Zorionak, Aimar! Zorionak, Malen, Andoni, Ander, Libe, Ioritz… Hoy hacéis vuestra primera comunión, o la acabáis de hacer en estos domingos floridos de mayo. Veros juntos y mirar vuestras caras es como mirar el campo verde, lleno de cantos. ¡Cómo me alegro de veros contentos y de veros jugar en los tiempos que corren! ¡Cómo me alegro de veros recibir el pan de la vida en la mesa de Jesús!
¡Oh, el pan! Mira el pan, Aimar. El pan que hacen tu padre y tus tíos, como el pan de la abuela, en el horno del caserío. La hostia es pan, y el pan es tierra y agua, aire y fuego, electrones que danzan y estrellas de fuego formando galaxias. Cada pequeña hostia es el cosmos infinito, y cada hogaza redonda es santa como la hostia redonda de la primera comunión.
Mirad el pan. Cada trocito de pan es la historia del mundo desde el primer Big Bang, y desde mucho antes, aunque no sabemos nada de lo que hubo antes. Pero todo está en ese trocito de pan. Todas las tierras labradas, las mañanas frías, los días soleados, los brotes tiernos, las lluvias de la primavera, las espigas verdes y las amapolas rojas, el grano molido, la harina lisa como la piel o como la playa. Y todas las savias, todo los colores. Todo lleno de vida, lleno de Dios, desde siempre hasta siempre.
Mirad el pan con vuestros pequeños ojos tan limpios todavía. En un trocito de pan, en esa pequeña hostia se contiene la historia de toda la humanidad, tan bella y tan dura. Mirad el pan: así somos. Somos esa pequeña hostia de pan sagrado y sabroso, de pan sufrido y lleno de sueños.
Por eso a Jesús le gustaba tanto el pan, y también el vino: porque de eso vivía la pobre gente. Y comía y bebía alegremente con todos, pero sobre todo con la gente que los “justos” despreciaban como impuros, pecadores y herejes. Por eso le llamaron comilón y borracho, “amigo de pecadores” y hasta de prostitutas. Pero a él no le importaba. Y soñaba cada día que muy pronto, muy pronto, ya no habría más injusticia en la Tierra, ni deudas, ni hipotecas, ni gente sin casa y sin pan. Soñaba que habría pan y vino en abundancia para todos, y que todo el mundo se podría sentar en la misma mesa para un gran banquete. Y a los que se creían justos les decía: “Las prostitutas irán por delante de vosotros al banquete de Dios”.
Eso era otro mundo, pero en este mundo, y a los poderosos no les convenía. Jesús presintió que iban a por él, y no se le ocurrió cosa mejor que organizar una alegre cena de despedida con sus amigas y amigos, y con pan y vino. Y les dijo: “Cuando os reunáis para comer pan y beber vino, acordaos de mí y seguid brindando por mí y por la esperanza de otro mundo en este mundo”.
Pues eso es la primera comunión y todas las comuniones. Los amigos de Jesús nos reunimos para brindar con pan y vino por la esperanza de Jesús, que es nuestra esperanza. Y lo mismo da que sea pan de trigo o de mijo o de arroz o de maíz, y que sea vino de uva o manzana, cebada o arroz o caña de azúcar, cualquier licor que alegre y dé sabor a la vida de la pobre gente. Todo aquello que nutre y alegra es cuerpo de Jesús y cuerpo de Dios.
Zorionak, felicidades, Aimar, Malen, Andoni, Ioritz…! Disfrutad, jugad, creced. Sed alegres y buenos. Sed como Jesús, mejores que nosotros. Y prometednos que pondréis un granito de trigo para que este mundo sea como un pan grande, para que todos formemos el cuerpo de Dios, para que cada día sea la primera comunión.
Para orar
YO SOY EL PAN DE CADA UNA DE VUESTRAS ESTACIONES
Pan fresco de nuestras primaveras, ligero y crujiente,
que se come a mordiscos;
pan de las promesas, pan de nuestra juventud,
estallido de los brotes,
estación de las canciones;
pan fresco de nuestras primaveras.
