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Leyendo a Marcos – 10

UN PASO, UN MUNDOSalvador Santos – “Destilado” de Oscar Varela

El Reino es de lo más natural

Este Fascículo nos devela el núcleo intuitivo del Proyecto: LO NATURAL es EL REINO:

*  por sí misma
*  la tierra
*  va produciendo el fruto.

Considerar que el Reinado de Dios es lo natural al hombre
supone aceptar que la igualdad es el principio básico
sobre el que debe estructurarse la sociedad humana.

Eso resulta intolerable para el sistema.

Fascículo 9EL REINO ES DE LO MÁS NATURAL

(Mc. 4,26-29)

— Por el momento nos dejamos una escena sin leer, que se entenderá mejor después de haber visto otras parábolas —dijo Teófila al grupo de participantes—. Si les parece, vemos una de las dos que dirigió a continuación a la multitud. Aunque no tiene nombre podemos ponérselo nosotros al final.

Así es el Reino de Dios, como cuando un hombre ha echado la semilla en la tierra; él duerme y está despierto por la noche y por el día, y la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo. Por sí misma la tierra va produciendo el fruto: primero hierba, luego espiga, luego grano repleto en la espiga. Y cuando el fruto se entrega, envía en seguida la hoz, porque la cosecha está ahí (Mc 4, 26-29).

Marcos abre el relato con la introducción: “siguió diciendo” sin indicar cambio alguno en el escenario. Así pues, estamos a la orilla del mar con el Galileo sentado en la barca. Nosotros seguimos situados junto a la multitud, en tierra, oyendo su mensaje en parábolas.

Fíjense en las palabras iniciales del Galileo: “Así es el Reinado de Dios“. Ha colocado en primer plano el núcleo central del mensaje, como hecho sobre el que va a establecer la comparación.

La mirada del gentío se afianza sobre el colectivo que tienen ante sus ojos. No coincide precisamente con la soñada realidad social a la que denominaban: el Reinado de Dios. El Galileo trata de reconducir su idea equivocada.

La expresión con la que arranca el relato: “así es” avisa de la recurrencia a un ejemplo para mostrar un aspecto fundamental de esa sociedad definitiva que él sí reconoce en su grupo de adheridos. La comparación utilizada: “como un hombre que haya echado la semilla en la tierra” enlaza temáticamente con la parábola anterior.

El sujeto indeterminado, “un hombre“, carece de protagonismo y su aparición se produce exclusivamente debido a la necesidad narrativa exigida por la naturaleza de la acción. Se trata de un hombre cualquiera, no importa quién, El desarrollo de la parábola no se centra en él, sino en su actividad: “haya lanzado la semilla

La expresión con que se termina esta primera frase, aparentemente trivial y obvia, “en la tierra“, ofrece una pista a los lectores. Noten que esa misma expresión le sirvió a nuestro narrador para indicar la posición de la multitud respecto al Galileo: “la multitud se quedó en la tierra“.

Aún con este comienzo: ‘”Así es el Reinado de Dios como un hombre que haya lanzado la semilla en la tierra“, la parábola no entra en pormenores sobre la actividad agrícola requerida tras la acción de sembrar. Antes bien, alude a lo innecesario de la intervención del falso protagonista después de haber realizado su labor: ”se acueste o se levante, de noche y de día“. Además de dejar constancia de su inactividad respecto a la semilla sembrada a voleo, la frase registra el paso del tiempo con la referencia a la acción de acostarse y levantarse y la alusión a las fases en que éstas transcurren: noche y día.

La despreocupación del hombre anónimo revela su seguridad respecto a que el proceso se produce inexorablemente sin su intervención. Él, incluso, desconoce los mecanismos que lo ponen en marcha: “y la semilla germina y va creciendo sin que él sepa cómo“. La simiente desarrolla su potencialidad de forma autónoma, con independencia del agente que ha realizado el movimiento de diseminarla. Su progreso es ajeno al dominio cognoscitivo del hombre: “sin que él sepa cómo“. Esta última afirmación, aparentemente superflua, resalta la nula influencia externa sobre el crecimiento de la semilla y dirige el interés hacia el origen de ese avance imparable, que coincidirá con el quid de la cuestión.

El comienzo de la segunda parte del ejemplo contiene la clave de interpretación de la parábola: “por sí misma la tierra va produciendo el fruto“. Como era previsible por la marca dejada como señal en el texto, el sujeto: “la tierra” es el desencadenante que genera el proceso de crecimiento y el resultado productivo de la simiente. Como lugar donde ha sido depositada, la tierra responde espontáneamente a las necesidades que el potencial de la semilla demanda. Sus condiciones la configuran como el medio ideal con todos los ingredientes necesarios para acoger en su seno la simiente. Una vez metida “en la tierra“, ella sola avanza hacia su plenitud. Observen el matiz agregado al sujeto, “por sí misma“, descarta la necesidad de intervención de cualquier otro elemento complementario y concede categóricamente a la tierra la exclusividad de ser el origen del progreso galopante de la semilla.

