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Utopía posible y necesaria

A lo largo de la historia de la humanidad, siempre se han vivido épocas de crisis que han producido penalidades materiales de toda índole, crisis de valores, crisis cultural, y siempre han impregnado de desánimo y desesperanza las vidas de los individuos y de las colectividades. Y  cada generación que le ha tocado vivir diversas circunstancias adversas, lo primero que experimenta es la falta horizontes y de esperanza, innatos al ser humano. En este diente de sierra se ha movido la humanidad casi como si las crisis fuesen un destino fatalista que aparece de forma intermitente pero constante.

Esta situación es la que nos está tocando vivir y padecer en nuestro momento español y europeo, y en general en el mundo, algunas de cuyas regiones viven en una crisis crónica.

Tanto las regiones desarrolladas como las que no lo están, habían vislumbrado en estos últimos tiempos, alguna fugaz ráfaga de que un bienestar material, cultural, social, político y económico, no sólo era posible para una pequeña minoría, la del mundo desarrollado, sino que podríamos expandirlo a otras regiones del mundo. El optimismo generalizado que se respiraba tanto en la masa social, como en los movimientos o colectivos alternativos, tenía escasa dudas de que ese “otro mundo posible” un día u otro no se iba a conseguir, y mucho menos se podían imaginar la catástrofe especialmente económica en la que nos vemos sumidos.

Este optimismo-esperanza activa-utopía, se ha hundido como si de un sabotaje de gran alcance se hubiese producido en el sistema. Llegó la crisis económico-financiera-especulativa, y se ha llevado consigo, no sólo todos los avances sociales conseguidos, sino  todas las esperanzas de que la justicia, al igual que los demás aspectos del estado de bienestar, fuese un fenómeno globalizado. Tenemos la sensación de que este sueño se ha venido abajo cual castillo de naipes. Con el agravante de que esta crisis no es una crisis de ilusiones y esperanzas, sino que nos jugamos la supervivencia de millones de familias y de individuos, crisis que se respira a pié de calle, y que ha calado en nuestro ánimo, unas veces porque nos toca de cerca, otras por sensibilidad con quienes más sufren y otras porque nos parece irrecuperable la esperanza.

En medio de tanto desaliento y tanta zafiedad  e inoperancia de nuestra clase política ante los mercados financieros, auténticos generadores del problema, nos vemos obligados a levantar anclas para seguir nuestro viaje hacia horizontes siempre soñados por el ser humano.

La historia nos dice que en medio de la oscuridad siempre han aparecido faros orientativos de nuevas expectativas. Así lo intenta hacer mi gran y admirado amigo JJ Tamayo, con una oferta que, quizá la generó antes de esta etapa coyuntural de crisis, pero muy oportuna a través de su último libro Invitación a la Utopía,  (editorial Trotta, Madrid, 2012), y cuyo subtítulo nos introduce en el corazón de su contenido: “Estudio histórico para tiempos de crisis” y que, aun siendo de gran profundidad, se lee sin dificultad, dadas la agilidad literaria e incluso la estética que caracterizan los libros de Tamayo. A título personal, mientras entraba a fondo en su lectura, se me iban abriendo interiormente esas nuevas expectativas anímicas y mentales, iba experimentando la sensación de salir del túnel sin fin en el que las circunstancias actuales nos tienen sumidos y de la necesidad  de desbloquear las energías que obstruyen la acción. El libro no se reduce a una reflexión teórica sobre la utopía, que lo es y muy seria, sino que lo hace desde un recorrido por la historia utópica a través de innumerables filósofos, escritores e historiadores en distintos momentos, circunstancias y regiones del mundo, así como de diversos movimientos utópicos como el socialismo utópico, el marxismo, el anarquismo, el feminismo, y los fenómenos recientes como los Foros Sociales, que no se mueven en el terreno de las utopías abstractas, sino que proponen utopías concretas. La utopía feminista y la de “Otro Mundo Posible” de los Foros Sociales son, quizá, dos de las aportaciones más innovadoras de este libro. Como teólogo que es, el autor dedica un estudio pormenorizado al estudio a la utopía en la Biblia y en la reflexión teológica en clave de una teología liberadora.

Autor de Religión, razón y esperanza. El pensamiento de Ernst Bloch, publicado en 1992, o Para comprender la escatología cristiana (2008), más los innumerables escritos y artículos publicados en diversos medios, me atrevería a decir que JJ. Tamayo es uno de los grandes especialistas en el tema de la utopía. El libro que estamos comentando, por tanto, no es una novedad en el autor, ni una casualidad oportunista, es un libro de una gran envergadura intelectual, riguroso, serio, y de ricas aportaciones, sintetizadas muy sabiamente como para invitarnos a bucear en este amplio y basto campo de la esperanza-activa.

Precisamente por ser un buen conocedor del tema de la utopía, no olvida en su libro a los críticos así como a la crítica que se hace a la utopía, como si de una entelequia ajena a la realidad se tratase. Por eso afronta el estudio de la trayectoria antiutópica, así como las distopías que con frecuencia aparecen para apagar la llama de la esperanza humana.