Pan cocido de nuestros veranos,
el de la dura realidad,
hecho en el horno del duro trabajo de cada día;
pan seco de nuestros fracasos,
pan amargo de nuestros desiertos,
estaciones de nuestra madurez,
pan cocido de nuestros veranos.
Pan dorado de nuestros otoños
que masticamos lentamente,
último sabor, último placer;
pan amarillento de nuestros recuerdos,
espera en vano del cartero,
alegría de un ramo de flores,
estación de las horas monótanas,
pan dorado de nuestros otoños.
Pan duro de nuestros inviernos,
el tiempo se acelera de repente;
los visillos levantados en la ventana
para ver pasar la vida y a los seres;
la memoria ya nos traiciona,
nuestros amigos ya se han ido;
estación de las horas crepusculares,
duro pan de nuestros inviernos.
Yo soy el pan de vuestras primaveras,
la realidad de vuestros sueños de antaño;
yo soy el pan de vuestros veranos,
el camino de nuestra humanidad;
yo soy el pan de vuestros otoños,
la vida de cada hora que pasa;
yo soy el pan de vuestros inviernos,
la resurrección de vuestra tierra;
yo hago de cada estación de vuestra vida
una inmensa eucaristía,
una Pascua de libertad, una ruta de eternidad.
(Michel Hubaut)
No cabe duda ninguna que como cristianos debemos compartir..Pero acercándonos cada vez mas a Cristo, a traves de la historia, vemos como se entendía y se distinguía lo esencialmente eucarístico, de la que era la consecuencia de ello..que es el amor de Cristo en RL y en los demás..
Por eso Juan, el discipulo amado, que fue el ultimo evangelista en morir…y que por lo tanto vivio ya toda la tradición sinóptica..Ya se leían las Memorias de los Apostoles en las comunidades cristianas durante el primer siglo, se celebraba ya el memorial de la Pasion y Muerte de Cristo y por eso,quiso, primero detalladamente explicar en su evangelio que Cristo era el amor encarnado..que prometía primero quedarse con nosotros diariamente en la Eucaristía..EL MISMO..porque EL era el UNICO camino, verdad y vida…y entonces, nosotros, sus discípulos teniamos que amar a los demás de la misma manera que Cristo, en el servicio de la caridad…porque Dios era amor.
No se puede leer la Escritura sino a la luz de la tradición apostólica puesto que entonces su sentido sería completamente diferente
Por eso el agapé cristiano no equivalía exactamente a la Eucaristía..Y sabemos que la cena eucaristica no se celebraba ya por la noche, como el agapé, sino por la mañana, cuando se reunía la comunidad, aunque es tambien probable que ya existiera en esa epoca las eucaristías domésticas a la que alude S. Cipriano…Pero lo cierto es que en el siglo II los cristianos acomodados tienen la costumbre de invitar a la cena a miembros de la comunidad, eligiendo preferentemente personas necesitads junto con el obispo y el diácono. Griegos y africanos deba a esta cena el hermoso nombre de comida de amor o agapé (Saxer, Vie liturgique et quotidienne a Carthage-Roma 1969, pp 189-263) Y asi Plinio el Joven escribe que los cristianos apresados “reconocen que se reunen para tomar juntos alimentos ordinarios y perfectamente inocentes”
Pero aquello es diferente a lo que Justino (hoy celebra la iglesia su martirio) que se convirtió al cristianismo en el 130, escribe sobre la Eucaristía y… de esta forma: “Y en el dia del Señor todos..se reunen en un lugar y se leen las Memorias de los Apóstoles y los escritos de los profetas…El celebrante toma la palabra para exhortarnos a imitar los buenos ejemplos que acaban de ser citados. A continuacion todos se ponen de pie y oran..Por ultimo, se lleva pan, vino y agua. El celebrante ORA y da gracias con todas sus fuerzas..El pueblo responde AMEN. Despues se distribuye a cada uno los alimentos CONSAGRADOS y se envían a los ausentes por medio de los diáconos” (1 Apolo 67)
El rito liturgico de Hipolito Romano describe con detalle las oraciones que equivalen exactamente a la consagración que son iguales a las que hoy en día se pronuncian en Misa citando a 1 Cor 11,23-26).
