Pido prestado este título al famoso Instituto que creó la Compañía de Jesús en España, en 1967. Había acabado el Vaticano II y era urgente acoger las voces de la frontera, de la cultura secular. Durante muchos años, en Diego de León, bajo la dirección de Álvarez Bolado y Gómez Caffarena, mantuvo un impresionante diálogo con las personas que más representaban una filosofía y una sociología seculares en España. Hoy ha dejado de ser objetivo prioritario en la Compañía y el Instituto pervive sólo nominalmente como apéndice de la Facultad de Teología de Comillas.
Y, sin embargo, este el tema –Fe y Secularidad o Sagrado y Profano, síntesis y encuentro más que dilema– está impregnando el desarrollo de este humilde instrumento que es ATRIO, nacido en 2001. Y, sobre todo, se explicita en esos “martes”, que hemos llamado “teológicos”, pero que más podríamos calificar como “repensantes”.
Durante muchas semanas tuvimos como inspirador en ATRIO el re-pensamiento, sanamente provocativo, de Juan Luis Herrero del Pozo. Podéis ver sus principales escritos en Taller sobre Secularidad y Fe. (Véanse las entradas que componen este bloque de 2008 de abajo arriba. Desgraciadamente se perdieron los comentarios a las entradas en un trasvase de Atrio a un nuevo formato). Quisiéramos continuar esta línea de reflexión. Para ello sugiero que cada persona que siguió el desarrollo de este Nuevo Paradigma, me envíe ( antonio.duato@atrio.org ) las páginas de Juan Luis que más le impresionaron-ayudaron, con una breve introducción, para publicarlo en una nueva serie que estamos preparando con su consentimiento.
Antes y después, presentamos en martes sucesivos, en forma de cursos o talleres, libros importantes de José María Vigil (2008. Comentado por Pikaza), Roger Lenaers (2008-2009. Comentado por J.L. Herrero), Vito Mancuso (2009. Textos seleccionados y comentados por Gonzalo Haya) y Marcel Légaut (2010, textos seleccionados y comentados por Domingo Melero). Todo eso está ahí, en el menú horizontal naranja, en la parte superior de cada página nuestra, como biblioteca fundamental de ATRIO.
Pero últimamente ha sido Salvador Santos, con sus exégesis de Marcos, quien nos ha animado a hacer una lectura fiel, pero desde el desnudamiento de cargas sacrales añadidas, de este evangelio. En 2010 nos ofreció un bloque sobre el proyecto de Jesús: Semilla de igualdad (Mc 6,7 a Mc 8,30). Después comentó el resto del capítulo 8 con la referencia a su próximo trágico destino que “El Piedra” no entendía porque hacía una interpretación mesiánica del “hijo del hombre”. Finalmente estas tres últimas semana ha culminado con Cinco retratos de la Fe (en tres entregas), que ha suscitado un importante debate centrado en si la fe de Jesús era una fe de un hombre que llega a la plenitud de su humanidad (lectura secular) o una fe religiosa en una intervención del Padre que trasciende lo humano porque asegura un trascendencia personal tras la muerte.
*.*.*.
No he podido personalmente intervenir en los dos últimos hilos sobre la fe en San Marcos que presenta Salvador. Pero tengo que decir que he leído con mucho interés las intervenciones de José Ignacio Calleja –Profesor de Teología Moral en Vitoria– y las contestaciones de Salvador y de otras personas. Me permito resumirlas aquí este debate, para proponer después lo que yo pienso y reabrir el diálogo:
- Calleja 9-3: ¿no interpreta Salvador a Jesús, su fe, y la fe en él, bajo un supuesto hermenéutico “secular” más nuestro que de Jesús?
- Oscar, 9-3: “¿no interpreta Jesús al A. T.,
su fe, y la fe en él,
bajo un supuesto hermenéutico “secular”
más de Jesús que de la Sinagoga? - Calleja 10-3: en Jesús, según creo, todo fluye de esta experiencia, “soy así, porque Dios es así”, y “porque Dios es así, y no puede ser de otro modo un Dios bueno, no hay derecho a esto o lo otro contra el pobre, y con ellos y en ellos Dios sufre su dolor”.
- Pero siempre permanece una religación religiosa con Dios que tiene realidad propia, por más que nunca al margen del mundo y la historia cotidiana.
- Calleja 11-3: de cualquier modo que se cuente, la fe de Jesús tiene un componente de religación a “Dios”, “religiosa”, fortísimo e inequívoco. Esta es la cuestión que trato, y de ahí, al principio de todo, cuando decía”si no somos más seculares nosotros en estos post sobre Jesús de lo que lo fue él mismo, y si esto es lógico o abusivo en algún sentido”.
- Héctor 12-3: Yo me pregunto ¿no será que la fe está en relación directa con la praxis? Mientras nos quedemos a orilla del camino no podremos más que hablar de la fe teorizar la fe, imaginarnos la fe poniéndola en un Dios imaginario, en el Jesús que nos hemos inventado, en la iglesia, los sacramentos, la vida eterna, etc., etc.
- Calleja 13-3: pero no me dices si esa fe, cuando terminen mis días, confía en que esta vida “consciente y única”, la de cada ser humano, se continúa por siempre en el seno de Dios, (es un manera de hablar) […] si la Iglesia “oficial” se ha perdido en ello “tantas veces”, no es suficiente razón para repetirnos y no cuestionar nuestra forma de acoger la fe de Jesús. […] La cuestión es que ”secular” puede significar que el mundo es una realidad compleja y única, pero que no hay nada, ni dentro, ni fuera, que signifique trascendencia, y por tanto, que no hay nada que signifique “vida eterna” para nadie en particular después de sus días visibles.
- Calleja 14-3: Sí, Salvador, gracias. Pero no quisiera manejar dos conceptos de fe, sino si la fe de Jesús, y en su medida la mía, asume esa doble significación, “ya sí-dodavía no”, “inmanencia-trascendencia”, que a mí me parece nuclear en la fe religiosa. No sólo la fe en Jesús, sino que en la de Jesús. Entonces absorbo con pasión si otros cristianos dan cuenta de esta misma preocupación y cómo la responden, en Marcos, en Lucas, en Juan o en Pablo; y en Koldo, Antonio, Luisa o María. Esto es lo que hago al leeros es los post sobre la fe. Me inquieta mucho no sólo la praxis liberadora, sino por qué reclamarla desde la fe en Jesús, (esto es muy evidente), y qué combinación de inmanencia y trascendencia caracteriza a esta fe que la reclama. Por eso me deja relativamente insatisfecho la respuesta, ¡donde suceda!, de que es un planteamiento teórico y lejos de las necesidades de la gente. Todos necesitamos muchas otras cosas antes de responder a esta cuestión, pero quienes hablamos de “fe” parece necesario tener una respuesta convincente para cada uno y entre nosotros. No soy un racionalista, pero”enseño” sobre la fe, y no me gustaría estar engañar a nadie “a sabiendas”. Paz y bien.
- Asun 16-3: lo que Jesús hace es una propuesta de vida, no religiosa al estilo de su época. Modo de vida en la que lo divino y humano no está separado. Es una unidad que se imprime en la praxis diaria, en la que no se hace diferencias, ni golpes de pecho, cuando se ve él mismo en todos los demás y se vive en igualdad compasiva e incluyente.
- M. Luisa 17-3: Lo primero que hay que decir al respecto es que, claro, se asocia religión con trascendencia, se piensa que la religión nos trae lo trascendente cuando la trascendencia no es sino lo humano llevado a ultimidad. Es la unidad de la que también Asun a continuación dice que es una unidad que se imprime en la praxis diaria… es decir, y esto ahora lo añado yo, en una praxis, precisamente, por ser “formalmente unidad” y es por ello que no se realiza si no es mediante una praxis. No es una unidad conceptual sino física. De ahí la inexorable realización en una praxis y una praxis realmente humana.
- Calleja 19-3: Sigo pensando que la respuesta es buena, “lo humano llevado a su ultimidad”, ahí está la trascendencia; no hay separación. No tengo ningún problema, pero creo que sólo lo hemos desplazado como cuestión a esta otra: ¿qué es lo humano en sí, y cómo lo comprende y realiza Jesús en relación a una existencia personal eterna? En el lenguaje que sea más adecuado a su tiempo y cultura, pero ¿la fe de Jesús y en Jesús incluye, sin separación posible, incluye esta dimensión? Yo digo que es central y vital. Estoy hablando de si Resucitó. Paz y bien.
Yo quisiera únicamente volver a proponer este debate y decir que esa impresión que tiene José Ignacio Calleja de que al hacer una lectura “secular” de lo que Jesús vive y hace se pierde algo fundamental, es muy comprensible. Pero que en definitiva se basa en una falta de fe en uno mismo, como realidad introtrangible y desbordante, como misterio de materia pensante y autoconsciente. En definitiva, se supone que la secularidad es negación de transcendencia, porque no se ha hecho una auténtica profundización secular en sí mismo, no ideológica sino experiencial.
Me gustaría escribir más sobre Fe y secularidad, pero por ahora solo señalo unas pistas que extraigo una vez más de lo que me transmitió Marcel Légaut cuando hablaba y escribía sobre la fe y sobre llegar a ser discípulo de Jesús.
La fe es un salto de confianza en el misterio interior a uno mismo, que se revela (a fogonazos o más bien a pequeños chispazos a lo largo de una vida continuamente re-vivida y conducida a unidad) cuando la persona ejercita la interiorización a partir de sus experiencias humanas que le llevan desde su interior a algo que siendo suyo no le pertenece. La experiencia del amor invita desde lo más instintivo y sexual al don total, en la paternidad profundizada constatas que lo más tuyo no es tuyo ni en su origen ni en su destino, la propia muerte realísticamente interiorizada purifica y fortalece la fe en tu realidad absoluta ante la constancia de tu pobreza de ser, y en cualquier experiencia humana profunda, intelectual o artística, la persona se siente acompañada por una presencia que le trasciende y que se resiste a ser objeto directo de conocimiento o experiencia
La fe en uno mismo conduce a la fe en el otro misterio absoluto que está ahí al que debo respeto, adoración, amor, solidaridad. La fe en el otro y en el Otro (que a todos comprende) se apoya en y fortalece la fe en mí mismo. Fe que no es orgullo ni simple autoestima, sino fe en la unicidad de mi vida dentro de la inmensidad del todo, del que soy una emergencia capaz de entrar ya en el misterio eterno, antes incluso de que llegue mi muerte que acepto como culminación de mi vida.
El hombre, de cualquier religión o ideología, que hace este trabajo espiritual interior, será capaz de hacerse discípulo de Jesús. Para ello necesitará ese trabajo interior, para intuir la humanidad de Jesús que es lo único accesible y también hacer una lectura lo más liberada posible de adjuntos ideológicos (sacrales o cientificistas). Hoy la crítica histórico-literaria y exégesis como las de Salvador nos permiten acercarnos más al hombre Jesús. Y si a la vez hemos hecho la búsqueda de la humanidad desde una sincera y auténtica espiritualidad, estamos en disposición de hacernos discípulos auténticos de Jesús.
Decía Légaut que el hombre moderno, por la mayor perspectiva que le da la modernidad-secularidad (razón estricta aunque abierta y autonomía humana consciente de su pobreza de ser), está en mejor disposición de comprender y seguir a Jesús que los mismos apóstoles que vivieron con él, más atados a prejuicios de una determinada religión y mesianismo. Y los cristianos de toda la vida, para ser de verdad discípulos de Jesús, debemos hacer la tarea inacabable de depuración de la Fe y adoptar un Nuevo Paradigma de una Religión sin Magia. ¿Ofenderíamos a Jesús o a Francisco de Asís si dijéramos que, por la secularización cultural, tenemos hoy unas mayores posibilidades de llegar, si tomamos en serio las instancias que surgen de nuestra humanidad, una Fe más desnuda en el Realidad-Misterio (aún personificado como Abba) que lo tuvieron ellos?
Esta es tarea individual, pero también de un grupo. Y un grupo de diálogo entre creyentes y no creyentes como el que en ATRIO se suele establecer, tiene un valor incalculable de cara al futuro.
Como para mí lo tenía aquel viejo INSTITUTO FE Y SECULARIDAD, del que salieron tantas cosas buenas, aunque algunos creyeron que fomentaba un contaminarse la teología de secularidad y provocó algunas secularizaciones personales de jesuitas y/o sacerdotes.
Dejo la palabra a todos con estas preguntas, pero continuaremos:
- ¿Está cerrada la secularidad a la religión o sólo a una cierta religión que pone como esencial la intervención de Dios en la historia?
