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CURSO DE INTRODUCCIÓN A MARCEL LÉGAUT 9

«El hombre creador»

(capítulo V de El hombre en busca de su humanidad) 

«El acceso a la actividad creadora es una etapa humana tan capital como el nacimiento a la fe en sí mismo».

«La fidelidad es a la obediencia lo que el genio es a la competencia».

 

1. La primera cita implica que la «creación artística» es una comparación útil para comprender mejor la actividad espiritual (o propiamente humana) que surge de la fe (aparte de que el término «etapa» que hay en la frase refleja asimismo el enfoque «de itinerario», habitual en Légaut).

La segunda cita tiene sentido en el marco de la misma imagen. Asociar la «fidelidad», distinta de la obediencia, al «genio», distinto de la mera competencia técnica, es una forma de precisar, con ayuda de la creación artística, en qué orden de realidad se da la «actividad creadora».

La competencia es indispensable como lo es el escalón inferior para llegar al escalón superior. Sin embargo, el escalón inferior no explica el superior, que no puede reducirse a él (tal como con frecuencia se acepta, o incluso se pretende). El genio no es sólo competencia, capacidad o habilidad. Por eso, para ser fiel a lo real humano, que es complejo, se deben distinguir ambos planos, y, sobre todo, afirmar la existencia del segundo.

Tal como dirá Légaut, lo peor de la ley no es suscitar la transgresión a base de emitir mandatos negativos (no hagas esto o lo otro) que exigen obediencia, o a base de mandatos de tipo general (haced esto o lo otro), sino sugerir que basta con su cumplimiento, y ocultar así que hay algo más que descubrir y que Légaut engloba en el término «fidelidad», afín a la «actividad creadora».

La «actividad creadora» (fruto del «movimiento» y del «trabajo» de la fe) es, para Légaut, en este capítulo, la que hace que los bienes humanos lleguen a ser y se mantengan tales; la que inventa y descubre el sentido de la propia vida; el alma de la actividad de «apropiación» de lo exterior a nosotros; así como de la actividad de aproximación y de comunicación en profundidad con quien se convierte así en prójimo para nosotros.

Tales son los primeros cuatro ámbitos en los que Légaut sitúa la actividad creadora; ámbitos y secciones que están en continuidad con los capítulos anteriores; y en los que nos fijaremos primero por esa razón.

Sin embargo, Légaut habla también de otros dos ámbitos en los que la «actividad creadora» es capital. Lo es en la «búsqueda humana», que es como Légaut llama a la reflexión y expresión del hombre acerca de su camino personal, y que, para explicar en qué consiste, la diferencia de la «investigación intelectual» o científica.

Y lo es también en la «tradición espiritual»  que el ser humano crea para sí y para los que comunican con él. En este terreno la «actividad creadora» es la que permite que el sujeto capte el “alma”, el espíritu fundamental de los testimonios antiguos, y sepa transmitirla por una especie irradiación.

 

2. Para comprender mejor esta actividad creadora afín a la fe, que opera en en estos seis ámbitos que hemos enunciado, Légaut, en unas páginas del Tomo II, diferencia y contrapone la actividad de creación y la actividad de fabricación; diferencia semejante a la que hay entre «misión» y «función» (otros dos términos del vocabulario de Légaut, con una relación parecida entre sí, que veremos más adelante).

Frente a lo general y colectivo, que es característico de la actividad de fabricación (y que se vehicula mediante la aplicación de la ley y del reglamento, o la explicación del manual o de la guía práctica), destaca lo singular y personal de la actividad de creación, difícil y sólo indirectamente comunicable. Frente a lo  que sirve, tiene un fin conocido y es útil, que es lo que aporta la fabricación, destaca lo fecundo y de resonancias imprevisibles, que proviene de la actividad de creación. Frente a la capacidad del ser humano para la fabricación, que está disponible y en potencia en todo momento, está la inspiración, que no siempre se da ni depende sólo de la voluntad. Frente a lo que se compone de piezas reemplazables, que no dicen nada separadas del conjunto, está lo que es único, y que se adivina incluso en un sólo elemento del conjunto o en un esbozo del mismo. Frente a lo que se estropea y se repara, pero que por otra parte puede quedar obsoleto, está lo que no conoce desgaste y conserva su aura pese a que haya que ahondar para encontrarlo y luego que separar las adherencias para verlo. Y, frente a lo que, una vez hecho, es ajeno a quien lo ha hecho, está lo que lleva siempre la huella de su autor, e invita a conocerlo.

 

3. Sin embargo, Légaut no sólo caracteriza la actividad de creación (semejante a la artística) contraponiéndola a la actividad de fabricación. Un segundo rasgo específico de su forma de caracterizar la actividad de creación, siempre a través del símil de la creación artística, es fijarse en que el hombre, en dicha actividad, tiene que contar especialmente, al igual que el artista con la materia sobre la que trabaja, con el espesor, con lo oscuro, con lo pegado a tierra, con lo instintivo de su propia realidad y de la de los otros, que es de donde surge lo que más tarde se clarifica y se concreta en «llamadas» y «exigencias interiores» singulares.

Para ello, Légaut tiene en mente dos imágenes evangélicas, la levadura y el fermento, que son especialmente útiles por contribuir, con su belleza y sabiduría agrarias, a fijar en imagen que lo personal y lo único (el genio, la inspiración, y por lo tanto también el modo de ser creativo) no provienen tanto de fuera, del aire puro, descendiendo (sobre todo tal como esto se suele concebir convencionalmente), cuanto de dentro, de abajo, de la oscuridad y silencio de la tierra, ascendiendo. Estas dos imágenes de la levadura y del fermento, como la del grano de trigo que se pudre, hablan de abrazar y de desposar lo real (épouser) sin miedo a perderse en el laberinto y en las demoras que la vida impone.

