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¿Qué aporta la religión?

Carlos BarberáConsciente de que se trata de un título demasiado pretencioso para las posibilidades de un artículo, trataré de reducir su horizonte. Sin duda cada religión aporta a sus fieles un conjunto de certidumbres y promesas, que otros muchos califican de ilusorias. Pero la intención de la pregunta inicial es distinta. En una sociedad avanzada –secularizada, por tanto– ¿es la religión un fenómeno marginal, una de tantas dedicaciones de los humanos, como la astrología, el culturismo o la devoción a Elvis Presley? Aun siendo la sociedad moderna fundamentalmente homogeneizadora, genera en su seno movimientos y modos de vivir especiales, que afectan sobre todo a sus adeptos ¿Es la religión únicamente uno más entre ellos?

Jesús transmitió a sus discípulos una afirmación vigorosa: vosotros sois la sal de la tierra. Con ello pareció formular no una promesa (llegará un momento en que seréis la sal de a tierra) ni mandato (esforzaos en ser…) sino una realidad, un hecho comprobable.

Como cualquier metáfora, también ésta es susceptible de interpretaciones. Acaso sin embargo la más literal pueda tenerse por la más acertada. La sal es lo que desparece en un guiso, haciendo en cambio más sabrosa la comida. ¿Cumple ese papel la religión?

Para responder a esa pregunta quiero remontarme a un panorama más general. Parece que hay ya un acuerdo en que la historia carece de sentido. “Este mundo, república de viento,/ que tiene por monarca un accidente”, dijo Bocángel. La historia es una sucesión de acontecimientos provocados y gestionados por los seres humanos, felices unos, otros desdichados, cuyo futuro ya nadie es capaz de prever ni prevenir. Es cierto sin embargo que la humanidad ha ido proponiéndose metas y arbitrando remedios para vivir mejor, para hacer la vida más soportable, menos trabajosa, para aliviar en definitiva el sufrimiento y generalizar el disfrute.

Ha habido momentos en esa historia en que se ha querido romper con modelos que mostraban su definitiva inoperancia y proponer remedios nuevos y pretendidamente definitivos. Nosotros somos herederos de algunos.

Cuando Kant animaba a salir de la minoría de edad culpable, lo hacía con el convencimiento de que la razón, común a todos, era el instrumento ineludible para la felicidad humana. Cuando se vio que la razón que se había impuesto era la razón burguesa, Marx propuso la política y la revolución como camino para salir definitivamente de la prehistoria. Ya hemos conocido los resultados favorables y también los ominosos de tales intentos.

¿Qué diremos hoy, en plena posmodernidad? Sin saber a dónde vamos ¿qué debemos hacer para que el mundo mejore? Me atreveré a proponer una hipótesis. El mundo se hace más humano cuando medidas a favor de lo humano logran formar estados de opinión muy extendidos. Si hoy hay una preocupación por el futuro ecológico, si se convocan reuniones y se toman resoluciones es porque la intuición ecologista ha logrado llegar y convencer a muchos. Si la mujer, trabajosamente, va logrando cotas de igualdad con el sexo masculino es porque la idea de la igualdad de género se va imponiendo a pesar de prejuicios y costumbres ancestrales aún vigentes.

Cuando una idea ha logrado asentarse en amplios estados de opinión, se toman decisiones, se aprueban leyes que ayudan a hacerla real. Siempre habrá sin duda quienes la combatan, a veces con medios poderosos. y contra ellos serán necesarios pregoneros, luchadores, profetas. Para decirlo con una palabra hermosa y olvidada, serán necesarios los militantes.

De ningún paso adelante en lo humano puede asegurarse que está ya definitivamente establecido. Lo hemos podido comprobar con la democracia, ese avance poderoso en la historia. Los aspirantes a dictadores seguirán acechando y los que suspiran por una nación exclusivamente blanca o musulmana o de este o aquel idioma. Si los convencidos de los valores democráticos no los defienden, las dictaduras volverán a asentar su trono y los excluyentes derivarán en terroristas.