- ¿Puede haber coherentemente Fe en el Misterio Último dentro de un contexto plenamente secular que no atribuya a intervenciones divinas acontecimientos históricos?
- ¿Se contrapone Fe y Espiritualidad auténticamente cristianaa y esa Fe y Espiritualidad secular o laica?
Coincido totalmente, y así lo vengo expresando, en que, como dice José Ignacio, de lo que se trata es de una exigencia de la realidad pero, y ahí discrepo un poco ya de él, pues esa exigencia pienso que nos ha de forzar a profundizar primero en la nuestra propia, es decir, en lo que en realidad somos, pues a nivel de ser sí que una opción podría dar lugar a una acción no plenamente humana y por lo tanto objetable, pero, superada la ambigüedad del ser, esta opción es real, cobra el carácter de actitud para la realización de una praxis. Más incluso, pienso, que lo que pueda resultar de una dialéctica en la que en ella pesa más la razón, y bien podría ser, que ésta obrara en solitario. La donación trascendental, según mi modesta opinión, no es una dialéctica sino un despliegue experiencial.
Vaya! Es sólo una opinión.
Cordialmente
No sé que ha sido de un comentario penúltimo; se me ha perdido. Oscar y Salvador, allí me explicaba un poco mejor. Esta vez, y sin que sirva de precendente, no me convencéis. Yo pienso más en “dialéctica”, ¡dichosa palabra!, y vosotros preferís en alternativa. No es sólo una opción, sino una exigencia de la realidad. O a lo mejor, me equivoco. ¿Quién lo sabe? Nos vemos más adelante. Paz y bien.
Hola!
Nuestra TRASCENDENCIA
* “no es nada del otro mundo”.
Nuestra TRASCENDENCIA
* es de nuestro mundo; y
* es de nosotros.
—————-
Lo que TRASCIENDE a n/mundo y a nosotros
* es nuestra Vida humana, que NO es:
– ni Nosotros,
– ni n/Mundo.
————–
YO y MUNDO somos “ingredientes” abstractos
de la única cosa radicalmente “concreta”:
VIDA HUMANA: lo que hago y me pasa (acta et passa).
————–
La TRASCENDENCIA
de mí y del mundo
no son ni Yo ni el Mundo …
… tampoco “otro mundo” ni dios alguno.
¿Qué son dios, otro mundo, misterio último;
sino “secresiones internas” de una glándula anímica
al servicio de la Vida humana?
————-
MISTERIO ÚLTIMO
No es ni primaria ni principalmente
un asunto de “no-conocer”
Sino el asunto PRÁCTICO de:
HACER YA
lo que TODAVÍA NO está hecho.
Un ¡HÁGASE!
Un !AMÉN!
Un confiado Imperativo de Futuro
desde la Auto-Estima.
———–
Por eso es que todo YO ¡Va todavía! ‘ Oscar.
Magistral, Salvador!!
Al introducir mi comentario directamente desde el borrador, me he dado cuenta de los vuestros, pues anoche cerre temprano el ordenador, así que ahora mismo los leo.
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• Me toca ahora reflexionar sobrer la segunda pregunta ¿Puede haber coherentemente Fe en el Misterio Último dentro de un contexto plenamente secular que no atribuya a intervenciones divinas acontecimientos históricos?
Si la idea planteada en mi comentario anterior se ha comprendido. entonces en coherencia, al responder a esta segunda cuestión debo decir que, es en el marco de lo secular donde precisamente la Fe halla su definitivo asidero Claro que justificar este asidero no es cosa gratuita, muy al contrario, viene a través de haber dado un rodeo o periplo motivado, precisamente, por el desencanto que ha sufrido la fe depositada en una visión dualista de la realidad.
La secularidad, abarcadora de lo sagrado, elimina este concepto dualista y hace de lo profano parte integrante de esta secularidad sagrada que lo abarca todo. Esta unidad alcanza en nuestro tiempo el reto álgido del desvanecimiento abismal entre lo humano y lo divino. Esta unidad la forma lo real de las cosas en su conexión entre ellas. Es la misma unidad de la que hablaba en otro hilo a la que no se le había de atribuir un carácter meramente conceptual y aditivo por la idea de separación sino físico y real.
Lo sagrado es un aspecto de todas las cosas por el hecho mismo de que las cosas son reales. Por eso no se trata de una unidad conceptual a la que en tanto unidad hubiéramos de llevar a cabo añadiduras a lo ya dado sino que lo dado mismo lleva consigo la unidad. La conexión aludida le pertenece y en tanto constituya un hecho, es anterior a toda relación causal. Es decir, en tanto reales, unas cosas son lo que son respecto de las otras.
Un ejemplo muy claro de lo que quiero decir lo encuentro, sin ir muy lejos, en el artículo de Leonardo Boff en donde habla de la compasión. Yo entiendo que allí habla de ella apoyándose en ese substrato filosófico que señalo, de modo que, la compasión aparece no como algo producido relacionalmente por un “deber ser” compasivos, sino algo que surge propiamente como elemento integrante de lo real, es decir en tanto reales, la compasión es un constitutivo de nuestra realidad humana.
También la solidaridad no es en primera instancia un “deber ser” (solidarios) sino que la constituye la misma conexión de lo real al formar un campo entre las cosas.
Por tanto, pienso que la fe en lo sagrado es anterior a la fe puesta en religión alguna. Además con más motivo si la religión se inscribe en un intervencionismo divino porque según lo dicho éste cae de lleno dentro de la causalidad.
Muy buenos dias a todos
El esquematismo dualista del último comentario de Salvador no corresponde completamente con la realidad, que es mucho más compleja
Cualquiera que haya pasado con un mínimo de apertura por las CEBs y/o comunidades indígenas de latinoamérica (por sólo nombrar un contexto concreto) reconocerá en ellas TANTO la lucha por el pan diario, como la esperanza por lo que dicen que sea la vida después de la muerte.
Ese comentario me recuerda – en contraste- un texto de Víctor Codina Diosito nos acompaña siempre. El credo de los pobres donde describe como parte del credo sencillo de los pobres ambas realidades, la vida de hoy y la esperanza de no ser abandonad*s ante la muerte.
Dice Codina “Diosito” nos acompaña siempre a lo largo de nuestra vida, en momentos de felicidad y de turbación, y no nos abandonará en el momento de nuestra muerte, porque es el que resucitó a Jesús de entre los muertos y también resucitará nuestros pobres cuerpos mortales
Este mismo texto, que he releído hoy justo por el anuncio del fallecimiento de Comblin, apunta a la que considero es la pregunta no respondida aún. Porque José Ignacio había preguntado si la hermenéutica secular está más cerca de nosotros que de Jesús, y apuntaba José Ignacio insistentemente en que Jesús tuvo una conciencia de vinculación religiosa con un Dios personal. Esa pregunta fue luego reducida por Salvador a la pregunta por la “trascendencia” y al tema de “vida después de la muerte”. Pero se ha dejado de lado el punto central de José Ignacio: el tema de una re-ligación con un Dios personal.
Jesús tuvo o no fe en -y una relación con- un Dios personal?
Dice Codina: Pero además la expresión “Diosito nos acompaña siempre” es un desafío y un grito profético para los sectores del Primer mundo, también de América latina, para quienes Dios ha muerto, o es algo que pertenece a la época pre-industrial y pre-cientifica, algo absurdo, un residuo cultural ante el cual vale más ser escépticos e indiferentes, mantener una duda metódica, permanecer en un prudente y cómodo agnosticismo, guardar silencio. Para muchos no es “políticamente correcto” hablar de Dios, ni confesar públicamente que uno es creyente. Uno se expone a recibir críticas o, lo que es peor, a recibir una sonrisa, mezcla de extrañeza y compasión. Frente a estos sectores ilustrados, el pueblo pobre y sencillo confiesa que Dios realmente existe y nos acompaña siempre. No es un enigma, nos es un absurdo, es un misterio de cercanía y bondad, es “Diosito”.
http://www.fespinal.com/espinal/realitat/pap/pap205.pdf
OJO… no digo ni que Dios exista, ni que sea un Dios personal, ni que el contenido de la fe sencilla de las comunidades latinoamericanas sea la mejor. Lo único que digo es que afirmar que la pregunta por la trascendencia corresponde a ambientes de abundancia, no corresponde con lo que muchas y muchos hemos atestiguado en varias partes del mundo injustamente empobrecido.
Saludos
¡Muy bueno lo último!, Salvador Santos. Gracias por tu generosidad.
A raíz del comentario de Oscar, se me ocurre:
1. La pregunta por la trascendencia descubre una preocupación centrada sobre nosotros mismos.
2. La forma de reclamar esa realidad trascendente quizá sea reflejo de la circunstancia existencial que vivimos.
A. En la zona del mundo donde hay abundancia se espera en la vida después de la muerte.
B. En la zona del hambre se confía en una intervención de Dios para poder salvar el pellejo.
El Galileo se decidió por la praxis en favor de lo urgente (B). De ese modo, mostraba a los hambrientos que su confianza no era vana. A los hartos les señaló adonde dirigir su mirada para encontrar la vida que añoraban.
El cielo puede esperar…
Un abrazo
Hola!
1- La tarea “anunciadora de haber, los romanos, ganado la batalla”
(sentido técnico de la palabra “eu-angelio” en tiempo de Jesús)
parece tener la característica de la “prisa”.
Creo que no es la primera vez que Salvador Santos recurre a ella:
– “La tarea por hacer es urgente y exige toda la atención”-
………………..
2- “YA, pero TODAVÍA NO”.
Creo que este fue el slogan latente con que S.Pablo arma su teo-logía.
(tal vez porque la 2ª. Venida de Jesús se dilataba demasiado y se perdía la tensión o atención)
Esta “trans-ferencia” del YA a un TODAVÍA NO, sin embargo,
ha corrido el peligro “religioso” de dis-tender la Vida hacia una vida “beata”.
Esta trans-ferencia favoreció el ser “trans-fugas”
………………..
3- DANDO VUELTA LA TORTILLA:
Tal vez favorecería la PRAXIS
si el slogan dijera:
– “PORQUE TODAVÍA NO, ENTONCES: ¡YA!”-
………………..
¡Vamos todavía! – Oscar.
Pepe Blanco, yo creo que las respuestas ya las tienes tu mismo….puesto que clasificas al ser humano como no solamente racional sino tambien “mistico”, es decir, espiritual…y yo diria primordialmente espiritual, pues las verdaderas alegrias en esta vida se refieren a esa vida misitica y secreta que existe en lo profundo de todos nosotros…Por lo tanto, desde este punto de vista, poco importa que el ser humano sea creyente o no, religioso o secular, ateo o teista, porque sigue siendo naturalmente un ser espiritual…insatisfecho a pesar de la saturacion exclusiva de los sentidos externos….pero, sin embargo, en el camino hacia la felicidad cuando navega por la vida del espiritu…que es su verdadero gol final en esta vida…En realidad, no podemos separar la unidad psico-espiritual y somatica de la especie humana…Es inherente a ella misma en su misma genesis…desde sus origines lleva el germen en su ser de la intuicion para la busqueda de la verdad y del bien…
Por otro lado, no podemos separar tampoco el Misterio de nuestras vidas…tambien este existe sin que podamos ocultarlo o segregarlo…El problema consistiria en “poder ver”, que nuestros ojos se abrieran, como el ciego del camino que le pidio a Cristo a su pregunta: “que quieres que te haga?” y el pobre invidente le pidio: “Senor, que vea”…solo en este sentido la fe se convierte en esa iluminacion que nos lleva a descubrir esa verdad oculta, cada vez mas y mas..puesto que -por nuestra limitacion humana- la revelacion de este Misterio es progresiva…a traves de nuestra vida….Somos nosotros los que tenemos que buscarla…ya que tenemos esa certeza congenita que al final, ciertamente, llegaremos a encontrarla plenamente…con un cordial saludo, para un buen fin de la semana….de Santiago Hernandez
– Pregunta: ¿Se contraponen Fe y Espiritualidad auténticamente cristiana y esa Fe y Espiritualidad secular o laica?
Posible respuesta:
– Si aceptamos que el ser humano es, de natural, un ser no solamente racional, sino también un ser místico, entonces, es consecuente entender que su capacidad mística sea el manantial de su espiritualidad.
– Y, con ese supuesto, pienso que, hasta cierto punto, es una cuestión menor el cómo verbalice, cómo formule todo lo que tenga que ver con el ejercicio de su capacidad mística, siempre que no se tome demasiado en serio las palabras, siempre que no pretenda que su formulación tenga valor ontológico o precisión matemática, mientras no se les dé a las palabras usadas con ese fin más valor que el de una metáfora más o menos sugerente.