Este sentido de la paciencia y de la lentitud en lo espeso y en lo oscuro, igual que la acción del fermento y de la levadura, que no se ven pero que están ahí, vale tanto para la actividad creadora en el ámbito de los cuatro ámbitos de los bienes humanos, que Légaut trata, sobre todo, en las secciones I y IV de este capítulo quinto, como para la actividad creadora en los dos ámbitos específicos sobre los que tratan las otras dos secciones (II y III), la «búsqueda humana» y la «tradición espiritual».

 

4. Así pues, en el resumen del capítulo, hemos colocado primero las secciones primera y última, que están en continuidad con los capítulos anteriores y sus temas (los bienes humanos, el amor y la paternidad), aunque aborden otros como la cuestión del sentido y de la apropiación de los acontecimientos así como la aproximación y comunión con el otro.

No obstante, las secciones II y III apuntan a otros dos temas nuevos que, en cierto modo, son el paso a la segunda parte de El hombre en busca de su humanidad. La primera de estas dos secciones trata, como ya hemos dicho, sobre la actividad creadora dentro de las búsquedas humanas, a las que Légaut define y diferencia de las investigaciones intelectuales y científicas (búsquedas en las que, entre otras cosas, es fundamental el encuentro en profundidad con al menos otro ser que avance en su propio camino; tal es el núcleo de lo que es comunidad, distinto de un colectivo, como el que se forma a través del trabajo en equipo, más propio de las otras investigaciones, intelectuales o científicas).

La segunda de estas secciones trata, como también ya hemos comentado, sobre la actividad creadora esencial en una auténtica «tradición espiritual»; tradición que Légaut diferencia de la mera recepción y contribución al «monumento» de los saberes y conocimientos intelectuales y científicos.

Al término de esta presentación, no nos parece inútil observar que este último ámbito en el que se da la «actividad creadora», no por ser el último es el menos interesante. Hasta el punto de que también se podría comenzar por ahí a leer directamente la Selección de fragmentos que hemos preparado.

 

Ver: Selección de fragmentos: cap. V, «El hombre creador»

 

= = = = = =

GUÍA DE LECTURA Y AUTOEVALUACIÓN

Por Antonio Duato

La introducción que Domingo Melero hace al capítulo V del libro principal de Légaut es diáfana. Lo importante es entrar en este capítulo, para lo que la Asociación Marcel Lágaut, con un trabajo impresionante para quienes conocemos la materia, ha hecho una selección-resumen (con reordenamiento justificado del texto) que reduce a menos de 14 las 31 páginas del texto original, sin perder nada importante.

Hay que leer el texto de Légaut, con calma una o dos veces. No es necesario seguir el curso semanalmente: el material queda ahí y habrá tiempo para irlo trabajando cada uno a su ritmo. Como siempre, hay que quedarse con aquello que suscita alguna resonancia en nuestro interior y escuchar en lo profundo.

Este concepto de la obra espiritual de cada uno como creación personal, como obra de arte, fue nuevo para mí en su día y puede ser novedoso y fecundo para muchas personas:

  • El hombre auténticamente espiritual (o auténticamente hombre, que es lo mismo) conoce técnicas y escuelas de trabajo interior, aprendidas y practicadas aquí y allá a lo largo de su vida.  Pero, en definitiva, tiene que estar atento a la inspiración, al toque interior personalísimo, para decidirse a crear su obra espiritual, su vida humana como obra de arte, en su ahora, con los materiales de su vida pasada y las posibilidades que le abre un futuro siempre por estrenar.
  • Esta creación espiritual puede surgir de repente como una sinfonía, toda en un momento, aunque tenga que irse desplegando después en diversos tiempos, muchos de los cuales son recreación de tiempos pasados que, aun con sus fracasos, empujaban hacia esa eclosión de la obra total.
  • El trabajo espiritual no es obra de artesanía que copia modelos (¡Ay de aquella manía de “imitar a los santos”!) o sigue maquinalmente recetas como para guisar un besugo o montar un mueble de Ikea. Son itinerarios que hemos seguido otras veces y que, a lo más, nos enseñaban a utilizar técnicas.
  • El valor de la obra espiritual que cada uno crea en su vida interior no depende del éxito que le conceda el público (¡malditas canonizaciones y “olores de santidad”, aplauso engañoso de claques contratadas para ello!) ni puede nadie estar plenamente satisfecho de ella hasta que esté cumplida con la consumación de su vida. En nuestro caminar de cada día, sólo algunos destellos de paz y de amor al otro nos permiten creer que lo que estamos creando vale.

Y se me ocurre que cada uno podríamos hacernos estas peguntas y comentarlas libremente en este foro, junto con el trabajo de cada entrega que es resaltar las frases del texto de Légaut que más eco han tenido en nuestro interior:

  1.  ¿He concebido alguna vez mi espiritualidad como una invitación a crear una obra arte con mi vida?
  2.  ¿Siento ese trabajo interior como lo más mío y lo más recibido gratis a la vez?
  3. ¿Es esta creación algo subjetivo u objetivo? ¿O las dos casas?

14 comentarios

  • «El Hombre Creador»,
    M.L.
    considera cuatro campos de la
    actividad creadora del ser humano:
    1. El amor y la paternidad,
    2. La cuestión del sentido,
    3. La manera de asumir lo que puede
    elevar al ser humano en su camino, y
    4. el encuentro en profundidad con otro ser humano
     
    «Dar sentido a todo lo que sucede»,
    ver, juzgar y actuar sobre los hechos,
    sobre lo que sucede y nos sucede
    en el ámbito personal, de ambientes e instituciones
    para transformar esas situaciones y humanizarlas.
     
    Que deje de ser “un caos informe”
    para ser “comunión con la totalidad de lo creado…
    unidos íntimamente al Todo en esta comunión,
    pero conservando nuestra propia persona”
    .
     
