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Díez–Alegría: La aventura de una conciencia

El miércoles pasado, en la Universidad de Valencia, presidida por la estatua del humanista Luis Vives, se adelantó tres días la celebración del Centenario de Díez-Alegría. En el acto, que fue promoviso y moderado por ATRIO, el profesor Juan José Tamayo, uno de los pocos teólogos con Cátedra de Teología en una universidad pública española, evocó su figura con una intervención que ha resumido en esta “tribuna” que hoy publica también El País.

En fecha tan memorable como el 22 de octubre, centenario del nacimiento de José Mª Díez-Alegría, me gustaría evocar el impacto que su persona dejó en mí y las lecciones que de él aprendí tras casi cuatro décadas de amistad y colaboración.

  • 1. La primera y más importante fue la esperanza, más aún, la esperanza contra toda desesperanza. Una esperanza vivida en comunidad. Por eso con su amigo Pedro Laín Entralgo podía hablar de co-esperar. No fue, empero, la suya una esperanza ingenua o infantil, fácil y bobalicona, que desembocara en una confianza ciega, sino, por utilizar la terminología de Bloch, docta spes, en alianza con la razón, enraizada en la historia, con la mirada puesta en el futuro, en el horizonte de la libertad, sabedora de los riesgos del camino y consciente de los fracasos, tropiezos y desviaciones de la meta. Pero una esperanza que salía reforzada de los fracasos.
  • 2. La segunda lección fue el profetismo en su doble vertiente de denuncia y anuncio, de crítica y propuesta de alternativas. Siguiendo la estela de los viejos profetas de Israel y de Jesús de Nazaret denunció las injusticias causadas por el capitalismo, objeto fundamental de su crítica en no pocas de sus obras, siendo una de las más emblemáticas De la propiedad privada a la socialización. Y lo hizo sin temo a las consecuencias represivas de la jerarquía eclesiástica y del poder político. La vida de Díez-Alegría, su pensamiento itinerante, su modo de estar en el mundo y su manera de entender el cristianismo constituyen un ejemplo luminoso de profetismo en la ciudad secular, en sintonía con la utopía de “otro mundo posible” de los Foros Sociales Mundiales.
  • 3. Hay una tercera lección de la que fue pionero: la serena aproximación al marxismo en plena España franquista donde reinaba en un clima antimarxista visceral. El marxismo jugó un papel fundamental en la conformación del pensamiento y en la vida de Díez-Alegría, pero no como sistema dogmático, sino como método de análisis de la realidad, teoría de la revolución y guía ética para ubicarse en el lugar de la marginación. Ese fue uno de los campos de reflexión y de debate en el que brilló con luz propia junto a intelectuales de talla mundial como Bloch, Garaudy, Mury, Lombardo-Radice, Gardavski, Sacristán, Machovec, Girardi, Rahner, Metz, Moltmann y otros. El ideal cristiano y el marxista coinciden en la construcción de una sociedad sin clases. En esto, afirmaba, no hay contradicción entre ambos ideales.
  • 4. Diez-Alegría no fue  un creyente crédulo, sino crítico, pero no desde fuera y de forma malhumorada e iconoclasta, sino desde dentro y con ánimo constructivo. Su crítica se dirigió a la  religión y, más en concreto, al cristianismo “realmente existente”, a la Iglesia católica, que consideraba el gran fracaso del cristianismo jesuánico. Cuando cumplió 97 años hizo estas estremecedoras declaraciones sobre la Iglesia secuestrada por los poderosos: “Pienso que la Iglesia católica en su conjunto ha traicionado a Jesús. Esta Iglesia no es la que Jesús quiso sino la que han querido a lo largo de la historia los poderosos del mundo. Estas son las ideas que ahora tengo, sordo y medio ciego, esperando la muerte con mucha esperanza y con mucho humor”.  El principal artículo de su Credo era la fe en Jesús liberador. “Creo que Jesús dio su vida por propugnar la liberación de los pobres y oprimidos, por oponerse al egoísmo, a la injusticia y a la explotación.
  • 5. La libertad de conciencia y la libertad de expresión fueron la quinta lección maravillosamente formuladas y ejemplarmente razonadas en muchos de sus escritos desde antes incluso del concilio Vaticano II, pero, sobre todo, practicadas en los conflictos que le tocó vivir, por ejemplo, con motivo de la publicación de su libro Yo creo en la esperanza, a principios de los años 70 del siglo pasado, y a la hora de abandonar la Compañía de Jesús, aunque solo de iure, porque de facto vivió siempre en residencias de jesuitas. La apelación a la conciencia fue lo más revolucionario de su vida y de su pensamiento, su modo de ser, su estilo de vida y su criterio de actuación ante las instituciones y las jerarquías religiosas y políticas. Sin levantar la voz, con buenos modales y elegancia.

