Hoy reproducimos y presentamos a debate una Carta Abierta a Benedicto XVI y a todos los que se empeñan en definir el celibato obligatorio como un “valor sagrado”. Esta firmada por un grupo de mujeres que han mantenido o mantienen relación sentimental con algún sacerdote o religioso. No practican victimismo. Pero descubren un problema, más extendido entre el clero que el de pederastia, ante el que la actitud de la jerarquía sigue vergonzosamente cerrando los ojos.
La ocasión del escrito son las palabras pronunciadas el domingo, 12 de marzo de 2010 por el Papa con ocasión de los escándalos de pedofilia por parte del clero:
“El horizonte de la pertenencia ontológica a Dios constituye el marco adecuado para comprender y reafirmar, también a nuestros días, el valor del celibato sagrado, que en la Iglesia latina es un carisma requerido para el Orden sagrado y es tenido en grandísima consideración por las Iglesias Orientales”, dijo el Pontífice en el congreso sobre “Fidelidad de Cristo, fidelidad del sacerdote“.
“El celibato es auténtica profecía del Reino, signo de consagración con corazón indiviso al Señor y a las ‘cosas del Señor’, expresión del don de sí a Dios y a los demás. La vocación del sacerdote es altísima, y sigue siendo un gran misterio para cuantos la hemos recibido como un don. Nuestras límitacioes y nuestras debilidades deben inducirnos a vivir y a custodiar con profunda fe tan precioso don, con el que Cristo nos ha configurado a sí mismo, haciéndonos partícipes de su misión salvífica”.
Al Papa Benedicto XVI:
Quién escribe es un grupo de mujeres, de todas las partes de Italia, que han vivido o viven todavía ahora la experiencia de una relación con un sacerdote o un religioso. Estamos acostumbradas a vivir en el anonimato esos pocos momentos que el sacerdote logra otorgarnos y vivimos diariamente las dudas, los temores y las inseguridades de nuestros hombres, supliendo sus carencias efectivas y sufriendo las consecuencias de la obligación al celibato.
La nuestra es una voz que ya no puede seguir siendo ignorada, a partir del momento en que escuchamos que se reafirma la sacralidad de lo que no tiene nada de sagrado, de una ley que se conserva sin atender a los derechos fundamentales de las personas. Nos hiere el desprecio con que desde hace siglos y en declaraciones recientes se trata de silenciar el grito de hombres y mujeres que sufren en el sudario ya rasgado del celibato obligatorio.
Intentamos reafirmar –aunque ya gran parte de los cristianos lo sepa– que esta disciplina no tiene no nada a que ver ni con las escrituras en general, ni con los Evangelios en particular, ni con Jesús, que de ello jamás habló.
Todo lo contrario. En cuanto podemos saber, a Él le gustaba rodearse de discípulos, casi todos casados, y de mujeres. Nos diréis que también Jesús vivió soltero y el sacerdote simplemente se configura a Él con su elección. Está bien, una elección. Pero una norma no puede ser nunca una elección, si no es forzando su sentido. Si además se la define como carisma, no puede por tanto a ser impuesta ni exigida, mucho menos por el Señor, que nos ha querido libres, porque el amor es libertad, desde siempre.
¿Es, por lo tanto, razonable pensar que Él pretendiera negar ciertas expresiones de amor y libertad a algunos de sus discípulos?
Son bien sabidas comúnmente las razones que, con el tiempo, impulsaron a la jerarquía eclesiástica a introducir esta disciplina en el mismo sistema jurídico canónico: el interés y la conveniencia económica. Después, a lo largo de los siglos, todo ha sido adobado con una cierta dosis de misoginia y de hostilidad hacia el cuerpo, las pulsiones psicológicas y sus exigencias primarias.
Es por tanto una ley “humana”, en el sentido amplio del término. Y hay que partir de esta evidencia, para preguntarse si, como en todas las leyes humanas, en un cierto momento histórico, no sera necesario volverla a plantear y modificar o incluso, cómo deseamos, a eliminarla del todo.
Para hacer esto, es necesaria mucha humildad, mucho valor, el de desligarse de las lógicas del poder para descender con sinceridad al el mundo de los hombres al que, guste o no, también pertenece el sacerdote.
Citamos a Eugen Drewermann (“Clérigos. Psicodrama de un ideal”, Trotta, 1995),:
“Según la ideología teológica la persona del clérigo individual se parece a a un cubo de agua: es necesario vaciarlo completamente de su contenido para rellenarlo nuevamente hasta el borde pesar de todo lo que a los superiores eclesiásticos parece conveniente. De esta manera se neutraliza toda la esfera de los sentimientos humanos a favor del decisionismo del poder. De todo la gama de posibles relaciones humanas sobrevive sólo un tipo de relación: la que corresponde al orden y la sumisión, el ritual del amo y el sirvo, la abstracción y la reducción de la vida al formalismo de la observancia de determinadas instrucciones”.
