Con esta carta me dirijo a todos los que en estos días difíciles habéis vuelto vuestras miradas hacia Roma buscando seguridad y fortaleza. A muchos os gustaría saber con certeza lo que pasó en el último cónclave. La elección del nuevo Papa se transformó en un laberinto de confusiones. Siento muchísimo haberos defraudado por las decisiones que me vi obligado a tomar.
Esperabais un nuevo Papa que trajera al mundo algo más que promesas y palabras. Queríais verme salir a saludaros para recibir vuestros aplausos pero lo que realmente esperabais de mi era alguna certeza, saber que en medio de las tormenta está ya el principio de la calma. Queríais oír una vez más la pregunta del Galileo: “¿por qué tenéis miedo?”.
Las circunstancias del momento las conocéis mejor que yo. Salió el humo blanco: el Papa había sido elegido, ”habemus Papam”. Eran las 17,30 después de una largo día de espera. Sonaron las campanas de todas las Iglesias y capillas de Roma. Calculan que en la plaza de San Pedro habría alrededor de 300,000 personas: muchos esperaban con ilusión a ver si por fín llegaban las reformas tan esperadas. Pero nada, el nuevo Papa no aparecía por ninguna parte. Comenzaron las suposiciones: “se habrá indispuesto ¡son todos tan mayores!”. Por momentos aumentaban las protestas. Las voces se unían en corros: “¡que salga el Papa!” ¿Era justo que no apareciera nadie a explicar lo que estaba sucediendo? Algunos decían que había sido una informalidad por mi parte. ¿Debería haber salido yo mismo a disculparme y ofrecer alguna explicación?
Las noticias de la Televisión se apoderaron del mundo entero con la rapidez de la informática y las innovaciones cuánticas de última hora. Por algo nos encontramos en el año 2025. Pero las noticias dejaban defraudados a millones de espectadores que seguían los acontecimientos paso a paso: Iglesias abarrotadas de fieles, pantallas en las plazas para seguir de cerca los acontecimientos. Las oficinas de gran parte de jefes de estado de todo el mundo se mantenían alerta para enviar al nuevo jefe de estado su felicitación. Los teléfonos de todas las nunciaturas no paraban de sonar.
No es el momento de asignar culpabilidades por aquel desengaño. También es posible que las decisiones que tomé en aquel momento no fueran las más correctas pero hace tiempo que aprendí a dejar el pasado donde está y no dedicarme a ser juez injusto de la realidad ni de nadie y ni siquiera de mí mismo. Creo que en aquel momento me olvidé de mí para ser fiel a todos vosotros. No quería que saliera al balcón un Papa más, cubierto y encorsetado por estructuras que no iba a servir de nada a nadie.
Pensaba yo: “¿no será posible volver a oír una vez más la voz del Galieo? ¿Será posible volver a oír la misma voz de Jesús ahí desde ese balcón, será la voz de Jesús en su barca? ¿será la voz del pastor que da su vida por sus ovejas?”. “¿Será la voz que hablaba de las manos amorosas del Padre que lo sostienen todo y no deja que ni siquiera un pajarillo caiga al suelo?
Si el Galileo saliera hoy a ese balcón vería especialmente a las víctimas de una economía despiadada que mira solamente el beneficio de unos pocos y olvida a los de siempre, a los olvidados de todas las épocas, los más débiles. Después de la larga serie de sucesivas crisis económicas el hambre y las enfermedades continúan asolando a la mayor parte de la humanidad. Pasó el año 2015 y la FAO no sabe como la campaña del 0,7 se le fue de las manos. ¿A dónde han ido a parar los objetivos del milenio con los 16 millones de vidas que se querían salvar? Aquí sigue faltando algo esencial. La verdad es que no encontramos la manera de sustituir esta sociedad capitalista y desinteresada que lo envuelve todo. La verdad es que en la profundidad el mensaje de Jesús debe estar la clave: vende lo que tienes y dáselo a los pobres.
Estos primeros 25 años del siglo XXI han sido de continuos retrocesos por mucho que se haya avanzado en las ciencias y las medicinas. Nos felicitamos por la recién llegada del hombre al planeta Marte. Nos alegramos con los felices hallazgos de la física cuántica. Los neutrinos de masa cero siguen siendo tema continuo de investigaciones cada vez más asombrosas. Las comunicaciones se han vuelto mucho más ágiles pero no os pueden decir lo que está pasando: no han aprendido a buscar y llegar a la verdad.
Frente a este panorama de fuertes contrastes comprenderéis mejor lo que pasó en el cónclave a la muerte de mi antecesor Inocencio XIV. Por una parte no querían que el nuevo Papa se dejara atrapar por el acentuado radicalismo evangélico del Papa Teólogo JL Ratzinger y los siguientes, Gregorio XVII y el recién fallecido Inocencio XIV. El evangelio ya no era el mensaje de Jesús sino un arma arrojadiza para hacer la guerra tal como lo presento Benedicto XVI en la JMJ de Madrid allá por el 2011 si mal no recuerdo. Sin el Jesús que presenta la iglesia y al que solo se llega a través de la Iglesia no hay salvación. El mismo tema volvió a retumbar nuevamente en Brasil en el 2013.
Gran parte de Los 185 Cardenales del Conclave se habían puesto de acuerdo en que el nuevo Papa fuera alguien de un país emergente, lejos de las decadentes economías occidentales. Ya no se hablaba tanto de un papa del tercer mundo sino de un Papa de los países del futuro con posibilidades de movilizar para la Iglesia las promesas de África, América del Sur, India, China, Rusia. En esos países está hoy la esperanza de la Iglesia. Las pérdidas de los últimos cincuenta años han sido numerosas. Más de 150,000 sacerdotes habían abandonado el ministerio y los 300 000 en activo eran muy mayores y no podían llegar a todo.
Mientras tanto los medios de comunicación os iban ofrecido ya sus múltiples versiones: “El nuevo Papa, desaparecido”, “El Papa da marcha atrás”, “Desconcierto en el Vaticano”, La Iglesia católica en la mayor crisis de todos los tiempos”. “El primer Papa africano se enfrenta al pasado”.