“La aventura de una conciencia” es el certero subtítulo de la biografía de Pedro Miguel Lamet Díez-Alegría, jesuita sin papeles (Temas de Hoy, Madrid, 2005), que ofrece múltiples ejemplos de la libertad y la objeción de conciencia del teólogo. Libertad de conciencia y derechos humanos. Vida y pensamiento de José Mª Díez-Alegría es el título de la tesis doctoral de Juan Antonio Delgado de la Rosa, luego convertida en libro (ADG-N LIBROS, Valencia, 2010). Dos obras que recomiendo por su rigor y objetividad en el acercamiento a este “jesuita sin papeles”.

Diez-Alegría elevó a la categoría de virtudes, no sé si cardinales o teologales (en esto no quiero ser heterodoxo), la esperanza, el profetismo, la aproximación al marxismo, el sentido crítico y la apelación a la conciencia.

Juan José Tamayo es director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Otra teología es posible (Herder, Barcelona, 2011).

12 comentarios

  • Gabriel Sánchez

    debe decir como los fariseos usamos mantos…donde dice como los fariseos y en donde dice Ya no advertia de cierta actitud, debe decir Ya nos advertia de cierta actitud. Fe de erratas Gabriel

  • Gabriel Sánchez

    A mi me parece que la definiciòn de como deben ser las relaciones entre los discipulos de Jesús de Nazareth esta muy bien explicada en los evangelios Mc 10, 37-44…claro que la tentación del ser diferente…escogido elegido por sobre los otros ha sido de las tentaciones en las que más ha caido la Iglesia, por eso como los fariseos usamos…Ya no advertia de cierta actitud, en la que caemos tan a menudo los discipulos… “Todo lo hacen para exhibirse ante la gente: llevan cintas anchas y borlas llamativas en sus mantos.[6]Les gusta ocupar los primeros puestos en las comidas y los primeros asientos en las sinagogas;[7]que los salude la gente por la calle y los llamen maestros.[8]Vosotros no os hagáis llamar maestros, pues uno solo es vuestro maestro, mientras que todos vosotros sois hermanos.[9]En la tierra a nadie llaméis padre, pues uno solo es vuestro Padre, el del cielo.[10]Ni os llaméis instructores, pues vuestro instructor es uno sólo, el Mesías.[11]El mayor de vosotros sea vuestro servidor.[12]Quien se ensalza será humillado, quien se humilla será ensalzado. Mt 23,5-12…y los seguidores de Jesús, siempre estuvieron en baja, cuando descubrieron el compromiso de vida que significa seguirlo…muchos huyen… Mc 14,50…por eso hay tantos que prefieren las borlas y los mantos y los primero asientos a seguir con el Señor hasta Cruz, en donde estan los crucificados de la historia…Diez-Alegria, siguio con libertad, expontaneidad y compromiso a su Señor, hasta la cruz…sin perder nunca su buen humor…Gabriel

  • Carmen (Almendralejo)

    ¡Qué empanada mental!

  • jonás díaz ramos V

    Antonio Vicedo:

    Cierto, no lo hice, acaso porque mi capacidad y mis entenderas son cortas. Sin embargo, a menudo sí medito sobre cómo aprehendo yo a Jesús de Nazaret a través del testimonio directo de los Evangelios. Ese es mi primer movimiento. Luego me fijo en lo que enseña la Iglesia, en su Tradición y todo eso, pero lo primero es lo primero.