No es un asunto de tener más tiempo para dedicarlo a los otros, como expresa la más repetida entre las innumerables frases que utilizan los que afirman que el clérigo no deba y no pueda tener una compañera, sino más bien el rechazo de la idea de que él pueda disfrutar de de una presencia sentimental más íntima y personal, a veces incluso de las mismas amistades.
De hecho, continúa Drewermann,:
“la identificación obligatoria con el papel profesional no le permite vivir a uno mismo como persona y no le queda otra posibilidad que fingir el calor humano, la cercanía emocional, la comprensión pastoral, la empatía, haciendo simulaciones, en vez de para vivir de manera auténtica”.
Según esta visión institucionalizada, el sacerdote se realiza en su ministerio, a través del orden sagrada, solo como soltero y para toda la vida. Pero la decisión presumiblemente libre de un joven muchacho, el entusiasta con la gran propuesta que piensa haber recibido, no presupone que su profunda adhesión al mensaje de Jesús no pueda crecer, madurar, cambiar e incluso se exprese mejor, a un cierto punto, a través de un presbiterado casado. Simplemente es esto lo que sucede, lo que no se está en condiciones de ver ni de valorar plenamente.
Una elección de este tipo no puede ser inmutable, y no se trata ni de una traición ni, mucho menos, de una caída o una infracción, porque el amor no va en contra del amor. Y el sacerdote, como cualquier ser de humano, tiene necesidad de vivir con sus semejantes, de experimentar sentimientos, de amar y de a ser amado y también de confrontarse profundamente con el otro, cosa que difícilmente está dispuesto a hacer por temor de exponerse al peligro.
Tras la cortina del dicho y no-dicho, esto es lo que estamos viviendo. Y ‘como si este sistema eclesiástico, con sus reglas, lograra aprisionar la parte más sana de todos nosotros.
¿Qué sucede, de hecho, si el sacerdote se enamora? Puede escoger:
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1. Sacrificar las propias exigencias y los propios sentimientos, así como los de la mujer, a favor de un “bien más grande” (¿cuál?)
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2. Vivir la historia en clandestinidad, con la ayuda y la complicidad de los mismo superiores a veces; es suficiente que no se llegue a saber y que no de dejen vestigios (es decir, hijos)
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3. Tirar la sotana, expresión usual que define la elección de alguien que no puede más, es decir, de un traidor.
Cada uno de estas opciones les provoca un dolor grande a las personas implicadas, que, vayan las cosas como vayan, tienen mucho que perder.
¿Y cuáles son las opciones de la mujer?
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1. Inmolar las propias exigencias y los propios sentimientos a favor de “un bien más grande uno” (en este caso, el bien del sacerdote)
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2. Aceptar vivir la historia en secreto, pasando el resto de su vida a la espera de que el sacerdote pueda dedicarle algún pellizco de su tiempo, momentos robados, sacrificando el sueño de una historia junto a un hombre “normal”
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3. Soportar el peso de quien obligó al sacerdote “tirar la sotana “, aparte de compartir el peso de su presunto “fracaso”.
Un sacerdote que se sale es considerado como “el que no logró llevar adelante la gran renuncia necesaria “, y por lo tanto de algún modo esmarginado. Y esto es una cosa difícil de soportar, para uno que está convencido a ser “un escogido, uno que recibió una llamada especial”, un Alter Christus, que con un gesto solo de las manos consagra, transforma la naturaleza de las cosas … que perdona, que salva!
¿Es posible renunciar a todo esto? ¿Y para qué?
Para una vida normal de la pareja, que suena a asunto banal en comparación con los poderes que el “funcionario de Dios” puede ejercer a través del orden sagrado.
Y, sin embargo, una de las frases más recurrente de los sacerdotes a sus “compañeras”, lo resume en pocas palabras: “te necesito para ser lo que soy“, es decir, un sacerdote.
¡No se asombre, Santidad! Para lograr ser testigos efectivos de la necesidad del amor tienen necesidad de personificarlo y vivirlo plenamente, de la forma que su naturaleza lo exige. ¿Es una naturaleza enferma? ¿Trasgresora?