– Aceptando eso, creo que podría no tener mucho sentido la oposición entre espiritualidad laica o secular y espiritualidad religiosa (en el seno de alguna de las creencias religiosas, cristianas o no). Quiero decir que, al igual que la ciencia no es buena ni mala, no es socialdemócrata ni neoliberal, simplemente, o es ciencia o no lo es, así también la espiritualidad ni es laica ni es cristiana: o es espiritualidad o no lo es. O nace de la intimidad del ser humano, del manantial inagotable de su capacidad mística o, simplemente, no es espiritualidad. Será convención social, acervo cultural, rito neurótico, moral pietista, imitación aprendida o mil cosas más, pero no será espiritualidad.
– Pregunta: ¿Puede haber coherentemente Fe en el Misterio Último dentro de un contexto plenamente secular que no atribuya a intervenciones divinas acontecimientos históricos?
Posible respuesta:
– Aceptando lo expuesto en la respuesta anterior, la nueva posible respuesta consiste en manipular un poco la pregunta de partida, es decir, ¿puede haber auténticamente Fe en el Misterio Último dentro de un contexto plenamente religioso que no atribuya a la propia naturaleza humana el manantial exclusivo de la espiritualidad?
– Pregunta: ¿Está cerrada la secularidad a la religión o sólo a una cierta religión que pone como esencial la intervención de Dios en la historia?
Posible respuesta:
– Si sustituimos “secularidad” por “espiritualidad” en el sentido sugerido más arriba, entonces, la respuesta podría ser no, no está cerrada, siempre que la teosofía transmitida por la religión no tenga pretensiones de ontología, mientras no pretenda ser más que una agradable ensoñación.
Sí, Pepe, era un diálogo entre creyentes cristianos. Así lo entendí. ¿Y si es con otros creyentes? Creo que si alguien cree en “Dios”, tiene que pensarlo compatible con un futuro justo para las víctimas de la historia. Ahora bien, esta no es la prueba del nueve de su existencia; la cuestión de la existencia de Dios recorre otros caminos de razón y de experiencia, y llega hasta donde llega; y en ningún caso exige interpretar a Dios en clave de “encarnación histórica y redentora” como obligación de toda fe. Esto es teología cristiana. Vamos aclarándonos. Saludos cordiales.
* Óscar Varela, si tu entrañable y simpática “confesión de fe”, expresa lo que aparenta expresar, -digo esto porque a veces uno malinterpreta los matices- me alegra comprobar que coincidimos en cosas importantes, circunstancia que no es novedosa.
* José Ignacio, permíteme un par de matizaciones:
1ª- En realidad yo no te interpreté en el sentido que apuntas, “si hay víctimas hay que creer en Dios”, sino en el sentido que escribí, [la apelación a la existencia de víctimas es el] “argumento último que justifica la creencia en una particular intervención redentora divina”.
– Me pareció que ese era el sentido de tus palabras cuando escribías:
“Me preocupa que la sociedad alternativa sea salvadora de los que se convierten por el seguimiento de Jesús a ella, en una experiencia de vida que trasciende la propia muerte, y quizá que no pueda decir nada de la vida injustamente arrebatada a millones de víctimas. Yo creo que “en la fe”, ese Dios trascendente en la inmanencia, es vital desde “las víctimas”.”
Si ese no era el sentido de esas palabras tuyas, obviamente las malinterpreté.
– En ese caso, el malentendido viene, seguro, de que ese al que me refiero como “argumento de las víctimas”, ha sido usado con frecuencia en estos foros como una hipotética “prueba del nueve” que verifica la validez de la espiritualidad cuando esta obvia el postulado de la encarnación redentora de Dios en Jesús. Por ejemplo, una espiritualidad que –al tratar de formularse con palabras- postule la capacidad del ser humano de llevarse a sí mismo a su plenitud.
2ª.- Permíteme que repita la misma matización que hice ayer: tu diálogo no era entre creyentes (así sin más), sino entre creyentes cristianos. Ya sé que es una obviedad, pero precisamente en este debate, que surge a partir de las cuestiones planteadas en el artículo, es importante señalarlo.
Yo también creo [en Dios, aunque probablemente no en el dios de Jesús], de tal manera que, este breve nuestro intercambio de opiniones, también es entre creyentes.
Saludos cordiales
Pepe, me temo que no entras a la cuestión como yo la planteo; he dicho que “si alguien cree”, tiene que mostrar cómo asumir a todas las víctimas de la historia. Y tú me interpretas como que he dicho que “si hay víctimas, hay que creer en Dios”. De todos modos, la cuestión que plantear es muy importante, pero no era mi argumento. Era un diálogo entre creyentes, para plantearnos qué Dios, ¡supuesto que en Él creemos!, podría acoger a todos los humanos. Espero que sea clara la diferencia. Otro día hablamos de la que tú planteas, más clásica en filosofía y en el debate cultural moderno, y también muy importante. Seguramente, ésta te interesa más, y eso te ha llevado a pensar en ella.
Gracias Salvador. Oscar, no veo claro eso de valores religiosos sobre los seculares, no sé cuáles son unos y otros por separado. María Luisa, pues sí, algo así, por más que sea difícil contarlo. Paz y bien.
Respondo telegráficamente:
A Oscar:
Más que comerse la preposición, quizás el influjo de la doctrina impidió percibir el sentido de esta construcción.
No me parece que se deba perder el tiempo pidiendo explicaciones. La tarea por hacer es urgente y exige toda la atención.
1. Es conveniente no adherirse a prestidigitadores (de praestigiator: charlatán, impostor).
2. A los no iniciados nos falta dar el paso.
3. A mi juicio, el modo de actuar corresponde decidirlo a cada colectivo.
A José Ignacio:
Hay algo más ahí que una simple preposición. El mismo credo se ha construido con una equivocada:
Creo en Dios Padre…
Creo en Jesucristo…
Creo en el Espíritu…
Creo en la Santa…
Tal vez los credos hayan sido muros para entendernos y actuar.
No entro en convicciones personales, ni en cuestiones espirituales, ni hablo con lenguaje teológico. Me limito a tratar de ayudar a la reflexión y a la praxis, aclarando la base donde éstas dicen fundarse. A otras consideraciones de carácter teológico podré aportar mi contribución siempre limitada al espacio de los evangelios.
A Josela:
Al traducir se debe escribir con mayúscula porque se trata de un título.
Marcos como narrador, solo usa en 1,1 el título Hijo de Dios y lo hace sin artículo, al igual que con el de Mesías, que también se debe escribir con mayúscula por la misma razón:
“Orígenes de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios”.
Respecto a la diferencia entre los dos términos con significado de hijo, te remito a una de mis entradas en Cinco fotografías…1.
Añado: En el caso del paralítico (representante de la humanidad; 2,5) y de la mujer que se desangraba (doble figura: del pueblo y de la mujer; 5,34), Jesús les llama hijos aludiendo a su integración en el proyecto del Reino con la máxima condición. Son hijos (total libertad) en oposición a esclavos. En la mentalidad judía del tiempo de Jesús, marginados y extranjeros estaban excluidos de participar en la época definitiva del reinado de Dios. Para Jesús, ocupan lugares de privilegio. De su proyecto, solo se excluye quien quiere.
El término que en los dos textos que mencionas se aplica a Jesús (uios) indica relación. Alguien demuestra ser hijo cuando demuestra parecerse a su padre en su forma de actuar. El parecido de Jesús comienza, según Marcos, desde el inicio de su actuación (1,1) -no desde su nacimiento- hasta el momento mismo de morir. Esto último es lo que certifica el mismo personaje que lo está ajusticiando (15,39).
Su coherencia extrema hasta el final llevó a sus seguidores a reconocerle como el Hijo.
Un abrazo a todos
¿Está cerrada la secularidad a la religión o sólo a una cierta religión que pone como esencial la intervención de Dios en la historia?
Pienso que la secularidad precisamente por estar abierta a lo sagrado es decir a la dimensión última de la realidad es por lo que en su madurez temporal se cierra a la religión. Esta idea está en consonancia con lo expresado ayer sobre el sentido de trascendencia. Y también en la misma sintonía creo que la secularidad en su dialéctica interna descubre la necesidad humana de un fundamento más sólido que el de, simplemente, oponerse a algo.
Pienso, pues, que la noción de secularidad arranca de la experiencia de que lo mundanal pertenece a la condición última de la realidad, es decir de lo sagrado y a ello es a lo que me refiero cuando hablo habitualmente de lo real. La religión no logra alcanzar lo sagrado porque lo sagrado se resiste a la manipulación.
Además, la identificación injustificable de lo sagrado con lo ultramundano que es a lo que ayer me referí al hablar de separación entre el aquí y el allá, es consecuencia de haber identificado lo secular con lo profano. Aquí reside el quid, a mi modo de ver, de tantos errores.
Lo sagrado no es equivalente a lo “sobrenatural” ni lo secular es sólo lo profano, ciertamente que forman una polaridad, pero lo secular tomado como un carácter de la realidad puede ser a la vez sagrado y profano. Aquí radica, precisamente, la experiencia de la realidad última de las cosas mundanas cuando no las reducimos a lo empíricamente dado.
Saludos cordiales
Estimado Oscar
Dicen (decimos?) los zapatistas que no existe UN mundo, sino MUCHOS mundos. Y que lo que buscan (buscamos?) los zapatistas es un Mundo en que quepan todos los mundos. Que los pueblos indigenas de Chiapas tengan derecho a que su mundo tenga un lugarcito junto a los otros mundos.
Quizá por éso es que de las pocas etiquetas que permito que me pongan, está la de “zapatista”. Porque jamás he comprendido esa obsesión de considerar que las opciones y conclusiones a las que he llegado desde MI vida (mi “yo y mi circunstancia”) sean válidas universalmente, para todo lugar y toda persona.
Quizá tu mundo sea secular; no lo cuestiono. Pero quizá haya otros mundos que no sean seculares (yo he visto y vivido algún tiempo en un par de ellos)
No me atrevería entonces a afirmar que no existe aunténtica fe religiosa, ni que quienes tienen otras experiencias vivan en una ficción.
Saludos
Hola!
En la Entrada del 23/3 yo había escrito y anotado:
– La Vida del Ser humano son los “Conejos que se ha ido sacando de la Galera”.
La lista histórica de esos “Conejos” es la historia del Pensamiento.
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Esquemáticamente mi vida ha pasado por 3 etapas:
1ª) una etapa párvula- juvenil (hasta los 20 años) de doble valencia simultánea (ambi-valente):
* Por un lado: el Hogar familiar, la Escuela, la Universidad y el Trabajo (valores Seculares)
* Por otro lado: las Oraciones, el Culto parroquial (valores de Fe religiosa)
En esta etapa ambos Valores co-existían cada uno en su ámbito y con escasa conexión.
2ª) una etapa de mayorazgo (hasta los 30 años)
En esta etapa acepto-elegí el predominio de los Valores Religiosos sobre los Seculares
3ª) una larga etapa de adultez (hasta hoy)
En esta etapa acepto-elegí el predominio de los Valores Seculares sobre los Religiosos
··············
Permanezco en esta 3ª etapa porque estoy con-vencido de que:
* el MUNDO de mi Tiempo es SECULAR.
* YO sólo puedo ser Feliz aplicando-me (mis Talentos) al Proyecto de ese Mundo.
En esta Convicción fui llegando y andando, pues, PENSANDO.
················
Recorto de Ortega y Gasset algunas ideas en torno al carácter histórico del PENSAMIENTO.
Sólo después de analizadas estas ideas fui concluyendo que:
a) No hay auténtica Fe Religiosa para el ser humano de n/tiempo tendido a lo Secular.
b) Sólo hay su herencia en el desván de los Re-cuerdos religiosos; o mera ficción irónica de ella.
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TEXTOS de Ortega y Gasset:
Al hombre le ha importado siempre saber a qué atenerse respecto al mundo y a sí mismo.
Cuando se encuentra sabiendo a qué atenerse respecto a algo no se le ocurre ponerse a pensar, sino que se está quedo en el pensamiento o idea que sobre ese algo poseía.
La «idea en que estamos» es lo que llamo creencia. Mas cuando esta creencia le falla, cuando deja de estar en ella, no tiene donde estar y se ve obligado a hacer algo para lograr saber de nuevo a qué atenerse respecto a aquello. Eso que se pone a hacer es pensar, porque Pensamiento es cuanto hacemos —sea ello lo que sea—para salir de la duda en que hemos caído y llegar de nuevo a estar en lo cierto.