    Y sí, como lo primero es lo primero lo que suelo captar de ese primer contacto con el Jesús de los Evangelios no es tanto una determinada estructura o conformación de la Iglesia cuanto sí una determinada invitación a entender la vida humana como don que se entrega en la solidaridad fraterna e igualitaria con el otro. De modo que por ello mismo me desconcierta lo que juzgo como excesivo componente clerical en algunas propuestas católicas; no las condeno, no, sino que me cuesta comprenderlas, sobre todo si me parecen, que es lo que a menudo sucede, que son sobremanera formas de sacralizar el poder sagrado, y mucho menos formas de compartir los valores del Reino desde la sacralización de lo real, que me parece, esto último, que conecta claramente más con el proyecto de Jesús de Nazaret.

    Saludos.  

  • Antonio Vicedo

    Me extraña, Jonás, que en tu amplia réplica, ni en una sóla frase hayas hecho referencia a lo que yo más he querido destacar en mi comentario: La obligada referencia al Jesús de Nazaret que nos muestra el NT.  y proclama la Iglesia com o base de plurales interpretaciones.
    Pero en fin, cada cual ha vivido y vive su trayectoria y lleva en su mochila las experiencias de esas vivencias. Por lo que a mí toca de las que más complacido me siento es de las compartidas con la gente sencilla que encontró en Jesús, esa BUENA NOTICIA a la que Él se refirió en la Sinagoga de Nazaret, citando a uno de los más característicos profetas antiguos.
    Sigo intentando tener como punto de referencia orientador para mis criterios y actitudes y para enjuiciar las de los demás (No de sus personas, que para eso no nos han concedido capacidad) al testimonio y mensaje del Jesús que nos muestran los testigos que con el convivieron.
    Porque no encuentro justificada ninguna representación misional suya, sino es en la coherencia con la que Él dice haber recibido del PADRE.
    Y fíjate, si nos simplifica las cosas COMUNITARIAS =ASAMBLEARIAS=ECLESIALES, con aquello de: “Allí donde DOS o MÁS estén reunidos EN MI NOMBRE (Expresión de su IDENTIDAD =AMOR INFINITO DIVINO en SU HUMANIDAD) ALLÍ, EN MEDIO DE ELLOS, ESTARÉ  YO. Porque : “En esto conocerán QUE SOIS DISCÍPULOS MÍOS, EN QUE OS AMAIS UNOS A OTROS.”

  • jonás díaz ramos V

    Antonio Vicedo:

    Entre un cura ensotanado o con traje talar, el clerygman, de costumbres más claramente conservadoras, derechistas, y uno que viste de civil, de paisano, y que cuenta con experiencia en el mundo obrero, pongamos, y que se ha caracterizado por tratar de vivir la solidaridad, la horizontalidad de la Iglesia como comunidad fraterna de iguales en Cristo, el único Maestro, prefiero la música de Pink Floyd y el cine de los hermanos Coen.

    Disculpa la broma. Ahora en serio: creo entender la queja de los que abogan porque en la Iglesia los curas, religiosos y religiosas vuelvan a llevar hábito en público. Sin embargo, a mí me siguen atrayendo más los curas, religiosos y religiosas que me transmiten cercanía, compromiso solidario, respeto a la laicidad, sensibilidad por una Iglesia fraterna como comunidad de iguales… aunque no lleven hábito o, a veces, precisamente porque no lo llevan.  Ello no significa ni que todos los que llevan hábito sean de derechas o conservadores y no crean en ese modelo de Iglesia, ni que todos los curas y religiosos que ya pasan de llevar hábito sean maravillosos, solidarios, humanos, cercanos y fraternos. En absoluto lo quiero dar a entender -en este sentido, por ejemplo, no puedo imaginarme a san Maximiliano Kolbe, franciscano martirizadoen un campo de concentración nazi, sin hábito, o a Edith Stein (santa Teresa Benedicta de la Cruz), que corrió igual suerte-. Pero siendo así, mis “preferencias” son las que he dicho. Por eso me desconcierta el planteamiento de católicos como Francisco José Fernández de la Cigoña, más allá del estilo literario faltón que lo caracteriza a menudo, pues si no cae en el integrismo con frecuencia lo parece. Otras veces, incluso a menudo, lo reconozco, creo estar plenamente de acuerdo con las críticas del señor Cigoña.