La acción sostenida, descrita al decir: “va produciendo el fruto“, destaca holgadamente sobre la exposición previa como una prueba evidente de que la tierra, sola, consigue llevar la semilla a su esplendor.

La multitud, que permanece en la tierra, atenta a la narración de la parábola contada por el Galileo desde el otro lado de la orilla, tiene fácil sentirse aludida. También los lectores de Marcos. Como la tierra para la semilla, la mujer y el hombre son el albergue natural para el proyecto que el Galileo presenta como definitivo (el Reinado de Dios). La naturaleza humana reúne todos los requisitos para que ese proyecto logre su pleno desarrollo y conceda sus inimaginables beneficios.

— Me parece que el nombre de la parábola podría ser, entonces: Lo natural es el Reino —afirmó convencida una contertulia.

— Ese nombre tiene connotaciones subversivas —le replicó alguien. Piénsalo. Lo natural es que haya una autoridad; lo natural es el equilibrio; la propiedad privada es lo natural; es natural que exista un temor; lo natural es que si es más listo, gane más…

— Vamos —intervino Teófila tomando el timón—. Nos hemos quedado en el momento álgido de la parábola de donde surge su enseñanza fundamental. La tierra origina sola y por entero el progreso de la semilla desde el principio hasta el final. Veamos de qué manera lo cuenta el Galileo.

Enuncia la evolución de la semilla señalando los rasgos más sobresalientes de su crecimiento: “primero hierba, luego espiga, luego grano a reventar en la espiga“. Esta manera de relatar, pormenorizando detenidamente las etapas naturales del crecimiento de la planta, tiene el claro propósito de resaltar con plasticidad el resultado final del proceso que destaca por la enormidad de su apogeo.

El Galileo pretende con ello crear admiración en la multitud por el desbordante efecto natural provocado por la conjunción de dos elementos: semilla y tierra. Como ellos, sociedad alternativa y ser humano, se reclaman mutuamente para alcanzar con su unión el cenit de todo su potencial.

Del ejemplo no deben extraerse conclusiones sobre las fases de crecimiento de la semilla, que se describen únicamente con el fin de fijar la reflexión en el beneficio sobreabundante de la planta. Al abultar su resultado final, el Galileo persigue facilitar la deducción de que el proyecto social que él propone tiene ese mismo efecto rebosante cuando es bien acogido por el ser humano.

Pero hay algo más. El desenlace del ejemplo termina en el mismo tono optimista que la primera parábola. Con él, se estimula a los oyentes a dar el paso definitivo.

La primera frase parece complicada: “y cuando el fruto se haya entregado“. La dificultad que a primera vista presenta hay que considerarla, por lo tanto, como señal de intencionalidad. La acción de entregarse, atribuida al fruto, ha de entenderse en el sentido de donación, de ponerse al alcance o darse con generosidad. Con ella, el Galileo invitaba a la gente a reaccionar a su propuesta con la entrega personal, de manera semejante al ostensible ofrecimiento de la semilla en su esplendor.

El momento culminante donde se inicia sin demora la recogida del beneficio generado por esa asociación natural Reino y ser humano se introduce al aludir a la urgencia de la recolección: “enseguida“. El momento culmen apremia a la acción (“envía“) al hombre anónimo e inactivo. No se ha precisado de su actividad hasta el momento de la cosecha y, aún así, se le deja en la sombra evitando citarlo para no distraer respecto al hilo conductor de la enseñanza. La germinación, el crecimiento y el apogeo de la simiente en la tierra constituyen las fases de un proceso natural que requiere exclusivamente la contribución desinteresada de ese hábitat ideal e insustituible.

La recolección, referida con el término “hoz” anuncia el instante deseado y confirma la llegada del tiempo en el que se habían volcado las ilusiones. La frase final de la parábola alienta a un optimismo sin desmayo, asegurando la presencia de la realidad más anhelada: “porque ¡ha llegado la cosecha!”. El momento culminante donde se satisfacen sobradamente las esperanzas humanas.

La multitud que escuchó directamente la parábola pudo captar nítidamente la enseñanza transmitida a través de ella. A ese fin contribuyeron su sencillez, la viveza de la exposición, la variación de los tonos, y, quizás, la mirada cálida y los gestos seguros y convincentes del Galileo.

Esta parábola avanza la idea central de la primera, la del Escuchar, y agrega que la naturaleza humana no solo está preparada y dispone de todo lo necesario para asumir la sociedad alternativa y llevarla a su desarrollo práctico, sino que lo exige permanentemente como una necesidad existencial indispensable para alcanzar su plenitud.