    «Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza»
    (Gn 1,26), en este “hagamos…”
    Dios nos implica en la Obra de la Creación
    para que todo siga siendo “bueno…”, “muy bueno…”
    una Creación humanizada, justa, pacífica, solidaria…
     
    Un actuar y un compromiso que lleva siempre al encuentro,
    las relaciones entre las personas y con la naturaleza,
    y cuando estas relaciones están presididas
    por el Amor de Dios convertido en Justicia,
    y está hecha desde los empobrecidos,
    hacemos posible el Reinado de Dios.
     
    La espiritualidad como dice M.L., la consideramos como
    una invitación a no descuidar las realidades del mundo,
    para no caer en espiritualismos evasivos o desencarnados.
     
    ————————————————————————
     
    Nuestra espiritualidad la entendemos:
     
    Como “proyecto de humanización”,
    de realización humana,
    que responda a la felicidad
    que debe tener la mujer
    y el hombre de hoy
    en esa “comunión con la totalidad
    de lo creado”
    como nos dice M.L.
     
    Como “acompañamiento” a otros
    en su construcción y en su desarrollo,
    combatiendo los mecanismos de injusticias,
    de empobrecimiento y deshumanización;
    estando junto a las víctimas que genera
    el sistema de explotación y consumo.
     
    Hacer visible realizaciones prácticas de ese trabajo interior
    de esa manera de ser y vivir, que hemos de ofrecer a otros.
     
    Concretando en nuestra vida y compromiso
    la centralidad de estas víctimas del sistema,
    los empobrecidos, el mundo obrero y
    la lucha por la justicia.
     
    Esta respuesta nos pide conversión
    personal y comunitaria
    permanente.
     
    En este acceso a la “actividad creadora” del ser humano,
    contemplamos diversas dimensiones que son necesarias
    para el desarrollo armónico de una existencia humana plena,
    “en nuestro caso”, vivida desde
    nuestra pertenencia a Dios,
    a los empobrecidos y a la Iglesia.
     
    Estas dimensiones son:
     
    D. Personal: es un ser-hacer dirigido hacia
    nosotros mismos, para definir, concretar y vivir
    desde el mundo todo lo que somos:
    Estado de vida, nuestro compartir…
    Testimonio de nuestra fe, educación de los deseos…
    Nuestro tiempo, nuestro consumo, nuestra economía…
     
    D. Familiar: es un ser-hacer dirigido a construir
    la pareja y también la comunidad familiar
    con todo lo que ello implica.
    Crecimiento, desarrollo y
    educación de sus miembros…
    Las relaciones sociales, la familia extensa…
    Organización de la familia, ¿quien trabaja?,
    tareas de la casa, economía familiar,
    necesidades y consumo de la familia…
     
    D. Laboral-creativo: es un ser-hacer dirigido a convertir
    los frutos de nuestra vocación en medios para que
    otros se encuentren con su dimensión espiritual y con Dios.
    La dimensión espiritual del trabajo, abarca la profesión,
    la formación profesional, la preparación de charlas,
    cursillos, etc., el desarrollo de las propias aptitudes y capacidades…
    Hacer de nuestro trabajo un servicio de justicia, a la vida,
    a la familia, a la sociedad y a la Iglesia.
     
    D. Político-social: un ser-hacer para los otros.
    Nuestra manera de ser para los demás.
    Vivir nuestra espiritualidad del compromiso.
    La coherencia entre fe y política.
    La vocación social, ciudadana, sindical, política…
    Lugar o sector de nuestro compromiso,
    Organización o institución en la que estamos.
    Opción ideológica.
     
    D. Eclesial: un ser-hacer
    signo de comunión de
    Dios con las personas y
    de las personas entre sí.
    Por eso “Somos Iglesia”.
    Cultivo, vivencia y celebración de la fe.
    Desarrollo de la misión, unidos en esa misma fe.
    Coherencia entre fe de la Iglesia, creencias y cultura.
    ————————————————————————
     
    Para crear las condiciones necesarias,
    en todo Itinerario de Formación y de Vida,
    tenemos tanto cargas subjetivas,
    como también causas objetivas
     
    Subjetivos son:
    – Los deseos, el entusiasmo de las personas,
    de los equipos y talleres que trabajan
    para crecer en su conversión,
    en su crecimiento espiritual.
    – Estar convencidos que de que esta conversión y
    este crecimiento espiritual no es un acto,
    sino que es un camino que debemos
    recorrer durante toda la vida.
    – La confianza en la experiencia formativa
    que se va y vamos adquiriendo.
     
    Causas objetivas son:
    – Las personas, los equipos y grupos
    humanos que están implicados.
    – La metodología que se utiliza,
    con la que se va confrontando
    la fe con la vida y la vida con la fe.
    – El propio itinerario, que no es
    para pelearse con él,
    un itinerario es para seguirlo,
    para que nos ayude en nuestra vida,
    en nuestro proceso de conversión.
    – No podemos olvidarnos de las personas
    que con experiencia acompañan ese itinerario,
    como formadores, animadores, coordinadores…
    – La voluntad de los participantes de su constancia,
    de su permanencia, de superar las dificultades
    que se presentan a lo largo de todo el Itinerario.
     
    Gracias a todos y todas los/as participantes
    del Curso M.L. por sus aportaciones que
    tanto nos enriquecen y nos
    hacen crecer como persona.
    Y de manera especial a D.M. y A.D.
    por su acompañamiento.
    Todos y todas nos hacen sentir el Curso
    como experiencia de comunión.
     
    Que tengáis una buena Semana Santa.
     
    Recibid junto a vuestras familias toda nuestra cercanía.
     
    Con cariño un abrazo
     
    Eduardo Soto
     
     
    Pdta./ Gracias a Asun por su referencia y su testimonio en
    la entrega anterior (8)

    ————————————————————————
     

     

  • Kaláa

    Hola!
    Mediante una creación,  el hombre puede asumir y dar sentido a todo lo que le sucede. … previo síncope añado yo.
    Apropiarse …de lo bueno vivido es   propiamente natural,  pero ….
    Por eso recurro al  síncope, ese desvanecimiento … trás el cual te recuperas desorientado  buscando el equilibrio.  Pareciera uno morir  pero no, sigue …  mirando la tensión y seguir contando intervalos.
    En esa evanescencia momentánea …de la vida,  descubres con lo que nunca habías contado,  la presencia  que reclama la  légitma, el mismo derecho sobre lo que suponías ser único poseedor.
    La verdad….. no estamos solos,  hay misterios  por conocer  como ya nos contaba Iker Jiménez.
    Saludos.

