo mi reflexión lo que requiere la comprensión del mensaje no es oírlo con objetividad porque precisamente los prejuicios provienen de esa objetivación, sino escuchar el mensaje en su realidad que por serlo nos mantiene abiertos a ella mostrándonos al mismo tiempo nuestra capacidad receptiva orientada a la creatividad y haciéndola extensiva a los tiempos.
¡¡¡Gracias Salvador!!!
¡¡¡Genial, como era Juan Mateos!!!
Así me sentí, el día que sus ojos me miraron con ternura; respondiendo a mi mirada, para intentar descubrir su interioridad-humanidad…
Fue ¡¡¡Genial-acogedor-envolvente-sencillo-cercano-Humano!!!
¡Gracias Salvador!
Un gran abrazo lleno de cariño y gratitud.
mª pilar-pili
Hola Mª Pilar
A tu interés sobre ¡Wau!
Aunque el sonido wau se identifica con el enunciado de una letra fenicia acogida por otras lenguas, como el hebreo o el árabe, la expresión escrita en un cartel colgado en la habitación de Juan nada tenía que ver con letras ni con lugares geográficos. De múltiple significado, expresaba: saludo cordial, bienvenida, acogida total, complicidad, alegría, invitación, agrado, cercanía… Aquellas letras grandes, ¡Wau!, atraían como la luz a un insecto; ¡Wau!, rebosando sentimientos, rompía todos los formalismos. Venía a decirte:
Hola Pili, coleguilla, pasa y siéntate. Cuéntame, ¿cómo van tus cosas?
¡Wau! escrito en un cartel clavado en una de las habitaciones del Instituto Oriental de Roma aparecía como una mancha inaceptable en un lugar de máxima seriedad, distinguido por su elevado nivel de investigación y de personal selecto ejerciendo funciones de alto rango. Nadie hubiera imaginado tal cosa. A no ser, claro, que aquella habitación estuviera ocupada por Juan Mateos.
Un beso
Hola Salvador, hola a todos:
Gracias por dedicarnos tu tiempo en presentarnos el evangelio de Marcos tal cual intenta ser.
Me pregunto que si es tan próximo su escrito a la muerte de Jesús (anterior al 44 a.C.), traer a la memoria su vida y su mensaje es un intento de revivir y hacer presente lo genuino de él. No tanto magnificarlo, sino dejar claro el empeño que puso este hombre, Jesús, en hacer ver y caer en la cuenta a los demás, a través de tantas circunstancias que se le presentaron en su vida, y en su modo de actuar. Y por eso mismo deja también claro cómo “fracasó” en su empeño; porque no podían seguirlo, costaba mucho desmontar cada uno/a su particular manera de concebir la realidad, y superarlo sin tener que recurrir a actitudes o reacciones violentas.
Aunque se suele decir lo contrario por el uso que hace de parábolas, creo que su mensaje y su lenguaje, por así decir, era muy diferente al común de sus oyentes y amigos. Se le tachó de loco, borracho, amigo de maleantes, el hijo de María, un don nadie… Y por supuesto nada que ver con el empleado por los que se refugian en la ley, en el orden establecido, que, como se demuestra hasta nuestros días, es la que ellos mismos decretan, haciendo que se cumpla para su propio beneficio.
Romper moldes es y ha sido siempre rechazado, calumniado y hasta penalizado con la muerte. Lo hemos visto a lo largo de la historia. Y yo me sigo preguntando ¿Quiénes son, entonces, los que permanecen? ¿Cómo se las arreglan para continuar detentando el poder haciendo cambios para que de fondo nada cambie?
Si caemos en la impotencia, nos paralizamos en la indiferencia y el consentimiento cómplices. Y no utilizar las armas del poder parece que lleva al fracaso y a la frustración. Sin embargo Jesús no cae en ninguno de esos extremos. Tampoco recurre al miedo.
Interpreto que empieza por lo que nadie le puede arrebatar, él mismo, por lo que está solo a su alcance, al alcance de toda persona en realidad, es decir, lo que está siempre por hacer y recabar es la propia transformación en interrelación con el otro. El otro que es de fondo yo mismo, el Yo Soy compartido en donde todos somos lo mismo, donde se acaba toda intención de conseguir y de buscar la satisfacción egoica, el beneficio para sí, en “ser” más que los demás.
Ahí lo dejo. Gracias a todos.
Por favor Salvador:
¿Que significaba para Juan M. la palabra ¡Wau!?
He mirado, y puede ser un poblado, un sonido de la palabra u…
Me interesa saberlo por favor.
¡Gracias Salvador!
Un abrazo.
mª pilar
¡Gracias Salvador!
No preguntaba… es, que a veces sin pretenderlo, corro un poco más que el relato, ansiando llegar al meollo de:
¡La Buena Noticia!
Porque es, fue y será siempre una buena noticia, a pesar de los tejemanejes de los seres humanos, que hemos inventado un tremendo montaje, para disfrazar las ansias de poder que nos rondan por dentro.
Él no se anduvo por las ramas, fue siempre directo, claro, con palabras comprensibles para todas las personas que:
¡Lo quieran escuchar!
Gracias por comentarme lo de Juan Mateos; tengo su pequeño libro de poemas:
“Al pairo”
Era un hombre genial, abierto, cercano, de palabra fácil y comprensible para quien le escuchara, siempre está en mi corazón agradecido y mi recuerdo.