Hay una COMUNIDAD que en amor se reune para celebrar la Eucaristía y que tambien invita a los hermanos al agapé para realizar el mandato de servir en el amor..Son dos cosas que se complementan en Cristo
un saludo cordial de Santiago Hernandez
Ana Rodrigo, saludos.
El pasado sabado, asistí a una boda en la cual compartimos misa y mesa con muchos y agradables amigos.
Sentado a la mesa, conocí allí mismo a una amiga de nombre Monica. Persona de fe y con una visión muy humana de la relación con Dios. Me explicó Monica, al uso del tema que aqui tratamos, que estando ella en Madrid hace años, conoció el caso de una mujer extranjera que con una enfermedad terminas, tenia el amparo de ella y un grupo de amigos.
Todos juntos, la reunieron una tarde en casa para cenar con ella, pues como ella había decidido volver a su país para acabar allí su vida junto a los suyos, estos amigos reunieron el dinero para el billete del avión.
Estando todos a la mesa compartiendo (COMENSALIA), esta mujer comenzó a hablar y a todos les expreso emocionada su momento, les agradeció el gesto y les dió a todos una lección de vida, plena y esperanzada.
Continuó Monica contandome que, en aquella cena estaba presente un amigo sacerdote, presente como uno más. Y que cuando esta mujer terminó de hablar, el sacerdote le dijo: “Te das cuenta de que esto ha sido una eucaristía compartida, y que tu -mujer- has sido el ministro que la ha celebrado“.
Acabo con una reflexión de Pagola en su libro, El camino abierto por Jesús-Mateo, pag 303.
“La preocupación por defender y precisar la presencia del Cuerpo y la Sangre de Cristo en la eucaristía ha podido llevarnos inconscientemente a olvidar la presencia viva del Señor resucitado en el corazón de toda la comunidad cristiana”.
Saludos desde la calurosssisima Andalucía.
Floren de Estepa.
Según estudiosos de los orígenes del cristianismo, hubo dos tradiciones, una se basada en que el rito estuviese centrado en la muerte y resurrección de Jesús, y otra en la que lo más importante eran las palabras de Jesús en su conjunto y el recuerdo de su vida. Terminó priorizándose la de la muerte y resurrección, y el rito se quedó con el tono sacrificial, como el cordero que se ofrece a Dios para calmar su ira por nuestros pecados.
Pienso que esto ha sido una auténtica catástrofe para la Iglesia. La teología en torno a la eucaristía, siguiendo la tradición judía de que el Mesías venía a salvarnos del pecado de Adán, ha desfigurado totalmente la vida, praxis y mensaje de Jesús.
Yo recuerdo, no hace muchos años, que se nos decía que si nos perdíamos la primera parte de la Palabra, no pasaba nada, puesto que la misa “valía” para el cumplimiento dominical a partir del ofertorio. No digamos cuando se ha celebrado utilizando una lengua, el latín, que nadie conocía. El rito “salvaba” per se, sin participación personal alguna. Y aún sigue esta ausencia de participación activa, puesto que la feligresía son meros espectadores, y el cura, aunque sea un cura orquesta y “permita” a las mujeres hacer las lecturas, es el cura el que lo hace todo.
Lo que sí queda claro es que las primeras comunidades se reunían en plan, diríamos, de compartir, no sólo el alimento, sino para celebrar la comensalía, como dice Floren. La comensalía era algo más que compartir alimentos, se compartían recuerdos, experiencias, fe, amor, solidaridad, eso sí, con muchos problemas propios de los seres humanos, como demuestra la bronca que Pablo le echó a la comunidad de Corinto.