    Con todo, la Iglesia que dibuja el ilustre bloguero y por la que sueña -él, sin duda, puede ser un católico fervoroso, una persona muy informada, excelente, buen padre y mejor abuelete-, es la predominante hoy día, no la que podría emerger de las propuestas de Díez-Alegría. Mejor dicho: es en buena medida la que desea el Papa. O dicho de otra manera: no creo que los cientos de miles de jóvenes que participaron en la pasada JMJ en Madrid compartan todos extactamente las mismas opiniones que el señor Fernández de la Cigoña, sólo que lo más probable es que se encuentren mucho más cerca de los postulados de aquél que de los de Díez-Alegría. Esto me parece tan obvio que no hace ninguna falta detenerse a explicarlo o desarrollarlo. Porque a los jóvenes católicos de hoy día les hablas del movimiento obrero, de espiritualidad de encarnación, de hacerse presentes en los movimientos sociales, de D. Tomás Malagón y de Guillermo Rovirosa, de Dom Hélder Cámara y de la Iglesia de los pobres, y la inmensa mayoría, literalmente, te mirarán con cara de póker, de no entender nada, de no estar en la onda.

    Muchos católicos progresistas insisten en este diagnóstico: a Juan Pablo II y a Benedicto XVI debemos  en la Iglesia católica un movimiento involucionista o de resatauración. Así como lo plantean los progresistas yo no lo acepto exactamente, por más que en efecto sí creo entender perfectamente que se está dando desde hace lustros un movimiento eclesial universal de crítica y rechazo a todo lo que huele a reforma, heterodoxia, progresismo teológico. Y ello me desconcierta, repito, porque yo mismo en las que podríamos denominar líneas maestras del progresismo católico (pasión por la justicia del Reino, horizontalidad, fraternidad, igualdad, protagonismo de los laicos, cercanía de los pastores, compromiso solidario de las comunidades cristianas…) sí creo, no así en lo que entiendo puede ser una radicalización del progresismo católico: aceptación del aborto, el divorcio, la desobediencia sistemática al Magisterio…

    ¿Me voy explicando? Por eso me apena que lo mejor del progresismo católico corra peligro de desaparecer de la faz, del seno de la Iglesia, sustituido por esa  nueva sensibilidad, muy pujante hoy día, claramente más conservadora -si quieres, puedes pensar y escribir aquí “restauracionista”-, en la que de nuevo aparezcan en la Iglesia “ideales”como la sumisión acrítica a los pastores, la total sintonía con las fuerzas sociales e ideológicas más conservadoras, las misas en latín -que son hermosas, ciertamente, pero que responden claramente a una concepción eclesial muy clerical, conservadora, de derechas, piramidal, jerarcocéntrica-, etcétera.

    Hasta hoy día este es mi sentir sobre estos asuntos.      

