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La ética es más determinante que las creencias

Si se lee con atención el relato del juicio final (Mt 25, 31-46), lo que importa, lo que interesa, lo que Dios tendrá en cuenta, en el juicio último y definitivo de la humanidad, no será la fe, ni la religiosidad, ni la piedad, sino solamente una cosa: el comportamiento que cada cual tuvo con sus semejantes, especialmente con los que peor lo pasan en la vida, o sea, los que pasan hambre, los enfermos, los necesitados, los extranjeros, los que están en la cárcel. Los que se portaron así en este mundo, ésos serán los aprobados por Dios, sin aludir siquiera a si tenían o no tenían creencias religiosas, si era personas piadosas y practicantes, y otras cosas parecidas.

Según cuentan los evangelios, Jesús dio a entender, con frecuencia, que esto es lo que a él le importaba. En este sentido, es elocuente el relato de la curación del criado de un centurión romano (Mt 8, 5-13; Lc 7, 2-10; Jn 4, 43-54). Aquel militar, como todos los militares del Imperio, tenía que hace un juramento de fidelidad al Emperador, al que se consideraba como Dios (“ipse deus”). Por tanto, aquel centurión no tenía las mismas creencias que los israelitas. No tenía las verdaderas creencias, pero tenía una conducta ejemplar, al preocuparse tanto por remediar el sufrimiento de un criado. Y por eso, Jesús dijo: “Os aseguro que en ningún israelita he visto tanta fe” (Mt 8, 10; Lc 7, 9). ¿Qué fe tenía aquel militar pagano? Nosotros diríamos: “una fe equivocada”. Y sin embargo, a juicio de Jesús, por más equivocado que uno ande en la fe, si es buena persona de verdad, eso es más determinante, ante Dios, que todas las creencias, por más ortodoxas que sean. Y si no, ¿cómo se explica que, en la parábola del buen samaritano (Lc 10, 30-37), precisamente el modelo que pone Jesús es el del hereje samaritano, en contraste con el sacerdote y el levita, que eran los modelos de la ortodoxia observante?

No estoy sacando las cosas de quicio. Las “creencias religiosas” dividen a la gente y enfrentan a los creyentes. Por las creencias, se ha perseguido, se ha torturado, se han organizado guerras, se ha matado a los infieles y ahora se ofende y se insulta a quienes no coinciden con las creencias que yo tengo. O sea, por las creencias se hace trizas la ética y se desprecia a los pecadores. Y es que, en definitiva, las creencias son, con frecuencia, el argumento que justifica y legitima la violencia. Por el contrario, la rectitud ética y la bondad con misericordia, eso es lo que nos une, los que rompe los fanatismos y acaba con los integrismos fundamentalistas, que tanto daño nos hacen y generan tanto sufrimiento.

Termino con una pregunta importante en este momento: ¿se puede asegurar que los pueblos más creyentes y observantes son exactamente los pueblos en los que hay menos corrupción, más honradez en el trabajo, más honestidad a la hora de hacer la declaración de la renta, más generosidad en los patronos y más laboriosidad en los trabajadores? Que cada cual veamos, en nuestras conciencias, qué respuesta le damos a esta pregunta inquietante y molesta.

[Publicado en el blog del autor Teología sin censuras ]

143 comentarios

  • Asun

    Me ha sido imposible acceder por un tiempo a microsoft word. Pero he intentado dar una respuesta a lápiz.
     
    Haciendo una lectura más detenida de tu comentario, José Ignacio C., siento una cierta impotencia a lo que sería tu deseo de nitidez. También veo inevitable que se deslicen etiquetas, tan difíciles de erradicar en lo cotidiano. Pero está bien, ten comprensión, es lo poco que te pido.
     
    Usualmente olvidamos lo que es el ser humano de fondo, su identidad verdadera en la que cualquiera que ahonde  y profundice, puede reconocerse, liberado de cargas y pesados fardos accesorios. Es decir, más allá de su yo particular y sobre todo del yo superficial, yoes, con los que mayormente y hasta únicamente  nos hemos acostumbrado a identificarnos.  Es la fuerza de la inercia dualista,  la que nos arrastra, aunque en lo esencial, somos lo mismo, porque disueltas las barreras sociales y culturales, una vez rebasadas las diferencias, percibimos  la Unidad, el fondo de todo lo Real, que es y somos. Pero las fronteras que hemos ido levantando con separaciones conceptuales son tozudas, llenas de prejuicios insospechados, con lo que  nos es agradable y no casa  simétricamente con nuestras creencias.
     
    Si pudiéramos quitar barreras, las nuestras, las que hemos levantado, no perderíamos tantos esfuerzos en desacreditarnos, y en defendernos. Iríamos normalmente a lo esencial  y desde lo esencial, a salvaguardar la dignidad de todo ser humano. Lo que quiero decir es que otros intereses que no fuera por el bien y el respeto mutuo, al ser humano que somos, no serían tenidos en cuenta más tiempo de lo normal ni serían válidos en la práctica. Iríamos más al grano de lo que es realmente urgente y necesario.
     
     
     Ciertamente es difícil llevarlo a cabo, pero no deseo dejarlo en un intento idealista, porque si bien el mensaje y la vida de  Jesús parecen utopía a nivel universal, no lo es su puesta en práctica a nivel personal. Jesús compasivo nos mueve a un caer en la cuenta. Primeramente, es  todo un despertar, que puede darse en la casi agonía del sinsentido, tras los callejones transitados, una y otra vez, que se vuelven a cerrar y no dan chispa de luz. Y que conscientemente se opta por la transformación desde dentro de uno mismo, y después y al mismo tiempo del entorno como si uno, tú, yo, él, ella, no estuviera, sin apropiación, ni imposición.  
     
    Estoy segura, que el no-camino al que esto apunta,  no es descaminado al depositar la confianza en el potencial, la riqueza y bondad escombrados dentro del ser humano, y que consistiría en desmantelar todo el aparato de defensa egocentrado,  que hemos heredado y hecho nuestro.  Al eliminar los  obstáculos, que están masivamente en la mente y en el egocentrismo individual y colectivo ya no habría nada que atacar ni defender. Es un poner esfuerzos y sentidos en  lo que realmente une y dignifica, en lo  que  no crea diferencias constructas, discriminaciones ni injusticias.
     
    Un abrazo. Buenas noches.

  • José Ignacio Calleja

    Asún, tu advetencia sobre cómo nos resistimos a ver nuestras carencias personales e ideológicas, es muy valiosa; tenemos que asumirla; todos tenemos que ser más autocríticos; pero yo no sé a qué te refieres con eso que llamas volver a “lo esencial”, para ver nuestros prejuicios y para empezar de nuevo; hay que aclarar en concreto qué es eso tan esencial y que, de reconocerlo, nos recuperaría como personas y sociedad en crisis.

    Suena un poco como conocimiento laico (o religioso, no lo sé) de una esencia-misterio para iniciados, que os daría ventaja en la interpretación de la vida (en crisis) y los problemas más graves de esa vida. Digo que suena, no lo que lo sea. Y por eso me gustaría algo más concreto para entenderlo bien. Es que si no se concreta más, parece una manera “idealista” o “gnóstica” de saltar sobre los conflictos sociales más duros, y evitarlos en falso. Pero seguramente me equivoco. Paz y bien.   

  • Asun

    Creo entender, porque así lo entiendo por mi parte, que Fico desea que se mire más allá o acá de las creencias políticas de uno u otro signo, quitando, antes que nada y a ser posible,  las envolturas que obstaculizan una mayor hondura en lo nuclear, hacia una renovación-transformación en el modo político democrático español hasta ahora conocido y manifestado en hechos.
     
    Nos dispersa de ello, primeramente, la tendencia dualista en la percepción de la realidad en  bueno/malo, nosotros/ellos… que pasa de largo sin detenerse en la posibilidad de ver la verdad que entraña otra manera de concebir las cosas. No nos damos cuenta, pero de fondo pecamos de absolutistas, al ser incapaces de ponernos en el ángulo de mira desechado de antemano. Aquí me detengo, porque es un talante heredado y adquirido hasta los huesos de la religión en su realidad más negativa y obsoleta. Lo fue para el mismo Jesús ya hace dos mil años, pero resulta casi imposible desaprenderlo en todos los órdenes de la vida. Ha calado tanto el rechazo  a ser  puesto en cuestión, a recomenzar casi “desde la nada”,  que este mal lo sufren también los no creyentes.
     
    Si ponemos la venda en lo esencial, donde no queremos ver, todo seguirá igual por más que cambien las formas y la apariencia de las personas. Mi interés no es otro que hacer caer en la cuenta de lo importante que es ver la viga en el ojo propio antes que en el ajeno, sin descartar éste. ¿Dónde está la ética de la coherencia fuera del  papel impreso con los DDHH?
     
    Solemos mirar más allá de occidente a culturas que en apariencia parecen más retrasadas, pero quién está determinando las carencias?  ¿No es la  propia visión occidental que se afana en ver deficiencias ajenas sin detenerse  en las propias, por más que vayan tomando dimensiones descomunales y realidades contradictorias? Pues esto mismo, lo aplico a la vida política y social en nuestro país, ya que solemos echar  con demasiada frecuencia balones fuera, para que las cosas que nos tocan más de cerca nos pasen desapercibidas. La mente pierde su funcionalidad esencial y se hace aliada de nuestros intereses en un inagotable pez caviloso que se muerde la cola.
     
    Me uno a lo dicho por Mª Luisa, porque tiene sentido y llena de confianza, cuando se tiene la certeza que todo ya es y está en el ser humano, así ..” Jesús venía a restablecer la unidad  y …  que   pareciera como que  el germen de la Buena Noticia, ya  estuviera   en el interior humano previo al hecho de que Jesús la anunciara”.  Añado que Jesús refleja un fluir en unidad con todo Lo Que Es,  dejando ser  un transformarse continuo, nunca a expensas del otro, al tiempo que actúa coherentemente con todos sin detenerse en consecuencias adversas.

  • ana rodrigo

    Fico, ya te dije hace unos días que tu reiterada insistencia en un mismo “palo” yo lo interpretaba como una provocación. Como te dice Calleja, no sé si te has preguntado que si no seguimos tu cuerda es porque no la compartimos en todos sus aspectos y en el enfoque unidireccional que das al asunto. El que digas que, por no seguirte, atrio queda mal parado, me lleva a preguntarme si has llegado a creer que tú si tienes la verdad y los y las demás somos poco menos que amorales. Te digo más, tu comentario de ayer (creo) metiendo el 11M  me pareció tan fuerte que prefiero no “entrar al trapo”. He tenido la impresión de que no has estado demasiado afortunado, y por supuesto menos convincente en tu exposición  e interpretación de los hechos. A veces el silencio es más elocuente que las palabras.
    Un saludo cordial.

  • José Ignacio Calleja

    Debe leerse: “El samaritano nos los muestra”

  • José Ignacio Calleja

    Fico, no tomes así el silencio de los demás, no siempre hay tiempo; pero en tu caso es que no convences con tu visión de la realidad. Tú crees que sí, y los demás, no. Esto no es el final. Tú crees que hay una reserva en la gente que aparece en Atrio para abordar los males de fondo de esta izquierda, y más aún de cómo ha quedado España, y otros no lo vemos así, como tú planteas esos males y su solución. Ha quedado claro. Tu aportación interpela, y yo espero que la de los otros afecte a la tuya. No hay que darle más significado. Saludos cordiales. 

    Y María Luisa, no intenté responderte, sino aclarar mi visión de esa experiencia integral del ser humano, por si te servía en algo, como veo. No termino de ver tu planteamiento bien, no lo capto en su trama exacta y por eso tomé ese camino. Seguramente dos lenguajes y nos cuesta, pero todo se puede superar con la escucha. Me referí a lo de “experiencia integral del ser humano” y me alegro que otros agranden y profundicen ese significado. Sin embargo, es cierto que intuyo que tú separas aspectos de la realidad del sujeto, en todas sus dimensiones y expresiones, en todo lo que nace desde dentro y se recibe desde la cultura, que yo veo más unidas. No podemos elegir, se dan así. Pero sí, la primacía y lo que depura las creencias y las prácticas religiosas es el otro que en su necesidad nos desnuda de dogmas religiosos o laicos, y nos pone ante la verdad o mentira de lo más humano de la vida. El samaritano no los muestra. Y por ende de lo más sagrado. Con fe y sin fe, esto es lo más radicalmente humano. Tengo la impresión de que se está diciendo que con “creencias” esto no se puede vivir, y no lo creo así; (creo que Jesús tuvo creencias religiosas siempre); del mismo modo que hoy se extiende la idea de que sólo con creeencias aguanta la ética de la solidaridad por mucho tiempo; tampoco lo  creo. Repienso las cosas, pero no las creo. Saludos cordiales.  

  • ana rodrigo

    Querido José Ignacio Calleja, ojalá pudiera contestar a las preguntas que me haces con la sabiduría y precisión con que lo haces tú.
     
    Dentro de mi limitado conocimiento, opino que la ética religiosa no siempre pone sus raíces en el Evangelio, en el caso de la religión cristiana, sino que muchas de sus normativas morales tienen otros condicionamientos coyunturales, por lo que hemos constatado que actos que en otras épocas eran inmorales, en otro momento posterior han dejado de serlo, e incluso se han olvidado.
     
    Incluso digo más, los principios morales derivados del evangelio van mucho más de la moral mínima para “andar por casa”. El mandamiento del amor del Evangelio, no tiene las limitaciones de la norma, por poner un ejemplo.
     
     Pienso que la moral religiosa es una cuestión privada donde la conciencia individual juega un papel importantísimo. Pongamos el ejemplo de la anticoncepción, quienes se toman el seguimiento a rajatabla, quebrantar este principio supongo que les resultaría un gran quebranto moral, mientras que el 80 o 90 por ciento que no siguen la norma, no les supone inquietud moral alguna.
     
    Pienso que cualquier creyente debe tener en cuenta principios morales universalmente aceptados como son los DDHH, cumplir con las leyes, por supuesto, y, a nivel privado que cada cual haga lo que crea es lo mejor.

    Supongo que la casuística desbordará todas mis afirmaciones. Tampoco soy experta en Ética y Moral.

  • M.Luisa

    Detecto, ahora sí, José Ignacio, una bifurcación en los planteamientos de ambos. A mí del tuyo me enamoró  aquella frase”experiencia integral del ser humano.” Veía  en ella, resumida  toda la complejidad  que,  forzada por lo paradoxal del enunciado  de Castillo, tuve  que revestir el mío. Pero ahora me doy cuenta que el sentido de aquella frase no era para los dos el mismo.
     