Lo único que el hombre tiene siempre es la necesidad de pensar, porque más o menos está siempre en alguna duda. Los modos de satisfacer esa necesidad —se entiende, de intentar satisfacerla, lo que podemos llamar técnicas, estrategias o métodos del pensar— son, en principio, innumerables, pero ninguno le es regalado, ninguno es una «dote» con que desde luego se encuentra. Lejos de esto, tiene que irlos inventando el hombre y adiestrándose en ellos, experimentándolos, ensayando su posible fecundidad y tropezando siempre, a la postre, con sus límites.
Tal vez no hay injusticia mayor que atribuir a la «naturaleza» humana—«naturaleza» es el conjunto de lo que nos es regalado y que poseemos a nativitate— el inmenso repertorio de procedimientos intelectuales que el pobre ente llamado «hombre» ha tenido que agenciarse con tenaz esfuerzo para intentar extraerse a sí mismo del enigmático pozo en que cayó al existir.
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Ninguna actuación humana es inteligible si no se analiza el subsuelo de creencias incuestionadas que operan tácitas a espaldas del hombre.
Así el budismo es ininteligible si no se advierte que Budha parte, como de algo incuestionable, de que el individuo no muere, sino que está prisionero en la cadena eterna de las reencarnaciones. Esta creencia en la inmortalidad, en un inexorable no poder morir, produce horror al hombre, y el budismo no es sino la técnica de un suicidio trascendente, del desvanecimiento o disolución del ser individual, del terrible yo imperecedero en el Variochana, en el ser universal
y desindividualizado.
···········
Toda filosofía deliberada y expresa se mueve en el ámbito de una prefilosofía o convicción que queda muda de puro ser para el individuo la «realidad misma». Sólo después de elucidar esa «pre-filosofía», es decir, esa creencia radical e irrazonada, resultan claras las limitaciones de las filosofías formuladas.
Así el griego de la edad en que la filosofía comienza —en Jonia, en Samos, en Elea— vive en la creencia radical de que tras los cambios aparentes en que está sumergido hay una realidad invariable de cuyo seno y conforme a estrictas regularidades emergen las mudanzas del primer plano: es la physis, la naturaleza.
Esta naturaleza está ahí desde siempre. El griego de este tiempo no concibe la nada. Parte ya de una realidad incuestionablemente eterna, que se sostiene a sí misma y no necesitó ser puesta ahí por nadie. Estos atributos de eternidad e invariabilidad son los que expresa con la palabra ser cuando la emplea en la plenitud y autenticidad de su sentido.
Un mundo contingente como el del cristiano que necesita comenzar a ser en virtud de un acto creador, y que queda, por lo mismo, afectado de su propio no-ser anterior, le hubiera producido un terror vital parecido al del cristiano si le quitan a Dios. Todas estas admisiones son, no se olvide, anteriores al conocimiento, son creencia pura en que, sin más, se está y que operan a tergo sobre el pensador orientando su conducta y ocupación, la cual consiste en penetrar desde la confusión aparente hacia la identidad y eterna quietud latentes. Por eso el nombre de «verdad» es en Grecia —a-létheia— descubrimiento, quitar el velo y maraña que intercepta la contemplación nuda del ser.
Nosotros hemos heredado de Grecia la idea del conocimiento, pero no hemos heredado, por lo menos con suficiente integridad, esa creencia en el ser, en la natura rerum que la respalda, y de aquí la constante inseguridad que ha padecido en Occidente la ocupación de conocer.
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El persa, el asirio, el hebreo no fueron «conocedores», porque creían que la realidad era Dios. Dios, un auténtico Dios, no tiene ser, consistencia estable y fija: es pura y absoluta voluntad, ilimitado albedrío. Quien cree de verdad y no con apaños y compromisos y aguando el vino de esa radical fe —que lo que hay es Dios y que, por tanto, todo lo demás que parece que hay no lo hay en rigor, sino que es sólo resultado de la indómita voluntad de Dios—no puede, claro está, creer que las cosas tienen un ser, una consistencia propia, esto es, no sólo que existan, sino que al existir consistan en ser fijamente de un modo determinado. Ahora bien: a ese auténtico creyente en Dios no se le puede ocurrir que con su intelecto pueda conseguir nada de las cosas, asegurarse en ellas y frente a ellas, sino que se sabe inexorablemente atenido a la voluntad de Dios, única, decisiva realidad. Todo lo que va a pasarle, a él y a los suyos, a su pueblo, depende del albedrío divino, de los decretos inescrutables e ineluctables de Dios. Si este hombre se siente en grave duda respecto a un orden de su vida hará algo, no se quedará quieto. Pero ¿qué hará? ¿Razonar, esto es, analizar, comparar, inferir, probar, concluir? En modo alguno: lo primero que hace es orar, dirigir una plegaria a Dios para que le ilumine, le ponga en lo cierto.
Orar es una forma y técnica del pensamiento. No hay, para él, otra manera de acertar que impetrar de Dios la revelación, de sus decretos, y si Él se digna otorgársela, eligiéndole entre los demás, comunicarla a éstos, eliminando todas sus ideas propias, haciéndose órgano de Dios, boca del Altísimo. Su decir no será nada parecido al logos del razonador, no será el descubrimiento del ser latente, que está ahí desde siempre y por siempre, no será Alétheia, sino que será decir él hoy lo que Dios ha decidido, decretado que sea mañana; su decir será pre-decir desde Dios, será profetizar. Y como la voluntad de Dios es incontrastable, su predecir será un humilde y radical confiar en esa secreta voz divina que es, a la vez, libre y segura, decisión y promesa; su decir será no un logos de la verdad, sino un amén que
significa —no como el logos de la verdad, A es B— sino «así será».
La realidad para este hombre no tiene presente de indicativo, es, sino sólo futuro: será. Las cosas están en constante creación: son lo que Dios en cada momento quiera. Amen, ’emunah, es la palabra que significa «verdad» para el hebreo.
El contraste entre la Aletheia del griego y la ’emunah del hebreo es extremo y produce en nosotros un choque de ideas que favorece la comprensión del carácter meramente histórico propio del conocimiento.
Por otro lado, nos permite mirar por dentro, con una intimidad hasta ahora no conseguida, otras formas pretéritas del Pensamiento que han quedado siempre inasequibles para el hombre moderno, como es el pensamiento religioso, la mitología, la magia, la «sapiencia» o «experiencia de la vida».
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Mi confesión de FE:
Creo A pepe blanco
Creo EN pepe blanco
en fin;
Adhiero A- EN- CON pepe blanco
¡Vamos todavía! – Oscar.
Pepe Blanco, 24.3.11, 19:30, punto b) “….participación…en la coresponsabilidad de la redención…”. ¿Eso qué es?.
Observando que aún en este bloc, hay algunos que se dirigen directamente a Salvador Santos haciéndole preguntas, también se atreve uno a preguntarle lo siguiente:
-. Constatando que al comienzo del Evangelio de Marcos aparece la expresión “hijo de Dios” y en la terminación ( 15,39) vuelve a aparecer la misma expresión….¿ cómo escribirías esta expresión de “hijo de Dios”, en mayúscula( Hijo de Dios) o minúscula (hijo de Dios?Y, ¿porqué?.
-.Viendo que Jesús emplea en Marcos en diferentes momentos esta expresión “hijo,hija” dirigiéndose a personas concretas, la pregunta sería:¿ esta palabra “hijo” tendría las mismas connotaciones en ambas ámbitos?. Gracias
Salvador, gracias por ponernos a todos profundizar en la fe y en los motivos de la fe..ya que Cristo vino, no a predicar una fe “informe”, meramente EXISTENCIAL, sino a reforzar nuestra fe en la vida eterna, la vida verdadera, la que no se acaba con la muerte…y es que la FE presupone una ADHESION…porque para poder adherirnos a una persona tenemos que CREER primero en la persona…y Cristo, CIERTAMENTE, salio el paso a aquello de la fe “muerta” cuando dijo NO SOLO el que dice “Senor, Senor”…sino el que” hace” la voluntad de MI PADRE es el que me agrada, el que esta en el camino….la fe, pues, en este sentido es teorico-practica, si yo CREO en LA PALABRA, el logos, el Verbo, pondre en practica la voluntad del Padre como esta expresada en el HIJO encarnado en nuestra propia naturaleza….El RESCATE de Cristo va mucho mas lejos que la sola predicacion de una doctrina general informa, puesto que su proposito fue el profundizar en el amor del Padre que esta contenido en la LEY….para nada vino Cristo a “destruir” la ley natural ya expresada en el Sinai…sino a encontrar su sentido, su espiritu, lo que quiso decir Dios al presentarse como el UNICO Dios, el unico verdadero, el unico capaz de amar al ser humano “hasta el extremo”
Por eso Cristo es aun mas claro y dice: “YO SOY el pan de vida; el que CREE en mi no padecera hambre, y el que CREE en mi no padecera SED JAMAS…..PUES he bajado del CIELO NO PARA HACER MI PROPIA VOLUNTAD, sino la voluntad del que ME ENVIO. Y ESTA ES LA VOLUNTAD DEL QUE ME ENVIO: que (de) TODO LO QUE ME DIO no pierda nada, sino QUE LO RESUCITE EN EL ULTIMO DIA. Porque esta es la VOLUNTAD DE MI PADRE: que todo el que vea al HIJO y crea en EL, TENGA VIDA ETERNA, y le RESUCITE yo en el ULTIMO DIA (Juan 6, 34-40) (las mayusculas y parentesis son mios) Por lo tanto, la fe que propone Cristo NO es solamente ADHESION a su doctrina, sino, tambien, a su MISMA persona…puesto que es EL mismo el objeto de nuestra salvacion…es por eso que POR LA GRACIA, como dice Pablo, nos salvamos, porque SIN EL, nada podemos hacer…porque si NO nos adherimos a EL y por supuesto NO practicamos lo que EL DICE (la praxis), no podremos entrar en su REINO, que se encuentra mas alla de esta vida…asi pues SU MENSAJE trasciende el mundo y nos trasciende a nosotros…LA PROMESA de la resurreccion -que dice que EL mismo nos resucitara haciendo la voluntad del Padre- supera todos los males de esta vida..por eso los MARTIRES del siglo I vivian y morian en la PRAXIS de la FE, puesto que ellos se habian ADHERIDO incondicionalmente al CRISTO TOTAL…..es decir, a todo lo que el SENOR les pedia, incluso si les pedia dar la vida por la FE en su MISMA PERSONA….y Pablo decia que morian por una corona que no se marchita..en contraste con los atletas del mundo que recibian una corona de flores y plantas que morian marchitas a los pocos dias….ES eso lo que distingue el cristianismo de todas las demas religiones del mundo…la promesa que salta hasta la vida eterna….es la que vino a proclamar Jesus Nazareno al mundo entero…un saludo cordial de Santiago Hernandez
En varias ocasiones he manifestado públicamente mi ignorancia de estas cosas teológicas y filológicas tan difíciles y, además, tampoco es que me resulten especialmente atractivas, de entrada. Pero hay dos o tras cosas que, a estas alturas de la vida, creo tener bastante claras:
– La fe NO es una adhesión al proyecto del Galileo. Eso es la fe cristiana, pero la fe no cristiana, que es tan fe como la cristiana, quizás incluso más, es otra cosa. Admito por principio que, muchos antes de nacer Jesús de Nazaret, los seres humanos ya eran capaces de creer, y su creer era tan vivificador y salvador como el creer posterior al nacimiento de Jesús.
– Sobre el tema recurrente de las víctimas, como argumento último que justifica la creencia en una particular intervención redentora divina un par de reflexiones:
a) Cuando menos, sorprende que la existencia de víctimas se emplee para explicar o asumir de alguna manera la redención divina, es decir, su divina bondad, y, sin embargo, no se emplee para reprocharle su divina maldad o, por lo menos, su divina impotencia para evitarlas. Porque podemos interpretar, sin hacer demasiados alardes filosóficos, que las víctimas todas son la prueba irrefutable de la incompetencia divina.
b) A veces, uno tiene la sensación de que se abusa del argumento de las víctimas, tal vez por la dificultad para asumir la tragedia -que está ahí al lado, que es real- y para asumir la corresponsabilidad que a cada cual le compete de la tragedia, olvidando tal vez, que la única participación posible en la corresponsabilidad de la redención pasa por asumir primero la corresponsabilidad de la tragedia.