Aquel hombre sentado en la barca ha descartado la idea tan arraigada en la gente. El reinado de Dios no llega desde el exterior. Es inútil esperar. Surge desde dentro y se impone aceptarlo. El proyecto social presentado por el Galileo está, pues, al alcance de las manos. Se encuentra ahí, al otro lado de la orilla donde él se sienta. Únicamente se necesita de la decisión personal para entrar en el tiempo radiante de la recolección. Para él, ha llegado ya el momento de la cosecha.

Bueno —terminó diciendo Teófila—, hemos llegado al final de esta curiosa parábola recogida exclusivamente por Marcos, como hemos dicho antes. Ahora podemos decidir sobre cómo llamarla.

···················

BUSCANDO UN TÍTULO – CONVERSACIONES

— He pensado un posible titulo: “el Reino es lo propio del ser humano” –

— Yo tengo un título que me resulta precioso: ”La semilla que crece escondida“.

— Yo no acabo de ver que el nombre: “lo natural es el Reino” tenga fuerza reivindicativa.

— ¡La pregunta del inconformista! Habrá que preguntarse a quién conviene esa interpretación que no toca el dinero del banco, la comida del congelador, las escrituras de las fincas, la ley…, el poder…

Pero no confundamos. El Galileo ha presentado una alternativa, humilde, escuálida, no hay que negarlo, pero se trata de una realidad social que, teniendo ante sus narices, la gente puede ver y valorar…

La religión, en cambio, reduce su mensaje a un espacio espiritual invisible. Eso sí, tiene una razón para hacerlo, la religión teme a la realidad más que a una vara verde. Aunque la contradicción se hace patente a la legua. Teóricamente, la institución religiosa considera al Galileo como el Maestro. Sin embargo, vive como si fuera analfabeto… Por mucho que multipliquen su imagen y repitan incesantemente su nombre, el Galileo que la religión presenta al público no es el verdadero Galileo. A mí me ha tenido machacada y reprimida muchos años. El auténtico me debe hacer disfrutar. Yo lo reconoceré por su voz humana y por el contenido de su discurso.

— ¿Y cómo tendrás la seguridad de que es él?

—  Muy sencillo. Lo reconocerán los pobres. Bastará pensar como ellos.

—  Yo estoy ansioso por saber qué tiene de subversivo el título “lo natural es el Reino”.

—  Ya lo dijimos. Nosotros consideramos natural todo aquello que desde pequeños nos han enseñado a no discutir. Conviene preguntarse qué interés hay tras esa labor fuertemente educativa ¿Por qué esa obsesión desmedida por grabar en nuestros cerebros axiomas universales? ¿Y qué nos impide someter a crítica esas verdades absolutas? ¿Quién nos ha inoculado el miedo a ponerlas en cuarentena? ¿Por qué calificamos de locura el hacerlo? Y si no es así…, aquí…, entre nosotros, hagamos el sencillo ejercicio de enumerar algunos de esos principios cósmicos indiscutibles.

—  Yo voy a decir algunas: el dinero; la propiedad de la tierra; el poder; las fronteras; los militares; las armas…

—  El egoísmo acaparador; el dominio y la esclavitud; los ricos y los pobres; la hartura y el hambre; la desigualdad; la discriminación por sexos; por razas; por cultura; por edad…; y, naturalmente, la estructura que defiende y permite todo eso.

—  Nuestro silencio cómplice.

—  Yo añadiré solo una: la febril actividad humana, que lleva sin remisión a la ruina del planeta y representa el gran fraude a la naturaleza.

—  Esa muestra forma parte de un conjunto de cosas ajenas al ser humano. Aceptamos esos principios como verdades intocables, pero no nos pertenecen. ¡Son un postizo!

—  Lo natural es el Reino.

—  No hay vuelta de hoja. La parábola denuncia en forma indirecta que nos han dado gato por liebre, ajeno por natural, y nos anima a acoger lo nuestro, ignorando lo extraño. Ahí radica la enorme inteligencia humana del Galileo.

—  Evidente. Considerar que el Reinado de Dios es lo natural al hombre supone aceptar que la igualdad es el principio básico sobre el que debe estructurarse la sociedad humana. Eso resulta intolerable para el sistema.

—  Lo primero que ha aparecido en la lista de cosas que hemos mencionado es el dinero. En teoría suena muy bonito. Pero, a ver, ¿cómo se puede, por ejemplo, vivir sin dinero?

—  Estoy empezando a considerar que únicamente se puede vivir sin dinero.

—  ¿Hacia dónde estamos mirando cuando defendemos el dinero como principio inviolable?.

—  Hacía la vida real.

— No. Esa es la base del engaño. Miramos hacia nuestra cuenta corriente. Si dirigiéramos nuestra mirada hacia la vida real, observaríamos los millones de hambrientos, ¡que se dice pronto!, muriendo a diario sin comprender ni siquiera la causa esencial que veda su vida. Pero nosotros sí la conocemos. Precisamente mueren porque no les miramos. Estamos pendientes de nuestro bolsillo… ¡y nuestro bolsillo es su muerte! La mirada obsesionada sobre el dinero no genera más que destrucción. Las pruebas son tan brutales como evidentes.