El problema a lo largo de la historia es que la Eucaristía se ha fosilizado en un rito rutinario, precisamente porque no se parece en nada a aquellas comidas y cenas que Jesús compartía con aquellos hombres y mujeres que conformaban su comunidad, y tampoco se parecen a las reuniones que celebraban las primeras comunidades cristianas.
Brevemente Santiago, pues estoy trabajando en mi floristería.
Acepto y respeto tus conclusiones, pues como cristiano que soy acudo de veza en cuando a celebrar la eucaristía y a compartir el pan y la palabra.
Creo, que cla clave del siglo XXI para un cristiano es el COMPARTIR y el SERVIR. “Donde hay un árbol que plantar, plantalo tú” dijo Gloria Fuertes.
Si lo que se comparte en nombre de Cristo es el Pan, bendito sea.
Si lo que se comparte es la bebida, bendita sea.
Si lo que se comparte es la tristeza o el gozo, benditos sean.
Si lo que se comparte es el amor, bendito sea.
Si lo que se comparte es la pasión, bendita sea…etc.
El pan y el vino, son prefiguración, símbolo sagrado, elementos ocurrentemente significativos; pero no olvidemos que en todo el evangelio de Juan, existe una opinión común entre muchos teólogos, que manifiesta que al nombrar alpan bajado del cielo, lo que Jesús indica es la nueva enseñanza que desde él mismo, baja del padre a los hijos de la tierra. Un pan, en forma de nueva enseñanza, en la cual te salvas si amas y no si cumples la lay como antiguamente.
¿Porque Juan omite el símbolo del pan y el vino en la nombrada última cena? Porque el simbolo o trasfondo autentico de aquella comida, radica en los principios que se desprenden de la comensalia y que son EL AMOR Y EL SERVICIO.
Abrazos fraternos.
Encantado y que pases un buen día.
atte. Floren de Estepa.
Muchas gracias, Floren, por tu amable e interesante comentario..He leído el link que me envías…que tambien agradezco
CREO que no hay demasiada incompatibilidad en las 2 posturas..Yo creo que la Eucaristía es irradiación magnifica de la luz de Cristo, no solo para beneficio del que la recibe, sino para los que resultarán beneficiados de esta COMUNION FRATERNAL…Ese doble aspecto, personal y comunitario, siempre ha estado presente en la Iglesia “desde el principio” y asi los primeros fieles “perseveraban asiduamente en la doctrina de los Apostoles, y en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones” (Hechos 2,42)..Si la Eucaristía no es solo el Memorial de la Pasion y Muerte del Señor, sino que es el alimento espiritual individual para cada uno de nosotros, y esto se realiza en COMUNION de los unos con los otros, o sea en COMUNIDAD, tiene que tener tambien ese aspecto social de servicio que Juan, y la escuela de Efeso, “recalcan” en el Evangelio de la Ultima Cena…Ambas cosas, la causa y el efecto, no pueden separarse…puesto que la EUCARISTIA es el amor mismo de Cristo realizado en nosotros que nos volverá semejantes a EL, principalmente viniendo como el Maestro a “servir” y no ha “ser servido”
Sin embargo, esta enseñanza y don de Cristo fue dificil de aceptar “desde el principio”..Y asi Juan narra que cuando Cristo la propuso diciendo: “si no comiereis la carne del Hijo del Hombre y no bebieres su sangrre, no tendréis vida en vosotros..porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida” los oyentes de Jesus dijeron: “Duro es este lenguaje ¿Quien puede escuchar esto?” y entonces muchos se marcharon, excepto los apostoles, que creyeron…Asi pues los judíos interpretaron el verdadero sentido en el que Cristo hablaba del milagro eucarístico, porque si no el contexto de la perícopa no podría entenderse cabalmente
Por otro lado, la fe de la iglesia ha sido la misma desde entonces…San Pablo recoge su importancia cuando empezó a escribir sus cartas apostolicas..y dice que “quien comiere el pan o bebiere el caliz indignamente, reo será del cuerpo y de la sangre del Señor” (1 Cor. 11-27-29)
Asi pues este regalo de Jesus que tanto maravilla a nuestros hermanos separados convertidos a nuestra fe, posee esta nutrición para que nos convirtamos diariamente al bien y que se refleje en nuestra salud espiritual y en la de la comunidad…pues por eso recibimos la COMUNION que es la union espiritual y moral con nuestros hermanos, especialmente con los mas necesitados y los que sufren…Yo creo que este es el sentido holístico y completo de lo que ha sido y es el centro sacramental de la Iglesia desde siempre, que es pues el mismo Cristo, la fuente principal del amor irradiado e irradiante hacia nosotros mismos.
