Había prometido una Guía de Lectura y Evaluación a este tema I del curso. Pero creo que los comentarios ya se ha ido enfocando el tema bastante bien. Efectivamente no se trata de un mero CURSO bien empaquetado, sino tembién y principalmente de un TALLER de intercambio de experiencias de la vida y espiritualidad propia que nos evocan los textos de Légaut.
Aunque tal vez ya inútiles, me parece oportuno señalar estas cosas que pensaba escribir en esa Guía de Lectura al tema 1º y algunas otras que han ido surgiendo en el hilo de comentarios.
Se trata en este tema con detalle de la vida de Légaut y a la vez insiste él mismo en que las concreciones de su vida tienen poca importancia. De las tres síntesis que se presentan en la primera parte, puede uno quedarse muy bien con la primera síntesis más breve. Y en cualquier momento sabrá que ahí están las otras dos biografías más ampliadas para volver sobre ellas.
- Es más importante llegar a la segunda parte, “II. Límites de lo biográfico, que apelan a transcenderlo”. Aquí ya se encuentra uno con una característica de Légaut: la terminología muy especial de Légaut, porque él no sigue a otros autores ni justifica la elección de las palabras. En este caso el empleo de los términos “vida” y “existencia”. Tengo que advertir que no se trata de decir si es válida esta extraña terminología. Nos meteríamos en discusiones bizantinas: ¿Acaso una piedra no existe? ¿No es existencia un término más genérico aún que vida? Y en Légaut, parece lo contrario. Sólo un sujeto que toma conciencia y encuentra el sentido profundo que une toda su vida, “toca” la existencia por dentro. ¿Podríamos traducir como subsistencia o existencia personal? Es lo menos importante. Aceptemos su definición, pensando que, como matemático, va a usar este término postulado siempre con el mismo valor, como en un problema se dice: “sea a igual a 3” y esto vale para todo lo sucesivo. Pues bien, esta terminología de Légaut tiene la ventaja de que quedará fijada para todos sus libros. Y ya iremos viendo más terminología peculiar en él.
- Ya en la primera parte podemos leer algún párrafo de Légaut. Es lo importante en el curso. Hemos puesto en color azul oscuro sus textos. En ellos se encuentran a veces formulaciones iluminadoras de lo que en la vida es verdaderamente universal porque es “de fondo”. A veces sólo en una segunda lectura o por el comentario de otro, se encuentra esta luz. Por eso no se trata de aprender de los textos , sino de un Taller o una reunión de grupo en la que cada uno aporta qué es lo que le ha llamado la atención y qué le hace reverberar de su vida, sus rupturas y sus momentos de luz.
- Légaut, como se ve en este tema, construye su espiritualidad a partir de sus experiencias humanas, no de teorías sobre el hombre o la vida. Y curiosamente, salvo en esos breves pasajes que hoy se presentan, no va hablar en primera persona, de su experiencia particular, sino en tercera persona, de lo que presume es experiencia universal en cada persona. Y aquí otra dificultad que tendrán que comprender y excusar las mujeres sobre todo. Va a emplear esa tercera persona en masculino, el hombre, el padre, el hijo, el discípulo… ¿Y la mujer? ¿Es machista Légaut, lo mismo que alguien ya empieza a recelar que es europeo y burgués? Sería entender mal a Légaut creer que lo que el saca de esas experiencias profundas valen sólo para varones, europeos y de extracción burguesa, con ruralismo voluntarista. Como si se pensara que el mensaje de Jesús sirve sólo para israelitas del siglo I. Cuando el habla de “El hombre en busca de su humanidad” (título de su libro principal) en ese “hombre” está el varón y la mujer, el europeo y el africano, el burgués y el proletario…
- Finalmente, tras la lectura del tema es importante que nos queden claras las respuestas a estas preguntas, que son una especie de autoevaluación:
- ¿Cuál fue en Légaut el momento histórico más trascendental en su existencia? ¿Por qué se produjo? ¿Qué le motivó a tomar decisiones radicales? ¿Cómo se unían esas decisiones de vida profesional y familiar con cambios de espiritualidad?
- ¿Cuáles han sido los momentos claves en mi existencia? ¿Cómo se conjugaron en ellos acontecimientos exteriores y decisiones personales? ¿Me han ayudado los textos de Légaut a interpretar y sacar jugo espiritual de esas experiencias mías? ¿Qué puedo comunicar a los demás de lo esencial de esto?
