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Haití: otra perspectiva

Encontramos en Carta Maior, una agencia brasileña de noticias, este artículo publicado en su blog personal por Washington  Araújo, periodista y escritor. Nos ha parecido novedoso el tema y muy correctamente escrito. Por eso lo hemos traducido y lo ofrecemos a los visitantes de ATRIO, esperando sus comentarios.

A quien pueda interesar: Haití no es Afganistán

Washington  Araújo

La reportera se aproxima, crea el suspense básico, informa que tiene una persona enterrada a menos de tres metros bajo sus pies, aumenta el suspense cargando de tristeza la voz, acerca el micrófono al suelo sin dejar de decir: «ya puedo escuchar la voz de una persona, una mujer, ¡hay una mujer aquí abajo!» ¿Cuántas de estas escenas no hemos visto en las últimas semanas? Es innegable que hubo compasión en las escenas grabadas por la reportera. También es innegable que ella intuyó que esas escenas ocuparían el mejor espacio de las noticias de la noche, llevadas al publico por su principal  informativo.  Informes como éste han dado la vuelta al mundo y fotos de las víctimas, vivas o muertas, han hecho el mismo camino.

 Fue así como el mundo tomó conciencia de la existencia de Haití. En nuestro imaginario, Haití asume los rasgos de una persona herida, impotente, entre la vida y la muerte, en medio de destrozos de construcciones. E igualmente en las informaciones que dicen que de 150 mil a 200 mil personas murieron en el país a causa del terremoto del día 12 de enero de 2010. Las imágenes en la televisión captan aquel polvito fino agregando al aire que se respira, partículas de arena, cemento y cal. Los reporteros incluyen en sus reportajes frases, antes impactantes y ahora absolutamente normales como: «Aquí, donde había un edificio de seis pisos debe haber cientos de personas enterradas» o frases más elaboradas y no menos dramáticas como «estamos en un inmenso cementerio. Todo Puerto Príncipe esta así». La línea que separa periodismo de sensacionalismo fue y sigue siendo muy débil.

 En los últimos 21 días el trabajo de la prensa se resumió a mostrar imágenes de la destrucción de la capital haitiana. Devastación y caos. Rescate de las víctimas. Ayuda humanitaria en camino. La cobertura brasilera abrió un capítulo especial: estamos de luto también por Zilda Arns, Luiz Carlos da Costa y otros 19 militares que actuaban en la Fuerza de Paz de la ONU en Puerto Príncipe. La prensa potenció las dificultades del país para hacer frente a su reconstrucción y demostró que el país caribeño presentaba serios «defectos» de construcción.

 

¿Tierra de nadie tal vez?

La historia de Haití verá el terremoto como el evento que desnudó de golpe la extrema pobreza y miseria en la que el país se encontraba. Es obvio que si Haití fuese menos pobre los efectos de la tragedia serían inmensamente menores. Haití aparece en el IDH (Índice de Desarrollo Humano) de 2008 en la 148ª posición, siendo la nación mas pobre de las Américas, con una esperanza de vida de 60,78 años y un analfabetismo del 52,9%. De sus 9 millones de habitantes, el 80% viven por debajo de la línea de la pobreza. En los últimos años, empresas multinacionales, principalmente textiles, se instalaron en Haití en busca de mano de obra barata.

 Un mundo tan lleno de buenas intenciones, tan rápido en ofrecer (y enviar) ayuda humanitaria, tan sensible hasta el punto de ofrecer aporte financiero de monta para la reconstrucción del país devastado, parece desorientado o incompetente para crear planes de reconstrucción del país basados en principios básicos de autosostenibilidad.