— Llevas el tema a posiciones radicales, estamos hablando del dinero como un sistema de intercambio. Desde ese punto de vista no podrás negar que es un excelente procedimiento, validado históricamente por todas las culturas.

— ¿De intercambio de qué? ¿Cómo se puede medir en valores económicos el tiempo y el esfuerzo humano? ¿Qué podemos poner en el otro lado de la balanza para equilibrar el platillo en el que se ha puesto la vida?

— Así funcionamos todos y hay una aceptación general del dinero como método de intercambio. No se ha encontrado otro mejor.

— Teóricamente eso es indiscutible, pero en la práctica el modelo oculta lo que realmente es: una fórmula de legitimar la desigualdad y la injusticia. El dinero no es un instrumento ni un medio, está constituido como el último objetivo. Representa el poder que se tiene o la penuria en que se está. Materializa el símbolo donde se concentra toda la crueldad del sistema. Por otra parte, damos como natural que ha de existir un sistema de intercambio, pero, ¿nos hemos preguntado por qué? El intercambio supone previamente la existencia de la propiedad privada. Esa es otra verdad universal que habrá que poner en tela de juicio.

—¿Tú estás por el Galileo que presenta Marcos?

— Yo estoy… ojo avizor. En mi vida me he sentido más neutral. Pero eso sí, nunca imaginé lo obscena que puede llegar a ser la neutralidad.

63 comentarios

  • oscar varela

    Hola!
     
    Tengo la suerte de tener amigos vivaces y alertas.
    Suelen llamarme la atención sobre cosas que a mí se me pasan por alto.
     
    Uno de ellos, que lee este Curso-Taller, me escribía esto:
     
    – “Hay muchas preguntas que no se plantean sobre el contenido de la parábola.
    Hasta me sorprende que nadie haya hecho una reflexión sobre la frase de una de las participantes en las reuniones con Teófila:
     
    Empiezo a pensar que solo se puede vivir sin dinero“.
     
    Me parece que surgen preguntas cuando uno lee despacio:
     
    * ¿Qué estaba entendiendo esa mujer por vivir al hacer esa afirmación?
    * ¿Qué significado tiene la disociación entre vida y dinero?
    * ¿Por qué le nace el pensamiento de que la vida con dinero resulta poco viable?
    * ¿Qué significa vivir?
    ………………
    Repasé, entonces, el Escrito de Salvador y, en efecto, me encontré con esto: 
     
    —  Lo primero que ha aparecido en la lista de cosas que hemos mencionado es el dinero. En teoría suena muy bonito. Pero, a ver, ¿cómo se puede, por ejemplo, vivir sin dinero?
    —  Estoy empezando a considerar que únicamente se puede vivir sin dinero.
    —  ¿Hacia dónde estamos mirando cuando defendemos el dinero como principio inviolable?.
    ··················
    Entonces hice memoria de que ya había escuchado algunas iniciativas sociales en las que se proponía eso: “vivir sin dinero”.
     
    Creo que en Argentina, durante la tremenda crisis de año 2001 ensayamos eso mismo.
    No nos fue mal. Pero tampoco bien.
    El “Trueque” fue fracasando por los “vivillos” que siempre aparecen y echan a perder “lo natural” de una sana Sociedad.
     
    Estimo que en ese espíritu de la letra del “Trueque” es que el Partido Solidario (PSol) en Argentina –liderado por el Presidente del Banco Credicoop, Carlos Heller, propone/mos una
     
    Ley de Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social
    Para todos: las personas, las empresas y el país.
    Una iniciativa para democratizar el crédito
     
    ¡Voy todavía! – Oscar.

  • mª pilar garcía

    ¿De que tratamos en este ¿taller-curso-relectura del texto de Mc.?

    ¿De presentar conocimientos para comprobar quien sabe más, incluso descalificar a otras personas? quizá no estén leyendo los textos siguiendo la misma fuente.

    Cada cual formulara su experiencia ¡no! por lo que sabe (aunque es importante) sino por lo que intuye al ¡¡¡escuchar el texto!!! y cotejarlo con lo cotidiano que a cada cual le rodea.

    Me entristece pensar, que cada cual quiere dejar su ” estandarte” más alto que los del resto; creo que no se trata de eso.

    Lo primordial de este seguimiento (para mí) es cotejar mis vivencias, experiencias, opciones…
     
    Recordando hoy (tiempo muy movido y un tanto vacío de intereses comunitarios tan necesarios) un texto importante en la vida del Galileo.

    Diría básico, fundamental, no solo para aquellas personas “creyentes” ¡no! en el vaticano…

    ¡Sí!