Salvador, primero gracias por tu esfuerzo y claridad conceptual. A medida que avanza este diálogo veo más claros “los matices” cuando hablamos de “la fe en Jesús” y “la fe de Jesús”. Yo tengo la convicción absoluta de que Jesús vivió y murió con “fe religiosa”. Sé que tenemos que depurar el concepto “religión” de mil tentaciones mágicas y heterónomas, ¡aquí todo lo que se nos ocurra en dualismos e idealismos como hecho real y no sólo tentación!, pero mantengo como intuición, (¡no soy filósofo o fenomenólogo de la religión!), que la religión incorpora una apelación al Misterio cuya inconmensurable realidad siempre escapa a nuestros conceptos, pero uno de los que menos me gusta para explicarlo es “el panteista”. Es una manera de ver la vida. Creo que Jesús vivió y murió absolutamente cogido por la trascendencia encarnada de Dios, y que fue un hombre cuya “fe” siempre se dio con “Fe”, en una unión tan indisoluble como irreductible. Evidentemente pienso esto después de reflexionar bastante, pero es verdad, lo pienso participando de “la fe en Jesús” dentro de la tradición eclesial cristiana. En este sentido, esta preposición o aquella del texto evangélico, y su traducción precisa, son un don precioso para mi fe, pero “la fe en Jesús” la formulo con más mimbres. Claro está, “la fe en Jesús”, tiene que expresarse (“ser en”) “como una praxis de adhesión a una persona y su proyecto” y obedece a “un porqué”: porque de Jesús decimos que ha captado y acogido el amor de Dios de un modo tan íntimo y propio que Dios mismo ha dicho de él es mi “hijo”, o en el Credo, es mi “Hijo”. Lo que quiero decir es que si Jesús no “Vive”, no es su “Hijo”, hablo teologalmente, no ontológicamente, entonces esa vida nueva, la salvación “que se produce aquí, saliendo de una situación de muerte y optando por la vida, la que se experimenta con otros en la sociedad alternativa, esa vida plena y definitiva (que) ha demostrado haber superado la muerte”, ¡a mi juicio!, no sé cómo va a ser salvadora para todos, pues deja en la estacada a millones de víctimas que jamás han tenido ni van a tener opción alguna de vivir como “personas”. Me preocupa que la sociedad alternativa sea salvadora de los que se convierten por el seguimiento de Jesús a ella, en una experiencia de vida que trasciende la propia muerte, y quizá que no pueda decir nada de la vida injustamente arrebatata a millones de víctimas. Yo creo que “en la fe”, ese Dios trascendente en la inmanencia, es vital desde “las víctimas”. No sé cúál es el modo de decirlo mejor, o menos malo de referirnos a Él, pero lo veo necesario e irrenunciable. Y creo que en la fe de Jesús, también.
Agradecido. Paz y bien.
Hola!
Voy a simplificar al máximo
lo que entreveo por FE y SECULARIDAD.
……………
Habría dos estilos de FE
Habría dos estilos de SECULARIDAD.
……………
1- DOS ESTILOS DE FE:
– Uno: CAMINANTE (con el “eis” galopante: ¡meta lonja y lonja al pingo en el trasero!)
– Otro: SEDENTARIO (sin el “eis“, o con él pero des-activado. El pingo en la pradera y el traste a sus anchas)
………….
2- DOS ESTILOS DE SECULARIDAD:
– Uno: de AUTO-ESTIMA: ¿Dónde invierto mis Talentos antes que se pudran o me los roben? (fiel)
– Otro: de AUTO-COMPLACENCIA: ¡Ande yo caliente; ríase la gente! (menefregante)
……………
– Me arrimo a los dos “unos”
– Me aparto de los dos “otros”.
……………
¡Voy todavía! – Oscar.
Me quedó algo pendiente en el último hilo de Salvador Santos que, para seguiros, voy a intentar expresar en éste a modo de reflexión.
Para no complicar la exposición de lo que pienso sobre la pregunta ¿Qué es lo humano en sí? surgida a raíz de una afirmación que hice en la que señalaba el carácter humano de la trascendencia, me ceñiré a lo que dije entonces pero ampliándolo un poco. Pienso que algo saldrá para aportar de algún modo, aunque sea, una tenue luz a aquella magna pregunta
Y al igual que Salvador también pienso que la respuesta, aunque hablé de ultimidad, puede, sin embargo, a pesar de ello considerarse desde la laicidad evangélica.
En primer lugar ya señalé la diferencia entre lo trascendente y el sentido de trascendencia, este último se halla inscrito en toda cosa real por el mero hecho de ser real y está en clara oposición a lo trascendente que es algo que apunta a lo desconocido y por tanto alejado, fuera de nuestro alcance. Así, el sentido de trascendencia no debe entenderse como algo intencional o conceptual sino algo que, por ser reales se incoa sentientemente en nuestra naturaleza humana.
Por tanto si pretendiera averiguar que es este en sí desde una perspectiva metafísica clásica entendida ésta como ultrafísica en la que media la separación entre el aquí y el allá, este en sí recaería meramente en lo formal, en lo eidético, en lo racional, en detrimento de lo sensible- material.
Pero, contrariamente desde una metafísica mundana donde la trascendencia la constituye la realidad en su obertura misma no hay separación sino conexión, entonces la pregunta por este en sí de José Ignacio Calleja, aunque en efecto hay un cambio de perspectiva en ello no supone ese cambio separación alguna. No cabe pensar entonces que lo humano en sí sea algo que hubiera estado en un allende inaprensible sino que lo único que habrá que decir de la ultimidad, o sea del en sí es que el contenido de lo realizado queda fuera en el tiempo y lo que queda de aquella unidad es la realidad formalmente realizada.
La salvación es realización, cae dentro del mundo mediante una praxis
La fe, por tanto, no es huera se constituye mediante una praxis que en sí misma nos la demuestra.
La alteridad como carácter de la realidad posibilita la vida y en ella se experimenta ya el sentido de ultimidad.
Muy buenos días a todos
PD. En otro momento me referiré expresamente a Fe y Secularidad
Hola Salvador!
Pareciera que la mayoría de los “traductores” (traicioneros)
se comieron la preposición “eis” seguida del verbo.
¿A quién o a qué disciplina le corresponde dar explicación de la “comilona“?
Si la cosa viene así:
1- ¡ya no se puede creer ni en los prestidigitadores ¿no?!
2- ¿qué nos queda hacer a los “no-iniciados”?
3- ¿cómo ¡ir todavía!?
Oscar.
Una punto de aproximación a las teorías científicas más actuales (teoría del caso y de las cuerdas), nos hace intuir la realidad como un complejo infinito de infinitos niveles, el hombre, cuya percepción de la realidad es generalmente limitada, pueda abordar la comprensión de la misma por el método de error, acierto, que lo ha llevado a dar explicaciones teóricas, que los experimentos más recientes han relativizado mucho, cuando no directamente contradicho, lo que nos dice que nuestra conocimiento de la realidad, es un proceso…que podría llegar a ser infinito y que el hombre como encare epistemológico, divide en categorías, aéreas o aspectos…
Cuando queremos elaborar una teoría abarcante sobre el infinito, podemos encontrarnos con esta obvia limitación…entonces un primer abordaje que el mismo JLH, encaro, es el que se desconoce más de Dios de lo que se conoce, a tal punto que nuestra compresión de Dios, esta profundamente influida por esta limitación, que apuntamos al principio, que esta determinada por un abordaje finito del conocimiento, de lo infinito…
Es obvio que tanto la teología adolece de mismo problema, quienes creemos que hemos tenido momentos, en donde hemos podido sentir la fuerza de Dios comunicándose, hemos observado que es un experiencia abarcante que transforma nuestro sentir y nuestra mirada, dándole una Luz nueva a la realidad, especialmente a la presencia del otro, en tanto ser vivo…en tanto ser humano…Esta experiencia que se verifica delante de la mirada de un niño…delante de un hermano con el que caminamos (sufrimos y nos alegramos) con sus vicisitudes, o ante el testimonio de esos enormes seres, que nos iluminan el camino a seguir, estas experiencia que pueden ser personales y comunitarias, nos enseña que existe una forma de vincularse con Dios, la creación y los otros, que nos hace sentir la infinita presencia del Altímisimo, sin que seamos capaces de adueñarnos de ella, pero si fecundando nuestra humanidad…
El otro día salió un gurisito enganchado de un proceso de un año de desintoxicación y recuperación y empezó a venir a la comunidad y cuando nos abrazamos, sentí…esa especie de sacudimiento que en algunas ocasiones, sobrepasa la mera comprensión y que nos indica la presencia de Dios…Estábamos compartiendo la Eucaristía….
Es en el modesto sentir-creer-pensar de este sudaca, se concibe como un anacronismo plantear el tema intervención de Dios en la historia-creación o ausencia de Dios de la historia- es decir en la creación Ya en el Foro en el Foro Mundial de la Teología de la Liberación del 2009l, el brillante diacono permanente Ingeniero Químico… Alirio Cáceres Aguirre, en su ponencia…Entre la Ecología y la Ecosofía pasos hacia una Hermenéutica de la Ecoteología, nos decía “En el primero de los modelos, Dios es un irresponsable que crea el mundo y lo deja correr a su suerte. En la creación guiada, Dios es como una especie de titiritero que determina el rumbo del universo hasta en los más mínimos detalles. La acción arriesgada de Dios implica seguirlo creando, “desde adentro” y “desde abajo”(Torres Queiruga), haciéndose partícipe y solidario del devenir del mundo”.
La presencia de Dios en su creación es clara, pero desde Jesús…un ser humano, podemos decir que esta liberando, salvando, terminando la creación…desde adentro y desde abajo, presencia solidaria y amorosa, que impulsa, invita, pero ni obliga, ni substituye el esfuerza y la libertad humana, pero no es un Dios abandonico…El ha dado al hombre la potencialidad y lo acompaña en el caminar…para la liberación y para seguir cocreando junto a Él…
Pero allí surge el coro como un Dios que es infinito puede estar dentro de la creación LA RESPUESTA SE LLAMA JESUS DE NAZARETH…
Creo que seria buen corolario, una palabras de este inusual hermano diacono permanente Colombiano, que repite muchas veces, como una verdadera oración…
Pero estando aquí, en esta tierra sagrada de la Amazonía, viene a mi mente el impacto existencial ante el martirio de Chico Mendes. el respeto ante el testimonio de la Hermana Dorothy, el crujir de los arboles, la sangre de las focas, las manchas de petróleo, el hedor de las aguas putrefactas, las cicatrices de la erosión incontrolada, la nube silenciosa de las fumigaciones agresivas y tantas otras expresiones de agonía de toda forma de vida en el planeta.
Recuerdo a mis hijos, tres poderosas razones para creer y soñar otro mundo posible.
Quieren ver claramente uno de las múltiples formas en que Dios obra claramente, pues mirar la lucha denodada de las naciones indoamericanas, de los campesinos y de los militantes por proteger la vida y el equilibrio ecosistemico…es decir a todos los seres de la vida…la lucha desigual entre los enormes luchadores, que muchas veces llegan al martirio…por defender ese pulmón del mundo que es el Amazonas, contemplad allí lo humano y lo divino, en plena acción y comunión…Seguramente en el nombre de aquellos que dieron su vida en esta lucha…Esto es ser discípulo, esto es seguir el proyecto del Reino y el dato de la Fe, como tan bien nos expresa en esa oración Alirio, es que otro mundo es posible y que espera el esfuerzo de nuestras manos, para nacer…
Los quiero a todos con cariño.- Gabriel
Hola. Reanudo aquí la conversación sobre la fe y aprovecho para recoger la cuestión planteada por Honorio.
La fe en Jesús
En Cinco fotografías… había solicitado a José Ignacio dos o tres citas donde apareciera esta fórmula u otra similar. Prefería sencillamente no hacerlo yo para no dar la impresión de que seleccionaba los textos interesadamente. Así que tomaremos una cita mencionada por Santiago en el otro hilo y nos serviremos de otras dos incluidas en los relatos a los que hace alusión Honorio.
“Quién cree en mí, aunque muera vivirá; y todo el que vive y cree en mí no morirá para siempre” (Jn11,25-26). Traducción ofrecida por Santiago.
“Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer…” (Jn 4,39). Traducción de la BJ.
“¿Crees en el Hijo del hombre? (Jn 9, 35). Traducción de Nácar Colunga.
El texto original escribe en los cuatro casos el verbo seguido de una preposición (εἰς) con sentido dinámico y expresando andadura hacia una meta (“a”, “hacia”). No obstante, la mayoría de las versiones han traducido esta preposición por la nuestra: “en”, de tendencia claramente pasiva. De ese modo, un verbo siempre utilizado con significación activa: “dar adhesión” o “adherirse”, se contagia de pasividad y su sentido queda asociado en el lenguaje convencional a la inacción.