- Si alguien quiere, puede publicar aquí la contestación a estas preguntas, o comunicar dudas. También puede enviarlas, mas privadamente al moderador del curso-taller.
Parece que la ruptura con su condición anterior, el pasar de profesor a campesino…, obviamente, el vivir la realidad, especialmente en un medio elemental, en donde tenemos un contacto directo el devenir de la vida que nace, de la naturaleza que se despliega…es decir el campo, nos da una perspeciòn que rompe con los marcos constreñidos y teóricos de los clérigos (aquí referidos seguramente a los profesores, catedráticos…eminencias universitarias) parece que el volver a la tierra nos devuelve mucho de nuestra humanidad (experiencia indoamericana- a propósito querido Antonio, estoy recogiendo unos tomatitos cherry… que plantamos con un amigo Gonzalo. Esto en su vida significa la ruptura de dos mundos…y un recomenzar…renunciando a las posturas anteriores…
Yo en realidad tuvo mi gran ruptura y mis ruptura, pero le va resultar cómico…en primer lugar mi formación fue positivista, siempre fui filomarxista, aunque con algunas importantes matizaciones, nunca pude aceptar que todo era solamente materia…y mi medio rural, fue la Iglesia…yo desde allí, aún con sus muchas humanas limitaciones (en donde no las hay)…me siento cumpliendo con aquello que hace a mi aporte modestísimo personal a la historia humana…
En eso nos parecemos yo rompí con una postura cientificista y positivista muy arraigada por mi educación…como Elías hice el camino inverso desde el Israel rumbo al Sinai)…
Que en nuestra vida, el instalarse el acomodarse, el no dar lugar a la evolución constante nos llevará a rupturas muchas veces dolorosas e intensas…
Antonio,
Me has salvado el ánimo aquí con tu “aterrización a tiempo” sobre nuestro taller trabajando con el Maestro de Obra Marcel Lègaut. Eso con nuestro amigo Oscar, siempre andando, nos viene abriendo perspectivas promisorias para organizar un taller con posibilidades de andar creando algo para la vida real y concreta, o tal vez la “existencia”. A los 82 años me encanta la perspectiva, no para cambiar mi “existencia” ya llegando a su “Nunc dimitis”, sino para gozar profundamente el sabor de tanta belleza que se vaya despuntando aún cuando pasando alquien desconocida o desconocido en la calle se les da los “Buenos Días” para cosechar una sonrisa de sorpresa y sentir que el Otro no está lejos del otro.
Justiniano de Managua
Gracias, querido Antonio, por estas pistas para poder tener una metodología común y no dispersarnos en abstraciones inútiles en este taller sobre las enseñanzas de Légaut.
Gracias por advertir el uso del término hombre como genérico. Es lógico que en su época y gran parte de nuestras vidas era normal esta terminología. La mayor parte de mi vida yo también la utilizaba como algo normal.
En este momento en que ya se ha desarrollado la sensibilidad y exigencia de las mujeres a estar presentes en el lenguaje lo mismo que lo estamos en la vida, deberíamos tener cuidado en adaptarnos al momento actual y buscar alternativas al uso exclusivo del masculino.
Hola!
Agradezco la aparición de esta “Guía de lectura para el tema 1º DE LÉGAUT”
Aprovecho la ocasión para resaltar una de las 7 “aportaciones” que hace Légaut (según Mingo en su “Cronología con ampliaciones” -pág. 17).
En la Sexta aportación hay una “precisión” que dice:
– “en el orden espiritual no hay rangos; un maestro suscita no discípulos sino nuevos maestros”-
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Esto es uno de los rasgos que diferencian “Taller”, de “Curso”.
* En el Taller hay prioridad de compromiso “MANUAL” (Con-tacto y Experiencia)
* En los Cursos la prioridad la tiene la atención “MENTAL” (Abs-tracción y Propuesta teórica)
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Esto no es “moco de pavo” sino algo enigmático en la vida humana.
– “La albañilería o la carpintería no se suelen llamar «carreras» sino «oficios». Pero, claro está, que el «oficio» es también un esquema social de vida. ¿Por qué, sin embargo, el idioma ha separado la denominación en uno y otro caso?
Hay tras esta duplicidad de nombres, en apariencia, tan mansa, algo tremendo.
* Se llama «carreras» a los esquemas sociales de la vida en que predomina el hacer espiritual —intelecto, científicos; voluntad, políticos, hombres de acción; imaginación, poetas, novelistas, dramaturgos—
* y «oficios» a aquellos en que predomina el hacer de la mano, la mano de obra.