Al terminar este escrito, he vuelto a sobrevolar el libro en aquello que yo había subrayado, y me he visto desbordada por la riqueza del mismo en infinidad de citas, de reflexiones y de matices, de esos que reconfortan el espíritu y que éste agradece.

Termino con el siguiente párrafo del autor: “Es precisamente en tiempos de crisis cuando han surgido las utopías como elemento movilizador de las energías humanas, cuando es necesario sacar a la luz los secretos ocultos que anidan en la realidad y cuando se han activado las potencialidades ínsitas en los seres humanos. Sin utopías la suerte está echada, la humanidad se hace el haraquiri y la historia puede tornarse eterno retorno”.

28 comentarios

  • Juanel

     
    Coincido contigo Ana en que tenemos que detener con urgencia el retroceso en los derechos ciudadanos que se está produciendo por dictado de los financieros y de los políticos a su servicio. Demasiada gente y demasiado coste y tiempo de lucha para conseguirlos, para que los de siempre se salgan con la suya. Hoy nos toca a nosotros la lucha más importante quizás que en el pasado, pues ya no se trata de avanzar en ellos sino que no nos quiten los que tenemos, pues si seguimos retrocediendo sus consecuencias serán imprevisibles y sin duda desastrosas.
     
     
    Sin embargo, lo urgente, concreto e inmediato, por muy necesario que sea no habla de utopía sino todo lo más apunta en su dirección. Las cosas, el sistema, las estructuras, las instituciones, no cambian solamente por defender los derechos que tenemos o en el próximo pasado tuvimos. La utopía se alimenta de esos cambios avanzando hacia adelante en su dirección. Los cambios que necesitamos en mi opinión son; por un lado los de una mejor y más efectiva transparencia en las administraciones públicas, no al modo de Rajoy que usa el término como tapadera, que descubra los tejemanejes de la corrupción y con un sistema judicial que funcione y acabe con ella; y por otra una democracia real participativa.
     
     
    Ambas cosas, transparencia y democracia real, son posibles. En un mundo como hoy interconectado en red, tenemos que exigir que las administraciones bajen a la red no sólo presupuestos y cuentas sino también en cómo y en qué se gastan nuestro dineros; quienes trabajan en ellas, sus sueldos y patrimonios; las actas de las reuniones y la ejecución de las mismas. Con todos estos datos y otros que den cuenta de los actos de los cargos públicos y demás, necesitamos periodistas decentes y concienciados que los desglosen y valoren, listos para ser asimilados por la ciudadanía.
     
     
    Con democracia real me refiero no que votemos cada cuatro años a listas cerradas de partidos políticos, sino a que la ciudadanía pueda intervenir por referendums inmediatos en la red en las decisiones de los políticos. Como a la ciudadanía no puede exigírsele que vote cada vez que el político tenga que decidir, podría buscarse del modo más democrático posible algo así como voto implícito o delegado, en todo momento revocable por el interesado. Sin duda alguna seguirá siendo necesario que el político tome decisiones, pero en todo momento las tomará conociendo la opinión de la mayoría al respecto por el resultado de una votación directa.
     
    Hay que movernos sin duda, pues el cambio de sistema se nos echa encima justo por las nuevas tecnologías. No podrán evitar que entre la red en las administraciones y nuestra labor es que no lo retrasen y que se siga manteniendo abierta y libre.
     
    Saludos cordiales. ¡Ah! Me miraré con más detenimiento lo que dice el párrafo de JJTamayo, creo que tengo algo que comentar al respecto.

  • ana rodrigo

    Estimado Juanel, pienso que cuando hablamos de utopía, no lo debemos referir a cuestiones privadas y/o personales. Para estos están otras disciplinas sociales
     
     
    Dice Tamayo en la Introducción: “El presente estudio intenta intervenir en el actual enfrentamiento de la razón, la utópica y la científico-técnica, con un doble objetivo: rehabilitar y activar la utopía con sentido crítico y dialéctico en medio de la oscuridad del presente, y ponerla al servicio de la emancipación humana, lo que tiene su traducción en la propuesta de otro mundo posible.”
     
    Veo que a ti te preocupa en cómo, ésta es la pregunta del millón, y si alguien tuviese la clave, el mundo ya no sería lo que es en tantos aspectos. Pero no es menos cierto que se avanza paso a paso, cada cual con su grano de arena, sin perder nunca los objetivos. Así es como se ha avanzado en tantas conquistas que la humanidad ha conseguido.
     
    Yo siempre pongo el ejemplo de cuando yo comencé a militar en el feminismo o en el ecologismo, la gente nos veía como algo raro, con objetivos quiméricos e irrealizables. Pero ahí está la concienciación irreversible en tantísima gente y, especialmente, lo conseguido en la legislación.
     