    Piensa que la cuestión que nos ocupa  se nos ha presentado en dirección contraria, de la creencia a la fe. Y si bien Castillo,   nos  predispone  para ello,    resaltándonos  el episodio evangélico  según el cual  para Jesús   lo determinante estaba en la praxis del hereje, del samaritano, no es fácil concebir su sentido.
     
    Cuando en mi anterior comentario decanté toda la importancia en tu  frase ya  mencionada,   fue  por el término “integral” que  ella  incluía. No la limitabas   en decir sólo ”la experiencia del ser humano” sino la experiencia integral del ser humano. Ese término  le proporcionaba  tanto  el carácter existencial del ser humano  como  al mismo tiempo  su  carácter de realidad, es decir, lo que con  nuestro ser los humanos realizamos y con ello nos configuramos.
     
    No  entendiste el sentido que le daba al hecho de que,  dada la realidad de la persona ésta podía albergar los dos aspectos el laico y el religioso. Pero ojo! No es que esta división de lo laico y lo religioso  producida en nosotros se diera en Jesús como parece  has interpretado,  sino todo lo contrario,  Jesús venía a restablece la unidad  y  por eso dije aquello de que   pareciera como que  el germen de la Buena Noticia, ya  estuviera   en el interior humano previo al hecho de que Jesús la anunciara. Y añadí entonces “sólo por mediar una creencia se habría hecho necesario su anuncio” huelga decir que se trata de una afirmación  subjetiva.
     
    Pero expresé así la cuestión  porque si bien es cierto que el ser humano, como dices,  con su experiencia personal  y social de la vida consigue una síntesis  sobre el bien y el mal, también  podemos preguntarnos, cómo  lo consigue,  porque  si  de partida, recibe  ya en todo ello apalabrada la realidad,  culturalmente, religiosamente, etc., difícil lo tiene  a menos que vuelva a empezar desde la riqueza misma de  su interior y vuelva a vivir la experiencia   de la Buena Noticia, como así la vivió el hereje.
     
    A mi modesto entender,   la creencia es  producto de la historia mientras que el germen de la Buena Noticia se incoa en el interior de todo ser humano. No tiene, en mi opinión,  nada que ver “en principio” con lo religioso. La Buena Noticia es universal. No obstante,  como ya expresé,  claro que puede mostrar su carácter religioso,   pero  la experiencia  entonces tendría que venir  no de una que fuera estrictamente personal  extraída  a modo de síntesis,   sino retomando el camino inverso, es decir, el  del análisis.
     
    Agradecida y mucho  por tu interés, un abrazo

  • Fico Sánchez Peral

    Me huele mal este silencio. Y eso que no soy supersticioso, pero… ¿será porque es martes y trece?
     
    Me temo que, como José Ignacio me decía: cuando lo que se analiza con principios análogos son hechos diferentes, mucho más no podemos avanzar.
     
    Y digo “me temo”, porque los hechos que unos quieren analizar son sólo los consecuentes, es decir: sólo la externalidad de la crisis, la parte de la que el Gobierno no es del todo responsable, más que de su gestión posterior. Mientras que otros queremos analizar también los antecedentes, es decir: todo aquello que influye en que antes, durante y después de la crisis, este Gobierno concreto –y anteriores- del Sr. Zapatero y sus ministros, hayan hecho, omitido y deshecho, hasta dejar al país hecho unos zorros.
     
    Que esa es la parte a-ética, que yo criticaba que en Atrio se dejaba fuera del análisis, porque a la hora de defender a la izquierda, las creencias de algunos parecen ser, y de hecho son, más determinantes que la ética. Primero mareando demasiado tiempo la perdiz religiosa, por aquello de que como la jerarquía de la iglesia es de derechas, no se focalizaba la cosa en la izquierda; y después porque como lo que se analiza son hechos diferentes, las responsabilidades de la izquierda se vuelven a dejar sin analizar. Pues vale, pero eso no es ético, y, de quedarse ahí la cosa, Atrio sale mal parado, pues la falta de universalidad derivada de la miopía de la izquierda, se consolida. Y del lamentable desprestigio de la ideología de izquierdas, ya, ni te digo.
     
    Pues, a los buenos días.

  • Fico Sánchez Peral

    José Ignacio Calleja. (Ten paciencia, “sólo” son dos folios).
     
    UUuuuffffff!!!!!!! Cuando hablo de intenciones me refiero, evidentemente, a las manifestadas y no a las que tú sugieres de mi invención. Tu argumento me parece válido para un juzgado, pero no para la realidad cotidiana. Los políticos manifiestan sus intenciones en sus programas electorales, que luego desarrollan, o no, cuando gobiernan, y al que se refieren explícitamente cuando explican su acción de gobierno y debaten en el Parlamento, o cuando hacen declaraciones públicas, o cuando ambiguamente navegan entre dos aguas sin decir nada mientras hablan de trasparencia (cosa esta muy Zapateril). En última instancia la responsabilidad de que el país esté como está, es de quien nos gobierna; y eso es tumbativo.
     
    ¡Jo! Pues si pudiendo criticarles con imágenes y sonido de los telediarios en la mano, o sea, ¡con acta notarial en ristre!, se cachondean de nosotros como lo hacen y han convertido la política en el carajal en que lo han convertido, ¿qué sería del pobre ciudadano si encima tuviéramos que ser políticamente correctos con ellos?
     
     A esas intenciones explicitadas, realizadas y no realizadas, es a las que me refiero yo. Y sobre ellas y las consecuencias de su buena o mala puesta en práctica, y hasta de los indicios que me informan sobre las ambiguamente dejadas a medias -que de todo hay-, extraigo consecuencias con las que me hago una composición de lugar lo más real que puedo.
     
    Según tu argumento todo sería intocable por políticamente incorrecto. Vamos, que hasta para votar habría que ir con las pruebas fehacientes de los errores de los políticos en el bolsillo, o de lo contrario tu voto quedaría atado a ellos hasta que pudieras demostrarlos ¿no? (Ya sé que exagero, pero déjame que me desahogue; es que los riesgos de lo que dices me parecen muy fuertes). No sé si es que no te he entendido, pero en las condiciones en que lo planteas, yo no me considero compañero moral –atado de manos, ligado a- de nadie. En el plano político soy independiente y mi compañía siempre estará condicionada al cumplimiento, por medios éticos, de las promesas electorales; o, como mínimo, a exigirles que se dejen la piel en el empeño. Y cuando digo dejarse la piel, quede claro: no es en sentido figurado, es que quiero verlo hecho realidad a lo bonzo. Y si no, que se dediquen a otra cosa; que la política no es una profesión, sino un servicio.
     
    Yo soy ciudadano de a pie, no político profesional, y por tanto puedo opinar libremente en función de las realidades que se producen ante mi. Me parece correcto que entre ellos actúen como dices y que se respete la presunción de inocencia, pero teniendo en cuenta que cuando se juzga a alguien, es porque hay indicios y/o pruebas de su presunción de culpabilidad y alguien ha puesto una denuncia, que finalmente un juez admitirá o no a trámite, etc., etc. Pero en tanto llega el resultado y respetando en el proceso la presunción de inocencia, la presunción primera que realmente hay respecto del imputado –que por eso está imputado- ¡es una presunción de culpabilidad!, tan respetable y presumible como la de inocencia, ¡y si no, no se le juzgaría! Y con esos indicios y respetando ambas presunciones, yo (que ni juzgo ni condeno, sino que simplemente opino) puedo hacerme una composición de lugar y una opinión provisional sobre la situación. Con la que, llegado el caso del habitual y deliberado confusionismo político-electoral de turno, al pobre ciudadano le toca emitir resignada y desconcertadamente su voto. ¿Y con ese panorama crees que se puede tener en cuenta tu idea de lo que sería la consideración políticamente o moralmente correcta o no de la política que hacen los políticos que nos gobiernan? (¡!).
     
    Y cuando llegue el veredicto, o la evidencia de los hechos, si el caso es o no es  judicial, mi opinión se verá completada, confirmada o no. En todo caso y como no todo se consigue dirimir con hechos probados por muchos indicios que haya, siguen quedando casos pendientes sobre los que no hay más que eso: indicios no concluyentes, palabras escuchadas pero no grabadas, imágenes vistas pero indemostrables, consecuencias que padecemos no demostradamente imputables al presunto violador de niños… Quedan, pues,  muchos declarados “no culpables” (que no es exactamente lo mismo que ser declarado inocente, eh) por falta de pruebas. Lo cual será políticamente correcto, y no hay más remedio que aceptarlo, ¡pero es gravemente y éticamente injusto! Hay demasiado político presuntamente no culpable por falta de pruebas.
     
    Creo que por ese camino que marcas se llega a la judicialización de la política y viceversa, que es la manera de hacer que todo sea inoperante, y de convertir la cosa pública en el campo preferido de los oportunistas, con los nacionalismos en lugar destacado, los trepas de partido, los chupópteros y los golfos; que es donde estamos en el presente. No es de extrañar que por eso desde la izquierda se tema tanto la llegada de la derecha, porque los Rubalcavas de turno deben pensar que van a actuar como han actuado ellos antes (¿eso sería otro indicio?). ¡Y eso sí que es temible!
     
    No tengo pruebas para demostrarlo, claro; pero sí que hay cinco millones de indicios de que: ¡Así está el país! Y eso a pesar de que aun no se si pensar que el Zapaterismo es presuntamente no inocente o presuntamente no culpable es políticamente correcto o incorrecto; aunque sospecho que si le pido que me lo aclare a alguno de la cola del paro tendré que salir corriendo. Claro que, como no puedo aportar más prueba que las noticias que veo en los telediarios y los periódicos, tendría que callarme ¿no?
     
    Pues lo siento pero no, yo voy a seguir siendo políticamente incorrecto y voy a seguir opinando sobre lo que tengo evidencias, hechos, indicios y padezco consecuencias. Para mi el Zapaterismo sigue siendo el responsable y el causante, o el inepto consintiente, de lo que ha sucedido en el país en los últimos años, y esto no es presunción sino realidad.
     
    ¿Crees que estarían de acuerdo contigo los de la cola del paro? ¿Te atreverías –sin ofenderles- a intentar explicárselo?

  • José Ignacio Calleja

    Fico, te agradezco la atención y el esfuerzo; creo que a los dos nos gusta matizar, pero convendrás conmigo en que estamos en las antípodas sobre los hechos; lo que llamamos “hechos crudos” no los vemos ni poco ni mucho “parecidos”. Así que, si a unos hechos que no se comparten, se les aplican unos principios morales análogos, el resultado es muy distinto. El recipiente que recibe el principio es distinto, y a partir de ahí todo lo demás. Creo que mucho más no podemos avanzar.

    Sí hay una cosa en que podríamos acercanos. Yo creo que haces mucho hicapié en las intenciones, y la moral pública no puede suponer intenciones, sino actuaciones, hechos y discursos. Ante intenciones, si el sujeto no las ha desvelado, el compañero moral sólo puede callar. El político sí puede advertir y denunciar, pero el compañero moral, no. Si no, la ética la conviertes en una suerte de bola de cristal a tu medida. Por eso la política puede ser “maquiavélica” y la ética, no. Tampoco debe ser ingenua, pero debe callar una valoración de las intenciones ocultas, para no se inmoral en sus sospechas. Y pos eso ella dice siempre, valoro mal o bien, este hecho y este otro; y añade, “y si fuese cierto que esta ha sido la intención…”, siempre en condicional. Pero tú, date cuenta que trabajas con certezas en cuanto a las intenciones. Eso es debate político. Lo veo así.

    Ana, efectivamente, la moral religiosa no tiene modo de imponerse, sin abuso, en nuestra  sociedad plural y democrática; es necesario que crezca una moral civil, o moral básica y común de esa sociedad. Ética laica dicen otros. Pero la cuestión añadida es que no respondes a cómo participan los ciudadanos cristianos en la contrucción de esa moral civil; por supuesto, en igualdad a los demás, en la sociedad de los iguales en derechos y deberes. Y la otra cuestión, para la gente de la fe, y con el fin de aclararnos en la Iglesia y de contarlo como evangelización a otros,  ¿cómo se relaciona la llamada moral de la fe con la moral civil, en los cristianos y, a través de ellos, en la sociedad? ¿Una cuestión privada? ¿Una cuestión que puede contarse en términos de razón? ¿Con qué valor? ¿La moral de la fe no admite fundamentaciones  razonables? A esto intenté responder en otro post. Creo que tú y Xabier decís cosas correctas en la crítica de las (no tan) viejas pretensiones de la Iglesia, pero no veo cómo respondéis a las preguntas que acabo de hacer. Tengo la impresión de que hartos del papel de la Iglesia en el pasado, resolvéis la cuestión diciéndo, “hora de callar, que has hablado mucho”; pero esto es una salida en falso.   

    Y Maria Luisa, te agradezco la cofianza en lo que digo, pero eso, no te fíes. Lo que te quería decir es que el concepto “razón-racional”, que utilizo-utilizamos mucho, no tiene un sentido, sólo, de “capacidad lógica del ser humano y la evidencia formal con ella lograda”. Por eso hablo de “experiencia integral del ser humano”, es decir, que el ser humano conoce con su razón lógica, con su experiencia personal y social de la vida, con la aportaciones de la cultura como memoria sobre la vida que otros nos dan, con la sabiduría de  las otras culturas, con los demás saberes sobre la vida y la realidad, con las arte, con la sabiduría de las religiones… hasta conseguir una síntesis bastante seria sobre el bien y el mal. Esta síntesis no la hace cada uno desde cero, sino que le viene dada en su lugar, y se va enriqueciendo con su propia experiencia, reflexión y comunicación. En el caso de la fe cristiana y de la cultura occidental, lo fundamental del decálogo y los derechos humanos constituyen una síntesis muy lograda de respeto moral a la razón humana. Al cabo no es otra cosa que nuestra dignidad fundamental, siempre abierta a la de los otros, y correponsable de ella.

    A partir de aquí, se comprende, que la vida moral justa, creyente o no, está hecha de justicia y solidaridad efectivas, históricas, tangibles; y que la vida religiosa cristiana está hecha igualmente de una experiencia personal del amor de Dios que se hace praxis de justicia y solidaridad, pasando por nosotros, o de una praxis samaritana, la nuestra, que siente en su entrega la llamada de Alguien al fondo de la realidad. O sea, que fe y ortopraxis son un camino de ida y vuelta. Se me ocurrre explicarlo así. Paz y bien.  

  • Fico Sánchez Peral

    José Ignacio Calleja.
     