 Haití necesita ser ayudado no sólo por haber sufrido un terremoto de 7 grados de magnitud, sino porque tiene una historia marcada por otras tragedias. En el siglo XIX tres potencias europeas invadieron Haití: Francia en 1869, España en 1871 e Inglaterra en 1877; en el siglo XX Estados Unidos invadió Haití tres veces: en 1914, 1915, permaneciendo hasta 1934; y nuevamente volvió a invadirlo en 1969. Cada invasión externa es como una fábrica de saqueos, ruinas, destrucción, dolor y muerte. Los haitianos fueron, por tanto, víctimas de terremotos morales provocados por otras naciones, su autoestima como nación y pueblo quedó reducida a una nota de pie de página de la historia. Conviene recordar que una nación no invade a otra, moviliza tropas y gasta fortunas en desplazamientos y guerras solamente por el placer de invadir. Un país es invadido porque tiene riquezas para saquear, posee una localización geográfica estratégica y su población –militar y civil– no tiene preparación para autodefenderse con éxito. Las invasiones, aisladamente, no fueron suficientes para exterminar Haití y entre invasión e invasión extranjera el pueblo haitiano fue víctima de dictaduras sanguinarias instaladas por el médico François Duvalier, conocido como Papa Doc (1957 a 1971), quien trasmitió el mando a su hijo Baby Doc (1971 a 1986). Arrodillado ante el pedestal de los dominadores extranjeros, Haití vio su historia desaparecer por el desagüe de forma casi ininterrumpida.

 

La prensa cambia el ojo humano por el ojo de cristal

 La prensa viene informando de que el mayor desafío posterremoto es llevar ayuda humanitaria a los millones de necesitados, en el menor lapso de tiempo posible. Y hasta la guerra entre bastidores de brasileros y estadounidenses para determinar qué país sería responsable de la coordinación general de las operaciones recibió amplio espacio en la prensa. Brasil tenía 1.266 militares en Haití, subió a 2.600. Estados Unidos, que tenía menos de 1.000 soldados en el país apoyando la Fuerza de Paz de la ONU para la Estabilización de Haití (Minustah), elevó este contingente a 20.000. Considerando que la embajada de Estados Unidos en Puerto Príncipe era su tercera mayor embajada en el mundo y tenía 3 mil hombres, el número de usamericanos en Haití ronda ahora los 25.000. En este punto la prensa ha dejado vacíos abisales como el de no presentar tablas comparativas con el número de militares por nacionalidad que llegan y salen de Haití, inexistencia de recuadros informativos del estilo «Haiti a fondo» para informar sobre la historia del país y la relación con algunas potencias extranjeras que en el pasado estuvieron como invasores y ahora como puntas-de-lanza de ayuda humanitaria posterremoto.

 La cobertura privilegia lo superficial, las imágenes de la tragedia, las dificultades para que vuelva la vida normal a la capital haitiana, denuncia también el secuestro de niños. Pero ninguna emisora de televisión ni ningún periódico de renombre llamaron la atención de su audiencia o de sus lectores hacia el hecho de que los 20.000 soldados estadounidenses en Haití, país con 9 millones de habitantes es superior a las fuerzas conjuntas de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán en este primer año del gobierno Obama: 70 mil para una población de 28 millones. La prensa parece haber perdido en los escombros de Puerto Príncipe su capacidad de análisis, ya que en un cálculo preliminar se constata que hay más tropas per capita en Haití que en Afganistán, zona de guerra declarada hace ya bastante tiempo.

 Mas allá de las imágenes de madres en trance arrullando a hijos muertos en sus brazos, escenas que traspasan el alma, la prensa presentó Haití al mundo como un país, como un estado fallido, como una nación desgobernada por completo, como si un terremoto −por grande que sea en la escala Richter − tuviese el poder letal de transformar en ruina la capacidad de un pueblo de disfrutar del derecho a la autodeterminación. En ese sentido, vemos el terremoto como paño de fondo para pasar a la opinión pública mundial el concepto de que Haití es incapaz de organizarse y gobernarse por si sólo. Queda, entonces, descubierta la perversa tesis de que Haití necesita ser monitoreado y su bienestar pasa por un regreso a los tiempos de los protectorados. Y todo esto para su bien. Los haitianos que vi en los telediarios eran todos supervivientes de la catástrofe.