    Admirados por el Mensaje del Galileo, que se puede hacer vida, en cualquier circunstancia, creencia o no, país, formación.

    No es elegante decir, que quien nos presenta este trabajo “miente” porque como el mismo explica, lo hace desde un determinado momento de la vida del Galileo; hasta llegar a nuestro hoy, con cientos de experimentadores que han escrito de Él, según su sentir, más que siguiendo las fuentes primeras de su proyecto.
     

    Seamos capaces de ¡¡¡escuchar!!! y argumentar sobre el texto que se nos presenta, las dudas que nos asaltan;  sin querer sobresalir por conocimientos personales.
     

    Un abrazo.

    mª pilar

  •  
    Hola Rodrigo
     
    El término griego ἄθεος se escribe solo una vez en el NT, en Efesios 2,12. Se traduce por: “sin Dios” (imagino que coincidirán las diferentes traducciones). He empleado el término ateo en ese mismo sentido originario. No me refiero, pues, a la acepción más moderna y extendida que entiende por ateo al que niega la existencia de Dios, sino a la que considera ateo al que vive como si Dios no existiera.
     
    El grupo de Jesús no acudía a la sinagoga, ni seguía prácticas rituales, ni era observante de la Ley divina, ni se distinguía por su religiosidad, ni se dice que sus componentes ofrecieran sacrificios o fuera gente de intachable moral. El colectivo separado de la institución religiosa no cuenta con una casta sacerdotal ni tiene templos. Por consiguiente, no hay nada extraño en que fueran considerados (nunca dije: acusados) gente que vive sin Dios (ἄθεος).
     
    De hecho, en los comienzos de la actividad de Jesús, el evangelio de Marcos reconoce que en su mesa comen recaudadores y descreídos y que son muchos de ellos los que le siguen:
     
    “Sucedió que, estando él recostado en la mesa en su casa, muchos recaudadores y descreídos se fueron reclinando a la mesa con Jesús y sus discípulos; de hecho eran muchos y le seguían.” (Mc 2,15).
     
    Saltaba pues a la vista.
     
    La consideración (repito: no acusación) de que el proyecto de Jesús, está constituido por un colectivo que vive sin Dios (el que ellos habían fabricado, naturalmente) traspasa el evangelio de Marcos a Juan. El análisis de los enfrentamientos, las expresiones, las actitudes y las formulaciones usadas por los líderes religiosos e ideológicos contra Jesús y sus seguidores no deja lugar a dudas.
     
    He indicado que mi trabajo se ajusta a los escritos del NT como manera de aclarar que no hablaba de la segunda mitad del s. II, de Justino o Atenágoras, quienes si escriben que a los cristianos se les acusa de ateos.
     
    Un abrazo
     

  • Rodrigo Olvera

    Estimado Salvador
     
    Dices: considero como primera generación de seguidores a los que acompañaron físicamente a Jesús


    Peor me lo pones Salvador. ¿De dónde sacas que a quienes físicamente acompañaban a Jesús les hubieran considerado ateos?   Les consideraban impíos, es decir que no cumplían los mandatos, prescripciones y rituales. Pero no ateos.
    Más adelante, cuando se da el rompimiento entre el judaísmo y el cristianismo, les consideraban herejes, pero no ateos.
     
    Dices:  Me ciño en mi trabajo a los escritos del NT, en el que ya aparece explícitamente una fuerte crítica a la religión. Insisto, no hay que confundir crítica cultual con ateísmo. Y crítica a la religión (cultual) hay desde el Antiguo Testamento, como sabes bien.
     
    ¿En que texto del Nuevo Testamento aparece (explicita o implictamente) que les consideraran ateos a quienes acompañaron físicamente a Jesús?
     
    Otra pregunta: cuando dices que te ciñes a los escritos del NT, ¿implica que excluyes en tu trabajo las fuentes externas al NT? (como los textos romanos en que SÍ se acusa a los cristianos de ateos, pero también de antropófagos y de infanticidas). ¿No iría éso en contra de las reglas de la exégesis general y de la exégesis bíblica que pide ubicar el texto en su con-texto?
    Si no implicabas que excluyes en tu trabajo tales fuentes externas, entonces no entiendo el sentido de decir que te ciñes a tales escritos.
     
    Un abrazo

  • Hola Pepe
     
    Si he hablado de la barca como un símbolo, lo he hecho mal, he debido decir: figura. La barca aparece en un contexto de enseñanza tras la constitución de los Doce. Se menciona con indeterminación: una barca. No se trata de una barca específica. Se presenta siempre asociada a ese colectivo y en narraciones con sentido figurado. Es una realidad dinámica. Su movimiento representará el esfuerzo pedagógico de Jesús respecto a los discípulos. Estará en continuo movimiento hasta su desaparición, al final de la secuencia de los panes.  
     