No creo que fuera tan dramático como lo quieren hacer ver los medios. Los dramatismos no son la vida misma son algo añadido por nuestra forma de verlo. Pretendemos dar un valor absoluto a tradiciones anticuadas por muy sagradas que se hagan parecer.
Humo blanco y tañido de campanas. Espectacular pero nada más. Sí, se habían reunido en la plaza unas 300,000 personas, muchos de ellos venidos de países lejanos. El protodiácono del colegio cardenalicio se me acercó y me preguntó cómo me iba a llamar. “Me llamaré Sivukile”, respondí. Me miró bastante sorprendido y simulando una amable sonrisa me dijo que antes de sentar el acta de mi nombre pensara si no podría buscar otro nombre más en línea con de mis predecesores: nombre de un santo o de un Papa anterior: “es lo que espera el pueblo de Dios”.
La respuesta me salió rápida,“ Su Eminencia querrá decir un nombre del pueblo de Dios de Europa. Mi nombre es muy popular y querido por el pueblo de Dios en África del Sur donde nací. En mi tierra es también un saludo que significa ‘hemos despertado’, o sea que vivimos, que podemos vernos y eso es señal de alegría”.
Firmó el acta y añadió: “Bien, Santidad saldremos a anunciarlo y saludar a la gente”.
“Bueno”, le advertí, “sólo saldré a ese balcón con algunas condiciones muy importantes”:
- 1. Necesito la certeza de que el Estado del Vaticano será devuelto con inmediato efecto al pueblo italiano como lo era antes de del tratado de Letrán. El Papa no necesita ser jefe de ningún Estado ni necesita un Estado vinculado a la Iglesia.
- 2. Que se cierren inmediatamente todas las nunciaturas y que se devuelva a los pobres del mundo el beneficio derivado por esta medida. De ellos sale todo ese dinero.
- 3. Que se disuelva inmediatamente la guardia Suiza Pontificia.
- 4. Que se disuelva el colegio cardenalicio.
- 5. Que en adelante el Papa sea elegido por todo el pueblo de Dios.
- 6. Que se dé a conocer, a todo el que desee, el estado de cuentas de la Iglesia.
- 7. Que e l Papa sea destituido de su pretendida infalibilidad.
Cuando todo lo creían tener atado y bien atado, todo se les iba de las manos. Esperaban que el primer Papa africano fuera un Papa sumiso como siempre lo había sido toda África desde tiempos coloniales. África se había señalado siempre como seguidora fiel de Europa.
“Santidad”, me dijo,” ¿ha pensado seriamente lo que está exigiendo?”
“Eminencia”, contesté, “no saldré a saludar a la gente a ese balcón sin tener antes la seguridad de que voy a ser el Papa que necesita el mundo de hoy y no una mera sombra del pasado”
“ Vea, Santidad”, replicó, “ esto es un chantaje. La gente os espera y lo que vos proponéis no tiene sentido y debe ser discutido antes de ofrecerlo al pueblo de Dios ”.
“Muy bien, salid entonces al balcón y anunciad a la gente que el Papa no puede salir… lo que queráis. Reunid el cónclave y comunicadles lo sucedido .Yo parto ahora mismo para Africa del Sur en donde me encontraréis si aceptáis las cláusulas que he propuesto”.
¿Y,si como demuestra J.Mª. Castillo en su HUMANIZACIÓN DE DIOS (Ed-TROTTA), lo que Dios en y por Jesús ha querido “RELACIONAR” es el MODO en que la HUMANIDAD puede y debe ser HUMANA, y por ello concluye que LA HUMANIDAD PODRÁ SER CRISTIANA en proporción a su NO RELIGIOSIDAD MAL ENTENDIDA?
¿Acaso, según “la autóritas religiosa” del Sanedrín, Jesús no fue condenado por BLASFEMO? ¿Y conforme al idolátrico Imperialismo, no fue condenado como REBELDE?
¿Por qué no valorar la potencialidad de la HERMANDAD HUMANA y su modo SOLIDARIO DE RELACIÓN por encima de la CLASIFICACIÓN DE LAS PERSONAS y sus relaciones estructurales de COMPETENCIA recurriendo a LA RAZÓN DE LA FUERZA, cuyos definitivos resultados ya se perciben como catástrofe global?
¿Es que no le quedará fuerza a LA VERDAD =REALIDAD para sobreponerse a LA FALSEDAD teórica y práctica en la que se ha estructurado y se mantiene el SISTEMA DE PODER y sus COMPLICIDADES?
A pesar de tanta idea, opinión y de los planteamientos socio teológicos que hacía en mis anteriores comentarios, nada es comparable, socialmente, con el hecho religioso o seudoreligioso. Anteriormente explique cómo, en mi opinión, la salvación que el ser humano necesita no se realiza en una forma vertical, a través de una relación ahistórica y acósmica con una divinidad, porque el cristianismo se podría entender, en parte, como un movimiento social no como una religión, que si bien jamás debe de ser pura y simplemente identificado con una ideología, tampoco puede serlo de un orden doctrinal inmovilizado, pues su acción “puede” ser salvadora, extensible y utilizable a la lucha y a la movilización histórica y social, no obstante todo esto es muy cuestionable si reflexionamos seriamente sobre el un cristianismo, que hemos ido engordando a través de los siglos. Pero esta opinión no es compartida por la inmensa mayoría de los creyentes cristianos y católicos que rechazan un evangelio antropocéntrico pues consideran que debe de dominar el concepto teocéntrico que clásicamente ha sostenido el cristianismo. Evidentemente toda religión tiene un sistema social vertical, en este caso más piramidal, y pienso que este es uno de los elementos esenciales de esta religión. No creo que se puede hablar de un cristianismo primitivo, al menos no como un movimiento independiente fuera del judaísmo, el cristianismo fue elaborado, a través del tiempo, con la aportación de múltiples teorías religiosas y filosóficas dependiendo del lugar, de las necesidades y de las circunstancias de cada comunidad receptora, como dije antes lo hemos engordado con todo tipo de teorías, algunas que nada tenían que ver con el cristianismo aunque quizá sí pues este es un gran cajón de sastre en donde todo cabe y se puede aceptar. Probablemente este movimiento se podría haber llamado de otra forma, el judío Jesús su mensaje y su testimonio de vida, que, en circunstancias normales, no debió salir del contexto judío, sirvió como pretexto inicial para desarrollar una corriente de ideas que se fueron remodelado a través del tiempo. Hoy en día la corriente meramente religiosa de este movimiento y sus postulados son difícilmente asumibles, pues se han quedado atrasadas en el tiempo con sus postulados medievales y decimonónicos, lo mismo que la concepción únicamente social y política, con teorías con más de un siglo que se ve muy superadas por las nuevas corrientes de pensamiento, en ambos casos lo que diferenciaba al cristianismo de otras corrientes: su frescura y su dinamismo, su adaptación a las épocas y a los ritmos sociales se perdió. Se puede soñar con muchas cosas que nos agraden, que nos motiven para buscar un sentido real a nuestra vida, para querer un mundo más justo y equitativo, pero buscarlo en una religión o convertir esta en una ideología no nos hará salir de nuestra ensoñación.