 

Se buscan: 8.800.000 haitianos

 ¿Dónde están los otros ocho millones ochocientos mil haitianos, ese formidable contingente de la población no afectado directamente por el terremoto? Faltan imágenes en mi mente de haitianos no afectados directamente por el terremoto hablando de su país. Es preciso señalar que la población de Haití sobrepasa los 9 millones. ¿Donde están los profesores, ingenieros y médicos haitianos? ¿Y sus comerciantes y sus amas de casa? ¿Por qué no han sido alcanzados por los diligentes profesionales de la prensa? ¿Es que no deberíamos saber la opinión de los propios haitianos sobre cómo entienden ellos que debería realizarse el trabajo de reconstrucción de Puerto Príncipe? ¿Cómo ve la población la acción de los militares estadounidenses al emprender el rescate de su país tan terrible y trágicamente empobrecido? ¿Entienden que esta vez se trata de una acción humanitaria o de una nueva invasión? ¿Conoce alguien a algún periodista haitiano que se haya pronunciado sobre el día siguiente, sobre la semana siguiente al terremoto? La cobertura sobre Haití, como un todo, nos sustrajo la voz y el pensamiento de los haitianos. Basta de hablar solamente del sufrimiento humano.

 Es mas fácil, claro, quitarse un peso de conciencia firmando un cheque de 375 millones de dólares o de 50 millones de euros que proponer y ejecutar políticas públicas de inclusión social e educacional, disminuir su elevada tasa de mortalidad infantil y crear mecanismos para elevar la calidad de vida del pueblo haitiano. A este respecto pienso que la prensa tiene un importante papel a desempeñar trayendo tales temas a la agenda relacionada con la cobertura de Haití en los próximos meses.

Existen muchas maneras de ayudar al pueblo haitiano, pero no solo de pan viven las víctimas de las catástrofes, sean estas naturales o históricas. Los vehículos de comunicación podrían influir en el futuro de Haití si mantuviesen «encendidos» los reportajes críticos al mero asistencialismo −sabio y oportuno en un primer momento y dañino como forma de minar la capacidad de su pueblo−, y pusiesen en la agenda del día a día la necesidad de que gobiernos y organismos multilaterales actúen forma osada y consistente para reconstruir la confianza de los haitianos en que ellos mejor que nadie podrán escribir su propio futuro.

 

Washington Araújo es periodista y escritor. Titulado en Comunicación por la Universidad de Brasilia, tiene libros sobre medios de comunicación, derechos humanos y ética publicados en Brasil, Argentina, España, México.

Su blog: http://www.cidadaodomundo.org

Email – wlaraujo9@gmail.com

[Traducción para ATRIO: MJG  +

5 comentarios

  • oscar varela

    Hola!

    1º) UNASUR brilló por su ausencia -creo.
    ·······
    2º) Investigación largona de mi amigo Rogelio:

    Las maquilas en América Central y en Haití

    En la antigua España, la palabra maquila se refería al hecho que el dueño de un molino aceptaba moler el trigo de un campesino que no tenía molino  propio, a cambio de un pago.
    Se trataba  de un trabajo hecho para tercero. Y el porcentaje de trigo que el molinero se guardaba para sí se llamaba maquila..
     
    En los últimos cuarenta años, los países emergentes de Oriente (China, Corea, Malasia,…) lograron expandir fuertemente sus exportaciones en el mundo entero. Lo lograron a causa de sus precios muy bajos. Estos precios bajos eran posibles porque esas economías emergentes explotaban la mano de obra, con largas horas de trabajo y salarios muy bajos.
     
    En Europa y en Estados Unidos, países con altos salarios, no pudieron competir contra los países asiáticos emergentes, perdieron ventas, tuvieron que cerrar fábricas, perdiendo además puestos de trabajo.
     
    Para poder competir, empresas alemanas de primer nivel desplazaron sus fábricas en un primer momento a Portugal, donde los salarios eran más bajos, y luego hacia Hong-Kong,  Malasia, Indonesia….
     