    Así como decimos (porque lo decimos todos, eh) que la cosa no es tan simple como decir que la culpa de la crisis es de Zapatero. «¡O de todo!», como a sus defensores les gusta decir que se dice para enmascarar la parte de culpa que sí tiene; cosa no sólo demagógica sino ya de por sí poco ética (por eso el calificativo: demagógico, es siempre peyorativo). Sino que tratamos de hacer la valoración ética del año y medio perdidos ignorando o negando la crisis para proteger más al partido que al país (cosa también poco ética) y cómo gestiono después lo que sí gestionó (y los “brotes verdes” que también eran distracción poco ética, eh). Es decir, la ética valora no sólo la mera legalidad técnica de las cosas, que para eso ya estaría la ley, si no el cómo se hacen y la intención de su autor en ellas.
     
    Se trata de analizar si la intención y la finalidad, de salida, (y no tanto la eficacia, que es coyuntural e imponderable), de los actos de un gobernante son éticos, es decir: realizados en pro del interés común, o a-éticos: en pro de sus (o de otros) intereses particulares.
     
    Tampoco es sólo cuestión de distinguir si la elección es técnicamente democrática o es un golpe de estado, o de si la “bomba atómica” la tiro el advenedizo o no, sino de ver cómo actuó una vez caída la bomba. De si el entonces candidato y su equipo se dedicaron, con prontitud, a colaborar (o al menos a no estorbar) a mitigar los daños de la bomba, o si se aprovecharon de que, ya que alguien la había tirado, a río revuelto, utilizar cualquier fallo propio del desconcierto del momento, como pretexto para dedicarse a acosar y a exigir rapidez y eficacia inmediatas a quienes sí se dedicaban a recoger cadáveres y buscar terroristas, y para hacer su campaña electoral y montar manifestaciones en casa del otro, para llevarse a la opinión pública a su interés particular y aprovechar la coyuntura para dar el vuelco a unas elecciones. Sino de, siendo técnicamente legal, valorar también el fondo ético –de salida- de esas otras acciones e intenciones, oportunistamente realizadas ante la atónita mirada de todo un país nokeado por un atentado terrorista. (Sin comentarios).
     
    Lo demás, como dices, es coyuntural y más o menos imponderable y siempre opinable desde uno y otro lado.
     
    La pena es que en aquel momento –lógicamente- no se pudiera hacer ese análisis, porque, para los que actuaban con sentido ético, las prioridades más urgentes eran las víctimas y la investigación, mientras que para los que actuaban sin él, o lo posponían a sus particulares intereses, lo prioritario era su campaña electoral. Hubiera preferido pasar de puntillas por este tema, pero ya que lo has explicitado, también aquí los hechos son los hechos, y son cosas que, para poder decir que no hubo trampa ni cartón, también hay que valorar desde la ética.
     
    La realidad que viene después de tan maloliente comienzo, estaba condenada, por su propia naturaleza, al fracaso, y por más que te parezca “hermético”, se corresponde, en mi modesta -y discutible- opinión, con el proceso que describí en mi comentario anterior.
     
    El partido que, urgido por una coyuntura de debilidad interna (el post-Felipismo), se sirve de una campaña a-ética oportunista, para poner un advenedizo en la Presidencia del país, está condenado a verse desbordado, no sólo por una realidad extraordinaria, no, ¡sino hasta por una realidad normal!; pues parte -de salida- de su propio nivel de incompetencia. Lo que le abocará a seguir encadenando faltas de ética para suplir faltas de capacidad. Y no digamos ya, a qué estado de incoherencia ética perenne abocará a un incapaz, si lo que encima le arroya no es una situación normal, sino la crisis más brutal que hemos conocido nunca.
     
    Esto es como las bolas de nieve rodando por la ladera, que siempre engordan; o como la llamada cultura del pelotazo: en que para tapar un primer fraude, se necesita otro un poco mayor, y luego otro, y otro y otro…, hasta llegar a una trampa para elefantes. Pues en política pasa igual: una primera falta de ética lleva a otra, y esta a otra más gorda, y a otra.., y a otra… Y ahora estamos donde estamos. Por eso mi análisis, por duro que sea, quiere partir de los orígenes, para sentar bases nuevas limpias y sólidas. No podemos permitirnos que todo eso tan cierto que dices de los mercados, nos pille atrapados en la defensa militante de las creencias ideológicas (religiosas o políticas) de manera que éstas sean más determinantes que la ética, en la priorización de la búsqueda de resultados prácticos.
     
    Estamos en una situación de emergencia en la que no podemos perder el tiempo en discutir de izquierdas y derechas. Es un cambio de paradigma, un punto cero, una línea de salida nueva, que requiere –que exige- la colaboración de todos, como en la transición; pospongamos temporalmente los intereses partidistas y empujemos entre todos para sacar al país del hoyo en que una crisis brutal nos pillo con un advenedizo en la presidencia. Y no olvidemos nunca que fue eso: una primera falta de ética política, la que nos puso en posición tan vulnerable en tan inoportuno momento.
     
    Y me habría gustado matizar más la cosa, e incluso comentar muchas cosas interesantísimas que has dicho, pero ya ves, sin hacerlo, y lo mucho que me alargo.  

  • M.Luisa

    Pepe Blanco,   hablando con Ana  me mencionas  soslayadamente. No me importa, da igual.  Sin embargo lo que me preocupa es que  el  comentario mío,  al que aludes,   haya podido inquietarte,  por Dios eso nunca! No es mi intención. Voy a ver si despejo la intriga.
     
    Le dices a Ana  que te vas a examinar pronto de física quántica, por tanto debes  saber   mejor que yo  que  los físicos definen  el fotón, el electrón, etc., como las unidades indivisibles e invisibles  más pequeñas  en que se emiten o absorben las hondas  de información y energía.  Lo que a mi me interesa de todo ello  es  su aplicación   al fenómeno del pensar ya que el pensamiento  en tanto  impredecible, efímero e invisible, es  un quantum  en cuya  unidad se ha sabido últimamente que alberga un substrato bioquímico. De ahí parte,  todo mi estudio y mi investigación.

  • Carmen (Almendralejo)

    PERDÓN… El primer párrafo sería así
    La religión que no sirve, es una religión inservible para la sociedad, y la religión se hace inservible más que nada porque se rodea de personajes sin ningún tipo de ética ni moral humana que la capacite para estar dentro de ella y participando de forma natural y sin imposiciones o presiones hacia sus tahalíes, o constriñeras, sino de manera GARANTE entre las muchas aberraciones que la política y el mundo de la banca, la patronal y los G-7,20… están haciendo con los pueblos y las personas más desfavorecidas.

  • Carmen (Almendralejo)

    La religión que no sirve, es una religión inservible para la sociedad, y la religión se hace inservible más que nada porque se rodea de personajes sin ningún tipo de ética ni moral humana que la capacite para estar dentro de ella y participando de forma natural y sin imposiciones o presiones hacia sus tahalíes, o constriñeras, sino de manera sea como GARANTE y haz entre las muchas aberraciones que la política y el mundo de la banca, la patronal y los G-7,20… están haciendo con los pueblos y las personas más desfavorecidas.

    Y por supuesto cuando me refiero a la moral, no es por supuesto esa “moral” que los jerarcas de las religiones nos quieren imponer a la sociedad seamos creyentes o NO CREYENTES de la forma o manera que estos imponen.

    Resulta curioso comprobar que el clero en su gran mayoría, y por supuesto quienes deciden en todo, siempre está dentro de esa gran camarilla de señores feudales que la sociedad actual tiene, para controlar que sus privilegios no mengüen, si no que engorden a costa de la clase trabajadora y humilde.

    Por supuesto siendo personas de Derechos, y con Derechos no podemos ni debemos aceptar que ninguna religión impongan sus dogmas o preceptos a toda la sociedad, porque no somos  súbdit*s, aunque tengamos una “monarquía o políticos” que nos intente hacer pensar que somos subdit*s aborregad*s y sin Derechos.
     
    Está claro que no se están alzando voces dentro de estas inservibles religiones para denunciar que los políticos están diezmando nuestros derechos más elementales en Educación, Sanidad y Libertad de conciencia DD.HH.

    En estado Unidos se está ejerciendo una ley para que los óvulos fecundados sean sujetos de derechos, por encima de la madre que los va a recibir…

    En España tenemos una ley de interrupción de embarazo que no se cumple porque los señores médicos se acogen a la conciencia, esa que no tienen cuando en sus clínicas privadas, sí se practican interrupciones de embarazos previo pago de miles de €.

    Aquí en España, hay políticos que están pidiendo copago en la Sanidad Pública y desgravamen en IRPF, para quienes se paguen otra sanidad privada.

    Qué religión ha salido al paso de las personas que han muerto, y están muriendo hoy aquí porque no se les está atendiendo gracias a la política de recortes, en Cataluña ha salido dos casos en los medios de comunicación, ¿Pero cuantos no han salido ni saldrán?

    No existe religión donde hay un aprovechamiento personal, institucional simple y llanamente para hacer crecer a esta INSTITUCIÓN para vivir de la sangre de quienes estos sacrifican.

    Pero realmente tenemos una religión fruto de otra que fue capaz de matar al hijo de ese dios, por sus supervivencia, así vino lo que después vino, las guerras santas, las santas inquisiciones, el nacional catolicismo y la real católica que aún nos dura con estos borbones, así los yernos se creen ser yernos de dioses.

  • ana rodrigo

    Me alegra lo interesante que se está poniendo el debate sobre ética y religión.
     
    Javier tienes razón en tu insistencia en que la jerarquía católica quiere imponer su propia moral. Es que la Iglesia católica ha tenido mucho poder civil y hasta político en determinados países como España y se resiste a retirarse a “sus cuarteles”.
     
    Creo que va quedando claro que la ética debe ser civil por varias razones, una de ellas es porque surge de la misma fuente que es la razón para hacer posible el poder convivir la colectividad humana, y otra porque la ética debe ser universal, para lo cual debe estar al margen de las distintas religiones, que nos son universalizables.
     
    Cada religión tiene sus propios principios morales, lógicamente lo hacen entorno a la voluntad del respectivo dios. Y tienen derecho a proponer su propia moral; lo que no les corresponde es querer que las leyes civiles se inspiren en una moral religiosa, como decía el otro día Ruoco. Si las leyes civiles tienen que derivarse de las creencias, esto se convertiría en un sin vivir. Imaginemos que la moral católica se impusiera en las normativas de una estado aconfesional, lo que implicaría que ni el divorcio, ni los derechos de homosexuales y lesbianas, ni el resto de temas relacionados con el sexo y el género serían posibles, o que la religión musulmana nos impusiera su propia moral.  Esto sería inconcebible, y así y todo, desde la Iglesia católica, que supone la mayoría de creyentes en España, insiste una y otra vez, presionando de forma descarada, sacando a su feligresía a la calle contra todo lo que se mueve como fue el aborto o la asignatura de Educación para la ciudadanía. También es cierto que esto se ha hecho con Zapatero o mejor dicho contra Zapatero, vamos a ver si con Rajoy hace lo mismo y pide anular la ley del aborto, por ejemplo.
     
    Menos mal que la sociedad cada vez es más madura y va imponiéndose sobre lo absurdo, como es que la moral religiosa se imponga a la sociedad civil.

  • M.Luisa

    Gracias  J.I. Calleja  por tu cometario  de ayer,  me satisface  enormemente ver  que en  algo coincidimos pues  veo así que no del todo habría de tomarme  como  banal mi planteamiento. Pero déjame apurarlo un poco más  porque,  precisamente, lo que vengo intentando yo desaforadamente (ya se me perdonará)  desde hace mucho tiempo aquí,  es presentar ese modo nuevo de pensar la realidad en el que no da lugar a división alguna. En él  no existe  esta antelación nuestra que señalas  que  ha tendido  a dividir  ya en el primer instante,   y que,   prescindiendo de su estructura  ha  hecho decantar  el conocimiento sólo por su vertiente  intelectual desatendiendo  el termino formal que lo constituye  y en consecuencia constriñendo conceptualmente  la realidad.
     
    La división la ha traído la “inteligencia racionalista” (concipiente) a la que tantas veces la he contrastado aquí con la “inteligencia sentiente” , si aquella separa  esta une. Pienso que la naturaleza del escrito  de Castillo responde a  esta visión  segunda. De ahí el obligado cambio de punto de vista de los que intervenimos en el debate. La cosa es sencilla sí pero no simple.
     
    Jesús en su sensibilidad, nos dice no hay separación, lo que  hay es alejamiento. A esta confusión también me he referido varias veces, sin ir más lejos hablé de ella en mi primer comentario de este mismo portal. Y dije allí, más o menos,  que así como la separación  es del todo rompedora, y como tal  no hay vuelta  atrás, sería  tragedia,  el dato positivo del alejamiento es que éste  nos deja al descubierto su otra cara, es decir,  el acercamiento.  Y éste  es lo que hace    posible el acceso,  lo humano queda así abierto a Dios. Esto es lo que hay que experimentar  en la praxis. Vivir el acercamiento desde la realidad,  es si se quiere drama,  pero nunca tragedia.
     
    Espero que me  hayas comprendido, recibe un cordial saludo

  • X. Gundín

    Si, como dice Castillo en el penúltimo párrafo, las creencias (religiosas) enfrentan a la gente y dividen a los creyentes. Por las creencias, se ha perseguido se ha torturado, se ham organizado guerras…..O sea, que por las creencias se hace trízas la ética y se desprecia a los pecadores…, tenemos que llegar inmediatamente a la conclusión de las creencias son malísimas, una verdadera peste, y de ellas debemos renegar y mantenernos alejados. Pero… ¿es así?.
    Mi experiencia parece indicarme que las creecias son tan buenas o malas como las construyamos o nos las den construidas. Pues construcciones nuestras son. Somos nosotros los arquitectos de nuestras creencias, no a la inversa.
    Precisamente cuando razonamos todo en forma bipolar, disyuntiva; cuando vemos dos cosas -p, ej: ética y creencias- y nos sentimos obligados a optar entre una y otra, construimos nuestra peste particular.

  • X. Gundín

    Cuando leí las notas de J.M. Castillo quedé incómodo con el enfoque mostrado ya en su título, pues hace una comparación entre ética y creencias  que creo incorrecta:  comparar dos cosas heterogéneas para en razonar disyuntivo optar entre una y otra. No se comparan cosas heterogéneas; ni son antagónicas todas las relaciones entre cosas.
    Hace ya años lei la frase: sin ortopraxis no hay ortodoxia. También se podría decir que sin ortopráxis, la ortodoxia es un cuento. No tenemos que escoger, optar, entrambas, sinó que han de ir juntas; su relación ha de ser copulativa y en apoyo mútuo. Y revisables.
    Cualquiera que sea la ética que usemos -me parece que hay varias- tras ella hay algún sistema de ideas nacidas de alguna experiencia; es decir: unas creencias; que no tienen por que ser religiosas, cierto, pero creencias al fin.
    Y como el problema no parece que esté bien enunciado, será de ahí de donde nace la abundante polémica  que se nota en los  comentarios.
     