Estoy de acuerdo con lo que propones Rodrigo Olivera en todo, pues lo que quisiera y espero es la renovación de la Iglesia en la dirección del Concilio Vaticano II y su aplicación, y no salirme de ella.
Quizás falte concretar acciones para organizar la disidencia dentro de la Iglesia, sin ninguna intención de salirse de ella sino de renovarla. Se me ha ocurrido una parida que con suerte funcione. Recordando el movimiento 15 M de indignados, se podría promover un movimiento de indignados católicos, extensible a “todos” los cristianos.
Propongo un lema: INDIGNADOS CATÓLICOS
Exigimos otra parroquia, otro obispado, otro papado
Y un nuevo CONCILIO verdaderamente ecuménico
Podría escribirse el lema en pancartas y ponerlas cada domingo ante las puestas de las parroquias, provocando la manifestación de los que la apoyan, y asambleas de intercambio de ideas al respecto. Se debería apoyar con página web, Faceboock, Twiter….. móviles,….. tal como se hace en el movimiento de indignados sociales.
Bueno es sólo una idea. Yo estaría dispuesto a hacer la pancarta y colocarme con ella cada domingo en la plaza de mi pueblo ante mi parroquia. Sin embargo, no tengo dotes organizativas ni me manejo bien en las nuevas tecnologías, pero sin duda hay gente preparada en estos menesteres que puede echarlo a correr. El resultado como en todo es imprevisible pero creo que valdría la pena intentarlo.
Saludos cordiales
Tenía pendiente por leer los comentarios en este hilo. Me han parecido muy clarificadoras las intervenciones de Rodrigo, las aportaciones de Ana, los cuestionamientos de Gundín, y finalmente con Antonio y Hector.
El cambio de vida humana y social propuesto por Jesús, que se aleja del modelo religioso de su tiempo, emerge en un momento histórico de circunstancias nada favorables y muy difíciles, comparable, midiendo las distancias, a lo que hoy vivimos, lo que me hace suponer que era luz y esperanza liberadoras del descontento y del sin sentido de la vida, del ser humano constreñido al máximo de injusticias y desigualdades. Estaban los ingredientes para lo que había de venir.
Había y hay en ello una fuerza interior a redescubrir cada día en lo cerca que está el Reino de Dios, es decir, la Encarnación ya Es y Está en todo y en todos. Que el universo entero está pletórico de Dios. La fuerza interior al sentir la unión a Lo Que Es, al Padre en Jesús, no da la espalda al mundo, sobre todo a los más empobrecidos, pero si al sistema establecido y constructo, no crea barreras de enfrentamiento y rechazo, no entra en la misma dinámica de imposición y separaciones estancas.
Hoy por hoy, hay movimientos eclesiales que así lo reflejan en su praxis, pero no la Iglesia institución, estructura y organización. La escisión es muy honda. ¿Qué hacer entonces?
Toda estrategia, por ser eso estrategia, se fundamenta de alguna manera en lo mismo que delata, al querer imponer de hecho aquello que defiende, aunque sea presentado de signo y modos diferentes. En la Iglesia ha permanecido y permanece lo que detenta el poder y se afana en él, así vemos que ha sido siglo tras siglo. ¿Hay que salvarla con los mismos instrumentos, entonces, para hacerla bascular? ¿Seguro? ¿Y qué vale la pena salvar, cuando el umbral de la espiritualidad postreligiosa y postconfesional está tan cerca?
De nada sirve ganar la “vida” perpetuando el ego religioso, nuestra “razón” y “verdad”, del signo que sea, si en este empeño la vida, que no nace ni muere, se pierde despreciando al ser humano en los otros.
Gracias a todos.
R. Olvera, 5-IX, 23:48.
Promover organizadamente el cambio eclesial, así, EN GENERAL, NO tiene por que ser necesariamente una de las guerras en que pierden todos. Puede serlo o no, dependiendo de todo el entorno y la comprensión y el dominio que tengas de el, la base social que te sustenta, la relación de fuerzas, la calidad de la dirección, la razón que tengas, el modo de expresarla, etc….
Yo digo que pierden todos en ESTA DETERMINADA guerra interna en que la IC está metida, incluso los que van ganado.. Los que vais perdiendo, perdeis por eliminación; se busca vuestra eliminación, desaparición, expulsión, es decir: cualquier y todas las formas de vuestra reducción a nada. Pero los que van venciendo tambien pierden, en la medida en que aplicando criterios militares de relación y fuerza -amigo/enemigo, frente/retaguardia, ocupación y limpieza del terreno, destrucción de los recursos del enemigo, su reducción y destierro, etc- hacen lo contrario de los que dicen querer: lo contrario de la propuesta del manso Jesús. Con esos medios no se pueden conseguir estos fines. No conseguir estos fines es perder. ¡Velaí!.
Hola Antonio Vicedo, tu interpretación de mi sueño es interesante. Si fuera un sueño lo terminaríamos como Calderón: la vida es sueño y los sueños sueños son”.
Detalles como el de Gundín no tienen mayor relevancia tratándose de un sueño. Pero el caso es que el autor del cuento lo presenta en condicional: ¿Que pasaría si en 2025 se diera el caso de un papa que tras ser elegido y haber aceptado su cargo – propuesta de un nombre y firma del acta – exigiera condiciones referentes a la estructura misma del papado que no son aceptadas?