Si se entiende bien, esta expresión manifiesta la urgencia de ser también parte de un mundo a dos, de poder ejercitar ese derecho natural y fundamental de quien a menudo la iglesia institucional habla en la solemnísimas y latinas encíclicas, reservado claramente únicamente a los laicos, y negado a los clérigos, que llegan a ser tan sobrenaturales, tal separados de los todos los otros, que no logran ni distinguir lo que les rodea.
¿Pero es posible que Usted no logre ver que el sacerdote es un ser dolorosamente solo? Tiene un montón de cosas que hacer, que le llenan el día y le vacían el corazón. A menudo ni se da cuenta de ello, aprisionado como está de las liturgias y de los deberes de su oficio. Y puede suceder que entre sus conocidos haya una persona un especial que parece, ya desde la primera mirada, hecha expresamente para calentarle el corazón, completando y enriqueciendo también el ministerio. Y esto es simplemente lo que sucede frecuentemente.
Pero la disciplina eclesiástica le dice “No, tú has sido escogido para algo mucho más grande”. Y se siente culpable, porque és no es capaz de imaginar algo más grande de lo que está experimentando. Pero se fía de la obediencia que ha prometido, penando que representa la voluntad de Dios, su plan para él y para los que son como él. El heroico célibe vuelve por lo tanto al estrado de una institución que lo pretende así y que incluso ha dispuesto ya una promoción a cambio de la necesaria separación.
¿Y todo esto ruina en el nombre de qué amor?
Lo que hace ocultar, lo que hace renunciar, lo que hace mal, no es el amor del Padre. Citamos finalmente una conclusión de Drewermann:
“El Dios de quien hablaba Jesús quiere precisamente lo que la iglesia católica hoy teme más que nada: una vida humana libre, feliz y madura, que no nace de la angustia, sino de la confianza obediente y que es liberado de las limitaciones de la tiranía de una teología tradicional que prefiere buscar la verdad de Dios en las escrituras sagradas antes que en la santidad de la vida humana”.
Antonella Carisio, Maria Gracia Filippucci, Stefania Salomone… junto a otras … también en nombre de todos quienes sufren a causa de esta ley injusta.
[Tomado de www.ildialogo.org]
Las atrocidades del celibato obligatorio y el mundo de hipocresías que genera en la iglesia católica: Conozco un sacerdote católico que trabaja maravillosamente en un pueblo alejado de la capital de la provincia: Tiene su pareja, una profesional en la salud que ha creado en el pueblo un centro de salud y atiende gratuitamente los problemas de salud de todo el pueblo con la ayuda de una ONG. El sacerdote y su pareja son muy queridos por el pueblo por que han contribuido enormemente al progreso integral de todo el pueblo. Pero, el obispo de la región que se ha enterado de la situación del sacerdote lo hizo llamar al obispado para decirle al sacerdote que lo oculte a su pareja, que lo lleve a otra ciudad, no pueden estar los dos en ese pueblo, de lo contrario que renuncia al sacerdocio. El pueblo enfurecido, contra el obispado le ha declarado al obispo persona enemiga del pueblo y han decidido que no dejaran salir del pueblo tanto al sacerdote como a su pareja. ¡Qué pasa con esta trasnochada Jerarquía de la Iglesia católica?…hasta cuando esta estupidez del celibato sacerdotal obligatorio?
Hola a todos!
Estoy en pareja con un sacerdote desde hace algunos años. Nos amamos y tenemos un hijo. Por mi experiencia puedo decir que no hay ningun impedimento en que un sacerdote tenga una familia y cumpla con sus funciones ministeriales. Mi amor en casa cocina, lava, ordena y atiende a nuestro hijo de la misma forma que yo, a la par, organizamos nuestros gastos, proyectamos a futuro, somos una pareja normal puertas adentro. Luego cada día cada uno de nosotros sale a sus tareas diarias: yo a mi trabajo y él a sus enfermos, sus reuniones, sus jóvenes, sus comedores, a la escuela, catequesis y misas, etc, etc. A veces llega mas temprano y cocina él, y cuando llegamos con mi hijo tomamos mate, jugamos con nuestro hijo, miramos tele… Otras veces nos toca esperarlo…en fin… normal. Contra: La clandestinidad: muy poca gente sabe de nosotros y pocas cosas podemos compartir como familia en público. Si el celibato fuera opcional, yo podría también acompañarlo en su tarea (por ahora solo colaboro buscando cosas por internet, haciendo algunas impresiones, dandole tal vez alguna opinión para una homilia) pero sería mas lindo poder compartir con él y con nuestro hijo en la comunidad! Ojala se pueda por lo menos empezar a debatir sobre este tema. Saludos y buen fin de semana!