Para ser fieles al texto original, el verbo y la preposición deben traducirse con su sentido dinámico:
“el que me presta adhesión, aunque muera, vivirá; pues todo el que vive y me presta adhesión, no morirá nunca”.
“Del pueblo aquel muchos samaritanos le dieron su adhesión, por lo que les decía la mujer”.
“¿Das tu adhesión al Hombre?”.
Resulta fácil observar que no hay contradicción entre Marcos y Juan. Ambos hablan de fe como una praxis de adhesión a una persona y su proyecto.
La confusión surge cuando se habla de creer en Jesús y su proyecto, y no de adherirse a Jesús y su proyecto.
La fe es una praxis; una adhesión al proyecto del Galileo. Esa adhesión (fe) procura la salvación (“tu fe te ha salvado”). La salvación se produce aquí, saliendo de una situación de muerte y optando por la vida, la que se experimenta con otros en la sociedad alternativa. Esa vida plena y definitiva ha demostrado haber superado la muerte. La resurrección será un rasgo (importante; muy importante), pero un rasgo de esa vida plena. No se trata, pues, de aceptar una promesa de vida futura al final de los tiempos. Se trata de saber que ya llegó el otro tiempo (el de los higos ya pasó y no había) y la experiencia de esa vida definitiva está ahí, a la mano. Se puede constatar y tener experiencia de su valor definitivo. Basta optar por ella.
Un abrazo
MAITE:
Como habrás podido leer escrito por mi, prefiero referirme al Gran Misterio, no a Dios. Porque automáticamente asociamos esta palabra, con ese Dios bíblico antropomórfico. Tienes toda la razón, es un error pretender creer en un Dios todopoderoso que como si fuera un padre rico, le podamos pedir. Pero por otra parte, este padre o esto, llámale como quieras, creo…, que hasta nos tiene contados los cabellos. La Energía que mueve el Kosmos, vuelvo a creer…, es sabia, y le podemos pedir ayuda.
No es igual decir, estoy con Dios, a decir Dios esta conmigo. Dios o mejor la Energía Misteriosa que anima el Kosmos, la encontramos en nuestro interior, el “padre rico” es nuestra sustancia primera, que el ego distorsiona. Somos Energía, Pero podemos pedir ayuda al “banco” de esa Energía.
Me he quedado con la indirecta. Te diré que pienso que de creer poseer toda la verdad, es que seria un redomado estúpido, y no me tengo por tal. Lo he dicho mil veces, soy consciente de que mi verdad es limitada, pero es una verdad en la que creo…
Se íntimamente que he encontrado, no obstante. Y mientras no se esté seguro de lo que se dice, y se esté buscando vacilante, me parece que lo mejor es callar…
Tengo una pregunta para Salvador Santos. Parece como si la fe de la que nos habla el evangelio de Marcos, que Salvador explica a mi entender muy requetebien, fuese distinta de la que propone el evangelio de Juan en el episodio de la Samaritana y más claramente aún en la curación del ciego de la piscina de Siloé. Precisamente este domingo el evangelio de la Samaritana se leerá y explicará en la misa, y al domingo siguiente le tocará al del ciego de la piscina de Siloé.
Inmanencia-trascendencia, y paso de vida a muerte, son dos conceptos que habéis comentado muy a mi gusto casi todos vosotros. Gracias por compartir con todos vuestras inquietudes. Tengo un soneto en el que, remedando a Calderón y a la Vida es Sueño y a Segismundo, me pregunto si morir es nacer a la vida verdadera, y esta de aquí, de este lado de la muerte, es un puro sueño, humo, vapor… Pilar Zugarramurdi, tu concepto de la trascendencia en el que participan tanto el cuerpo que vuelve a la tierra como el espíritu que va a no sé dónde, es tan bonito tan bonito, que uno como que llega a convencerse de que es el verdadero…
Antonio, ha sido un acierto volver a plantear este principio y cimiento y fundamento de Atrio.
Yo trabajo (vivo) con la hipótesis de trascendencia en la inmanencia, sin posible separación, con mezcla siempre, pero sin identificación. Es una manera de hablar, pero me sirve, e imita a lo que decimos de la acción salvífica de Dios en el Mundo: sin separación, con mezcla siempre, sin identificación en todo. Lo más peculiar de este planteamiento es el “con mezcla” en todo y siempre. En palabras de G. Gutiérrez, “Dios trajina su salvación con los ingrendientes de la historia”. Y no hay, añado, escapatoria a esa “encarnación”, siempre y en todo; más en nada y nunca en plenitud definitiva mientras la historia propia, y la del mundo y de todos juntos sea “historia”. Para creer en la trascendencia encarnada de Dios, no hace falta pensar o creer en intervenciones divinas en la historia, ¡no nesesariamente!, pero sí hace falta, creo yo, reconocer-acoger su Misterio al fondo de la realidad humana, sustentándola desde ahora y dándole algún día sentido integral; animándolo todo desde dentro, sin heteronomía, pero sin ser igual a ese todo histórico en todas sus expresiones buenas (por humanas) y malas (por indignas de la vida en cuanto tal). Hay muchas realidades que existen, y no tienen ser, su destino es perderse; son ya perdición, “pecado” decimos; y otras realidades que existen y son para siempre, porque su destino es ser; éstas son la realidad que apunta al Misterio que todo lo sostiene y explica, están habitadas por Él, son Él, sin agotar nunca su Ser; y las otras están llamadas a realizar el Misterio pero que lo ignoran y se pierden en el no ser; son también mundo e historia, pero nunca logran acoger la semilla del Misterio, o por inhumanidad interna de esas estruturas o porque hay seres humanos que las queremos así de presversas. Y así, el Misterio lo habita y nos habita a todos desde dentro, y es trascendencia en la inmanencia, pero en una “sacramentalidad o encarnación” que nunca los identifica del todo, ya sí, sino todavía, hasta la plenitud final del “Reino”.
Con este enredo “metafísico”, ¡pido disculpas!, concluyo que sin acoger a Jesús en esa Trascendencia de una forma muy peculiar, (“unica” solemos decir), no entiendo por qué uno ha de hacerse discípulo de Jesús, sino compañero y si preciso es, intelecutor que lo contesta, y cuestiona, ¿por qué no?, cómo él ha captado y vivido la ultimidad de su humanidad. Al menos sería una opción entre otras para humanizarnos-divinizarnos. No entiendo por qué hay que reconocerle a él esta primacía existencial. Es una opción mía, que no tiene más razones ni menos que otras en cuanto a la espiritualidad radical del Misterio en todo lo real. Podemos tener, hoy, una Fe más desnuda en el Realidad-Misterio (aún personificado como Abba) que lo que tuvieron ellos, se pregunta Antonio, sobre Jesús y Francisco de Asís?. Sí, puede ser, pero entonces ambos son decisivos en la fe cristiana de manera “relativa”. (Por eso Légaut se refiere sólo a Jesús, en este ejemplo, para evitar que está diciendo que Jesús y Francisco son equivalentes en la fe cristiana).
De todos modos, no sé si no estoy llevando demasiado lejos mi interpelación teológica y si algunos me habéis tomado demasiado en serio. Estamos muy cerca, muy cerca, pero me cuesta cambiar de “metafisica”. (Esto último es una ironía).
Oscar Varela, me he quedao sin fuerzas. Un cordial saludo.
Hola José Ignacio Calleja!
(viene de 5 Fotografías – 3).
Tus formulaciones me ayudan a adentrarme en los meandros de la Vida humana;
aunque, como en este caso, las formules en negativo (“no veo”).
– “Veamos”, pues.
···············
Dices,- “NO VEO”:
* la importancia particular de Jesús.
* Es una persona más …
(… en la larga lista de las víctimas de este mundo…);
* un símbolo extra-ordinario,
* pero un símbolo,
* y los símbolos son opcionales
* y pasajeros,
* por más que alimenten el espíritu de las generaciones siguientes.
··············
Premisas:
La teología es un “punto de vista religioso” manipulando instrumental filosófico.
La teología cristiana vive de su raíz de arranque: la EN-CARNACIÓN (de Dios en Jesús).
Tal Dogma, llevado a su ultimidad, es el llamado A-NO-NADA-MIENTO (kénosis).
Entonces:
1º) el ser una persona más … ¿no está en línea con la En-carnación (caro factum est)?
NOTA: si así fuera no habría porqué quedar atada a la condición “… de víctima…”;
Y quien así lo viera, tal vez haya de animarse a ver otra interpretación (no victimaria –vicaria o en-ajenante-, sino pujante desde la auto-estima).
2º) SÍMBOLO:
La Vida del Ser humano es un “Firulete necesario”.
La Vida del Ser humano -sin ser “Pelada”- es algo “Des-cabellado”.
La Vida del Ser humano es algo “tirado de los Pelos”.
La Vida del Ser humano son los “Conejos que se ha ido sacando de la Galera”.
NOTA: la lista histórica de esos “conejos”, tal vez la haga en otra entrada. Es la historia del Pensamiento, donde se plantearía el tipo de relación entre Fe/Ciencia; Religión/Secularidad; Sagrad/Profano.
Pues bien: La Vida humana es de SUSTANCIA SIMBÓLICA:
El Ser humano modifica el Escenario (Mundo) recibido,
en vista del Argumento vital de su Tiempo (generación y época)
Su “OPCIONALIDAD” es respuesta a la vida de “los demás”:
* Con-temporáneos (co-etáneos y no co-etáneos = generaciones);
en los que vienen en-capsulados (herencias) los Ante-pasados.
Su “opcionalidad” No es “antojo” irracional; sino tiene su “razón vital o histórica”.
Por eso no considero peyorativo –todo lo contrario- al SÍMBOLO y su OPCIÓN.
El que, además, sea “PASAJERO” es otra joya bruta de n/Tiempo;
una invitación a RE-VELAR la Placa fotográfica de la EN-CARNACIÓN,
ahora vista desde n/ácidas preguntas del Siglo XXI.
··············
Gracias José Ignacio y ¡Vamos todavía! – Oscar.
“ REFLEXIONES SOBRE LA MUERTE”
Para mi Dios no es un TÙ, sino una fuente, una energìa, un AMOR. ..Pienso que asì se ventilan muchos problemas con el concepto de Dios.
Tambièn pienso que Dios no interviene, porque ya nos ha dado todo. Algo asì como en Combo o Paquete. Poseemos lo necesario para enfrentar los acontecimientos buenos o malos que nos ocurran. Estamos equipados, hasta donde llega nuestra evoluciòn humana
Respecto a la muerte: estoy de acuerdo en que la muerte no es tragedia, sino paso, pero un paso diferente a como nos lo han predicado, sin juicio, infierno o gloria. Creo que lo que nos han dicho sobre el Cielo (porque en el infierno no creo en absoluto, como parte del màs allà. Es totalmente contrario a un Dios AMOR), ese cielo nos lo han pintado con el supuesto afirmado, la mayorìa de las veces, en nuestra aspiraciòn, màs personal-individual, que colectiva, fraterna y holìstica. Dios hace que por lo menos la muerte nos sirva para convertir el YO en el NOSOTROS, que es la gran lecciòn del evangelio.
Què pasa cuando morimos? Para mi, Henry Nowen tiene la razòn. La muerte es muerte, si consideramos la vida humana como consciencia, es decir, morimos al YO, para encontrarnos con el NOSOTROS/AS.
Pienso que si estuvièramos màs convertidos/as al NOSOTROS/AS, no nos hubieran predicado el cielo, la vida futura, como nos la predicaron y sobre todo no estarìamos tan apegados a creer en esa transcendencia con conciencia y capacidad PERSONAL-INDIVIDUAL de felicidad, viendo a nuestros padres, etc.
