Si puede señalarse un momento en el que Elon Musk se volvió totalmente impredecible incluso para aquellos que llevan décadas estudiando su figura, fue el verano de 2023. El magnate decidía entonces cambiar el nombre de Twitter, una de las redes sociales más reconocidos a nivel mundial y verbo propio, tuitear, por el insulso y carente de fondo “X”. El movimiento resultó inexplicable para los expertos en marketing e imagen de marca y suponía un paso más en la aniquilación del valor comercial de una empresa por la que Musk había pagado 44.000 millones de dólares.