Veo muy dificil que la iglesia catolica elimine el celibato porque muchos son hombres acostumbrados a andar con la una y la otra sin importar si son solteras o casadas es mas algunos se especializan en acabar con hogares, por eso para ellos el celibato es una fachada para ocultar sus porquerias.Muchos sacerdotes se le acosttumbra ver con jovenes mostrando sus tendencias homosexuales aprovechandose de la amistad que les ofrecen y que trizteza de aquellos que se las pasan en ciertos lugares consumiendo polas hasta altas horas de la madrugada llegando al punto de terminar una eucaristtia y salir a consumir licor o de llegar a celebrar las eucaristias embriagados sin importarles la opinion de sus comunidades.
Cordial saludo,
Es un tema complicado…pero creo que los sacerdotes deberían casarse con una sola mujer y tener sus hijos, todo esto fundamentado en el amor de Dios (Sirviendole a él y a los demás). Para muchos del común es un horror y un pecado gravisimo que un sacerdote tenga otra vida, sólo los critican y no entinden lo que dijo una vez el Expadre Alberto Cutie “Debajo de la Sotana tienen pantalones”, son seres humanos como todos nosotros que sienten, es de la naturaleza sentir y amar al otro, así que creo que es hora que La Inglesia Católica permita que sus sacerdotes se casen y sean felices dando sus testimonios de vida. De lo que si no estoy de acuerdo, es que un sacerdote ande con muchas mujeres a la vez, dañando matrimonios, haciendo que muchos niños sena abandonados por sus madres y lo que es peor que sean Gay!!, eso si no me gusta y sé que en mucho lugares del mundo hay sacerdotes Gay…que mantienen con niños y jovenes haciendoles daño, a esos sacerdotes deberían castigarlos y expulsarlos sin ninguna contemplación.
Dios no ayuede y permita que La Iglesia Católica en cabeza del Santo padre Benedicto, tomen una decisión al respecto y no se sigan negando a la problemática que se genera por este tipo de temas, recordemos que en ningún lugar de la Santa Escritura dice que un Sacerdote no puede tener una esposa, es mas dice que el sacerdote debe tener una esposa, hijos y nunca vincularse a Postritutas, en conclusión…debe vivir en un hogar que dé testimonio de vida y testimonio que Dios habita en ellos.
soy una mujer que está en pareja con un sacerdote desde hace muchos años. Soy casada y divorciada y tengo dos hijos. Mi historia es parecida a la novela ” El pájaro canta hasta morir”, he sufrido mucho y sigo sufriendo la discriminación que se siente en la iglesia por las mujeres, es terrible la hipocresía que existe, por un lado hablan de amor y por otro maltratan a nivel psicológico, moral, social. Parecemos hijas del demonio y ” no es así!!!” Somos personas que sabemos mejor que ellos lo que es el amor es decir: sabemos amar de verdad, sin condicionamientos y sin egoísmo. Pero en fin, ojalá podamos unirnos todas las mujeres en una voz para llegar a la sociedad, no al Papa que es un intransigente y no va ceder ni en un millón de años. Hay que hacer un llamado a la sociedad toda, para que despierte a una realidad que parece ser más grande de lo que uno cree. Así entre todos, hombres y mujeres, podamos luchar contra esta enfermedad que es la MENTIRA. Gracias!!
Este tema está caliente y no debemos dejar de presionar por todos los lados para que la jerarquia abra el abanico de nuevas posibilidades para vivir el ministerio sacerdotal. Conozco un sacerdote que tiene tres hijos con tres mujeres diferentes. Abogo por el celibato opcional. Pero el sacerdocio casado debe ser igualmente una vocación cultivada con mucho cuidado, porque conozco amigos curas que se han salido para casarse y ese matrimonio no ha durado y luego han quedado resentimientos en la pareja y unos hijos desprotegidos y el exsacerdote no encuentra trabajo para sostenerse. Abogo igualmente por el sacerdocio de las mujeres, estas son la mayoria en la iglesia.
Asimismo los invito a reflexionar en los casos de pedofilia y homosexualismo.. Ellos no son a causa del celibato sino a causa de problemas del individuo y estos son minoria en la iglesia y este fenomeno se percibe igualmente en todas las organizaciones humanas.
Un artículo increíble, muchas gracias. Soy sacerdote y tengo la esperanza que me toque vivir una iglesia así, una iglesia que permita que nos casemos y sigamos ejerciendo nuestro sacerdocio. Realmente sería una riqueza enorme una experiencia así, inclusive estoy seguro que cambiaría la participación de la mujer dentro de la iglesia de una manera más activa y me refiero a las mujeres esposas de sacerdotes. Que Dios nos siga iluminando y nos permita seguir dando testimonio de entrega y amor.