  • Fico Sánchez Peral

    Releyendo cosas escritas sobre la muerte y los descubrimientos a que me llevó su reflexión, recién salido -hace tres años- de mi última operación, he encontrado esto que, aunque congelado y ya un poco rancio, os transcribo ahora porque tiene que ver con esta 9ª entrega del curso y porque para mi sigue muy vivo.
     
    Es un poco largo, pero como esta semana no hay demasiados comentarios, aprovecho el hueco.
     
                « (…) Una vez superado (o soslayado, al menos) gran parte de lo que en la religión hay de lastre y trascendido lo que tiene de útil, puede que ahora uno se sienta desbordado por la insegura e insólita novedad del espacio magnífico que se nos abre por delante: agua infinita hasta el horizonte por todos lados… Pero incluso en ese sereno estado de asombro y relativo desconcierto, hay como una difusa sensación de pertenencia a aquel lugar nuevo… Nuevo, si, pero que nos atrae como si no nos fuera del todo extraño. Uno casi ni se atreve a analizar en voz alta sus impresiones, por miedo a llegar a dudar de su propio juicio (tan osado nos parece estar allí y tan magnífico lo que se intuye), pero acabará por hacerlo y descubriendo, a la vez, que la sensación es como de estar re-conociendo escenarios de nuestra infancia más remota, ¿o quizá incluso de antes…? Y por eso, pese a lo confuso y lo inseguro del panorama que nos rodea ahora, algo interior nos sigue diciendo que aquella tierra no nos es del todo extraña y nos alienta a seguir adentrándonos por ella, pues nos sentimos como atraídos y orientados hacia Dios, en camino de regreso a casa…
     
                Sí, sí, he dicho de regreso a casa: aquel lugar eterno de nuestra prehistoria, en el que Dios nos pensó por primera vez y de donde partimos hacia la vida terrena. Ya sé que suena algo esotérico, como si diera verosimilitud a un cierto estado prematerno en el pensamiento divino, pero eso es lo que sentí entonces y lo que vuelvo a sentir cuando recuerdo y analizo aquellas reflexiones de antaño sobre la muerte, que, bien entendida, pudiera ser camino de vuelta a casa, de regreso a aquella entraña materna del pensamiento divino… No es que pretenda haber previvido mi propia existencia, pero sabiendo que Dios sí me ha pensado y esperado desde mi prehistoria, es presentir la emoción del reencuentro con Aquel que nos amó desde el inicio, y a quien busco y deseo conocer desde que tengo uso de razón. Quizá yo no existiera aún, pero El ya pensaba en mi (que quizá sea una manera de preexistir); por eso siento que es viaje de vuelta a casa, hacia un reencuentro eternamente deseado.
     
                Ojala que además de sentirlo hoy, también pueda sentirlo así cuando llegue la hora final.
     
                Cuando se ha vislumbrado, aunque solo sea una pizca, no digo yo de Dios -que también-, pero sí de lo poco que nos falta para llegar a verle (¡basta con morirse!, eso que, a diario, me estuvo amenazando doce años seguidos), nos resulta imposible renunciar a lo intuido, a lo casi visto, y aunque nos vaya la vida en ello, ya no hay marcha atrás y decides quedarte a vivir en la frontera. Tras lo cual, primero pasa un largo (y a veces desesperante) período de tiempo en el que parece que nunca vaya a pasar nada, pero en el que, poco a poco, si perseveras en la búsqueda, paulatinamente vas descubriendo: ¡primero a ti mismo!, lo cual es vital, pues en tu relación con Dios hacen falta dos: Dios y tú, y si tú no estás plenamente presente no hay nada que hacer. Y luego, que dentro de ti las cosas comienzan a evolucionar y suceder de otra manera más viva; con un impulso creativo que, sorprendido, veo surgir de mi como si fuera mío, pero que sé bien que no es sólo mío (no me conocía yo tales riquezas); como si saliera de alguien que habla de un modo superior (no tanto por su presumible autoridad como por su insólita creatividad) y desde “sólo” un poco más allá de lo más hondo de mí mismo…, contagiándome, como a ráfagas, de una extraordinaria lucidez y de un ansia incontenible de buscarle y encontrarle. Es como si de allí surgiera la llamada, la inspiración y la luz que me llevan a ser quien soy; como en una premonición que se retroalimentara para llevarme, desde lo que soy, al que debo llegar a ser, el que seré, a quien intuyo… pero a quien, por más que me acerque, veo siempre inalcanzable, pues crece más rápido que yo (quizá porque al estar él más cerca de Dios que yo, le cunden más los descubrimientos…?); y en la que, profundizando en mí tiendo a Dios y tendiendo a Dios crezco y me construyo a mí mismo, para seguir acercándome y adentrándome en Él y en mí, alternativa y progresivamente, en un continuo acercamiento y…
     
                Y todo ello sucede en presente, porque no se puede vivir más que en presente y porque quien está en vísperas de muerte…»
     
    Pues eso. Saludos, Fico.

  • Fico Sánchez Peral

    Oscar, vaya tema has ido a tocar: dolor, sufrimiento, soledad…
     
    Uno, en horas serenas,  puede reflexionar y valorar las cosas de una manera ponderada, pero siempre sujeto a la reserva de no sentirse seguro de que, en horas no tan serenas, no sea capaz de pensar y sentir en consecuencia con lo reflexionado antes, porque el deterioro físico o mental de la hora final no se lo permita.
     