    Y pongo estos dos ejemplos al igual que podríamos hablar de tantos derechos sociales que se habían conseguido y que parecían imposibles hace no mucho tiempo. Lo que ocurre es que en este momento están quebrándose en manos de los dirigentes políticos y que tenemos que mantenernos firmes en que esto no ocurra: educación pública para todos y para todas, atención sanitaria como derecho fundamental, derechos laborales elementales, derecho a manifestarse sin ser apaleado/a por bárbaros policías, etc. etc. Y todo se había conseguido con el esfuerzo de muchos y de muchas La lucha ahora tendrá que centrarse en impedir tamaño retroceso. Este puede ser un objetivo utópico concreto.

  • Juanel

     
    Mi comentario anterior me dejó un amargo sabor antiutópico y no quiero dejar las cosas así. Es verdad que el amor no puede funcionar como aglutinante de una comunidad, pues ésta se sostiene sólo por intereses comunes mientras duren, ya sean digamos individuales como una comunidad de vecinos o de barrio, un círculo de amigos del libro, etc., o bien, más altruistas y solidarios, religiosos, etc. Pero el amor no busca el interés sino que es algo mucho más personal y profundo. Si en el amor natural de una pareja surgen problemas que deshacen fuertes amores, que están incluso sostenidos por una fisiología hormonal que lo protege y estimula, ¿cómo podemos pretender hacerlo extensivo a una comunidad?
     
     
    Claro que no es posible. El planteamiento de formar comunidades cohesionadas por el amor es una falacia, fruto de los entusiasmos juveniles. Pero entonces, si no podemos amar comunitariamente en pequeños grupos peor será que pretendamos hacerlo más extenso incluso abarcando a toda la humanidad. Esto parece más bien sentimentalismo, es decir, sentimientos personales, pero que al concretarlos y contrastarlos con la realidad se quedan en nada.
     
     
    ¿Jesús se equivocó en el mandamiento del amor? Ni hablar, es lo más genuino e importante de Jesús. Pero el objetivo de Jesús no es el amor encerrado en una comunidad sino el prójimo cualquiera que sea. La comunidad en todo caso sólo será un medio, un medio que puede ser eficaz para cargar pilas y practicar el amor con el prójimo, independientemente de que la comunidad esté o no cohesionada por el amor.
     
     
    La utopía no es un imposible. Mi error durante años fue plantearla a base de formularla como una comunidad de comunidades unidas por el amor, que abarcase a toda la humanidad. Las comunidades no son un fin, si no un medio que funcionan bien para objetivos concretos y durante un plazo determinado. Quizás funcionen mejor los movimientos asamblearios como los del 15M, más extensos, puntuales y laxos, que los movimientos comunitarios para cambiar las cosas en dirección a la utopía como horizonte.
     

    Ana, espero que sigas comentando el libro JJTamayo. Disculpas por mis elucubraciones personales que se salen del tema que nos ocupa. Es que me rondaban por la cabeza lo del sentido comunitario y el amor compartido en relación con la utopía. Disculpas.
     
    Saludos cordiales

  • Juanel

     
    En perspectiva utópica como horizonte, es verdad que la vida se va haciendo en soledad, con ganas, concentración, disciplina …. pero en función de lo que podemos hacer solidariamente junto a los demás. La utopía apunta a la justicia y al amor compartido, si no es así ¿en qué consistiría? Se tiene que luchar y trabajar por un mundo justo, y además lograr un lugar adecuado en el que poder compartir el amor. Por ejemplo formando grupos humanos que aunque sean reducidos sea en ellos una realidad el amor compartido, y cuanto más heterogéneo mejor quiero decir sin que sean necesarios lazos familiares, ideas compartidas o ideologías comunes, es decir, sin discriminar ni excluir. (Jesús decía que había que amar hasta nuestros enemigos). Grupos humanos o comunidades preñadas de amor, abiertas e interrelacionadas entre sí, que se vayan extendiendo por toda la humanidad hasta incluirnos a todos. ¿Utopía? Pues claro que sí, propuesta con el nivel más alto que pueda como meta.
     
     
    Sin embargo, formar una sola comunidad de estas características resulta prácticamente imposible. Cuando se forma una comunidad que en principio parece bien cohesionada, casi respirando un entusiasmo contagioso, al cabo de cierto tiempo comienzan los problemas el entusiasmo se diluye y la comunidad se disuelve. ¿Qué es lo que falla si todos teníamos claros los objetivos, que estábamos convencidos y dispuestos a querernos un montón de modo incondicional, y de pronto todo se viene abajo por cualquier asunto trivial incomprensible? Y así una y otra vez hasta desistir de intentarlo de nuevo. ¿Será cierto que las personas humanas somos tan contradictorias, que hacemos lo que no queremos y de un plumazo, por un cruce de cables absurdo, destruimos todo lo construido? ¿Cómo mantener la esperanza? Quizás pretenda y exija de mí mismo y de los demás demasiado. Pero ¿es el amor incondicional a modo de Jesús algo completamente excesivo?
     