    Un ejemplo con interpretación alegórica se encuentra en Jn 10, 1ss. Ahí, las realidades: puerta, ovejas, modelo de pastor  tienen un significado determinado. La parábola transmite en su conjunto una idea que se expone a la reflexión. Los elementos del ejemplo son soportes de esa idea, pero no hay nada que indique o fundamente una significación propia de esos elementos.
     
    Un abrazo

  • Hola Rodrigo
     
    Solo para aclararte que considero como primera generación de seguidores a los que acompañaron físicamente a Jesús. Me ciño en mi trabajo a los escritos del NT, en el que ya aparece explícitamente una fuerte crítica a la religión.
     
    Un abrazo

  • pepe blanco

    Gracias, Salvador.
     
    Esperaré pues, a que termine “la escena”, a ver qué pasa. Sobre todo, a ver qué pasa con las enigmáticas parábolas, que ya me tienen hecho un lío y no sé si son para mostrar o para ocultar.
     
    Pero hay un detalle que no entiendo: ¿por qué interpretar la barca como símbolo de “la” sociedad alternativa es, precisamente, eso: un símbolo -y no una alegoría- y, sin embargo, interpretar al sembrador y al hombre que esparce la semilla como la causa externa necesaria para el inicio del proceso que se narra constituye una alegoría y no un símbolo?
    ¿No será al revés? (tu interpretación de la barca, una alegoría, y mi interpretación del sembrador, un símbolo?  “La alegoría es una representación más o menos artificial de generalidades y abstracciones perfectamente cognoscibles y expresables por otras vías. El símbolo es la única expresión posible de lo simbolizado, es decir, del significado con aquello que simboliza.” http://es.wikipedia.org/wiki/Alegor%C3%ADa )

  • Rodrigo Olvera

    Estimado Salvador
     
    Convendría recordar que la primera generación fue considerada una corriente interna dentro del judaísmo. Respecto de “las primeras generaciónes” es falso que fueran acusadas de ateismo. Solo fueron acusadas de ateismo las que estaban en la órbita de influencia de Roma (La acusación de ateísmo fue formulada bastante después, cuando ya se había producido el rompimiento entre judaismo y cristianismo, en el contexto histórico de conflicto entre la religión romana y el cristianismo).  No así las tambien primeras generaciones que no estuvieron en el ámbito de influencia de Roma. La historia de las primeras generaciones del cristianismo es mucho más amplia que la historia de las primeras generaciones del ámbito de influencia imperial romano.
     
    Recordemos que tal acusaciónde ateísmo  no fue porque la cosmovisión cristiana no fuera religiosa, sino porque se negaban a participar en los cultos a los dioses paganos y no tenían lugares públicos de culto (en esa época). Históricamente comprobado es que la negación a participar en los cultos a los dioses paganos era motivada en el monoteísmo cristiano. No se debe confundir crítica cultual (que está presente desde el Antigua Testamento, como una crítica religiosa al culto) ni con ateísmo ni con un proyecto “no religioso”. En este sentido es brillante Jose Ignacio González Faus al señalar que antes que los maestros de la sospecha y la crítica religiosa de la modernidad, existió históricamente una crítica religiosa desde la religión.
     
    Recordemos también que los mismos textos en que aparece la acusación de ateos, aparece la acusación de infanticidas y de antropofagia. Espero que no se incurra aquí en una práctica común en la exégesis cristiana desde Clemente de Alejandría, de dar validez a un texto sólo en lo que refuerza el propio argumento y quitarsela en lo demás. Si se da validez a la acusación de ateos, se debe dar validez a la acusación de caníbales.
     
    Lo cual lleva una vez más a una cuestión metodológica. Es la discusión histórica la que se ve constreñida por los análisis textuales? o es la exégesis (el análisis textual) el que debe partir de la comprensión histórica y cultural del con-texto?
     
    O ambas dos 🙂
     
    Saludos

  • Salvador Santos

    Hola Rodrigo

    Las respuestas a las preguntas generales sobre Jesús exigen una interpretación previa del texto del evangelio realizada en profundidad y con rigor. ¿Tuvo Jesús conciencia religiosa? ¿Fue Jesús un piadoso judío? ¿Consideró derogada la ley del AT? ¿Fue el amor la esencia de su mensaje?

    A ese tipo de preguntas suelo responder: Veámoslo sometiendo a crítica el texto original a ver qué dice. Las respuestas generales sin estudio del texto son frecuentes y, al carecer de fundamento, atraen a incautos por su aparente verdad, aunque lo más que consiguen es inducir a error y mantener en la equivocación. Por eso uso el método de leer el texto palabra a palabra antes de incurrir en afirmaciones que pueden ser mal comprendidas. 