     

  • Javier Renobales Scheifler

    José Ignacio Calleja,
     
    La ética debe, a mi modesto entender, basarse en la razón, no en la religión. Las personas religiosas pueden perfectamente (deberían de poder) basar la ética en la razón, no en su particular religión.

    La ética es imprescindible para la vida humana en humanidad, y la religión no, no es necesaria para la ética. 
    La razón es universal, y funciona al margen de las creencias religiosas o ateas. Por el contrario la religión no es universal, tampoco la católica (no hay más que ver que casi la mitad de los cristianos no son católicos, los cristianos tienen muchas religiones diferentes, según los intereses de sus diversas iglesias).
     
    El intento de basar la ética en la religión (en España en la religión católica, que sigue siendo la inmensamente dominante, por el abuso de la fuerza) es un intento de los dirigentes católicos de monopolizar la ética para imponer a los demás su particular e interesada ética, un intento de basar la ética en lo que ellos llaman ‘la santa ley de Dios’ o ‘la santa voluntad de Dios’, que no son más que la ley y la voluntad de los dirigentes católicos, las cuales no tiene nada que ver con Dios, el cual no va por ahí promulgando leyes o voluntades divinas para obligar a las personas.
     
    En cuanto a la santidad católica que dices, José Ignacio, no es una ética basada en la razón. Una santidad como la católica, que hace santos a personajes como Escrivá o a Wojtyla, no se basa en la razón, sino en intereses políticos y eclesiales que nada tiene que ver con la ética.
     
    Para un cristiano santo es, o debiera ser, Jesús, porque dedicó su vida a defender a los pobres y oprimidos, y por eso lo mataron. No porque creía en Dios, ni porque rezaba mucho o poco, ni porque tenía mucha o poca fe (es lo que se puede deducir de este post de Castillo).
     
    El santoral católico está plagado de eclesiásticos (se hacen santos a sí mismos, los eclesiásticos católicos), y Jesús no fue eclesiástico, sino que por el contrario fue asesinado por eclesiásticos, por sacerdotes.
     
    Los santos para un cristiano o seguidor de Jesús deben ser, a mi modesto modo de ver, los que se asemejen lo suficiente a Jesús, no los que sigan los criterios de los jerarcas católicos, que son lo que fabrican la llamada santidad católica.
     
    Entiendo que es lo que sostiene Castillo en la cita que puse, en mi comentario de 8-12-11 a la 8:02 h., de su libro ‘La religión de Jesús’: esto (lo podemos referir ahora la ética) no es cuestión de religión, sino que es cuestión de humanidad. Todo ser humano que, coherente con su cultura y sus creencias, se comporta con bondad y humanidad, está en el camino correcto. Porque la clave de lo (la ética) que nos enseña Jesús no está en ‘lo religioso’, sino en ‘lo humano’ que vivió.

  • José Ignacio Calleja

    Fico, te tomas en serio el foro, y esto es un valor. Tu reflexión es larga y a medida que avanza algo hermética para mí. No sé si siempre interpreto bien, creo que sí. Yo parto de la base de que el que gobierna, si la gente lo ha votado, nunca se cuela; si se cuela, es un golpe de Estado, y si no, las circunstancias de coyuntura son imponderables de la vida humana. Si es un golpe de Estado, no hay democracia; y si el camino es democrático, el resultado es democrático. Todo lo demás son condicionamientos más o menos importantes, pero el proceso es democrático, sin trampa ni cartón. A menos que queramos decir que esas circunstancias excepcionales las provoca el ganador. Entonces es un golpe de Estado. Pero hay que probarlo para decirlo. Digo esto pensando en Zapatero y su primera elección. O fue democrática, como yo la veo, o no fue, y es un golpe de Estado. Uno u otro juicio es vital para seguir valorando cómo valoramos lo demás. 

    Si ese advenedizo e imprudente (creo que te refieres a Zapatero y “los zapateros”) ha renunciado a la ética por causa de su impericia, y superado por las circunstancias, me parece un juicio que puede hacerse, pero tan general como su contrario. Otro puede decir que no fue torpe ni imprudente, ni renunció a la ética, sino que la realidad del poder del dinero (y los poderes fácticos de la derecha) se lo han llevado por delante debido a que les ha reclamado ética y libertad. Son generalizaciones históricas que prueban bien la visión político-social del que las hace, e interpretan los hechos de una determinada manera.  Hay otras y no es  posible desmostrar su falsedad. Los hechos son los que son, y las interpretaciones más subjetivas. No digo falsas en todo, pero mucho más subjetivas.

    Pienso yo. Por tanto, lo que importa es depurar lo mejor posible los hechos sociales y sus causas, dando menos valor a nuestras interpretaciones “subjetivas”. 

    Y lo mismo sucede con las posiciones de los partidos, y de un partido gobernante como el PSOE. Siempre actúan con un pragticismo electoral extremo, pero, más allá de esto, si hay algo más allá, tampoco creo que se puede dar por probado que han abandonado la ética en sus objetivos políticos. Otra vez digo que es una interpretación legítima, pero no lo es menos que ellos defiendan, por ejemplo, que han sido forzados desde fuera, por la realidad de los mercados, a elegir contra su “fe”, y que sus crencias sociales no fracasan “per se”, sino porque otras fuerzas sociales poderosas les cierran el paso, con perjuicio del bien común.

    Otra vez, concluyo que las interpretaciones que hacemos son nuestras, y los hechos son los hechos. Para tratarlos hay que poderar qué causas destacan, qué fuerzas concurren, y qué objetivos buscan; y entonces, ponderar esto desde el bien común a partir de los grupos más débiles y excluidos. Yo entiendo que lo demás es “literatura política”. 

    Por eso, tu queja de que en el debate no terminamos de tomar en serio tus argumentos de fondo y la cuestión central, es porque para los otros no es esa la cuestión central (la persona de Zapatero como advenedizo y falto de preparación, y la falta de ética que esto introduce para subsistir). Tú crees que sí, y que a los demás, en este foro en particulcar, les (nos) pierde la ideología de izquierdas, y ellos, entiéndolo, piensan que es al contrario. 

    Lo que tú crees que es evidente desde el primer momento, y más en la segunda legislatura de Zapatero, si intepreto bien, (por sumisión de la ética de la realidad política a fines electoralistas), otros, no ven esa evidencia ni ese engaño, sino una voluntad ética de la izquierda que el PSOE no habría sabido mantener en el crecimiento y, menos aún, en la recesión. Y esto porque para la izquierda, y mucha gente de este foro, la recesión es producto de una crisis financiera, ecómica y fiscal que a los pueblos se les impone, sobre todo, desde los mercados. Así que hablar de ética desde esa realidad, es como hablar de no violencia cuando te han tirado la bomba atómica.

    Con esto quiero decirte, es claro, que la discusión no versa sobre la torpeza de la izquierda para ver lo evidente, como tú dices, sino sobre la presión del capital para hacernos pasar por lo inevitable, y la invitación a moralizar este imponderable, es decir, a tragarlo democráticamente. Esta es la razón primera de que no te den (demos) la razón, o toda ella. 

    Total, sólo quería decirte, Fico, que tu lectura es inteligente, pero no evidente, sino tan partidista, social e ideológicamente, como la de tus adversarios. Sin duda, por tus cuidados, la quieres muy ética, y eso te honra. Pero esto ni te asegura mayor altura moral que a mucha gente de la política de partidos, ni te regala un conocimiento d e los hechos más certero.

    Puede que no atiendas a una variable de fondo, sobre la supuesta inevitabilidad de los hechos económicos actuales, y a partir de ahí, el empeño ético sobre la política nace muy alicorto. Mejor saca tú conclusiones y tus nuevas críticas,  como corresponde a tu perspicacia. Paz y bien. 

     

  • Fico Sánchez Peral

    José Ignacio  Calleja:
     
    (No he tenido tiempo de leer las entradas de ayer, pero me gustaría comentar lo que me sugirió tu comentario de anoche).
     
    El paso, como dices, de la fe a la política por la ética, es tan lógico para el que tiene fe, como lo es el de la ética a la política, sin pasar por la fe, para el que no la tiene. Y ahí estaríamos en línea con el diálogo entre Pepe, Javier y otros, y el tratamiento del tema sería universal.
     
    Pero además de lógico –dices también- es francamente difícil; y expones una larguísima lista de dificultades, digamos técnicas, con la que –supongo yo- salvo alguna matización podemos estar todos más o menos de acuerdo. El problema –en mi opinión- viene, en una democracia jovencita como la nuestra y con una transición tan admirable como condicionada como la nuestra (y dejémoslo ahí…), cuando, por inexperiencia, se producen sobresaltos por la imprevista irrupción en política de quienes no tienen talla suficiente para ello, pero que entran por la puerta falsa del oportunismo (primera carencia ética), en algún momento de debilidad o desconcierto interno de su partido y aprovechando además alguna coyuntura, incluso indecente (segunda carencia ética gravísima) para dar el vuelco a unas elecciones… Y volvamos a dejarlo ahí para no perdernos por otros derroteros…
     
    Y no es que tache al advenedizo, de inmoral, ya, de salida, sino de imprudente, pues su osadía le lleva directo a sobrepasar desde el primer día su nivel de incompetencia, lo que le pone en el disparadero de tener que prescindir de la ética cuando se ve continuamente sobrepasado por una situación que le viene grande y le supera de largo.
     
    Y el problema -ya conocido- que vendría después, llega –o se agrava- cuando, la también inexperta maquinaria y militancia del partido en cuestión, actúan –como en religión- más por obediencia-a y en defensa-de las creencias del partido, que por exigencia ética de desarrollarlas y alcanzar su finalidad social en defensa de los más desfavorecidos. Lo que –además- impide desenmascarar alguna creencia no muy efectiva, que pierde así su oportunidad de ser depurada y renovada. Pero, claro, ahí es cuando los ortodoxos dicen: ¡Ah, no, el dogma –la creencia política- ni se toca! Y ya la hemos liao.
     
    Cuestiones ambas (actuar siempre con ética y depurar creencias), que hubieran estado más cerca de servir a su objetivo si, sobreponiéndose al primer sobresalto, el sentido ético hubiera prevalecido en la dinámica interna del partido y, o bien hubieran impedido el acto, digamos: a-ético del vuelco electoral, o hubieran sustituido al también a-ético advenedizo por alguien realmente capacitado para el cargo. Ahí es cuando el sentido ético –y no el de militancia- debiera ser irrenunciable tanto para los dirigentes, como para militantes y simpatizantes. ¡Nunca se puede renunciar a él, o estaremos perdidos!
     
    Y no me lo toméis –como dices- como envalentonamiento, pues ya he reconocido que tengo más interés en el tema de la universalidad que en el de la política en si misma. Lo que pasa es que una cosa lleva a la otra y cuando uno, por más que insista, no encuentra eco a lo que denuncia, acaba por tener que acumular y reiterar tal cantidad de evidencias, que termina por resultar hasta excesivo. Pido disculpas si además me ha faltado tacto para presentar el tema de forma más medida.
     
    Dicho lo cual, la cuestión es que ahora toca pagar las consecuencias, en las que no insistiré, pues demasiado crueles son ya de por sí, como para insistir en ellas. Pero sí es importante no perder de vista y destacar la grave responsabilidad de los dirigentes del partido, su militancia y hasta sus simpatizantes, por haber sometido y subordinado la ética a la economía electoralista y no haberse centrado, con realismo, en la consecución de sus objetivos sociales, o en el desenmascaramiento de los obstáculos internos que lo impedían: única razón de ser de la existencia del partido, de su ideología y de las creencias que la sustentan.
     
    Por eso yo, aunque respete de forma condicionada a quien sí lo haga, no pienso pertenecer ni militar nunca en ningún partido, porque acaban siempre subordinando su ideología (de ahí mi respeto condicionado), no a sus fines, sino a los intereses de la dinámica interna del partido y sus miembros. Tanto, que hasta pierden de vista su razón de ser y atacan, descalificándolos, a quienes se la reclaman. Situación sólo sostenible por un interesado contagio de ceguera colectiva (de negación de la evidencia), lo que lleva primero a la pérdida de universalidad por exclusión de los que todavía se niegan a dejar de ver lo evidente, y termina en sectarismo, por exclusión de todo aquel que no acepte el pensamiento único propio del partido. Y no añado crítica, sólo describo un proceso que no se puede volver a perder de vista. Ese es, en mi opinión, el mismo –el mismísimo- proceso de degeneración habido en la religión; y por eso he criticado tanto que se viera tan lúcidamente aquel, que hasta se ha llegado a considerar más cristiana la ideología de izquierdas que la de derechas y no fuéramos capaces de ver este: el de la falta de ética en lo político, especialmente aquí en la izquierda.
     
    Quizá así, estando alertas al menor indicio de falta de ética en nuestro entorno más cercano: el personal, el de casa, el del propio partido, ésta pudiera ser más determinante que las creencias. En mi experiencia personal, la primera señal de alarma suele surgir en casa cuando se empieza perder la universalidad, si se la ataja al primer aviso, la cosa funciona bien, pero si no, tras ella lo demás se acaba precipitando por su propio peso.
     
    Saludos, Fico.

  • José Ignacio Calleja

    María Luisa, te agradezco la confianza. Leo tu comentario, y la primera parte es clara, la entiendo ya, y la comparto. La segunda me cuesta más. Creo que sí. Estoy “pastoso”. Yo no veo en Jesús estas divisiones nuestras, lo religioso y lo laico. Veo que en Jesús, lo humano siempre se da abierto a Dios y este Dios es más real que nunca en los tirados del mundo. Y veo que en Jesús los humanos son absolutamente dignos de la compasión de Dios, cualquiera que sea su religión y raza, y hasta en el pecado:  “perdónalos, porque no saben lo que hacen”.  

    Esta experiencia del ser de Dios impregna toda la fe de Jesús en cualquier sentido, es decir, el más orante y el más práctico. Lo cual se hace oración en el Padre Nuestro, y se hace praxis ética, en el samaritanismo con los necesitados. Parece que en Jesús ambas experiencias son dos caras de la misma realidad; o juntas o ninguna es en serio. Pero no me atrevo a sacar más conclusiones sobre la precomprehensión religiosa y moral de Jesús. Temo hacerle decir lo que yo veo hoy. Lo pienso, pero ya no se lo atribuyo tal cual. Tiene mi impronta. La nuestra.