    Saludos cordiales

  • ana rodrigo

    Efectivamente, M. Luisa, comparto esta idea tuya “Se trata no de utopía ideal, sino real. No de la facultad del ser, sino de capacidad real.”  Nunca algo tan serio como el compromiso por hacer otro mundo más humano puede convertirse en una evasiva idealista, sino en esa esperanza activa de la que habla Ernst Bloch y en la que tanto insiste Tamayo cuando trata el tema.

  • M.Luisa

    Me viene bien en esta ocasión,  al observar   esta pequeña disensión  entre  quienes  sitúan la utopía  en un  terreno más próximo al ser de lo  personal  que abierto a un más amplio horizonte,  volver a recordar  que  no es en la ambigüedad del ser sino  en la realidad  humana donde por ser  abierta a la alteridad es posible la utopía.
     
    Aunque  no lo he leído pienso que de ello es de lo que debe hablar J.J.Tamayo en su libro.  El que sí he leído es el de I.Ellacuría que aparece en la columna de Atrio  y  sobre el mismo sí puedo decir,  a mi entender,  que  es precisamente  mediante  esa  alteridad que ofrece  la realidad  como horizonte,  la que hace posible  que  su proyecto de opción por los pobres sea real.  Se trata no de utopía ideal, sino real. No de la facultad del ser, sino de capacidad real.

  • ana rodrigo

    De acuerdo contigo, Oscar, aunque yo nunca hablaría de utopía al referirme al anacoreta “puro”, más bien hablaría de excentricidad.
     
    Lo demás que dices avala mi criterio sobre aspectos de la utopía: ganas, técnica, concentración, a lo que yo añadiría “junto a”. Las luchas individuales yo no las incluiría en el campo de las utopías. Sino de las esperanzas y proyectos personales.
     
    Como el concepto que expresan las palabras las ponemos los seres humanos, creo que el primero que utilizó este término, Tomás Moro, hablaba de la lucha por la sociedad perfecta. Por tanto, yo sigo pensando que no debemos desviar el concepto hacia sueños personales.
     
    El libro que estamos comentando precisamente libera esta concepción de personalismos para plantearlo cómo a través de la historia siempre ha buscado el bien común. En la pág. 262 y siguientes tiene un apartado titulado la utopía abierta a la alteridad.

  • oscar varela

    Hola ana!

    Gracias por tus gracias!

    El “anacoretapuro también es una “utopía“.

    Tiene su sentido; y muy importante.
    Consiste en la in-evitable tendencia a la “soledad”.
     
    La vida humana no se hace “solitariamente”;
    pero sí “en soledad”.
     
    Nota: sobre este Asunto he escuchado decir muchas estupideces.
     
    El Anacoreta, auténtico y puro, es la contrapartida al “Hiper-activo”.
     
    Tú, que eres docente ¿no te suena muy actual esta “enfermedad”, de “la dispersión”;
    en vez de aprovechar las energías vitales?
     
    Los Deportes y –diría yo- todas las “Artes marciales” son técnicas de la “Con-centración”.
    Necesitamos seres humanos “centrados”, criteriosos, e.d. “dis-cretos”.
     
    Sin estas “técnicas disciplinarias” no hay Esperanza posible.
     
    La Esperanza se nutre de 1º) Muchas Ganas; y 2º) de Disciplina.
     
    ¿Vamos todavía? – Oscar.

  • ana rodrigo

    Gracias Asun y gracias Oscar por vuestras aportaciones al tema.
     
    Quizá la gran deformación a que se ha llevado interesadamente el concepto utopía, haya sido ubicarlo en aspectos espiritualistas, el camino más corto para difuminarlo hasta dejarlo en la nada. Ya se sabe el dicho popular “quien mucho abarca, poco aprieta”.
     
    Es obvio que los seres humanos somos infinitamente poliédricos y que en nuestro fluir por la vida aceptamos o rechazamos múltiples opciones. Nuestro desarrollo personal e individual tiene esa vertiente de buscar el ser con todo lo que conlleva de conciencia y de consciencia de lo que eso supone.
     
    Pero a partir de ahí los individuos formamos colectivos confirmando aquel dicho clásico de que “somos animales políticos” en el sentido griego de la palabra, es decir conformando la ciudadanía. Somos en relación a, el anacoreta puro pienso que no tiene sentido.
     
    A partir de estas dos premisas podemos “hacer carne” el concepto utopía, impidiendo que se convierta en meras expectativas vacuas, sino buscando, luchando, actuando sobre objetivos concretos del bien común.
     
    Es mi manera de ver la utopía.

  • oscar varela

    Hola!
     
    Siendo el ser humano un “animal lírico” le es natural la “utopía”.
    Utopía es su esencia aromática, que lo hace
     
    *  “correr loco de su propio perfume
     
    *  “querer lo que no tiene; y lo que tiene, no quererlo
     
    He escuchado al Poeta decir:
     
    – “Como la gacela corre, loca de su propio perfume, por la sombra de los bosques, así esta noche del corazón de mayo, caliente por la brisa del sur, corro yo, loco. He perdido mi camino y yerro al azar. Y quiero lo que no tengo, y lo que tengo no lo quiero.
     