  • Antonio Vicedo

    Jonás, me quedo con la claridad de este tu párrafo: “-si lo que se construye o potencia o suscita son espacios de vida cristiana, integral -que no integrista-. Vida cristiana en fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, empeñada esa vida en no aguar el Evangelio -“
    Porque en él dejas muy claro lo que parece no lo tienes tanto al comparar esas dos actitudes  personificadas en José Mª y en Francisco José  y, sobre todo, en sus trayectorias y en los mensajes que nos han trasmitido y trasmiten.
    Si no estuvieran los Evangelios de por medio y no fueran ellos con la Tradición que arranca del mismo discipulado de Jesús el tesoro doctrinal de la Iglesia, la cosa de comparar daría para muchos bandazos del péndulo interpretativo, pero así, ¿Que quieres que te diga, si tu mismo lo dejas tan claro en el párrafo que citas?
    Porque de eso se trata de fidelidad y coherencia con LA BUENA NOTICIA que fue y es JESÚS, tal y como Él quiso ser  como expresión humana de la VOLUNTAD DIVINA en, y desde,  SU ENCARNACIÓN.
    Por eso pudo y quiso confiar a LOS SUYOS, la MISMA MISIÓN que a Él le confió el PADRE.
    Parece que el embolado al que le teme esta estructura eclesial sacralizada sea el predominio de lo laico, sin percatarse de que Jesús asumió la humanidad laica, optó por ser y vivir como laico y nos presentó como objeto de fe, la DIVINIDAD como PATER-MATERNIDAD (Puesto que a SU IMAGEN y SEMEJANZA  creo al SER HUMANO, HEMBRA y VARON)
    ¿De donde sacan ese encelamiento con la sacralidad de personas, lugares y tiempos acotados, si eso fué a lo que se opuso radicalmente Jesús hasta suscitar en los oficialmente religiosos la reacción de que le condenaran como enemigo del Templo y blasfemo?
    Haces referencia al secularismo imperante que ha penetrado en la Iglesia a lo bestia ¿Qué es lo del secularismo que  a lo bestia ha penetrado recién en la Iglesia a lo bestia? ¿Ataque a la vida humana por los abortos? ¿Manga ancha respecto a la sexualidad humana?¿Injusticias distributivas que los antiguos llamaban robos perpetrados por ladrones o herederos de ladrones? ¿Clasificación cualitativa de las PERSONAS, por su tener y valer? ¿Todo esto es nuevo, o tan viejo como los sillares y cimientos de catedrales, basílicas o ermitas? ¿Nunca se ha matado, o dejado morir, que tanto da, a l*s hij*s del PADRE DIOS, intentando defender su honor, su causa, o su culto?
    ¿No propuso Jesús que el Reino del Padre era semejante a la levadura que se diluye en la masa  para  su fermentación? ¿Y como sazona y preserva de la corrupción la sal, acaso no es encarnándose en la carne, o impregnando los alimentos?
    ¿Cómo entender que el SÁBADO es para la Humanidad y no al revés? ¿O aquello de:-” CONMIGO hacéis, o no, LO QUE con UNO CUALQUIERA de esos MIS MÁS PEQUEÑOS HERMANOS?
    ¿Tan pocos son los que en este mundo se aman y aman y, con ello, dan prueba de lo que Jesús dice ser motivo de reconocimiento como DISCÍPULOS SUYOS?

  • jonás díaz ramos V

    Algo he leído de José María Díez -Alegría, algo sobre su vida y su obra y, naturalmente, el artículo de Juan José Tamayo titulado “Díez-Alegría: la aventura de una conciencia”.

    He de confesar lo siguiente: me he pasado buena parte de la tarde de hoy lunes, hasta que comenzó a anochecer, leyendo artículos del blog La cigüeña de la torre, de Francisco José Fernández de la Torre. Según este bloguero, uno de los más leídos del ciberespacio, de la blogoesfera en lengua española y por lo que compete a los blogs de información religiosa (su autor asegura más de dos millones de visitas en apenas dos años de existencia), el progresismo católico está agónico, hiede. No en balde, puede que sea suya la expresión progresaurios para referirse a los más veteranos y conspicuos adalides del progresismo católico patrio español y allende los mares.

    No me gusta del todo el estilo escriturístico de Francisco José Fernández de la Cigoña, sólo que teniendo muy fresquito y palpitante como tengo lo que acabo de leer de él, lo trato de comperar, todo eso leído, con lo que creo conocer del pensamiento teológico de José María Díez-Alegría, con lo que de éste afirma Juan José Tamayo y, sobre todo, con la actualidad de la Iglesia católica, y sí, no tengo más remedio que concluir: malos tiempos los actuales para el progresismo católico; parece estar en horas muy bajas, en un descrédito mayor que el de la llamada Iglesia institucional misma.