    Por supuesto, cualquier conciencia moral humanista puede practicar ese samaritanismo moral con los tirados del mundo, y hacerlo plena de sentido ético. La fe incorpora simplemente una vivencia “creyente” de la misma obra humana buena, que para el que cree, la imprega de valor metahistórico (salvífico) y la fortalece con claves de paciencia, gratuidad o perdón que no son de bondad “ordinaria”. Se prodría decir que desbordan toda la lógica en el caso. Esta es la idea, pues luego la realización por un cristiano o por mil puede ser decepcionante. Hablo para entender cómo interpretamos esto, sin abuso de nadie. La vida, después, es un rosario de “cristianos/Iglesia” que nos pueden decepcionar, o no. A esto le llamamos “fraude” y “pecado”, y nos lo deben decir. Paz y bien.   

    Y Ana, sí, me has interpretado muy bien. Sólo que yo reconozco más carga moral a la política pragmática cuando el margen de opción es muy estrecho. Eso sí, le pido que no me presente unos logros económicos, sin más, como criterio incontrovertible de moral política. Tengo que valorar cómo de “puñeteras” estás las cosas en cuanto a la correlación de fuerzas sociales y económicas. Seguramente soy más político que tú, o más conservador, vete a saber. Paz y bien.
      

  • ana rodrigo

     
     
    Efectivamente, la cosa empezó casi con el zapaterismo, y hemos ido derivando los comentarios a distintos aspectos de la ética.
     
    Creo que has dado en la clave JI Calleja, no es lo mismo la eficacia política que la moralidad política. Incluso diría que los votos que depositamos en las urnas buscan más la eficacia que la moralidad.
     
    Y añado, creo que en el momento actual el pensamiento ético está ausente de esas cumbres de altos ejecutivos para “arreglar el mundo ¡¡!!”. La concatenación de decisiones políticas a nivel global está resolviendo los altos intereses globales del neoliberalismo, del capital y de la especulación, mientras los DERECHOS HUMANOS, que hoy recordamos, se nos hace imposible el poder celebrarlos.
     
    La socialdemocracia o el socialismo está como un sapo en un recipiente de leche,  le tapan los poros y se encuentra en estado de asfixia letal. El socialismo como praxis política en las circunstancias actuales es absolutamente imposible, es incompatible con el sistema, estorba la ideología, se la toma a sorna, y el atrevido o atrevida ideóloga que se atreva a pronunciarlo quedará estigmatizado. Incluso el sucedáneo del socialismo actual ha sido expulsado de todos los gobiernos. El SISTEMA queda en manos de gobiernos conservadores y neoliberales. Por eso yo le decía a Fico que el problema era bastante más complejo que poner como cabeza de turco a Zapatero.
     
    He pasado el día en un curso-taller sobre derechos humanos, y de lo muchísimo que he aprendido y escuchado, voy a contar solamente un ejemplo. En Méjico se conocían unas 300 clases de maíz, una multinacional estadounidense introdujo el maíz transgénico, y el resultado ha sido, enormes ganancias para dicha multinacional, pero una gran tragedia económica, laboral y ecológica para Méjico. Así funciona la economía, las finanzas, los G20 y los Mekosy. La ética, la ecología y los DDHH están escondidos en el cuarto trastero por si en algún momento hay que echar mano de ellos para ponerlos en la pancarta y acallar bocas indignadas.

    PD. Gracias, Calleja por poner mi nombre entre paréntesis, creo que he interpretado correctamente ese detalle.

  • M.Luisa

    Precisamente,  José Ignacio yo interpreto ya me dirás si me equivoco que,  el hereje según Jesús,  representaba  con su praxis eso que dices de “la experiencia integral del ser humano”que es lo que en mi comentario anterior  he resaltado poniendo el objetivo en la realidad   ya que de  ella  como ultimidad  puede  albergar  de la persona  los dos aspectos el laico y el religioso. La praxis laica puede conducir a una deificación de la persona (ámbito religioso) de ahí pienso en lo que se fijó Jesús.
     
    Un cordial saludo

  • José Ignacio Calleja

    Javier, te propongo esta idea. No es que la religión tenga que callar moralmente en una sociedad políticamente laica, sino que, como una parte de la socieda civil, tiene que dar sus razones para construir moral civil.

    Las razones religiosas del catolicismo son evangelización directamente tal. No son ética, sino llamadas a la santidad según esa fe. No es lo mismo. La ética siempre se entiende universal, y la santidad se entiende propia de los que tienen esa idea religiosa y para la perfección según esa fe. Las razones religiosas de lo ético tienen ese valor, el de propuesta religiosa.

    La razones éticas, también las puede y debe dar la gente de fe, y todo el mundo las entenderá. No digo aceptar, digo entender. Se atienen al lenguaje común e inteligible por todos. Después vendrá la aceptación o no, por la conciencia de las personas, y por las leyes comunes a traves de la democracia. El creyente, se las arreglará para mostrar la coherencia de los dos caminos y lenguajes, pero a sabiendas de que en uno hace ética y en el otro hace una propuesta religiosa.

    Si sustituye la ética por la religión, o utiliza ésta como un atajo a la verdad moral universal, falsea la identidad de los dos caminos. Darles convergencia y coherencia a cada uno en su identidad,  respetándola, no es fácil, pero tampoco imposible. Creo que en la Iglesia no tenemos claridad ni hábito sobre este problema y su recorrido. Nos hemos acostumbrado al atajo de la fe para explicar y justificar la moral.

    Y creo que buena parte de la sociedad civil no tiene hábito ni clarirdad para reconocer a las religiones como una parte de la vida civil, y una aportación más a la contrucción de una moral civil común. La clave está en que toda aportación se traduzca siempre a razón común.

    (Entiendo por razón, no la mera lógica racional, sino algo mucho más rico, como “la experiencia integral del ser humano”, viejo ya en este lugar. Pero éste es otro tema). Paz y bien.

  • M.Luisa

    La ética es más determinante que las creencias. Determinante para qué? según se ve en el debate,  para un planteamiento que como dice J.I. Calleja ha derivado del ámbito de la praxis religiosa al de la política, y  si en mi  primer comentario  enfoqué el tema haciendo  un análisis,  una retrospección de aquello que en nosotros ha podido alterar estructuralmente nuestro modo de conocer,  fue justo al considerar de gran importancia  y así lo resalta Castillo en el artículo,  el modelo  del hereje samaritano que pone Jesús en contraste con el  sacerdote y el levita que eran los modelos de la ortodoxia observante.
     
    Con la praxis del hereje,  pareciera como que  el germen de la Buena Noticia, ya  estuviera   en el interior humano previo al hecho de que Jesús la anunciara en su realidad (y cuando lo hizo en  ella iba  la alternativa).

     
    Sólo por mediar una creencia, parece ser  se habría hecho necesario su anuncio. Esto explica que para el bien común, un gobernante en su acción política  puede  muy bien prescindir   de lo religioso como así lo hizo el samaritano.  Y así como en su acción  no mediaba creencia alguna,   en la   política   la creencia  ha estado en depositar la confianza  en los poderes fácticos convirtiéndolos  en ídolos religiosos de un sistema perverso.
     
    Las acciones de un buen político   tendrían  que  ser movidas,   por la realidad de  la política que lo compromete   como así quedó  comprometido el hereje  ante la realidad  de la persona que socorrió. Fue lo real de ambos,  lo que concienció al hereje a obrar éticamente.  Pues bien  la acción de un gobernante, en mi opinión,      ha de partir de un compromiso  con lo más radical  y desde este horizonte    estructurar la política. 

     
    Con todo,  he de hacer una aclaración  y más viendo que Asun habla de desapropiación,  cuando yo siempre vengo hablando de lo contrario,  de apropiación   y lo hago   no porque   discrepe de ella  porque en lo fundamental  estoy de acuerdo siempre, lo que ocurre  es que  estos términos opuestos  se dan por las distintas perspectivas que tomamos una y otra.
    En la mía,    tanto en lo personal como en lo político  en este caso,  media el horizonte de la realidad  que por  serlo  exige un acto de apropiación.
     
    Se habla de cambiar,   pero se viene hablando de cambiar hasta la saciedad  sin efecto alguno  y  eso es debido, a mi modo de ver,  porque predicar un cambio apunta  a algo externo y ambiguo. Contrariamente  al considerar la  persona  en su  realidad  última (como así la vio el samaritano) no cabe sino  más que mirarse    dentro de uno mismo  y se verá  que se trata meramente  de una acto de apropiación de nuestra propia realidad. Entonces, en este sentido,  ya no es sólo decir  yo quiero, yo hago,    sino que  soy yo  quien  quiere,  quien elige este hacer, quien quiere  esta política y no la otra,  es   esta actitud  conseguida por una opción, es decir,  por una reduplicidad,  a  mi modo de ver con la que  obró  el  hereje, el samaritano, es decir  con aquella  actitud que le daba plena autonomía. La autonomía  nos devuelve lo  plenamente humano que la creencia nos quitó   pero  ello lo posibilita, en mi opinión,  el hecho  de poner  nuestra realidad  como   horizonte.

  • José Ignacio Calleja

    (Acepto la corrección y separo los párrafos; creía que con las comas y puntos era suficiene, pero tenéis razón. Lo cuidaré. Repito el largo texto)

    El planteamiento de Castillo ha derivado del ámbito de la praxis religiosa al de la política. Personalmente me parece lógico este paso. No es fácil. El paso de la fe a la política por la ética, o de la ética a la política, si no hay fe, requiere reconocer que no hay una sola manera de traducirla; por eso lo del pluralismo legítimo de los partidos políticos, para un cristiano y para un ciudadano de bien.

    El problema es si ese pluralismo es absoluto. Todos decimos que no. Y para ello, al menos la ética cristiana suele repetir algunos criterios de concreción. Son los de la DSI. Si uno va al Manual de la DSI, tampoco resuelve las políticas concretas, hasta poder decir, mejor PP que PSOE, o IU que ERC, o mejor socialdemocracia que liberalismo social, etc. Hay un punto de conciencia personal, que te lleva a optar en una salida que te parece más justa desde los más débiles, más honesta desde los gestores, y razonablemente eficaz, desde la realidad. (No me apuréis a hablar del mundo en su conjunto, porque entonces apaga y vámonos en esta discusión).

    Porque, claro, la mera eficacia de un grupo y un buen resultado a cualquier precio humano, no es plan. Eso ya te lo proporcionan los mercados financieros. Déjalos a su aire, le sumas una buena gestión a su medida, y viento en popa a toda vela. Porque, claro, esos criterios morales que he dicho intentan traducir el bien común, pero el bien común no siempre es bueno para todos, sino que en situaciones de desigualdad extrema e injusta, ¡cuando suceda, y sucede!, conlleva sacrificios muy distintos en exigencia, lo cual no se traduce en “alegre, Señor, la mañana que nos habla de ti”, sino en lucha social muy intensa. Y si la democracia, que podría resolver esto mal que bien como armonía razonablemente justa entre distintos, ¡no siempre complementarios, y que todos ganen!, si la democracia tiene que tragar las decisiones de “los mercados financieros”, una tras otra, entonces no está claro eso del bien común.

    No digo que no tenemos una parte de culpa, por haber comido la zanahoria durante diez años o más, pero la idea de que el pasado es pasado, y ya sólo queda mirar al futuro y vale todo con tal de salir, no me convence éticamente; eso es política pragmática, que por inevitable, ¡quién lo crea!, hemos de tragar, pero de ahí a “éticamente, buena”. No. Cuando la barbarie es el único camino, sigue siendo un mal. No sé si inevitable, pero un mal. Lo único que en moral, el mal nunca se elige, pero puede en situaciones extremas que se consienta para evitar otros males mayores.

    Y luego, la cuestión de remitir nuestros problemas socio-económicos en su máxima medida a Zapatero, ¡no digo a responsabilidad política, sino la causalidad material!, ya me gustaría que este fuese el problema. En poco tiempo España cambiaba de modelo productivo, y sadría adelante como un cohete. No sé, me temo que todo es más complejo, en causas y culpas; me temo que ni lo partidos, todos, son tan malos como se dice, ni tan clarividentes como se tienen a sí mismos; ni las cosas van mal por los de fuera, ni sólo por los de casa; ni se resuelven porque seamos buenos cada uno, porque requerimos cambios de estructuras, ni si no cambiamos nosotros, las estructuras nos resuelven los problemas. Todo es más dialéctico, y hay que ponderar mejor causas, responsabilidades, medidas, reparto, intereses, ideologías, conciencias… todo lo que pueda pensarse para acertar en cómo ser eficaces, pero sin arruinar la justicia del bien común, y como ser justos, sin incurrir en el derroche de lo que necesitamos para cambiar el modelo productivo y generar liquidez en el ámbito privado y en el público.

    Pero claro, esto tiene que ver con la capacidad de ahorro, austeridad y buena administración, seriedad laboral, renovación tecnológica, reformas varias, y tiene que ver con pagar impuestos, respetar las leyes, cuidar el gasto social, evitar paraísos fiscales, reinvertir beneficios, olvidarse de los pelotazos en inversiones especulativas, … tenemos muchas más reponsabilidades hacia el pasado y hacia el futuro que si Zapatero o Rajoy. De hecho, pienso que la ética en la política se la ha tenido, definitivamente, que tragar Zapatero por mor de la eficacia, durante este el último año. (Los tres anteriores, los ha vivido en los laureles del primer mandato, soñando que pronto escamparía. Mandato primero, desde luego, cutro años, que no fue sino la continuación del último del PP. No lo justifica, porque su tiempo exigía esa renovación del modelo productivo con mayor premura, pero es un hecho que he estudiado con detalle). Y por mor de la eficacia, seguramente Rajoy se va a tragar la ética en su política, si bien, como ya sabemos el escaso margen de maniobra que tiene, puede haber debate acerca de si el mal moral lo elige o sólo lo consiente en su expresión  más reducida. Pero, lo comentamos cuando empiece a suceder.

    Es obvio que la reflexión de Fico (y Ana), a mi juicio, ¡disculpas si me equivoco!, envalentonada, no me convence porque creo que moralidad política y eficacia no reciben el debido tratamiento. Paz y bien.   

  • Javier Renobales Scheifler

    Pepe Blanco,
     
    En cuanto a la pregunta que haces de si es necesario basarse en los evangelistas, como hace Castillo, o en la religión en general o en una profunda reflexión teológica, para tratar el tema de si la ética es o no más determinante que las creencias, yo respondería rotundamente que no es necesario.
     