    En Estados Unidos se produjo el mismo fenómeno, con una diferencia : no hacía falta desplazar las fábricas a muchos miles de kilómetros; con cruzar la frontera sur, se encontraba en México con una abundante mano de obra desocupada, dispuesta a trabajar por sueldos muchísimos más bajos que en Estados Unidos.
     
    Las industrias de ensamble, que exigen mucha mano de obra, comenzaron a desplazarse de Estados Unidos hacia el norte de México, en Baja California, en Chichuahua, en Tijuana,… Solamente en Tijuana, había en 2001 820 maquilas; pero muchas se mudaron luego hacia zonas más pobres, a tal punto que ahora no son más que unas 500). En un primer momento, muchos mexicanos creyeron que estas fábricas de ensamble iban a sacarlos de la pobreza. Pero la gran oferta de mano de obra, unida a la debilidad de los movimientos obreros, a la corrupción de las autoridades mejicanas y a la falta de escrúpulos de los empresarios maquiladoras, desembocó en un sistema de explotación de los trabajadores.
     
    Las grandes empresas que instalaban maquilas ahora podían competir contra las importaciones provenientes de Orientes. Y además, podían incrementar sus beneficios, ya que el vil costo de la mano de obra permitía rebajar el precio de venta de los productos así ensamblados.
     
    Desde luego, los países “beneficiados” por la aparición de las maquilas no por eso iban a progresar en industrialización : los países del primer mundo exportaron las tareas de ensamble, que exigen mano de obra abundante pero nada especializada, pero se reservaron para sí mismos las tareas nobles : la investigación científica y las tecnologías complejas. El primer mundo produciría  maquinarias, aviones, robots, armamentos… Las maquilas, en cambio, ojotas, sombreros de paja, remeras, vasos plásticos, juguetes,… De tal manera que la brecha entre primer y tercer mundo se mantiene como antes.
     
    Otro resultado de las maquilas es que la burguesía de los países así  “beneficiados” por esta nueva situación, de golpe se descubre vocación de industriales. Si bien las maquilas utilizan una mano de obra de escasa capacitación, y si bien muchas de estas maquilas tienen directivos que provienen de los pases de origen, sin embargo, necesitan de los servicios de algunos cuadros intermedios que consiguen entre los habitantes del país mismo. Y es así que más de un burgués local, que antes se dedicaba a la explotación de campos, al comercio, a la importación, ahora consigue puestos directivos en las maquilas. Y de paso consigue nuevas posibilidades de “progresar”. Se crea así una alianza entre maquilas extranjeras y burguesías locales. Lo que significa que la burguesía local se pone cada vez más al servicio de empresas extranjeras. Las burguesías locales tienen cada vez más intereses comunes con los capitalistas de afuera. En cada país así invadido por las maquilas, las burguesía locales se subordinan cada vez más a los capitalistas de afuera. Sus intereses están en lograr el máximo beneficio, lo que implica la máxima explotación posible de sus conciudadanos que trabajan en las maquilas. Se olvidan de sus propias patrias, para ponerse al servicio de las empresas de afuera.
     
    Esto se verifica muy bien en el caso de Honduras. El gran pecado de Zelaya no fue de haber desconocido la constitución, sino de haber aumentado el salario mínimo de los trabajadores.
    Si hay que dar aumento a los trabajadores de las maquilas, el beneficio de estas empresas baja. Y esto es intolerable. No lo podían aceptar ni los capitalistas de afuera, ni la burguesía de adentro. Así, el derrocamiento de Zelaya fue obra y de los capitalistas de afuera, y de la burguesía de adentro. Se trataba de una burguesía sin patriotismo, que se vendía al mejor postor.
     