No es tanto un sueño es una reflexión sobre las estructuras del papado que nada tienen que ver con los valores fundamentales del mensaje de Jesús ¿cómo se verían en el año 2025? ¿Como se ven hoy?
Ana Rodrigo ha acertado con las respuestas que se dan hoy a esa cuestiones. El autoritarismo del papa detiene las posibilidades de cambio. Para huir de presentarlo como una pregunta Rodrigo Olvera interpreta mi ‘sueño’ como una propuesta de cambio y ya le dije desde el primer momento que no se trataba de un esquema para el cambio. No creo que el cambio se pudiera dar de esa forma ni tendría el final deseado. Todo seguiría igual.
Lo que sí sé es que la concentración de poder político, religioso, doctrinal, autoritario, absoluto no tiene nada que ver con la semilla más pequeña y que si alguien quiere ser el mayor que se haga el más pequeño.
Gracias a todos Héctor
Gundín, aquí va la cita del relato-sueño: “-Firmó el acta y añadió: “Bien, Santidad saldremos a anunciarlo y saludar a la gente”.
“Bueno”, le advertí, “sólo saldré a ese balcón con algunas condiciones muy importantes”:
En las circunstancias actuales de la elección de los papas, el elegido ¿No empieza a ser considerado papa desde el momento en que, elegido, acepta la elección ya los cardenales le prestan sumisión como tal y después se da constancia de la elección con la firma del Acta? ¿Acaso tiene algo que ver la formalidad de salir o no al balcón a saludar al pueblo, o la solemne proclamación (Entronización se llamaba antes) posterior?
Luego parece, que en el sueño o deseo de la narración, se trataba ya del verdadero papa. Otra cosa es como se le acepta o se le liquida, como se sospecha se ha hecho con alguno.
Lo mío de influencia residual de la formación clerical, iba en el mismo sentido que to expones, aunque con tu claridad.
Hola X. Gundín
Gracias por tu intervención, que me parece muy interesante. Algunas cuestiones:
a) Estoy dando por supuesto que hay un interés en un cambio eclesial (no en una guerra, aunque entiendo por qué pueda considerarse que no podrá producirse ningún cambio sin confrontación). De otro modo, se puede simplemente salirse de la iglesia católica, o actuar (seguir a Jesús y anunciar) al margen y sin tomar en consideración a la iglesia aunque no se haya salido de ella. Pero lo que yo leo en muchas personas que participan es el deseo, la esperanza, ¿la intención? ¿el compromiso? de un cambio eclesial.
b) Aunque entiendo que interpretes que lo que propongo es confrontación, no necesariamente es así. Lo más probable es que efectivamente, debido al nivel de resistencias e inercias institucionales, haya algún nivel de confrontación. Pero no necesariamente. Si recurrimos a la historia de los cambios sociales, tenemos ejemplos muy interesantes en que el cambio social se concreta de manera no-confrontativa. El ejemplo típico es el cambio de régimen en Sudáfrica. Pero en general, los estudios de cambio democrático y justicia transicional muestran muchas estrategias no basadas en la confrontación, para impulsar de todas formas el cambio social. Quizá habría que empezar desde ahí, desde conocer distintas experiencias exitosas de cambio social.
c) Jamás he hablado de acumular poder. De hecho, una de las cosas que se pretende cambiar en la iglesia católica es la concentración de poder. Nuevamente, hay muchas experiencias interesantes sobre procesos de descentralización de poder. Algunas exitosas, otras desastrozas (de las que hay que aprender, para no incurrir en lo mismo: por ejemplo, procesos de descentralización de poder que terminan en núcleos caciquiles regionales)
d) Dices con toda razón “Por un lado sereis la parte más débil y menos organizada a efectos de acumular poder.” Pero esto ha sido cierto en el principio de todo grupo social que provoca un cambio social. Todos ellos empezaron siendo la parte más débil y menos organizada. Pero eso no significó que fuera un error organizarse y fortalecerse para cambiar esa situación. El error sería entrar en una dinámica de confrontación en tales circunstancias. Por cierto, tal dinámica de confrontación YA EXISTE se quiera o no. Basta con ver el número de personas sacionadas eclesialmente.
e) ¿Podrías elaborar tu argumento de por qué promover organizadamente el cambio eclesial sería “una de las guerras en que pierden todos, todos, incluidos los vencedores”? Supongo que lo mismo pudo decirse de cada movimiento que impulsó un cambio social. ¿No? ¿El cambio social es en sí mismo una guerra en que pierden todos?
Saludos
Rodrigo Olvera (4-IX, 23:42, reléanse sus tres (dos) últimos párrafos) teniendo mucha razón, corre el peligro de enfocar mal la solución al que parece insoluble conflicto dentro de la IC.
¿En qué consistiría “enfocar mal”?. Pues en enfocar la estratégia, táctica y todo eso a la confrontación entre esos dos bandos irreconciliables que hay en la IC. Es decir, en orientar el poco poder que teneis hacia una batalla interna.
El error parece triple. Por un lado sereis la parte más débil y menos organizada a efectos de acumular poder. Por otro lado me parece que no entendeis vuestra misión como la de ganar esa guerra en términos más o menos militares -así que no estais preparados para eso-. sinó como la de seguir a Jesús y anunciar su reino. En tercer lugar, pq esa es una de las guerras en que pierden todos, todos, incluidos los vencedores.
Es cierto que no basta rezar, que hay que aplicar los conocimientos a organizar y calcular. ¿A organizar qué, calcular qué?. Y para definir el qué hai que razonar los contenidos.
Del tiempo que llevo leyendo atrio,deduzco que de vuestras ideas -en general- no nace un papa antipapa, sinó que van en dirección de ningún papado al estilo del heredado y actual, substituido por otro cuyo modelo más reciente -por no decir único- se corespondería con la actuación de Juan XXIII sin necesidad de identificarse con su persona e ideas.
De la ficción de H. Rodríguez Fariña todo el mundo destaca la imaginación de un papa Sivukile. Pero nadie cae en la cuenta que el tal Sivukile no llega a ser papa, i.e: no toma posesión del cargo, es un papa no papa; un papa electo, pero de imposible entronización según el actual estado de cosas.