La división, por lo visto, más radical que la sociedad hace entre los destinos típicos sociales del hombre, es esta entre hombres de espíritu y hombres de la mano.
Desde hace años se batalla cruentamente sobre el área del planeta acerca de si esta división, que es un hecho, es, además, algo tolerable, si es justo o no; si aun siendo injusto, es irremediable.
Y el punto más hondo y grave de la cuestión no es el que suele mover a las gentes —la diferente situación económica que «carreras» y «oficios» suelen llevar consigo—,
sino este otro que voy a enunciar, pero no a desarrollar: ¿es el hombre por vocación albañil como es por vocación industrial, poeta o médico?
Si los albañiles y peones de mina u obreros de fábrica lo fuesen por vocación siquiera con la frecuencia con que hay médicos e industriales por vocación, ¿encontrarían aquéllos tan insoportable la exigüidad de sus ganancias?
¿Es que la ganancia de muchos hombres de ciencia no es aproximadamente tan exigua, y en todo caso por completo desproporcionada a la intensidad y constancia de su esfuerzo?
O, viceversa, ¿es la ganancia del obrero tan exigua que no deja holgura para que su oficio, es decir, lo que tiene que hacer —su trabajo—, se le pueda presentar como vocación?
Y como lo que el hombre es por vocación lo es por sí mismo, por su más íntima y espontánea determinación, tendremos que las preguntas anteriores se condensan y subliman en ésta:
¿”Ser” albañil es “ser” hombre, como lo es “ser” poeta o “ser” político o “ser” filósofo?”-
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Esto está tomado de “Sobre las Carrerras” de Ortega y Gasset (1934) OCT5,167-183.
A quien pueda le recomiendo su lectura pues allí se trata de, precisamente, la “vocación” de vida, que las “carreras” y “oficios” no alcanzar a agotarla en su significado y valor. Por eso los avatares de la Vida de Légaut (creo yo).
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Otra cita, casi coincidente con los esfurzos “electivos” de don Marcel:
– “Entre los pocos papeles que dejó Descartes a su muerte hay uno, escrito hacia los veinte años, que dice: Quod vitae sectabor iter? Es una cita de unos versos de Ausonio en que éste traduce otros pitagóricos bajo el título Ex Graeca Pythagororum: de ambiguitate eligendae vitae.
Hay en el hombre, por lo visto, la ineludible impresión de que su vida, por tanto, su ser es algo que no sólo puede, sino que tiene que ser elegido. La cosa es estupefaciente: porque eso quiere decir que a diferencia de todos los demás entes del universo, los cuales tienen un ser que les es dado ya prefijado y que por eso existen, a saber, porque son ya, desde luego, lo que son, el hombre es el único y casi inconcebible ente que existe sin tener un ser prefijado, que no es desde luego y ya lo que es, sino que, por fuerza, necesita elegirse él su propio ser.
Nos basta con reconocer que en la práctica efectiva de nuestra vida las cosas se nos presentan así, antes de que teoricemos, antes de que nos formemos una opinión sobre nuestra vida y sobre todo lo demás.
Ese ser que el hombre se ve obligado a elegirse es la carrera de su existencia.
¿Cómo la elegirá?”-
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No sé si Légaut usará con precisión el concepto de “vocación”.
En la pág 171 Ortega nos la describe así:
– “la vida es una trayectoria individual que el hombre tiene que elegir para ser. Mas las carreras son trayectorias genéricas y esquemáticas: cuando se elige una por vocación, el individuo advierte muy bien que, no obstante, esa trayectoria no coincide con la línea exacta de vida que sería, en rigor, su precisa, individual vocación. Quiere, sin duda, ser médico, pero de un modo especial en que van insertos muchos otros haceres vitales que no son la medicina y su práctica.
En rigor, es una abstracción decir que se tiene vocación para una carrera. La vocación estricta del hombre es vocación para una vida concretísima, individualísima e integral, no para el esquema social que son las carreras, las cuales, entre otras cosas, dejan fuera muchos órdenes de la vida sin predeterminarlos. Por ejemplo, el ser médico no implica si se va el hombre a casar o no.”-
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Bueno, con esta Guía que nos ofrece el “Sub-Maestro del Taller (el “Maestro” es Mingo), la sigo en el Hilo que corresponde, pero no sin antes insistir en que cada una de los talleristas es – o pude ser “maestro” artesanal de su compañero y también de sus Maestros “a cargo”.
¿Qué le vamos a hacer si un Taller no es un Curso, no?
¡Vamos todavía! – Oscar.