    La imagen de mi propio deseo se escapa de mi corazón, y, danzando ante mí, centellea una vez y otra, súbita. La quiero coger, y se me va; y ya lejos, me llama otra vez desde el atajo… Y quiero lo que no tengo, y lo que tengo no lo quiero.”-
     
    (EL JARDINERO – Rabindranath Tagore – # 15)
    ·······················
    ¿Será por eso que el ser humano es un ser “futurizo”, al decir de Ortega y Gasset?
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • Asun Poudereux

    Querida Ana, como ves me animo.
    Creo que considerar la utopía de manera puntual le quita todo su por qué, su ser y su fuerza.  Y crear esperanza es persistir en la existencia de la desesperanza,  una fluctuación continua,  un pez que se muerde la cola sin cesar. 
    Insisto que todo es una representación en el teatro del mundo en el que la esperanza y la desesperanza están a un mismo nivel pendular de actuación. Sin embargo, la utopía siempre está ahí presente cuando el ser humano tiene confianza o es todo él confianza. Son compañeras de viaje en la vida, cuando se conoce lo que se es de  fondo y no hay nadie que posea.
    Nos han hecho creer que somos  algo, si tenemos algo que viene del exterior empaquetado y manufacturado por los mismos que nos crean y también se crean las necesidades externas para la felicidad o esperanza de felicidad.
    Oigo y escucho a las personas hablar de lo que todavía tienen a pesar de haberse reducido un montón sus ingresos, siguen identificándose con lo poseído por ellas para mantener su esperanza basada en la seguridad.  Y se comparan con los que están peor, según ellas como un ejercicio de autoafirmación. Siguen el juego mental en el que han sido imbuidos durante décadas y décadas: tener para ser.
    Se ha olvidado por el camino mirarse hacia dentro, hacer el viaje de unificación interior y no quedarse  atrapados en los reclamos farsantes. Admiro a muchas personas que son todas ellas confianza a pesar de estar muy lejos de los suyos, apenas tienen algún  trabajo o ingresos y están expuestas a cada momento a ser víctimas de la ley fría y xenófoba que se pone por encima  de eso que todos somos.  
    La confianza en el ser  uno mismo no hace diferencias y confía en el otro, para juntos seguir confiando y hacer  lo que toque cada día con confianza plena en la vida.
    Esto puede parecer pura teoría para la persona situada y centrada en la mente y en los acontecimientos externos. Pero confiar no busca en modo alguno  ganar,  sino poner medios para facilitar la comprensión en este teatro del mundo y sus diferentes representaciones.  Producir ecos que despierten, a pesar de los pesares y obstáculos creados,  la confianza en toda persona.
    Una manera práctica de manifestar nuestro compromiso por la confianza es concienciarnos  de que es posible poniendo medios para vivirlo así. Por ejemplo, mostrando este enlace os invito  a la reflexión de que es posible  la confianza en la política, y al revés, confiar en la adultez ciudadana. En cualquier caso la confianza  comienza por personas que  confían en las personas. Y eso va en ambas direcciones. Confianza, confiar en uno para confiar en los otros.
    Así cuando se conoce bien al político de cerca por la entrega en su trabajo, servicio y en su confianza  en los ciudadanos y vecinos de la  circunscripción que solo él o ella  representa,  pues éste/ésta   permite  el control de su política, deja  de tener sentido  y  ser prioridad, de una vez  y  para siempre,  “tener o poseer la confianza”  de su partido para seguir indefinidamente en el puesto, haga lo que haga, o ser incluido/a de nuevo  en listas cerradas,  y poder así ser reelegido/a  y continuar la “ representación teatral” de la política, en donde la confianza de la que hablo se ignora por completo, una gran pescadilla, una representación perfecta que no deja de morderse la cola.
    http://www.change.org/es/peticiones/dile-al-sr-rajoy-que-cambie-la-ley-electoral http://necesitamospoliticosdeconfianza.blogspot.com.es/

    Gracias a todos.

  • ana rodrigo

    Querido Juanel, esa es la gran encrucijada en la que cada cual tiene optar y elegir, y todo dependerá de la prioridad de valores que tenga en su vida. Cada persona puede poner todo su empeño en ir al Cristo de Medinaceli o a la Virgen de las Angustias a intentar resolver sus angustias personales o familiares, pero pienso que la amplitud de miras y la ubicación en los intereses comunes en favor de la sociedad y del género humano en general, sube el nivel de la esperanza activa a la categoría de la solidaridad y la generosidad conjuntamente con un sin número de personas que empujamos el carro por otro mundo posible. Aquí la miopía mental, sí perjudica gravemente al bien común.

    PD. Cuánto me gustaría que hubiese más personas con las que compartir estas reflexiones. Hala, animaros.

  • Juanel

     
    Cierto Ana, para mí también la utopía tiene un horizonte amplio y ambicioso de generosidad. Apunta nada menos que a la justicia en la distribución de derechos y bienes, sin exclusiones. Pero esto que está ahí como lema, que usan los políticos de turno sin parar, tiene una muy desigual concreción según quién, cómo y para qué lo usen.
     