Hay que abolir el celibato. como puede ser que aceptaron curas casados anglicanos que hoy estan en la iglesia catolica y a los demas se les impone celibato y la libertad. Basta de hipocresia. A que le temen son personas que podrian cumplir perfectamente las mismas funciones como hasta ahora.
Al menos que yo sepa, de las Iglesias de rito grecocatólico, tanto las unidas a la Santa Sede como las ortodoxas, no han trascendido casos de pederastia a la opinión pública perpetrados por su clero, que es mayoritariamente no célibe, salvo los monjes y obispos, que sí han de ser célibes.
La pederastia se da en la Iglesia católica de rito latino, y se da en otras denominaciones cristianas protestantes, incluso porcentualmente en mayor medida que en la Iglesia católica.
Este dato -de ser cierto, claro- ¿es una simple coincidencia o puede revelar algo más que una simple coincidencia. ¿Puede que haya alguna relación entre un celibato mal asumido, mal organizado interiormente, mal asimilado, y la práctica de la pederastia que, no obstante, preciso es reconocerlo, no alcanza ni el 1% del clero católico, sin que tal cifra sirva por otra parte para restar importancia al drama que es la pederastia?
Creo haber leído que Evo Morales le ha pedido al Papa no sólo la eliminación del celibato obligatoria sino la ordenación de las mujeres. El Papa lo habrá oído, que no escuchado, como el que oye llover.
El celibato y la ordenación de las mujeres para el sacerdocio van unidos. El sacerdocio es cosa de hombres, el celibato es la exaltación de la privación de la sexualidad y por tanto es un desprecio hacia la mujer con la que el hombre podría convivir. Es una sórdida cuestión que se enaltezca como cualitativamente superior la privación de la sexual al ejercicio de la misma. Es pura sordidez despreciar a la mujer para el sacerdocio porque no es digna de ello. Es un anacronismo que las religiones en general y la católica en particular estén actuando de esta manera tan absurda.
Y, encima, tienen la desfachatez de calificar el sacerdocio como el carisma del servicio… Ya dije en mi anterior comentario que las mujeres siempre hemos servido: a nuestros hijos e hijas desde que nacen, al marido de por vida pues algunos, en otros tiempos, no sabía ni donde estaba la cuchara para comer la sopa, no digamos otros menesteres (afortunadamente esto está cambiando), hemos servido a las y los enfermos de la familia, hemos servido a los mayores de la familia, como tenemos mayor esperanza de vida, nos ha tocado servir al marido en su vejez, a los nietos y nietas cuando lo necesitan, en las organizaciones caritativas hay más mujeres que hombres, somos las que hemos limpiado los templos, lavado los manteles o los ornamentos del sacerdote, ¿Qué más hay que hacer para demostrar que sabemos servir? Quizá los que decidan sobre esta cuestión deben exigir que sigamos bajo su custodia y sigamos siendo sumisas. Por eso este tipo de sacerdocio no es apto para las mujeres del siglo XXI.
Lo que no quita que se reconozca el derecho de que aquella mujer que desee ordenarse sacerdotisa, la dejen que lo haga. Es cuestión de derechos no tanto del tipo de sacerdocio. A mi no me gustan los ejércitos, pero me alegro de que se le haya reconocido a las mujeres el derecho a pertenecer a ellos. Pues los mismo. La mujer no debe estar discriminada ni un minuto más.
Ana resalta esta frase de Iñaki…”Si el carisma del sacerdocio es el de ser “SEVIDOR Y ÚLTIMO”,…”
Yo la vuelvo a retomar, porque se da toda ella en lo que la mujer ha cumplido desde que Jesús la restituyó, hemos sido las SERVIDORAS FIELES, Y NOS HAN PETRECHADOS DESDE QUE MURIÓ EL MAESTRO AL ÚLTIMO ESCALAFÓN…
Hemos SERVIDO, pacientemente a esta ICAR.S.A creyendo que lo hacíamos a D*s, ya despertamos del letargo y el Prozac que nos dieron.
Retomemos nuestra vida sin que debamos estar sometidas a nadie ni dentro de la ICAR, ni fuera de ella.
Vosotras Mujeres sois personas que os habéis enamorado de un hombre, si este correspondió, solo eso cuenta porque el carisma y la profesión no os deben seguir subyugando.