Pero ¡claro que creo en la transcendencia!. Para mi hay 2 transcendencias: una la bioquìmica, que consiste en que al morir, vamos a esa Tierra-Madre, a esa Pachamama de los indígenas. A ese gran laboratorio quìmico que transforma los residuos muertos en otros seres vivos. Como dice Pablo que , en El vivimos, nos movemos y somos, vamos al Cosmos donde Dios lo HABITA, LO ATRAVIESA Y LO ENVUELVE, lo mismo que a nosotros/as los vivientes tambièn. Al sembrarnos en esa tierra, èsta que es una gran MATRIZ paridora de vida, un verdadero laboratorio que hace transformaciones que consisten en lisis y síntesis, nuestros àtomos y moléculas las va tranformando en VIDA para entrar en la nueva evoluciòn donde esos restos se convierten en otra vida y asì seguir la evoluciòn. ¿Acaso no hemos visto que la tierra negra formada por la muerte de vegetales, animales y personas, hace a la tierra fecunda? Esta no es una creencia, es una realidad comprobada y cientìfica
Otra transcendencia, para mi, es la espiritual, por llamarla de algùn modo. Siempre dejamos algo sembrado en la gente, cuando morimos. Soy de las que creo firmemente que lo que hacemos no se pierde totalmente. LO bueno y lo malo que hemos hecho en la vida, puede ser una lecciòn para quien ha convivido con nosotros/as y esa lecciòn es por tanto transcendencia. El que ve un borracho peleando o maltratando, piensa: no quisiera ser yo ese hombre y ojalà no caiga en el alcohol! Y èsta imagen le lleva a luchar contra el alcohol. El que ha visto o leido sobre Mons. Romero sabe que esa vida es estimulante y verdaderamente valiosa para llegar a ser un humano maduro. Ya que la madurez se manifiesta como en los àrboles: dando fruto para los demàs, pues los àrboles no se comen lo que producen.
Estoy muy de acuerdo en que la muerte es parte de la vida y que ese momento de morir debe ser nuestro supremo acto de fe en un Dios al que hemos introyectado como Amor y como decìa mi madre: “aunque a Dios no le entendamos casi (¿) nunca, busca en todo momento lo mejor para nosotros/as” Abandonarse en el Dios de Jesùs, PADRE_MADRE, serà la forma màs inteligente y llena de fe, para asumir nuestra muerte y la de nuestros seres queridos.
Estoy convencida que vamos a Dios porque vivimos en El y seguiremos viviendo en El. Perdemos la conciencia personal para sembrarnos en la vida colectiva, en el NOSOTROS, que es en ese COSMOS donde todos/as estamos interconectados/as. ¿Què se pierde? El Yo, para fundirnos en el NOSTROS/AS con Dios.
Esta es mi opinión, respeto totalmente la de otros/as que pueden pensar que hay otra u otras formas de transcendencia.
Leaners dice que fuera de lo constatable o razonable, no tenemos obligación de creer. El lo llama HETERONOMÎA.
Otro consuelo es que al morir y entrar en ese colectivo, sin consciencia personal: NADIE SE VA A DESILUSIONAR. Perdemos esa posibilidad. ¿acaso esto no es un genial invento de Dios?
Otro asunto para mi importante es que no nos han enseñado a leer la VIDA, la naturaleza, el Cosmos, como la palabra revelada màs importante, la que pueden leer hasta los analfabetas. Cuàntos esfuerzos por estudiar la Bìblia, interpretarla, con todos los obstáculos que crea la distancia de tiempo, cultura, idioma, simbologìa, mitologìa, otras manos que han entrado… A cualquier relato bìblico, como por ejemplo la acciòn de gracias que realizaban los israelitas porque les ganaron la batalla matando a un montòn de madianitas o amorreos, solemos decir: Palabra de Dios!…¿ Còmo puede ser Palabra de Dios, la eliminación de un pueblo?
Què bonita aquella expresión de Gonzàlez Vuelta: “Para que tu infinitud no nos espante, te regalas en el don en que te escondes “.
A lo mejor ya lo he escrito anteriormente, pero repito esta profesiòn de fe mìa y que tiene sabor a feminismo:
“DIOS-MATRIZ nuestra: Tù nos creas, nos gestas, nos pares, nos amamantas, nos cuidas, nos enseñas.
Tù eres esa presencia misteriosa que nos habita, nos atraviesa y nos envuelve. Sòlo nos invitas a cuidarnos un@s a otr@s y a todo el cosmos con amor”
Hola Luis TROYANO: que no entendamos muchas cosas, que quisiéramos un mundo sin males físicos y humanizado, etc… no conlleva echar de menos un Hacedor perfecto o un Dios Padre. Con ello mostramos que tenemos imágenes de Dios que son proyección de nuestras necesidades y deseos, que nos lo representamos a nuestra imagen.
¿Qué buscamos cuando buscamos a Dios? ¿Protección? Que a cambio de creer en él estuviéramos blindados para la enfermedad, la infelicidad, las dudas? Sería una utilización de Dios.
Que haya desigualdades tan drásticas por haber nacido en un país u otro, sabemos que no es asunto divino. ¿Si hubiera justicia en el mundo echaríamos mano de Dios? ¿Es el mal sólo lo que nos lleva a buscarle?
Hemos de ir desprendiéndonos de la imagen de un Dios que nos sirve para algo. Cuando reflexionamos sobre la condición humana, nos percatamos de que somos vulnerables, estamos inconclusos, pero también perfectibles y capaces de configurar nuestro mundo.
Es duro saber que Dios no nos sirve” para” nada. Pero incorporar a Dios al sentido que vamos dando a nuestra vida, sí puede añadir algo a esta. Quizá no sea más que la fuerza que encontramos para modelar una vida personal conforme a ciertos valores, actitudes. Puede ser aquello más intimo que podemos encontrar en nuestro interior, al estilo de como lo expresaba Agustín de Hipona. ¿No es suficiente?
Creo que la simple gratitud ante la vida es ya vivir con fe. Quien valora la propia vida y la de los otros, está predispuesto a la bondad, a buscar el bien y hacer el bien.
Seguiremos buscando, seguros de que no tendremos conocimiento de si Dios existe y, si hay Dios, cómo sería. Parece más gratificante que la falsa seguridad de quienes creen poseer toda la verdad.
Inicio el comentario enlazando con el debate en el hilo de Marcos.(5 Fotografías de la Fe – 3).
Acoger la fe-confianza de Jesús, su experiencia de lo transparente-inmanente-trascendente, hizo a sus primeros seguidores sentirle vivo en y con ellos, porque Jesús es lo que todos somos en ultimidad. Vivir esa fe-confianza como propia, es ya “vida eterna” es la plenitud del que se vive desde Dios donde ya nada más importa, porque el des-a-ego se hace real. ¿Quién se preocupa sino el ego religioso de lo que le pueda pasar tras la muerte? El que experimenta la vida en Dios y le ve en los otros, en el Misterio en el que todo Es, se vive ya en plenitud, no teme perder su vida inútilmente.
La confianza integradora de Jesús en quien se es, le lleva a una “secularidad” , una desnudez de protocolos religiosos, a una manera de vivir que ignoran sus seguidores, por condicionamientos diversos, muy pronto.
La confianza en lo que es, se vuelve aceptación y acogida de todo en interrelación, sin buscar causas ni intervenciones divinas, mágicas ni puntuales. La oración de petición convencional no tiene sentido, sí verse con humildad y entregarse en común unión o unidad- sin- fisuras a todo y a todos, en la Presencia-Ausencia.
La fe que no necesita afirmarse excluyendo, tanto cristiana como laica, en cuanto confianza, no separa lo religioso heredado de lo laico adquirido no vive separación en la atracción del Misterio-Presencia, hace experiencia de no-dualidad, que le hace desplegarse en humanidad, en un dejar fluir lo que ya Es en uno mismo, sin pertenecerle.
Gracias a todos. Buenas noches.
Un cordial saludo para ti también Maite.
Gracias MAITE por verme con buenos ojos.
Efectivamente es indemostrable que Dios interviene en el mundo, y parece que no, por lo que vemos…
Pero si Dios nos tiene abandonados, ¿Qué Dios es ese?. Es como tener un tío rico en la Habana, que ni tiene tío ni tiene nada.
A veces pido, a quien me oiga…, si me oye lo que creo, las leyes de la física no son impedimento para esa fuerza que da la vida. ¿Quién nos dice, que la misma petición no es ya una fuerza operando en el mundo físico… o mejor metafísico?. Pero lo metafísico subjetivo, tiene correlato físico objetivo, siempre…, mientras que no sea un absurdo.
No se explicar el porqué, pero un maestro Zen respetado por mi, Kodo Savaki, decía que Kanceon Bosatsu, el buda de la compasión, tenia poder. Pues eso, quien te oiga, sea Kanceon, o la virgencita de Fátima. Cada uno se representa al misterio, según su cultura y sus luces.
Que me perdone Juan Luís, al que envío un abrazo. Pero tampoco es demostrable convincentemente el que Dios no actúe en el mundo. Vamos, yo lo veo eso un “contradios…”
La acción de Dios, la veo de la siguiente manera:
Si fuésemos capaces de aceptar la muerte, y vivir siempre concentrados en el instante presente, nos tragaríamos de un trago la vida, desconoceríamos el miedo, conoceríamos la felicidad, y no sufriríamos. Estaríamos cerca de Dios, en este mundo que se nos presenta terrible. No es que Dios se deba adaptar a nosotros, somos nosotros quienes nos hemos de elevar, a ver el mundo desde los ojos del misterio. Entonces viviríamos en otro mundo real, sin abandonar este real, en el que nos movemos ahora. Podríamos decir que la mano de Dios nos protege. Pero no…, es la mano de Dios, que nos ha posibilitado, con nuestro esfuerzo, el acceder a la gloria. En este mundo…
Somos nosotros los que elegimos el infierno o la gloria, en este mundo…
Luis TROYANO, te reconozco mejor en la respuesta que me dedicas que en tus dos anteriores comentarios. Efectivamente, me gusta leerte porque vas por libre (aun así, consciente o inconscientemente forjamos nuestro pensamiento relacionando de diversos modos lo que otros han dejado, no partimos nunca de cero), tienes espíritu crítico, has encontrado por tu cuenta un hacerte a ti mismo que tiene muy en consideración los valores del espíritu y sabes dar cuenta de ello….
Además, pienso que tu perfil encaja muy bien en Atrio.
Tanto las opiniones como las tesis se pueden debatir. En cambio, que lo que llamamos Dios o Misterio o Fundamento intervenga en el tiempo o en nuestras vidas se puede creer (distingamos entre creencia y fe), pero no demostrar, por eso he dicho que es improbado e improbable. Aunque digamos que nada ocurre por casualidad, aunque encontremos mucha lógica en ciertos acontecimientos y nos cuadren todas las piezas del puzzle, no llamemos a eso providencia. Tanto a título individual como colectivo, somos el resultado de la historia de nuestras decisiones, más las circunstancias de toda índole, biológicas y de impronta humana que podamos considerar.
Un cordial saludo.
La palabra religión, lleva consigo, a lo largo de la historia:
“Pertenencia a” y en consecuencia, aceptación de unas normas y creencias, y ya sabemos como se explica la Escritura desde estos ¿movimientos?
Para mí, fe, es, optar por un camino en la vida, animado desde una realidad vivida por “alguien” con una total armonía, entre lo que proclama y vive, y en nuestro caso:
“Jesús el Galileo”
Fe es, como la fuerza que emana de su historia, y nos anima a seguir sus pasos, en la medida de nuestra opción personal, de hacerlo centro de nuestro caminar, aquí y ahora.
Pegaditos al suelo, mirando cuanto nos rodea, desde ese Mensaje y Vida que nos dejó como muestra.
Jesús, no dijo “pedid que las cosas que hacemos mal, sé “solucionen” sino, ir y haced lo que os digo, y el Reinado Nuevo se pondrá en marcha ¡ya está aquí!
Es cierto quedijo “pedid y recibiréis, llamad y se os abrirá…” ¿Qué debemos pedir? ¿Qué el hambre se solucione, porque Dios interviene? ¡No!
¡Dadles vosotros/as de comer, beber, vestir…!
El ser humano, en todas las partes el mundo, descubrimos, que tiene un sentido de “algo” superior, mayor, inexplicable… ¿Es Dios – Misterio – Esencia?
Fe, (desde mi corto entender) es creer, como Jesús creyó, que:
“Otro rostro de Dios es posible, otra “religión” es posible, otra pueblo de Dios es posible; y creer (en nuestro caso) que siguiendo el proyecto de Jesús ¡es posible!”
Fe es, esa fuerza que cada ser humano, “descubre” no sabe muy bien donde, e impulsado por: ¡como Jesús lo realizó!
Esa “remembranza” nos fortalece, nos anima, nos empuja, sabiendo que nos dijo:
“¡Estaré con vosotros!”
No en una presencia ¿mágica? Sino, en ese amor que nos despierta, nos impulsa, arropa, consuela, acompaña.
Fe, para mí, no es esperar una vida futura (la expliquen como la expliquen) sino confiar, que lo fundamental es:
¡Vivir (intentarlo al menos lo mejor posible) como El vivó, lo que suceda después ¡nadie lo sabe!
Sea lo que fuere, si es, será un don, o consecuencia del designio del creador para toda la creación.