    La ética debe sustentarse en la razón humana en todo caso, sin mezclar a Dios para nada, y es una necesidad de la sociedad civil, al margen de la religión. Estoy totalmente en contra de la postura de los jerarcas católicos que quieren que, lo que ellos llaman la ley de Dios (que no es más que la ley de los ultraconservadores jerarcas), vuelva a ser un órgano decisivo en las actividades públicas.
     
    http://www.redescristianas.net/2011/12/09/rouco-pide-que-la-ley-de-dios-vuelva-a-ser-%e2%80%9cun-organo-decisivo-en-las-actividades-publicas%e2%80%9dlga/
     
    Pero como ahora las elecciones las han ganado el PP-ICR (ambos hacen la misma política), nos van a meter su ‘ley de dios’ hasta en la sopa, no contentos con todo lo que nos la han metido hasta ahora.
     
    La postura de ‘lo que hagan los jerarcas me la trae al pairo’ me parece un error o una hipocresía, pues los jerarcas mientras tanto se preocupan mucho de que tengamos que hacer lo que ellos quieren.
     
    Honorio decía el otro día que debemos vivir como si Dios no existiera: es justo todo lo contrario de lo que pretenden imponer los jerarcas católicos: porque vivimos como si Dios no existiera, se les acaba el negocio, que se fundamenta en la pretendida representación que se arrogan de Dios en la Tierra.
     
    Dios es de todos, y de todas las religiones, y los jerarcas católicos no tienen ningún derecho a arrogarse la representación de Dios: es puro fundamentalismo medieval.

  • Javier Renobales Scheifler

    Pepe Blanco, intento responder a tu pregunta de por qué Jesús, como tantos hombres (no sé mujeres) destacados, no quiso escribir nada respecto de sus ideas y obras que lo hicieron destacar.
     
    Probablemente Jesús no sintió necesidad de dejar su mensaje por escrito, ni encargó a nadie que lo escribiera, porque creía en un fin inmediato del mundo y que la implantación del Reino de Dios, gracias a la intervención de Dios (pensamiento mágico) que liberaría a Israel de los invasores romanos, se produciría en su generación; en esas circunstancias Jesús debió pensar que con la transmisión oral del ejemplo de las obras de Jesús, sería suficiente.
     
    Además su mensaje era muy sencillo: razón de más para no creer necesario escribirlo. Era una cultura muy diferente, hoy hemos evolucionado, de forma que la producción literaria sobre Jesús, su mensaje, el Reino, la Iglesia y su doctrina, las teologías … y un largo etc. ocupan hoy montones de interminables bibliotecas.
     
    Jesús se equivocó (como persona humana que era, no Dios), pues Dios no intervino de ninguna forma directa ni indirecta, y fueron los romanos los que, al ser mucho más fuertes bélicamente, destruyeron Jerusalén y el Templo hacia el año 70 poniendo fin a la Gran Revuelta, y los judíos acabaron siendo expulsados.
     
    Los seguidores de Jesús, viendo que el Reino de Dios no llegaba, ni Jesús volvía a pesar de que decían que había resucitado, y viendo que las diversas comunidades de primeros cristianos eran plurales, diferentes unas de otras, sí escribieron obras, que son de propaganda de la fe en un Jesús no sólo mesías judío, sino sobre todo redentor y salvador universales: e idealizaron a Jesús según los intereses de quienes escribían, para propagar una ideología religiosa que al parecer resulta muy distinta y distante de la del Jesús real, histórico, intentando acomodar la figura del Jesús real a una visión teológica previa, la del escritor.
     
    Una parte de esos escritos nos ha llegado en copias, mientras que los originales y copias de otros escritos no nos han llegado, se han perdido o las han destruido intencionadamente los interesados en que prevaleciera su comunidad cristiana sobre las demás.
     
    Prevaleció la comunidad de Pablo, helenista, quien al parecer ni siquiera conoció a Jesús, ni se interesó apenas en hablar de Jesús; nos han llegado sus cartas escritas de 20 a 30 años después de la muerte de Jesús, que fueron los primeros escritos del NT que nos han llegado, con una concepción de un Reino de Dios totalmente ultraterreno, Reino que apenas desempeña función alguna en la Tierra.

    Las cartas de Pablo influyeron en evangelio del llamado Marcos, el primer evangelio de los canónicos, escrito probablemente hacia el año 70, y éste evangelio y la llamada fuente Q (teoría de las dos fuentes) influyeron en los evangelios de los llamados Mateo y Lucas, escritos años después; por último hacia el final del siglo I, un evangelista que han dado en llamar Juan escribió el cuarto evangelio canónico, muy influido por la teología de Pablo, helenista al contrario de Jesús.
     
    Sócrates no escribió nada quizá para que quienes quisieran aprovechar las enseñanzas de Sócrates fueran más libres en producir sus propias ideas. Su forma de enseñar era mediante preguntas y respuestas y más preguntas y así sucesivamente; lo una vez escrito ya no puede recibir preguntas y responderlas: sólo se puede leer y punto.
     
    Buda me pilla demasiado lejos en todos los sentidos como para que me forme una opinión.

  • Fico Sánchez Peral

    ¡Vaya, hombre! Ahora que se animaba la cosa y yo me tengo que ir. Son las 2,30 a.m. y acabo de leer las dos entradas de Asun y José Ignacio Calleja que me encantaría comentar, pero mañana me voy de boda y desparezco (¡ahora las bodas son interminables, agotadoras!) hasta pasado mañana. Por cierto, José Ignacio, porfa, pon puntos y a parte, que si no es muy difícil leerte sin perderse.
     
    Buenas noches, que descanséis. Fico.

  • José Ignacio Calleja

    El planteamiento de Castillo ha derivado del ámbito de la praxis religiosa al de la política. Personalmente me parece lógico este paso. No es fácil. El paso de la fe a la política por la ética, o de la ética a la política, si no hay fe, requiere reconocer que no hay una sola manera de traducirla; por eso lo del pluralismo legítimo de los partidos políticos, para un cristiano y para un ciudadano de bien. El problema es si ese pluralismo es absoluto. Todos decimos que no. Y para ello, al menos la ética cristiana suele repetir algunos criterios de concreción. Son los de la DSI. Si uno va al Manual de la DSI, tampoco resuelve las políticas concretas, hasta poder decir, mejor PP que PSOE, o IU que ERC, o mejor socialdemocracia que liberalismo social, etc. Hay un punto de conciencia personal, que te lleva a optar en una salida que te parece más justa desde los más débiles, más honesta desde los gestores, y razonablemente eficaz, desde la realidad. (No me apuréis a hablar del mundo en su conjunto, porque entonces apaga y vámonos en esta discusión). Porque, claro, la mera eficacia de un grupo y un buen resultado a cualquier precio humano, no es plan. Eso ya te lo proporcionan los mercados financieros. Déjalos a su aire, le sumas una buena gestión a su medida, y viento en popa a toda vela. Porque claro, esos criterios morales que he dicho intentan traducir el bien común, pero el bien común no siempre es bueno para todos, sino que en situaciones de desigualdad extrema e injusta, ¡cuando suceda, y sucede!, exige sacrificios muy distintos en exigencia, lo cual no se traduce en “alegre, Señor, la mañana que nos habla de ti”, sino en lucha social muy intensa. Y si la democracia, que podría resolver esto mal que bien como armonía razonablemente justa entre distintos, ¡no siempre complementarios, y que todos ganen!, si la democracia tiene que tragar las decisiones de “los mercados financieros”, una tras otra, entonces no está claro eso del bien común. No digo que no tenemos una parte de culpa, por haber comido la zanahoria durante diez años o más, pero la idea de que el pasado es pasado, y ya sólo queda mirar al futuro y vale todo con tal de salir, no me convence éticamente; eso es política pragmática, que por inevitable, ¡quién lo crea!, hemos de tragar, pero de ahí a “éticamente, buena”. No. Cuando la barbarie es el único camino, sigue siendo un mal. No sé si inevitable, pero un mal. Lo único que en moral el mal nunca se elige, pero puede en situaciones extremas que se consienta para evitar otros mayores. Y luego, la cuestión de remitir nuestros problemas socio-económicos en su máxima medida a Zapatero, ¡no digo a responsabilidad política, sino la causalidad material!, ya me gustaría que este fuese el problema, porque en poco tiempo España cambiaba de modelo productivo, y sadría adelante como un cohete. No sé, me temo que todo es más complejo, en causas y culpas; me temo que ni lo partidos, todos, son tan malos como se dice, ni tan clarividentes como se tienen a sí mismos; ni las cosas van mal por los de fuera, ni sólo por los de casa; ni se resuelven porque seamos buenos cada uno, porque requerimos cambios de estructuras, ni si no cambiamos nosotros, las estructuras nos resuelven los problemas. Todo es más dialéctico, y hay que ponderar mejor causas, responsabilidades, medidas, reparto, intereses, ideologías, conciencias… todo lo que pueda pensarse para acertar en cómo ser eficaces, pero sin arruinar la justicia en el bien común, y como ser justos, sin incurrir en el derroche de lo que necesitamos para cambiar el modelo productivo y generar liquidez en el ámbito privado y en el público. Pero claro, esto tiene que ver con la capacidad de ahorro, austeridad y buena administración, seriedad laboral, renovación tecnológica, reformas varias, y tiene que ver con pagar impuestos, respetar las leyes, cuidar el gasto social, evitar paraísos fiscales, reinvertir beneficios, olvidarse de los pelotazos en inversiones especulativas, … tenemos muchas más reponsabilidades hacia el pasado y hacia el futuro que si Zapatero o Rajoy. De hecho, pienso que la ética en la política se la ha tenido, definitivamente, que tragar Zapatero por mor de la eficacia, durante este el último año. (Los tres anteriores, los ha vivido en los laureles del primer mandato, soñando que pronto escamparía. Mandato primero, desde luego, cutro años, que no fue sino la continuación del último del PP. No lo justifica, porque su tiempo exigía esa renovación del modelo productivo con mayor premura, pero es un hecho que he estudiado con detalle). Y por mor de la eficacia, seguramente Rajoy se va a tragar la ética en su política, si bien, como ya sabemos el escaso margen de maniobra que tiene, puede haber debate acerca de si el mal moral lo elige o sólo lo consiente en su expresión  más reducida. Pero, lo comentamos cuando empiece a suceder. Es obvio que la reflexión de Fico (y Ana), a mi juicio, ¡disculpas si me equivoco!, envalentonada, no me convence porque creo que moralidad política y eficacia no reciben el debido tratamiento. Paz y bien.   

  • Asun

    Tu insistencia, Fico, en dejar claro en el ámbito político la supremacía de la ética sobre las creencias y lo que implican en la militancia y fidelidad al partido que prevalece sobre todo lo demás, y en que es crucial y urgente, visto lo visto, lo que ha sucedido y está sucediendo en la democracia representativa española. Lo apoyo.
     
    Déjame decir, no obstante, que si no se tomaron las medidas oportunas hace tres años,  según el refrán “si ves las barbas del vecino recortar, pon las tuyas a remojar..” , ha incidido en ello bastante, entre otras cosas,  la falta de experiencia y seriedad,  ya debido al “olvido” histórico idiosincrásico o a la incompetencia de ignorantes “prepotentes”, por ejemplo, en lo ocurrido en la crisis del 73, cuando se decía en España que a nuestro país no iba a llegar. Cuanto más ahora que estamos en un mundo globalizado y en la UE.
     
    Pero a lo que dices, empecemos por  hacer real la ética en lo político y social con el servicio al bien común de todos, sin excepción, dando confianza y transparencia en un mayor control al ciudadano, poniendo todos los medios, sentidos y creatividad necesarios para ello.  Dejando atrás los amiguismos, los enchufes, la idea de que el Estado, el ayuntamiento, la institución, el partido  es el/la que paga, por ejemplo, como lo oigo decir y me temo que hacen por activa y pasiva, y entonces, se malgasta sin control, en lo poco y en lo mucho  en todos los niveles de la administración y distintos estamentos, porque nada es de nadie. Ahí está gran parte del problema, que se sigue metiendo la cabeza en el agujero como el avestruz y aquí parece que sigue sin pasar nada. Mucho temor inconfesado y miedo a transformar lo que ya no sirve, formas que son  del todo obsoletas e injustas. Al final es el pueblo el que paga los derroches, las dispersiones, las pérdidas de tiempo y abusos de todo tipo de poder. ¿Hasta cuando?
     
    En este mundo etnocéntrico, las personas,  desde los gobernantes económicos y políticos,  partidos, sindicatos, organismos, instituciones, organizaciones…  hasta el último ciudadano de a pie, seguirán sin cambiar,  en tanto no caigan en la cuenta de que lo realmente importante y el por qué la vida en unidad e interrelación desapropiada tiene sentido: Y que, no hay, creo, que darle muchas más vueltas,  lo que a fin de cuentas depende sólo de cada persona,  nadie lo va a hacer por uno mismo, allá o acá donde le toque estar: lo verdaderamente urgente que es empezar a ir cambiando los valores prevalecientes y los hábitos, la manera de actuar y de ser menos acaparadora y egocéntrica para que otro mundo más acorde a lo real del ser humano que somos, más solidario,  se vaya poco a poco manifestando y haciendo entre todos posible.
     
     
    Un abrazo a todos.

  • Fico Sánchez Peral

    Pues vale Ana, Pepe blanco, Javier y demás contertulios. Puedo estar de acuerdo en la mayor parte de lo que se ha dicho. Pero en cuanto a si “La ética es más determinante que las creencias”, se han aclarado bastante algunas distinciones entre los conceptos “ética” y “creencias”, pero nos sigue quedando cojo –por parcial- en qué sentido es o no es más determinante la una que la otra, puesto que sólo –o mayoritariamente- nos hemos circunscrito al ámbito religioso, que es una de las patas fundamentales. Pero nos sigue faltando la otra: la aplicación de la ética a la actividad política; pues no todo el mundo es religioso, pero sí todo el mundo es sujeto político. Y digo no sólo a la concepción y desarrollo de una ideología política, sino sobre todo a su puesta en práctica; a esa finalidad solidaria que constituye su esencia principal, y no sólo la intelectual o la militante. De no ser así, podríamos seguir hablando del sexo de los ángeles indefinidamente, mientras el mundo se hunde a nuestro alrededor.
     
    Sí, claro, ya sé que no es un momento muy grato para analizar el tema desde esa perspectiva. Aunque, en mi opinión, y aunque sea muy doloroso, no hay mejor momento de sanear una herida infectada que cuando ésta aun está abierta. Después, si la dejamos cerrar en falso, cuando por fin reviente llena de pus, su alcance, su  gravedad y el dolor producido podrían ser insoportables, si no irreparables.
     
    Creo que no sería muy ético no analizar (por miedo a remover la herida) en qué ha sido o no –en pasado- y en qué debiera ser o no –en futuro- más determinante la ética que las creencias, si nos dejamos por tocar su determinancia en lo político. Es más, si no lo hacemos, creo que la infección que nos ha llevado a donde estamos seguirá avanzando y acabará con “el paciente”.
     