Pues bien, mi convencimiento es que la religión –o, si se quiere, la religión cristiana– por el hecho de existir y de implantarse en una sociedad, irá permanentemente dejando anuncios de solidaridad, de respeto, de perdón. Permanentemente irá engendrando militantes, predicadores y gestores de esos mensajes. Permanentemente asegurará que el otro ser humano es un prójimo. Ese es, a mi modo de ver, el papel de la religión en el mundo tecnificado en el que vivimos.

Se argumentará en contra que el cristianismo ha creado y apoyado dictaduras y en gran medida se ha apuesto a avances sociales. No es posible negarlo. Lo ha hecho siempre que se ha contaminado de la lógica del poder. Pero en pleno reinado de Luis XIV Vicente de Paul se hacía defensor de los pobres, de los presos, de los galeotes. En un siglo XIX contento de sí mismo Leon Bloy encarnaba la voz de los olvidados. En el siglo XX del progreso Simone Weil se alienaba con los desheredados y les daba su voz.. Son sólo ejemplos eminentes de lo que otros muchos, a menor escala, sembraban aquí y allá.

Al terminar quiero acogerme para apoyar mi tesis a la palabra de Jürgen Habermas. En los años 70 el filósofo alemán sostenía: “La religión ya ni siquiera se puede considerar como una cosa privada”. “La evolución hacia el ateísmo de masas apenas se puede negar ya empíricamente”.

Con el paso del tiempo Habermas ha ido modificando su opinión. En su libro Naturalismo y religión (2003) afirma lo siguiente: “Las tradiciones religiosas consiguen hasta el día de hoy la articulación de una conciencia de aquello que nos falta. Mantienen viva una sensibilidad para lo que no logramos conseguir, para lo que se nos escapa. Protegen del olvido aquellas dimensiones de nuestra convivencia social y personal en las que los progresos de la racionalización cultural y social han causado todavía abismales destrucciones”. Yo no lo sabría decir mejor.

6 comentarios

  • Pascual

    Pues sí, Óscar, la política y el fútbol al que adoro porque no venero a esos millonarios que me hacen gozar mientras que oigo a Bruckner. Mira, desde niño me enseñaron los salesianos que Don Bosco hablaba de la política del Padre nuestro, que también es política; es la que hace Francisco, que es muy político y tiene aun que desmelenarse más sin esperar como un bombero a que las llamas quemen al personal antes de que el ya famoso Sínodo dé el do de pecho. Y tú que respondes muy bien: ¿Y qué no es política? ¿Sólo los quehaceres biológicos? ¿O también?

  • oscar varela

    Hola ana!

    Te leo:
    – ” …por un lado los seguidores fieles y obedientes … Son multitud.”-

    ¿Dónde “son mulitud”?

    En A.L.me paecen “minoritarios”. Y esde hace mucho … muchísimo tiempo.

    Estas “colinias” aceptan lo que viene de europa … pero no lo cumplen. Asi de simple  … y desde el principio (de la conquista-colonia).

    Y ojo que la mayoría de L.A. “se dicen” católicos romanos.

    La vida es más pujante que unos cuantos jerarcas bien vestidos y alimentados europeos.

    ¡Voy todavía! – Óscar.

  • ana rodrigo

    Si nos centramos en el cristianismo y en la sociedad del mundo occidental en el momento actual, podríamos arriesgarnos a un análisis sobre evidencias constatables. Tendríamos por un lado los seguidores fieles y obedientes a lo que la Iglesia-institución y sus jerarcas digan, aceptando fielmente creencias, dogmas y normas sin cuestionamiento personal alguno; aunque les molestaría el siguiente calificativo, yo diría que se trata de una fe “ciega”. Son multitud. Habría otro grupo que sí se cuestiona esta TRADICIÓN religiosa y la Institución, estudiando a fondo el porqué, el dónde, el cuándo y el para qué de tradiciones, iglesia y creencias.
    Tanto unos como otros tendrían en común la búsqueda y afianzamiento de una espiritualidad, un estímulo conductual, una puesta en práctica de valores personales o sociales.
    Al primer grupo la religión les aporta seguridad, y cualquier cuestionamiento les produce bastante desasosiego. Lo que este posicionamiento supone a nivel individual sería tan variado como individuos hay. A nivel social este grupo no plantea problemas mientras les dejen seguir con sus costumbres ya sean privadas ya sean públicas.
    El reducido grupo de “disconformes”, individualmente buscan dar razón “razonable” a su fe y, partiendo de una espiritualidad evangélica o jesuánica, proyectan su compromiso cristiano más hacia la acción social, sumándose a grupos sociales no creyentes que luchan por la justicia, los derechos humanos e inquietudes varias de la sociedad en la que viven.
    No olvidemos que son legión quienes abandonan la religión, especialmente la juventud. Pero el fenómeno religioso tiene larga vida aún cuando los templos estén cada día más vacíos. ¿Cuál será el futuro en sociedades adultas y maduras, científicas y autosuficientes?