Gracias por tu interes…un cordial saludo…de Santiago Hernández
Estimado Santiago:
Con todo mi respeto, considero una pobreza intelectual y espiritual el considerar que Jesús se nos quedó en el pan y en el vino. Ese horizonte es demasiado pequeño para afrontarlo desde una perspectiva comunitaria y amplificadora.
Jesús, es mucho más que todo eso. Además, lo que Jesús especifica a sus discípulos, es que afronten aquella cena o aquellas comidas, como un memorial. “Zikkarión” en griego, que quiere expresar, no solo el acontecimiento que se recuerda, sino –lo más importante- que al recordarlo, rememorarlo o volver a celebrarlo, se actualiza igualmente conforme a la situación de los que participan de la comida en este caso.
La eucaristía, ha quedado para el catolicismo conservador, en una situación estática. El inmovilismo, radica en el mantenimiento de la cuota de poder que asiste a los presbíteros que celebran. ¿Celebran ellos y consagran, o celebramos y consagramos todos? Este es otro tema, pero me parece apasionante Santiago.
Sepa usted, que desde mi corto entendimiento, la gracia de la acción eucarística es amplísima, pues puede darse en reuniones, actos fraternos y situaciones en las que precisamente no tenga que asistir un sacerdote. No apuesto por la misa laica, no. Ese no es mi interés.
Mi interés, es hacer valer la cualidad que tenemos como hijos e hijas de Dios, de acceder a la acción del Espíritu, por medio de nuestras acciones, por medio de descubrir la necesidad de nuestras obras entre los hermanos, por medio de hacernos vida de Cristo para tal o cual persona.
Todo lo demás, Santiago, es plena añadidura. Respetable, pero añadidura y tramoya, de la cual uno se puede desprender con demasiada facilidad. Solo hacer falta confiar en la Palabra de Jesús, abrazar a los hermanos, no negar a nadie su libertad, y pensar que el mundo es una gran casa que todos debemos mantener limpia y aseada.
Le dejo un enlace muy sugerente sobre las distintas posibilidades de las especies eucarísticas.
Respetuosamente suyo.
Floren de Estepa, desde la calurosa Andalucía.
http://cartujoconlicencia.blogspot.com.es/2011/06/si-en-lugar-de-pan-fueran-naranjas.html
A propósito de la novela SANGRE, editada por A. Duato
Es la primera vez que hago una reseña de un libro. Tampoco suelo leer novelas de suspense, policíacas o históricas que no son Historia. El código Da Vince, no lo pude terminar. Pero SANGRE, de Paco Asensi, me la he leído de un tirón. Me atrapó, desde la primera página. Se pasa bien leyéndola, es una intriga que te va llevando de acá para allá, con cierta lógica. Bien escrita y bien trabada. Un lenguaje sencillo, digno, correcto e inteligente. ¡Con mucha imaginación! Me refiero, por ejemplo a lo de la clonación. ¡Desde un hecho, sin a penas trascendencia, como es la licuación de la sangre de San Pantaleón, hasta dónde se puede llegar! No lo voy a contar. Se nota la mano segura del que ha estudiado y domina bien las Humanidades, Filosofía, Teología y está licenciado en la Historia. Además es un didacta. Enseña y domina el arte ( principalmente el arte sacro), toca temas filosóficos y teológicos de una manera sencilla y práctica. Sin ira ni odio, nos da pinceladas de cómo es, vive y trabaja el Opus Dei. No me extraña que le pusiesen impedimentos y trabas para que no se publicase en España. Con lo bonito que es que haya no solo libertad de prensa, de opinión, de conciencia, sino que se hagan realidad la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. Muchas naciones ni las han firmado. La Iglesia católica, tampoco. He prestado la novela a un amigo, buen lector; le ha gustado. Me ha dicho que es socio de un club de lectura, y propondrá a “Sangre” para su lectura. Creo que merece la pena.