    Sin embargo, querría reconocer que determinados aspectos del progresismo eclesial me interesan. Por ejemplo,  esa apuesta, como bien señala el propio Juan José Tamayo refiriéndose al glosado Díez-Alegría, esa apuesta por la libertad de conciencia, la pasión por la justicia, la solidaridad, los pobres, el diálogo creativo con el mundo… Sin embargo, lamento yo mismo que con excesiva frecuencia esas certeras y muy evangélicas apuestas hayan devenido secularismo puro y duro.

    Secularismo puro y duro, sí. Veamos. Uno de los grandes dramas de la Iglesia católica en la actualidad es la patética crisis de fe que la asola. A mi juicio, esa patética y espantosa crisis de fe no se combate -mejor escrito, no se arregla, no se remedia- apoyando más secularismo y más secularismo, aunque éste sea el muy presente en las movilizaciones del 15 M y del 15 O -que son, sin duda, en no pocos sentidos bastante loables-. La fe, en el seno de la Iglesia, a mi juicio puede comenzar a recuperarse si lo que se construye o potencia o suscita son espacios de vida cristiana, integral -que no integrista-. Vida cristiana en fidelidad al Evangelio y a la Iglesia, empeñada esa vida en no aguar el Evangelio -como sabemos, esto mismo les ha dicho el papa Benedicto XVI a los protestantes alemanes en su reciente visita a su país natal: “Encima de que no evangelizáis, adulteráis el Evangelio promiviendo el aborto, el divorcio, la contracepción, la ordenación sacerdotal de mujeres…”-.

    La realidad de la Iglesia católica actual no puede ser más patética, al menos en España: burócratas de mentalidad funcionarial, trepas, enchufados, espiritualistas desencarnados y en general progres de derechas o de izquierdas constituyen o conforman la nota dominante,esto es, una mayoría de fieles; sin embargo, los militantes fieles al Evangelio y a a la Iglesia  ¿dónde están?

    Si pienso en Francisco José Fernández de la Cigoña y pienso en José María Díez-Alegría, pienso en dos personas tan distintas, tan distantes, que uno fácilmente caería en la tentación de suponer que nos encontramos ante creyentes de religiones distintas. El presente de la Iglesia católica está mucho más con el ideario espiritual, digámoslo así, de Fernández de la Cigoña y mucho menos con el profetismo, la libertad de espíritu y la esperanza de Díez-Alegría. Esto es tan obvio que no hace falta detenerse a explicarlo. 

    Reconozco que me desconcierta que alguien como el señor Fernández de la Cigoña se permita juzgar a un obispo como Pedro Casaldáliga de “impresentable” -sabido es que Casaldáliga es uno de los máximos referentes de la llamada Iglesia de los pobres, la teología de la liberación y la izquierda latinoamericana y aun mundial-, al tiempo que cierra filas en torno a obispos antidemocráticos, nacionalcatólicos y franquistas como Guerra Campos y Marcelo González Martín, sólo que creo que en no poca medida los responsables del descrédito en el que ha venido a desembocar el progresimso católico -uno de cuyos más señeros representantes fue, como bien se sabe, José María Díez-Alegría- no son sino los propios adalides y partidarios de ese progresismo católico, pues a ideales perfectamente loables y evangélicos, radicalmente evangélicos, como la esperanza, el diálogo creativo con el mundo, la pasión por la justicia del Reino, etcétera, han ido sumando con el correr de las luchas y los años, reivindicaciones inasumibles. Son muchas; sólo señalaré una: el entendimiento acrítico con el secularismo imperante, que ha acabado por penetrar a lo bestia en la propia Iglesia, secularizándola a tope. ¿Cómo? Permitiendo que feministas partidarias de la ideología de género,el aborto, la contracepción y las movidas LGTB, por ejemplo, trabajen en Cáritas. O permitiendo que profesionales que en absoluto aman el Evangelio ni la Iglesia se desempeñen en la escuela católica -en la que debería haber evangelizadores enamorados de Jesucristo, como la propia doctrina católica propone-, en facultades de teología, en puestos de importancia eclesial… O permitiendo que la mentalidad anticoncepcionista y antinatalista haya acabado por ser la predominante en casi todo ese mismo tejido profesional de la Iglesia.