Sería muy divertido el tiempo que durase. Pero duraría poco. Los responsabales de la IC resolverían fácilmente el enojoso problema poniendo otro que aceptando y reponiendo el estado de cosas anterior resultaría aceptable el mismo y ese sería el entronizado. Y después lo de siempre en estos casos: limpieza de la casa, represalias, etc….
Mejor será que Sivukile se quede en un barrio de Johannesburgo o de El Cabo, donde tendrá mucho trabajo que hacer.
Donde dije “recesión”, debí decir reseña.
Rodrigo, el libro de Crossan estudia lo que pasó en los años siguientes a la muerte de Jesús, antes de que Pablo pusiese, diríamos, el fundamento de la teología cristiana de todos los tiempos, incluso antes de que se escribieran los evangelios. Fueron 30 ó 40 años de los que apenas sabemos nada, a no ser por relatos posteriores.
Theisen, es un teólogo de la Iglesia evangélica y te copio un trozo de la recesión del libro. Es un estudio muy serio y muy concienzudo sobre el tema.
“Como grupo social, los primeros cristianos estuvieron condicionados por el contexto en el que nacieron: una sociedad judía en crisis bajo el dominio romano y con numerosos conflictos. Por ello el autor dedica buena parte de su estudio a analizar los factores económicos (distribución de riqueza y pobreza), socioecológicos (diferencias y conflictos entre la sociedad urbana y rural), sociopolíticos (ejercicio del poder por los romanos y la aristocracia judía) y socioculturales (relaciones entre el judaísmo y la cultura helenística que los rodea) que configuraban dicho contexto.”
Lo que Héctor propone en esta carta, es un Papa que proviene de un contexto diferente al europeo. Muchas veces me pregunto si Jesús hubiese nacido en la África subsahariana qué tipo de cristianismo se nos hubiese transmitido. Claro que es ciencia ficción, pero no es tanta ficción el que un Papa se despojase del vaticanismo centroeuropeo y abriese puertas y ventanas a otras maneras de vivir los valores universales que se desprenden del evangelio.
No es lo mismo “predicar” desde la ventana de un palacio vaticano, que desde un contexto de creyentes empobrecidos por la explotación europea. Lo que fue obsceno es que un Papa vaya a África, con una gigantesca pandemia de sida, a predicar la prohibición del preservativo, como hizo Juan Pablo II.
Rodrigo y David, pienso que la “sociedad” creyente es diferente a una sociedad no limitada por un control estricto de una autoridad autoritaria. Cada estrato de ese colectivo está controlado por la autoridad correspondiente que, a su vez, es correa de transmisión del anterior superior. Los catequizados tienen un catequista éste o ésta catequista, tiene un párroco, éste un obispo, y así sucesivamente hasta llegar al Papa. Con esta estructura tan férreamente obediente, es imposible ejercer influencia de cambio desde la base social. Salvo que surja un líder como Juan XXIII que se identificó con la teología de un grupo de teólogos progresistas (ojo!!, ni de una comunidad, ni de mujeres, ni de laicos) y que quiso que, desde la autoridad, máxima de todo un Concilio “se legalizase”.
Por otro lado, el Concilio Vaticano II en ningún momento se cuestionó el dogma, ni su tratamiento, ni su origen, ni su naturaleza, ni su autoridad, en ningún momento se habló de que este se debiera someter a la conciencia colectiva, por lo tanto estaban lejos de las tesis modernistas. Sí existía un deseo común de adaptar el catolicismo a las necesidades intelectuales, morales y sociales contemporáneas, pero muy alejado de plantear una real emancipación, de la ciencia, del Estado, de la conciencia privada, tendiente a debilitar la autoridad eclesiástica.
Entrando en el debate que se ha suscitado en este hilo, decir que no creo en personalismos dentro de la Iglesia Católica, detrás de cada persona hay un grupo que coordina las actuaciones de quien les representa, evidentemente no es el Espíritu Santo el que influye en las decisiones del Colegio Cardenalicio en los Conclaves. La Iglesia, como todo grupo humano, necesita un marco institucional más o menos coherente, pero en este caso es un marco cerrado a la participación e intolerante con la diferencia y la desidencia internas, que parece contradictorio cuando se profundiza en el Evangelio de Jesús. Probablemente ese cambio, del que yo hablaba en mi anterior comentario, que suscitó el Concilio Vaticano II en cuanto a la dimensión eclesiológica al haber resituado la primacía del elemento profético y carismático en relación al inmovilismo institucional, se halla paralizado por una clara alteración del perfil episcopal de sus precedesores, por lo que el aggiornamento es difícilmente posible y esperable. Sobre la carta decir que desde mi experiencia, antigua en los años pero actualizada por personas que aún viven la experiencia que yo viví, muy difícilmente se puede esperar que la renovación llegue desde los países del llamado tercer mundo, los aparatos institucionales eclesiásticos y las personas que les representan en estos países siguen una línea de pensamiento inmovilista y muy ortodoxa dentro de la línea de los últimos dos pontífices.
ah… es que este libro (el nacimiento del cristianismo) es un libro segundo. El primer libro habla del movimiento de jesús en vida, éste parece que habla del movimiento alrededor de Jesús tras su muerte. Intentaré conseguir el primero
No me tienes que convencer del autoritarismo papal Ana. Mi argumento no es que no existe tal autoritarismo. Mi argumento es que los procesos de cambio social (incluyendo el cambio eclesial) son procesos colectivos. Existe una tendencia a personalizarlos en un héroe (o un villano). Pero esa forma de comprender ayuda a la inmovilidad. Entre más se comprenda qué es y cómo se produce el cambio social, más posibilidad de acción transformadora, especialmente para los grupos subordinados.
Tienes razón Rodrigo, pero, por esa misma regla de tres, fue Pablo VI, como queda de manifiesto en el texto d Franzoni, que aún estando maduro ese movimiento modernista, e incluso recogido en gran parte en los documentos conciliares, fue otro Papa el que, como he dicho, echó por tierra todas esas expectativas generadas con tanta ilusión y borradas del mapa para tanta desilusión de tantos. La mayor parte de los padres conciliares no creían en la modernidad, votaron muchos de ellos, porque Juan XXIII lideraba esta apertura, lo mismo que siguieron al Papa Pablo VI cuando se puso en la dirección contraria. El Papa es mucho Papa.