  • Luís Troyano Cobo

    “Recientemente he descubierto en su profundidad, el cristianismo gnóstico, y “me mola”. Creo que ese cristianismo gnóstico, puede ser la salida en nuestro tiempo, para el cristianismo literalista, y evitar la desbandada. Y esto se ha de hacer rápido, porque la desbandada es rápida. Se trata, en mi opinión, de reconducir la espiritualidad cristiana, hacia la espiritualidad transformativa, y dejar el camino, meramente traslativo (Ken Wilber). Esta bien hablar del silencio, pero la fuente cristiana transformativa, esta en el cristianismo primigenio, pervertido por Pablo de Tarso, y después magnificada esa perversión, por los obispos “constantinianos” en el concilio de Nicea.

    Hay quien piensa que el cristianismo “solo vale para chatarra”, pero es la orientación espiritual de millones de personas, que de quedarse sin nada espiritual en un mundo materialista. A ser sabiamente reconducidos, hacia un cristianismo, puesto en valor. hay una sustancial diferencia. Yo, hoy, no tengo la solución. Pero lo pienso casi a diario. ¿Que solución tiene el cristianismo?. Y no se porque lo pienso… Quizá porque en un tiempo de mi juventud fuy cristiano.”

    (Esto lo acabo de escribir para un amigo. Creo que viene a cuento colgarlo aqui.)

    Cuidado, cuando hablamos de religión. ¿De que religión hablamos?. Porque la “religión” budista, no conoce la apocaliptica crisis que conoce la cristiana. En el norte de Europa, ya se usan los antiguos templos cristianos para otros menesteres. En el Canada, templos cristianos, se convierten en mezquitas…
    O la “religión” es “la sal de la tierra”. o solo vale, para lo que sabeis…
    Estamos inmersos en la vida cotidiana, en un continuo conflicto, en eso consiste la vida del ego. Si la religión que sea, no apunta a ver la realidad, desde una perspectiva mas alta que la egoica. No vale para nada…, se convierte en “un partido politico”. Eso, para mi, hoy, es el cristianismo todo, un partido politico con diferentes ramificaciones. Que ofrece la “salvación” a un modico precio.
    Repito: la religión. O mejor la espiritualidad. O es lo mas elevado del humano, respetado por una amplia mayoria. O sencillamente. No cumple con su función.¿La cumple hoy el cristianismo?. Reconocer el problema, es lo primero para solucionarlo…

  • Pascual

    ¿Que qué aporta? Tú lo dices muy bien en el párrafo que inicias con “Pues bien , mi convencimiento es…” Porque hay otras “confesiones” que…,sin eufemismos, acuchillan y más a todos/das los/las que pueden; y Dios nos libre de esa plaga y de otras disimuladoras de tantísimo crimen.

  • oscar varela

    Hola!

    – ¿Qué aporta la religión?

    Respondo:

    I)  Lo que aportó

    … hasta que el ser humano sintió que le crecieron pelos en las piernas (y tuvo que “ponerse los pantalones largos”); y la mujer sintió que le crecían los pechos y “tuvo que ponerse “soutiens”.

    – Buen día Mamá! ¿Sabes una cosa: ¡me caso!? Me voy de casa. No me olvidaré de venirte a visitar.

    II) Hoy lo aporta ideonamente …

    a) … la ciencia
    b) … la técnica
    c) … la política

    SOBRE TODO LA POLÍTICA.

    ¿O qué se piensa que está haciendo el Lider “religioso” Fracisco?

    ¡Vamos todavía! – Óscar.