    Está muy bien esto de que cada vez vivamos más años, pero, por muy bien que funcione la Sanidad Pública (que nunca funciona tan bien), la realidad es que cada vez es más “inevitable” llegar más lejos… pero en peor estado final. Si se pudiera elegir, casi preferiría durar menos pero en mejor estado y luego acabar en un ratito corto. Aunque reconozco que no deja de ser contradictorio que, precisamente yo, que ya llevo dieciséis años de propina (y lo que pienso seguir…) diga tal cosa. Pero si hay algo que tema (y lo digo por experienciasssss…), es un final tiranizado por el dolor y las humillaciones a las que nuestro propio cuerpo nos puede llegar a someter. Yo he vivido momentos muy duros, y además asquerosos, creyendo que eran el final. Cuando lo del cáncer de colon, los postoperatorios fueron durísimos y guarros, casi denigrantes. Y no me voy a poner ahora “escatológico”, pero no hay nada más ingrato que esperar la muerte en estado de debilidad mental, dolor y agotamiento físico, y con el cuerpo –que no respeta nada- expulsando porquerías inoportunas por lugares insólitos… Uuuuuufffffff!!!!!!!!!!
     
    Por eso, como no se me ocurre cómo evitarlo, ni quiero darle oportunidad de  que se me ponga chula una obsesión (y porque, además, es lo único que forma parte de la realidad presente: lo vivible hoy, aquí y ahora), procuro ser muy consciente del privilegio que estoy viviendo, centrarme en él y avanzar por él todo lo que pueda. Etapa de actividad creadora (obra de arte sugería Antonio) en la que, tras profundizar uno en sí mismo hasta presentir a Dios que le sale al encuentro (e intuirlo más presente y real que nunca), trata de adquirir el espesor que nos eleve sobre nosotros mismos hasta donde nunca soñamos llegar…, confiando en que esto nos ayude a trascender con cierta integridad los momentos de máxima debilidad.
     
    Eso de profundizar en lo trascendente tiene estas cosas, que al empezar a trascendernos y traspasar fronteras, se asoma uno a tierras desconocidas en las que, de nuevo, volvemos a sentirnos inseguros, pero desde este nuevo estado todo se ve maravillosamente prometedor y atrayente… y “el velo” empieza trasparentarse un poquito. ¡Esto no hay quien lo pare!
     
    «… Cuando, por su actividad creadora, el hombre reencuentra estas obras después de haberlas rechazado antaño, descubre (…) la permanencia y fecundidad ilimitadas de la llamada que las suscitó, y que él mismo ha escuchado y seguido. Maravillado, comprueba que, a través de múltiples tiempos y lugares, una misma acción se despliega, bordea obstáculos, salva distancias, siembra y fertiliza todas las posibilidades humanas, ¿para qué misteriosa cosecha? (…) Finalidad inconcebible pero que debe de estar singularmente arraigada en la cepa humana si ejerce (…) tan permanente atracción».
     
    Saludos; Fico.
     

  • oscar varela

    Hola!
     
    Algunas preguntas y pensamientos sueltos o, por lo menos, no muy atadas:
    ···········
    1º) El DOLOR:
     
    * ¿No es el dolor el lugar y momento concreto (logístico) donde y cuando Vida y Muerte se e-laboran?
     
    [para mí el “dolor” o “sufrimiento” es el máximo “symbolo” (meta-fora) expresiva en que la vida humana se “siente viviendo”- en soledad. Dolor y Soledad, esas hermanitas siamesas e intransferibles sombras de la Vida]
     
    * ¿Qué “espesor” de importancia le da Légaut en el ideario de su sistema vital?
    ············
    2º) El ESPESOR de la “Actividad Creadora”:
     
    * en esta Entrega de Melero me resulta un hallazgo interesante de Légaut hablarnos de “espesor” y, por ello, de cierta “opacidad”.
     
    En efecto, la “transparencia” de la que Boff nos habla (y que tanto gusta a Gaby Sánchez, al expresar mejor los conceptos de “inmanencia-trascendencia”), no pareciera ser un “don” sino la permanente “asignatura pendiente” a todo ser humano que viene a este mundo”. Misión de “luminosidad comprensiva”; como la de “pastorear” el “Ser” para Heidegger.
     
    * Lo interesante de este concepto de “espesor” lo veo en que da cabal razón (logos) de la condición de encarnadura que es el vivir humano. Perspectiva decisoria en Légaut, según atino a interpretarlo.
     
    * La flor y el fruto vienen de raíces en-terradas. De ahí –según nos muestra Domingo- la referencia poético-evangélica de fermentos y levaduras.
     
    Esto me hace recordar que ya –no sé quién- algún Padre de la Iglesia hablaba de un doble “logos”:
    la esparcida TIERRA (logos proforikós) y el AGUA -hoy es su día mundial- de lluvia (logos spermatikós).
    ·········
    3º) FABRICACIÓN y/o CREACIÓN:
     
    Adrede utilizo la “y/o”. Se trata de dos partículas conjuntivas: “hilativa y disyuntiva”
     
    Pienso que la decisiva “liberación” que nos debemos para la “transparencia” de la vida humana habrá de ser la del “lenguaje”. Porque el ser humano vive en la Lengua, mejor dicho en el Ideoma. La vida humana es “opinión”, e.d., Interpretación.
     
    Ahora bien, esas conjunciones nos hablan de DOS elementos, que de con-juntan o se dis-juntan. No atienden a una radicalidad previa de unidad vital. Somos rehenes prisioneros de nosotros mismos.
     
    Es en este sentido que no encuentro en Légaut atisbos de “liberación” que nos “transparezca” la radicalidad del “hommo faber“.
    ············
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Kaláa

    Fico que se asombra, y Oscar  que recurre a poner medida  al distanciamiento… me  supongo yo que andamos todos a estas alturas  asombrados…  La muerte es la única certeza humana .
    Tal vez en la infancia, la muerte puede no existir y es que mueren siempre los demás….  hasta que toca muy cerquita.
    Una vez que la reconoces dejas de ser niño.  Convivir con ella es aceptar que nacemos para morir… Es la consciencia de la vida.
    Como una sombra del pasado que asombra el presente . Ver y oir si disponeis de tiempo  (http://www.youtube.com/watch?v=gdnVZE5I8Os ).  A disfrutar… a la vez de   Rosalía.
     