    Para que no se interprete esto como una huida de la pregunta, contesto:

    ¿Tuvo Jesús una conciencia religiosa? , muy cercana a lo que en terminología de los profetas se denominó: conocimiento de Dios. Como estoy fuera de casa, en un pueblo de Barcelona, y no dispongo de una Biblia, daré una cita de memoria:

      “Proteged al huérfano,
      defended a la viuda.
      ¡Eso si que es conocerme!”

    Si se me plantea una pregunta con la siguiente formulación:
    ¿Esa conciencia religiosa motivó su actuación? Mi respuesta es: Sí.

    Como cualquier persona normal, para llegar a sus conclusiones partió de su experiencia. Reflexionó sobre ella y sobre la de la gente con las que convivió. Y sometió a crítica profunda lo que se consideraba verdad absoluta y palabra de Dios: los textos del AT. Después de eso, trazó su plan y actuó.

    Convendría recordar que las primeras generaciones de seguidores de  ese proyecto suyo fueron considerados ateos.

    Un abrazo

  • Salvador Santos

    Buenos días Javier

    No puedo explicar el texto que mencionas en un comentario. Pero, si te fijas, las palabras que citas de ese texto son la respuesta de Jesús a un letrado que le dirige una pregunta teórica propia de las discusiones que tenían entre ellos sobre la Ley. La contestación de Jesús se ciñe escuetamente al marco donde se inscribe la pregunta, es decir, al AT. Ahora bien, su mensaje no coincidirá con el del AT.

    Respecto a que Pablo influyera en Marcos y fuera anterior a Marcos, se trata de una idea con muchos partidarios de la que no participo en absoluto. Expliqué en otro momento en Atrio cómo Pablo y Marcos anduvieron a la greña. El texto de Marcos es, a mi juicio, anterior a los de Pablo. Los escritos de Pablo tienen, también a mi entender, un valor muy relativo a considerar en función de la cercanía o lejanía al mensaje propuesto en el evangelio.

    Te mando un abrazo

  • Salvador Santos

    Hola Pepe.

    Ni una pizca de paciencia. En mi conversación contigo, solo agrado. Y quisiera que se notara.

    En mi comentario anterior no había aludido a la llamada parábola del sembrador. Pensé que tú hablabas del sembrador refiriéndote al personaje de esta segunda parábola.

    Esta segunda parábola no continúa la primera. Las tres parábolas narradas en este contexto están unidas temáticamente, pero cada ejemplo conforma una unidad con sentido propio e independiente. Los personajes que aparecen en ellas no tienen entre sí relación alguna. En la primera se habla del sujeto que inicia la acción utilizando un participio: “el que siembra”. Esta forma verbal indica  el valor de la siembra en el desarrollo narrativo. En la segunda se menciona a un personaje de forma muy general: “un hombre” . Podría haber empleado un término más específico y haber concedido categoría al personaje diciendo, por ejemplo: un agricultor. Habría sido más apropiado. Es quien cuenta la parábola, no yo, quien resta valor al personaje para destacar lo que le interesa.

    Desde un punto de vista real y hablando de agricultura, resulta evidente que la interacción entre la tierra y la semilla requiere la mano humana, el trabajo previo sobre la tierra, el cuidado sobre elementos agresivos que la dañen, el riego… Pero aquí no analizamos un tema biológico, tratamos sobre un ejemplo usado como transmisor de una idea; y necesitamos analizarlo a fondo para descubrir esa idea.

    La interpretación de las parábolas con sentido alegórico (dándole un significado a cada elemento y personaje incluidos en ella) comenzó más pronto que tarde y siguió ¡hasta finales del siglo XIX!. Un ejemplo de esta equivocada forma de entender la encontramos en Agustín de Hipona. Respecto a la parábola de Lucas llamada El buen samaritano identifica al hombre atacado por los bandidos ¡con Adán! A estos con el demonio y sus ángeles, y a Jericó con la luna…. Un exégeta alemán (Jülicher) mostró lo erróneo del método alegórico como manera de entender las parábolas y marcó el camino a seguir. El sentido de las parábolas está contenido en la historia que cuentan sin que haya que ver cada elemento como pieza de un jeroglífico con un significado particular. Las parábolas ilustran una idea. Esa idea desplegada en imágenes es el objetivo a lograr al analizar un ejemplo.

    Algo esencial para dar con el significado de una parábola es su ubicación en el texto. Las generalizaciones l olvidad. Las parábolas han sido colocadas en su sitio no a capricho desordenado de su autor, sino con una intención determinada de manera que cada lugar aporta un dato esencial para su comprensión. Recordemos nuestro contexto:

    1.    Enseñanza a la multitud junto al mar. La multitud presiona a su grupo aún en pañales (barquilla) proponiéndole liderar un movimiento mesiánico (Mc 3,7-12).