    Las maquilas se multiplicaron en el norte de México. Poco a poco, también se establecieron en los demás países de América Central y del Caribe : en Guatemala, Nicaragua, Honduras, República Dominicana,… Cada país luchaba para atraer “inversiones”, regalando ventajas a los inversionistas, en forme de creaciones de zonas francas, de ventajas aduaneras, de franquicias de impuestos, etc… A tal punto que los beneficios que cada país podía sacar de estas “industrializaciones” eran muy reducidos. En este ambiente de competencia favorecida por los tratados de “libre comercio”, los diversos países se hacían así entre sí una competencia tal que disminuían beneficios globales. Motivo por el cual, los salarios tenían que ser los más bajos posibles.
     
    El enojo de la burguesía de Honduras en contra de Zelaya era muy comprensible : un aumento del salario mínimo disminuía los beneficios de las maquilas y de la burguesía; pero además, podían desalentar a los inversores extranjeros, que se mudarían a otros países menos exigentes.
     
    Las maquilas establecidas en República Dominicana se dieron cuenta que en Haití, donde la miseria era máxima, sería posible pagar salarios mucho menores. Por lo tanto, mudarse hacia Haití sería ventajoso. Conseguir acuerdos ventajosos con las autoridades haitianas no podía ser muy difícil, visto la desorganización y la corrupción que existían en el país vecino. Se consiguieron acuerdos, zonas francas, exenciones de impuestos,… Y muchas maquilas de la Republica Dominicana se mudaron a Haití. Fue el caso por ejemplo de la maquila que producía los pantalones “Dockers” para Levy Strauss : Cuando la competencia china tornó el negocio poco brillante, la empresa desarmó sus máquinas en República Dominicana y las rearmó en Haití, donde podría pagar salarios menores. 
     
    La frontera norte entre Haití y la República Dominicana es constituida por un río que corre de sur al norte. Allí, hacia los años …., los capitalistas dominicanos establecieron una primera zona franca, cerca de Ouanaminthe. Para lo cual en Banco Mundial prestó 23 millones de dólares, con otros 42 millones para ampliaciones en la misma zona. El río fronterizo fue corrido hacia el oeste, fortificado, del lado haitiano,  con muros de cemento y alambradas de púa. La entrada de la zona está del lado de la República Dominicana. La zona está bajo la vigilancia de una policía armada privada, bajo mando de dominicanos. Los directivos y los técnicos son dominicanos. En esto tipo de “fábrica”, ni siquiera es fácil conseguir el salario mínimo indicado por la ley: La actividad sindical es casi imposible; pero existe. En marzo de 2004, hubo una rebelión de los trabajadores haitianos, causada por el despido injustificado de 34 obreros; fue reprimida por soldados dominicanos (que actuaron en suelo supuestamente haitiano) y por mercenarios de varias nacionalidades (entre los cuales argentinos)..
     
    En 2005, trece otras zonas francas similares estaban previstas en esta zona del noreste, lo que, de paso, significaría una especie de fortificación que impediría las migraciones de haitianos, pero que permitiría su explotación laboral (también algunas de estas maquilas se instalan cerca de Puerto Príncipe).
     
    Los obreros  de las maquilas son casi todos haitianos; los técnicos a menudo son dominicanos; los directivos suelen ser muy internacionales : hay norteamericanos, mexicanos, coreanos, filipinos, japoneses, chinos, guatemaltecos, hondureños, y hasta algún que otro argentino.
     
    En el momento del terremoto, eran cerca de cincuenta los hondureños que trabajan en Haití al servicio de empresarios coreanos, entre otros lugares en la zona de Delmas 31, y al servicio de un filipino que tiene inversiones en Honduras. En Delmas 31, un edificio de cinco pisos de la maquila  quedó intacto; los hondureños dejaron el país; una de ellas fabricaba ropa; ahora, son orientales los que ocupan las instalaciones; en esta maquila, también hay trabajadores guatemaltecos..
     
    Muchas empresas internacionales producen en sus maquilas. En Haití, además de Levy Strauss ya nombrado, podemos citar a Adidas, Levy’s, Sears, Walmart, Disney, Keymart,  Cointreau, y muchas otras…
     
    Dos días después del terremoto, la maquila que produce camisetas para la firma canadiense
    Tildan Astivewear decide trasladarse a Nicaragua y Honduras.
     