    Saludos.
     
     

  • oscar varela

    Hola!
     
    ¿Te parece, Fico, que se ha comentado poco lo de la MUERTE?
     
    Tal vez. Sobre todo para quien, como a ti, le acompañó bastante tiempo su larga sombra.
     
    Pienso que, como todas las cosas de la vida humana, la Muerte también tiene sus “modos, modas y tiempos ”.
    No es lo mismo un cementerio italiano que uno norteamericano, ni que un egipcio o un japonés.
     
    La Muerte no es lo mismo para un Mexicano que para un Azteca ¿o sí? ¿o casi? (Olvera dirá)
    ··········
    Para un Argentino, la Muerte reviste la extraña condición de ser una “Prueba”, un “Desafío” en que –y esto es lo singular de este “tipo” de ser humano-, en que “no tiene ningún motivo” que justifique y dé valor a la exposición de dar la vida: se la “juega” a todo o nada, e.d. sin reservas; y no le importa que sea al cuete. Al contrario: cuanto más “al cuete” aparezca, más la siente “su muerte”.
     
    ¿Esto extraña, verdad? Pero es así. Y habría que encontrarle explicación, que tenerla, la tiene.
     
    Jorge Luis Borges señala e insiste en este dramático hecho, sin arriesgar una comprensión. Sólo da pistas; p.e., ser hombre de “cuchillo” y no de “bala”. Se trata de una cuestión de “distancias”. La “bala” es más abstracta que el “cuchillo” por ser más distante al ejercer su acción.
     
    También nuestro Atahualpa Yupanqui nos habla en el estilo gauchesco de tanteo, que es la forma de preguntar afirmando:
    “Si los caminos son leguas
    en la tierra nada más
    ¿A qué le llaman distancia?
    Eso me habrán de explicar.  
     
    Excursus:
    1º) esta “acción a la distancia” (actio in distans) apareció en el Renacimiento, que potenció el milenario invento chino de la Imprenta porque se hizo “necesaria” a la sensibilidad generacional de la época la “comunicación” de la “OPINIÓN PRIVADA” y no sólo la de “Palabra de Dios” (“EL LIBRO” = Biblia). Y Leonardo, colgado de cabrestantes y grúas diseñaba en su estudio la “actio in distans” de los CAÑONES (Film: “Los cañones de Navaronne”).

    2º) Meditación: este aumento del “distanciamiento” a las cosas que va ejecutanto el ser humano en su pasar histórico ¿no merecería ser interpretado como una señal signi-ficativa del porvenir? Ya señalé, en otra oportunidad, que en el ser humano aparece el máximo “distanciamiento” entre sus órganos sexuales de reproducción y su órgano de pensamiento intelectual, el cerebro? 
    ············
    Y así se me ha ido pasando el espacio para un blog. La seguiremos luego con la “creación –todo un arte”.
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Fico Sánchez Peral

    Uuuuuuyyyy qué pocos comentarios se han hecho a la reflexión propuesta sobre la muerte. Está claro que esto de la muerte no nos gusta. Cuando se es joven ni se considera y cuando se es mayor y se empieza a hacer inpertinentemente próxima resulta molesta, y si se llega a hacer alguna reflexión, se queda para uno a solas consigo mismo. Por eso tiene su gracia que Légaut profundice en ella y nos brinde una buena manera de positivarla, a fin de que cada cual la haga suya a su manera. Pero, bueno, ya volveremos por ella; hoy toca otra cosa.
     
    «El hombre creador»
     
    Me cuesta seguir la recomendación inicial de leer a Légaut, como a priori,  desde la perspectiva de los seis ámbitos que se citan en la introducción, como si de un ejercicio programable se tratara. En mi caso me resulta más natural descubrirlos, sorprendido, felizmente presentes (en mayor o menor medida) en mi particular recorrido de ese proceso creativo. Después, superado el vistazo a lo recorrido hasta hoy y con la mirada puesta en el porvenir, sí que es muy útil esa perspectiva, sobre todo porque, como se dice en algún sitio, no es algo ganado y garantizado para siempre, sino que hay que renovar a diario; supongo que también a eso se refiere la fidelidad…
     
    Uno (al menos ese es mi caso) no hace ese recorrido desde un planteamiento preconcebido del que, desde el principio, conociera todos los pasos a dar, sino que los fui descubriendo –siempre inseguro- a medida que avanzaba. Ni tan siquiera fui consciente del valor de lo que estaba descubriendo hasta que estuvo ya muy avanzado; ni -mucho menos aún- de planteármelo como invitación a crear una obra de arte con mi vida. Fue al revés, al acercarme al “final”, final sólo de la etapa inicial, me quedé asombrado del valor extraordinario de lo hallado y de que yo “solo” hubiera sido artífice de semejante maravilla. Sí, efectivamente, me quedé, y aún sigo, maravillado de sentir ese trabajo de interiorización como lo más valioso y lo más mío que he hecho en mi vida y, a la vez, lo más gratuitamente recibido. Parece imposible que algo de tal valor pueda haberlo creado yo, pero -a la vez- también es imposible que tal inspiración le alcance a uno, como don recibido gratuitamente, si uno no viviera previamente empeñado en esa búsqueda, aunque sea a costa de pasar largos años de desierto sin perspectiva de hallar salida alguna.
     