     
    Sinceramente creo que el cambio de coordenadas para que la utopía sea posible lo tenemos justo aquí, en lo que estamos tú y yo haciendo ahora mismo: Internet, si se logra que siga siendo al menos tan libre como hasta ahora. Oí decir a JL Sampedro que el futuro se nos hecha encima en referencia al tema de los Indignados y el 15M. Y es que es verdad. Cualquier injusticia, atropello, opresión, violencia,……. colocada en YouTube o en cualquiera de las redes sociales, desata en unos momentos un clamor a nivel mundial, que se expresa como denuncia en manifestaciones en la calle convocadas con una inmediatez impresionante y en los blogs de los partidos y sus políticos, a los que se exige que actúen en consecuencia y con eficacia.
     
     
    Por ello si los políticos pierden su poder por estar al servicio de la banca, de los mercados financieros, algo que no sabemos exactamente a quien denunciar, pues lo que cabe es que esos políticos se vayan y nos demos a nosotros mismos políticos que quieran y sepan actuar a nuestras demandas, y no vendidos al poder financiero como nos está pasando al menos en España.
     
     
    Las consecuencias de todo ello resultan a mi modo de ver evidentes. Pero ciertamente se necesita que la gente se manifieste en la calle y también que se extienda en la red las denuncias, y no quedar paralizados por el miedo o la indiferencia. Es el silencio encubridor lo que ha permitido hasta ahora que la injusticia permanezca impune.
     
     
    ¡La utopía puede estar más cerca que nunca! ¡Ánimo!
     
    Saludos cordiales

  • ana rodrigo

    Ciencia-negocio-salud-timos varios, ¡difícil potaje!
     
    La utopía tiene frentes muy variados, pero siempre hay prioridades.
     
    Y, sobre todo, no confundir objetivos prioritarios con intereses particulares, ya sean religiosos, políticos, económicos o de cualquier otra índole. En este tema tan amplio cabe con facilidad el autoengaño si no tenemos claras las ideas y los conceptos de aquello que beneficia al género humano. Pienso que la utopía de la que hablamos aquí va más allá de nuestras batallitas personales que entrarían dentro del campo de la lucha diaria por sobrevivir y que no debemos abandonar. El horizonte de la UTOPÍA es amplio y ambicioso en generosidad.

  • oscar varela

    Ok, Olga, Ok!

    Pareciera que no solo los “chorros” andan por las Europas.

    También “afanan” por todo el Mundo.

    En lo que puedo, hago lo siguiente

    1º) no les creo
    2º) me informo
    3º) suelo mandarlos al carajo
    4º) sigo los consejos de quien “mejor informado con idoneidad” me quiere bien.
    ·············

    Hace poco, haciéndome el consabido “chequeo” de vejestud
    vi que en la Ficha del Sanatorio figuraba como “hiper-tenso”
    con un Registro de 140/90

    Me puse a reír; y la Dra. me dijo :
    – ¿Qué le pasa don Oscar?
    – ¡Del chiste!
    – ¿Cuál?
    – ¡Ese: de que yo soy hipertenso; e. d. una “hipotenusa”. ¿Podría, Dra., decirme de qué triángulo?

    Y nos reímos los dos!
    ················
    Cuando tuve oportunidad le pregunté a mi amigo doctor:

    – ¿Decime, ché doctorcito en medicina, por qué soy “hipertenso” con 140/90?
    – ¡Mirá muchacho!: la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró hace ya unos cuantos años que desde 140 ya sos “hipertenso”. De un plumaso se cargaron clínicamente con unos cuantos millones de Pacientes a los que ¡obligatoriamente! los médicos no pueden hacerse los giles; y ¡tiene que Recetar medicamentos! ¿Me entendés compadrito engominado?
    – ¡La Puta que los parió! -me salió del alma.

    Y asi, puteando, ¡Voy todavía! – Oscar.

  • olga Larrazabal

    Hablando de Utopías, a veces hay que hacer fuerzas para ayudarlas. Les incluyo una petición en pro de los medicamentos naturales.

    http://www.piensachile.com/index.php?option=com_content&view=article&id=10445:2012-10-14-16-13-27&catid=5:denuncia&Itemid=10

  • ana rodrigo

    Juanel, si tres párrafos ya dan que pensar, imagínate el libro, y sobre todo, el tema en sí mismo.
     
    El descrédito que se la dado intencionadamente al concepto utopía, la ha llevado al cajón del sastre, como algo que está ahí por si algún día le damos utilidad para otros fines que no nos inquieten en demasía.
     
    Si la utopía lleva consigo la esperanza activa, la indiferencia hacia la misma nos lleva a la pereza mental, anímica y, lo más grave, al inmovilismo, a la parálisis. Eso es lo que pretenden los poderes del pensamiento único, impedir que pensemos, que articulemos alternativas antihegemónicas, que puedan tambalear el sistema, este sistema dogmático empeñado en hacernos creer que fuera de él no hay salvación, o como diría Rajoy, hay la nada, no podemos aceptarlo resignadamente o encomendarlo a la virgen del Rocío como hizo la ministra de Empleo.
     