PD Aquí son la 24 horas y yo me voy a dormir, mañana seguimos.
Gracias por las recomendaciones. Ya localicé el de Dominic. El índice parece que apunta a un movimiento alrededor de Jesús, y no a un Jesús como parte de un movimiento. Pero, claro, no se puede llegar a ninguna conclusión sólo con la lectura del índice. Espero leerlo esta noche. Gracias otra vez
Abundando en el autoritarismo papal, copio un fragmento de la ponencia que Giovanni Franzoni, uno de los pocos padres conciliares supervivientes, desarrolló en el último Congreso de Teología.
“Cuando, en noviembre 1964, el Concilio finalmente se preparaba para aprobar solemnemente la Constitución sobre la Iglesia, el papa Montini obligó a añadir al texto una “Nota explicativa previa” al tercer capítulo de la Lumen gentium, precisamente aquel que afrontaba el tema de la colegialidad, o sea la relación entre el primado papal y el poder del colegio episcopal. La Nota reitera en modo exasperado el poder papal, dándole una interpretación que en perspectiva vaciaba de contenido la colegialidad episcopal que era afirmada en la Lumen gentium (para ser preciso recuerdo que el texto conciliar no usa nunca el substantivo “colegialidad” sino que habla del colegio de los obispos). Esa repite cien veces que tal colegio no puede nada “sin su jefe”, o sea, sin el Sumo Pontífice. Salvo excepciones, la Curia romana sostuvo siempre que la Nota previa era un acto del Concilio. Pero no es así, es un acto papal, responsabilidad plena de Pablo VI. El Concilio simplemente ha tomado nota, pero formalmente sin hacer propio el texto.
Siempre a propósito de la Lumen gentium: cuando se empezó a discutir el capítulo octavo, que habla de la Virgen María, el episcopado polaco – guiado por el cardenal Stefan Wyszynski- se batió enérgicamente para que en el texto la Virgen fuera proclamada “madre de la Iglesia”. Un título que la mayor parte de los padres conciliares retenía teológicamente insostenible, puesto que preferían imaginarla “en” la Iglesia como discípula de Jesús, y no “sobre” la Iglesia. Los polacos insistieron, y los otros también. En conclusión, en el texto final, el discutido título no aparecía. ¿Qué hizo entonces Pablo VI? En el discurso del 21 Noviembre 1964, el mismo día en que el Concilio aprobó solemnemente la constitución Lumen gentium, él proclamó la Virgen María “madre de la iglesia … y queremos que con tal título suavísimo de ahora en adelante la Virgen venga aún más honrada e invocada por todo el pueblo cristiano” Y así, con un solo golpe, el pontífice cabalgaba el Concilio que, a gran mayoría, había rechazado aquel título, y hacía ésto justo mientras se aprobaba un texto que afirmaba la colegialidad episcopal.
Atención, parecía decir el papa, discutid cuanto queráis pero al final será mía la decisión. De hecho mientras con el Concilio él proclamaba la colegialidad episcopal, le daba una interpretación personal reducida al mínimo y una actuación truncada.
Otro escenario: Cuando con el decreto Presbyterorum ordinis, en la cuarta sesión nos preparamos para discutir sobre el ministerio y la vida sacerdotal, se debía afrontar el problema del celibato obligatorio para los sacerdotes de la Iglesia latina. Surgieron intervenciones completamente favorables a mantener la ley en vigor, pero también alguna intervención que preveía la hipótesis de aquellos que más tarde serían llamados en latín viri probati, o sea hombres maduros, con una vida profesional hecha y padres de familia, que podrían ser ordenados sacerdotes.
Estas intervenciones “progresistas”, si bien raras, turbaron al papa que entonces escribió una carta al cardenal Eugenio Tisserant, primus inter pares del Consejo de presidencia del Concilio, pidiendo que informara a la asamblea que el pontífice se reservaba para sí la cuestión del celibato sacerdotal; así fue como la discusión del Vaticano II en el mérito fue truncada. Más tarde, en 1967, el papa Montini publicaba la encíclica Sacerdotalis caelibatus en la que rechazaba toda hipótesis de cambio de la ley en vigor. Pero todos saben que desde entonces y durante todos estos cincuenta años, la cuestión del celibato ha provocado infinitos debates, mucho malestar, mucho sufrimiento”.
Ana
Dices “Rodrigo, ¿no crees que fue un Papa, Juan XXIII el que puso en marcha un renovación de la Iglesia”
No.
La renovación viene desde el movimiento modernista (Atrio ha sido de los pocos lugares en que he visto que se vuelva a estudiar este movimiento), y en la renovación que sa da en los seminarios (Antonio Duato tiene mucho que decir de ello).
El Concilio marca no un punto de arranque, sino el punto de cristalización institucional de un movimiento de largo aliento, fue su punto de mayor altura, no su inicio.
Esto en nada quita mérito a las acciones individuales. Juan XXIII, se ha dicho mucha veces, era de pensamiento teológico conservador. El genio de Juan XXIII era su talante pastoral, abierto más al diálogo que a la imposición.
Por supuesto que el Concilio jamás habría dicho lo que dijo sin la decisión de Juan XXIII de quitar peso de autoridad a los “lineamientos” preparados por la Curia, y permitir la libre discusión. Es sabido que en varios temas en que su opinión personal era conservadora, Juan XXIII tomó la decisión de no opinar, para no influir en las deliberaciones. Caso contrario con Pablo VI, en que lo que hizo fue “reservarse” temas en que no coincidía con la previsible mayoría conciliar. Insisto, no demerito la acción individual.
Pero de nada habría servido esa libertad decidida individualmente por Juan XXIII, si no hubiera habido ya un movimiento maduro de reforma teológica y eclesiológica, que se expresara y ganara las votaciones.
Rodrigo, por si te interesa, te recomiendo los siguientes libros sobre los orígenes del cristianismo en su contexto social.