    Buenos días. Fico.

  • pepe blanco

    Acepto tu disculpa, Ana. Y, después de leer este comentario último tuyo, pues sí parece que estamos de acuerdo en algo fundamental relacionado con el origen de la ética. Pero ahora me tengo que ir. Continuaremos en otro momento.
    Un abrazo.
     

  • ana rodrigo

    Efectivamente, Pepe Blanco, he vuelto a leer mi anterior comentario y no encuentro contradicción con lo que dices tú, por eso utilicé la desafortunada palabra con la que quería decir que estábamos de acuerdo, como ya te he dicho antes.
     
    El sentido ético creo que es inherente al ser humano y puede desarrollarlo por distintos caminos, sea religioso, sea laico, sea, incluso, antirreligioso. Lo que ocurre es que todas las religiones han tenido su origen en ayudar al ser humano a ser mejores personas, a conseguir la mayor perfección posible, es decir, a comportarse conforme a unos principios éticos. Lo que ha ocurrido es que con el paso del tiempo las religiones se han querido tomar la exclusiva de la ética, o han  afirmado que la suya sea la mejor, o han menospreciado otras fuentes de la ética como es el buen sentir y el sentido común de cualquier ser humano. Eso es lo que ha pasado, por ejemplo, con los obispos españoles y la a signatura de Educación para la ciudadanía. Y en esto también estamos de acuerdo.
     
    De hecho cuando hablo de ética yo no suelo mencionar al evangelio, aunque sí comprendo a quien lo hace, ya que me parece normal que si creen que esa es su fuente de alimentación ética, la citen. Pero no tendría porqué contradecirse con la ética, llamémosla, civil. Si bien de hecho se contradice con demasiada frecuencia, la Iglesia católica es un buen ejemplo de exclusividad. Pero la sociedad actual, que ha adquirido una cierta madurez, y muchas personas cristianas, discrepamos bastante de determinados aspectos éticos con los que la Iglesia está bastante obsesionada, como es lo relacionado con temas de sexo o género.

  • ana rodrigo

    Antes de seguir leyendo tu comentario, querido Pepe Blanco, quiero disculparme por haber hablado de retórica, y quiero explicarte que en ningún momento quise hacerlo con sentido despectivo, sino en el sentido de que lo que a continuación te decía, y es que yo creo que sintonizamos bastante en los objetivos, aunque los afrontemos desde distintas perspectivas.
    Sigo leyéndote. Un abrazo.

  • pepe blanco

    – Pues no sé, Ana, lo dices con tanta seguridad que me haces dudar, pero yo juraría que en lo fundamental relativo a estos asuntos, estamos bastantes alejados. No deja de sorprenderme que hagamos valoraciones tan diferentes sobre algo tan básico como es decir si estamos o no de acuerdo (o “en la misma onda”) en lo fundamental de algo. Algo falla. O nos hemos expresado mal o no nos hemos interpretado bien.
     
    – No me gustó nada eso de mi “retórica personal”. Me sonó bastante despectivo. Si aún hubieras hablado de mi “discurso personal”, te diría que sí, que claro que es mi discurso personal, fruto de mi experiencia vital y de mi reflexión y de mi intento (probablemente vano y vanidoso) de narrarlas. Te podrá gustar o no, resultarte sugerente o aburrido, pero sí, es mi discurso personal. Quiero decir que por lo menos es mío. Porque, si mi percepción no me falla, el discurso de la mayoría de los comentaristas de Atrio, al hablar de estos asuntos, no suele parecer en rigor su discurso personal, sino el de San Marcos, o el de San Lucas o el de San Mateo o, en los casos más sofisticados, el de San Juan o el de San Pablo. Podrá gustarnos o no, resultarnos sugerente o aburrido, pero es el discurso de todos esos autores. Es su discurso o…., su retórica.
     
    – Para poner un ejemplo de lo que acabo de decir, no tengo ni que salirme de este mismo hilo. El autor del artículo que lo encabeza lo titula “La ética es más determinante que las creencias”. Y nada más empezar el artículo, ya cita a San a Mateo y, poco después, a todos los demás, Lucas, Juan y Marcos.
     
    Y uno se pregunta, ¿para llegar a la conclusión de que la ética es más determinante que las creencias, es necesaria una profunda reflexión teológica? ¿No nos lo dice el sentido común? ¿No está ese saber en el acervo cultural popular por el que ha sido incluso incorporado al refranero, (“obras son amores, y no buenas razones”)? Pero no, parece como si para muchos cristianos, cierta clase de hipótesis no alcanza categoría de verdad si no se las puede apoyar en una cita evangélica. Y mi percepción es que incluso los menos mágicos y los menos heterónomos de los cristianos, sois mágicos y heterónomos. Parafraseando al poeta, no sois malos los cristianos, lo que no tenéis es remedio.
     
    – ¿Y cómo iba a argumentar en contra de algo con lo que estoy de acuerdo, en los términos en que está planteado en el ámbito de lo socio-religioso? (Porque la cuestión de la ética y de las creencias, se puede plantear en otros términos; por ejemplo, en términos de conducta y de análisis de la conducta en el ámbito de una terapia. Y, en ese caso, igual la cuestión ya no es tan sencilla de resolver)

    En fin, que solamente pretendía llegar a la misma conclusión recorriendo un camino distinto, que no pasara ni por una cita bíblica ni por un refrán popular. Probablemente no lo hubiera conseguido, no sé.
     
    Lo que sí sé es que se ha ido la magia y se me ha cortado el rollo. Lo dejo aquí y me vuelvo a la Física Cuántica, que tengo el examen final (cuatrimestral) a la vuelta de las navidades y me hace falta el tiempo. Y, de paso, a ver si consigo enterarme de qué va eso del “pensamiento cuántico postmoderno” al que ha aludido Mª Luisa y que me pareció muy inquietante y me dejó muy intrigado.
     
    Un saludo retórico, pero sincero y cordial.

  • pepe blanco

    Hola Javier Redobles.
     
    Gracias por tu explicación sobre la conocida frase de Jesús sobre el camino, la verdad y la vida. Si esa hipótesis es cierta, y Jesús nunca pronunció esa frase, pues para mí gana puntos.
     
    Si me dejas, te formulo la misma pregunta que le dirigí indirectamente a Ana (no era una pregunta retórica) ¿Qué comentario te merece el que algunos de esos personajes tan famosos, admirados y “seguidos” por muchas personas, como Jesús, Buda (me parece, no estoy seguro) o incluso, si me permites que lo incluya en el mismo grupo, el mismo Sócrates, personas que parecen haber alcanzado altas cotas en el desarrollo de su espiritualidad, no escribieron nada, sino que todo lo que se sabe de ellos es por escritos de terceras personas que recogieron lo que supuestamente dijeron?
     
    (Si te apetece contestarme, igual no puedo responderte hasta dentro de unos días)

  • Javier Renobales Scheifler

    Honorio Cadarso,
     
    Está muy bien eso que dices de que vivamos como si Dios no existiera. Eso sería muy bueno para todos, menos para la ICR de los jerarcas católicos.
     
    La doctrina católica necesita meter a Dios en todo, y por eso lo mete, manipulando así a Dios a su antojo: es la ética del negocio de esa ICR, ética que se sustenta de las creencias que ha introducido, a base de fuerza y de lavados de cerebro, en las mentes de muchos creyentes.
     
    Así que la ICR no nos va a dejar que podamos vivir como si Dios no existiera, porque esa ICR está y estará constantemente manipulando lo que ellos dicen que es Dios y lo que llaman ‘su santa voluntad’ o ‘su santa ley’ de Dios (que no son más que meros inventos de los jerarcas católicos), y seguirán haciendo política con ello siempre a favor de los ultraconservadores, que se lo pagan muy bien.
     
    La ICR necesita por ejemplo que Dios sea el pan y el vino sobre los que el cura dice unas palabras mágicas, un abracadabra que imaginariamente convierte el pan y el vino en Dios, conversión de sustancias que es irracional.
     
    Y necesita que Dios, obligado por ese abracadabra del cura, envíe al comulgante lo que llaman la Gracia de Dios, una especie de poción mágica como la de Asterix, que imaginariamente daría una dosis extra de fuerzas sobrenaturales al comulgante.
     
    Ahora Rouco quiere que la ley de dios (que no es más que la ley de Rouco y demás jerarcas dirigentes) vuelva a guiar las decisiones públicas.
    http://www.publico.es/espana/411129/rouco-quiere-que-la-ley-de-dios-vuelva-a-guiar-las-decisiones-publicas
     
    Y al abrir este enlace vemos además cuatro noticias relacionadas:
    ·      Rouco Varela pide a dios que le conceda otra JMJ
    ·      Rouco exige al PP un retroceso hacia la Religión obligatoria
    ·      Rouco reactiva sus ataques contra el matrimonio gay
    ·      Rouco Varela bendice a Rajoy

    Ni sueñes pues, amigo Honorio Cadarso, que la ICR nos va a dejar vivir en paz como si Dios no existiera: nos van a meter por todas partes hasta en la sopa al falso Dios que se ha inventado esa ICR, y lo van a seguir manipulando para hacer la política que hace la ICR.

  • Equipo Atrio

    Carmen:

    ¿No será el comentario que está ahí abajo desde que lo enviaste, a las 13:22 de ayer?

    No se ha recibido ningún otro ayer. Por cierto que éte lo he modificado para que saliera bien elenlace.

    POST DATA CUATRO HORAS DESPUÉS:

    Efectivamente se había producido un error informático para los que usasn “Explorer” de Microsoft, por el cual se interrumpía la página de comentarios a partir de las 15,36 de ayer. Como yo uso otro progtama de explotación no me había dado cuenta. Ahora lo podrás ver, Carmen,

  • Carmen (Almendralejo)

    Ayer cogué algo que escribí y que no aparece ¿Ha pasado algo con este escrito, o dije algo improcedente…?

  • Javier Renobales Scheifler

    Pepe Blanco,
     
    El propio Castillo considera fundamental este pasaje de Jn 14, 1-14 que contiene como palabras de Jesús las de: ‘yo soy el camino, la verdad y la vida’.
    Es el Evangelio que afirma: A Dios lo vemos en Jesús. No porque Jesús “es” Dios, sino porque las obras de Jesús son la “representación” de Dios. (Castillo ‘La religión de Jesús. Comentario al evangelio diario. Ciclo C 2009-2010, Desclée’, pág. 209 nº 1)
    Castillo dice al respecto: Quien se esfuerza por identificarse con Jesús, con su bondad, su libertad, su cercanía a todo dolor y a toda pena, su paz y su honda felicidad, quien quiere hacer eso, en su vida y en sus circunstancias concretas, está en el buen camino … esto no es cuestión de religión, sino que es cuestión de humanidad. Todo ser humano que, coherente con su cultura y sus creencias, se comporta con bondad y humanidad, está en el camino correcto. Porque la clave de lo que nos enseña Jesús no está en ‘lo religioso’, sino en ‘lo humano’ que vivió. (misma obra, tomo ciclo B 2008-2009, pág. 209 nº 3).
     
    Si la interpretación del teólogo católico Castillo es acertada, como así creo, la que te dije en mi comentario de 6-12-11 a las 23:26 h. en este post, Pepe Blanco, no andaba muy descaminada.
     
    ¿Por qué decía yo que buscamos a Jesús en las personas amadas a quienes conocemos, me preguntabas? Pues porque Jesús murió, y no podemos ver hoy en su persona cómo era su humanidad, y menos si nos lo oscurecen pintandonoslo como si fuera Dios, que no lo fue (en mi modesta opinión).
     
    Para buscarte a ti ya sé que puedo volver a Ourense y pasaríamos de nuevo unos días estupendos y yo buscaría la humanidad de Jesús en la tuya, lo que le vendría de perlas a la mía. No hay ninguna metáfora en ello. Y si fuera a verte con Honorio Cadarso, cuya mujer, Isabel, es de por ahí cerca, ya sería la repera, arrasaríamos la zona.

  • h.cadarso

    Bueno, a mí me abruman tantos buenos razonamientos que aquí exponéis, pero yo diría que lo de la religión históricamente ha servido y estimulado opciones éticas muy correctas, sacrificios hasta el martirio, y otras veces ha llevado a todo lo contrario.
    Ultimamente he leído a Dietrich Bonhoeffer, un pastor protestante de los tiempos de Hitler que, movido por su fe religiosa, conspiró con el almirante Canaris y otros para matar a Hitler, y tque condenado a la horca por el Fuhrer. También he comentado aquí que en la Rioja, entre los dos mil fusilados por los requetés navarros en los primeros días de la Sublevación Militar del 18-7-1936, fueron fusilados un religioso franciscano que estaba muy identificado con la izquierda de la Rioja, y un pastor protestante que tenía esa misma tendencia…Y estoy leyendo además que, mientras en la España republicana de los años 1936-39 se persiguió a la iglesia y se impidió el culto y todo lo demás, porque la izquierda se había divorciado de todo lo que oliese a religión, o porque los católicos habían declarado la guerra a los pobres y desheredados de la fortuna, en un rincón del estado español, en Euskadi, los católicos hicieron causa común con la República y con la izquierda y lucharon hombro con hombro frente al fascismo. Porque díganme ustedes si el presidente chileno Allende no era un Buen Samaritano, un ser profunda y verdaderamente religioso…Y como él, tantos y tantos fusilados de nuestra guerra civil de 1936…
    Sin embargo, una buena parte de los cristianos, católicos o protestante, de Europa se alinearon junto al fascismo: entre ellos la jerarquía católica española y en buena parte las mismas altas instancias vaticanas…Y los Papas de aquellos tiempos, según dicen…
    Quiero decir que no valen afirmaciones rotundas y universales, que hay que hilar fino. Que por ejemplo Bonhoeffer vivía su religiosidad de una forma poco corriente, y afirmaba que “hay que vivir como si Dios no existiese”, es decir que no vale implicar ni comprometer el nombre de Dios en los asuntos terrenales, sino proceder con honestidad a la luz de nuestro leal saber y entender y nuestra recta conciencia, que son la voz de Dios mientras estamos en este mundo. que es lo que hizo el Buen Samaritano.
    Hay un mandamiento que tenemos un poco arrinconado, y yo sugeriría a Castillo, que sabe mucho y escribe muy bien, que nos lo explique; aquel que dice: “No tomarás el Nombre de Dios en vano”. Esos son los hombres verdaderamente religiosos,; los que toman el Nombre de Dios en vano, de religiosos no tienen nada. El Buen Samaritano no tomaba el Nombre de Dios en vano. Hoy hay muchos Buenos Samaritanos por esos mundos…que llevan a Dios dentro, en ese lugar íntimo y escondido donde El quiere ser llevado, y solo lo sacan a relucir en los momentos oportunos, con pudor, con cuentagotas y ..!.con lo que hay que tener! Y si me apuráis, que prefieren silenciarlo por miedo a mancharlo. Algunos hasta llegan a proclamarse ateos porque no acaban de encontrárselo en su sagrario interior…
    O sea que, a fin de cuentas, todo impulso y toda acción ética brota de ese sagrario en el que ese Ser que algunos desconocen pero barruntan que habita y vive con nosotros.