    Una Iglesia así poco se puede curar, entiendo, con las nociones de esperanza, libertad de conciencia y opción por los pobres propias del pensamiento teológico de alguien como Díez-Alegría, pues está tan dañada ya en su razón de ser, que no es otra que la de proclamar la fe en el Resucitado, que…

    Que eso: en la Iglesia católica actual es que lo que menos hay es auténtica fe; como no se promueven militantes sino trepas -ya he dicho-, burócratas, acomodados, espiritualistas desencarnados, feministas, secularistas…     

  • Gabriel Sánchez

    Lo que siempre me encanto de ese gran hombre al que leído y releído, absolutamente encantado de su teología…es que nos ha dejado muchas cosas y aún en los momentos más trágicos…podemos acudir al Espíritu…ese viento indomable, creativo y de gran humor…Y voy a ser irreverente, voy a matizar nada menos que al maestro…el dice…
     

    Yo creo humorosamente que los «ministros autorizados» no se entienden ni pío con el Espíritu Santo, y que ésta es la raíz del lío en que se mueve la iglesia.

    Y la cuestión es una cuestión de «humor». Así como suena.

    Porque, creo yo, que los «ministros autorizados», con excepciones admirables, pero muy contadas, son personas sin «humor». Es más, y aquí está el quid de la cuestión, son gente que se creen de buena fe que ser «ministro autorizado» es una cosa muy «seria» e incompatible con el «humor».

    Ahora bien, si en la misteriosa esfera de lo divino hay algo antitético de la «seriedad», es precisamente el Espíritu Santo.

    El Espíritu es como el poeta de la trinidad divina. Ya Jesús bendito, en su vida mortal, fue muy poco «serio». Y según los Evangelios, sobre todo el de Lucas, la culpa la tenía el Espíritu Santo, que le estaba siempre llevando por donde quería.

    La teología más tradicional distinguía entre las virtudes infusas y los dones del Espíritu Santo. Ambas cosas eran sobrenaturales y gratuitas. Pero las virtudes se suponía que procedían con cierta lógica. Mientras que los dones eran lo absolutamente imprevisible, la corazonada poética, el salto de la vida.

    La obra del Espíritu Santo puede ser trágica o humoroso, pero nunca «seria».

    Pero entonces empieza a verse más clara la raíz de la crisis en que la iglesia se debate.

    Porque la condición de buena salud en el caminar eclesial sería un cierto paso unísono entre el Espíritu y los «ministros autorizados». Pero si los «ministros autorizados» son incapaces de «humor» y el Espíritu Santo es incapaz de «seriedad», la marcha concorde es imposible. Y esto es lo que pasa. (Fragmento de Teología en Serio y en Broma de José María Diez) Me atrevo a matizar…agregando, debe ser por eso, conociendo este detalle de sagrado desorden y tan buen humor del Espíritu Santo, que Dios, para que quiere mucho a la parte más “sería de la Iglesia”…ha puesto las Comunidades de Base, las pequeñas comunidades cristianas populares y otros movimientos laicales, que son capaces de reír de buena gana de tanta solemnidad circunspecta…y capa pluvial y doradas casullas como anda por allí… pensándose…a si mismos, con el dejo inefable del gran vagabundo que fuera Carlitos Chaplin…siempre con algún remiendo y un viejo bombin…Supongo Juan Jose…que en eso de profético, habrás incluido algo del buen humor para tiempo oscuros…que trasuntan sus obras…Gabriel