EL MOVIMIENTO DE JESÚS. Historia social de una revolución de valores, de Gerd Theissen. Ed. Sígueme, 2005
EL NACIMIENTO DEL CRISTIANISMO, Jhon Dominic Crossan. Ed. Sal Terrrae. (Este lo puedes encontrar en internet).
Para quien quiera entender, más allá de personalismos, cómo es que en menos de 10 años se perdió la mayoría obtenida en el Vaticano II para convertirse en una minoría, yo recomiendo estudiar
a) La I asamblea ordinaria del sínodo de obispos, que propugnó que las Conferencias Episcopales tuvieran mayor control sobre los seminarios. Esta disposición facilitó que el Vaticano, controlando a las CEs, controlara la formación tanto del clero secular como la de congregaciones y órdenes. Pocos años después empezarían las grandes cacerías de profesores de teologia. Los seminarios fueron un factor clave en la generación preconciliar, que posibilitó la teología que obtuvo la mayoría en el Vaticano II. Era por tanto el factor clave a defender, para mantener la mayoría; y el factor clave a recuperar para salir de la minoría. El generalizado desprecio por los aspectos institucionales de las corrientes renovadores llevó (en mi opinión) a no darse cuenta de la derrota estratégica que suponía delegar el control de este factor fundamental hacia la estructura de las Conferencias Episcopales.
b) La I Asamblea extraordinaria del Sínodo de Obispos, que debía fijar la nueva eclesialidad con la colegialidad espiscopal. Los sinodales no manuvieron la propuesta conciliar, aceptando que la colegialidad no es entre-obispos, sino colegialidad alrededor del obispo de Roma; con lo que se perdió la batalla estratégica de la toma de decisiones institucionales
Estas dos derrotas estratégicas ocurren en el pontificado de Pablo VI.
Llegado Juan Pablo II, el control en la designación de obispos y el cada vez más efectivo control de los seminarios hicieron el resto. Siendo un momento clave (y poco estudiado) la II Asamblea Extraordinaria del sínodo de obispos, en que se fija institucionalmente la corriente revisionista del Concilio.
Insisto. Estos son procesos colectivos. La mayoría de los “padres sinodales” en las dos primeras asambleas fueron “padres conciliares”. No es cuestión de si Juan XXIII era bueno, o si Juan Pablo II era malo. Una diferencia entre el Concilio y las dos primeras asambleas del Sínodo fue la presencia de los asesores teológicos; otra, que al Sínodo acudían ya no todos los obispos, sino sólo los presidentes de las Conferencias Episcopales, por tanto, personas más cercanas y acostumbradas al “establishment”.
La pregunta es si las corrientes ahora minoritarias están dispuestas a aplicar las ciencias sociales para lograr una mejor correlación de fuerzas. Yo veo mucha discusión sobre el “contenido” de la reforma que se desea; pero casi NULA discusión sobre táctica, estrategia y oportunidades de avance contrahegemónico para impulsarla. El único estudio sistemático sobre ésto que he podido encontrar ya tiene más de 10 años, escrito por el jesuita Joa Libanio.
En los 70’s se decía “no basta rezar”. Pues éso. El cambio en la Iglesia Católica, si es que llega, no llegará de la nada, ni por generación espontánea, ni rezando… sino por la acción colectiva y estratégica de quienes se comprometan a ello. Así ha sido siempre en todo cambio social, el cambio eclesial no tiene por qué ser diferente.
Rodrigo, ¿no crees que fue un Papa, Juan XXIII el que puso en marcha un renovación de la Iglesia a través del Concilio, y un Papa Pablo VI, el que empezó a poner el freno, incluso antes de terminar el Concilio? Tal como está estructurada la Iglesia en sentido vertical y jerárquico, de momento, es más posible soñar con que un Papa puede ser el que inicie el cambio que el que sea una revolución “democrática” o comunitaria de donde proceda la renovación. Tal como están las cosas, por mucho tiempo, siempre será un sueño y me temo que se quedarán en un sueño.
Después de ver los espectáculos que se forman en torno al Papa, después de leer a Ludovico interpretando como insultos al Papa lo que es un mero análisis y reflexión, después de saber el poder del Opus y de los Kikos en el entorno del Papa, después de comprobar cómo los lefrevistas coaccionan al Vaticano imponiendo su concepto preconciliar al Papa, vamos a tener que soñar y soñar por mucho tiempo.
Juan XXIII,abrió el melón,JuanPabloI,parece que quiso hacer algo.¿En qué quedó el experimento?.
La carta, como indica su autor, es ua reflexión personal sobre la influencia del papado en la iglesia y la dependencia de las instituciones con relación a las estructuras socio-económicas actuales. Sobre esto quisiera hacer, también, una breve reflexión.
Creo importante considerar que el movimiento social que surge del cristianismo es fruto de la labor grupal de una comunidad de personas que van aportando sus experiencias. Sin llegar al extremo de crear un evangelio antropocéntrico que suplante el concepto teocéntrico que clásicamente ha sostenido el cristianismo, si es importante destacar que la salvación no se realiza en una forma vertical, a través de una relación ahistórica y acósmica con una divinidad. El cristianismo es un movimiento religioso no una religión, que si bien jamás debe de ser pura y simplemente identificado con una ideología, tampoco puede serlo de un orden doctrinal inmovilizado, pues su acción salvadora es extensible y utilizable a la lucha y a la movilización histórica y social. Las estructuras crean ídolos y el cristiano esta siempre en continua transformación, en sintonía con la dinamización de la historia. Por eso el éxito eclesiológico del Vaticano II es haber resituado la primacía del elemento profético y carismático en relación al inmovilismo institucional.
Héctor la carta-sueño-deseo-utopia es muy hermosa, me acordé de Morris West y sus libros sobre la Iglesia. Te felicito.
Lo único (un amigo ha llegado hace unos días de África), y me comentó que el panorama del clero local, que, según lo dialogado con él, no creo que tenga mucha similitud con el amigo Sivukile, según sus comentarios. Aquellos africanos sacerdotes que han venido a tierras latinoamericanas han traído el mismo corset evangelizador que le fue aplicado por los misioneros europeos.