    Pero de repente un día y casi diría que como por azar, empezaron a producirse pequeños descubrimientos y coincidencias y, encadenándose de manera insospechada, fueron haciendo la luz y abriendo pequeñas puertas que, sucesivamente, daban acceso a otras y éstas a otras… Es como si, de repente, quedase claro que, silenciosamente, tantos sinsabores, soledades, desesperanzas, rechazos… hubieran ido cuajando, inconscientemente, como si formaran parte de un plan global desconocido por mi, pero real, hasta encajar todas las piezas y revelarle a uno, como por sorpresa, un modo nuevo de ver y de entender la fe. Estaba “claro” que no podía tratarse de un impulso solo mío, sino que, de manera silenciosa, desde el otro lado, Dios tenía que haber estado pujnando por salirme al encuentro, o éste hubiera sido imposible…
     
    Y justo ahí, alguien me descubrió a Légaut y se me empezó a confirmar que lo que había hecho, efectivamente (yo aún dudaba) era bueno; y no sólo eso, sino que además me lanzaba mucho más lejos y me daba razones de por qué era bueno y medios de consolidarlo y de seguir progresando… Tuve además la suerte de que, como lo había ido escribiendo, podía releerlo para irlo retocando y puliendo, aprendiendo y desaprendiendo, de manera que se iba completando y progresando mucho más de lo que nunca hubiera soñado. Y lo bueno es que una vez aquí, todo está por estrenar; de nuevo estamos en la línea de salida, pero esta vez soy libre para elegir mi camino.
     
    Ahora, y aún consciente de lo mucho que queda por hacer, me siento en la zona en la que uno intenta (previa desintoxicación de prejuicios) que esa actividad creativa esté conectada con el “alma”, el espíritu fundamental de los testimonios antiguos a fin de que sepa transmitirla por una especie de irradiación, incorporando su propio proceso, como un eslabón más, a esa «tradición espiritual» que uno crea para sí y para los que conectan con él. Podría parecer ambicioso si uno hubiera de hacerlo solo por sus medios, pero más aún lo hubiera parecido el proceso personal citado más arriba si me lo hubiera tenido que plantear conscientemente como tal y, sin embargo, se hizo –se fue haciendo paso a paso- como si lo hubiera hecho yo solo… con la oculta ayuda de Dios.
     
    Finalmente, respecto a si es creación subjetiva u objetiva o las dos cosas a la vez, no estoy muy seguro de cómo argumentarlo, me limitaré a decir que mi experiencia está más cerca de esto último: de una mezcla de las dos cosas. Uno intenta ser objetivo, sobre todo (vista la experiencia previa) para no engañarse, pero ¿cómo evitar ser subjetivo, si es mi obra de interiorización más importante, siendo a la vez el sujeto que la pone en marcha y su destinatario y en la que uno avanza siempre inseguro, más por fidelidad a intuiciones de sí y de Dios, que por conocimiento de un plan preconcebido?
     
    Cuando caminaba –siempre inseguro- por ese proceso, aún no conocía la fe en sí/mí mismo, solo la carencia de ser que me empujaba a seguir adelante, pero una cosa fue llevando a la otra. Ahora (aún no sé cual es la próxima etapa) no me hago grandes planteamientos, solo seguir en la búsqueda y el descubrimiento de cada día; hay tanto aún por hacer y que mejorar en mi, en mi relación con todos esos otros que hay en mi entorno…
     
    Saludos, Fico.

  • Gabriel Sanchez

    1)      La realización propiamente humanas del amor y la paternidad sino en forma progresiva
    2)      Estas llamadas nacen de su oscuridad y mutismos originales para hacerse luz y palabra. Clarifican su profundidad y la hacen fructíferas… Bajo el efecto de este trabajo secreto semejante a la acción de una levadura…
    3)      En su carácter propio esta visión del amor y la paternidad…Sin destruir los impulsos oscuros y caóticos del hombre les da un sentido humano de la misma manera que el artista humaniza la materia en bruto…El hombre puede asumir y dar sentido mediante una creación
     
    Quiero detenerme en estas tres afirmaciones de Marcel Legaut, la primera cosa que me gustaría puntualizar desde mis modestos conceptos, es que una cosa es la realidad, otra como la percibe el hombre y su mundo interior y su elaboraciones intimas y profundas, se basan no en la realidad sino en su percepción de la misma…
     
    1)      PUNTUALIZACION: Sin embargo seria bueno emplear el concepto amor, con una acepción que es la acepción que es la generalmente más aceptada (bueno eso creo yo), que es una energía una fuerza presente en todas las cosas y cuyo alcance último el hombre no llega a abarcar…Pero esa energía es creadora y humaniza (que no es otra cosa, que la capacidad de hombre de dar nombre a lo creado) y vincularlo con los que vinculo sus procesos interiores a los proceso externos a el…Lo fenómenos de amor y paternidad no son solamente humanos están presente en toda la creación, calificamos de instinto en muchos animales, esa es la raíz propiamente humana, la instintiva y el agudo Legaut, lo marca, el plus, esta vinculado a esa fuerza, que todo lo rodea y que yo llamo amor…Parece que entonces el sostener la exclusividad del amor…Es peligroso y como hemos visto…excluye al resto de la creación y a Dios, que no son extraño, pues lo humano es un ser en evolución profundamente vinculado a la creación y a Dios.-
    2)      PUNTUALIZACION: Este párrafo tiene una claridad y una belleza de gran hondura, sin embargo el irreverente que soy se atreve a matizar…Esas levaduras, no son parte de lo humano, son fuerzas que se unen a la intimidad el hombre, pero que son transversales a todo los hombres y  a toda la creación y claro como creyente…les llamare el AMOR FUERZA LO ATRAVIESA TODO Y A TODO TRANSFORMA Y DA SENTIDO…Y ESE AMOR MODESTAMENTE (Sin imponérselo a nadie y respetando profundamente a quien opine distinto) CREO QUE TIENE SU ORIGEN EN EL CORAZÒN DE DIOS…
    3)      PUNTUALIZACION: El hombre es cocreador y no sólo crea en tanto ser interior, sino en tanto vinculaciones con todas las cosas, pero esa creación, que es una actividad constante en el hombre, el hombre crea colectivamente comunitariamente y eso da luz a ese crecimiento interior…en relación biunívoca, en el último Foro Mundial de la Teología de la Liberación se habló una creación que sigue haciéndose y se igualo, en El la creación-salvación…Lamentablemente a veces, el hombre deja que su creación sea movida por sus “impulsos oscuros y caóticos del hombre” …

       Con cariño para todos, desde Montevideo anochecido… Gabriel

  • oscar varela

    Hola!
     