    Las condiciones de trabajo suelen ser de 11 o de 11.30 horas de trajo, con los sábados incluidos, y a veces con trabajo parcial los domingos. Los salarios suelen ser el salario mínimo legal (1,75 dólar por día), pero cerca de la mitad de las maquilas no cumple con este mínimo legal.
     
    Mucho detalles acerca de la manera de trabajar escapan a las posibilidades de este artículo. Una anécdota : una argentina que volvió de Haití a los pocos días del terremoto, entrevistada en Buenos Aires en el aeropuerto, explicó a la prensa que ella allí trabaja en la administración de una maquila textil.. Las pieza a fabricar tenían que ser presentadas por paquetes de diez: Si una pieza presentaba una falla, se descontaban las diez prendas al obrero que las había fabricado.
     
    En la maquila de prendas Classic Apparel,, se cosen etiquetas que indican « Made in USA ».
     
    En la maquila que fabrica los guantes « Alpha Sewing », su utiliza PVC, material extremadamente nocivo para las vías respiratorias de los obreros..
     
    En los supermercados Walmart de Estados Unidos, los pijamas “Pocahontas”se venden por 11,97 dólares. Son prendas producidas por las maquilas contratadas por la empresa Disney.  Cuando murió Walt Disney, en 1966, la dirección de la empresa fue confiada a Michael Eisner. Como presidente de la compañía Disney, en 1993, Michael Eisner cobró la suma de 203.000.000 dólares. En cambio, el obrero haitiano cobra en promedio la suma de 0,07 dólar por pijama. Como se ve, el sistema de la maquila permite competir con Oriente, y deja buenos beneficios para las empresas Disney y Walmart.
     
    La reconstrucción de Haití exigirá esfuerzos inmensos en todos los campos. Por eso, una ayuda realmente eficiente no debería limitarse a la ayuda humanitaria inmediata. Harán falta esfuerzos inmensos en los campos de la educación, de la organización del estado, de la capacitación técnica, de la organización gremial,… Tendremos que colaborar con los haitianos en todos estos campos.
     
    Rogelio Ponsard.

  • oscar varela

    Hola!

    ¡Ché Gabriel Sánchez!
    vos que estás en todo:

    averiguá y difundí en Atrio.org
    cuándo se reune UNASUR.

    Esa podría ser
    [si se ponen como se desea-espera]
    una impooooortantiiiiisima ALTERNATIVA
    a l’hijaputez capitalista.

    ¿Te parece?

    ¡Vamos todavía! – Oscar.

  • Gabriel Sanchez

    Asesinaron a Jean Anuil, un lider natural para tiempo de reconstrucción (y no hablo sólo de lo material)…se debe promover el protagonismo del pueblo Haitiano en su propia reconstrucción y el peridista brasilero tiene razón, para que tantas tropas y porque el entorpecimiento a la logistica de distribúción de alimentos y medicamentos¿¿?????…¿Tendrá algo que ver, con las enormes reservas de petroleo, ese sufrido y explotado pueblo – signo de todas las esclavitudes a que somos sometidos los seres humanos-que se debaten por su vida y su libertad con enorme dignidad…Contaba una hermana de la Clark voluntaria en Haiti, que algunos moribundos rechazaban el agua, para dejarla para los otros…y que mucha gente herida…por dentro y por fuera, cantaba canticos dirigidos a Dios…Es tiempo que las potencias imperiales dejen a Haití forjar su destino…Gabriel

  • Asun

    Nos dicen lo que quieren y nos muestran lo que les interesa moviendo sentimientos, pero  sin ir realmente al encuentro de los intereses y anhelos de los mismos haitianos.
     
     Gracias por darnos una más amplia  perspectiva de los hechos.

  • Sergio Zalba

    Muy interesante y aguda la observación de este periodista brasilero. Habrá que ver cómo siguen las cosas…