Eso no quita fuerza, a una interioridad intensa, un abandono creativo y luchador al mismo tiempo, y una fe, en que si de verdad, viviéramos como El vivió:
¡¡¡Cambiaríamos este egoísta mundo!!!
mª pilar
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Maite Lesmes:
Gracias por tu interés por lo que escribo aquí. Es alentador saberlo, tratándose de una persona como tu. (Por lo que te conozco).
No se hasta que punto soy agnóstico o soy creyente, ni me importa para nada encasillarme. Yo soy el que soy…
Como puedes comprobar, escribo a titulo personal, doy mi opinión, digo lo que creo y doy mis razones. Aunque no siempre la explicación acompañe sucesivamente a la creencia.
A fin de cuentas, al menos en teología, todo es creencia. La providencia es improbada científicamente, pero no se porqué ha de ser improbable. ¿En que te basas?.
Y bien pensado, soy agnóstico, no pertenezco a religión alguna. Pero no soy ateo, porque creo fervientemente el algo numinoso e inefable, que para entenderme y comunicarme lo simbolizo en El Gran Misterio. Pensar así, no me convierte en creyente, sino integrante de los laicos que contamos con un tesoro que es la espiritualidad, en este mundo nuestro nihilista.
Yo emito una opinión. Juan Luís emite una tesis. ¿No se puede discutir una tesis?.
Mi pensamiento es libre. Unas veces coincidiré con la mas tradicional teología y en otras, me toparé de frente con esta teología.
Gracias Antonio, es bueno volver a sentir a Juan Luis tan cerca. Me parece genial que nos invites a traer a Atrio la experiencia de su cercanía. Creo que en este momento su compañía nos va a resultar confortante. Los que hemos tenido la oportunidad de compartir con él su vivencia de fe `secular’ bajo la luz de su mirada profunda no podemos menos de volver una y otra vez a lo que aprendimos de él.
Es cierto que en los diálogos más recientes de Atrio se venía notado un cierto desacuerdo entre la fe de un Jesús plenamente humano, tal como aparece en Marcos, y una fe religiosa que trasciende lo humano y que anima la vida de miles y miles de personas por todo el munco, sean o no sean cristianos.
Por una parte José Ignacio Calleja (a quien Antonio Duato cita como Carvajal ?, creo ) no se resiste a manejar dos conceptos de fe. Salvador Santos nos dice que “la fe se identifica con la adhesión al proyecto de Jesús. No se define, por tanto, como una disposición interior o un convencimiento espiritual, sino como una praxis”.
Me pregunto si esos distintos conceptos de fe no serán más que limitaciones del lenguaje que al intentar volverse más simple usa las mismas palabras para cosas distintas. ‘Fe’ ha significado a través de la historia montones de cosas: “has perdido la fe”, “no tienes fe”, “la fe no te permite hacer eso o lo otros” y luego “los infieles”.
La pregunta de Duato se podría poner también así: ¿Está cerrada la secularidad a la fe o sólo a una cierta fe que pone como esencial la intervención de Dios en la historia?
Por secularidad entendemos que lo sagrado cede el paso a lo profano, lo religioso se convierte en secular. Se da históricamente cuando el hombre descubre que la razón era suplantada por la fe negando así la autonomía de lo humano y de lo secular. La religión controlaba a su manera el concepto mismo de realidad que venía a ser interpretado a su manera por ella. Lógicamente la fe que acompaña a lo ‘religioso’ es distinta de una la fe que nos acerca a Dios dentro de lo secular y no desde lo sagrado.
Aquí yo le preguntaría a Salvador Santos si la fe de Jesús cuando interpela a los discípulos diciéndoles “Tened fe en Dios” (Mrc. 11,22) no será ya la fe desde lo secular. Creo que Luis Troyano la entiende así cuando dice que la de Jesús no es una fe “tapa agujeros”.
Sin esa fe en Dios para muchos de nosotros nuestra propia identidad se tambalea. Segun dijo alguna vez Enrique Martinez Lozano: “nuestra propia identidad se nos vuelve problemática, al percibirnos como seres separados frente a los otros e incluso frente a Dios, nuestra verdadera Identidad, unitaria y compartida, que sencillamente se expresa y manifiesta”
Un texto de Juan Luis que nos vendría bien aquí sería:
“Cómo nace mi nuevo paradigma”, es una sugerencia
Abrazos
Héctor
El DRAE al definir secularidad la contrapone o bien a lo eclesiástico o bien a lo religioso. Y sobre la fe hay tantas definiciones como creyentes.
Desde la religión cristiana creo que no debería haber contraposición entre ambos conceptos. Si Jesús puso más empeño en la praxis que en las teorías y él vivió a contrapié con la religión y con la clase sacerdotal, creo que para los y las seguidoras de Jesús no debería haber dudas en este terreno.
Es más fácil una fe evasiva y espiritualista que una fe incardinada en el día a día y en todas las circunstancias. Cuando pienso que la verborrea de los templos se evapora cuando la gente abandona los mismo y sale a la realidad. Se abusa demasiado de lo que Dios quiere, desea, espera, prohíbe, condena, etc. etc., en ocasiones se confía a Dios cuestiones que nos corresponde a nosotros. Y aquí entraríamos en qué tipo de dios nos hemos fabricado.
Por tanto es cuestión de precisión en los conceptos, aunque los seguidores de Jesús tenemos claro que la prueba del nueve la tenemos en la coherencia entre fe y vida.
Luis TROYANO, me interesan tus intervenciones, pero en las de hoy no reconozco al agnóstico que pensé eras. Tanto en tu primera intervención, donde al decir “Gran Misterio” se puede poner “Dios”, del que afirmas cuida de nosotros como cuida de los animales y plantas (tradicional concepto de “Providencia”, improbado e improbable), como en tu segunda intervención, manifiestas creencias, sin posibilidad de argumentar.
Así, escribes “Dios interviene en el mundo. ¿Y la inmanencia de Dios?. Dios es trascendente e inmanente. Lo que ocurre es que no interviene tal como nosotros entendemos y queremos debería intervenir”. Si no se puede afirmar en verdad que Dios existe, ni conocer cómo sería Dios, salvo por la via negativa, me choca, en un buscador como tú, afirmes categóricamente que Dios interviene en el mundo y que es trascendente e inmanente”, conceptos tan manidos en la teodicea y teología tradicionales como el de providencia.
Todo eso lo puedes creer, pero no afirmar por una razón abierta.
Tanto el Instituto Fe y secularidad, como mi querido y admirado amigo Juan Luis HERRERO, han intentado conciliar razón y fe, depurando ambos polos.
Le debo mucho a Juan Luis. Su deconstrucción del montaje elaborado durante siglos por la ICAR (desde su explicación mítica de la creación hasta el mito de la redención, la acción salvífica de los sacramentos, la transustanciación, etc..) tan clarividentemente expuesta, como su tesis sobre la no intervención de Dios en la historia ni en la conciencia humanas, me han ayudado enormemente a depurar mi fe, tanto como mi razón y libertad.
A quienes no hayan leído los posts de Juan Luis por haberse incorporado recientemente, les invito a reflexionar y rezar con ellos o con su magnífico libro “Religión sin magia”, ed. El Almendro, traducido recientemente al francés por ed. Golias.
“¿Puede haber coherentemente Fe en el Misterio Último dentro de un contexto plenamente secular que no atribuya a intervenciones divinas acontecimientos históricos?”
Dios interviene en el mundo. ¿Y la inmanencia de Dios?. Dios es trascendente e inmanente. Lo que ocurre es que no interviene tal como nosotros entendemos y queremos debería intervenir.
Los antiguos adoraban al Sol. El Sol es la mejor metáfora de lo que es Dios. Una fuerza que da vida. ¿Y la muerte?. Ah…
Por otro lado, sin la muerte, no sabríamos lo que es la vida. Sin la sombra, no distinguiríamos al Sol.
“¿Se contrapone Fe y Espiritualidad auténticamente cristiana y esa Fe y Espiritualidad secular o laica?”.
Desde mi modo de entender la espiritualidad, a saber:
Que existe el Gran Misterio que nos transciende y que cuida de nosotros como cuida a los animales y a las plantas.
Que han existido miles de pioneros congéneres nuestros, que han podido vislumbrar y conocer la grandeza de ese Gran misterio, son los místicos.
A partir de estas dos premisas, para mi incuestionables, me acerco a la figura de Jesús. Obviamente veré a Jesús, como místico que ha conocido la magnificencia del Gran Misterio.
Mi concepción de la espiritualidad es completamente laica, pero creo que tengo fe, porque creo en el Gran Misterio. Lo que ocurre es que acepto a Jesús, en tanto en . cuanto místico realizado. Uno con Dios, pero solo es un hombre, con la misma grandeza que cualquier humano tiene. Lo que ocurre es que Jesús, ha desarrollado todas las posibilidades de grandeza que todo humano tiene en potencia, y la inmensa mayoría de nosotros no las hemos desarrollado aún, repito; a pesar de tenerlas en potencia, tal como las tuviera Jesús.
Me vale la figura de Jesús como referente de un pionero de nuestra especie que fue capaz de lo mas importante, pulir el diamante en bruto que todos llevamos en nuestro interior. Y del brillo del diamante, se beneficiaron los que le conocieron y trascendió en la historia humana hasta hoy. Fue Grande, inmensamente Grande. Y todos nosotros, como el, podemos ser Grandes, inmensamente Grandes. Esta es la grandeza del genero humano. En lugar de ser pequeños que lastimeramente le pedimos al Grande. Debemos ser conscientes que en nosotros está el germen de la misma grandeza alcanzada por Jesús. Y que frente a la búsqueda de ese “Eldorado” palidecen las estúpidas metas que nos propone nuestro ego.
Solo con entender así como propongo a Jesús y la espiritualidad, hacemos un salto de gigante en lo referente a la concepción de nuestra dignidad humana.
Jesús así, se convierte en hermano mayor a imitar, no en imagen “tapa agujeros” a la que le lloramos lastimeramente. (Se entiende que en determinadas circunstancias de nuestra vida, le lloremos a lo que sea…).
Entonces visto a Jesús como referente, cobra menos importancia la palabras de los evangelios, porque lo importante es el “testimonio” el ejemplo, y la brecha hecha por un pionero para que los humanos la transitemos. Jesús, como el Buda, desbrozó un camino selvático, los descendientes a estos dos gigantes del genero humano, al menos sabemos a donde podemos llegar.
Si entendemos la espiritualidad como experiencia de lo numinoso, entonces las palabras, aunque sean las de los evangelios, tienen importancia, si, pero nada comparable con la vivencia de eso numinoso inefable. Y vivencia, “escrita” por ti…
Resumiendo: Jesús, si. Del modo que apunto. Religión cristiana, no. Porque…, sin extenderme. ¿Acaso el cristianismo, no es un compendio de temas magico-miticos?.
Está cerrada la secularidad a la religión o sólo a una cierta religión que pone como esencial la intervención de Dios en la historia?
¿Puede haber coherentemente Fe en el Misterio Último dentro de un contexto plenamente secular que no atribuya a intervenciones divinas acontecimientos históricos?
¿Se contrapone Fe y Espiritualidad auténticamente
No, no! Esto es más bien al revés, o sea; es la religión quien suele cerrar el paso al secularismo,
Claro que la puede haber, si no hay fe no puede haber ni primero ni último.
¿Por qué se debería de contraponer?
Miren: bajo mi punto de vista “están volando muy alto” cuando la realidad es que nuestros pies están bien puestos en la tierra, y nuestras frentes muy sudorosas para ganarnos el pan de cada día, por lo que es desde ahí donde debemos de intentar dar respuestas a los problemas del dolor; del hambre, set,,, en definitiva injusticias de toda índole, lo demás,,, lo demás ya se nos dará por añadidura (…)
Antonio, muchas gracias por esta iniciativa. Sólo decir, por el momento, que me ha gustado mucho tu trabajo de equipo con el maestro Légaut. Recomiendo relerlo muy despacio, saborearlo.
Un fuerte abrazo.
Fe es luz sobre la perspectiva vital y los consiguientes pasos que induce son la praxis. Ni sobre la fe ni sobre sus consecuencias es posible tener ideas adecuadas; sólo aproximaciones y sin coordenadas fiables de orientación!
Se es o no se es.- Ojo con las capicúas que van o vienen y en el camino se detienen.
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¡COMPAÑEROS!
El “trompa”
quiere
hacernos “laburar”
¿Que le vamos a hacer?
¡Manos a la Obra!
¡Vamos todavía – Oscar.