Pepe
En el proceso normal de la alimentación lo que con ello se consigue como finalidad y eficiencia propia vital es que de los elementos que se relacionan con sus propias y particulares calidades o factores de vida, que la mantienen y potencian, sea el de mayor valor vital, o principal en categoría, sea el que a los otros los condiciona elevándolos a su propia y prevalente condición. Lo que los humanos tomamos como alimento infrahumano, se convierte en realidad viva con categoría de humanidad, y lo que no, el cuerpo lo rechaza y se libera de ello.
Si aplicamos esto al modo como Jesús quiso su entrega amorosa mediante el proceso de alimentación, convirtiéndose ÉL MISMO en nuestro ALIMENTO, lo que de ello debería resultar como fruto efectivo de esa COMUNIÓN, no es que a ÉL lo intentáramos transformar en cada uno de nuestros YO, sino en que nuestro YO, por ley biológica natural y sobrenatural, se vaya transformando en ÉL.
¿Es hacia esa coherencia hacia lo que va el interés de repetir misas=eucaristías y COMUNIONES? ¿De verdad que, tal y como se está celebrando el MEMORIAL DE JESÚS, tenenos como prioritario, más que COMERLE, DEJARNOS COMER POR ÉL, intentando concretar todas esas celebraciones en VIVENCIAS de comportamientos más parecidos a los suyos en LO HUMANO? Sobre todo ¿la respuesta de cada COMUNIÓN es un mayor compromiso vital de que sea SU VIVIR NUESTRA VIDA?
Y, si no es así, ni para ello ¿ qué hacemos de las celebraciones de SU MEMORIAL y de nuestras COMUNIONES con ÉL? ¿Dónde queda nuestro discipulado cristiano y nuestra real y verdadera eclesialidad (Ju XIII,35)?
¿Nos percatamos de que , tal y como han ido y van sucediendo las cosas, más que , o tanto como, celebrar la PRIMERA COMUNIÓN, se celebra la ULTIMA, o ni siquiera la PRIMERA?
Sin embargo, José, no fue tan facil para Cristo la despedida de sus amigos…Y antes de su agonía quiso amarlos, y amarnos, “hasta el extremo”, por eso en la CENA dijo que su cuerpo iba ser “entregado” por nosotros y que su sangre iba a ser “derramada” en remisión de nuestras culpas, para obtener el perdon…Lo que quiso al decirnos que rememoráramos la CENA fue su deseo inmenso de dejarnos el legado de SI MISMO, pues EL MISMO es el PAN VIVO bajado del cielo..que una vez aquí se ha querido quedarse con nosotros para siempre
Por eso, la celebración de la primera comunion es motivo de máxima alegría ya que Jesus es verdaderamente nuestra VIDA.y como dices tu “es nuestra ESPERANZA” y va a darnos, pues, de una manera especial el don de su presencia real sacramental cuando nosotros, en la fe de la iglesia, queramos recibirle como el mejor regalo que nos dejó antes de su próxima inminente y cruenta muerte, y de su resurrección gloriosa
un saludo cordial de Santiago Hernández
Jose , te sabia una buena persona, un entrañable franciscano, un conmovedor poeta y además acabo de descubrir que eres un muy buen teólogo…Un abrazo desde un Montevideo que se esta poniendo frío.- Gabriel