    Para entender, un poquito nomás, lo que la Asoc. M. Légaut resumió de 31 a 14 páginas, intenté resumirlo en ½ página ¡Qué locura! Pero es que, sino, se me mezcla todo. Al menos podrá Domingo o Antonio corregirme si valiera la pena.
     
    Expongo el pastiche que se me configuró en la mente:
    ············
    La ACTIVIDAD CREADORA tiene 4 “ámbitos” (están en Secciones I y IV)
    1- Los bienes humanos
    2- El Sentido de la vida.
    3- La Apropiación de lo exterior.
    4- La Aproximación y Comunicación en profundidad.
     
    Más otros 2 “ámbitos” adicionales (están es Secciones II y III)
    5- La Búsqueda humana.
    6- La Tradición espiritual.
    ···········
    Pero ¿qué hay en el fondo de todo este esfuerzo descomunal en que a Légaut se le va la vida?
    Hay el “HOMBRE ROTO”,
    que no acierta a armar los de-membrados pedazos de su vida única, la de su mundo.
    ············
    Piezas ¡locas!, sueltas de nosotros mismos que pasan a la vera del camino y no nos enteran.
    ¡Vida absurda en su banalización!
     
    [Nota: un tango define la vida como una “herida absurda” – una “curda nada más”]
     
    Urge a Légaut buscar un sentido enhebrante
     
    Lo veo ensayar gestos y letras nuevas.
    Des-hacer la habitual rutina.
    Re-crear otro texto sanador y legible para los seres humanos.
     
    Todo un Arte: “el Arte de vivir”.
    ··········
    Pero –a mi parecer- se enreda;
    porque viene de la Ciencia y pasa por la Creencia
    sin que ninguna le satisfaga; sólo aspirar a la fe.
     ¿Cómo decirla, comunicarla?

    Su tiempo “europeo” sólo sabe apretar más y más el nudo ideo-existencialista.

    En esa “galleta” de nudos tironea y tironea
    ¡Más se enreda! ¡No podrá salir!
    ··········· 
    Sin embargo sus próximos lo ven en la titánica lucha.
    ¡Otro Quijote! Iª Parte Cap. XXII:
    De la libertad que dio don Quijote a muchos desdichados, mal de su grado, los llevaban donde no quisieran ir
    ·············
    No parece haber, en el horizonte, su condigno Sancho Panza.
     
    Pero bueno, son un poco los “enredos” de nuestro tiempo.
     
    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Kaláa

    Lo que me permanece fijo y evoco  en todo momento es la voz apremiándome   ¡ Mira como hago…!
    La respuesta lleva tiempo….Mamá, mira lo que hago ! es la subida de  mi primer escalón …  la primera genialidad de que soy capaz.  Cuestión de ingenio diría yo hoy.
    Es una lectura ingenua que hago del texto de mi vida.  Hoy este pensamiento ente otros, soy capaz de traerlo a mi mente a través  de los  hijos, viendo como  se las ingenian para sacar… su genio.
    Saludos.

  • Muy de acuerdo con Mingo, Antonio, Pilar y Carmen por la personalidad de sus manifestaciones convergentes!
    Por mi parte, me ha encantado la imagen del «silencio de la tierra ascendiendo por el árbol». Pienso en la savia, nutrida de fosfatos, que sube respondiendo a la llamada de la luz para ir ramificándose y creando flores y frutos.
    Y, al final, la tierra recoje los despojos botánicos para reinniciar una nueva marcha primaveral, estival, otoñal e invernal.
    Por cierto que se requiere paciencia para verlo y responder haciéndolo.

  • Carmen (Almendralejo)

    De acuerdo con cuanto decís, Antonio y Pilar… Yo añadiría a las propuesta de Légaut y a esas dos  imágenes evangélicas que él tenía en mente, “la levadura y el fermento” para una mejor contribución y utilidad al saber y gustar, y que no son otros que los llamados “ Talentos” esos que se nos ha dado a cada persona para que los dispongamos gratuitamente y a la vez crezcan como la levadura, se haga fermento en al “Masa”
    Entraré más despacio, y cuando la lectura haya sido dirigida o por lo menos rumiada.
     

  • mªpilar garcía

    M.L.:
    …ante una belleza pura, ante una armonía: entonces gracias a ellas, entra en el recogimiento del asombro y la admiración (…)

    …nos dice: “Si el hombre mantiene una interioridad suficiente, conserva la intelección de esta llamada, y permanece listo para oírla y seguirla (…)

    El itinerario que nos presenta M.L. me parece certero… aunque “empaquetadou oscurecido, por todos los peligros que expone y existen; ante la búsqueda y escucha de esa llamada interior.

    Cuando esta sucede, y el ser humano es fiel; nunca se apaga, siempre está en escucha constante, porque se siente tan fuerte, esa como llamada, que a pesar de las peripecias que la vida trae consigo, si  para la persona, esa llamada es fundamental, no la altera, sino que la va acogiendo profundamente; a la vez, que le va dando luz para desaprender aquello que la ata y esclaviza; va limpiando lastres que entorpecen el caminar.

    Siempre con el soplo vivificador, que otras personas van iluminando su vivencia con sus vidas…

    Jamás el ser humano avanza “solo” siempre recibe luz, que le ayuda a comprender cada día mejor la profundidad de lo descubierto, tras seguir esa “llamada” que le hace ser cada día más, lo que está preparado para ser.

    ¡Persona en plenitud! Así, no puede estar atada, a: “costumbres-normas-ideas” que la distraigan de su principio y fundamento.  ¡¡Ser!!
    mª pilar