  • Javier Renobales Scheifler

    Si no te entiendo mal, Oscar Varela, (no puedo consultar ahora tu último comentario, pues ahora no me aparece en Atrio) propones situar en su contexto las palabras ‘yo soy el camino, la verdad y la vida’. Hablamos de la ética de Jesús, o sea que no nos salimos del tema
     
    Las palabras que el evangelista del cuarto evangelio que han dado en llamar Juan pone en boca de Jesús hemos de dudar que hayan sido dichas literalmente así por Jesús.
    El cuarto evangelio se escribe al parecer hacia el final del siglo I, más de sesenta años después de la muerte de Jesús; dichas palabras no figuran en ninguno de los tres evangelios sinópticos, que precedieron al de Juan. Ello hace más dudoso aún que Jesús dijera exactamente esa frase tal y como la escribe el evangelista Juan, ya que los otros tres evangelistas anteriores a Juan las ignoran.
     
    Juan es el más helenista de los cuatro evangelistas, su evangelio es el más teológico de los cuatro, y el que más resulta influenciado por Pablo de Tarso, el cual ya desde Romanos 13 se manifestó estar del lado de las autoridades que asesinaron a Jesús.  Parece que Pablo no conoció personalmente a Jesús, y yo no me creo que tuviera ninguna intervención divina, ni camino de Damasco ni en ningún otro lugar ni momento, que le revelara nada de nada.
     
    Es muy posible que Jesús expresara algunas ideas que el evangelista ha resumido de forma interesada en esa lapidaria frase ‘yo soy el camino la verdad y la vida’, que parece dar por supuesta una superioridad sobre los demás (como si los demás no pudieran ser también el camino la verdad y la vida).
     
    Jesús acaba de decir a los que le escuchan que ellos ya sabían cuál es el camino para ir a donde va Jesús. Y poco más adelante les conmina a hacer las obras que Jesús hace.
     
    Jesús sabe que, realizando su mensaje de amor, es decir, amando a los pobres y oprimidos y enfrentándose a los poderosos para defender a los pobres y oprimidos, él va a la muerte a manos de los poderosos, y cree que tras su muerte irá a Dios, (lo mismo que creemos quienes optamos por creer que tras nuestra muerte nos veremos ante Dios, el cual hará lo que mejor le parezca con nosotros y eso será lo mejor para todos).
     
    En ese  contexto Jesús se muestra a sí mismo como el camino, la verdad y la vida. El camino para amar al prójimo, es decir, el ejemplo de cómo se ama (amaos como yo os he amado): defendiendo al débil, al oprimido, enfrentándose a los opresores, haciendo justicia.
     
    Jesús se muestra como la verdad, pues amar así es la verdad para Jesús (y para nosotros), sus hechos de amor son ciertos.
     
    Y se muestra Jesús como la vida humana, pues lo mejor de la vida humana es amar como Jesús hizo, al resultar eso lo más humano que podemos hacer, lo más solidario, lo más justo, lo más ético.

  • Antonio Duato

    Es la segunda vez que apruebo un comentario de Pepe Sala en el que hace una alusión al control del moderador.

    Efectivamente, está en el régimen de “moderación previa”, a pesar de haber sido uno de los comentaristas más antiguos y más prolíficos de este portal. Tuve que tomar esta decisión costosa tras varias advertencias y por el bien de un portal que intento mantener abierto pero limpio.

    Pero debo manifestar que el día 25 de noviembre le escribí en mi último correo lo que tenía que aceptar para poderle abrir de nuevo el acceso directo sin problemas.

    A este correo privado, como al de un mes antes, no ha contestado. Se ha despedido varias veces de ATRIO, por no encontrar aquí libertad. La tendría total si se compromete a cumplir lo que le propongo, que sirve para todos.

     

  • pepe sala

    Conocemos el dicho de que ” no hay mayor atrevimiento que la ignoracia”.
     
    Incluso yo mismo estoy de acuerdo con el dicho popular.
     
    Pero, por si acaso el asuntillo de utilizar una frase bíblica en defensa de mis argumentos ( cosa que confieso haber hecho en este hilo) se dirigiese a mi frase, , me encantaría poder contrarrestar los conocimientos TEOLOGICOS de quien con tanta facilidad  saca conclusiones respecto a los demás.
     
    Sería dfeseable, amigo Osdcar, que tu sabio amigo se presente con nombres y apellidos y, quizás con la venia de nuetro ínclito moderador, podríamos comprobar el sentido de la crítica de tu amigo anónimo:
    —–
    He leído algo de los diálogos en Atrio sobre el artículo de Castillo.
    Predomina la confusión.
    A mi juicio, debido a la desinformada costumbre de usar una frase del evangelio para defender una posición.
    Se trata el evangelio como si fuera un recetario.
    Naturalmente, se produce la confusión por contagio.
    Achaco mucha responsabilidad en esto a la ignorante teologia.
    Citar una frase exige explicar pormenorizadamente su contento.
    O, al menos, dominarlo para poder justificar el sentido de la misma.
    —–
     
    Si , bien es verdad, que tu amigo se expresa a través de tu  contacto con ATRIO ( supongo que no tendrá problemas para expresarse en directo) yo también me expreso a través de la concesión ( o no) del señor moderador de ATRIO. Por lo cual, en ésto tenemos las mismas ventajas.
     
    Dile a tu amigo que yo soy muy fácil de ganar; pero JAMAS me ganara a través de la IMPOSICION.

  • Fico Sánchez Peral

    Yo no tengo interés, ni menos aun autoridad, para llamar hipócrita a nadie, pero lo que sí tengo, como cualquier otro, es la inquietud y la libertad de hacerme –y haceros- preguntas en voz alta, al hilo del tema propuesto. Preguntas que lleven a que cada cual se interrogue y se dé respuesta sobre si su coherencia o incoherencia prácticas incurren en hipocresía o no, y obre o no en consecuencia. Y lo que también puedo hacer, según el tipo de respuestas que obtenga, es recibir una cierta impresión sobre la posibilidad de que mis preguntas hayan pinchado o no en hueso; lo cual reafirmaría o debilitaría mi sospecha (sólo sospecha) de si habría o no cierta hipocresía (si queréis inconsciente, más inducida que elegida) en la reflexión sobre el tema propuesto y sobre el valor que su aplicación práctica parece merecer para los habitantes de Atrio.
     
    Yo me siento de centro-izquierda, pero cuando por coherencia intento acercarme más y entender mejor a la izquierda, me ocurre algo parecido (salvando las distancias) a lo que sucedería a alguien que se acercara a la Iglesia buscando a Dios y cuando, una vez en ella, hace la crítica de la doctrina y de la praxis de la Institución Eclesial para seguir adentrándose –o no- por ella, se siente ignorado por ella o se tropieza de frente con la incomprensión y agresividad de los ortodoxos que las defienden a capa y espada y que le acusan de ofender a sus creencias y de agredir a su Santa Madre Iglesia (o a su santa ideología) que las sostiene y ampara. «¡Pues vaya mierda de iglesia! (con perdón) pensaría el que intentaba aproximarse a ella– ¡Yo me largo de aquí!»
     
    Política y religión son dos cuestiones fundamentales en mi vida, por eso, cuando se está hablando de si la ética es más determinante que las creencias, y se hacen distinciones tan claras entre ellas, me parece muy oportuno plantear que si no se quiere incurrir en una cierta incoherencia o hipocresía, habrá que aplicarlo a ambas con igual exigencia. En cuyo caso habrá que ser muy, pero que muy, muy, muy realistas en el análisis de nuestros errores.
     
    No quiero ofender a nadie, pero me parece que en política se incurre en el mismo tipo de error -y mucho peor aun y además masivo- que en la religión, cuando ésta confunde fe con adhesión ideológica a unas creencias y se milita más en su defensa que en la profundización en la espiritualidad que nos lleve a ese lugar interior –sine qua non- en el que poder recibir la fe. Mucho más en política, donde la propaganda y la mentalización de la militancia y hasta su confusión y engaño (o, directamente: su manipulación; véanse si no las campañas de Zapatero de enfrentamiento de las dos Españas y la del miedo a la derecha del “amigo” Rubalcava, ante las que Atrio ha callado…) son herramientas de “uso normal”. El Zapaterismo a manejado inmoral y hábilmente todas estas cosas hasta conseguir tal deterioro ético de la militancia, que la ha llevado a votar (aunque sea con los ojos y la nariz tapados) a favor de cualquier error o trampa que el líder les impusiera. De ahí a encontrarse donde hoy nos hallamos, apoyando, consintiendo, ignorando o simplemente callando, con hipocresía “inconsciente”, ante cualquier cosa que nuestras creencias políticas nos pidan, sólo por el mero hecho de que lo pide nuestra santa ideología, hay un paso. Paso que ahora se ve decisivamente cuestionado cuando, ante la dramática realidad social presente, nos preguntan: ¿La ética es más determinante que las creencias?
     
    De la respuesta que cada uno dé, dependerá que podamos ser o no ser considerados tan hipócritas como la jerarquía eclesiástica cuando no denuncia a los pederastas y demás corrupciones que hay en ella. Y quizá el primer  síntoma de que, efectivamente, exista en Atrio cierta incoherencia entre lo religioso y lo político, sea el hecho de no atreverse a debatirlo en los duros términos en que la dramática realidad actual (y no yo) nos lo plantea.
     
    ¿Qué mejor encuentro de lo sagrado y lo profano debiera darse en Atrio (precisamente en Atrio, tan politizado él), que el de lo religioso y lo político?

  • Carmen (Almendralejo)

     
    SIN ÉTICA… ¡¡¡ NO HAY FE!!! HAY CHAMANERÍA CREENCIA EN LA RELIGIÓN QUE DE ADEPTÓ, TE SUBCRIBIÓ PARA RECIBIR AQUELLO QUE POR NACIMIENTO Y COMO PERSONA SE TE DEBE…
    Éticamente es imposible tener creencias en un d*s que dice que tod*s somos iguales, y que el paraíso (Planeta tierra Universo) es un bien común para la PERSONA, sin distinción de edad, sexo, género, raza, color o PAIS  de procedencia…
    SI CREES EN D*S NO PUEDES ADORAR A NINGÚN BELCEBÚ O CHAMÁN, SEAN QUIEN: Arte, epulones, vaticano, religiones, o simplemente  vivir aislad*s en esos mundos del bienestar, fiscalidad, Nacionalidad que no tod*s poseen o que no a tod*s creemos que tienen que tener, porque negamos desde lo más íntimo de ese Yo y propiedad.
    Y si poseemos algo que h asido conseguido sin ética ¿No pertenece? Podemos decir que tenemos Fe a sabiendas que él su fruto  es ilegal.
    He pasado dos día en Madrid, y estuve frente al teatro donde personas desalojadas “Vivian”, un teatro en sus ventanas había dibujos y pancartas reivindicando los DERECHOS  que como personas la Banca y estos POLÍTCOS LE HAN NEGADO… Eran ciento y pico de personas que a la mañana siguiente fueron desalojadas a la 6 y poco más de la mañana por las fuerzas de “SEGURIDAD” de esta España cañí, donde se permite tirar a personas cuanto más frio hace a la P.Calle…
    Cuando nos manifestamos por la Plaza del Sol, Gran vía, hasta Atocha para llegar a la Calle de donde fueron desalojad*s, la calle de nuevo estaba tomada por estas Fuerzas de Seguridad ¿Cuánto ha costado este dispositivo donde había helicópteros vigilándonos con un chorro de luz, que hacía a la noche de día?
    Y no éramos lo que tantas veces dicen en los medios de comunicación,  drogatas y gente desestructuradas que no tienen nada que hacer… Allí  había personas que viajaron, para otras cosas, de  Madrid con otros propósitos pero que quedaron aparcados ante el dolor de quienes se quedaron a la intemperie en unos días donde queremos vivir un CAMINO DE FE… RECONOCER OTRO AÑO MÁS QUE NOS NACE D*S SIENDO NUEVAMENTE INOCENTE Y NECESITAD* DE TOD*S Y CADA PERSONA.
    Mi gratitud personas que tienen edad para estar cómod*s en casa que han luchado por la obtención de unos DERECHOS y aún  siguen en la calle a pesar de rondar sus 80 y 90 años…  Quienes estuvimos el día cinco en la manifestación contra L*S DESALOJADOS DEL TEATRO DE MADRID, TAMBIEN ESTUVIMOS EN LA MANIFESTACIÓN A FAVOR DE LA DEMOCRACIA Y LA III REPÚBLICA… Creo que quienes dicen-mos, no Creer, tienen más cerca a D*s que aquell*s que están todo el día oliendo a cera.
     yu http://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=manifestacion%206%20de%20diciembre%20en%20%20madrid&source=web&cd=7&sqi=2&ved=0CEoQtwIwBg&url=http%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DkDSFf98phQk&ei=vkrfToaOI8_68QP3i-HXBA&usg=AFQjCNFP1u8irm4mmRcR5QzB_ZiEp2fa2Q
     

  • oscar varela

    Hola!

    Tengo un amigo, que también, a veces, repasa por Atrio.org

    Hoy me comenta su paso por este Artículo del Sr. Castillo.
    ……………..
    He leído algo de los diálogos en Atrio sobre el artículo de Castillo.
    Predomina la confusión.

    A mi juicio, debido a la desinformada costumbre de usar una frase del evangelio para defender una posición.

    Se trata el evangelio como si fuera un recetario.

    Naturalmente, se produce la confusión por contagio.

    Achaco mucha responsabilidad en esto a la ignorante teologia.

    Citar una frase exige explicar pormenorizadamente su contento.

    O, al menos, dominarlo para poder justificar el sentido de la misma.
     
    Fe en el NT equivale a adhesión vital a un proyecto y una persona.

    Dicho a la inversa, no tiene fe quien no ha prestado adhesión a ese proyecto.

    Y, me da la impresión que ni siquiera se conoce el proyecto…

    La fe se convierte entonces en una entelequia que viene y va, expuesta a todos los aires.
    ………………
    Tal vez, en otro comentario, vuelva yo a mostrar que
    esa misma confusión -en torno a la fe- la tuvo St. Tomás de Aquino.
    ………………
    ¡Iré todavía! – Oscar.