  • Antonio Vicedo

    Nos conocimos personalmente en un Cursillo que dirigió a militantes de HOAC en Segovia. Sintonizamos en preocupación y en quehaceres en diversos campos, él en el suyo propio tan extenso como sabemos, desde Roma, pero también por la diáspora, y yo en el mio de entonces parroquial y con militantes de la  HOAC. Pero ambos, por aquel entonces, ya bajo presión máxima de nuestras correspondientes jerarquías.
    Mi encuentro con él fue un apoyo de incalculable valor que siempre le agradecí por la ayuda en mantenerme en línea de reforzado intento de fidelidad a Jesús, en la estructura eclesial, relativizando, sin devaluarla, la tarea apostólica del obispo.
    Recuerdo con que cariño me prometió y me remitió con toda urgencia unos folios a máquina de citas de los sermonarios de San Antonio de Padua, ya declarado Doctor de la Iglesia, aunque sus obras raramente eran conocidas, en las que expresaba su valiente y clara opinión crítica sobre las actitudes de los obispos de su entorno, que guardo como oro en paño.
    Aunque seguí el proceso de su exclusión de Cátedra y de la Compañía, mientras yo también compartía la exclusión de mi diócesis y la suplía con la acogida de la Conferencia Episcopal de Emigración y la del Episcopado de suiza como Consiliario de la HOAC de emigrantes en aquel país, no tuve ocasión de reencontrarme personalmente con él hasta que, ya de vuelta, y dedicado al trabajo por no ser admitido en el campo pastoral de mi diócesis Orihuela-Alicante, tuve la dicha de que hiciera él, ya apartado también de Cátedra y Compañía, un viaje a Al coy para dar unas conferencias, y como se hospedó allí en casa de mi hermana, pudimos repasar eventos y vivencias con la alegría y el buen humor que le caracterizaban.
    Desde allí le acompañe en coche hasta Játiva, donde tenía que coger el tren hacia Madrid y, no veas, el derroche de vivencias con las que llenamos el diálogo.
    En aquella estación nos dimos el fraternal y agradecido abrazo de despedida, porque, a pesar de que le he ido siguiendo en su trayectoria y, le enviado saludos con gente conocida, no me fue posible otro encuentro personal, ni casi hacia falta, pues es uno de los hermanos con los que he convivido acompañándole, en silencio de distancia, en nuestro largo recorrido, siguiendo las huellas del Maestro, cada cual a la distancia que solo ÉL sabe.
    Su muerte la viví como el fin de aquella gran Esperanza que él puso en todo lo humano  a imitación de Jesús y como un regalo de poderle tener más cerca en mis vivencias también esperanzadas.
    Gracias por ofrecernos este recuerdo, celebrando su nacimiento al que tampoco he podido asistir, porque con él, empezó el gran regalo para la Humanidad y la Iglesia de haberle conocido, querido y aprendido tanto de su humorística y valiente bondad.

  • mª pilar garcía

    José Mª Diez Alegría, un hombre totalmente libre en el más amplio sentido de la palabra.

    Jamás perdió la alegría, jamás se arrugó o cambió sus opciones ante el “peligro”…

    Asumió cuantas dificultades le salieron al paso por ser como era; sereno aceptaba, pero seguía hablando, enseñando, escribiendo hasta el último momento.

    Amigo fiel de sus amigos ahí donde estuviesen, en el pozo del tío Raimundo o en la universidad.

    Fiel y consecuente con sus decisiones, jamás se arrugó ante los “castigos” silenciamientos, aislamientos…

    Totalmente hombre consecuente y fiel hasta la muerte.

    Sus escritos son alentadores y siempre llenos de esperanza.

    ¡Gracias por pasar haciendo el bien, con una sencillez y fidelidad admirables, gracias!

    mª pilar

  • Asun

    Gracias por esta maravilla de exposición. Creo que la conciencia no va por independiente, como parece indicar el título, sino que se hace cada vez más presencia en quien se vive en ella y actúa gracias a ella. Así se refleja en la vida de este hombre tan esperanzado, aún en la denuncia y la crítica, movido por la libertad comprometida que emerge de la Conciencia en apertura y abraza a los más débiles y desprotegidos.
     
    Buenos días a todos.