    2.    Jesús define su proyecto: constituye los Doce. El grupo cobra identidad.

    3.     Su familia piensa que está loco y van a por él. Él declarará quién es su familia (3,21.31-35)

    4.    Los líderes de la ideología oficial tratan de desprestigiarlo ante el pueblo. Él les planta cara. El enfrentamiento con la institución resulta evidente (3,22-30)

    5.    De nuevo enseña junto al mar. La relación con la escena primera (3,7-12) es clara (de nuevo). A parece la multitud. Su proyecto está consolidado (barca, no barquilla).

    6.    Propone su proyecto utilizando comparaciones adaptadas a la comprensión de la gente (según lo que podían oír; 4,33)

    7.  Lo que nos falta por leer

    Falta conocer por qué eligió Jesús esa estrategia de las parábolas, cómo reaccionaron los discípulos ante esa estrategia, el porqué de esa reacción y cómo respondió Jesús a ella. Esto se verá en su momento.

    La interpretación de cada unidad narrativa supone encontrar sus nexos de unión con la que le  precede y la siguiente, de forma que manifieste en su entramado una unidad de sentido a exigir también en los términos empleados por cada una de ellas. Las generalizaciones no valen para interpretar un texto. Hay que desentrañar el puzzle logrando encajar todas las piezas una a una. Cuando alguien usa el voluntarismo en la exégesis, quedan huecos y piezas sueltas sin encajar.

    Un poco largo. Perdón. No es fácil abreviar en estas cosas.

    Un abrazo

  • M.Luisa

    Los graves equívocos   que  el concepto de religión  había llevado  a la gente de entonces y sigue llevándonos todavía en nuestra época    no quiere decir que , al hecho de la dimensión religiosa  como  algo constitutivo del ser humano, se le haya de eliminar de un plumazo.  .
     
    Si he de fiarme de mis reflexiones diría que Jesús vino a  mostrarnos  que la religión es un sentir. Por eso es un camino interior a recorrer. No uno exterior y religioso.  Y estoy convencida que el ingente trabajo exegético de Salvador va en esa línea.  La praxis de Jesús no nos lleva a   ninguna idea  y menos a una que fuera religiosa  sino a un sentir práxico,  por lo que su  término de actuación,  por contraste, le debió llevar a pensar en la errónea idea de religión del AT
     
    Ahora bien, si la religión es un sentir  lo sentido como tal   antes de ser religión consistirá en religación. Es a lo que me refiero cuando insisto  en la  anterioridad de la realidad  respecto al ser, que es lo que   procede hacer si de veras  se quiere  rebatir desde la diáspora  a los  puristas  fieles.  Lo he meditado mucho y creo que no hay otra alternativa. No hay ser real sino realidad siendo.
     
    ¿Por qué en comparación con la técnica y la ciencia el ser humano no avanza en espiritualidad? Porque la religión no lo permite. Sólo hay que fijarse,  para darse cuenta  de este frenazo, de este  gran muro, en lo que viene a representar los dogmas  para  aquellas personas  que lo que a ellas les va no es a lo que apunta la religión,  sino con lo que el concepto gratificante  les asegura. Es imposible así  que el ser humano se abra a la dimensión última a la que esta llamado.
     
    Lo que hace trascender las cosas no son sus conceptos sino el sentir la presencia  de ellas en su estar simplemente ahí.
     
    Buenos días!

  • Rodrigo Olvera

    Estimado Salvador
     
    Gracias por tu respuesta, pero no me convence. ¿Sus contemporáneos participaban de la mentalidad del AT pero él no? ¿Promuevo una sociedad alternativa a la sociedad teocéntrica en que vivo  y para que se me entienda que promuevo una sociedad alternativa a la sociedad teocéntrica utilizo un término religioso? No suena lógico. Si fuera cierto, entonces aunque lo que quisiera Jesús fuera que se le entendiera, Jesús sería el responsable de que no se le entendiera como alternativo a la sociedad teocéntrica; y sería él el primer responsable del desaguisado posterior de interpretar su mensaje en clave religiosa. ¿No crees?
     
    Esto ya había salido antes en nuestro diálogo, cuando se discutía no tu novela sino tus capítulos de exégesis. Tuvo o no Jesús una conciencia religiosa; y si la tuvo, fue o no motivadora de su actuar.  Según recuerdo (corríjeme si recuerdo mal), aceptabas que tuvo tal conciencia religiosa por ser la cultura en que vivió inmerso, pero negabas que tal conciencia religosa fuera motivadora de su acción.  Yo lo que decía es que no necesito proyectarle a Jesús la conciencia secular del siglo XXI. Jesús, según mi entender, tuvo una conciencia religiosa y tal conciencia fue motivadora de su actuar (fue uno más de los distintos movimientos de renovación de una sociedad teocéntrica). Se puede hoy retomar lo bueno de ese proyecto, dejando a un lado el aspecto religioso… pero para ello no necesito decir que así lo hizo Jesús (el dejar a un lado el aspecto religioso).
     
    En fin, como siempre es un gusto leerte.
     
    Saludos