    La historia, mirada retrospectivamente, nos grita que nunca el camino hacia adelante ha sido uno sólo, y menos si es dominador, instigado, a su vez, por poderes con intereses no confesables. También nos enseña la historia que cuando la masa social ha asimilado este opiáceo de la sumisión y el conformismo, huele a muerte. Esta pestilencia es la que nos está haciendo irrespirable la crisis actual.
     
    El mayor problema es cerrar puertas y ventanas  pensando que la muerte afecta a los demás, no a nosotros, o que las cosas se van a arreglar solas. La historia humana ha sido el fluir del pensamiento y de la actividad humana; en el momento que las aguas se estancan, se pudren. Así que ánimo!!!!, los 15Ms en todo el mundo, nos están sacando de este letargo.

  • Juanel

     
    Ana, espera un poco. Has puesto 4 párrafos que no tienen desperdicio sobre los cuales podemos dialogar, cualificar, calibrar posibilidades…..
     
     
    En el primero ya apuntas una característica que considero importante “cambiar de coordenadas que hacen imposible la utopía para hacerla posible”. Bonito muy bonito, pero ¿cómo puede realizarse ? ¿es responsabilidad de unos cuantos, de muchos, de las estructuras, del sistema?
     
    En el comentario del 14/10, 12:12, aclaras que la base se sitúa en una dimensión crítica de la realidad con expectativas negativas – de lo cual hoy las tenemos sobradas por lo que deduzco que empezamos bien- y expectativas positivas, es decir, lo que se propone como alternativa.(la utopía alterglobalizadora). Diversidad y pluralismo visto desde una filosofía antihegemónica- que me parece correcto- y desde una epistemología desde el Sur frente al modelo científico-técnico del Norte. ¡¡¡¡ YA EMPEZAMOS!!!!
     
     
    Pregunto ¿por qué razón no sumamos el modelo del Sur (supongo que busca lo humano) con el del Norte (científico-tecnológico) en lugar de enfrentarlos?
     
    Saludos cordiales.
     

  • ana rodrigo

    Otro aspecto novedoso de la reflexión utópica que hace el autor, se refiere a la utopía alterglobalizadora. Y no sólo es novedoso como toma de conciencia, sino que nos interpela seriamente a no ausentarnos mentalmente del conocimiento de la CAUSA  y ORIGEN de la crisis mundial que nos azota a nivel globaL, EL CAPITALISMO.
     
    La utopía alterglobalizadora se sintetiza en los Foros Sociales Mundiales, bajo el lema “otro mundo es posible” y es la última de las utopías generada precisamente en el siglo presente.
     
    “La utopía alterglobalizadora se caracteriza por su dimensión crítica de la realidad que implica expectativas negativas, es decir, lo que rechaza, y expectativas positivas, es decir lo que propone como alternativa” (Pág. 140). El autor destaca algunas características importantes de esta utopía alterglobalizadora, como es la diversidad y pluralismo exigido por la complejidad de las sociedades contemporáneas, no sólo en sus manifestaciones, sino también en las causas que las originan, encabezadas, como he dicho, por el capitalismo. “Requiere una filosofía intercultural antihegemónica frente a a la imposición de la filosofía occidental en tanto modelo único de pensar e interpretar la realidad, y una epistemología desde el Sur frente al modelo científico-técnico de del Norte”. (pág. 141).
     
    PD. Si deseáis que extraiga textos dentro de la amplitud de aspectos tratados en el libro, me lo decís y lo haré gustosa. Y si me consideráis algo pesada, pues, nada pasáis de lo que escribo. Sabéis lo que me gusta cuidar y atender cuando atrio me publica algún escrito. Gracias por vuestra atención.

  • ana rodrigo

    Siguiendo la sugerencia de Juanel, sigo resaltando aspectos  del libro que pueden abrirnos caminos a la esperanza.
     
    Como he dicho en el post, una de las novedades que aporta el autor es la utopía feminista en clave de auténtica revolución en la relación de hombres-mujeres, mujeres –hombres, es decir de la Humanidad en general.  En épocas de crisis, siempre es la mujer la perdedora, y, no iba a ser menos en el momento actual. Lo estamos viendo desde las legislaciones del gobierno español en educación (aprobar la separación de niños y niñas en los colegios), a los recortes en la ley de la dependencia a parir los cuales las mujeres tienen que ser las cuidadoras únicas, y otros muchos aspectos en los que la mujer vuelve a quedar recluida en el hogar.
     
    El relato de la historia pone en evidencia, dice el autor, el sesgo patriarcal y androcéntrico invisibilizando y ocultando las propuestas utópicas del feminismo, y que ha supuesto un cambio de paradigma en la relación de los seres humanos.
     