Leo este texto y vuelvo a ver que seguís con la mentalidad de mujeres de curas, y eso no es lo que os devolverá la visibilidad ni a vosotras ni a ellos, porque este no es el Camino.
Me duele que aún sigáis pensando o sintiendo este dolor, que os hace decir que el vuestro es más numeroso que el de aquello crímenes de los jerarcas hacia los indefens*s niñ*s o mujeres, y sin embargo aún no se han pronunciado sobre él.
Creo que decir esto, ya conlleva que seguís pidiendo perdón, o necesitáis del reconocimiento por parte de esta jerarquía,.
¿De verdad necesitáis que un viejo que está a punto de ir de viaje, y que ha primado toda su vida sobre el sufrimientos de personas, reconozca algo de los que ellos en la mayoría no se han privado?
Las amistades particulares de los santos padres… hipócritas avaros que han sumado riquezas a costa del dolor y la credibilidad de personas y sobre todo de mujeres.
No digo esto con ánimo de ofender, porque no necesitáis que nadie os diga donde estáis, sois vosotras las que debéis decidir donde no estar, y creo que dentro del redil de la Jerarquía por supuesto ¡NO!
ESTIMADOS HERMANOS
Acabo de leer la peticion de acabar con el celibato del Presidente Evo Morales. Algunos diran muy atrevido de parte del presidente, pero creo que Evo sutilmente esta hablando de la realidad de Bolivia.
A mi modo de ver, creo que el Vaticano esta dejando pasar un precioso tiempo sin aprovecharlo. Miles de curas casados, pudieran estar dando testimonio junto a su familia y la “jerarquia” no tendria que lamentarse de la falta de vocaciones sacerdotales.
Tambien, conozco sacerdotes que tienen pareja (y lo saben sus obispos) pero prefieren aparecer como celibes … esto a largo plazo es dañino para la misma estructura esclesial.
No entiendo . . . como podemos hablar de familia y defenser a ultranza el celibato, como podemos hablar de los niños y no defendemos sus derechos, como podemos hablar de la mujer y no las tomamos en cuenta.
Mas de una vez me han cuestionado, mis hijos y los hijos/as de otros sacerdotes casados con quienes comparto la cruz y la resurreccion, ¿Porque los obispos les maltratan y siguen creyendo ? … y solo agacho y muevo mi cabeza o nos miramios entre curas . PORQUE SE QUE MI DIOS NO ME ABANDONA.
Talves la comprension de la opcionalidad del celibato sea demasiado tarde, cuando los obispos lo entiendan. Talves ya no quedara quien defienda y no habra necesidad de hacerlo, porque todos se marcharon al otro redil, pero dice Jesus: ellos tambien oiran mi voz.
QUE EL ESPIRITU SANTO SEA NUESTRA GUIA… ABRAMOS NUESTRA MENTA A EL.
Dice Iñaki que “Si el carisma del sacerdocio es el de ser “SEVIDOR Y ÚLTIMO”,…” Pues creo que si eso fue así en algún momento, ahora se ha olvidado. Más bien al contrario, el sacerdote es el que tiene el poder de hacer y deshacer, de atar y desatar, tiene el poder de ordenar a Dios que se transubstancie en un trocito de no sé que al que llamamos hostia, es el intermediario entre Dios y sus feligreses, es el que en sus homilías interpreta a Dios y les comunica a la feligresía con todo desparpajo lo que Dios quiere, da igual si lo que les dice se ajusta a la exégesis, a sus opiniones, a su ideología o a su ignorancia etc. etc. Un cura de mi pueblo les decía a los feligreses a qué partido político debían votar y yo le escuché decir que el 18 de Julio era fiesta de guardar. Eso se llama poder, no servicio a los más necesitados.
A partir de ahí podemos deducir que se ha perdido el norte cuando hablamos de los sacerdotes. ¿Quién inventó el sacerdocio? Porque en los evangelios nada se dice de que Jesús ordenara sacerdotes ya que el propio Jesús rechazaba y fustigaba a los sacerdotes de su época. ¿Cómo se iba a entender que él mismo creara otra casta sacerdotal semejante a la que había? Jesús lo que nos dijo fue que siguiésemos su mensaje, no cambiásemos una estructura religiosa por otra con el mismo andamiaje y parafernalia de todas las religiones.
Después de muchos siglos vino lo del celibato sobre el que tanto se ha hablado. De ahí a misoginia hay un paso. Porque en el fondo del celibato está el rechazo a la Eva tentadora que le hizo perder el paraíso a Adán, no nos engañemos con otras justificaciones que se quieran dar. Desde arriba se impone este tipo de sacerdocio, mientras los pobres sacerdotes tienen que sufrir las consecuencias de mentes enfermizas que deshumanizan la sana relación entre un hombre y una mujer.