¡Gracias Salvador una vez más por su trabajo!
Leo su libro con gozo, me acompaña siempre.
Un abrazo agradecido.
mª pilar
Hola Mª Pilar
El colectivo de seguidores, los con él, comprendieron a aquel hombre una vez ejecutado. Marcos omite hablar del momento. El Galleo acabó sus días sin haber constatado la adhesión del grupo a su proyecto. Sus integrantes se mantuvieron en el miedo, actitud opuesta a la fe (adhesión). De hecho, Marcos termina su evangelio dando cuenta de esa posición esquiva a dar el paso:
— “…y no dijeron nada a nadie, del miedo que tenían” (Mc 16,8).
La literalidad del final del texto sorprende aún más: “…tenían miedo, pues”. Aunque parece pesimista, se trata de realismo. Marcos no oculta la verdad de lo ocurrido. La presenta a los que escuchan con un estilo comprometedor que invita continuar un relato inacabado. Se diría que está insinuando: Así acabó la cosa, ¿qué te parece? ¿podremos nosotros hacer algo ahora?
El mismo Marcos, escrito –a mi juicio– no después del año 44, confirma que el proyecto no cayó en saco roto.
Respecto a Juan Mateos, dos pequeños detalles que hablan de su personalidad e imagino que te gustarán:
1. En su sencilla habitación del Instituto Oriental de Roma, sobre la pared de la izquierda, destacaba a una altura de dos metros una cartulina blanca algo envejecida por el paso del tiempo donde se leía en letras grandes escritas en rojo y negro:
¡Wau!
2. En una de las esquinas de una pequeña mesa absolutamente desordenada tenía unas tijeras. De vez en cuando, mientras estaba concentrado dándole vueltas a alguna cuestión solía tocarse el pelo buscando algún mechón que sobresaliera más de la cuenta. Nada más notarlo le soltaba un tijeretazo y ¡a la papelera! Lo hacía casi inconscientemente, como una rutina. Juan no necesitaba ir a la peluquería.
Aprovecho para mandarte un beso.
Lo que pueda parecer transformador y novedoso se interpreta en ecos conocidos, quitando la frescura que lleva consigo. Esto ha pasado siempre, nos desestabiliza en un principio a todos, aún sin saberlo, lo que desconocemos o no controlamos. Y acudimos a los juicios rápidos.
A nivel personal, en esa actitud es imposible confiar plenamente en lo que nos ofrece la persona, porque no se confía en uno mismo, en la posibilidad de vivir de modo diferente esta realidad que es y somos.
A nivel más general y en el colectivo de la clase política española dirigente en concreto, desconfía de lo que no sale de ella, más aún del grupo o partido al que pertenece. Alejada de la realidad del pueblo, parapetada en su entorno y en la estructura que la protege y ha creado, se ha ido haciendo y convirtiendo al cabo de tres décadas en un mundo doblemente apartado, donde han podido darse, en todos los niveles, toda clase de abusos en mala gestión y en el peor hacer de los humanos.
En huidas hacia delante, se sirven de leyes para ser “justos” y las engalanan de tal modo que la dignidad del ser humano queda desfigurada, en un mero artificio de palabras y palabras.
La historia de todas las épocas es fiel maestra de ello: el pueblo paga. ¿Y Jesús qué diría y haría al respecto?
Gracias a todos.
¡Gracias Salvador S.!
Deseo pensar, que en algún momento los seguidores-los que estaban con Él, comprendieran lo que el Galileo les presentaba.
Sé, que siempre hubo matices judaizantes, o salidos de los “conversos” como Pablo; pero si ha llegado hasta aquí… quiero pensar, que alguna persona comprendió y escuchó el novedoso proyecto de vida que Él presentaba:
¡La Buena Noticia!
Y Sobre Juan Mateos ¡que decir!
Jamás sucumbió a los silencios y adversidades; siguió explicando el N T, según sus estudios e investigaciones y sobre todo, con su lenguaje.
Fue un hombre… ¡¡¡extraordinario, cercano, franco, capaz, fiel, genial!!!
mª pilar
Hola!
En este Fascículo aparece un “APÉNDICE o EXCURSUS”, cuyo final dice:
– “La genial traducción (de Juan Mates) del Nuevo Testamento no se conoce suficientemente porque se ha escondido en los armarios.
Si está en juego el poder, se silencia el mensaje.
Eso exactamente hicieron los emisarios enviados por el Galileo de dos en dos.
Callaron lo que no les convenía a sus ansias de poder y largaron otro mensaje más propio para enardecer masas.
A ellos les interesaban las multitudes.
El Galileo exigía compromiso.”-
…………………
Cuando presente a Salvador Santos mi “Destilado” del Capítulo,
le pareció mejor no incluir esta parte “para no desviar la atención”;
pero que lo dejaba a mi libre arbitrio.
Entonces lo “a-parté” a modo de “APÉNDICE o EXCURSUS”.
Me pareció que no des-entonaba
* ni con lo que le había pasado al Galileo
* ni con lo que nos está pasando ahora
– “Cuando está en juego el poder, se silencia el mensaje.”-
…………….
¡Voy todavía! – Oscar.