    Y no menos grave es el ocultamiento de los conatos emancipatorios de las mujeres a lo largo de la historia. Mucha gente percibe el movimiento feminista como algo novedoso fruto del momento actual, error debido precisamente por este afán de silenciar tantas voces feministas que ha habido en la historia. Y ya sabemos que lo que no se menciona, no existe, aunque en este caso, esas semillas utópicas de tantas mujeres, han germinado en medio de todo tipo de obstáculos, pero con una gran fuerza liberadora de esa mitad de la humanidad acallada por tantos siglos de opresión. (pág. 119 y ss).
     
    “Aquí intentaremos reparar tamaña amnesia patriarcal y seguiremos el proceso de reconstrucción de la utopía feminista, deteniéndonos en los hitos más importantes:  Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana de Olympia de Gouges; Vindicación de los derechos de la mujer, de Mary Wolstonecraft; Declaración de sentimientos de Séneca Falls, la Biblia de la mujer de John Stuart Mill,” etc. (pág. 120 y ss)

  • ana rodrigo

    No me resisto a copiar otro párrafo extraido del artículo que hoy publica Luis García Montero en el Ideal de Granada y que dice así: Del mismo modo que la desesperanza forma parte de la situación de malestar que sufrimos, la esperanza es imprescindible para preparar un equipaje que ilumine nuestra existencia y la conduzca a otros rumbos.”
     
    Pienso que estamos tocando fondo en el desánimo individual y colectivo, y este estado de ánimo, es lo que menos nos puede ayudar a salir adelante.

  • ana rodrigo

    Estimado Juanel, me gusta la propuesta que me haces si bien es imposible sintetizar en unas pocas líneas 300 páginas densas en aportaciones sobre la materia en cuestión.
     
    Si puedo copiar párrafos que, si no son resumen, sí indican por dónde el autor interpreta la utopía. En realidad este libro está plagado de referencias, citas y comentarios de los más diversos autores, como he dicho en el post.
     
    Copio un párrafo que nos puede dar pie a reflexionar sobre la utopía, y que a su vez el autor interpreta a Karl Mannhein: “Utopía no es lo irrealizable sin más, lo irrealizable de forma absoluta, sino “lo que parezca ser irrealizable solamente desde el punto de vista social determinado y ya existente” ( Mannhein, Ideología y utopía, 1973), es decir, lo que no puede realizarse en unas determinadas coordenadas, pero sí puede hacerse realidad en condiciones nuevas. Cuando se formula una utopía en el sentido indicado, no se está proponiendo un imposible; se busca cambiar las coordenadas que la hacen imposible para que sea posible,” (pág. 149). El autor se refiere a los dos aspectos básicos de la utopía, el análisis de la realidad existente y la alternativa a la misma. Quizá sea esta afirmación la que desestima de raíz las distopías.

  • Juanel

     
    La utopía me parece necesaria para cultivar la esperanza, al menos la de unos cuantos que no estamos dispuestos a perderla. Pero ¿es también posible? ¿Para hacerla posible JJTamayo la cualifica como activa?
     
     
    Ana, no me he leído el libro de JJTamayo, si tienes tiempo y te apetece ¿podrías resumir en unos puntos concretos, cuales son las características de la utopía-activa que propone? Sería interesante poder comentarlos y calibrar su posibilidad.
     
    Saludos cordiales y gracias por el comentario sobre el libro de JJTamayo.

  • mª pilar

    ¡¡¡Hombres!!! Disculpas
    mª pilar

  • mª pilar

    ¡Hola amigos/as!
     
    Me quedo con la ¡¡¡Mujer!!! que intenta estar en su sitio allá donde se encuentre.
     
    Contando por supuesto, con los hobres buenos que pueblan la tierra… y asumiendo como puedo, aquellos que no lo son.
     
    Un abrazo entrañable a todo Atrio… de todo corazón.
    mª pilar

  • La paz Ana, en cuanto al párrafo al final del padre Tamayo, me hace recordar lo que hace un buen tiempo atrás dijo el padre Hans Kung acerca de la Encíclica “Humanae “Vitae”. Aquí sus palabras:
    “En este momento DIFICIL de la Iglesia, en el que podemos esperar la comprensión y el apoyo de los cristianos de otras confesiones, debemos buscar una palabra que ilumine. ¿Qué es preciso hacer? ¿Qué camino debemos seguir?, o mejor, ¿debemos continuar? Si, SEGUIMOS EN LA IGLESIA CATOLICA, seguiremos con su renovación, con su espíritu ecuménico. Ella no se deja desconcertar, NO PIERDE su esperanza. HEMOS SUPERADO  MUCHAS CRISIS y también superaremos ÈSTA. Y, si no me equivoco, incluso es positivo pasar por estas crisis”. ( 3.08.1968)
    El subrayado es mío.
    Saludos
    Lucho

  • pepe blanco

    Gracias, Ana, por esta recensión del libro de Tamayo, que tan apetecible lo muestra.

  • h.cadarso

      Felicidades a Pilar nuestra amiga mañica. Dicen, por cierto, que la Pilarica y la Monserrat andan un poco a la gresca, y que la Mercedes, la de Barcelona, mientras tanto está por Afganistán redimiendo mujeres cautivas…¿tú con cuál de ellas andas, mañica?