Así que todo lo que acompaña al sacerdocio actual es pura elaboración eclesiástica, interesada en crear una infraestructura que actuase desde el poder y la discriminación de la mujer, no tanto desde el servicio, porque si esto fuese así, hasta ahora quienes más entregadas han estado al servicio en todos los campos de la vida, han sido las mujeres.
Si el carisma del sacerdocio es el de ser “SEVIDOR Y ÚLTIMO”, tanto el matrimonio de los curas como el sacerdocio femenino debemos considerarlo como algo positivo. El matrimonio humaniza y es el mejor antídoto contra la idolatría y la hechicería hacia la que nos ha arrastrado una tradición mal interpretada. La capacidad de servicio de un hombre, apoyado amorosamente por una mujer, gana muchísimos enteros. Y hablando de servicio, chapeau ante lo que es capaz de dar una mujer. Espiro vivir lo suficiente como para ser testigo de la natural implantación de un celibato voluntario y la ordenación de mujeres.
Porque se le niega a un sacerdote ser casado como lo fue el discipulo de Jesus llamado Pedro?
La biblia menciona a la suegra de Pedro y si tenia suegra por supuesto que tenia esposa.
Es un reglamento solamente de la iglesia catolica que no lo pone la Biblia ni Dios.
Aún, en pleno siglo XXI, en el año 2010, en el mes de abril, un joven sacerdote con una buena tesis doctoral para dar clase en el seminario, por haberse secularizado -de acuerdo con la ley canónica, pero también con sus normas- se le ha engado por parte del obispo dar clase al seminario, pero sí filosofía; y por parte del Rector del Seminario, ni clase de filosofía.
¿Dónde está el espíritu de la Buena Nueva? ¿Dónde está el respeto a la libertad? ¿Dónde está la manifestación de madurez de los responsables de diócesis e instituciones? Si esto pasa con un secularizado, a fortiori con los que “comentan” el cambio de la ley celibataria.
Me adhiero a esas mujeres valientes, decididas, profundamente espirituales que están al lado del hombre que, amando y amándose, ha hecho un compromiso, en el fondo obligado por la ley,
o tomado en un momento no adecuado, para realizarse y expandirse como seres humanos.
Pero mientras haya en la institución una teologia negativa del cuerpo, a pesar de palabras vacías que la contradicen; mientras no haya un conocimietno adecuado de la psicología profunda, mientras no haya un sano sentido común humano y continuen especulaciones teológicas esquizofrénicas (lejos y paralelas a la realidad humana y a los hechos reales) tiene que ser la base que se vaya imponiendo con hechos consumados la extirpación maligna de una ley canónica.
El tiempo también tiene su palabra y la esperanza no desaparece por bien que el tiempo también dirà que muchas instituciones han hecho su historia. nadie tiene el monopolio del Aliento.
Seguiré más tarde… pero solo apostillar que no es el hombre el que soporta a la mujer, las mujeres de Sacerdotes, son las que soporta ser enjuiciadas como poco menos que rameras o calienta ¿…?
Es lo que en definitva aluden en los Seminarios cada vez que hablan del tema femenino, la serpiente, y la eterna engendradora del mal y el pecado en el mundo.
Hola!
A vuelo de pajarraco apurado diría:
1- LA FOTO: La muchacha está “crucificada”:
a) contra las espaldas del muchacho
b) no “clavada”, sino
c) colgando
d) re-signada
e) cuerpo “gym”
f) serena; como parada contra una pared y esperando.
2- UNA PREGUNTA CLAVE
Se trata de esta: “¿cuál?”
hecha en este contexto:
-“¿Qué sucede, de hecho, si el sacerdote se enamora? Puede escoger:
1. Sacrificar las propias exigencias y los propios sentimientos, así como los de la mujer, a favor de un “bien más grande” (¿cuál?).”
·········
Todo lo demás es “de cajón” o de “clavo pasado”;
una gota más horadando la piedra.
Excelente!
··········
¡Vamos todavía! – Oscar.
-Desde la experiencia propia y la de muchos amigos y compañeros que compartimos situaciones como las que nos ofrecen estas hermanas, un gran agradecimiento a su generosidad y valentía, que ojalá vaya acumulando la solidaridad abiertamente clamorosa de la multitud de personas a lo largo y ancho del mundo que están en posibilidad de ofrecer, si pueden y quieren, su testimonio de esas vivencias
Puede que esta, como tantas comunicaciones cargadas de realismo vivencial humano, quede en algún archivo vaticano o vaya a parar a cualquier papelera curial terminando su trayectoria en algún vertedero o reciclaje de papel usado.