Pero bien vale el intento de escribir algo muy lindo que replicaré, así se amasan sueños y algún día volveremos a vivir la palabra del Evangelio… un abrazo Héctor. con afecto. Sergio.
Hola Héctor!
Vos, mejor que muchos de nosotros,
estás, sin embargo, en situación de
exponer la Tesis contra-complementaria:
* de unas Condiciones históricas que postulo-posibilitan
la emergencia
* de Personalidad corporativa
hendiendo
* el Acontecer histórico (Nuevo modo de Vida humana).
………………
Me refiero a la experiencia personal tuya y de tu esposa
al contactar con el Autor de “Un paso, un mundo” -Salvador Santos
Novela exegética originada en un Relato escrito
en la que se da un Pastor y su Pueblo emergiendo
a esa Sociedad Alternativa o Reino de Dios.
¿Puede ser, Héctor?
¡Vamos todavía! – Oscar.
Hola Rodrigo Olvera!
1.- Coincido.
2.- Se trataría, tal vez, de una forma de Test Proyectivo
lo que hace el Cumpa Héctor ,¿no?
3.- Guerra y Paz Tolstoi la escribió como planteamiento
en torno a Napoleón
de esa Tesis que vos mostrás:
“¿Qué mueve la Historia: una Personalidad o un Pueblo?”
Sus últimos Capítulos aburren porque deja el Relato por la Sistematización.
PREGUNTA:
¿Distinguís entre:
* Escenario
y
* Condiciones históricas?
Te entiendo y estoy de acuerdo en la comprensión
sólo pregunto por si hay sociólogos que usan esa terminología distinta.
Yo prefiero hablar de ARGUMENTO
dentro del cual se dan y juegan:
* el Escenario (o Cond. hist.)
y
* el Protagonista.
(Todo muy orteguiano, a mi gusto y aguante)
¡Vamos todavía! – Oscar.
Una aclaración sobre esta carta un tanto extemporánea.
No es más que una reflexión personal sobre la influencia del papado en la iglesia y la dependencia de las instituciones con relación a las estructuras socio-económicas actuales. De acuerdo con Rodrigo 100%100. Los cambios no vendrán por ahí. No era esa mi intención.
La carta original era mucho más larga y termina con lo que Sivukile se encuentra en Kwazulu, una de las regiones más pobres del mundo en uno de los países más ricos. En esa segunda parte ya lejos de Roma aparece un paralelo entre lo que sucede en la Iglesia y lo que se deja ver en la economía mundial. ¿Por donde empezar?
Gracias a todos Héctor
Muy bien, querido Héctor, todos los avances de la humanidad comenzaron en un sueño, nada aparece por casualidad.
Y lo mismo mirando ya no con la imaginación hacia el futuro, sino con la razón hacia la comprensión del pasado.
En los estudios sobre el origen del cristianismo, es ya común que se haga referencia a los contextos políticos, económicos, sociales y religiosos en que se movió el cristianismo. Pero se estudian como el “lugar” o “escenario” en que ocurre la acción del sujeto estudiado “Jesús de Nazaret”.
Conozco sólo un estudio que analiza tales contextos no sólo como el “escenario” sino como las condiciones históricas que POSIBILITARON la existencia y desarrollo de un movimiento social que se ha personalizado en Jesús de Nazaret. Claro, es más fácil moverse en la interpretación de la acción individual, en que Jesús es el héroe individual (divino o no, pero héroe individual).
Pero esta visión (que se trata de un movimiento histórico colectivo, producto no sólo del genio de una persona excepcional, sino de un conjunto de condiciones histórico-sociales) suena a herejía pura y dura incluso en quienes ven a Jesús no como dios sino como maestro iluminado.
Con toda honestidad, me llama la atención la frecuencia con que aparecen este tipo de relatos. El esquema es el mismo: sorprendentemente, una persona escogida por el colegio cardenalicio para ser obispo de Roma rompe con los papas anteriores y emplaza a las reformas deseadas por los movimientos de renovación o disidentes del actual grupo hegemónico. Son varios los relatos similares.
En todos ellos, se repite los mismo: el cambio finalmente llega por una acción individual. La hipótesis que parece estar detrás es que lo que se necesita es que llegue a ese carfo piramidal y autocrático una persona “buena”.
Quizá sin darse cuenta, se repite el mismo papacentrismo que tanto se denuncia. Sólo que el papa es uno afín a lo que se espera,
¿Por qué no -puestos a imaginar- imaginar que el cambio llega consecuencia de procesos colectivos de comunidades, movimientos, congregaciones, conferencias de los episcopados?
Repito. Me parece muy llamativo que incluso al imaginar el cambio eclesial, sigue vivo y coleando el papacentrismo, el mito del héroe individual. Parece que está todavía demasiado introyectado
Valdría la pena reflexionar sobre ello. ¿No creen?
Un poco de tiempo, con relación a la Historia o a la eternidad , no llega a ser ni siquiera una insignificante chispa con relación a todo el fuego de las galaxias y sus estrellas, pero teniendo en consideración las vidas humanas que también pasan por la tierra a miles de millones y muy rápidamente, el sueño o deseo de esta carta, es algo desesperante, porque algo de lo que ponemos en la postura de ese futuro papa, ya debería haber sido adoptado por casi todos los que se han considerado tales.
Después de todo, si se consideran ENVIADOS por Jesús, no hay ningún descubrimiento en esas condiciones,y si, aún, algún despiste comprensible por lo que de suyo deja la formación clerical.
De todos modos gracias, Hector, por darle una sacudida a nuestra esperanza y un tanto de ánimo para seguir comprometidos en que salten celemines, la sal sale y condimente y la levadura fermente la MASA HUMANA.
¡Qué alegría,si desde Roma y desde todas partes la BUENA NOTICIA DE SALVACIÓN,para TODOS, PERO ESPECIALMENTE PARA LOS MÁS PEQUEÑOS DEL MUNDO,contara con aquella fuerza testimonial de otrora: “¡Mirádl*s, CÓMO SE AMAN!”
Y se unían a ELL*S, agrandándose el número de herman*s en las Comunidades y el número de Comunidades de Hermandad, a lo largo y ancho de la tierra.