Pero, si así sucediera, no haría más que confirmar aquello que nos conservan los Evangelios y que le salió a Jesús de lo más profundo de su amor al Padre y a sus Herman/s más pequeños: (Mt. XI, 25-26) ” Por aquel entonces exclamó Jesús: – Bendito seas , Padre, Señor de cielo y tierra, porque, si has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, se las has revelado a la gente sencilla; si, Padre, bendito seas, por haberte parecido eso bien.”
¿Es que los sabios y entendidos, de las curias o las cátedras, podrán poner más claridad y valor vital a la demanda que el que manifiestan las vivencias de amor de estas y otras mujeres y hombres desde la impotencia y condicionamiento ANGUSTIOSO Y DOLOROSO en el que las mantiene una norma puramente estructural humana?
Por supuesto y como no, puede ser de otra manera, mi solidaridad, con estas mujeres, amigas, que sufren la opresion de una ley “medieval” que no tiene sentido y que agrede a la familia de la que tanto le gusta a la clase clerical hablar.
Pero yo, creo que ha llegado el tiempo, de no, pedir permiso para ser FELIZ y practicar la politica de los hechos consumados, que tantas parejas de sacerdotes estan practicando y es ejercer su lavor pastoral, (si esa es su vocacion) fuera de esas esctructuras, que a todas luces son injustas y opresoras.
Por supuesto, ya lo dice algun pos,hay que hacer un buen estudio y presentarlo, que lo presenten los hombres. Porque esta carta, ni la a muy briran, es cosa de mujeres, sentimentalismos ; en fin apenas unos centimos de Euros, con lo que esta bajando.
Que verguenza, que dolor, que pena. Pues no, dejare de decir,que las mujeres de las que el buen hombre se enamoran, se enamoran de todo el hasta de la carga que trae de una educacion de un seminario y eso tiene un plus y muy grande, de paternalismo y de mucho mas, PERO EL AMOR TODO LO PUEDE. Amigas no, valoraran en esta esctructura de poder, vuestra fuerza, pero la teneis y mucha, porque estais dispuestas a darlo todo por AMOR y eso solo eso sera de lo que nos exminen a todas.
Un inmenso abrazo SOLIDARIO.
Pablo, para lo que tu propones se necesita hacer un acto de humildad casi cósmico, y la humildad, aunque suene paradójico, no es la virtud que abunda en la ICR.
A mi me consta que existe excelentes personas y curas, que siguen siendolo màs allá de su “matrimonio” y otros que honesta y francamente, son excelentes sacerdotes y curas, desde su celibato, y creo que ha llegado la Iglesia, reflexionemos sobre el tema…
Pero existe otro tema y es que hemos desatendido a las familias y a los hermanos presbiteros que se han casado, màs allá del tema del celibato, hay un tema de caridad…es decir de AMOR…que nos obliga, a tender la mano, a estas familias y especialmente a estas mujeres y a los hijos de la misma…La Iglesia, necesitamos tener el gesto de ternura que tuvo Jesús de Nazareth…para todos los herman@s… Que el Señor nos de la Luz…para ser testigos de su AMOR…Gabriel
Si el celibato fue promovido y legislado para conservar el patrimonio de la iglesia, está más que claro que una institución nacida de tan crematísticas intenciones no puede desarrollarse saludablemente.
hola: Estoy de acuerdo con que el celibato obligatorio debe abolirse en atención a que unicamente se mantiene para conservar la estructura de poder-autoridad. Que al hablar en estos momentos de la aboliciòn, no unicamente se piensa en una prevenciòn de situaciones de pederastia o pedofilia, sino por muchas razones aún más váliosas.
Pero creo que si ni el mismo Hans Küng ha podido convencer al pontífice con argumentos más solidos, menos creo que se preocupe por una carta que aduce más a motivos sentimentales y humanos en sus argumentos.
Lo que creo sería muy conveniente es que un equipo interdisciplinario de teólogos, maestros en sagradas escrituras, en cristologia, en historia de la Iglesia, en Derecho Canònico, psicólogos, sexólogos, etc, pudieran hacer una aportaciòn más completa y detallada sobre el por qué es necesario abolir la obligatoriedad del celibato sacerdotal. Estoy seguro que de continuar la cúpula de la ICAR con su postura, ni así lo entenderan, pero quedará sentado un buen precedente. Alguien sabe si existen estudios o aportaciones de ésta índole. Gracias